La Leishmaniasis es una enfermedad de tipo parasitaria, transmitida por la picadura
de vectores hematófagos del genero Phlebotomus (Europa, Asia y África) o Lutzomyias (América), infectados con protozoos flagelados del orden Kinetoplastida, familia trypanosomatidae del genero Leishmania. La Leishmania es un parásito adaptado a su hospedador, posee un ciclo de vida digenético, alternando su forma entre promastigote, una forma flagelada que se desarrolla extracelularmente por un proceso de metaciclogenesis en el tracto digestivo del vector, transformándose así en formas altamente infectivas conocida como promastigotes metaciclicos que serán inoculados por la picadura del vector y amasigote, una forma aflagelada que se desarrolla y replica intracelularmente en los macrófagos del hospedador mediante un proceso conocido como fisión binaria hasta romper la célula y ser liberados al torrente sanguíneo donde podrán infectar otros tejidos o insectos vectores. En estos últimos, los amastigotes se transforman en promastigotes prociclicos, siendo estos una forma no infecciosa, los cuales comenzarán el nuevo ciclo de infección. La dificultad para tratar esta enfermedad reside en las complejas interacciones a nivel molecular que se establecen entre el sistema inmunitario del hospedador y el parásito. que a lo largo de los años ha ido desarrollando numerosas estrategias para lograr evadir los múltiples mecanismos que tiene el sistema inmune para eliminarla y garantizarse su supervivencia. Además, no todos los hospedadores presentan la misma respuesta. Esto se traduce en las diferentes formas clínicas que diversas especies pueden producir. La Leishmaniasis constituye un gran problema de salud pública a nivel mundial, aproximadamente 12millos de personas se encuentran infectadas en el mundo y por lo menos 350millos viven en zonas de alto riesgo