La escritura es un conjunto de códigos organizados y relacionados
entre sí, que da forma a un mensaje. Esta fomenta el crecimiento cultural y personal del redactor quien debe aprender a trabajar con las palabras y con las ideas. La preparación a la que debe estar sometida un autor para introducirse a la escritura, como punto focal hace referencia al dominio del discurso persuasivo para construirse como hablante capacitado y producir argumentos como autor de su propia experiencia. Esta requiere de estructuras diferentes a las utilizadas en la oralidad. Overington citado por Carrasco y Kent (2011), considera que “a partir de cuatro conceptos retóricos –hablante, situación, argumento y audiencia, se ofrece una posibilidad analítica” (p.1230).
Es así como, debe existir una formación en el hablante que produzca
cambios en el entorno para generar un proceso de lectura y escritura cónsono con la realidad planteada, estos cambios deben generarse desde el interior, asimismo se debe asumir conocimientos previos producto de la ocupación para el enriquecimiento tanto del léxico como de la postura que se debe asumir para poder cuestionar, deliberar, debatir en una situación un tema en particular. Por lo que, es de vital importancia promover y desarrollar habilidades para lograr la escritura en la investigación y el argumento como tal ser desarrollado desde los elementos que lo constituye, considerando por ende, la audiencia a la que se va a dirigir.
De lo anteriormente dicho, se deberían desarrollar actitudes que
pongan en evidencia la relación de las ideas concernientes al tema, es por ello que incumbe considerar autores con los cuales se debe concatenar las ideas y la reorganización del conocimiento previo, esto considerado para la escritura con la finalidad de que llegue a personas interesadas. Entonces, la lectura es la puerta al conocimiento, imaginación, innovación y creatividad, características de un pensador crítico y competitivo y no se puede dejar de un lado, siempre se considerara como puerta de inicio para cualquier escritura.
Por otro lado, todo comienzo, toda iniciación cuesta, pese a la
experiencia y conocimiento que se pudiera tener, iniciar un escrito conlleva cierto grado de dificultad. Carlino (2006), manifiesta “tuve que reconstruir y repensar eso que sabía, y me llevó unos diez días completos poder hacerlo”. (p.6). Es muy certera su afirmación, cómo cuesta comenzar a escribir, aun teniendo amplio conocimiento del tema a tratar. Por consiguiente, vale considerar la escritura como un proceso que soporta todo un lineamiento, en el cual se debe considerar la organización o estructuración de lo que se va a decir. Asimismo, vale tomar en cuenta el uso de las diferentes formas en que se puede construir un texto para lograr el objetivo comunicacional; es decir el uso de los mecanismos discursivos que el escritor utiliza para posicionarse en sus textos, es de gran importancia ya que el análisis y la interpretación de la información que les son característicos a los escritos académicos requieren de la construcción de un punto de vista personal. (Castelló et al, 2011).
Hace referencia esto, a la argumentación como el punto de vista
personal que debe tener la escritura, a manera de defensa o rechazo de forma lógica en concordancia con la conclusión a la que se llega. Tocando el punto sobre el aspecto personal, es relevante acotar que involucrarse de forma directa en la escritura es para algunos autores, muy revelador al referirse a la identificación del propio discurso y a la presencia del yo como primera persona, para identificarse dentro de la escritura. Al respecto Castelló et al. 2011 manifiestan:
Concretamente, la dimensión individual está relacionada
con el hecho de que la presencia del autor se pone de manifiesto a través de determinados usos estratégicos del lenguaje… la construcción de una voz propia requiere de la expropiación crítica de los discursos de otros para que puedan ser utilizados intencionalmente en la construcción de nuevos significados. (p.110) Por el contrario, al seguir otras normativas que rigen la construcción de la escritura de textos académicos, la presencia de primera persona no es apreciable, siendo utilizada la tercera persona. Con el uso de esta se queda ajeno a la acción aun conociendo absolutamente todo lo acontecido y la escritura tiende a la objetividad. Por otro lado, se hace relevante la presencia del yo, como primera persona; este desde la narrativa de los hechos muy común en los trabajos académicos o investigaciones cualitativas.
De manera que, el proceso para la escritura conlleva a una
circunstancia para entender con claridad y organizar los pensamientos para iniciar. Esta sea, pública o privada lleva la marca del escritor y se logra con el transcurrir del proceso, no es una habilidad que se puede adquirir de forma espontánea, se adquiere con la experiencia que cada día será enriquecedora. Y es entonces, cuando se considera el acto comunicativo en sí, sostenido de una afirmación orientado y apoyado por la validez de otros autores pero sin perder la esencia como escritor.