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Chillán, 30 de abril de 2004. Corte de Apelaciones.

Resolución del recurso de protección


interpuesto por el Ministerio Público contra el Juez de Garantía que dispuso reserva de
identidad de un imputado. La Corte rechazó el recurso, concluyendo que el juez se limitó a
ejercer su potestad cautelar, dentro de sus atribuciones constitucionales y legales.
Chillán, treinta de abril del año dos mil cuatro.

Se designa para la redacción del fallo acordado, con conocimiento de las partes, al Ministro
Señor Darío Silva Gundelach. Chillán, treinta de abril del año dos mil cuatro.

VISTOS: En lo principal de fojas 8 comparece la Fiscal Regional, doña Ximena Hassi Thumala,
por sí y por el Ministerio Público, organismo autónomo del estado, ambos domiciliados en calle
Rengo 345, Concepción, y, para estos efectos, en calle Libertad 213, Chillán, interponiendo
recurso de protección contra el Juez de Garantía de esta ciudad don Luis Moisés Aedo Mora,
quien mediante resolución judicial de veintitrés de marzo de este año, dictada en causa RUC
0400088200-9, RIC 539-2004, dispuso la reserva de identidad del imputado. Los fundamentos
de hecho y derecho del recurso son: En el proceso penal antes aludido se investiga robo con
violencia y porte ilegal de arma de fuego, figurando como imputado don C.M.S.C. Agrega, que
los hechos consistieron en un robo con violencia en que dos individuos entraron al servicentro
…….. ubicado en calle Puelches ……. de esta ciudad, intimidaron a los empleados del
servicentro, sustrayendo la suma de $60.000 y, ante la resistencia de uno de ellos, le dispararon
en la región toráxico, causándole lesiones graves, para luego darse a la fuga, siendo detenido
uno de los dos individuos, el que actualmente se encuentra formalizado en la causa por los
delitos indicados y tenencia ilegal de arma de fuego. La defensa penal solicitó que el Juez
recurrido prohibiera a la prensa presente en la audiencia dar a conocer la identidad del
imputado, argumentando que ello tenía por objeto impedir que se vulnere el derecho personal a
la intimidad y honor y el principio de inocencia que ampara a su defendido. El Ministerio Público
se opuso a lo solicitado haciendo presente, por una parte, que la publicidad de la identidad del
imputado no vulnera la presunción de inocencia, sancionada en el artículo 4º del Código
Procesal Penal y que, además, la restricción de la publicidad altera uno de los principios de la
reforma procesal penal, cual es la transparencia y publicidad del procedimiento y de sus
actuaciones, salvo expresa excepción legal a esa publicidad, restricción que, por regla general,
no ampara la identidad del imputado. Se hizo ver que en el proceso no concurre ninguna
circunstancia que habilitare al Juez de Garantía para prohibir, restringir o limitar en cualquier
forma el derecho de la ciudadanía de estar informado sobre la persona del imputado y el
derecho y obligación del Ministerio Público de velar por el cumplimiento de ese principio de
publicidad. Por resolución de 23 de marzo de 2003, al término de la audiencia de control de la
detención y formalización de la investigación, el Juez accedió a la petición de la defensa, en el
sentido de permitir sólo la filmación y fotografía inicial de la audiencia con exclusión de la
persona del imputado, pudiendo permanecer la prensa asistente en el desarrollo de la misma
para el efecto de apuntar lo obrado, restringiéndose la pública divulgación de la identidad del
imputado por cualquier medio. Al resolver en la forma indicada, el Juez incurrió en un acto
arbitrario e ilegal, por el que se perturbó el derecho a la información, garantizado en el artículo
19 Nº 12 de la Constitución Política del Estado, la que afecta al Ministerio Público, interviniente
en el proceso y responsable de la investigación de los ilícitos denunciados. Manifiesta que la
resolución judicial en cuestión establece que la Constitución asegura a todas las personas: 12º
La libertad de emitir opinión y la de informar sin censura previa, en cualquier medio, sin perjuicio
de responder de los delitos y abusos que se cometan en el ejercicio de estas libertades, en
conformidad a la ley, la que deberá ser de quórum calificado. La Comisión de estudios de la
Constitución definió qué se entendía por libertad de opinión y de información y dejó constancia
que el anteproyecto, junto con consagrar la libertad de emitir opinión, la de informar asegura el
derecho de recibir la información en forma veraz, oportuna y objetiva, sobre el acontecer
nacional e internacional. El derecho a la información también esta consagrado en el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos suscrito por Chile, cuyo artículo 19 Nº 2, establece
que toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad
de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de
fronteras, ya sea oralmente, por escrito, o en forma impresa o artística, o por cualquier otro
procedimiento de su elección; y el número 3 de esa norma señala que: el ejercicio del derecho
previsto en el párrafo segundo de este artículo entraña deberes y responsabilidades especiales.
Por consiguiente, puede estar sujeto a ciertas restricciones que deberán, sin embargo, estar
expresamente fijadas por la ley.... Concordante con lo anterior, la Excma. Corte Suprema ha
resuelto que: c) Considerando que el numeral 12 del artículo 19 de la Constitución Política
garantiza la libertad de información, sin censura previa, en cualquier forma y por cualquier
medio, toda preceptiva que implique limitación a este derecho debe ser interpretada
restrictivamente. La doctrina ha señalado que esta garantía es, dentro de los derechos
esenciales del individuo, amparados por la Constitución, uno de los principales o de máxima
jerarquía, puesto que constituye un verdadero presupuesto o condición normal que posibilita el
ejercicio de casi la totalidad de los restantes derechos y el disfrute de las libertades
fundamentales reconocidas en cualquiera sociedad que se estime organizada de acuerdo a un
régimen democrático. En consecuencia, la Carta Fundamental y los Tratados Internacionales
suscritos por Chile aseguran la libertad de informar y disponen que las limitaciones a la libertad
deben establecerse por ley y éstas, a su vez, interpretarse de un modo restrictivo, sin que
pueda restringirse o limitarse por resolución judicial el ejercicio de este derecho a informar y ser
informado sin censura previa. En cuanto a la presunción de inocencia del imputado, la solicitud
de la defensoría pública a que accedió el Juez recurrido, se ha basado fundamentalmente en la
presunción de inocencia, lo que hace necesario considerar el alcance de la ésta presunción y el
concepto de imputado. La presunción de inocencia tiene una doble finalidad: desde el punto de
vista probatorio, implica que debe acreditarse, sin asomo de duda y por los medios de prueba
legales, la participación punible del imputado en un delito, y, por otra parte, el imputado no
puede ser tratado como culpable durante la secuela del proceso penal. Ninguno de estos
puntos de vista significa que se puede impedir la revelación de la identidad de los imputados en
determinado delito. Cita el artículo 14 Nº 2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos de 16 de Diciembre de 1966, promulgado por Decreto Nº 778 del Ministerio de
Relaciones Exteriores de 29 de Abril de 1989 y el artículo 8 de la Convención Interamericana de
Derechos Humanos, denominada Pacto de San José de Costa Rica. La garantía de que se trata
fue objeto de análisis al tramitarse el Código Procesal Penal y el informe de la comisión de
Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del Senado, expresa sobre el particular: por
otra parte, cabe a este proyecto hacerse cargo a la vez, de la presunción de inocencia del
imputado, considerarlo como inocente mientras no haya sido dictada en su contra sentencia
condenatoria, consagrada en los dos pactos internacionales antes mencionados, y la cautela de
los intereses concretos de la víctima del delito, con vistas a lo cual se imponen obligaciones a lo
órganos públicos que intervienen y se crean distintos mecanismos para garantizar sus
derechos. Sin embargo, pese a la importancia de tal presunción, no cabe erigirla en un derecho
absoluto, ya que ni siquiera el ejercicio de los derechos fundamentales que la Constitución
asegura a todas las personas, tienen aquel rasgo, puesto que: jamás un derecho es absoluto y
siempre va aparejado del deber correlativo, el cual limita o restringe el ámbito del ejercicio de
aquel, encuadrándose dentro de lo que es lícito o legítimo. Cita a Maier (del trato de inocente).
Así no se divisa cómo la difusión de la identidad del imputado pueda ser prohibida sobre la base
de la presunción de inocencia. Así como esa presunción no impide que se impongan medidas
cautelares, con mayor razón, no es causal para prohibir el ejercicio de un derecho
constitucional, como es la libertad de informar. Tampoco se contempla en el artículo 4º del
Código Procesal Penal, la atribución de potestad, en forma expresa a favor del Juez de
Garantía para imponer aquella prohibición. En lo relativo al concepto de imputados, el artículo 7
del Código Procesal, incluido en los principios básicos de las disposiciones generales, lo define:
calidad de imputado. Las facultades, derechos, garantías que la Constitución Política y este
Código y otras leyes reconocen al imputado podrán hacerse valer por la persona a quien se
atribuyere en un hecho punible desde la primera actuación del procedimiento dirigido en su
contra y hasta la completa ejecución de la sentencia. Para estos efectos se entenderá por
primera actuación del procedimiento cualquiera diligencia o gestión, sea de la investigación, de
carácter cautelar o de otra especie, que se realizare por o ante un tribunal con competencia en
lo criminal, el Ministerio Público o la Policía, en la que se atribuyere a una persona
responsabilidad en un hecho punible. Dice que el artículo 93 del Código Procesal Penal, por su
parte, establece los derechos y garantías del imputado que pueden hacerse valer hasta la
terminación del proceso y que están vinculados con la presunción de inocencia, sin que ninguno
de ellos contemple el secreto o la reserva de la identidad del imputado, cuyo conocimiento,
publicidad o divulgación no vulnera el principio de inocencia, ya que sólo podrá ser considerado
culpable si se dicta sentencia condenatoria firme en su contra. La afectación de la calidad de
imputado no es fundamento suficiente para prohibir a los intervinientes en el proceso y a los
medios de comunicación social, que informen acerca de su identidad. En este sentido, el
principio de publicidad del nuevo proceso penal contribuye a solucionar el asunto en la línea
explicada, pues la cultura del secreto, tan fuertemente arraigada en las actuaciones de nuestros
órganos estatales y tan criticada por su negativa trascendencia en el sumario del Código de
Procedimiento Penal, ha sido severamente restringida a casos específicos y acotados en el
nuevo Código. Ninguno de estos casos, habilita a los jueces de garantía o del tribunal oral para
imponer la prohibición d e informar acerca de la identidad del imputado. Más aún, tampoco la
Convención Americana ni la jurisprudencia de la Corte Interamericana lo permiten, admitiendo
sólo la persecución de las responsabilidades y reparaciones ulteriores, si es que procedieren.
Respecto a la publicidad de los actos de administración de justicia y en especial aquellos del
proceso penal, argumenta que la publicidad es principio rector, tanto de los procesos civiles
como de los penales. La regla general es que todas las actuaciones judiciales sean públicas,
salvo los casos en que la ley en forma excepcional disponga que ciertas actuaciones sean
secretas, reservadas o confidenciales. Cita al profesor Enrique Silva Cimma, quien ha señalado
que la publicidad de los actos de los órganos del estado es una garantía de las esencia de todo
estado de derecho, existiendo un derecho a la publicidad, esto es, el derecho a que la
administración del estado, o en términos más amplios, los órganos que integran el estado sean
estos del campo administrativo, legislativo o judicial, no pueden operar sobre la base del
secreto, como norma general, porque, a la inversa, lo que respeta y consagra la Constitución de
la República es precisamente el concepto de publicidad. Estas ideas se recogen en la
modificación que realizó la ley 19.653 a la ley de Bases de la Administración del Estado,
artículos 11 bis y 11 ter, actuales artículos 13 y 14 de la Ley 18.575, lo que establecen este
principio de publicidad de sus actos, sus restricciones y los recursos para impugnarlos. Las
excepciones a ese principio deberán ser establecidas en la Constitución o en la ley. Resulta
claro que se trata de un materia reservada a la ley, de acuerdo a lo previsto en los artículo 5º
inciso segundo, 19 Nº 26, 32 Nº 8 y 61 de la Constitución Política, en los cuales se consagra el
principio de reserva legal respecto de la regulación de los derechos fundamentales, y
especialmente, si de lo que se trata ya no es sólo de regular, sino que de limitar el ejercicio de
la libertad de informar. Consecuente con lo expresado, es principio rector de los actos de
administración de justicia la publicidad, tal como se recoge en el artículo 9 del Código Orgánico
de Tribunales, que dispone los actos de los tribunales son públicos, salvo las excepciones
expresamente establecidas por la ley. Hace referencia a sentencia recaída en recurso de
protección rol 1211-01, interpuesto contra la Corporación de Administración del Poder Judicial.
El recurrente se basó en que se habría dado información en forma ilegal y arbitraria de datos
sensibles relativos a una demanda interpuesta de conformidad con las normas de la Ley
19.585, a través de su página web, hecho que, a su juicio, habría transgredido la garantía del
artículo 19 Nº 4 de la Constitución Política. En la tramitación de esta acción, el entonces
Presidente de la Excma. Corte Suprema y del H. Consejo Superior de la Corporación
Administrativa del Poder Judicial, informando al tenor del recurso deducido expresó: Que el
artículo 9 del Código Orgánico de Tribunales señala que los actos de los tribunales son
públicos, salvo las excepciones expresamente establecidas por la ley, consagrando así una de
las bases fundamentales de la administración de justicia, esto es, su publicidad. Una de esas
excepciones, es la que contempla el artículo 197 del Código Civil, en materia de acción de
filiación, al establecer que el proceso tendrá el carácter de secreto, hasta que se dicte sentencia
de término, y que sólo tendrán acceso a él las partes y sus apoderados. Por consiguiente, que
al igual que el sumario criminal, ello significa que el detalle de estos procesos, es decir, el
contenido de sus actuaciones, resoluciones o diligencias, no podrá ser de público conocimiento,
teniendo el carácter de secreto. Sin embargo, añade, jamás podrá tener ese carácter la
existencia de la causa respectiva. Prueba de ello son los libros de ingresos de causas de los
tribunales de justicia, los cuales pueden ser consultados por cualquier individuo y tomar
conocimiento de la existencia de esta clase de juicios, pudiendo conocer el nombre de las
partes, la materia y el rol de la causa. En cuanto al nuevo proceso penal, expresa que la
publicidad es uno de lo principios rectores por cuyo cumplimiento debe velar el Ministerio
Público, como lo destacó la Comisión de Legislación, Legislación y Justicia del Senado. Tal
publicidad es la mejor garantía para el imputado de tener un juicio justo. A su turno, el juicio
penal público y su realización por el método oral constituyen un mecanismo indispensable para
que la administración de justicia cumpla con las demás funciones que la sociedad le
encomienda, y ciertamente, una de ellas es la de resolver conflictos, de un bodoque sea
percibido como legítimo por la comunidad, con miras a reforzar la confianza de la ciudadanía en
el sistema jurídico. En este mismo sentido, el proceso penal está llamado a desempeñar un
importante efecto preventivo general, vale decir, socializar más directamente el mensaje de que
existe una respuesta estatal rigurosa a los actos que la sociedad considera inaceptables,
inhibiendo con ello a quienes pudieren pretender llevarlos a cabo en el futuro y reafirmando ante
el conjunto de la comunidad la vigencia de los valores y principios del sistema jurídico penal. En
otras palabras, la sociedad, en su conjunto, tiene derecho a ser informada del modo en que se
ejerce la acción penal pública y la administración de justicia penal. En lo relativo al secreto en el
Código Procesal Penal y en normas especiales, señala que el principio rector de la reforma
procesal penal es la publicidad, constituyendo una excepción la prohibición de informar. Cada
una de las normas que lo establecen tiene su fundamento en la propia norma que la estatuye,
sin que ninguna de tales normas permita concluir que ella se autoriza a los tribunales para
disponer la reserva de identidad de los imputados y restricciones de información a los medios
de comunicación sobre la base de conceptos genéricos que sean comunes a todos los juicios
criminales. Cita el mensaje del Código Procesal Penal relacionado con el juicio público ante un
tribunal imparcial. El aludido Código parte estableciendo en el artículo 1º el principio de
publicidad cuando establece que toda persona tiene derecho a un juicio, previo, oral y público,
desarrollado en conformidad con las normas de este cuerpo legal. La Excma. Corte Suprema en
acuerdo de pleno de 10 de enero de 2001, instruyó a los tribunales sobre la publicidad: Las
actuaciones que se realizan ante el Juzgado de Garantía, por la naturaleza del nuevo sistema
procesal penal, son públicas (artículo 1º del Código Procesal Penal; artículo 8 Nº 5 de la
convención Americana sobre derechos humanos, el artículo 14 del pacto internacional de
derechos civiles y políticos), sin perjuicio que el Tribunal pueda disponer, a petición del fiscal o
de otro interviniente, su reserva, lo que sólo corresponderá acoger cuando la gravedad de los
antecedentes o sus circunstancias lo hagan aconsejable Es decir, reconoce el principio de
publicidad de los actos del proceso y acoge las excepciones específicamente determinadas, las
cuales no se vislumbran en el actuar del juez recurrido. El Código Procesal penal contiene tres
normas que regulan la relación de la publicidad con el secreto y son los artículos 92, 182 y 289.
El 92 dispone: Prohibición de informar. Los funcionarios policiales no podrán informar a los
medios de comunicación social acerca de la identidad de los detenidos, imputados, víctimas,
testigos, ni de otras personas que se encontraren o pudieren resultar vinculadas a la
investigación de un hecho punible. Claramente esta es una norma que restringe a los
funcionarios de la policía y no afecta ni al Ministerio Público ni a los Tribunales, pues las
excepciones en materia de derecho público se deben interpretar restrictivamente, más aún
cuando se trata de limitar un derecho garantizado por la Constitución y los Tratados
Internacionales. Interpretar esta norma como una autorización al Juez de Garantía para que
prohíba dar a conocer el nombre de los imputados, implica una actuación que violenta lo
dispuesto en el artículo 7 de la Constitución, porque se atribuye potestades que no tiene o que
no le han sido conferidas expresamente, de modo que lo obrado en ese sentido adolecería de
nulidad de derecho público. Por su parte, el inciso primero del artículo 182 establece: Secreto
de las actuaciones de investigación. Las actuaciones de investigación realizadas por el
Ministerio Público y por la policía serán secretas para los terceros ajenos al procedimiento...; sin
embargo, no cabe dentro de ésta reserva el ocultar el nombre de los imputados, o el hecho de
estar llevando a cabo una indagación en contra de determinada persona, y por el delito que
corresponda. Al formalizar la investigación, el Fiscal le comunica públicamente al imputado que
desarrolla una investigación en su contra por un delito determinado, y le da sentido a una de las
garantías del debido proceso, que es el derecho de la comunidad a estar informado. La
Convención Americana del Derechos Humanos, establece en su artículo 8 inciso quinto que el
proceso penal debe ser público, salvo en lo que sea necesario para preservar los intereses de
la justicia. Además, advierte que lo dispuesto en el artículo 182 del Código Procesal Penal
constituye una prohibición que se establece por el solo ministerio de la ley, sin que ella pueda,
por lo tanto, ser extendida a que un tribunal también la decrete y menos, para que lo haga
respecto a un objeto distinto del que la norma declara confidencial, pues, como ya se explicó a
propósito del artículo 92, ello implicaría que el juez se estaría atribuyendo una potestad que el
artículo 182 no le concede, lo cual tornaría su decisión en nula de nulidad absoluta, máxime
cuando vulneraría derechos fundamentales. La norma del artículo 289 del Código Procesal
Penal, dentro del párrafo De los principios del juicio oral establece: Publicidad de la audiencia
del juicio oral. La audiencia del juicio oral será pública, pero el tribunal podrá disponer, a
petición de parte y por resolución fundada, una o más de las siguientes medidas, cuando
considere que ellas resultan necesarias para proteger la intimidad, el honor o la seguridad de
cualquier persona que debiere tomar parte en el juicio o para evitar la divulgación de un secreto
protegido por la ley: a) Impedir el acceso u ordenar la salida de personas determinadas de la
sala donde se efectuara la audiencia; b) Impedir el acceso del público en general u ordenar su
salida para la práctica de pruebas específicas; y c) Prohibir al Fiscal, a los demás intervinientes
y a sus abogados que entreguen información o formulen declaraciones a los medios de
comunicación social durante el desarrollo del juicio. Los medios de comunicación social podrán
fotografiar, filmar o transmitir alguna parte de la audiencia que el tribunal determinare, salvo que
las partes se opusieren a ello. Si sólo alguno de los intervinientes se opusiere, el tribunal
resolverá. La norma establece determinadas medidas de restricción a la publicidad de los
juicios, que puede determinar el tribunal oral, en la necesidad de proteger la intimidad, el honor
o la seguridad de cualquier persona que deba tomar parte en el juicio, o para evitar que se
divulgue un secreto protegido por l a ley. Tales prohibiciones, en primer término, sólo pueden
ser declaradas por el tribunal, durante el desarrollo del juicio oral, esto es, mientras se lleva a
cabo la audiencia respectiva, tal como lo señala el título del artículo ubicado en el párrafo De los
principios del juicio oral, dentro del Título III del Libro Segundo del Código Procesal Penal; en
segundo término, el tribunal oral en lo penal está facultado, en lo que se refiere a los medios de
comunicación, a decretar si pueden o no utilizar determinados medios técnicos de transmisión,
pero no para prohibir que difundan los nombres o la identidad de los imputados. Tal norma es
aplicable también a las audiencias orales que se lleven a efecto ante el Juez de Garantía,
conforme a lo previsto en el artículo 71 del Código Procesal Penal, pero con la misma limitación
indicada, sin que pueda extenderse a prohibir y dar conocer la identidad de los imputados.
Además, las medidas que puede adoptar el tribunal oral son las anteriormente señaladas, las
que sin embargo no están referidas a la identidad del imputado, el que, por lo demás, ya ha sido
de conocimiento de la comunidad. A su vez, la norma precisó el término de duración de la
prohibición a sólo la realización del juicio oral. En materia de limitaciones a derechos
fundamentales, la interpretación debe ser restringida, por lo que no puede aplicarse a casos no
considerados expresamente, como es la investigación de responsabilidad del fiscal del
ministerio público, y que el Juez de Garantía debe cautelar. A mayor abundamiento, hace
presente que nuestro ordenamiento jurídico establece ciertas excepciones al principio de la
publicidad y que regulan la revelación de ciertas personas involucradas en hechos delictivos, lo
que se basa en el artículo 33 de la Ley 19.733 que alcanza a los imputados menores de edad, a
los testigo y víctimas de ciertos delitos. Es decir, son casos muy puntuales, establecidos para la
protección de dichas personas, especialmente en cuanto a la posibilidad de readaptación social
respecto de los menores. También existen otras restricciones respecto a testigos, tanto en la ley
19.366, sobre tráfico de drogas y en la ley antiterrorista 18.314, ambas modificadas por las
leyes adecuatorias a la reforma procesal penal, pero clara y evidentemente el estatuto legal d el
testigo es diametralmente distinto y opuesto de la forma en que se ha legislado respecto del
imputado sobre la información acerca de haber participado en la comisión de un crimen o
simple delito. Respecto de la acción de protección, sostiene que el recurso de protección o
acción de amparo constitucional tiene su origen en el acta constitucional Nº 3 de 1976. Luego
se contempló en el artículo 20 de la Constitución del 80. En la especie, el Ministerio Público es
persona agraviada directa, atendido que la prohibición impuesta, implica la prohibición de
divulgar la identidad de los imputados y ello recae sobre el Fiscal Adjunto a cargo de la causa.
El artículo 20 de la Constitución otorga protección al que se vea afectado por causa de actos u
omisiones arbitrarias o ilegales, teniendo la Fiscalía interés directo en la interposición del
recurso para poner remedio al mal causado por el acto recurrido, habida consideración de su
legítimo interés en sostener que el dar a conocer la identidad de los imputados no vulnera, en
caso alguno, el principio de inocencia de los mismos. La naturaleza de la acción u omisión que
motiva el recurso: la acción implica un hecho positivo, una actividad, una hacer algo que
amenace, perturbe o prive a alguien el legítimo ejercicio de alguno de los derechos enumerados
en el artículo. El profesor Soto Kloss que esta actividad puede ser tanto física como jurídica. De
esta manera, es acción una actividad material o física, como también una decisión, sea jurídica
o administrativa, como decretos, resoluciones. En el caso de que se trata, se evidencia que la
resolución materia del recurso es una acción, es decir un hecho positivo y formal que
ciertamente perturba o priva el legítimo ejercicio de informar la identidad del imputado, y no sólo
eso sino que además prohíbe expresamente la difusión de la identidad, bajo el apercibimiento
del artículo 240 del Código de Procedimiento Civil. Sobre la procedencia del recurso de
protección respecto de resoluciones judiciales, cita y transcribe la numerosa jurisprudencia que
admite tal opción. En cuanto a la ilegalidad del acto en contra del cual se recurre, argumenta
que acto ilegal es aquel que no se ajusta a la ley, la transgrede, la contraviene o simplemente
deja de aplicarla. La ilegalidad de la resolución recurrida se traduce en una flagrante infracción
a las normas legales vigentes. Además de apartarse del texto de la ley, no respeta el derecho
de las personas a ser informadas y de los medios de prensa a informar. Es ilegal el acto
recurrido por vulnerar el principio de publicidad de los actos estatales, naturaleza que tienen los
que ejecuta el Ministerio Público, en la etapa de investigación, como al acusar, y durante el
desarrollo del procedimiento judicial correspondiente, así como, los que durante esa misma fase
y durante todo el proceso lleven a cabo los tribunales. Tales actuaciones llevan implícito el
ejercicio de las libertades de informar, de emitir opinión y de ser informado, lo que ha sido
vulnerado. La arbitrariedad la hace consistir en la flagrante infracción a las normas
constitucionales y legales que constituye el actuar del juez recurrido, que también revela la
arbitrariedad en su desempeño. Según el diccionario de la lengua de la Real Academia
Española, comprende un acto o proceder contrario a la justicia, la razón o las leyes, dictado sólo
por voluntad o por capricho. La jurisprudencia ha estimado que hay actuación arbitraria cuando
la decisión no se funda en la razón, en la justicia o no atiende al bien común en aquellos casos
en que es realizada por el legislador o una autoridad pública y también cuando resulta contraria
a la ética elemental o no tiene justificación racional. Igualmente, se incurre en discriminación
arbitraria si se realizan distinciones inspiradas en propósitos hostiles contra determinada clase o
personas, cuando se beneficia a algunos y se perjudica a otros que se encuentran en iguales
circunstancias, diferenciando injustificadamente, sin miras a la consecución de un bien superior,
la actuación recurrida, desde que impide al Ministerio Público y a los medios de comunicación
social dar a conocer la identidad de los imputados, está incurriendo no sólo en un acto ilegal
sino también en una arbitrariedad, pues no respeta el derecho de las personas a estar
informadas, ni respeta el derecho a informar de tales medios de comunicación. En cuanto a la
perturbación del derecho de informar, expresa que, de los antecedentes expuestos aparece
nítido que la resolución recurrida incurre en flagrante acto ilegal y arbitrario, violentando las
normas del estado de derecho, al atribuirse el Juez derechos que no le han sido conferidos por
la Ley ni por la Constitución (artículo 7 de la Carta Fundamental), extendiendo la aplicación de
las normas del Código Procesal Penal para casos para los cuales no fue contemplado,
violentando las normas de publicidad que establece el mismo Código recogidas de la
experiencia internacional extraída de los más importante tratados sobre derechos
fundamentales ratificados por Chile y que se encuentran vigentes (los cuales tienen rango
constitucional, según el artículo 5 inciso segundo de la Constitución Política), vulnerando
palmariamente la garantía del derecho a la información contemplada en el artículo 19 Nº 12 de
la Carta Constitucional. Ninguna norma constitucional ni legal habilita a los tribunales para
limitar o prohibir que se revela la identidad del imputado y menos alcanza como sujeto
destinatario de la obligación de guardar secreto a los medios de comunicación social, lo cual
resulta consistente con el tratamiento que, en el resto de la legislación nacional, se ha dado
sobre todo des de la Ley 19.733 y la Ley 19.806, a la libertad de informar respecto de los
procesos judiciales. Sobre la base de lo anteriormente expuesto, concluye que: a) La
Constitución y los Tratados Internacionales suscritos por el país aseguran a las personas la
libertad de informar y, que las limitaciones de esta libertad deben establecerse por ley, las que
deben interpretarse restrictivamente; b) Que la historia del establecimiento de la ley 19.733
sobre libertades de opinión e información y ejercicio del periodismo, demuestra que tratándose
de procesos penales en tramitación, el criterio del legislador fue el de suprimir y terminar con las
limitaciones a la libertad de información; c) Que los tratados internacionales suscritos por Chile
y el sistema procesal penal consagran la presunción de inocencia, entendida ésta como una
prohibición de considerar culpable a una persona, sin mediar condena. El legislador reconoce
una serie de derechos al imputado, que buscan proteger su dignidad, seguridad y un debido
proceso. Entre tales medidas no se contempla el secreto o reserva de su identidad. d) Que de
acuerdo a la ley 19.733, sólo está prohibido a los medios de comunicación social divulgar la
identidad de los menores de edad que sean autores, cómplices o encubridores o testigos de
delitos, o de cualquier otro antecedente que conduzca a ella. También les está prohibido
divulgar la identidad de las víctimas de cualquier edad, tratándose de los delitos de aborto,
abandono de niños y personas desvalidas, crímenes y simples delitos contra el estado civil de
las personas, del rapto, de la violación, del estupro, incesto, corrupción de menores y otros
actos deshonestos. Las limitaciones o prohibiciones de publicidad establecidas en el Código
Procesal Penal o en otras leyes tienen su fundamento en las propias normas que las estatuyen.
Difundir la identidad del imputado en el proceso penal es el ejercicio legítimo de la libertad de
informar, en cuanto ella se explica en el principio de publicidad de los actos estatales, que,
como ha expuesto, constituye un valor fundado en la Constitución que adquiere carácter
principal o decisivo en Código Procesal Penal, en tanto que los casos de secreto o reserva
deben hallarse expresamente contemplados por la Carta Fundamental o por la ley y que, como
tal excepción deben interpretarse y aplicarse restrictivamente. En definitiva, argumenta que el
Juez recurrido con la resolución judicial, arbitraria e ilegal antes referida atentó contra la
garantía del artículo 19 Nº 12 de la Constitución Política, por lo que deduce el recurso de que se
trata para restablecer el imperio de la referida garantía. De conformidad con lo expuesto, citas
reglamentarias y legales mencionadas, artículo 20 de la Constitución Política de la República y
Auto Acordado sobre tramitación del recurso de protección, pide tener por interpuesto recurso
de protección en contra del Juez de Garantía de esta ciudad, don Luis Aedo Mora, y, en
definitiva, se autorice, sin más trámite la difusión de la identidad del imputado. A fojas 134, por
tratarse de los mismos hechos, se acumuló al recurso antes expuesto, el de protección
deducido en lo principal de fojas 80 por D.S.H., gerente General de las Empresas Periodísticas
…………… y Radio y Televisión ………………., personas jurídicas del giro de su denominación,
todos domiciliado en calle 18 de Septiembre Nº de esta ciudad, cuyos fundamentos su
apoderado y abogado patrocinante, don Rodrigo Campos Lobos, se ha limitado a reproducir
textualmente el recurso formulado por el Ministerio Público. A fojas 33 y 35, se hace parte en el
recurso de que se trata, el Defensor Penal Público de Chillán, don Ricardo Robles López,
domiciliado en calle Constitución 422, fundado en que la pretensión del Ministerio Público afecta
directamente intereses y derechos de los imputados del nuevo sistema penal, y de conformidad
al artículo 4º del respectivo Auto Acordado que dice: las personas, funcionarios u órganos del
Estado, afectados o recurridos podrán hacerse parte en el recurso. Esto se funda en que a la
Defensoría Penal Pública le cabe representar a las personas imputadas por un crimen, simple
delito o falta, de conformidad al artículo 2º de la Ley Orgánica Nº 19.718 y que la pretensión del
recurso de protección colisiona con la presunción de inocencia de los imputados, el derecho a
su privacidad, honra e imagen, en el marco del nuevo sistema procesal penal. A fojas 52, el
Juez recurrido, titular del Juzgado de Garantía de esta ciudad, don Luis Moisés Aedo Mora,
informa que la resolución fundada que motiva el recurso, fue pronunciada verbalmente por él,
en audiencia celebrada el 23 de marzo último, mediante la que, previo debate, se acogió el
incidente planteado por la Defensa en la causa ya anteriormente referida, en relación con la
filmación o fotografía del imputado C.M.S.C. y la publicación de su nombre por los medios de
prensa. Para mayor claridad, reproduce la aludida resolución:

Vistos y teniendo presente:


1. Que la defensa ha planteado incidente, pretendiendo se limite la filmación y fotografía del
imputado, así como la pública información acerca de su identidad, por los medios de prensa,
amparada en la presunción de inocencia que le favorece y en la protección de su honor e
intimidad.

2. Que la Fiscalía local se ha opuesto a dicha petición considerando el carácter público de la


audiencia y la libertad de información, sin que exista norma expresa alguna que faculte tal
limitación.

3. Que, si bien es cierto, la publicidad es el principio general que ha de regir en el proceso penal
en actual aplicación, no es menos verdad que frente a conflictos en que aparecen en colisión
los intereses inmanentes al derecho general de libertad de información y desarrollo de cualquier
lícita actividad económica con el derecho individual a la protección de la vida privada, pública y
honra de una persona y su familia, cabe al Juzgador inclinarse por la primacía de esta última,
desde que tiende de modo efectivo a la tutela de la presunción de inocencia del imputado,
garantía que corresponde amparar dentro del marco de deberes de un ente jurisdiccional de la
índole de aquel a quien toca resolver este asunto.

4. Que contribuye a dicha inferencia la normativa adjetiva que, aun cuando dada para el marco
de un juicio oral, prioriza los bienes jurídicos atinentes al imputado por precisas motivaciones de
intimidad, honor o seguridad, facultando la opción de determinar las medidas que tienden a su
debido afianzamiento, pudiendo restringirse las formas de divulgación o difusión allí
contempladas.
5. Que, por otro lado, la supuesta afectación de la libertad de información y desarrollo de una
actividad económica no es tal, por cuanto del modo que se resolverá se logra un adecuado
equilibrio entre tales derechos sin afectarles en su esencia, y el de la aludida protección de
intimidad y honor que corresponde al propio imputado, en cambio, si vería en esencia
concretada su conculcación con la abierta difusión de imágenes y/o voz, así como de su
nombre en los medios de prensa en cualquiera de sus formas, a riesgo de paso, de
desnaturalizar el objeto preciso del carácter público de las audiencias.

6. Que, por último, no existe censura previa respecto de la resolución en actual dictación, toda
vez que este aspecto no se encuentra contemplado en la presente resolución, regulándose su
ejercicio de un modo compatible con la debida cautela de las garantías en tensión. Por estas
consideraciones y visto, además, lo preceptuado en los artículos 4 y 289 del Código Procesal
Penal, 14 letra a) del Código Orgánico de Tribunales, 19 Nº 4, 12, 21 y 25 de la Constitución
Política del Estado, se resuelve: Que se accede a la petición de la defensa, en el sentido de
permitir sólo la filmación de la persona del imputado, pudiendo permanecer la prensa asistente
presente en el desarrollo de la misma para el efecto de apuntar lo obrado y restringiéndose la
pública divulgación de la identidad del imputado por cualquier medio. Respecto de las
cuestiones de orden formal, señala que, previo a entrar al análisis de fondo del recurso
intentado, cabe someter al escrutinio del Iltmo. Tribunal dos aspectos de orden adjetivo que
revisten interés para el recurrido y que se encuentran estrechamente vinculados, a saber: la
procedencia del mecanismo recursivo constitucional empleado para impugnar una resolución
jurisdiccional, pronunciada en una causa penal en actual tramitación en sede de Garantía, por
un lado; y la existencia o ausencia de legitimación activa de parte de la recurrente para intentar
dicho medio impugnatorio, en aras de la defensa de una de las libertades públicas. En lo
atingente al primer ámbito de análisis, es menester tener presente que discutida es aún la
procedencia del recurso de protección contra una decisión judicial, hecho reconocido
implícitamente por la propia Sra. Fiscal Regional, en el acápite VI de su libelo, nominado: La
acción de protección, cuyo punto 2.- La naturaleza de la acción u omisión que motiva el recurso,
entre las páginas 17 a 19, recoge una cita del connotado constitucionalista y miembro de la
Comisión de Estudio de nuestra Carta Fundamental, don Enrique Ortúzar Escobar, refiriendo
que aquél manifestó: que le parecía conveniente que la disposición sea amplia y no sólo
comprenda los actos u omisiones arbitrarios de la autoridad política o administrativa, sino de
quienquiera, como expresa en proyecto. Y al decir quienquiera, entiende que comprende no
sólo a los particulares sino que incluso comprender el día de mañana al Congreso... Del mismo
modo, un juez que, sin que se haya incoado un proceso, donde naturalmente pueden tener
lugar los recursos que la ley establece, lisa y llanamente atente contra el derecho de propiedad
dictando una resolución abusiva...(sic). A mayor abundamiento, tras hacer sintética alusión a
algunos fallos en que, obviamente se ha admitido el recurso en examen, reconoce en el análisis
jurisprudencial efectuado por otro distinguido constitucionalista nacional, don Eduardo Soto
Kloss, que ha habido decisiones jurisdiccionales en el sentido opuesto al sustentado por la
recurrente. A partir de ello, no es sino, al menos, cuestionable inferir la procedencia absoluta del
recurso de protección en casos como el subjudice, por cuanto se hizo constar que el
Constituyente lo previó sólo para eventos en que un juez obraba fuera del marco de un proceso,
para el que se han destinado recursos propios, que son los denominados ordinarios, de modo
de alejar el riesgo de desnaturalización de la acción constitucional, estimando quien informa
que, por hallarse en un contexto procesal en desarrollo no sería, desde ya, el derrotero legal
indicado. En lo concerniente al segundo tópico de carácter procesal, corresponde ocuparse de
la legitimación activa de la Fiscalía Regional en esta índole de asuntos, por cuanto de suyo
resulta discutible el presunto agravio padecido por la recurrente frente a una resolución
jurisdiccional que, si bien resultó desfavorable para la unidad operativa del organismo que
representa (Fiscalía Local de Ñuble), por cuanto no fue acogida la posición jurídica sustentada
en orden a representar el derecho a la libertad de información de los medios de prensa
presentes, asumida por la Srta. Fiscal Adjunto ocupada del caso en el marco de la audiencia
que, en calidad de subrogante le correspondió al suscrito dirigir, aquel dictamen judicial ha
dicho relación precisamente con la garantía expresada (libertad de información), de la cual es
Ministerio Público no es titular ni destinatario, toda vez que, conforme al propio enunciado del
artículo 19 de la Constitución Política de la República, los derechos asegurados son los
pertenecientes a las personas o ciudadanos administrados y no los de un órgano que, aunque
autónomo, forma parte del aparato estatal, máxime si se pondera que entre las funciones de
aquél no figura la de prensa. Por otra parte, en ningún momento la resolución pronunciada ha
vedado a Fiscal alguno la posibilidad de emitir declaraciones u opiniones, que, de hecho se
puede comprobar con las copias simples de publicaciones del Diario La Discusión que se
acompañan en el primer otrosí, dan cuenta del permanente ejercicio de dicha facultad por
aquellos, incluso comentando en forma libre resoluciones judiciales pronunciadas en audiencia,
aún cuando para tales efectos deba tenerse presente la norma contenida en el artículo 64 de la
Ley Orgánica del Ministerio Público Nº 19.640 y el oficio Nº 326, de 8 de Julio de 2002,
emanado del Señor Fiscal Nacional, que se ocupa del tema. Así, puede advertirse las
razonables dudas que le asisten respecto de la legitimación activa de la Señora Fiscal Regional,
a quien, al parecer, por carecer de titularidad de la garantía que se pretende defender, el acto
reclamado, consistente en la resolución judicial del infrascrito, no le agravia, debiendo
adicionarse que la defensa de las libertades públicas tampoco figura dentro de las atribuciones
del órgano persecutor que aquélla representa, la cual en otras sociedades suele conferirse
como potestad al denominado Defensor del Pueblo u Ombudsman, inexistente en nuestro
medio. Sin perjuicio de lo expresado y en relación a las cuestiones de fondo, plantea que le
cabe ocuparse del reclamo sustantivo recogido por la Señora Fiscal recurrente, que ha servido
de base para impetrar un pronto remedio frente a la imputada perturbación de la garantía de la
libertad de información provocada por el acto, consistente en la resolución incidental
pronunciada por el Juez infrascrito, en el contexto de la audiencia de 23 de marzo pasado,
tildado como flagrantemente arbitrario e ilegal. Al respecto, informa que, si bien es cierto que
por encontrarnos en el ejercicio de una disciplina social, cual es la jurídica, el debate y la
contraposición de ideas en torno a sus instituciones constituye una cuestión indubitada y
necesaria, no pudiendo, a diferencia de las ciencias exactas, colegirse verdades absolutas,
sirviendo de fundamento de las resoluciones judiciales alguna parte de los planteamientos
juzgados en cada caso particular como razonables y adecuados al litigio. De este modo, no
puede este juzgador sino rechazar la gratuita atribución de arbitrariedad asignada a la
resolución, en el fondo, impugnada, por cuanto, tal como se ha esbozado en el recurso, aquella
forma de actuar se define como: un acto o proceder contrario a la justicia, razón o leyes, dictado
sólo por la voluntad o capricho, es decir, una acción cuyo único sustento es la veleidad o arbitrio
de su detentador. Sin embargo, la decisión jurisdiccional en su génesis no ha surgido de la
mera ocurrencia inopinada y motu proprio del suscrito, ya que tal intervención ha tenido su
basamento en un incidente promovido en audiencia por la Defensa del imputado, frente al cual,
tras oír a ambos intervinientes , con pleno respeto al principio de igualdad de armas y ante la
vigencia de la inexcusabilidad en el ámbito decisorio, seguidamente y en su conclusión, se ha
pronunciado una resolución judicial que, además, ha sido sucintamente fundada, conforme lo
exige el artículo 36 del Código Procesal Penal, alejando desde ya el riesgo de arbitrariedad
denunciado, siendo una situación diversa e independiente que se comparta o no por la
recurrente el criterio jurisdiccional vertido al término del debate. Asimismo, la ilegalidad
invocada no puede correr una suerte distinta a la discordancia de quien informa, toda vez que,
considerando que ilegal es aquello contrario a la ley o que se encuentra fuera de ella, como es
dable comprender de la parte considerativa y dispositiva de la resolución por esta vía
proteccional atacada, el Resolutor cuestionado ha cimentado su determinación en normas
legales que han sido interpretadas de modo armónico y sistemático, dando cumplimiento a su
esencial e irrenunciable rol tutelar de los derechos del imputado y de los demás intervinientes
en el proceso penal, conforme lo estatuido, dentro de sus deberes, en el artículo 14 letra a) del
Código Orgánico de Tribunales. En efecto, si bien ha de considerarse que el recurrido tiene
palmariamente claro que la publicidad de los actos de la administración de justicia se erige en
un principio cardinal de orden general, no sólo vigente en el nuevo proceso penal, sino rector de
toda la labor jurisdiccional en su diversos ámbitos, conforme lo preceptuado en el artículo 9 del
recién citado texto normativo, en aras de la transparencia de su funcionamiento, no es menos
verdad que dicho pilar fundamental tiene por límite las excepciones establecidas por la ley y, a
tal respecto, se ha aplicado por el Juez informante una de aquellas salvedades, regulada en el
artículo 289 del Código Procesal Penal para el desarrollo del juicio oral, pero vigente en sede de
garantía, merced a la norma contenida en el artículo 71 del mismo cuerpo jurídico, que se
remite a las facultades de dirección y disciplina de las audiencias que poseen los jueces, cuyo
artículo 294, a su vez, se ocupa de la sanción por infracción a las medidas de publicidad
contenidas en el primer precepto adjetivo mencionado (289), lo que supone que el Juez de
Garantía tiene facultad también en su decreto. Aclarado lo anterior, esto es, la habilitación para
dar vigor a la aludida disposición restrictiva de la publicidad, es menester dejar asentado que
doctrinariamente se considera que tal principio lleva envuelto el derecho al libre acceso a la sala
de audiencia de cualquier ciudadano, incluida la prensa, en lo que se ha dado en designar la
publicidad inmediata, consagrada en el primer inciso del debatido artículo 289, cuestión que no
ha sido reclamada por cuanto ni en esa oportunidad ni en otra diversa el Juez recurrido ha
impedido tal circunstancia; mas resulta, en el entender del informante, discutible si ese derecho
comprende la publicación íntegra, entendida como transmisión o reproducción, en directo o
diferido, a través del uso de mecanismos técnicos audiovisuales o fonográficos de la escena
litigiosa, admitiéndose que ésta última, de ordinario denominada publicidad mediada, se
establece sólo como un derecho regulado, parcial y relativo, no absoluto, de los medios de
comunicación, cuya disponibilidad pertenece al Tribunal, y a los intervinientes, que supone el
pleno acuerdo de estos últimos en tal sentido, de modo que si alguno se negare a consentir,
pasa a ser el juez en forma exclusiva quien debe dirimir, como consta haber ocurrido
precisamente en el caso sublite, en el que debió intervenir el Magistrado informante, quien hizo
primar por las consideraciones de honor e intimidad del imputado, invocadas por la defensa, su
derecho correlativo al resguardo de tales garantías constitucionales y, de modo inmanente, al
de su propia imagen, consagradas en el artículo 19 Nº 4 de la Carta Fundamental; sumadas a la
presunción o principio de inocencia que se le atribuye, de rango igualmente constitucional, si se
considera que aquélla forma parte del contenido del denominado derecho al debido proceso,
asegurado en el inciso quinto del Nº 3 del mismo artículo 19, razón por la que se concluyó
autorizando únicamente la filmación o fotografía de la fase inicial de la audiencia, con exclusión
de la persona del imputado. Lo anterior, empero, debe agregarse, no impidió que al día
siguiente se publicara, junto al relato del decurso de la audiencia, una fotografía de aquél
obtenida aparentemente fuera del marco de la misma, según puede advertirse en la edición del
Diario La Discusión de 24 de marzo de 2004, que se acompaña en el primer otrosí. En esto,
además, es preciso destacar que con lo dictaminado, tal como se recogió someramente en el
quinto considerando de la resolución, al explicitar la pretensión de evitar la desnaturalización de
la publicidad de una audiencia, lo que se ha aspirado a reafirmar es que tal principio se
garantiza con fines de control ciudadano, objetivo que en manera alguna, en criterio del
recurrido, se ha visto menoscabado en la especie, habiéndose procurado únicamente prevenir
meros fines de fisgoneo o espectáculo, del todo ajenos a la esencia del público carácter de las
audiencias. En el mismo orden de ideas, a petición del Defensor, se accedió a restringir la
pública divulgación de la identidad del imputado por cualquier medio, situación que, si bien el
informante, tras un acabado estudio del tema no puede desconocer su carácter debatible,
puede señalarse al menos que no existe un derecho general a la divulgación del nombre de
aquél, atributo de la personalidad indisponible, ni se aprecia en la limitación de ese mínimo
aspecto la magnificada vulneración de la garantía invocada; máxime si ilustrativas resultan a tal
respecto disposiciones atingentes al examen de los registros, que en el inciso segundo del
artículo 44 del Código Procesal Penal, expresamente prevén que estos pueden ser consultados
por terceros cuando dieren cuenta de actuaciones públicas de acuerdo con la ley, a menos que,
durante la investigación o tramitación de la causa, el Tribunal restringiere el acceso para evitar
que se afecte su normal sustanciación o el principio de inocencia; de lo cual puede razonable y
lógicamente colegirse que si el registro o soporte material de una o más audiencias realizadas
durante la fase investigativa puede tornarse reservado por decisión judicial para terceros por los
motivos legales indicados (incluido el principio de inocencia), dentro de los cuales es dable
contener perfectamente como uno de sus aspectos la designación de un imputado (Ej.: acta o
copia de audio de un control de detención del mismo y formalización de investigación a su
respecto), no existe razón alguna para no comprender en dicha restricción al sustrato de tal
registro, que es lo obrado en la audiencia en sí, de modo que algún sentido adquiera la tutela
efectiva de esos aspectos. Además, tal como se ha dado cuenta latamente en el texto del
recurso intentado, los artículos 92 y 182 inciso primero del Texto Adjetivo en comento, si bien
son limitaciones informativas explícitas dirigidas a otros actores del sistema (Policía y Fiscales),
resultan indiciarios del verdadero riesgo que el legislador atisba que entraña la proporción del
nombre del imputado a cualquier persona ajena al procedimiento durante la fase investigativa,
que no es sino la etapa en la que se encuentra la causa en la cual ha incidido la resolución
cuestionada, aun cuando dicha indagación se haya judicializado por decisión estratégica del
persecutor. A mayor abundamiento, es de toda relevancia subrayar que la censura previa
atribuida a quien informa, estimando así conculcada la garantía contemplada en el Nº 12 del
artículo 19 de la Carta Fundamental y en los Tratados Internacionales suscritos por el Estado de
Chile (entre ellos, la Convención Americana de Derechos Humanos y Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos), no se ajusta al mérito del cuestionado acto jurisdiccional emanado
del suscrito, por cuanto, tal como se ha recogido en el ya mentado motivo quinto de la
resolución, se ha pretendido el justo equilibrio entre el goce de ese derecho y las prerrogativas
del imputado, sin afectar alguno de ellos en su esencia, que es lo que excluye el último numeral
del artículo 19 de la Carta Fundamental, no pudiendo tampoco ignorar tal Texto Supremo, ya en
su artículo 1° inciso cuarto, dentro de las denominadas “Bases de la Institucionalidad”,
establece que: “El Estado está al servicio de la persona humana …”, realizando, por
consiguiente, el valor supraconstitucional de la dignidad de las misma, aspecto éste útil al
momento de orientar la interpretación y decisión frente a posibles colisiones de intereses
subyacentes a los derechos en conflicto, que es lo que aparece haberse producido. En
conclusión, lo ya informado permite evidenciar que se ha pronunciado por el Juez recurrido una
resolución haciendo uso de las facultades legales explicitadas en el cuerpo de esta
presentación, las cuales deben ser ponderadas a la luz de la arbitrariedad e ilegalidad imputada
por la Señora Fiscal Regional recurrente.
A fojas 61 se trajeron los autos en relación.

CON LO RELACIONADO Y CONSIDERANDO:

1° Que, el recurso de protección ha sido instituido con el propósito de evitar las posibles
consecuencias dañosas de actos u omisiones arbitrarias o ileales que produzcan en el afectado
privación, perturbación o amenaza en el legítimo ejercicio de las garantías o derechos que
protege mediante esta acción cautelar la Constitución Política de la República, con el objeto que
se adopten las providencias necesarias para restablecer el imperio del derecho y asegurar la
protección del perjudicado.

2° Que es del caso advertir, que el artículo 289 del Código Procesal Penal se refiere a la
publicidad de la audiencia del juicio oral, aplicable en este caso en virtud del artículo 71 del
mismo Código, señalando que ésta será pública, pero que el Tribunal podrá disponer, a petición
de parte y por resolución fundada, una o más de las siguientes medidas cuando considerare
que ellas resultan necesarias para proteger la intimidad, el honor o la seguridad de cualquier
persona que debiere tomar parte en el juicio o para evitar la divulgación de un secreto protegido
por la ley: a) Impedir el acceso u ordenar la salida de personas determinadas de la sala donde
se efectuare la audiencia; b) Impedir el acceso del público en general u ordenar su salida para
la práctica de pruebas específicas; y c) Prohibir al Fiscal, a los demás intervinientes y a sus
abogados que entreguen información o formulen declaraciones a los medios de comunicación
social durante el desarrollo del juicio; y en su inciso final, agrega, que los medios de
comunicación podrán fotografiar, filmar o transmitir alguna parte de la audiencia que el Tribunal
determinare, salvo que las partes se opusieren a ello -como aconteció en la especie-; y añade
que si sólo alguno de los intervinientes se opusiere el tribunal resolverá –que fue lo que el Juez
hizo-, dictando la resolución que motiva la interposición del recurso.

3° Que, el principio de publicidad de los actos de administración de justicia implica el libre


acceso a la sala de audiencia de cualquier ciudadano, incluidos los medios de comunicación
social, lo que ordinariamente se denomina la publicidad inmediata consagrada en el inciso
primero del precitado artículo 289 del Código Procesal Penal, de la cual no han reclamado los
recurrentes. Sin embargo, respecto a la publicidad mediada, consistente en la transmisión
directa o en diferido de la audiencia a través de medios audiovisuales o radiofónicos, es,
naturalmente, parcial y sólo comprende la parte de la audiencia que el tribunal determine,
pudiendo sostenerse, a la luz de la disposición en comento, que el litigio como escena está a
disposición del tribunal y no de las partes y por ello es aquél quien decida qué aspectos pueden
ser transmitidos, decidiendo de tal modo el Juez, sobre la imagen de los intervinientes y su
identidad.

4° Que, de lo expuesto, debe concluirse que el Juez recurrido, al dictar la resolución


impugnada mediante el recurso de protección en estudio, se ha limitado a ejercer su potestad
cautelar como órgano público, independiente e imparcial, sometido a la Constitución y a las
leyes y no a las partes, dentro de sus atribuciones constitucionales y legales, en un proceso
previo racional y justo, legalmente tramitado, ejercida al acceder a una petición de la Defensoría
Pública en un control de detención, con plena participación de los intervinientes, teniendo
presente el carácter cautelar y transitorio de la medida adoptada a favor del imputado, sin que
en ningún caso pueda estimarse que desconoció el derecho de los medios a informar, por lo
que su actuación no puede ser calificada de arbitraria ni ilegal. Se trata de una resolución
judicial y, como tal, para que sea susceptible de recurso de protección tendría que ser como se
dijo, arbitraria e ilegal, lo que la especie no lo es, porque no ha sido dictada por mero capricho,
sino en uso de las atribuciones legales del Juez recurrido.

5° Que, a mayor abundamiento, al permitir el Juez recurrido, a petición de la Defensoría


Pública, sólo la filmación y fotografía inicial de la audiencia, con exclusión de la persona del
imputado, pudiendo permanecer la prensa asistente presente en el desarrollo de la misma para
el efecto de apuntar lo obrado y restringiéndose la pública divulgación de la identidad del
imputado por cualquier medio, transitoriamente, no ha hecho sino resguardar el derecho
asegurado en el artículo 19 N° 4 de la Constitución Política de la República, cual es el respeto y
la protección a la vida privada y pública de su familia, y respetar el principio de presunción de
inocencia que contempla el artículo 4° del Código Procesal Penal.

6° Que, el inciso primero del artículo 1° de la Constitución Política, dispone que todas las
personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos. De ello, se desprende que el fin que el
Estado debe cautelar es el bien común, con pleno respeto a los derechos y garantías que la
Constitución establece, y la interpretación de estos debe armonizarse, de modo que el derecho
de rango superior debe prevalecer por sobre el de rango inferior.
En el caso de que se trata, obviamente, la protección del derecho a la dignidad y el respeto
protección a la vida privada y pública y a la honra de la persona y de su familia, no puede ceder
ante el de la libertad de informar consagrado en el artículo 19 N° 12 de la Carga Fundamental,
y, ante un conflicto entre ambos, debe prevalecer el primero sobre el segundo.

7° Que, como lo expresó en estrados el Defensor Penal Público, don Waldo Ortega Jarpa, y
consta de la documentación acompañada de fojas 37 a 40 y de fojas 140 a 141, el Diario La
Discusión informó efectiva y pormenorizadamente de la audiencia y, de otro lado, atendido el
carácter transitorio de la medida decretada por el Juez recurrido, lo que corrobora la audiencia
especial de que da cuenta la fotocopia autorizada de fojas 49, la que fue prorrogada y, sin
embargo, no concurrió a ella el Ministerio Público.

8° Que, finalmente, cabe señalar que de las copias autorizadas de fojas 37 a 39, se
desprende que el día siguiente al de la audiencia de control de detención llevada a efecto el 23
de marzo de este año, el Diario La Discusión publicó la fotografía del imputado, contra expresa
resolución del Juez, lo que comprueba, una vez más, que no está en el legítimo ejercido de un
derecho para interponer el recurso de autos.
Por estas consideraciones y atendido, además, lo dispuesto en el artículo 20 de la Constitución
Política del Estado y Auto Acordado sobre tramitación y fallo del Recurso de Protección, se
rechazan los recursos deducidos por doña Ximena Hassi, Fiscal Regional de la VIII Región y
don D.S.H., en representación de las empresas Periodísticas ……………... y Radio y Televisión
………….., en contra de don L.M.A.M., Juez de Garantía de Chillán.
Regístrese, notifíquese y archívese.
Redacción del Ministro Señor Darío Silva Gundelach.
No firma el ministro Señor Arcos, no obstante haber concurrido a la vista de la causa y al
acuerdo, por encontrarse ausente haciendo uso de permiso.
Rol N° 2.956.
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