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ORIGEN Y ORGANIZACIÓN DEL ESTADO ROMANO

Laura Patricia Rhenals Fonseca

Los primeros asentamientos de la Antigua Roma se efectuaron por tres gens o tribus: gens
latinas, tribu Sabelia y tribu mixta, las cuales formaban el pueblo romano, esto, según la leyenda
de la fundación de Roma. En los primeros tiempos de la ciudad, la gens romana tenía una
constitución que consagraba derechos y obligaciones tales como: El derecho hereditario
reciproco, la posesión de un lugar de sepultura común, la obligación de no casarse dentro de las
gens, las solemnidades religiosas comunes, la posesión de la tierra en común, obligación de
miembros de las gens de prestarse socorro y asistencia mutua, derecho de llevar el nombre de la
gens, derecho a adoptar extraños en la gens y, derecho de elegir al rey. Pero, ¿Qué se entiende
por “gens”? Pues bien, la gens era una agrupación civil o sistema social de la Antigua Roma. Las
tres tribus conformaban el pueblo romano, es decir, nadie podía pertenecer al pueblo si no era
miembro de una gens.

Ahora bien, al inicio, la constitución de los negocios jurídicos era competencia de un senado
compuesto por los jefes de las gens, estos últimos llamados padres “patres” y su conjunto
“senado”. La elección del jefe de cada gens trajo como consecuencia la primera nobleza
gentilicia, familias llamadas “patricias” quienes pretendían el derecho exclusivo de entrar en el
senado y ocupar oficios públicos. Es decir, el senado decidía en muchos asuntos y procedía a la
discusión preliminar de los más importantes pero, sobre todo, de las leyes nuevas; las cuales eran
votadas por la asamblea del pueblo conocida como “comicios de las curias”. El pueblo se
agrupaba por curias y cada una de estas tenía un voto. Los comicios de las curias aprobaban o
rechazaban las leyes, elegían a los altos funcionarios, incluso al rey, declaraban guerra y,
decidían respecto de las apelaciones como tribunal supremo en los casos relacionados con pena
de muerte contra un ciudadano romano.

Por otro lado, junto al senado y la asamblea del pueblo, se encontraba el rey quien no era
considerado un monarca absoluto sino que era jefe militar, sacerdote y presidente de ciertos
tribunales. Es pertinente aclarar que este no tenía derechos ni poderes civiles sobre la vida,

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libertad y propiedad de los ciudadanos, ya que esos derechos no procedían del poder
disciplinario del jefe militar o del poder judicial ejecutivo del presidente del tribunal.

La población de la ciudad de Roma y del territorio romano creció por la conquista. Todas las
personas que llegaron vivían fuera de las antiguas gens, curias y tribus y, por tanto, no formaban
parte del pueblo romano. Eran personalmente libres, podían poseer tierras, estaban obligados a
pagar impuestos y estaban sujetos al servicio militar. Sin embargo, esto no implicaba que
pudieren ejercer funciones públicas o tomar parte en los comicios de las curias o en el reparto de
las tierras conquistadas por el Estado. En pocas palabras, conformaban la plebe, excluida de
todos los derechos públicos. A pesar de ello, se convirtieron en una fuerza amenazadora frente al
antiguo populus, ahora herméticamente cerrado a todo incremento de origen exterior, debido a su
armamento e instrucción militar. Además, la tierra estaba, al parecer, distribuida con bastante
igualdad entre el populus y la plebe, al paso que la riqueza comercial e industrial, aun cuando
poco desarrollada, pertenecía en su mayor parte a la plebe.

La revolución que acabó con la antigua constitución de Roma estuvo en las luchas entre la
plebe y el populus. Mediante la nueva constitución, atribuida al Rey Servio Tulio, creó una
nueva asamblea del pueblo que comprendía o excluía indistintamente a los individuos del
populus y de la plebe, esto, teniendo en cuenta si prestaban o no servicios militares. La población
masculina sujeta al servicio militar quedó divida en seis clases, con arreglo a su fortuna. Es decir,
se puede concluir que la sexta clase estaba compuesta por los más pobres, exentos del servicio
militar y de impuestos. Además, se excluyeron las tres tribus antiguas y se crearon cuatro tribus
territoriales en donde cada una de estas residía en un distrito de la ciudad y tenían determinados
derechos políticos.

Adicionalmente, se suprimió el cargo de rey fundado en vínculos de sangre. Su lugar lo ocupó


una nueva constitución, una auténtica constitución de Estado, basada en la división territorial y
en las diferencias de fortuna. La fuerza pública consistía aquí en el conjunto de ciudadanos
sujetos al servicio militar y no sólo se oponía a los esclavos, sino también a la clase llamada
proletaria, excluida del servicio militar y privada del derecho a llevar armas.

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Finalmente, las luchas entre patricios y plebeyos por el acceso a los empleos públicos y por el
reparto de las tierras del Estado dio pie a la creación de una nueva constitución, sumado a esto se
originó la disolución completa de la nobleza patricia en la nueva clase de los grandes
propietarios territoriales y de los hombres adinerados, que absorbieron poco a poco toda la
propiedad rústica de los campesinos arruinados por el servicio militar, cultivaban por medio de
esclavos los inmensos latifundios así formados, despoblaron Italia y, con ello, abrieron las
puertas no sólo al imperio, sino también a sus sucesores, los bárbaros germanos.

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Referencias

 La Gens y el estado en Roma en Universidad Complutense de Madrid. Consultado el 4 de


julio de 2012.
 Guillén, José, VRBS ROMA. Vida y costumbre de los romanos. I: La vida privada,
Sígueme, Salamanca, 2004 (5ªed.), págs. 115-118. ISBN 978-84-301-0461-1
 Howatson, M. C. (edición), Diccionario abreviado de la Literatura clásica, Alianza
Editorial, Madrid, 1999. ISBN 978-84-206-7150-5

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