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infeCCiosas del
TrasplanTe de
progeniTores
HemaTopoyéTiCos
(TpH)
infeCCiÓn en el paCienTe
inmUnoCompromeTido no ViH
ÍndiCe
01 IntroduccIón y generalIdades . . . . . . . . . . . . pág. 01
02 PerIodos de rIesgo y exPosIcIón a InfeccIones . . . . . . pág. 05
infeCCiÓn en el paCienTe
inmUnoCompromeTido no ViH
CompliCaCiones infeCCiosas del TrasplanTe de progeniTores HemaTopoyéTiCos (TpH)
las complicaciones infecciosas son una de las principales causas de morbimortalidad en los
pacientes sometidos a TPH1,2. la frecuencia de estos procesos infecciosos es tan elevada, que
probablemente no existe enfermo que no padezca, como mínimo, una infección en el curso
post-TPH. No obstante, esta morbimortalidad asociada tanto al trasplante autólogo (auto-
TPH) como al alogénico (alo-TPH), ha disminuido considerablemente en los últimos años
debido a un conocimiento mayor de los factores de riesgo para infecciones oportunistas y
nosocomiales, de la recuperación inmunológica, del patrón de infección según el estadio
evolutivo del TPH, y al advenimiento de nuevos y más efectivos fármacos antimicrobianos.
Todos estos avances, junto con el empleo de progenitores de sangre periférica, depleción de
linfocitos T, factores estimulantes y nuevas moléculas inmunosupresoras, han disminuido la
mortalidad asociada al trasplante y han favorecido la extensión de las indicaciones del TPH.
Estos diferentes perfiles tienen una clara relación con las causas que los justifican. Así, la
ausencia de EICH en el auto-TPH reduce notablemente el riesgo y gravedad de la infección
a la derivada de la agresión de los tratamientos antineoplásicos en el acondicionamiento.
En cambio, en los alo-TPH, además del acondicionamiento, tiene un gran impacto la
inmunosupresión derivada de la propia EICH, así como de su profilaxis y tratamiento, que
condicionan una especial susceptibilidad a las infecciones fúngicas y víricas, por otro lado
inhabituales en los auto-TPH.
las infecciones graves más frecuentes son las bacteriemias, las viremias y las neumonías, si
bien las más habituales son las infecciones víricas, y entre ellas, son más comunes las causadas
por virus del grupo herpes. En la actualidad, los mohos, especialmente las diferentes especies
de Aspergillus son los agentes causales de infecciones con mayor mortalidad, habiendo
sustituido a citomegalovirus (CMV) en este aspecto, la aparición en la última década de cepas
bacterianas con expresión de ha vuelto a
dar un empuje de gran protagonismo por su mayor morbimortalidad a las infecciones de
origen bacteriano nosocomiales o asociadas a los cuidados sanitarios (f ).
Como todo intento de clasificación, debemos considerar que existen varios tipos de TPH en
relación a las complicaciones infecciosas y que, además, un mismo enfermo puede tener
distintos procesos infecciosos durante el curso post-trasplante, dado que en él pueden
coexistir más de un factor de riesgo.
Las complicaciones infecciosas están bien definidas para las distintas modalidades,
marcándose unas notables diferencias entre auto-TPH y alo-TPH, siendo mucha menor la
incidencia de infecciones en el primero. Se establece una interrelación esencial entre las
características del huésped, el tipo de TPH y la naturaleza de la infección, que es necesaria
conocer para realizar un correcto manejo. Con respecto a la infección, los receptores de
TPH presentan diferentes factores de riesgo que están influidos por el momento evolutivo
del mismo, las complicaciones adicionales que hayan desarrollado y los tratamientos
administrados.
C T p H TpH
s
Médula ósea
sangre periférica
Sangre de cordón umbilical
d
Habitual o estándar (mieloablativo)
De intensidad reducida (no mieloablativo; los llamados “mini-alos”)
e
Singénico: el donante es un hermano gemelo univitelino
Alogénico: el donante no es el propio paciente ni un hermano gemelo univitelino)
Según la identidad del HLA: idéntico / no idéntico
Según el parentesco: familiar o emparentado / no emparentado
Autólogo: el donante de las células progenitoras hematopoyéticas es el propio enfermo
Aspergilosis
Autólogo** Candidemia
CMV, VVZ
EICH: enfermedad injerto contra huésped; CGP: cocos grampositivos; BGN: bacilos gramnegativos; CMV:
citomegalovirus; VHS: virus herpes simples; VVZ: virus varicela-zóster; VEB: virus de Epstein-Barr; VHH-6:
virus del herpes humano tipo 6; ADV: adenovirus; CVC: catéter vascular central. **: Riesgos incrementados
después de la selección CD34.
f , conocida como . se
denomina así porque la neutropenia es el principal factor de riesgo en este periodo, y
abarca desde la infusión de los progenitores hasta la aparición en sangre periférica de
más de 500 polimorfonucleares (PMN)/ml de forma mantenida.
f , denominada . en este
momento la cifra de neutrófilos alcanza un valor normal tras el implante y prendimiento
medular y se incluye el segundo y tercer mes post-tPH. aunque no existe neutropenia
y tampoco mucositis, el paciente mantiene un importante riesgo de infección,
especialmente si ha sido sometido a un alo-TPH.
Esta enumeración simplificada tiene un mero carácter didáctico, puesto que en la práctica
real las complicaciones infecciosas en el TPH son mucho más complejas, interrelacionadas
y hasta solapadas, en absoluto exclusivas. Dado que muchas de estas infecciones por
patógenos concretos (virus y hongos) son tratadas de manera más profunda en otros temas
o capítulos sobre “Infecciones en el paciente con TPH” de este mismo módulo, aquí solo
se realizará una aproximación resumida de las principales infecciones bacterianas y los
síndromes infecciosos a los que pueden dar lugar y, en ocasiones, sobre las estrategias de
prevención o profilaxis que se pueden emplear.
las infecciones causadas por Bgn pasan por ser la principal causa de mortalidad relacionada
con infección durante la neutropenia. Afortunadamente, en las últimas décadas se han
desarrollado varias estrategias exitosas para limitar el impacto negativo de tales infecciones.
Así, con el empleo universal de la antibioterapia empírica precoz en caso de fiebre durante
la neutropenia y, en algunos escenarios, de profilaxis antibiótica, la tasa de mortalidad ha
descendido de forma significativa.
las sepsis por S. grupo viridans (principalmente por Streptococcus grupo mitis, mutans y
oralis) suelen originarse en la orofaringe como complicación de la mucositis grave. Algunos
de estos enfermos padecen un shock séptico y/o tóxico muy grave, junto a un síndrome de
distrés respiratorio del adulto que produce la muerte del paciente en un 12% de los casos. la
tasa de mortalidad aún es mayor cuando ocurre precozmente en niños trasplantados. Uno
de los principales factores de riesgo es la higiene dental inadecuada o insuficiente.
en la tercera fase, post-injerto tardía (> 101 días), una vez se consigue el prendimiento del
injerto y la recuperación del recuento leucocitario, las infecciones bacterianas más tardías,
predominantemente con foco de origen en tracto respiratorio superior e inferior, están
causadas por S. pneumoniae y H. influenzae en el 20-30% de los pacientes trasplantados
con larga supervivencia, incidiendo principalmente en los receptores de alo-tPH con eIcH
crónica. En esta fase, los auto-TPH no suelen padecer infecciones bacterianas, salvo que
coincidan factores de riesgo añadidos, como la esplenectomía previa.
En los pacientes sin signos de tuberculosis activa y sin tratamiento antituberculoso previo,
pero con una prueba de tuberculina y/o de IGRA positivas, deberían realizarse además una
radiografía de tórax y una bioquímica con pruebas de función hepática en el periodo pre-
trasplante, con el fin de iniciar una profilaxis peri y post-trasplante con isoniacida o con
algunas de las otras pautas y fármacos recomendados en las diferentes guías de consenso.
Obviamente, el problema lo constituyen aquellos pacientes en los cuales la prueba de la
tuberculina (incluida su repetición en 1 o 2 semanas para conseguir un efecto booster), e
incluso también las técnicas más sensibles y específicas de IGRA, son ambas (falsamente)
negativas debido a problemas de anergia derivados de la propia enfermedad o situación de
base del paciente.
entre las bacterias intracelulares, Nocardia spp. y Legionella spp., son patógenos infrecuentes
en el tPH, si bien ambas pueden manifestarse con formas pulmonares de enfermedad en
estos pacientes, en ocasiones con un patrón nodular, con o sin cavitación. El tratamiento de
estos procesos suele ser con combinaciones de antibióticos, durante tiempos prolongados,
para evitar tanto su persistencia como las recidivas. Listeria monocytogenes puede causar
formas graves de bacteriemia y meningoencefalitis en estos enfermos, aparte de otras
localizaciones, pero debe recordarse que la profilaxis con cotrimoxazol que se indica para la
prevención de la neumonía por Pneumocystis jirovecii puede, a veces, ofrecer cierto grado
de protección y de prevención de la listeriosis, nocardiosis, legionelosis y salmonelosis.
f e
Mucositis oral e viridans eCn
e e Pseudomonas
Mucositis intestinal
aeruginosa
cvc: uso extenso y prolongado e
Comorbilidades / Estado basal
e
deteriorado
eIcH gn P. aeruginosa MDr
EICH con hipogammaglobulinemia Streptococcus pneumoniae
e e
Profilaxis con fluoroquinolonas
viridans
uso de cefalosporinas
e e viridans
(ceftazidima o cefepima)
Cgp
Tratamiento con β-lactámicos
e viridans
Colonización nasal por SARM SarM
Colonización por ERV erv
SARM: Staphylococcus aureus resistente a la meticilina; ERV: Enterococos resistentes a vancomicina; ECN:
Estafilococos negativos para la prueba de coagulasa; CVC: Catéter vascular central; EICH: Enfermedad del
injerto frente al huésped; BGN: Bacilos Gram-negativos; CGP: cocos Gram-positivos; MDR: Resistencia a
múltiples antibióticos.
Se han comunicado tasas altas de bacteriemia en los pacientes sometidos a TPH con
neutropenia, del orden de 360 bacteriemias por cada 1.000 episodios de neutropenia
(incidencia de 0,36 episodios de bacteriemia por cada período de neutropenia). la densidad
de incidencia de la bacteriemia es diferente entre los alo-TPH y los auto-TPH, habiéndose
encontrado para los primeros una cifra de 12,4 episodios por cada 1.000 días de neutropenia
y para los segundos de 18,9. En cuanto a la tasa de bacteriemia (nº episodios por cada
100 pacientes sometidos a TPH), ésta fue de 22.4 para los alo-TPH y de 18,2 para los auto-
tPH10. del 36% de pacientes con tPH que padecen bacteriemia (29% primarias, 7% como
superinfecciones), ésta suele ser monomicrobiana en el 73% de los episodios y es algo
más frecuente en los alo-tPH (55%) que en el auto-tPH (45%)11. la gran mayoría de las
bacteriemias (75%) ocurren en los primeros 10 días post-trasplante. El tiempo medio desde
el día del procedimiento de trasplante hasta el primer hemocultivo positivo es de 7,5 días.
los microorganismos más frecuentemente aislados de forma individual son las especies
de estreptococos (S. grupo viridans, especialmente) (8-30%), los ecn (19-57%), E. coli (8-
13%), otras enterobacterias (3-13%), S. aureus (3-6%) y P. aeruginosa (3-5%). lo realmente
preocupante en los últimos tiempos lo constituye el incremento de la resistencia en estas
cepas a muchos de los antibióticos de uso cotidiano. Así, el enfermo sometido a TPH puede
adquirir y padecer las infecciones por bacterias resistentes, e incluso multirresistentes
(mdr), tanto de ámbito nosocomial12 como extrahospitalario o con el concepto acuñado
recientemente de infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria (Iras), a saber:
desde cepas de S. aureus resistentes a meticilina y otras familias de antibióticos (como
fluoroquinolonas, macrólidos, lincosaminas y aminoglucósidos), hasta aislamientos de
Enterococcus spp. resistentes a aminopenicilinas y glicopéptidos (menos frecuentes en
nuestro país que en ee.uu.), pasando por diferentes enterobacterias productoras de
b-lactamasas de espectro extendido (E. coli tanto de la comunidad como hospitalaria,
Klebsiella spp. productora de brotes nosocomiales en unidades determinadas), y bacilos
gramnegativos no-fermentadores con peculiares patrones de multirresistencia, como P.
aeruginosa resistentes a carbapenemas, Acinetobacter baumannii o Stenotrophomonas
maltophilia.
en la fase tardía post-prendimiento (> 100 días post-tPH) la bacteriemia puede estar
causada por microorganismos capsulados, como S. pneumoniae y H. influenzae, sobre todo
si se padece EICH o se reciben corticoesteroides a dosis altas. También estas cepas pueden
exhibir resistencia a penicilinas y cefalosporinas en una tasa variable dependiendo del mapa
epidémico de cada área, sin olvidar su pérdida de sensibilidad creciente y alarmante a
macrólidos e incluso quinolonas.
la presencia de candidemia es muy baja, menor al 5 % (< 2 episodios por cada 100 tPH en
la experiencia de nuestro centro) atendiendo a la práctica habitual en los programas de TPH
de profilaxis antifúngica con diferentes azoles, actualmente con los de espectro extendido
(como posaconazol o voriconazol) frente a hongos filamentosos como Aspergillus, que ya
incluyen en su espectro la cobertura frente a hongos levaduriformes.
Estas infecciones tardías son causadas por todos los tipos de microorganismos (bacterias,
virus, hongos y protozoos), pero los riesgos son predecibles y superables con el uso de
estrategias de prevención a la medida. Específicamente, estudios recientes han documentado
una prolongación de los riesgos para las infecciones causadas por bacterias en el contexto
de la eIcH, especialmente por aquellos microorganismos capsulados y por aquellos que
secundariamente acontecen tras la alteración de las respuestas de anticuerpos. Aquí, tanto
la profilaxis como las estrategias de vacunación (T ) pueden ser empleadas como
medios para su prevención, dado que típicamente estas infecciones se manifiestan en el
tracto respiratorio.
i e C
TPH: Trasplante de progenitores hematopoyéticos; ICD: Infección por Clostridium difficile; ENI: Enfermedad
neumocócica invasora; ITL: Infección tuberculosa latente; PT: prueba de la tuberculina; IGRA; Prueba de
liberación de Interferón-gamma; serología lues*: Incluye tanto pruebas no treponémicas (RPR, VDRL) como
pruebas treponémicas (FTA-Abs, ELISA); IBP: Inhibidores bomba protones (omeprazol, pantoprazol, etc.); LCR
Líquido cefalorraquídeo; PL: Punción lumbar.
En los últimos 15 años se ha conseguido reducir el riesgo de mortalidad asociado con las
infecciones, y comparados con periodos previos se han observado diferencias notables e el
riesgo asociado con BGN, CMV y hongos (tanto levaduriformes como filamentosos). Se han
realizado grandes progresos en la prevención de estas infecciones, en gran parte debidos a
las estrategias de profilaxis más agresivas que el simple uso de quinolonas o de fluconazol
y a las estrategias de cribado precoz utilizando métodos de la biología molecular y de la
radiología con imagen de alta definición para detectar y prevenir reactivación de infecciones
y distinguirlas de las enfermedades propias de órgano.
Aunque estas estrategias han reducido el impacto de muchas de las infecciones precoces, las
limitaciones en estas medidas de prevención y los cambios en los métodos de trasplante han
favorecido ahora el desarrollo de infecciones tardías después del TPH. Las toxicidades de los
fármacos y algunos inconvenientes de los métodos de cribado molecular no han permitido
su aplicación efectiva en algunos escenarios clínicos.
Los grandes estudios poblacionales han mostrado que el espectro de las infecciones
bacterianas ha cambiado a lo largo del tiempo, con esa notable desviación reciente que
ya se ha comentado hubo desde la bacteriemia causada por BGN hacia CGP como primera
causa de enfermedad. Ese hecho estuvo influido por los regímenes de prevención y el
mantenimiento de catéteres intravasculares permanentes o de inserción prolongada en el
tiempo.
los estudios de centros individuales no consiguieron demostrar como los cambios en las
modalidades de trasplante afectaban en profundidad a la epidemiología de la bacteriemia.
Y así, de manera específica, algunos estudios casos-control documentaron la equivalencia
o un alto número de bacteriemias durante el periodo post-injerto tras AIR, pero con una
desviación en los tipos de microorganismos que favorecían a las bacterias grampositivas
típicas relacionadas con los catéteres vasculares tardíamente después del AIR, más que
a las enterobacterias gramnegativas que eran típicamente adquiridas desde el tracto
gastrointestinal tras el acondicionamiento mieloablativo19,20.
Durante el periodo tardío del trasplante uno de los principales riesgos es la adquisición
respiratoria de microorganismos patógenos del tracto respiratorio y causantes de neumonía.
En este periodo tardío con pobre respuesta de anticuerpos y de inmunidad celular, las
bacterias capsuladas como S. pneumoniae pueden causar el rápido desarrollo de neumonía
y/o meningitis (u otro tipo de enfermedad neumocócica invasiva) con su elevado potencial
de alta morbimortalidad. Tanto la profilaxis con cotrimoxazol como la vacunación anti-
neumococo se han mostrado parcialmente efectivas en la prevención de la enfermedad
neumocócica.
Una revisión del M.D. Anderson Cancer Center reunió todas las infecciones causadas por
S. pneumoniae durante un largo periodo desde 1989-2005, y en ese tiempo la incidencia
calculada de infección por neumococo fue de 7 por cada 1.000 TPH realizados. La infección
ocurrió típicamente de forma tardía, con una media de días al diagnóstico de 443 días, siendo
el linfoma subyacente como enfermedad de base y la exposición a corticoides los factores
que jugaron un papel en el incremento del riesgo21.
aunque el cotrimoxazol podría prevenir algunas de estas infecciones, las altas tasas de
resistencias a este antibiótico en aislamientos de cepas de neumococo invasores que se han
comunicado en muchos centros lo hacen realmente poco efectiva esta profilaxis, por todo lo
cual deben enfatizarse los programas de vacunación post-trasplante con las nuevas vacunas
conjugadas en los esquemas adecuados en tiempo y dosis.
tanto M. tuberculosis como las micobacterias atípicas (de rápido y lento crecimiento)
no tuberculosas son una causa importante de enfermedad infecciosa tardía después del
TPH, especialmente en pacientes con inmunidad celular T muy deficitaria. Las tasas de
reactivación de la tuberculosis tras el TPH han sido históricamente bajas, pero las tasas
varían de acuerdo a la endemicidad geográfica y al estado de infección tuberculosa latente
(ITL) pre-TPH (prueba de Mantoux y/o de IGRA positiva). Sin embargo, algunos centros han
observado actualmente resultados devastadores en casos de tuberculosis pulmonar latente
previamente no reconocidos, junto a la asociación de aumento de las tasas en determinadas
áreas endémicas, o al trasplantar a personas procedentes de regiones con alta endemia.
El debate de cómo prevenir este hecho está abierto. La literatura sobre tuberculosis en
pacientes sometidos a TPH es escasa, incluso en países donde la enfermedad es común. La
mayoría de casos de tuberculosis en el trasplante han sido comunicados en países asiáticos
o de oriente medio, comprendiendo así que la incidencia de tuberculosis oscile entre 0.0014
(en EEUU) al 16% (en Pakistán).
Son pocos los casos de enfermedad tuberculosa activa que se diagnostican durante el
primer mes post-TPH; la mayoría de casos descritos en la literatura ocurren después de los
90 días post-TPH, y es el pulmón el órgano más frecuentemente implicado. La mortalidad
oscila entre 0-50% y es más alta en los alo-tPH que en los auto-tPH23. la edad adulta y
Dado que no existe consenso respecto al cribado de la ITL con prueba de la tuberculina y/o
con técnica de IGRA (QuantiFERON-TB Goldä), algunos autores enfatizan sobre la importancia
de decidir la implantación de una quimioprofilaxis primaria anti-tuberculosa en países en
desarrollo con alta prevalencia de casos de tuberculosis.
Las profilaxis antifúngicas y los muchos tratamientos empíricos han constituido un fenómeno
de presión selectiva favorecedor de estos cambios ecológicos. En estos pacientes se ha
observado un notable descenso en la frecuencia y mortalidad asociada con la candidemia,
junto a una desviación hacia el aislamiento de especies distintas de C. albicans27, algunas
con resistencia intrínseca (C. krusei) o fácilmente adquirida (C. glabrata) a los azoles, en
especial a fluconazol e itraconazol, que han sido los principales agentes empleados en la
profilaxis primaria hasta ahora28, dado que recientemente se han obtenido nuevos datos
más favorables con posaconazol y voriconazol. Esta profilaxis ha llevado a una reducción de
la incidencia de candidemia del 12% a 4,5%. Sin embargo, los patógenos predominantes, C.
albicans y C. tropicalis, han sido sustituidos por C. glabrata y C. krusei.
los factores de riesgo tradicionales de candidemia, como la enfermedad del injerto contra
el huésped, la neutropenia, el uso de corticosteroides y la irradiación corporal total, han
cambiado en los pacientes sometidos a TPH que reciben profilaxis con fluconazol. Así, la
bacteriemia, el uso de quinolonas y la enfermedad por citomegalovirus se han configurado
como predictores significativos de candidemia en esta población29. sin embargo,
paralelamente a este declinar en la candidemia, el fenómeno que actualmente preocupa
en el paciente con tPH es el incremento de las infecciones por Aspergillus y otros mohos
emergentes, a lo que han contribuido no sólo las prácticas de profilaxis antifúngica sino la
introducción de nuevas modalidades de TPH, el empleo de otras estrategias profilácticas
(ganciclovir frente a citomegalovirus) y los avances en las técnicas diagnósticas del
laboratorio micológico.
en cualquier caso, las IfI por Aspergillus spp. Son ahora las micosis más frecuentes en
pacientes oncohematológicos y las que siguen ocasionando la mayor mortalidad (del
50-95%). las infecciones por Candida en el TPH han disminuido un 50% o más, mientras
que las producidas por Aspergillus spp. se han triplicado. Este cambio micológico supone
una diferencia contrastada con otros pacientes inmunocomprometidos o críticos, en los
que Candida spp. sigue siendo la IFI predominante (pacientes quirúrgicos, ingresados en
cuidados intensivos, algunos tipos de TOS). A su vez, ello ha provocado un cambio en la
estrategia de manejo de la IFI, utilizándose en los de más alto riesgo profilaxis con azoles de
más amplio espectro, o de espectro extendido (a hongos filamentosos), como posaconazol y
voriconazol, dada la falta de actividad y de espectro del clásico fluonazol o de los problemas
serios de biodisponibilidad de las formulaciones de itraconazol.
Debe tenerse en cuenta que estas “micosis emergentes” conllevan problemas especiales de
diagnóstico y de tratamiento, siendo aconsejable su identificación a nivel de especie por los
patrones especiales de multirresistencia a antifúngicos que algunas de ellas poseen.
Lo más importante es, pues, la adecuada profilaxis, con lo que se reduce notablemente
su incidencia, casi llegando a 0-1%. una incidencia elevada de P. jiroveci en una unidad de
TPH traduciría probablemente una política de prevención inapropiada, o cambios ecológicos
importantes, con la aparición de cepas resistentes a los fármacos utilizados en profilaxis,
mayor diseminación ambiental o factores nuevos de virulencia. Si se desarrolla neumonía,
la mortalidad sigue siendo muy elevada (en torno al 60%). La profilaxis de elección es, sin
duda, el cotrimoxazol (combinación de trimetoprima más sulfametoxazol).
alternativa a partir del día +30 o +40 del TPH, o bien emplear cotrimoxazol pese a la ausencia
de prendimiento. Es probable que el beneficio de la profilaxis apropiada superara el riesgo
de interferencia con el injerto. La profilaxis ha de continuarse como mínimo hasta el sexto
mes postrasplante, y debería prolongarse o reinstaurarse si el paciente recibe tratamiento
inmunosupresor, desarrolla eIcH o presenta recidiva de su enfermedad de base.
La infección primaria por CMV ha sido reducida de una histórica tasa de incidencia del
40% al 1-4% en receptores de TPH seronegativos para CMV mediante el uso de productos
sanguíneos seronegativos o con filtrado de leucocitos durante las transfusiones.
Son frecuentes también la mielosupresión relacionada con la viremia (el llamado “síndrome
por CMV”), febril o no, y la hepatitis. Menos habituales son la encefalitis, ventriculitis,
nefritis, artritis y cistitis. La neumonía por CMV ocurre ahora en menos del 5% de los alo-
TPH seropositivos al CMV que reciben profilaxis o terapia anticipada con ganciclovir durante
los primeros 100 días postrasplante. sin embargo, la tasa de mortalidad de la neumonía
por CMV sigue siendo elevada, cercana al 50%, incluso pese a la pronta instauración de
tratamiento con ganciclovir combinado con inmunoglobulinas intravenosas. Por ello, debido
a que el tratamiento de la enfermedad establecida es tan insatisfactorio y su mortalidad
tan alta, lo fundamental es prevenir su aparición mediante las diferentes estrategias de
prevención existentes.
Muchos de los grupos trasplantadores de nuestro medio prefieren las pautas de tratamiento
precoz de la infección (combinadas o no con profilaxis con aciclovir, o similares) a la
profilaxis universal con ganciclovir. Para ello, los pacientes deben someterse a una vigilancia
microbiológica estrecha (semanal, habitualmente) mediante el empleo de marcadores
subrogados (antigenemia pp65 de CMV, cuantificación de la carga viral mediante técnicas
moleculares), administrándose un tratamiento precoz frente a CMV eficaz en caso de
detectar la infección.
T f e m T
ganciclovir,
valganciclovir, foscarnet,
viremia 30-70% síndrome por cmv 1-4% cidofovir; letermovir,
C
enfermedad 1-5% Enfermedad de órgano (50%, neumonía) maribavir, brincidofovir;
Inmunoterapia adoptiva
células t
Gingivoestomatitis (85%), general <1%
Con profilaxis 30% aciclovir, famciclovir,
esofagitis, encefalitis, neumonitis, (~40% en
Sin profilaxis 80% valaciclovir, foscarnet
hepatitis, formas diseminadas formas graves)
Herpes zóster (85%) general 1%
aciclovir, famciclovir,
50% Forma varicelosa (15%); (50% en formas
valaciclovir
Diseminación en el 15% viscerales
ELPT (< 1-25%); Rituximab (anti-CD20),
Reactivaciones en
e leucoplasia vellosa, anemia, 90% en elPt Infusión linfocitos
el 30-60%
mononucleosis, meningoencefalitis donante frente a veB
Erupción cutánea precoz
Mielosupresión / fallo injerto Según ganciclovir
Reactivaciones en
HH Encefalitis entidades; 50% foscarnet
el 35-70%
Exacerbación EICH aguda en encefalitis cidofovir
Neumonitis intersticial, hepatitis
Ribavirina;
Gastroenterocolitis, neumonitis,
6% en auto-tPH 50-75% (formas Cidofovir;
a cistitis hemorrágica, hepatitis,
12% en alo-tPH diseminadas) Inmunoterapia adoptiva
nefritis; Formas diseminadas
células t
Crisis aplásicas / Fallo injerto
DNA+ (MO/ Según
exantemas cutáneos
p sP) en 2-5% entidades; 3% Inmunoglobulinas iv.
Hepatitis, peri-miocarditis,
postrasplante en miocarditis
neumonitis, artritis
Reactivación
y eliminación
Cistitis hemorrágica (BK), Según
p urinaria de Cidofovir; Leflunomida;
¿nefritis?, neumonía; entidades; 50-
C BK en el 50%; Inmunomodulación
lmP (Jc) 90% en lmP
Reactivación de
Jc en el 7%
vHB (HBsag+): Riesgo reactivación VHB post-TPH:
lamivudina, adefovir,
0-15% de 66% en auto-TPH, 80% en alo-TPH;
entecavir, interferon
receptores pre- Hepatitis fulminante (VHB > VHC) 3-10%, según
(vHB)
tPH Riesgo reactivación VHC post-TPH: tipo de virus y
H HC Interferón + Ribavirina
vHc (rna+): 4% 15% en auto-TPH, 90% en alo-TOH; entidad
(vHc)
de receptores Hepatitis crónica - cirrosis (VHC >
pre-tPH vHB)
TPH: trasplante de progenitores hematopoyéticos; EICH: enfermedad del injerto contra huésped; ELPT:
enfermedad linfoproliferativa postrasplante; CMV: citomegalovirus; VRS: virus respiratorio sincitial; MO:
médula ósea; SP: sangre periférica; LMP: Leucoencefalopatía multifocal progresiva; VHB: virus de la hepatitis
B; VHC: virus de la hepatitis C.
alo-tPH
auto-tPH
fase del tPH Profilaxis convencional
Convencional AR*
DNE/TSCU
fase 1 Lavado manos-higiene ++ ++ ++ ++
(días 0-30; Pentamidina inhalada aerosol* + + + +
periodo de fluoroquinolona v.o. + +
neutropenia) fluconazol v.o. + +
Posaconazol / Voriconazol + ++
Aciclovir v.o.** + + + +
aciclovir iv. - ±***
Ig iv. #
-# -#
dietas bajo contenido bacter. + + + +
filtros HePa + ++
medidas de aislamiento& + ±
fase 2 Lavado manos-higiene ++ ++ ++ ++
(días +31 a dietas bajo contenido bacter. + +
+100) Itraconazol ±£ +£
Voriconazol /Posaconazol ±£ +£
Cotrimoxazol**** + + ++ ++
aciclovir v.o. - -
aciclovir iv. - ±***
Ig iv. #
-# -#
Ganciclovir/foscarnet***** + + + ++
fase 3 Lavado manos-higiene ++ ++ ++ ++
(> día 101; si Itraconazol - - ±£ ±£
EICH crónica) Voriconazol /Posaconazol - - ±£ ±£
cotrimoxazol - - ++ ++
Penicilina v.o. - - ± ±
Vacunación + + ++¥ ++¥
Cabe pensar que debido al aumento global de la resistencia a fluoroquinolonas entre las
enterobacterias, sea cual fuere su principal origen o factor de promoción, el beneficio de la
profilaxis con esta familia de inhibidores de la ADN-girasa es incierto hoy en día, y su eficacia
se encuentra muy reducida cuando la prevalencia de la resistencia a fluoroquinolonas en
Bgn supera el 20%40,41. Por tanto, abolir la indicación de profilaxis con fluoroquinolonas
podría ser razonable en la era de la MDR, pero en algunos centros se ha observado un
repunte de bacteriemias por bacterias Gram-negativas después de haber interrumpido la
profilaxis42,43.
reComendaCi n e idenCia
Indicada en “bajo riesgo”, respecto a fiebre e infección i
Indicada en “bajo riesgo”, respecto a mortalidad C ii
Indicada en “alto riesgo”, respecto a fiebre e infección ai
Indicada en “alto riesgo”, respecto a mortalidad ii
fluoroquinolonas preferidas sobre cotrimoxazol a ii
Fármaco de elección: Ciprofloxacino (500 mg/12h vo) o
a ii
levofloxacino (500 mg/24h vo)
Adición de un agente activo sobre Gram-positivos a la profilaxis
e ii
con quinolonas (desaprobado)
Comienzo de la profilaxis con el inicio de la neutropenia en
iii
pacientes de “bajo riesgo”
Comienzo de la profilaxis con el principio de los fármacos
iii
citostáticos en pacientes de “alto riesgo”
Fin de la profilaxis con la salida de neutropenia o con el
iii
comienzo de antibioterapia empírica por fiebre
Uso de fluoroquinolonas en tratamiento empírico si fueron
e iii
empleadas en profilaxis (desaconsejado)
* Una clasificación para poder calificar las recomendaciones según el grado de solidez y valoración de la
calidad de los datos y resultados de los estudios disponibles (evidencias) en los que se fundamentan (las
profilaxis antibacterianas en este caso) se muestra en el o , al final de este Tema, en el apartado de
adend m, siguiendo la normativa adaptada de la IDSA (Infectious Disease Society of America) y de otras
organizaciones o sociedades.
4.1 Vacunaciones
Los receptores de un TPH, tanto autólogo como alogénico, pierden la capacidad de
respuesta frente a estímulos antigénicos de forma variable, por lo que será necesaria su
revacunación tras el trasplante. La vacunación debe considerarse una práctica sistemática
en todos los receptores de tPH, y todos los pacientes deben incluirse en un programa
que incluya una serie de vacunaciones sistemáticas. Los auto-TPH y los alo-TPH sin EICH
ni tratamientos inmunosupresores deberán ser revacunados a los 6 meses del trasplante.
En los pacientes con EICH y/o con tratamiento inmunosupresor lo más aconsejable es diferir
la vacunación. Esta demora es necesaria puesto que difícilmente se conseguirá una respuesta
antigénica apropiada a la vacuna. En la T se muestra el calendario de recomendaciones
vacunales más aceptado en nuestro país. Además de las vacunas de uso habitual, existen
otras de indicación individualizada, y otras que están contraindicadas.
en principio, como norma general, todas las vacunas con agentes vivos se deben considerar
contraindicadas (para el paciente y para su entorno familiar inmediato) por el grave riesgo
de efectos adversos y de provocar infección sistémica o diseminada. Las únicas vacunas de
virus vivos que son seguras y eficaces en el TPH son la vacuna del sarampión, la rubéola
y la parotiditis, mientras se administren con determinadas precauciones. Debido a las
peculiaridades del TPH, muchas de las recomendaciones planteadas en otros pacientes con
inmunocompromiso de otras causas tienen una extrapolación relativa en estos enfermos.
Por ello, existen guías con recomendaciones, bien aproximativas o incluso específicas,
de vacunación en receptores de TPH a nivel nacional46,47, europeo48, norteamericano49 e
internacional50.
T m n T TpH
Gripe* anual Alo/Auto
Sarampión (triple vírica)*** alo
Poliomielitis (inactivada) Alo/Auto
VHB**** Alo/Auto
Tétanos – difteria# Alo/Auto
Haemophilus influenzae Alo/Auto
Streptococcus pneumoniae
- Polisacárida 7 o 12 1 Alo/Auto£
- conjugada 7 o 13-valente& 3, 6, 12 3
*: Vacunar con una dosis cuando corresponda por campaña anual, al menos los dos primeros años y
posteriormente cada año en pacientes de alto riesgo (vacunar a personal sanitario y familiares convivientes
cercanos); la vacunación antigripal antes del sexto mes es poco probable que consiga respuesta. No
administrar vacuna antigripal por vía nasal, dado que esta formulación es con cepas de virus vivos atenuados.
**: En algunos casos se prescribe doble dosis de vacuna antigripal para intentar conseguir mayor
inmunogenicidad y respuesta protectora.
***: Sólo en receptores de alo-TPH, con más de 2 años cumplidos tras el trasplante, sin EICH y sin tratamiento
inmunosupresor por cualquier motivo.
****: En pacientes con HBsAg negativo y sin anticuerpos anti-HBs de protección, se puede optar por una
pauta de administración corta o precoz o una pauta diferida o tardía de vacunación.
#: Revacunación cada 10 años.
&: Indicación no aprobada en todos los países y con cobertura de financiación variable según regiones o
ccaa.
£: En todos los trasplantes alogénicos, pero sólo en subgrupos de auto-TPH como el realizado en pacientes
con enfermedad de Hodgkin, mieloma múltiple o asplenia.
Se han comunicado y descrito casos graves, incluso mortales, por bacterias capsuladas,
VHB, gripe y sarampión en pacientes con TPH. Aunque estas infecciones no disponen de una
quimioprofilaxis y/o tratamiento eficaz, todas ellas pueden prevenirse actualmente mediante
vacunación. La respuesta vacunal es buena frente a la vacuna del VHB, H. influenzae, tétanos,
difteria y poliomielitis (inactivada); es regular y menos óptima para el caso de la gripe, e
insuficiente o mala para el neumococo de forma general mientras sólo se ha dispuesto
de vacuna polisacárida, situación que parece haber cambiado con el advenimiento de las
vacunas conjugadas 7 y 13-valente, mucho más inmunogénicas y capaces de crear respuestas
más eficaces y prolongadas en el tiempo.
Una gran proporción de pacientes que exhiben una adecuada inmunidad antes del trasplante
frente a infecciones bacterianas y víricas prevenibles mediante vacunación, pierden sus
anticuerpos en el periodo post-trasplante. Si a ello añadimos la débil situación inmunológica
que muchos presentan antes del TPH, se entiende porqué la situación inmunitaria post-
trasplante puede ser tan deficiente, todo lo cual debe estimular aún más la necesidad de
unas recomendaciones de inmunización post-TPH.
• Que el tiempo para iniciar la vacunación tendría su mejor momento entre los 3-6 meses
post-tPH.
• Que puede mejorarse el resultado mediante la vacunación del donante, aunque sea
practicable sólo en determinados contextos del TPH, y debería considerarse cuando el
receptor está en alto riesgo de padecer EICH crónico.
No puede recomendarse un intervalo de tiempo uniforme entre las dosis, dado que
diferentes intervalos han sido utilizados en cada uno de los estudios. Como regla general, se
establece un mínimo de 1 mes entre las distintas dosis, lo cual parece un periodo razonable.
A continuación de la serie primaria de tres dosis de vacuna conjugada, se ha propuesto
administrar una dosis de vacuna anti-neumocócica polisacárida 23-valente con el objetico de
ampliar la respuesta inmune (cobertura) a mayor número de serotipos (B-III). En pacientes
con EICH crónica que posiblemente tengan una pobre respuesta a la vacuna polisacárida
23-valente, debería considerarse la administración de una cuarta dosis de vacuna conjugada
en vez de aquella (c-III).
acaban de ser publicados los resultados de un ensayo clínico abierto (Clinical trials
registration: NCT00980655) de vacunación de pacientes receptores de un alo-TPH (n=
251) a los 3-6 meses del trasplante con tres dosis de vacuna anti-neumocócica conjugada
13-valente, a intervalos de 1 mes entre las dosis, y seguido el esquema de una cuarta dosis
6 meses después y de una dosis de vacuna polisacárida 23-valente un mes más tarde,
midiendo la inmunogenicidad en momentos temporales preestablecidos y evaluando la
seguridad de la vacuna51.
En la población evaluable en cuanto a inmunogenicidad (n=216, con edad media de 37.8 años)
el aumento de la media geométrica de las concentraciones medias de inmunoglobulina g
(IgG) desde el valor basal hasta la medición posterior a la tercera dosis mostró un incremento
significativo en los niveles de anticuerpos para todos los serotipos incluidos en la vacuna
conjugada 13-valente. Se observó un cierto declinar a partir de los siguientes 6 meses, un
aumento significativo del valor desde el periodo previo al posterior a la cuarta dosis y un
escaso cambio después a la vacunación con la vacuna polisacárida 23-valente. Las reacciones
locales o sistémicas fueron más frecuentes tras la cuarta dosis.
Los autores del estudio multicéntrico internacional concluyen que un régimen de 3 dosis de
vacuna conjugada 13-valente frente al neumococo, seguido de una dosis “booster”, puede
proteger a los receptores de TPH frente a la enfermedad neumocócica invasiva. Puede que
la cuarta dosis se encuentre asociada con un aumento de los efectos secundarios locales y/o
sistémicos, aunque el perfil de seguridad global de un esquema de 4 dosis como éste puede
considerarse aceptable. no obstante, queda por establecer si esta mayor inmunogenicidad
de la vacuna conjugada, respecto a los estudios históricos con administración única de
vacuna polisacárida 23-valente absolutamente ineficaz y de insuficiente respuesta en estos
pacientes inmunodeprimidos, conseguiría alcanzar los objetivos de coste-eficiencia que
pudieran ser asumibles por los distintos sistemas de salud nacionales y/o autonómicos.
05 conclusIones
durante el estudio de este tema sobre las infecciones en el tPH se deberá comprender que
puede establecerse un enfoque clínico absolutamente práctico y otra visión más teórica con
perspectiva científica de investigación.
adendum
C d
(Artículo de revisión general y lectura imprescindible para iniciarse en este campo, aunque
no tanto para los ya más iniciados, que acusa solo levemente el paso de tiempo, redactado
magníficamente por nuestras queridas y sabias “yayas” de la infectología hematológica y
del trasplante).
• Magiorakos AP, Srinivasan A, Carey RB, Carmeli Y, Falagas ME, Giske CG, et al. m
Clin Microbiol
Infect 2012; 18 (3): 268-81.
(En este artículo se definen y resumen, de forma oficial por parte de un panel reconocido
de expertos en la materia, esos conceptos que no siempre tenemos claros sobre la
multi/extensa/pan-Resistencia bacteriana; al menos sirva de consulta y aclaración de
terminología y nomenclatura).
• Balletto E, Mikulska M. i H s C T
r . Mediterr J Hematol Infect Dis. 2015 Jul 1;7(1):e2015045. doi: 10.4084/
mJHId.2015.045.
(Por excelencia, la revisión clave, completa, integral y más actual sobre las infecciones
bacterianas en general en el paciente sometido a TPH; un vuelo rasante que dibuja todo
el paisaje a entender y comprender sobre este tema, con acercamientos y zooms en las
áreas más en controversia y con proyección de futuro; imprescindible su lectura).
• marr Ka. d
Hematology Am Soc Hematol Educ Program.
2012;2012:265-70.
(Un artículo conciso, preciso y clarísimo acerca de las infecciones tardías en el TPH que,
como no, lleva la firma de una autora e investigadora líder internacional en este campo,
la afamada Dra. Kieren A. Marr; no tiene desperdicio, todo es interesante y válido de
principio a final).
i Clin
Microbiol Infect 2015; 21(4):337-43. doi: 10.1016/j.cmi.2014.11.022.
(..y aquí se resume la reciente experiencia multicéntrica de toda Italia a través del prolífico
y orientador grupo seIfem, gracias a sus registros nacionales bien interconectados y con
solvente aprovechamiento, en este caso para ilustrar los resultados de la bacteriemia
en los pacientes con neoplasias hematológicas en un periodo relativamente reciente
desde 2009-2012, confirmando la imparable desviación en la prevalencia entre bacterias
Gram-positivas a Gram-negativas como agentes causales, y resaltando el preocupante y
frecuente incremento de la mdr, al menos entre los Bgn).
(..y aprovechando la estela, aquí se menciona nuestra reciente contribución, la del grupo
de La Fe de Valencia, ahondando en la epidemiología y resultado de la bacteriemia en
un subgrupo muy particular y complejo de TPH, el TSCU, con el fin de definir mejor este
proceso infeccioso en ese contexto y en el actual momento de dificultades terapéuticas
derivadas de nuestra peculiar situacion de MDR, envueltos por las carbapenemasas;
destaca la mortalidad de los Bgn respecto a los cgP, lo cual era de esperar, y la importancia
de incidir en medidas de prevención durante el acondicionamiento y en el periodo muy
precoz post-tscu).
s C i
T seimC
d a s m e m p
(una buen capítulo, como no podía ser de otra manera viniendo del dr. r. de la cámara,
aunque ya ha pasado cierto tiempo desde su redacción).
https://books.google.es/books?id=1FBKR_17ZFsC&pg=PA1487&dq=infeccion+en+el+
trasplante+de+progenitores+hematopoyeticos&hl=es&sa=X&ved=0CCQQ6AEwAW
oVChMIx8Dc5bDWxwIVCnEUCh0qBQ89#v=onepage&q=infeccion%20en%20el%20
trasplante%20de%20progenitores%20hematopoyeticos&f=false
s
geTH g
http://www.geth.es/index.php?option=com_content&task=blogsection&id=12&Item
id=146
s TpH
https://www.youtube.com/watch?v=CQ-sMw02jAI
s TpH
https://www.youtube.com/watch?v=YkFt3Sw03q0
a i
• Tacconelli E, Cataldo MA, Dancer SJ, et al; European Society of Clinical Microbiology.
esCmid
g
Clin Microbiol Infect. 2014; 20 Suppl 1:1-55.
• moreno a, camps I. i
Enferm Infecc Microbiol Clin 2014; 32
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p seimC n m
h t t p : / / w w w. s e i m c . o r g /c o n t e n i d o s / d o c u m e n t o s c i e n t i f i c o s /
procedimientosmicrobiologia/seimc-procedimientomicrobiologia5a.pdf
p seimC C i i
http://www.seimc.org/contenidos/documentoscientificos/procedimientosclinicos/
seimc-procedimientoclinicoxi.pdf
doC menT m
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