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CAPÍTULO 6: Asaltos a la democracia

Negligencia benigna

Belaúnde es elegido en julio de 1980 por una mayoría respetable, y Acción Popular,
aliado del PPC, consiguió la mayoría en el Congreso. Belaúnde prometía una
renovación democrática acompañada de ambiciosos proyectos públicos, sin embargo,
esta se veía directamente amenazada por los intereses creados por intervencionistas
legados económicos e institucionales, y por las crecientes actividades subversivas y
otras vinculadas al narcotráfico.

Al inicio de su gobierno, Belaúnde se dedicó a apaciguar a los todavía influyentes


militares, declarando que no tenía intención alguna de buscar represalias, de modo que a
las fuerzas armadas se les garantizó la autonomía en cuestiones profesionales internas e
inmunidad por cualquier ofensa o delito previo; esto trajo serias consecuencias políticas
y económicas al desenvolverse una escaramuza fronteriza con el Ecuador a comienzos
de 1981, donde los militares recibieron luz verde para adquirir una flota de modernos
cazas mirage 2000 por 870 millones de dólares, de modo que este elevado gasto chocó
con el programa económico liberal que el nuevo gobierno intentaba aplicar.

Belaúnde fue asistido por un equipo de tecnócratas denominado “Dinamo”, encabezado


por Manuel Ulloa, quien dio inicio a un intento inconsistente de liberalizar el comercio,
privatizar las empresas estatales y promover la inversión extranjera.

Sin embargo, diversos factores contribuyeron a la catastrófica erosión del respaldo


político de Belaúnde. La recesión internacional y la contracción financiera del periodo
1982-1982 ayudaron a la caída de los precios de las principales exportaciones peruanas
y a una debacle de los términos de intercambio y balanza de pagos. La reducción de los
ingresos fiscales produjo un déficit creciente y una galopante inflación. En 1983 el
producto bruto interno cayó en 13% y la inflación anual alcanzó 130%. La deuda
externa creció en40% hasta totalizar 14.000 millones de dólares. Para empeorar las
cosas aún más, una serie de desastres climáticos destruyeron la infraestructura y
causaron daños estimados en 1.000 millones de dólares. Entretanto, Sendero Luminoso
intensificó sus violentos ataques y asesinatos, con lo que Belaúnde tomó la aciaga
decisión de permitir que los militares tuvieran el control total de varias provincias de los
Andes centrales denominadas como “zonas de emergencia”, pero en lugar de pacificar
la región, los militares exacerbaron la violencia y cometieron abusos contra los derechos
humanos.

Al final, la víctima principal de los malos manejos, la corrupción y la incompetencia de


la negligencia benigna del segundo régimen belaundista fue la mismísima democracia
liberal. La pérdida de confianza en las instituciones democráticas camufló una
proclividad generalizada hacia la corrupción en todos los sectores de la Administración
Pública y de la vida cotidiana. Los problemas económicos exacerbaron esta tendencia.
Más aún, la creciente percepción de la incompetencia de la democracia liberal para
resolver problemas urgentes inclinó la balanza a favor de posturas populistas y del
intervencionismo estatal del joven candidato aprista Alan García Pérez, quien prometió
honestidad y medidas urgentes para superar la crisis.

Los medios de Alan García

García Pérez toma el mando en julio de 1985, siendo recibida con grandes expectativas.
Quien con el respaldo del viejo dirigente partidario Armando Villanueva desplazó a las
facciones rivales surgidas tras la muerte de Haya en 1979, consolidó la autoridad
partidaria y se convirtió en secretario general del APRA y su candidato presidencial en
1984 y 1985, respectivamente.

Los apristas desplazados pronto criticaron lo que vieron como el creciente


distanciamiento ideológico y moral que separaba a García del reverenciado patriarca
Haya. También denunciaron la incapacidad de García para superar el soborno y la
corruptela en su recién inaugurado gobierno. La creciente decepción con el gobierno de
García dentro del APRA y entre quienes votaron por él creció después de su primer año
y se extendió tras su segundo año en el mando.

Inicialmente, el presidente había logrado mantener un importante respaldo público y la


colaboración de influyentes grupos de élite gracias a su carisma personal y a sus
sigilosas transacciones políticas y económicas. Pronto se hizo evidente que García
buscaba manipular el manejo económico para conseguir resultados políticos. Los
peligros de la intervención populista no perturbaron a los importantes intereses
económicos que habían logrado un pacto o concertación con el gobierno de García con
la finalidad de que reactivara la economía mediante la expansión de la oferta interna.
Además, García anuncio que limitaría el pago de los intereses de la deuda externa al 10
% de los ingresos totales de las exportaciones peruanas, lo cual coloco al Perú en una
situación incómoda en la comunidad financiera internacional.

Dos años después todo su plan económico se empezó a desmoronar con la anunciación
de nacionalizar los bancos y compañías de seguro.

García empezó a hacer cambios favorables en la corrupción invitando a retiro a cargos


del ejército que eran corruptos y dependiendo más de la policía que de los militares para
así dejar de darles poder. Así también se experimentó una mejora en contra del tráfico
de drogas.

En este inicio de gobierno la prensa era muy condescendiente con el presidente ya que
apuntaban a conseguir beneficios por parte de este es así que no se reportaban grandes
escándalos políticos. Las primeras señales y percepciones de renovada corrupción
aparecieron debido a la presencia cada vez mayor de militantes y simpatizantes apristas
en los puestos e instituciones de la Administración Pública.

En este gobierno el sistema de justicia era totalmente ineficiente, era tanto así que
llegaba a un punto en que los jueces aceptaban sobornos por parte de narcotraficantes
con total impunidad, además cabe mencionar que tanto los magistrados de lima como
los de provincia tenían miedo de denunciar terroristas por miedo a represalias.

Uno de los escándalos más fuertes en el gobierno de García fue el ocurrido en las
prisiones que en un levantamiento generado por senderistas y presos, se cometieron más
de 3000 ejecuciones in situ, vulnerando muchos derechos humanos. Con lo acontecido
García solo atino a mostrar su semblante político y evito asumir responsabilidades.

La corrupción empezó a salir tras el fallido intento de nacionalizar la banca y también se


acusó al gobierno de encubrir tráfico de armas. El desastroso desempeño económico que
condujo a tasas de inflación de cuatro dígitos y a una caída del 14 por ciento del PBI
incrementó la presión contra el régimen aprista en el poder. Además, las obras no
terminadas como el tren eléctrico de Lima se convirtieron en un gran símbolo de
corrupción. Asimismo, el control de precios de los alimentos genero especulación y más
problemas para las personas de bajos ingresos.

Cabe destacar la alianza de los militares peruanos con los narcotraficantes, para detener
el avance de sendero luminoso.
Una vez que García dejo el cargo se empezaron a llevar varios cargos contra este a
investigación. Entre los principales cargos se presentaban el enriquecimiento ilícito y el
pedido y la aceptación de sobornos. Todos estos cargos demuestran lo incompetente del
poder judicial y de la política.

Juicio frustrado

Se crea una moción multipartidaria en la cámara de diputados para dar paso a una
comisión bautizada como “Olivera” la cual estaría encargada de buscar evidencias de
los actos de corrupción cometidos por el anterior presidente Alan García. Dicha
comisión fue integrada por Lourdes Flores, Pedro Catediano, Fausto Alvardo.

Durante la investigación se dio el Golpe de estado de Fujimori con lo cual se mandó


arrestar al ex presidente Alan García, con lo cual este se refugió en la embajada
Colombiana y poco después partió hacia Bogotá y luego hacia parís en donde viviría los
próximos 8 años. García siempre negó los cargos que se le otorgaban.

Persistencia de los patrones de corrupción

El APRA mostró que su legendaria disciplina interna y sus astutos abogados y sus
conexiones internacionales, podían se accedidos para mantenerse en el poder.

Después de 1992 el gobierno inconstitucional de Fujimori ayudó indirectamente a la


defensa legal de García, gracias a su interferencia en un juicio torpemente manejado,
cuyo resultado fue la desestimación del caso contra el exiliado presidente.

García y sus asociados, se beneficiaron con el continuo deterioro del sistema legal
peruano, influido y corrompido aún más por las fuerzas escondidas detrás del régimen
de Fujimori.

Desde la década de 1960 hasta la de 1980, los asaltos a la democracia revelaron las
débiles bases institucionales, las reformas incompletas y lo crecientes problemas
sociales heredados desde la década de 1950.

Pese a la voluntad de avanzar con una reforma honesta, el primer gobierno de Belaunde
quedó atrapado en un lodazal político que finalmente produjo su caída. Belaunde estuvo
sujeto a la influencia militar y a la corrupción en las adquisiciones de las instituciones
armadas. La recalcitrante oposición parlamentaria encabezada por el apra, minó al
régimen retrasando reformas y medidas de política urgentes, agravaron la crisis
conjuntamente con la inflación reinante.

La investigación parlamentaria del extenso contrabando se vio interrumpida por el golpe


militar de 1968. Durante 12 años, la Constitución, las Instituciones, las políticas
públicas, la economía y los medios de comunicación se vieron sometidos a la
intervención y el control militar.

Un cronograma de transición fue aplicado para devolver el poder a funcionarios electos


en 1980.

Los medios de corrupción heredados del régimen militar perduraron en la década de


1980 y comienzos de la del 1990, durante el segundo régimen Belaundista y el primer
gobierno de García.

El costo global de la corrupción creció consistentemente en el periodo 1960-1989.

Sin embargo, los niveles más altos de corrupción tuvieron lugar en la década de 1970.
En consecuencia, podemos considerar el régimen militar “revolucionario”, como el más
corrupto del periodo, seguido por el primer gobierno de Alan García.

El público debió enfrentar la inmensa ola de corrupción que creció durante la “década
infame” del depredador régimen de Fujimori-Montesinos.

Conspiraciones corruptas:
Mario Vargas Llosa reejaba en sus primeros escritos el entorno que se vivía en Perú
en
aquellas décadas, un escenario decadente y dictatorial. En su apogeo de su carrera
literaria,
encabezó movimientos cívicos y polí'cos de oposición al intervencionismo estatal en
1980,
luchó por reformas ins'tucionales-económicas y postuló a la campaña presidencial de
1990
como líder del movimiento Libertad y del Frente Democrá'co (FREDEMO). Su
contendiente,
Alberto Fujimori, resultó ganador por mayoría de votos, se hizo con el poder gracias a
una
estrategia demagógica, la cual constaba de promesas falsas y un improvisado plan de
gobierno, a su vez, Vladimiro Montesinos inuenció en su ascenso electoral gracias al
Servicio
de Inteligencia Nacional (SIN), sin embargo, se inves'garon medios ilegales y
subrep'cios que
facilitaron el ascenso a Fujimori, la población hacía caso omiso a estas declaraciones.
Diez años
después se demostraría el inicio de la corrupción, violación de leyes y la violación de
derechos
humanos gracias al surgimiento de un corpus singular de evidencias, la cual
denunciaban la
profunda corrupción entre los altos mandos del fujimorato.
Conspiraciones corruptas:
Mario Vargas Llosa reejaba en sus primeros escritos el entorno que se vivía en Perú
en
aquellas décadas, un escenario decadente y dictatorial. En su apogeo de su carrera
literaria,
encabezó movimientos cívicos y polí'cos de oposición al intervencionismo estatal en
1980,
luchó por reformas ins'tucionales-económicas y postuló a la campaña presidencial de
1990
como líder del movimiento Libertad y del Frente Democrá'co (FREDEMO). Su
contendiente,
Alberto Fujimori, resultó ganador por mayoría de votos, se hizo con el poder gracias a
una
estrategia demagógica, la cual constaba de promesas falsas y un improvisado plan de
gobierno, a su vez, Vladimiro Montesinos inuenció en su ascenso electoral gracias al
Servicio
de Inteligencia Nacional (SIN), sin embargo, se inves'garon medios ilegales y
subrep'cios que
facilitaron el ascenso a Fujimori, la población hacía caso omiso a estas declaraciones.
Diez años
después se demostraría el inicio de la corrupción, violación de leyes y la violación de
derechos
humanos gracias al surgimiento de un corpus singular de evidencias, la cual
denunciaban la
profunda corrupción entre los altos mandos del fujimorato.
Conspiraciones corruptas:
Mario Vargas Llosa reejaba en sus primeros escritos el entorno que se vivía en Perú
en
aquellas décadas, un escenario decadente y dictatorial. En su apogeo de su carrera
literaria,
encabezó movimientos cívicos y polí'cos de oposición al intervencionismo estatal en
1980,
luchó por reformas ins'tucionales-económicas y postuló a la campaña presidencial de
1990
como líder del movimiento Libertad y del Frente Democrá'co (FREDEMO). Su
contendiente,
Alberto Fujimori, resultó ganador por mayoría de votos, se hizo con el poder gracias a
una
estrategia demagógica, la cual constaba de promesas falsas y un improvisado plan de
gobierno, a su vez, Vladimiro Montesinos inuenció en su ascenso electoral gracias al
Servicio
de Inteligencia Nacional (SIN), sin embargo, se inves'garon medios ilegales y
subrep'cios que
facilitaron el ascenso a Fujimori, la población hacía caso omiso a estas declaraciones.
Diez años
después se demostraría el inicio de la corrupción, violación de leyes y la violación de
derechos
humanos gracias al surgimiento de un corpus singular de evidencias, la cual
denunciaban la
profunda corrupción entre los altos mandos del fujimorato.
CAPÍTULO 7: CONSPIRACIONES CORRUPTAS 1990-2000
Conspiraciones corruptas
Mario Vargas Llosa reflejaba en sus primeros escritos el entorno que se vivía en Perú en
aquellas décadas, un escenario decadente y dictatorial. En su apogeo de su carrera
literaria, encabezó movimientos cívicos y políticos de oposición al intervencionismo
estatal en 1980, luchó por reformas institucionales-económicas y postuló a la campaña
presidencial de 1990 como líder del movimiento Libertad y del Frente Democrático
(FREDMO). Su contendiente, Alberto Fujimori, resultó ganador por mayoría de votos,
se hizo con el poder gracias a una estrategia demagógica, la cual constaba de promesas
falsas y un improvisado plan de gobierno, a su vez, Vladimiro Montesinos influenció en
su ascenso electoral gracias al Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), sin embargo, se
investigaron medios ilegales y subrepticios que facilitaron el ascenso a Fujimori, la
población hacía caso omiso a estas declaraciones. Diez años después se demostraría el
inicio de la corrupción, violación de leyes y la violación de derechos humanos gracias al
surgimiento de un corpus singular de evidencias, la cual denunciaban la profunda
corrupción entre los altos mandos del fujimorato.
Remozando la corrupción
La corrupción se propagó en casi todas las direcciones durante la “década infame” del
régimen de Fujimori, su socio, Vladimiro Montesinos, durante su vida militar logró
posicionarse en altos mandos, aspiraba por adelantar las posiciones políticas de sus jefes
en pugna por la presidencia. También fue jefe del SIN (Sistema de Inteligencia
Nacional). Cuando se descubrió que Montesinos fue acusado de viajar sin permiso
oficial debido a los descubrimientos sobre corrupción que hizo, espionaje para la CIA e
insubordinación, fue juzgado por un tribunal militar, expulsado del ejército y confinado
a una prisión militar por casi 2 años (1976-1978). En su estadía dentro de la prisión,
estudia derecho y se vuelve abogado para defender a narcotraficantes y militares
corruptos, “resolviendo” sus casos mediante sobornos, chantajes y presiones. Compró y
manipuló medios de comunicación, congresistas, poderes judiciales, poderes
legislativos y la FFAA.
Dictadura cívico-militar
Se crea el autogolpe del 5 de abril de 1992, justificado como necesario para la derrota
del terrorismo. La violencia se intensificó a poco del golpe. Los actos senderistas contra
blancos civiles estratégicos se multiplicaron. Se cuentan, entre ellos, el atentado contra
el canal 2 de la televisión, así como el de la calle Tarata en Miraflores, además, la
matanza de un profesor y nueve estudiantes de la Universidad La Cantuta. En este
contexto, Abimael Guzmán fue capturado en septiembre del mismo año. En el ámbito
internacional, Fujimori consigue un respaldo del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El atractivo de Fujimori se vio impulsado por sus programas “sociales” (reparto de
alimentos, medicinas, etc.), se financiaron mediante el manejo irregular de donaciones
japonesas y transferencias mensuales clandestinas de fondos del SIN aún en 1991. La
opinión pública indicaba la preferencia por un gobierno “fuerte”, sin aparente
preocupación por los abusos que este pudiese generar. Surgieron los jueces “sin rostro”
los cuales juzgaron sumariamente y dictaron duras sentencias contra los sospechosos de
terrorismo, muchos de los cuales eran inocentes. Se promulga la ley de amnistía,
exonerando a todos los oficiales militares procesados o condenados por delitos contra
los derechos humanos. Ocurre la toma de rehenes en la residencia del embajador
japonés en Lima por parte del MRTA. Los acontecimientos políticos de la década de
1990 encubrieron la consolidación y el crecimiento de redes encubiertas e informales de
un poder e influencia desproporcionados, alimentados por la corrupción y los abusos.
Redes de corrupción
Poco antes de la juramentación de Fujimori como presidente en 1990, recibió una
“donación” japonesa de 12,5 millones de dólares, destinada a satisfacer necesidades de
los niños pobres. Sin embargo, desviaron dicho dinero y lo utilizaron como fondo
discrecional para objetivos políticos y personales desde una cuenta bancaria en el Japón.
Susana Higuchi había denunciado justo antes del golpe de 1992 la apropiación de
donaciones japonesas por parte del séquito familiar de Fujimori. Fujimori declaró
públicamente que su esposa era mentalmente inestable y la mantuvo prisionera en el
palacio presidencial. Surge la prensa amarilla, a la cual se le conoce colectivamente
como “prensa chicha”, atendía a las masas mal informadas. Los editores de estos
pasquines mostraban gran imaginación en propagar insultos estrambóticos,
desinformación y manipulación sociopolítica. En marzo y abril de 1998, la prensa
chicha lanzó una virulenta campaña de difamación contra prominentes periodistas
independientes que iban descubriendo los aspectos más escabrosos del régimen, en
particular aquellos que publicaban informes acerca de las fechorías de oficiales militares
y de inteligencia en La República. La manipulación de la prensa amarilla,
complementada a amenazas de muerte y acusaciones de traición, representaba una
censura ex post facto que caía pesadamente sobre los periodistas más honrados.
Participación del sector privado
l sistema, sino más bien desviado a otros
=nes propios para consolidar bene=cios económicos y polí'cos par'culares. El jefe de
grupo
económico más importante del país, Dionisio Romero, tuvo reuniones secretas con
Montesinos, Romero accedió a una entrevista periodís'ca favorable a la relección de
Fujimori,
el BCP se vio envuelto en varios casos de cobranza judicial de deudas. Otr
La función de redes de corrupción tuvo conexiones en el sector privado. Estos intereses
privados buscaron favores y protecciones especiales. En la década de 1990 el sector
privado nacional se vio duramente golpeado por la competencia internacional.
Inicialmente, los resultados macroeconómicos parecían ser ventajosos para todos. Sin
embargo, la mayoría de este dinero no fue asignado al fortalecimiento del sistema, sino
más bien desviado a otros fines propios para consolidar beneficios económicos y
políticos particulares. El jefe de grupo económico más importante del país, Dionisio
Romero, tuvo reuniones secretas con Montesinos, Romero accedió a una entrevista
periodística favorable a la relección de Fujimori, el BCP se vio envuelto en varios casos
de cobranza judicial de deudas. Otro banquero importante se reunía secretamente con
Montesinos era Eugenio Bertini. Años más tarde fue absuelto, envuelto en vínculos con
el régimen, de las acusaciones judiciales a las que se vio expuesto por sus relaciones con
Montesinos. Han surgido evidencias claras que implican a tres compañías extranjeras en
sendos casos de soborno o evasión tributaria. Estas empresas defendían intereses por
varios cientos de millones de dólares de inversión en el Perú. Durante el gobierno de
Fujimori, el sector privado también se benefició de un proceso de reforma estatal y
financiera llevado a cabo en secreto y con pocos controles. Más allá de que las
estrategias de privatización hayan sido limpias o no, lo cierto es que el régimen de
FujimoriMontesinos fue responsable del desvío de los fondos de la privatización fuera
de las áreas que promovían el crecimiento. Dichos fondos se usaron notoriamente para
gastos militares. El aspecto más escabroso de este mal uso de los fondos de la
privatización fue la compra de aviones usados y otros materiales militares depreciados
de gobiernos extranjeros mediante comisiones ilegales y en medio de las disputas
limítrofes con el Ecuador en el periodo 1995- 1998. Estos negociados formaron parte
importante de la maquinaria de corrupción militar que estuvo en el centro de la
corrupción pública y privada del decenio de 1990.
Corruptelas militares
Montesinos diseñó y adaptó un mecanismo complejo, informal y encubierto de ingresos
y gastos ilegales para sustentar los principales puntales del régimen transgresor de
Fujimori. Montesinos montó una maquinara corrupta que tenía su centro en el SIN y se
extendía entre las instituciones militares y policiales y sus respectivos altos mandos. El
uso y abuso de la información de inteligencia generó poder y dinero para Montesinos.
La familia Montesinos, cuyos nombres en cuentas, bonos y otros bienes por el estilo
sirvieron para esconder la fortuna personal del asesor presidencial, solamente prestó una
asistencia pasiva y tuvo poco que ver con el manejo directo de la maquinaria. Las
irregularidades en la contratación de grandes adquisiciones de armamento implicaron
equipos de baja calidad, que pusieron en peligro la vida y misiones del personal militar,
el caso más escandaloso fue la compra de aviones de combate usados. El
descubrimiento de cuentas bancarias secretas en Suiza ayudó a sacar a la luz el
funcionamiento de una red financiera internacional de lavado de dinero, estrechamente
vinculada con comisiones ilegales en la adquisición de equipos militares, dichas
compras irregulares de equipos militares produjeron una pérdida de más de 30 por
ciento al Estado peruano. Existían transferencias constantes entre cuentas
internacionales que se usaron como un medio de lavado de dinero, todas estas cuentas
bancarias en el extranjero vinculadas con Montesinos superaban los 246 millones de
dólares. Montesinos centralizó eficazmente no solo la red de inteligencia nacional, sino
también los ingresos provenientes de la corrupción en las fuerzas armadas. Se estableció
una estrecha sociedad en la corrupción y una alianza política entre Montesinos y los
sucesivos generales a cargo de las instituciones y ministerios militares. Todos los
comandantes militares, ministros de Defensa e Interior subsiguientes, se involucraron en
diversas transacciones que tuvieron como resultado su evidente enriquecimiento. Sin
embargo, la malversación de fondos públicos no fue la única fuente de ingresos ilegales
de Montesinos y sus socios militares. Otros medios con que recabar fondos ilegales para
lucro personal, poder y metas políticos involucraban el creciente azote del narcotráfico.
Colusión con el narcotráfico
Montesinos y militares de alto rango también negociaron con narcotraficantes. Dado el
impacto económico y sociopolítico que el tráfico de drogas tuvo desde la década de
1980, Montesinos y los militares buscaron dominar la política antidroga y su ejecución.
Montesinos era visto cada vez más como un pasivo potencialmente peligroso a ojos de
algunos funcionarios norteamericanos. Un serio cargo contra Montesinos y sus socios
militares era que usaban los fondos antidrogas de Estados Unidos para perpetras, más
bien, violaciones de los derechos humanos. Escándalos relacionados con las drogas,
juntamente con las flagrantes violaciones de derechos humanos, minaron el espacio
público disponible para que Montesinos y los militares jugaran con el respaldo nacional
e internacional. Soldados testigos denunciaron tratos entre las autoridades militares y los
narcotraficantes. La prensa reportó detenidamente estos casos de corrupción en las
fuerzas armadas y policiales. En enero de 1995, un cargamento de 3.342 kilos de
cocaína pura fue confiscado en la ciudad norteña de Piura, antes de que fuera
embarcado a bordo de una nave que se dirigía a México. Esta era una de las más
grandes confiscaciones de droga realizadas hasta la fecha en Perú. Además, unos de los
incidentes más embarazosos para las autoridades militares y de inteligencia fue el
descubrimiento de 1996, de un cargamento de 174 kilos de cocaína a bordo de un avión
DC-8 de la fuerza aérea peruana, destinado para uso del presidente, que estaba a punto
de volar de Lima a Europa. También se encontraron drogas en dos naves de la marina
peruana: 224 kilos de cocaína en total, investigaciones declaran que fueron dirigidos por
el mismo Montesinos. Estos fueron los casos más importantes entre los muchos arreglos
efectuados entre los narcotraficantes y el aparato “antidroga” de militares, policías y
Montesinos. Los escándalos relacionados con drogas y reportados por la prensa fueron
negados por los funcionarios peruanos, que cerraron filas en defensa de Montesinos.
Caída cinemática
El derrumbe de la camarilla Fujimori-Montesinos-militares llegó a su fin debido a las
sucesivas crisis y escándalos que se desataron en áreas claves diversas. La corrupción
parece ser tolerada solamente hasta cierta medida, incluso en los países con
instituciones débiles. La asediada oposición política a Fujimori creció en la medida en
que los escándalos de corrupción y las violaciones de los derechos humanos iban
intensificándose. Se compraron jueces y parlamentarios, y los dueños de los medios de
comunicación fueron sobornados o castigados para así alcanzar la meta de la reelección.
En febrero de 2000 se descubrió un inmenso fraude que implicó a altos funcionarios
electorales en la falsificación de un millón de firmas para la inscripción del partido de
Fujimori, hecho que fue plenamente informado por un diario importante. Entonces, el
14 de septiembre de 2000, estalló otra bomba mediática. Una estación de televisión de
cable local difundió un video grabado secretamente por el propio Montesinos; en el
Alberto Kouri, aparecía recibiendo 15.000 dólares de Montesinos, a cambio de que
cambiara de bando en el Congreso. El 20 de noviembre de 2000, desde Tokio, Fujimori
transmitió un fax al Congreso peruano por el cual renunciaba a la presidencia.
Culminación de un ciclo
Montesinos fue extraditado al Perú para que enfrentara numerosos cargos y penas de
prisión. Después de muchas conmociones y traumas, el país se vio frente a la tarea de
evaluar los costos de la corrupción sufrida durante la “década infame”, la reconstrucción
de las instituciones dañadas, el establecimiento de tribunales especiales para procesar
las corruptelas y la introducción de mecanismos institucionales para controlar la
corrupción sistemática. Los medios despertaron, la sociedad civil se vio informada y se
le escuchó, y surgió una nueva generación de líderes, periodistas y jueces anticorrupción
de diversos antecedentes políticos. En conclusión, los gobiernos de Fujimori-
Montesinos alcanzaron nuevos grados de corruptela incontrolada, con la excusa
ideológica de promover la lucha contra los insurgentes terroristas y el narcotráfico, se
formó un aparato secreto policial y militar para capturar y manipular el Estado, así
como perpetras abusos de los derechos humanos. El dúo FujimoriMontesinos
probablemente superó a toda la cúpula dual asignados por el abuso del poder,
controlando el Congreso, pagando salarios ilegales y sobornando a muchos
parlamentarios tanto del oficialismo como de la oposición. Alto nivel de corrupción, el
más corrupto de la historia peruana (al menos en el siglo XX). Se ve una creciente toma
de conciencia de cuan necesario es contener y procesar eficientemente a la corrupción,
tal vez sirva finalmente como inspiración histórica para complementar pronto las
necesarias y esquivas reformas institucionales que conduzcan a un genuino desarrollo
económico y social.

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