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Tema N° 1
Concepto de Derecho
El vocablo “Derecho” tiene diversas acepciones o definiciones,
atendiendo al punto de vista con que se le observe. En ese sentido se
tiene:
Derecho, en sentido objetivo, lo que es igual al Derecho Objetivo, es
un conjunto de normas de conducta[1] de determinada o cierta clase,
las cuales deben ser observadas por todos aquellos sometidos a las
mismas. Es la norma en sí[2].
Derecho, en sentido subjetivo, es decir, el Derecho Subjetivo; este
alude a las facultades o atribuciones que tiene un sujeto. Como señala
De Ruggiero, citado por Hung[3], el derecho subjetivo se entiende
como la facultad reconocida por la ley a la persona y que le permite
realizar determinados actos.
Derecho como ciencia, entendida como la disciplina que estudia el
conjunto de normas al que se ha llamado Derecho Objetivo.
Derecho como justicia, punto de vista a través del cual las acciones
tomadas, con base en el Derecho Subjetivo, son justas o injustas,
Derecho como Tasa; pago o arancel que se debe efectuar por un
servicio; así, se tienen “derechos aduaneros”, “derechos de registro”,
entre otros.
Noción de Personalidad
De acuerdo con el artículo 16 del Código Civil Venezolano,
“Todos los individuos de la especie humana son personas naturales” y,
de este enunciado se desprende que solo los seres humanos son
personas naturales[1].
El comienzo del ser, el inicio de la persona, desde el punto de
vista jurídico, marca el inicio de la personalidad del individuo de la
especie humana.
El problema básico en la determinación del momento de inicio
de esa personalidad jurídica del ser humano radica en la prueba del
hecho correspondiente que traería, como consecuencia, una serie de
efectos jurídicos inherentes a esa personalidad.
El Nacimiento y su prueba
Nacimiento es la separación del feto respecto del cuerpo de la
madre, aún cuando sea prematuro y/o se empleen para ello cualquier
medio (parto natural o parto cesáreo).
La opinión dominante es que, para considerar al niño como
nacido, basta que éste haya salido totalmente del seno materno,
incluso cuando no se haya cortado el cordón umbilical.
Modernamente las pruebas médico – legales más frecuentes
para determinar si un niño, actualmente fallecido, nació vivo, son las
llamadas docimasias, procedimientos mediante los cuales se verifica si
existe o no aire en la cavidad pulmonar[6], en caso positivo, ello
confirma que el infante respiró, sobrevivió y, en consecuencia, fue
persona[7], es decir, verificar mediante un procedimiento médico si el
niño llegó a respirar.
Sin embargo, el medio legal por excelencia para probar el
nacimiento de un ser humano es la partida de nacimiento y, en su
defecto, la sentencia supletoria correspondiente, emitida por un
tribunal.
La Concepción
La concepción, desde el punto de vista biológico, es la unión
de las células, con contenido genético, del hombre y la mujer, que
tienen como resultado la fecundación de una nueva “célula cigoto”
autónoma e independiente.
Para el mundo del derecho, existe una serie de supuestos para
los cuales importa la determinación del momento en el cual ocurre la
concepción. Básicamente, interesa fijar dicho momento para conocer
la oportunidad en la cual inicia la protección del feto, así como para
otros efectos jurídicos, entre los cuales se destaca la determinación de
la paternidad[9].
Debido a la necesidad de probar el momento de la concepción,
y vista la dificultad de demostrar científicamente el momento exacto de
la misma, el derecho recurre al sistema de presunciones, partiendo de
un hecho cierto constituido, en este caso, por el nacimiento de la
persona, logrando, así, establecer un lapso durante el cual pudo
haberse producido la concepción.
Entre la concepción y el nacimiento de un ser humano
transcurre un tiempo determinado. Es común saber que el embarazo
dura un máximo de 9 meses o 40 semanas, por lo que el Código Civil
Venezolano, en su artículo 213, presume que la concepción tuvo lugar
en los primeros 121 días de los 300 que preceden al nacimiento. Es
decir, el legislador consideró que el tiempo máximo de duración del
embarazo es de 300 días y, como tiempo mínimo, 180 días[10].
Para aplicar la regla del cálculo de la concepción, se procede
de la siguiente manera: se toma la fecha del nacimiento, se cuentan,
hacia atrás, 300 días; determinado ese día 300 antes del nacimiento,
se cuentan hacia adelante 121 días. El interesado podrá ubicar, a su
conveniencia, la fecha de la concepción en cualquiera de esos
primeros 121 días.
Efectos de la Muerte
1. Las personas pueden, mediante testamento, disponer de su
patrimonio regulando con bastante margen de autonomía la situación
jurídica posterior a su muerte.
2. Los derechos, deberes y relaciones extrapatrimoniales, en
principio, quedan extinguidos y no son transmitidos a los herederos del
fallecido.
3. Los derechos, deberes y relaciones patrimoniales se
transmiten a los herederos, conforme a las normas del derecho
Sucesoral.
La No Presencia
La persona que no se encuentra dentro de los límites de la
República, pero cuya existencia no está en dudas y dicha persona sea
demandada o sea necesario practicar alguna diligencia para la cual
sea insoslayable su notificación, se le nombrará un defensor, siempre
que se trate de sus derechos e intereses y cuando no exista uno
prenombrado o previamente apoderado (Art. 417 C.C.V.)
La Ausencia
La Ausencia es la condición de la persona física cuya
existencia es incierta, debido a determinados hechos o circunstancias
especiales. En tal sentido, existen fases o etapas del ausente:
1. La Presunción de Ausencia: El supuesto de hecho consiste
en que la persona haya desaparecido de su último domicilio o
residencia y que no se tengan noticias de la persona. No es necesario
el transcurso de un plazo determinado. (Art. 419 C.C.V.).
Para que proceda esta fase no es necesario el transcurso del tiempo
determinado, basta que haya desaparecido y sea necesario proceder
a realizar algún acto vinculado con sus relaciones jurídicas o con la
protección de sus bienes.
En caso de que el ausente no hubiere dejado apoderado, el Juez
procederá a nombrarle representante, prefiriendo, salvo circunstancias
especiales, al cónyuge del ausente.
2. La Ausencia declarada Judicialmente (Declaración de
Ausencia): En caso de que la ausencia se prolongue en el tiempo (2 o
3 años. Art. 421 C.C.V.), se abre la posibilidad de pasar a la segunda
fase de la ausencia. En esta segunda etapa, se pretende equilibrar los
intereses del ausente con los intereses de todos aquellos que tuvieran
un derecho en caso de muerte del ausente.
Una vez solicitada la declaración de ausencia y acordada por un
tribunal, surgirán efectos, básicamente de contenido patrimonial. En tal
sentido, el tribunal, a solicitud de parte legitimada, procederá a poner
en manos de determinadas personas los bienes, provisoriamente, del
ausente.
Previa la entrega provisional de los bienes del ausente, se deberá
elaborar un inventario de los mismos con intervención judicial. En el
mismo se describirán los bienes, el estado en que se encuentran y el
valor estimado.
Esta posesión se realizará de manera provisional, puesto que, en caso
de que el ausente vuelva o de señales de existencia, deberán ser
restituidos al mismo, con las rentas e intereses que de esos bienes se
hayan derivado (Art. 431 C.C.V.).
3. La Presunción de muerte: La declaración judicial de
presunción de muerte contempla dos supuestos (Art. 434 C.C.V.):
Haber transcurrido 10 años de la declaración judicial de ausencia, sin
que se hubiera tenido noticias del ausente.
Haber transcurrido 100 años desde el nacimiento de la persona
ausente y sin tener noticias de su existencia. No requiere este
supuesto una previa declaración de ausencia.
Declarada la presunción de muerte, el Juez acordará la posesión
definitiva de los bienes del presunto muerto en manos de sus
herederos, cesando todas las garantías que se hubiese impuesto
sobre los mismos. Con esta posesión definitiva se abre la posibilidad
de partición y libre disposición de los mismos (Art. 435 C.C.V.)
Unidad I
Tema N° 3
EL ESTADO CIVIL
(Resumen y anotaciones de las clases y libros de José Luis Aguilar
Gorrondona; Francisco Hung Vaillant; Arturo Valencia Zea y Álvaro
Ortiz Monsalve)
Unidad II
Tema N° 4
LA PRUEBA DEL ESTADO CIVIL
(Resumen y anotaciones de las clases y libros de José Luis Aguilar
Gorrondona y Francisco Hung Vaillant)
La Posesión de Estado
La prueba, por excelencia, de los estados civiles es el acta del
Registro Civil, a falta de ésta, el derecho proporciona la facilidad de
probar el estado civil personal mediante la demostración de la
posesión del estado que se desea probar[1]. La Posesión de Estado,
como medio probatorio, existe desde el inicio de lo que se conoce
como Derecho, es decir, desde el Derecho romano, por lo que desde
tiempos remotos, la “posesión de estado” se evidencia mediante la
existencia de tres elementos determinados por la conjunción de
hechos, a saber: el nombre (nomen), el trato (tractatus) y la
reputación (fama), por lo que la unión de esos elementos, nombre,
trato y fama, deben ser demostrados por el interesado en el estado
civil que desea probar, para lograr concluir que goza de la posesión de
dicho estado.
Estos elementos se encuentran consagrados en el artículo 214
del Código Civil, artículo que hace referencia a la posesión de estado
de hijo pero que, analógicamente, la doctrina y la jurisprudencia
extienden a los demás estados, tal y como se verá en el transcurso del
presente apartado.
El referido artículo señala lo siguiente:
Artículo 214.- La posesión de estado de hijo se establece por la
existencia suficiente de hechos que indiquen normalmente las
relaciones de filiación y parentesco de un individuo con las personas
que se señalan como sus progenitores y la familia a la que dice
pertenecer.
Los principales entre estos hechos son:
- Que la persona haya usado el apellido de quien pretende tener por
padre o madre.
- Que éstos le hayan dispensado el trato de hijo, y él, a su vez, los
haya tratado como padre y madre.
- Que haya sido reconocido como hijo de tales personas por la familia
o la sociedad.
Se desprende, claramente, de este artículo, la presencia de estos tres
elementos:
a) Que la persona que alega posesión de estado haya usado el
apellido de quien pretende tener por padre o madre (nombre).
b) Que el padre, la madre o ambos, según sea el caso, le hayan
dispensado a quien alega la posesión de estado, el trato de hijo y éste,
a su vez, los haya tratado como padre o madre (trato).
c) Quien alega la posesión de estado haya sido reconocido como
hijo de tales personas por la familia o la sociedad (fama).
Acciones de Estado
Las acciones de estado constituyen el poder jurídico que tienen las
personas jurídicas naturales para que, procesalmente y mediante la
correspondiente sentencia, se resuelva sobre su pretensión de hacer
declarar, modificar, alterar o destruir un estado civil determinado.
Unidad II
Tema N° 6
IDENTIFICACIÓN, SEDE JURÍDICA Y CAPACIDAD DE LAS
PERSONAS NATURALES
(Resumen y anotaciones de las clases y libros de José Luis Aguilar,
Francisco Hung Vaillant, Mary Sol Graterón Garrido)
Identidad. Nombre civil de las personas naturales
Identidad es el conjunto de características o elementos propios
de una persona que lo individualizan respecto de las otras personas o
dentro de una comunidad.
Para expresar o conocer la identidad de las personas,
aparecen los llamados datos de identidad, de los cuales resalta, como
principal, el nombre civil de las personas, aun cuando existan los
seudónimos o sobrenombres[1]. Pero, como a veces resulta imposible
individualizar a una persona con el solo nombre civil – como resulta en
los casos de homonimia – se utilizarán otros datos como el domicilio,
profesión, edad y estado civil.
Ha de entenderse por nombre civil de las personas naturales,
al nombre, oral o gráfico, que, de acuerdo al derecho positivo,
corresponde designar a determinadas personas.
Es decir, el conjunto de palabras que se utilizan para
individualizar a una persona, respecto de otras.
El nombre de las personas físicas lo conforman dos elementos,
el nombre de pila que lo individualiza dentro de un núcleo familiar y, en
segundo lugar, el nombre patronímico, que lo constituye el nombre
familiar, es decir, el apellido.
Sin embargo, la doctrina suele identificar los elementos desde
dos puntos de vista, a saber:
1. Los elementos esenciales: Constituidos por el nombre
patronímico y el nombre de pila.
2. Los elementos accidentales: Agregados que se utilizan para
evitar la homonimia (p.ej. Junior).
3. El seudónimo, el sobrenombre, los títulos, grados,
distinciones, dignidades eclesiásticas, militares o académicas y las
clasificaciones nobiliarias. Estos agregados no forman parte del
nombre civil, pero ayudarían a individualizar a determinadas personas.
El seudónimo es la palabra o conjunto de palabras que adopta,
lícitamente, una persona para designarse, sustituyendo el nombre civil.
Pueden usarse tanto para ocultar el nombre, como es el caso de los
nombres artísticos o de guerra, como para ocultar el nombre y la
identidad (criptónimos).
Como se dijo, son lícitos, por lo que se diferencian de la usurpación y
del nombre falso.
Por su parte, el sobrenombre es un agregado que se integra al
nombre, aunque a veces pueda usarse separadamente, como si fuera
el nombre de pila.
Su importancia jurídica es muy escasa.
Determinación del nombre propio
El artículo 16 de la Ley para la Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes establece que la determinación del nombre civil es un
derecho para estos sujetos de derecho especiales, por lo que en la
nueva Ley Orgánica de Registro Civil se dispone que deben señalarse
el nombre y apellido del presentado (Art. 93, numeral 4). Sin embargo,
nada señala la ley sobre quién determina o da el nombre de pila al
niño recién nacido.[2]
A tal efecto, los artículos 466 y 469 del Código Civil
Venezolano presentan tres situaciones:
- La determinación del nombre de pila la hace, en principio, el
presentante al levantarse la correspondiente acta. Si este no es el
padre o madre en ejercicio de la patria potestad, hará saber el nombre
de pila que éstos hayan escogido.
- De omitirse el nombre de pila por parte del presentante, el
mismo será impuesto por el funcionario ante quien se levante la
partida de nacimiento.
- En caso de recién nacidos hallados o dejados en
instituciones públicas o privadas, se le impondrá el nombre que se les
haya dado, mas no se expresa quien lo asigna. Esta norma pudiera
tener una posible solución, puesto que del análisis del artículo 98[3] de
la Ley Orgánica de Registro Civil se señala que son los registradores
civiles los competentes para imponer el nombre a los niños hallados.
Determinación del apellido
La determinación del apellido radica en la filiación y en la
descendencia que se tiene respecto de sus padres, razón por la cual
debe atenderse a las circunstancias del nacimiento, para lo cual
importará si los hijos nacidos se encuentran dentro del matrimonio,
fuera de este o por vía de consecuencia en razón de la adopción.
En ese sentido, para los hijos nacidos dentro del matrimonio, el
Código Civil Venezolano, en su artículo 235, dispone que “El primer
apellido del padre y de la madre forman, en ese orden, los apellidos de
los hijos”, sin embargo, continúa el artículo diciendo lo siguiente “El
hijo concebido y nacido fuera del matrimonio cuya filiación haya sido
establecida en relación con ambos progenitores, tomará los apellidos
de éstos en el mismo orden que los hijos concebidos o nacidos
durante el matrimonio.”
Cuando nace un hijo fuera del matrimonio y la filiación está
establecida solo respecto a uno de ellos, el artículo 238, ejusdem,
señala que “… el hijo tiene derecho a llevar los apellidos de éste, si el
progenitor tuviere un solo apellido, el hijo tendrá derecho a repetirlo.”
Los hijos cuya filiación no esté establecida, figurarán en las
partidas de nacimiento con dos apellidos que escogerá el funcionario
del estado civil, quien, al hacerlo, cuidará de no lesionar intereses
legítimos de terceros. Si la filiación es establecida posteriormente
respecto de uno de ambos progenitores, se aplicarán las disposiciones
anteriores (Art. 239 C.C.V.)
En caso de adopción, el artículo 502 de la Ley Orgánica para la
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes señala que la
determinación del apellido de un niño o adolescente adoptado tomará
en consideración las mismas reglas respecto a la filiación.
Adición del apellido
Para la legislación venezolana, el único caso en que se permite
la adición del apellido es el de la mujer casada. Sin embargo, el
matrimonio no hace que la mujer adquiera, de inmediato, el apellido de
su cónyuge.
Esta adición, antes del año 1959 no era obligatoria, pero su
inobservancia denotaba una injuria grave contra el marido,
constituyéndose en una causal para el divorcio. Para el año 1959 pasó
a ser obligatorio realizar la adición de los apellidos del marido.
La reforma de 1982 modificó tal situación a través del artículo
137 del Código Civil, el cual señala que la mujer “podrá” usar el
apellido del marido. Significa que esta obligación pasó a ser una
facultad, sin que sea una falta grave contra el cónyuge.
Esta adición se conserva aún en la viudez, salvo que adquiera
nuevas nupcias, pero se pierde tal derecho cuando hay divorcio o
anulación del matrimonio,
Cambio del nombre y del apellido
Salvo los casos de rectificación de partidas permitidos por la
ley, la legislación venezolana solo permitía el cambio de nombre de
pila cuando se trataba de una adopción, siempre que fuera soltero y
menor de edad, salvo que se tratara de un extranjero, cuyas leyes
nacionales permitieran tal situación. En la actualidad, la Ley Orgánica
de Registro Civil permite el cambio de nombre, por una sola vez, ante
el registrador civil cuando este sea infamante, la someta al escarnio
público, atente contra su integridad moral, honor y reputación, o no se
corresponda con su género, afectando así el libre desenvolvimiento de
su personalidad (Art. 145 LORC).
En el caso del apellido, se aplica o admite el cambio del
apellido por vía de consecuencia, por lo que se reconoce el cambio del
apellido cuando:
1. Al establecerse la filiación voluntaria o por la vía judicial.
2. Al adoptarse un hijo.
3. Al desconocerse un hijo nacido o concebido durante el
matrimonio.
4. Al impugnarse o anularse el reconocimiento de un hijo.
5. Al extinguirse la adopción.