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Los cuatro estadios del dolor (o como llorar sin ser escuchado)

La música empieza a sonar, no es clara. Sólo son sonidos al aire. Aprovecha el tiempo para
escuchar y encontrar aquella sensación que te aqueja y que va a dar rienda suelta al
movimiento, a la acción.

Todo está obscuro. Imagínalo, hay niebla por todas partes. Alrededor hay cuatro estaciones
que parecen tumbas. En cada una puedes ver una pequeña vela encendida, y lo que parece un
espacio en espera de ser llenado.

Sin que lo esperes, ella lega, está vestida completamente de negro, un vestido blanco encima
quizá. No distingues, en realidad que trae puesto. Sus ojos están rojos, parece ausente, su
mente debe rondar por otros lugares ajenos al presente. En sus manos lleva diferentes objetos
que va colocando cuidadosamente en cada estación.

I. Un velo blanco, no es transparente, evoca a la idea del velo de Maya que permite esconderse
de los horrores que pueden aparecer y aquejar a la persona a su llegada al primer estadio.

II. Una venda negra para los ojos. Sirve como un sustituto más denso, para el velo cuando éste
haya perdido su efecto, y ya no deje esconderse.

III. Un contenedor con puntura negra y una caja para guardar/tirar/desechar objetos que en
determinado momento pudieran sobrar.

IV. Una bandera blanca, sangre en el piso. Una nota en blanco, nunca será escrita, y jamás será
enviada a quien le pertenece el inexistente mensaje.

PRIMER ESTADIO: Ella baila, con el velo encima, puede moverse libremente. Parece que está
feliz. El velo esconde sus ojos, no notas que están rojos e hinchados. Su cara se ve feliz, pero
no sabes en que está pensando.

La verdad es que solamente está bailando por inercia, su mente está ausente. Los recuerdos la
están atormentando: -¿En dónde estás?, ¿A dónde fuiste?, ¿Sigues a mi lado?...

Sin que te des cuenta, (o tal vez si lo notaste si estabas atento), reaccionó y miró a su
alrededor. -¿Qué estoy haciendo?, No estoy llegando a ningún lugar

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