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Natalia Manrique Junco - 20141265

Respuesta a la lectura 3:
El papel de la ornamentación en la conservación del patrimonio moderno
Las lecturas escogidas tratan principalmente acerca la evolución de dos conceptos
aparentemente disímiles entre sí pero que pueden compartir ciertos factores que los relacionen:
la ornamentación en estética y el concepto de preservación en la arquitectura moderna. Por un
lado, se tiene un enfoque crítico centrado en el cambio de la estética a partir de la
ornamentación sobre la decoración y, por otro lado, se abarca un enfoque más histórico y
conceptual enfocado en la conservación arquitectónica como parte de la tecnología que trajo la
modernidad. Asimismo, en ambas lecturas el valor recurrente de la tecnología es sustancial ya
que ambos autores parten de los cambios y avances que esta trajo en la modernidad como
punto de partida para desarrollar los respectivos temas previamente mencionados. Si bien
ambas lecturas tienen una diferencia temporal de casi 60 años es interesante compararlas
entre sí y cuestionar ¿De qué manera influye la estética de la modernidad en la toma de
decisión sobre si vale la pena o no que un edificio sea conservado?
En Espacio en el Tiempo, el autor desarrolla una crítica comparativa entre la estética de la
arquitectura premoderna y la moderna, distinguiendo entre sí los conceptos de decoración y
ornamentación. Miró Quesada (1945) señala que la ornamentación realza la belleza de las
formas puras y sinceras de los diseños modernos, mientras que la decoración hace lo contrario
al estar constituida por elementos falsos que les restan valor a las formas puristas de los
diseños. A partir de ello, se desarrolla a un nivel más profundo la concepción de la estética en
la arquitectura moderna basada principalmente en los fundamentos de pureza y sinceridad de
la composición formal de los edificios. Personalmente, la discusión constante entre el
ornamento y la decoración en la arquitectura ha estado presente a lo largo de la carrera en los
diferentes talleres de diseño por lo que se puede decir que dichas premisas tienen vigencia
hasta la actualidad y que el posicionamiento de la ornamentación sobre la decoración se ha
mantenido. Sin embargo, al momento de relacionar la estética del ornamento y la decoración
con la conservación surge una contradicción en la hora de emitir los juicios acerca del valor de
los edificios. Gran parte de la sociedad se tiende a creer que la presencia de figuras como
cornisas, estatuas, tallados, etc. mencionadas por el autor, son suficiente para que un edificio
adquiera valor de conservación ya esos elementos son relacionados casi automáticamente con
lo antiguo e importante. Esto además tiene como consecuencia que el cambio de pensamiento
hacia una conservación de patrimonio moderno sea más complicado ya que sus características
estéticas, al diferenciarse tanto de los edificios previos a la modernidad y seguir estando en
gran parte presentes en la arquitectura de hoy, se vuelven tan propias del día a día que de
alguna u otra forma esconden el valor aparente del edificio.
En Preservation is overtaking us, Koolhas (2004) ubica a la preservación como parte de la
tecnología que trajo consigo la modernidad a partir del cambio de pensamiento de las personas
y la evolución del concepto en sí. Además, el autor hace una revisión de este cambio desde su
inicio como un intento de conservar lo poco que quedaba luego de la destrucción ocasionada
por la guerra, hasta la aparición de la arquitectura construida más para la posteridad que para
su uso presente. En mi opinión, si bien las obras clásicas del modernismo tuvieron una
importancia y un éxito increíbles dentro de la arquitectura, existen obras cuyo valor se centra en
gran parte a partir de su estética o forma. Obras de este tipo fueron concebidas teniendo como
principal objetivo no su funcionamiento sino pensando en ellas como medio de
experimentación. Un ejemplo de ello es la Villa Savoye de Le Corbusier que, a pesar de ser
una vivienda que no funcionaba de la manera correcta o funcional para sus habitantes, pudo
trascender en el tiempo principalmente gracias a sus valores estéticos y formales.
En conclusión, si bien los componentes que le dan valor al edificio pueden provenir de
diferentes factores como la funcionalidad, el entorno, las personas que lo habitan, etc., uno de
los que más va a influir en la mayoría de personas es el valor estético del edificio. Si bien este
factor puede ser relativo en el tiempo y terminar variando de una manera u otra como se ha
visto en la lectura de Miró Quesada, se ha comprobado que en muchas ocasiones ya sea de
forma positiva o no, ha sido una de las primeras consideraciones a tomar en cuenta a la hora
de poner en balanza la valoración que se tenga de un edificio para decidir su futuro.
Koolhaas, R. (2004). Preservation is overtaking us. Future Anterior: Journal of Historic
Preservation, History, Theory, and Criticism, xiv-3.

Miró Quesada Garland, L. (1945). Espacio en el Tiempo. La Arquitectura moderna como


fenómeno cultural.

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