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Estrategias docentes para un

aprendizaje significativo.

Viviana Calamaco

Octubre, 2019.
Centro Chihuahuense de Estudios de Posgrado

A lo largo de la historia, la humanidad da requerido desarrollar la capacidad de


adquirir habilidades, modificar conductas o incrementar el conocimiento para constituirse
como seres capaces de evolucionar y vivir en sociedad. La búsqueda constante de
conocimiento ha permeado a través del tiempo y con el progreso de la humanidad ha
logrado desarrollar procesos que permiten esa conexión entre el conocimiento y por ende el
aprendizaje. Siendo este concepto objeto de estudio para múltiples investigadores del
ámbito social, generando un sin fin de teorías intentando descubrir los elementos y
concepciones que intervienen en este proceso.
Una de ellas es el Constructivismo, perspectiva basada en aportes de la
epistemología, psicología y educación, entre sus representantes destacan Piaget, Vygotsky
y Ausubel por mencionar algunos. Se define como: “Modelo educativo que enfatiza el
papel activo del aprendiz en la construcción de la comprensión y darle sentido a la
información” [ CITATION Woo06 \l 2058 ] Este modelo buscó dejar de lado prácticas
educativas anteriores que no consideraban al aprendiz como un sujeto importante, sino, se
basaba en el rol del docente como el sujeto principal en el proceso de aprendizaje.
Para Coll (como se citó en Díaz y Hernández, 2002) la perspectiva constructivista
parte de tres principios fundamentales que a continuación se presentan.
1º. El alumno es el responsable último de su propio proceso de
aprendizaje […]
2º. La actividad mental constructiva del alumno se aplica a
contenidos que poseen ya un grado considerable de elaboración […]
3º. La función del docente es engarzar los procesos de construcción
del alumno con el saber colectivo culturalmente organizado […]
(p. 32)
Es decir, el alumno reconstruye los saber res y es un sujeto activo cuando participa
en el proceso, el conocimiento no necesariamente tiene que ser un descubrimiento nuevo,
ya que puede basarse del conocimiento que ya ha sido construido por la sociedad, así
mismo el docente no solo se limita a crear condiciones óptimas para el aprendizaje, sino
que debe orientar y guiar la actividad. Concibe también al aprendizaje como un proceso
interno, por lo que es subjetivo y personal, se reconstruye de saberes culturales y se facilita
gracias a la intervención con otros. parte de las experiencias previas del aprendiz e implica
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un proceso de reorganización interna de esquemas cuando se efectúa un conflicto entre lo


que ya sabe con el conocimiento nuevo.
De lo anterior cabe resaltar una de las principales aportaciones a la corriente
constructivista, la teoría del aprendizaje significativo de David Ausubel que “se refiere a la
posibilidad de establecer vínculos sustantivos y no arbitrarios entre lo que hay que aprender
[…] y los conocimientos previos. Aprender significativamente quiere decir poder atribuir
significado al material objeto de aprendizaje” (Coll y Solé, 2001). Dicho aprendizaje se
dará mediante la actualización de esquemas de conocimiento, revisando, modificando y
estableciendo nuevas conexiones y relaciones entre ellos.
El logro del aprendizaje significativo requiere principalmente de la disposición por
aprender por lo cual la motivación influye en la forma de pensar del alumno, así como de
las metas y las estrategias que emplea para la adquisición efectiva del nuevo conocimiento.
La motivación intrínseca es fundamental para la perspectiva constructiva, sin embargo, a
pesar de ser un estado interno éste, depende de la interacción entre el profesor y el
estudiante, ya que es el docente y su intervención quien ayude al aprendiz a través del
modelaje de su comportamiento, la organización de la clase y el enfoque que adopte ante la
evaluación de los aprendizajes (Díaz y Hernández, 2002).
A partir de lo anterior, se considera que la parte motivacional del alumno no es
suficiente, por lo que debe desarrollar habilidades cognitivas que le permitan entender y
aplicar el nuevo conocimiento, se requiere que el alumno aprenda a aprender y a pensar. En
ese sentido el docente debe aplicar el uso de estrategias de enseñanza que faciliten el
proceso con el estudiante, centrar su práctica en diseñar experiencias didácticas que
promuevan, induzcan y enseñen a los estudiantes el uso de habilidades y estrategias de
aprendizaje las cuales son una herramienta útil para optimizar el procesamiento de
conocimiento en el estudiante [ CITATION Her98 \l 2058 ].
Para utilizar cualquier tipo de estrategias, se requiere un sistema o guía que dirige
las acciones a seguir y decida qué tipo de conocimientos deberá implementar para resolver
la situación que se le está presentando, este sistema deberá tomar en cuenta aspectos como
la reflexión consciente de los estudiantes, al regular el tipo de decisiones que se requieran
tomar para la resolución de problemas, otro es la supervisión constante del proceso de
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aprendizaje donde se planifiquen las acciones a seguir, se empleen estrategias de acción y


se evalúen resultados cognitivos.
Hernández (1998) define las estrategias de enseñanza “como los procedimientos o
recursos que el docente o diseñador de materiales educativos puede utilizar para el logro de
aprendizajes significativos en los alumnos”. (p. 151). También menciona que estas
estrategias deberán ser utilizadas por los docentes de forma intencional. Diaz y Hernández
(2002) proponen la clasificación de estrategias en: preinstruccionales; que ayudan en el qué
y cómo van a aprender los estudiantes, instruccionales; las cuales ayudan con actividades
para que los estudiantes logren una mejor conceptualización de los aprendizajes y las
postinstruccionales que se fomentan una visión sintética, integradora y critica del material.
Dentro de las estrategias instruccionales se puede observar otra clasificación con
base en los procesos cognitivos que dichas actividades promueven, a continuación, se hace
referencia a cada una de ellas; a) Estrategias para activar o generar conocimientos previos y
establecer expectativas adecuadas en los alumnos, por ejemplo, preinterrogantes,
actividades generadoras, objetivos entre otros. b) Estrategias para orientar sobre aspectos
relevantes de los contenidos como señalizaciones, presentaciones, exposiciones
aclaratorias, ejemplificación entre otras. c) Para mejorar la codificación de la información
por aprender, como lo son las ilustraciones o preguntas intercaladas. d)Estrategias para
organizar la información nueva, tales como mapas conceptuales, redes semánticas o
resúmenes. e) Estrategias de elaboración o de enlace entre los conocimientos previos y la
nueva información por aprender, así como los organizadores previos o analogías. Ningún
tipo de estrategia excluye, pueden ser utilizadas de forma simultánea o combinarse a
criterio del docente, usar los tipos de estrategias dependerá también del contenido, las
tareas o las actividades didácticas. [ CITATION Her98 \l 2058 ]
Por otro lado, se encuentran las estrategias de aprendizaje, definidas como” los
planes procedimientos y cursos de acción que el sujeto-aprendiz realiza; los utiliza como
instrumentos para utilizar el procesamiento de la información”. (Hernández, 1998, p. 142)
Este tipo de procedimiento busca que el estudiante aprenda a aprender, que es la “capacidad
de reflexionar en la forma en que se aprende y actuar autorregulando el proceso mediante el
uso de estrategias” (Díaz y Hernández, 2002) Los rasgos que las caracterizan según los
autores antes mencionados son que la ampliación de estrategias es controlada, requiere
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reflexión profunda e implica que el aprendiz las sepa seleccionar. Así mismo se asevera la
idea de que la ejecución de dichas estrategias ocurre asociadas con otros recursos tales
como los procesos cognitivos básicos, los conocimientos conceptuales especificaos, el
conocimiento estratégico y el conocimiento metacognitivo que hace referencia al
conocimiento sobre qué y cómo lo sabemos.
Las estrategias de aprendizaje han sido clasificadas de la siguiente manera:
Estrategias de apoyo; son todas aquellas que ayudan a mantener un estado mental propicio
para el aprendizaje. Estrategias de recirculación; sirven para el repaso tales como subrayar,
destacar o copiar. Estrategias de elaboración las cuales integran y relacionan nueva
información con los conocimientos previos, por ejemplo, las palabras clave, rimas,
imágenes o parafraseo. Finalmente están las estrategias de organización; utilizadas para
agrupar u organizar por ejemplo redes, mapas o estructuras textuales. Sin embargo, pueden
ser también clasificadas dependiendo del tipo de contenido como el declarativo de tipo
factual o declarativo complejo. (Díaz y Hernández, 2002)
Se puede concluir que cada tipo e estrategia ya sea de enseñanza o aprendizaje serán
provenientes flexibles, no excluyen, pueden ser utilizadas de forma simultánea o
combinarse, su clasificación o aplicación será según el proceso que se quiera potencializar,
ya sea metacognitivo o autorregulador, es fundamental que los estudiantes se apropien de
ellas según el contexto y puedan utilizarlas conscientemente y con la firme creencia del
beneficio en su aprendizaje, o en su caso el docente utilizar aquellas que le sean útil para
lograr los aprendizajes propuestos, utilizando técnicas para su enseñanza que realmente
beneficien a cada una de las necesidades de sus estudiantes. Desde mi perspectiva es el
docente quien juega uno de los papeles más importantes, sin su esfuerzo, dedicación e
ingenio los estudiantes posiblemente no desarrollen las estrategias de forma adecuada, no
conozcan su uso, aplicación o simplemente no logren un aprendizaje significativo, el cual
debería ser nuestro mayor objetivo.
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Referencias
Coll y Solé, (Mayo-Junio de 2001). Aprendizaje significativo y ayuda pedagógica. Revista
Candidus(15). Recuperado el 5 de septiembre de 2019, de
http://www.quadernsdigitals.net/index.php?
accionMenu=hemeroteca.VisualizaArticuloIU.visualiza&articulo_id=5480

Díaz, F., y Hernandez, G. (2002). Estrategias docentes para un aprendizaje significativo.


Una interpretación constructivista (2da. ed.). México: McGraw-Hill.

Hernandez, G. (1998). Paragigmas en psicología de la educación. México: Paidós


Educador.

Woolfolk, A. (2006). Psicología educativa. México: Pearson Educación.

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