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CoLecci6n Cxasicos Dykinson Serie: Estudios Direcor dels colacisn ALFonso SILvaN Ropriauez PETER SZONDI Teoria del drama moderno (1880-1950) Tentativa sobre lo tragico Eedicén y enudlointroduciorio de GERMAN GARRIDO Tradeceién del olemés d JAVIER ORDUNA, ‘Madrid 2011 ‘Situ nous fais du mal, il nous vient de nous mémes, chien’ aumone En me cuidantaser, moi méme je me nus, INTRODUCCION: PORTICA DE LA TRAGEDIA, ‘YFILOSOFIA DELO TRAGICO Desde Aristételes se cuenta con una poética dela ta gedia, mas con una filosofia de lo tragico no se cuenta sino desde Schelling,’ En su condicién de doctrina pos- tica la meta del texto de Arist6teles es determinar los ele rmentos del arte trigico; la tragedia constituye, pues, su objeto, no su idea. Incluso cuando en sus indagaciones acerca del origen y el efecto que produzea trasciends ta bra singular, se mantiene en el dimbito de fo empirico, de forma que las aseveraciones a que como podtica liega la mimesis como origen del arte y la catarsis como efecto de la tragedin~ no se explican por si mismas, sino a tenor de la relevancia que posean para a literatura, cu- yas leyes habrin de desprenderse de ellas. La poética mo- ‘derma se deriva esencialmente de Aristételes y su histo- sia constituye Ia de la influencia de su obra, habiéndose verificado esta historia en forma de adopeién, desarrollo y sistematizacién, as{ como ce malentendidos y de critica. Sus disposiciones acerca de la circunscripeién y la di- ‘mensiéa de la fébula adquiririan una notable relevancia, cn particular dentro de Ta doctrina clasicista de las tres tunidades y la correccién que posteriormente efectuaria Lessing, al igual que sus postulados acerca del temor y la ‘compasion, cuyas abundantes y contradictorias interpre- taciones artojarian una poética histérica de la tragedia? SSI" 246 Peter Scondi Del seno del exorbitant ebito de nana de A ‘teles, que no conoce fronteras nacionales ni temporaiey, decrcibcono ua iasuate ese seam dada por Schelling de modo netamenteaprogramstice 2 come! pensamintodelndpoca deals yon ne Adoptando varanes sempre macvas Continent Perea el ese ee reise nos permite encuadaren la Kick ahstraccin de dscpul de fst, como Unger Hata el present la ocign de cTiagibs [condo sical y «apse [elemento wégec] in loco femente alemana, ye ext respects no haya quent, tls revelador qs el parntsa con que se nian de Marcel Proust, «Vous aller Ver tout Ie uaa comme dit Ie etiqueallemerd Curt, do eee tion. Pores azn en la primera pate deen ena, dedicada a las definiciones de lo trigico, se encontrarin Slo nombres de fidsolosyesrtoresslemnes nigees, Gucen ia segunda se consirarin cores de lnanignaed tmiegt, del Baroco espaol, inglés alemdn, del Cae Eismo fancy les del fale ete tins De igual modo que no seria leltio reriminr ala Rodica de Astle que areca de perspestva soba findmeno trigico, ampoco debite centile» teoria de lo gion con que a ious lewana ss cat auoceparirde 1800 la vituaidad de suspicaién a therature tga precedents Pare esclaocr a ln iste eae a eri del silo XIX y la prietica de ee Silos XVily XVII ceva suponer que tambien en ee terreno la echua de Minerva evan uel ona ca adel tade"A ote cuestin, in embargo, In eeade al grado en qos dtiniions deo gio en Shcling Hegel, Schopenhauer Nicusche pueian romplaas un Tieratretigica que en su épeca pacts haber ps Tentativa sobre lo trigico 289 ado « mejor vida ~es decir, hasta qué punto tales defini- ‘ones constituyen tragedias por si mismas o representan Ghetivamente a sus modelos~ no pueden procurerle una ‘spuesta sino los comentarios de que consta la primera fede este estudio, ‘Lo que sigue son estrictamente unos comentarios; por . En términos de filosofia de a historia HOldertin interpreta la época en que la accién del Edipo se siti, al gual que la propia, como un intervalo, como noche en la, cual «a fin de que el curso universal no arroje lagunas ‘ni se extinga la memoria de los celestiales, se comunican dios y hombre bajo la forma, desmemoriada por exce- lencia, de la deslealtad’, puesto que lo que mejor se re- Tentativa sobre to trigico 259 coendn ela desea divin” El fondo emo de a esi tarda de Hlderin viene consid por la dia [Boia deat destetad vido y recuerdo, E50 5- posts determina y dan seni al cometido del poet en wee epoca que sol puede sentir los doses en lads tani on que sos se encuenten, Duras lenoche do So [Gana no eja Holden de prepare ato abo de Tee ioses, toa vez que esa noche es un presents y el {co que'n aniguia a Tos hombres. Todo elo dts asa poesia, por eemplo aa Celebracion de ap, dee p= Een estructura vpicay do extremada tension en el Simo, en el que cad palabrs se lea contra aqulla ro [anole ale que Empédoclsceter sojindoseal Eta, [Ast soi Holderlin, ex como-Iejos de ser sostenida- se descarga la ensign en la tages de Sots. El mile nario dea serena es ses erp por ai Sipado ea an presente mado sim pra Semejane ex sonal usp stay la noche transfor eh dl Brad nel inci gu deseo Ass de olden Epo impone le wai con Dios al interpreta {con desmedida infidel oscil dei, Le pretaro como exigeia egos ycumplirla eigen Poo es fs imitad, ama en as colaciones, hs de taseenderye on una separatén dima, con objeto de que adverts lo que de sobrecogedorconenen 1 da mpuctosobrevienetgieamente en noche e- carnizada on la ostriad del ipo cegao. Hegel La raged [onsite] en que, cals se tratase de una {atalidady Tin de no veri involuerada consigo, ln ne- ‘uraleza moral aparta desi ale inorginice oponiéndose fella, de suerte que, una veo aceptada en el curso de la ‘pugnd la fatalidad, fa matualeza moral se vea reconci- 260 Peter Scondi linda con la esencia divina en Ia condicibn que ésta de tenta de unig de ambas™, La primera interpretacién de la tragedia por parte de Hlogel se halla en el estudio cerca de fas modalidades de tratamiento cientfico del derecho natural que se publics cen 1802-1803 en el Kritisches Journal der Philosophie ccditado por Schelling y Hegel. Como el resto de larevsts, este articulo va dirigido contra Kant y Fiche. El combate librado en el tereno de In ética constitu ala vez una dis- cusion de caricter fundamental planteada desde la dia lctica hegeliana, paulatinamente apercibida de s{ misma, ccon respecto al formalism dualista de la filosofia de su poea. Lo que aqut se recrimina a la Critica de la razén réctica de Kant los Fundamentos del derecho natural de Fichte es la contraposicién esquemdtica entre ley e in- dividualidad, entre lo general y lo particular, Fichte «pre- tende que la esencia y la actividad del individu en cuanto tal se ven tuteladas, sabidas y determinadas por la abs- ‘raccién y un término general contrapuesio al indivi- luo». A ello opone Hegel una «idea absoluta de mora- lidad en la que, perfectamente idénticos, se contienen tanto ol estado natural como la majestad y divinidad, aje- ras al individuo, del conjunto de circunstancias del de- echo.” En lugar del concepto abstracto de moralidad, y frente la contraposicién suscitada por Ia abstraccién det formalismo, propone Hegel instituir un concepto real que represente lo general y lo particular en su mutua identidad”, La moralidad real absoluta tal como la con- cibe Hegel «es de forma inmediata moralidad det indivi duo y, viceversa, la esencia de la moralidad del individuo ‘no es sino In moralidad real, por ello también general y absoluta».* Pero, a diferencia de Schelling, Hegel dirige su atencién no sélo hacia Ia identidad, sino también ha- Tentativa sobre lo trdigico 261 cia el permanente debate que lbran ls potencies com- las en la identidad, es decir, hacia el movimento herent a umidad en vid del cual se posibiita a rea- Iidad de a idenidad. La contraposicign ene ley inorai- bien cindividualidd viva entre lo general yf partic Jarno queda, por consiguiente,tamcada, sino que se Imuntone, superada daléticamente, en el interior del Eencepto bao ia especie de contaposiiin dindmica. Al igual que posteiormente en la Fenomenologia del esp- Fin Hegel conc ese proceso como escision 0 sacri bio. fuere del scifico extra en la contemplacion { objetivacon dl grado de involucracén con lo moraa- Jeo; contemplacion mediante I val fa involueracign se ‘eresuetaydesprendido lo morginico, de sorte qo, r= anoeido et ou condicion inorgénicn, queda asa por in indiferenciacin: con la particalarided de que, me- disnte In interorizaciGn e inmolacion a rere de aquelo que sabe parte de sf mismo, lo viviene habré aceptado los derechos de la muerte y, al mismo tempo, Se hari purgado de tales drechos».* Ete proceso, eqti- parado por Hegel al de erécerrigico por excelenci, lo amplfca con el final dela Orestnda de Esquilo, El de Tate que sostenen las Euréndes en su calided de «po- dete del derecho Fudado en la ciferenciay en la parte Snnginica de moralidad, por anto- con Apolo cante la trganizacin moral el pblo de Atenas toca asia. con is conilacin que procura Pals Atenea: «pate do en- tonces las Euménideo serianrespetadas come poderesdi- ‘ins, «de suerte que su naturaleza salvaje se solace y se Zosiegue contemplando s Atenes, entronizada en lo alto dein colina, lente alos ltares que tienen dedicades ells ena ciadad, AL intoxpretarse en Hegel el proceso tré- ico como escisén yreconciliacion dea naturaleza mo- false pone de manifesto por ver primera de manera in- r 262 Peter Scondi ‘mediata su naturaleza dialéctica. Mientras que en lade. finicidn schellingniana de la tragedia sim quedaba poe alumbrar el aspecto dialéctico —ya que Schelling avanza, ‘como Hegel sutlmente Ie reprocha en el prologo de Ia Fe ‘nomenologia del espiritu, con demasiada ligereza hacia la armonta-, coinciden en Hegel dialéctica y condicién trigica, Que esa identidad no es una imputacion posterior, sino que se remonta hasta los mismos arigenes de ambes ‘concepciones en Hegel se acredita con su escrito juvenil, de tos aos 1798-1800, conocido con el titulo El espirity del crstianismo y su destino. E origen de la daléetica he. geliana constituye significativamente una historia de los origenes de Ia diléctica como tal. Inicialmente entabla Hegel su polémica con el formalismo kantiano en el marco de un estudio histérico-teolégico, en términos de debate en tomo a la propia materia de estudio, esto es, e 268 Peter Scondi ferencia fundamental que se da entre ellos y a partir de cual cabe concluir una inflexién ocala en la concepcién, de lo trégico en Hegel. Los escritos que preceden all Fe. ‘nomenologia presentan la condicién tégica como el rasgo distintivo de un mundo donde, con el destino, se escinde Js moralidad consigo misma pudiendo encontrar la e- conciliacién en el amor, mientras que el mundo de Ia ley ‘contrapuesto a ella, bestdo en la rigida contreposicién de Jo general y lo particular, no brinda posiblidad alguna a In tragedia, En la Fenomenologia, por conta, surge el conflicto precisamente enire el mundo de la ley y eld amor. Con Creonte diviase que ante la encamacién dal mundo del Amor que supone Antfgona comparece eles pirity del judaismo y de la ética formalist, relegado ‘otrora del elemento trégico, en calidad de héroe trigico parangonable @ ella, Semejante transformacién ~acre Ceniada atin con la defensa que Hegel realiza del temps amento moral de Creonte- se encuentra estrechamente relacionada con la experimentada por larelevancia de la dialéctica para Hegel, En los afios que median entre el escrito sobre derecho natural y la Fenomenologia la dia- \éctica evoluciona desde su primera condicién de mani- festacién histOrico-teolégica (en el espiritu del cristia- nismo) y de postulado cientifico (dirigido a refundar la , no se verd anulada; seré meramente experimen tada, La misma radicalizacion distingue a Ia estética de Solger. En la definicién schellingniana de la belleza como cla indiferenciacién, contemplada en un elemento real, entre le libertad y la necesidad», descubre Solger la suerte de dialéctica trigica que sult lo bello en su con- dicién de idea divina, El elemento real en que hubiera de poder contemplarse lo divino supone al mismo tiempo para Solger la destrucein de lo divino. La idea no puede parecer por si misma; tiene por el contrario y puesto que segiin Solger nada se advierte sino en su antago- aismo- «que desplegerse en los antagonisimos de la exis- tenciay”, de forma que se verd anulads allé donde acceda ala reatidad. De abi se desprende la definicién de lo tr- gico en Solger. Lo que en el elemento trégico «se des- truye es Ia idea misma, en tanto en cuanto deviene fe ‘némeno. No perece lo meramente temporal, sino Jjustamente lo mas elevado y noble que Tleverios en uestro interior, porque la idea no puede existir sin cons- titurse en antagonismao».** 4 2m Peter Scondi Goethe ‘Todo elemento trigico se funda en un antagonism inresoluble, No bien sobreviene,o puede sobreveniz, un ‘paciguamiento se desvanece lo tigico.* En a sentencia de Goethe, registra por el eancille ‘Yon Miller con fecha 6 de junio de 1824, destaca su cae roter formal, La abstrata agua que en esa ocasin ‘muestra un Goethe habitnado a equiparsr teria con- templacin pudo verse alentada pore distancia con que tncaraba el probleme, s decir Inresolucion ano oto {gare carta de ciudadanis en los émbitosconoretos de so Existencia, Puede ast advertr como rasgo cardinal de tlemento tdgico un aspecto que ceullaban el sistena idealist de Schelling e incluso el de Hegel, pero ques {lo sorpende en extremo: el mero hecho de que ene conflicts trigico «no cabe resolucion alguna”. En 1831 declararia Goethe a Zelter que «no [ha] nacido para poeta trégico, puesto que mi talante es concilia- dorm, figurindosele perfectamente absurdo® Io incon Siliable el resgoesencial de caso tagico por excelen- cia. Pero con la amplitud formal de su definicion, que en 1827 se drigiia eriticemente hacia la interpretacién hogeliane de Antigona, tampoco podia sentrse tolal- mente cémodo; de ala resticein, eg la cual para Ge un conflieto sea trigico debe wtenr ras sun au- EEntico motivo natural asi como ser auténticamente tk icon, El desliz podria imputésele Eckermann, aun- gue probablemente también delaie la turbaciOn, Gonfindn a Zelter, que le prodicia el problema, En st obra hay, no obstante oftos apntes de definicion mas ‘oncreta de To tigico. Delo trigicamente puro os mestramos el ezar taste dela hosea voluntad; Tentativa sobre lo rigico 273 ppderaso el hombre, ntegr; fe andorydecisiba henchido ‘no $€ canoe, no sabe qué es lo debido..©” ‘Asi se expresa la musa del drama en el Prilogo con motivo de la inauguracion del Berliner Theater en mayo de 1821. Los versos comprenden ideas que ya desarollara Goethe en 1813, en A yueltas con Shakespeare. Remitia alll los momentos trigicos a las «discordancies entre cl deber y el querer, presentes en cada cuaby™, ala vez que trazaba una distincién entre el elemento trégico de la an- tigitedad y el de la era moderna, por un lado, y ef de Sha- kkespeare, por otro, en quien se unen aquellas dos mods lidades, Lo esencial relevante es que el conflicto no se desencadena entre el héroe y el mundo exterior, como tampoco arranca del supremo poder de to divino 0 del ‘destino, puesto que: «..sin Zeus, ofd qué digo, ni hados! ‘cayeron Agamenén y Aquiles, os dos asolados»”. Lejos, ‘de eso, el escenario de la diléctica trigica se sitia en el hombre mismo, en quien deber y voluntad se disgregan ‘amenazando con romper la unidad de su yo. Trigica no seria, por supuesto, fa banal discordanciaciftada en que cel hombre no desee hacer lo que deba, o desee hacer lo {que no deba, sino Ia ofuscacion por la que, confundido ‘cerca de fin de su deber, se vea obligado a querer aque- Tio que no deba querer Esta decisiva afladidura a la defi- nicién goethiana de lo trigico ~que un antagonismo ime soluble separe To que es una unidad~ aparecia de otra ‘manera en Ia recensién que un aiio atrés dedicara a Jf conte di Carmagnola de Manzoni. Calificaba como «per- fectamente sucinto,trgico, irresolubley cl asunto que en- frenta al Condottero Carmagnola con el senado de Ve~ nevia, porque en él «eroen poder unificarse dos masas ‘nreconciliables y antagénicas para dedicarse a una causa 24 Peter Scondi comin». El caricter trigico estribaria no en la mera co- lisién, por irresoluble que sea, entre Carmagnola y el se- nado, sino en el hecho de haberse unido los dos para al- canzar un fin, Junto a esas definiciones de lo tragico, procedentes de Ia ocupacién de Goethe con textos de | ‘otros autores, se registra otra, araigada en su sentir mas intimo. Et motivo findamental de toda situa tigi es le aria, sn que se requiera para ello veneno ni daga, lanza Di espa; una variacin del mismo tema viene dada con la separacién de una situaci habitual, queria o just ‘ex mayor o menor medida impueste por un poder miso menos detestado.™ La frase, procedente del escrito acerca de ls Ililias de Withelm Tischbein y redactada al igual que el Profogo en 1821, desmiente que el problema de lo trégico hubiera sido inveteradamente ajeno a Goethe. La raz6n por laque no se sentia nacido para poeta trgico no era su desco- nocimiento sino precisamente su profundo conocimiento de lo trigico. En definitiva tenia que disgustarle la bru- tal intensificacidn que el autor teatral realiza no s6lo con violencia sino con delectacién, cuando en la vida real di- cho clemento llegaba a hacerlo sufir de modo tan hondo 'y doloreso. El momento trigico quedaba ast setraido desde la muerte del héroe trigico ~clfrada en la daga y el ‘veneno~ por obra del atropelloy la violencia, hasta el do- | lor que supone la separacion de un ser querido o una si ‘tuacién entraflable. Nada seria més desacertado que su- poner en ello una desvalorizacién del problema trigico, ni siquiera su confusion con lo lisa y Hlanamente triste. La relevancia de la partida en Goethe puede calibrarse a la vista del lugar que ocupan en su obra el presente y el ins- fante, por no mencionar las obras cuyo tema viene cons- Tentativa sobre lo trigico 215 tituido por la partida misma. Que, sin embargo, seislase la partida como el motivo fundamental de toda situacién tnigica se debid ala percepcion de la estructura daléctica que ese momento posee. La partida se constituye en una unin cuyo tema exclusive es la desunién; en une proxi- rmidad que ante los ojos sélo tiene la distancia y que pro- pende « ella por detestable que Je sea; en un afecto que consuma él mismo ia separaci6n, su muerte, por tratarse de una despedida, Schopenhauer El confletoentablado por la voluntad consign misme ese aspecto gue aqui [en a agedia] emenge de manera sobrecogedora en su grado mis elevado de abjtidad, en Ja plenitud de su deservollo. El conflict se hace patente cen elsuffmiento que e acaba inlligiendo ala humnidad, por obra en parte de la casualidad y el yero, que com= parecen en su condicién de dominedores del mundo, personiicados bajo la especie de fatalidad por obra dela Insidia que enciera,rayana en Ia apariencia de inten cionalidad; y en pare por obra de la propia humanidad, ‘merced al entrectuzamiento de ankelos indviduales y Ja maldad yal destino de fos mis, Una tnica voluniad 5 la que vive y se manifesta en todos, aunque sus d- versas manifetaciones se combatan miuamente hasta espedazarse.* Lo que, independientemente de eémo sparezca, im- prime a todo lo tgico su peculiar impulso hacia ls ele ‘acién noes sin el alumbramicnto dea ceridumbre de {que ni el mundo ni la vida son capaces de gataatiar sa Ysfaccion auténtica alguna y, por consguiente, que el sapego que es tengamos earece de valor en eso extba el spirits trégico: conduce en consecuenci a la resigna- sion 216 Peter Scondi La primera edicin largo tiempo ignorada de £1 mundo como voluntad y representacién deta de 1819, el mismo aio de las Lecciones sobre estética de Solger, aunque és. tas tampoco se rescatarian del legado de su autor para ser publicadas hasta una década més tarde. La definicion de To trgico en Schopenhauer presenta ciertos rasgos co- _munes a Solget. También para é el suceso trigico consists en Ia autoinmolacién de la dimension que sirve de fan- damento al mundo. Pero mientras en Solger la idea sigue sin poder manifestarse antes de su ocaso (una reminis- cencia schellingniana), la autonegacién de la voluntad en- cierra en Schopenhauer un valor en si misma. ¥ mientras la interpretaci6n solgeriana parte ai enteramente de Ia, dualidad idea-existencia, la interpretacién de Schopen- hhauer se funda exclusivamente en la nocién de voluntad, En ella hallaria la respuesta a la pregunta que Fausto formula acerca de «lo que aghutina al mundo en su inti- :midad> (el lema al segundo libro); a volutad es «la cose cn si, Ia fuente de todo fenémeno». De ahi que Schopen- hhauet pueda designar el autoconocimienta de la voluntad® como e! tinico acontecimiento en si, parangonsndolo at ssuceso tnigic. Si en Solger Este se produce con la ent de Ia idea divina en la existencia, en Schopenhauer sera con I objetivacién de la voluntad. El uiverso constituye su cobjetidad» gradual, en una gradacién que conduce desde los elementos inorgéinicos y vegetales hasta los ani- ‘males y el hombre. «En esa ascension de modalidades de objetivacion Ia voluntad que, considerada en puridad, ‘sla privada de cualquier conocimiento, no siendo sino un ‘mero impulso ciego ¢ incontenible, adquiere el conoci- iento de su talante volitive gracias al mundo agregado de la representacién que se despliega en su servidum- bre»® La meta exclusiva del arte es la comunicacién de se conocimiento*; siendo asi como en el hombre y enc! Tentativa sobre lo trigico an arte culminan el proceso de objetivacién y el de autoco- fpocimiento de la voluntad. La exposicion que realiza Sehopenhauer de la tragedia interpreta el elemento tragico ‘ajo esa doble perspectiva, como autodestruccién y come julonegacién de la voluntad. En los conflictos que cons- tituyen la accion de la tragedia descubre Schopenhauer “indistintamente de si se producen enize hombre y hado ‘entre hombre y hombre lucha desencadenada entre tas diversas manifestaciones de la voluntad y, en conse- ‘cuencia, por la voluniad consigo misma. La dialéctica tré- fgica dela voluntad no se circunseribe al marco temético dela tragedia, sino que concluye en el efecto que provo- jue en el lecior o el espectador, esto es, en el comoci- thiento que procure, Pero incluso el conocimiento, segim Schopenhauer, «surge originariamente de la voluntad, siendo como es inherente a la esencia de los grados mas altos de su objetivaci6n y, als vez, un medio para la pre- Servacién del individuo y la especie. (..] Destinado a ses- vita la voluntad, a ejecutar sus fines, la asiste por entero casi permanentemente: asi es en todos los animales y en casi fodos los hombres». Aunque en ciertos individuos pueda «hurtarse a esa servidumbre» fundando, «ajeno a {odos los fines de Ja voluntad el arte a modo de «nitido ‘espejo del mundo», Cuanto de esa suerte se registra como una mera virtualidad del arte esto es, que el co- ‘nocimiento surgido de Ia voluntad y destinado a servila se vuelva contra ella~ adquiere condicién de suceso en la tragedia. La exposicidn de que es objeto la autodestruc- cidn de la voluntad le permite descubri al espectador que {a vida, en su condicin de objeto y «objetidadin de esa vo- Iuntad, no merece el apego que se le tiene, conduciéndolo asi a la resignacién, La voluntad cuyo fendmeno es el hombre, se supera asf misma en la tragedia, y conerets- ‘mente mediante dos modalidades de dialéctica. No sélo rT 278 Peter Scondi serebela conta sien el conoeminto qu ela misma hy _prendido como una luz, sino que provoca directamente la evidencia en cuestién, por obra de la accién trégicg ceuyo tnico hérve es ella destruyéndose a si misma. Friedrich Theodor Vischer La verdaera noi de lo iio viene conf {J por doe moments: losbslu esto. Amboest ete en lacin mtn gel segundo side Jide deer al clement abl exten sa 2 y In magni qu le permien aparece como tea Doteniarelevane—se ima preisninteaceo, coms tute como apuienca en To tigi queda pete has qo exteno een dda con squlls tanta: perior a ronda de esa megan, como el ere Fave clcamulo do Mages yale, que ao ‘ese comparadsdicha naga con em ists] Mes come asl rico fn de ln excels hum pvechament exterior vin, el dl del spec, tnd ecleva hacia un seniminto de rconsiasia® 1La interpretacién vischeriana de To trigico contenida cen su tratado Sobre lo sublime y lo cémieo (1837) se re- produce con pequetias variaciones en su Esiética, publi- cada entre 1847 y 1857, Su dependencia respecto a He- gel es muy diferente y notablemente mayor que Ia acusada por Kierkegaard o la influencia que Schopen- hhauer ejerceria sobre el Nietzsche del Nacimiento de la ‘ragedia. Mientras que Kierkegaard y Nietzsche se apar- tan en sus mismos inicios de cuanto més les habia reper- cutido para acceder asa émbitos nuevos, el paulatino ale- jamiento de Vischer respecto a Hegel se verficaria en el ceurso de Ta prolongada elaboracién de la Estética, de forma que no seria sino en la autocritica de 1873, su se- ‘guna Critica a mi estética, donde logre arrancarse la si- Tentativa sobre to traigico 279 guienteresolucin: «Renunco al conjunto del método he- feliano de reflexién, que supuestamente constituye el Firso l6gico e inmanente de la cosa en siv.” Obviamente Sypese a que Vischer, segin afirmara él misma, no apor- tase «idea fimdamental alguna sobre la que refundar si- gquiera alguna seccién capital» en un principio se habfan ‘Raistrado ya desvinciones, imputables a profundas dife- rencias que los enunciados ocultaban, no siempre adver- fidas por el propio Vischer." Aunque de manera secun- aria, también afectan a le definicién que da Vischer de latragedia, Enel momento de redactar el tratado Sobre lo sublime y lo cémico s6lo habia sido publicado el primer tomo de las Lecciones de estétca de Hegel. El tratado de ‘Vischer contaba a efectos del concept de belleza, pues, con la Estética de Hegel, pero a efectos del concepto de to trigico s6lo con la Fenomenologia del espiritu, La ta- sea de trasladar Ia interpretacion hegeliana de lo irégico desde el proceso del espirity absoluto hasta el sistema de To bello constityye un determinante externo de Ia novedad, dela definicion vischeriana, novedad que se sitia mas en ‘lcantexto que en el mist texto. La insercin de lo ti- sico en el movimiento dialéctico de lo bello no se explica, sin embargo, slo en raz6n de esa necesidad, como tam- poco en el dnimo de extraer las iitimas consecuencias al ‘aso de una estética hegeliana que para Vischer adolecia de ser escastmente dialéctica. Lejos de eso, el erucal pa- saje dal escrito de 1837 —segin el cual «lo bello deberia ‘mostrar ante nuestras ojos el antagonismo que resuelve, ‘no slo el resueltoy”*-arranca de a intencin de prestarle mayor atencién que Hegel al azar en su calidad de mo- mento hipostasiado de lo bello y, por consiguiente, mi yor atencién al clemento individual y al e6mico. Segin ‘Ewald Vothard, el origen de Ia nueva intencién debe bus- carse en la concepeién esttica, no procesual, en Vischer, 280 Peter Scondi de la nocién cardinal de ambos sistemas, la de idea, de forma que ser y deveni,espirituy realidad volverin a en contrarse a diferencia de Hegel-disociados, y deforma ue la realidad se manifieste en su contingencia. Asi es como el largo proceso que culmina en la renuncia de Vis. cher al método hegeliano de reflexin se encuentra pre figurado en los fundamentos de su esttica. Incorporado a la Estétia en calidad de primera parte (como Metafsica de to belfo, trata el escrito Sobre lo xe blimey fo cémico ~tras la educci6n dc lo bello a sus dos ‘momentos (In idea y la imagen) y su definicién como unin arménica de ambos~ de lo bello «en Ia colisin de sus momentos», de acuerdo con el enunciado programa tico ya citado, Como primer contrast en el sen0 de fo be- lip (el segundo ser el elemento cémico) designa Vischer lo sublime, donde la idea se halla «cen una relacién nege- tiva con a objetualidad», donde «prevalece lo absolito por encima de cualquier éxistencia inmediata»", Deno del elemento sublime distingue Vischer a su vez una di _mensién sublime objetva y otra subjetiva,designando su unién dialéctica (lo sublime del objeto-sujeto) como lo ‘rigico, De ese modo da alcance a la interpretacién dada pot Hegel de la tragedia en la Fenomenologia, que iar Corporati al nuevo coniexto procurado por la dialéctica de lo bello. Pero mientras en Hegel el diseurso sobre e! espiriny verdadero, definido como moralided, conduce di- rectamente a la tragicidad abonada por Antigona, arti- clara Vischer su seccién sobre lo trigico en una nueva tviada dando de ese modo realce a un momento esencial de la dialéctica trigica que en Hegel se desprendia de la. cosa en si, En un primer plano el sujeto sucumbirt al ele- ‘mento absolato en la media que éste detente la condicién de «oscuro fondo de un poder natural infnito»”; enelse- ‘gundo, donde para Vischer se inicia lo «auténticamente Tentativa sobre to trdgico 281 trégicon, impera el destino ven su dimensién de justi- tian.” Noes sino en el terver plano ~correspondiente a lo expuesto por Hegel en la Fenomenologia, que para \ischer representa ls «mnodalidad més pura de lo trig cor donde el espiritu absoluto se patentiza «como uni dd puramente espiritual de toda ley y verdad moral», mientras que el sujeto convierteen su pathos «una de esas ‘erdades morales».” De ese modo Ia colisin ene el ele- mento absoluto y el sujeto no hace sino adquirireardcter {aléctico, En ese momenta es el mismo pathos del sujeto que To legitima ~en la medida que representa a la mo- ralidad~ y el que lo priva de legitimidad ~en la medide {que es parcial y vulnera otras leyes morales—, Como se- fala ol escrito de 1837, el sujeto debe, pues, su validez y ‘a magnitud a lo absoluto esto es, a la moralidad en su {otalidad-, pero también tiene que perecer por debérsela al elemento absoluto y ser asi uno més entre otros indi- viduos, que puede encontrarse frente a otras coneretiza- ciones diferentes de la moralidad, Al igual que Hebbel y mis tarde Nietzsche, en la Extética Vischer también im- putaré la dialéctica trigica del sujeto ~que perece por bulpa de si mismo, esto es, por el hecho de ser individuo~ 1 fa culpa, Ia deuda que tiene contraida a resultas de su in- dividuacién. Lo sublime del sujeto se ve aniquilado no sélo por su condicién de mera fraccién, sino también por ser «una fraccién que pretend Ia division del todo». Desde la perspectiva de lo absoluto viene « constituirse el proceso trigico en Ia pugna librada por ta moralidad tonsigo misma bajo la especie de sus diversas particula- rizaciones. En ese sentido es también un proceso dialéc- tico en el que -a diferencia de la voluntad en Schopen- heuer, aunque de forma similar a la idea divina de Solger, ‘yal posterior Dioniso de Nietzsche—To absoluto se hace, ae 282 Peter Scondl sin embargo, patente precisemente en su indestruct sine patente pre en su indestructibils Kietkegeard Lo trigico es la contadiccién que sufte.* [La concepciéntrgicaadvierte la conadiceién y se descs. ‘era con su remedio.® ° La definicién de lo tragico en Kierkegaard anni de 2 Kitepan ee i tec oi, po ica i cn pices ieee Siti yep Sete meena nee aie empha rem ae ant pas sce ten Keo co seocrce perenne ot te dae ee eer sins sd ies og tate coca eee exe ei ete Slade cyan deem ion fe ae enn Comal Maco soe yap x Kec mig artic se parm ee See a acer eu use tei ae hr cis tncnhen, ent gas ee ope Gone ol Lemont rept i gn Some fen coun re Tentaiva sobre Io tigico 283 cf desvanocimiento de lo trigico. Para Kierkegsard, por Glcontraro, la falta de remedio a la contradiccién tragica 0 radica en Ia realidad, sino en la concepeién del hom- bre, quien de ese modo fend la posibilidad, si no de im- ‘une solucién, si como minimo de elevar la contra- BSiccién a una perspectiva superior, donde no se debata el pallazgo de un remedio. Una superacién de fo trégico en ‘20s trminos habja sido, obviamente, considerada en Jas interpretaciones idealistas desde Schelling; la resig- pacién en que Schopenhauer cifra el fin dela superacion, see ain una dignidad teleol6gica similar ala de la afi nacién de Is libertad on Schelling o la percepeién de la idea divina en Solger. La diferencia estriba en que Kier- kkegaard -precursor también en este aspecto de un pen- samniento religioso ajeno a lareligién—separaré de lo tré- gico el momento de la redenci6n, con lo que preparaté el {erreno para un anilisis de lo trégico exento de connota- clones metafisicas, En su propia perspectiva ello supone (que lo txégico pueda ser Gnicamente un fenémeno tran- Sitorio, El cardcter vial de su pensamicnto existencial es, jneconciliable con cualquier tipo de sistema, razén por la ‘cual condenaré con vehemencia el hegeliano, procesual ‘objetivo por naturaleza. Fundado, conforme a la ides del salto cualitativo, en diversos estadios existenciales, lo gico se ver circunscrito 2 uno de esos estadios que es me- nester superar, concretamente al éico. Ess es In causa de {que a nocién de lo trigica desaparezca de los escritos de Kierkegaard a partir de 1846; de igual modo que en las, ‘obras anteriores casi nunca se concebiria en funcin desi ‘mismo, sino on permanente contraste respecto a concep tos antagénicos tomados del estadio religioso. Asi, en la ‘comparacién trazada en Temor y temblor que permite ‘ensalzar a Abraham como caballero de la fe por encima Gel héroe rragico Agamenén. En la mejor escuela hege- +> 284 Peter Szondi liana, no dudar, sin emburg, el joven Kieskegnrd resale rdicldad' I conralcciin rremedible ae "idan a esfer Gen por Agsmendn, afin de ealzarme: jorlaparedoje oligos ptenie en le suerte de Abrahary ‘El here tragic renancia no cierto por mor de oan tnis cierto, Tos ojos de espetador descasarin des preocupaamente en én" Una ver desarollada la doe trina de Tos extagios de la existence se contemplary también desde otro prisms fo gio y fa posta de Su superacion, a relacién con I dednicionctaa ms arsba seal Kietkegard en In Apasilaanicintig (1846) que la desesperacion no conoce reed, sabe que a conraccisn no sea ana, por eilo debe con. cebirla wgicamente;y és es justamente el camino pra Su cuacin. Lo que jst el humor sjstamente su warlinte gic, tech de recoeliare con tn dolor sl que la bsraceién pretend hacer abtraccin aonque Sepa que no ene remedioy "Es as dn ens ender vita feolépco de Kierkepuad el elemento treo se tega el humor, designado shore como confin ene f fico yo reiiao, despts de qe ea ei oor ha biaresalido areluct en alidad de punto devia del ee rentoveligioso. Kerkegnard so evidencia, en conse- crc, menos como térco de lo tgico que de as onceposantagtnices: a ironl, el humor la comida, tuys afndad cone elemento tlgco ira sui endosle con tanta mayor cerium cuanto mis dvidiamente se deshiciera de €l AS cnet eplog alas historia Je Ouidaes hace constr as seudonian Fray Tactarns «a fo que a mi respect no cuadra tan mal las costs tengo delante las cuentas y constato divertdo que psa tal lo cma como lo icon" Aunque a dani] burlesce respeto si mismo no conseguir otter, nt | cho meno ela non deo wigieben Kiskeanad | Tentativa sobre fo trigico 285 fue un mero recurso parla explorcin del elemento Te gso, in Is clave de su proba val més timo, weg olicon (ironies iniciamente) conic eleanzar an de auel estado superior Asi lo aerial bo- vet do una agedia de ntigonn contniga ca O exo pote, donde la cin raicional se adaptaria a bo- ds Kierkegata,Eaipo mere sn ie hayan Ee patents ss ats, mientras Aigona quien on ide Se supdte ls habia ntido, aunque guava silencio theta Ger vietima dela pesadune- ext mortalmente ‘etmoredt, Declares amor alamo sponta con- ite lavezel secreto des pesadue, send a la seem en que con seguridad lo perdeia «Selo ne in- tte desu propia mete puede confesar fx honda de Sr amor, enol prio instants en que deja de ser sy Sede confearte ser suyan esrb Kierkeyear com- Betando el secre de cl a a flee. gue Epaminondss nara que fe hundiran ela Brida tas el combate, scint d qo anes e spond la arte. No (ror mode vive Kiron ns bas eS te ran nto 1 Regine com el pcs juveni de p= Bre Ta concen de su propia al. Su agen cr a Se su Antigona, Deshacien el eompromis matimonil fhe de hacer nfl « Regine prgue scr sunica es foranes de hacela foie Tanto como ia pesadumbre de igonadesentaabe Kitkegzend Ia sya prope en imagen cade, cuya sentido daletcoesinba en que I termi juste de fo que oasion la verte provocs TS morte El aguijénbblcehundido en ere ada tia para Kerkegnard la condiién de emblems tgico de suvide® 286 Peter Szondi Hebbel EB drama expone el proceso vital en sf mismo. Con cexetamente[..] en el sentido de que nos patentiza Is sdesasosegante relaciin en que se encuentra el individu: saber, que el individu, desligado de su nexo origina Continde vigndose confientado con el todo, sendo coms x pate integrante de él a pesar de su incoacebible i bends El are [.] be sabido siempre disover el sislamieaty sirvigndose del mismo descomedimiento eraigado en 6 berando as Ta idea de lo defciente de su forma, Ep el descomedimiento reside la culpa, pero trnbign en Is medida que quepa requerria en el terreno del arte lar concliai6n, toda vez que lo tsladosblo es descomedide en tanto imperfectoy desasistdo de tod derecho a lap vivenca, ria por cual se ve abocado a lborar ene n= tido de su propia desiruccidn. Es éta una culpa origins. ria, inseparable de Ja nocién de hombre y apenas Perebida, que viene impuesta con la misma vida” Numerosos pasajes del diario de Hebbel avalan que en esos enunciados procedentes de Mi opinién sobre el ea ‘ro (1843) ha de entenderse «tragedia» cuando se dice drama» y carte trégico» cuando se hace referencia al arte; asf, por ejemplo: «La vida es el gran rio y gotas son las individualidades, donde las de condicién trigica son ‘témpanos de hiclo que tienen que volver a fundirse res- tregéndose y deshaciéndose mutuamente a golpes». Como los téinpanos se desprende el héroetriigico del ea- tomo de donde procede, excediéndose en sus proporcio- nes ¥ concitando la resistencia de otros. Debe perecer por In intesposicion que su forma alterada supone a la idea de Ta vida que Mluye, por més que su metamorfosis en rigido aislamiento no se desprenda de su propia voluntad, sino 4al propio proceso objetivo del vide. Lo que lo destruye_| Tentativa sobre lo trégico 287 1 ¢s directamente esa potencia, sino otra individuslidad ‘qve participa de su propio destino, puesto que por la vie~ toria sobre él tributard con su propio fin, regresando asi ‘mismo al todo del que ambos habian brotado. Bl recurso ‘metaforico a un fendmeno de la naturaleza por parte de ‘Hebbel muestra -a igual que el texto citado inicialmen- te- que la condicién trigica es inseparable de Ia esencia el hombre, El hombre, en su opinion, se rebela necesa- riamente contra el conjunto de la vida desde el momento cenque cumple con su propia legalidad, con la individua- cin; se veré aniquilado por su propia naturaleza por ser Toque es. Hebbel no considera «indlferente que el héroe sucumba por una ambicién encomiable o vilipendiable; antes bien, si se pretende suscitar un cuadro enteramente conmovedar es necesario que suceda aquello, no esto timo». Bsa concencién, de palmaria esencia dialéctica, se habia visto acuflada por Hegel y Solger®. Mientras Schelling apreci6 en lo trigico la pugna de la libertad sub- jetiva contra la nevesidad objetiva destacando el triunfo «que se alcanzaria con el perecimicato de la primera, y el joven Hegel interpret lo trdgico como escision y recon- ciliacién de la moralidad, aparece por vez primera en Sol ager fa idea de que la tragicidad se funda ex la imeconci- linbilidad enire idea y existencia y en Ia intervencién de 1o divino en los antagonismos de la realidad, constitu- yyendo tales colisiones el escenario de su aniquilamiento sala vez, de su exaltacién, Probablemente fuera de Sol- ‘ger de quien Hegel incorporase ese motivo a su Bsiética donde, a diferencia de la’enomenologia y del articulo so- bbe derecho natural, se explica lo trégico como hipésta- sis de lo divino en el mundo. Siguiendo a Hegel y de ma- nera similar a Schopenhauer y Nietzsche, Hebbel distinguird en el principio de individuacién el origen neto deo trigico. Aunque su concepei6n distaré tanto del op- + 288 Peter Scondl timismo de Hegel y Nietzsche ~fundado en un caso en el vance del espiritu y en el poder de Dioniso, en el otro ‘como del pesimismo que en Schopenhauer apuraba e| cconsuelo de si mismo por via de la resignacién, El pen. satniento de Hebbel supone una inflexién en la historia de las ideas del siglo XIX, en la medida que, sin dejar de cir celar por la senda metafisica del idealismo, carece de cer tidumbre acerca del sentido en base al cual se empren- dliera cl camino, «La vida es un asunto terrible, a acepiar de buena fe, pero que nadie comprende», se dice en su liario®, o en otro pasaje: «El destino modemo es la silueta de Dios, la sifueta de lo inconcebible e inextricable». la cuestion de por qué hubo de producirse Ia factara en. tte el individuo y el conjunto de Ia vida, no hallaria Heb. bel «ounca una respuesta, como tampoco la encontrar nadie que formule seriamente Ia cuestién»®, Al perderse «el drama [..] junto con el misterio del mundo en una ‘misma noche>® Ia condicién trigica del hombre se acre cienta en un doble sentido. Mientras que, por su condicin de representante parcial de la moralidad, el héroe trégico de Hegel incurria on falta slo ante las restantes encar naciones de lo moral pero no ante Ia moralidad misma, el hombre en Hebbel deviene ~anticipando asi a Kaika—cul- pable respecto a una potencia vital que ni conoce ni com pprende, inmerso en un proceso no solventable racional- ‘mente. Esa desviacin de Hebbel respecto a Hegel ~cuyo coneepto de eulpa, no obstante, pretende compartir!" se ‘pone particularmente de manifiesto en la interpretacion de Antigona, En Creonte no epreciaré Hebbel héroe trégico ‘alguno parangonable al personaje femenino y el fin de ‘Antigona lo explicaré en base ala culpa que contrae no frente ala ley, sino frente ala totaled de la vida de Ta que se ha desprendido en su calidad de individualidad."" En cconsonancia con la radicalizacion de la culpa, se descar- Tentativa sobre lo tréigico 289 turk en Hebbel [a posibilidad de una conciliacién «en el, marco del concierto individual», es decir, en la trage- tha misma. Pero también en Ia interpretacién que quepa ‘svertir ins alld de la obra abandona Hebbel la esfere del jdealismo alemén, Mientras Solger considera abonada Is ‘yocacién de In existencia hacia lo eterno en la propia in- (olerancia que muestra hacia ese elemento, y Schopen- aver afirme fa antoanulacién de la voluntad en la resig: saci6a, consttuye para Hebbel el arte trigica ~que al ‘aaniquilalr] Ia vida individual frente a la idea (..] se leva sobre ella~ s6lo un rayo tefulgente de la concien- cia humans, que [...] nada puede lumina sina la vez.con- sumirlo»™ E] sentido que la tragedia pudiera alumbrar on la aniquilacién se veri ast aniquilado con el mismo acto de su conocimiento. La apantragicidady de Hebbel ulmina ea la tragedin del arte trégico. Durante una época, en efecto, se verd reemplazada en Hebbel la motivacién snelafisica asi descartads por otra, tomada de la flosofia, de a historia, También ésa 'a adopta de Hegel, en quien \ahistoria universal viene notoriamente constituida por 1 proceso del espiritu.® Secularizado hasta quedar con- ‘ertido en mero momento histérico aparece dicho proceso en la definicién de accién trégica que Hebbel propone, mmirando retrospectivamente hacia sus primeras obras, en cl prélogo a Maria Magdalene. Asi, Ia accién de Judith se defini como trégica, es decir, «necesaria en si misma ‘tenor de los fines histrico-universales, pero destructora ala vez del individuo 2 quien se le encomienda la trea fen virtud de la vulneracién parcial que infiere ala ley m0- ralst™, No es casualidad que dicho pasaje se encuentre en el preambulo destinado a justificar la cragedia burguesa [biirgerliches Trauerspiel]- Ambos extremos revelan en {qué medida se encuentra Hebbel en el camino que di ‘eure desde el idealismo hasta el historicismo sociolbgic. 290 Peter Szondi En ese sentido no es menos revelador el valor social es- pecifico que junto al metafisico adquirria pronto el tér- ‘ino aislamiento, equiparado por Hebbel al de singula- rizacién yal principium individuatuonis, como concepto cardinal de su interpretacin de la tragedis. Queda patente cn el bortador que elaboré para una tragedia sobre Na- olen, En 1838, tras anotar Hebbel en su diario que el yerro de Napoledn ~«de arrogarse la fuerza» de poder Tealizarlo todo solo, por s{ mismo- se habria «fundado en su gran individualidad» y habria constituido «en cualquier cso el error de un dios», enfaca dichos rasgos —comunes, ej, a Holofernes~ descio una perspectiva devididamente histérico-sociolégica cuando agrega que dicha falta habria sido razén «suficiente para derrocarlo [.. particular. mente en una época como la nuestra en que fa masa pre- vvalece sobre el individao»™ Nietzsche AAquien 20 haya experimentado esa vivena lade te- ner que mirry a mst tempo desea ir mis alla del mic ‘ar eresultard fell imaginarse ean nds y cars sub sisten juntos esos dos procesos en la consideracin del rmito tgico: mientras que los espectadores verdader ‘mente estétcos me coafirmarin gus, entre los efetos caliares de la taped, ef mis notable es esa coexstencia, ‘Basta con transfer este fenbmeno del especadorestéico ‘am proceso andlogo que se daen el artis tgio pra ba- bercomprendido a aeesis dl mito ragico. Con la esfera del ate apoineo compare ése el placer pleao pr a apa- Flenciay porla visi, y ala vez nioga exe placer ten una satisfaceldn ain mds alt en la aniguilacion del mando de In aperincia visible.” EB talante del Nacimiento de la wragedia (1870/1871) se ciffa en el rechazo de la resignacién postulada por Tentativa sobre lo tigico 291 ‘Schopenhauer, pero se encontrabs ingitrado del sistema e éste hasta sus tilimos pormenores. No sélo la inter- pretacién de Ie miisica, sino también fa de Ia accién tri- gicae incluso las dos nociones capitales de ese escrito de juventud revelan la pauta de Schopenhauer, por més que ‘enllas aspectos de mayor calado tal presencia se vea con vyertida lisa y Henamente en referencia negativa. Como res de los dos principios atisticos nietzscheanos “To dionisiaco» y Io «apolineo» cabe perfectamente considerar los conceptos de «voluntad> y «representa- ciGm en Schopenhauer. Bl impulso ciego del uno volve- sia. a encontrarlo Nietzsche en la embriaguez de Dioniso, Ia visibilidad y el autoconocimiento del otro en el mundo ‘onitico y figurative de Apolo, cuya exigencia al hombre seria condcete a ti mismo." Asi es cémo los conceptos metafisicos de Schopenhauer adquieren la condicién de estticos, al igual que Ia metafisica en cuanto tal aparece fen Nietasche decantads hacia lo estético, segtin la tesis, ‘ude que s6lo camo fenémeno estético aparecen justifica- os la existeucia y el mundo». En consonancia con ello sehalla Ia exigencia de explicar el mito trigico partiendo de la esferaestética.™ Cabria objetar que la definicién de lo trégico en Nietzsche se funda en la interpretacién que Je merece Ia tragedia dtica, concebida como el punto de coneiliacin de das principios que en Ia historia prece- Gente del arte griego se habfan combatido incesante mente, esto es, concebida como «un core dionisiaco que una y otra vez se descarga en un mundo apolineo de imégenes»"®, Pero, aunque de manera diversa, tal inter- pretacién refleja de manera fidelisima cl euadro que el ‘mismo Schopenhauer trazara del acontecimiento trigico, Asi, si Schopenhauer advierte en los poderes en pugna ddenizo de la tragedia una Gnica voluntad de la que dichos paderes no serfan sino manifestaciones, Nietzsche esti 292 Peter Scondl persuadide de que «nunca hasta Euripides dejé Dioniso de ser el héroe trigico, y que todas las famosas figuras de lnescena griega, Prometeo, Edipo, ete, son tan solo més- ccaras de aquel héroe originario, Dioniso»". En conso- nancia con el mito del descuartizamiento transmitido por Ia tradieién objeto de celebracién en toda tragedia y sim bolo de la individuacién para Nietzsche, hasta el punto de descubrir en el héroe tragico a «aquel dios que experi- ‘menta en silos suftimicntos de Ia individuacién»'"™ se halla Is suerte deparada en la tragedia a Ja voluntad, se- ‘in Schopenhauer: los individuos en quienes se mani- fiesta se despedazan a si mismos. En esa corresponden- cia precisamente se evidencia de modo palmario lz afinidad existente entre el concepto nietzscheano de lo ‘«apolinea» y a erepresentaciGn de Schopenhauer. Mien- ‘ras que para Schopenhauer la voluntad aleanza el mé xximo grado de objetivaciOn en la tragedia, designa Nietz- sche el didlogo dramatico como «objetivacion de un estado dionisiaco». Tanto en lo apolineo como ea la re- presentacién Ia individuacion se ve confrontada con lo primigeniamenteunitario (0 dionisiaco 0 la volumtad). No ‘bstante, esa misma comparacién permite evidenciar con ‘a mayor claridad la distancia existente entre las concep- ciones de Nietzsche y Schopenhauer. Merced al proceso ‘tigioo en que sus hipSstasis se despedazan, se anula y su- pera a si misma la voluntad en Schopenhauer, suscitando ‘en el espectador el desentendimiento de si mist y, gra- cias alas evidencias aportadas, la resignacién. En Nictz- ‘sche, por el contrario, Dioniso surge de su descuartiz ‘miento justamente como potencia indestructible, y radicaria el eonsuelo metafsico que dispense la tragedia. ‘Alla dialéctica negativa de Schopenhauer opone Nietz- sche, pues, una dialéctica positiva que no dejaré de evo- car la intorprotacién patente en las Cartas de Schelling. Tentativa sobre lo tragico 293 Mientras que en el curso de su objetivacién y su mani- festacion se negari la voluntad a si misma, 10 dionisiaco se efirmard desde ef momento en que ~2 pesar de rega- [arse en la hipOstasis apolinea que es su abjetivacién— re- niegue de tal agrado y de In apariencia, para extraer un placer ain més intenso de Ia destruccién del mundo vist ble de las apariencias. De esa manera el arte deja de ser el espejo difano en que el mundo de Ia individuacién, promuncie su sentencia sobre Ia voluntad, para convertirse ten signo de que la individuacién representa «la fuente y la razén primordial de todo sufrimiento» pero, al mismo tiempo, la «alegre esperanza de que pueda romperse el sortlegio de la individuacién, como presentimiento de una unidad restablecida." Simmel De desventuratrigica a distingnir de fa meramente triste ola desructiva producto deun agente extero~ c&- lficaremos [] lo siguiente: que las furzas dstrctivas dirigidas contra un ser dimanen de las capes més pro- fimdas de ese mismo ser, que con su destmcci6n se cum- pla un destino entrazado en s{ mismo asta el punto de Eonstitut, por asi deci el despliegve légico de la es ‘ructura con que else ha construida su propia positive fd" Si en los sistemas metafisicas y estéticos de idealism ‘alemén lo trigico se manifestaba como su proceso dia Ieetico capital, en la perspectiva de la filosofia post-idea- lista se verd confinado a la dialéctica de los conceptos y formulaciones en cuyo nombre se da por concluido el ‘pensamiento sistematico. La magnitud inconciliable con pensamiento dentro de um sistema es en Kierkegaard la ‘nocién de estadios de la existencia; en Nietzsche, la es- —_ 294 Peter Scondi {era de lo esttico. En l obra de Georg Simmel la nociin de to trigico hace aparicién en el mateo de una concen” cin netamentevitalista ~de manera no muy diferente conto oeurre en Dilthey, de cuyo legado se publicaia ey 1931 el bomador La conciencia histarica y las cosmos siones, con un apartado titulado «Clave de la tragedy que contendria el siguiente pasaje: «Pensamien: Res, cin de componentes. Esto, contraro al concept de vidy como conjunto. Lo trigico es que no podamos tener mis concepto de vide que bajo esa forma.y”*-La dialétig trigica consisente en que la vida s6lo pueda ser com: prendida bajo una forma en le cusl daa de ser compen, Aida como vida, la sefialaria Simmel de diversas manera, ~independientemente de Dilthey quizd~ a propésito del caricter concreto de la vide, operacion en la que el ele. renio coneepiual se veré relevade por ottos momentos fan neceserios como opuestos @ la vida. Sobre ese su. ‘puesto descansa elaticulo en cuestidn del aio 1912. £7 concepto y ta iragedia de la cultura. Su punto de patida «sl espiritu convertido en objeto, dirase coagulado, contrapueso cal ido vita, ala obligacién intima, alas tensiones tomadizas del alma subjtiva;ligado como e- pirity con los mas intimos vinculos a espcts, pero sueto Justamente por esa razén a vivir innumerable tragedias rerced al acusado coniraste formal existente ente la vida subjtiva~incesante, aunque finitaen el tiempo—y su substancia, inamovible una Ver ereada eintemporal- ‘mente valida», Con frecuencia se dria aque la agitacin creadora del alma perece victima de su propia crea- cién»', Derivandose en consecuencia «la trigica situae cidn, consistente en que Ia cultura realmente enciere desde el primer momento de su existencia aquela forma de sus contenidos destinada a escindir, a desconcerar, & sobrecargar a dstracr do una manera que bien parece in- Tentativa sobre lo trigico 295 rmanente@ su ntima esencia: el camino del alma desde si fnismia como instancia imperfecta hasta si misma como frstancia perfecto", Simmel designa asi mismo en st fisio como «fendmeno fundamentalmente tragico del ‘nattimonio la circunstancia de que la vida se genere una forma que Te see imprescinalble, pero que, por el mero he- cho de ser forma, sera hostil a ia movilidad y ta indivi- thalidad de Ia vida», Este timo aspecto del vitalisimo ‘immeliano retorna en otro pasaje del diario, referido a la ondicién tigica del amor: «Sélo se enciende ante la in- fividualidad y se desmorona ante Ia imposibilidad de trescender Ia individualidad».'® Otro pasaje califiea como ja auténtica gran tragedia de lo moral: cuando no se tiene derecho a hacer aquello a que se estéobligado»"*. En ese punto se abanddona el nicleo conceptual del pensamiento tie Simmel, quedando lo trégico plenamente emplazado por encima de los principios fundamentals —que en ta era post-idealsta no se verdn exentos del aff de totalidad re- triminado al obsoleto pensamiento sistematico contra el fque se alzaran-. Precisamente la discutible vaguedad y la insubstancialidad de su nocién de vida, asi como la forma dialéctca do su pensamiento ~deudora de Heget-, le pro- curarian a Simmel en el primer texto citado ~cesi acce- sorio en el aticulo EY concepio y la tragedia de ia cul fura~ una perspective sobre 1a tragicididad que le permitiria aprehender la estructura comin alos diversos fenémenos trigicos y, a la vez, omitr un tratamiento de la singularidad, Como antes Goethe y Kierkegaard, pero ‘con mayor validez, Simmel contemplaria lo tragico desde tuna perspectiva connatural al fendmeno; perspectiva que, sin dejar de ser parte integrante de la imaginacién bu- ‘mana, quedaria referida de manera exclusiva al propio ‘elemento trigico, Por esa razon, y a pesar de su formu Tcién lingtisties, bien podria ser le de Simmel la nica 296 Peter Scondi .“* La paradoja en Benjamin redime de la ambi- igledad en a misma medida que la dialéctica en Hegel del fualismo dictado por la ley absoluta. A causa precisa- mente de la gran afinidad existente entre ambas concep- tones es sorprendente esa diferencia, sin gue quede su- ficientemente explicada en base a que Hegel pensase en .!® Y entre los apuntes referidos al Demetrius figura la frase lapidaria: «De sobrevenir una desgracia, {que el dafio venga causado por el propio bien»."* En no ‘menor medida que la propia concurtencia de la disléctica cn la poética prefiloséfica, sorprende que no parezca ‘yerse afectada por las diferencias esenciales que median entre Iss concepciones del fenémeno trégico de los di- 306 Peter Seond versos representantes de dicha poética, Aristbtles Les ing o Seiler. "Asi pues, Ia estructura diléotca de la tagedia no constitaye un coto exclusiva de la reflexin filoséfica, tambign es tenida en cuenta desde una perspectiva dre matingicaohistérico-filoséfica, si bien generalmente en un grado de particularizacién conceptual que difculerg Ja apreciacin de la dieléetica propiamente dicha. No obstante, cabe considerar la estructura daléctica comn eriterio vido para definr lo trgico. No cabe la menor dua que la mayora de los pensadores de segunda fila que durante el siglo XIX dedicaron particular empeio a ese problema se encontraban ea la pista correcta, por mas que sus teorias de lo tigico fueran inseparables general ‘mente de una contemplacién «pantrégica» del mundo, nis autobiogrifica que filosofica. Un ejemplo fo brinds un pasaje dl libro Lo trdgico como ley universal y lh ‘mor como figura esttca de lo metafsico de Julivs Bay sen: «En lo trigico se hace patente Ia escisin imemisi- blementeinconclable del ndcleo més intimo de todos los seres».* Otro, Eleutheropulos, define lo trigico como la «enogacin de’ta vida por obra de una necesidad inte riom"®, Mayor envergadura que el rterio unilateral pa tente en tales definciones ~del que tampoco quedarian ‘exentas las de los fildsofos y Ios tebrieas de mayor ele. vancia~ es In omisién del aspect daléotico, tal como se encuentra en la definicin de JH. Kicchmainns:trigicose- ria «el ocaso de lo sublime>". Semejante dfinicion slo podria salvarse agregando que la propia condicién su- blime provoce el finde lo sublime; 0 bien queel hombre, quien no podré vivie privado de lo sublime, termina desiruyéndolo ya sea con su propia vida o con la propia realizacin del mismo elemento sublime. T ‘Femativa sobre to éico 307 AA pesar de la ubicuidad del momento dialéctco, no smenoscabada por limites hstéricos ni metodotdgicos, tampoco debe ovidarse que tanto la ettica del idealism alemén como la de épocas posteriores se han resistidote- ‘tzmente a sitar Io dialéctico en el centro de laconsi- derecion de lo trgico. Un motivo, pero no el inico, se

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