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Cuentos

EL MUÑECO DE NIEVE

Había dejado de nevar y los niños, ansiosos de libertad, salieron de casa y empezaron a corretear
por la blanca y mullida alfombra recién formada.

La hija del herrero, tomando puñados de nieve con sus manitas hábiles, se entrego a la tarea de
moldearla.

Haré un muñeco como el hermanito que hubiera deseado tener se dijo.

Le salio un niñito precioso, redondo, con ojos de carbón y un botón rojo por boca. La pequeña
estaba entusiasmada con su obra y convirtió al muñeco en su inseparable compañero durante los
tristes días de aquel invierno. Le hablaba, le mimaba...

Pero pronto los días empezaron a ser mas largos y los rayos de sol mas calidos... El muñeco se
fundió sin dejar mas rastro de su existencia que un charquito con dos carbones y un botón rojo. La
niña lloro con desconsuelo.

Un viejecito, que buscaba en el sol tibieza para su invierno, le dijo dulcemente: Seca tus lagrimas,
bonita, por que acabas de recibir una gran lección: ahora ya sabes que no debe ponerse el corazón
en cosas perecederas.

LA AVENTURA DEL AGUA

Un día que el agua se encontraba en su elemento, es decir, en el soberbio mar sintió el caprichoso
deseo de subir al cielo. Entonces se dirigió al fuego:

-Podrías tú ayudarme a subir más, alto?

El fuego aceptó y con su calor, la volvió más ligera que el aire, transformándola en sutil vapor.

El vapor subió más y más en el cielo, voló muy alto, hasta los estratos más ligeros y fríos del aire,
donde ya el fuego no podía seguirlo. Entonces las partículas de vapor, ateridas de frío, se vieron
obligadas a juntarse apretadamente, volviéndose más pesados que el aire y cayendo en forma de
lluvia.
Habían subido al cielo invadidas de soberbia y fueron inmediatamente puestas en fuga. La tierra
sedienta absorbió la lluvia y, de esta forma, el agua estuvo durante mucho, tiempo prisionera del
suelo y purgó su pecado con una larga penitencia.

Fábulas cortas

1.- El niño y los dulces 

Era 21 de Septiembre y todos los niños contentos después de un largo


verano, regresaban a las escuelas. Al ser el primer día, la maestra llevó a
clase un bote lleno de chucherías para dar la bienvenida al nuevo curso
escolar. Uno de los alumnos salió el primero corriendo hacia los dulces.

Una vez que cogió todas las chuches que pudo, al intentar sacar la mano,
el cuello del recipiente no le permitió hacerlo. El niño lloraba y lloraba
amargamente, pero un amigo que estaba cerca le dijo: -Confórmate con
coger solo la mitad y así podrás sacar la mano con los dulces. 

Moraleja: no seas egoísta, avaricioso y escoge solo aquello que necesites.


Como bien dice el dicho “quien mucho abarca, poco aprieta”.  

El cuervo y el zorro

Había una vez un cuervo que descansaba en un árbol, tras haber logrado robar
un queso de la ventana de una casa.

Cerca caminaba un zorro que olió el fuerte aroma, vio al cuervo y le dijo:

-¡Hola! Qué buen día hace, además tu plumaje es muy bonito. Le queda muy
bien.

El cuervo se sintió muy bien con lo que le dijo el zorro. Le entraron ganas de
cantar para celebrarlo, abrió el pico, pero entonces dejó caer el queso.

El zorro, sonriendo, corrió hacia el queso y lo atrapó con la boca antes de caer
al suelo. 

Moraleja: presta atención cuando alguien te dice cosas bonitas. Puede que sea por interés.
Cro-cro cantaba la rana,
Retahílas cro-cro debajo del agua,
1- Cro-cro cantaba la rana cro-cro pasó un caballero,
cro-cro con capa y sombrero,
cro-cro pasó una criada
cro-cro vendiendo ensalada.

2- Marinero

Marinero que se fue a la mar y mar y mar,


Para ver que podía ver y ver y ver y
Lo único que pudo ver y ver y ver,
Fue el fondo de la mar y mar y mar.

Trabalenguas
Trabalenguas de las llaves

Trabalenguas fácil de las cerezas

El anillo del llavero


no tiene llaves.
¿Quién se ha llevado las llaves
del anillo del llavero? Cerezas comí,
cerezas cené.
Tantas cerezas comí,
que me encerecé.

Trabalenguas de los cuentos


Cuando cuentes cuentos
Cuenta cuántos cuentos cuentas
Porque si no cuentas cuántos cuentos

Cuentas Trabalenguas corto de Pablito


Nunca sabrás cuántos cuentos cuentas
Pablito clavo un clavito
Trabalenguas corto de Paquito ¿qué clavito clavo pablito?

Poquito a poquito,
Paquito empaqueta
poquitas copitas
en ese paquete.

Adivinanzas
1. As no soy,
as no fui,
as no seré
hasta el fin.

Respuesta: el asno.

2. Soy un animal muy elegante,


muy veloz y poco fiero;
y cuando quiero calzarme
voy a casa del herrero. 
Respuesta: el caballo. 4. Soy astuto y juguetón
y cazar un ratón
es mi mayor afición.

Respuesta: el gato.

3. Antes huevecito,
después capullito, 5. ¿Cuál es el animal,
más tarde volaré de campo o corral,
como un pajarito. que si una zanahoria le das
sus dientecitos verás?
Respuesta: la mariposa.
Respuesta: el conejo.

Leyendas
Leyenda de la llorona:

La llorona es una leyenda que tiene toques prehispánicos y de la colonia, una de las versiones más
resonadas cuenta lo siguiente:

En tiempos de la conquista, cuando las noches no se alumbraban más que por la luna, se cuenta
que existió una mujer que salía por las calles del caído Tenochtitlán para llorar a sus hijos muertos
y conquistados, se dice que ésta alma en pena recorría las calles gimiendo y llorando en busca de
sus hijos desaparecidos, aterrorizando a la gente que solo se persignaba y se escondía en sus
casas.
Se dice que cuando alguien se atrevía a seguirla y ella lograba verlo éste enloquecía, perdiendo la
razón, y cuando la seguían sin que los viera se perdía de vista en la obscuridad cerca del lago.

Muchos creían que ésta mujer ahogó a sus hijos para evitar verlos conquistados o civilizados por
los conquistadores y arrepentida de ello se volvió loca y peno el resto de su vida buscándolos.

"El jinete sin cabeza"

Cuenta la leyenda, que en un pueblo alejado de todo civilización conocida, existió un jinete que
acostumbraba a hacer su recorrido por las noches en un hermoso y gran caballo, la gente
asombrada se preguntaba ¿Quién era aquel hombre? ¿Por qué cabalgaba cada noche?, no era
algo usual que alguien saliera por las noches a hacer esos recorridos.

En una noche muy oscura y bajo una fuerte tormenta eléctrica, el jinete desapareció del lugar para
no volver nunca más. Pasaron los años y la gente ya se había olvidado de aquel extraño jinete del
que tanto se había hablado. 

Una noche, igual de obscura y tenebrosa, con enormes relampagos azotando el pequeño pueblo,
se escuchó nuevamente la cabalgata de aquel caballo, su relinchar y  el ruido que producia al
trotar sobre el suelo mojado despertó los recuerdos dormidos de todos aquellos que habían sido
testigos de los sombríos paseos de aquel extraño jinete. Los recuerdos y la curiosidad llevaron a
cada persona del pueblo a salir de sus camas y asomarse por la ventana, en donde  vieron un
jinete cabalgar por las calles, fue cuando un relámpago cayó e iluminó al jinete, un jinete sin
cabeza.

Ejemplos de refranes:
1. Al que madruga Dios le Ayuda.
2. No por mucho madrugar amanece más temprano.
3. Despacio que tengo prisa. (Napoleón)
4. A buen entendedor pocas palabras.
5. La suerte de la fea la bonita la desea.

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