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Formaciones
El petróleo se forma en la litosfera a partir de los restos de organismos del pasado (fósiles)
depositados en grandes cantidades en fondos anóxicos de mares o zonas lacustres del pasado
geológico y cubiertos, posteriormente, por espesas capas de sedimentos. Millones de años de
transformaciones químicas (craqueo natural), debidas al calor y la presión durante la diagénesis,
cambiaron los restos de microorganismos (animales y vegetales) en petróleo y gas natural. Roy
Murmi, un consejero de Schlumberger, describió el proceso de la siguiente manera: «Plancton y
algas, proteínas y la vida que flota en el mar, cuando mueren caen al fondo, y estos organismos son
el origen de nuestro petróleo y gas. Cuando se entierran con el sedimento acumulado y llegan a una
temperatura adecuada, algo por encima de 50 a 70 °C comienzan a cocinarse. Esta transformación,
este cambio, los convierte en hidrocarburos líquidos que se mueven o migran, llegando a formar
nuestros depósitos de gas y petróleo».1
La formación de los yacimientos de petróleo o gas requieren de cuatro etapas en su
evolución diagenética dentro de una cuenca sedimentaria: entierro profundo bajo sedimentos,
calentamiento y presión, migración de los hidrocarburos desde la fuente (roca madre) hasta una
zona porosa (roca almacén) y ser retenidos por rocas impermeables (trampa petrolífera). También
es importante tomar en consideración el factor tiempo; se sugiere que el Valle del río Ohio podría
haber tenido tanto petróleo como el que hay en todo el Oriente Medio a la vez, pero se ha escapado
por la falta de trampas geológicas que lo retuvieran. El Mar del Norte, en el otro extremo, ha
aguantado millones de años de cambios del nivel del mar, proporcionando más de 150 yacimientos
petrolíferos.
Aunque el proceso es generalmente el mismo, diferentes factores ambientales llegan a crear una
gran variedad de depósitos. Existen yacimientos en casi todas las cuencas sedimentarias, desde
superficiales hasta los 9000 m de profundidad y con una gran variedad de formas, tamaños y
edades, sin embargo la mayor cantidad del petróleo procede de acumulaciones de materia
orgánica en los mares ecuatoriales del Cretácico.2
Yacimientos primario
El yacimiento de petróleo puede ser primario, cuando se encuentra en la misma roca en la que se ha
formado, o bien ser un yacimiento secundario, cuando se formó en un sitio lejano y ha ido fluyendo
hasta el lugar en el que yace ahora, movimiento con el que cambiaron algunas de sus propiedades.
Yacimiento primario.
Yacimientos secundarios
En un yacimiento secundario, la llegada continua de hidrocarburos hasta una trampa de petróleo
hace que se acumule en una cantidad y concentración lo suficientemente importantes como para
hacer muy rentable la extracción del crudo.
Rocas almacén
Afloramiento de calizas formadas por antiguos arrecifes de rudistas, mostrando la elevada porosidad de
estas facies.
Las rocas en las que se acumula el petróleo, rocas almacén, son porosas y permeables. La
porosidad puede ser debida a la propia naturaleza de la roca, siendo las más comunes
las areniscas —que representan el 59% de las rocas almacén—, algunas calizas —el 40%— o a la
fracturación de otras rocas —el 1% restante—.2
Algunas formaciones sedimentarias con bioconstrucciones fósiles como arrecifes coralinos o
de rudistas, con facies muy porosas, ofrecen buenos reservorios petrolíferos.2
Los yesos, margas y lutitas son en principio impermeables, si bien las lutitas pueden ser rocas
madre y contener altas concentraciones de hidrocarburos (lutitas bituminosas).
Trampas
Artículo principal: Trampa petrolífera
Las trampas, última etapa de los procesos de formación de yacimientos, han sido clasificadas por
los geólogos del petróleo en dos tipos: estructurales y estratigráficas. Una acumulación de petróleo
puede estar causada por un solo tipo de trampa o la combinación de ambas.
Trampas estructurales
Las trampas estructurales son formadas por estructuras geológicas que deforman el terreno y
condicionan la captura y retención de los hidrocarburos. Los pliegues son las estructuras más
comunes. Algunas características relacionadas con fallas también pueden ser consideradas como
trampas estructurales si se presenta un sellado de capas permeables. Las trampas estructurales son
relativamente abundantes y fáciles de localizar estudiando la geología en superficie y, por métodos
geofísicos, en el subsuelo y han recibido mucha más atención en la búsqueda de petróleo que otros
tipos de trampas. Un ejemplo de este tipo de trampas son los diapiros salinos, que proceden de la
deformación y movilización vertical de importantes acumulaciones salinas, que ascienden en forma
de domos o cilindros, atravesando y deformando las capas superiores en las que, si hay porosidad,
puede acumularse el petróleo.
Trampas estratigráficas
Se forman cuando capas impermeables al petróleo sellan una capa porosa o cuando la
permeabilidad cambia dentro de una misma capa (cambio lateral de facies).