Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1. La adoración a Dios
Dios estaba interesado que su pueblo le adorara y se reencontrara con él
después de 400 años. Dios, en su soberanía, había usado las condiciones
de Egipto para que su pueblo pasara de ser una tribu de unos 70 familiares
a una población que bien podía sobrepasar el millón de habitantes. La
situación de esclavitud en la que se vio envuelta su pueblo ante el
gobierno del faraón de turno exigía una respuesta de Dios y el
cumplimiento del pacto hecho a Abraham y a sus descendientes (Éx.
2:24; 3:15-16; 4:5). Ante tal acontecimiento Dios se le aparece a Moisés
(Éx. 3) y le comisiona que vaya a Egipto y que lidere a su pueblo para
que vengan a la montaña a dónde él se le había aparecido y le adoren
(Éx. 3:11-12). También cuando Moisés se presenta a faraón le dice que
deje ir al pueblo de Israel para adorar a Dios en el desierto o vendrían
plagas sobre ellos (Éx. 5:1-3). Ante tal situación faraón entra en un
conflicto de pertenencia con Dios mismo. Él no conocía a ese Dios y no
dejaría ir al pueblo de Israel porque era suyo. Los episodios que siguen a
continuación vienen dados por la negativa del faraón y la muestra de la
soberanía de Dios sobre toda la creación. Al fin el pueblo de Israel fue al
desierto y allí adoró a Dios (Éx. 19:4-6).
¿Será que Dios quiere que su pueblo le adore mientras otros se angustian
y desesperan? Nadie puede dudar que la adoración a Dios se promueve
en tiempos de angustias y desesperación. Que este tiempo sea de
adoración y reencuentro con Dios.
5. Traer salvación
A través de estas plagas Dios trajo la liberación al pueblo de Israel. Esta
liberación tuvo un carácter espiritual y social. La intervención de Dios a
favor de Israel le cambiarían para siempre. Es en el contexto de la última
plaga que Dios muestra su gracia y misericordia sobre Israel al traerles
salvación. El pueblo de Israel conocería a su salvador como nunca lo había
conocido. Así se cumplió lo que Dios había prometido con anterioridad:
“Por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yo soy JEHOVÁ; y yo os
sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré de
su servidumbre, y os redimiré con brazo extendido, y con juicios
grandes; y os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios; y
vosotros sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que os sacó de
debajo de las tareas pesadas de Egipto. Y os meteré en la tierra
por la cual alcé mi mano jurando que la daría a Abraham, a Isaac
y a Jacob; y yo os la daré por heredad. Yo JEHOVÁ (Éxodo 6:6-8).”
El impacto de la salvación de Dios fue muy grande en la historia, no sólo
los israelitas disfrutaron de ella, sino que un gran número de extranjeros
vivieron la misma experiencia. La historia nos cuenta como muchos
extranjeros salieron junto a Israel el día de liberación (Éx. 12:37-38).