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Carta a los poderes

- 1925, tiempos de fascismos emergentes, ánimos de guerra, clasificaciones, tecnificación


del exterminio de lo “indigno”; cima del sueño iluminista.

Pater, Paterns, Patrias, Patriarcas: Liderazgos mesiánicos organizan el mundo. Culto de la


identidad, de las razas, de las clases. Vidas ordenadas en jerarquías; algunas merecen ser
vividas, otras no.

El psicoanálisis, por estos tiempos, sospecha de las tramas familiares, de la unidad del Ser.
Sostiene que la realidad es fantasía; que el yo es ilusión, ensamble de múltiples
identificaciones a rasgos disponibles en lo histórico social.

En vísperas de la Guerra, y de Auschwitz, Antonin Artaud escribe estos textos.

- El Surrealismo quería una revolución. Escribe Artaud:

“Esta revolución apunta a una desvalorización general de los valores, a la depreciación del
espíritu, a la desmineralización de la evidencia, a una confusión absoluta y renovada de las
lenguas,
a la desnivelación del pensamiento.
Pretende la ruptura y la descalificación de la lógica a la que perseguirá hasta sus últimos
baluartes.”

Artaud entiende que una revolución implica un “más allá” de la moral. Que para que
acontezca, urge estallar la idea de “espíritu” como unidad del ser, ficción totalizadora de la
vida. Que además, debe sospecharse de la lógica, del cientificismo como fábrica de
discursos Verdaderos.

Entiende que no puede pensarse en revolución si no se intervienen los modos de nombrar


a vida, si no se atenta contra los lugares comunes del pensamiento.

- “Espíritu”, según academias que deciden en consensos los sentidos hegemónicos,


ordenadores del existir: “Ser inmaterial dotado de razón. Alma racional. Esencia y
sustancia de algo”

Cuando Artaud escribe “espíritu” lo piensa como soplo vital. Libre fluir de vida que no
soporta la ficción de un adentro y un afuera; que no se deja capturar por la ilusión tirana
de un Ser. Flujos sin territorios; nómades.

“Venid, el espíritu sopla fuera del espíritu. Ya es hora de dejar vuestras viviendas.”

Ek-sistencia: Vida fuera de sí.

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