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Capítulo V: La alienación
en El marxismo, tomo I de Gregorio de Yurre1
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Gregorio R. de Yurre (1913-1989); jesuita español, hizo sus estudios de Humanidades y Filosofía en el
Seminario de Vitoria. En 1931 ingresó en la universidad Gregoriana de Roma, donde cursó en la
Facultades de filosofía y Teología. Profesor de Filosofía Social y de Ética, primero en la Facultad
Teológica de Vitoria. Sus principales publicaciones son: La justicia en la guerra y en la paz (1949));
Teología de los sistemas sociales (1955); Filosofía social (1966); Ética (1969), y la trilogía, del estudio
de los sistemas sociales: El liberalismo (1952); Totalitarismo y egolatría (1962), y El marxismo (1976).
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Para profundizar más en dicho término en Hegel ver: M. ALONSO. Alienación, historia de una palabra,
Mexico D.F, UNAM, 1988, p. 19.
La alienación denuncia una escisión o dualismo, de donde se sigue un antagonismo y oposición
entre esos dos términos antagónicos, de los cuales el uno oprime al otro. La alienación
religiosa denunciada por Feuerbach influyó en el pensamiento de Marx. No en el sentido de que
sea la alienación principal, sino en cuanto fue modelo para el análisis de las otras alienaciones,
que son para Marx las principales: el socio-político y económico.
1. En su tesis doctoral, Marx expuso la filosofía de Epicuro bajo el ideal hegeliano de la
unidad y comunidad. En cambio, la concepción atomista centra su atención en la
individualidad aislada (como el átomo). Esto supone una mentalidad dominada por la
individualidad, por la privatización de la vida. Lucrecio, poeta griego, recoge este
espíritu de Epicuro y presenta héroes que encarnan este espíritu individualista y
desencadenan la guerra de todos contra todos (bellum omnium contra omnes). La idea
de Marx es que la filosofía de Epicuro implica una contradicción o escisión en el
fundamento de la misma naturaleza entre la esencia del átomo, comunitaria como la de
todo ser de la naturaleza, y su existencia aislada. El dualismo y la escisión es una
alienación de la esencia, ya que la naturaleza es unidad, y los hombres forman entre sí
y con la naturaleza unidad. Por ello, en la Ideología alemana Marx afirmará que el
verdadero socialista parte de la premisa de que debe cesar la escisión entre la vida y la
felicidad. Ya que en la naturaleza no existe escisión; y puesto que el hombre es también
un cuerpo de la naturaleza y posee las propiedades generales del cuerpo, para él
tampoco debería existir esta escisión.
Marx parte de la idea que la sociedad real en la que vive y actúa el hombre no es una
comunidad humana; en ella reina la lucha de todos contra todos. El individualismo y el
egoísmo han destruido la comunidad y el bien común. La expresión de ambas es la
propiedad privada, elemento fundamental de la sociedad civil. Para Marx la esencia
humana que es comunitaria, no se realiza en el individuo, sino en la comunidad
humana. Por ende, el hombre traspasa de manera ideal la esencia humana al orden
político del Estado, que representa el bien común. Para Marx donde el Estado político
ha alcanzado su verdadero perfeccionamiento, el hombre lleva una doble vida: La vida
en la comunidad política, en la que es considerado como esencia común; y la vida en la
sociedad civil, en la que actúa como hombre privado.
3.1. Alienación del trabajo. - Dentro de esa alienación universal del mundo económico,
Marx centra su atención en la parte principal de la alienación económica que es la
alienación del trabajo, tema central de los Manuscritos de 1844. Aunque la alienación
económica afecta a toda la sociedad, con todo, la víctima principal es el trabajo y la
clase trabajadora. Dicha clase es la que tiene el aspecto universal de esta alienación
parcial: es una universalidad de misión o destino, puesto que es ella que tiene la misión
de suprimir todas las clases, incluso al proletariado mismo en cuanto clase. Tiene la
misión de suprimir toda alienación. La razón es que lleva sobre sus espaldas la
alienación más fundamental y radical, de la que dependen todas las demás: la alienación
económica, y, dentro de la alienación económica, la parte principal de tal alienación: El
trabajo. Pero también sufre por las fuerzas que la provocan. El capitalista es esclavo del
capital y del lucro, el obrero, que es víctima también de la competencia, está sometido
particularmente a la ley de la venta de su trabajo, de donde se sigue la explotación y
pérdida de su misma personalidad en cuanto tal. A través de esta venta, el capital
consigue la explotación del trabajo.
Las consecuencias de la alienación. -La idea de la alienación constituye la espina dorsal del
pensamiento de Marx. La alienación aparece como el gran mal de la historia humana que
impide la realización del hombre y de su reinado. De otra parte, es el motor de la historia; el
movimiento dialéctico se funda en la oposición, esta antítesis encierra la alienación de lo que
niega. Sin tal antítesis no se alcanza la superación o síntesis. Como obstáculo para la realización
del hombre encierra estas dificultades:
a) El dominio de la naturaleza y la esclavitud del hombre. Marx rechaza todo idealismo,
en su lugar pone la materia. Todo devenir de la materia está sometido al determinismo y
a las leyes ciegas, que carecen de toda vinculación con una idea dominante o con un
plan consciente. Pero cuando la naturaleza entra en círculo del hombre y es dominada
por éste, surge la teleología. Es el plan del hombre y la idea humana la que va
inoculando la finalidad a la naturaleza conquistada y puesta al servicio del hombre. La
finalidad es dirigir las fuerzas naturales para el desarrollo y realización de las fuerzas
sociales. Así, solo queda el destino humano que depende de la realización del hombre, y
esta realización exige una fundamental inversión de términos: el hombre, que aparece
como un objeto de la naturaleza exterior y sometido a sus leyes, por medio del trabajo
va dejando su condición de objeto y se va convirtiendo en un sujeto que se enfrenta con
la naturaleza por medio del conocimiento y del dominio de ésta.
La alienación destruye el reino del hombre e instaura el reino de las cosas sobre el
hombre. El fruto del trabajo del hombre forma una segunda naturaleza, que debería
estar sometida a su propio creador. Mas toda esta segunda naturaleza continúa teniendo
unas características similares a la primera, o naturaleza exterior: es un objeto no
dominado, forma lo que Hegel llamó positividad: un conjunto de leyes externas que
dominan al hombre y lo esclavizan. Aunque el hombre es el creador, sufre, sin
embargo, su condición de criatura. Para Marx esta segunda naturaleza es un proceso no
humanizado, en el que subsiste la hostilidad del objeto exterior. Hostilidad que se pone
de manifiesto en la subordinación del hombre al proceso de producción.
La realización del hombre exige que deje de ser objeto y se convierta en un sujeto dominador de
toda naturaleza, de todo objeto, eliminando la hostilidad y positividad de los objetos e
instituciones que brotan de sus manos.
b) La reificación del hombre. Por tal se entiende la conversión del hombre en cosa (res),
en un objeto del mercado que se compra se vende. Es el mundo de venalidad.