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1. En 1756, España declaró la guerra a Inglaterra.

Carlos III, Rey de España, en busca


de recursos decidió aumentar los tributos en la Nueva Granada para financiar tal
conflicto.

2. El Regente Visitador General Juan Bautista Gutiérrez de Piñeres, llegó a Santa Fe


de Bogotá, en enero de 1778, portando plenos poderes de Carlos III para la
reorganización de los impuestos reales.
Entra JUAN BAUTISTA GUTIERREZ

3. El pago de impuestos afectada a los pobres, que antes no la pagaban.

4. El viernes 16 de marzo de 1781, día de mercado, cuando un tejedor de mantas


llamado José Delgadillo irrumpió en la plaza principal con el sonido marcial de un
tambor al frente de algo más de una docena de acompañantes. Todos en dirección a
la casa del alcalde.
Entra JOSE DELGADILLO CON EL PUEBLO

5. Manuela Beltrán, una tabaquera de 57 años, en medio del acaloramiento, rompió el


edicto fijado en la pared donde se discriminaban los cobros por el impuesto de la
Armada de Barlovento.
Entra MANUELA BELTRAN

6. Los protagonistas de los amotinamientos fueron el pueblo pobre, a los que se


unieron después otros sectores de la sociedad. Como jefes del alzamiento y con el
título de capitanes generales nombraron a Juan Francisco Berbeo.
Entra JUAN FRANCISCO BERBEO

7. Cerca de seis mil hombres marcharon a la capital armados de 'chuzos, sables,


espadas, palos, piedras, y las muy pocas armas de fuego no pasaban de pistolas'.
Entre ellos marchaba José Antonio Galán, que luego sería elevado a la categoría de
capitán.
Entran JOSÉ ANTONIO GALÁN
CACICA GAITANA
AMBROSIO PISCO
SIMONA DUQUE

8. El Virrey Manuel Antonio Flórez  desconoció las capitulaciones, con el argumento de


que habían sido firmadas bajo amenaza. Ordenó el envío de tropas a Santa Fé para
implantar la autoridad, al servicio del nuevo Virrey Caballero y Gongora.
Entra CABALLERO Y GONGORA

9. Cuando José Antonio Galán recibió el texto de las capitulaciones y la orden de


Berbeo de licenciar sus hombres, no pudo contener su sorpresa y su indignación ante
este melancólico final. Inició entonces su lucha. 
Arman las filas de Batalla

10. En octubre, los alcaldes ordinarios del Socorro comisionaron a don Salvador Plata
para captura a Galán en Mogotes, vivo o muerto. El día 13 de octubre de 1871, fueron
capturados a la medianoche, en Chaguanete, Galán y sus compañeros, y llevados
presos al Socorro el día 16.

SE LEE LA CONDENA
... Condenamos a José Antonio Galán a que sea sacado de la cárcel, arrastrado y
llevado al lugar del suplicio, donde sea puesto en la horca hasta cuando naturalmente
muera; que, bajado, se le corte la cabeza, se divida su cuerpo en cuatro partes y
pasado por la llamas (para lo que se encenderá una hoguera delante del patíbulo); su
cabeza será conducida a Guaduas, teatro de sus escandalosos insultos; la mano
derecha puesta en la plaza del Socorro, la izquierda en la villa de San Gil; el pie
derecho en Charalá, lugar de su nacimiento, y el pie izquierdo en el lugar de Mogotes;
declarada por infame su descendencia, ocupados todos sus bienes y aplicados al
fisco; asolada su casa y sembrada de sal, para que de esa manera se dé olvido a su
infame nombre y acabe con tan vil persona, tan detestable memoria, sin que quede
otra que la del odio y espanto que inspiran la fealdad y el delito.

JUAN FRANCISCO BERBEO MORENO


Nací en el municipio de El Socorro, en 1739.  Fue el Comandante General de
la Insurrección de los Comuneros. Soy hijo de españoles, mi familia pertenecía a la
élite de El Socorro, si bien mi fortuna era modesta. Para 1781 yo era uno de los
regidores del cabildo socorrano y como tal, fue escogido por las masas populares que
se levantaron en contra del alza de impuestos en marzo de 1781, como su
comandante general. Lideré entonces los más de 20.000 hombres que se reunieron en
marcha hacia Santa Fe y lideré las negociaciones que llevaron a las «Capitulaciones
de Zipaquirá» en las que se consagraban numerosas mejoras en las condiciones
económicas, políticas y sociales de los americanos; como parte del acuerdo, fui
nombrado Corregidor de la recién creada jurisdicción de El Socorro. Meses después
Las Capitulaciones estas fueron anuladas por el gobierno español y los líderes de la
insurrección perseguidos. Yo fue destituido y juzgado, pero logré salir airoso en mi
defensa. Morí en El Socorro, 1795

JOSE ANTONO GALAN


Nací en Charalá en 1741. Soy de origen humilde, mestizo, hijo de don Martín Galán,
un español pobre que anduvo errando por las tierras colombianas, de ascendencia
gallega, hasta que contrajo matrimonio con una campesina llamada Paula Francisca
Zorro, una mestiza con ascendencia guane. Sólo aprendí a firmar. Toda mi vida
trabajé como jornalero, pero nunca tuve tierra propia.
A España no le gustaron mis declaraciones libres de tributos a los indígenas, ni que
despojara de sus armas y del bastón de mando a las autoridades. Fui encarcelado en
Nemocon, el 24 de mayo, pero fui puesto en libertad al día siguiente debido a la
ascendencia de que gozaba sobre la tropa y por intervención del generalísimo Juan
Francisco Berbeo, quien consideró que yo era la persona más indicada para dirigir el
destacamento comunero que habría de obstruir la comunicación
entre Santafé y Facatativá, y de interceptar las armas que había enviado el virrey
desde Cartagena. Cumplí la orden de interceptar el correo al apresar al piquete
realista que lo conducía, pero luego desconocí al generalísimo, desobedeciendo su
orden de regresar y emprendí por mi cuenta una campaña de agitación por algunos
pueblos ribereños del río Guapura.
Pasé por Guaduas el 8 de junio, comandando un ejército de 300 hombres. Al llegar
a Mariquita, el 16 de junio de 1781 contaba con 400 soldados armados con picas,
espadas, lanzas, machetes y algunas armas de fuego. El 20 de julio, salí victorioso de
una emboscada que se preparó luego que la Real Audiencia decretara mi captura. En
mi campaña favorecí el enfrentamiento interracial, con la destrucción de los
instrumentos de tortura que se usaban en las grandes haciendas, y con la liberación
de esclavos negros. Mientras iba a Soata para reclutar gente fui apresado. El 1 de
febrero de 1782.
JOSE DELGADILLO
Fui un líder comuneros de 1781. Nací en Charalá, antigua provincia del Socorro, en el
seno de una familia mestiza, las penurias económicas me obligaron como futuro líder
comunero a trabajar desde pequeño y ya entonces mostré un carácter rebelde. Me
casé con Toribia Berdugo y fui padre de dos hijas. Participé en una asonada contra el
corregidor de Charalá en defensa de los indios guanes y fue condenado a pagar el
servicio militar en Cartagena, donde tomé contacto con las artes de la guerra y alcanzé
el grado de cabo. Ante la reiterada negativa a su solicitud de baja del servicio, decidí
huir y llegó a mediados de 1780 a Charalá, cuando empezaban las protestas

ANTONIO CABALLERO Y GÓNGORA 


Nací en Priego el 23 de mayo de 1723 Mi nombre completo Antonio Pascual de San
Pedro de Alcántara Caballero y Góngora, fui un arzobispo católico español y,
desde 1782 hasta 1789, fui nombrado Virrey de Nueva Granada. Los frailes de San
Francisco me iniciaron en el estudio de gramática y humanidades. A finales
de 1747 titulé como bachiller en filosofía y a la vez como bachiller en teología; por
último ingresé por oposición en el Imperial Colegio de Santa Catalina, terminé estudios
en teología, graduándose como licenciado, formalmente el 3 de julio de 1744.
En 1774 fui invitado a predicar en la Capilla Real con asistencia de los Reyes y de
toda la Corte, fue mi palabra tan elocuente que Carlos III se emocionó y me propuso
al Papa para el Episcopado. 1776, fui consagrado en la Catedral de La Habana por
el obispo de Cuba. El 19 de septiembre de 1777, se me nombra arzobispo y se le
designa para la sede de Santa Fe de Bogotá. Siendo arzobispo de Santa Fe tuve que
enfrentar, en 1781, la Insurrección de los Comuneros, logrando hábilmente negociar
con los capitanes del movimiento -que amenazaba con tomarse a Santa Fe de Bogotá-
unas capitulaciones a cambio de desistir en sus intenciones. Los comuneros creyeron
en mi palabra y se disolvieron. Poco después se desconocieron las capitulaciones y se
mandò capturar a aquellos que persistían en la rebelión, entre ellos a José Antonio
Galán, quien a la postre fue fusilado y descuartizado. Logré hacerme recomendar ante
la corte para remplazar al Virrey. El 6 de julio de 1782, el rey Carlos III me nombró
Virrey de Nueva Granada. Además de Virrey, fui Capitán General y Presidente de
la Real Audiencia. Me interesó el desarrollo de las ciencias en perspectiva ilustrada,
apoyando el proyecto de creación de una universidad de estudios generales. Patrociné
la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada que dirigió el científico José
Celestino Mutis. En 1796, con ocasión de una visita de los reyes a Córdoba en la que
Carlos IV y María Luisa fueron atendidos por mí, estos ordenaron a su Ministro Godoy,
se dirigiera al Papa solicitándome capelo cardenalicio, pero tres días después, el 24 de
marzo de 1796, Jueves Santo, fallecí. Mi sepultura, se encuentra en el trascoro de la
catedral de Córdoba.
JUAN FRANCISCO GUTIERRES DE PIÑERES
Fui un político y administrador colonial español nacido en 1732 en Lebeña (Cantabria)
Fue regente y visitador de la Real Hacienda en el Nuevo Reino de Granada. Mis
medidas fiscales recibidas del su majestad el Rey Carlos III produjeron la insurrección
de los Comuneros. Estudié derecho en el Colegio de Santo Tomás de Sevilla.
Desempeñó cargos como alcalde mayor demostrando grandes cualidades
administrativas y celo, motivo por los cuales el ministro José de Gálvez me escogió
para realizar la reforma hacendística en el Nuevo Reino de Granada. En 1777 fue
nombrado regente de la Audiencia de Santa Fe de Bogotá, visitador general de los
tribunales de Justicia y de Real Hacienda, e Intendente de los Reales Ejércitos. Era
por tanto la segunda autoridad del reino, tras la del virrey, y a excepción del territorio
perteneciente a la Real Audiencia de Quito, que debía visitar Joseph García de Leon
Pizarro. Acometí las reformas fiscales, racionalizando los impuestos; englobó varios
diferentes en uno solo, suprimió algunos inexistentes y elevó otros. Duplicar el precio
del tabaco y el aguardiente. Resucitado el antiguo impuesto de la Armada de
Barlovento, es decir, el destinado para el sostenimiento de la Armada de Barlovento,
ubicado en las islas Antillanas, surgiendo la sublevación de los Comuneros en 1761
iniciando en el Socorro. Tuve miedo de caer en las manos de Galán y huí desde
Honda a Cartagena. No volví a Santa Fe hasta febrero de 1782, cuando todo estaba
calmado y aun así me negó a asistir al Real Acuerdo cuando este trataba asuntos de
castigo de los Comuneros. En junio de 1782 murió el nuevo virrey y tuve que hacerme
cargo de la Capitanía General, pero por poco tiempo, ya que el pliego de mortaja del
virrey fallecido designaba como nuevo mandatario a Antonio Caballero y Góngora,
arzobispo de Santa Fe. Continue con mi cargo de regente de Santa Fe hasta 1784,
cuando regresé a España, donde fue nombrado Consejero de Indias.

AMBROSIO PISCO 
Nací en 1737 fui un cacique indígena recordado por participar en la Rebelión de los
Comuneros (1781-1782) que sacudió al Virreinato de la Nueva Granada.
Soy natural del pueblo de Bogotá. Chía fue el lugar de mi bautizo. Fui hijo de Antonio
Pisco y Gertrudis Pisco, sobrino e hija respectivamente de Luis Pisco, “cacique del
pueblo Bogotá”. Luis Pisco murió sin descendencia masculina, debido a lo cual
Ignacio, hermano mayor de Ambrosio, detentó el cacicazgo hasta su propia muerte.
Ignacio tuvo un hijo con la mestiza Antonia Sánchez, “mezcla de sangre” lo que lo
excluía de la sucesión. Joseph Vicente Pisco, el sobrino, cedió sus derechos
sucesorios a Ambrosio. Los caciques desempeñábamos un rol de mediación entre la
población de origen español y sus súbditos indígenas.
No asumí la función política como cacique, por restringida que esta pudiera ser, sino
hasta la coyuntura de la Rebelión de los Comuneros. De hecho, me negué a aceptar el
cargo cuando a finales de la década de 1770 se lo ofreciera el fiscal de la Real
Audiencia Francisco Moreno y Escandón (1736-1792). Hasta los acontecimientos de
1781, yo había llevado una vida dedicada a la agricultura y al comercio. Era más rico
que muchos de los criollos. En Güepsa tenía una hacienda bien vestida de ganados y
mulas; en Moniquirá una tienda de géneros, y tienda también en Santafé”. Ejercía
funciones de administrador de los monopolios de tabaco y aguardiente, y era poseedor
de la hacienda “El Cacique”, localizada en los términos del pueblo de Bogotá.
Me propuse apoyar a la fuerza expedicionaria enviada desde Santafé para detener el
avance de los sublevados, pero la derrota de esta última en Puente Real en 1781 y las
amenazas proferidas por los capitanes Comuneros me condujeron a adherirse a estos
últimos.Traté de escapar de la presión de los líderes Comuneros e intenté dirigirme a
Santafé, pero en el Boquerón de Simijaca los indígenas le aclamaron como su líder.
Asumí sin mucho entusiasmo su nuevo rol político, y me declararon “Príncipe de
Bogotá” y “Señor de Chía”, acción que junto al hecho de haber percibido tributos de los
indígenas fueron el núcleo de la acusación de traición que se entabló en su contra. El
evento más celebre en el que participé durante la rebelión se produjo poco antes de la
firma de las Capitulaciones en Zipaquirá, sucedida el 6 de junio de 1781. El 31 de
mayo, el líder comunero Francisco Berbeo (ca.1739-1795) le ordenó que con los cinco
mil indígenas que me seguían se dirigieran a las cercanías de Santafé, para evitar la
entrada a la ciudad de otros sublevados que pudieran causar desórdenes. Abogué
para que los indígenas de la Provincia de Santafé recuperaran el manejo de las minas
de sal de Nemocón, lo que implicaba que se anulara el monopolio estatal  establecido
sobre dicho producto en 1777, lo que posteriormente negó rotundamente. La acción
más violenta en que participaron mis seguidores en 1781, consistió en el incendio de
la morada del administrador de las minas de sal en dicha población, acontecimiento
que condujo a la ejecución de varios de los implicados y me encarcelaron. Las
acusaciones en mi contra pudieron haberme conducido al cadalso, sin embargo, fue
indultado en 1782 por el Arzobispo Virrey Antonio Caballero y Góngora que no me
consideraba sedicioso, y reconocía mi papel en la pacificación de los indígenas, por
razones políticas no podía permitir mi presencia en las cercanías de Santafé y las
provincias sublevadas. Fui exiliado a Cartagena donde morí,

Fui el candidato ideal a la jefatura de los indios. Estos me aceptaban con entusiasmo;
era un indio hispanizado sin verdadero ímpetu político, y de hecho demostrè ser un
instrumento maleable para encauzar la cólera de los indios”.

“los indios que se hallen ausentes del pueblo, cuyo resguardo no se haya vendido ni
permutado, sean devueltos a sus tierras de inmemorial posesión, y que todos los
resguardos que de presente posean les queden no sólo en el uso, sino en cabal
propiedad para poder usar de ellos como tales dueños”.

MANUELA BELTRAN

Nací el 13 de marzo de 1724 en el Socorro. Pertenecí a una modesta familia,


descendiente de españoles que manufacturaban tabacos. Fui "una mujer del pueblo",
pero con la diferencia de que sabía leer lo suficiente para conocer el texto del edicto
sobre los nuevos tributos notificados por el Visitador-Regente Juan Francisco
Gutiérrez de Piñeres, quien reemplazaba y representa al virrey y sube los impuestos.
En la Nueva Granada, donde no se alcanzó a implantar el sistema de Intendencias, se
optó por el de Visitador-Regente; le correspondió a Juan Gutiérrez de Piñeres ser el
primero para La Nueva Granada. Este fue nombrado por la audiencia Visitador
General, y llegó a Santa Fe de Bogotá en enero de 1778 ,portando plenos poderes
de Carlos III para la reorganización de la Real Hacienda. El entonces virrey, Manuel
Antonio Flórez, que se había trasladado a Cartagena para atender la guerra recién
declarada contra Inglaterra, delegó todos los poderes en la Audiencia y en especial en
su Regente. Entre las medidas fiscales introducidas por la Audiencia estaba el cobro
de una larga serie de impuestos que por diferentes motivos no se pagaban, entre ellos
el de Armada de Barlovento, cuyo cobro se decidió efectuar separado de la Alcabala.
El impuesto de Barlovento, como la Alcabala, era un gravamen que recaía sobre las
ventas y que por lo tanto afectaba los consumos de todas las clases sociales. La zona
donde se empezaron a manifestar con mayor virulencia las protestas populares fue El
Socorro, una de las más prósperas del virreinato, pero a la vez una de las que habían
sido afectadas por la prohibición de la siembra de tabaco y por los problemas
derivados de la tenencia de la tierra. Manuela Beltrán pasó a la historia de la Nueva
Granada el 16 de marzo de 1781, cuando, con 57 años, recoge la indignación del
pueblo sobre este hecho, y al grito de "Viva el Rey y abajo el mal gobierno", llegó al
frente de las masas a la puerta de la alcaldía, arrancó y simuló limpiarse el traste con
el papel, arrojó al viento el edicto del Ayuntamiento de El Socorro. En el cual se fijaba
y se anunciaba el alza de los impuestos de Armada y Barlovento. En ese momento
lidera un motín contra los impuestos mercantiles establecidos por el visitador-regente
Gutiérrez de Piñeres, más de dos mil manifestantes que habían acudido a la plaza del
mercado se agolparon frente a la residencia del alcalde. que desembocó en la
revolución de los comuneros. Ese gesto fue la chispa que encendió la rebelión que
mantendría en jaque al gobierno virreinal. La insurrección se extendió como la pólvora
por todo el nororiente del Virreinato, pasando luego al centro y occidente del mismo. El
pueblo, que gritaba "¡Viva el rey y muera el mal gobierno!", eligió como general a Juan
Francisco de Berbe, que junto a Salvador Plata, Antonio Monsalve y Francisco Rosillo
constituyó una Junta revolucionaria llamada del Común, de donde se derivó el
apelativo de rebelión o insurrección comunera. El precursor Francisco de Miranda, que
desde Europa siguió muy de cerca este levantamiento popular, menciona a Manuela
Beltrán como la viejecilla que inició tan sonada rebelión1. Esta actitud de rebeldía se
extendió por territorio neogranadino desde Mérida, Venezuela hasta Pasto, Colombia,
creándose una conciencia en el pueblo contra el gobierno colonial de la época.
Muchos coinciden en señalar al movimiento comunero como un antecedente de
la lucha por la independencia. FUSILADA

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