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Son las etapas que recorre un proyecto desde la concepción de la idea hasta la materialización de la
obra o la acción en concreto.
El perfil de todas estas entradas y salidas de dinero en diferentes momentos del horizonte del
proyecto constituye el denominado flujo de caja, resultante cuantitativo de la formulación y
elemento básico para la evaluación del proyecto.
El proyecto constituye en la unidad operativa del desarrollo que puede ser nacional, regional, local
o institucional, y se expresa como medio para la solución de problemas.
La Preinversión.
Se analizan por separado cada uno de los componentes de la etapa de preinversión para
comprenderlo más detenidamente.
Según los niveles de profundización de los diferentes aspectos, se denominan los estudios
como:
Identificación de la Idea. Se obtiene amplia información sobre el sector económico
(condiciones económico-sociales) y geográfico (recursos naturales, técnicos y
humanos), esto se puede obtener de monografías, estudios regionales y diagnósticos
sectoriales. Una metodología recomendable, es plantear una serie de interrogantes
que deben ser respondidos antes de seguir adelante, entre estas pueden ser ¿cuál es
la principal actividad económica de la región?, ¿a cuantas personas directa o
indirectamente beneficia el proyecto?, ¿con que servicios y de que calidad cuenta la
región, zona o localidad?, ¿existen suficientes recursos humanos y físicos en la
zona?, ¿cuál es el nivel de ingresos de la población?, ¿cuál es la situación de
empleo de la región y su clasificación por sectores como industrial, agrícola,
ganadero, minero, turístico, servicios, comercio, etc.?
Perfil Preliminar. Se plantean hipótesis en torno al producto o servicio frente a la
población objetivo; a la viabilidad técnica de la propuesta y sus posibles variantes
derivadas del tamaño, localización o procesos técnicos disponibles y de modelos de
organización en las etapas de instalación y operación; logrando así una primera
aproximación de la magnitud de las inversiones, costos e ingresos que permitan
identificar flujos de caja preliminares y permite la aplicación de ciertos criterios de
rentabilidad y sensibilidad conducentes a calificar, en principio, las bondades o
desventajas del proyecto. Se pueden resumir los aspectos que serían deseables
conocer cuando el proyecto se encuentra la esta fase de perfil:
Situación general. Que hace referencia a identificar el agente promotor del
proyecto y la motivación de este (necesidad no atendida, oportunidad de
aprovechar alguna ventaja comparativa, inversión en algún renglón
floreciente de la economía, etc.), una reseña geográfica y socioeconómica
del ámbito donde se ubicara el proyecto, y referente a los objetivos de
planes o programas nacionales, sectoriales, regionales, locales o
empresariales que sean pertinentes a los objetivos del proyecto.
Estudio de los propósitos del proyecto. Resultados esperados en plazos,
descripción de los diferentes estudios que se adelantaran con la
metodología prevista y su cronología aproximada, identificación de los
promotores del proyecto y los responsables si es posible en cada una de las
fases.
Consideraciones de orden financiero. Inversiones necesarias, presupuesto
de costos de funcionamiento, presupuesto de ingresos previstos para cada
uno de los periodos del horizonte del proyecto, fuentes posibles de
financiamiento privadas o públicas para el periodo de instalación y
operación.
Cronología de la etapa de ejecución del proyecto. Se tiene en cuenta
principalmente las actividades de creación del nuevo ente jurídico,
negociación y compra de terrenos, solicitud de autorizaciones,
construcciones y obras civiles complementarias, negociación y compra de
equipo, maquinaria, muebles y vehículos, montaje de equipos y
maquinaria, programas de capacitación, pruebas y puestas en marcha.
Hay que notar que en los estudios de perfil se trabaja preferiblemente con
información secundaria, debido a que la primaria es costosa y demorada.
Un estudio a nivel de perfil debe seguir en los posible, las siguientes pautas de
presentación:
Introducción donde se dejen claros los objetivos, metas a corto, mediano y
largo plazo, eventuales beneficios, motivación del proyecto.
Monografía característica del sector y la región donde se insertará el
proyecto.
Resumen de las conclusiones de cada uno de los aspectos estudiados y
recomendaciones con argumentos claros para ejecutar, aplazar o pasar a la
fase de prefactibilidad. Los aspectos son:
Estudio de mercado. Demanda insatisfecha, oferta actual y
proyectada, precios/tarifas, mecanismos de comercialización.
Estudio técnico. Diferentes opciones de tamaño y su relación con el
mercado, localizaciones posibles, procesos técnicos utilizables,
aproximación al modelo administrativo para ejecución como
operación, definición de las actividades a desarrollar en la
ejecución y su cronología.
Estudio financiero. Presupuesto y cronología de las inversiones
estimadas en forma agregada y basadas en cotizaciones
actualizadas. Los presupuestos de costos se clasifican según:
Producción.
Administrativos.
Ventas.
Los presupuestos de ingresos se basan en los estimados de
producción y precios.
Evaluación. Se estiman el flujo de los fondos según las inversiones,
costos e ingresos. En este punto se aplican indicadores para
determinar la bondad financiera del proyecto.
Estudio de Prefactibilidad. Se depuran con mayor grado de detalle los aspectos de
consumo, técnicos, financieros, institucionales, administrativos y ambientales
elaborados en la fase anterior y aduciendo si es precioso a información primaria
para algunas variables consideradas como relevantes. Se debe incluir aspectos
generales del entorno socioeconómico, análisis de mercado identificando las
principales variables que afectan su comportamiento (producto, demanda, oferta,
procesos de comercialización, precios, etc.), definiendo en principio alternativas de
tamaño y localización con todas las restricciones que puedan incidir, seleccionando
un modelo técnico adecuado, diseñando una organización para las etapas de
instalación y operación, determinando las inversiones, costos y utilidades y
finalmente aplicando criterios de rentabilidad financiera, económica, social y
ambiental según el caso. El estudio de prefactibilidad se utilizará como instrumento
de negociación con instituciones financieras o con inversionistas potenciales, pero
no se incluyen precisiones respecto a las fuentes de financiamiento. Al final de este
estudio de prefactibilidad se espera mejorar el nivel de información para tomar una
decisión más ponderada y escoger entre:
Pasar al estudio de factibilidad con una única alternativa,
Proceder al diseño definitivo para ejecutarlo, o
Abandonar el proyecto de forma temporal o definitiva.
Estudio de Factibilidad. Este se da cuando aún existen dudas sobre la viabilidad del
proyecto y es necesaria una depuración mayor para obtener mejores y más
confiables soportes a los indicadores de evaluación. Este estudio implica grandes
costos/gastos financieros y consumo de tiempo y puede en muchos casos, acarrear
considerables costos políticos. Los estudios de preinversión se suelen dividir en dos
grandes partes: lo correspondiente a la formulación (organización y análisis de la
información disponible) y lo que tiene que ver con la evaluación (aplicación de
ciertas técnicas y criterios para determinar su conveniencia o no). Las instituciones
de financiamiento realizan estos estudios con grupos de expertos diferentes para
garantizar objetividad en el manejo de la información, en el uso de indicadores y la
aplicación de criterios.
El estudio factibilidad debe conducir a:
Identificación plena del proyecto mediante los estudios de mercado,
tamaño, localización y tecnología apropiada.
Diseño del modelo administrativo adecuado para cada etapa del proyecto.
Estimación del nivel de las inversiones necesarias y su cronología.
Identificación plena de las fuentes de financiamiento.
Definición de los términos de contratación y pliegos de licitación de obras
para adquisición de equipos.
Sometimiento del proyecto si es necesario a las respectivas autoridades de
planeación.
Aplicación de criterios de evaluación financiera, económica, social y
ambiental que permita alegar argumentos para la decisión de la realización
del proyecto.
Del estudio de factibilidad se puede esperar, o abandonar el proyecto por no
encontrarlo suficientemente viable o conveniente; o mejorarlo, elaborando un
diseño definitivo, teniendo en cuenta las sugerencias y modificaciones que surgirán
de los analistas representantes de las alternas fuentes de financiamiento, o de
funcionarios estatales de planeación en los diferentes niveles (nacional, sectorial,
regional, local o empresarial). Los objetivos de cualquier estudio de factibilidad son
verificar la existencia del mercado potencia o de la necesidad insatisfecha,
demostración de la viabilidad técnica y de disposición de recursos humanos,
materiales, administrativos y financieros, y corroboración de las ventajas desde el
punto de vista financiero, económico y social de asignar recursos hacia la
producción del bien o la prestación del servicio. Se puede observar una relación
directa entre el tiempo y costos incurridos y la profundidad del estudio de
preinversión. Además, existe una relación indirecta entre la incertidumbre y los
niveles de profundidad.
Diseño Definitivo. Usualmente los expertos y las firmas de consultores que
formulan y evalúan los proyectos no son las mismas que implementan su ejecución
y por esa razón y desde su propia perspectiva estos deben programar y planear
mediante la elaboración del diseño definitivo las acciones y actividades que
garanticen la operación oportuna del proyecto. El estudio de preinversión resulta
útil pero no suficiente para la planeación de la ejecución, puestas en marcha y
operación, por lo cual se precisa abordad en el diseño definitivo taras
fundamentales como la identificación y diseño del entre administrativo y gerencial,
la definición, organización y contratación de los servicios de ingeniería, la
selección y contratación de servicios auxiliares.
Flujo de información en los estudios de preinversión. Por el interés de los
promotores o el sector económico donde se inserte el estudio de preinversión o de
las exigencias de las fuentes de financiamiento o por las autoridades de planeación
pertinentes se necesita un esquema de flujo informativo previsto para comprender
el estudio mencionado.
Los promotores del proyecto deben tener elementos de juicio suficientes con relación a
/tiempo, costo y grados de dificultada que les permita elaborar los términos de referencia
para posibles contrataciones de los estudios a diferentes niveles: perfil, prefactibilidad o
factibilidad.
En este punto es necesario hacer distinciones entre los promotores y los impulsadores de los
proyectos:
a) Proyectos promovidos por agentes privados (promotores). Se necesita adelantar un
estudio exhaustivo del subsector en que se insertara (cemento, hierro, textil,
agroindustria) el proyecto, con cifras como población, niveles de importación y
exportación, % del PIB; una monografía geográfica y socioeconómica es un
complemento adecuado; el estudio de mercado se oriente a determinar la demanda
interna insatisfecha, posible demanda internacional y las posibles competencias; luego
se determina la magnitud del proyecto, su mejor ubicación y las tecnologías adecuadas,
que garantice un modelo administrativo eficiente; el estudio financiero busca soportar la
bondad del proyecto, en su condición de generador de utilidades haciendo uso de
presupuestos de inversiones, costos e ingresos a través de flujos de caja para motivar el
interés de fuentes alternas de financiamiento disponibles; es necesaria la evaluación
económica y social debido a que los analistas o autoridades de planeación estatales
pueden requerir los posibles efectos positivos del proyecto como lo son la generación
de empleo, pago de impuestos, incremento del PIB, etc., o negativos como la polución,
el ruido, la inseguridad, etc.
b) Estudios de preinversión impulsados por empresas estatales (impulsadores). Posee los
mismos elementos que el caso anterior, pero con algunas características diferentes; el
estudio de mercado se orienta a establecer la magnitud de una necesidad con el fin de
satisfacerla a través del proyecto; el cálculo de la rentabilidad financiera no tiene el
objetivo de detectar la capacidad del proyecto para generar utilidades, sino que pretende
dotar a los gerentes públicos las herramientas básicas para garantizar el adecuado
funcionamiento del proyecto y su sostenibilidad, se trata que la misma empresa costee
su operación, pero debido al bajo nivel de ingresos de algunas comunidades se precisa
de subsidios para la sostenibilidad de ciertos proyectos; la evaluación financiera sigue
siendo importante puesto que permite establecer cuál es la medida del soporte que a
manera de subsidio, ayuda o transferencia tendrán que conseguir los promotores
estatales o las organizaciones cívicas y de esta manera constituir una herramienta
idónea para el mejoramiento de la gestión de la empresa pública; la evaluación
económica otorga a los analistas los instrumentos de decisión objetivos que permiten
analizar entre las diferentes alternativas de utilización de los recursos que son escasos,
el criterio de equidad debe estar siempre presenta en la asignación de los recursos de la
inversión pública.
Evaluación Ex-ante. La etapa de evaluación consiste en determinar mediante la aplicación
de técnicas cuantitativas y/o cualitativas la conveniencia o no, de asignar unos recursos
hacia un uso determinado. En los proyectos de conveniencia se necesita racionalizar debido
al hecho que los recursos son limitados, por lo tanto, se precisa elegir entre los usos alternos
que compiten por ellos; la evaluación de proyectos es un método adecuado para analizar las
opciones en forma conveniente y objetiva, de esta forma se valoran los costos y beneficios
de un proyecto y reducirlos a un patrón de medida común. De esta forma se realiza una
comparación simple entre unos y otros para ver cuales tienen mayores beneficios que costos
y de esta manera el proyecto resulta conveniente, en caso contrario la decisión se invierte.
Existen distintos criterios o indicadores de evaluación que permiten medir la bondad de un
proyecto, de los cuales se presentan los más conocidos:
Criterio del Costo-Beneficio. Permite determinar y comparar la rentabilidad de los
proyectos, contrastando el flujo de costos y beneficios actualizados, que se
desprenden de su implementación. Los costos corresponden al valor de los recursos
utilizados, en tanto que los beneficios son el valor de los bienes o servicios
producidos por el proyecto. Al considerar una unidad económica concreta la
evaluación se denomina evaluación financiera o privada, de esta forma los costos y
beneficios se miden a través de los precios de mercado. Si en cambio interesa el
efecto que produce el proyecto en el colectivo económico-social se denomina
evaluación económica y los costos y beneficios se estiman con los llamados precios
económicos o precios de cuenta o precios sombra, si además se pretende ponderar
el impacto que genera el proyecto sobre la redistribución del ingreso de la
comunidad afectada se suele denominar evaluación social. La evaluación
económica es una medida eficiencia que busca optimizar una función de utilidad o
bienestar económico nacional y que incorpora básicamente las variables consumo
agregado o producción, generación de empleos y divisas, ahorro nacional y
consumo de bienes meritorios (son los que generan utilidad sin ser vendidos o
comprados como la defensa nacional, la seguridad, la justicia, la pureza ambiental).
En tanto que la evaluación social tiene en cuenta criterios de equidad y de
redistribución de la riqueza.
Análisis Costo-Efectividad. Compara los costos monetarios con la posibilidad de
alcanzar eficientemente ciertos objetivos que no pueden expresarse en términos
monetarios, supone que la determinación de objetivos es un problema de política
definido por las autoridades de planeación y se orienta exclusivamente a asegurar
que estos sean alcanzados con el uso mínimo de los recursos disponibles, con el fin
de lograr el mayor número de unidades de resultado. Se compara el grado de
eficiencia relativa, ya sea de proyectos diferentes que busquen similares objetivos o
variantes de un mismo proyecto. Es necesario definir dos conceptos, eficiencia: es
la relación entre los costos de los insumos aplicados y los productos obtenidos por
el proyecto; eficacia: se define en términos del grado en que el proyecto logra sus
objetivos en un periodo determinado, sin reparar en la magnitud de los recursos
aplicados.
Evaluación de Impacto. Los focos principales de las acciones del Estado se deben
orientar a políticas sociales, poniendo en funcionamiento proyectos encaminados a
mejorar las condiciones de vida de la mayoría de los ciudadanos que viven en
pobreza y pobreza extrema, lo cual se necesita de instituciones encargadas de
implantación de políticas y aquellas montadas para su ejecución y el diseño de
procedimientos de monitoreo y seguimiento que permitan evaluar su verdadero
impacto en el corto y mediano plazo. La evaluación del impacto se orienta a
determinar en qué medida el proyecto ha alcanzado sus objetivos, que cambios se
han generado en la población beneficiada, sin importar la magnitud de los recursos
utilizados, esto comparando el antes y el después del proyecto corroborando los
efectos reales producidos por este.
Evaluación de Proceso. Esta se orienta a verificar y corregir, cuando sea
conveniente, la forma en que se asignan los recursos. Esto es un proceso dinámico
que como toda evaluación encierra los términos: estudio, acción y análisis después
de la acción. Al contrario de la evaluación de impacto, que observa si se
cumplieron o no los objetivos y en qué medida, a mediano o largo plazo; la
evaluación de proceso mira hacia adelante para sugerir adecuaciones y
correcciones, en las propuestas de inversión social.
Negociación. A nivel de prefactibilidad se constituye el instrumento idóneo para
ofrecer el proyecto a potenciales inversionistas o financiadores, lo que determina u
proceso ponderado de negociación donde el mejor argumento estada dado por la
calidad de los estudios allí contenidos, se deben aportar todas las interrogantes,
acotaciones y precisiones solicitadas por las personas naturales o jurídicas que se
interesan en el proyecto.
Ejecución o Inversión.
Para esta etapa el proyecto ya ha sido muy estudiado y se ha determinado su conveniencia y esta
aprobada su inversión, y se supone además que todas las circunstancias de orden económico,
financiero y político, se procede a su ejecución, que no es otra cosa que la disposición de los
recursos antes mencionados para llevar a cabo la obra necesaria para la producción de un bien o de
prestación de un servicio. Según el estudio de preinversión se tienen argumentos para la
transferencia de recursos hacia objetivos determinados, y sirve además para estimular la aplicación
de medidas complementarias que permitan la realización y funcionamiento del proyecto en forma
efectiva.
La ejecución puede verse como una función de producción, pues existe un proceso de combinación
y transformación de recursos para lograr un producto final, ejemplos son conjuntos habitacionales,
un embalse con propósitos de energía, una campaña de seguridad estimulada por las autoridades,
etc.
Operación.
En la fase anterior (ejecución) se han adquirido la mayor parte de las inversiones necesarias. En esta
fase (operación) los recursos humanos, técnicos y administrativos son orientados hacia la
producción de un bien o hacia la prestación de un servicio, que constituye el objeto social
permanente de la empresa. Se presenta el ciclo típico de la acción administrativa:
Tanto en la etapa de ejecución del proyecto como en la de su operación se deben diseñar modelos
administrativos apropiados que garanticen el cumplimiento de los objetivos sociales de la empresa.
Evaluación Ex-post.
Son estudios retrospectivos sobre los proyectos en los que han participado (los financistas, carteras
del Estados, académicos y unidades de planeación de la empresa) a manera de ejecutores, asesores,
consultores o intermediarios financieros, con el fin de comprobara los resultados obtenidos con los
objetivos propuestos inicialmente al elaborar los estudios de preinversión. El objetivo de esta etapa
es verificar los impactos y resultados de la operación frente a lo programado inicialmente, con el fin
de guiar la formulación y elaboración de nuevos proyectos; es el análisis detallado de cada fase,
desde la identificación y determinación del perfil inicial, la formulación, la evaluación hasta los
resultados que se están obteniendo derivados de la operación, con el fin de plantear las primeras
recomendaciones que comprometen principalmente: la metodología y las técnicas de programación,
en comparación con los objetivos y los resultados alcanzados y la verificación del impacto logrado.
Algunos indicadores utilizados en la evaluación ex-post con el fin de racionalizar el uso de los
escasos recursos, medir del verdadero impacto de los proyectos y desde luego verificar la bondad de
los métodos empleados en la identificación, preparación, evaluación y ejecución con el de tener
criterios para calificar el fracaso o éxito del proyecto, en términos de costos, cumplimiento de
programas o funcionamiento, cobertura, eficiencia y déficit; todo esto calculado a la fecha inicial,
según el principio del Valor Presente Neto (VPN), son:
Para realizar una inversión ya sea privada o pública, de bienes o servicios, no se debe usar el
instinto de los promotores solamente, sino que es necesario recurrir a los procesos analíticos (los
estudios de preinversión que tiene estudios de clientes, necesidades comunitarias, análisis de
tendencia de la demanda, estudio del medio competitivo, estrategias de publicidad y promoción,
mecanismos de venta, evaluación y selección de equipos, manuales de operación técnica,
evaluación y selección de personal, manuales de funciones y procedimientos, marco legal para la
instalación, organización y funcionamiento, estudio y análisis de las cifras financieras tano para
inversiones como para las estimaciones de costos e ingresos, etc.) que están orientados a disminuir
el riesgo de dichas inversiones.
Identificación de Proyectos
Es necesario tener una jerarquía descendente de tres niveles usando términos de “Plan”, “Programa”
y “Proyecto”. En la cúspide se tiene una vista amplia y panorámica expresada por medio de los
planes de desarrollo; en la base, una concepción clara, concreta, puntual, dimensionada en tiempo y
el espacio y, además especifica en términos de recursos y propósitos través del proyecto, que se
califica como la Unidad Operativa Menor. En medio de estos dos niveles, se ubican los programas
sectoriales (dimensión económica) o regionales (dimensión espacial), que permiten una lógica
conexión e intermediación entre os niveles extremos, tratando de conciliar lo abstracto y etéreo de
los planes, con el concreto y especifico de los proyectos.
Los organismos estatales de planeación y a nivel territorial tiene la responsabilidad de definir
políticas y diseñar estrategias conducentes al mejor aprovechamiento de los recursos disponibles, a
través de la estructuración de planes y programas, a partir de diagnósticos nacionales, territoriales, o
sectoriales, que develen, los problemas, las carencias, las necesidades, las limitantes, como también
las oportunidades.
En el núcleo de cualquier plan de desarrollo es donde se establecen los objetivos, las políticas y
estrategias y se pueden identificar proyectos de variado espacio sectorial; por otro lado, las
necesidades manifestadas por las comunidades, en torno a agua potable, comunicación, salud,
vivienda, vías, etc., determinan claramente los proyectos viables que, armonizados en objetivos
comunes, pueden dar origen a planes de desarrollo.
Hay que reconocer el problema o necesidad que se quiere solucionar, o la oportunidad que beneficie
a un grupo de ciudadanos o a una comunidad; este es el punto de partida para identificar el
proyecto. Hay que conocer las características específicas del problema, sus causas y lo que lo
rodean (repercusiones) y que pueden ser importantes para buscar una solución a través de un
proyecto. Se pueden formular las siguientes preguntas:
¿Existe el problema?
¿Cuál es el problema?
¿Cuáles son los elementos esenciales del problema?
¿Cuál es la magnitud actual del problema?
¿Se cuenta con toda la información relevante suficiente acerca del problema para hacer un
estudio completo?
¿Cuáles son las principales dificultades para enfrentar el problema?
El Diagnostico.
Este se hace al identificar el problema y cuando se establece el objetivo general. Tiene dos
propósitos claramente delimitados:
Un proyecto entrega productos o servicios para generar el impacto que se planea. Si no se tiene
claro cuales son los productos o servicios y en que cantidad, para apalear la situación problemática,
es imposible formular adecuadamente el proyecto.
Hay que identificar los grupos relevantes o de interés para el proyecto que pueden influir positiva o
negativamente en el problema y en las posibles soluciones.
La situación actual debe conducir a un análisis donde se establezcan las principales acciones a
realizar para solucionar el problema o necesidad. Se puede ubicar la causa o necesidad en las
categorías siguientes:
Con todo esto se puede describir la situación existente, teniendo las consecuencias de la necesidad y
o problema y si este tiende a empeorar y en qué medida. Esto además sirve como una guía en el
proceso de ejecución y operación del proyecto, ya que desvela las condiciones favorables y
desfavorables que se expresan y se perciben en el medio donde se insertara el proyecto.
Población de referencia. Es una medida de la población global, que se toma como punto de
comparación para calculo y análisis de la magnitud de la carencia o necesidad.
Población afectada o carenciada. Es la parte de la población de referencia que requiere de
los servicios del proyecto para solucionar el problema identificado. Estableciendo el
numero de habitantes directamente afectados de ser posible, como en el caso de
comunidades, municipios; en otros casos es imposible por la extensión poblacional o la
dispersión.
Las principales características de la población afectada que sean relevantes con la situación
analizada (aspectos físicos, socioeconómicos, culturales, etc.).
Dimensión geográfica.
Dimensión temporal, la tasa de crecimiento o decrecimiento de dicha población.
Zona de influencia.
Esta es el área donde se ubica la población afectada. Hay casos en que los problemas no están
asociados con la zona, como la seguridad o la justicia, sino con el desempeño de una entidad o
institución.
Es necesario describir y/o cuantificar la necesidad de bienes y/o servicios que se presenta, y eso se
refiere a:
Hay situaciones en las que solo es posible calcular en forma aproximada la cantidad de bienes y
servicios que es necesario producir para solucionar el problema, por lo que se sugiere:
Objetivo general.
Este se relaciona con las estrategias de desarrollo previstas en los planes y programas
gubernamentales o sectoriales. Este se determina a partir de la identificación del problema, y es de
poner el problema en términos de una acción positiva con el fin de contar con un punto de
referencia cierto para la definición de propósitos más específicos y la búsqueda de posibles
alternativas de solución.
Objetivos específicos.
Son las soluciones concretas que el proyecto debe alcanzar en un tiempo terminando, es el logro de
una situación deseable. No implican que el proyecto en sí mismo, será suficiente para lograr el
objetivo, y no implica que se logrará poco después de que el proyecto este en funcionamiento.
Justificación.
Debido a que los recursos disponibles no son suficiente, es preciso presentar argumentos que
justifiquen en forma categórica la decisión tomada, teniendo en cuenta la medida en el proyecto
contribuya a solucionar el problema planteado, y quienes son los beneficiarios del proyecto y como
recibirán sus resultados.
Actividades.
Son tareas que realizar usando determinados insumos para producir resultados, a partir de los
objetivos específicos del proyecto.
Los insumos.
Son secuela de las tareas que se realizan mediante la movilización de insumos en busca de objetivos
específicos, son los logros del proyecto y son medibles con indicadores verificables de forma
cualitativa y cuantitativa.
Indicadores y fuentes de verificación.
Los indicadores de resultados surgen a partir de los cambios atribuibles al proyecto y permiten
concertar los resultados en cantidad, calidad y tiempo. Las fuentes de verificación indican donde se
puede obtener información sobre los indicadores para verificar los resultados logrados.
Se debe garantizar todos los mecanismos políticos, financieros, técnicos y ambientales para la
ejecución y operación del proyecto, lo cual necesita:
Identificar los factores internos o externos que pueden ocasionar retrasos en su ejecución.
Que fuentes de financiamiento tanto para la inversión como para la operación tengan
certeza razonable de conseguirse.
Que la capacidad técnica, operativa y de gestión garantice el logro de las metas a mediano y
largo plazo.
Estudio de alternativas.