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RESOLUCION DE CONFLICTOS

ACTIVIDAD 2

Mailen Lorena Rojas Muñoz


ID 615450

Tutor
MAYRA ALEJANDRA ARENAS ARIAS

Corporación Universitaria Minuto de Dios


Contaduría Pública - Modalidad Distancia
NCR 876 – Sábados
REFLEXION

El hombre es un ser social por excelencia, históricamente ha tenido la necesidad de


agruparse con sus similares por la sobrevivencia humana; por lógica consecuente este
hecho crea constantes malentendidos, discusiones y fuertes fricciones de interacción, que a
la larga se convirtieron en disputas por el poder en el grupo; posteriormente, en las
diferentes épocas, se han generado controversias entre grupos, etnias, culturas,
nacionalidades, clases sociales y otros; todos estos conflictos, a su turno, buscaron y
encontraron alguna solución.

En la actualidad han surgido nuevas formas de relación, esta vez entre las diversas
culturas que hoy empiezan a ser directas protagonistas de la historia, por ello, el devenir de
las sociedades modernas, requiere nuevos abordajes de reflexión; para tal efecto, será
conveniente plantear.

Al conocer esto podemos decir que el tema del conflicto es un prodigio social que se
conlleva por un carácter, el conflicto se ve en la vida y en todas las relaciones humanas,
teniendo en cuenta que se maneja con el fin de un progreso en la vida social pues con ello
estamos teniendo un avance.

El conflicto lo podemos analizar de diferentes formas, e general se entiende a través


de lo moral y justicia, teniendo unas consecuencias teniendo en cuenta en que se podrá
destruir la sociedad, se puede aceptar, de todas maneras se tiene claro que esto ayuda a una
función positiva por su dinamismo. El conflicto se puede ver por algo muy cotidiano en la
vida del ser humano y con las mismas consecuencias que podrían ser mínimas.

Si queremos un mundo mejor para toda la humanidad, hemos de reivindicar nuestro


protagonismo como ciudadanía. Como ciudadanos comprometidos, hemos de tener muy
presente que no podemos esperar que el mundo cambie hacia quién sabe dónde, ni podemos
esperar que nos arrastren unas transformaciones que no deseamos. Hemos de exigir el
derecho a participar en el diseño de una nueva cultura, hemos de reclamar el papel
protagonista en el cambio de los tiempos.

Si queremos un mundo mejor, también hemos de reivindicar el papel protagonista y


el cambio en la manera habitual en que nos enfrentamos a los conflictos que suceden en
nuestro entorno. No podemos permanecer impávidos porque nosotros tenemos mucho que
decir sobre si las diferencias y la diversidad se tienen que gestionar con la pelea, la
violencia y la guerra, o bien se tiene que reemplazar por procesos más constructivos, como
la negociación cooperativa, la mediación, la democracia participativa y la acción no
violenta.

Si queremos un mundo mejor, hemos de apostar decididamente por promocionar la


convivencia humana, por recuperar el reconocimiento del otro como legítimo otro. En las
actuales coordenadas de nuestro cosmos civilizado, no hay garantías suficientes para
construir un lugar donde las personas puedan convivir con dignidad, respeto y legitimidad.
Nos hallamos vagando en un mundo que no hemos sabido convertir en nuestro hogar,
donde la tendencia deshumanizadora de la mundialización avanza hacia el debilitamiento
de los vínculos sociales, hacia la degradación de la calidad de vida de los seres humanos.
Apostar por la convivencia supone apostar por maneras pacíficas de abordar nuestros
conflictos, pues estos procesos contribuyen a crear y restituir los vínculos sociales, a la
recuperación del sentido de comunidad, de relaciones humanas más auténticas y plenas.

Si queremos un mundo mejor, hemos de abandonar nuestra visión dualista del


mundo. A menudo los seres humanos tendemos a explicar cualquier fenómeno como si sólo
existieran dos extremos, bueno-malo, verdadero-falso, blanco-negro..., sin admitir la
posibilidad de grados ni términos medios. Adoptar el dualismo supone favorecer la
adopción de juicios simples y superficiales.

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