Está en la página 1de 31

Las unidades fraseológicas (UFS) o fraseologismos (teoría)

La Fraseología surge en la antigua URSS en los años 50 gracias a los trabajos de Vinogradov.

La formación del lenguaje está determinada no sólo por reglas libres del sistemas sino por todo tipo
de estructuras prefabricadas de las que los hablantes se sirven en sus producciones lingüísticas por
motivos de economía y rapidez y son de fundamental importancia en la adquisición de una L2.

El empleo de estos bloques de palabras pone en tela de juicio la libertad de la que gozan,
teóricamente, los hablantes en la construcción de un discurso. Estas combinaciones entran de lleno
en la disciplina que recibe el nombre de lexicología cuya subdisciplina es la fraseología.

Estos distintos tipos de combinación de palabras reciben el nombre de unidades fraseológicas o


fraseologismos y entre las características más sobresalientes destacamos las siguientes: la presencia
de al menos dos palabras ortográficas, cierto grado de lexicalización, la coaparición frecuente en la
lengua.

Vamos a analizar de formas más detallada sus características:

1) La Frecuencia: la frecuencia presenta dos vertientes: la frecuencia de coaparición y la frecuencia


de uso. La coaparición frecuente de estas combinaciones determina la altísima frecuencia de uso. En
otras palabras, el empleo frecuente de estas combinaciones les confiere la posibilidad de
consolidarse como expresiones fijas. Este último aspecto está íntimamente relacionado con la
institucionalización.

2) La Institucionalización: la repetición frecuente de estas combinaciones sin alteración de la


forma recibe el nombre de institucionalización. En otras palabras, se excluyen otras posibles formas
igualmente posibles por la norma. No siempre los hablantes tienen la posibilidad de utilizar sus
propias combinaciones, sino las determinadas y creadas por el uso. Cuando vienen sancionadas por
el uso se registran luego en los diccionarios.

La Institucionalización presenta dos características: la fijación y la especialización semántica.

2.1) La fijación corresponde a la estabilidad de la forma y las UFS pueden presentar fijación
interna y fijación externa. La fijación interna corresponde a la imposibilidad de reordenar sus
componentes, a la fijación de las categorías gramaticales (género, número, persona, tiempos), a la
restricción de sus componentes que no se pueden suprimir, sustituir, insertar), a la realización
fonética fija, a la fijación del contenido. La fijación externa corresponde a la fijación situacional, es
decir, al uso de determinadas combinaciones de palabras en situaciones sociales determinadas,
como cuando ocurre con los saludos, por ejemplo ‘Encantado de conocerle’.

2.2) La especialización semántica, también denominada lexicalización, corresponde al cambio de


significado que sufren determinadas unidades que se caracterizan por su estabilidad formal. El
significado, en otras palabras, no es transparente sino opaco. Por ejemplo: poner el dedo en la llaga.

3) La idiomaticidad: corresponde a la lexicalización en su grado más alto. En otras palabras,


cuando el significado de la unidad fraseológica no es deducible del significado aislado de sus
componentes. Por ejemplo: lágrimas de cocodrilo; a ojos vista. Recordemos que no todas las
unidades fraseológicas son idiomáticas, pueden presentar de hecho dos significados, el literal por un
lado (ej.: dicho y hecho) y el figurativo o translaticio (semidiomaticidad: tira y afloja – manera de
conducir un asunto con prudencia y tacto, o alterando el rigor con la suavidad- Mantuvieron un
largo tira y afloja hasta llegar a un acuerdo; idiomaticidad: dar en el búsilis – comprender o
acertar el punto de la dificultad – Busillis è un termine che ha assunto il significato di "problema
spinoso e di difficile soluzione", "punto dolente della questione". Deriva da un'errata sillabazione
della frase latina in diebus illis -in quei giorni o a quel tempo-, da qui le espressioni "non venire a
capo del busillis" o "qui sta il busillis") por otro.

4) La variación: la fijación de las UFS es relativa, de hecho algunas presentan variación léxica:
-Alzarse con el santo y la limosna
-Cargar con el santo y la limosna
(apropiarse de lo que a uno le corresponde o de lo ajeno)

Las unidades fraseológicas para que se consideren variantes no tienen que presentar diferencia de
significado y tienen que ser parcialmente idénticas en sus estructuras y en sus componentes. por
ejemplo, podemos decir:
-Todo queda en casa
-Todo queda en familia
Pero, no podemos decir *Todo queda en hogar

Veamos otros ejemplos:


-irse de picos pardos/irse a picos pardos
(marcharse de juerga. Salir buscando diversión: Llevaba un mes encerrado, sin salir de casa, y
anoche decidí irme de picos pardos. Antiguamente, y aún hoy en algunos casos, significaba ‘ir con
prostitutas’, debido a que estas mujeres se les obligaba a usar túnicas y faldas terminadas en unos
picos de color oscuro o pardo.

-poner a uno las peras a cuarto/poner a uno las peras a ocho


(mostrarse duro con una persona. Reprobar la actitud de alguien. Obligar a otro a hacer lo que no
quiere. Ejemplo: Tenía yo ganas de decirle a Luisa lo que pienso de las cosas que ha dicho de mí y
esta mañana me he encontrado con ella y le he puesto las peras a cuarto. Parece claro que la
locución alude a un precio desproporcionado que se le pone a un producto, ya que el cuarto era una
moneda antigua. Esta carestía aporta la idea antes apuntada de dificultad para conseguir una cosa.
El hecho de que aparezcan concretamente las peras podría deberse a algún cuento popular. La
variante a ocho se refiere a los denominados reales de a ocho, moneda que tenía el valor de ocho
reales de plata vieja y que se identificó después con la moneda de cinco pesetas. El real es una
moneda de plata, del valor de 34 maravedís, equivalente a 25 céntimos de peseta.

Las UFS se dividen en grupos, según el grado en el que presenten las características anteriores.
Asimismo, trataremos UFS que no constituyen enunciados completos y aquellas que sí lo son. Las
primeras no constituyen actos de habla ni enunciados, es decir, necesitan combinarse con otros
signos lingüísticos y equivalen a sintagmas. Entendemos por enunciado una unidad de
comunicación mínima, producto de un acto de habla, que generalmente corresponde a una oración
simple o compuesta, pero que también puede constar de un sintagma o una palabra.
LAS COLOCACIONES (teoría)

Un gran estudioso de las colocaciones del español es Koike (2001). En su obra Colocaciones
léxicas en el español actual: estudio formal y léxicosemántico aporta una exhaustiva caracterización
semántica y formal de las colocaciones. Así, señala que las colocaciones presentan las siguientes
características (2001:29)17:
a) La concurrencia frecuente de dos unidades léxicas.
b) Las restricciones combinatorias impuestas por el uso tradicional.
c) La composicionalidad formal que les permite ciertas flexibilidades formales.
d) El vínculo de dos lexemas.
e) La relación típica entre sus componentes.
f) La precisión semántica de la combinación

1) la coocurrencia frecuente, es una de las características más importantes, pero no exclusiva de


las colocaciones.
2) las restricciones combinatorias: las colocaciones son combinaciones que presentan ciertas
restricciones combinatorias impuestas por el uso tradicional.
3) la composicionalidad formal: las colocaciones son composicionales y variables combinatoria y
morfológicamente, lo cual permite ciertas flexibilidades formales. Sin embargo, las colocaciones no
siempre son composicionales desde el punto de vista semántico; algunas de ellas, debido a la
especialización semántica de alguno de los integrantes, no son tan fáciles de interpretar para una
persona ajena a una lengua y una cultura determinada.
4)el vínculo de dos lexemas puede explicar el cambio de categoría gramatical que afecta a algunas
colocaciones: luchar encarnizadamente; lucha encarnizada;
5)tipicidad de la relación: las colocaciones expresan una relación típica entre sus componentes y
esta es quizá una de las novedades de esta caracterización de Koike. Así, son colocaciones tocar la
guitarra y rasguear la guitarra, pero no lo son comprar una guitarra ni guardar la guitarra, ya que
el sustantivo guitarra sólo puede establecer una relación típica como instrumento musical.
6)-precisión semántica. a diferencia de las locuciones, las colocaciones presentan, para este autor,
una precisión semántica o un concepto inconfundible.

Por lo que respecta al tipo de componentes y a la estructura sintáctica de la combinación,


seguiremos la clasificación establecida por Koike, por ser la más detallada que existe para el
español hasta el momento. Para una visión más exhaustiva Koike (2001) establece seis tipos de
colocaciones:
A) sustantivo +verbo
A1) sustantivo (sujeto)+verbo: rumiar {la vaca}.
A2) verbo+sustantivo (CD): cometer un homicidio.
A3) verbo+preposicion+sustantivo: andar con bromas
B) sustantivo+adjetivo: lluvia torrencial, amor ciego
C) sustantivo+preposicion+sustantivo: banco de peces
D) verbo+adverbio: comer opíparamente
E) adverbio+adjetivo/participio: diametralmente opuesto
F) verbo+adjetivo: resultar ileso, salir malparado

Para profundizar un poco más


La elección del elemento semánticamente no autónomo está restringida por las propiedades léxicas
del elemento base autónomo. La base o colocado elige el colocativo determinando así su sentido.
En una colocación se distingue la base que es el elemento autónomo y el colocativo que depende de
la base para ser definido.
La restricción combinatoria viene acompañada, generalmente, de la especialización semántica del
elemento afectado que adquiere un significado específico, frecuentemente de carácter abstracto o
figurativo, porque puede perder su acepción básica, con la base (lanzar una mirada). Normalmente
uno de los colocados manifiesta mayor restricción (por ejemplo, paliza se coloca con pegar y con
un reducido número de sinónimos en este contexto colocacional, como dar, meter, propinar,
arrear). Un elemento elige semánticamente al otro para expresar un determinado sentido.

Las colocaciones expresan un concepto inequívoco para los nativos. Y lo hacen de forma rápida y
económica, facilitando enormemente el intercambio conversacional: "Así, en lugar de decir
"intentar que alguien recuerde una cosa olvidada", un nativo del español emplea la colocación
refrescarle la memoria”. En cada combinación se realiza sólo una acepción, una de las
posibilidades de sentido de sus componentes: ‘sentido’ en ‘sentido del humor’ no significa ni
‘dirección’ ni ‘significado’ ni ‘función de percepción cumplida por un órgano’, sino más bien
‘capacidad o aptitud’ (precisión semántica). Respecto al tema de la precisión, Morgan Lewis [2000]
resalta la capacidad de las colocaciones de evocar toda una situación y de conseguir expresar una
idea de forma breve y concisa, a pesar de que están compuestas generalmente sólo por dos palabras.
Por ejemplo, las colocaciones: chequeo rutinario y dispersar la multitud recuerdan inmediatamente
una visita al médico y la acción de la policía tras un incidente, respectivamente.

Los hablantes tienden a producir ciertas combinaciones de palabras entre una gran cantidad de
combinaciones téoricamente posibles. Hay cierta independencia semántica. en las colocaciones no
es obligatoria la presencia conjunta de los dos elementos léxicos que las componen, pues, porque en
la colocacion ‘apagar la sed’, otros verbos como ‘matar, saciar’, pueden ocupar el lugar de apagar
para expresar el mismo significado.

La especialización de los colocados puede suponer un tipo de adición semántica. Por ejemplo,
cuando levantar se coloca con sustantivos como castigo, sanción, prohibición selecciona una
acepción figurativa, de clara base metafórica. Otro ejemplo de especialización metafórica lo
hallamos en colocaciones como desarmar una teoría, palabras hirientes, lucha dialéctica,
razonamiento débil, etc.
Algunas UFS constituyen colocaciones y locuciones a la vez, como meter un gol, tragar saliva o
abrir una brecha, debido "a la metaforización de sus vínculos colocacionales correspondientes"
(Koike, 2000: 32). Así, cuando meter un gol se emplea en el registro deportivo para referirse a la
acción de "meter la pelota en la portería y marcar así un tanto en un partido de fútbol" estamos ante
una colocación: Gullit metió su primer gol desde el Mundial. El jugador holandés del Milán
consiguió ayer contra el Nápoles, en un partido que acabó 1-1, su primer tanto desde el Mundial
de Italia. (CVB (6» Pero, cuando dicha colocación se extrae de su "hábitat" natural para emplearse
en un marco cognitivo distinto, se idiomatiza y adquiere un significado propio, unitario y figurativo.

Los miembros de las colocaciones reflejan la relación típica, y, por tanto, verdadera que mantienen
los colocados en el mundo real. Por ejemplo, cargar una pistola sería colocación, pero lavar u
olvidar una pistola no lo sería, pues el sustantivo pistola sólo podría establecer una relación típica
en calidad de arma de fuego.

Como consecuencia del uso repetido algunas colocaciones presentan restricciones de combinación.
Las colocaciones están consagradas por el uso repetido que les da un primer grado de fijación de
unidades compuestas. Esta fijación basada sólo en el uso repetido es arbitraria: no existe ninguna
regla semántica que explique por qué decimos:
A   B
cometer un error en lugar de hacer un error,
lanzarse al ataque en lugar de arrojarse al ataque,
afirmación tajante en lugar de afirmación cortante,
necesidad imperiosa en lugar de necesidad dominante,
literatura universal en lugar de literatura internacional,
comercio internacional en lugar de comercio universal,
presentar su ponencia en lugar de pronunciar su ponencia

Precisamente, esta tendencia efectiva hacia la fijación de sus elementos constituyentes, con
exclusión semánticamente inmotivada de otros, aunque generalmente no es absoluta, constituye el
primer paso hacia la fraseologización.

Las colocaciones no muestran irregularidad léxica o gramatical. Se caracterizan por mantener cierta
estabilidad y cohesión interna que se manifiesta en la concordancia en género y número. Respecto a
las colocaciones, las expresiones idiomáticas totalmente fijadas en la lengua admiten muy pocas
variaciones. Las colocaciones permiten la inclusión de modificadores, la transformación a pasivas,
concuerdan en género y número, se conjugan los verbos, etc. Se caracterizan por la flexibilidad
sintáctica, pues admiten transformaciones como la sustitución del componente violar // transgredir /
vulnerar las normas), la nominalización (repicar la campana, repique de campanas), la
transformación a pásiva (trasplantar un órgano, el órgano fue trasplantado), la pronominalizacion
(salir de un apuro, salir de él).

Para formar el plural de una colocación es preciso que las dos palabras que la forman vayan en
plural: frutas maduras/ *frutas madura/ * fruta maduras. 1) la mayoría de ellas pueden construirse
en singular y en plural y llevan artículo obligatorio en singular, por ejemplo, dar un beso/dar besos
o hacer una broma/hacer bromas; 2) algunas de estas colocaciones se construyen sólo en singular y
sin artículo, por ejemplo, dar permiso o hacer uso; 3) otras llevan artículo facultativo y admiten
número singular y plural como dar (una/la) orden/dar órdenes; y 4) el artículo es facultativo y sólo
pueden ir en singular, por ejemplo, hacer (la) limpieza.
Artículo obligaorio: dar un beso/dar besos; dar un golpe/dar golpes; dar un paseo/dar paseos;
Artículo facultativo: dar (una/la) orden/dar órdenes;
Artículo cero: dar permiso
Algunas colocaciones ‘verbo + sustantivo’ pueden utilizarse indistintamente con el artículo o sin él
(e.g. calmar (los) ánimos). En otras, como tomar la palabra, la base siempre va acompañada por el
artículo determinado. También existen colocaciones cuyas bases no suelen estar determinadas si no
es en estructuras comparativas (tener un hambre canina, sentir un frío glacial). En ocasiones, el
significado de una colocación puede cambiar radicalmente dependiendo del artículo que afecta a la
base. No es lo mismo pedir cuenta: “solicitar la razón o el motivo de lo que se ejecuta o dice”- que
pedir la cuenta1 -solicitar la factura [en un bar o en un restaurante]-.

Respecto al género, en las colocaciones en las que aparecen nombres y adjetivos todos deben
concordar en género masculino o femenino.

Una colocación es una combinación estable de dos unidades léxicas, es decir el núcleo y el
colocado están relacionados sintácticamente.

Su significado es la suma de los significados de las palabras que la integran. Pueden ser también
parcialmente composicionales en su significado.
A fuerza de reproducir una combinación los hablantes la reconocen como familiar y la emplean
como si se tratara de un fragmento prefabricado. Las colocaciones de una lengua parecen estar
almacenadas como unidades en el lexicón mental de los hablantes. Son unidades que forman parte
del objeto de la fraseología y son un fenómeno que consiste en una cierta preferencia, por el uso, de
una unidad léxica por acompañar a otra en el discurso. Los hablantes tienden a producir ciertas
combinaciones de palabras entre una gran cantidad de combinaciones téoricamente posibles. Tales
construcciones o modos de decir se convierten en parte del conjunto de saberes, usos generalizados
en la comunidad lingüística.

La última característica que señalábamos como propia de las unidades fraseológicas es la variación,
entendida como variante lingüística y manipulación discursiva. Las colocaciones pueden presentar
variación: pegarse un susto, darse un susto y llevarse un susto son variantes sinonímicas, la primera
de connotaciones coloquiales, frente a las otras dos, de carácter neutro. Lo mismo se puede decir
con referencia a hacer una pregunta, que pertenece al estilo neutro, frente a formular una pregunta,
propia del estilo elevado por su connotación formal.

Cómo distinguir las colocaciones de las combinacions libres. Véase el siguiente ejemplo: la
aparición de un nombre como restaurante no hace suponer la presencia de elegir, por eso es un caso
de combinación sintagmática; sin embargo, en el contexto del restaurante, mesa, carta y cuenta, sí
implican la presencia de reservar, y pedir respectivamente, de ahí que sean colocaciones. En las
combinaciones libres de palabras no hay entre los elementos que las constituyen una relación
semántica.

TAXONOMÍA- COLOCACIONES

Colocaciones de unidades léxicas simples

Sustantivo + verbo
Este grupo se puede subdividir en tres apartados según la función sintáctica que desempeñe
el sustantivo:

Sustantivo (sujeto) + verbo. En estas colocaciones el sustantivo cumple la función de


sujeto gramatical y el verbo denota una acción típica de la persona o cosa designada. Los
verbos suelen ser intransitivos o pronominales. Entre las colocaciones más frecuentes están
las que se refieren a fenómenos meteorológicos, como despuntar (el día), levantarse (la
niebla), cuajar (la nieve), etc. y las que se refieren a los sonidos emitidos por los animales,
como croar (la rana), relinchar (el caballo) o aullar (el lobo). Pero hay otras como palpitar
(el corazón), declararse (un incendio), cundir (el pánico), circular (un rumor), zarpar (el
barco), etc.

Verbo + sustantivo (CD). Se trata del grupo más numeroso de las colocaciones sustantivo
+ verbo. Es frecuente encontrar en este grupo lo que Koike denomina verbos
colocacionales, como dar, tener, hacer, poner o tomar, que con frecuencia establecen
colocaciones con determinados sustantivos (frente a los verbos no colocacionales como
pensar, querer o creer que aunque son muy frecuentes y admiten varias estructuras
sintácticas formando así lo que hemos llamado colocaciones gramaticales, no están
presentes en este grupo de colocaciones léxicas). Algunos ejemplos para este subgrupo son
cometer (un crimen), hacer (acopio de algo), adquirir (un hábito), contraer (matrimonio),
deponer (las armas), dar (un puntapié), echar (una cabezada), administrar (un sedante), etc.

Verbo + preposición + sustantivo. Los verbos transitivos más habituales para este tipo de
colocaciones son poner, sacar, someter, llevar, tomar, etc. y entre los intransitivos o
pronominales más frecuentes están llegar, venir, dejarse, etc. Algunos ejemplos de este tipo
de colocaciones son los siguientes: poner en orden/ un apuro/duda/ marcha, llevar (algo) a
la práctica, llevar (a alguien) a la ruina, sacar (a alguien) de un apuro, tomar (algo) en
consideración/serio, tomar (algo) a broma, andarse con bromas, dejarse de
cumplidos/cuentos, redundar en beneficio/detrimento (de), etc.

Sustantivo + adjetivo
Se trata de concurrencias léxicas restringidas que se dan entre un sustantivo y un adjetivo
que lo modifica. El sustantivo es el elemento determinante que funciona como base de la
colocación y tiene autonomía semántica, y el adjetivo, que es el elemento determinado (es
decir, su significado depende en gran medida del sustantivo con el que se combine), cumple
la función de colocativo (Koike 2001: 120). Algunos ejemplos son fuente fidedigna,
conducta intachable (que no admite reproche) enemigo acérrimo, poder adquisitivo, error
garrafal, lluvia torrencial, pelo lacio, mercado negro, ruido infernal, odio mortal, etc.
Hay un tipo de combinaciones sustantivo + sustantivo, como coche bomba, paquete bomba,
visita relámpago, hombre clave, ciudad fantasma, carga fiscal, etc. que, en opinión de
Koike, no se trata de colocaciones, sino de un tipo de composición (Koike 2001: 46). Sin
embargo Corpas Pastor (1996: 73) las incluye en esta categoría sustantivo + adjetivo, dado
que la base (relámpago) se puede combinar con distintos colocativos sin perder su
significado (limpieza, guerra, viaje, visita, etc.).

Sustantivo + preposición + sustantivo


En este tipo de colocaciones el primer sustantivo es el colocativo, y está determinado
semánticamente por el segundo, que constituye la base (Corpas Pastor 1996: 74). Esta
determinación semántica puede comprobarse en la definición lexicográfica. Así, si
buscamos la entrada rebanada en el Diccionario del Español Actual (1999) encontramos la
siguiente definición: Rebanada f Porción delgada [de algo, esp. de pan] cortada en toda su
anchura. Algunos ejemplos de este tipo de colocaciones denotan conjunto, grupo o
colección: banco de peces, ciclo de conferencias, ramo de flores, carrete de fotos, nube de
polvo, manto de nieve, sarta de mentiras, etc. Otras denotan porción: rebanada de pan,
miga de pan, grano de café, loncha de jamón, etc. Otras, medida: cucharada de azúcar,
botella de vino, gota de agua, etc. Algunos sustantivos denotan impulso violento y
repentino, como arrebato de cólera, ataque de celos, etc.

Verbo + adverbio
La mayor parte de las colocaciones pertenecientes a este grupo están formadas por un verbo
y un adverbio en –mente, bien de intensidad, como felicitar efusivamente, rogar
encarecidamente, prohibir terminantemente, afirmar categóricamente, o de modo, como
creer ciegamente, esforzarse inútilmente, cerrar herméticamente, etc. Sin embargo es
posible encontrar otro tipo de adverbios como cavar hondo, pisar firme, trabajar duro,
hablar claro, etc. En este tipo de colocaciones el verbo es la base o elemento determinante,
y el adverbio, el colocativo o elemento determinado (Hausmann 1989: 1010, en Koike 2001:
52).

Verbo + adjetivo
No son muy numerosas; algunos ejemplos son resultar ileso, caer simpático, salir airoso,
salir triunfante, andar liado, etc.

Adverbio + adjetivo
Como las anteriores, no son muy numerosas. El adjetivo es la base y el adverbio el
colocativo, que resulta intensificado por aquella. Algunos ejemplos de este tipo de
colocaciones son diametralmente opuesto, locamente enamorado, materialmente imposible,
visiblemente afectado, firmemente convencido, profundamente dormido, rematadamente
loco, etc.

De todas estas colocaciones, las pertenecientes al primer grupo descrito (verbo + sustantivo)
y las de sustantivo + adjetivo son las más representativas al constituir los grupos más
numerosos, por lo que es de esperar que serán las que mayor influencia tendrán en la
comunicación (Koike 2001: 55).

¿Por qué enseñar colocaciones?

Las ventajas de la enseñanza de las colocaciones son evidentes. Higueras García (1996)
comenta algunas de ellas:
1) En el siguiente ejemplo, un estudiante de nivel B2 desconoce la colocación ojos
acechantes, y al tratar de explicarlo utiliza otras palabras: Se acercó cautelosamente. Tenía
unos ojos raros, de estos que te escrutan con atención y cuidado, de estos que te quieren
decir “Te estoy poniendo a prueba” o “Me vengaré si descubro que me has sido infiel”.
Vemos por tanto que el desconocimiento de las restricciones combinatorias de las palabras
lleva a los aprendices de L2 a expresarse de forma poco precisa, a parafrasear para explicar
el concepto, por lo que conviene empezar su enseñanza a partir de los niveles iniciales
(Lewis 2000: 16).
2) Mejora la fluidez de los estudiantes, es decir, éstos podrán leer, escuchar y hablar con
más rapidez, pues reconocen y producen el vocabulario en bloques y con la entonación
adecuada, no palabra por palabra (Hill 2000).
3) Según Aitchinson (1987: 74-85) “las colocaciones son un principio poderoso para
almacenar y recuperar el léxico”, por lo que su enseñanza favorece la creación de redes en el
lexicón y ayuda a su memorización y a su recuperación. El lexicón puede entenderse como
un sistema que permite crear redes de significados o múltiples asociaciones (fonéticas,
semánticas, etc.) entre las palabras mediante relaciones de diverso tipo (coordinación,
combinaciones sintagmáticas, hiponimia, hiperonimia, sinonimia, antonimia, polisemia,
similitud fonética, etc.). Este proceso de construcción de asociación entre unidades léxicas
de diversa naturaleza se desarrolla a medida que el proceso de adquisición avanza y resulta
muy eficaz para favorecer en los aprendices la memorización de las palabras en el lexicón
mental y su posterior recuperación para que pasen a formar parte del vocabulario activo.
4) Precisamente porque son transparentes suelen pasar desapercibidas para los estudiantes,
por lo que conviene entrenar a los alumnos desde el principio en la estrategia de segmentar
el input en unidades de significado superiores a la palabra facilitando el posterior
aprendizaje incidental y autónomo (Higueras García 2006a: 30).
5) Recordemos lo que significa el aprendizaje cualitativo del léxico: no se trata sólo de
aprender nuevas palabras, sino de profundizar en el conocimiento de las palabras ya
conocidas, y siguiendo a Nation (1990, 2001), precisamente el significado colocacional es
uno de los elementos que integran el conocimiento que tenemos de una palabra. Así,
conocer la palabra hablar es conocer sus posibles combinaciones (hablar inglés, hablar por
hablar, hablar sin pelos en la lengua, hablar claro, etc.) y sus restricciones (hablar
entrecortadamente). Por otra parte, hay palabras cuya diferencia se comprende mejor a
través de sus colocaciones (la diferencia entre saber y conocer, entre decir y hablar, entre
ver y mirar, oír y escuchar, etc.).
6) Como puntualiza Higueras García (1996: 116), en muchas colocaciones el significado del
colocativo depende en parte de la base con la que se combine. Así por ejemplo el adjetivo
fuerte cambia su significado si va con comida (intensidad de sabor), madera (resistente) o
persona (fuerza física o entereza en el carácter).
7) Las colocaciones ayudan a conocer el alcance de una palabra, es decir el grupo de
palabras con las que suele combinarse (Higueras García 1996). Por ejemplo el sustantivo
problema se combina con adjetivos como abrumador, acuciante, grave, controvertido,
delicado, descomunal, etc. y con verbos como aclarar, causar, agudizarse, crear,
ocasionar, solucionar, plantear, etc.
8) Ayuda a entender las metáforas que están presentes en el lenguaje cotidiano, siendo tan
habituales que muchas veces no nos damos cuenta de su presencia en nuestro propio
discurso. Se entienden como un proceso cognitivo que impregna nuestro lenguaje y
pensamiento habitual, constituyendo un mecanismo para comprender y expresar situaciones
complejas a partir de conceptos más básicos y conocidos (Cuenca y Hilferty 1999).
Colocaciones como subir la inflación, índice de paro alto, bajar los tipos de interés o caer
los precios se valen de un proceso metafórico. La combinación de estas palabras es
metafórica porque entidades abstractas como la inflación, los precios o los tipos de interés
no suben ni bajan realmente (no se desplazan en el espacio). Para ilustrar el alcance de este
fenómeno podemos aducir varios ejemplos. Así, la metáfora “el argumento racional es una
guerra” (Lakoff y Johnson 1880, en Corpas Pastor 1997: 85) se realiza en el plano léxico en
colocaciones como defender una opinión/postura, derribar una teoría, atacar una idea, etc.
Los actos mentales y los actos de habla son tratados como viajes a través del espacio (llegar
a una conclusión, alcanzar un acuerdo), la actividad mental se concibe como la
manipulación de objetos (acariciar una idea), las ideas o las palabras son alimentos
(palabras agridulces/dulces/amargas, tragarse una mentira, digerir la información, etc.),
los deseos se expresan en términos de sed (sed de venganza), etc. La equivalencia existente
entre las colocaciones metafóricas en varios idiomas se debe a la existencia de imágenes
conceptuales compartidas por las lenguas (Corpas Pastor 1997: 84), pero otras veces no se
comparten, por lo que la realización léxica de la metáfora puede ser exclusiva de una
lengua. De ahí que el conocimiento de las colocaciones ayude a comprender las metáforas
de una lengua y esté en la base de la competencia metafórica o habilidad de revisar la gama
de connotaciones posibles que se pueden inferir de una metáfora y decidirse por aquella que
se ajusta a las necesidades del contexto (Fajardo Uribe 2005). Se trata de una destreza para
construir significados posibles y comprender las anomalías semánticas, los sentidos
figurados, las ironías, etc. (Navarro 2004) o la originalidad expresiva propia de novelistas y
poetas cuando deciden violar los códigos establecidos para crear las combinaciones más
inusuales y personales, las más alejadas de la norma (Corpas Pastor 1996: 87, en Koike
2001: 198).

REDES. Diccionario combinatorio del español contemporáneo como


herramienta para la enseñanza del léxico en L2 (TEORÍA)

¿Por qué REDES puede convertirse en una herramienta de gran interés para el
profesor de español como lengua extranjera?
Ignacio Bosque ha prestado atención a la combinatoria léxica, ofreciendo una
descripción detallada de la forma en la que las palabras se combinan frecuentemente.
En este afán del diccionario encontramos claros ejemplos de colocaciones,
combinaciones léxicas que para algunos investigadores deben considerarse como un
tipo más de unidades fraseológicas. Aunque en este diccionario no se definan las
palabras, ni se ofrezcan palabras que tengan el mismo significado que otras,
consideramos que la información descriptiva que proporciona el diccionario, a
propósito de las combinaciones léxicas, es fundamental para el conocimiento del
idioma. Tenemos que tener en cuenta que el estudiante extranjero debe aprender
explícitamente la manera en que las palabras se combinan, pues muchas de estas
restricciones, sobre todo en las que aparecen sustantivos abstractos o usos figurados,
nunca serán deducidas de una manera natural por él, ni en virtud del significado con
el que aparece la palabra en el diccionario, ni como consecuencia del conocimiento
que tiene de la realidad extralingüística. En este sentido, ¿cómo sabrá un alumno
extranjero que además de derramar una taza de café, los hablantes nativos de
español también derraman elogios o derraman insultos?

Entradas analíticas o largas


Las entradas analíticas o largas son las más extensas de REDES. En estas entradas se
proporcionan informaciones semánticas acerca de las clases abiertas de palabras que
se vinculan con el lema (listados de clases abiertas de palabras que se combinan con
el lema: airado ciudadano airado, discurso airado, tono airado) así como sobre las
clases léxicas con las que por ejemplo ‘airado’ se combina de una manera natural
(airado A SUSTANTIVOS QUE DENOTAN ACCIÓN OPUESTA, GENERALMENTE VERBAL, PROVOCADA
POR UN ESTÍMULO -respuesta, contestación, réplica-, B OTROS SUSTANTIVOS QUE DENOTAN
CENSURA, REPROBACIÓN, DISCONFORMIDAD U OFENSA, GENERALMENTE DE CARÁCTER VERBAL
-crítica, condena, protesta-) y que el estudiante extranjero nunca podría obtener
directamente de las definiciones que los diccionarios nos ofrecen de las palabras. las
palabras en español, al igual que en otras lenguas, no se presentan siempre de forma
autónoma, sino que hay un buen número de casos en los que una palabra, como el
adverbio calurosamente, aparece combinándose con otra u otras de acuerdo con unas
exigencias de carácter semántico, de manera que en español resultan muy frecuentes
las combinaciones saludar, recibir o acoger calurosamente, al mismo tiempo que
también lo son celebrar, felicitar o aplaudir calurosamente. En las entradas analíticas
se agrupan los argumentos que exige una palabra en virtud de unas semejanzas de
significado: por ejemplo, enseña al alumno que, además de la combinación sonido
estridente que ya conoce, por ejemplo, el adjetivo estridente también puede aparecer
en español junto a otros sustantivos que asimismo “ DESIGNAN SU EMISIÓN NO
ARTICULADA” , como es el caso de ruido, música, silbido, risa, grito, pitido o chirrido. De
esta manera, el alumno encuentra agrupadas conceptualmente a partir de los rasgos
que comparten los miembros de un paradigma todas aquellas voces que en español
son seleccionadas por una palabra determinada.
REDES presta atención a los usos estilísticos. Gracias a la información ofrecida por
REDES bajo
POSIBLES USOS ESTILÍSTICOS, el profesor también puede presentar en el aula algunas
combinaciones que, aunque son poco comunes y frecuentes en la lengua general,
como por ejemplo, senda estridente o campaña estridente, sí tienen un efecto
expresivo bastante marcado, por lo que su presentación junto al texto
correspondiente puede resultar adecuada en un curso especializado de estudio y
análisis de la lengua literaria.
Asimismo, REDES ofrece detrás de la expresión POSIBLES USOS CRUZADOS aquellos casos
en los que una combinación puede ser sustituida por otra considerada próxima. El
profesor de español puede recurrir a esta información ofrecida en las entradas
analíticas para mostrar al estudiante aquellos ejemplos concretos de combinaciones
en los que los hablantes de la lengua sustituyen unos términos por otros, también
posibles. Esta situación es la que podemos comprobar en la información ofrecida por
el lema vadear, donde junto a vadear el temporal, REDES también ofrece capear el
temporal.

vadear […]
C OTROS SUSTANTIVOS; POSIBLES USOS CRUZADOS : «En realidad, los bancos están intentando
vadear el temporal y aguantar la subida oficial del dinero …». [Cf. capear]

Por último, revisaremos las dos últimas informaciones con las se cierran algunas
entradas analíticas: A) El marbete “Se combina también con:” sirve para ofrecer
aquellos adverbios o locuciones adverbiales que seleccionan al verbo. Proponemos, a
modo de ejemplo, la información aportada dentro del lema desvanecerse, gracias a la
cual obtenemos las combinaciones: desvanecerse la ilusión / desvanecerse como la
espuma.

desvanecerse
[…] A SUSTANTIVOS QUE DESIGNAN LO QUE SE DESEA, SE ESPERA O AQUELLO A LO QUE SE ASPIRA, A
MENUDO DE MANERA INTENSA O PERSISTENTE: 1 sueño ++ […] 2 ilusión ++ […] 3
expectativa + …
B SUSTANTIVOS QUE DESIGNAN INTENCIONES, PROYECTOS, OPCIONES Y OTRAS NOCIONES
PROSPECTIVAS RELACIONADAS CON LA VOLUNTAD DE ACTUAR : 9 posibilidad ++ […] 10
oportunidad + […] 11 perspectiva …
Se combina también con: como la espuma, como por encanto, paulatinamente,
poco a poco, por completo, progresivamente, repentinamente.

B) Para cerrar la entrada analítica se utiliza, a veces, la fórmula “Véase también” para
remitir a otros lemas, aparentemente próximos, con los que puede combinarse la
entrada que se está revisando:

de pasada […] Véase también: a grandes rasgos, en líneas generales,


vagamente

El uso en REDES de ejemplos documentados en textos periodísticos de cada una de


las palabras incluidas en las clases léxicas puede resultar especialmente interesante
en el aula de español, pues el alumno se encuentra frente a muestras sumamente
representativas y comunes de la lengua general, además de ver contextualizadas las
restricciones combinatorias de base
semántica que se establecen entre las palabras.

Las marcas de frecuencia (++, +, (ausencia de marca), -) que aparecen acompañando


a las palabras que se incluyen dentro de una clase léxica son también una información
muy útil para ser presentada a los hablantes no nativos de español en función de su
conocimiento de la lengua, pues el profesor puede seleccionar aquellas combinaciones
que realmente resulten más provechosas cuando está trabajando con aprendices que
tienen un nivel bajo de español, en virtud de la frecuencia con la que aparecen en los
textos o a tenor de la clara naturalidad con la que son percibidas en la lengua . En
este sentido, será más recomendable, en términos generales, presentar en el aula
aparición fugaz (++) o encuentro fugaz (+) que estela fugaz (-) cuando el alumno no
tiene un nivel demasiado alto de español.

Entradas abreviadas o cortas


Las entradas abreviadas o cortas, que son “fundamentalmente índices de las
informaciones contenidas en las entradas analíticas, ni incluyen consideraciones
semánticas acerca de las palabras, ni textos con una función contextualizadora (como
sí ocurría en las entradas analíticas). La función principal de estas entradas, que
proponen listas de voces y reenvíos, es la de informar acerca de las palabras con las
que suele combinarse habitualmente el lema. Para la distribución de todas las
palabras incluidas se ha seguido una ordenación por categorías gramaticales.

TEST SOBRE ‘REDES. DICCIONARIO COMBINATORIO DEL ESPAÑOL


CONTEMPORÁNEO’

Para ver cómo está organizada la información en Redes. Diccionario combinatorio del español
contemporáneo, reflexiona, socializando con tus compañeros, sobre la utilidad de este diccionario
combinatorio y contesta a las siguientes preguntas:

estridente adj. ■ Admite sustantivos de persona (un ministro estridente; El grupo era demasiado
estridente). Se combina a menudo con los sustantivos color, tono, gama, cromatismo y con otros
análogos. Tambien lo hace con...
A EL SUSTANTIVO SONIDO Y CON OTROS QUE DESIGNAN SU EMISIÓN NO
ARTICULADA: 1 sonido ++: Pero su maestro es John Popper, el líder de Blues Traveler, otro
grupo ajeno a las letras y sonidos estridentes 2 ruido ++: Los ruidos estridentes también interfieren
con otros sentidos: por caso, un bocinazo a dos metros reduce momentáneamente la visión en un
veinticinco por ciento 3 música +: ...ahuyentar a los jóvenes que hacía un tiempo invadían el
Parque Municipal de Barranco entre risas, música estridente y botellas de cereveza... 4 silbido
+: ...no fueran capaces de enmudecer por unos segundos, dejando sus gritos y silbidos estridentes,
para mostrar un mínimo de respeto... 5 risa +: Y además tengo una risa muy estridente, que se
convierte en un gruñido repugnante cuando me río a carcajadas... 6 grito +: Son los gritos
estridentes de grupos que dicen ser maestros, pero que dedican más tiempo a la actividad
politiquera 7 pitido: Porque ¿se justificaría su vida consumida entre libros y papeles viejos,
desojándose, si luego no se pudiera pitar falta con pitido estridente a quien se pilla en fuera de
juego...? 8 chirrido: Cuando Madrid está en silencio se escucha más y mejor el chirrido estridente
de los demagogos.
B EL SUSTANTIVO VOZ Y, POR EXTENSIÓN, CON OTROS SUSTANTIVOS DE
LENGUA QUE DESIGNAN EXPRESIONES ORALES Y ESCRITAS: 9 voz ++: ...el barullo
de los transeúntes se confunde con los gritos de un pequeño payaso, que con su estridente voz
conmina a las personas a que se acerquen...10 declaración +: «Breton y sus amigos, contrariando y
desmintiendo sus estridentes declaraciones de fe marxista, siguieron siendo (...) unos intelectuales
anarquistas incurables» 11 manifestación +: ...«abstenerse de hacer manifestaciones estridentes»
en la ceremonia del II Informe Presidencial, debido a la situación del país 12 clamor +: Esto me ha
recordado aquella banda de los peruanos que asolaba la autopista, hasta que el clamor popular se
hizo tan estridente que finalmente unas órdenes superiores exigieron poner coto a los delincuentes
13 mensaje: Los mensajes electorales se tornan más y más estridentes, cercanos a las caricaturas.
C OTROS SUSTANTIVOS; POSIBLES USOS ESTILÍSTICOS: El disco se abre con «Si tú
pudieras», una balada con cara de éxito, y sigue por la senda nada estridente que caracteriza el
trabajo de Herrera; «Debemos hacer como Clos, vender gestión, hacer una campaña poco
estridente y evitar caer en descalificaciones, subraya la coalición».
□ Véase también: aparatoso, clamoroso, estrepitoso.
entrada correspondiente al adjetivo estridente en REDES

LAS LOCUCIONES (TEORÍA)

Las locuciones son UFS que no constituyen enunciados completos y, por lo general, funcionan
como elementos oracionales, gozan de fijación interna y expresan unidad de significado. Casares
(1992) las define como combinaciones estables (estabilidad léxico-semántica y morfosintáctica) de
dos o más terminos cuyo sentido unitario no se justifica como una suma del significado normal de
los componentes.

La cohesión semántica se refiere a la unidad de significación que presentan dichas unidades: ‘sano
y salvo’ (sin lesión, enfermedad o peligro), ‘meterse en camisa de once varas (fam., inmiscuirse en
lo que no nos incumbe o no entendemos).

La cohesión morfosintáctica comprueba la estabilidad formal de las locuciones que es


consecuencia de la integridad semántica; por ejemplo, si sustituimos uno de los componentes de la
unidad por un sinónimo el resultado es una secuencia gramatical posible, pero que no conserva la
cohesión semántica de la locución en cuestión:
-de mírame y no me toques (frágil) frente a *obsérvame y no me toques.

Aunque se suprime uno de los constituyentes y la secuencia resulta gramatical el significado de la


UF no se conserva. Por ejemplo: matar dos pájaros de un tiro (fig. y fam., hacer o lograr dos cosas
con la misma diligencia) frente a *matar pájaros de un tiro.

Las locuciones tampoco admiten adiciones *matar dos pájaros blancos de un tiro

Otra de las deficiencias transformativas es la imposibilidad de reordenación de los elementos


integrantes: dar gato por liebre (fam. y fig., engañar dando una cosa por otra de más valor) frente a
*dar liebre por gato o el cambio de artículos: *estirar una pata frente a estirar la pata (fig. y fam.,
morir)

Taxonomía
Las locuciones se dividen tradicionalmente según la función oracional que desempeñen. Así
distinguimos locuciones nominales, adjetivas, adverbiales, verbales, prepositivas y conjuntivas.

Locuciones nominales: las locuciones nominales están formadas, por lo general, por un
‘sustantivo+adjetivo’ y por un ‘sustantivo+preposición+sustantivo’. Al primer tipo coresponden los
siguientes ejemplos:
-vacas flacas (período de escasez)
-golpe bajo (inf., acción que completa la de matar y arruinar a alguien)
-mosquita/mosca muerta (se aplica a la persona que encubre mala intención o malignidad bajo una
apariencia de persona mansa o inofensiva)
-retrato robot (imagen de un individuo realizada a través de la descripción de otra u otras personas)
-la sopa boba (con ‘comer’ o ‘andar a’ o verbos semejantes significa vivir sin trabajar o a costa de
alguien)
-mala uva (fig. y fam., mal genio, mala intención)

Al segundo tipo corresponden:


-cero a la izquierda (inf., una nulidad, persona que desempeña un papel irrilevante)
-alma de cántaro (persona falta de discreción y sensibilidad)
-cortina de humo (masa de humo que sirve para ocultarse del enemigo; fig., acción, gesto para
distraer la atención del otro, para ocultar el verdadero objetivo o la verdadera causa de algo: Mucho
se está hablando de esta chica como novia del príncipe, para mí que es una cortina de humo, que
la futura princesa ya está elegida, y no es ésa, y hasta está fijada la fecha de la boda)
-patas de gallo (inf., arrugas o surcos en los ángulos externos de los ojos)
-el huevo de Colón (fig., cosa que tiene, al parecer, mucha dificultad, y es en realidad, muy fácil,
esta expresión se debe a Colón fue el primer hombre que puso un huevo de pie)
-lágrimas de cocodrilo (fig., persona en quien se encuentra consuelo o protección)
-conejillo de indias (por analogía, se aplica este nombre a las personas a las que otras utilizan para
probar en ellas los efectos de una determinada situación peligrosa o desfavorable)
-tabla de salvación (último recurso para salir de un apuro)

Recordemos también las formadas por dos sustantivos u ocasionalmente dos verbos unidos por la
conjunción ‘y’:
-flor y nata (lo mejor y lo más selecto, por ejemplo: Este grupo de personas es la flor y nata de la
sociedad)
-santo y seña (contraseña que sirve a las centenelas para identificar a las personas que se acercan al
puesto de guardia; asimismo así llamamos a la persona o cosa más importante o significativa de un
grupo o de una época: Lleva cuarenta años trabajando aquí. Es el santo y seña de la empresa; este
cuadro, el único pintado por encargo, es el santo y seña de la exposición)
-tira y afloja

Dentro de las locuciones nominales se engloban también las locuciones infinitivas de Casares cuyos
constituyentes verbales nunca toman forma personal:
-coser y cantar (fig. y fam., con que se pondera la facilidad de alguna cosa)

Locuciones adjetivas

Las locuciones adjetivas desempeñan las funciones oracionales de atribución y predicación y,


generalmente, están constituidas por un sintagma adjetivo compuesto de adjetivo / participio +
preposición + sustantivo como:
 listo de manos (fig. y fam., Diestro en hurtar o en sacar provecho ilícitamente de un cargo)
 corto de medios (escaso de caudal)
 cortados por el mismo patrón (se aplica a cosas y, particularmente, a personas que se
parecen mucho o, sobre todo, que tienen la misma manera de ser)
 limpio de polvo y paja (inocente, sin responsabilidades, sin culpa: Tiene un corazón limpio
de polvo y paja; El tribunal lo ha absuelto y a salido a la calle libre, limpio de polvo y paja)

O por dos adjetivos unidos por la conjunción ‘y’:


 sano y salvo
 corriente y moliente (totalmente común u ordinario: Quiero comprarme un coche corriente y
moliente, que tenga lo básico, sin lujos, porque lo quiero para circular por la ciudad)

Dentro de las locuciones adjetivas se incluyen también muchas de las comparaciones que se
construyen en español mediante el adverbio ‘como’ entre el adjetivo y el sustantivo o bien mediante
el comparativo de superioridad ‘más...que’:
 blanco como la pared (o más blanco que la pared)
 fuerte como un toro (o más fuerte que un toro)
 más muerto que vivo (muy asustado, angustiado; muy fatigado; gravemente enfermo)
 más suave que la seda
 fuerte como un roble
 más feo que Picio. Ej.: La verdad es que, con lo guapísima que es ella, nadie entiende que se
haya casado con un hombre así: es más feo que Picio (Picio fue un zapatero granadino
condenado a muerte, según parece injustamente. Aunque el indulto llegó a tiempo, la
angustia y el sufrimiento provocaron que se le cayera el pelo y se llenara la cara de granos y
pústulas. Se conviertió así en la viva representación de la fealdad)

También se encuadran en esta clase aquellas locuciones encabezadas por un relativo:


 ‘que no se lo (la, los, las) salta un gitano/un galgo/un torero’ ([superlativo enfático] muy
bueno, muy grande: Me he comprado un ordenador que no se lo salta un gitano y a un
precio magnífico)

Distinguimos otro grupo de locuciones adjetivas formadas por un sintagma prepositivo, es decir,
una preposición (generalmente ‘de’) y su término correspondiente:
 de baja estofa (inf., de ínfima clase, de baja calidad o categoría: Yo preferiría haber
comprado tres sillas y un armario de calidad que todos esos trastos de baja estofa que ha
comprado él; No te fíes de él. es un mentiroso y, si puede, te va a engañar. Es uno de esos
tipos de baja estofa de los que uno debe cuidarse)
 de perros (la expresión se emplea a menudo en la lengua coloquial como una hipérbole que
sustituye al superlativo y significa ‘muy mal o muy malo’; día/noche de perros; frío de
perros; humor de perros; vida de perro. Ej.: ¡Menudo día de perros! No ha parado de llover
y además tenía que coger un tren y lo perdí por dos minutos)
 de postín (elegante, lujoso, de alta categoría. Ej.: Después de la reunión el embajador nos
invitó a una cena de postín)
 de armas tomar (de cuidado, peligroso. Se suele decir que es ‘de armas tomar’ aquella
persona de la que necesitamos protegernos, literalmente, si hace falta, tomando las armas.
También puede interpretarse como en el sentido de que la persona en cuestión es bien capaz
de tomar las armas para atacarnos: María, a pesar de lo que parezca por su aspecto, es de
armas tomar, cuando se pone furiosa se lleva a quien sea por delante)
 de la cáscara amarga (fig. e inf., se aplica a las personas de ideas izquierdistas)
 de pelo en pecho (dícese de la persona vigorosa)
 de/para andar por casa (por métafora de la indumentaria casera, se aplica a procedimientos,
soluciones, explicaciones, etcétera, de poco valor, hechas sin rigor)
 de padre y muy señor mío ([superlativo] extraordinario; de grandes proporciones.
Normalmente se aplica a sustantivos no materiales: Cuando los hinchas del equipo
contrario empezaron a insultar a los del nuestro se organizó un escándalo de padre y muy
señor mío)

Locuciones adverbiales
Son UFS de estructura muy diversa. Así, el DRAE etiqueta como loc. adv. locuciones formadas
por sintagmas prepositivos del tipo ‘a bordo’ (en la embarcación, en la nave: estuvieron a bordo
del Titanic), ‘a brazo partido’ (a viva fuerza,con todo el esfuerzo y energía posibles (le defendió
a brazo partido), ‘a buen seguro’ (ciertamente: a buen seguro habrá ya llegado), ‘a la vez’
(simultáneamente, a un tiempo: se han marchado todos a la vez), ‘con la boca abierta’(admirado
de alguna cosa que se ve o se oye: cuando vi el cuadro me quedé con la boca abierta), ‘de
improviso’ (sin previsión, de repente: llegó de improviso), ‘a todas luces (con claridad y
seguridad: es a todas luces imposible hacer el trabajo en la fecha prevista), ‘a la postre’ (a lo
último, al fin: a la postre le darás la razón), ‘con pelos y señales’ (muy detalladamente: contó lo
ocurrido con pelos y señales), ‘por lo pronto’ (de momento, en principio, por el momento: ya
pensaré tu castigo, pero, por lo pronto, hoy te quedas en casa), ‘a renglón seguido’
(seguidamente, inmediatamente: se levantó y, a renglón seguido, se dio una ducha), ‘a la chita
callando’ (de forma discreta o con mucho disimulo: a la chita callando se coló), ‘con el corazón
en la mano’ (con toda franqueza y sinceridad), ‘con los brazos abiertos’ (con agrado, con la
mejor disposición), ‘de par en par (referido a puertas y ventanas, abrir completamente: abrió la
ventana de par en par), ‘de Pascuas a Ramos’ (inf., muy de vez en cuando, rarísima vez, con
largos intervalos de tiempo: veo a mis tíos de Pascuas a Ramos), ‘al pie de la letra’
(literalmente), ‘de golpe y porrazo’ (de repente, súbitamente: de golpe y porrazo me dormí), ‘a
raudales’ (con mucha abundancia: en el casino circulaba el dinero a raudales), etc.

Muchas de estas locuciones desde el punto de vista semántico expresan modo (‘de tapadillo’,
inf., a escondidas, en secreto, con disimulo: no me gusta que me hagas comentarios de
tapadillo), cantidad (‘a espuertas’, f., en abundancia: llover a espuertas), localización en el
tiempo (‘a ratos’, a veces, a intervalos) y localización en el espacio (‘al lado’, muy cerca, en la
inmediata proximidad). Es decir, funcionan como complementos circunstanciales.

Otro grupo de locuciones adverbiales lo constituyen aquellas UFS formadas por sintagmas
cuyo núcleo es un adverbio como ‘aquí mismo’ (fig. e inf., muy cerca de aquí), ‘mas tarde o
más temprano’ (se aplica a sucesos que ocurrirán inevitablemente aunque no se sepa cuándo),
‘más de la cuenta’ (demasiado).

Un tercer grupo de locuciones adverbiales es el formado por sintagmas sustantivos tales como
‘patas arriba’ (desordenadamente, colocando arriba lo que debe estar debajo: ha dejado todo
patas arriba), ‘boca con boca’ (estando muy juntos), ‘gota a gota’ (poco a poco), ‘punto por
punto’ (fig., expresa el modo de referir una cosa sin omitir circunstancia).

Por último, incluimos dentro de las locuciones adverbiales aquellas formadas por un sintagma
adjetivo como en el caso de ‘largo y tendido’ (expr. Fam., con profusión, abundantemente:
charlamos largo y tendido).

Las locuciones verbales


Las locuciones verbales presentan una gran diversidad morfosintáctica. Por ejemplo, se dan
binomios formados por dos núcleos verbales unidos por conjunción del tipo: ‘ir y venir [en]’
(fig. y fam., insistir en una cosa, dándole vueltas en la imaginación); ‘llevar y traer’ (fig.y fam.,
andar en chismes y cuentos, ir contando intimidades de una personas a otras: no hace sino llevar
y traer todos los chismorreos del barrio).

A este tipo pertenecen también las locuciones compuestas de verbo y pronombre, como
‘cargársela’ (inf., recibir un gran castigo: si no dejas de armar jaleo, te la cargas), ‘diñarla’
(fam., morirse: da la impresión de que la vas a diñar), ‘tomarla con alguien/algo’ (profesarle
antipatía, buscar continuamente la ocasión de reñir, reprender, perjudicar, contradecir o atacar a
alguien en cuanto dice o hace: la oposición la ha tomado con el portavoz del Gobierno), ‘dar tras
(alguien)’ (fam., perseguirle, acosarle con furia), ‘dar con (alguien/algo)’ (encontrarla), ‘tomar
(algo/a alguien) por’ (creer equivocadamente que cierta cosa es otra o que es de cierta manera),
etc.

No obstante, abundan locuciones verbales que presentan estructuras sintácticas más complejas,
formadas
-por verbo copulativo+atributo: ‘ser el vivo retrato de alguien’ (fig., parecérsele mucho), ‘ser la
monda’ (ser algo fuera de lo corriente; ser muy divertido e ingenioso: este niño es la monda,
siempre me río con él)
-por verbo + complemento circunstancial: ‘dormir como un tronco’ (dormir profundamente, sin
que nada perturbe el sueño), ‘meter a alguien en cintura’ (fig. y fam., hacerle entrar en razón:
hay que meter en cintura a este niño, es muy rebelde)
-por verbo más suplemento: ‘saber a cuerno quemado’ (resultar desagradable: me supo a cuerno
quemado que vinieras y no me encontraras)
-por verbo+objeto directo con complementación opcional: ‘costar un ojo de la cara’ (tener un
precio muy elevado), ‘tomar las de Villadiego’ (ausentarse de un lugar para huir de algún
riesgo: la víspera de la boda tomó las de Villadiego), ‘chuparse el dedo’ (ingenuo, incauto como
un niño pequeño a quien se puede engañar), ‘mover/revolver cielo y tierra (fig. y fam., solicitar
con suma diligencia la ayuda de cuantos pueden cooperar al logro de una cosa), ‘llevar la voz
cantante’ (ser la persona que se impone a las demás en una reunión, o que dirige un negocio:
habla con Pedro que es el que lleva la voz cantante), ‘poner a alguien como chupa de dómine
(insultar, reprender a alguien con dureza: lo pusieron de chupa de dómine), ‘tirarse los trastos a
la cabeza’ (discutir violentamente, pelearse y reñir: cada dos por tres están tirándose los trastos a
la cabeza), ‘nombrar la soga en casa del ahorcado’ (mencionar asuntos desagradables o
dolorosos a las personas: debemos evitar nombrar la soga en casa del ahorcado), ‘saber de qué
pie cojea alguien’ (conocer sus defectos), etc.

Gran parte de estas locuciones suelen presentar fijación fraseológica en negativo: ‘no tener dos
dedos de frente’ (ser de poco entendimiento), ‘no tener un pelo de tonto’ (ser listo), ‘no saber de
la misa la media’ (creer saber una cosa ignorándola), ‘no pegar ojo’ (no poder dormir en toda la
noche), ‘no poder ver ni en pintura a alguien’ (odiarlo, tenerle antipatía o aversión), ‘no saber a
qué carta quedarse’ (fam., estar indeciso en el juicio o en la resolución que se ha de tomar), ‘no
irle ni venirle nada algo a alguien’ (no importarle), ‘no tener oficio ni beneficio’ (no desempeñar
ningún trabajo o empleo)

Locuciones prepositivas
Respecto a las locuciones prepositivas siguiendo a Alarcos Llorach (1995) existen dos tipos de
unidades: las que están formadas por un adverbio capaz de funcionar de por sí solo (encima de;
delante de, etc.) y aquellas que necesitan siempre un adyacente especificador (a causa de; con
arreglo a (locución adverbial según, conformemente a la ley, etc.). Los elementos iniciales de
estas últimas no pueden desempeñar por sí mismas funciones adverbiales. Algunos ejemplos
más son ‘gracias a’ (loc.prepos., por intervención de, por causa de, una persona o cosa), ‘con
objeto de’ (para), ‘en torno a’ (alrededor), ‘con vistas a’ (con la finalidad de, con el propósito
de). Las locuciones prepositivas del II tipo, muchas de ellas, son el resultado de un proceso de
lexicalización y especilización semántica, por el que el sintagma correspondiente ha perdido su
valor léxico.

Por último conviene distinguir las locuciones prepositivas de las meras agrupaciones de
preposiciones: de+entre/hacia/por/sobre.
Las locuciones conjuntivas
Las locuciones conjuntivas se diferencian del resto de locuciones en que no forman sintagmas
por sí mismas ni pueden ser el núcleo de éstos. Las locuciones conjuntivas son o bien
coordinantes o bien subordinantes. Pertenecen al primer grupo: ‘ya...ya’ (con valor distributivo
y antepuesto a cada uno de los dos términos de una alternativa, indica que ambos conducen a la
misma consecuencia), ‘antes bien’ (equivale a ‘sino que’ y expresa algo que se opone a lo dicho
en una oración negativa anterior: no se aburrió, antes bien, se lo pasó estupendamente).

En cuanto al II grupo con función subordinante, se da una gran variedad de locuciones: ‘con tal
de’ (loc. conj. condic. ‘en el caso de o de que, con la precisa condición de o de que) y ‘por...que’
(expresión concesiva, ej.: por más listo que sea no sabrá resolverlo), ‘mientras tanto’ (entre
tanto), ‘según y como’ (de igual manera que: he copiado el texto según y como me lo dictaste),
‘tan pronto como’ (enseguida de), ‘para que’ (equivalente a ‘a fin de que’).

Las locuciones conjuntivas presentan valores condicionales: siempre que, siempre y cuando
(expresiones condicionales equivalentes a ‘si’); concesivos: aun cuando (equivale exactamente a
‘aunque’); causales: dado que; consecutivos: así que (‘de modo que’: la oración a que afecta es
consecuencia de algo dicho antes); finales: a fin de que, a que; modales: según y conforme
(‘según y como); comparativos: así...como; temporales: a medida que.

Por último mencionaremos la existencia de locuciones que, bajo la forma de sintagmas


prepositivos, cumplen la función extraoracional de relacionar párrafos, oraciones o partes de
ellas. Entre ellas figuran ‘a fin de cuentas’ (‘en fin’, ‘al fin y al cabo’), ‘sin embargo’ (‘no
obstante’, ‘a pesar de ello’), ‘con todo’ (‘no obstante’, ‘sin embargo’).

Aspectos formales
Las características fónicas: la aliteración (figura que consiste en la repetición del mismo o de los
mismos sonidos en una palabra o frase) es uno de los recursos fónicos más comunes en estas
unidades, como ilustran los siguientes ejemplos: ‘dejado de la mano de Dios’ (/d/) (abandonado,
olvidado a su suerte: este pueblo está dejado de la mano de Dios, no tiene servicio ni carreteras,
ni organización ni nada); ‘levantar la liebre’ (/l/) (descubrir un secreto, revelar algo que
constituye escándalo: con tu comentario has levantado la liebre sobre mi noviazgo); ‘rizar el
rizo’ (/r/) (complicar algo más de lo que es o está ya: no intentes rizar el rizo, ya no puedes
perfeccionarlo más); aunque predominan los casos de similicadencia del tipo ‘corriente y
moliente’ (es corriente y moliente, ni guapo ni feo), ‘hecho y derecho’ (maduro: es una mujer
hecha y derecha), ‘mondo y lirondo’ (limpio: esta es la verdad monda y lironda) o ‘no tener arte
ni parte’ (no tener nada que ver en algo).

Relaciones paradigmáticas: los componentes individuales de las locuciones pueden presentar


relaciones de sinonimia: ‘’colgar/ahorcar los hábitos’ (dejar la profesión, sobre todo eclesiástica:
ha colgado los hábitos con la idea de casarse), ‘irse de/a picos pardos’ (ir de juerga o diversión,
especialmente a sitios de mala fama).
No constituyen variantes aquellas locuciones que conllevan un cambio gramatical ‘poner a
alguien al corriente’ frente a ‘estar al corriente’ o semántico ‘mirar con buenos ojos’, ‘mirar con
malos ojos’ (mirar/considerar a alguien/algo con simpatía/antipatía).
Frecuentemente pueden ser polisémicas, por ejemplo , ‘salirle a alguien al encuentro’ es
definido por el DRAE mediante dos acepciones: 1) ‘salir a recibirle’; 2) ‘hacerle frente o cara;
oponérsele: llevaba tiempo esquivándolo, pero esta vez le salió al encuentro;

Relaciones sintagmáticas: las limitaciones combinatorias de los componentes de las locuciones


provienen de relaciones de dependencia recíproca. Existen significantes difíciles de asignar un
significado, como la palabra ‘Mazagatos’, que está restringida única y exclusivamente a la
locución ‘andar, armarse, haber, ser, verse en la de Mazagatos’ (situación difícil, ocasión
arriesgada, riña), fuera de la cual no es posible asignarle significado alguno. Mazagatos es un
pueblo en provincia de Segovia y la explicación sobre el origen de esta locución podría venir de
alguna riña ocurrida en dicha localidad.
También constituyen palabras diacríticas aquellos componentes que han sufrido deformaciones
formales y juegos fonéticos de cualquier tipo. Por ejemplo, ‘mor’, aféresis de ‘amor’, es una
palabra idiomática restringida a la locución ‘por mor de’, ‘por causa de’.
Menor grado de restricción sintagmática presentan, sin embargo, las locuciones con casillas
vacías que deben ser rellenadas por elementos variables, como ‘a mi (tu, su, etc.) manera’ (del
modo que quiero o me gusta); ‘por mi (tu, su, etc.) cara bonita’ (se dice de quien recibe algún
beneficio sin haberse hecho acreedor a él); y aquellas locuciones que admiten una versión larga
y otra acortada, como ‘en cueros (vivos)’ (completamente desnudo) y ‘poner a alguien (de
patitas) en la calle’ (despedir, expulsar).

Como último punto cabe reseñar la existencia de series de locuciones que comparten un mismo
componente. Especialmente prolíficas en todas las lenguas son aquellas que contienen
sustantivos referentes a animales o a partes del cuerpo.
-PERRO: ‘atar los perros con longaniza’ (fig., vivir con abundancia o espendidez, se emplea
para indicar la opulencia de un lugar: aquí se atan los perros con longanizas); ‘llevarse como el
perro y el gato’ (avenirse muy mal); ‘echarle los perros a alguien’ (reprender severamente a
alguien: mi madre me echó los perros en cuanto abrí la puerta); ‘tratar a alguien como un perro’
(fig. y fam., maltratarle, despreciarle); ‘perro faldero’ (persona que gusta de ir siempre pegada a
otra).
-OJO: ‘andarse con ojo’ (tener cuidado, prestar atención); ‘a ojos cerrados’ (sin pensarlo);
‘costar un ojo de la cara’ (costar muy caro, en dinero o en otra cosa); ‘bailarle a uno los ojos’
(ser bullicioso, alegre y vivo); ‘comerse con los ojos algo/a alguien’ (mostrar en las miradas el
incentivo vehemente de una pasión; como coidicia, amor, odio, envidia); ‘ser el ojo derecho de
alguien’ (el preferido, el favorito); ‘en un abrir y cerrar de ojos’ (con suma rapidez, en un
instante), etc.

Aspectos semánticos: la idiomaticidad de las locuciones puede ser parcial, como en el caso de
‘guerra sucia’ (se refiere a la que realiza el gobierno contra organizaciones terroristas o
criminales sin respetar las leyes del estado de derecho), o total, como en la locución ‘a la pata la
llana’ (sin cumplidos, sin cortesía, sin educación, sin gran esmero: no se puede tratar a todo el
mundo a la pata la llana). En la idiomaticidad parcial, sólo algunos elementos presentan
significados idiomáticos o figurativos. Aquí se engloban parte de las comparaciones
estereotipadas: ‘más feo que pegarle a un padre’ (feísimo); ‘costar un riñón’ (ser muy cara una
cosa); ‘horas muertas’ (expresión para aludir al mucho tiempo gastado en una ocupación). El
tercer tipo de locuciones, ‘traslaticias’, son aquellas que deben su origen a hechos históricos,
aspectos culturales, citas y anécdotas de todo tipo. Éste es el caso de ‘a la chita callando’ (a la
chita callando se coló), que hace referencia a la prohibición bajo el reinado de Alfonso X de
cazar con chitas, especie de gato montés (que se cría en el monte), lo cual siguió realizándose
clandestinamente. Del mismo modo, la locución ‘atar los perros con longaniza’ proviene de una
anécdota acaecida a finales del siglo XIX en el pueblo salmantino de Candelario, en el taller de
embutidos de un rico comerciante, donde ataron a un perro con una larga ristra de longanizas;
mientras que la locución ‘hacerse el sueco’ (hacerse el desentendido, hacerse el que no entiende
lo que se le dice) hace referencia al proceder de los marinos suecos, quienes, por desconocer
nuestra lengua, hacían oídos sordos a cuanto se les dijera en los puertos en los que
desembarcaban.
Connotaciones estilísticas: las locuciones muestran preferencias por determinados tipos de texto
y de registro o bien proporcionan información sobre los niveles de estilo y la situación de la
comunicación en la que se usa la locución: situación oficial, formal, descuidada, etc.
En el primer caso se dan locuciones que pertenecen a registros determinados. Por ejemplo,
‘fumar la pipa’ en el sentido de correr con poca velocidad, especialmente por parte de los que
forman un pelotón ciclista, pertenece al registro de la prensa deportiva.
En el segundo caso se trata de los distintos niveles de estilo a los que pueden pertenecer las
locuciones de una determinada lengua histórica. Se han dentificado tres niveles de estilo
primarios (neutro, elevado y bajo), con ulteriores subdivisiones:
Estilo neutro: se trata del nivel no marcado, y por tanto no se suele indicar de forma especial en
los diccionarios. Algunos ejemplos son ‘de punta en blanco’ (muy aciclado y con los mejores
vestidos), y ‘a la larga’ (al final: después de pasar tiempo o de ocurrir todo lo que tiene que
ocurrir).
Estilo elevado: se subdivide en distintos tipos. a) connotaciones formales: unidades como ‘en
virtud de’ (a consecuencia de) suelen aparecer en textos de carácter formal; b) connotaciones
literarias o poéticas: una locución como ‘entre Escila y Caribdis’ (entre dos peligros, de manera
que es difícil evitar uno sin caer en el otro) suele presentar este tipo de connotaciones debido a
sus reminiscencias clásicas; c) connotaciones anticuadas u obsoletas: las que se dan en el
siguiente ejemplo ‘de so capa’ (loc. adv. ant. ‘secretamente, con soborno’); d) connotaciones
foráneas, que indican los préstamos procedentes de otras lenguas, como el francés (tour de
force, ‘proeza, hazaña); el italiano ‘boccato di cardinali’ (se aplica especialmente a aquellos
alimentos exquisitos y muy caros); el latín ‘grosso modo’ (a grandes rasgos).
Estilo bajo. El estilo bajo presenta los siguientes subtipos:

a) connotaciones coloquiales, informales o familiares. Algunos ejemplos son: ‘no pegar una
cosa ni con cola’ (no tener ninguna relación con otra cosa con la que se pretende
relacionarla);
b) b) connotaciones vulgares o argóticas. Éste subtipo presenta locuciones como ‘darle (a uno)
la gana’ (vulgar, rudo o usado con enfado: ‘querer’). A este nivel pertenecen aquellas
locuciones que incluyen entre sus componentes individuales palabras del léxico religioso,
las cuales adquieren un carácter irreverente en tales contextos, como, por ejemplo, ‘mala
hostia’ (mal humor, mal carácter) y ‘darse/pegarse una hostia’ (sufrir un accidente
aparatoso). Aquí se encuadran especialmente aquellas locuciones que contienen
denominaciones para los órganos sexuales: ‘estar en el quinto coño’ (estar en lugar muy
distante o apartado), ‘estar uno hasta los ovarios de algo’ (estar una mujer harta de algo);
‘estar hasta las bolas’ (estar harto de alguien/algo); ‘hinchársele los huevos a alguien’
(agotársele la paciencia a alguien).

LAS COLOCACIONES FRENTE A OTRAS UNIDADES LÉXICAS

a. Combinaciones libres y colocaciones. Como señala Koike (2001: 30), la frontera entre
ambas no siempre es nítida, aunque las características anteriormente mencionadas permiten
cierta delimitación, pues en las combinaciones libres, como guardar la guitarra, la
coocurrencia no es estable, sino que está sujeta al arbitrio del hablante. La restricción léxica
es menor, y presentan mayor flexibilidad combinatoria, morfológica y sintáctica. Además,
no expresan una relación típica entre sus elementos. Así, tocar la guitarra y afinar la
guitarra son colocaciones porque existe una relación típica entre esos dos verbos y el
sustantivo, mientras que en guardar la guitarra, la guitarra es considerada como un bien
particular, y en comprar la guitarra como un artículo comercial, por lo que no constituyen
colocaciones, sino combinaciones libres.
b. Colocaciones prototípicas y combinaciones libres

Siguiendo a Higueras García (2006a) las colocaciones prototípicas (ladrar el perro, afinar
el piano, reservar una mesa, etc.) reúnen las siguientes características:

1. Suponen un caso de restricción léxica, lo que explica que no sea posible la combinación
hablar la verdad, pero sí decir la verdad.
2. Hay direccionalidad, ya que uno de los lexemas, el núcleo o la base, determina la elección
del otro, el colocativo. Por ejemplo, en la colocación conducta intachable, el sustantivo
conducta constituye la base que determina la selección del adjetivo.
3. Se aprecia tipicidad entre los dos lexemas (Koike 2001: 28), es decir, las colocaciones
expresan una relación típica entre los dos componentes. Por ejemplo, el sustantivo guitarra
sólo puede establecer una relación típica como instrumento musical, por lo que afinar la
guitarra es una colocación (es típico de los instrumentos musicales ser afinados), pero no lo
es guardar la guitarra (aquí, el sustantivo guitarra no se refiere al instrumento musical,
sino a un objeto cualquiera que no está en el lugar adecuado).
4. Presentan fijación arbitraria en la norma, consecuencia del uso repetido, pero no en el
sistema, es decir, no hay ninguna regla que explique por qué se dice tomar una decisión y
no hacer una decisión. “En el primer caso se realizan tanto el sistema como la norma, en el
segundo sólo el sistema. Es una combinación posible según las reglas del sistema, pero que
no está ratificada por la comunidad de hablantes, luego no se actualiza en la norma”
(Higueras García 2006a: 22). Tal arbitrariedad es responsable de que determinadas
combinaciones léxicas constituyan colocaciones en una lengua, pero no en otra, o de que,
entre dos lenguas cercanas haya diferencia en la selección de los colocativos (Koike 2001:
215). También explica las variedades diatópicas, es decir, que en ciertas comunidades se
prefiera decir cometer un error y en otras hacer un error.
5. Se caracterizan también por la regularidad sintáctica y la transparencia semántica en el
sentido de que “cada constituyente léxico es también constituyente semántico” (Alonso
Ramos 1994: 16), por lo que un estudiante podrá deducir sin gran dificultad el significado
de carta urgente a partir del significado de sus componentes (esta característica se conoce
como composicionalidad semántica). La transparencia no supone por tanto un problema en
la descodificación del significado de las colocaciones, pero sí a la hora de su producción,
dado que suelen pasar inadvertidas.
6. Institucionalización o pertenencia a una comunidad, es decir, son la forma habitual en la
que un nativo combinaría ambos lexemas.
7. Frecuencia de coaparición, rasgo importante pero no exclusivo de las colocaciones, pues
el hecho de que dos lexemas coocurran frecuentemente no es prueba de que exista una
colocación (Koike 2001: 25).

Las combinaciones libres (comprar un libro, limpiar la guitarra) sólo presentan las
características 6 y 7 (Higueras García 2006a: 27). Desde el punto de vista didáctico es tan
importante o más enseñar colocaciones prototípicas como las combinaciones libres, puesto
que es posible que en la lengua extranjera se combinen las palabras de otro modo.

c. Colocaciones y compuestos sintagmáticos. Siguiendo a Gómez Molina (1994: 43), los


compuestos sintagmáticos (lengua de trapo, lágrimas de cocodrilo) se encuentran entre las
colocaciones y las locuciones, ya que presentan mayor grado de fijación e idiomaticidad que
las primeras pero menos que las segundas. Son estructuras sintácticamente fijadas, por lo
que no permiten modificaciones parciales (merienda cena, *meriendas cenas; caja fuerte,
*fuerte caja), mientras que las colocaciones sí admiten variaciones (lucha encarnizada,
encarnizada lucha) o la transformación en pasiva (convocar una reunión, la reunión fue
convocada). Como las locuciones, los compuestos constituyen unidades de sentido y actúan
como unidades categoriales (sustantivo, adjetivo, etc.), pero las colocaciones no. No
obstante, trazar una frontera clara entre estos compuestos y las colocaciones no es fácil,
pues aunque son más las diferencias, también comparten rasgos comunes: pueden tener
estructuras sintácticas similares (por ejemplo, sustantivo + adjetivo, como se puede
comprobar en el compuesto caja fuerte y en la colocación odio mortal), poseen cierta
fijación en el uso y están fijadas en la norma.

d. Colocaciones y locuciones. Siguiendo a Koike (2001) las colocaciones son mucho más
flexibles que las locuciones, y admiten ciertas transformaciones sintácticas como la
modificación adjetival (por ejemplo el sustantivo peligro en la colocación correr peligro
puede ser modificado por el adjetivo grave: correr un grave peligro, pero no suele ocurrir lo
mismo con las locuciones tomar tierra/ *tomar tierra forzosa), la nominalización
(trasplantar un órgano y transplante del órgano, pero escurrir el bulto y *escurrimiento del
bulto), la transformación en pasiva (tal cosa es posible en las colocaciones: el órgano fue
transplantado, de la colocación transplantar un órgano, pero las locuciones no lo toleran:
*el bulto fue escurrido de la locución escurrir el bulto), la pronominalización del sustantivo
en función del complemento directo, como por ejemplo, pronunciar un discurso
(pronunciarlo).

En lo que se refiere a la coocurrencia, ésta es frecuente en las colocaciones, pero no es un


rasgo distintivo de las mismas, mientras que en las locuciones, la coocurrencia de los
constituyentes es imprescindible. Por ejemplo la locución meter la pata pierde su
idiomaticidad si se sustituye alguno de sus componentes (*poner la pata, *meter la pierna),
mientras que en las colocaciones, tal sustitución sí es posible (apagar/saciar/satisfacer la
sed). No obstante, hay locuciones verbales que admiten la sustitución del verbo por otro,
como añadir/echar/arrojar leña al fuego.

Por último, desde el punto de vista semántico, podemos establecer algunas diferencias
entre las locuciones y las colocaciones.
1)Según el grado de composicionalidad semántica las colocaciones presentan mayor
transparencia semántica que las locuciones.Por ejemplo, el significado de tomar el pelo o de
tirar la toalla no se deduce de la suma de los significados de tomar y pelo y de tirar y
toalla;

2)Según las relaciones típicas (en la locución pagar el pato no existe una relación típica
entre sus componentes, relación que sí se da en las colocaciones prototípicas, como ladrar
el perro).

3)Por último, existen locuciones que son resultado de la metaforización de sus vínculos
colocacionales, por lo que son al mismo tiempo, colocaciones y locuciones. Por ejemplo, la
colocación tomar el pulso puede ser también una locución cuando se le da un uso figurado.
Otros ejemplos son tragar saliva, llevar los pantalones, etc.

LAS FÓRMULAS RUTINARIAS

Se trata de UFS del habla. Su aparición viene determinada, en mayor o menor medida, por
siuaciones comunicativas precisas. Tales unidades constituyen fórmulas de la interacción social
habituales y estereotipadas que cumplen funciones específicas en situaciones predecibles, rutinarias.
Las fórmulas rutinarias son enunciados prefabricados, listos para ser utilizados en determinadas
situaciones comunicativas: para saludar, disculparse o dar las gracias, saludos, despedidas,
presentación, peticiones, disculpas, felicitaciones, asombro, disgusto, enfado, indignación, protesta,
sorpresa, etc.). Hay fórmulas sin equivalente de traducción en otras lenguas, especialmente cuando
se trata de situaciones no sancionadas como tales en alguna de ellas. Por ejemplo, en árabe se dice
la fórmula ‘Na ‘iman’ (Que Dios te bendiga) a quien acaba de darse un baño o de cortarse el pelo,
mientras que esta misma situación no requiere ningún comentario específico en inglés, francés,
alemán, español. No obstante, en el español coloquial existe la fórmula ‘Quien se pela se estrena’,
de carácter opcional. Esta unidad está restringida al habla de los más jóvenes, y generalmente va
acompañada de un pequeño cogotazo propinado por el emisor al receptor (la persona que acaba de
cortarse el pelo).
Las fórmulas rutinarias, en general, presentan fijación menor que las locuciones. Así, se dan las
variantes de fórmulas, como atestiguan las versiones corta y larga de la siguiente unidad: ‘
‘¡Benditos/dichosos los ojos [que te/le ven]!’ (expresión de alegria o sorpresa que se utiliza al
encontrar al alguien a quien no se había visto desde hacia cierto tiempo).
De libertad sintagmática interna gozan gran parte de estas unidades. Algunas de estas UFS constan
de un marco sintáctico con casillas vacías, que pueden ser ocupadas por distintas unidades, y que
van de completamente fijas e invariables a muy variables.
Los eufemismos y la ironía son frecuentes. La unidad ‘Me cago en diez’ (exclamación que indica
fuerte disgusto) contiene una deformación eufemística del nombre ‘Dios’; mientras que otras como
‘¡Lo que faltaba!’ (exclamación que indica disgusto ante el hecho de que a una dificultad dada se le
añada otra) y ‘¡No faltaría más!’ (expresión enfática para rechazar categóricamente una pretensión
indmisible) presentan cierto grado de ironía.

Aspectos semánticos: parte del significado de estas unidades nada tiene que ver con su significado
denotativo originario. El significado denotativo de tales unidades queda relegado a un segundo
plano, de forma que éstas adquieren un significado especializado en virtud de su uso en contexto.
Las fórmulas rutinarias presentan oscurecimiento de su significado denotativo primario. Dichas
unidades desarrollan significados en virtud de su uso en el discurso como invitaciones, saludos, etc.
Las funciones específicas de las fórmulas rutinarias consisten en proporcionar a los hablantes los
medios lingüísticos necesarios para desenvolverse en situaciones específicas, como dar el pésame
en un funeral, disculparse por haber pisado a alguien o dar las gracias. A pesar de ello, y aunque
compartan cierta especialización semántica, conviene señalar que no todas las fórmulas rutinarias
son idiomáticas. Coulmas (1979) y Roos (1985) distinguen entre fórmulas idiomáticas
espoecializadas pragmáticamente (¡Naranjas de la China!), expresión de extrañeza o rechazo y
fórmulas no idiomáticas en función pragmática: Abróchanse los cinturones; Les rogamos hagan uso
del cinturón de seguridad. Éstas últimas son fórmulas que dirigen los auxiliares de vuelo a los
pasajeros durante el trayecto.
En cuano a los niveles de estilo, la mayoría de ellas pertenece al neutro (no registrado en los
diccionarios) y al bajo, y dentro de éste al familiar y coloquial. Algunos ejemplos son ‘Ya lo creo’
(expresión fig. y fam. con el significado de ‘es evidente’ o ‘no cabe duda’); ‘Apaga y vámonos’
(expresión fig. y fam. que se emplea al conocer que una cosa toca a su término, o al oír o ver algo
muy absurdo, disparatado o escandaloso). Dentro del estilo bajo se dan también fórmulas argóticas
o vulgares: ‘¡Tu madre!’ (fórmula que sirve para insultar a la otra persona o para expresar enojo
hacia ella); ‘La madre que te (le, la, etc.) parió’ es otra fórmula con connotaciones vulgares, de
carácter imprecatorio, que viene etiquetada como ‘rest’, es decir, esta fórmula se aplica en
situaciones donde se desea romper con las barreras y convenciones sociales.
Al estilo elevado corresponden también fórmulas restringidas al uso formal. Por ejemplo, ‘A sus
pies’ se reserva a fórmulas ceremoniosas de cortesía, donde el emisor es un hombre y se dirige a
una mujer. La fórmula de réplica usada por la mujer en esta situación es ‘Beso a usted la mano’.
Ambas fórmulas están muy restringidas en su uso hoy en día.
Algunas fórmulas anticuadas u obsoletas catalogables en este grupo son: ‘Dios guarde a Ud.’, y
otras como ‘¡Voto a Dios!’ y ‘¡Vive Dios!’, exclamaciones desusadas de enfado o cólera; y la
fórmula de despedida de las cartas comerciales ‘Me ofrezco a usted de atento y seguro servidor que
estrecha su mano’, sustituida modernamente por ‘Le saluda muy atentamente’ más firma.
Las fórmulas rutinarias no presentan tantas connotaciones histórico-culturales como las locuciones,
o las paremias, pero se puede decir que todas ellas reflejan la cultura que ha determinado su
aparición. Valga como ilustración la fórmula para desear buen suerte y animar a alguien ‘¡Suerte y
al toro!’, la cual procede de la jerga taurina y refleja la importancia del mundo del toreo en la
cultura española.
Las connotaciones expresivas son muy frecuentes en las unidades que nos ocupan. No debe
olvidarse que un nutrido grupo de ellas lo constituyen las fórmulas expresivas mediante las cuales el
hablante expresa sus sentimientos y emociones de forma convencional. Abundan las connotaciones
irónicas y humorísticas, del tipo ‘Dios nos coja confesados’ (expresión jocosa con que se manifiesta
miedo por las consecuencias de un acto que se juzga disparatado o por algo fastidioso o pesado que
se ve sobrevenir) y ‘Pies, ¿para qué os quiero?’ (expresión humorística que se emplea para
significar que alguien o el mismo que habla huye, ha huido o está dispuesto a huir velozmente de un
sitio).
Especialmente numerosas son aquellas fórmulas que presentan connotaciones despectivas,
descorteses u ofensdivas, como ‘Vete a tomar por el culo’; ‘¡Me cago en tu madre/padre!’ y
similares ‘Me cago en Dios’, ‘Me cago en tus muertos’, ‘Me cago en los muertos de Mahoma’, etc.
En el caso de las connotaciones apreciativas, éstas se dan en fórmulas, como algunas de
asentimiento y aprobación del tipo ‘¡Así se habla! ‘ o ‘¡Eso es!’, mediante las cuales el emisor
manifiesta estar de acuerdo con algo dicho por su interlocutor, congratulándose por ello. Las
connotaciones eufemísticas, por su parte, resultan particularmente difíciles de distinguir. Aquí se
incluirían los ejemplos de eufemismos vistos anteriormente, junto con otros del tipo ‘¡Qué mal
café!’, fórmula que comenta y reprueba el mal humor o el mal carácter de alguien, que resulta
menos grosera que otra similar como ‘¡Qué mala leche!’.

Taxonomía: atendiendo a la situación de uso de las fórmulas rutinarias podemos distinguir entre
fórmulas discursivas (funciones organizadoras del discurso) y fórmulas psico-sociales (funciones
expresivas).

Fórmulas discursivas

Mantienen la fluidez de los intercambios, al tiempo que pueden mostrar la actitud del emisor hacia
lo que se dice. Entre ellas encontramos:
Fórmulas de apertura y cierre. Entre estas secuencias se encuentran fórmulas del tipo: ‘¿Cómo
estás?’, ‘¿Qué hay?’, ‘¿Qué tal?’, ‘¿Desea alguna cosa?’, ‘¿Puedo ayudarle?’, ‘¿Qué va a tomar?’,
etc. y fórmulas del tipo: ‘Hasta la vista’, ‘Hasta luego’, ‘Que te mejores’, ‘Cuídate mucho’, ‘Gracias
por todo’, ‘Ha sido un placer’, etc.. Fórmulas de transición. Regulan la interacción, organizando y
precisando lo que se dice, resaltando alguna parte, enlazando unos tópicos con otros, y permitiendo
a los interlocutores tomar la palabra, mantener el turno u orientar el cambio de éste. Algunos
ejemplos son: ‘A eso voy/iba’ (indica que la persona que habla tiene la intención de tratar lo que la
otra persona le presenta como olvidado), ‘Para que te enteres’ (para que lo sepas; tenlo en cuenta),
‘Vamos a ver’ (fórmula para iniciar la observación o la realización de algo), ‘Oído al parche’ (col.,
expresión que se utiliza para pedir atención a lo que se va a decir), ‘Es más’ (expresión que añade
otra razón de peso a lo dicho anteriormente), ‘Qué digo’ (expresión enfática de aclaración o
precisión. Ejemplo: Claro. Ten en cuenta que si tienes, qué te digo, a lo mejor diez kilos de hachís
cortado en ramas, da sólo doscientos gramos)

Fórmulas psico-sociales
Las fórmulas pertenecientes a este tipo desempeñan funciones de expresión del estado mental y los
sentimientos del emisor. Se dividen en fórmulas expresivas, comisivas y asertivas. Dentro de las
fórmulas expresivas encontramos las fórmulas de disculpas como ‘Con perdon’ (fórmula frecuente
para disculparse por haber dicho algo ofensivo o inconveniente), ‘Perdone que le
moleste/interrumpa’, ‘Lo siento’, ‘Lo siento mucho’; asimismo, encontramos las fórmulas de
consentimiento que sirven fundamentalmente para indicar el acuerdo del emisor con lo dicho
anteriormente por su interlocutor: ‘Ya lo creo’ (exclamación muy frecuente con que se asiente
enérgicamente a algo), ‘¡Eso digo yo!’ (expresión, generalmente irónica, con que se refuerza una
afirmación del interlocutor), ‘Sí, señor’ (exclamación con que se afirma enérgicamente, por ejemplo
en una discusión), ‘Y que lo diga(s) (inf., expresión enfática de asentimiento. Ejemplo: -No me
extraña, la diarrea es algo que rinde - ¡Y que lo diga! Ya yo lo tengo pensado: si de aquí a mañana
no me pongo mejor, aviso a que venga el médico), ‘Ya lo veo’ (indicación para señalar que se está
de acuerdo); ¡Si lo sabré yo/él, etc’ (se expresa que la persona a que se refiere el verbo sabe muy
bien la cosa de que se trata); ‘Dímelo/Dígamelo a mí’ ( y sus variantes ‘A mí me lo vas/va a decir’;
‘Me lo vas/va a decir a mí’, fórmulas que, además, expresan de forma enfática que el emisor conoce
mejor que el interlocutor un asunto o problema mencionado por este último. Fórmulas de tipo
‘Claro que sí!’, ‘¡Claro está!’ y ‘¡Pues claro!’ (exclamaciones de afirmación o asentimiento),
‘Desde luego’ (sin duda alguna, se da por supuesto), ‘Con/de mil amores’ (expresión familiar ‘con
mucho gusto’, ‘de muy buena voluntad’) suponen una respuesta positiva a una pregunta. ‘!Está
bien!, por su parte, implica cierta desgana a la hora de acceder a una petición. Asimismo,
encontramos las fórmulas de recusación que, en general, expresan desacuerdo con lo dicho por el
interlocutor, aunque con diversos matices: ‘De ninguna manera’ (absolutamente no), ‘De ningún
modo’ (‘de ninguna manera’; negación categórica), ‘¡Que no!’ (negación enfática), ‘Qué va’
(negación enfática), ‘!Nada de eso!’ (negación enérgicas de lo expresado o lo dicho y hecho por el
interlocutor), ‘De eso nada (monada)’ (inf., negación enfática), ‘Ni hablar (del peluquóin)’ (se usa
para negar o rehusar. Ejemplo: ¡Ah, no, de eso ni hablar! Una cosa es una cosa y otra es otra. A mí
no me metas en esto). Otras fórmulas como ‘Naranjas de la China’, ‘(No) faltaba/faltaría más’
(expresión enfática para rechazar categóricamente una pretensión indmisible; fórmula con que se
declina cortésmente un favor) y ‘!Vamos, anda!’ (con valor enfático, expresión con que se rechaza
o desecha algo que se considera inaceptable o no creíble) sirven para rehusar una determinada
proposición o petición. Otras f´órmulas que expresan rechazo tajante son: ‘!Estaría bueno!’, ‘!
Estaríamos buenos!’ (expresión con que se anuncia la decisión de no tolerar cierta cosa). Para
indicar que no se sabe la respuesta a una pregunta se usan fórmulas como ‘¡Ni idea!’, ‘¡Yo que sé!’,
‘Vaya usted a saber’ (y su variante ‘Vete tú a saber’, que puede indicar cierta contrariedad por no
poder averiguar algo), ‘¡Qué sé yo!’ (se utiliza para mostrar ignorancia o perplejidad ante algo que
se le pregunta). Asimismo, encontramos las fórmulas de agradecimiento: ‘Muchas gracias’, ‘Es
usted/Eres muy amable’, ‘Muy agradecido’ ‘Que Dios te/le, etc. bendiga’. Estrechamente unidas a
éstas están las fórmulas de réplicas: ‘De nada’ (fórmula de cortesía con que se responde a alguien
que manifiesta agradecimeinto) y ‘No faltaba/faltaría más’ (fórmula con que se contesta a la
manifestación de agradecimiento por una atención prestada). Las fórmulas ‘Ha sido un placer’, ‘Es
un placer’, ‘No hay de qué’ sirven para indicar que el emisor considera innecesario que le hayan
dado las gracias. En el polo opuesto se hallan las fórmulas de insolidaridad mediante las cuales los
hablantes expresan, precisamnente, lo contrario de las anteriores: insolidaridad, incomprensión,
desprecio e indiferencia hacia lo que les ocurre a los demás, lo que dicen o lo que hacen. Entre ellas
figuran: ‘¡A mi plin!’ (expresión que es utilizada para mostar un total desdén y una completa
indiferencia hacia cualquier situación sugerida por otro a quien la pronuncia, demostrando así que la
cosa no va con él), ‘Y qué?’ (expresión con que se denota que lo dicho o hecho por otro no importa
o no interesa), ‘¡Allá tú (él)!’, ‘¡Allá se (te, etc.) las arregle/componga!’ (corresponden ésta dos
últimas a ‘tendrás que solucionar los problemas tú solo). Dentro de las fórmulas comisivas aquí se
encuadran las fórmulas para prometer y amenazar. Para prometer algo en español se usan fórmulas
como ‘Te/le doy mi palabra’, ‘¡Palabra de honor!’ y ‘Palabra de Niño Jesús’ (está última se
diferencia por estar restringida al lenguaje infantil). Mediante la fórmula ‘Cruz y raya’ (alusión al
deseo de no querer volver a tratar con una persona o volver a tener que ver con cierto asunto), el
emisor se promete a sí mismo no volver a hacer algo nunca más. Por otro lado, entre las fórmulas
para amenazar figuran ‘¡Ya te acordarás!’, ‘¡Te vas a acordar!’, ‘¡Ya te arreglaré yo!’, ‘¡Ya me las
pagarás/á/án, etc.’!’, ‘Nos veremos las caras’, ‘Ya ajustaremos cuentas’. Dentro de las fórmulas
asertivas se encuadran aquellas fórmulas que los hablantes emplean para reforzar la sinceridad de
sus afirmaciones: ‘Que venga Dios y lo vea’ (expresión con que se pone a Dios por testigo de algo
que se afirma o con que se expresa con enfado que algo que otro niega es muy patente), ‘Palabra
que sí’ y ‘Palabra que no’ (sirven para asegurar lo que se afirma/niega), ‘Lo dicho (dicho)’ (para dar
a entender que hay que mantener lo que había sido dicho anteriormente), ‘Lo que yo te diga’, ‘Se/te
lo digo yo’ (expresión enfática para subrayar la veracidad o importancia de lo dicho, aunque
parezca extraño), ‘No te creas’ (inf., expresión exclamativa utilizada para subrayar la veracidad de
lo dicho, aunque parezca extraño). Las fórmulas ‘Por mis muertos’, de connotaciones vulgares y
‘Por mis siete hijos pelones’ de nivel familiar y coloquial con connotaciones humorísticas, suelen
ser empleadas por el emisor para reafirmar lo que se acaba de decir o tratar. ‘Como oyes’, ‘Como lo
oyes’, ‘Como oye usted’, ‘Lo que oye’ se utilizan para reafirmar la autenticidad de lo dicho. ‘A
decir la verdad’ (con el significado de ‘la verdad es que’, ‘en realidad’) y ‘Las cosas como son’
(expresión con la que se enfatiza la necesidad de contar la verdad, a pesar de los inconvenientes que
esto puede reportar) acentúan la sinceridad del emisor.
Dentro de los actos de habla asertivos se incluyen aquellas fórmulas emocionales a través de las
cuales los hablantes hacen partícipes de sus sentimientos a sus interlocutores. Las más frecuentes
son aquellas que expresan asombro y sorpresa, o enfado y contrariedad. Para expresar sorpresa, la
lengua española dispone de un amplio repertorio de fórmulas emocionales. Entre ellas figuran:
‘Parece mentira’ (exclamación de sorpresa, incredulidad), ‘¡Habráse visto (cosa igual)!’ (expresión
de sorpresa, disgusto, etc., por un hecho o dicho de otra persona), ‘No me digas’ (exclamación que
indica asombra o sorpresa). Abundan también las fórmulas emocionales que expresan enfado o
contrariedad, como ‘¡Me cago en diez!’, ‘¡Me cago en la mar (salada)!’, ‘¡Maldita sea!’ (expresión
de enfado cuando algo no marcha como era de esperar), ‘¡Tu/su madre/padre!’ (inf., fórmula de
insulto o exclamación de enojo), ‘¡Maldito/a/os/as sea/s/n/ etc.!’ (expresión de mucho enfado contra
alguien o algo), ‘¡(Pues) estamos bien!’, ‘¡La hemos cagado!’ (inf., exclamación de contrariedad
ante algún resultado imprevisto), ‘¡Lo que faltaba!’, ‘¡Lo que faltaba para el duro!’ (exclamación
suscitada por un nuevo inconveniente que se suma a una situación ya de por sí desfavorable), ‘¡Eso
faltaba!’ (inf., exclamación que indica disgusto ante el hecho de que a una dificultad se le añade
otra). Por último, la intensidad emocional de estas unidades se traduce, a veces, en las
connotaciones groseras, vulgares y ofensivas de muchas de ellas: ‘¡No jodas!’ (inf., expresión que
indica rechazo categórico o violento; exclamación de sorpresa o admiración), ‘¡No te jode!’
(exclamación que indica asombro, sorpresa o indignación), ‘¡Me cago en Dios!’ (exclamación que
indica fuerte disgusto), ‘¡Me cago en la puta (leche)!’, ‘¡Me cago en tus muertos/tu padre (abuela,
madre, etc.)!’ (fórmula de insulto o exclamación de enojo), ‘Vete al cuerno/a la mierda/a la eme’,
‘Vete a tomar viento’, ‘Vete a tomar por el saco/culo’ y ‘Vete a freír espárragos/monos/monas’.
Estas últimas van dirigidas directamente al receptor.

Para profundizar un poco más


¿Qué se entiende por fórmula rutinaria, una de las clases de unidades fraseológicas? Las fórmulas
rutinarias tienen el carácter de una oración, pero se diferencian por constituir fórmulas usadas en la
interacción social. Las fórmulas rutinarias muestran una correspondencia estricta con alguna de las
funciones lingüísticas o comunicativas que los interlocutores desarrollan en una situación de habla
determinada (contenidos funcionales: proponer algo a alguien, informar e informarse, expresar la
opinión, expresar el sentimiento, cómo expresar las cualidades y actitudes físicas y morales, actos
de comunicación con relación al tiempo, al espacio, cómo expresar la cantidad, etc.). En el
Diccionario Fraseológico del español moderno, de Varela y Kubarth (1994) aparecen expresiones
que se caracterizan por contribuir al buen funcionamiento de la comunicación o por facilitar la
interacción social. Sirven para que el hablante estructure, organice y precise lo que dice (dicho sea
de paso. Se usa como un sinónimo de " por cierto; a propósito de". Si estás hablando con alguien y
te menciona un tema específico, tú le dices: "dicho sea de paso, sobre ese tema aplicarán el
examen"); otras se utilizan para enfatizar lo dicho (lo que oyes) o caracterizarlo afectivamente (¡a
mí, plin! loc. col. Expresión que indica la falta total de interés o de preocupación por un asunto: Si
se enfada conmigo,a mí plin, no pienso ir a pedirle perdón. Podría ser sinónima de ‘A mí no me
importa’); algunas expresiones orientan al oyente en la correcta interpretación del mensaje,
señalándole que lo dicho ha de tomarse como un consejo (yo que tú), una opinión subjetiva (vamos,
digo yo. Ejemplo: Deberías buscar trabajo, vamos, digo yo), una revelación confidencial (de mí
para ti), etc., y, finalmente, existen expresiones que actúan como ingredientes del trato social: son
los saludos y las fórmulas de cortesía (¡hasta más ver! loc. col. Expresión que se usa para despedir
a alguien que se espera volver a ver: Me esperan en mi casa y me tengo que ir, ¡hasta más ver! ).

En el Diccionario Fraseológico de Varela y Kubarth, se comprueba que el número de unidades


fraseológicas definidas como expresiones (apaga y vámonos: expresión que indica resignación al
quedar agotadas todas las posibilidades de realizar o conseguir algo), como exclamaciones (¡ahí
va!: exclamación que indica asombro o sorpresa:¡Ahí va! ¡Vaya coche que te has comprado!
¿cúanto te ha costado?) y como fórmulas (con mucho gusto: fórmula con que se asiente
amablemente a una petición) asciende a algo más de 600, lo que constituye un 10% de todas las
unidades fraseológicas incluidas en el Diccionario, pues esa obra lexicográfica recoge un total de
6000 unidades fraseológicas (locuciones, colocaciones, proverbios, refranes, modismos, citas, etc.)
del español común y corriente hablado en España.

Existen grupos relativamente amplios de fórmulas rutinarias que pueden utilizarse para la expresión
de algún contenido funcional. A continuación, figuran como muestra tres conjuntos de fórmulas
rutinarias sacadas de la obra de Varela y Kubarth, ordenadas alfabéticamente y agrupadas por el
contenido funcional que expresan, siguiendo la organización de contenidos funcionales del Instituto
Cervantes. El Instituto Cervantes, en su propuesta de un plan curricular para la enseñanza del
español, enumera los siguientes contenidos funcionales (información general; opiniones;
conocimiento y grado de certeza; obligación, permiso y posibilidad; sentimientos, deseos y
preferencias; sugerencias, invitaciones e instrucciones; usos sociales de la lengua; organización del
discurso; control de la comunicación oral).

Un poco más osbre las fórmulas que expresan repulsión, rechazo:


-(A mí) ¿qué [me/te] importa? (inf.) Expresión que indica indiferencia o rechazo (a me che me ne
frega)

-¡Anda ya! (inf.) Expresión enfática de rechazo categórico o violenta (¡Anda ya! ¿No crees que te te
está pasando?it.: finiscila, piantala)

-Chupar(le) la polla (rest.) Expresión frecuentemente usada en oración imperativa para indicar
rechazo categórico o violento de alguien/algo (¡Chúpame la polla! No pienso acercarme a ti nunca
más)

-Dar morcilla (inf.) Indica rechazo o desprecio categórico o violento de alguien (Carlos, que te den
morcilla. Ya estoy harta de ti; it.: va al diavolo)

-Dar por el culo (rest.) Indica rechazo o desprecio categórico o violento de alguien (¡Que te den por
el culo!)

-Dar por (el) saco (rest.) En oraciones imperativas indica rechazo violento o categórico de
alguien/algo (¡Lárgate! Ya me has dado bastante por saco)

-¡De eso, nada! (inf.) Expresión enfática de negación, rechazo o prohibición

-¡Estamos bien! (inf.) Exclamación que indica indignación o rechazo (Si se cree que voy a salir con
él esta noche. ¡Estamos bien!)

-¡Estaría bueno/Estamos buenos! (inf.) Expresión enfática de rechazo o negación (Me piden por el
billete 1000 euros. Estaría bueno!)

-¡Hasta ahí podíamos llegar! (inf.) Exclamación que indica indignación o rechazo de un presunto
abuso (Estoy harta de que me ofendas a menudo. ¡Hasta ahí podíamos llegar!)

-¡Hostias en vinagre! (rest.) Expresión enfática de negación, rechazo, exclamación de enojo


(¡Hostias en vinagre! Ya me he vuelto a manchar)

-Ir(se) a escardar cebollinos (inf.) Generalmente en oraciones imperativas, indica rechazo violento o
categórico de alguien/algo (it.: andare a quel paese)

-Ir(se) a freír churros (inf.) En oraciones imperativas indica rechazo violento o categórico de
alguien (Mira, imbécil, vete a freír churros y déjame tranquila; it.: andare a quel paese)

-Ir(se) a freír espárragos (inf.) En oraciones imperativas, indica rechazo categórico o violento de
alguien/algo (Después de aguanrala una semana, la mandé a freír espárragos)

-Ir(se) a freír/hacer gárgaras (inf.) Generalmente en oración imperativa, para indicar rechazo
categórico categórico o violento (Al final, he mandado a freír gárgaras a ese vendedor tan pesado;
it.: mandare a farsi friggere)

-Ir(se) a freír monas (inf.) Generalmente en oración imperativa, para indicar rechazo categórico o
violento; (Yo lo mandaría a freír monas porque es un imbécil; it.: mandare al diavolo)
-Ir(se) a freír/hacer puñetas (rest.). Expresión generalmente usada en oración imperativa para
indicar rechazo categórico o violento de alguien/algo. Despedir de malos modos (Ahí donde lo ves,
me envió a freír puñetas. Es un maleducado)

-Ir(se)/mandar/enviar a la eme (inf.) En oraciones imperativas indica rechazo categórico o violento


de alguien/algo. Despedir de malas maneras (Mamá, Pepe me ha enviado a la eme porque le he
roto la bici). «Eme»: mierda, excremento. Voz eufemística: se toma la primera letra de la palabra
‘mierda’ para, sin nombrarla, evitar sus connotaciones negativas, aunque manteniendo sus
referentes.

-Ir(se) a la mierda (inf.) En oraciones imperativas indica rechazo categórico o violento de


alguien/algo (¡A la mierda con la casa!)

-Ir(se) a la porra (inf.) En oraciones imperativas indica rechazo categórico o violento de


alguien/algo (Vete a la porra. Nunca iré contigo de vacaciones)

-Ir(se) a paseo (inf.) En oraciones imperativas indica rechazo categórico o violento de alguien/algo

-Ir(se) a tomar por (el) culo (rest.) En oraciones imperativas indica rechazo categórico o violento de
alguien/algo (Después de su intervención la fiesta se fue a tomar por culo; ¡Vete a tomar por culo!
Estoy harta de tus majaderías)

-Ir(se)/Mandar a tomar viento fresco (inf.) En oraciones imperativas indica rechazo categórico o
violento de alguien/algo. Echar de malos modos (Después de todo lo que te ha hecho yo le
mandaría a tomar viento fresco)

-Ir(se)/Enviar/Mandar al carajo (rest.) En oraciones imperativas indica rechazo categórico o


violento de alguien/algo. Enfadarse con alguien, mostrarle desprecio e indicarle que se marche (No
me extraña que lo enviases al carajo, ese tío es un imbécil; La acampada se fue al carajo cuando
empezó a nevar)

-Irse al cuerno (inf.) En oraciones imperativas indica rechazo categórico o violento de alguien/algo.
Indicar con enfado que alguien o algo se aleje (¡Vete al cuerno!. Ya me tienes harta de tanta
tontería)

-Irse al diablo (inf.) En oraciones imperativas indica rechazo categórico o violento de alguien/algo
(No quiero saber nada de ti. ¡Vete al diablo!)

-Ir(se) con viento fresco (inf.) En oraciones imperativas indica rechazo categórico o violento de
alguien/algo

-Marchar(se) a tomar viento fresco (inf.) En oraciones imperativas indica rechazo categórico o
violento de alguien/algo

-Marchar(se) con viento fresco (inf.) En oraciones imperativas indica rechazo categórico o violento
de alguien/algo

-Meter(se) alguien algo donde le quepa (inf.) Rechazar algo con enojo (Coge tu dinero y métetelo
donde te quepa)

-¡Nada de eso/algo! (inf.) Expresión enfática de negación, rechazo o prohibición


-¡No cre[as/a]! (inf.) Expresión enfática de incredulidad, rechazo o negación

-No faltaba/faltaría más (inf.) Fórmula para rechazar categóricamente una pretensión inadmisible
(No iré a verte a Londres. No faltaría más)

-¡No jodas! (inf.) Exclamación que indica rechazo categórico (No me llames. ¡No jodas!)

-¡Qué...ni qué carajo! (rest.) Expresión enfática de incredulidad o de rechazo violento (¡Qué
photoshop ni qué carajo! Nací con esta boca y este cuerpo)

-¡Qué...ni qué cojones! (rest.) Expresión enfática de incredulidad o de rechazo (¡Qué curarlo ni qué
cojones! el hecho de que haya cometido 7 violaciones en 15 días, a mi modo de ver, lo califica
como "persona" (por poner algo) no recuperable, ni para la sociedad, ni para nada más que no
sean experimentos de formas de tortura, siendo las torturadoras las mujeres a las que violó)

-¡Qué...ni qué coño! (rest.) Expresión enfática de incredulidad o de rechazo violento (¡Qué
compromiso ni qué coño! tú sales hoy porque lo digo yo)

-¡Qué...ni qué cuerno(s)! (inf.) Expresión de incredulidad o de rechazo violento (¡Qué médico ni
qué cuernos! Si yo estoy perfecto, y no me duele nada)

-¡Qué...ni qué demonio(s)! (inf.) Expresión enfática de incredulidad o de rechazo violento (¡Qué
derechos ni que demonios! Primero es la obligación, cada uno cumpla la suya)

-¡Qué...ni qué diablo(s)! (inf.) Expresión enfática de incredulidad o de rechazo violento (¡Qué
derechos ni que diablos! Primero es la obligación, cada uno cumpla la suya)

-¡Qué...ni qué diantre(s)! (inf.) Expresión enfática de incredulidad o de rechazo violento (¡Qué
derechos ni que diantres! Primero es la obligación, cada uno cumpla la suya)

-¡Qué...ni qué hostia(s)! (rest.) Expresión enfática de incredulidad o de rechazo violento (¡Qué
futuro ni qué hostias..! ¡vive el presente idiota!)

-¡Qué...ni qué huevos! (rest.) Expresión enfática de incredulidad o de rechazo violento (¡Qué
Nostradamus ni qué mis huevos, El Pulpo Paul si es un profeta!)

-¡Qué...ni qué leche(s)! (inf.) Expresión enfática de incredulidad o de rechazo violento (¡Qué raza
ni qué leche. Todos somos personas!)

-¡Qué...ni qué narice(s)! (inf.) Expresión enfática de incredulidad o de rechazo violento (¡Qué
pelota ni que narices!, ya tienes bastantes juguetes)

-¡Qué...ni qué niño muerto! (inf.) Expresión enfática de incredulidad o de rechazo violento (¡Qué
descapotable ni qué niño muerto, tienes que comprarte un coche grande!)

-¡Qué...ni qué polla(s)! (rest.) Expresión enfática de incredulidad o de rechazo violento (¡Qué frío
ni qué pollas! Levántate ya de la cama)

-¡Qué...ni qué porra(s)! (inf.) Expresión enfática de incredulidad o de rechazo violento (¡Qué
pantalones ni qué porras! Yo no tengo nada tuyo)
-¡Qué...ni qué puñeta(s)! (rest.) Expresión enfática de incredulidad o de rechazo violento (¡Qué
zapatos nuevos ni qué puñetas. De eso ni hablar

-¡Y un jamón (serrano/con chorreras)! (inf.) Expresión enfática de incredulidad o rechazo.


Expresión que niega de forma rotunda. Esta expresión que niega una propuesta o afirmación
anterior del interlocutor quizá sea una especie de eufemismo para evitar la construcción malsonante
de idéntico significado ‘y una mierda’. En ocasiones se enfatiza y refuerza adoptando la forma ‘y
un jamón con chorreras’. Ejemplo: Dice el Lucas que tú pagarás las copas. –Y un jamón

También podría gustarte