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Apuntes a la primera clase del Diplomado Lenguas del Mundo, Módulo de literatura

Hebrea. (Edgar Vidaurre)

Segunda lámina: Tema de la clase de hoy


1. Clase introductoria (sobre la lengua hebrea)

Antecedentes y estructura. Lenguas semíticas. Relación sucinta, breve y resumida de


las capítulos que se verán a lo largo del trimestre: Hebreo bíblico, la Torah, Hebreo
mishnaico, El Talmud. Hebreo medieval, el Yiddish y el ladino. La resurrección del
Hebreo (Theodor Herzl, Elieizer Ben Yehudá y Ben-Zion Ben Yehudá). Hebreo
moderno. Narradores y poetas. Traducciones al Hebreo de la literatura universal.

Cuarta lámina: Como suena y se escucha el hebreo. Lectura de la Torah. Bareshit (Génesis, en el
principio)

En el principio creó D-os los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía,
y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de D-os se movía sobre la
faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz;  y fue la luz.

Quienes son los Hebreos…

Después del diluvio y la purificación de la tierra por las aguas, los hijos de Noe empiezan a repoblar
la tierra: Cam, Sem y Jafet. Y es precisamente de su hijo Sem y de sus descendientes, que tomarán
su nombre como tribu los sem-itas. En la línea genealógica de Sem, y de uno de sus bisnietos
llamado Heber se conformarán los hebreos.

El primer gran patriarca hebreo es Abraham, de cuyos hijos Ismael e Isaac se conformarán las
tribus Ismaelitas árabes del desierto y las de Israel. El nombre de Israel, surge del segundo gran
patriarca posdiluviano: el hijo de Abraham llamado Isaac. De los hijos de este (Jacob y Esaú) será
Jacob (llamado Israel) quien continuará la estirpe del pueblo elegido de Dios.

Otros bisnietos de Sem llamados Elam, Asur, Aram, Cus y Canaán, se derivarán las tribus y las
lenguas semitas: elamita, asirio, arameo, cusita y cananeo contemporáneos y a la vez coexistiendo
con los hebreos. De las 12 tribus de Israel, y al final del tiempo de los Reyes, se establecieron dos
reinos: el reino de Israel en el norte del Jordán y cuya capital fue (con el tiempo) Samaria, y el
Reino de Judea en el sur, cuya capital sería la sagrada Jerusalén. Después de la primera
destrucción del templo de Salomón por parte de Nabucodonosor en el año 586 A.C., y de la
primera diáspora, será la tribu de Judá la que retornará de nuevo a la tierra prometida o a la tierra
de Canaá. Por ello, desde ese momento al linaje del pueblo hebreo se le llamará judíos.

Es a través pues de Abraham que Dios proclama al pueblo hebreo como el pueblo escogido ante
quien revelará la palabra de D-os.

« Deja tu tierra natal y la casa de tu padre, y ve al país que yo te mostraré. Yo haré de ti una gran
nación y te bendeciré; engrandeceré tu nombre y serás una bendición. Bendeciré a los que te
bendigan y maldeciré al que te maldigan, y por ti se bendecirán todos los pueblos de la tierra ». —
Génesis 12:1-3.4

A partir de esa alianza, de ese pacto, y a modo de un ritual de ungimiento, se conformará pues le
lengua Hebrea o la Ivrit. Será la palabra el vínculo entre el hombre y su D-os creador. Ya no serán
los templos, ni las imágenes, los que sostendrá la fe o el vínculo. Los conquistadores como los
Babilónicos y los Romanos, sabían que destruyendo los templos de los pueblos conquistados,
revocaban el punto central de su fe y por ende de su estirpe. Los conquistadores no dejaban
piedra sobre piedra. Esto sin embargo no funcionó con el pueblo hebreo, toda vez que su vínculo
con D-os y lo sagrado estaba constituido a través de la palabra.

La poeta, sanadora y augur Ana María Hurtado al referirse a este vínculo a través de la palabra nos
aclara la naturaleza y el sentido de ese vínculo, que aunque se desarrolle dentro del “contexto de
la nostalgia hebrea, de ese pueblo elegido cuya supervivencia es sostenida en y por la Palabra, en
la evocación de la pérdida y en la esperanza de la restauración (…) pueblo judío, entrenado en
hacer de la ausencia la más consistente de las presencias. Sabemos que en la memoria judía yace
esa herida fundamental: el Jurbán, símbolo de toda desgracia colectiva o personal, y que luego de
la destrucción de los dos templos, el   edificio espiritual del judaísmo se sostuvo gracias a la
prevalencia de la Palabra, lo cual hizo posible que se constituyera curiosamente en un pueblo de
escuchas y lectores. Sólo el pueblo judío pudo a través de la repetición de la Palabra -en su
tradición oral y escrita- erigir un templo invisible, a salvo de las contingencias y en consecuencia
perdurable, cuyo fundamento fuese la escritura divina, plena de infinitos significados e inagotable
en su misterio.,   Es triunfo del judaísmo convertir una zarza ardiente en un libro y restablecer el
pacto frente a un muro en ruinas.”

Esa palabra entonces será vertida a través de la lengua hebrea, como acto sagrado. Es por ello que
en principio, es una lengua sagrada que contiene de manera directa la palabra de D-os creador.
Los primeros escritores en hebreo, los que escribieron la Torah, a pesar de que era su mano la que
ejecutaba la grafía y los caracteres, no eran los autores, ni los creadores individuales. Estos
estaban poseídos del espíritu de D-os y D-os hablaba por sus bocas. La palabra en este caso es
energía divina que traspasa la individualidad del hombre. Ese acontecimiento, en donde ocurre la
sintonía, en el que la energía individual se hace una con la energía universal, cuando vibramos al
unísono con toda la creación, (evento que trasciende el tiempo y el espacio material), marca a su
vez la dinámica que permite que la emanación pura de la divinidad nos traspase, nos penetre y nos
posea. La palabra que surge entonces de nuestras bocas, no es en modo alguno expresión de
nuestro pensamiento individual, sino una auténtica Teofanía de la palabra. Es decir la revelación
de D-os en la palabra, Dios se manifiesta y se comunica con el ser humano de manera directa a
través de la palabra.

La Torah y la literatura en lengua hebrea se usan como lengua sagrada. La palabra sagrada es la
palabra de D-os. Es su manifestación, su emanación.

En este caso la Teofanía de la Palabra  es una afirmación, una declaración unilateral de lo creante,
de su voluntad, de su esencia. No hay diálogo con lo creado. El diálogo vendrá luego, cuando el ser
humano integrado en si sí-mismo, pueda corresponderle a su vez con su propia voz y su canto.
Si leemos bien la palabra de Dios en estos libros sagrados, en su primera parte, veremos que la
misma es inflexible, a veces incomprensible en términos de lenguaje cotidiano. Para escuchar la
palabra de D-os y entenderla, hay que estar en total sintonía con su vibración primordial y
originaria. En otras palabras, la conexión con la palabra de Dios debe estar precedida de la máxima
entrega que implica ese evento sagrado. La  sacralidad de ese evento, como todo acto de posesión
y de entrega, está revestido de lo que el ser humano ha instituido a través de los rituales, de las
ceremonias que confieren a estos encuentros un carácter especialísimo.

Antes de la palabra, el ser humano ejecutaba los rituales de las aguas, de los vientos, de la luz y de
la sombra. Pero la revelación de lo creante a través de la palabra establece el vínculo en términos
humanos, por lo que los encuentros con la divinidad, se celebran de manera más cercana a través
de la  liturgia de la palabra… de la palabra de D-os.

En este caso, la religión judía parte de este principio. Existe un solo D-os, y su mana o energía ha
escogido al pueblo judío, al pueblo elegido, al pueblo ungido para revelársele. A cambio de esta
revelación y de la fe inconmovible en Él, ese pueblo tendrá una eterna promesa, una eterna
esperanza “La tierra prometida”. Nace pues una relación amorosa entre D-os y su pueblo, una
alianza mutua, que conformará la epifanía, la hierofanía y una manera muy especial de sentir la
espacialidad y la temporalidad sagrada. Es D-os quien se manifiesta al hombre, pero de manera
inalcanzable, impronunciable, sin nombre: Yo soy el que soy. Es D-os quien ha escogido al hombre,
quien lo ha ungido. A través de esta revelación, el hombre tendrá la promesa de un espacio
sagrado de una tierra prometida, y su temporalidad será eterna en su desplazarse, en su espera
permanente de la redención. Ha sido sin embargo el pecado del hombre contra su D-os, quien lo
aleja de su promesa cumplida

La dinámica de esta relación amorosa entre D-os Y el pueblo escogido, ha sido tumultuosa,
apasionada. A pesar de haber sido escogido por Él, su pueblo en ocasiones lo desconoce y se
aparta de su amparo. Esa mecánica de ascenso necesaria para vivir la experiencia de lo sagrado,
será ejecutada de manera soberbia por el hombre, quien sufrirá por ello el castigo divino, la
perdida de los espacios sagrados, la expulsión de los paraísos y la fugacidad temporal de su propia
existencia… pero la belleza de la espera sostiene su fe, su afán, su anhelo, su redención. La
promesa es una eterna espera llena de inminencia, de velar por la luz sagrada que lo espera desde
siempre en la llegada a la casa, a la tierra prometida, al corazón de lo inefable. D-os, el pueblo de
Israel, y la Torá serán la trinidad que conforme esta hierofanía sagrada cuya historia en el tiempo
empezará con una promesa, con una esperanza, y con una fe inconmovible en ese espacio sagrado
que siempre está por llegar, por encontrar y por amar.

Hablar de El judaísmo, implica no solo hablar de una religión, o de un sentimiento o experiencia


religiosa por sí misma. El Judaísmo es también una tradición una cultura. Las otras religiones
trascienden varias naciones y culturas, mientras que el judaísmo se considera la religión y la
cultura de un pueblo específico. El judaísmo no exige de los no judíos unirse al pueblo judío ni
adoptar su religión. La religión, la cultura y el pueblo judío pueden considerarse conceptos
separados, pero están estrechamente interrelacionados. El rasgo principal de la fe judía es la
creencia en un D-os omnisciente, omnipotente y providente, que habría creado el universo y
elegido al pueblo judío para revelarle la ley contenida en los Diez Mandamientos y las
prescripciones rituales de los libros tercero y cuarto de la Tora. Consecuentemente, las normas
derivadas de tales textos y de la tradición oral constituyen la guía de vida de los judíos, aunque la
observancia de las mismas varía mucho de unos grupos a otros.
Resumiendo, pues en un “principio”, y en los tiempos de la literatura Bíblica, la lengua hebrea fue
(y aún sigue siendo) la palabra sagrada que vincula al hombre con la divinidad, con el D-os creador,
aunque posteriormente en su devenir, se haya convertido también en expresión cotidiana,
filosófica, científica y poética, hasta llegar a la actualidad en donde es una lengua viva, el idioma
oficial del Estado de Israel, y al cual a la fecha, se ha traducido ya buena parte de la literatura
universal de todos los tiempos. Cabe destacar de todas maneras, que sin duda, La Biblia hebrea, es
el libro más importante, más leído y el más difundido y venerado por la humanidad.

***

Los antecedentes, el devenir y la progresión del idioma hebreo, tiene su origen como dijimos en
las lenguas semíticas cuyo origen y punto de inflexión se conoce como las lenguas proto-sinaíticas.
Estas lenguas, se basan y estructuran sin duda, en uno de los primeros alfabetos completos y
estructurados idiomáticamente y se conoce también como el alfabeto proto-sinaítico. De estas
lenguas semíticas surgen tres lenguas: el Acadio, el Arameo, y el Árabe. Del Arameo y todas sus
mezclas su actualización y crecimiento, surgirá a su vez el Cananeo o el idioma hablado en la tierra
de Canaá. De esta gran lengua surgirán entonces dos grandes lenguas: el fenicio y el hebreo. Hoy
en día solo están vivas y actuales el Arabe, y el Hebreo.

El hebreo se compone de un alfabeto (o más bien  álef-bet - ‫בֵּית‬-‫ )ָאלֶף‬de 22 letras y escribe de
arriba hacia abajo y de derecha a izquierda. No existen diferencias insalvables o que constituyan
comparaciones incomprensibles entre el Hebreo antiguo y el Hebreo moderno. Al contrario, el
estudioso del hebreo moderno, puede leer sin dificultad la Torah antigua y comprenderla en casi
su totalidad. Sin embargo el Hebreo moderno ha incorporado muchas palabras (aplicando las
raíces etimológicas y fonéticas antiguas) y ha acercado su sintaxis gramatical a las lenguas
europeas.

En este Diplomado veremos y revisaremos, la literatura hebrea en su despliegue, desarrollo y


devenir en más de 33 siglos. Esta revisión se hará en tres grandes bloques: LITERATURA BIBLICA
(desde el siglo XII A.C. al siglo VI A.C.). Aquí revisaremos el Tanaj o compendio que abarca desde la
Torah o la prosa de la ley compuesta por el Pentateuco (escrito entre los siglos X y VI A.C.), los
libros de los profetas o Nebim (Profetas mayores – Profetas menores) y los Escritos: el Cantar de
los cantares, Sabiduría, Eclesiastés, Proverbios y Salmos. LITERATURA POSBÍBLICA, donde
revisaremos parte de la Misdrashim (165 al 135 A.C.) y El Talmud (escrito entre los años 135 al 475
D.C.) tanto en su versión Palestina como la Babilónica y su recopilación de las Mishna, donde se
pone por escrito la tradición oral que se mantuvo después de la destrucción del templo y de los
rollo de la Torah original. LITERATURA HEBREA DESDE EL MEDIOEVO HASTA NUESTROS DÍAS.
Aquí revisaremos la literatura hebrea del medioevo, en especial española: Maimónides y Yehudá
Ha-Levy, la literatura hebrea en el resto del mundo (Autores en Yidish) . Por último, revisaremos la
emocionante saga de la reconstrucción de la nación Hebrea, y en especial la “Resurrección de la
lengua hebrea” (Eliezer Ben Yehudá y Theodor Herzl), la creación de la “Academia de la lengua
Hebrea”, la declaración del Hebreo como idioma oficial, y toda la posterior literatura hebrea
moderna de Israel (Poetas y narradores) desde su primera Novela en Hebreo: Abraham Mapou:
“Por amor a Sión”, hasta llegar a sus Poetas iluminados: Yehudá Amijai, David Avidán, Esther Raab,
Raquel Blaustein entre otros…

Bibliografía

Sinopsis de la gramática del hebreo bíblico


Thomas O. Lambdin (Introduction to biblical hebrew)
Traducción de Ricardo Román
7ª edición
Buenos Aires
2007

Gramática elemental del hebreo bíblico


Farfán Navarro, Enrique
Instrumentos Para El Series. Verbo Divino
1998

Un prefacio a la Biblia Hebrea


George Steiner
Editorial Ciruela
2004

El Judaísmo
Edgar Vidaurre Miranda
Charla VI de las clases de religiones comparadas
Centro de Estudios Junguianos de Caracas
2009

La Sopa de Los Ausentes: Impresiones sobre el poemario de Rubén Akerman “Los ausentes”
Ana María Hurtado
“El lamento de Ariadna”
2017

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