Pediatría y Salud Infantil Internacional, 2018 Vol. 38, no.
s1, s1-s2
https://doi.org/10.1080/20469047.2018.1443546
EDITORIAL
El tratamiento antibiótico empírico para los niños que sufren de disentería, el cólera, la neumonía,
sepsis o desnutrición aguda grave
En este suplemento especial de Pediatría y Salud Infantil Internacional, hay cinco
informes sobre las revisiones sistemáticas de la literatura, se centra en el
tratamiento antibiótico empírico para los niños que sufren de disentería [ 1 ], El
cólera [ 2 ], neumonía [ 3 ], Sepsis [ 4 ] O grave desnutrición aguda [ 5 ]. Se estima que de 100 millones de episodios de disentería se registran cada año en niños menores
estas condiciones para producir alrededor de un tercio de los 5-6 millones de
muertes anuales de niños menores de 5 años de edad [ 6 ]. tratamiento
antimicrobiano apropiado sería reducir significativamente su mortalidad, pero la
elección del antibiótico a menudo no es sencillo. Además de la infección
específica y la epidemiología de los agentes etiológicos y su resistencia a los
antibióticos, esta elección se ve afectada por la formulación, la farmacocinética, el
costo y la disponibilidad de medicamentos adecuados, así como muchos otros
problemas que afectan a las políticas y prácticas nacionales e internacionales
para el cuidado de la salud.
Los comentarios fueron solicitados originalmente por la Organización Mundial de
la Salud (OMS) que tiene el mandato de apoyar a sus estados miembros a través de
la prestación de orientación normativa sobre promoción de la salud. Hay dos
herramientas principales para implementar este apoyo normativo para la reducción
de la mortalidad por enfermedades infecciosas de la infancia: la lista modelo de
medicamentos esenciales (EML) y las directrices técnicas sobre promoción de la
salud o la gestión de los casos de niños enfermos. El LME de la OMS compila los
medicamentos que se consideran más eficaces y seguros para satisfacer las
necesidades clave en un sistema de salud y se utiliza con frecuencia por los países
para ayudar a desarrollar sus propias listas nacionales de medicamentos esenciales.
directrices técnicas, por el contrario, dan orientación a los profesionales de la salud
sobre el papel y el uso de medicamentos en situaciones específicas.
El EML y las directrices técnicas de la OMS son actualizados periódicamente por
un proceso riguroso, transparente y basada en la evidencia. Estas actualizaciones
están motivados por el descubrimiento de nuevos medicamentos, otras innovaciones
científicas, cambios en el suministro médico y el costo y el cambio de la epidemiología
microbiana y la resistencia bacteriana emergente a los agentes antimicrobianos. Los
cinco revisiones publicadas en este suplemento sirven para informar a los comités de
expertos de la OMS que formularon la última edición de la LME, publicado en junio de
2017 [ 7 ]. Una revisión sistemática de la evidencia sobre la seguridad, eficacia y
viabilidad de las diversas opciones de tratamiento con antibióticos para las infecciones
bacterianas en niños con fue especialmente relevante para esta actualización ya que
tanto los científicos y las autoridades reguladoras publicadas algunas nuevas
preocupaciones sobre la seguridad de los dos medicamentos que la OMS
recomendaba para la disentería o tratamiento de cólera: fluoroquinolonas y
azitromicina (si se utiliza en combinación con fármacos contra la malaria) [ 8 , 9 ].
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En el primer documento, los datos de revisión Williams y Berkley en el
tratamiento de la disentería, es decir, diarrea sanguinolenta supone que es
causada por especies de Shigella. A principios de este milenio, se estimó que más
de 5 años de edad [ 10 ], Y no hay pruebas que demuestran que la incidencia habría
caído mucho desde entonces. La revisión se centra en los artículos publicados
después de 2005 cuando se publicó el más reciente directriz técnica de la OMS [ 11 ].
Los autores concluyen que hay pocos datos nuevos que justifiquen un cambio en la
recomendación de la OMS para el tratamiento de los niños con disentería
principalmente con ciprofloxacina y secundariamente con pivmecilinam o
ceftiaxone. Como alternativa, los autores sugieren azitromicina y la cefixima como
administran por vía oral medicamentos de segunda línea, aunque con ciertas
advertencias.
Un segundo artículo de Williams y Berkley se centra en el manejo empírico
de niños con cólera, una enfermedad que afecta a aproximadamente 3 millones
de personas cada año [ 12 ]. La última recomendación de la OMS en 2005 un
curso de tres días de tetraciclina para los niños con deshidratación grave y no
hay antibióticos para niños con menos de deshidratación [ 13 ]. Los autores
concluyen que no hay ninguna razón para cuestionar el papel clave de la
reanimación con líquidos. En cuanto a la terapia antimicrobiana, sin embargo,
hay nuevas pruebas de que una dosis única de azitromicina sería igual o más
activo, pero logísticamente más fácil y con un perfil de seguridad más favorable
que la tetraciclina recomendada de tres días.
En su tercer papel, Williams y Berkley revisan las publicaciones recientes
sobre el manejo empírico de los niños con desnutrición aguda severa (SAM),
una condición que se estima que afecta a unos 20 millones de niños al año y
que se asocia con una alta mortalidad, a menudo por causas infecciosas. El
más reciente recomendación de la OMS para esta condición fue en 2013 [ 14 ]
Y sugiere amoxicilina empírica oral para niños con SAM y sin
complicaciones, y bencilpenicilina parenteral y gentamicina para aquellos
con complicaciones. En su opinión, Guillermo y Berkley encuentran poco
nueva evidencia para justificar un cambio en esta política. Cuando directrices
técnicas se actualizan al lado, algunos ajustes podría llevarse a cabo para
armonizar las dosis recomendadas de amoxicilina para diversas
enfermedades.
El cuarto artículo de la serie por Mathur y sus colaboradores se centra en
el tratamiento de niños con neumonía adquirida en la comunidad, que se
calcula que representa aproximadamente el 15% de todas las muertes de
menores de 5 años. En 2014, la OMS recomienda un curso de cinco días de
amoxicilina oral para la neumonía no complicada y ampicilina intravenosa
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o penicilina combinada con gentamicina para condiciones severas [ 15 ]. En cuanto a
la SAM, la revisión sistemática no reveló nuevos datos para justificar un cambio en
el tratamiento empírico recomendado. Sin embargo, los autores observan
importantes lagunas en el conocimiento de los patrones reales de uso de
antibióticos y de la eficacia relativa de la medicina alternativa en diversos contextos.
En la quinta revisión, Fuchs y otros evalúan la reciente literatura científica
sobre la gestión óptima de los recién nacidos y lactantes con sepsis o posible
infección bacteriana grave en países de bajos y medianos ingresos. Se
identificaron cinco estudios adecuadamente diseñados y alimentados que
compararon el tratamiento con antibióticos en una comunidad de bajo riesgo y
se publicaron después de las más recientes directrices de la OMS (2013) [ dieciséis
]. De nuevo, la revisión no presentar razones para cambiar el consejo actual
para utilizar gentamicina parenteral y penicilina como una combinación primaria
para los pacientes en los hospitales y gentamicina intramuscular y amoxicilina
oral cuando derivación no es posible.
Los cinco exámenes y los trabajos científicos originales subyacentes
fueron revisados ​por dos comités de expertos de la OMS, que se centró
sobre todo en las directrices técnicas para condiciones infecciosas
pediátricas y otra que estaba a cargo de la compilación de la
actualización de la OMS de 2017, por EML. En enero de 2018, el EML
se presentó en la 142ª reunión del Consejo Ejecutivo de la OMS (EB).
Como una serie de recomendaciones de la OMS Eb, el EML guiará las
políticas nacionales e internacionales sobre el uso de antibióticos para
los próximos años. A través de esta influencia a nivel de políticas, estos
cinco exámenes tendrán por tanto un impacto significativo en la salud
pública pediátrica, especialmente en países de bajos y medianos
ingresos.
Un tema común en los cinco comentarios y debates de los comités
de expertos subsiguientes es una gran preocupación por la amenaza de
un aumento de la prevalencia de la resistencia a los antimicrobianos
(AMR). Esto se relaciona a menudo con la prescripción de antibióticos
para las condiciones que en realidad no tienen un origen bacteriano o
para la selección de antibiótico ineficaz o innecesariamente de amplio
espectro, cuando el médico no está seguro de la etiología o de la
sensibilidad antimicrobiana de un patógeno potencial. Para garantizar un
uso juicioso de los antibióticos y el futuro disponibilidad de
medicamentos eficaces para el tratamiento de las infecciones
pediátricas importantes, será necesario que la comunidad científica para
desarrollar pruebas fiables, baratos y fáciles de usar en el punto de
atención para detectar la etiología microbiológica y antibióticos
sensibilidades de las infecciones comunes de la infancia.
Renuncia
Las opiniones expresadas en este documento son propias del autor y no
reflejan necesariamente la política de la OMS.
referencias
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de la disentería (shigelosis): una revisión sistemática de la evidencia. Pediatr Int
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por Ashorn
Departamento de Salud del Adolescente de la Madre, del Recién Nacido, Niño y de la
Organización Mundial de la Salud, Ginebra, Suiza
ashornp@who.int