TALLER DE ESTÉTICA.
ALUMNOS:
AGUIRRE RICARTTI MARÍA FERNANDA.
FRANCO ORTEGA ERICK GAMALIEL.
19 DE FEBRERO DE 2019.
Judith y Holofernes – Caravaggio.
Judith se refleja como una heroína manejando la situación a su antojo. Se considera como
heroína porque el rey de Babilonia Nabucodonosor II envió a ese general para vengarse de
los países del oeste por no ayudar a su reino. El general puso sitio a Betulia y la ciudad estuvo
a punto de rendirse. Fue salvada por Judith, una viuda judía muy bella que se infiltró en el
campamento de asedio de Holofernes, asistió a un banquete con él y lo incitó a beber hasta
que estuvo ebrio. Judith lo decapitó mientras dormía. Según
relata la Biblia, ella regresó a Betulia con la cabeza del
decapitado y los judíos vencieron al enemigo. Por eso se
muestra como la salvadora de su pueblo, que liberó a
Betulia del rey de Babilonia.
Judith se muestra de pie, majestuosa e impaciente,
mientras que su criado, quien le proporciona la espada, está
nervioso y al acecho de lo que pueda pasar.
“El tenebrismo” que influiría sobremanera en el mundo del arte mucho más allá de la vida o
el entorno del artista. la escena principal está fuertemente iluminada, sobre todo la figura de
Judith destacando su protagonismo, mientras el resto de la escena se sumerge en una
oscuridad plena.
En realidad, la obra tiene una significación más profunda de lo que pudiera parecer,
Holofernes en representación del monarca Nabucodonosor trata de someter a Israel mientras
que Judith representa los designios divinos de Dios; son dos fuerzas enfrentadas por el
pueblo de Israel al igual que durante el XVI y el XVII protestantes y católicos trataban de
imponer su fuerza mediante las guerras de religión.
Valorada en más de 129 millones de libras (171 millones de dólares),
Caravaggio sabe cómo nadie atrapar la luz en medio de las tinieblas y dotarlas de movilidad,
haciendo que el espacio sea tridimensional. Ensaya una escenografía por completo
desprendida de las reglas de composición vigentes en su época.
Sus primeros cuadros religiosos escandalizan: se los considera vulgares, no idealizados; como
que Caravaggio escoge sus modelos entre la gente de la calle. Sus ángeles son pilluelos del
arroyo, sus apóstoles son viejos sin hogar, incluso sus madonas son robustas nodrizas sin
nada de espiritual. La refinada delicadeza del momento se trasmuta en él en amor por la
humanidad: precisamente lo que ahora nos llega de su obra.
Quizá sea ese el gran secreto de Caravaggio: su poder de vivir en los otros, de incorporarlos
a la vida de sus cuadros. Un furor de vivir que encubre la obsesión por la muerte que aflora
en sus últimas obras.
Se le critica, pero la nobleza romana compra sus cuadros. Se le discute e insulta, pero se
reconoce en él al creador. Su vida es caótica. Frecuenta los bajos fondos, se bate en duelo.
La "Caravaggio manía" causó furor en las primeras décadas del siglo XVII cuando acaudalados
mecenas compitieron para comprar sus cuadros y otros artistas emularon o simplemente
plagiaron su inconfundible estilo.
Lo curioso fue que, para mediados del siglo XVII, la moda de pintar como Caravaggio cayó en
desuso.
El estilo de Caravaggio tuvo igualmente una fuerte influencia en la creación artística de
pintores como Rubens, Rembrandt, Murillo, Ribera y Velázquez. En la década de 1620, el
movimiento caravaggista fue la primera corriente de pintura europea después del
manierismo.
No obstante Caravaggio ha introducido algunas novedades con respecto a las anteriores
interpretaciones realizadas sobre el tema, el artista introduce dentro de la tienda de
Holofernes a la criada de Judith, quien acaba de darle la espada y espera para recoger la
cabeza. Según en los pasajes bíblicos ésta esperó fuera de la tienda.
Pintura medieval es el término genérico con el que puede designarse a las producciones
pictóricas del arte medieval. La Edad Media es un periodo histórico que tiene validez
fundamentalmente para la civilización occidental (siglo V al siglo XV).
En las civilizaciones no occidentales se desarrolló contemporáneamente, aunque sin relación
entre sí, el arte pictórico.
pintura renacentista abarca el período de la historia del arte europeo entre el arte de la Edad
Media y el barroco. Como todo el arte del Renacimiento, la pintura de esta época está
relacionada con la idea de volver a la antigüedad clásica, el impacto que tuvo
el humanismo sobre artistas y sus patronos, gracias a la adquisición de nuevas sensibilidades
y técnicas artísticas.
El Barroco fue un estilo heredero
del escepticismo manierista, que se vio reflejado en un
sentimiento de fatalidad y dramatismo entre los autores de
la época. El arte se volvió más artificial, más recargado,
decorativo, ornamentado. Destacó el uso ilusionista de los
efectos ópticos; la belleza buscó nuevas vías de expresión y
cobró relevancia lo asombroso y los efectos sorprendentes.
Surgieron nuevos conceptos estéticos como los de «ingenio»,
«perspicacia» o «agudeza». En la conducta personal se
destacaba sobre todo el aspecto exterior, de forma que
reflejara una actitud altiva, elegante, refinada y exagerada
que cobró el nombre de préciosité.
ESTILOS
La Pintura barroca se desarrollo mediante una serie de estilos y vanguardias, las cuales
hicieron desarrollar a la misma, tales como que:
• La pintura adquirió un papel prioritario dentro de las manifestaciones artísticas.
• Los colores son vivos, con efectos de múltiples focos de luz que crean otras tantas zonas
de sombras.
• Las figuras no suelen posar, son captadas con un movimiento exagerado para darle fuerza
a la escena.
• Los cuadros al óleo son grandes y habitualmente complejos, con varias figuras y de gestos
expresivos.
La pintura barroca fue un reflejo de los profundos cambios culturales y políticos que surgían
en toda Europa. La pintura del barroco coincidió, hablando en términos generales con el siglo
XVII, aunque en algunas áreas, especialmente en Alemania, algunos de sus logros no se
produjeron hasta el siglo XVIII. Aunque el término abarcaba una variedad desconcertante de
estilos, se caracterizaba típicamente por 2 cosas:
una sensación de grandeza, más un contenido emocional manifiesto. Fue a través de estos
dos elementos que los pintores barrocos intentaron evocar estados emocionales en el
espectador apelando a los sentidos, a menudo de manera dramática. ¿Por qué eran atractivos
para los espectadores de esta manera? Porque la vida en el siglo XVII en Europa se había
convertido repentinamente en una competencia entre dos fuerzas poderosas.
Por un lado estaban los que apoyaban a la Iglesia católica y al derecho divino de los reyes :
esencialmente, el statu quo. Este último incluía a los reyes de España, Austria, Francia y Gran
Bretaña. En el otro lado estaban aquellos que querían una reforma: incluían aquellos que
pertenecían al nuevo movimiento religioso protestante, así como aquellos que creían en la
autodeterminación nacional o personal. Los primeros utilizaron activamente la pintura y otras
disciplinas artísticas para impresionar a sus congregaciones y sujetos con la verdad de su
mensaje.
Las autoridades eclesiásticas construyeron iglesias magníficas, decoradas con pintura al
fresco ilusionista en los techos y paredes, utilizando las últimas técnicas de cuadratura y los
métodos de trompe l’oeil , para estimular la piedad y transmitir una impresión del esplendor
de lo divino. Y encargaron una corriente interminable de arte bíblico, diseñada para ilustrar
partes importantes del dogma teológico católico. Mientras tanto, los emperadores y los reyes
proclamaron su propia autoridad mediante la contratación de arquitectos para construir
palacios, adornados con murales, pinturas al óleo y otras formas de arte barroco.
Los reformadores típicamente desaprobaron este tipo de arte religioso, prefiriendo en cambio
lavar los interiores de las iglesias. Sin embargo, entre las naciones y provincias del norte de
Europa, comenzó a surgir una nueva generación de patrones, los profesionales de clase
media, los comerciantes o los titulares de oficinas, que comenzaron a comprar obras de arte
en pequeña escala para celebrar su creciente afluencia y promover su propia cultura. valores.
Así, en Holanda, por ejemplo, un nuevo estilo realista de arte de caballete creció a medida
que las clases medias recientemente autorizadas encargaban pinturas de género, naturalezas
muertas o pinturas de retratos individuales o grupales. para mostrar su nuevo estado. En
Francia, la misma tendencia se hizo evidente en la demanda de obras realistas de los
hermanos Le Nain y artistas similares. Curiosamente en Italia, donde surgió por primera vez
el contenido realista de “cejas bajas” (en obras de Michelangelo Merisi da Caravaggio), las
autoridades de la Iglesia lo habían explotado hábilmente para sus propios fines, para hacer
que los santos parecieran más humanos. Así, casi todas las pinturas de Caravaggio eran
religiosas.
Se hallaba Judith, una viuda especialmente devota, de excelsa belleza, una reputación
intachable y famosa por su ferviente patriotismo. Judith descubre que el general, a punto de
conquistar la ciudad, está enamorado de ella y decide aprovechar tal circunstancia para dar
la vuelta a la situación.
La mujer se despoja de sus hábitos de sempiterna viuda, se viste con sus mejores y más
seductoras galas y acude al campamento del militar, haciéndole creer, no solo que
corresponde su amor sino que, además, apoya su causa bélica. Una vez dentro de os
aposentos del militar, con ayuda de su sirviente y valiéndose de sus artes de seducción, lo
emborracha hasta que éste pierde el conocimiento.
Judith aprovecha que el fiero Holfernes está inconsciente para decapitarlo tras lo cual huye
subrepticiamente del campamento. Al alba, amaneció Betulia con la cabeza de Holofernes
sobre sus puertas.
Después de ser aclamada por su pueblo, la mujer rechazó numerosas propuestas de
matrimonio, siguió guardando luto a su difunto marido y vivió el resto de su vida
plácidamente y sin remordimientos.
El dramatismo tétrico y cruel de este episodio bíblico, cuya justificación moral radica en el
espíritu indoblegable de un patriotismo que hay quien lo considera fanático (además de, por
supuesto, en la propia religión), se encuentra amplia y maravillosamente representado en el
mundo del arte, especialmente en la pintura y tanto por artistas clásicos como por otros más
recientes. Por mencionar solo a algunos, destacaría a Artemisia Gentileschi, Botticelli o
Caravaggio, entre muchos otros.
La palabra tenebrismo proviene del latín tenebrae, que quiere decir tinieblas. Este término
ha sido acuñado por la historiografía del arte para referirse a un estilo de pintura
perteneciente al barroco temprano. Entre sus exponentes más reconocidos se encuentran
Caravaggio, José de Ribera, Adam de Coster y el ligeramente posterior Georges de La Tour.
Este movimiento se caracteriza por su violento énfasis en el claroscuro y su uso de intensos
contrastes entre luces y sombras, mediante una forzada iluminación.
El tenebrismo, así como es un estilo pictórico, es también una corriente interesada en ciertos
temas y con una forma particular de trabajarlos. Caravaggio no sólo influenció a gran cantidad
de pintores con su aproximación a la representación pictórica en términos estilísticos. En sus
manos, el gran realismo y la alta figuración conseguida por los pintores renacentistas, así
como el uso del claroscuro, se convertiría en una herramienta mordaz y subversiva que
seguiría y seguirá influyendo a artistas por mucho tiempo.
Esta corriente no sólo trajo consigo una nueva forma de pintar en el plano estético, sino
también una nueva forma de comunicar. En vez de únicamente valerse de aspectos simbólicos
y hermenéuticos para transmitir mensajes, también se valía de la iluminación y la atmósfera
para acentuar sus discursos de manera significativamente más teatral.
Hay varios recursos estéticos que separan al tenebrismo de la pintura renacentista, siendo el
uso de la luz uno de los más significativos. En la pintura tenebrista se hace uso de un recurso
conocido como spotlight para iluminar las escenas.
Puesto que en la pintura no puede conseguirse un color más luminoso que el blanco puro,
cuando se quiere exaltar la luz de algo, el punto no es sólo acentuar su blancura, sino además
exagerar la obscuridad en todo aquello que rodea la luz en cuestión. La obscuridad tenebrista
implica más que un aspecto simbólico, pues también abarca una realidad técnica práctica.