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ACUERDO Nº 302 En la ciudad de Rosario, el día 10

de noviembre del año dos mil diez, reuniéronse en Acuerdo los Jueces de la

Cámara de Apelación de Circuito doctores Eduardo Jorge Pagnacco, Ricardo Juan

Pedro Netri y René Juan Galfré para dictar sentencia en los caratulados

“ECHEVERRÍA SERGIO DANIEL C/GORLA ERNESTO Y OTRO S/DAÑOS Y

PERJUICIOS” Expte. N° 382/07 (Expte. Nº 326/02 del Juzgado de Primera

Instancia de Circuito 2a. Nominación de Rosario).-

Se resolvió someter a sorteo el estudio de la causa, resultando el

siguiente orden: doctores René Juan Galfré, Eduardo Jorge Pagnacco y Ricardo

Netri.-

Hecho el estudio de la causa, se resuelve plantear las siguientes

cuestiones:

1º) ES NULA LA SENTENCIA RECURRIDA ?

2º) EN SU CASO, ES JUSTA ?

3º) QUE PRONUNCIAMIENTO CORRESPONDE DICTAR ?

A la primera cuestión, el doctor Galfré dijo:

Mediante la sentencia N° 1842/07 (fs. 88/90) a cuya relación de la

causa me remito por razones de brevedad, se hace lugar a la demanda y se

condena, en consecuencia, a los accionados Lorena Lorenzo y Ernesto Ariel Gorla

a abonar a la actora la suma reclamada dentro del plazo de cinco días a contar

desde la notificación de dicha sentencia. A la referida suma deberá adicionársele

un interés equivalente a la tasa activa promedio mensual sumada que cobra el

Nuevo Banco de Santa Fe S.A., desde la ocurrencia del hecho y hasta el efectivo

pago. Imponiendo las costas a la demandada.-

Contra dicho pronunciamiento se alza el demandado Ernesto Ariel

Gorla, interponiendo los recursos de apelación y nulidad (f. 92), los que fueron

concedidos por el Juez a-quo a f. 93; y llegados los autos a esta instancia expresa
agravios a fs. 119/121, los que fueron contestados por la actora a fs.122 infra/122

vta..-

Encontrándose consentida la providencia que llamó los autos para

dictar sentencia (fs. 123 y 124), quedan los presentes en estado de resolver.-

El recurso de nulidad deducido no ha sido sustentado en esta

instancia, y tampoco resulta de lo actuado que se hayan violado u omitido las

formalidades prescriptas con carácter sustancial por la ley de rito, cuyo

quebrantamiento podría autorizar la declaración oficiosa de nulidad.-

Por ello, voto por la negativa.-

A la misma cuestión, los doctores Pagnacco y Netri dijeron:

De acuerdo con lo expuesto por el Vocal preopinante, votamos en

igual sentido.-

A la segunda cuestión, el doctor Galfré dijo:

La recurrente se agravia porque el a quo, en su sentencia

recurrida, no hizo una adecuada valoración de las pruebas rendidas por el

demandado Ernesto Gorla, y sólo se limitó a expresar la responsabilidad del

mismo por no respetar la prioridad de paso que tenía el actor al momento del

accidente, fundamentando e invocando las normas de tránsito que se refieren a

los casos en donde existe un cartel de “Pare”, sin detenerse en absoluto en la

prueba propuesta, producida y señalada por la demandada.-

También se agravia porque el Sentenciante de grado, en sus

considerandos, sólo manifiesta que lo hace culpable al señor Gorla por no haber

respetado el cartel de “Pare” que existe en la intersección de las arterias donde

ocurrió el accidente, y que el mismo opera de tal manera que el conductor a quien

se le anuncia tal orden debe detener el vehículo en forma total, asegurarse que

pueda cruzar y luego intentar el cruce.-

Manifiesta la quejosa que la Ley Nacional de Tránsito establece


que todo conductor debe ceder siempre el paso en las encrucijadas al que cruza

desde su derecha, circunstancia que en este caso en particular correspondía que

cediera el paso el actor Echeverría, al demandado Gorla, puesto que el cartel de

“Pare” no significa que se debe parar el vehículo, bajarse y mirar personalmente si

viene otro automóvil, sino que se debe parar el automóvil, observar si viene otro e

iniciar la marcha si así se pudiere, tampoco que se exija a los conductores que

estimen la velocidad que viene desarrollando un vehículo que se encuentra a casi

una cuadra de distancia o que esperen indefinidamente hasta que pasen todos los

vehículos, como ocurrió en este caso (vide f.120 vta. último párrafo).-

A fs. 122 infra/122 vta. la actora contesta los agravios vertidos por

la recurrente, solicitando se confirme la sentencia recurrida por constituir una justa

composición de la litis, con costas.-

A manera de observación, esta Cámara hace un llamado de

atención al letrado de la actora doctor ..., por la forma inadecuada y poco

respetuosa de esta Alzada, puesta de manifiesto al redactar el escrito de

contestación de agravios (fs. 122 infra/122 vta. supra), sin respetar en su mínima

expresión los aspectos formales de un escrito judicial para tal trámite procesal.-

Entrando al análisis de los agravios expuestos por la recurrente,

considero que algunos de sus argumentos son atendibles y deben ser

considerados en esta Alzada.-

Ubicándonos en el sitio de la colisión, quedó acreditado, por el

reconocimiento expreso de las partes (fs. 56/56 vta.), que el automotor conducido

por la actora se desplazaba por la calle Corrientes en dirección al Norte, mientras

que el conducido por la demandada lo hacía por la calle Riobamba, con dirección

al Oeste.-

De tal descripción arterial, surge que -en una situación regular o

normal-, al llegar a dicha intersección, el vehículo de la demandada se desplazaba


por la derecha, y habría tenido la prioridad absoluta de paso que dispone tanto la

ley 24.449, a la que adhirió la Provincia de Santa Fe mediante ley 11.583 (B.O.

14/10/98), como el nuevo Código de Tránsito de la ciudad de Rosario (Ordenanza

6543/98), que, al respecto, disponen que salvo los casos que expresamente

establecen, “la prioridad del que viene por la derecha es absoluta” (arts. 41 y 37,

respectivamente) lo que significa que cuando la colisión entre dos vehículos se

produce en una encrucijada la culpabilidad de quien venía por la izquierda siempre

es inexcusable, con las salvedades antes mencionadas y los supuestos de

concurrencia de culpa por infracciones cometidas por quienes circulan a la

derecha (exceso de velocidad, adelantamiento en la encrucijada, etc.) (art. 64 Ley

24.449).-

Pero, por su parte, el artículo 41 de la Ley nacional preindicada,

dispone que: “...la prioridad del que viene por la derecha... se pierde ante: a) La

señalización específica en contrario;...”.-

Es del caso, que en la intersección donde se produjo la colisión,

existe instalado sobre la calle Riobamba, antes de interceptar Corrientes, un cartel

con la leyenda “PARE”.-

Conforme lo define el Decreto Reglamentario N° 779/95 de la Ley

Nacional de Tránsito N°24.449, en el Anexo L, reglamentario del artículo 22 de

dicha ley, en el Item R 27 del Punto 11, la señal de PARE “indica la obligación de

detener totalmente la marcha antes de la encrucijada, sin invadir la senda peatonal

y recién luego avanzar cuando no lo haga otro vehículo o peatón por la vía

transversal. La detención es obligatoria aunque nadie circule por la transversal”.-

Por su parte, el mismo Punto 11 (titulado: “Señales de Prioridad”), apartado b),

expresa que estas señales “refuerzan o cambian la prioridad de paso en una

encrucijada o tramo del camino”.-

Conforme las definiciones de la leyenda “PARE”, transcriptas


literalmente, va de suyo que la prioridad de paso que hubiere gozado el vehículo

de la demandada -que se desplazaba por la derecha-, ha quedado conculcada

ante la señalización específica en contrario, prescripta por el cartel aludido.-

Ergo, el automotor de la demandada -no obstante desplazarse

desde la derecha-, por imperio del cartel de ”PARE”, debió detener totalmente su

marcha al llegar a la intersección, y, previo cercioramiento de que por la

transversal no se desplazaba otro vehículo, recién estaba autorizado a retomar su

marcha superando la encrucijada.-

Ello no fue así. Tal apreciación surge de los dichos del demandado

Ernesto Ariel Gorla -al contestar la demanda (f. 33 vta., 3er. párrafo)-, cuando

expresa:”...GORLA al llegar a la intersección con calle Corrientes, aminora la

velocidad, para observar si venía otro vehículo por la calle antes mencionada, a

pesar de que le correspondía el paso, por tener la derecha y observa unas luces a

una distancia aproximada de 100 metros, por lo que decide cruzar,...”.-

Así quedó trabada la litis, sin que resulte relevante cualquier otra

alteración o modificación posterior que la accionada haya intentado dar a su

versión de los hechos, en su alegato y la posterior expresión de agravios.-

Resulta palmario de tal narración, que el demandado Gorla no

solo no se detuvo totalmente -habiendo un cartel de “PARE” sobre la arteria por la

que se desplazaba (calle Riobamba)-, sino que tan solo “aminoró” su marcha, y sin

solución de continuidad se lanzó irresponsablemente a cruzar la calle Corrientes,

habiendo observado -como lo reconoce expresamente- que por la misma se

aproximaba un automotor, que a la sazón resultó ser el del actor Sergio

Echeverría.-

Ante tales circunstancias, no resulta aceptable que un conductor

formule especulaciones acerca de la distancia y velocidad a la que se aproxima un

vehículo a la encrucijada donde él se encuentra, tendientes a justificar su cruce,


en abierta violación a las normas de tránsito que le imponen detenerse totalmente

y ceder el paso cuando se está con cartel de “PARE”, y ante la sola visualización

de la aproximación del otro vehículo.-

Lo concreto radica en que por la calle Corrientes -próximo a

trasponer la calle Riobamba, había un vehículo que se avecinaba, lo cual

invalidaba todo derecho del demandado para intentar -por cualquier forma-

trasponer la calle Corrientes.-

Fiel reflejo de la conducta vial del demandado Gorla, lo da un

párrafo de su escrito de Expresión de Agravios, el cual reza: “...puesto que el

cartel de PARE no significa que se debe parar el vehículo, bajarse y mirar

personalmente si viene otro automóvil,...tampoco podemos exigir a los

conductores que estimen la velocidad que viene desarrollando un vehículo que se

encuentra a casi una cuadra de distancia o que esperen indefinidamente hasta

que pasen todos los vehículos...”.-

Tan elocuente y digna de reproche es la referida filosofía

conductiva, que cabe preguntarse si el señor Gorla, reúne las condiciones

mínimas necesarias para conducir un automóvil.-

Si un conductor no se encuentra en condiciones de calcular

aproximadamente la velocidad en que se desplaza un vehículo interceptante, o no

tiene la responsabilidad de asegurarse si puede continuar su marcha de forma

segura, pues no está habilitado para conducir, puesto que pone en riesgo, su vida,

la de los que viajan con él -como en el caso de autos-, y la de los vehículos y

peatones que transitan por la vía pública.-

Conforme a lo expuesto precedentemente, no pueden ser

admitidos en esta sentencia -a la luz de la nueva normativa de tránsito, que los

tornan absolutamente irrelevantes-, si el automóvil del demandado Gorla, ya había

transpuesto parcialmente la encrucijada, o si el lugar del impacto en su conducido,


lo es en un costado en su parte posterior -como lo expresa la recurrente-. Lo

determinante, resulta ser que el demandado debió haber detenido totalmente su

vehículo antes de entrar en la encrucijada, y esperar hasta que el automotor del

actor, traspusiera la calle Riobamba, para luego -si las circunstancias del tráfico lo

permitían- continuar moderadamente su marcha.-

Y tal conducta, estuvo lejos de ser observada por el señor Ernesto

Ariel Gorla, constituyéndose en el responsable del evento siniestral.-

Tampoco deviene en circunstancia modificante de la

responsabilidad, la hipótesis de que la aseguradora Segurometal Cooperativa de

Seguros Limitada haya abonado alguna suma como indemnización al demandado,

dado que tal empresa no se encuentra demandada en autos -resultando un

tercero ajeno a la causa-, por lo que mal puede su intervención cancelatoria,

implicar un reconocimiento de culpa por parte de la actora.-

Las prescripciones legales en materia de tránsito no fueron

cumplidas por la parte demandada en el caso venido en crisis, y, por consiguiente,

ha habido culpa en el conductor del vehículo de ésta, por lo que cabe atribuirle

responsabilidad en la ocurrencia del siniestro (artículos 1109 y 1113, 2° apartado,

del Código Civil).-

Con lo precedentemente vertido en el considerando, queda probado

el factor de atribución de responsabilidad en la persona del señor Ernesto Ariel

Gorla.-

Hasta aquí, considero que no hacemos nada más que confirmar lo

resuelto por el señor juez a quo.-

A partir de ello, es razonable considerar la queja de la recurrente en

orden a que el sentenciante de grado no ha entrado en el análisis de la conducta

mantenida en el desplazamiento vehicular por parte del conductor del automotor

de la actora, señor Sergio Daniel Echeverría.-


Si bien es cierto que, en virtud de la cartelera de “PARE” existente en

la encrucijada situante de la colisión, se encontraba invertida la regla de prioridad

de paso por la derecha, teniéndola en dicha circunstancia el automotor que se

desplazaba por la izquierda, ello no enerva su obligación de respetar las normas

legales en cuanto a un desplazamiento adecuado en cualquier circunstancia de

tránsito.-

En tal sentido se tiene dicho que: “La prioridad de paso no puede

entenderse como una licencia legal para prescindir de adoptar el mínimo recaudo

exigible de quien, al comando de un vehículo, se dispone a cruzar una

intersección”.(CNEspecial Civil y Com., Sala V, noviembre 13-1981, “Curcio,

Francisco y otro c. Gómez, Daniel A. y otro”).-

En consideración a ello, surge a f. 56 vta. infra, del interrogatorio a

que fue sometido el testigo Héctor Oscar Fernandez -ofrecido por la demandada-,

que, aunque en sus deposiciones se evidencian ciertas contradicciones, el mismo

manifestó: “...Yo ví el choque...el 21 venía lejos muy fuerte...el Fiat 600...volcó

contra la ochava...”. (respuesta a la pregunta Tercera).-

Tales declaraciones se condicen con los dichos de la demandada, en

orden a que “...el actor venía a gran velocidad, excesiva sobre el límite

permitido,...” (vide f. 33 vta.3er. Párrafo).-

Y, obviamente, no obstante el dispar peso, en orden a su masa, de

los dos móviles que entraron en colisión, para que se haya operado el vuelco del

rodado -Fiat 600- del demandado, se requirió que el automotor del actor se

desplazara a una velocidad que estaba por arriba de la reglamentariamente

permitida para dicho lugar geográfico de la ciudad.-

La prioridad no confiere derechos a quien circula violando reglas de

tránsito arribando de tal modo a la intersección.-

De haber circulado a baja velocidad, conforme a las exigencias


legales, cualquier dispositivo de frenos, le hubiere permitido detener totalmente el

vehículo y evitar la colisión.-

En tal sentido, el art. 39 de la Ley Nacional de Tránsito N° 24.449.-

reza: “Los conductores deben: b) En la vía pública, circular con cuidado y

prevención, conservando en todo momento el dominio efectivo del vehículo o

animal, teniendo en cuenta los riesgos propios de la circulación y demás

circunstancias del tránsito...”.- Igual criterio se prescribe en el Código de Tránsito

de la ciudad de Rosario (Ordenanza N° 6543/98, art. 35 inc. b).-

De haber sido conducido el automotor de la actora, respetando las

normas de circulación que se han dejado remarcadas, el accidente pudo

perfectamente ser evitado, no obstante el grado de culpabilidad que le cabe a la

demandada.-

El actor debió haber previsto las contingencias del tránsito vehicular,

en tal sentido, debió aminorar la marcha -cosa que no hizo-, y, como

consecuencia, entró en violenta colisión.-

Queda evidenciado que el chofer del rodado de la actora no tenía el

pleno dominio de su conducido, o bien que, pudiendo haberlo evitado, no lo hizo,

quedando encuadrado dentro de lo dispuesto por el art. 64, 2° apartado de la Ley

Nacional de Tránsito tomada en consideración, correspondiéndole parte de la

responsabilidad del siniestro.-

Así la jurisprudencia tiene resuelto que: “La culpa de uno de los

protagonistas del accidente no absorbe la responsabilidad del otro, si este también

actuó en la emergencia de modo tal que puso una condición necesaria para

producir el accidente, de manera que hubiera bastado que uno de ellos no actuara

como lo hizo para que el hecho no se produjera o disminuyeran sus

consecuencias.” (C.C.C. Paraná, Sala 1a., 12 diciembre 1989, “Varini, E.

c/Petrucci, M.”, Zeus, T. 53, R-41- 12.410).-


En consecuencia, conforme a los considerandos precedentes,

considero que el recurso de apelación de la demandada debe ser parcialmente

admitido, revocándose parcialmente la Sentencia N° 1842/07 (fs. 88/90), en el

sentido de determinar la existencia de culpa concurrente de las partes

intervinientes en la litis.-

El grado de responsabilidad que se imputa a cada parte, se fija en el

Ochenta por ciento (80%) a cargo de la demandada, y el Veinte por ciento (20%) a

cargo de la parte actora.-

En relación a los rubros Daños Materiales y Privación de Uso,

reclamados por la actora (f. 13), la existencia de los mismos y sus montos no han

sido contradecidos en esta Alzada, razón por la cual los montos reconocidos en la

instancia inferior, son mantenidos, con la salvedad de que los mismos deberán ser

soportados por las partes en la misma proporción en que se estableció la

concurrencia de culpa.-

De tal manera, la demandada deberá abonar a la actora la suma de

UN MIL CUATROCIENTOS CINCUENTA Y SEIS PESOS ($ 1.456) -por ambos

conceptos indemnizatorios-; a dicho importe se le deberá adicionar el interés

correspondiente equivalente a la tasa activa promedio mensual sumada que cobra

el Nuevo Banco de Santa Fe S.A. para operaciones de descuento de documentos

a treinta días, el que se calculará desde la fecha del siniestro (16/10/2001) y hasta

la de su efectivo pago.-

Se deja establecido que, conforme desistimiento del proceso

efectuado por la parte actora (f. 116) contra la codemandada Lorena Lorenzo, los

efectos de la presente sentencia no le serán oponibles a la misma, recayendo

únicamente sobre el señor Ernesto Ariel Gorla.-

En cuanto a las costas de ambas instancias, las mismas se imponen

en la misma proporción a cada una de las partes (art. 252 del C.P.C.C).-
Así voto.-

A la misma cuestión, los doctores Pagnacco y Netri dijeron:

De acuerdo a los principios y fundamentos a los que arriba el

Vocal preopinante, votamos en igual sentido.-

A la tercera cuestión, el doctor Galfré dijo:

Atento el resultado obtenido al votar las cuestiones precedentes,

corresponde: 1) Desestimar la nulidad; 2) admitir parcialmente la apelación,

revocando parcialmente la Sentencia Nº 1842//2007 (fs.88/90), en el sentido de

determinar la existencia de culpa concurrente de las partes intervinientes en la litis,

en orden a los considerandos de este Acuerdo; 3) Fijar el grado de

responsabilidad que se imputa a cada parte, en el Ochenta por ciento (80%) a

cargo de la demandada, y el Veinte por ciento (20%) a cargo de la parte actora; 4)

Condenar al señor ERNESTO ARIEL GORLA a abonar a la actora en el término de

cinco días a contar desde la notificación de la presente, la suma de UN MIL

CUATROCIENTOS CINCUENTA Y SEIS PESOS ($ 1.456); a dicho importe se le

deberá adicionar el interés correspondiente equivalente a la tasa activa promedio

mensual sumada que cobra el Nuevo Banco de Santa Fe S.A. para operaciones

de descuento de documentos a treinta días, el que se calculará desde la fecha del

siniestro (16/10/2001) y hasta la de su efectivo pago; 5) Las costas de ambas

instancias se imponen en la misma proporción a cada una de las partes (art. 252

C.P.C.C.). Propongo que los honorarios de la Alzada de los doctores Carlos

Alberto Santilli y Guillermo Mariano Moreno, se fijen en el cincuenta por ciento del

honorario que en definitiva les corresponda a los profesionales de cada parte por

su labor desplegada en lo principal en sede inferior con noticia de la Caja

Forense.-

Así voto.-

A la misma cuestión, los doctores Pagnacco y Netri dijeron:


El pronunciamiento que corresponde dictar es el que propicia el

doctor Galfré.-

Por todo ello, la Cámara de Apelación de Circuito, RESUELVE: 1)

Desestimar la nulidad; 2) admitir parcialmente la apelación, revocando

parcialmente la Sentencia Nº 1842//2007 (fs.88/90), en el sentido de determinar la

existencia de culpa concurrente de las partes intervinientes en la litis, en orden a

los considerandos de este Acuerdo; 3) Fijar el grado de responsabilidad que se

imputa a cada parte, en el Ochenta por ciento (80%) a cargo de la demandada, y

el Veinte por ciento (20%) a cargo de la parte actora; 4) Condenar al señor

ERNESTO ARIEL GORLA a abonar a la actora en el término de cinco días a

contar desde la notificación de la presente, la suma de UN MIL CUATROCIENTOS

CINCUENTA Y SEIS PESOS ($ 1.456); a dicho importe se le deberá adicionar el

interés correspondiente equivalente a la tasa activa promedio mensual sumada

que cobra el Nuevo Banco de Santa Fe S.A. para operaciones de descuento de

documentos a treinta días, el que se calculará desde la fecha del siniestro

(16/10/2001) y hasta la de su efectivo pago; 5) Las costas de ambas instancias se

imponen en la misma proporción a cada una de las partes (art. 252 C.P.C.C.).

Fíjanse los honorarios de Alzada de los doctores Carlos Alberto Santilli y Guillermo

Mariano Moreno, en el cincuenta por ciento del honorario que en definitiva les

corresponda a los profesionales de cada parte por su labor desplegada en lo

principal en sede inferior con noticia de la Caja Forense. Insértese, hágase saber y

bajen.- (AUTOS: “ECHEVERRÍA SERGIO DANIEL C/GORLA ERNESTO Y OTRO

S/DAÑOS Y PERJUICIOS.” Expte. Nº 382/07).-8-46

GALFRÉ
PAGNACCO NETRI

MUNINI

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