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Winter propuso otra clasificación valorando la posición del tercer

molar en relación con el eje longitudinal del segundo molar (figura

12.3).

- Mesioangular.

- Horizontal.

- Vertical.

- Distoangular.
- Invertido.

Para autores como Licdholm y cois., y Krutsson y cois, los cordales

en posición mesioangular tienen de 22 a 34 veces más posibilidades de

provocar patología que un tercer molar erupcionado o en inclusión intraósea

completa. La posición distoangular tiene un riesgo de 5 a 12 veces

mayor de dar patología.

Es también interesante conocer la relación del cordal con las corticales

externa e interna del hueso mandibular, ya que dicho diente

puede estar en vestibuloversión o en linguoversión. Asimismo es importante

determinar si la inclusión es intraósea (parcial o completa) o

submucosa (figuras 12.3 y 12.4).

En el maxilar superior podemos aplicar los mismos criterios: 1) Relación

del diente con respecto a la tuberosidad maxilar y el


segundo molar.

2) Profundidad relativa del tercer molar en el hueso. 3)


Posición del diente

en relación con el eje longitudinal del segundo mÇolar


(figras 12.5 y 12.6).

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