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PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA DE TOOBY -
COSMIDES
La psicología evolucionista propone que la psicología y la conducta de los humanos y primates
pueden ser entendidas conociendo su historia evolutiva. Específicamente, propone que la mente de los
primates, incluido el hombre, está compuesta de muchos mecanismos funcionales llamados
adaptaciones psicológicas o mecanismos psicológicos evolucionados (EPMs) que se han desarrollado
mediante selección natural por ser útiles para la supervivencia y reproducción del organismo. La
psicología evolucionista intenta explicar características mentales de la especie humana (tales como la
memoria, la percepción, el idioma, y fundamentalmente las emociones) como adaptaciones: es decir,
como los productos funcionales de la selección natural, a su vez forzada por la competencia para
sobrevivir y reproducirse. Este enfoque adaptivo es el utilizado para entender el resto de los
mecanismos biológicos como, por ejemplo, el sistema inmunitario. La psicología evolucionista aplica
este mismo principio a la psicología.

Dado que la evolución de los homínidos (hasta llegar al Homo sapiens actual) se produjo en medios


ancestrales totalmente diferentes al actual, los psicólogos evolutivos toman como referencia las
condiciones existentes en aquellos medios prehistóricos. Se postula, por ejemplo, que los seres
humanos han desarrollado una capacidad mental especial para la adquisición del habla en forma
naturalmente automática en los primeros años de vida. Pero lógicamente no heredaron una capacidad
de lectura y escritura que fueron culturalmente desarrolladas. Otras adaptaciones incluyen la capacidad
de leer las emociones de los demás, la capacidad de discernir parientes de no familiares, la habilidad de
identificar y seleccionar una pareja, y la propensión para ayudar y actuar en forma altruista hacia sus
congéneres. Esto a pesar de que los seres humanos son biológicamente organismos en conflicto con
otros de su especie, incluidos sus compañeros y familiares. Por ejemplo, la madre de mamíferos y sus
crías jóvenes tienen una relación conflictiva respecto al destete, que beneficia a más de la madre al
niño. Los seres humanos, sin embargo, tienen una notable capacidad para la cooperación también, en la
medida en que pueden desarrollar relaciones afectivas de largo plazo para beneficio mutuo.

Charles Darwin propuso la teoría de la evolución en el siglo XIX, teoría que pasó a ser una realidad
científica con los descubrimientos posteriores de la ciencias biológicas y la genética. El propio Darwin, y
varios científicos del siglo XX intentaron conciliar esta teoría con el estudio analítico de la conducta
social de distintas especies, incluidos los insectos sociales (hormigas y abejas), los mamíferos en
general, y los primates en particular.
Científicos más modernos como Desmond Morris, Richard Dawkins, Daniel Dennett y Steven Pinker han
popularizado la psicología evolucionista. La ecología del comportamiento, la sociobiología y el
darwinismo social son disciplinas muy relacionadas con la psicología evolucionista.

Stephen Jay Gould, Richard Lewontin y otros han criticado la idea de que los seres humanos tienen
importantes predisposiciones innatas hacia diversos comportamientos, citando la cultura como la
creación de diferencias psicológicas entre los individuos. Otros críticos describen la psicología
evolucionista como un intento de justificar los privilegios del hombre blanco, aun cuando los psicólogos
evolucionistas sostienen precisamente lo contrario al concentrarse en la universalidad de la especie
humana.

El término "evolucionista" es el preferido para nombrar esta disciplina en castellano para distinguirla de
la psicología evolutiva.

Las fuentes principales de la psicología evolucionista son la psicología


cognitiva, genética, etología, antropología, biología, zoología e incluso inteligencia artificial y teoría de
juegos. El término psicología evolucionista fue acuñado probablemente por Ghiselin en su artículo de
1973 en Science. Jerome Barkow, Leda Cosmides y John Tooby popularizaron el término en su libro
muy influyente de 1992 The Adapted Mind: Evolutionary Psychology and the generation of Culture (ISBN
0-19-510107-3).

La psicología evolucionista ha sido aplicada al estudio de varios campos,


incluyendo economía, agresión, justicia, psiquiatría, política, literatura, estética moral y sexo. EP está
íntimamente ligada a la sociobiología, pero tiene varias diferencias claves, como, por ejemplo, el énfasis
en las facultades para cada aspecto específico de la conducta en lugar de facultades generales, la
referencia a las adaptaciones como óptimas para el pasado y no necesariamente para el presente
(Mismatch theory) y el énfasis en la psicología en lugar de la conducta.

William Paley, en el siglo XVII trabajando sobre las ideas muchos otros, propuso que los organismos
son máquinas diseñadas para funcionar en determinado ambientes. Esta idea es la base fundacional de
la medicina y de la biología modernas. Antes de Charles Darwin y de Alfred Russel Wallace, se pensaba
unánimemente que la apariencia de diseño consciente en los organismos era evidencia de la existencia
de Dios. La teoría de Darwin y Wallace de la evolución, por medio de la selección natural, proporcionó
una explicación científica de los orígenes de cada función fisiológica.

La psicología evolucionista se basa en la presunción de que, de la misma manera que los corazones,
pulmones, hígados, riñones, y sistemas inmunitarios de los seres vivos, la cognición de éstos también
tiene una estructura funcional que a su vez tiene una base genética, y por lo tanto se ha desarrollado
por la selección natural. Como otros órganos y tejidos, esta estructura funcional es común y universal
para toda la especie humana y debe responder a la solución de problemas importantes de la
supervivencia y de la reproducción. Los psicólogos evolucionistas intentan entender los procesos
cognitivos estudiando las facultades de supervivencia y las funciones reproductivas para las que éstas
sirvieron, en el ambiente estable en el que la humanidad ha evolucionado durante la mayor parte de su
historia evolutiva. Este ambiente estable fue la sabana africana en el ambiente social de grupos
pequeños de cazadores-recolectores, que constituye lo que en la nomenclatura de la psicología
evolucionista se llama EEA (del inglés Environment of Evolutionary Adaptedness).

Los paleoantropólogos creen que el acontecimiento que provocó nuestra separación del resto de los
antropoides (chimpancés, gorilas, orangutanes) se produjo cuando los bosques de África empezaron a
clarearse y apareció la hierba de la sabana. Para sobrevivir, los antepasados del hombre y se supone
que otras especies ahora extintas de antropoides, bajaron a tierra y progresivamente comenzaron a
cazar y recolectar en pequeños grupos. Este periodo duró varios millones de años. En comparación, la
agricultura data de hace sólo 10.000 años y la sociedad moderna solo apenas unos siglos, esto es un
periodo insignificante para producir cambios en los mecanismos mentales específicos de nuestra
especie, dado que dichos mecanismos corresponden a la mutación coordinada de gran número de
genes, en contraposición a otros factores, como el color de la piel, que dependen de un solo gen y por
tanto varían más rápidamente. La universalidad de estos mecanismos queda asegurada por el hecho de
que hemos evolucionado en un solo continente: África, en un solo ambiente conexo: la sabana africana
y una relativamente reducida población de homínidos. Actualmente se especula con la existencia de un
cuello de botella evolutivo que sucedió hace aproximadamente 60.000 años, debido probablemente a
algún cataclismo local o planetario, que estrechó aún más el extraordinario parecido genético entre
todos los seres humanos. La presión evolutiva de este periodo es el que pudo marcar el cambio de
grupos pequeños de cazadores-recolectores a las tribus más numerosas de alrededor de un centenar
de individuos. El conocimiento de la EEA es muy importante para entender el propósito y función de
nuestros mecanismos psicológicos creados por la evolución natural (EPMs).

Lo anterior ilustra asimismo la interrelación de la psicología evolucionista con otras muchas disciplinas.
La EP puede ser el nexo entre las ciencias naturales y las ciencias humanas por medio de su relación
por un lado con la biología evolutiva, por otro, con su carácter fundacional de la psicología humana y por
medio de ella, con todos los aspectos de las ciencias humanas.

Otros dos conceptos clave de la PE son las causas cercanas (proximate causation) y las causas últimas
(ultimate causation). En psicología evolucionista, al igual que en etología, una causa próxima de una
conducta, o de un aspecto psicológico, es aquella razón que aparece como causa intuitiva y directa:
criamos a nuestros hijos porque los queremos mucho; En este ejemplo, el sentimiento de amor paternal
es la causación próxima. En cambio la causación última es la compartición del 50% de nuestros genes
con nuestros hijos biológico por lo cual hemos desarrollado ese sentimiento de amor filial, ya que ese
sentimiento ha sido exitoso al permitir difundir los genes que codifican ese sentimiento a cada nueva
generación en mayor medida que otros sentimientos posibles codificados por otras secuencias
genéticas posibles. La PE trata de establecer las causas últimas, que son las razones por las cuales
nuestros fenómenos psicológicos permitieron la supervivencia y el éxito reproductivo en el pasado
remoto correspondiente al EEA (Teoría de las ciencias humanas).

CONTROVERSIAS

Los estudiosos de la conducta animal han reconocido ampliamente el papel de la evolución; el uso de la


teoría de la evolución a la psicología humana, sin embargo, es polémico. Hay varios tipos de críticas que
cuestionan esta idea.

Algunos alegan que debido a lo poco que se sabe sobre el contexto en el cual los seres humanos
evolucionaron (tamaño de la población, estructura, forma de vida, hábitos alimenticios, el hábitat, etc.),
hay demasiada poca base sobre la cual la psicología evolucionista puede funcionar. La mayoría de la
investigación del EP se confina así a las certezas sobre el pasado, certezas tales como que los
embarazos ocurren solamente en mujeres, y el que los seres humanos vivían en grupos. Otros creen
que esta crítica está basada en un malentendido. Los psicólogos evolucionistas utilizan el conocimiento
del ambiente ancestral para generar hipótesis sobre posibles adaptaciones psicológicas y estas
hipótesis se pueden probar y evaluar posteriormente contra la evidencia empírica de la misma manera
que cualquier otra hipótesis generada desde cualquier otra perspectiva teórica. Además, hay muchas
características ambientales que podemos estar seguros de que tuvimos durante una parte de la historia
evolutiva de nuestra especie. Nuestros antepasados trataron sin duda con depredadores y presas,
adquisición y compartición de alimentos, elección de pareja, crianza de los niños, agresión interpersonal,
ayuda interpersonal, enfermedades y muchos otros aspectos que se pueden considerar con bastante
seguridad que constituyeron presiones adaptativas significativas.

Los críticos asimismo arguyen que muchos de las propuestas de la PE no son falsables, y lo etiquetan
por esta razón como pseudociencia. Esto nuevamente es debido a un malentendido fundamental. La
psicología evolucionista es una manera de generar hipótesis testables (y por tanto falsables) sobre la
estructura de la mente. Toda la psicología hace predicciones (o asunciones) sobre la estructura de la
mente. La psicología evolucionista plantea sus hipótesis según una relación causal muy específica entre
la mente y el ambiente en el cual su diseño fue seleccionado, haciendo de esta relación una fuente de
predicciones altamente específicas, concretas, y falsables.

Algunos estudios han sido criticados por su tendencia a atribuir a los procesos evolutivos ciertos
elementos de la cognición humana que pueden ser atribuibles a los procesos sociales (por ejemplo la
preferencia por ciertas características físicas particulares en las posibles parejas sexuales). Asimismo,
esta crítica demuestra un malentendido fundamental. Toda nuestra psicología se hace posible gracias a
una elegante y complicada arquitectura cerebral. Esta estructura no puede venir de algo que no sea un
plan de diseño y desarrollo de circuitos cerebrales a través de los genes. Es decir, todos los procesos
sociales están causalmente relacionan con los procesos evolutivos. La cuestión verdadera no es si
algunos aspectos de nuestra experiencia (o de nuestrafenomenología) son debido a los procesos
evolutivos, porque todos lo son. En lugar de eso, las preguntas interesantes son: ¿Qué sistemas
funcionales hacen los procesos sociales posibles? ¿Y cuál es su curso de desarrollo? La psicología no
sabe prácticamente nada sobre ambas preguntas sobre cualquier aspecto psicológico cuya función no
sea intuitivamente evidente. La psicología evolucionista permite que los psicólogos ganen terreno en el
conocimiento de muchas más funciones y que aprendan más sobre muchos más sistemas, incluyendo
centenares sino miles de esos mecanismos mentales que permiten 'procesos sociales'.

Donald Symons en su libro Evolution of human sexuality da una explicación concluyente acerca de por
qué los procesos sociales no pueden determinar unívocamente la psicología humana: «Si existieran
individuos con una mente y un cerebro diseñados para aceptar cualesquiera normas sociales, éstos
serían fácilmente indoctrinado por otros que siguen normas sociales a favor de sus propios objetivos de
supervivencia y reproducción en detrimento de los primeros. Por lo tanto, los primeros serían eliminados
por selección natural». Por tanto, la aceptación de un modelo que considere la psicología humana como
totalmente dependiente de condicionamientos sociales es incompatible con la teoría de la evolución tal
como es aceptada mayoritariamente. Las normas sociales son por tanto el resultado de un equilibrio
resultante de la colaboración y el conflicto entre individuos cuyos cerebros ejecutan las adaptaciones
mentales creadas por selección natural. Dichas adaptaciones se entienden como diseñadas para
optimizar las posibilidades de supervivencia y reproducción en el entorno primitivo del EEA (Ver
apartado anterior).

Algunos alternativas a la psicología evolucionista mantienen que los elementos del comportamiento
humano son irreducibles a sus piezas. Como ilustración de esto, en el trabajo de Peter Hobson, la
consciencia se identifica como el producto del aprendizaje inter-subjetivo, en lugar de ser una plataforma
de las herramientas emocionales proporcionadas por la naturaleza humana, y, como proceso social, tal
construcción de mentes no sería descriptible en términos de los componentes celulares de organismos
individuales. Daniel Dennett hizo una refutación elegante de este caricatura de la ciencia
(llamada reduccionismo codicioso), ya que reduce los procesos psicológicos a meros procesos sociales.
Esta reducción no es característica de ninguna filosofía sofisticada de la ciencia, incluyendo una ciencia
de la psicología informada por la biología evolucionista. Además este reduccionismo es vulnerable al
argumento del párrafo anterior.
Algunas personas están preocupadas por el hecho de que la psicología evolucionista sea utilizada para
justificar malas conductas, y han intentado ocasionalmente suprimir su estudio. Por ejemplo, puede que
un marido engañe a su esposa con más probabilidad si éste cree que su mente esta diseñada para
actuar de esa manera.

Los psicólogos evolucionistas responden a esta objeción afirmando que ellos solo tratan de establecer lo
que es, no lo que debe ser. Saber cómo funciona algo es el primer paso para intentar arreglarlo si
funciona mal, o de cambiar la manera en que trabaja (si eso es lo que decidimos que eso es lo correcto).
Si los hombres entienden los procedimientos mentales que les hacen promiscuos —no para su felicidad,
no porque sea correcto o moral, sino debido al proceso causal oculto de la selección natural— los seres
humanos pueden ser mejores consumidores de su propia consciencia, y otros pueden poder utilizar esta
comprensión para intervenir y para cambiar su comportamiento.

El conocimiento que brinda la psicología evolucionista no supone el aceptar un punto de vista moral en
el comportamiento de la gente, no más que el hecho de que entender cómo funciona el cáncer suponga
el perdonar o justificar su existencia. La atribución de un valor moral a un conocimiento científico se
conoce como la Falacia Naturalista y plantea un límite infranqueable para la ciencia a la hora de
establecer valores morales.

Hay que decir que esta falacia responde a una tendencia errónea de nuestra mente que es fácil de
explicar de acuerdo con la EP ya que nuestros conocimientos afectan a nuestros intereses y ambos, a
su vez, a nuestras percepciones morales con el objetivo de favorecer nuestra supervivencia y
reproducción. Esta relación es fundamentalmente inconsciente y solo el intelecto consciente es capaz
de superar esta falacia.

Sin embargo, aunque ninguna ciencia puede establecer valores morales, es indudable que influye en
ellos. El mismo argumento anterior que explica la falacia demuestra también que eso es así. Por otro
lado la PE tiene potencial para explicar como funcionan nuestras percepciones morales, ya que por el
mismo hecho de existir y ser universales, responden a unos mecanismos específicos diseñados con una
funcionalidad adaptativa (por ejemplo, valorar y premiar la lealtad podría haber ayudado a nuestros
antepasados a garantizar la "devolución de favores" en tiempos de escasez: hoy yo yo comparto mi
caza contigo, pero cuando tu cacería tenga éxito espero que lo hagas tu. En la práctica, este mecanismo
de premios y castigos es mucho más fácil de implementar -y por tanto de beneficiar a los genes de cada
miembro de una especie-, si dichos individuos han desarrollado una repugnancia natural hacia la
deslealtad).

Por tanto, la influencia de la PE en los aspectos de la naturaleza humana que afectan a las creencias e
ideologías es evidente. Eso explica la controversia que despierta. Como se ha visto, la PE cuestiona el
modelo estandar de las ciencias sociales.

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