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‹ ;Un libro popular y facil che leer sobre los

atributos de Dios!»
F.tcrnity
«Recupera aspectos de la fe bíblica que estaban
perdidos para el cristianismo contemporáneo».
Book Pers f.etter

1 conos intento del Dio› S‹iiito es una obra


clásica de testimonio cristiano y de
consagración, escrito ¡rtir un destacaclo vocero del
cristianismo evangélico. d.1 doctor A. W. Tozer
presenta los atributos de Dlos Con palabras que van
directamente al corazón en eSt.Í lÁÁÓQnífica obra
pensada {Para fortalecei’ y profundizar la › ida
espiritual. Cada capítulo comienza con una
oración, estuclia dC ÍTlíÁ11cr:i UHiUH Á’ l’everente un

iosa Jaopular el concc¡ to ,iiprc-iiio ci ne tiene el cristianislTlo sol re


emisión de fóiforíaf Pete es pft2pomionar los
recursos 'ycesarios a fin de alcanzar a RerJonaS
para Jesucristo y ayudarlas a crecer en se fe.
Índice

EX LIBRIS ELTROPICAL 1 JUN 09

ISBN 0-8297 -O4G6-3

Categoria: Yida cristiana

Este libro fué }3ttblicado en inglés con el tttulo


The Knowledge of the Holy
por H rCollins Publishers

e 196t porA.W. Toser

Traducido por Andrés C eguas

Edición en idioifi a español


0 1996 EDITORIAL VIDA
Deerfield, Florida 33442 8134

Reservados tedos los derechos

CubüRaé eñ dapm/oAA Cotó

Impreso en los Estados Uoidos de Améfi0ñ


Pfintfld ID th¢. United States of America

03 04 05 06 07 G 08 07 06 05 04
Prefacio...........................................,.......... bueno.........................,...................................................,........................,89
,. 5 17. Dios es justo................,...............................................................,.....93
1. Por qué debemos pensar 18. Dios es misericordioso...,..,......,......,.................................................97
correctamente sobre Dios ...... 19. La gracia de Dios.............................................................................JO1
„.........,. 7 20. Dios es amor...........................,...................,....................................lO3
2. El Dios 21. Dios es santo.............................................................................113
incomprensible.......................,......,........................................................ 22. Dios es soberano ..,..............................................,..........................119
3. El atributo divino: algo cierto acerca 23. Un secreto manifiesto ............................ ............. . ......,........125
de Dios .......,..........,...............................................................................
4. La Santa
Trinidad........................,........................
. ...................,..........................................................................................
5. La autoexistencia de Dios ..............,.
................................................................................................................
6. La autosuftciencia de
Dios.......................................................
....,...........................................................................................................
7. Dios es
eterno..............................,......,......,........
........................,.....................................................................................
8. Dios es infinito.................,..........
„.................,............................................................................................
9. Dios es inmutable...........................,.................................................
57
10. Dios es omnisciente
.............................................,.....,......,...,.,
................................................................................................................
11. Dios es sabio
.....’..........................................................
.................,................................................................................................
l2. Dios es omnipotente.......................,.
................................................................................................................
13. Díos es
trascendente....................,............,.,.........................................................
14. Dios es omnipresente
,..........................,......................................................................................
15. Dios es
fiel.,.....................................,...................
.........................,........................................................................................
16. Dios es
Prefacio
a religión genuina confronta la tierra con el cielo y hace que
la eternidad alumbre al tiempo. El mensajero de Cristo, aunque
habla
lo que Dios le ha dado, también debe, como solfan decir los
cuáqueros, “hablar a la situación” de sus oyentes; de no hacerlo,
estaría hablando un lenguaje conocido sdlo por él mismo. Su mensaje
no sdlo debe ser eterno; también debe ser oportuno. Le debe hablar a
su propia generación.
El mensaje de este libro no procede de nuestros tiempos, pero es
adecuado para ellos. Ha sido puesto en acción por una situación que ha
existido en la Iglesia por años, y que está empeorando de manera
continua. Me refiero a la pérdida del concepto de majestad en la mente
religiosa popular. La Iglesia ha abandonado su elevado concepto de
Dios. Esto no se ha hecho de manera deliberada, sino poco a poco, y
sin conocimiento de la Iglesia, y el hecho mismo de que no esté
consciente de lo que está pasando, sólo sirve para hacer más trágica
aún su situación. El pobre concepto de Dios que prevalece entre los
cristianos de una manera casi universal es la causa de un centenar de
males entre nosotros, dondequiera que estemos. Una nueva filosofía de
la vida cristiana ha sido
la consecuencia de este error fundamental en nuestro pensar religioso.
Con nuestra pérdida del sentido de majestad ha llegado una pérdida
mayor del temor reverencial religioso y del reconocimiento de la
Presen- cia divina. Hemos perdido nuestro espíritu de adoración. El
cristianismo moderno no está produciendo el tipo de cristiano que
pueda apreciar o experimentar la vida en el Espíritu. Las palabras “Estad
quietos, y ctinoced que yo soy Dios” no significan nada en la práctica para
el adt›ratlor bullicioso y confiado en sí mismo de este siglo veinte.
Esta pérdida del concepto de majestad ha llegado en el
momento en que las fuerzas de la religión están logrando un fuerte
avance y las iglesias están más prdsperas que en ningtin otro momento
en unos cuantos siglos. Lo alarmante es que nuestros éxitos son
externos en su mayoría y nuestras pérdidas totalmente internas; y
puesto que es la calidad de
6 El conocimiento del Dios santo personas que se
nuestra religidn la afectada por las condiciones internas, bien podría
ser
que nuestros supuestos éxitos no sean más que pérdidas.
La ú nica forma de recuperamos de nuestras pérdidas
espirituales es regresar a la causa de ellas y hacer las correcciones
que exija la verdad. La falta de conocimiento del Santo es lo que
nos ha trafdo nuestros problemas. El redescubrimiento de la
majestad de Dios logrará grandes cosas en cuanto a la solución de
esos problemas. Nos serl imposible mantener sanas nuestras
prácticas morales, y rectas nuestras actitudes mientras nuestra idea
de Dios sea errónea o inadecuada. Si queremos traer de nuevo el
poder espiritual a nuestra vida, debemos comenzar a pensar en Dios
de un modo que se aproxime más a como Él es en realidad. Como
humilde contribución a una comprensión mayor de la Majes-
tad de los cielos, ofrezco este reverente estudio de los atributos de
Dios. Si los cristianos de hoy leyeran obras como las de Agustín o
Anselmo, un libro como éste no habrfa tenido razdn de ser. Sin
embargo, los cristianos modernos sólo conocen de nombte a esos
iluminados. Las casas editoras cumplen con su deber
dehacerreimpresiones de sus libros, y a su debido tiempo éstas
aparecen en los estantes de nuestros estudios. Ahí es donde se
encuentra el problema: se quedan en los estantes.
Es evidente que no son muchos los cristianos dispuestos a leer
centenares de páginas de m akrial religioso que requiere una
concentra- ción constante. Estos libros les recuerdan a demasiadas
personas aquellos clásicos seculares que se vieron obligadas a leer
mientras estaban en la escuela, y se apartán de ellos con una
sensación de desaliento.
Por este motivo, un esfuerzo como el presente no dejará de
tener algún efecto beneficioso. Como este libro no es ni esotérico ni
técnico, y ya que está escrito en el lenguaje de la adoracidn, sin
pretensiones de elegancia en su estilo literario, quizá haya unas cuantas
Los que no te conocen, quizá te invoqucn como otro distinto al que
no
eres, y asf te adoran a ti, siflo 9 und Criatura de su propia imaginación;
por eso, iluinfnanos * mente para que te conozcamos tal como eres, de
Capítul manera que te
podamos amar de ma»C£8J r(ecta y alabarte dignamente.
En el nombre de Jesucristo, miestro Setlor. Amén.
o1
Por qué debemos pensar
correctamente sobre Dios
L o que nos viene a la mente
importante de nosotros.
Es probable que la
pueblo se espiritual grande
cuando pensamos en Dios es lo

que ningñn l

Señor todopoderoso. no el Dios de los filósofos y de los sabios, sino el Dios será pura, o baja, se
de los profetas y los apóstoles, y lo mejor de todo, p{ Dios y Padre de Por esta razón, la cuestidfl más importante que la Iglesia tiene delante
nuestro siempre será Dios mismo, y la realidad m$s portentosa acerca de cual-
quier ser humano HO OS 10 QUe él pueda decir o hacer en un momento
sientan atraídas hacia su lectura. Aunque creo que no se hallará aquf dado, sino la OfTflá CR QtlC COnCibe a Dios en lo más profundo del
nada corazón. Por una ley secreta del corazdn, tenemos la tendencia de
que sea contrario a la sana teología cristiana, con todo, no estoy escri-
biendo para los teólogos profesionales, sino para las personas cuyo acecarnos Í2dGia la írnagcn mental de Dios que poseemos.
Esto no es
corazón las mueve a buscar a Dios mismo. cierto solamente con respecto al
cristiano de manera individual,
Tengo la esperanza de que este libro pueda contribuir en algo a la sino también Con £Cspecto al conjunto de cristianos que forma la
promoción de la religión personal y, si unos cuantos se sienten Iglesia. Lo mis revelador acerca de la lglesia será siempre su idea
animados por su lectura a comenzar la práctica de la meditacidn sobre de Dios,
su asf como
mensaje más significativo es lo que diga sobre Él, o lo que deje sin
la esencia
de Dios, eso bastan”a para pagar con creces el esfuerzo de decir, porque con frecuencia, su silencio es elocuente que sus
producirlo. mes
alabras. Nunca se podrá escapar de la revelacidn de sí misma que hart
A. W. Tozer Cl2£t ndo dé testimonio acerca de Dios.

8 El conocimiento del Dios santo


Si fuéramos capaces de obtener de algtin ser humano una respuesta Por qué debemosR ef l sar ... 9
completa a la pregunta “¿Qué le viene a la mente cuando piensa El hombre que Ilega a unas creencias correctas con mpeuoaDios
sobre Dios?”, podríamos predecir con certeEá El tiituro espiritual de queda aliviado de mil problemas temporales, porque ve de una vez que
ese ser
humano. Si fuéramos capaces de conocer con exactitud lo que ésttis tienen que ver con cuestiones que, a lo sumo, no le pueden
piensan
sobre Dios los más influyentes de nuestros líderes religiosos, predecir con bastante precisión ddnde se hallará la lglesia mafiana.
podríamos Sin duda alguna, la palabra de más peso en cualquier idioma es la que
utiliza para designar a Dios. El pensamiento y el habla son dones de pre‹xupar por largo tiempo; pero a¢fl si Se le pudieran quitar las
Dios a unas criaturas hechas a su imagen; éstas están fntimamente nume- rosas cargas del tiempo, la poderosa carga de la eternidad
asociadas con Él, y son imposibles sin Él. Es muy significativo que comienza a pesat sobre él con un peso más aplastante que todas los
la primera palabra fuera la Palabra, el Verbo: “Y el Verbo era con sufrimientos del mundo amontonados uno sobre otro. Esa poderosa
Dios, y el Verbo era Dios”. Nosotros podemos hablar, porque Dios carga es su obligacidn COrl Dios. Comprende un flCUCÍantC deber de
habló. En ml, la palabra y la idea son inseparables entre sí. amar a Dios durante toda la vida con todos las fuerzas de la mente y del
Que nuestra idea de Dios se aproxime l‹› más posible al verdadero alma, de obedecerle de manera perfecta y de adorarle de manera
ser de Dios es algo de inmensa importancia para nosotros. aceptable. Citando la angustiada conciencia del hombre le dice que no
Comparados con nuestros pensamientos reales acerca de Él, nuestras ha íiecho ninguna de estas cosas, sino que desde la nifiez ha sido
declaraciones en los credos resultan de poca importancia. Nuestra culpable de una necia rebelión contra la Majestad del cielo, la
presión interna se podrfa volver difícil de soportar.
idea real de Dios pudiera hallarse enterrada bajo los desechos de las El evangelio puede quitar esta carga destructora de la mente, dar
nociones religiosas convencionales, y quizás se necesite una búsqueda gloria en lugar de ceniza, y manto de alegría en lugar de luto. Con
inteligente y vigorosa antes de ser desenterrada y expuesta tal como es. todo, a menos que se sienta el peso de esa carga, el evangelio no
Sdlo después de una fuerte prueba de doloroso examen personal, podrá Sigliificar nada para el hombre; y hasta que no tenga una
estaremos en condiciones de descubrir lo que creemos en realidad visión de un Dícs exaltado por encima de todo, no habrá temor ni
sobre Dios. carga alguna. El bajo concepto de DÍOS destniye el Evangelio
Tener un concepto correcto de Dios es algo fundamental, no sólo para todo el que lo tenga.
para la teología sistemática, sino también para la vida cristiana Entre los pecados a los que tiende el corazdn humano, es difícil
práctica. Es a la adoracidn lo que los cimientos son al templo; donde hallar
r‹› que sea más odioso pá ra Dios que III idolatría, [iOfQUe la
sea inade- cuado, o esté fuera de plomada, toda la estructura tendrá que
desplomarse tarde o temprano. Creo que son muy escasos los errores idolatría es en cl fondo un libelo con respecto a su personalidad. El
en la doctrina o en la aplicación de la ética cristiana que no se puedan corazdn idólatra da ¡tor sentado que Dios es otro distinto a quien 8S —
algo que es en sí un incnstruoSO pCCado — y sustituye al Dios
seguir hasta hallar su origen en unos pensamientos imperfectos e verdadero por otro hecho a su propia semejanza. Este Dios siempre se
innobles sobre Dios.
Opino que el concepto de Dios que prevalece en esta época es tan conformará a la imagen del que lo ha creado, y serd bajo o puro, cruel
o bondadoso, segtín el estado tTlofdl de la mente de la cual ha
surgido.
Es muy natural que un dios engendrado en las sombras de un corazdn
caí‹Io no sea una verdadera semejanza del Dios verdadero. El Señor le
decadente, que se encuentra completamente por debajo de la dignidad dice al malvado en el 'Tü pensabas que yo era totalmente igual
salmo:
del Dios Altísimo, y en realidad constituye para los que profesan ser á ti." En realidad, esto debe constituir una seria afrenta para el Dios
creyentes algo que equivale a una calamidad Altíüi ante el cual los querubines y serafines claman de manera
moral,
mo
Todos los problemas del cielo y de la tierra, aunque se nos presen- continua: “Santo, santo, santo, Señor Dios de los ejércitos.”
taran juntos y al mismo tiempo, no sen’an nada comparados con el Mantengámonos alerta, no vaya a ser que en nuestro orgullo
abrumador problema de Dios: que Él existe, cómo es Él, y qué debemos acepte- mos la noción errónea de que la idolatn'a sólo consiste en
hacer nosotros, como seres morales, acerca de Él. doblar la rodilla ante objetos visibles de adoración, y que por tanto,
los pueblos civiliza- dos se hallan libres de ella. La esencia de la
idolatrfa consiste en abrigar SObre Dios pensamientos que son
indignos de Él. Comienza en la mente.
y puede estar presente donde no se haya producido ningún acto
abierto de adoración. Pablo dice: “Habiendo conocido a Dios, no le
glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se Capítulo 2
envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue
entenebiecido.”
A esto siguió la adoración de ídolos fabricados a semejanza
El Dios incomprensible
de hombres, y de aves, y de bestias, y de reptiles, pero esta serie de
actos degradantcs comenzd en la mente. Las ideas equivocadas Señor, ¡cuáli gráfldC 0fi Rtlestro dilema! En tu presencia, lo que más
sobre Dios no sdlo son la fuente de la que fluyen las aguas nos COflY1CnC es el silencio, pero el amor nos hace ardor el corazón y nos
contaminadas de la idolatrfa; ellas mismas son idol$tricas. Nociones impulsa a hablar.
pervertidos sobre Dios pronto pudren la religión en que aparecen. SÍ TlOSOtZOS ltO5 callásemos, las piedras gjjt gym; } gfO si hablamos, ¿qué
La larga historia de Israel demuestra
esto con suficiente claridad, y la historia de la Iglesia lo confirma.
Es tan
necesario para la lglesia el tener un alto concepto de Dios que, vamos 8 decir? Enséitanos a conocer lo podemos conocer, porque las
cuando
qoe
ese concepto declina, la Iglesia, con su adoración y sus normas N que has guiado a través
morales, declina junto con él. El primer paso en este descenso lo de este cansado percgrinaje a
toma una iglesia, cualquiera que ésta sea, cuando abandona su alto todos nuestros padres.
concepto de Dios. Nuestros votos y oraciones presentamos
ante el trono de tu gracia.
Antes que la Iglesia cristiana se eclipse en cualquier lugar,
debe haber primero una corrupción de su teologfa más simple y Philip Doddridge
fundameental. Sencillamente, responde de manera errada a la
pregunta “¿Cómo es Dios?”, y parte de aquí. Aunque pueda
continuar aferrada a un credo nominalmente sano, su credo práctico
se ha vuelto falso. Las masas de sus adeptos llegan a creer que Dios
es diferente a como es en realidad, y esto es herejía de la más
insidiosa y mortal de las clases.
La obligación más fuerte de cuantas pesan sobre la Iglesia cristiana
de hoy consiste en purificar y elevar su concepto de Dios. En todas
sus oraciones y trabajos, esto debiera ocupar el primer lugar. Le
haremos el mejor de los servicios a la próxima generación de
cristianos si les entregamos sin amortiguar ni disminuir ese noble
concepto de Dios que recibimos de nuestros padres hebreos y
cristianos de generaciones pasa- das. Esto demostrará ser de mayor
valor para ellos, que todo cuanto se les pueda ocurrir al ane o a la
ciencia.
Oh Dios de Betel, de cuya mano
tu pueblo sigue recibiendo su alimento;
cosai de Dios no lai conoce hombre alguno, SIIIO OÍ Espfritu de Dios. famüiar en lo que le es extraflo por
Haz que la fe nos sostenga donde fracasa la razdn, y pasaremos completo. Aun la mente más vigorosa y osada es incapaz de crear algo
porque creemos, no para poder creer. a panir de la nada, por medio de un acto espontáneo de la
En el nombre de Jesús. z<fn. imaginacidn. Esos extraflos seres que pueblan el mundo de la
mitologfa y la supersti- ción RO Son creaciones puras de la fantasfa.
La imaginacidn los creó toHlando 10s habitantes corrientes de la
1 el fildsofo y el religioso hacen todos la misma
ltlflo, tierra, el aire y el mar y exten- diendo sus formas familiares mds allá
pregunta: Dios?" de sus fronteras normales, o bien
Este libro constituye un intento por responder a esa mezclando las formas de dos o más de ellos, de tal manera que se
produjera algo nuevo. Por hermosos o grotescos que sean, siempre
pregunta. Sin embargo, debo reconocer que no se puede responder,
se pUede identificar a sus prototipos. Son parecidos a algo que ya conoce-
sino diciendo que Dios no es igual a nada; Él no es igual a nada mos.
ni a nadie.
El esfuerzo de los hombres inspirados para expresar lo inefable
Aprendemos a base de utilizar lo que ya conocemos como
puente sobre el cual pasamos nimbo a lo desconocido. A la
ha puesto gran presión, tanto sobre el pensamiento, como sobre el
mente no le es posible irrumpir de pronto ITtúS hllfi de lo lenguaje de las Santas Escrituras. Siendo éstos con frecuencia una
revelación de
J2 El conocimiento del Dios santo El Dios incomprensible 13
un mundo situado por encima de la naturaleza, y siendo las mentes a la condicidn de criatura; es, por ejemplo, despojarlo de su
para las cuales fueron escritos parte de esa naturaleza, los escritores
se han visto obligados a usar una gran cantidad de palabras de infinitud. No es posible que existan dos sustancias ilimitados en el
universo: es arrebatarle su soberanfa. No pueden existir dos seres
“semejanza” pua poderse dar a entender.
Cuando el Espíritu nos quiere dar a conocer algo que se halla absolutamente libres en el universo, porque tarde o temprano, dos
más voluntades que sean completamente libres deberán chocar entre sf.
allá del campo de nuestro conocimiento, nos dick RUC 6áfd cosa es Estos atributos, para no mencionar ninguno más, exigen que’sólo exista
cumo algo que ya conocemos¡ pero siempre tiene el cuidado de un ser al cual ellos pertenezcan.
poner su descripción en palabras que nos salven de un literalismo Cuando intentemos imaginamos cómo es Dios, por necesidad
esclavizador. Por ejemplo, cuando el profeta Ezequiel vio los cielos ten- dremos que usar lo que no es Dios como el material en bmto
abiertos y contein- plfi visiones de Dios, se halló a sf mismo viendo para que nuestra mente trabaje sobre él; de aquí que, comoquiera que
algo que él no tenía lenguaje con el cual describir. Lo que estaba nos imagi- nemos que Dios es, no será asf, porque habremos
viendo era diferente por completo a todo cuanto él habfd construido nuestra imagen a partir de aquello que Él ha hecho, y lo
COBr›cido antes, asf que se apoyó en el lenguaje del parecido. que Él ha hecho no es Dios. Si insistimos en tratar de imaginárnoslo,
“Cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su terminaremos con un ídolo, no hecho con las manos, sino con los
aspecto era como de carbones de fuego encendidos.” pensamientos; y un fdolo de la mente es tan ofensivo para Dios como
Mientras más se acercaba al trono llameante, más inseguras se un ídolo hecho con las manos. “El intelecto sabe que te ignora”, dijo
iban haciendo sus palabras: “Y sobre la expansión que había sobre stls
Nicolás de Cusa, “porque sabe
Gábe2,dS se veía la figura de un trono que parecía de piedta de que no se te puede conocer, a menos que se pueda conocer lo imposible
zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de de conocer, y sé pueda vel lo invisible, y alcanzar lo inalcanzable.”'
hombre sentado sobre él. Y vi la apariencia como de btonce refulgente,
“Si alguien presenta un concepto por medio del cual se te puede
como apariencia de fuego dentro de ella en derredor ... Ésta fue la concebir”, dice también Nicolás de Cusa, “yo sé que ese concepto no
visión de la semejanza es un concepto sobre ti, porque todo concepto termina en el muro del
de la gloria de lehová."
Por extraflo que sea este lenguaje, no crea la impresidn de que Paraíso ... Asf también, si alguien quisiese hablar de comprenderte,
describe algo irreal. La impresión que nos da es la de que toda la deseando proporcionar un medio a través del cual se te pueda entender,
escena es muy real, pero distinta por completo a cuanto los hombres
ese hombre está aún lejos de ti ... tanto como lo absoluto que tú
conocemos en la tierra. Por tanto, a Ru de dar una idea de lo que ve, el
eres por encima de todos los conceptos que hombre alguno pueda
profeta necesita utilizar palabras como “apariencia”, “semejanza”, enmarcar."'
“cOlTlO SÍ fuera” y “la semejanza que parecía”. Incluso el trono se Librados a nuestros propios impulsos, tendemos de inmediato a
convierte en “la figura de un trono”, y el que está sentado en él, aunque
reducir a Dios a términos manejables. Queremos ponerlo donde lo
semejante a un hombre, es tan distinto, que sólo se le puede describir
podamos utilizar, o al menos saber ddnde está cuando lo necesitamos.
como “una semejanza que parecía
de hombre”. Queremos un Dios que podamos controlar en cierta medida.
Cuando las Escrituras declaran que el hombre fue hecho a imagen Necesitamos la sensación de seguridad que procede de saber cómo es
de Dios, no nos atrevemos a añadir a esa afirmación una idea tomada Dios, y por supuesto, lo que pensamos que Él es resulta ser una
de nuestra propia cabcZa para que signifique “a la imagen exacta”. composición de todas las imágenes religiosas que hemos visto, todas
Hacerlo así equivaldría a convertir al hombre en una réplica de las personas buenas que hemos comido o de las que hemos oído hablar,
Dios, y eso senda y todas las ideas sublimes que hemos acariciado.
perder la unicidad de Dios y terminar sin Dios alguno. Sería echar
abiljo
el muro infinitamente alto que separa al que es Dios de aquello que no
es Dios. Pensar que la criatura y el Creador son semejantes en cuanlr› a I Nicolás de Cusa, 'Lic Yis/on af God. (t’Jucva York: E. P. Dunon & Sons, 1928), p. 60.
su ser esencial es robarle a Dios la mayoría de sus atributos y reducir lo 2 Ibfd., pp. 3&39.

14 El onocimiento del Dios santo El Dios incomprensible IS


SÍ todo eStO suena extraño a los OfdOS modemOS• sólo se debe a que
cada vez que el corazón comienza a arder de deseo por Dios, se le da la
dumnte medio siglo hemos dado a DiOs pOr sentado. La gloria de
DioS capacidad de recibir la luz increada e, inspirado y completado por los
no le ha sido revelada a e ta generación de hombres. El Dios del dones del Espfritu Santo, gustar los gozos del cielo. Trasciende todas
las
cristianis mo contemporáneo Cs sólo ligeramente superior a los dioses
revelar". El Evangelio según San Juan revela lo desvalida que está la
de
Grr ia y de Roma, SÍ HO £C8Ult8 inferior a ellos, en el hecho de mente humana ante el gran Misterio que es Dios, y Pablo enseña en
que Él es débil e indefenso, mientras que ellos por lo menos la Primera epfstola a los corintios qqe sólo podemos conocer a Dios
tenfan poder. cuando el Espfritu SantO
Si Dios no es lo que nosotros concebimos que es, entonces, realiza en el corazón del que busca un acto de revelación de sí mismo.
¿cdmo
hemos de pensar en Él* Si Él gS gn realidad incomprensible, como el
Credo lo declara, e inalcanzable, COIflO Pablo dice que es, ¿cómo
podre- mos los cristianos satisfacer nuestro anhelo por El? Las ••p
ranzadoras palabras “Vuelve ahora en amistad con t1, y tendrás paz”
siguen en pie después del paso de los siglos, peto ¿cómo vamos a
hacet amistad 8Of1 Alguien que evade todos los tensos esfuerzos de
mente y corazón7 Y,
¿cómo se nos va a exigir que conozcamos lo que no podemos
conocer?
“tDescubrirás tú los secretos de Dios?” pregunta Zofar el
naamatita. “¿Llegarás tú a la perfección del TodopoderoSo? Es más
álta que los
cielos; ¿qué harás?” “Ni al Padre conoce alguno, sino el
Hijo", dijo el Señor nuestro, “y aquél a quien el Hijo lo quiera
cosas visibles y es levantado a la dulzura de la vida eterna ...
Cierta- mente en esto está el amor perfecto; cuando toda intención El autor de la celebrada obrita The Cloud of Unknowing (“La nube
de la mente y toda obra secreta del corazón son levantadas hasta del desconocimiento”) desarrolla esta tesis a lo largo de su libro. Al
el amor de Dios.”' Que el alma pueda conocer a Dios en una tierna aproximarse a Dios, dice, el que lo busca descubre que el Ser divino
experiencia personal, mientras que permanece infinitamente habita en la oscuridad, escondido detrás de una nube de
elevado por encima de los ojos desconocimien- to; sin embargo, no se debe desalentar, sino fortalecer
curiosos de la razdn, constituye una paradoja muy bien descrita como su voluntad con un intento por alcanzar a Dios. Esta nube se
encuentra entre el que busca y Dios de tal manera que nunca pueda
Tinieblas para el intelecto,
ver a Dios claramente con la luz del entendimiento, ni sentirlo con las
pero luz radiante para el corazón.
emociones. Con todo, por la
Frederick W. Faber
El anhelo por saber lo que no es posible saber, comprender al misericordia de Dios, la fe puede abrirse paso hasta su Presencia; todo
Incomprensible, tocar y probar al Inalcanzable, surgC de la imagen lo que ha de hacer el que lo busca es creer la Palabra y marchar
de Dios que hay en la naturaleza del hombre. El abismo llama a otro adelante.' El español Miguel de Molinos ensefió la misma cosa. En
abismo, y aunque contaminada y atada a la tierra por el grandioso su Gufo espiritual dice que Dios tomará al alma de la mano y la
desastre que los teólogos llaman la Cafda, el alma siente cual es su guiará por la senda de la fe pura, “y haciendo que el entendimiento
origen y suspira por regresar a su Fuente. ¿Cómo Se puede realizar deje detrás todas las consideraciones y todos los razonamientos, la
esto? llevará adelante ... De esta forma, Él hace que el alma, por medio de
La respuesta de la Biblia un sencillo y oscuro conocimiento de fe, aspire sólo a alcanzar a su
En Cristo y por Cristo, Dios realiza su completa autorrevelación, aunque Desposado sobre las alas
no se muestra a la razón, sino a la fe y al afnor. La fe US un órgano dcl del amor”.”
conocimiento, y el amor un órgano de la experiencia. Dios vino Por esta enseñanza y otras similares, Molinos fue condenado como
nosotros en \a encarnación; eB ía expiación nos reconcilió consigo hereje por la Inquisición y sentenciado a cadena perpetua. Murió
mismo, y por la fe y el amor entramos a su presencia para alcanzarlo. pronto en la prisión, pero las verdades que enseíió nunca podrán morir.
“En realidad, Dios tieflo URá gfdndeza infinita”” dice Richard Hablan- do del alma cristiana, dice: “Que dé por sentado que el mundo
Rolle, entero y
el extasiado trovador de Cristo; “más de lo que nosotros podamOS p
tt8U I Richard Rolle, Attr T›riroding o/Li/c (Londres: John M. Wntkinz, 1922), pp. 83-83.
t John M, WatLlns, 7fle Cfoud o/ f7nA+ox'fny (£ondree. I94ó).
. imposible de conocer por las cosas creadas, y nunca nOSOt£OS 10 3 Migut de óoüuoa, 7Ac Spir/tuol Guide, ét ed. {Londres: ?•4ethune 6 Co., Ltd., I910J. p 16.

podremos comprender tal como Él eS flf1 SÍ lTlismo. Pero aun aqui y ahora,
Id El conocimiento del Dios santo
los conceptos més refinados de los intelcctos més sabios no le pueden
decir nada, y que la bondad y la hCrmosura de su Amado sobrepasan
de manera infinita todo el conocimiento de ellos, estando persuadida
Capítulo 3
de que todas las criaturas son demasiado bunJas para informarla y
para condu- cirla al conocimiento velxladero de Dios ... Entonces,
debe seguir ade- lante con su amor, dejando detrás todo su
El atributo divino:
entendimiento. Que ame a Dios cotno Él es en sí mismo, y RO algo cierto acerca de
Gomo su imaginación dice que Él es, y lo
descri&."'
¿Cómo es Dios?" Si con esta pregunta queremos decir
Dios
“¿Cómo es Dios en st mismo?”, no hay respuesta. Sí queremos
decir “¿Qut ha revelado Dios ocercn de st rriismp, que la taz6n
Majestad inenarrable, mi alma desea verte. Clamo a ti desde el polvo.
reverente pueda com- prender?”, sí hay, creo, uR8 respuesta plena Sin embargo, cuando busco tu nombre, es secreto. Tú estás escondido en
y satisfactoria. Potque aunque el nombm de Dios sea secreto y la luz a la que ningún hombre se puede aproximan. Lo que tú eres, no puede
su naturaleza esencial sea incomprensible, Él, en su ser pensado ni dicho, porque tu gloria es inefable.
condescendiente amor, ha declarado por reve- Con todo, profeta y saimista, apóstol y santo, me han animado a creer que en
lación que hay ciertas cosas que son verdaderas con respecto a Sf mi#m- cierra medida te puedo conocer. Por eso ic ruego que, cuanto te haya
O
placido revelar de ti mismo, me ayudes a buscarlo como un tesoro más
Éstas son las que llamamos atributos.
precioso que los rubíes, oque lamercaderfa de oro fino, porque contigo viviré
Padre soberano, Rey celestial, cuando las estrellas del amanecer ya no existan, y los cielos se hayan
a ti ahora nos atrevemos a desvanecido, y sólo permanez- cas tú. Amén.
cantan alegres confesamos tus
atributos, todos gloriosos e
incontables. 1 estudio de los atributos de Dios, lejos de ser aburrido y pesado,
puede ser en ejercicio espiritual dulce y absorbente para el cris-
tiano ilustrado. Para el alma que está sedienta de Dios, nada podría haber
más deleitoso.
Sdlo sentarse a pensar en Dios,
¡qué gozo es!
Tener el pensamiento; mencionar el Nombre;
la tierra no tiene bendición mayor.
Frederick W. haber

Antes de seguir adelante, parecería necesario definir la palabra


atributo, tal como es usada en esta obra. No la usamos en su sentido
filosófico, ni tampoco la confinamos a su significado teológico m5s
estricto. Con ella queremos designar todo aquello que se le pudiera
atribuir de manera correcta a Dios. Para los propósitos de este libro, un
atributo de Dios el todo aquello que Dios haya revelado de alguna
forma como verdadero con respecto a sí mismo.
l8 El conocimiento del Dios santo
El atributo divino 19
Esto nos lleva a pmguntamos por el número de los atributos
divinos. Los pensadores religiosos han diferido con respecto a esto. proporcionado en la naturaleza, en las Escrituras y en la persona de su
Algunos han insistido en que hay siete, pero Paber cantaba sobre “el Hijo.
Dios de los mil atributos”, y Carlos Wesley exclamaba: “La gloriatus La idea de que Dios se revela a sf mismo en la creación no es algo
que los cristianos modernos sostengan con mucho vigor. Sin embargo,
atributos confiesa;
gloriosos todos e incontables”. la presenta la Palabra inspirada, en especial los escritos de David e
Es cierto que estos hombres estaban adorando, no pero Isafas en el Antiguo Testamento, y la epfstola de Pablo a los
contando; Romanos, en el
sería sabio que siguiésemos la profundidad del corazón extasiado, en aunque no todas las respuestas, pero st suficientes para satisfacer a
lugar de los razonamientos más cautelosos de la mente teoldgica. Si nuestro intelecto y extasiar a nuestro corazón. Estas respuestas nos las ha
los atributos son cosas ciertas con respecto a Dios, lo mejor que
harfamos es no tratar de enumerarlos. Además, pan esta meditación
sobre el ser de Dios, el número de sus atributos carece de
importancia, porque sdlo vamos a mencionar aquf un número
limitado de ellos.
Si bien un atributo es algo cierto con respecto a Dios,
también es algoquenosotros podemos concebir como cierto con rC8J2
EtO & El. Dios, por ser infinito, debe poseer atributos acerca de los
cuales nosotros no podemos saber nada. Un atributo, tal como nosotros
lo podemos conocer, es un concepto mental, una respuesta intelectual
a la autorrevelación de Dios. Es una respuesta a una pregunta; la
réplica que hace Dios a nuestra interrogación con respecto a Él.
¿Cdmo es Dios? ¿Qué clase de Dios es Él? ¿Cómo podemos
esperar
que acttie hacia nosotros y hacia todas las cosas creadas7 Las
preguntas de este tipo no son sdlo académicas. Tocan las
interioridades más profundas del espíritu humano, y sus respuestas
afectan vida, personali- dad y destino. Cuando se hacen con reverencia,
y se buscan sus respuestas con humildad, éstas son preguntas que sólo
pueden ser agradables a nuestro Padre que está en los cielos.
“Porque su voluntad es que nosotros nos ocupamos en conocerle y
amarle”, escribió Juliana de Norwich, “hasta el momento en que
seamos plenamente realizados en el cielo ... Porque, entre todas las
cosas, son la contemplación y el amor del Creador las que hacen que el
alma parezca menos a nuestros propios ojos, y nos llenan más de temor
reverente y mansedumbre genuina, con abundante caridad para con los
demás cristianos.”'
A nuestras preguntas, Dios les ha proporcionado respuestas;
Nuevo. En las 5antas Escrituras, la revelación es más clara: la luz, sdlo la podrán ver aquéllos que estén preparados
espiritualmente para recibirla. “Bienaventurados los de lim- pio
Los cielos declaran tu gloria, corazdn, porque ellos verán a Dios.”
Sefior. En cada estrella brilla tu
sabiduría; Si tenemos la intención de pensar con exactitud acerca de los
pero cuando nuestro ojos contemplan tu Palabra, atributos de Dios, necesitamos aprender a rechazar ciertas palabras
leemos tu nombre en estrofas más claras. que seguro acudirln a llenamos la mente; palabras como rasgo,
característi- ca, citnfidod. Estas palabras son correctas y necesarias

Forma parte sagrada e indispensable del mensaje cristiano el cuando estamos hablando de los seres creados, pero son inadecuadas
que el resplandor pleno de la revelacidn llegase en el momento de por completo Cuando estamos pensando sobre Dios. Debemos
la encarna- ción, Cuando la Palabra Eterna se hizo carne y quitamos el hábito de pensar en el Creador de la misma forma en que
habitó en medio de nosotros. pensamos en sus criaturas. Es probable que sea imposible pensar sin
Aunque Dios nos ha proporcionado respuestas a nuestras palabras, pero si nos permiti- mos pensar con las palabras incorrectas,
preguntas con respecto a Él en su triple revelación, esas pronto estaremos alimentando Pensamientos errdneos, porque las
respuestas distan mucho de hallarse en la superficie. Es necesario palabras, que nos han sido dadas para que expresemos los
buscarlas mediante la oración, la larga meditacidn de la Palabra pensamientos, tienen el hábito de ir más allá de sus límites correctos,
escrita, y el esfuerzo ansioso y disciplina- do. Por fuerte que brille y determinar el contenido de los pensamientos. “Asf Como no hay nada
más fácil que pensar”, dice Thomas Traherne, “tampo-
20 El conocimiento del Dios santo verdad, st sabemos que el
hombre posee un cuerpo, un alma y un espíritu; sabemos que tiene
co hay nada más diffcil que pensar bien.”' Si alguna veZ Rsamos memoria, razdn, voluntad, inteligencia, sentidos, y sabemos que para
bien, debe ser cuando pensamos en Dios.
darles sentido a todas estas cosas, tiene el maravilloso don de la
Un hombre es la suma de sus partes, y su personalidad es la concien- cia. También sabemos que éstos, junto con diversas
suma de
cualidades del temperamento, componen el total de su yo humano.
los rasgos que la componen. Estos rasgos varían de un hombre a Éstos son dones procedentes de Dios, organizados con sabiduría
otro, y de cuando en cuando varían ellos mismos dentro del mismo
hombre. La personalidad humana no es constante, porque los rasgos o infinita; notas que componen la partitura de la más alta sinfonía de la
cualidades que la constituyen son inestables. Yan y vienen; son poco creación; hilos que
intensos, o brillan con gran fulgor a lo largo de toda nuestra vida. forman el tapiz maestro del universo.
Asf, un hombre que sea bondadoso y considerado a los treinta años Sin embargo, en todo esto, estamos pensando pensamientos de
criaturas y usando palabras de criaturas para expresarlos. Ni esos pensa-
p‹xlría ser cruel y grosero a los cincuenta. Este cambio es posible,
porqüe el hombre es hetho; eR un sentido muy real, es un mientos ni estas palabras son adecuados para la Divinidad. “El Padre no
compuesto. Es la suma de los rasgos que se ha hecho por nadie”, dice el Credo de Atanasio; “ni creado ni
componen su personalidad. engendrado. El Hijo procede del Padre solamente; no hecho, ni creado,
De forma natural, pensamos correctamente en el hombre como sino engendrado. El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo: no
una obra analizada pot la lnteligencia diYina. Es creado y hecho a hecho, ni creado, ni engendrado, sino que procede de ellos."' Dios
la vez. Cómo fue creado es algo que permanece sin revelar entre los existe en sf mismo y pot st mismo. Su ser no se lo debe a nadie. Su
secretos de Dios; cómo fue traído de la no existencia a la existencia, sustancia
de la nada al ser, no se sabe, y quizá nunca lo sepa nadie más que 1 Thorne TC. CeMrirs o/MrditAfon (Lord: P. 1. y A. E. Dutcll, l94El. p. G. 2
Aquél que lo cred. En cambio, c6mo Dios lo hizo, es algo menos El Credo de Atanulo.
secreto, y aunque sólo conocemos una pequefia porción de toda la
El atributo divino 21
es indivisible. No está compuesto por partes, sino que es simple en
su ser unitario.
La doctrina de la unidad divina no sólo significa que existe
un Dios único; si$niEics también que Dios es simple, incomplejo,
uno consigo mismo. La armonía de su ser no es el resultado de un
perfecto equilibrio entre las partes, sino de la ausencia de partes.
Entre sus atributos no puede
existir contradicción alguna. Él no necesita suspender uno para
ejercitar otro, porque en Él todos sus atributos son uno. Dios no se
divide a sí mismo para realizar una obra, sino que obra en la
unidad total de su ser. Por todo esto, un atributo no es una parte de
Dios. Es como Dios es,
y tan lejos como pueda ir la mente en su razonamiento, podemos
afirmar que es lo que Dios es (aunque, tal como he tratado de
explicar, exacta- mente lo que Él es, no nos lo puede decir). De qué
está consciente Dios cuando está consciente de sí mismo, sdlo Él lo
sabe. “Nadie conoció las obras de Dios, sino el Espíritu de Dios.”
Sólo a un igual podría Dios comunicar el misterio de su Divinidad;
y pensar en que Dios tenga un igual sería caer en un absurdo
intelectual.
Los atributos divinos son lo que conocemos como cierto con
respecto a Dios. Él no los posee como cualidades; son como Dios es,
tal como se revela a sus criaturas. Por ejemplo, el amor no es algo
que Dios tenga, y que pueda crecer o disminuir, o dejar de ser. Su
amor es la forma en que Dios es, y cuando Él ama se está limitando a
ser Él mismo. Lo mismo sucede con los demás atributos.
Un Dios, una
Majestad. No hay
más Dios que tú,
Unidad sin límites y sin extensión.

Mar insondable,
toda vida procede de ti,
y tu vida es tu bendita unidad.
Frederick W. Fober
Capítulo 4
La Santa Trinidad
Dios de nuestros padres, entronizado en la luz, qué vigorosa y musical es
nuestra lengua. Sin embargo, cuando tratamos de hablar de tus maravillas.
qué pobres parecen nuestras palabras, y qué poco melodioso nuesoo
discurso. Cuando consideramos el temible misterio de tu Divinidad Una y
Trina, nos tenemos que poner la mano sobre la boca. Ante esa zarza
ardiente, no te pedimos comprender, sino sólo que te podamos adorar
como corresponde a ti, Dios único en tres Personas. Amén.

editar en las tres Personas de la Divinidad es caminar con el


pensamiento a través del jardín orienta l del Edén y pisar
suelo santo. Nuestro esfuerzo más sincero por captar el
incomprensible miste- rio de la Trinidad está condenado a
permanecer infitil para siempre, y sólo por la reverencia más
profunda se puede salvar de convertirse en una verdadera
presunción.
Algunas personas que rechazan todo cuanto son incapaces de
expli- car han negado que Dios sea una Trinidad. Sujetando al
Altfsimo a su frío escrutinio, hecho a ras de tierra, llegan a la
conclusión de que es imposible que Él pueda ser a la vez Uno y
Tres. Se olvidan de que toda la vida de ellos mismos se encuentra
envuelta en el misterio. No tienen en cuenta de que cualquier
explicación real, hasta del fenómeno más sencillo de la naturaleza,
permanece escondida en la oscuridad, y es tan imposible de explicar
como el misterio de la Divinidad.
Todo hombre vive por la fe, tanto el incrédulo como el santo; el
uno por la fe en las leyes naturales, y el otro por la fe en Dios. Todo
hombre acepta constantemente sin comprender, a lo largo de su vida
entera. Es posible callar al sabio más ilustre con una sencilla pregunta:
“¿Qué?” la respugsta a esa pregunta yace para siempre en el abismo de
lo desconocido, más allá de la capacidad de descubrimiento de todo
hom-
bfg. “Dios entiende el camino de ella, y conoce su lugW’, pero el hombre
mortal, nunca jamás.
24 Of conocimiento del Dios santo sin sat›er. Salvamos las apariencias a base de repetir con frivolidad la
jerga popular en las ciencias. Controlamos la grandiosa energía que
Tomás Carlyle, siguiendo a Platón, describe a un profundo corre por todo nuestro mundo; la sometemos al control de la punta de
JflSádOf pagano que habn'a vivido hasta su edad madura en una
nuestros dedos en nuestros automóviles y cocinas; la hacemos trabajar para
cueva escondida, para ser sacado de ella de repente a fin de que
viese salir el sol. “Cuál no sería su asombro", exclama Carlyle, “su 1 Tomás Carlyle, fferoei ozt f Hero Vorshlp (Fi lsdrlfia: Henry Alternas Co.), t 1 4-1 $
extasiada ¡›erp1ejidad ante el mismo espectáculo que nosotros
presenciamos a diario con indiferencia. Con el sentido libre y abierto de
un niño, y al mismo tiempo con la madura facultad de un hombre, su
corazón entero ardería al contemplarlo ... I:sta tierra verde,
consumida en piedra y llena de flores, los árboles, las montañas, los
ríos, los mares con sus muchos rumores y sonidos; ese gran y
profundo mar de azul oscuro que flota encima de nuestra cab Za; los
vientos que lo barren; la nube negra que se va formando para
después lanzar, ahora fuego, ahora granizo y lluvia; ¿qué es esto? Si,
¿qué? En el fondo, no lo sabemos aún; nunca lo podremos saber en
absoluto.”'
Cuán distintos somos los que hemos crecido acostumbrados a ttxlo
ello; los que hemos llegado a embotamos con una saciedad de
maravillas. “No escapamos a las dificultades por nuestra comprensión
superior dice Carlyle, “sino por nuestra superior ligereza, nuestra falta
de aten- ción, nuestra falta de comprensidn. A fuerza de no pensar
es çoino dejamos de maravillarnos ante ellas ... A ese fuego que sale
de la negra nube de tormenta le llamamos “electricidad” y damos
eniditas conferen- cias sobre él, y producimos algo parecido a base
de flotar vidrios y seilas, pero ... ¿qué es? ¿De dónde procede?
¿Hacia dónde va? La ciencia ha hecho mucho por nosotros, pero es
una pobre ciencia que nos quisiera esconder la gran infinitud,
sagrada y profunda, de la No-ciencia, donde nunca podremos
penetrar; en cuya superficie nada toda la ci8flCÍá GOfllO una simple
pelfcula. Este mundo, después de toda nuestra ciencia y totlas nuestras
ciencias, sigue siendo un milagro; maravilloso, inescnitable,
mágico y más, para todo el que quiera pensar en él."
Estas penetrantes y casi proféticas palabras fueron escritas hace m4s
de un siglo, pero ni siquiera todos los pasmosos avances de la ciencia y
la tecnología desde aquellos tiempos han podido invalid8£ ufla sula
palabra, o hacer obsoletos un solo punto o una sola coma. Seguimos
La Santa Trinidad 2J de criatura, según nuestro torpe entendimiento."'
No todos cuantos se han llamado a sí mismos cristianos a lo largo
nosotros como el genio de Aladino, pero seguimos sin saber lo de los siglos han sido trinitarios, pero así como la presencia de Dios en
que es. El secularismo, el materialismo y la intrusiva presencia de las la columna de fuego resplandeció sobre el campamento de Israel a
comes han apagado la 1u2 de nuestra alma, y nos han convertido en través de todo aquel viaje por el desierto, proclamando ante todo el
una generacidn de zombis. Cubrimos con palabras nuestra profunda mundo: “Éstos son mi pueblo”, también la creencia en la Trinidad
ignorancia, pero nos avergüenza maravillarnos, y tenemos miedo de
ha resplande- cido desde los días de los apdstoles sobre la Iglesia
susurrar la palabra “mis- terio”.
del Primogénito a lo largo de su peregrinaje por el tiempo. La pureza
La Iglesia no ha dudado en enseñar la doctrina de la Trinidad. Sin
y el poder han seguido a esta fe. Bajo esta bandera han marchado
pretender entenderla, ha dado testimonio a favor de ella; ha repetido
apóstoles, padres, mártires, místicos, himnólogos, reformadores,
lo que enseílan las Sagradas Escrituras. Algunos niegan que las predicadores de avivamiento, y el sello de aprobación divina ha estado
Escrituras enseiíen que hay una Trinidad en la Divinidad, sobre su vida y sus esfuerzos. Aunque hayan diferido en cuestiones de
apoyándose en que toda esta idea de una trinidad en la unidad es menor importancia, la doctrina de la Trinidad los ha unido.
una contradicción de términos. Sin embargo, puesto que no somos Lo que Dios declara, el corazdn creyente lo confiesa sin necesitar
capaces de entender la caída de una hoja de árbol junto a este camino, más pruebas. En realidad, buscar pruebas es admitir dudas, y obtener
o la incubación de un huevo de petirrojo en aquel nido lejano, ¿por pruebas es hacer superflua lá fe. Todo aquél que posea el don de fe
qué habrfa de constituir la Trinidad un problema para nosotros? reconocerá la sabiduría de estas osadas palabras de uno de los primeros
“Pensamos más altamente sobre Dios”, dice Miguel de Molinos, “por padres de la Iglesia: “Creo que Cristo murió por mf, porque es
saber que Él es incomprensible, y se halla por encima de nuestro increfble; creo que resucitó de entre los muertos, porque es imposible.”
entendimiento, que por concebirlo bajo cualquier imagen, y belleza
Miguel de Molinos, op. cit., p. 58.

26 El conocimiento del Ojos santo pureza del texto, en acercarse tanto como le sea posible a la Palabra, tal
como fue dada originalmente. Puede comparar Escritura con Escritura,
Esa fue la actitud de Abraham, quien contra toda evidencia, se
hasta haber descubierto el verdadero significado del texto. No obstante, es
mantuvo firme en la fe, dando la gloria a Dios. Fue la actitud de
aquí mismo donde termina su autoridad. Nunca deberd sentarse a juzgar
Anselmo, “cl segundo Agustfn”, uno de los pensadores más grandes
lo que ha sido escrito. No se debe atrever a traer el significado de la
que ha tenido la era cristiana, quien sostenfa que la fe debe proceder
Palabra ante el tribunal de su razón. No se debe atrever a elogiar o
a todo esfuerzo por comprender. La reflexión sobre la verdad
condenar la Palabra por razonable o irracional, científica o anticientífica.
revelada sigue de manera natural al advenimiento de la fe, pero la fe
Después de descubierto el signiricado, ese significado lo juzga a él;
viene primero al oído que escucha, no a la mente que medita. El
nunca es él quien juzga al significado.
hombre que cree no sopesa la Palabra para llegar a la fe por medio
La doctrina de la Trinidad es una verdad para el corazdn. Sdlo el
de un proceso de razonamiento, ni busca confirmación a su fe por
espíritu del hombre puede entrar a través del velo y penetrar en ese Lugar
parte de la filosofía o la ciencia. Su clamor es: “Tierra, tierra,
Santfsimo. “Que te busque anhelantc”, suplicaba Anselmo, “que suspire
escucha la palabra del Sefíor. Sf, sea Dios veraz y todo
hombmmenüroso.” por ti al buscarte; que te encuentre en el amor, y te ame al encontrarte,”' El
amor y la fe están en su ambiente dentro del misterio de la Divinidad.
¿Equivale esto a echar pot tierra toda enidición como carente de
Arrodfllese la razón en reverencia fuera de él.
valor en la esfera de la religión revelada? En manera alguna. El
Cristo no vacil6 en utilizar la forma plural al hablar de sí mismo junto
erudito tiene una tarea importante y vital que realizar, dentro de un al Padre y al Espíritu. “Vendremos a él, y haremos morada con tl.” En
recinto enmarcado con cuidado. Su tarea consiste en garantizar la
otra ocasión dijo: “Yo y el Padre uno somos.” Tiene suma
f.zi Se::ta Trinidad 27
importancia que pensemos en Dios como Trinidad en la Unidad, sin
confundir a las Personas, ni dividir Ía Sustancia. Sólo asf podremos COfT€CtA sobre Dios, y de una manera digna de Él y de nuestra propia
pensar de manera alma.
La declaracidn de nuestro Señor de que era igual al Padre fue lo
que desató la ira de los religiosos de sus dfas, y lo condujo por
último a la crucifixión. El ataque contra la doctrina de la Trinidad
dos siglos más tarde por parte de Arrio y de otros, también iba
dirigido contra )a proclamacidn de divinidad hecha por Cristo con
respecto a ef mismo. Durante las controversias GOf1 Arrio,
trescientos dieciocho padres de la
IgJesia (muchos de ellos mutilados y con cicatrices de las heridas
causadas por la violeflcia ffsiGa S8frida en persecuciones anteriores)
se reunieron en Nicea y adoptaron una declaracidn de fc, una de cuyas
secciones dice:
Creo en un solo Senor
Jesucristo, el Unigénito Hijo de
Dios,
engendrado por Él antes de tOÓOS tOS siglos,
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios
verdadero, engendrado, no
creado,
de la misma sustancia que el Padre,
por quien todas las cosas fueron hechas.
Durante mts de dieciséis siglos, tsta ha permanecido como la
prueba definitiva de oRodoxia,ycsá bien que asf sea, puesto que
condensa en lenguaje teológico las enseílanzas del Nuevo
Testamento con respecto a la posición del Hijo dentro del Ser
divino.
El Credo Niceno rinde tributo también al Espíritu Santo como Dios
lTlÍSfflO, e igual al Padre y al Hijo:
Creo en el Espíritu
Santo, Seflor y dador de
vida,
que procede del Padre y del
Hijo, que junto con el Padre y
el Hijo es adorado y glorificado.
Dejando de lado la cuestión de si el Espfritu procede sdlo del
Padre, o del Padre y del Hijo, este principio doctrinal del antiguo Iglesia y por todos los cristianos, con la exce¡›cidn de una pequeña
credo ha sido Sostenido por las ramas oriental y occidental de la minon‘a.
Los autores del Credo de Atanasio detallaron con gran cuidado las
I San Anxlmo, Prosiogium (LaSelle, III.: Open Court Publishing Co.. 1903), p.
6.
relaciones de las tres Personas entre sf, llenando tanto como les fue

28 £f conocimiento del Dios santo La Santa Trinidad 29


posible las bmchas existentes en el pensamiento humano, al mismo Cuando el Hijo de Dios caminaba sobre la tierra como el Hijo del Homb
tiempo que perinanecfan dentro de los límites de la Palabn respondía. Como pueblo. Se recogen
inspirada. “En esta Trinidad”, dice el Credo, “nada es antes ni hombre.
después; nada es mayor ni menor, sino que las tres Penonas son
coeternas, juntas e iguales.”
tCómo armonizan estas palabras con estas de Jesüs: “El Padre
mayor es que yo”7 Aquellos teólogos antiguos lo sabfan, y escribieron
en el Credo: “Igual a su Padre en cuando a su divinidad; menor que
el Padre, en cuanto a su humanidad”, y esa interpretación se
Entre los silencios eternos,
recomienda a st misma ante todo el que busque con seriedad la verdad
se dijo la Palabra infinita de Dios;
en una regidn en la cual la luz no tiene nada de cegadora. nadie la oyd, sino aquel que siempre
Para redimir a la humanidad, el Hijo Eterno no dejó el seno del hablaba, y no se quebrantó el silencio.
Padre. Mientras caminaba entre los hombres, se refería a sí mismo
llamándose “el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre”, y se ¡Cuán maravilloso! ¡Cuán digno de adoración!
refería a sí mismo al hablar del “Hijo del Hombre, que está en el No se oye canto ni sonido alguno,
cielo”. Aquí concedemos que existe misterio, aunque no confusión. pero en todas partes y a todas
En su encarnación, el Hijo veló su divinidad, pero no la anuló. La horas, en amor, en sabiduría y en
unidad del Ser divino hacía imposible que Él renunciase a parte poder,
alguna de su divinidad. Cuando tomó sobre sí la naturaleza de el Padre pronuncia su amada Palabra eterna.
hombre, no se degradd a sí mismo, ni se convirtió, aunque fuera por un FrederfCk W, Faber
tiempo, en menos de lo que había sido antes. Dios nunca puede
convertirse en algo inferior a sí mismo. Es impensable que Dios se Una creencia popular entre los cristianos divide las obras de Dios
convierta en algo que no haya sido. entre las tres Personas, atribuyéndole una parte concreta a cada una,
Las tres Personas del Ser divino, por ser todas uno, tienen una como por ejemplo, la crcacidn al Padre, la redención al Hijo y la
voluntad. Siempre trabajan juntas, y nunca ha habido una sola acción, regeneracidn al Espíritu Santo. Esto es en parte cierto, pero no por
por pequeña que sea, que la haya hecho una de ellas sin la aprobación adaptarle al Creador pensamientos de criatura y palabras de criatura. Es
instantánea de las otras dos. Todo acto de Dios es realizado por la un error real, aunque comprensible, el concebir a las Personas del Ser divino
Trinidad en Unidad. Aquí, por supuesto, somos impulsados necesaria- como consultándose unas a otras y a)can2ando un acuerdo por medio del
mente a concebir a Dios en términos humanos. Estamos pensando intercambio de pensamientos, tal como lo hacemos los humanos. Siem-
sobre Dios por medio de la analogía con el hombre, y el resultado debe pre me ha parecido que Milton introduce un elemento de debilidad en su
quedarse corto con respecto a la verdad definitiva. Con todo, para poder celebrado Paraíso perdido cuando presenta a las Personas divinas con-
pensar algo con respecto a Dios, tenemos que hacerlo a base de versando entre sí acerca de la redención de la raza humana.
completo, porque Dios no puede dividirse a Si rrlismo de tal Espíritu Santo (Job 2ó:13 y Salmo 104:30). Se sefia1a que la
manera que encarnacidn fue realizada por las tres Personas de pleno acuerdo
una de las Personas trabaje mientras otra permanece inactiva. En (Lucas 1:35), aunque sólo el Hijo se hiciera carne para habitar en
las Escrituras se muestra a las tres Personas actuando en una medio de nosotros. En el bautismo de Cristo, cuando el Hijo salta del
annoniosa unidad en todas las obras poderosas que son reahzadas agua, el Espfritu descendió sobre Él y se oyó la voz del Padre
a )o largo y ancho del universo. desde el cielo (Mateo 3:16, 17). La descripcidn qtiizás más hermosa
En las Santas EscritU Fás, la obra de la creacidn aparece de la obra de expiacidn es la que se encuentra en Hebreos 9:14,
atribuida al Padre (Génesis l: 1), al hijo (Colosenses l: 16) y al donde se afirma que Cristo, por medio del Espfritu Eterno,
yp E( conocimiento del Dios santo
se ofmció a st mismo sin mancha a Dios. Vemos aquf a las tres
Personas obrando juntas.
Oe igual manera, la resurrección de Cristo e* Atribuida de
Capítulo 5
manera
diversa al Padre (Hechos 2:32), al Hijo (Juan }0'17, 18) § ál
Santo (Romanos 1:4). El apóstol Pedro sefiala que la solvacidn de
ritu
La autoexistencia de Dios
la
persona es obra de las tres Personas divinas (¡ pedro 1:2), y la iii
bita-
cidn del alma del criStÍáRO Se dice que lizada por el Padre, el
es y el Espíritu Santo (Juan 14:15-23). Hijo ¡Seíior de todos los seres! S6lo tú puedes afirmar aquello de YO SOY EL QUE
Comohe mencionado antes, la doci›i»a de lg Tñnidad es una son: con todo, nosotros, que hemos sido hechos a imagen tuya, podemos
repetir
verdad
cada cual otro “Yo soy”, confesando así que nos derivamos de ti, y que
para el corazón. El hecho de que no se puede explicar de manera
nuestras palabras sólo son un eco de las tuyas. Te reconocemos como el gran
satisfactoria, en lugar de ser una pnieba en su ¢ontra, lo es a su
favor. Una verdad asf tenía que ser revelada; nadie se¡g babrfa podido Original, del cual, gracias a tu bondad, somos copias agradecidas aunque
imperfectas. Te adoramos, Padre Eterno. Amén.
imaginar.
¡Oh
benditaTrinifiad, oh ios no tiene origen”, decía Novaciano,' y es precisamente
Majestad sencilla, oh este concepto de carencia de origen el que distingue a Aquél
Tres en Uno solo! que es
S6lo N eres por siempre Dios. Dios, de todo lo que no sea Dios.
¡Santa Trinidad!
“Origen” es una palabra que sólo se puede aplicar a las cosas
Benditos Tres iguales,
un solo Dios, te alabamos. creadas. Cuando pensamos en algo que tiene origen, no estamos
pensando en Dios. Dios tiene existencia en sí mismo, mientras que
Frederick W. FabCr todas las cosas creadas se originaron necesariamente en algún lugar, y
en algún momen- to. Aparte de Dios, no hay ser alguno que haya
sido su propia causa.
El niño, con su pregunta “¿De dónde vino Dios?”, está decir que Dios no tiene origen, y lo va a encontrar difícil de captar,
reconociendo sin quererlo que es una criatura. El concepto de puesto que esto introduce una categoría con la que no está
causa, fuente y origen ya está fijado en su mente. Sabe que todo familiari2ado en absoluto, y Contradice la tendencia hacia la
cuanto le rodea vino de algo distinto a sí mismo, y todo lo que búsqueda de los orígenes que se halla tan profundamente
hace es extender ese concepto hacia arriba, hacia Dios. El implantado en todos los seres inteligentes; una ten- dencia que los
pequeño filósofo está pensando en un verdadero idioma de impulsa a buscar cada vez más atrás, hacia unos comienzos áún no
criatura y, si tenemos en cuenta su falta de informacidn descubiertos.
fundamental, está razonando de manera correcta. Se le debe
iovscisno, On inc Trinii:y (Nueve Yerk: Mccinillan Co.. 1919), p. 21.

J2 El couocimicnfo del Dios santo dispuestos a admitir que hay muchas cosas que ellos no conocen; pero
entre eso, y admitir que hay algo que nwirq podrán conocer, y que
Pensar en aquello a lo que no se puede aplicar la idea de origen no
carecen de técnicas para descubrirlo, hay gmn distancia. Admitir que hay
es fácil, si es que resulta posible en absoluto. Asf como, bajo ciertas
Uno que se halla más allá de nosotros, que existe fuera de todas nuestras
condiciones, se puede ver un pequeflo destello de luz, no a base de
categon'as, que no es posible salir de Él con sólo ponerle un nombre, que
mirarlo de manera directa, sino a base de enfocar los ojos ligeramente
no va a comparecer ante el tribunal de nuestra razón, ni someterse a
hacia un lado, así también sucede con la idea del Increado. Cuando
nuestras curiosas investigaciones; esto exige una gran cantidad de
tratamos de centrar nuestro pensamiento sobre Aquél que es un ser
humildad, más de la que poseemos la mayoría de nosotros, de manera
puro increado, es posible que no lleguemos a ver nada en absoluto,
que salvamos las aparien- cias a base de pensar a Dios, rebajándolo a
porque Él habita en una luz a la que ningún hombre se puede
nuestro nivel, o al menos, a un nivel en el que podamos manejarlo. Y sin
aproximan. Sólo por medio de la fe y del amor, podremos captar un embargo, Él nos elude.
destello suyo, cuando Él vaya pasando junto a nuestro refugio en
una hondidura de la roca. “Y aunque este conocimiento sea muy
nebuloso, vago y general”, dice Miguel de Moli- nos, “con todo,
por ser sobrenatural, produce un conocimiento de Dios mucho más
claro y perfecto que cualquier aprehensión sensible o parti- cular
que podamos formar en esta vida, puesto que todas las imágenes
corpóreas y sensibles están inconmensurablemente alejadas de Dios."'
La mente humana, por ser creada, siente una comprensible
incomo- didad con respecto al Incteado. No nos sentimos cómodos
cuando permitimos la presencia de Uno que se halla por completo
fuera del círculo de los conocimientos que nos son familiares.
Tendemos a sentir- nos inquietos con el pensamiento de que hay
Uno que no nos rinde cuentas a nosotros en cuanto a su ser; que no
es responsable ante nadie, que es autocxistente, autodependiente y
autosuficiente.
La filosoffa y la ciencia no siempre han sido amistosos hacia la
idea de Dios, siendo la razón el que se han dedicado a la tarea de
dar cuenta de las cosas, y se impacientan ante algo que se niegue a
mndirles cuentas sobre st mismo. El filósofo y el científico están
La autoexistencia de Dios cristiana, nos podamos pasar con todt› nuestra vida entera en esta
33 tierra sin haber pensado o tratado de pensar con seriedad ni una sola
Porque Él estd en todas partes, y al mismo tiçmpo en ninguna, vez acerca del ser de Dios. Pocos de nosotros hemos dejado que
nuestro corazón contemple extasiado al yo soy, el Yo autoexistente,
puesto que la palabra “donde” tiene que ver con materia y
más allá del cual no puede pensar criatura alguna. Los pensamientos
espacio, y Dios es indcpendiente de ambos. Ni el tiempo ni el
movimiento lo afectan; Él es autixJependiente por completo, y de este tipo son demasiado angustiosos para nosotros. Preferimos
no les debe nada a los mundos que han hecho sus manos. pensar ddnde hará más bien; por ejemplo, cómo construir una
ratonera mejor, o cómo hacer que crezcan dos briznas de hierba
Sin tiempo, sin espacio, único, donde antes crecfa sdlo una. Y por esto, estamos pagando ahora un
solitario, y con todo, precio demasiado alto en la secularizacidn de nuestra religidn y la
sublimemente Tres, decadencia de nuestra vida interior.
tú eres grandioso, siempre el solo Quizá algunos cristianos sinceros pero perplejos quieran averiguar
Dios en unidad. en este momento cuán prácticos son los conceptos como los que estoy
Solo en tu grandeza, solo en tu tratando de presentar aquf. “¿Qué importancia tiene esto para mi
gloria, tquíén contará tu vida'*” dirán. “Qué significado puede tener la autoexistencia de Dios
maravillosa historia, para mí, y para otros como yo, en un mundo como éste y en tiempos
venerada Trinidad? como los que corren?"
A esto contesto que somos una obra de Dios, y de esto se sigue
Frederick W. Faber
como consecuencia que todos nuestros problemas y sus soluciones son
No es un pensamiento agradable el de que millones de seres teold- gic‹is. Es indispensable tener cierto conocimiento de la clase de
humanos que vivimos en una tierra donde hay Biblias, que Dios que r›peia el universo para tener una filosofía sana sobre la
pertenecemos a iglesias y trabajamos por adelantar la religión vida, y una visión Cuerda del escenario del mundo. El tan citado consejo
de Alexander
34 El conocimiento ‹trf Dios santo £ autoexistencia de Dios 35
Pope: “Conócetc, pues, a ti misfllO¡ RO tfátes de analizar cristo que Él es el resplandor de la gloria de Dios y la imagen misma de
presuntuoso a
Dios: el estudio adecaad0 flfB la humanidad es el hombm", si lo su Persona, y que sustenta todas las cosas con la palabra de su
poder.
seguimos de forma literal, destruirla toda posibilidad de que el imagen. Quede entendido que la imagen divina en el hombre no es una
hombre se llegue a conocer a sí mismo alguna vez de una form& fantasfa poétÍGñ, ni una idea nacida de la afioranza religiosa. Es una
Qlle nO sea la más superficial. Nunca podemos saber quiénes o qué realidad Geológica sólida, enseñada con claridad a lo largo de las
somos, hasta que sepamos al menos algo de lo que Dios es. Por esta Sagradas Escrituras y
razón, la 8lltOOhlfitP•fle1á de Dios no es un jirdn de alguna árída reconocida por la Iglesia como una verdad necesaria para tener una
doctrina, académica
realidad es algo tan cercano como nuestro aliento, y tan práctico
como
la técnica quirúrgica más avanzada.
Por razones que sdlo Él conoce, Dios decidió honrar al hombre
pOr encima de todos los demás seres, al crearlo a su propia
En esta dependencia total de todas las cosas en la voluntad normal habfa entre Dios y su criatura; rechazó a Dios como
creadora de Dios, se encuentra la posibilidad, tanto de santidad fundamento de la existencia y laR2ó al hombre de vuelta sobre sf
como de pecado. Una de las marcas de la imagen de Dios en el mismo. A partir de aquellos momentos, se convirtid, no en un planeta
hombte es sii capacidad de tomar decisiones morales. El que giraba alrededor de su Sol central, sino en un sol por derecho
cristianismo enseila que el hombre decidid ser independiente de propio, alrededor del cual debe girar todo lo demás.
Dios, y confirmó su decisidn desobedecien- do de forma deliberada No serfa posible imaginar una afimiación más positiva del ser de
un mandato divino. Este acto viold la relación que de forma Dios, que sus palabras a Moisés: yo soy el que soy. Todo cuanto Dios
comprensión correcta de la fe cristiana. es, todo aquello que es Dios, es presentado en esta declaración absoluta
El hombre es un ser creado, un yo derivado y que en de una esencia independiente. Sin embargo, en Dios, el yo no es pecado,
contingente, sí
mismo no posee nada, sino que para existir depende en cada sino la quintaesencia de toda la bondad, la santidad y la verdad
momento de Aquél que lo creó a su propia semejanza. La
posibles.
realidad de Dios es necesaria a la realidad del hombre. Deshágase
El hombre natural es pecador porque reta a la autoexistencia de
el hombre de Dios con el Dios con relación a su propia existencia, y sólo porque la reta. En
pensamiento, y se quedará sin motivos para existir.
todo lo dem$s, es probable que esté dispuesto a aceptar la soberanía
Que Dios lo es todo, y el hombre nada, es un principio doctrinal
de Dios; en su propia vida, la rechaza. Para él, el dominio de Dios
básico en la fe y la devoción cñstianas, y aquí las ensefianzas del
termina donde comienza el suyo. Para él, su yo se convierte en el
cristianismo coinciden con las de las religiones más avanzadas y Yo, y en esto imita inconscientemente a Lucifer, aquel hijo cafdo de
fiiosó ficas del Oriente. El hombre, por mucha genialidad que tenga,
la mañana que dijo en su corazdn: “Subiré al cielo; en lo alto, junto
no es mis que un eco de la Voz original; un reflejo de la Luz
increada. COmo un rayo de sol perece cuando se lo separa del sol, asf a las estrellas de Dios, levantaré mi trono ... y seré semejante al
el hombm, sin Dios, retrocedería al vacfo de la nada, del cual salid Altfsimo”.
llamado por el Creador. Con todo, el yo es tan sutil que son muy escasos los que se
No sólo el hombre, sino todo lo que existe, salid de su impulso hallan conscientes de su presencia. Porque el hombre nace rebelde, no
creador y depende de que éste continúe. “En el principio era el está consciente de que lo es. Su constante afirmación del yo, tal y
Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios ... Todas lds como él lo define, le parece una cosa muy natural. Está dispuesto a
GOsas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que se ha hecho, fue compartirse a sf mismo, algunas veces incluso a sacrificarse por un fin
hecho." Así es como lo explica Juan, y con él coincide el apóstol anhelado, pero nunca a destronarse a sf mismo. Por bajo que descienda
Pablo: “Porque en fueron creadas todas las cosas, las que hay en los en la escala de la aceptación social, ante sus propios ojos sigue
cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean siendo un rey sobre su trono, y nadie, ni siquiera Dios, le puede
dominios, sean principa- arrebatar ese trono.
dos, sean potestades, todo fue creado por medio de él y para él. Y él El pecado tiene muchas manifestaciones, pero su esencia es una
es
antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten.” El escritor sola. Un ser moral, creado para adorar ante el trono de Dios, se sienta
de en el trono de su propio ser, y desde esa elevada posición, declara: “yo
Hebreos une su voz a estos testimonios, atestiguando él también soy”. Eso es pecado en su esencia más concentrada; sin embargo,
sobre puesto que
3d El conocimiento def Dios santo es natural, da la impresión de que es bueno. Sólo cuando el alma es
llevada en el Evangelio ante la faz del Santfsimo, sin el escudo
protector de la ignorancia, es cuando esa terrible incongruencia moral la llegada de Cristo, el profeta Isafas identificó al pecado como la
es sacada al nivel de la conciencia. En el lenguaje del evangelismo, se rebelión contra la voluntad de Dios y la afirmación del derecho de cada
dice que el hombre que es enfrentado así con la presencia de fuego hombre
del Dios To‹lo- poderoso, se halla bajo convicción. Cristo se refirió a
esto cuand‹› elijo acerca del Espíritu que Él envian'a a este mundo: “Y
cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de
juicio”.
El cumplimiento más temprano de estas palabras de Cristo tuvo
lugar el día de Pentecostés, después que Pedro predicara el primer gran
sermón cristiano. “Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron
a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?”
Este “¿qué haremos?” es el profundo grito que sale del corazón de
todo ser humano que se da cuenta de pronto de que él es un
usurpador, y deque está sentado en un trono robado. Por dolorosa que
sea, es precisamente esta aguda constemación moral la que produce el
arrepentimiento genuino y hace del penitente un robusto cristiano,
después que haya sido destronado y haya encontrado perdón y paz
por medio del evangelio.
“La pureza del corazón consiste en desear una cosa”, decía
Kierke-
gaard, y también es cierto si declaramos: “La esencia del pecado es
querer una cosa”, porque enfrentar nuestra voluntad a la de Dios
equivale a destronar a Dios, y hacemos supremos a nosotros mismos
en el pequeño reino del alma humana. Esto es el pecado en su
misma rafz de maldad. Aunque los pecados se multipliquen como
la arena de la playa, siguen siendo uno solo. Los pecados son,
porque el pecado es. Éste es el razonamiento que se halla tras la tan
malentendida doctrina de la depra- vación natural, que sostiene que el
hombre impenitente no puede hacer otra cosa más que pecar, y que sus
buenas obras no tienen nada de buenas en realidad. Sus mejores obras
religiosas, Dios las desecha, como rechazd la ofrenda de Caín. Sólo
cuando él le haya restaurado a Dios el trono que le había robado, serán
aceptables sus obras.
Pablo describe de manera vívida en el capítulo séptimo de su carta
a los romanos la lucha del cristiano por ser bueno, mientras aún vive
dentro de él la tendencia hacia la afirmacidn de sí mismo como una
especie de reflejo moral inconsciente, y su testimonio se halla en pleno
acuerdo con las enseñanzas de los profetas. Ochocientos afios antes de
La autoexistencia de Dios
37
a decidir por sí mismo la senda por donde ha de ir. "Todos nosotros
nos descarriamos como ovejas”, dijo, “cada cual se apartd por su
camino.” Yo creo que no se ha dado nunca una descrip idn más
exacta del pecado. El testimonio de los santos ha estado en
perfecta armonía con el profeta y el apóstol, en cuanto al principio
interno del yo que se halla en la fuente misma de la conducta
humana, convirtiendo en maldad todo cuanto hacen los hombres.
Para salvamos completamente, Cristo tiene que invertir la
tendencia de nuestra naturaleza; tiene que implantar dentro de
nosotros un nuevo principio, de tal forma que nuestra conducta
subsiguiente brote de un anhelo de promover la honra de Dios y
el bien de los seres humanos. LoS pecados viejos del yo deben
morir, y el único instrumento con el que se los puede matar es la
Cruz. “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,
y tome su cruz, y sígame”, dijo nuestro Seíior, y altos más tarde,
Pablo podría exclamar victorioso: Con Cristo estoy juntamente
mi"’. crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en

Mi Dios, si el pecado su poder


mantiene y en mi alma vive
desafiante,
no es suficiente que me perdones;
se debe alzar la cruz para que muera mi yo.

Oh Dios de amor, revela tu poder;


no basta con que Cristo haya resucitado;
yo también debo buscar los cielos resplandecientes
y levantarme de entre los muertos, como se levantó Cristo.
Himno griego
Capítulo 6
La autosuficiencia de Dios
Enséiíanos, oh Dios, que nada te es necesario. Si tú tuvieses necesidad de
algo, esa cosa sería la medida de tu imperfección y, ¿cómo podríamos
adorar a uno que fuera imperfecto7 Si nada te es necesario, entonces nadie
es necesario, y si nadie lo es, entonces nosotros no lo somos. Cierro es que
nos buscas, aunque no nos necesites. Nosotros te buscamos, porque te
necesitamos, porque en ti vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.
Amfn.

1 Padre t›ene vidaw sí mismo’, dijo o»estib Sehoi, es caracte-


rístico de su enseñanza que asf, en una breve oracidn gramatical,
presente una verdad tan elevada, que trasciende los niveles más altos
que es capaz de alcanzar el pensamiento humano. Dios, dijo Él, es
autosufi- ciente; es lo que es en sí mismo; éste es el significado de esas
palabras. Cuanto Dios sea, y todo lo que Dios es, lo es en sí mismo.
Toda la vida es en Dios y de Dios procede, ya se trate de la forma más
simple de vida inconsciente, o de la vida inteligente y altamente
autoconsciente de un serafín. Ninguna criatura tiene vida en st misma;
toda vida es un don
de Dios.
En sentido contrario, la vida de Dios no es un don recibido de
nadie. Si hubiera otro de quien Dios pudiera recibir el don de la vida, o
en realidad, cualquier don, ese otro serfa el verdadero Dios. Una
manera elemental, pero correcta, de pensar en Dios, es como Aquél que
lo contiene todo, que da todo cuanto es dado, pero que Él mismo no
puede recibir nada que no haya dado primero.
Admitir la existencia de una necesidad en Dios es admitir que el
Ser divino está incompleto. “Necesidad" es una palabra de criatura, y no se
puede decir con respecto al Creador. Dios tiene una relación voluntaria
con todo aquello que Él ha hecho, pero no tiene una relación necesaria
con nada fuera de sí mismo. Su interés en sus criaturas surge de su
soberana buena voluntad, no de ninguna necesidad que puedan cubrir
esas criaturas, ni de ninguna perfección que ellas le puedan aportar a él,
que es perfecto en sí mismo.
40 El conocimiento del Dios santo
La autosuficiencia de Dios 41
De nuevo tenemos que cambiar el curso de nuestros
pensamientos para tratar de entender aquello que es exclusivo; y sin relacidn con nadie más. El que creamos en Él no añade náda a
aquello que permanece solo como cierto en esta situación, y en sus perfecciones; el que dudemos de Él tampoco le quita nada.
ninguna otra. Nuestros hábitos corrientes de pensamiento aceptan la El Dios Todopoderoso, precisamente porque es todopoderoso,
existencia de necesidades entre las cosas creadas. Nada es completo no necesita que lo sostengan. La imagen de un Dios nervioso y
en sí mismo, sino que necesita de algo ajeno a sí para existir. Todas deseoso de
las cosas que respiran necesitan aire; todos los organismos congraciarse, que se arrastra ante los hombres para ganar su favor,
necesitan comida y agua. Quitemos el aire y el agua de la tierra, y no tiene nada de agradable; con todo, si nos fijamos en el concepto
toda la vida parecerá al instante. Podemos declarar como axioma popular de Dios, es eso lo que veremos. El cristiano del siglo veinte
que para permanecer viva, toda cosa creada necesita de alguna otra ha convertido a Dios en un mendigo. Tenemos un concepto tan alto de
cosa creada, y todas las cosas necesitan de Dios. Sólo a Dios no le nosotros mismos, que encontramos muy fIci1, por no decir
es necesario nada. disfnitable, creer que le somos necesarios a Dios. Sin embargo, lo
El río aumenta de tamaño gracias a sus afluentes, pero ¿dónde cierto es que Dios no es mayor porque existamos nosotros, ni sería
está el afluente que pueda aumentar el tamaño de Aquél de quien menor si no existiéramos. El que sí existamos depende pnr completo de
vino todo, y a cuya infinita plenitud le debe su ser toda la creacidn? una decisidn libre de Dios, y no de que nos lo merezcamos, o de una
necesidad divina.
Insondable Mar, toda vida ha salido de ti, y tu Es probable que el pensamiento más difícil de todos los que puede
vida es tu bendita Unidad. imaginar nuestro egotismo natural es el de que Dios no necesita de
Frederick V. Faber nuestra ayuda. Nosotros lo solemos representar como un Padre muy
ocupado, ansioso y algo frustrado, siempre de prisa, tratando de llevar
El problema de por qué Dios creó el universo todavfa preocupa a a cabo su benevolente plan de traer la paz y la salvación al mundo; sin
los pensadores; pero si bien no podemos saber por qué, al menos embargo, como decía Lady Juliana, “vi que en realidad Dios hace todas
podemos saber que Él no trajo a la existencia a sus mundos para las cosas, y que nunca le resultan pequeñas”.' El Dios que obra todas
satisfacer alguna necesitad insatisfecha suya, como un hombre las cosas, seguro que no necesita ni ayuda ni ayudantes.
construiría una casa para guarecerse contra el frío del invierno, o Demasiadas exhortaciones misioneras se basan en esta
sembraría un maizal para proporcionarse el alimento que necesita. La imaginaria frustraGión del Dios Todopoderoso. Un orador eficiente
palabra necesario es por completo ajena para Dios. puede mover Con facilidad a compasión a sus oyentes, no sólo por
Puesto que Él es el ser supremo sobre to4os, de aquf se sigue que los paganos, sino también por el Dios que ha tratado tanto y por tanto
no sea posible elevarlo. No hay nada por encima de Él, ni más allá de tiempo de salvarlos, y no ha podido por falta de apoyo. Me temo que
Él. Para la criatura, todo movimiento hacia Él equivale a elevación; miles de jóvenes no entren al ministerio cristiano por un motivo más
lejos de Él, a descenso. Él mantiene esta posición por sí mismo, y no por alto que ayudar a librar a Dios de la vergonzosa situación en que lo ha
licencia de nadie. Así como nadie lo puede elevar, tampoco nadie lo metido su amor, y de la cual sus limitadas capacidades parecen
puede degradar. Está escrito que Él sostiene todas las cosas con la incapaces de sacarlo. Afladamos a esto un cierto grado de un elogiable
palabra de su poder. ¿C6mo lo podrían levantar o sostener las mismas idealismo y una buena cantidad de cOnlpasión por los menos
cosas que Él sostiene* privilegiados, y tendremos la verdadera moii- Nación que mueve gran
Si de pronto todos los seres humanos perdieran la vista, aún parte de la actividad cristiana de hoy.
Una vez más: Dios no necesita defensores. Él es el eterno Indefen-
séguirían brillando el sol de día y las estrellas de noche, porque dÍd o. Para comunicarse con nosotros en un idioma que podamos com-
ninguno de ellos prender, Dios hace pleno uso en las Escrituras de los términos militares,
les debe nada a los millones de personas que se benefician con su luz. pe u realidad, nunca tuvo la intencidn de que pensáramos que el
qr trono
De igual forma, si todos los hombres de la tierra se volvieran ateos, esto ! Juliang ‹le Norwl h, ny. ‹ir., p. 15.
no podrfa afectar a Dios de manera alguna. Él es lo que es, en sí mismo,
42 El conocimiento dcl Dtos santo
de su Majestad en lo alto se halla sitiado, mientras Miguel y sus La autosuficiencia de Dios 43
huestes, u otros setes celestiales, lo defienden de un tomientoso con cl Ser divino, y se le han atribuido todas sus debilidades y
derrocamiento. Pensar asf es malenender todo lo que la Biblia limitacio- nes humanas a la Divinidad. Lo cierto es que el Hombre
nos quiem decir acerca de Dios. Ni el judafsmo ni el cristianismo quecamin6entre nosotros era Una demostracidn, no de la divinidad
podrían aprobar semejantes nociones pueriles. Un Dios que debe revelada, sino de la humanidad perfmta. La terrible majestad del Ser
ser defendido es un Dios que sólo nos puede ayudar a nosotros divino fue ocultado de manera miscricordiosa en lá SUfiVe envoltura
mientras haya quien le ayude a Él. Sólo podremos contar con Él, de la naturaleza humana para proteger a la humanidad. “Desciende”,
si gana en el continuo vaivén de la batalla entre el bien y cl mal. Un le dijo Dios a Moisés en la montafia, “ordena al pueblo que no
traspase los límites para vela Jehová, porque caerá multitud de ellos”;
Dios asf no podría exigir el respeto de hombres inteligentes; sólo y más tarde, “No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre,
los podría mover a piedad. y viviré.”
Para tener nzón, necesitamos tener un alto concepto de Dios. Los cristianos dehoy dama impresión desdlo conocer a Cristo según
Es moralmente imprescindible que purguemos de nuestra mente la carne. Tratan de alcanzar la comunión con Él a base de despojarlo
todos los conceptos innobles con respecto al Ser divino, y de su ardiente santidad y SH ÍflálChflzáble majestad, los mismos
permitamos que Él sea en nuestra mente el mismo Dios que es en el atributos que Él mantuvo velados mientras estaba en la tierra, pero que
universo. La religión cristiana tiene que ver con Dios y con el asumid en su plenitud de gloria al ascender a la derecha del Padre. El
hombre, pero su centro focal es Dios, no el hombre. El único Cristo del cristianismo popular lleva una débil sonrisa y un halo. Se
derecho que tiene el hombre a ser importante se deriva de que ha ha convertido en “Alguien de allfi arriba” al que le gusta la gente,
sido creado a imagen de Dios; en sí mismo, no es nada. Los o al menos alguna gente, y esa gente se siente agradecida, aunque
salmistas y los profetas de las Escrituras se refieren con amarga burla no demasiado impresio- nada. Si bien ellos lo necesitan a Él, él
al débil hombre, cuyo aliento está en sus narices, que crece como la también los necesita a ellos.
No nos imaginemos que la Más
verdad deestimulará
la autosuficiencia
hierba en la mañana, sólo para ser cortado y agostarse antes que se paralizar la actividad cristiana. bien, toda santadivina va a
empresa.
ponga el sol. La Biblia insiste en la enseílanza de que Dios existe por st
mismo, y el hombre pam la gloria de Dios. El alto honor de Dios es Esta verdad, al mismo tiempo que es una reprensidn necesaria a la
lo
primero en el cielo, y asf debe ser también en la tierra. por
A partir de todo esto, podemos comenzar a comprender por qut destruir el alma del hombre.
las Santas Escrituras hablan tanto acerca del papel vital de la fe, y Dios, en su amor y compasión, vino a nosotros como Cristo. Esta ha
por qué califican de pecado de fatales consecuencias a la sido de manera constante la posición de la Iglesia desde los dfas de los
incredulidad. Entm todas las cosas creadas, no hay una sola que se apdstoles. Está fijada para la fe cristiana en la doctrina de la encarnación
pueda atrever a confiar en sf misma. Sólo Dios conffa en del Hijo Eterno. Sin embargo, en tiempos recientes, esto ha venido a
s(mismo; todos los demás seres deben confiar en Él. La significar algo diferente e inferior a lo que significaba para la Iglesia
incredulidad es en realidad una fe pervertida, porque pone su antigua. Se ha igualado al Jesíis hombre, tal como apareció en la carne,
confianza, no en el Dios viviente, sino en los hombres murientes. El
incttdulo niega la autosuficiencia de DÍOS, 7 U°Urpit atfÍbutos que no
le corresponden. Este pecado doble deshonra a Dios, y termina
autoconfianza de los huiTlállOS, cuando la contemplamos desde diversos elementos de la verdad se mantienen en una antítesis
su pers- pectiva blfilÍGd, levanta de nuestra mente la agotadora perpetua, y algunas veces nos exigen que creamos cosas al
carga de la mortalidad, y nos anima a tomar el fácil yugo de parecer opuestas, mie ntras esperamos el momento en el que
Cristo para gastamos en un trabajo inspirado por el Espíritu conoceremos como somos cofloGidos. Entonces, unas verdades que
para la honra de Dios y el bien de la humanidad. Porque la ahora aparecen estar en conflic- to con ellas mismas, se alzarán en
bienaventurada noticia es que el Dios que no necesita de nadie, resplandeciente unidad, y veremos que El conflicto no ha estado en
en su divina condescendencia, se ha inclinado para trabajar por las verdades, sino en nuestra mente daítada por el pecado.
sus hijos obedientes, en ellos y a través de ellos. Mientras tanto, nuestra realización interna se halla en la amorosa
Si tcdo esto parece contradecirse a sí mismo, amén, que así sea.
Los °Miencia a los mandatos de Cristo y a las inspiradas admoniciones de
44 El conocimiento del Dios santo
sus apdstoles. “Dios es el que en vosotros produce ... ”Él no necesita
de riodie, pero cuando la fe se halla presente, obra a través de quien Capítulo 7
sec. En esta oracidn gramatical hay dos declaraciones, y una vida
espiritual sana exige que las aceptemos ambas. Para toda una
generación, la primera ha permanecido dentro de un eclipse casi total, Dios es eterno
y esto ha sido para nuestro profundo daño espiritual.
Fuente del bien, todas las bendiciones fluyen desde ti: in este día, nuestro corazón aprueba con alegrfa lo que nuestra razón
tu plenitud no conoce necesidad alguna. ¿Qué otra cosa nunca podrá c‹imprender por completo: tu eternidad, oh Anciano de Días.
po- drías desear fuera de ti mismo? Sin embargo, ¿Acaso no eres tú desde la eternidad, Señor, Dios mfo, mi Santo7
aunque te bastas a ti mismo, anhelas mi corazón, que Te adoramos a ti, Padre Eterno, cuyos años no tendrán fin, y a ti, Hijo
nada vale; esto, y sdlo esto, es lo que tíí exiges. engendrado por amor, cuyas salidas han sido desde antiguo; también te
Johann Schef[ler recono- cemos y adoramos a ti, Espíritu Eterno, que antes de la fundación
del mundo viviste y amaste en gloria igual con el Padre y el Hijo.
Extiende y purifica la mansión de nuestra alma, de muriera quo pueda
ser una habitación adecuada para tu Espfritu, que prefiere a todos los templos
el corazón recl o y puro. Amén.

1 concepto de eternidad recorre como alta cordillera toda la


Biblia, y ocupa un importante lugar dentro del pensamiento hebreo y
cristiano. Si rechazfisemos este concepto, nos senda del todo imposible
pensar de nuevo los pensamientos de los profetas y los apóstoles: tan
llenos estaban de grandes suelos de eternidad.
Puesto que algunas veces los escritores sagrados utilizaron la palabra
eterno con un sentido que no va más allá de designar algo que dura por
mucho tiempo (como “los collados eternos"), algunas personas han
sostenido que el concepto de una existencia sin final no se hallaba en la
mente de los escritores cuando usaron la palabra, sino que lo aportaron
posteriormente los teólogos. Por supuesto, se trata de un serio error, y
en cuanto yo pueda ver, no se fundamenta en ninguna erudición en que se ha hecho un intento por destruir una verdad para mantenerla
seria. Algunos maestros lo han utilizado como una huida de la callada, a fin de que no compa- rezca como testigo material contra un
doctrina del castigo eterno. Éstos rechazan la eternidad de la error.
retribucidn moral, y para mantener su coherencia, se ven forzados a Lo cierto es que si la Biblia no enseñase que Dios posee un ser
debilitar toda la idea de eternidad. Ésta no es la única circunstancia eterno, en el significado definitivo de ese término, nosotros nos
veríamos
Dios es eterno 47
impulsados a dcducirlo a partir de sus demás atributos. Y si las Santas Dios habita en la eternidad, pero el tiempo habita en Dios. Él
Escrituras no tuvieran una palabra para hablar de la etemídad ya ha vvtdo1odos nucs1msm M a*x,sñcomohav vdotM
absoluta, nos serta necesario inventar una para expresar este OSnuezWosayeres. Aquí LOS podrta ayudar una ilustración
concepto, porque es supuesto, presentado de muera implfcita y por lo ofrecida por C. S. Lewis. gt¡g
general dado por seguro en todas partes a lo largo y ancho de las ugcmqueqnscmosen una hoja de papel de una extensidn infinita.
Escrituras inspiradas. La idea de ausencia de un fin es al reino de Eso serfa la eternidad. Entonces, en ese papel, dibujemos una corta
Dios lo que el carbono es al reino de la naturaleza. Asf como cl línea para representar el tiomgo. Así como 1a lfnca comicnza y
termina dentro de esa expansión infinita, también el tiempo comenzó
carbono está presente en casi todas partes; así como es un elemento en Dios y terminará en ÉL
esencial en toda la materia viva y le proporciona energía a toda vida, Que Dios aparezca al principio de los tiempos no es algo
de igual manera el concepto de eternidad es necesario para darle demasiado difícil de comprender. Pero que aparezca al principio, y
sentido a toda doctrina cristiana. En realidad, no conomo un solo también al fi»ai de los tiempos, de manera simultáneo, es algo no
principio doctrinal dcl credo cristiano que pudiera retener su impor- tan fácil de captar; con cierto. Nosotros conocemos el tiompo a través
tancia, si se le extrajera la idea de eternidad. de una sucesión
“Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios", dijo Moisés en el de aCORtCCí mientos. Es la forma en que damos razón de los cambios
Espíritu. “Desde el punto de desaparición hasta el punto de desapari-
consecutivos del universo. Los cambios no se producen todos de golpe,
ción", sería otra forma de decirlo bastante en consonancia con las sino en sucesión, unos
palabras, tal y como las usd Moisés. La mente retrocede en el "después" la CHC llos da nuestra idea del tiempo. Nosotros esperamos
tiempo hasta que desaparece en la niebla el pasado, para después
que el sol se mueva de este a oeste para que el horario se mueva
mirar hacia el futuro hasta que el pensamiento y la imaginación se
sobre la carátula de nuestro reloj, pero Dios no está obligado a
esperar. Para Él, todo lo que va a suceder ya ha sucedido.
demimban exhaus- tos; y Dios se halla en ambos puntos, sin haber
Por eso, Dios puede decir: ”Yo soy Dios, y no hay otro Dios, y
sido afectado por ninguno de ellos.
nada hay semejante a mf, que anuncio lo porvenir desde el
El tiempo marca el comienzo de la existencia creada, y puesto
principio”. Él ve juntos el final y el principio. “Porque la
que Dios nunca comenzó a existir, no puede tener aplicación a Él.
“Comen- zó” es una palabra de tiempo, y no puede tener duración infinita, que es la eternidad muma, incluye toda sucesidn”,
significado personal para Aquél alto y elevado que habita en la dice Nicolás de Cusa, “y todo lo que nos parece a nosotros hallarse
en sucesión, no existe posterior-
eternidad.
tu concepto, que es la eternidad ... ASf, porque tíi eres Dios
Ninguna edad podrá acumular sobre ti sus altos, poderoso, habitas dentro de los muros del Paraíso, y estos
Dios Tú eres tú mismo, tu propia eternidad. Todo
SOfl
amado. muros
futuro. Cuando aparecen palabras de tiempo en las Escrituras, se refieren a
Frederick W. Faber nuestro tiempo; no a1 suyo. Cuando los cuatro seres vivientes claman ante
el trono de día y de noche: “Santo, santo, santo es el Señor Dios
Puesto que Dios vive en un eterno presente, carece de pasado y de Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir", están
identificando a Dios con el fluir de la vida de las criaturas y con sus esa coincidencia donde lo posterior es uno con 1o anterior; donde
tres familiares tiempos; y esto es correcto y bueno, puesto que Dios ha cl final es uno con el principio, donde el Alfa y la Omega son las
decidido en su soberanía identificarse a sf mismo de esta forma. Sin mismas Porque el ahora y el entonces coinciden en el círculo de los
embargo, puesto que Dios es el Increado, Él no es afectado en sf muros
del Paraiso. Pero, Dios mfo, Absoluto y EteiTl ; m Ü ÍStes y pronunciar
mismo por esa sucesión de cambios consecutivos que llamamos tus palabras más allá del presente y del pasado.”'
tiempo.
Siendo ya de edad muy avanzada, Moisés escribió el salmo que
antes cité en este capítulo. En tl celebra la eternidad de Dios. Para
Moisés, esta verdad es una sdlida realidad teológica, tan firme y fuerte
como aquel monte Sinaf con el que estaba tan familiarizado, y para
él, tenfa dos significados prácticos: puesto que Dios es eterno,
puede ser y continuar
I Nicol§$ de Cusa, op. cit., yp. KB, 4t, 50.

48 El conocimiento del Dios santo importante pilar de la teologfa cristiana que es la imagen de Dios en el
hombre. Las marcas de la imagen divina han quedado tan oscurecidas por
siendo para siempre el único refugio seguro para sus hijos
el pecado, que no son fáciles de identificar, pero ¿no es razonable creer que
zarandeados por el tiempo. “Señor, tú nos has sido refugio de
una de esas marcas pueda ser esa
generación en genera- ción.” El segundo pensamiento es menos
consolador: puesto que la eternidad de Dios es tan larga, y nuestros insaciable ansia de inmortalidad que tiene el hombre?
afios tan cortos, ¿cdmo vamos a establecer las obras de nuestras Tú no nos vas a dejar en el polvo; tú hiciste al
manos? ¿Cdmo vamos a escapar a la abrasiva acción de los hombre, él no sabe por qué; piensa que no fue
acontecimientos que tratan de agotamos y dcs- truimos? Dios llena hecho para morir, y tú lo has hecho; tú eres justo.’
y domina el Salmo, de manera que es a Él a quien Moisés dirige su Así razona Tennyson, y los instintos más profundos del corazón
dolorida petición: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que humano normal están de acuerdo con él. La antigua imagen de Dios
traigamos al corazón sabiduría. ”Que el conocimiento de tu eternidad susurra dentro de cada hombre sobre la esperanza eterna; él scguirá
no sea desperdiciado en mí.
Sería pnidente para ex libris
nosotros, eltropical
que vivimos en esta época nerviosa,
meditar sobre nuestra vida y nuestros dfas de forma larga y frecuente
ante la faz de Dios, y al filo de la eternidad. Porque estamos hechos
para la eternidad, tan cierto como estamos hechos pan el tiempo; y
como seres morales responsables, debemos enfrentamos a ambos.
“Ha puesto eternidad en el corazón de ellos”, dijo el Predicador,
y yo creo que aquf presenta tanto la gloria como la miseria de los
hombres. Estar hechos para la eternidad, y verse obligados a habitar
en el tiempo, es para los humanos una tragedia de proporciones
gigantescas. Dentro de nosotros, todo clama por la vida y la
permanencia, y todo lo que nos rodea, nos recuerda la mortalidad y el
cambio. Con todo, el que Dios nos haya hecho del material de la
eternidad es tanto una gloria que aún no se ha convertido en realidad,
como una profecfa que aún no se ha cumplido. Espero que no se me
considere repetitivo de forma indebida si de nuevo vuelvo a ese
Dios es eterno 49 Sefior salió de la eternidad y entró al tiempo para rescatar a sus
existiendo en algún Iugar. Con todo, no se puede regocijar, hermanos humanos, cuya locura moral los había convertido, no sólo
porque la luz que ilumina a todo hombre que viene a este
en necios del mundo pasajero, sino también en esclavos del pecado
y de la muerte.
mundo le perturba la conciencia, atemorizándolo con pruebas de
su culpabilidad y evidencias de la muerte que se aproxima. Asf Una breve vida es lo que nos toca
es molido en el molino, entre la rueda superior de la esperanza, aquí, breve angustia, cuidado de
y la rueda inferior del temor. corta vida;
Es aquí precisamente donde se hace evidente la dulce la vida que no conoce fin,
la vida sin lágrimas, está allí.
relevancia del mensaje cristiano. “Jesucristo ... quitó la muerte
y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio.” Así Allí a Dios, nuestro Rey y Herencia,
escribía el más grande de todos los cristianos poco antes de salir en la plenitud de su gracia
al encuentro con su verdugo. La eternidad de Dios y la veremos para siempre,
mortalidad del hombre se unen para persuadimos de que la fe en y adoraremos cara a cara.
Jesucristo no es optativa. Para cada uno de los hombres
se trata de escoger entre Cristo, o la tragedia eterna. Nuestro Bernardo de Cluny
Capítulo 8
Dios es infinito
Padre celestial: déjanos ver tu gloria; si es necesario, desde el abrigo d¢
la hendidura en la roca y desde debajo de la protección de tu mano que nos
cubra. Cualquiera que sea el precio para nosotros, en pérdida de amigos, o
de bienes, o de largura de días, déjanos conocerte tal como eres, para que
te podamos adorar tal como debemos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amfn.

1 mundo e›s nado, los tiempos están ítegarióo a su mu, \a gloxia


de Dios se ha marchado de la Iglesia, como una vez se levantara
la nube de fuego de la puerta del Templo a la vista del profeta
Ezequiel. El Dios de Abraham ha retirado de nosotros su Presencia
consciente,
y otro dios al que nuestros padres no conocfan se está acomodando en
medio de nosotros. Este dios lo hemos hecho nosotros mismos, y
porque lo hemos hecho, lo podemos comprender; porque lo hemos
creado, nunca podrá sorprendemos, nunca abrumamos, nunca dejamos
perplejos, nun- ca trascendemos.
Es cierto que el Dios de la gloria se reveld a st mismo a veces
como un sol que bendice y da calor, pero que con frecuencia asombra,
abruma y ciega antes de sanar y conceder vista permanente. Este Dios
de nuestros padres quiere ser el Dios de la raza que los suceda. Sólo
tenemos que prepararle morada en amor, fe y humildad. Sdlo tenemos
que desearlo lo suficiente, y Él vendrá a manifestársenos.
¿Permitiremos que un hombre santo y reflexivo nos exhorte? Oiga-
mos a Anselmo; o mejor aún, prestemos atención a sus palabras:
Levántate ahora, insignificante hombre. Huye por un
tiem- po de tus ocupaciones; escóndete por un momento de
los pensamientos que te perturbar. Deja a un lado ahora
los cuidados que tanto te pesan, y desechatu laboriosa
ocupacidn. Déjales espacio a unos momentos para Dios, y
descansa por un poco de tiempo en Él. Entra en la recámara
interior de tu mente; enciérrate y deja fuera todos los
pensamientos, menos el de Dios, y todos los que te puedan
ayudar a buscarlo. Habla
52 El conocimiento del Dios santo
Dios es infinito 53
ahora, mi corazón entero. Háblale ahora a Dios, diciéndole:
Busco tu rostro; tu rostro, Se6oc, buscaré.’ contemplación y manifestación de su majestad, toda elocuencia se
queda muda, y con razón; todo esfuerzo mental resulta débil. Porque
De todo cuanto se pueda pensar o decir acerca de Dios, su Dios es mayor que la misma mente. No podemos concebir su
infinitud es lo más difícil de captar. Aun tratar de concebirla, parecería grandeza. No; si pudiéramos concebir su grandeza, Él serfa inferior
algo que se contradice a st mismo, puesto que esta conceptualización a la mente humana que podría formar este concepto. Él es superiora
exige que emprendamos algo que sabemos desde el principio que todo lenguaje, y no hay afirmación que lo pueda expresar. En
nunca podremos realizar. Con todo, debemos intentarlo, porque las realidad, si hubiera afirmación alguna que lo pudiera expresar, Él
Santas Escrituras enseñan que Dios es infinito y que, si aceptamos sus serfa infCnofi á1 habla humana que podría captar y reunir con dicha
demás atributos, por necesidad tendremos que aceptar éste también. afÍfTfláCÍón todo cuanto Él es. Todos nucstros pensamientos
No debemos retroceder ante el esfuerzo de comprender, aunque el acerca de Él serán inferiores a Él, y nuestras expresiones más
camino sea difícil y no haya ayudas mecánicas para la subida. La vista elevadas serán trivialidades, comparadas con Él.”'
es mejor más arriba, y el viaje no es para los pies, sino para el corazón. Es lamentable que no siempre se le ha dado a la palabra infinito su
signifcadopsxiso,sino que se ha usado de forma descuidada sdlo
Por tanto, busquemos estos “trances del pensamiento y ascensiones
como niurfto, o como uno gran cantidad, como cuando decimos que un
de la mente” según a Dios le complazca concedémoslos, sabiendo que artista se toma un cuidado infinito con su cuadro, o un maestro muestra
el Seíior les da con frecuencia la vista a los ciegos, y les susurra a los una paciencia infinita con sus alumnos. Usada de forma correcta, esta
infantes y a los niños de pecho verdades nunca soñadas por los sabios
çalabta no se le puede aplicar a ninguna cosa creada, y a nadie más
y prudentes. Ahora, el ciego deberá ver, y el sordo oír. Ahora que a Dios. Por eso, discutir sobre si el espacio es infinito o no sdlo
debemos esperar recibir los tesoros de las oscuridades y las es jugar con palabras. La infinitud sólo puede pertenecer a Uno. NO
riquezas escondidas de los lugares secretos. UTde haber un
Por supuesto, la infinitud supone ausencia de límites, y es segundo.
obviamen- te imposible para una mente limitada captar al Ilimitado. En Cuando decimos que Dios es infinito, esto significa que Él no
este capítulo, me veo obligado a pensar un paso por detrás de aquello conoce límites. Cuanto Dios sea, y todo lo que Dios es, carece de
sobre lo cual estoy escribiendo, y necesariamente, el lector deberá límites. Aquí tenemos que alejarnos de nuevo del significado
pensar un grado por debajo de aquello que está tratando de pensar. popular de las palabras.
Riqueza ilimitada" y “energía sin límites” son dos buenos ejemplos
¡Oh, qué profundidad de riquezas hay en la sabiduría y en el
más del mal uso de las palabras. Por supuesto, no hay riqueza
conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, y sus
alguna que sea ilimitada, ni hay energía que no tenga límites, a
caminos más allá de nuestra posibilidad de descubrirlos! menos que estemos hablando de la riqueza y la energía de Dios.
Hemos sugerido antes cuál es la razón de nuestro dilema. Estamos Una vez más, decir que Dios es infinito es decir que Él es
tratando de imaginamos un modo de ser ajeno por completo a inconmeri- surable; que no se le puede medir. La medida çs la
nosotros, y distinto por completo a cuanto hemos conocido en nuestro forma que tienen las cosas creadas de dar cuenta de sí mismas.
familiar mundo de materia, espacio y tiempo. Describe las limitaciones y las imperfecciones, y por tanto, no se le
puede aplicar a Dios. El peso describe la fuerza de gravedad que
ejerce la tierra sobre los cuerpos
“En ésta, y en todas nuestras meditaciones sobre las cualidades y el materiales; la distancia describe los que existen entre los
intervalos
contenido de Dios”, escribe Novaciano, “pasamos más allá de nuestro poder de comprender de manera adecuada, y la elocuencia humana
tampoco puede presentar un poder comparable a su grandeza. En la Cuerpos en el espacio; el largo significa la extensidn en el espacio, y

hay otr‹is medidas falTlilÍáfCS, COmo las usadas para los líquidos, la
t San Anselm . op. ci/., p. 3. energía, el sonido, la luz y los números para las pluralidades.
También tratamos de medir cualidades abstractas, y por eso
hablamos de una fe grande o
’ Novac'ano. op. ni . pp. z6-za.
$§ El cpnpcimienfo def Dios tanto
pequefía, una inteligencia grande o escasa, unos talentos notablC8 mente para nosotros, más all$ del simple asombro de pensar acerca de
O
pobms. ello? Mucho en todos sentidos, y más cuando llegamos a conocemos a
¿No se ve con total que nada de esto se aplica ni se nosotros y conocer a Dios mejor.
claridad puede
aplicar a Dios7 Ésta es la forma en la que vemos la Obra de sus Porque la naturaleza de Dios es infinita, todo lo que brota de
manos, no la forma en que lo YCfflOS a Él. Él «iii gr encima de ella es también infinito. Nosotros, pobres criaturas humanas, nos
todo esto, fuera de ello, más allá de todo. Nuestros conceptos de sentimos continuamente frustrados por las limitaciones que se nos
medida comprenden alas montañas y a los hombres, a los átomos y
imponen de dentro y de fuera. Los anos de nuestra vida son pocos, y
a las estrellas, a la gravedad, la energía, los números, la VOlH Ídad, pasan con más rapidez que la lanzadera del tejedor. La vida es un
pero Dios.
ensayo corto y febril para un concierto que no nos podemos quedar
No podemos hablar de medida, o cantidad, o tamaño, o peso, y al mismo
para dar. Justamente cuando parecemos haber alcanzado alguna
ti• po yestar habiando de Dios, porque estas cosas hablan de
grados, destreza, se nos obliga a dejar nuestro instrumento en el suelo.
en Dios no hay grados. Todo lo que Él es, lo es sin
crecimiento, adición o desarrollo. No hay nada en Dios que sea Sencillamente, no hay tiempo suficiente para pensar, para llegar a ser,
menor o mayor, grande o para realizar aquello de lo que la constitu- ción de nuestra naturaleza
pequeíio.
de Él es lo que es, en sí mismo, sin pensamientos o palabras nos indica que somos capaces.
tipo calificativo. Sencillamente, Él es Dios. Qué tan satisfactorio es volvemos de nuestras limitaciones a un Dios
En el abnimadorabismo del ser divino encontrarse atributos
alguno que no tiene ninguna. En su corazón yacen años eternos. Para Él, el
podrían
de )os cuales nada sabemos, y que quizá no tengan significado colho fl1 Otro lado de la luna, que sabemos que se halla allf, pero que
para nosotros, como los atributos de misericordia y de gracia nunca ha sido explorado y no tiene significado ÍflmCdiato para los
carecen de sentido personal para los serafines o los querubines. Es hombres en la tierra. No hay razón para que nosotros tratemos de
posible Qtl0 OStOS seres santos conozcan estas cu8lidades de Dios, descubrir lo que no ha sido uvelado. Nos debe bastar con saber que
pero no sean capaces de identificarse con ellas ¡›or la simple razón Dios
de que no han pecado, y por tanto, no han puesto en acción la es Dios.
misericordia y la gracia de Dios. Es posible que haya, y yo creo Llenando para siempre tu propio ser con una llama
en- cendida por st misma, en ti mismo estás derramando
que los habrá con seguridad, otros aspectos del ser esencial de Dios
uncio- nes sin nombre. Sin la adoración de las criaturas, sin
que Él no ha revelado ni siquiera a sus hijos rescatados e iluminados un velo sobre tus rasgos, Dios siempre cl mismo.
pot el Espíritu. Estas facetas escondidas de la naturaleza de Dios
se refieren a su relación con nadie más que consigo mismo. Son Frederick W. haber
Con todo, la infinitud de Dios nos pertenéce y se nos da a conocer tiempo no pasa, sino que permanece, y los que están en Cristo
para nuestro provecho perdurable. Ahora bien, (qué sÍgnifiGit exacta- componen con Él todas las riquezas de un tiempo sin lfmites y unos
anos sin fin. Dios nunca se apresura. No tiene fechas límite para las
obras que realiza. Sólo saber esto basta para aquietar nuestro
espíritu y relajarnos los nervios. Para los que se hallan fuera de
Ctisto, el tiempo es una bestia devoradora; ante los hijos de la nueva
creacidn, el tiempo se encoge, ronronea y les lame la mano. El
enemigo de la vieja raza humana se convierte en amigo de la nueva, y
las estrellas en su curso luchan por el hombre que Dios se deleita en
honrar. Esto es lo que aprendemos de la infinitud divina.
Sin embargo, hay más aún. Los dones de Dios en la naturaleza
tienen sus limitaciones. Son finitos, porque han sido creados, pero
el don de la vida eterna en Cristo Jesús es tan ilimitado como Dios. El
cristiano posee la vida del mismo Dios, y comparte con Él su infinitud.
En Dios hay vida suficiente para todos, y tiempo suficiente para
disfrutarla. Todo cuanto posee vida natural pasa por su ciclo desde el
nacimiento hasta la muerte, y deja de ser, pero la vida de Dios vuelve
sobre sf misma, y nunca cesa. Y ésta es la vida eterna: conocer al
único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien Él ha enviado.
La misericordia de Dios también es infinita, y el hombre que ha
sentido el acuciante dolor de la culpa interior sabe que esto es algo más
que académico. “Cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia." La
áb undancia de pecado es el terror del mundo, pero la sobreabundancia
56 El conocimiento del Dios santo
de gracia es la esperanza de la humanidad. Por mucho que abunde
el
Capítulo 9
pecado, sigue teniendo sus límites, porque es de mentes y
producto
corazones finitos; pero la “sobreabundancia” divina nos introduce a
la infinitud, Contra nuestra profunda enfermedad de criaturas, se alza Dios es inmutable
la infinita capacidad de curacidn que tiene Dios.
El testimonio cristiano a lo largo de los siglos ha sido que “tanto ainó
Dios al mundo ...”; nos falta ver ese amor a la luz de la infinitud C'i isto, Señor nuestro, tú has sido nuestro lugar de habitación en todas las
divina. generaciones. Como las liebres a su roca, así hemos corrido hacia ti en busca
de seguridad; como las aves en su vuelo, asf hemos ido hacia ti en busca
Su amor es inconmensurable. Es más todavía: no tiene límites. No de paz. El
tiene límites, porque no es una cosa, sino una faceta de la naturaleza
esencial
de Dios. Su amor es algo que Él efi, y porque es infinito, ese amor azar y el cambio laboran sin cesar en nuestro pequeño mundo de naturaleza y
puede envolver en sí mismo a todo el mundo creado y seguir teniendo hombres, pero en ti no encontramos variabilidad alguna, ni sombra de
lugar para diez mil veces diez mil mundos más. mutación. Descansamos en ti sin temor ni duda, y enfrentamos nuestro
mañana sin ansiedad. Amén.
Éste, éste es el Dios que adoramos, nuestro
Amigo fiel e inmutable, cuyo amor es tan grande
como su poder, y ninguno de los dos conoce me-
a inmutabilidad de Dios se encuentra dentro de esos atributos
dida ni fin. Es Jesús, el primero y el último, cuyo
menos difíciles de entender, pero para captarla, necesitamos dis-
Espíritu nos guiará sanos y salvos al hogar; le ciplinamos para distinguir y apartar los pensamientos con los que acos-
alabaremos por todo lo que está en el pasado,
y tunibramos pensar acerca de las cosas creadas, de los menos acostum-
confiaremos en Él por cuanto está. en el brados que surgen cuando tratamos de asimos de cuanto pueda ser
porvenir. comprendido con respecto a Dios.
Decir que Dios es inmutable equivale a decir que Él nunca difiere
loseyh Han de sí mismo. El concepto de un Dios creciente o en desarrollo no se
halla en las Escrituras. Me parece imposible pensar que Dios pueda
variar de sí mismo en forma alguna. He aquí por qué:
Para que un ser moral cambiase, sería necesario que el cambio se
realizase en una de las tres direcciones siguientes. Debe ir de mejor a
peoc, o de peor a mejor; o bien, considerando que la calidad moral
permanece estable, debe cambiar dentro de sí mismo, como de
inmaduro a maduro, o de un orden del ser a otro. Debiera estar claro
que Dios no se ¡Puede mover en ninguna de esas direcciones. Sus
perfecciones des- carian para siempre todas estas posibilidades.
Dios no puede cambiar para mejorar. Puesto que es perfectamente
santo, nunca ha sido menos santo de lo que es ahora, y nunca podrá ser
más santo de lo que es y ha sido siempre. Tampoco puede cambiar
Dios para empeorar. Todo deterioro dentro de la naturaleza
inefablemente santa de Dios es imposible. En realidad creo imposible
hasta pensar en algo así, puesto que en el momento en que intentemos
hacerlo, el objeto
58 El conocimiento dcl Dios santo a ellos. Hemos visto cdmo Dios difiere de sus criaturas por ser
acerca del cual estemos pensando habrá dejado de ser Dios pam ser autoexistentc, autosuficiente y eterno. En virtud de estos atributos, Dios
algo distinto, y alguien inferior a Él. Aquél de quien estaremos es Dios y no otro ser. El ser que pueda sufrir el más ligero grado de
pensando podrá ser una criatum grandiosa y maravillosa, pero por ser cambio, no serl ni autooxistente, ni autosuficiente, ni eterno, y por
criatura, no puede ser el Creador existente en sf mismo.
tanto, no ser$ Dios.
Sólo un ser compuesto por partes puede cambiar, porque el
Así como no puede haber mutación en el carácter moral de
Dios, tampoco puede haber mutación alguna dentro de la esencia cambio consiste fundamentalmente en una alteración en la relación entre
las partes de un todo, o la admisión de algún elemento extraño dentro de
divina. El ser de Dios es exclusivo, en el único sentido de esa
la composición original. Puesto que Dios es autoexistente, no es
palabra; esto es, su ser es ajeno a todos los demás seres, y distinto
compues- to. En Él no hay partes que se puedan alterar. Además,
puesto que es autosuficiente, nada puede entrar a su ser desde fuera. Dios es inmutable 59
“Todo lo que está compuesto por partes”, dice Anselmo, “no es
totalmente uno, sino que es plural en cierto sentido, y diverso de sí y llorar, para trabajar y jugar, y después irse para dejarles lugar a
mismo; y ya sea de hecho o en concepto, es capaz de disolucidn. Estas los que le seguirán en el inkrminable ciclo.
cosas son ajenas a ti; mejor que tú, no es posible concebir nada. Por CÍ8ftOS JGO tas han hallado un morboso placer en la ley de la
tanto, no hay partes en ti, Sefior, ni eres tú mts que uno. Pero tú eres imper- manencia, y han cantado en clave menor el canto del
en realidad un ser unitario, y tan idéntico a ti mismo, que de ninguna perpetuo cambio. Omar, el fabricante de tiendas, cantó con
forma eres desigual a ti mismo: en lugar de esto, tú eres la unidad patetismo y humor sobre la mutación y la mortalidad, las
misma, a la que ningún concepto puede dividir.”' enfermedades gemelas que afligen a la humanidad. "No golpees con
Todo cuanto Dios es, lo ha sido siempre, y todo lo que Él ha tanta dureza esa arcilla", exhorta al alfare- ro, “que pudieras estar
sido golpeando el polvo de tu abuelo.” “Cuando levantes la copa para beber
siempre y es, lo será para siempre. Nada que Dios haya dicho jamás el rojo vino”, le recuerda al calavera, “pudieras estar besando los
acerca de sí mismo será modificado; nada de cuanto han dicho los labios de alguna belleza muerta hace ya mucho tiempo.”
profetas y apóstoles inspirados acerca de Él será rescindido. Su Esta nota de dulce dolor, expresada con un humor delicado, les
inmuta- bilidad lo garantiza. otorga una radiante belleza a sus cuartetos, pero, por hermoso que
La inmutabilidad de Dios aparece en su belleza más perfecta sea, este largo poema es algo enfermizo, enfermo de muerte. Como
cuando se la contrasta con la mutabilidad de los hombres. En Dios el ave hipnotizada por la serpiente que la va a demorar, el peeta está
no es posible cambio alguno; en los hombres es imposible escapar al fascinado por el enemigo que lo está destruyendo a tl, y también a
cambio. Ni el hombre ni este mundo están fijos, sino que ambos se todos los hombres, y a todas las generaciones de hombres.
hallan en un fluir constante. Todos los hombres aparecen por un poco También los escritores sagrados se enfrentan a la mutabilidad
de tiempo para refr del hombre, pero son personas sanas, y hay una sana fortaleza en sus
palabras. Han hallado la cura para-la gran enfermedad. Dios, afirman,
no cambia. La ley de la mutación pertenece a un mundo cafdo, pero
Dios es inmutable, y en Él los hombres de fe hallan por fin la
permanencia eterna. Mientras tanto, el cambio obra a favor de los
hijos del reino; no contra ellos. Los cambios que tienen lugar en
ellos son producidos por la mano del Esp/ritu que vive dentro de
ellos. “Por tanto, nosotros todos”, dice el apdstol, “mirando a cara
descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos
transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por
el Espfritu del Seíior.”
En un mundo de cambio y decadencia, ni siquiera el hombre
de fe puede estar feliz por completo. De manera instintiva, busca lo
inmutable, y se lamenta ante el paso de las cosas familiares y
queridas.
Oh, Señor, tengo el corazón enfermo,
enfermo de este cambio continuo; y la vida
corre de manera tediosa con rapidez su
incansable carrera por sus variados caminos; el
cambio no encuentra en ti nada que se le callada Eternidad.
parezca, y no despierta eco alguno en tu
ex libris eltropical Frederick W. Faher
eterna de Dios ha quedado grabada para siempre en el género vivo y
60 El conocimiento del Dios santo sensible del que está compuesta el alma humana. El santuario antiguo
ya no existe, pero el santuario nuevo es eterno ef1 lOS cielos, y allí es
Estas palabras de Faber encuentran una respuesta comprensiva en donde el Hijo de Dios ejerce su sacerdocio eterno.
cada corazón; con todo, por mucho que deploremos la falta de Vemos siervo
estabilidad de todas las cosas tetTCRales, en un mundo caído como para así que Dios usa el cambio como un humilde
éste, la capacidad misma de cambÍdf gS tln dorado tesOfO, un don bendecir a su casa redimida, pero Él mismo se halla fuera de la ley
de Dios de un valor tan fabuloso, que nos exiginh Una continua acción de la
de gracias. Para los seres humanos, toda posibilidad de redención se
encuentra en su capacidad de cambio. Pasar de un tipo de persona a
oeo es la esencia misma del arrepentimiento: el mentiroso se convierte
en veraz, el ladrón en honrado, el lujurioso en puro, el orgulloso en
humilde. Toda la textura moral de la vida queda alterada. Los
pensamientos, los deseos y los afectos son transformados, y el
hombre deja de ser lo que habfa sido antes. Tan radical es este
cambio, que el apóstol llama “hombre viejo” al hombre que existfa
antes, y el hombre que existe ahora es el “nuevo, el ctial conforme a
la imagen del que lo cred, se va renovando hasta el conrx:i-
miento pleno”.
Con todo, el cambio es más profundo y básico de lo que puedan
Tevelar cualesquiera actos externos, porque también incluye la
recepción de una vida de otra calidad más alta. El hombre viejo, aun
en sus mejores momentos, sdlo posee la vida de Adán; el hombre
nuevo tiene la vida de Dios. Y esto es más que una simple forma de
habl6f; es literalmente cierto. Cuando Dios infunde la vida eterna
en el espíritu de un hombre, ese hombre se convierte en miembro
de un orden de seres nuevo y
superior.
En la realización de sus procesos redentores, el Dios inmutablc
hace pleno uso del cambio, y por medio de una sacesidn de cambios,
llega por fin a la permanencia. En la epístola a los Hebreos es donde
se muestra esto con mayor claridad. “Quita lo primero, para establecef
DStO últimti.” Esto eç una especie de resumen de la ensefianza de
este notable libro. El pacto antiguo, como algo que era provisional,
ha sido abolido, y el pacto nuevo y eterno ha tomado su lUgar. La
sangre de machos cabríos y de toros petdi6 su importancia cuando fue
derramada la sangre del Cordero Pascual. La ley, el altar, el
sacerdocio, eran todos temporales y sujetos a cambio; ahora, la ley
Dios es inmutable 61 hombres sean mayoría, de ninguna manera componen el total de la
poblacidn. Aún están los siete mil que no han doblado la rodilla ante
mutación, y no es afectado por cambio alguno que tenga lugar en el
Baal. Éstos creen que fueron creados para adorar a Dios, y para gozar
universo.
por siempre de su presencia, y están ansiosos de aprender todo cuanto
Y todas las cosas, mientras cambian, proclamar que el puedan acerca del Dios con el que esperan pasar la eternidad.
Sefior es eternamente el mismo. En este mundo donde los hombres nos olvidan, cambian sus
Carlos Ifesley actitudes hacia nosotros según les dicten sus intereses privados, y
revisan su opinidn acerca de nosotros por la causa más banal, ¿no es acaso
De nuevo surge la cuestión de la utilidad. “¿Qué utilidad tiene para una fuente de maravillosa fortaleza el saber que el Dios con el que
mí el saber que Dios es inmutable?”, preguntará alguno. “¿Acaso no es tenemos que ver no cambia, que su actitud hacia nosotros ahora es la
todo esto una simple especulación metafísica, algo que les pueda pro- misma que tenía en la eternidad pasada, y tendrá en la eternidad por
porcionar cierta satisfacción a las personas con un cierto tipo concreto venir?
de mente, pero que no puede tener importancia real para los hombres Cuánta paz trae al corazdn cristiano el darse cuenta de que nuestro
prácticos?” Padre celestial nunca difiere de sí mismo. Al llegamos hasta Él en
Si llamamos “hombres prácticos” a los incrédulos enredados en los cualquier momento, no necesitamos preguntarnos si lo vamos a
asuntos del mundo, e indiferentes a las exigencias de Gristo, el encontrar de buen humor. Él siempre está receptivo ante el sufrimiento y
bienestar de su propia alma o los intereses del mundo por venir, la necesidad, y también ante el amor y la fe. Él no tiene horas de
entonces para ellos un libro como este carecerá por completo de oficina, ni aparta momentos en los cuales no quiere ver a nadie.
sentido; también carecerán de sentido todos los demás libros que Tampoco cambia su pensamiento con respecto a nada. Hoy, en este
tomen la religión en serio. Sin embargo, aunque es posible que estos momento, siente hacia sus criaturas, hacia los infantes, los enfermos,
los que han caído, los
d2 El conocimiento del Dios santo la manera indicada en el evangelio, dentro de las Escrituras de la
pecadores, lo mismo que sentt8 Gllando envid a su Hijo unigénito al verdad.
mundo para que muriese por la humanidad. Fuente del ser, Fuente del Bien, inmutable tu
Dios nunca cambia de humor, ni se enfrta en sus afectos, ni permaneces, y no puede la sombra de un cambio
pierde el entusiasmo. Su 8CtÍtud hacia cl pecado es ahora la misma oscurecer las glorias de tu reino. La tierra se disolverá
que cra cuando echó al hombre pecador del huerto del oriente, y su con todos sus poderes, si asi lo dispone el gran Creador,
actitud hacia el pecador es la misma que cuando extendió sus manos y pero tú por siempre eres el lTlÍSIRO; tU memorial sigue
clamó: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os siendo YO SOY.
haré d8SGdflSáf." Dios no entra en compollondas, ni necesita que se Tomndo de Volver’s Collection
le presione. No es posible persuadirlo para que altere su Palabra, ni
convencerlo para que responda a una oración egoísta. En todos
BUBSt£OS esfuerzos por hallar a Dios, por agradable, por tener
comunidn con Él, debelTlOS recordar que todos los cambios nos
corresponden a nosotros. “Yo Jehová no cambio." Todo lo que nos toca
haCer Cfi Cumplir con sus términos presentados con tanta claridad,
traer nuestra vida a la sintonía con su voluntad revelada,
su poder infinito comenzará de inmediato a operar a favor nuestro en
Las Escrituras enseñan que Dios nunca ha aprendido de nadie.
Capítulo 10 “¿Quién ensefi6 al Espíritu de Jehová, o le aconsejó enseíiándole? ¿A
quién pidió consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino
Dios es del juicio, o le enseiió ciencia, o le mostró la senda de la prudencia?"
“Porque
omnisciente ¿quién entendió la mente del Sefior? ¿O quién fue su consejero*"
Estas
preguntas retdricas hechas por el profeta Isaías y el apdstol Pablo
Senor, tú conoces todas las cosas. Tú conoces cuando me siento y declaran que Dios nunca ha aprendido.
cuando me levanto, y todos mis caminos te son conocidos. No te puedo Desde aquf sólo hay un paso hasta la conclusión de que Dios no
informar de nada, y es en vano tratar de esconderte nada. A la luz de tu puede aprender. Si Dios pudiese en algún momento, o de alguna
perfecto conocimiento, quisiera ser tan desmaflado como un niño manera, recibir en su mente un conocimiento que no poseía, y no
pequeño. Ayúdame a dejar a un lado toda preocupación, porque tú conoces había poseído desde la eternidad, sen‘a imperfecto, e inferior a sí
el camino que yo tomo, y cuando me hayas probado, saldré resplandeeiente mismo. Pensar en un Dios que tiene que sentarse a los pies de un
como el oro. Amén. maestro, aunque ese maestro sea un arcángel o un serafín, es pensar en
otro que no es el Dios Altísimo, el hacedor del cielo y de la tierra.
Creo que este enfoque negativo de la omnisciencia divina está
ecir que Dios es omnisciente es afirmar que Él posee un conoci- bien
miento perfecto, y por consiguiente, no tiene necesidad de justificado por las circunstancias. Puesto que nuestro conocimiento
apren- intelectual de Dios es tan pequeílo y oscuro, algunas veces podemos
der. También es decir que Dios nunca ha aprendido, ni tampoco adquirir considerable ventaja en nuestra lucha por comprender cómo es
puede Dios a través del simple medio de pensar en lo que Él rio es. Hasta
aprender. donde hemos adelantado en este examen de los atributos divinos, nos
hemos
d4 El conocimiento del Dios santo todos los negativos. El apóstol Pablo declan la veracidad eterna de Dios
visto impulsados a usar libremente de los negativos. Hemos visto que de manera negativa: “Dios ... no puede men- tir”, y cuando el ángel
Dios no tuvo origen, que no tuvo principio, que no necesita de afirmó que “para Dios no hay nada imposible”, los negativos se unen para
formar un resonante positivo.
ayudantes, que no sufre cambios y que en su ser esencial no hay
Que Dios es omnisciente no sólo lo enseñan las Escrituras, sino
límites.
Este método de tratar de hacer que los hombres vean cómo es Dios que se debe deducir también de todo lo demás que se enseíia con
a base de mostrarles lo que Él no es, lo utilizan también los escritores respecto a Él. Dios se conoce perfectamente a sí mismo, y por ser la
inspirados de las Santas Escrituras. “¿No has sabido, no has ofdo”, fuente y el autor
clama Isaías, “que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los
confines dela tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su
entendimiento no hay quien lo alcance.” También la abrupta
declaración de Dios mismo: “Yo Jehová no cambio”, nos dice más
acerca de la omnisciencia divina que cuanto se podrfa decir en un
tratado de diez mil palabras, si se eliminaran de forma arbitraria
Dios es omnisciente
65
o hace preguntas (excepto cuando interroga a los hombres por su
tlue esconder: algun pecado sin perdonar, algún delito
propio secreto cometido contra el hombre o COntra DiOS. El alma que no ha
bien).
Dios tiene existencia en sí mismo, y se contiene a sf mismo, sido bendecida pudiera muy bien temblar porque Dios conoce la
inconsisten- cia de todo pretexto, y nunca acepta las pobres excusas
y conoce lo que ninguna criatura podrá conocerjamás: a sí mismo,
y perfectamen- te. “Nadie conecid las cosas de Dios, sino el presentadas por la conducta peCaminosa, puesto que Él conoce
dera razón. “Pusiste RUCStras maldades
Espfritu de Dios.” Sólo el Infinito puede conocer al Infinito. perfectamente su verda-
delante de ti, nuestros yerros a la luz de tu rostro.” Qué cosa tan terrible
es ver a los hijos de Adán tratando de esconderse entre los árboles de
otro huerto. Con todo, ¿dónde podrian
escondese?” ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de
tu
de todas las cosas, de aquf se sigue que conoce todo cuanto se presencia?., Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun la
pueda
conocer, y lo conoce de manera instantánea y con una plenitud de ncche resplandecerá alrededor de mí. Aun las tinieblas no encubren de
perfección que incluye todos los datos de conocimiento posibles con ti, y la ncche resplandece como el día.”
respecto a todo lo que existe, o habrfa podido existir en cualquier lugar Efi Cámbio, para nosotros que hemos huido en busca de refugio para
del universo en cualquier momento del pasado, o que puede llegar a asimos de la esperanza puesta ante nosotros en el Evangelio, qué inefa-
existir en los siglos o las edades que aún faltasen por venir. blemente dulce es el conocimiento de que nuestro Padre celestial nos
Dios conoce de manera instantánea, y sin esfuerzo alguno, toda la conoce por completo. Ningún enredador nos puede delatar ante Él;
materia y todas las materias, toda la mente y todas las mentes, todo nitigúr› enemigo puede hacer que valga su acusacidn; ningún
el espíritu y todos los espíritus, todo el ser y todos los seres, toda la pasado vergonzoso puede salir dando tumbos de algún escondido
creación y todas las criaturas, toda la pluralidad y todas las rincón para hutrlillamos y revelar nuestro pasado; ninguna debilidad
pluralidades, toda la ley y todas las leyes. todas las relaciones, todas insospechada de nuestra personalidad puede salir a la luz para hacer
las causas, todos los pensamientos, todos los misterios, todos los que Dios se aparte de nosotros, puesto que Él nos conocía por
enigmas, todos los senti- mientos, todos los deseos, cuanto secreto no completo antes que nosotros lo conociésemos a Él, y nos llamó a sí
haya sido pronunciado, todos los tronos y las dominaciones, todas las mismo con pleno conocimiento de todo lo que existía en contra
personalidades, todas las cosas, visibles e invisibles, en el cielo y en la nuestra. “Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero
tierra, el movimiento, el espacio, el tiempo, la vida, la muerte, el bien, no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se
el mal, el cielo y el infierno. Puesto que Dios conoce todas las cosas qiiebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti.”
Nuestro Padre celestial conoce lo que somos, y recuerda que fuimos
perfectamente, no conoce ninguna cosa mejor que las demás, sino que
tomados del polvo. Él conocía nuestra perfidia innata, y se dedicó a
conoce todas las cosas igualmente bien. Él nunca descubre nada.
Sal vamos (Isaías 48:8-1 l). Su Hijo unigénito, cuando caminaba entre
Nunca se sorprende, nunca se queda perplejo. Nunca se pregunta acerca
de nada, ni busca información
66 El conocimiento del Dios santo
nosotros, sintió nuestros dolores en toda su angustiosa intensidad. Su
conocimiento de nuestras aflicciones y adversidades es más que
teórico; es personal, cálido y compasiVo. Cualquiera que sea nuestra
situación.
DÍOS sabe ]gg COSAS y tÍgRg ljR ifltofés CR IlOSOtfiOS que nadie lTtúG tiene. Capítulo 11
J da SH gOzO ¡1 todos; Él GC COflViflftO Ofl l1f1
pequeño infante; Él se convierte en uff
asombroso Dios es sabio
hombre; Él siente también nuestro dolor.
No pienses que puedes suspirar una vez sin
que tu Hacedor esté junto a ti; no pienses que Tú, Cristo, que fuiste tentado en todas las cosas como lo somos nosotros,
puedes derramar una lágrima sifl Qile tu y sin embargo sin pecado, hainos fuertes para vencer el afán de ser sabios y
Hacedor se halle cerca de ti. ser llamados sabios por otros tan ignorantes como nosotros. Nos alejarnos de
Él nos da su gozo, para poder destniir nuestra propia sabiduría y también de nuestra necedad, y huimos hacia ti,
nuestras angustias; hasta que nuestra angustia que eres la sabiduría de Dios y el poder de Dios. Amén.
huya y desa- parezca, Él se sienta a gemir junto
a nosotros.
lYiffinm Bloke n este breve estudio de la sabiduría divina comenzamos por la fe
en Dios. Siguiendo nuestra pauta acostumbrada, no vamos a
tratar
de comprender para poder creer, sino de creer a fin de poder
comprender. De aquí que no busquemos pniebas de que Dios es
sabio. La mente incrédula no se convencerla con ninguna prueba, y
el corazón que adora no necesita de ellas.
“Sea benditó el nombre de Dios de siglos en siglos”, clamó el
profeta Daniel, “porque suyos son el poder y la sabidun’a ... Da la
sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. Él revela lo
profundo y lo escondido; conoce lo que estl en tinieblas, y con él mora
la luz.” El creyente responde a esto, y al coro angélico: “La bendicidn y
la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la
fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos.” A este
hombre nunca se le ocurre que Dios tenga que presentar pruebas de su
sabiduría o de su poder. ¿Acaso no basta con que sea Dios?
Cuando la teologfa cristiana declara que Dios es sabio, esto
significa muchísimo más de lo que dice o puede decir, porque trata de
hacer que una palabra comparativamente débil lleve en sf una
incomprensible plenitud de significado que amenaza con destrozarla y
aplastarla bajo el simple peso de la idea. “Su entendimiento es
infinito”, dice el salmista. Aquí es ni más ni menos que la infinitud lo
que la teologfa está luchando por expresar.
68 El conocimiento del Dios santo Dios es sabio 69
Puesto que la palabra infinito describe a to que es único, no ’l’odo cuanto Dios hace es hecho en perfecta sabiduría, en primer
puede tener modificadores. No decimos “más único”, ni “muy lugar para su propia gloria, y en segundo lugar para el mayor bien del
infinito”” Ante la infinitud, permanecemos en silencio. número mayor posible y por el tiempo más largo posible. Además,
En realidad existe una sabiduría creada secundaria, que Dios ha todos sus actos son tan puros como sabios, y tan buenos como sabios y
dado
a sus criaturas, como su bien más alto lo exija; pero la sabiduría de puros. No sdlo no se podrían realizar mejor sus actos; no se podrfa ni
cualquier criatura, o de todas las criaturds, Cuando se compara GOf1 siquiera imaginar una manera mejor de realizarlos. Un Dios
la infinitamente sabio
sabiduna sin lfmites de Dios, qoeda ridículamente pequeña. Por esa deherá obrar de una manera que no permita mejora de parte de sus
razdn, el apóstol habla correctamente cuando se refiere a Dios como criaturas finitas. Señor, cuán numerosas son tus obras, En tu sabiduría
el “único y sabio Dios”. Es decir, Dios es sabio en sí mismo, y toda las has hecíio todas. La tierra está llena de tus riquezas.
la brillante sabiduría de hombres y ángeles no es más que un reflejo Sin la creacidn, la sabiduría de Dios habrta permanecido
de esa
refulgencia increada que fluye desde el trono de la Majestad en encerrada para siempre en el abismo insondable de la naturaleza
los cielos. La idea de Dios como infinitamente sabio se halla en la divina. Dios trajo a sus criaturas a la existencia para disfrutar de
raíz de toda vetdad. Es un dato de fe necesario para la solidez de ellas, y para que ellas se regecijen en Él. “Y vio Dios todo lo que
todas las demás creencias sobre Dios. Por supuesto, siendo lo que habfa hecho, y he aquí que era bueno en gran manera.”
es sin necesidad de las criaturas, nuestras opiniones sobre Dios no le A lo largo de los siglos, muchos se han declarado incapaces de
afectan, pero nuestra cordura moral exige que le atribuyamos al creer en la sabiduría básica de un mundo donde hay tanto que parece
hacedor y sostenedor del universo unasabidun'a totalmente perfecta. andar mal. Voltaire, en su Candide, presenta a un optimista decidido,
Negarse a hacer esto equivale a traicionar aquello mismo que está en al que llama doctor Pangloss, y pone en boca de él todos los
bestias. nosotros y nos distingue de las argumentos a favor de la filosofía del “mejor de todos los mundos
En las Santas Escrituras, la sabiduría, cuando se refiere a Dios y posibles”. Por supuesto, el cínico francés se deleitó mucho en poner
a los hombres buenos, siempre lleva en sí una fuerte connotación al viejo profesor en situacio- nes que hicieran que su filosoffa
moral. Es concebida como pura, amorosa y buena. La sabiduría que quedara en ridículo.
es simple astucia se les atribuye con frecuencia a los hombres En cambio, el concepto cristiano de la vida es totalmente más
malvados, pero ese tipo de sabiduría es traicionero y falso. Estos realista que el del doctor Pangloss, con su “razón suficiente”” Es el
dos tipos de sabiduría se hallan en un conflicto perpetuo entre ellos. concepto de que éste no es, por el momento, el mejor de todos los
En realidad, cuando se la contempla desde las alturas del Sinaí odel mundos posibles, sino un mundo que yace bajo la sombra de una
Calvario, se descubre que toda la historia del mundo no es más que una gigantesca calamidad: la Ca/da del hombre. Los escritores inspirados
competencia entre la sabiduría de Dios y Ía astucia de Satanás y de los insisten en que toda la creacidn gime hoy como con dolores de parto,
hombres caídos. El resultado final de la competencia no deja lugar a bajo la poderosa sacudida de la Caída. No intentan proporcionar
dlldas. Al final, lo imperfecto deherá caer ante lo perfecto. Dios ha “razones suficientes"; afirman que la “creación fue sujetada a vanidad,
advertido que él tomará a los sabios en sus no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en
propias artimañas, y reducirá a la nada la comprensión de los pnidentes.
Entre otras cosas, la sabiduna es la capacidad de planificar esperanza”. No hay aquf esfuerzo alguno por justil’icar los caminos de
metas perfectas y ilegar a esas metas por los medios más perfectos. Dios con los hombres; sólo una sencilla decla- racidn sobre los hechos.
Ve el final El ser de Dios constituye su propia defensa.
Con todo, hay esperanza para todas nuestras lágrimas. Cuando llegue
desde el principio, de manera que no haya necesidad de adivinar o
la hora del triunfo de Cristo, el mundo que sufre entrará a la gloriosa
conjeturar. La sabiduría lo ve todo dentro de foco, cada parte en su libertad de los hijos de Dios. Para los hombres de la nueva creacidn, la
relación correcta con el todo, y así es capaz de trabajar por lograr edad de oro no es cosa del pasado, sino del futuro, y cuando comience,
las metas prefijadas con una precisión impecable. un universo maravillado verá que Dios ha abundado ciertamente hacia
nos‹›tros en toda sabiduría y prudencia. Mientras tanto, apoyamos
nues-
o espuma en el único y sabio Dios, nuestro Salvador, y de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de tl teman los
esperamos hombres."
con paciencia el lento desarrollo de sus benignos propósitos. Es de vital importancia que sostengamos la verdad de la sabiduría
A pesar de las lágrimas, el dolor y la mueve, creemos qoe el divina como un principio doctrinal de nuestro credo; pero no basta.
Dios Por medio del ejercicio de la fe y de la oracidn, debemos llevarlo al
que nos hizo a todos es infinitamente sabio y bueno. Asf como mundo práctico de nuestra experiencia cotidiana.
Abraham flO V&ciló eOf1 incredulidad ante las promesas de Dios, sino Creer activamente que nuestro Padre celestial extiende constante-
que fue fuerte en la fe, dando la gloria a Dios, y estuvo plenameno mente almdedor de nosotros circunstancias providenciales que
¡Persuadido de que cuanto Él habfa prometido, cra capaz de obran para nuestro bien presente y para nuestro bienestar eterno es
malizarlo, asf también nosotros algo que trae al alma una verdadera bendición. La mayoría vamos
por la vida orando un poco, planificando otro poco, compitiendo
esperanza, hasta que apunte el nuevo día. Descansamos en lo que por posiciones, esperando, pero nunca totalmente seguros de nada, y
Dios es. Creo‘ que sólo esta fe es la verdadera. Toda fe que necesite el siempre secreta- mente temerosos de extraviamos. Esto es un
apoyo de las evidencias de los sentidos no es una fe real. “Jesús le trágico desperdicio de la verdad, y nunca le da descanso al corazón.
dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los Hay un camino mejor. Es el de repudiar nuestra propia sabiduría
que no vieton, y para tomar a cambio la sabiduría infinita de Dios. Nuestra
creyeron." insistencia en el deseo de ver lo que hay por delante es bastante
El testimonio de la fe es que, como quiera que se vean las cosas natural, pero es un
en este mundo caído, todos los actos de Dios son realizados en
perfecta sabiduría. La encarnación del Hijo Eterno fue una de las
poderosas obras
de Dios, y podemos estar seguros deque esta grandiosa obra fue
realizada
con una perfección sólo posible para el Infinito. E verdadero obstáculo para nuestro progreso espiritual. Dios ha cargado
indiscutiblemente,
grande es el misterio de la piedad: DÍos fue manifestado en carne." sobre st toda la responsabilidad por nuestra felicidad eterna, y está
La expiación fue realizada también con la misma habilidad listo para tomar el control de nuestra vida en el mismo momento en
impeca- ble que marca todos los actos de Dios. Por poco que que nos volvamos en fe hacia Él. He aquf su promesa: “Y guiaré a
comprendemos todo esto, sabemos que la obra expiatoria de Cristo los ciegos por camino que no sabfan,1es haré andar por sendas queno
reconcilió perfectamente a Dios con el hombre, y les abrió el reino hab(an conocido; delante de ellos cambian las tinieblas en lux, y lo
de los cielos a tOdOS ÍOS creyentes. Nuestra obligación no es explicar, escabroso en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé.”
sino proclamar. En reali- dad, me pregunto si Dios podrta lograr que
Deja que Él te lleve adelante con los ojos
comprendiésemos todo lo que pasó allí en la cniz. Según el ven- dados; el amor no necesita saber. Los
apóstol Pedro, ni siquiera los ángeles lo niños a quienes su Pádre guía no preguntan
cosas. por más ansiosamente que anhelen mirar dentro de estas
saben,
dónde van.
La operación del evangelio, el nuevo nacimiento, venida del Aunque el sendero sea totalmente desconocido,
la
Espíritu divino a la naturaleza humana, la derrota definitiva del mal divina. Los ojos más aguzados del observador más santo entre la
y el establecimiento final del reino justo de Cristo: todas estas cosas bienaventurada compañía de las alturas no son capaces de descubrir llfl
han brotado y siguen brotando de la infinita plenitud de la sabiduría SOIO defecto en
las formas en que Dios ha convertido todo esto en realidad, ni toda la
sobre pantanos y montaitas solitarias."
sabiduría de los serafines y los quembines junta es capaz de
sugerir de qué manera se pudiese mejorar el procedimiento divino. Gerhard Tersleegen
“He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aQtlello
no se añadirá, ni Dios nos exhorta constantemente a confiar en Él en medio de la
oscuridad. “Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos;
quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; y te
daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que
sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre.”
Es animador saber cuántas de las poderosas obras de Dios fueron
hechas en secreto, lejos de la inquisitiva mirada de hombres y ángeles.
72 El conocimiento del Dios santo
Cuando Dios cre6 los cielos y la tierra, habfa oscuridad sobre la faz
de los abismos. Cuando el Hijo Eterno se hizo carne, fue llevado
por on tiempo en la oscuridad del vientre de una dulce virgen. Capítulo 12
Cuando murid por la vida del mundo, lo hizo en la oscuridad, sin
que nadie viese el final. Cuando resucitó de entre los muertos, cra
“muy de mañano"- Nadie IO vio resucitar. Es como si Dios estuviese Dios es omnipotente
diciendo: “Lo que yo soy es todo

Padre celestial, te hemos ofdo decir: “Yo soy el Dios Todopoderoso;


p¢p¢¡ ¢j5jj¡tj tj }jggg, gS Sefl¡ntO lTlfO. COflffd Bft mÍ )f HO anda delante de ml y sé perfecto." Con todo, a menos que tú nos capacitcs
Con la bondad de Dios deseando nuestro bienestdr más elevado, por la sobreabundante grandeza de tu poder, ¿cómo podremos nosotros,
la sabiduría de Dios para plall8arlo y el poder de Dios para lograrlo, que somos débiles y pecadores por naturaleza, caminar por un camino de
i,qué nos falta? Ciertamente, somos las más favorecidos de todas las perfección? Concédenos aprender a conocer la obra del gran poder que
criaturas. obraste en Cristo cuando tú lo levantaste de entre los muertos y lo sentaste
a tu propia derecha en los lugares celestiales, Améa.
En todos los grandes planes de nuesuo
Hacedor, la omnipotencia brilla junto a la
sabiduría; sus obras, a través de todo este
n el momento en que tuvo su visión, Juan el Revelador oyó algo
maravilloso marco, declaran la gloria de su
que parecía el sonido de una gran multitud, y como la voz de muchas
ncmbre.
aguas, y como el retumbar de muchos truenos que resonaran por todo el
Thomas Blackjack universo; y lo que esa voz proclamaba era la soberanfa y la
omnipotencia de Dios: “¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todo-
poderoso reina!"
La soberanía y la omnipotencia tienen que ir juntas. La una no
puede existir sin la otra. Para reinar, Dios debe tener poder, y para
reinar soberanamente, debe tener todo el poder. Eso es precisamente lo
que significa la palabra omniRotente: que tiene todo poder. La palabra
es de
origen latino, y es idéntica en significado a la más familiar todopoderoso,
formada por vocablos castellanos. Esta última palabra aparece Sabemos esto por revelación divina, pero una vez sabido, lo
veintisiete veces en la versión Reina-Valera, generalmente en forma reconocemos como algo que está totalmente de acuerdo con la razón.
de tftulo, y nunca se usa para referirse a otro que no sea Dios. Sdlo Concedamos que Dios es infinito y que tiene existencia en sí mismo, y
Él es el Todopoderoso. de inmediato veremos que también tiene que ser todopoderoso, y la
Dios posee lo que ninguna criatura puede poseer: una razón se arrodillará para adorar ante la omnipotencia divina.
inabarcable plenitud de poder; una potencia que es absoluta.
74 El conocimiento def Dios santo universo, pero este segundo uso de la palabra es erróneo. Lo que vemos
en la naturaleza no es otra cosa que los senderos que toman el poder y la
“De Dios es el poder”, dice el salmista, y el apóstol Pablo
sabiduría de Dios a través de la creación. Propiamente dichos, se trata de
declara que la naturaleza misma da evidencias del poder eterno del
fenómenos, no de leyes, pero los llamamos leyes por analogía con las
Ser divino (Romanos 1:20). A partir de ese conocimiento,
leyes arbitrarias de la sociedad.
razonamos de esta forma con respecto a la omnipotencia de Dios:
Dios tiene poder. Puesto que Dios es también infinito, todo lo que
Él tenga debe carecer de lfmites; por tanto, Dios tiene un poder
ilimitado. Es omnipotente. Vemos además que Dios, el Creador
autoexistente, es la fuente de todo el poder que existe, y puesto que
una fuenie debe ser al menos igual a todo cuanto emana de ella, por
fuerza, Dios es igual a todo el poder que existe, y esto equivale
nuevamente a decir que Él es omnipotene.
Dios ha delegado el poder en sus criaturas, pero al ser suficiente en
s( mismo, no puede renunciar a nada en sus perfecciones, y siendo
el poder una de ellas, nunca ha renunciado al mts fnfimo ápice de su
poder. Lo da, pero sin desprenderse de él. Y todo lo que Él da, sigue
siendo suyo y regresa a Él de nuevo. Él debe permanecer para
siempre lo que siempre ha sido: el Señor Dios omnipotente.
No es posible leer por largo tiempo las Escrituras sin observar
la radical disparidad entre la manera de ver las cosas quetenfan los
hombres de la Biblia, y la del hombre moderno. Hoy día estamos
sufriendo de una mentalidad secularizada. Donde los escritores
sagrados vefan a Dios, nosotros vemos las leyes de la naturaleza.
Su mundo estaba plenamente poblado; el nuestro está casi vacfo. Su
mundo era vivo y personal; el nuestro es impersonal y muerto. Dios
gobernaba su mundo; el nuestro es gobernado por las leyes de la
naturale2a y nosotros siempre permanece- mos alejados de la presencia
de Dios.
¿Y cuáles son estas leyes de la naturaleza que han desplazado a
Dios en la mente de millones† La ley tiene dos significados. Uno es el
de una norma externa que la autoridad obliga a cumplir, como la
norma corriente contra el robo y el asalto. También se usa esta palabra
para hablar de la manera uniforme en que actúan las cosas en el
Dios es omnipotente sea tu nombre.” Los hombres de la Biblia mantenían en todas partes
75 su comunidn con el “absoluto gigantesco" en un lenguaje tan
personal como lo permite el habla humana, y con Él tanto el
el curso de los fendmenos naturales. El hecho de que la conducta
de Dios en este mundo sea digna de confianza, es el fundamento profeta como el santo caminaron en un arrebatamiento de
consagraci6n cálido, íntimo y profundamente satis- factorio.
de toda verdad cientffica. Sobre ella apoya el cientffico su fe, y a
partir de ese punto, procede a lograr cosas grandes y útiles en La omnipotencia no es un nombre que le damos a la suma de
campos como la navegación, la química, la agricultura y las aries todo el poder, sino un atributo de un Dios personal del que creemos
médicas. los cristianos que es el Padre de nuestro Señor Jesucristo y de todos
En cambio, la religión, por su parte, regresa de la naturaleza a los que creen en Él para vida eterna. El adorador encuentra en este
Dios. No le interesan las huellas de Dios en los senderos de la conocimiento una fuente maravillosa de fuerza para su vida interior. Su
creación, sino Aquél que anda por esos senderos. El interés fe se levanta
primordial de la religión es Aquél que es la fuente de todas las para dar el gran salto al frente y entrar en comunión con Aquél que
cosas; el amo de todos los fendmenos. A Él, la filosofía le aplica puede hacer cuanto decide hacer; para quien nada es difícil ni difícil,
diversos nombres, el más horrendo de cuantos yo haya visto es el porque posee el poder absoluto.
proporcionado por Rudolf Otto: “La tensión activa, nunca en Puesto que tiene bajo sus órdenes a todo el poder del universo, el
descanso, gigante y absoluta del mundo.”' Al cristiano le deleita Señor Dios omnipotente puede hacer cualquier cosa con la facilidad
recordar que esta “tensión del mundo” dijo una vez “yo soy”, y más absolUta. Todos sus actos son realizados sin esfuerzo alguno. Él no
que el más grande de todos los maestros les indicd a sus tiene un gasto de energía que tenga que recuperar después. Su
discípulos que se dirigiesen a Él como a un ser personal: “Vosotros, autosuficiencia hace innecesario que busque fuera de sí mismo la
pues, oraréis así: madre nuestro que estás en los cielos, santificado renovación de su fortaleza. Todo el poder necesario para hacer cuanto
Él decide hacer se
La ciencia observa la forma en que opera el poder de Dios, descubre
una pauta constante en algún lugar, y la fija como “ley”. La l Rudolf Otto, The lica o1'itie Holy W uuvt York: OnFord University Press, 19 j8), p. 24.
uniformidad
de las actividades de Dios en su creación le permite al científico
predecir
76 Ef conocimie nto del Dios santo Durante treinta y cinco ados después de ese encuentro con Dios,
encuentra en una plenitud imposible de disminuir dentro de su propio trabajó prodi-
ser infinito. giosamente al servicio de Cristo. Su fe en el Dios del podet ilimitado
El pastor presbiteriano A. B. Simpson, al aproximarse a su le dio toda la fonaleza que necesitaba para seguir adelante.
mediana edad, con la salud quebmntada, profundamente abatido y
listo pam dejar el ministerio, acertó a escuchar el sencillo himno
espiritual afroamerica- no que dice: “Nada es demasiado duro para
Jesús; ningún hombre puede trabajar como Él.” Su mensaje se le
clavó como una flecha en el corazón, llevando fe, esperanza y vida
a su cuerpo y a su alma. Buscó un lugar de retiro, y después de una
temporada a solas con Dios, se levantó sobre sus pies, totalmente
curado, y siguió adelante con plenitud de gozo, para fundar una
organización que con el tiempo se ha convertido en una de las
mayores sociedades de misiones en el extranjero del mundo.
Señor, Señor nuestro, no hay nadie como tú en las alturas de los cielos ni
en la tierra debajo de ellos. Tuyas son la grandeza y la dignidad § la
majestad. Todo lo que hay en el cielo y en la tierra es tuyo; tuyos son el
reino, y el poder, y la gl‹›iia por siempre, oh Dios, y tú eres exaltado como
cabeza de todo. Amén.
Capítulo
13 uando hablamos de Dios como trascendente, queremos decir
que
Dios es trascenden te
Todopoderoso,
ti, me inclino en el polvo ante Él es muy por encima del universo creado; tan
exaltado
como se inclinan velados los querubines. En encima, que el pensamiento humano no es capaz de imaginárselo.
cal- mada y tranquila consagración te adoro, No obstante, para pensar con exactitud acerca de esto,
totalmen- te sabio y siempre presente Amigo. necesitamos tener presente que “muy por encima” no se refiere aquí
Tíí le has dado a la tierra su manto esmeralda o a una distancia física con respecto a la tierra, sino a la calidad del
la has cubierto con una cortina de nieve, y el ser. No nos interesan la situación en el espacio, ni la simple
sol resplandeciente, y la suave luna en el altitud, sino la vida.
cielo,se inclinanante tu presencia. Dios es espíritu, y para Él la magnitud y la distancia carecen de
sentido. Para nosotros son útiles como analogfas, y por eso Dios se
Sir John Bowling
refiere a ellas cuando se rebaja para hablarle a nuestro limitado
entendimiento. Las palabras de Dios que aparecen en el libro de
Isaías, “Así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad", dan
una clara impresión de altitud, pero se debe a que habitamos en UR
mundo de materia, espacio y tiempo, y tenemos la tendencia a pensar
en términos materiales, de manera que sólo podemos captar las
ideas abstractas cuando se las identifica de
alguna forma COfl COSáS lTlátGPÍales. En su lucha por librarse de la tiranía
del mundo natural, el corazón humano debe aprender a traducir a un nivel
superior el lenguaje que usa el Espíritu para instruimos.
Es el espíritu el que le da significación a la materia, y sin el
espíritu, nada tiene valor alguno. .$e aleja una niña pequeña de un
grupo de excunionistas y se pierde en medio de la montada, y de
inmediato, toda 1á fSQOCtÍVa mental de los miembros d« la e «ursian
«ambia. La extasiada admiración por la grandeza de la naturaleza deja
paso a una fuerte angustia por causa de la nifia perdida. El grupo se
dispersa por toda
78 El conocimiento del Dios santo la pequefla,
la moneda llamando ansiosamente a la nifia, y buscando ¿Qué ha producido este cambio tan súbito† Allf sigue la montada
afanosamente en todo rinc6n apartado donde podrfa estar escondida llena de árboles, erguida entre las Ililbofi Alt 8U 8Sombro2a bellezBt
pero nadie se da cuenta de ella ahora. Toda la atención so Gentra en
Dios es trascendente 79
la búsqueda de uria pequefla niíla de pelo rizado que todavía no tiene
ni dos afios de edad y pesa poco más de doce kilos. Aunque tan Si alguno de los vigilantes, o de los santos que han pasado
jovencita y tan pgQuCÑá, es más valiosa para sus padres y amigos siglos de felicidad junto al mar de fuego viniera a la tierra, cuán
que toda la inlTlgflSit mo le de la grandiosa y antigua montaíla que insignificante le serfa la incesante charla de las agitadas tribus de
habfan estado admirando sólo uflos minutos antes. Y todo el mundo los hombres. Cuán extrafias y vacfas sonarfan para tl las insulsas e
civilizado está d« acuerdo con su juicio, porque aquella niña } inútiles palabras que se acostumbra escuchar en los púlpitos. Y si
HH]UCna es capaz de amar, reír. hablar y orar, y la montaña no. Es alguien asf hablasc en la tierra,
la calidad del ser de la nifía lo que le da su valor. ¿acaso no hablaría sobre Dios? ¿No encantaria y fascinarfa a sus oyentes
No obstante, no debemos comparar el ser de Dios con ningún
otro, con arrebatadas descripciones del Ser divino7 Y después de escucharlo,
¿podríamos consentir de nuevo en escuchar algo inferior a la teología,
así como no podemos comparar a la niña con la montana. No debemos
pensar que Dios es el más alto dentro de un orden ascendiente de la doctrina sobre Dios? A partir de aquel momento, ¿no les
seres que comienza con la célula simple X va pasando del pez al exigirfan a los que presumen de enseñamos que nos hablasen desde el
ave, al animal, al hombre, al ángel, al quenibfn y por fin a Dios. monte de la visidn divina, o de lo contrario, permaneciesen
Esto metía concederle a Dios la eminencia, incluso la totalmente callados?
preeminencia; pero 8sO no basta. Le debemos conceder la Cuando el salmista vio la transgresidn del malvado, su corazón
trascendencia, en el tipificado más pleno de esta palabra. Dios le dijo cómo podfa ser esto posible. “No hay temor de Dios delante de
permanece distinto para siempre, en una luz inalcanzable. Él está sus ojos”, explicaría, y al decirlo, nos revelaría la psicologfa del
tan por encima de un arcángel, Omo de una oruga, porque al fin y pecado. Cuando los hombres dejan de temer a Dios, quebrantan sus
al cabo, el abismo que separa al arcángel de la oruga no es más que leyes sin vacilación alguna. El temot a las consecuencias no es
un abismo finito. La oniga y el arcángel, aunque tan distantes la una impedimento cuando se ha perdido el temor de Dios.
del otro en la escala de los seres creados, son sin embargo Hito, Cfl En la antigüedad se decía de los hombres de fe que “caminaban
Cl hecho de que ambos son creados. Ambos están situados dentro de en el temor de Dios” y que “servfan al Sefior con temor”. Por
la categoría de “aquello que no es Dios”, y los separa de Dios la fntima que fuera su comunión con Dios, por osadas que fueran sus
infinitud misma. oraciones, en la base de su vida religiosa se hallaba el concepto de
La reserva y la compulsióR luchan para siempre dentto del
corazón Dios como digno de temor reverente. Esta idea del Dios trascendente
que quisiera hablar sobre DiOs. se encuentra en toda la Biblia y le da color a la personalidad de los
santos. Ese temor de Dios era más que una aprensión natural al peligro;
¿Cdmo se van a atrever los mortales tan
impuros a cantar tu gloria y tu gracia7 Muy por era un temor no racional, una aguda sensación de insuficiencia en
debajo de tus pies nos encontramos, y no 1a presencia de Dios.
vemos más qUe Cada vez que Dios se les aparecía a los hombres en los tiempos de
sombras de tu rostro. la Biblia, las consecuencias eran las mismas: una sobrecogedora sensa-
ción de terror y constemacidn, un angustioso sentir de pecado y de
culpa. Cuando Dios hablaba, Abram se extendía con el rostro en tierra
Con todo, nos consolamos con el conocimiento de que es DioS para escucharlo. Cuando Moisés vio al Seflor en la zarna ardiente,
escondid el rostro con temor de mirar a Dios. La visión de Dios que
tuvo Isaías le arrancó un grito: “¡Ay de mil que soy muerto”, y una
confesidn: “porque siendo hombre inmundo de labios ... han visto mis
ojos al Rey”.
Es probable que el encuentro de Daniel con Dios fuera el más
maravilloso de todos. El profeta levantó los ojos y vio a Uno cuyo
mismo quien pone en nuestro coraz6n el anhelo de buscarle y hace “cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos
posible en cierto grado que lo conozcamos, y se complaCe hasta en como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce
el brufiido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud”.
más débil esfuerzo por parte nuestra por datle a conocer.
80 El conocimiento del Dios santo cada esfera, y sin embargo, cuán cercano para cada
corazón amante. Señor de toda vida, cuya luz es
Después escribiría: “Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron verdad, cuyo calor es amor; ante tu trono siempre
los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un resplandeciente, no pedimos resplandor ninguno
gran temor, y huyeron y se escondieron. Quedé, pues, yo solo, y vi esta para nosotros.
gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en
desfalle- cimiento, y no tuve vigor alguno. Pero oí el sonido de sus Oliver Wendell Holmes
palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caf sobre mi rostro en un I Jofiann Peras Mkenaann. Conwrsai lons vviih £cA•miann (Washingtoi\ y Londrec: M. Walter Dunn, 1901),
profundo
ex libris suefio.” eltropical
Esas experiencias señalan que una visión de la
trascendencia divina termina pronto todas las controversias entre el
hombre y su Dios. La discusión se va del hombre que queda listo,
junto con el vencido Saulo, para preguntar mansamente: “Seílor, ¿qué
quieres que yo haga?” Al contrario de esto, la seguridad en ellos
mismos que sienten los cristianos modernos, la ligereza que está
presente en tantas de nuestras reuniones religiosas, la asombrosa falta
de respeto que se muestra por la Persona de Dios, son evidencias
suficientes de la proiünda ceguera del corazfin. Muchos se dicen
cristianos, hablan mucho acerca de Dios, y hasta oran algunas veces,
perp es evidente que no saben quién es Él. “El temor del Señor es una
fuente de vida”, y apenas se encuentra entre los cristianos. En cierta
ocasión, mientras conversaba con su amigo Eckermann, el poeta
Goethe se volvid hacia el tema de los pensamientos religiosos y habló
del abuso del nombre divino. “La gente lo trata”, le dijo, “como si ese
Ser incomprensible y altísimo, que está incluso más allá del alcance del
pensamiento, sólo fuera su igual. Si así no fuera, no dirfan ’el Seííor
Dios, el querido Dios, el buen Dios’. Esta expresión se vuelve para
elltis, especialmente para los clérigos, que lo tienen a diario en la
boca, una simple frase, un nombre estéril al que no va unido
pensamiento alguno.
Si se sintiesen impresionados por su grandeza, quedarían mudos, y
de
tanta veneración, no estarían dispuestos ni a nombrarlo.”'
Seflor de todo ser, lejano en tu trono; tu gloria
arde desde el sol y la estrella; centro y alma de
todas partes,
cercano a todo, junto a todos.
Son pocas las otras doctrinas enseñadas en las Escrituras con una
Capítulo 14 claridad mayor que la doctrina de la omnipresencia divina. Los pasajes
que apoyan esta verdad son tan claros que haría falta un considerable
esftieRr.o para torcer su sentido. Declaran que Dios es inmanente a su
Dios es creacicin; que no hay lugar alguno en el cielo, en la tierra o en el
infierno, donde los hombres se puedan esconder de su presencia.
omnipresente Enseñan que Di‹›s está lejano y cercano al mismo tiempo, y que en Él
los hombres se mueven y viven y son. Y lo que es igualmente
convincente es que a lo largti de todas las Escrituras nos llevan a dar
Nuestro Padre, sabemos que tú estás presente entre nosotros, pero por seguro que Dios es omnipresente, como manera de explicar otras
nuestro conc›cimiento no es más que una figura y sombra de la verdad, realidades que ellas nos dicen acerca de Él.
y tiene poco del sabor espiritual y la dulzura interna que un conocimiento Las Escrituras ensefian que Dios es infinito. Esto significa que su
asf debiera proporcio• nar. Esto es para nosotros una gran pérdida y la ser no ‹:onoce límites. Por consiguiente, su presencia tampoco deberá
causa de gran debilidad de corazón. Ayúdanos a hacer de inmediato tener límites; es omnipresente. En su infinitud, rodea a la creacidn
tantas enmiendas de vida como sean necesarias, antes de poder
finita y la contiene. No hay lugar alguno más allá de Él donde pueda
experimentar el verdadero significado de las palabras “En tu presencia
hay plenitud de gozo”. Amén. existir nada. Dit›s es nuestro ambiente, como el mar es al pez y el aire
al ave. “Dios está sobre todas las cosas”, escribió Hildeberto de
Lavardin, “debajo de todas las cosas; fuera de todas; dentro, pero no
encerrado por ellas; fuera, pero no excluido; encima, pero no
a palabra presente significa aquf, cerca de, junto a, mientras
levantado; debajo, pero no oprimido;
que el prefijo omei le da universalidad. Dios está aquí, en
82 El conocimiento dcl Dios santo Señor” como la autoridad en la cual se apoya. Declara posiúvamente
totalmente por encima, prosidienüo; totalmente por debajo, sosteniendo; que el mundo es espiritual: se origind en el espfritu, fluye del espfritu,
es espiritual en su esencia, y carece de sentido sin el Espfritu que
totalmente por dentro, llenando."'
habita en él.
No podemos sostener de manera aislada la creencia de que Dios
La doctrina de la omnipresencia divina personaliza la relación del
está presente dentro de su universo. Ésta tiene consecuencias
hombre con el universo en el que se encuentra. Esta gran verdad
prácticas en muchos aspectos del pensamiento teológico y pesa de
central les da sentido a todas las demás verdades y le imparte un valor
manera directa sobre ciertos problemas religiosos, como por ejemplo,
supremo a toda su pequeña vida. Dios estl presente cerca de él, junto a
la naturaleza del mundo. Los hombres pensantes de casi todas las
él, y este Dios lo ve y conoce de una manera total y absoluta. En este
eras y culturas se han interesado por la pregunta de qué clase de
punto es donde comienza la fe, y aunque siga adelante hasta incluir un
mundo es éste. ¡,Es un mundo material que se gobierna a ef mismo, o
millar de verdades maravillosas más, todas ellas hacen referencia a la
es espiritual y lo gobiernan poderes invisibles? ¿Se explica a sf
verdad de que Dios es, y estd ‹iquf. “Porque es necesario”, dice la
mismo este sistema con su engranaje, o yace su secreto en el
epfstola a los Hebreos, “que el que se acerca a Dios crea que le hay.”
misterio? ¿Comienza y termina en sf mismo el torrente de la
Cristo mismo dijo: “Creéis en Dios; creed también ...” Cualquiera que
existencia, o esté su fuente más alta y más lejos, en medio de las
sea el “tam- bién” que añadamos a la creencia elemental en Dios, es
colinas?
superestructura, y pot mucha que sea la altura a la cual se levante,
La teologfa cristiana afirma tener la respuesta a esas preguntas. No
especula ni ofrece una opinión, sino que presenta su “Esto dice el
seguirá apoyándose sólidamente en los cimientos originales.
La enseflanza del Nuevo Testamento es que Dios creó el
Dios es omnipotentes 83
mundo por el Logos, la Palabra [R.V., “Verbo”, n. del i.], y la
Palabra se identifica con la segunda Persona de la Trinidad que aun antes de encarnarse en la naturaleza humana. La Palabra hizo
estaba presente en el mundo todas las cosas y permanecid en su creación para sostenerla y
mantenerla, y al mismo tiempo ser una lu2 mOf8l que les
I J Á/ca' /?ic/ianc‹ry */ gvor4rionJ, recogidas y ¢dJadas por H. L. Mcncken (Nueva Vork: Alfred A.
Knopf, permitiera a todos los hombres distinguir entre el bien y el mal. El
universo opera como un sistema ordenado, no por unas leyes
impersonales, sino por la voz creadora de la Presencia inmanente e
universal, el Logos.
El canónigo W. G. H. Holmes, de la India, contaba haber visto
adoradores hindúes tocando con los nudillos a los ártioles y las piedras
mientras le susurraban “¿Estás ahf? ¿Estás ahf7” al dios que
esperaban que residiera dentro de ellos. Con completa humildad, el
cristiano instruido presenta la respuesta a esa pregunta. Sf, Dios está
ahí. Estfi ahf, y está aquf, y en todas partes, no confinado a un árbol
o a una piedra, sino libre en el universo, cercano a todo, junto a todos,
y por medio de Jesucristo, inmediatamente accesible a todo corazón
amante. La doctrina de la omnipresencia decide esto para siempre.
Para el cristiano convencido, esta verdad es una fuente de
profundo consuelo en el dolor, y de firme seguridad en todas las
experiencias tan variadas de la vida. Para él, “la práctica de la
presencia de Dios” no consiste en proyectar un objeto imaginario
desde dentro de su propia mente, para después tratar de darse cuenta de
su presencia; más bien consiste en reconocer la presencia real de Aquél
de quien toda teología sana declara que ya está presente; una entidad
objetiva que existe sin relaci6n alguna con cuanta aprensi6n sobte Él
puedan tenet sus criaturas. La experiencia resultante no es visionaria,
sino real.
La certeza de que Dios está siempre cerca de nosotros, presente
en todos los lugares de este mundo, más cercano a nosotros que
nuestros propios pensamientos, nos debiera mantener en un estado
de gran felici- dad moral la mayor parte del tiempo, pero no todo el
tiempo. Serfa poco honrado prometerles a todos los creyentes un
jubileo continuo, y menos que realista esperarlo. Así como un niño
puede gritar de dolor aun cuando se halle protegido en los brazos de su
madre, también es posible que un cristiano conozca a veces lo que es
sufrir, aun en la presencia consciente de Dios. Aunque “siempre
gozoso”, Pablo admitfa que a veces sentía tristeza, y por nuestro bien,
Cristo experimentó fuerte llanto y lágrimas, a pesar de que nunca se
apartó del seno del Padre (Juan 1:18).
Pero todo irá bien. En un mundo como éste, las lágrimas las vestiduras de la Presencia que nos envuelve, cura nuestras dolencias
tienen sus efectos terapéuticós. El bálsamo Variador que destilan antes que se
84 El conocimiento del Dios santo
vuelvan mortales. El conocimiento de que nunca estamos solos
calma el agitado mar de nuestra vida y le habla de paz a nuestra
alma. Capítulo 15
Que Dios está aquf es algo que tanto las Escrituras como la
razón declaran. Sólo nos queda a nosotros aprender a damos cuenta dC
BStO 8f1 nuestra experiencia consciente. Una frase de una carta
Dios es fiel
escrita por el doctor Allen Fleece resume el testimonio de muchos
otros: “Conocer que Es bueno dane gracias y cantar alabanzas a tu nombre, oh Altísimo;
Dios est5 presente es algo bienaventurado, pero sentir su presencia nt› mostrar por la mañana tu misericordia, y tu fidelidad cada noche. Asf
es ni más ni menos que pura felicidad.” como tu Hijo, mientras estuvo en la tierra, te fue leal a ti, su Padre
Dios revela su presencia: ahora nosotros adoré- celestial, asf ahora en el cielo nos es fiel a nosotros, sus hermanos
terrenales, y sabiendo esto, seguimos adelante llenos de seguridad y
mosle, y comparezcamos reverentes ante Él. A
esperanza por todos los años y los siglos que falten por venir. Amén.
Él solo, a Dios, poseemos: Él es nuestro
Seflor y Salvador; alabado sea su nombre para
siempre. Dios mismo está con nosotros: Aquél a
quien las legiones angélicas sirven con
reverencia en las regiones celestiales."
Gerhard Tersteegen al como hiciera destacar anteriormente, los atributos de Dios no
son rasgos aislados de su personalidad, sino facetas de su ser unitario.
No son “cosas en ellas mismas”, sino más bien pensamientos con los
que pensamos en Dios, aspectos de un todo perfecto, nombres
dados a cuanto sabemos que es cierto con respecto al Ser divino.
Para tener una comprensidn correcta de los atributos, es necesario
que los veamos todos en unidad. Podemos pensar sobre ellos separada-
mente, pero ellos en sí, no pueden ser separados. “Es imposible que
todos los atributos asignados a Dios difieran entre sí en la realidad, por
razón de la simplicidad perfecta de Dios, aunque nosotros usemos de
diferentes formas, palabras diversas sobre Dios”, dice Nicolás de Cusa.
“Por consiguiente, aunque le atribuyamos a Dios el ver, oír, gustar,
oler, tocar, sentir, razonar, tener intelecto y demás, según los
significados diversos de estas palabras, lo cierto es que en Él la vista
no difiere del oído, ni del gusto, o el olfato, o el tacto, o el sentimiento,
o la comprensión. Y así, se afirma que toda la teología está fundada
sobre un círculo, porque no se afirma de otro, ninguno de sus atributos."'
Al estudiar cualquiera de los atributos, la unidad esencial de todos
ellos se hace evidente muy pronto. autosuficiente, y si tiene poder, por ser infinito, deber6 tenet todo el
Por ejemplo, vemos que si Dios es poder. Si posee conocimiento, su infinitud
autoexistente, también deberá ser
1 Nicolás de Cusa, op. cii., p. 12.

86 EJ conocimiento del Dios santo de cosas inciertas sobre Dios, o de un exceso de énfasis sobre ciertas cosas
verdaderas que ha llegado a oscurecer otras cosas igualmente verdaderas.
nos asegura que posee todo el conocimiento. De igual manera, su
Engrandecer cualquier atributo, al mismo tiempo que se excluye otro,
inmutabilidad presupone su fidelidad. Si Él no cambia, se sigue de
equivale a caminar derechamente hacia uno de los tenebtosos pantanos de la
aquf que no puede dejar de ser fiel, puesto que eso le cxigirfa un
teología; y sin embargo, estamos constantemente tentados a hacer precisamente
cambio. Todo fallo dentro de la personalidad divina sería un
esto.
argumento a favor de su imperfección, y al ser Dios perfecto, no
podrfa tener lugar. Así, los atributos se explican unos a otros, y
demuestran que no son mis que destellos que disfnita nuestra mente
de ese Ser divino absolutamente

Todos los actos de Dios están en perfecto acuerdo con todos sus
atributos. Ningún atributo contradice a otro, sino que todos armonizan
entre s( y se unen en el infinito abismo del Ser divino. Todo cuando
Dios hace está de acuerdo con todo cuanto Dios es, y ser y hacer
son la misma cosa en Él. La imagen familiar de un Dios
frecuentemente dividido entre su justicia y su misericordia es
totalmente falsa con respecto a la realidad. Pensar que Dios se inclina
primero hacia uno de sus atributos, y después hacia otro, es
imaginarse a un Dios inseguro de si mismo, fnistrado y
emocionalmente inestable, lo cual, por supuesto, equivale a decir
que aquél en el que estamos pensando no es el Dios verdadero en
absoluto, sino un débil reflejo mental de Él, malamente fuera de
foco.
Dios, por ser quien es, no puede dejar de ser lo que es, y siendo lo
que es, no puede actuar en desacuerdo con su propia personalidad. Él
es fiel e inmutable al mismo tiempo, de manera que todas sus palabras
y todos sus actos tienen que ser fieles, y deben seguir siéndolo. Los
hombres se vuelven infieles, movidos por sus apetitos, por el temor,
por la debilidad, por la falta de interés, o por alguna fuerte influencia
procedente del exterior. Es obvio que ninguna de esas fuerzas puede
afectar a Dios en modo alguno. Él es su propia razón para todo cuanto
es y hace. No se le puede obligar desde fuera, sino que siempre habla y
actúa desde dentro de sí mismo, por su propia voluntad soberana, como
le place.
Creo que se podría demostrar que casi todas las herejfas que han
afligido a la Iglesia a lo largo de los aflos han surgido de una creencia
los atributos divinos. El ser de Dios es unitario. Él no puede dividirse a
sí mismo, y actuar en un momento dado impulsado por uno de sus
Por ejemplo, 1á Biblia ensefla que Dios es amor; hay atributos, mientras los dem6s permanecen inactivos. Todo lo que
quienes han interpretado esto de una manera tal que niegan Dios es deberá Concordar con todo lo que Dios hace. Su justicia
de&rá estar presente en su misericordia, y su amor en su juicio. Lo
quC Él sea justo, cosa que también enseila la Biblia. Otros mismo afirmamos con respecto a todos los atributos divinos.
llevan tan lejos la doctrina bíblica de la bondad de Dios que la La fidelidad de Dios es en dato esencial de la sana teología, pero
hacen contradecirseconsu santidad. Obien, hacen que su para el creyente se convierte en mucho más que eso: pasa a través
compasidn anule su veracidad. Hay otros que comprenden la
del proceso del entendimiento para seguir adelante y convertirse en
soberanfa de Dios de una manera tal que destniye, o al menos alimento nutritivo pan el alma. Las Escrituras no sólo se limitan a
disminuye enseííar la verdad; también indican sus usos para la humanidad.
grandemente su bondad y su amor.
Sólo podremos tener un concepto correcto de la verdad si Los escritores inspirados eran hombres con pasiones como las
nuestras que habitaban en medio de la vida. Lo que ellos aprendieron
nos atrevemos a creer todo cuanto Dios ha dicho acerca de st acerca de Dios se convirtió sara ellos en una espada, un escudo, un
mismo. Es una grave responsabilidad la que el hombre toma martillo; se convirtid en la ftlotivación de su vida, su buena
sobre sí cuando se pone a corregir la autorrevelaci6n de Dios, de esperanza, y su confiada expectacidn. A partir de los datos objetivos
tal forma que saca de ella aquellos rasgos que a él, en su
de la teologfa, su corazón hizo quién sabe cuántos miles de
ignorancia, le parecen objetables. Con toda seguridad, deberá
deducciones gozosas y aplicaciones personales. El libro de los Salmos
caer una ceguera parcial sobre todo aquél lo suficien- temente
presuntuoso como para atentar algo así. Y es algo totalmente resuena con una alegre acción de gracias por la fidelidad de Dios. El
innecesario. No tendremos por qud temer cuando dejemos que la Nuevo Testamento recoge el tema y celebra la lealtad de Dios Padre y
verdad de su Hijo Jesucristo, quien ante Poncio Pilato dio testimonio e hizo una
permanezca tal y como está escrita. No hay conflicto alguno entre buena confesión; y en el Apocalipsis, vemos a Cristo montando

88 El conocimiento del Dios santo dulce seguridad en los creyentes, y ensefió a las edades a cantar.
Sobre la fidelidad de Dios descansa toda nuestra esperanza de
en un caballo blanco, galopando hacia su victoria final, y los nombres
bendicidn futura. Sólo porque Él es fiel no quebrantará sus pactos y
que lleva son los de Fiel y Verdadero.
honrará sus promesas. Sólo teniendo una seguridad completa de que Él
Los himnos cristianos celebran también los atributos de Dios, y
es fiel podremos vivir en paz y mirar con tranquila firmeza a la vida
entre ellos, la fidelidad divina. En nuestra mejor himnodia, los
futura.
atributos se convierten en la fuente de la que corren ríos de gozosas Cada corazdn puede hacer su propia aplicacidn de esta verdad, y
melodías. Algunos himnarios antiguos podremos encontrar aún en los
sacar de ella las conclusiones que la propia verdad sugiera, y sus propias
cuales los himnos no tienen nombre; una lfnea en cursiva encima de
necesidades hagan notar. El tentado, el ansioso, el temeroso, el desalen-
cada uno indica su tema, y el corazdn que adora no puede menos que
tado, puede encontrar una nueva esperanza, y buena alegría, en el
regocijarse en lo que encuentra: “Celebracidn de las gloriosas
conocimiento de que nuestro Padre celestial es Cel. Él siempre será fiel
perfecciones de Dios”, Sabiduría, majestad y bondad”, a la palabra que ha empeñado. Los hijos del pacto, en medio de las
“Omnisciencia”, “Omnipotencia e in- mutabilidad”, “Gloria, duras presiones de la vida, pueden estar seguros de que Él nunca quitará
misericordia y gracia”. Éstos sólo son unos pocos ejemplos tomados de de ellos su amorosa misericordia, ni permitirá que falle su fidelidad.
un himnario publicado en 1849, pero todo el que conozca bien la
Feliz el hombre cuyas esperanzas descansan en
himnodia cristiana’ sabe que la corriente de cánticos sagrados brotd
el Dios de Israel: Él hizo el cielo, y la tierra, y los
hace mucho tiempo, en los primeros aíios de existencia de la Iglesia. mares, con todo cuanto contienen; su verdad per-
Desde el principio, la creencia en la perfección de Dios produjo una manece segura para siempre; Él salva al oprimido,
alimenta al pobre, y nadie hallará vanas sus
pro- mesas.
Isaac Watts
Capítulo 16
Dios es bueno
Haznos el bien según tu beneplácito hacia nosotros, Señor. No actúes
con nosotros como lo merecemos, sino como es digno de ti, ya que eres el
Dios que eres. Asf, no tendrgmns nada que temer en este mundo, ni en el que está
por venir. Amén.

a palabra bueno significa tantas cosas para tantas personas que


este breve estudio de la bondad divina comienza con una defini-
ción. Sólo podremos llegar a su significado por medio del uso de una
serie de sinónimos, saliendo del mismo lugar y regresando a él por
distintos senderos.
Cuando la teología cristiana habla de que Dios es bueno, no es lo
mismo que decir que es justo, o santo. Las trompetas de los cielos
proclaman la santidad de Dios, y los santos y sabios de la tierra se
hacen eco de ello dondequiera que Él se les ha revelado a los hombres;
sin embargo, en estos momentos no estamos reflexionando sobre su
santi- dad, sino sobre su bondad, que es algo bien distinto.
La bondad de Dios es lo que le predispone a ser generoso, cordial,
benevolente y lleno de buenas intenciones para con los hombres. Él es
tierno de corazón y rápido para identificarse con nosotros, y su actitud
constante hacia todos los seres morales es abierta, franca y amistosa.
Por su propia naturaleza, Él está inclinado a conceder bendicidn, y
siente un santo placer en la felicidad de su pueblo.
En todas las páginas de la Biblia se enseña o se dice de manera
im¡i1ícita que Dios es bueno, y lo debemos recibir como un artículo de
fe tan imposible de destruir como el trono de Dios. Es una piedra
fundacional para todo pensamiento sólido sobre Dios, y es necesario
para la sensatez moral. Conceder que Dios pudiese ser mejor que
bueno es negar la validez de todo pensamiento, y terminar con la
negación de todo juicio moral. Si Dios no es bueno, entonces no puede
haber distinción
90 El conocimiento del Dios santo razón. Tampoco la fe es meritoria; no es más que la confianza en la bondad
de Efios, y su ausencia no dice nada negativo de la personalidad santa de
entre bondad y crueldad; al cielo se le puede llamar infierno, y al
Dios.
infierno, cielo.
La bondad de Dios es el impulso que se halla detrás de todas las
bendiciones que Él derrama a diario sobre nosotros. Dios nos creó
porque
sentía el bien en su corazón, y nos redimió por el mismo motivo.
Juliana de Norwich, que vivió hace seiscientos años, vio
claramente que el fundamento de toda bienaventuranza es la bondad
de Dios. El sexto capítulo de su pequeño clásico Revelations of Divine
Love [Reve- laciones del amor divino], increiblemente hermoso y
perceptivo, co- mienza asf: “Esta manifestacidn fue hecha para
Insertar a nuestras almas a aferrarme sabiamente a la bondad de
Dios.” A continuaci6n, hace una lista con algunas de las grandes
obras que Dios ha hecho a favor nuestro, y después de cada una de
ellas, aííade: “por su bondad”. Ella vefa que todas nuestras
actividades religiosas, y todos los medios de la gracia, por rectos y
fitiles que tstos sean, no serán nada, hasta que comprendamos que la
bondad espontánea y no merecida de Dios se encuentra detrás y
debajo de todos sus actos.
La bondad divina, como uno de los atributos de Dios, se causa a
sf
misma, es infinita, perfecta y eterna. Puesto que Dios es inmutable, Él
nunca varía en la intensidad de su amor misericordioso. Él nunca ha
sido más bondadoso de lo que es ahora, ni nunca lo será menos. Él
no hace acepción de personas, sino que hace que su sol brille sobre
los malvados, igual que sobre los buenos, y envfa su lluvia, tanto
sobm el justo como sobre el injusto. La causa de su bondad se halla
en si mismo; los que reciben su bondad son todos beneficiarios suyos,
sin mtrito y sin recom- pensa.
La razón está de acuerdo con esto, y la sabiduría moral que se
conoce a st misma se apresura a reconocer que no puede haber
mérito alguno en la conducta humana; ni siquiera en la más pura y
mejor. La bondad de Dios es siempre la base de nuestra expectación. El
arfP•QCntÍmiento, aunque necesario, no es meritorio, sino que es una
condición para poder recibir el generoso don del perdón que Dios
concede por su bondad. La oración en sf misma no es meritoria
tampoco. No pone a Dios bajo obligación alguna, ni lo pone en deuda
con nadie. Él escucha la oración porque es bueno, y por ninguna otra
Dios es buetio 9J disposicidn tiene? ¿Cómo encontraré que es?"
La respuesta es que lo encontraremos exactamente igual a Jesús.
Toda la manera de ver la vida que tiene la humanidad cambiarla
“El que me ha visto a mi"’, dice Jesús, “ha visto al Padre.” Cristo
si nosotros pudiéramos creer que habitamos bajo un cielo amistoso, y
camind con los hombres sobre la tierra para mostrarles cdmo es Dios y
que el Dios del cielo, aunque exaltado en poder y majestad, está
darle a conocer su verdadera naturaleza a una raza que tenía ideas
deseoso de hacer amistad con nosotros.
errdneas acerca de Él. Esta sólo fue una de las cosas que Él hizo
Sin embargo, el pecado nos ha hecho tfmidos y demasiado
mientras estaba aquí en la carne, pero la hizo con una perfección
conscien- tes de nosotros mismos, como es de esperar. Afios y años
hermosa.
de rebelión contra Dios han alentado en nosotros un temor que no se
De Él aprendemos cdmo actúa Dios con la gente. El hipócrita, el
puede superar en un solo día. El rebelde que es capturado no entra
que es insincero, lo hallará fn'o y distante, como los que eran como él
voluntariamente en la presencia del rey al que ha combatido largo
hallaron un día a Jesús; en cambio, el penitente lo hallará
tiempo sin éxito, tratando de derrocarlo. En cambio, si es
misericordioso y el que acepta su pecado lo hallará generoso y benévolo.
verdaderamente penitente, puede entrar, confiando sólo en el
Con el asustado, É1 es amistoso; con el pobre de espíritu, es perdonador;
miseñcordioso amor de su Seilor, y el pasado no será utilizado en
con el ignorante, considerado; con el débil, delicado; con el extranjero,
contra suya. El maestro Eckhart nos exhorta a recordar que,
hospitalario.
cuando volvamos a Dios, aunque nuestros pecados fueran tan grandes
Con nuestras actitudes podemos determinar la forma en que lo
en número como los de toda la humanidad reunidos, con todo, Dios
recibiremos. Aunque la bondad de Dios es una fuente infinita y desbor-
no nos los echaría en cara, sino que tendría tanta confianza en dante de cordialidad, Él no nos obligará a atenderlo. Si queremos ser
nosotros, como si nunca hubiéramos pecado.
recibidos como lo fue el Pródigo, debemos acercarnos, como se acercó
Ahora bien, alguien que a pesar de sus pecados pasados, desee él; y cuando lo hagamos, aunque se queden fuera en su enojo los
honradamente reconciliarse con Dios, preguntaría cauteloso: ¿Si yo
fariseos
me llego a Dios, ¿cómo actuará Él conmigo? ¿Qué clase de
92 El conocimiento del Dios santo Carlos Wesley
y los legalistas, habrá un festín de bienvenida dentro, y música y
danzas,
cuando el Padre acerque de nuevo a su hijo al corazón.
La grandeza de Dios suscita en nosotros el temor, pero su bondad
nos anima a no tenerle miedo. Temer y no tener miedo: he ahí la
paradoja de la fe.
Oh Dios, mi esperanza, mi celestial descanso,
mi todo de felicidad aquí abajo, concédeme mi
importuna petición. Muéstrame, muéstrame tu
bondad; tu beatífica faz manifiesta; el
resplandor del eterno día. Ante los ojos
iluminados de mi fe, haz pasar t‹xla tu
benevolente bondad; tu bondad es la visión que
anhelo. Oh, que yo pueda ver tu sonriente faz; tu
naturaleza en mi alma proclamar; revelar tu
amor, tu glorioso nombre.
conto justo o recto; casi, sospecharíamos, al arbitrio del traductor.
El Antiguo Testamento sostiene el principio de la justicia de Dios
en un lenguaje claro y pleno, y tan hermoso como el que más, dentro
de la literatura de la humanidad en cualquier lugar del mundo. Guando
Capítulo 17 Dios le anunció la destrucción de Sodoma, Abraham intercedió por los
justos que había dentro de la ciudad, recordándole que él sabfa que
Dios actuaría según su propia personalidad en esa emergencia
Dios es humana. “Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el
impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El
justo Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo ‹¡ue es justo?”
El concepto de Dios que sostenían los salmistas y los profetas de
Isriicl era el de un gobernante omnipotente, engrandecido y exaltado,
Nuestro Padre, te amamos por tu justicia. Reconocemos que tus que reina con equidad. “Nubes y oscuridad alrededor de él; justicia y
juicios son verdaderos y justos por completo. Tu justicia sostiene el juicio
orden del universo y garantiza la seguridad de todos los que ponen en ti .son el cimiento de su trono." Con respecto al Mesfas tan largamente
su confianza. Vivimos porque tú eres justo ... y misericordioso. Santo,
esperado, se había profetizado que cuando Él viniese, juzgaría al
Santo, Santo, Señor Dios Todopode- roso, justo en todos tus caminos,
pueblo con justicia y a los pobres con juicio. Los hombres santos,
y santo en todas tus obras. Amén.
movidos por una tierna compasión, ofendidos por la falta de equidad de
los gobernan- tes del mundo, oraban así: “Jehová, Dios de las
venganzas, Dios de las venganzas, muéstrate. Engrandécete, oh Juez de
n las Escrituras inspiradas, apenas se distinguen entre sí la la tierra; da el pago a los soberbios. ¿Hasta cuándo los impíos, hasta
justicia y la rectitud. Es la misma palabra del original la que cuándo, oh Jehová, se gozarán los impíos?" No debemos entender estas
se traduce palabras como un ruego
94 Ef conocimiento del Dios sonto manifestado.”
de venganza personal, sino como el anhelo de ver que prevaleciese La justicia incorpora en sf la idea de equidad moral, y la iniquidad
la equidad moral en la sociedad humana. es exactamente opuesta a ella; es la in-equidad, la ausencia de igualdad
Hombres como David y Daniel reconocían su propia falta de en los pensamientos y actos humanos. El juicio es la aplicacidn de la
justicia, en contraste con la justicia de Dios, y como consecuencia, equidad a las situaciones morales, y puede ser favorable o
sus oraciones penitenciales llegaban a tener gran poder y eficacia. desfavorable, según aquél que se halla sometido a examen haya sido
‘tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro.” Y equitativo o no en su corazón y en su conducta.
cuando el juicio de Dios, por tanto tiempo aplazado, comienza a caer Algunas veces decimos: “Es de justicia que Dios haga esto”, refi-
sobre el mundo, Juan ve a los santos victoriosos de pie sobre un mar viéndonos a algún acto que sabemos que Él va a realizar. Es un error
pensar y hablar así, porque estamos postulando un principio de justicia
de cristal mezclado con (uego. En sus manos tienen las santas arpas
de Dios; el canto que cantan es el de Moisés y el Cordero, y el tema ajeno a Dios que lo estarlo obligando a Él a actuar de una forma
de su canto es la justicia divina. “Grandes y maravillosas son tus determinada. Por supuesto, no existe tal principio. Si lo hubiera, serfa
superior a Dios, porque sólo un poder superior puede obligar a obedecer.
obras, Seílor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus
Lo cierto es que no hay, ni habrá jamás, nada fuera de la naturaleza de
caminos, Rey de los santos. ¿Quién no te temeré, oh Sefior, y
Dios que lo pueda mover en grado alguno. Todas las razones de Dios
glorificará tu nombre? Pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las
proceden de dentro de su Ser increado. Nada ha entrado en el ser de Dios
naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han
desde la eternidad; nada ha sido quitado, y nada ha sido cambiado.
La justicia, cuando la referimos a Dios, es un nombre que le damos
a la forma en que Dios es, nada más; y cuando Dios actúa justamente, Dios es justo 95
no lo está haciendo para ajustarse a un criterio independiente, sino que, al que es. Todo lo que hay en el universo es bueno en el grado en
sencillamente, está actuando tal como Él es en una situación dada. que se conforme a la naturaleza de Dios, y malo en el grado en que
Así como el oro es un elemento en sí mismo, y nunca se lo podrá no lo haga. Dios es su propio principio autoexistente de equidad
cambiar ni modificar, sino que es oro dondequiera que se encuentre, moral, y cuando Él sentencia a los hombres malvados, o recompensa a
también Dios es Dios siempre, sólo y totalmente Dios, y nunca puede los justos, todo lo que hace es actuar de acuerdo con como Él es desde
ser otro distinto dentro, sin que nada ajeno influya sobre Él.
Todo esto parece destruir la esperanza de justificacidn para el
pecador que regresa; sólo lo parece. Anselmo, arzobispo de
Cantorbery, filósofo y santo cristiano, buscó una solución a la
contradicción aparente entre la justicia de Dios y su misericordia.
“¿Cómo perdonas al malva- do”, le preguntó a Dios, “si tú cms todo
justo y supremamente justo?”' Entonces buscó en Él directamente
una respuesta, porque sabía que la solucidn estaba en lo que Dios
es. Podemos parafrasear el hallazgo de Anselmo de esta manera: El
ser de Dios es unitario; no está compuesto por una serie de partes que
trabajen arinoniosamente, sino que es sim- plemente uno. En su justicia
no hay nada que prohíba el ejercicio de su misericordia. Pensar con
respecto a Dios tal como a veces pensamos en un tribunal donde un
juez bondadoso, obligado por la ley, sentencia a muerte a un hombre
con lágrimas y excusas, es pensar de una manera totalmente indigna
del Dios verdadero. Dios nunca se encuentra a sí mismo con propdsitos
encontrados. Ningún atributo de Dios se halla en conflicto con otro.
La compasión de Dios fiuye de su bondad, y la bondad sin justicia
no es bondad. Dios nos perdona, porque es bueno, pero no podría ser
bueno si no fuera justo. Anselmo llega a la conclusión de que, cuando
Dios castiga a los malvados, sólo lo hace de acuerdo con lo que ellos se
han merecido, y cuando perdona a los malvados, sólo lo hace porque
esto es compatible con su bondad; de esta forma, Dios hace lo que
está de acuerdo con la realidad de que Él es el Dios supremamente
bueno. Aquí vemos a la razdn tratando de comprender, no para creer, sino
porque ya cree.
Una solución más sencilla y familiar al problema de cómo Dios
puede ser justo, y con todo, justificar a los injustos, se halla en la
doctrina cristiana de la redencidn. Ésta afirma que, por medio de la
obra expiatoria de Cristo, Dios no viola la justicia, sino la satisface
cuando perdona a un pecador. La teología de la redencidn enseña que
la misericordia no se
1 San Anxlmo, op. cfr., p. 14.
9ó El conocimiento del Dios santo culpas estoy, sin pecado ni temor; sin culpa ni vergüenza.
hace eficaz para un ser humano, mientras la justicia no haya hecho su Conde N. L. von ZinfendoJ
obra. El justo castigo por el pecado fue pagado cuando Cristo,
nuestro Sustituto, murió por nosotros en la cruz. Por désagradable
que esto parezca a los ofdos del hombre natural, siempre ha sido
agradablo á lOS oídos de la fe. Son millones los que han sido moral y
espiritualmente transformados por este mensaje, han llevado una vida
de gran po‹ler moral, y muerto al fin pacíficamente, confiados en él.
El mensaje de una justicia satisfecha y una misericordia en
operación
es más que cría agradable teoría teológica; anuncia una realidad hecha
necesaria por nuestra profunda necesidad humana. Por causa de
nuestro pecado, todos nos hallamos sentenciados a muerte, una
sentencia que surgió cuando la justicia se enfrentó a nuestra situación
moral. Cuando la equidad infinita se encontró con nuestra in-equidad
crónica y volun- taria, hubo una violenta guerra entre ambas; una
guerra que Dios ganó, y que siempre deberd ganar. Ahora bien, cuando
el pecador penitente se lanza en los brazos de Cristo para pedirle la
salvación, se invierte la situación moral. La justicia se enfrenta con la
situación nueva, y pronun- cia justo al hombre que ha creído. De esta
forma, pasa la justicia al lado de los hijos de Dios que confían en Él.
Éste es el significado de aquellas osadas palabras del apóstol Juan: “Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados, y limpiamos de toda mal- dad.”
No obstante, la justicia de Dios se alza eternamente contra el
pecado
en su máxima severidad. La vaga y tenue esperanza de que Dios sea
demasiado bondadoso para castigar a los impíos se ha convertido cn un
mortal opio para la conciencia de millones de seres humanos. Acalla
sus temores y les permite practicar todas las formas agradables de
iniquidad, mientras la muerte se acerca con cada día que pasa, y el
mandato de arrepentirse sigue sin ser oído. Como seres morales
responsables que somos, no nos atrevemos a jugar de esa manera con
nuestro futuro eterno.
Jesús, tu sangre y tu justicia mi belleza son, mi gloriosa
vestidura; en medio de mundos llameantes, de ellos reves-
tido, con gozo levantaré mi cabeza. Con osadía
permanece- rá de pie en tu gran día, porque ¿quién podrá
venir a acusarme? Plenamente absuelto de todas mis
que la más dulce de todas fuera la afinada para que suene de la manera
más perfecta en honor de la misericordia de Dios.
Capítulo 18 ¿Con qué derecho estaremos allí? ¿Acaso no tomamos parte
con nuestros pecados en esa impfa rebelión que tratd de destronar
por la fuerza al glorioso Rey de la creación7 ¿Y acaso también no
Dios es caminamos en el pasado segtin los caminos de este mundo, según el
príncipe maligno del poder del aire, el espíritu que obra ahora en los
misericordioso hijos de desobedien- cia? ¿No vivfamos todos en los apetitos de
nuestra carne? ¿No éramos por naturaleza hijos de ira, igual que los
demás? Con todo, nosotros, que éramos en un tiempo enemigos y
Padre santo, tu sabiduría estimula nuestra admiración, tu poder nos alejados de El en nuestra mente debido a las obras de maldad,
llena de temor, tu omnipresencia convierte todos los rincones de la veremos entonces a Dios cara a cara, y llevaremos su nombre en
tierra en suelo sagrado, pero ¿cómo te agradeceremos tu misericordia, nuestra frente. Los que nos ganamos la destruccidn, disfrutaremos de la
que desciende hasta lo más bajo de nuestra necesidad para damos comunión; los que merecemos los dolores del infier- no, conoceremos
gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de la bienaventuranza del cielo. Todo gracias a la tierna misericordia de
alegría en lugar de espíritu angustiado? Bendecimos tu misericordia, por
Jesucristo nuestro Scñor. Amén.
Dios, por la que nos ha visitado la Aurora de lo alto.
Cuando todas tus misericordias, mi Dios,
mi ascendiente alma examina, transportado con
uando nosotros, los hijos de las sombras, alcancemos por fin lo que veo, me siento perdido en mi asombro,
nuestro hogar en la luz por medio de la sangre del pacto eterno, amor y alabanza.
tendremos mil cuerdas en nuestra arpa, pero muy bien pudiera suceder Joseph Addison
98 El conocimiento del Dios sonto siempre la tratará con justicia cuando su misericordia sea despreciada.
Asf lo hizo en los tiempos anteriores al Diluvio; así, cuando Cristo
La misericordia es un atributo de Dios; una energfa infinita e
caminaba entre los hombres; así lo está haciendo hoy, y siempre lo
inago- table interna a la naturaleza divina que predispone a Dios a ser
activa- mente compasivo. Tanto el Antiguo Testamento, como el seguirá haciendo, por la sola razdn de que Él es Dios.
Nuevo, pro- claman la misericordia de Dios, pero el Antiguo dice Si pudiésemos recordar que la misericordia divina no es un estado
sobre ella más de cuatro veces lo que dice el Nuevo. temporal de humor en Dios, sino un atributo de su ser eterno, nunca
Debiéramos desterrar para siempre de nuestra mente la noción temeríamos que un día dejase de existir. La misericordia nunca comenzd
común, pero errónea, de que la justicia y el juicio caracterizan al a ser, sino que era desde la eternidad; de igual manera, nunca dejará
de ser. Nunca será mayor, puesto que en sí misma es infinita, y nunca
Dios de lsrael, mientras que la misericordia y la gracia pertenecen al
será menor, porque lo infinito no puede sufrir disminución. Nada de
Señor de la Iglesia. En realidad, en principio no hay diferencia alguna
cuanto ha ocurrido u ocurrirá en el cielo, en la tierra o en el infierno,
entre el Antiguo Testamento y el Nuevo. En las Escrituras del Nuevo
podrá cambiar las tiernas misericordias de nuestro Dios. Su
Testamento hay un desarrollo más pleno de las verdades redentoras,
misericordia per- manece para siempre, como una inmensidad
pero es un mismo Dios el que habla en ambas dispensaciones, y lo que
sobrecogedora y sin lfmites de piedad y compasión divinas.
Él dice está de acuerdo con lo que Él es. Dondequiera y cada vez
Así como el juicio es la justicia de Dios al confrontar la iniquidad
que Dios se aparece a los hombres, actúa como quien es. Ya sea en
moral, de igual manera la misericordia de Dios es su bondad al
el huerto del Edén, o en el de Getsemaní, Dios es tan misericordioso
confrontar el sufrimiento y la culpa de los humanos. Si no hubiese culpa
como justo. Él siempre ha tratado a la humanidad con misericordia, y
alguna en el mundo, ni dolor ni lágrimas, Dios seguin”a siendo aún
infinitamente misericordioso, pero es probable que su misericordia se Dios es misericordioso 99
hubiese quedado escondida en su corazón, desconocida del universo
sentido necesidad. Son la angustia y el pecado de los humanos los que
creado. Ninguna voz se hubiera alzado para celebrar la misericordia de
han hecho salir a la luz la misericordia divina.
la cual nadie habría
“¡Kyrie eléison! ¡Christe eléison!” [en griego, ¡Sefior, misericordia!,
¡Cristo, misericordia!, n. del ‹ 1. ha duplicado la Iglesia a lo largo de
los siglos, pero si no me equivoco, oigo en la voz de su súplica una
nota de tristeza y desespero. Su lastimero clamor, tan frecuentemente
repetido en ese tono de resignado abatimiento, lo lleva a uno a
deducir que está pidiendo una dádiva que en realidad no espera recibir
nunca. Aunque siga cumpliendo coll su deber de cantar sobre las
grandezas de Dios, y recitar el credo más veces de las que se tiene
memoria, su petición de misericordia suena como una esperanza
abandonada, y nada más, como si la misericordia fuera un don divino
que se debiera aíiorar, pero nunca
disfrutar en realidad.
¿Será nuestra incapacidad para capturar el puro gozo de la miseri-
cordia gozosamente experimentada, una consecuencia de nuestra incre-
dulidad, de nuestra ignorancia, o de ambas? Así fue una vez en
Israel. “Porque yo les doy testimonio”, dice Pablo, “de que tienen celo
de Dios, pero no conforme a ciencia.” Fracasaron porque había al menos
una cosa que no conocían; una cosa que lo habría cambiado todo. Y
sobre Israel en el desierto, el escritor de la epfstola a los Hebreos
dice: “Pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada
de fe en los que la oyeron.” Para recibir misericordia, primero tenemos
que saber que Dios es misericordioso. Y no basta con creer que una
vez manifestd su misericordia con Noé, Abraham o David, y la
mostraré nuevamente en
algún día feliz del futuro. Debemos creer que la misericordia de Dios no
tiene límites, es gratuita, y por medio de Jesucristo nuestro Señor está
disponible para nosotros hoy, en nuestra situacidn presente.
Podemos estar suplicando misericordia durante toda una vida de
incredulidad, y al final de nuestros días, no estaremos aún más que
tristemente esperanzados de recibirla en algún lugar y en algún
momento. Esto sería como morimos de hambre fuera de una sala de
banquetes a la que hemos sido cálidamente invitados. O podemos, si
queremos, aferras- nos por fe a la misericordia de Dios, entrar al salón
y sentamos junto con las almas osadas y ávidas que no permiten que la
timidez y la incredulidad las alejen del festín de ricos manjares
preparado para ellas.
Levántate, alma mfa, levántate; sacude tus mi bien aparece: ante el trono comparece quien
cul- pables temores; el sangriento sacrificio por es mi
100 El conocimiento del Dios santo
Seguridad, y lleva mi nombre escrito tú l«
lTldflOS. Mi Dios se ha reconciliado conmigo.
SU YOZ CT- donadora escucho: Él es mi Capítulo 19
duefío y $0 su hijo; ya no tengo que seguir
temiendo: con copfÍá nza, aho- ra me acerco y
clamo “Padre, Abbá, Pildm”- La gracia de Dios
Dios de toda gracia, cuyos pensamientos hacia nosotros son siempre pensa-
mientos de paz y no de maldad, danos un corazón capaz de creer que
somos aceJitos en el Amado, y danos una mente que admire esa perfección de
sabidurfa moral que encontró una forma de mantener la integridad del
cielo, y con todo, recibimos a nosotros en él. Estamos atónitos y maravillados
de que Alguien tan santo y temido nos invite a este banquete, y haga que la
bandera sobre nosotros sea et +mot. No podemos expresar la gratitud que
sentimos, peto mira t* cx nuestro corazón y léela allf. Amén.

n Dios la misericordia y la gracia son una, pero cuando


nos alcanzan a nosotros, las vemos como dos, relacionadas,
pero no
idcnticas.
Así como la misericordia es la bondad de Dios que confronta la
angustia y la culpa de los humanos, la gracia es su bondad dirigida
hacia la deuda y el demérito del hombre. Por su gracia, Dios atribuye
mérito donde no existfa antes ninguno, y declara que no existe deuda
donde habfa existido una anteriormente.
La gracia es el beneplácito de Dios que lo inclina a concederles
beneficios a quienes no los merecen. Es un principio con existencia
propia, inherente a la naturaleza divina y que aparece ante nosotros
como una propensión a compadecer a los miserables, perdonar a los
culpables, recibir a los partas y hacer entrar en su favor a los que antes
se hallaban bajo una justa reprobacidn. Su uso para nosotros, seres
humanos peca- dores, consiste en salvamos y hacemos sentar junto con
Él en los lugares celestiales para demostrar ante las edades las
insondables riquezas de la bondad de Dios hacia nosotros en Cristo
Jesús.
Nosotros nos beneficiamos eternamente de que Dios sea tal como
Él es. Porque Él es lo que es, levanta nuestra cabeza y prisioneros en vestiduras reales y nos hace comer el pan continuamente
nos saca de la prisión, nos cambia las ropas de en su presencia todos los dfas de nuestra vida.
102 El conocimiento del Dios santo la ignorancia dcl pueblo. Los argumentos estrechamente enlazados que
La gracia brota muy dentro del corazón de Dios, en el pasmoso presenta Pablo en los capftulos tercero y quinto de su epfstola a los
e incomprensible abismo de su santO Ser, pero el canal a través del Romanos hacen ver esto con gran claridad. La fuente de la moralidad
0Uál fluye hacia los seres humanos es Jesucristo, crucificado y cristiana es el amor a Cristo, no la ley de Moisés; sin embargo, no ha
resucitado. El apóstol Pablo, quien es por encima de todos los habido una abrogaCÍón
demás el expositor de la
gracia en la redención, nunca separa la gracia de Dios del Hijo de
Dios
cnicificado. En sus ensettanzas, siempre se encuentran ambos juntos,
orgánicamcnte uno solo e inseparables.
Encontramos un hermoso y completo resumen de las
enseilanzas de Pablo sobre este tema en suepfstola a los Efesios:
“En amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos
por medio de Jesucristo, segün el puro afecto de su voluntad, para
alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el
Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de
pecados según las riquezas de su
gracia.”
También Juan, en el evangelio que lleva su nombre, identifica a
Cristo como el medio a través del cual alcanza la gracia a la
humanidad: “Pues la ley por medio de Moists fue dada, pero la
gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo."
Con todo, es aquf mismo donde es fácil salirse de la senda y
extraviarse lejos de la verdad, como han hecho algunos. Son los que
han obligado a este versfculo a presentarse solo, sin relación con las
demás Escrituras que se refieren a la doctrina de la gracia, y hacerlo
enseñar que Moisés sdlo conocfa la ley y Cristo sólo conoce la gracia.
De esta manera se convierte el Antiguo Testamento en un libro de ley,
y el NUCVO Testamento en un libro de gracia. La verdad es muy
distinta.
La ley les fue dada a los hombres a través de Moisés, pero no se
origind con él. Habfa existido en el corazdn de Dios desde antes de la
fundación del mundo. En el monte Sinaí se convirtió en el código legal
para la nación de lsrael, pero los principios morales que comprende son
eternos. Nunca existió un momento en el que la ley no representase la
voluntad de Dios para la humanidad, ni un momento en el cual su
violación no trajese consigo su propio castigo, aunque Dios fue
paciente, y algunas veces pasaba por alto las malas acciones debido a
La gracia de Dios 103 once de la epístola a los Hebreos, esa galería de la fama de los
espiritualmente grandes en el Antiguo Testamento, permanecería a
de los principios de moralidad contenidos en la ley. No existe
oscuras y sin ocupantes. La gracia fue la que hizo posible
ninguna clase privilegiada que se halle exenta de esa justicia que
prescribe la ley. Ciertamente, el Antiguo Testamento es un libro de la santidad en los días del Antiguo Testamento, tal como lo hace hoy.
ley, pero no solamente de ley. Antes del gran Diluvio, Noé “halld Nadie ha sido salvo jamás, sino por gracia, desde Abel hasta el
gracia ante los ojos de Jehová", y después de haberle entmgado la momento presente. Desde que la humanidad fue expulsada del huerto
ley a Moisés, Dios le dijo: “Has hallado gracia en mis ojos." del Oriente, nadie ha regresado jamás al favor divino, si no ha sido
¿Cdmo habrfa podido ser de otra forma? Dios siempre serl Él gracias a la pura bondad de Dios. Y dondequiera que la gracia ha
mismo, y la gracia es un atributo de su santo Ser. Para Él es tan alcanzado a algún ser humano, siempre ha sido por medio de
imposible esconder su gracia como lo es para el sol esconder su Jesucristo. Ciertamente, la gracia vino por Jesucristo, pero no esperó a
resplandor. Los hombres podrán huir de la luz del, sol para que Él naciese en el pesebre, o a que muriese en la cruz, para poder
esconderse en las tenebrosas y húmedas cavernas de la tiena, pero actuar. Cristo es el Cordero inmolado desde la fundación del mundo. El
no pueden apagarlo. De igual forma, en cualquier dispensación que primer hombre de la historia humana que fue regresado a la comunión
con Dios lo hizo por medio de la fe en Cristo. En los tiempos de la
sea, los hombres podrán desprecias la gracia de Dios, pero no la
antigüedad, los hombres esperaban la obra redentora de Cristo; en los
pueden extinguir. Si los tiempos del Antiguo Testamento hubieran
últimos tiempos la recuer- dan, pero siempre han venido y vienen a ella
sido solamente tiempos de una ley rigurosa e inflexible, el mundo
por gracia, por medio de la fe.
habrfa tenido en su temprana edad un aspecto muchfsimo menos
Debemos tener presente también que la gracia de Dios es infinita y
alegre del que encontramos en los escritos de la antigiledad. No
eterna. Asf como no tuvo principio, tampoco podrá tener fin, y por ser
habría existido un Abraham, amigo de Dios; ni un David, hombre
un atributo de Dios, no tiene lfmites, como la infinitud.
según el corazón de Dios, ni un Samuel, Isaías o Daniel. El capítulo
104 El conocimiento del Dios santo nuestra expulsión ha sido quitada. Podemos regresar, tal como regresó el
Prddi- go, y recibir la bienvenida. Cuando nos acerquemos al Huerto,
En lugar de esforzamos por comprender esto como verdad
nuestro hogar antes de la Caída, se apartará de él la espada llameante.
teoldgica, sería mejor y más sencillo que comparásemos la gracia de
Los guardianes del árbol de la vida se echarán a un lado cuando vean
Dios con nuestra necesidad. Nunca podremos conocer la enormidad
acercarse a un hijo de la gracia.
de nuestro pecado, ni tampoco es necesario que la comprendamos.
Lo que st podemos saberes que “cuando el pecado abundd, Regresa, vagabundo, regresa ahora, y busca el
sobreabundó la gracia”. “Abundar” en cl pecado: he aquí lo peor y lo rostro de tu Padre; esos nuevos anhelos que arden
mayor de cuanto nosotros podíamos o podemos hacer. La palabra en ti, fueron encendidos por su gracia. Regresa,
abundar define el límite de nuestra capacidad finita, y aunque sintamos vagabundo, regresa ahora, y enjnga la lágrima que
levantarse nuestras ini- Unidades sobre nosotros como una montaña, se desliza: tu Padre te llama, no sigas
lamentándo- te, que es el amor el que te invita a
con todo, esa montaña tiene unos límites definibles: es de tal tamaño, acercarte.
tiene tal altura, sólo pesa esta cierta cantidad, y nada mfis. Ahora bien
¿quién puede definir la ilimitada gfacia de Dios? Su William 8enco Collyer
“sobreabundancia” hace que nuestros pensamientos
se sumerjan en el infinito, y los confunde allí. Toda la gratitud para
Dios, por la abundancia de su gracia.
Los que nos sintamos apartados de la comunidn con Dios p‹xiemos
ahora levantar nuestra desalentada cabeza y mirar a lo alto. Por
medio de las virtudes de la muerte expiatoria de Cristo, la causa de
Capítulo 20 l apdstol Juan, movido por el Espíritu, escribió: “Dios es amor”,
y algunos han tomado sus palabras como una declaración
defini- tiva con respecto a la naturaleza esencial de Dios. Esto es un
Dios es gran error. Con esas palabras, Juan estaba presentando una realidad,
pero no estaba ofreciendo una definicidn.
amor Igualar al amor con Dios es un grave error que ha producido una
gran cantidad de filosofía religiosa pc›co sana, y ha hecho correr un
torrente de poesía vaporosa totalmente en desacuerdo con las Santas
Padre nuestro que estás en los cielos, nosotros tus hijos nos preocuparnos Escrituras y procedente toda ella de un clima distinto al del
con frecuencia en nuestra mente, al escuchar dentro de nosotros al mismo cristianismo histórico. Si el apóstol hubiera afirmado que el amor es lo
tiempo las afirmaciones de la fe y las acusaciones de la conciencia. Estamos
que Dios es, nos habrfamos visto obligados a decidir que Dios es lo
seguros de que en nosotros no hay nada que pudiese atraer el amor de Uno
tan santo y tan justo como tú. Con todo, tú nos has declarado m amor
que el amor es. Si Dios es amor, en un sentido literal, entonces también
inmutable en Cristo Jesús. Si bien no hay nada en nosotros que pueda ganar en un sentido literal el amor es Dios, y tendríamos que adorar por
tu amor, no hay tampoco nada en el universo que te pueda impedir que nos obligación al amor como el único Dios que existe. Si el amor es igual
ames. Tu amor no es causado ni merecido. Tú eres en ti mismo la ranón del a Dios, entonces Dios sólo es igual al amor, y Dios y el amor son
amor con el que nos amas. Ayúdanos a creer en la intensidad y la eternidad idénticos. Asf, destruimos el concepto de personalidad en Dios, y negamos
del amor que nos ha hallado. Entonces, el ami›r echará fuera el temor, y directamente todos sus atributos, con excepción de uno, y ese uno
nuestro agitado corazón estará en paz, confiado no en lo que somos hacemos que sustituya a Dios. El l3ios que habríamos dejado no es el
nosotros, sino en lo que tú has declarado que eres tú mismo. Amrzt. Dios de lsrael; no es el Dios y
JOó Sf conocimiento del Dios santo no es Dios. Expresa la forma en que Dios es en su ser unitario, como
Padre de nuestro Sefíor Jesucristoi no es el Dios de los profetas y de lo hacen las palabras santidad, justicia, fidelidad y verdad. Puesto
los apóstoles; no es el Dios de los santos, los refomiadores y los que Él es inmutable, siempre actúa de acuerdo con su propia
mártires, ni siquiera el Dios de los teólogos e himnólogos de la personalidad, y puesto que es una unidad, nunca suspende uno de sus
Iglesia. atríbutos para ejercer otro. A partir de los otros atributos conocidos de
Por el bien de nuestra alma debemos aprender a comprender Dios. podemos aprender mucho acerca de su amor. Por ejemplo,
las Escrituras. Debemos escapamos de la esclavitud a las palabras podemos saber que, al ser Dios autoexistente, su amor no tuvo
para adherimos lealmente en cambio a los significados. Las principio; al ser Él eterno, su amor no podtá tener fin; al ser Él
infinito, no tiene límite; al ser Él santo, es la quintaesencia de toda
palabras deben expresar las ideas, no originarlas. Decimos que Dios
pureza inmaculada; al ser Él inmenso, su amor es un amor
es amor; decimos que Dios es luz; decimos que Cristo es la verdad,
incomprensiblemente amplio, sin fondo y sin orillas, ante el cual nos
y nuestra intcncidn es que estas palabras sean comprendidas de una
arrodillamos en gozoso silencio, y del cual la clocuencia más elevada
manera muy similar a la forma en que se entienden las palabras se aparta confusa y humillada.
cuando decimos con respecto a un hombre que “es la bondad Con todo, si queremos conocer a Dios, y por el bien de los demás,
personificada". Al decir esto, no estamos afirmando que la bondad decir lo que sabemos, debemos tratar de hablar acerca de su ampt. Todos
y ese hombm sean idénticos, y nadie entiende nuestras palabras en los cristianos lo han intentado, pero ninguno lo ha hecho muy bien. Yo
ese sentido. tengo tanta capacidad para hacerle justicia a este tema tan asombroso y
Las palabras “Dios es amor’ significan que el amor es un atributo lleno de maravillas como la que tendría un niño para alcanzar una
esencial de Dios. El amor es algo cierto con respecto a Dios, pero estrella. Con todo, al tratar de alcanzar la estrella el niño pudiera estar
llamando la atencidn sobre ella, e incluso indicar la dirección en Dios es amor 107
que es necesario mirar para verla. De igual forma, al elevar yo mi
corazón hacia el alto y resplandeciente amor de Dios, alguien que No sabemos lo que es el amor, y quizá nunca lo sepamos, pero
antes no haya sabido nada de él, pudiera animarse a mirar a lo alto y st podemos saber cómo se manifiesta, y que es suficiente para
tener esperanza. nosotros aquf. Primeramente, lo vemos presentándose como
benevolencia. El amor desea el bien de todos, y nunca tiene la
voluntad de herir o hacer mal a nadie. Esto explica las palabras del
apdstol Juan: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor
eche fuera el temor." El temor es la dolorosa emoción que surge con
el pensamiento de que algo nos puede hacer dafio, o causar
sufrimiento. Este temor persiste mientras estamos sometidos a la
voluntad de alguien que no desea nuestro bienestar. Desde el
momento en que entramos bajo la protección de alguien
benevolente, el temor es echado fuera. Un niílo perdido en medio de
una tienda atestada de gente se siente lleno de temor, porque ve
como enemigos a los extraños que lo rodean. Un momento mts
tarde, cuando ya está en los brazos de su madre, el terror desaparece.
El conocimicnto de la benevo- lencia de la madre es el que lo echa
fuera.
El mundo está lleno de enemigos, y mientras estemos sujetos a la
posibilidad de que esos enemigos nos dafíen, el temor es inevitable.
El esfuerzo por vencer el temor sin destruir sus causas es totalmente
inútil. El corazón es m6s sabio que todos esos apdstoles de la
serenidad. Mientras nos consideremos en las manos del azar,
mientras busquemos una esperanza en la ley de las posibilidades,
mientras tengamos que confiar nuestra supervivencia a nuestra
capacidad para adelantamos al enemigo en el pensamiento o en sus
maniobras, tendremos unas cuantas buenas razones para sentir
miedo. Y el miedo produce tormento.
Saber que el amores de Dios, y entrar en el lugar secreto
apoyados en el brazo del Amado; esto y sólo esto puede echar fuera el
temor. Si un hombre se llega a convencer de que nada lo puede dafiar,
al instante, todos sus temores habrán desaparecido del universo. Podrá
sentir algunas veces el reflejo nervioso, la repugnancia natural ante el
dolor físico, pero el profundo tormento del temor desaparece para
siempre. Dios es amor, y es soberano. Su amor lo predispone a desear
nuestro bienestar perdurable, y su soberanía lo capacita para
asegurárnoslo. Nada puede herir a un buen hombre.
El cuerpo podrán matar; con todo, la verdad de
Dios permanecerá y su reino es para siempre.
Manln Lwero
108 El conocimiento del Dios Salto tenido en su bondad."'
El amor de Dios nos dice que Él es amistoso, y su Palabra nos i Julians ac Norwich, up. cii., ¡'. *+
asegura que es nuestro amigoex y libris lo seamos suyos.
eltropical
quiere que nosotros
Ningún hombre con un rastro de humildad pensaría que él ha sido el
que ha comenzado su amistad con Dios; la idea no tuvo su origen en
los hombres. Abraham nunca habría dicho: “Yo soy amigo de Dios”,
sino que Dios mismo fue el que dijo que Abraham era su amigo. Los
discípulos habrían vacilado con mucha razón al afirmar que tenían
amistad con Cristo, pero
fue Él quien les dijo: “Sois mis amigos.”
Aunque la modestia dude ante un pensamiento tan temerario, la fe,
en su audacia, se atreve a creer en la Palabra y afirma tener amistad
‹:‹in Dios. Le hacemos a Dios un honor mayor creyendo lo que Él ha
dicho acerca de sí mismo y teniendo la valentía de acercamos
osadamente al trono de la gracia que escondiéndonos en una humildad
demasiado consciente de sí misma entre los árboles del huerto.
El amores también una identificacidn emocional. No considera
suyo
nada, sino que se lo da todo gratuitamente al objeto de su afecto.
Vemos esio constantemente en nuestro mundo de seres humanos. Una
macJre joven, delgada y agotada, alimenta con sus pechos a un
infante sano y rozagante, y lejos de quejarse, contempla a su niño
con ojos resptan‹Je- cientes de felicidad y satisfaccidn. Los actos de
sacrificio personal son algo corriente en el amor. Cristo dijo acerca de
sí mismo: “Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida
por sus amigos.”
Es una extraña y hermosa excentricidad por parte del Dios que es
libre el que haya permitido que su corazón se identifique
emocionalmen- te con los seres humanos. A pesar de que Él se basta a
st mismo, quiere nuestro amor y no se sentirá satisfecho hasta
conseguirlo. Libre como es, ha dejado que su corazón se ate a nosotros
para siempre. “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos
amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en
propiciación por nuestros pecados.” “Porque Aquél que está por
encima de todos ama tan especialmelite
a nuestra alma”, dice Juliana de Norwich, “que ese amor sobrepasa el
conocimiento de todas las criaturas; es decir, que no se ha hecho
criatura alguna que pueda saber cuánto, y cuán dulcemente, y cuán
tiemaineiite nos ama nuestro HacedoT. Y por Consiguiente, nosotros
podemos, con su gracia y ayuda, permanecer en contemplación
espiritual, maravillándo- nos eternamente de este Amor exaltado,
sobreabundante e incalciilal le que el Dios Todopoderoso nos ha
Dios es amor 109 Cristo, en su expiación, quitó de en medio cuanto impedía la
comu- nión con Dios. Ahora, en Cristo todas las almas creyentes son
Otra caracten’stica del amor es que se complace en su objeto.
objeto del deleite divino. “Jehová está en medio de ti, poderoso, él
Dios disfruta de su creación. El apóstol Juan dice con toda franqueza
salvará; se gozará sobre ti con alegría, callaré de amor, se regocijará
que el propósito de Dios al crear fue su propia complacencia. Dios
sobre ti con cánticos.”
está feliz en su amor por todo cuanto Él ha hecho.
No podemos dejar de notar el sentimiento de complacencia que Segúti el libro de Job, la obra creadora de Dios fue hecha con
se palpa en las regocijadas referencias que hace Dios a la obra de sus acompañamiento musical. “¿Dónde estabas tú”, dice Dios, “cuando yo
manos. El Salmo 104 es un poema sobre la naturaleza, hecho por fundaba la tierra ... cuando alababan todas las estrellas del alba, y se
inspiración divina, casi rapsódico en su felicidad, y a lo largo de todo regocijaban todos los hijos de Dios?” John Dryden lleva esta idea un
él se siente la complacencia de Dios. “Sea la gloria de Jehová para poco más lejos aún, aunque quizá no demasiado lejos de la verdad:
siempre; alégrese Jehová en sus obras.”
El Señor se complace de manera especial en sus santos. Muchos Desde la armonía, desde la armonía celestial,
piensan que Dios está tan lejano, tiene un humor tan sombrío y está comenzó el marco de este universo: cuando la
tan grandemente disgustado con todo, que mira hacia abajo con un naturaleza yacía debajo de un montón de átomos
estado de ánimo de continua apatía a un mundo en el que hace en desconcierto, y no podía levantar la cabeza, se
oyó de lo alto la melodiosa voz: “¡Levántate, tú
mucho tiempo que perdió su interés; pero esto es pensar que estás más que muerta!” Entonces, el frío y el
equivocadamente. Dios odia el pecado, y nunca podrá mirar la calor, la humedad y la sequedad, saltaron por
iniquidad con agrado, pero donde los hombres tratan de cumplir su orden a sus estaciones, y obedecieron al poder de
voluntad, Él responde con un afecto genuino. la Música. Desde la armonía, desde la armonía
110 £1 conocimiento del Dios santo tenemos la promesa cierta de que las causas de la angustia terminarán
celestial, comenzó el marco de este universo; por ser abolidas, y la nueva raza disfrutaré para siempre de un mundo
des- de la arinonfa, y hacia la armonía, recorrió de amor perfecto y desprendido.
todo el compás de las notas, hasta que el Forma parte de la naturaleza del amor el que no pueda quedarse
diapasón resonó con máxima intensidad en el tranquilo. Es activo, creador y benigno. “Dios muestra su amor para con
Hombre. nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” “De
tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito.” Asf
Tomado de “A Sant for St.
Ce• cilia's Day” (Un canto debe ser donde hay amor; el amor siempre les tiene que dar a los suyos,
para el dta de Santa Cecilia cualquiera que sea el precio. Los apóstoles reprendían fuertemente a las
J iglesias jóvenes porque unos pocos de entre sus miembros se habían
olvidado de esto y habían permitido que su amor se gastase en el disfrute
La música es a un tiempo una expresión y una fuente óe placer, personal, mientras que sus hermanos estaban en necesidad. “Pero el
y el placer que es más puro y cercano a Dios es el placer del amor. El que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y
infierno es un lugar donde no hay placer, porque no hay amor en él. cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?” Así
El cielo está lleno de música, porque es el lugar donde abundan los escribió Juan, el que ha sido conocido a lo largo de los siglos como “el
placeres del amor santo. La tierra es el lugar donde los placeres del discípulo amado”.
amor están mezclados con el dolor, porque aquí hay pecado, y odio, y El amor de Dios es una de las grandes realidades del universo; un
mala voluntad. En un mundo como el nuestro, a veces el amor tiene pilar sobre el que descansa la esperanza del mundo. Con todo, también es
que sufrir, como sufrió Cristo al entregarse por los suyos. Sin embargo, algo personal e íntimo. Díos no ama a los pueblos, sino a las personas. Él
no ama a las masas, sino a los seres humanos. Él nos ama a todos con
un amor poderoso que no ha tenido principio, y que no podrá tener fin. Dios es amor 111
En Ja experiencla def cristianismo hay un contenido de amor
alta- mente satisfactorio que lo distingue dC todas las otras religiones y
lo eleva a alturas muy por encima incluso de la filosofía más pura y
noble. Este contenido de amor es más que una cosa: es Dios mismo
en medio de su lglesia, cantando sobre su pueblo. El verdadero gozo
cristiano es la armoniosa respuesta del corazón al cántico de amor
que entona el Señor.
Tú, escondido amor de Dios, cuyo peso,
cuya profundidad insondable, ningún hombre
conoce; distingo desde lejos tu beatífica }uz, y
dentro de iní suspiro por tu reposo; mi corazdn
siente dolor, y no podrá tener descanso, hasta que
halle su des- canso en ti.

Gerhard Terstr.egen
Capítulo 21
Dios es santo
Gloria a Dios en las alturas. Te alabamos, te bendecimos, te adoramos
por tu inmensa gloria. Señor, he expresado lo que no he entendido; cosas
demasiado maravillosas para mí, que desconocfa. He escuchado sobre ti con
mis ofdos, pero ahora mis ojos te ven, y me aborrezco a ml mismo en
medio del polvo y las cenizas. Señor, me voy a tapar la boca con la mano.
He hablado una vez; st, he hablado dos, pero no seguiré adelante.
Pero› mientras estaba meditando, ardió el fuego. Señor, tengo que hablar de
ti, no .sea que con mi silencio peque contra la generación de tus hijos. He
aquf que tú has escogido las cosas necias del mundo para confundir a los
sabios, y las cos:is débiles del mundo para confundir a los poderosos.
Seílor, no me abando- nes. Deja que les muestre tu fr›rtaleza a esta
generación y tu poder a todos los que han de venir. Levanta en tu Iglesia
profetas y videntes que magnifiquen tu gloria, y que por medio de tu
Espíritu todopoderoso, restauren en tu pueblo el conocimiento del Dios
santo. Améti.

a sacudida moral que sufrimos por causa de nuestro fuerte


rompi- miento con la exaltada voluntad de los cielos nos ha
dejado a todos
con un trauma permanente que afecta a todas las partes de nuestra
naturaleza. Hay enfermedad, tanto en nosotros mismos, como en
nuestro ambiente.
La comprensión repentina de su propia depravación moral cayó
conto un rayo del cielo sobre el tembloroso corazdn de Isafas en el
momento en que tuvo su revolucionaria visión de la santidad de Dios.
Su angustioso grito, “¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo
hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene
labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos",
expresa el sentimiento de todo hombte que se ha descubierto a sí
mismo debajo de sus disfraces, y ha sido enfrentado con una visión
interna de la santa albura que es Dios. Una experiencia asf no puede
dejar de ser emocio- nalmente violenta.
114 El conocimiento del Dios sonto posible tener al Espíritu sin tener la verdad.
En su profundo estudio sobre el Santo, Rudolf Otto defiende fuerte-
Mientras no nos haya¥floS Visto tal como nos ve Dios, no es
probable que nos sintamos muy perturbado8 pof US condiciones que mente la presencia en la mente humana de algo que él llama lo
nos rodean, con tal que no se nos vayan tanto de la mano, que “numi- noso", palabra con la cual, al parecer, designa un sentido de
que hay en el mundo un Algo vago e incomprensible, el M ysterium tre
amenacen nuestra cómoda manera de vivir. HelTlos aprendido a eiidum, el
convivir con la falta de santidad, y hemos llegado a mirarla como la
cosa más natural y esperada. No nos desilusiona el no encontrar
toda la verdad en nuestros maestros, o la fidelidad en nuestros
políticos, o la honradez total en nuestros mercaderes, o la fidelidad
plena en nuestros amigos. Para poder seguir existiendo, hacemos
cuantas leyes sean necesarias para protegemos de los demás
hombres, y dejamos que las cosas sigan adelante.
Ni el que escribe estas palabras, ni el que las lee, CStÁR
CdlÍficados
para valorar la santidad d« Dios. Es un canal realmente nuevo el que
hay que abrir en medio del desierto de nuestra mente para permitir
que fluyan hacia ella las dulces aguas de la verdad y sanen nuestra
gran enfermedad. No podemos captar el verdadero significado de la
santidad divÍil8 a base de pensar en alguien o algo muy puro. y
después elevar el COflG8 tO al grado más alto del que somos capaces.
La santidad de DioS no consiste solamente en lo mejor que
conocemos, mejorado al infinito. Nosotros no conocemos nada
semejante a la santidad divÍfld. Ésta permanece aparte, exclusiva,
inabordable, incomprensible e inalcanzable. El hombre natu- ral está
ciego con respecto a ella. Aunque tema el poder de Dios y admire su
sabidun‘a, no se puede imaginar siquiera su santidad.
Sólo el Espíritu del Santo le puede impartir al espíritu humano el
conocimiento del Dios santo. Con todo, así como el fluido eléCtrico
sólo se mueve a través de un conductor, también el Espíritu se mueve
a través de la verdad, y debe hallar cierta medida de verdad en la
mentí dfttes de poder iluminar al corazón. La fe despierta al oír la
voz de la verdad, pero no responde a ningún otro sonido. “Así que
la fe es por el oír, y el ofr, por la palabra de Dios." El conocimiento
teológico es el medio a través del cual el Espíritu penetra en el
corazdn humano, pero tiene que haber humilde penitencia en el
corazón antes que la verdad pueda producir fe. El Espfritu de Dios
es el Espíritu de verdad. Es posible tener alguna
verdad en la mente sin tener al Espíritu en el corazón, pero nunca es
Dios es santo 115 La búsqueda del misterio, incluso del Gran Misterio, es
fundamental en la naturaleza humana, e indispensable para la fe
Misterio terrible, que rodea y envuelve al universo. Es un Ello, una
religiosa, pero no es suficiente. Por causa de ella, los hombres podrán
Cosa asombrosa, y nunca se le puede concebir intelectualmentc,
susurrar: “Esa Cosa terrible”, pero no pueden clamar: “¡Santo mfo!”
sino sólo sentir y palpar en las profundidades del espfritu humano. Es
En las Escrituras hebreas y cristianas, Dios lleva adelante su
un instinto religioso permanente, un buscar esa Pmsencia
autorrevelación y le da personalidad y contenido moral. En ellas se
indescubrible c innombra- ble que “corre como el azogue por las
venas de la creación” y algunas veces aturde la mente al enfrentarla muestra que esta abnimadora Presencia no es una Cosa, sino un Ser
con una manifestación sobrenatural y suprarracional de sí mismo. El moral, con todas las cálidas cualidades de la personalidad genuina.
Más que esto, Él es la quintaesencia absoluta de la perfección moral,
hombre que es confrontado asf queda demimbado y desbordado, y
sólo puede temblar y quedar en silencio. infinitamente perfecto en su justicia, pureza, rectitud e incomprensible
Este temor irracional, esta sensación de que existe en el mundo santidad. Y en todo esto, Él es increado, autosuficiente, y se halla fuera
un Misterio increado, se halla en el fondo de toda religión. La del poder del pensamiento humano para concebirlo o del habla
religidn pura de la Biblia, no menos que el más bajo animismo del humana para expresarlo.
A través de la autorrevelación de Dios en las Escrituras, y de la
desnudo hombre tribal, s6lo existe porque este instinto básico está
iluminacidn del Espíritu Santo, el cristiano lo gana todo y no pierde
presente en la natura- leza humana. Por supuesto, la diferencia entre
nada. A su idea de Dios se unen los conceptos gemelos de personalidad
la religión de un Isafas o de un Pablo y la de un animista es que la
y de carácter moral, pero permanece la sensación original de asombro y
una tiene la verdad, mientras que la otra no; él sólo tiene ese instinto
temot en la presencia del Misterio que llena todo el mundo. Hoy, su
“numinoso”. Está “palpando a ciegas” en busca de un Dios
corazón pue4e saltar con el alegre grito de “jAbby, Padre, mi Señor y
desconocido, mientras que un Isafas y un Pablo iran hallado al Dios
mi Dios!” Mañana, puede arrodillarse con tembloroso deleite a admirar
verdadero por medio de la revelación que Éste ha hecho de sí en las
y adorar al Alto y Sublime que habita en la eternidad.
Escrituras inspiradas.
116 El conocimiento del Dios santo
Dios es santo ll 7
Santo es la forma en que Dios es. Para ser santo, Él no se Atrapados en este dilema, ¿qué hemos de hacer los cristianos?
conforma a unas normas. Él mismo es la norma. Él es el Debemos cubrimos como Moisés de fe y humildad mientras
absolutamente santo, con una plenitud incomprensible e infinita de lanzamos una fápida mirada al Dios al que ningün hombre puede
pureza que es incapaz de ser distinta a como es. Porque Él es santo, ver y sef ir vivo. no despreciará el corazón contrito y humillado.
sus atributos son santos; es decir, que cuanto pensemos como Debemos esconder nuestra falta de santidad en las heridas de Cristo,
perteneciente a Dios, debemos pensarlo como santo. tal COITIO Moisés se
escondid en el hueco de la roca mientras pasaba junto a él la gloria de
Dios es santo, y ha hecho de la santidad la condicidn moral Dios. Debemos tomar refugio de Dios en Dios mismo. Sobre todo,
necesaria
para la salud de su universo. La presencia temporal del pecado en el Para conservar a su creacidn, Dios debe destruir todo cuanto quiera
mundo sdlo sirve para acentuar esto. Cuanto sea santo, es sano; el mal destruirla. Cuando se levanta a destruir la iniquidad y salvar al mundo de
es una enfermedad moral que debe terminar finalmente en la muerte. un colapso moral irreparable, se dice que está airado. Todo juicio de ira en
Puesto que la primera preocupacidn de Dios con respecto a su la historia del mundo ha sido un acto santo de conservación. La santidad de
universo es su salud moral, esto es, su santidad, todo cuanto sea Dios, la ira de Dios y la salud de la creacidn están unidas de manera
contrario a ella se halla obligatoriamente bajo su eterno desagrado. inseparable. La ira de Dios es su intolerancia absoluta ante todo cuanto
degrade o destruya. Él odia la iniquidad, como una madre odia la debemos creer que Dios nos ve perfectos en su Hijo, al mismo
poliomielitis que le arrebata la vida de su hijo. tiempo que nos disciplina, castiga y purifica para que podamos ser
Dios es santo con una santidad absoluta que no conoce grados, y partícipes de su santidad.
esto no se lo puede impartir a sus criaturas. En cambio, hay una A base de fe y obediencia, de una meditacidn constante sobre
santidad relativa y contingente que comparte con los Angeles y los ra SáfltÍdád de Dios, del amor a la justicia y el odio a la iniquidad.
serafines del cielo, y con los hombres redimidos de la tierra, como de una familiaridad creciente con el Espíritu de santidad, nos podemos
forma de preparar- los para el cielo. Esta santidad Dios se la puede aclimatar a la comunión de los santos en la tierra y prepararnos a la
impartir a sus hijos, y así lo hace. La comparte con ellos por atribucidn y vida eterna en CORl{iañfa de Dios y de los santos en lo alto. AsÍ,
por impartición, y porque la ha puesto a disposición de ellos por Como dicen cuando se reúnen los creyentes humildes, tendremos un
medio de la sangre del Cordero, se la puede exigir. Él le habló primero cielo donde ir para vivir en mil C Í‹ilO.
a Israel y después a la iglesia, diciendo: “Seréis santos, porque yo soy Cuán temibles son tus años eternos, oh Señor
santo.” No les dijo: “Sed tan santos como yo lo soy”, porque eso eterno, adorado día y noche por espíritus
habría sido exigir de nosotros una santidad absoluta, algo que le postrados ante ti. Qué hermoso, qué hermoso
pertenece sólo a Él. Ante el fuego increado de la santidad de Dios, los
debe ser el serte, y ver tu sabiduría sin fin, tu
poder sin límites y tu grandiosa pureza. Cuánto
ángeles se cubren el rostro. Sí, los cielos no son limpios, ni las estrellas te temo, Dios vi- viente, con el temor más
puras ante su presencia. Ningún hombre sincero puede decir: “Yo soy profundo y tierno, y te adoro con temblorosa
santo”, pero tampoco está dispuesto ningún hombre sincero a pasar por esperanza y lágrimas de arrepentimiento.
alto las solemnes palabras del autor inspirado: “Seguid la paz con
todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Seflor.” Frederick W. fi'aber
Capítulo 22
Dios es soberano
¿Quién no te habría de temer, Seílor Dios de los ejércitos, altfsimo y
muy terrible7 Porque sólo tú eres Señor. Tú has hecho el cielo, y el cielo
de los cielos, la tierra y cuanto hay en ella, y en tu mano está el alma de
toda cosa viviente. Tú te sientas como rey sobre el diluvio; sf, td te sientas
como rey para siempre. Tú eres un gran rey sobre toda la tierra. Tú estás
vestido de fortaleza; el honor y la majestad se hallan ante ti. AmJn.

a soberanía de Dios es el atributo por el cual Él gobierna toda su


creación, y para ser soberano, Dios debe ser omnisciente,
todopo-
deroso y absolutamente libre. Éstas son las razones:
Si hubiera al menos un solo dato de conocimiento desconocido
para Dios, por pequeíio que fuera, su dominio quedaría quebrantado en
ese punto. Para que Él sea Seílor sobre toda la creación, es
necesario que posea todo el conocimiento. Y si a Dios le faltase una
cantidad infinita- mente pequeíía de poder, esa falta terminarla sii
reino y acabaría con su reinado; ese único fitomo descarriado de
poder le pertenecería a otro, y Dios serfa un gobernante limitado, por
lo que no sería el soberano.
Además de esto, su soberanfa requiere que sea absolutamente
libre, lo cual significa sencillamente que debe ser libre para hacer
cuanto decida hacer en cualquier lugar y en cualquier momento, con el
fin de llevar adelante sus propósitos eternos en todos sus detalles, y
sin inter- ferencias. Si fuera menos que libre, sería menos que
soberano.
Captar la idea de una libertad sin calificativos es algo que exige
un vigoroso esfuerzo de parte de la mente. No estamos
psicológicamente condicionados para comprender la libertad, más que
en sus formas imperfectas. Nuestros conceptos sobre ella han tomado
forma en un mundo donde no existe la libertad absoluta. Aquf, cada
uno de los objetos naturales depende de muchos otros objetos, y esa
dependencia limita su libertad.
Wordsworth, al comienzo de su “Prelude” (“Preludio"), se
regocija- ba de haber escapado de la ciudad donde había estado
reprimido por tanto
120 El conocimiento del Dios santo
Dios es soberano 121
tiempo, y ser “ahora libre, libre como un ave para establecerse donde El Zend-Avesia, libro sagrado del zoroastrismo, la más elevada
quisiese”. Sin embargo, ser libre como un ave es no tener libertad de las grandes religiones no bíblicas, resolvid esta dificultad con
alguna. El naturalista sabe que esa ave supuestamente libre vive en bastante limpieza, a base de postular un dualismo teológico. Habría
realidad tcdo el tiempo en una jaula hecha de temores, hambres e dos dioses, Ormuz y Ahrimán, y entre ellos dos habn'an creado el
instintos; la limitan las condiciones del tiempo, la variación de la mundo. Ormuz, el dios bueno, habn’a hecho todas las cosas buenas,
presión en el aire, las cantidades de alimento que hay donde vive, los y Ahrimán, el malo, habrfa hecho el resto. Era un esquema muy
animales de presa, y esa atadura que es la más extraída de todas, el sencillo. Ormuz no tenía soberanía alguna de qué preocuparse, y era
irresistible impulso a quedarse dentro de la pequeña parcela de evidente que no le importaba compartir con otro sus prerrogativas.
tierra y aire que se le ha asignado por cortesfa del mundo de las aves. Esta explicacidn no sirve para el cristiano, porque contradice
El ave más libre está, junto con todas las demás cosas creadas, abier- tamente la verdad ensefíada con tanta insistencia a lo largo de
sometida a limitaciones constantes por una red de necesidades. Sdlo toda la Biblia de que sdlo hay un Dios, y de que fue Él solo quien
Dios es libre. cre6 el cielo, la tierra y todo cuanio contienen. Los atributos de Dios
Se dice de Dios que es absolutamente libre, porque nada ni nadie son tales que hacen imposible la existencia de otro Dios. El cristiano
le puede eátorbar, obligar o detener. Él puede hacer cuanto quiere en admite que no
tiene la respuesta final al acertijo del mal permitido, pero sí sabe lo que
to‹1as las ocasiones y los lugares, y para siempre. El que sea libre de
esa manera
significa también que debe poseer autoridad universal. Que Él tiene no puede ser ea respuesta. Y sabe que el Zend-A neela no la tiene
poder ilimitado, lo sabemos gracias a las Escrituras, y lo podemos tampoco.
deducir a partir de otros atributos suyos. Sin embargo, ¿qué decir de su Aunque se nos escape una explicación completa sobre el origen del
autoridad? pecado, sí hay unas cuantas cosas que conocemos. En su soberana
Aun el hecho de discutir sobre la autoridad del Dios Todopoderoso moment‹is no han sido resueltos de manera satisfactoria. Hay dos que son los
parece un poco carente de sentido, y ponerla en duda sería algo absurdo. más importantes.
¿Nos podemos imaginar al Dios Señor de los ejércitos teniendo que El primero es la presencia en la creacidn de aquellas cosas que Dios
pedir permiso a alguien o solicitar algo de un organismo superior? ¿A no puede aprobar, como el mal, el dolor y la muerte. Si Dios es soberano,
quién tendn”a Dios que acudir para pedir un permiso? ¿Quién es más Él habría podido evitar que llegasen a existir. ¿Por qué no lo hizo‘?
alto que el Altísimo? ¿Quién más poderoso que el Omnipotente?
¿Quién tiene una posición anterior en el tiempo a la del Eterno? ¿Ante
el trono de quién se tendría que arrodillar Dios? ¿Ddnde está ese ser
mayor al cual Él tendría que apelar? “Así dice Jehová Rey de Israel, y
su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el
postrero, y fuera de mí no hay Dios.”
La soberanía de Dios es una realidad claramente presentada en las
Escrituras, y declarada en voz alta por la lógica de la verdad. Con todo,
admitimos que hace surgir ciertos problemas que hasta estos
sabiduría, Dios ha permitido que exista el mal en zonas que el hombre ejerza el libre albedn‘o? Y si éste no puede ejercer el
cuidadosamente restringidas de su creacidn, como una especie libre albedrío, ¿cómo se le puede hacer responsable de su conducta?
de criminal fugitivo cuyas actividades son temporales y limitadas ¿Acaso no es más que una Simple marioneta cuyas acciones son
en su alcance. Al hacer esto, Dios ha actuado de acuerdo con su decididas por un Dios que se halla detrás del escenario y tira de las
sabiduría y bondad infinitas. Más allá de eso, nadie sabe nada en cuerdas segün le place?
El intento por responder a estas preguntas ha dividido claramente a
el presente, y más allá de eso, nadie necesita saber nada. El la Iglesia cristiana en dos campos que han llevado los nombres de dos
nombre de Dios es garantía suficiente de perfección para sus
obras. tedlogos distinguidos: Jacobo Arminio y Juan Calvino. La mayoría
Otro problema real creado por la doctrina de la soberanfa divina de los cristianos se limitan a identificarse con un campo o con el otro,
tiene y negar la soberanía de Dios, o el libre albedrío del hombre. Sin
que ver con la voluntad del hombre. Si Dios gobierna su embargo, parece posible reconciliar estas dos posiciones sin hacer
universo por medio de sus decretos soberanos, cómo es posible violencia a
122 El conocimiento del Dios santo Tanto la libertad como la soberanía se hallan presentes aquí, y no se
contradicen entre sí. Asf sucede, según creo, con la libertad del hombre y
ninguna de ellas, aunque el esfuerzo que sigue demuestre ser
la soberanía de Dios. El poderoso transatlántico de los designios
deficiente para los partidarios de un bando o del otro.
soberanos de Dios se mantiene firme en su curso sobre el mar de la
He aquf lo que pienso: Dios decretó soberanamente que el
historia. Dios se mueve, sin que nada lo perturba ni retenga, hacia el
hombm sería libre para tomar decisiones morales, y el hombre ha
cumplimiento de esos propósitos eternos que tomó en Cristo Jesús antes
cumplido con ese decreto desde el principio a base de escoger entre que comenzase el mundo. Nosotros desconoccmos todo lo que compren-
el bien y el mal. Cuando decide hacer el mal, no por eso contranesta den estos propósitos, pero se nos ha revelado lo suficiente para propor-
la voluntad soberaflá de Dios, sino que la cumple, puesto que el cionarnos una amplia gama de cosas que puedan venir a damos una buena
decreto eterno no decidió qué escogería el hombre, sino que serfa esperanza y una Rrme seguridad sobre nuestro bienestar futuro.
libre pan escoger. Si Dios, en su libertad absoluta, ha decidido Sabemos que Dios va a cumplir todas las promesas que les hizo a los
otorgarle al hombre una libertad limitada, profetas; sabemos que un dfa los pecadores serán barridos de la tierra;
¿quién podrá detener su mano, o decirle: “¿Qué haces?" W voluntad sabemos que la compañía de los redimidos entrará en el gozo de Dios, y
dcl hombre es libre porque Dios es soberano. Un Dios menos que que los justos brillarán en el reino de su Padre; sabemos que las perfec-
soberano no les habría podido otorgar la libertad moral a sus criaturas.
Habrfa sentido miedo de hacerlo.
Quizá un ejemplo casero nos ayude a comprender. Un
transatlántico sale de Nueva York con rumbo a Liverpool. Su puerto de
destino ha sido decidido por las autoridades correspondientes. Nada
lo puede cambiar. Esto sería al menos una pálida imagen de la
soberanía.
A bordo del transatlántico hay varias veintenas de pasajeros. Éstos
no se hallan encadenados, ni sus actividades les han sido
determinadas a base de decretos. Están totalmente libres para
moverse,por el barco a su antojo. Comen, duermen, juegan, pasean
por la cubierta, leen, hablan, y todo como ellos deseen hacerl : Qro
todo el tiempo, el gran transatlán- tico los va llevando continuamente
hacia el puerto decidido con anterio- ridad.
Dios es soberano torbellino y de la tormenta, pero la tormenta y el torbellino siguen
123 estando presentes, y como seres respon- sables que somos, debemos
tomar nuestra decisión en la situación moral presente.
ciones de Dios recibirán por fin una aclamación universal, que
todas las inteligencias creadas tendrán por Señor a Jesucristo, Hay ciertas cosas que han sido decretadas por libre decisión de
para la gloria de Dios Padre, que el imperfecto orden presente Dios, y una de ellas es la ley de la decisión y las consecuencias.
será quitado, y que serán establecidos un cielo nuevo y una tierra Dios ha decretado que todo aquél que se entregue voluntariamente a
su Hijo Jesucristo en la obediencia de la fe, recibirá vida eterna y se
nueva para siempre.
convertirá en hijo de Dios. También ha decretado que todos los que
Dios se está moviendo hacia todo esto con sabidurfa infinita
amen las tinieblas, y sigan en estado de rebeldfa contra la autoridad
y precisión de accidn perfecta. Nadie lo puede convencer de que
no realice sus propósitos; nada lo puede apartar de sus planes. suprema de
Puesto que Él es omnisciente, no puede haber circunstancias los cielos, permanecerán en un estado de alejamiento espiritual, y
termi- narán por sufrir la muerte eterna.
imprevistas ni accidentes. Al ser Él soberano, no puede haber
Si reducimos toda esta cuestidn a términos individuales, llegaremos
contravención de órdenes, ni que- brantamiento de autoridad, y a unas cuantas conclusiones vitales y altamente personales. En el
al ser Él omnipotente, no puede carecer del poder necesario para
con- flicto moral que ruge actualmente alrededor de nosotros, todo
lograr lo que Él se haya propuesto. Dios se basta a sf mismo para aquél que esté del lado de Dios está en el bando vencedor, y no
tedo esto. Mientras tanto, las cosas no marchan tan serenamente puede perder; todo aquél que esté del otro lado se halla en el bando
como lo podrfa sugerir este rápido esquema. Es cierto que el perdedor y no puede ganar. No hay casualidad, ni albur. Tenemos
misterio de iniquidad se encuentra ya en occidn. Dentro del libertad para escoger el campo en el que estaremos, pero no
amplio Gampo de la voluntad soberana y pemiisiva de Dios, el tenemos libertad para negociar los fiCSUltados de la decisión, una
conflicto mortal entre el bien y la maldad continúa con furia vez tomada. Por la misericordia de Dios, nos podemos arrepentir de
creciente. Aun así, Dios hará las cosas a su manera, en medio del una decisidn incorrecta y alterar las conse-
/24 El conocimiento del Dios santo El Sefior descendió de lo alto, e inclinó los altísimos
cielos, y bajo sus pies lanzó las tinieblas del Armamento.
cuencias tomando una nueva decisión, esta vgz cOffOGth. Más allá, Sobre quenibines y serafines montó como rey, y en las
no podemos ir alas de poderosos vientos vino volando hasta tierras
Toda la cuestión de la decisión moral se centra en Jesucristo. Él extrañas. Se sent6 sereno sobre los diluvios, para
lO proclamd llanamente: “El que no es conmigo, contra mí es." contener su furia, y Él como soberano Señor y Rey, por
“Nadie viene al Padre, sino por mí." El mensaje del evangelio siempre y para siempre reinará.
comprende tres elementos diferentes: un anuncio, un mandato y un
llamado. Anuncia la buena nueva de la redención realizada por Parófr0sis de Hft Salmo,
por Thomas Stemhold
misericordia, manda que todos los hombres en todas partes se
arrepientan y llama a todos los hombres a rendirse a las condiciones
de la gracia, creyendo en que Jesucristo es
su Señor y Salvador.
Todos debemos escoger entre obedecer al evangelio o alejarnos
de él en incredulidad y rechazar su autoridad. Nuestra decisión es
sólo nuestra, pero las consecuencias de esa decisión ya han sido
decididas por la voluntad soberana de Dios, y ante ella no hay
apelación posible.
Con todo, es posible que la respuesta desilusione con facilidad a
algunas personas, puesto que no tiene nada de profunda. No traigo
aquí ningún criptograma esotérico, ni un código místico que
Capítulo 23 necesite ser trabajosamente descifrado. No apelo a ninguna escondida
ley del incons- ciente, ni a ningiin conocimiento oculto, al alcance
Un secreto sólo de unos pocos. El secreto es abierto, para que cualquier
viandante lo pueda leer. Es simplemente el consejo antiguo y siempre
Iglesia desde su larga cautividad babilónica, y que el nombre de
Dios sea glorificado en ella de nuevo como en la antigüedad. Con
todo, no debemos pensar en la Iglesia como un cuerpo anónimo,
una abstraccidn religiosa mística. Los cristianos somos la Iglesia, nuevo: Coiu›ce a iti Dios. Para recuperar su poder perdido, la lglesia
y cuanto nosotros hagamos, es lo que la Iglesia está haciendo. Por debe ver los cielos abiertos y tener una visidn transformadora de
tanto, este asunto se vuelve personal para todos y cada uno de Dios.
nosotros. Todo paso al frente en la Iglesia debe comenzar por el No obstante, el Dios que debemos ver no es el Dios utilitario
cristiano, de manera individual. que está teniendo una racha tan grande de popularidad hoy, cuyo
¿Qué podemos hacer nosotros, simples cristianos, para lograr principal atractivo para captar la atención de los hombres es su
que capacidad para traerles el éxito en sus diversas empresas, y a quien
••S rese la gloria que se ha marchado? ¿Hay algún secreto que por esa razón lisonjean y adulan cuantos quieren obtener un favor.
debamos aprender? ¿Hay alguna fómiula para el avivamiento El Dios que debe- mos aprender a conocer es la Majestad que se
personal que poda- mtis aplicar a la situación presente, a nuestra halla en los cielos, el Dios Padre Todopoderoso, el Hacedor del
propia situación? La respuesta a estas preguntas es un rotundo sí. cielo y de la tierra, el Dios sabio y único Salvador. Es el que se
sienta sobre el círculo de la tierra, el que
126 El conocimiento del Dios santo
extiende los cielos como una cortina y los esparce como una tienda J27
para habitar en ellos, el que conoce el número de las estrellas y las obedecerle en todas las cosas. Esto exige que guardemos sus
llama por su nombre por medio de la grandeza de su poder, el que ve mandamien- tos, llevemos nuestra cruz, y amemos a Dios y a
las obras del hombre como vanidad, el que no pone su confianza en los los demás seres humanos.
príncipes ni les pide consejo a los reyes. En tercer lugar, debe haber por parte nuestra el reconocimiento
No se puede obtener el conocimiento de este Ser sólo por medio del de que hemos muerto al pecado y vivimos para Dios en Cristo Jesús,
estudio. Ese conocimiento nos viene por una sabidurfa de la que el seguido por un abrir totalmente de nuestra personalidad al fluir del
Espfritu Santo.
hombre natural no conoce nada, ni puede conocer nada, porque se Entonces, debemos practicar la que sea necesaria para
autodisciplina
discieme espiritualmente. Conocer a Dios es a un tiempo lo mds andar en el Espfritu, y aplastar bajo nuestros pies los apetitos de la
fácil y
carne.
lo más difícil del mundo. Es fácil, porque no se gana ese conocimiento En lugar, debemos repudiar valientemente los mezquinos
cuarto
a base de duro trabajo mental, sino que es algo que recibimos gratuita- valores del mundo caído, y llegar a un desapego total del espíritu con
mente. Asf como los rayos del sol caen gratuitamente sobre un campo respecto todo aquello en lo que ponen el corazón los incrédulos,
a
abierto, también el conocimiento del Dios santo es un don gratuito permitiéndonos únicamente los goces más sencillos de la naturaleza,
para los hombres que estén abiertos a recibirlo. Con todo, este que
conocimiento es difícil porque hay unas condiciones que cumplir, y la Dios ha concedido tanto a justos como a pecadores.
obstinada naturaleza del hombre caído no se siente nada bien con En quinto lugar, debemos practicar el arte de la meditacidn
ellas. larga y amorosa sobre la majestad de Dios. Esto exigirá algún
Voy a presentar un breve resumen de estas condiciones, tal y esfuerzo, puesto que el concepto de majestad ha desaparecido casi
como las enseíia la Biblia, y las han repetido a lo largo de los siglos por completo de la raza humana. El foco del interés del hombre es
los mayores y más bondadosos santos que el mundo ha conocido: ahora él mismo. El humanis- mo, en sus diversas formas, ha
En primer lugar, tenemos que abandonar nuestros pecados. La desplazado a la teología como clave para la comprensión de la vida.
creencia de que los hombres que llevan una vida confirmadamente Cuando Swinbume, poeta del siglo diecinue- ve, escribid: “Gloria al
mala no pueden llegar a conocer al Dios santo no ce algo nuevo, Hombre en las alturas, porque el hombre es el
amo de las cosas”, le dio al mundo moderno su nuevo Te Deum. Debemos
propio de la
religión cristiana. El libro hebreo llamado Lo sabidurfa de Salomdn, invertir el curso de todas estas cosas con un acto deliberado de la
anterior al cristianismo en un buen número de altos, presenta el voluntad, y mantenerlo asf con un paciente esfuer2o de la
siguiente mente.
pasaje: “Amad la justicia los que gobemáis la tierra; pensad Dios es Persona, y lo podemos ir conociendo en grados
rectamente del Sefíor y buscadle con sencillez de coraz6n. Porque se crecientes de identificacidn fntima a medida que preparamos el
deja hallar de los qtle no le tientan, se manifiesta a los que no le son corazón para las maravillas. Quizá sea necesario que alteremos
incrédulos. Los pensamientos tortuosos apartan de Dios, y el poder, nuestras creencias ante- riores acerca de Dios, cuando la gloria que
puesto a prueba, reprende a los necios. Porque en alma maliciosa no dora las Escrituras Sagradas resplandezca sobre nuestra vida
entrará la sabiduría, ni morará en cuerpo esclavo del pecado; porque el interior. Quizl necesitemos también romper callada y benévolamente
santo espíritu de la disciplina huye del engafio y se aleja de los con el textualismo sin vida que preva- lece entre las iglesias
pensamientos insen átOS, \ al sobrevenir la iniquidad no permanecerá.” evangélicas, y protestar contra el carácter frívolo
Encontramos este mismo de muchas cosas que pasan por cristianas entre nosotros. Al hacer esto,
pensamiento a lo largo de las Escrituras inspiradas, la mejor de las es posible que por el momento perdamos amigos y adquiramos la
cuales
probablemente sea la pronunciada por Cristo: “B ienaventurados los de reputación temporal de que somos unos mojigatos, pero nin 8U n hombre
limpio corazón, porque ellos verán a Dios”. que permita que la expectación de consecuencias desagradables influya
En segundo lugar. debe haber una consagración total de la vida a sobre él en un asunto como éste, es digno del reino de Dios.
Cristo en fe. Esto es lo que significa “creer en Cristo”. Comprende un En sexto lugar, a medida que el conocimiento de Dios se vaya
apego volitivo y emocional a Él, acompañado por un firme propósito haciendo más maravilloso, se ird haciendo también imprescindible un
de
mayor servicio a favor de los seres humanos. Este bienaventurado
J28 El conocimiento del Dios santo
conocimiento no se nos da para que lo disfrutemos egoístamente.
Mien- tras más perfectamente conozcamos a Dios, más sentiremos el
anhelo de convertir el conocimiento que acabamos de encontrar en
obras de mise- ricordia hacia la humanidad sufriente. El Dios que
nos lo dio todo a nosotros, lo seguirá dando todo a través de nosotros
a medida que lo vayamos conociendo mejor. Hasta aquf hemos
considerado la relación penonal del individuo con Dios, pero como el
ungüento en la derecha de un hombre, que “se traiciona a sí mismo”
por su fragancia, todo conocimiento intensificado de Dios comenzar5
pronto a afectar a los que nos rodean en la comunidad cristiana. Y
nosotros debemos buscar conscientemente las oportunidades de
compartir nuestra luz creciente con los demás miembros de la casa de
Dios.
La mejor manera de hacer esto será mantener la majestad de Dios
en el centro mismo de nuestro foco de interés en todos nuestros cultos
públicos. No sólo son nuestras oraciones privadas las que deben estar
llenas de Dios, sino que también nuestro testimonio, nuestro canto,
nuestra predicacidn y nuestros escritos deben centrarse alrededor de la
Persona de nuestro santo, santo Señor, y exaltar continuamente ta gran-
deza de su dignidad y poder. Hay un Hombre glorificado a la derecha
de la Majestad en los cielos, representándonos fielmente allí. Por un
iiempo, hemos sido dejados entre los hombres. Representémoslo
nosotros fiel- mente a Él aquí.

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