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Internet regulado | Una mirada a la

normativa legal de los derechos digitales


en Venezuela
27 septiembre, 2018 General, Investigaciones, Reportes

La clara tendencia al control de contenidos, que en Venezuela inevitablemente


conduce a un clima de autocensura, se ve reforzada por la vigilancia y la
recolección de datos personales, llevadas a cabo tanto de manera directa por los
órganos estatales
Por Marianne Díaz Hernández | Especial para IPYS Venezuela

Esta investigación tiene por finalidad realizar un análisis descriptivo del marco regulatorio
de internet en Venezuela que caracteriza las tendencias normativas a lo largo de las últimas
dos décadas, así como las restricciones en materia de derechos digitales que han surgido
como consecuencia del marco legal, y su implicación para las libertades ciudadanas en la
red, teniendo como foco principal libertad de expresión. A través de la narrativa
cronológica de las normativas legales que han tenido vigencia en el territorio venezolano,
analizaremos temas relacionados al acceso, la regulación de contenidos, la vigilancia, la
privacidad y el manejo de datos personales, el anonimato y otros aspectos que afectan
asuntos relativos a los derechos digitales.

Desde la entrada en vigencia de la Constitución de 1999, el marco regulatorio de las


telecomunicaciones en Venezuela y, más específicamente, del acceso a internet, ha pasado
por fluctuaciones derivadas de los golpes de timón políticos y sociales tomados desde el
Ejecutivo.

En una primera fase, la regulación del acceso a internet estuvo enfocada fundamentalmente
en los aspectos relativos a la infraestructura, la expansión del acceso y la regulación de la
industria, teniendo en cuenta entre muy poco y nada lo concerniente a los contenidos, quizá
con la única excepción de lo relacionado con la alfabetización digital. En un país con una
bajísima tasa de penetración de internet (inferior al 4%), se hacía prioridad incrementar el
acceso e incorporar a más ciudadanos a la utilización de tecnologías de la información. Esto
significó una serie de medidas orientadas a llevar el acceso a internet a poblaciones
desconectadas, como los Infocentros, y también tuvo como consecuencia la incorporación
progresiva de medidas de gobierno digital, que repercutieron en algunos trámites, como la
obtención y renovación de pasaportes, dejando otros, como los relativos al registro civil y la
cedulación, completamente atrás en materia tecnológica durante muchos años.

Sin embargo, a partir del año 2006 la tendencia del gobierno venezolano a pretender
controlar el flujo del contenido en la red comienza a ponerse de manifiesto tras la adopción
de la Ley para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes en Salas de Uso de Internet,
Videojuegos y otros Multimedias, que es aprobada sin una excesiva resistencia por cuanto
afectaba únicamente a menores de edad en el uso de salas de internet o “cibercafés”,
populares en el país durante la época. La ley restringía el acceso de niños y adolescentes a
contenidos prohibidos, en una larga lista que abarcaba desde la incitación a la violencia
hasta el consumo de bebidas alcohólicas.

Esta tendencia a la censura se vería posteriormente reforzada y profundizada en La Ley


para la Prohibición de Videojuegos y Juguetes Bélicos de 2009, la reforma la Ley de
Responsabilidad Social en Radio y Televisión de 2010, y la llamada Ley contra el Odio de
2017, sin contar con la utilización de otras normativas en materia penal para castigar
contenidos disidentes o incómodos bajo figuras como “traición a la patria” o “fomentar
zozobra”.

La clara tendencia al control de contenidos, que inevitablemente conduce a un clima de


autocensura, se ve reforzada por la vigilancia y la recolección de datos personales, llevadas
a cabo tanto de manera directa por los órganos estatales (a través de entes como el CESPPA
y de sistemas de control como el sistema biométrico para la seguridad alimentaria o el
carnet de la Patria) como a través de los prestadores de servicio, a quienes se imponen
responsabilidades civiles, penales y administrativas con la finalidad de forzarles a restringir
contenidos y recabar información personal sobre las comunicaciones y actividades de
navegación de los ciudadanos.

De este modo, a través de medidas que analizadas de manera separada parecen


fragmentarias, orientadas a atacar aspectos específicos de la relación entre los ciudadanos,
el Estado y las tecnologías de la información, se construye un entramado legal de piezas
que interactúan entre sí hasta dar como resultado un contexto donde la libertad de expresión
y la privacidad de las comunicaciones en línea se ven minadas, afectando profundamente la
integridad de los derechos humanos de los ciudadanos. Esta investigación presenta un
recuento cronológico y analítico de las piezas que conforman este sistema legal.

La apertura a la competencia: un marco legislativo para el crecimiento de las


telecomunicaciones

Con la entrada en vigencia de la Constitución de 1999, el marco regulatorio de las


telecomunicaciones, y en consecuencia, del internet en Venezuela, comenzó un periodo de
apertura según el cual el Estado asumía la obligación de permitir a los ciudadanos el acceso
universal a la información a través de la puesta en marcha de servicios públicos de radio,
televisión, redes de bibliotecas y redes informáticas (CRBV, Art. 108). Asimismo se
reconoce a la tecnología y a los servicios informativos el carácter de interés público (Art.
110), y en este contexto se crean el Ministerio de Ciencia y Tecnología y el Centro
Nacional de Tecnologías de la Información, entre cuyas directrices se encuentra la
obligación de definir estrategias tendientes a garantizar la participación de la sociedad en el
uso de internet.

Bajo este marco legislativo, el Poder Público Nacional asume la responsabilidad de las
telecomunicaciones, al igual que del régimen y administración del espectro
electromagnético (CRBV, Art. 156, numeral 28).

La promulgación en el año 2000 de la nueva Ley Orgánica de Telecomunicaciones cambia


el paradigma bajo el cual el Estado debe administrar este sector, al establecer el carácter de
interés general de las actividades en el área de las telecomunicaciones (LOTEL, art. 5).
Hasta ese momento, la ley vigente, promulgada en 1940, definía el sector como un servicio
público, otorgando al Estado el monopolio de su gestión; bajo la nueva ley se establece la
promoción de la libre competencia, y se sientan así las bases que llevarían al sector de las
telecomunicaciones a presentar el crecimiento económico más rápido del país, sobrepasado
únicamente por el sector petrolero (Urribarrí & Díaz, 2018).

Asimismo, la LOTEL dota a la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (ente creado en


1991 por vía del Decreto N° 1826) de autonomía técnica, financiera, administrativa y
organizativa, y la adscribe al Ministerio de Infraestructura, lo que se condice con las
directrices planteadas por el Plan Nacional de Telecomunicaciones, que se propone
fortalecer y hacer crecer el sector mediante la participación del sector privado.

La Ley también crea el Fondo de Servicio Universal, inscribiéndose así en la tendencia


regional que postulaba la creación de estos fondos como mecanismo para el desarrollo de
las telecomunicaciones en poblaciones rurales o poco accesibles: durante la década de los
90, el 85% de los países de la región ya habían creado sus respectivos Fondos de Servicio
Universal con este propósito, la mayoría de ellos bajo modelos similares al venezolano, que
imponía a las empresas privadas la contribución de un porcentaje de su facturación anual
(el 1% de los ingresos brutos, en nuestro caso) para contribuir, total o parcialmente, al
financiamiento de proyectos de expansión y fortalecimiento de las infraestructuras de
telecomunicaciones (Rey, 2006).

Este mismo año se promulga también el Decreto Presidencial N° 825, cuya finalidad
consiste en declarar “el acceso y uso de Internet como política prioritaria para el desarrollo
cultural, económico, social y político de la República Bolivariana de Venezuela” (art. 1°).

La Constitución de 1999 conserva la prohibición al anonimato creada por la Constitución


de 1961, considerada la primera constitución de la historia democrática del país. Así, la
actual carta magna es uno de los últimos textos constitucionales en Latinoamérica donde
aún subsiste una prohibición total del anonimato en el contexto del derecho a la libertad de
expresión.

El año 2001 ve la promulgación de tres leyes que afectan de manera más o menos directa el
ecosistema de internet en el país. Por una parte, tanto la Ley de Mensajes de Datos y Firmas
Electrónicas como la Ley Especial contra los Delitos Informáticos apuntan a crear un
marco legislativo para proteger y fortalecer la creciente actividad comercial, empresarial,
burocrática y de comunicaciones que se lleva a cabo en el ámbito digital. Tal como señala
la exposición de motivos de la Ley de Mensajes de Datos y Firmas Electrónicas, se
hacía “necesaria e inminente la regulación de las modalidades básicas de intercambio de
información por medios electrónicos, a partir de las cuales han de desarrollarse las nuevas
modalidades de transmisión y recepción de información, conocidas y por conocerse, a los
fines de garantizar un marco jurídico mínimo indispensable que permita a los diversos
agentes involucrados, desarrollarse y contribuir con el avance de las nuevas tecnologías en
Venezuela”.

Así, esta ley apuntaba a ofrecer un marco legal que sirviera como base a la valoración
jurídica de los mensajes y firmas electrónicas, a través de la creación, entre otras cosas, de
mecanismos que permitieran dotar a estos instrumentos de valor probatorio en procesos
judiciales y administrativos. Se crea así la Superintendencia de Servicios de Certificación
Electrónica, ente destinado a regir los procedimientos de certificación, y se sientan las
bases de lo que pretendía ser la consolidación del gobierno electrónico, un proceso de
automatización de las gestiones administrativas y burocráticas que vería ciertos avances en
otras normativas posteriores, pero que iniciaría con el llamado Plan Estratégico de
Gobierno Electrónico (2001-2006), destinado a profundizar el uso intensivo de las
tecnologías de información y comunicación en todos los aspectos de la actividad estatal.

Conjuntamente, la Ley Especial contra los Delitos Informáticos aborda la protección de los
sistemas de tecnologías de la información, protegiendo no solo los sistemas mismos ante
actos de sabotaje o daño, sino las comunicaciones y mensajes ante posibles actos de
espionaje, fraude o falsificación, violación de la privacidad o revelación indebida de
información. Como vemos, estas dos herramientas legales interactúan con la finalidad de
otorgar una mayor confianza, validez y protección a los mensajes y comunicaciones
transmitidos a través de sistemas informáticos, con miras al fortalecimiento del uso de estos
sistemas no solo ya para comunicaciones privadas informales, sino para transacciones
bancarias, comerciales y procedimientos relativos a las relaciones entre los ciudadanos y la
administración pública.

Por último, y con mayor importancia, se dicta también en 2001 el Decreto 3.390 con rango
y fuerza de Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación. En el mismo sentido
mencionado, esta ley busca fomentar “la transferencia e innovación tecnológica”,
declarando las actividades científicas, tecnológicas e innovación como actividades de
interés público y general. Esta ley establece lineamientos destinados a impulsar el
crecimiento del país en materia tecnológica, y adscribe la responsabilidad de la materia al
Ministerio de Ciencia y Tecnología. Entre otras cosas, la ley establece mecanismos de
articulación de inversión pública, privada y mixta para el financiamiento de actividades de
investigación, desarrollo y educación en materia científica y tecnológica.

Esta etapa, que podríamos llamar de crecimiento, subsiste hasta el año 2007,
aproximadamente, si bien son estos primeros años (entre 2000 y 2005) los que sientan las
bases de la apertura, que se afianza en otras medidas como la preferencia de uso de
software libre (Decreto 1.423 de 2004) y en el crecimiento de los infocentros (5263, 2007).
Sin embargo, e incluso de manera simultánea al crecimiento en materia de infraestructura y
acceso, ya desde 2006 comienzan a verse las primeras señales de una tendencia a la
restricción de libertades y contenidos, en la promulgación de la Ley para la Protección de
Niños, Niñas y Adolescentes en Salas de Uso de Internet, Videojuegos y otros Multimedias
(2006), que prohíbe a los menores de edad el acceso a información y contenidos que
promuevan, hagan apología o inciten a la violencia, a la guerra, a la comisión de hechos
punibles, al racismo, a la desigualdad entre el hombre y la mujer, a la xenofobia, a la
intolerancia  religiosa y cualquier otro tipo de discriminación, a la esclavitud, a la
servidumbre, a la explotación económica o social de las personas, al  uso y consumo de
cigarrillos y derivados del tabaco, de bebidas alcohólicas y demás especies previstas en la
legislación sobre la materia  y de sustancias estupefacientes y psicotrópicas, así como
aquellos de carácter pornográfico, que atenten contra la seguridad de la Nación o que sean
contrarios a los principios de una sociedad de democracia revolucionaria. (Artículo 8).

Se cierra el puño de la censura. Restricciones sobre el contenido

El año 2009 marca un viraje sustantivo en las políticas del Estado venezolano con respecto
a internet, en particular a partir del decreto 6.649, que califica el uso de internet en el sector
público como un gasto suntuario, requiriendo la autorización expresa del Vicepresidente
Ejecutivo para aprobar su adquisición. Esta medida fue vista no solo como un retroceso
frente a la política de priorizar el acceso y uso de internet, sino como una medida
incongruente e inconsistente con el marco general legislativo, incluso constitucional, que
protegía el fomento de la ciencia y la tecnología en el país (Urribarrí, 2009).

El mismo año se promulga la primera normativa abiertamente dirigida a censurar


contenidos en el entorno tecnológico. La Ley para la Prohibición de Videojuegos y
Juguetes Bélicos de 2009 penaliza por primera vez la creación, comercialización,
distribución y uso de videojuegos violentos, que no solo afectó gravemente la industria de
los videojuegos, sino que se constituyó en el primer experimento de control estatal sobre
los contenidos. Esta ley no solo llevó a las empresas de videojuegos a tomar decisiones
respecto a su futuro en el país, sino que afectó directamente a creadores independientes,
llevando incluso al arresto de ciudadanos como Leonardo Quintero, el creador del
videojuego para celulares Chavista Attack (Wong, 2018).

En 2010, la Asamblea Nacional reforma la Ley de Responsabilidad Social en Radio y


Televisión del año 2004, que establecía categorías y prohibiciones de contenido en medios
tradicionales, para extender su cobertura a lo que denomina “medios electrónicos”, si bien
no define qué características se requieren para definir a un “medio”.

De esta manera, la norma incumple con las garantías básicas que debe contener cualquier
restricción a la libertad de expresión según los parámetros interamericanos e
internacionales. Su ambigua redacción y la ausencia de definiciones con respecto a lo que
puede ser considerado “zozobra”, “desconocimiento a las autoridades” o “incitación al
odio”, por ejemplo, deja abierta la puerta a una amplia libertad de interpretación por parte
de las autoridades, que puede ser, y de hecho ha sido, usada para suprimir el discurso
disidente y silenciar las libertades políticas. Igualmente, se establecen responsabilidades
directas a los intermediarios a través de sanciones desproporcionadas y de la obligación de
restringir los mensajes que incurran en las categorías ya mencionadas, una circunstancia
que, en combinación con la vaguedad de la descripción de tales categorías, ha terminado
acarreando la consecuencia inevitable de que los proveedores de servicios de internet
incurran en un exceso de celo en su oficio de intermediarios de la censura, ante el temor de
ser sancionados con multas, incautación de bienes o incluso la revocación de sus
autorizaciones para operar el servicio.

Esta polémica ley marca un claro punto de inflexión en las políticas públicas del Estado
venezolano con respecto al control de contenidos en internet, al prohibir directamente todos
los mensajes que:

 Inciten o promuevan el odio y la intolerancia por razones religiosas, polÌticas, por


diferencia de género, por racismo o xenofobia.
 Inciten o promuevan y/o hagan apología al delito.
 Constituyan propaganda de guerra. Fomenten zozobra en la ciudadanía o alteren el
orden público.
 Desconozcan a las autoridades legítimamente constituidas.
 Induzcan al homicidio. Inciten o promuevan el incumplimiento del ordenamiento
jurídico vigente. (Artículo 27).

La censura a internet en Venezuela ha tenido uno de sus campos de batalla más


emblemáticos en la información respecto al mercado negro de intercambio de divisas y a
las transacciones financieras que buscan sortear estas restricciones. En 2013, la aplicación
del numeral 4 del artículo 27 de esta ley llevó al bloqueo de más de 300 páginas web que
contenían información sobre el mercado negro de intercambio de divisas (Díaz, 2013). En
2014, la Asamblea Nacional discutía un proyecto de Ley de Comercio Electrónico que
buscaba controlar el mercado de productos y servicios a través de plataformas electrónicas
como MercadoLibre (Díaz, 2014), una ley que si bien no resultó aprobada, terminó
mutando en una serie de medidas impuestas por el Ejecutivo nacional a través de las cuales
se prohibió la comercialización de productos regulados a través de plataformas digitales
(Reuters, 2015).

Ya en 2010 dos personas habían sido arrestadas por tweets que hacían eco de rumores de
una corrida bancaria, incluso antes de la promulgación de leyes específicas sobre
contenidos de internet, utilizando el artículo 448 de la Ley General de Bancos, que señala:

Artículo 448.Las personas naturales o jurídicas que difundan noticias falsas o empleen
otros medios fraudulentos capaces de causar distorsiones al sistema bancario nacional que
afecten las condiciones económicas del país, serán penados con prisión de nueve (9) a once
(11) años.

Simultáneamente, en 2010, la Ley Orgánica de Telecomunicaciones enfrentaba una reforma


que significaría un drástico viraje de timón respecto a las políticas públicas en la materia, al
restablecer la naturaleza de interés público de las telecomunicaciones, devolviéndolas al
control absoluto del Estado y señalando, en su artículo 5°:

Por su condición de servicio e interés público el contenido de las transmisiones o


comunicaciones cursadas a través de los distintos medios de telecomunicaciones entre ellos
radio, televisión y producción nacional audiovisual podrán someterse a las limitaciones y
restricciones que por razones de interés público establezca la ley y la Constitución de la
República.

De este modo, la reforma de 2010 a la LOTEL no solo afectó de manera sustantiva la


capacidad de las empresas de telecomunicaciones para actuar en el marco del libre
mercado, revirtiendo el proceso de liberalización del sector que se había iniciado con la
Constitución de 1999, sino que además marcó una declaración de intenciones respecto a las
políticas venideras en materia de contenidos en los medios de telecomunicaciones, no solo
de internet, sino de radio, televisión y afines.

Por otra parte, y de un modo que revela el expansivo interés del gobierno venezolano en la
incorporación de la tecnología a las actividades estatales, entre 2012 y 2014 se aprobaron
tres leyes consecutivas que afectan de manera directa la implementación de mecanismos de
gobierno electrónico: la Ley sobre Acceso e Intercambio Electrónico de Datos, Información
y Documentos entre los Órganos y Entes del Estado (2012), la Ley de Infogobierno (de
2013, y que deroga la anterior), y el  Decreto con rango y fuerza de Ley sobre
Simplificación de Trámites Administrativos (de 2014, y que deroga el Decreto de 2008
sobre el mismo tema). El principal objetivo de estas iniciativas es el mismo, y consiste en
propulsar la utilización de medios y plataformas digitales para las actividades estatales, el
intercambio de información entre distintos entes, y las comunicaciones entre el Estado y los
ciudadanos.

En 2014 se promulgan la Ley y el Reglamento del denominado Centro Estratégico de


Seguridad y Protección de la Patria (conocido por sus siglas como CESPPA), que crea este
ente y delimita sus competencias en materia de inteligencia y espionaje. Entre otras cosas,
el marco legal del CESPPA contempla la creación de una dirección de Estudios
Tecnológicos y de Información, entre cuyas funciones se encuentra procesar y analizar la
información proveniente de la web y analizar el comportamiento de las redes sociales.

La nueva reforma de la Ley Orgánica de Telecomunicaciones, en el año 2016, llevada a


cabo por una Asamblea Nacional marcadamente opositora, restituye el carácter de interés
general de las telecomunicaciones y exige que el Consejo Directivo de CONATEL sea
ratificado por el órgano legislativo. No obstante, esta reforma no llegó a entrar en vigencia,
siendo de inmediato rechazada por el Tribunal Supremo bajo el control del partido de
gobierno, habiendo sido acusada de pretender “privatizar el espectro radioléctrico” con la
finalidad de “someterlo a las leyes del mercado capitalista” (Palacios y Guevara, MINCI,
2016). Disuelta en la práctica por las medidas del Tribunal Supremo, la Asamblea Nacional
constituida en 2015 no volvió a sancionar leyes en el sector de telecomunicaciones, y todas
las medidas que afectan la materia aprobadas con posterioridad provienen del Ejecutivo
Nacional o fueron adoptadas por la Asamblea Nacional Constituyente, pretendido órgano
supraconstitucional cuyo mandato principal es la aprobación de una nueva constitución
nacional, pero que no ha dejado pasar la oportunidad de aprobar medidas como llamada
Ley contra el Odio, por la Convivencia Pacífica y la Tolerancia, del año 2017, que es sin
duda la norma que individualmente ha afectado de manera más grave la libertad de
expresión en internet en el país.

La Ley contra el Odio establece una serie de medidas orientadas a controlar el discurso
tanto online como offline, estableciendo penas de prisión (hasta por veinte años) a quienes
cometan acciones que sean calificadas como incitación al odio, al mismo tiempo que
amenaza a los prestadores de servicios de radio y televisión con sanciones de revocatoria de
la concesión, y a las plataformas de redes sociales con multas y bloqueos a sus sitios web
(Avendaño, 2017). La normativa, como señalaron las organizaciones de derechos humanos
(Espacio Público, 2017) vulnera los principios de legalidad, necesidad y proporcionalidad,
al establecer tipificaciones ambiguas que dejan lugar a una excesiva amplitud de
interpretación al ente ejecutor de la ley:

La ambigüedad del texto de la ley pone en riesgo los discursos minoritarios, impopulares,
disidentes o incómodos, discursos que no solo no constituyen mensajes de odio, sino que se
encuentran especialmente protegidos por la libertad de expresión por cuanto son
indispensables en el desarrollo de una sociedad democrática.

Al contemplar penas de prisión por delitos de palabra, la norma incurre en restricciones


excesivas a la libertad de expresión que derivan en un ambiente de autocensura sumamente
perjudicial para los derechos humanos. Así, desde su entrada en vigencia la ley ha sido
utilizada fundamentalmente para criminalizar expresiones críticas y satíricas contra el
gobierno (León, 2018; El Comercio, 2018).

La renovación de mayo de 2017 al Estado de Excepción vigente en el país desde mayo de


2016 añade la posibilidad de controlar el flujo de contenidos de internet, otorgando al Poder
Ejecutivo la potestad de dictar regulaciones contundentes, transitorias y excepcionales que
impidan las campañas de desestabilización y distorsión de la economía, impulsadas por
factores nacionales y foráneos a través del sistema de tecnología de la informática y el
ciberespacio.

Por último, y a manera de corolario, es importante mencionar que también en el año 2017
CONATEL publicó la Providencia 171 sobre retención de datos personales, que deroga la
Providencia N° 572 de 2005 y que extiende la larga lista de datos que los proveedores de
servicios de telefonía están requeridos de exigir a sus clientes, además de incrementar el
período de retención de dichos datos de dos años desde la fecha de obtención de los datos
(para el respaldo físico) y tres meses luego de la extinción del contrato (para el respaldo en
digital), al actual y completamente desproporcionado plazo de cinco años después de
finalizado el contrato de prestación de servicio (Díaz, 2018). Así, la Providencia 171 ubica
a Venezuela entre los países con períodos de retención de datos más largos de
Latinoamérica, además de hacerlo mediante una normativa que no cumple con los
requisitos mínimos de legalidad, al haber sido dictada por un órgano administrativo,
omitiendo el proceso mínimo de formación legislativa y situando una mera providencia en
el rango que debería estar restringido a una ley orgánica.

Venezuela no cuenta con legislación alguna en materia de protección de datos personales, y


la larga sombra de las infinitas maneras en las que el gobierno venezolano recaba los datos
de sus ciudadanos se extiende mucho más allá de las actividades y comunicaciones en
línea, convirtiéndose en un gigantesco sistema de control cuyo análisis el presente estudio
no pretende abarcar. No obstante, es pertinente señalar que la raíz que da origen a este
sistema de control y vigilancia, cuyas manifestaciones múltiples van desde sistema
biométrico alimentario hasta el llamado “carnet de la patria” (IPYS, 2018) surge de la
carencia de una legislación comprehensiva no solo respecto a la protección de datos
personales, sino respecto a la transparencia en el manejo de los datos públicos. Este
indispensable balance, junto con los mecanismos que permitan a los ciudadanos ejercer el
control y la auditoría necesaria sobre qué información reposa en los archivos públicos y
privados y cómo es manejada y administrada, balance del cual carece la legislación
venezolana, es el primer obstáculo para el ejercicio de la privacidad y la libertad de
expresión en Venezuela.

Infografía: Camila Agelvis

Documentos legales

Bibliografía

Navegación a la mínima expresión |


Condiciones de la calidad de internet en
Venezuela
27 febrero, 2018 Investigaciones, Reportes

 Las condiciones con las que cuentan los ciudadanos en Venezuela son
precarias, pues ejercen sus libertades en línea en el peor ecosistema digital
de América Latina, en cuanto a calidad de acceso a internet
 IPYS Venezuela y el laboratorio de datos de internet MLAB recogieron
más de 6 mil pruebas de velocidad en internet en los 23 estados del  país,
que determinaron que  los venezolanos navegan a un promedio de 1,61
Mbps en la Banda Ancha fija (BAF), la cifra más baja de América Latina
Ilustración Camila Agelvis Pons
1. Un problema ciudadano

En medio de la crisis política, económica y social que atraviesa Venezuela los ciudadanos
deben ocuparse de atender asuntos urgentes como buscar medicamentos, resolver la
merienda de los hijos para ir a la escuela, pensar cuántos kilómetros deben caminar ante la
escasez del transporte público, recorrer varios bancos para buscar así sea el billete de más
baja denominación en efectivo, u organizarse para protestar por las fallas de algún servicio
público. También, piensan en las decisiones políticas frente a la incertidumbre y la
desigualdad de condiciones de los comicios presidenciales que aparecen en la agenda para
los próximos meses.

Estos son solo algunos de los problemas cotidianos que se repiten en los reportes de los
periódicos y medios digitales, en las redes sociales y los comentarios de calle que muestran
las dificultades que tienen los ciudadanos frente a la crisis de derechos humanos que
enfrenta el país.

A estas preocupaciones se suman las dificultades que tienen los ciudadanos, vinculadas a
las precariedades del servicio de internet, que afecta sus actividades cotidianas como
informarse, realizar transacciones bancarias, trabajar o comunicarse con sus redes cercanas.

Las condiciones con las que cuentan los ciudadanos en Venezuela son precarias, pues
ejercen sus libertades en línea en el peor ecosistema digital de América Latina, en cuanto a
calidad de acceso a internet se refiere, según los datos de la Comisión Económica para
América Latina y El Caribe (Cepal). Este servicio que se considera primordial ha ido en
deterioro en los últimos dos años.  Y es que la calidad de la navegación en Venezuela ha
caído 0,3 Mbps en los últimos dos años.  El promedio de navegación entre enero y febrero
de 2018 se ubicó en 1,6 megabits por segundo (Mbps). Este dato refleja un empeoramiento
de las condiciones si se compara con 2016, cuando los ciudadanos rodaban en internet a
una velocidad de 1,9 Mbps.

Mientras Venezuela ha perdido calidad en la conexión a Internet, el promedio de


navegación de quienes se conectan desde cualquier punto de América Latina, se ubicaba en
5,6 Mbps para el primer trimestre de 2017 , según los datos de Akamai, corporación que se
encarga de llevar los registros de la navegación a nivel mundial. La realidad regional
muestra un crecimiento sostenido y en 2016 los ciudadanos en red consultaban contenidos
en las plataformas digitales a un ritmo de 5,3 Mbps. Esto demuestra el avance que han
tenido países vecinos en materia de calidad de navegación en internet, y en este panorama
Venezuela es la excepción.

Infogram

Así lo reflejan los datos que levantó IPYS Venezuela en su intención de evaluar la calidad
de la conectividad en el país, en una jornada especial que se desarrolló del 23 de enero
hasta el 6 de febrero de 2018.  La obtención de estos datos se llevó a cabo a través de un
test de velocidad desarrollado de manera conjunta con la metodología de Measurement Lab
(MLAB), un laboratorio de medición de internet abierto, asociada al New America’s Open
Technology Institute, Google Open Source Research y Princeton University’s Planet Lab,
que fue alojado en nuestro sitio web www.ipysvenezuela.org y que  los ciudadanos podían
libremente tomar desde cualquier computador, tablet o smartphone.

El estudio contó con la colaboración de la Red Nacional de Corresponsales y de miles de


ciudadanos voluntarios,  quienes -bajo confidencialidad- se sumaron a esta iniciativa para
levantar una bitácora conjunta y erigir un diagnóstico de la calidad del internet en todo el
territorio nacional.

Se realizaron una serie de pruebas de velocidad en internet de carga (upload) y descarga


(download) en los 23 estados del  país, en la que se pudo constatar que los venezolanos
navegan diariamente a un promedio de 1,61 Mbps en la Banda Ancha fija (BAF), es decir
desde las conexiones tradicionales de casas, oficinas y otros centros de conexiones.
Mientras que solo pueden alcanzar 2,3 Mbps desde celulares y dispositivos, que se
conectan a través de  la Banda Ancha Móvil (BAM).

Esta jornada de medición contabilizó 360 horas ininterrumpidas de monitoreo. Los


resultados obtenidos tras las 6.181 pruebas recabadas son un indicador de la precariedad de
la navegación en el país.

En comparación con el historial de la velocidad promedio venezolana durante los últimos


años, las pruebas fueron analizadas bajo el criterio de tres categorías: buena conexión: por
encima de 4 Mbps;  conexión media: entre 1 y 4 Mbps; limitada o baja conexión: inferior a
1 Mbps.

De total evaluado se obtuvo que 10,5% presentó buena conexión, 67,64% presentó una
conexión media, mientras que 21,86 % limitada/baja conexión.

Al menos 3 de cada 10 usuarios en este operativo se conectaron a internet pero en


condiciones que no son aceptables según los estándares internacionales. Es decir, 2,86% de
las conexiones  registró una velocidad menor a 256 kilobytes por segundo (kbps). Esta
velocidad no puede ser considerada Banda Ancha según estimaciones de la Cepal, lo que se
traduce en un rito de conexión inaceptable. La categorización de Banda Ancha obedece a
velocidades superiores a 256 kbps en el caso de la Banda Ancha Fija (BAF) y de tecnología
al menos de tercera generación (3G) en la Banda Ancha Móvil (BAM).

Niveles de precariedad

Cantv, que es el principal proveedor estatal de servicio de internet de Venezuela, mostró


una de las mayores deficiencias en este lapso de medición. Su servicio reportó un promedio
de  2,2 Mbps de descarga y 5,7 Mbps de carga. El servicio Cantv solo pudo ser considerado
mejor frente a Supercable, que es un proveedor privado, que obtuvo 1,04 Mbps de descarga
y 5,3 Mbps de carga, en promedio, la cual es considerada una condición limitada.
De los proveedores considerados tradicionales, Inter obtuvo el mejor registro con  un
promedio de 2,5 Mbps de descarga y  9,0 Mbps de carga, lo cual lo ubica entre las
conexiones de mediana calidad.

Las pruebas efectuadas tanto en Banda Ancha Móvil (BAM) como en fija (BAF) reflejaron
que el operador con mejor velocidad fue Wifisolution una compañía de telecomunicaciones
de servicio dedicado de internet con sede en Caracas, que reportó 9,6 Mbps descarga
(download) promedio y 2,8 Mbps de carga (upload), seguido por NetLink América con 8,8
Mbps de descarga y 9,6 Mbps de carga. Ambas mediciones representan registros inusuales
en comparación con el promedio de las conexiones registradas.

Copy: Velocidad promedio de carga y descarga


Infogram

Los puntos más débiles de conexión móvil se reportaron desde las conexiones de Digitel,
que es uno de los proveedores privados. Este ISP tuvo un promedio de  0,2 Mbps de
descarga y 1,01 Mbps de carga, lo cual lo ubica en las conexiones limitadas. Esto ocurre,
pese a que esta red móvil cuenta con tecnología de cuarta generación, conocida como LTE,
disponible en 19 ciudades del país. Movilnet, que es una teleoperadora estatal, registró una
conexión deficiente con un registro de 0,8 Kbps de descarga y 13,6 Kbps de carga. Entre
tanto, Movistar obtuvo un registro superior con 2,8 mbps de descarga y 5,7 Mbps de carga,
lo cual lo pondera como una mediana conectividad, a pesar que tiene un alcance de
tecnología de cuarta generación en tres ciudades del país, de acuerdo de los datos de IPYS
Venezuela.

Copy: Informe Internet- Velocidad promedio de carga y descarga


Infogram

Conexión centralizada

La centralización se hace evidente al analizar los datos de la conectividad en Venezuela. La


ciudad con un registro de conexiones medianas  fue Caracas con 2,8 mbps de carga y 4,3
mbps de descarga. A pesar de ser la capital del país, tiene índices que significan la mitad
del promedio de América Latina.

Además de ello, aún persiste una brecha en el acceso a internet por regiones, de acuerdo a
los datos oficiales. Durante el periodo de medición se observó que el sector con mayores
deficiencias de conectividad se ubicó en las zonas rurales de los estados Trujillo, Lara y
Zulia. En este último estado, Digitel obtuvo el peor registro de toda la medición con 0,09
Mbps de descarga y 0,05 Mbps de carga. Además de la infraestructura en estas zonas
existen limitaciones en la tecnología de los móviles que usan los ciudadanos.
Las conexiones desde la estatal Cantv en zonas rurales se situaron por debajo del promedio
nacional y obtuvieron 54% de las conexiones más bajas reportadas, todas con cifras
inferiores a 1 Mbps, lo cual muestra la precariedad del servicio.

Mientras tanto las conexiones consideradas óptimas que oscilaron entre más de 5 y 15
megabits por segundo, fueron selectivas y se reportaron en el Área Metropolitana de
Caracas, Diego Ibarra (Carabobo), Maracaibo (Zulia), Maturín (Monagas), Ciudad Bolívar
(Bolívar), Mérida (Mérida) Municipio Girardot  (Aragua) y Municipio Jáauregui (Táchira) .
De estas  pruebas, la mayoría corrieron bajo el servicio de la redes fijas de Inter, Netuno; el
servicio móvil de Movistar, así como de CIX, una empresa de internet dedicado ubicada en
el estado Monagas, al oriente del país.

La velocidad pico máxima de descarga encontrada durante los 15 días de jornada alcanzó
32,1 Mbps de descarga y se reportó en el servicio CANTV en el estado Carabobo.

El último de la región

Estas deficiencias de la conexión a internet  han hecho que la navegación se reduzca a la


mínima expresión en Venezuela, mientras los ciudadanos se han refugiado en las
plataformas digitales y redes sociales como vías para sortear la censura y presiones que ha
impuesto el gobierno, de acuerdo a los análisis que ha hecho IPYS Venezuela. No fue
fortuito que en 2017 el reporte de Freedom House calificara a Venezuela como “No libre”
con respecto a las libertades en red,  en el período 2016 y 2017.

Los datos obtenidos por el Measurement Lab (MLAB), entre enero y febrero de 2018,
también reflejan el letargo de Venezuela en materia de conectividad. Los registros ubican a
Venezuela último lugar en el análisis de 10 países a los que le hace seguimiento este
laboratorio de internet.  Este país, incluso, tiene promedios de conexión justo debajo de
Bolivia (1,78 mbps) y Surinam (2,42mbps).

Estos datos comprobaron que la navegación en Venezuela fue diez veces menor que la de
Costa Rica, y estuvo por debajo a la calidad del servicio que ofrecen países como Panamá,
Perú, Guyana, Colombia y Ecuador.

Informe Internet. Comparativo países de la región


Infogram

Esta misma realidad la refleja la Cepal en su informe Estado de la banda ancha en América
Latina y el Caribe 2016, en el que refería que, para ese momento, Venezuela mostraba
síntomas de precariedad en la calidad de la navegación, pues para 2012 el resto de América
Latina corría a una velocidad de internet  con un promedio de 4,13 Mbps.

Esto posicionó a Venezuela como la sexta velocidad en Suramérica en 2012. Esta situación
fue en declive y para el cierre de 2015, el país se apoderó del último lugar del ranking,  con
una velocidad promedio de 2,31 Mbps, frente a 7,26 Mbps del resto de la región.
2.- Puerto de partida

Mínima expresión: bitácora de la navegación en Venezuela  complementa el mapa de la


calidad de la velocidad en el país. Esta investigación forma parte de un esfuerzo sostenido
de esta organización de realizar un diagnóstico sobre el acceso a internet en Venezuela.

La metodología utilizada estuvo en construcción a partir de dos jornadas de mediciones


colaborativas durante los comicios electorales de 2017, el 15 de octubre (elección de
gobernadores) y el 10 de diciembre (elección de alcaldes)  cuando se efectuaron una serie
de pruebas de velocidad en más de 20 estados del país gracias a la participación de la Red
Nacional de Colaboradores y de ciudadanos que se sumaron al proceso.

Durante la jornada electoral del 15 de octubre IPYS Venezuela obtuvo 208 pruebas de 17
estados del país, registrando un promedio de navegación de 1,38 Mbps. Los resultados
arrojaron que únicamente 3,85%, presentaron buena conexión (por encima de 4 Mbps), un
31,73% presentó conexión media de (1 Mbps hasta 4 Mbps)  y 64,42% limitada/baja
conexión” (por debajo de 1 Mbps).

En la medición del 10 de diciembre se obtuvieron 326 pruebas registradas en 20 estados


para un promedio de navegación de 1,5 Mbps. Un 8,2% presentaron buena conexión, 24%
presentó una conexión media y que 67,8 % limitada/baja conexión por debajo de 1 Mbps.

En la más reciente jornada la variación con respecto a las mediciones efectuadas en los
contextos electorales de 2017 fue mínima al pasar de  1,38 Mbps y 1,5 Mbps,
respectivamente al ubicarse en 1,61 Mbps durante los días de monitoreo de enero y febrero
de 2018. Este dato da cuenta que no existe una discrepancia de las condiciones del servicio
en jornadas de gran saturación, como los procesos electorales, a las consideradas normales
que han tenido seguimiento en días continuos.

3.- Brújula de navegación

La capacidad de la banda ancha para apalancar el desarrollo económico, político y social ha


sido una prioridad para organizaciones internacionales y gobiernos de distintas latitudes.
Diversas instancias han apostado al desarrollo del acceso a la información y el desarrollo de
la sociedad del conocimiento, para lo cual  la Banda Ancha, que es la autopista de
navegación de internet, juega un rol fundamental, debido a que ha ayudado en el proceso de
empoderamiento de sectores menos favorecidos y a la deliberación democrática.

En Venezuela la libertad de la red se ha visto amenazada en los últimos años por


disminución de la velocidad de internet, bloqueos de portales web y restricciones en
plataformas de redes sociales en períodos de conflictividad política y social. Todo ello, en
un escenario  en el que el gobierno venezolano ha reaccionado  a  la migración de las
audiencias que han dejado de lado los medios tradicionales como fuente primaria de
información, para refugiarse en la web buscando sortear las medidas de censura y
autocensura.
La  conectividad a internet en el país ha venido cayendo a niveles mínimos durante el
último quinquenio, en lo que respecta a la asequibilidad y la accesibilidad.  IPYS
Venezuela determinó en 2016, con la investigación Navegar con Libertad: Perspectivas de
la red en Venezuela que se observaba una la disminución de la velocidad de las conexiones
que para 2012 se ubicaba en 1,95 Mbps.

La crisis en la red

La profundización de la crisis económica de Venezuela durante 2017 limitó aún más la


libertad en la red. El control de cambio y las restricciones económicas, así como los índices
inflacionarios y la deuda que acumula el Estado con proveedores  internacionales del sector
de telecomunicaciones, ha ocasionado el aceleramiento del declive de la industria y, por
consiguiente, de la calidad del acceso y calidad de las conexiones, de acuerdo al análisis
que realizan especialistas y técnicos del área de internet y de telecomunicaciones.

A ello se suma el estancamiento del país en la cobertura geográfica. La cifra oficial de


penetración de internet en Venezuela es de 62%, según Comisión Nacional de
Telecomunicaciones (Conatel) hasta el primer trimestre del año 2017. Mientras el número
de usuarios activos se estima en 16.401.033, lo cual significa una disminución de 3.630.558
usuarios en los últimos dos años. Este dato además, refleja que más de 15 millones de
venezolanos, que representa la mitad de la población, están desconectados.

Las cifras de penetración de la banda ancha móvil durante los últimos años en el país han
presentado una disminución según las estimaciones de Akamai en su informe “State of the
Internet – Connectivity Report, Q1 2017,” que fue de 102% en el año 2012, a 87% en 2016.

Según cifras oficiales de Conatel de suscriptores a telefonía móvil de 2016 y 2017, se


estiman 86 líneas activas por cada 100 habitantes. Movilnet es el proveedor que presenta el
48,6% del mercado, mientras que Movistar (Telefónica) ocupa con 35,4% y Digitel 16,0%.

Los suscriptores totales de telefonía móvil para el año 2017 se situaron en 28.451.182, unos
529.594 usuarios menos que para 2016, cuando la cifra cerró en 28.980.776 suscriptores.

Desde el año 2014 se evidencia una progresiva disminución de suscriptores a líneas


móviles al pasar de 32.019.086 (2014), a 30.633.542 (2015), 28.980.776 (2016)  y
28.451.182 (2017) para  un total de 2 millones 182 mil 360 suscriptores menos en los
últimos 4 años.

En 2016 representantes de las teleoperadoras Digitel y Movistar, declararon que como


consecuencia de los controles cambiarios se habían visto obligados a frenar sus inversiones
en el mantenimiento necesario de las redes, por ello, debieron eliminar los servicios de
larga distancia internacional y de roaming.

Alerta máxima
La Cámara de Empresas de Servicios de Telecomunicaciones (Casetel) desde el año 2013
alerta sobre un inminente colapso del sector, debido a la poca inversión para renovar la
plataforma tecnológica, la imposibilidad de acceder a divisas, en un mercado en el que el
mantenimiento de gran parte de esta área se realiza en dólares, esto unido a la fuerte
distorsión entre los costos reales del servicio y la facturación que cancela el usuario.

Para 2016, se estimaba que la liquidación anual de divisas para mantener las operaciones en
un nivel óptimo debía rondar entre 1 millardo y 1,5 millardos de dólares debido a la gran
dependencia de componentes importados y servicios de mantenimientos internacionales.
Sin embargo, según información de los voceros oficiales del sector, desde 2013 las
empresas no recibían liquidaciones en moneda extranjera por parte del órgano encargado de
las asignaciones para aquel entonces Centro Nacional de Comercio Exterior (Cencoex).

Ricardo Martínez, presidente de Casetel en 2017 en entrevista concedida al diario El


Nacional, refirió que este problema es consecuencia de la deuda que ha acumulado el
Estado venezolano, con proveedores internacionales de las empresas de telecomunicaciones
que para 2016 se estimaba en 700 millones de dólares. Otro de los factores que, a su juicio,
inciden en ello es la falta de reinversión en este sector, que impide mantener un servicio de
calidad y a la par del avance de la tecnología en la región.

Martínez apuntó que el éxodo del talento calificado en el sector de telecomunicaciones es


otra arista del colapso del servicio, pues estima que en los últimos cinco años se ha
incrementado la fuga de talento técnico especializado  que ha decidido migrar del país, o
retirarse de los empleos formales para incorporarse a puestos “freelance” al servicio de
empresas internacionales. Martínez no deja de señalar los daños a infraestructuras. Apunta
que las plataformas tecnológicas sufren a diario ataques y hechos delictivos contra las
estructuras, radio bases, equipos, transformadores que afectan a miles de usuarios y a esto
se añade la imposibilidad de reponer las piezas dañadas por falta de divisas.

Durante 2017 e inicios del 2018 usuarios en más de 19  estados del país han reportado
fallas de distintas envergaduras debido al vandalismo, que sustrae cables de fibra óptica,
tuberías, cables de cobre, baterías, motogeneradores, brequeras y sistemas de alarma para
comercializarlo en el mercado negro.

Otro factor, de acuerdo a Martínez, está relacionado con las tarifas, debido al rezago de los
costos con respecto a la acelerado movimiento de la economía venezolana.

En el mes de noviembre de 2017 luego de más de dos años de tarifas congeladas, la Cantv
junto las tres operadoras de telefonía celular que trabajan en el país, Movistar, Digitel y
Movilnet concretaron el incremento de sus planes de Internet, paquetes de telefonía móvil y
datos.

A ello se suman dificultades de asequibilidad. Por las restricciones económicas, los


ciudadanos cada vez tienen menos poder adquisitivo para comprar dispositivos móviles con
tecnología de tercera o cuarta generación, de acuerdo a lo que han referido varios analistas.
Esto se convierte en un problema al analizar que la cifras de Conatel señalan que los
venezolanos, en su mayoría, acceden a internet a través de los teléfonos celulares. Para
2017 los suscriptores que hacían uso de la red servicio mediante la BAM representaba
81,15%.

4.- Medidas regresivas

Al deterioro de la calidad de navegación en internet en Venezuela se sumaron restricciones


políticas para las libertades en la red en Venezuela, que se tomaron en 2017, un año
marcado por los conflictos y constantes violaciones de derechos humanos. En mayo, en el
marco de una oleada de protestas de calle, el Presidente de la República, Nicolás Maduro,
firmó un decreto de extensión del Estado de Excepción y de Emergencia Económica
-vigente en el país desde mayo 2016- que contempla la implementación de medidas de
censura y control de Internet con el fin de evitar presuntas “campañas de desestabilización”.

Ocurrieron también medidas que vulneran el derecho a la privacidad. A finales de octubre,


entró en vigencia la providencia administrativa Nº 171 de Conatel, una normativa que vio
luz sin haber atravesado por los canales regulares de controles legislativos del país y que
atenta contra el derecho a la privacidad. En esta publicación se estableció la nueva
información que será requerida en el momento de la contratación de una línea telefónica, de
acuerdo a un análisis que realizó la organización Derechos Digitales.

Marianne Díaz, abogada venezolana e investigadora en asuntos de internet, en su reporte


para Derechos Digitales explicó que los ciudadanos venezolanos o extranjeros en
cumplimiento de la Providencia Nº 572 del 21 de marzo de 2005, debían consignar el
documento de identidad, firma, huella dactilar, y proporcionar nombre completo y
domicilio del contratante; con la nueva normativa se deberá presentar adicionalmente
Registro Único de Información Fiscal (RIF), correo electrónico y una foto tamaño carnet,
que deberá ser tomada en el sitio de la contratación del servicio. En el caso de los
extranjeros, los requisitos incluirán copia de su pasaporte, dirección de correo electrónico,
firma, huella digital, fotografía, y una factura de servicio a su nombre que refleje dirección
en domicilio Venezuela.

La información será obtenida por las operadoras telefónicas de forma digitalizada a través
de lectores biométricos o captahuellas, tales como los implementados en sistemas
electorales y alimentarios.

En 2017, mientras los ciudadanos vieron deterioros frecuentes en su calidad de navegación


hubo reiteradas medidas de control políticas que afectan el entorno de internet en
Venezuela. El punto de inflexión vino con la aprobación de la Normativa contra el odio. En
noviembre, la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), una instancia creada al margen de
la constitución nacional, que funciona como un “suprapoder” con totalidad de
parlamentarios oficialistas, aprobó la “Ley contra el odio, por la convivencia pacífica y la
tolerancia”. Este instrumento legal contempla asuntos regresivos en materia normativa de
los medios de comunicaciones tradicionales y digitales.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en su reciente informe sobre


Venezuela, pidió al Estado Venezolano restablecer orden democrático y dejar sin efecto la
“Ley Constitucional para la Promoción y Garantía de la Convivencia Pacífica” por ser
contraria a los principios de derecho internacional de los derechos humanos.

5.- Internet libre, abierta e incluyente

La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la CIDH ha reconocido en internet


un instrumento indispensable para el ejercicio pleno de los derechos humanos y para la
contribución de beneficios sociales y de mayor inclusión. A la luz del incremento de
medidas que vulneran estos derechos urge apostar por el empoderamiento ciudadano capaz
de reconocer la importancia de la preservación de sus libertades.

Los derechos humanos encuentran en Internet un instrumento para incrementar su potencial


y poder llegar a los sectores más vulnerables de la población. En su informe Libertad de
Expresión e Internet 2013, la relatoría resalta que el acceso universal es un principio para
garantizar la conectividad y el acceso equitativo, asequible y de calidad adecuada a la
infraestructura de internet en todo el territorio nacional, y que sirve como herramienta para
cerrar la brecha digital.

Entra en juego también la neutralidad en la red que se completa los principios de la libertad
de expresión en internet como una condición  para preservar la libertad de acceso y la
elección a enviar, recibir u ofrecer contenido sin ser direccionados o restringidos, por
medio de bloqueo, filtración, o interferencias.

Fallas en la infraestructura

El Octavo Proyecto de Servicio Universal “Red Nacional de Transporte” (Opsut), fue un


plan anunciado en el año 2009, por el entonces ministro del Poder Popular para  Ciencia,
Tecnología e Industrias Intermedias, Jesse Chacón, en compañía del presidente de Cantv
para la fecha Franco Silva. Con una inversión de 2.418.846.549,17 bolívares
(aproximadamente 400 millones de dólares para la fecha), fue bautizado como el mayor
proyecto de telecomunicaciones de Latinoamérica y se preveía que consolidara una
ampliación de 6.886,22 Km de fibra óptica a la red de estatal, para la interconexión del
norte con el sur del país por medio del Eje Orinoco-Apure y el Eje Norte-Llanero.

Inicialmente según una nota de prensa del año 2009 consultada por IPYS Venezuela en la
página web de Cantv  la obra fue asignada  por Conatel al operador estatal Cantv, Huawei,
Alcatel-Lucent y la portuguesa Teixeira Duarte y Asociados, quienes debían concluirla en
2012. Sin embargo, en diciembre del año 2013, Conatel informó en un comunicado en su
página web que había alcanzado 70,2 %, desde entonces no se ofreció más información
actualizada del proyecto.

José María De Viana, ex presidente de Movilnet y experto en telecomunicaciones señalaba


en 2016 para una entrevista en el diario El Nacional, el rezago en el que se encuentra
sumido el mercado venezolano de la telefonía móvil. Acotaba que mientras en la región ya
se implementaba el uso de tecnología 5G, apenas las empresas privadas nacionales Digitel
y Movistar ofrecían servicio 4G solo en algunas ciudades, mientras Movilnet, que agolpaba
alrededor de la mitad de los usuarios del servicio en el país, operaba con tecnología de
segunda generación, CDMA.

La red venezolana

En 2017 Conatel reportó que 13.517.785 de suscriptores poseían equipos considerados


inteligentes, 57,91% con terminal operativo de Android, 12,80% Blackberry, 3,83% iOS,
0,86% Windows y 24,61 otros.

De la totalidad de suscriptores con smartphones, 74,61% se mantenía en tecnología GSM,


21,17% en CDMA y solo 4,2% en la red de tecnología de avanzada LTE.

IPYS Venezuela consultó la información pública que ofrecen los operadores de Banda
Ancha Móvil nacional en sus páginas web y constató que la operadora Movistar solo ofrece
servicio de 4G en tres ciudades del país: Distrito Capital (Caracas), Anzoátegui (Barcelona
y Puerto la Cruz).

La tecnología 4G LTE de Digitel es prestada en 19 ciudades Distrito Capital (Caracas),


Portuguesa (Araure), Lara (Barquisimeto, Cabudare), Vargas (Caraballeda, Catia La Mar
Macuto, Maiquetía, Naiguatá) Carabobo (Guacara, Valencia, Puerto Cabello)  Aragua
(Maracay, Turmero, La Victoria, Cagua) y Zulia (Maracaibo, Cabimas y Ciudad Ojeda).
Mientras Movilnet no ofrece información sobre la cobertura de sus servicios.

Estos proveedores de forma conjunta estarían llegando actualmente con la tecnología del
4G LTE a 8 estados del país, lo representa únicamente 34,7%  de todo el territorio nacional.

Para De Viana luego de la estatización de la Compañía Anónima Nacional Teléfonos de


Venezuela (Cantv) inició el deterioro de la empresa más grande del sector, propietaria de la
mayor red de fibra óptica y principal proveedora de servicio a la industria, lo que acarreó
incidencias letales en la industria.

Al día de hoy Cantv se mantiene como el mayor proveedor del mercado de internet
tradicional en el país con el 69,5% de los suscriptores totales, seguido de Inter con 8,8%,
Digitel 8,7%, Movistar 6,8%, Movilnet 4,6% y otros 1,7%:

La empresa Cantv fue nacionalizada en el año 2007, y dos años después iniciaría el declive
del Índice de Desarrollo de Ecosistemas Digitales de Venezuela, según el estudio divulgado
en 2017 por la Corporación Andina de Fomento (CAF).

Esta fecha coincidiría con la promulgación en marzo de 2009 del Decreto 6.649 impulsado
por el presidente Hugo Chávez, donde se detallaba el Instructivo Presidencial para la
Eliminación del gasto suntuario o superfluo en el sector público nacional, y se incluía la
imposibilidad de adquisición sin previa autorización del Vicepresidente Ejecutivo y
exposición de motivos de servicios de telefonía celular, y de discado directo internacional,
de equipos y plataformas tecnológicas, así como del uso de internet en el sector público.
6.- Carta náutica: metodología de investigación

Esta investigación Mínima expresión: bitácora de la navegación en Venezuela partió a la


luz del desarrollo de un sistema de monitoreo de categorías sistemático y automatizado en
torno a las limitaciones de los derechos digitales y a las restricciones a la neutralidad de la
red en el territorio de Venezuela.

En el marco de este sistema, IPYS Venezuela emprendió esta investigación para analizar
las condiciones de la calidad de la navegación en internet en Venezuela,  con una cobertura
nacional, en la modalidad de banda ancha fija (BAF) y banda ancha móvil (BAM).

o La medición se efectuó durante un período de 15 días, entre el 23 de enero al 6 de


febrero de 2018 y abarcó los 23 estados del territorio nacional.
o La muestra constituyó 6.187 mediciones que se repartieron entre colaborativas,
realizada por ciudadanos desde zonas urbanas, suburbanas y rurales de los 23
estados del país.
o Las pruebas se desarrollaron a través de una aplicación web disponible en el portal
de IPYS Venezuela desarrollada por el grupo de colaboradores del Open
Technology Institute (OTI) y de MLAB. Esta alianza surgió ante la necesidad de
levantar el mapa de la navegación en Venezuela.  Corresponde a una NDT
(herramienta de diagnóstico de red) que reporta velocidades de carga y descarga e
intenta determinar qué problemas limitan las velocidades.
o Los criterios de análisis estuvieron relacionados con las desagregaciones de los
proveedores de internet en Venezuela, fijos y móviles, así como la localidad, la
fecha y hora de la prueba, y las velocidades de carga y descarga. Este último
indicador fue el que se tomó como referencia para determinar la calidad de
navegación real. La unidad de medida de referencia fueron megabits por segundo
(Mbps). Las métricas reportadas fueron: rendimiento de descarga (Mbps),
rendimiento de carga (Mbps), tiempo de ida y vuelta (ms).
o Las pruebas se desarrollaron bajo protocolos de seguridad y el equipo técnico
resguarda la confidencialidad de los colaboradores.
o La investigación fue desarrollada por un grupo multidisciplinario en la que
participaron periodistas, desarrolladores web, ingenieros en sistemas y activistas de
derechos digitales.
o Las mediciones fueron acompañadas por una campaña comunicacional durante 15
días para incentivar la participación ciudadana.
o Hubo un equipo de colaboradores de levantamiento y confirmación de datos en el
Área Metropolitana de Caracas, en sectores urbanos y por suburbanos, por ser el
área de mayor densidad poblacional del país.

7.- Desafíos de la navegación

Esta investigación muestra nueve desafíos que tiene Venezuela para asegurar una mayor
calidad de la navegación en Venezuela:
La capacidad de la banda ancha para impulsar el desarrollo económico y social, así como
para estimular transformaciones políticas es un hecho asimilado por muchos países. La
Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha reconocido el acceso universal y asequible
a Internet en los países menos adelantados entre sus Objetivos de Desarrollo Sostenible
(ODS) 2015-2030.

Venezuela se enfrenta hoy a una desaceleración económica, y atraviesa una compleja crisis
política y social. Desde IPYS Venezuela apostamos por  trabajar en consolidar el
diagnóstico de los problemas públicos que enfrenta el país en materia de conexión a
internet, así como a la construcción de alternativas y búsqueda de soluciones que se
traduzcan en amplias garantías de derechos digitales para los ciudadanos.

Urge en el país un  plan articulado de políticas públicas para la promoción del acceso a un
internet de calidad de amplia cobertura nacional. La Cepal en su Estado de la banda ancha
en América Latina y el Caribe 2016 incluye una lista de las Agendas digitales en América
Latina y el Caribe que da cuenta de las propuestas de largo aliento de los países de la
región.  Los cinco temas tratados mayormente por estos países son: infraestructura,
gobierno electrónico y difusión de TIC, innovación digital, acceso universal y conectividad
de calidad. Sin embargo, Venezuela no figura dentro del listado por no poseer un plan
definido de política pública en la materia.

Que las autoridades actúen a favor de la igualdad de oportunidades, dado que


aproximadamente 40% de los venezolanos siguen sin tener acceso a internet, especialmente
en la zonas rurales. En segundo término se debe procurar una banda ancha más accesible y
asequible, que se traduzca en políticas públicas que mejoren acceso, calidad de servicio y
ello repercuta en mayor inclusión social, productividad y transparencia en la gobernanza
digital sectorial.

Exigimos a las autoridades trabajar en la promoción de herramientas que incentiven y


fomenten la inversión de actores tanto públicos como privados, la sana competencia y el
despliegue de redes de fibra óptica en todo el territorio nacional.

Es necesario implementar una estrategia de seguimiento sistemático de los planes de


inversión dirigidos la ampliación de la infraestructura para el aseguramiento de la banda
ancha en zonas rurales y en sectores específicos como en las instituciones públicas locales,
las escuelas, y los centros de salud pública.

Se debe dejar de concebir la inversión en tecnología como un “gasto suntuario” y


comprender que las políticas de banda ancha efectivas pueden servir de catalizador para
aumentar dividendos digitales en el marco de una crisis económica donde se busca la
diversificación de las rentas.
La asequibilidad constituye uno de los frenos a la expansión del sector en este momento.
Pese a que los proveedores de servicios de banda ancha en el país realicen un esfuerzo por
brindar distintos paquetes de voz y datos tanto para la BAF como para la BAM, el alto
costo de los equipos móviles, tabletas y computadores se ha constituido en un obstáculo
infranqueable para la mayoría de los venezolanos que no pueden  destinar parte de sus
presupuestos a estos dispositivos.
Se debe eliminar de inmediato los marcos normativos que atenten contra la libertad de
expresión y opinión de los venezolanos, violentando los principios y derechos humanos de
la libertad en la red.

En IPYS Venezuela queremos cooperar con el entendimiento de Internet como un derecho


humano y un nuevo centro de interacciones sociales. Nuestra mayor aspiración es aportar
en la construcción de una red más democrática y con mayores libertades. Con más
pluralidad y menos censura, con más derechos y menos persecuciones, donde haya más
expresión y menos presión, y para eso seguimos apostando.

Equipo de trabajo

Marianela Balbi, dirección  ejecutiva de IPYS Venezuela

Mariengracia Chirinos, dirección de libertades informativas, coordinación del proyecto

Scarlet Clemente, investigación en derechos digitales

Chris Ritzo, desarrollo y análisis de datos

Francisco Colmenares, José Gregorio García y José Ricardo Suárez, acompañamiento


técnico.

Maruja Dagnino, dirección de comunicaciones

Aura García: jefa de campaña y redes sociales

Carolina Carrera, dirección de planificación estratégica

MLAB / OTI, Consultorías técnicas

Carlos Medina, consultoría estadística

Documentos consultados

 Rojas, E, L. Poveda & Grimblatt, N (2016). Estado de la banda ancha en América


Latina y el Caribe 2016: CEPAL.
 OCDE, BID (2016). Políticas de banda ancha para América Latina y el Caribe: Un
manual para la economía digital. Disponible en:
https://publications.iadb.org/bitstream/handle/11319/8249/Politicas-de-banda-
ancha-para-America-Latina-y-el-Caribe-un-manual-para-la-economia-digital.PDF?
sequence=1
 Documentos oficiales
 Conatel. (2015) Indicadores anuales 2014.
Disponiblehttp://www.conatel.gob.ve/files/Indicadores/indicadores_2014/CIFRAS_
I-2014_COMPLETO.pdf
 Conatel. (2017) Informe Cifras del Sector Segundo Trimestre 2017. Disponible:
http://www.conatel.gob.ve/informe-cifras-del-sector-tercer-trimestre-2016/
 Conatel. (2017) Principales indicadores del sector año 2016. Disponible:
http://www.conatel.gob.ve/estadisticas-anuales-y-trimestrales/
 Ministerio del Poder Popular para la Ciencia, Tecnología e Industrias intermedias
(2007). Plan Nacional de Telecomunicaciones, Informática y Servicios Postales –
PNTIySP 2007-2013
 Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela. Nº 38.146, Marzo 28,
2009. Extraído el 4 de febrero de 2018 de:
http://www.inapymi.gob.ve/documentos/39146%20instructivo%20gastos
%20suntuarios.pdf
 Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la información (2009). Red
Nacional de Transporte. Octavo Proyecto-FSU.
 Informes
Freedom House (2017) Freedom on the Net.A Global Assessment of Internet and
Digital Media Freedom. Venezuela. Disponible:
https://freedomhouse.org/report/freedom-world/2017/venezuela
 Katz, R. (2015). El ecosistema y la economía digital en América Latina. Barcelona:
Editorial Ariel; Fundación Telefónica; Editorial Planeta. Disponible en :
http://scioteca.caf.com/handle/123456789/768
 IPYS (2016). Navegar con Libertad- Perspectivas de la red en Venezuela:
Disponible:  https://ipysvenezuela.org/navegarconlibertad/
 Media Web
IPYS (2016). Navegar con Libertad- Perspectivas de la red en Venezuela:
Disponible:  https://ipysvenezuela.org/navegarconlibertad/
 IPYS (2017). Con la norma  Contra el Odio, el Gobierno venezolano profundiza
regulaciones en redes sociales. Disponible en :
https://ipysvenezuela.org/alerta/gobierno-venezolano-profundiza-regulaciones-
redes-sociales/
 El Nacional (Noviembre 14, 2016) Falta de dólares desacelera velocidad de
navegación en Internet y conexión móvil. Disponible en: http://www.el-
nacional.com/noticias/economia/falta-dolares-desacelera-velocidad-navegacion-
internet-conexion-movil_4848
 Cantv (Noviembre, 11, 2009) Disponible en: http://www.cantv.com.ve/seccion.asp?
pid=&sid=144&notid=3563
 Telesemana (Febrero, 2, 2014) Construcción de Red Nacional de Transporte
venezolana llegó al 70% en 2013. Disponible en:
http://www.telesemana.com/blog/2014/02/04/construccion-de-red-nacional-de-
transporte-venezolana-llego-al-70-en-2013/

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