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La cultura científica

Seguramente muchos de ustedes han escuchado por ahí comentarios a favor de la “cultura científica”. De vez en cuando se
escucha por ahí la voz solitaria de algún entusiasta de la ciencia que habla de las bondades de tenerla de su gran
trascendencia y de lo benéfico que sería para México si ésta existiera en nuestra sociedad.

Es común que cada vez que se ponen de moda temas controvertidos como los transgénicos, las dietas de los carbohidratos o
de las proteínas, las terapias poco convencionales como la orinoterapia, o los abusos de fertilizantes, antibióticos o vitaminas,
vuelva de la mano de ellos la famosa cultura científica y su importancia…

Pero, ¿qué es la cultura científica?

Robert M. Hazen y James Trefil, en su libro “Temas científicos”, la definen como:

El conjunto de conocimientos que usted necesita para poder entender cuestiones públicas.

Y continúan:

Es una combinación de hechos, vocabulario, conceptos, historia y filosofía. No se trata de la materia especializada de los
expertos, sino de algo más general: del conocimiento, menos preciso, utilizado en el discurso político. Si puede entender las
noticias del día relacionadas con las ciencias; sí puede situar dentro de un contexto significativo artículos cuyos titulares hablen
de ingeniería genética, o del agujero de la capa de ozono; en una palabra, si usted es capaz de discutir sobre noticias que
tratan temas científicos de la misma manera que discute sobre todo aquello que se halla dentro de su horizonte, en lo que a
nosotros respecta, usted posee una cultura científica.

Ambos científicos, Hazen, geólogo y Trefil, físico, se han especializado en el transcurso de los años en la divulgación científica
y lo han hecho de forma estupenda, pues utilizan un lenguaje claro y preciso que es, creo yo, la clave para ser escuchado por el
público en general… y por supuesto, después de ser escuchado, entendido.

Ahora bien, no se ustedes, pero para mi es claro que en un mundo en donde las transformaciones más importantes se están
realizando gracias a la ciencia, que es la generadora del conocimiento, y a la tecnología, que es la utilización de ese
conocimiento para fabricar productos y servicios, todos los involucrados deberíamos tratar de conocer al menos un poco de
ciencia y de tecnología…

Hazen y Trefil, justifican perfectamente su definición al basarla en las cuestiones públicas, que finalmente son del interés de
todos, y por ello, prácticamente un deber ciudadano.

Pensémoslo un minuto, se imaginan que pasaría si todos supiéramos al menos un poco sobre los transgénicos, los antibióticos
o los fertilizantes… ¿no sería más fácil poder participar en las decisiones de nuestro gobierno?, ¿o sobre si es verdad o mentira
lo que el correo electrónico que recibí decía de la automedicación con antibióticos?, ¿o si será mejor mi cosecha este año si
utilizo más fertilizante que el año anterior?

Claro que esto no quiere decir que lo que se busca es que todas las personas sean científicos o algo parecido, sino que todas
estén preparadas con el conocimiento mínimo para poder tener una opinión personal en temas que les atañen directamente. El
mundo ha podido cambiar de forma drástica y a velocidad inusitada, únicamente gracias a los avances científicos, que como
habrá usted escuchado en muchas ocasiones, parecen presentarse de forma exponencial.

Y así, como hemos podido lidiar con la tecnología, y aprender a utilizar teléfonos celulares, calculadoras, agendas electrónicas,
reproductores de dvd y computadoras, también podemos aprender el conocimiento general del que hablamos. Si lo analizamos,
no es del todo exagerado, ¿recuerda que en la secundaria llevó clases de física, química y biología? ¿Acaso no llevamos
matemáticas desde el kinder?

En este siglo XXI, los avances científicos y tecnológicos seguirán aumentando. Día con día los nuevos descubrimientos están
cambiando nuestra vida y lo más maravilloso de todo esto es que cualquiera de nosotros tiene la capacidad suficiente para
entender los temas científicos que nos involucran. Sólo es cuestión de querer destinarle un poco de tiempo y un mucho de
entusiasmo e interés.

Acérquese a la ciencia, le garantizo que lo sorprenderá. Haga que la ciencia sea parte de su vida, y permítase entender sobre
todos aquellos temas que nos rodean… por cierto, ¿el maíz que todos deseábamos que se importara para que no siguiera
subiendo el precio de las tortillas no era transgénico?

HECHO:
Inglés: Hazen, Robert M. y James Trefil, 1990. Science Matters: Achieving scientific literacy. Anchor, EE.UU.
Español: Hazen, Robort M. y James Trefil, 1993. Temas científicos. Biblioteca de Divulgación Científica, Muy Interesante, 24.
RBA, España.

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