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durante el siglo XX
Laura Cristina Moreno Vásquez
Duvan Camilo Villarreal Jiménez
Guiados por el desconocimiento de los asuntos de género y la forma en cómo estos operan
dentro de la relaciones sociales y culturales, hemos optado por adentrarnos en él buscando
inicialmente la resolución a preguntas a primera vista sencillas, pero que requieren de todo un
aparataje para su composición, redacción y desarrollo. En ese orden de ideas, surge ante nuestra
curiosidad la imagen clara del individuo configurado y representado a través de su vestimenta.
Las diferencias entre una prenda u otra debido al color, material, confección y la ubicación al
momento del uso parecen decantar algunas de las respuestas más evidentes justificadas en su
funcionalidad, eficiencia1 y manufacturación. Sin embargo, los asuntos de la moda, identidad
y estética entretejidas en conjunto brindan nuevas conjeturas sobre la relación del vestido con
el individuo y su rol dentro de la sociedad.
Inicialmente nuestra intención era rastrear los roles de género establecidos en la sociedad a
partir de la vestimenta y su uso como representación de esos roles, pero ante la búsqueda de
fuentes para el desarrollo directo de la problemática, encontramos que las investigaciones no
giran en torno a las prendas como objeto de uso, sino que estas se encuentran adheridas de
manera directa o indirecta al ropaje a través del papel fundamental del género a la hora de su
producción. Aída Martínez, por ejemplo, en su trabajo Los oficios mujeriles señala una
dicotomía hombre-mujer relacionada con los oficios de sastrería y las dinámicas de poder y
subordinación sujetas al desarrollo textil2 que, aunque es planteada como una herencia
prehispánica, esta aún perdura en su estructura. Ana Bidegain en su artículo Impacto de la
modernización en las tareas domésticas, lleva el asunto de género y lo textil a espacios del
consumo desarrollados a principios del siglo XX, describiendo la forma en cómo los esquemas
de rol relegados a la masculinidad y a la feminidad se ven permeados por el capitalismo
transnacional generando nuevos oficios a los que accede la mujer y señalando la adquisición
1
A esto nos referimos a el fin común de las prendas como el de brindar calor y cobijo ante el frío.
2
Aída Martínez Carreño. “Los oficios mujeriles”. Historia Crítica, N°9(1994):15-19
material y del consumo como un sinónimo de progreso y libertad 3. En esa misma línea María
Carolina Cubillos plantea una relación entre el auge del consumo y la moda junto al rol
femenino que al interactuar en conjunto posibilitan la proyección de este último hacia una
nueva actividad pública que reivindica sus derechos sociales y políticos4.
Así como el vestido desempeña un papel importante en la configuración de la identidad del
individuo, también refleja el rol de género por el que ha optado5o al que ha sido incitado. En
este trabajo se intentará poner de manifiesto las características de género asociadas a la
vestimenta y su producción, y como esta ha sido abordada por las diferentes ciencias sociales
a lo largo del siglo XX con el fin de mostrar los diferentes puntos de congruencia dentro del
canon rígido de la sociedad colombiana.
3
Ana María Bidegain. "Impacto de la modernización en las tareas domésticas. El caso de las labores
de aguja". Historia Crítica, n.o 9 (1994): 52-57. https://doi.org/10.7440/histcrit9.1994.07
4
María Cubillos. “Mujeres en el papel: representaciones de la mujer en el discurso de la moda, 1960-
1970”. Historia y Sociedad, N°26 (2014): 209-236. https://doi.org/10.15446/hys.n26.44504
5
Aunque de manera sospechosa creemos que el género nunca es un asunto polarizante, pues
consideramos que es una combinación de ambos aspectos de los que uno de ellos termina por
manifestarse mayoritariamente
Bibliografía:
● Arvanitidou, Zoi “Fashion, Gender, and Social Identity” First Fashion Colloquia
– London https://process.arts.ac.uk/sites/default/files/zoi-arvanitidou.pdf