Está en la página 1de 1

El primer día de la cuarentena me desperté a las ocho y media, desayuné, me puse a hacer mis

tareas como si hubiera colegio y cuando me quise dar cuenta era la hora de comer. Después vi
una película y jugué al baloncesto en el patio de mi casa. Mi hermana puso un ladrillo para
saber desde dónde tirar y pisé el ladrillo y plof! me torcí el tobillo, menos mal que como ya me
he hecho muchos esguinces, mi madre tenía todo lo que me hacía falta para que se me curara.

Estuve tres días sin poder apoyar el pie, usando muletas. No podía hacer nada ¡ni podía bajar
las escaleras de mi casa! Me sentía inútil. Pero no me dolía tanto el tobillo.

El cuarto día ya podía apoyar el pie, aunque tenía que seguir con las muletas. Tenía muchos
deberes, pero mi profesora Noelia nos mandó un plan de trabajo y me organicé mejor porque
estaba echa un lío.

El quinto día ya podía hacer todo y ¡hasta jugué al baloncesto! Así que ya se podía decir que
estaba mucho mejor aunque me molestaba un poco.

Los días siguientes, por las mañanas hago mis tareas, descanso y juego con mis padres y mi
hermana, en el patio de mi casa, a juegos de mesa y hasta cocino con ellos. Hemos hecho bollo
para desayunar, pan casero… y está todo riquísimo.

Todas las tardes como costumbre familiar, a las 20:00 abrimos la ventana y aplaudimos y
cantamos la canción de “Resistiré” para animarnos y pasar un rato con los vecinos. ¡Es
divertido! y me hace sentirme mejor y animada para que todo pronto vuelva a la normalidad.

¡Ánimo a tod@s! #Quédate en casa.

Autora: Bárbara Vílchez Vidal 6ºA

También podría gustarte