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SEGUNDO

CONGRESO DE IMAGEN Y PEDAGOGÍA


MAZATLÁN, SINALOA
NOVIEMBRE DEL 2002

PONENCIA:

LA TELEVISIÓN EDUCATIVA EN MÉXICO

JULIO CÉSAR DOZAL


CENTRO DE CULTURA DIGITAL / INTTELMEX
SEGUNDO CONGRESO DE IMAGEN Y PEDAGOGÍA Julio César Dozal

Presentación

En esta presentación se señalan algunos de los antecedentes más relevantes de la televisión educativa en México; así mismo se
distinguen, a nuestro parecer, las dos etapas de su desarrollo y algunas características que las diferencian.

En otro apartado se plantean algunos elementos que definen la televisión educativa en México, mismos que es necesario con-
siderar en el desarrollo de proyectos.

Por último, se establecen algunas notas que contribuyen a configurar un balance de los más de 35 años del sistema de tele-
visión educativo mexicano y como un addendum se realizan algunas preguntas que avizoran retos para la televisión educativa
mexicana.

Antecedentes

Los orígenes de la televisión educativa mexicana pueden ubicarse hacia fines de los años cuarenta y principios de los cin-
cuenta, sin embargo, no será sino hasta la siguiente década que se podrá hablar del establecimiento de un sistema de tele-
visión educativa, cuando destacan como momentos significativos la creación de un modelo experimental de telesecundaria, la
propuesta de alfabetización a través de la televisión y, a partir de 1968, el inicio del proyecto de telesecundaria que empieza
a operar en forma regular.

Podemos encontrar cierta correspondencia entre los proyectos de televisión educativa en México, con las políticas impulsadas
en aquel momento por instituciones internacionales. Sin embargo, conviene recordar que en nuestro país existían precedentes
en el uso de “medios audiovisuales” en la educación.

En 1921 José Vasconcelos proponía utilizar el cine y la radio con fines educativos, en 1947 se creó el servicio de enseñanza
audiovisual dentro de la estructura de la Dirección General de Enseñanza Normal, en el año de 1948 el Instituto Nacional
de Bellas Artes realizó una investigación sobre las características y diferencias de las propuestas televisivas que operaban en
Gran Bretaña y en Estados Unidos, en el mismo año se realizaron las primeras demostraciones de la televisión aplicadas a la
medicina, en 1952 se inauguró el primer sistema de circuito de cerrado de televisión a colores para apoyo de la docencia en
la Escuela Nacional de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Estos hechos hacen evidente una tendencia a incorporar los avances tecnológicos, en este caso los denominados “medios
audiovisuales”, a la educación. En ello influyeron las políticas propuestas por organismos internacionales, así como la evi-
dente necesidad de atender a un núcleo social que el sistema educativo escolar “tradicional” no había podido incorporar.
Estos elementos se integraron para dar origen a la televisión educativa mexicana la cual, conviene destacarlo, surgió como un
proyecto de alcance nacional.

Etapas

A lo largo de su trayectoria la televisión educativa se ha constituido en un componente sustancial del sistema educativo mexi-
cano, en ella es factible ubicar dos grandes etapas de desarrollo que presentan rasgos particulares en términos de las propuestas
educativas diseñadas, la cobertura, la tecnología para la transmisión de la señal y el impacto social de los proyectos.

La primera etapa corresponde al período que transcurre entre las experiencias de los años sesenta hasta 1995, cuando se crea
la Red Satelital de Televisión Educativa. La segunda corresponde al período de 1995 hasta el momento actual. Esta puede
designarse como etapa de expansión.

La primera etapa se caracteriza fundamentalmente por el predominio de la telesecundaria como el proyecto señero de la tele-
visión educativa, destaca el transito del proyecto experimental iniciado en septiembre de 1966 (83 alumnos, cuatro grupos,
en situación de observación y análisis, con transmisión en circuito cerrado) a las transmisiones en señal abierta iniciadas en
enero de 1968, con 6 559 alumnos y 301 maestros y una cobertura geográfica amplia, ¡en un periodo de poco más de un año!.
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(SEP/TESECUNDARIA, 1981); el crecimiento cuantitativo de la experiencia en los primeros años, se da en el orden del 20 %
anual (SEP/TELESECUNDARIA, 1981), como podemos apreciar, las características del modelo educativo, la cobertura regional
con pretensión de ser nacional, la transmisión en señal abierta y la entusiasta acogida de la misma en las comunidades, son
elementos que la distinguen.

En 1967, Miguel Sábido, basado en lo que se denomino Entretenimiento socialmente útil ( Sábido, 2002), realizó la primera
telenovela histórica La Tormenta, que marca un derrotero para la producción televisiva, en tanto persigue “…impulsar la idea
de que los medios de comunicación masiva logren un bien social…”; posteriormente se desarrollaron un gran número de
proyectos y acciones relevantes entre los cuales se pueden señalar:

- el uso de la televisión en el bachillerato abierto(1971) que coordinó el Centro para el Estudio de Medios y
Procedimientos Avanzados de la Educación (CEMPAE)
- el convenio de 1975 entre la UNAM y la Fundación Cultural Televisa para transmitir “Introducción a la
Universidad”
- los cambios introducidos en 1979 a la Telesecundaria, incorporando actores profesionales como conductores y
actores de los programas.

Durante la década de los ochenta destacan:

- el Telebachillerato que impulsa el Gobierno de Veracruz


- la Primaria por televisión, que produjo y transmitió Canal 11, en 1985
- la creación de los primeros sistemas estatales de radio y televisión en los Estados de la República
- el inicio de las transmisiones de telesecundaria y otros programas educativos a través del satélite Morelos I.

Esta etapa también se caracteriza por el predominio de dos modalidades de producción de la llamada televisión educativa, a
saber: la teleclase y los programas que incorporan elementos del lenguaje audiovisual.

La teleclase consistía básicamente en la “reproducción” de los modelos propios de la institución escolar, de tal manera que
el resultado típico era que cada programa televisivo consistía en una clase, en la que un profesor, con ayuda del pizarrón,
dibujos, esquemas, elementos técnicos y de laboratorio, efectuaba sus explicaciones frente a la cámara. Más allá de las limita-
ciones presentes en el modelo de producción televisiva, fue posible cubrir amplias regiones geográficas en donde las carencias
de instituciones escolares y de maestros hacían imposible la satisfacción de las necesidades del sistema educativo.

La incorporación de diversos elementos propios del lenguaje audiovisual en el proceso de producción, se vio enriquecida por
la producción de telenovelas históricas y documentales que, aunados a la aparición de “Plaza Sésamo”, exploraban formas
más atractivas, lúdicas, dinámicas e interesantes para mostrar y tratar un tema.

La segunda etapa, que denominamos de expansión, la ubicamos al constituirse la Red Satelital de Televisión Educativa (EDU-
SAT), la cual permite ampliar los canales de transmisión y los alcances de la señal emitida, logrando una cobertura de carácter
internacional.

En esta etapa se diversifica y amplia la gama de propuestas de televisión educativa, tales como la Educación Media Superior
a Distancia (EMSAD), los Veranos, espacio de formación y capacitación para el magisterio; la Secundaria a Distancia para
Adultos (SEA); las propuestas de capacitación del CONALEP, el sistema de educación a distancia del Centro de Entrenamiento
de Televisión Educativa (CETE) y los proyectos de la UNAM y del IPN, entre otros. Así mismo es posible observar el que el
sistema de televisión educativa se constituye en una fuente de material y un apoyo para la labor de los más de veinte sistemas
estatales de radio y televisión.

Afirmamos que en la expansión de la televisión educativa intervinieron varios aspectos, entre los que destacan el cambio en
la tecnología para la transmisión de la señal (uso del satélite) y para la producción de programas (animación, digitalización,
etc.), una mayor inversión en infraestructura en muy diversas instituciones desde escuelas hasta dependencias de los gobiernos
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de los Estados, la disminución de costos de los equipos televisivos y una cultura mucho más marcada por la presencia de las
imágenes visuales.

En este período también encontramos un incremento en la producción televisiva y se ampliaron las posibilidades de desarrollar
programas de formación utilizando la televisión, pero ha sido de particular importancia la elaboración de modelos pedagógi-
cos con el uso de este recurso, de tal manera que el cuestionamiento se centraba en el planteamiento de estrategias para usar
y manejar el medio, a fin de otorgarle una dimensión específica como material para educar.

En este tenor se pueden señalar algunas tendencias de trabajo en la etapa de expansión:

- Una orientación a la incorporación de los programas televisivos como un recurso complementario.


- Una flexibilización en las modalidades de programación, ofreciendo a los perceptores más de una opción para
visualizar los programas.
- La incorporación de nuevos elementos que provee la tecnología: videotecas escolares, uso de la computadora,
guías de lectura audiovisual, entre otras.
- El ofrecer un servicio de transmisión “bajo demanda” y/o “a la carta”.
- La consolidación de diversos proyectos de educación para los medios y la conformación de una amplia masa
crítica en el magisterio.

Quizás convenga preguntarnos ¿qué es lo que hace que el modelo de televisión educativa mexicano, se constituya en uno de
los modelos más exitosos, a nivel mundial?, ¿qué provoca que sea un modelo válido y usado en varias naciones en el conti-
nente?

Algunos apuntes:

- Cubre una necesidad social


- Es un modelo relativamente de bajo costo.
- En un país, con tradiciones educativas centradas en los materiales, los programas de televisión se constituyen en un
eje de la propuesta de formación.
- Es una propuesta eficiente, en más de un sentido, socialmente y en términos del egreso de estudiantes.
- La disponibilidad de infraestructura, conectividad y equipamiento.
- Aceptación e impulso del uso de la televisión con fines educativos, por muy diversos sectores: gubernamental,
magisterial, sociedad, entre otros.

La televisión educativa

A la televisión educativa se le concibe de forma muy diversa, hay quienes la conciben como recurso que atiende a los intereses
del espectador en función de los beneficios que le brinda; también se le distingue por sus objetivos pues propicia el cono-
cimiento y aprendizaje, o en la medida en que difunde y mejora la educación; igualmente hay quienes refieren la “naturaleza”
del medio masivo de amplia cobertura.

Otras posiciones la consideran como un apoyo didáctico, un instrumento pedagógico de enseñanza y aprendizaje o como
complemento del trabajo docente; igualmente nos encontramos con quienes la consideran factor fundamental del proceso de
enseñanza – aprendizaje, de modernización de la enseñanza y quienes únicamente la definen en contraposición a la televisión
comercial. Así mismo hay nociones que ponen el acento en los aspectos de cobertura, o bien, en la función social que se
cumple; otras que la consideran un modelo alterno de escolarización o las que destacan su orientación hacia la atención de
núcleos “cautivos” e incluso aquellas que la consideran como un medio de difusión cultural.
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Si bien, reconocemos que la televisión educativa se ha constituido atendiendo los señalamientos anteriores, convendría añadir
que se conforma de imágenes expresadas en pantallas.

Partimos de cuatro criterios para explicar la especificidad de la televisión educativa.

El diseño pedagógico audiovisual, el cual consiste, según Montero (2000), en “una forma de entender el idioma audiovisual,
de abordar los discursos audiovisuales, de entender los medios de comunicación y sus posibilidades, de aprender a narrar dife-
rentes sintaxis audiovisuales, … La construcción de este discurso audiovisual requiere contar con la definición y dosificación
de contenidos, las características del público al que se dirige, los objetivos que se esperan alcanzar y una serie de recomenda-
ciones pedagógicas sobre cómo tratar el contenido para que al participante se le facilite aprender.

Estos aspectos se deberán tomar en cuenta para decidir cuáles serán los ‘ejes narrativos’, de la serie o el programa de tele-
visión”.

En este mismo apartado se consideran las referencias a los contenidos del Sistema Educativo Nacional, al Programa Regional o
a la filosofía educativa de la institución; la teoría educativa con base en la cual se desarrolla el proyecto educativo; así mismo
se establecen con claridad las funciones que se pretende cumplan los programas de televisión en el modelo educativo de que
se trate, en concordancia con las necesidades de la población objetivo.

Producción, los programas de televisión educativa están sujetos, como todo material televisivo, a un proceso de preproduc-
ción, producción y postproducción; pero es necesario contar con una política de renovación y actualización que responda a
criterios específicos como la modificación de contenidos, el avance del conocimiento, el nivel educativo o los enfoques me-
todológicos y no exclusivamente a los avances en la tecnología o a los cambios en los formatos de los programas para atender
el “gusto” de un público.

Además la televisión educativa descansa y genera una política de uso de los acervos de imágenes y programas previos, igual-
mente contempla desarrollar productos adicionales o subproductos y, de manera relevante, realizar los programas atendiendo
a las características del modelo educativo en cuanto a su duración y la interrelación con otros materiales.

Distribución, en la medida en que la televisión educativa no descansa en criterios de raiting, sino que responde a necesidades
específicas de un determinado modelo educativo, ciertos objetivos de aprendizaje y ciertas particularidades de los usuarios;
no es posible concebir proyectos de televisión educativa que no consideren: la infraestructura para la transmisión (circuito ce-
rrado, satelital, cable u otras) y, una política de programación (los tiempos disponibles, canales, calendario, barras y horarios
de transmisión, repeticiones probables de programas, como aspectos más relevantes). Un aspecto adicional, es el considerar
las relaciones de los programas televisivos con otros materiales complementarios que deben ser contemplados tanto en el di-
seño como en las pautas de transmisión.

Consumo, en este rubro se ubican los “modelos de uso” como un elemento adicional de la televisión educativa, es decir, toda
propuesta de televisión educativa presupone ciertas formas y posibilidades de uso de los programas: como elementos que
ofrecen información, que cumplen una función complementaria, como materiales para ser grabados, como recursos para el
análisis, etc. Cabe destacar que independientemente de una posible previsión y sugerencia de cómo debe ser usado deter-
minado programa y de las estrategias de trabajo recomendadas, es en la realidad de cada institución, de cada aula, de cada
espacio de formación y en el vínculo concreto entre participantes y coordinadores, que se redefinen y reinventan los posibles
modelos de uso de los programas de televisión educativa(SEP/ILCE, 2002).

Notas para un balance: relevancia de la televisión educativa

Las siguientes notas no pretenden agotar todas las aristas de un fenómeno tan complejo, tan solo están encaminadas a señalar
algunos elementos a ser considerados en el necesario balance de la televisión educativa mexicana, mismo que se encuentra
en espera de ser realizado.
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La lógica de la implantación de la televisión educativa, en México, durante su primera etapa y de algunos proyectos actuales,
ha sido impulsada por una visión economicista, en la medida en que se procura una disminución en los costos del servicio
educativo dado que es posible llegar a nuevos grupos y alcanzar resultados de aprendizaje con menor inversión por alumno
de la que requieren los métodos de enseñanza tradicional.

Es evidente la amplia producción y experimentación que en el ámbito de la televisión educativa se ha desarrollado a lo largo
de los últimos años, como dan muestra de esto los más de veinte modelos educativos con uso de televisión, el cuantioso
acervo de producción televisiva, las diversas propuestas que han incursionado en géneros, incluso, como la telenovela.

Es conveniente señalar la continuidad y permanencia de la televisión educativa mexicana, que como afirman Torres y Tenti
(2000) en el caso de la telesecundaria, “…constituye una particular mezcla de estabilidad en cuanto a los objetivos generales
que se persiguen, una persistencia en las opciones estratégicas fundamentales y un proceso continuo de adaptación a los nue-
vos requerimientos y circunstancias”.

Quizás parezca evidente, pero es de destacar el carácter nacional de la televisión educativa, dado que surge en nuestro país
como un proyecto para atender las necesidades de la población mexicana y siguiendo las políticas, planes y programas del
sistema educativo nacional. Este carácter se ha mantenido y presenta ventajas y desventajas, así como ha permitido optimizar
la inversión realizada, no ha logrado atender las especificidades de determinadas regiones y localidades. Este hecho obliga a
pensar en esquemas que permitan la participación de las regiones, de los estados, de las comunidades.

Los más de 30 años de la televisión educativa han generado una situación de ambigüedad, por un lado se le respeta, se le ve
con optimismo, incluso en ciertos casos con cierta adoración y por otro se recela, se le ve con escepticismo y desasosiego;
sin embargo, en el conjunto de la sociedad mexicana hay un reconocimiento y aceptación. Esta situación permite realizar ac-
ciones de mayor envergadura y de mayor trascendencia.

La televisión educativa ha constituido una propuesta relevante y exitosa de incorporación de la tecnología en el proceso edu-
cativo. En este sentido, ha abierto una ruta de trabajo en la búsqueda de alternativas que flexibilicen y renueven los procesos
de enseñanza.

Dado que los mensajes televisivos están basados en imágenes, la televisión ha influido en el desarrollo de nuevos procesos de
aprendizaje y ha incorporado una amplia gama de opciones al trabajo pedagógico.

Uno de los aspectos más críticos en procesos educativos que incorporan uso de tecnología, de cualquier tipo, lo constituye el
agente educativo, en cuanto a que las actitudes favorables a la innovación y al cambio por parte del mismo contribuyen a la
solidez, permanencia y calidad de los proyectos. Tenemos evidencia de que en la televisión educativa mexicana el desempeño
de los agentes es muy diverso, siendo fundamental en éste tanto los recursos materiales que tengan a su alcance, como las
condiciones de la propia comunidad, la experiencia laboral y una mayor flexibilidad administrativa en el trabajo (TORRES y
TENTI, 2000) (SANTOS, 2001).

La experiencia de la televisión educativa mexicana y el trabajo de sus agentes han contribuido a la discusión en torno al papel
del maestro ante la tecnología y obviamente ante la televisión, destacando las facetas de animador, facilitador y formador. Es
decir se promueve la figura de un mediador que utilice diversos medios como fuentes de contenido, que organice y apoye
las tareas de los educandos introduciendo diversos medios y recursos que el entorno social pone a disposición del maestro
(DOZAL, 1997).

No existe la posibilidad de permanencia de una tecnología y de sus aplicaciones, si esta no es socialmente útil y responde a
necesidades específicas, si las comunidades no la arropan e incorporan a su vida cotidiana, en el caso de la televisión educa-
tiva nos encontramos con la plena aceptación por parte de un núcleo relevante del magisterio y una incorporación parcial en
su práctica diaria por parte de un sector mayoritario del mismo. Proyectos como los que dan vida a este Congreso, son funda-
mentales, en la medida en que la tecnología “no es un asunto puramente técnico”.
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Frente al arribo de las computadoras y otros dispositivos, la televisión educativa se enfrenta al fenómeno propio de la moda
“use y deseche”. Destacar las potencialidades y usos factibles de la televisión educativa es necesario para no desechar la ex-
periencia y los saberes acumulados.

La situación de la plataforma tecnológica de la televisión educativa se enfrenta a nuevas posibilidades, la existencia de códigos
emanados de los desarrollos computacionales ofrece opciones que enriquecen las posibilidades de comunicación e interac-
tividad en la televisión y en consecuencia, sugieren modificaciones en los planes y estrategias de trabajo.

Es muy probable que se desarrolle un aumento en la demanda de programas de televisión al ampliarse las capacidades de
transmisión y ante la emergencia de nuevos segmentos de usuarios que pedirán satisfacer sus necesidades específicas.

Los cambios tecnológicos, sin duda, han estado impactando en los formatos de producción de la televisión educativa mexi-
cana, es necesario profundizar en la evaluación y experimentación de los mismos con animo de utilizar aquellos que brindan
una mejor solución para el aprendizaje.

Algunas preguntas ante el cambio

Así como reconocemos los aportes y experiencia de la televisión educativa mexicana, es inevitable plantearnos algunos cues-
tionamientos que surgen del cambio acelerado y continuo en materia de tecnología, de las nuevas demandas sociales y los
cambios en los modelos educativos.

¿Para qué nos sirve en el momento presente la televisión educativa, en particular, en México?

¿Cuál es la especificidad de la televisión educativa frente a la cada vez mayor cantidad de dispositivos tecnológicos?

¿Cómo renovar y profundizar en las opciones brindadas por la televisión educativa?

¿Cómo propiciar una participación más amplia de los sujetos en el proceso de producción de la televisión educativa?.

¿Qué opciones ofrece la televisión educativa para atender a los diversos segmentos sociales que requieren alternativas y ser-
vicios diferentes?.

¿Qué proporción de las propuestas televisivas debe corresponder a las regiones, Estados, localidades…?

¿Qué formatos de producción debe incluir la televisión educativa, ante la cada vez mayor cantidad de innovaciones tecnológi-
cas?

¿Qué alternativas tenemos frente a la llamada televisión digital?

Estas preguntas son una invitación para una discusión en torno a qué haremos y qué futuro deseamos para la televisión educa-
tiva. Ellas requieren respuestas, esta será la única manera de enfrentar los retos que nos plantea desde este momento, el siglo
XXI y las nuevas generaciones.
SEGUNDO CONGRESO DE IMAGEN Y PEDAGOGÍA Julio César Dozal

Bibliografía

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