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Traducción de Pierre Rosanvallon

MARCOS MAYER

Serie Breves
dirigida por
ENRIQUE TANDETER
Por una historia
conceptual
de lo político

Lección inaugural
en el Collége de France

~ rCESI BIBLIOTECA

1/11111111111111111
065333

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

México - Argentina - Brasil - Chile - Colombia


España - Estados U nidos de América
Perú - Venezuela
}'--\UL'

Primera edición en francés, 2003


Primera edición en español, 2003

Señor director,
mis queridos colegas:

Les agradezco que me reciban entre


ustedes. Hoy, en este momento inau-
Pour une histoíre conceptuelle du politique
o 2003, Éditions du Seuil gural, estoy absolutamente consciente
de la responsabilidad que me corres-
ISBN de la edición original: 2-02-057932-4 ponde ante vuestra decisión de abrir
también vuestras enseñanzas al más
© 2002, Fondo de Cultura Económica, S.~. acuciante de los problemas de la po-
El Salvador 5665; 1414 Buenos Aires
lis contemporánea. Pero me interesa
Av. Picacho Ajusco 227; Delegación
Tlalpao, 14.200 México D. F. aun más la formidable posibilidad
que se me da de este modo. Una po-
ISBN: 950-557-545-9
sibilidad, en lo que espero que sea la
Fotocopiar libros está penado por la ley. Prohihida. su re- mitad del recorrido de mi trabajo,
produccion total o parcial por cualquier medio de Impre-
de poder insuflar un nuevo aliento a
sión o digital, en forma idéntica, extractada o modlflc~-
da en castellano o cualquier otro idioma sin autonzaClon mis investigaciones inscribiéndolas,
ex~resa de la editorial. a partir de ahora, en un sitio intelec-
Impreso en Argentina - Printed in Argentina tual único por su radical libertad,
Hecho el depósito que previene la ley 11.723 más allá de cuál sea el programa, y

7
!!

que no está empeñado en la busque- ta alegría se debe al hecho de poder


- da de grados y diplomas ni siente que hablar de una investigación en el mis-
sea obligatorio acotar los trabajos a mo momento en que se la realiza, ale-
las habituales barreras disciplinarias. gría que nace de estar ante una prue-
Esta oportunidad de un nuevo inicio ba movilizadora, ante una obligación
no habrá de tener para mí el aspecto positiva.
ambiguo y melancólico de balance Mi reconocimiento se dirige muy
que implica inevitablemente eso que particularmente a Marc Fumaroli, quien
se conoce como "honores académicos" , les presentó a ustedes este proyecto
que suelen estar destinados a poner de cátedra de historia moderna y con-
en evidencia que se juzga una obra a temporánea de 10 político. Es en prin-
la que se considera acabada al menos cipio a la amplitud de sus intereses y
en lo esencial. Por eso haré mías las a su elocuente convicción que debo el
palabras de Roland Barthes: "Mi ingre- estar esta noche entre ustedes.
so al College de France es más una Señoras y señores, quiero agregar sin
alegría que un honor; pues el honor demora a esta lista de agradecimientos
puede ser inmerecido pero la alegría a alguien que no está aquí esta noche
no lo es jamás".' Evidentemente , es- para escucharme, Francois Furet. En
efecto, fue él quien me ayudó a dar un
paso decisivo a comienzos de los ochen-
l College de Frunce. Cátedra de semiología ta al ingresar a la Escuela de Altos Es-
literaria. Lección inaugural impartida el viernes 7
tudios en Ciencias Sociales cuando yo
de enero de 1977 por Roland Barthcs. Incluida
en El placer del texto seguido de Lección inaugu-
era un joven doctorado, al margen de
ral, México, Siglo XXI, 1979. la Universidad, en una posición de fran-

8 9
110s a los que debo agradecer sería
cotirador intelectual y en una situa-
muy grande, me lin1itaré a citar a ~se
ción un tanto precaria. También me
gran medievalista que fue Paul Víg-
permitió encontrar una cierta uni-
nauX. En efecto, fueron p~obable-
dad en mi vida y realizar aquello a lo
mente los lazos de amistad frater~al
que aspira todo hombre o mujer: ha-
que mantuve a comienzos de los anos
cer de su pasión un oficio. Fue con él
setenta con quien fuera uno de los
y con Claude Lefort, uno historiador
padres fundadores del sindicalismo
y el otro filósofo, que aprendí a tra-
democrático en Francia los que hi-
baj ar sin caer en rutinas académicas
cieron que el joven militante que era
y en modas intelectuales. Ambos fue-
yo por entonces pudiera tomar pro-
ron grandes maestros para mí, ade-
gresiva conciencia -a contramano del
más de inseparables amigos y compa-
recorrido de una gran parte de la ~e-
ñeros de trabajo. Los miembros del
. , de 1968- de que una vida
Centro de Investigaciones Políticas neraClon .
consagrada a la comprensión ~iguro-
Raymond Aron, con quienes nos pro-
sa del mundo implica la capaCldad de
pusi .ros hace veinte años renovar el
cambiarlo; que hay una complem~n-
estu lío tanto tiempo aletargado de
tariedad absoluta entre la vita actIva
lo ; .olítico, saben también cuánto le
debo a cada uno de ellos. Me siento y la vita contemplatíva.
feliz de que esta pequeña comuni-
dad de historiadores, sociólogos y fi- ***
lósofos vea de algún modo reflej ada
Historia moderna y contemporánea
la originalidad de su trabajo en el mío.
de lo político. Aun de manera lateral,
Aun cuando la lista de todos aque-
11
10
I1 I
,

el estudio de 10 político encontró a


Esta nueva cátedra se inscribe en
veces un lugar en el College, bajo títu-
esta historia, aun cuando estos ante-
los que 10 aludían de un modo más o
cedentes inmediatos no constituyen
menos oblicuo. Naturalmente, hay que
una genealogía en sentido estricto.
mencionar aquí de manera particu-
También esta cátedra está próxima,
lar a André Siegfried, el autor de Ta-
si no en contenido al menos en espí-
bleau Politique de la France de l'Ouest
ritu, a ciertas enseñanzas impartidas
[Cuadro político del oeste de Francia]
aquí durante el siglo XIX. Pienso so-
quien, siendo titular de una cátedra
bre todo en los intentos de Miche-
de geografía económica y política, fue
let por esclarecer las vicisitudes del
uno de los pioneros del análisis elec-
presente reconstruyendo la génesis
toral en este país. La cuestión del po-
del Estado y de la nación en Fran-
der y de su génesis estuvo en el cen-
cia. Debo hacer referencia también.
tro de las enseñanzas vinculadas con
a Renan. Aun siendo titular de una
la sociología y Con la filosofía. Basta
cátedra tan especializada como la de
Conpensar en los trabajos de Raymond
lenguas hebrea, caldea y siria, el gran
Aran o de Miche1 Foucault que tan-
sabio se hizo tiempo para dedicarse
to han influido en mi generación, aun-
a reflexionar sobre la orientación a
que de manera muy diferente. Se co-
largo plazo de la polis, esclareciendo
no~e también el papel decisivo que
e interpelando a su tiempo, oponi~n-
ha Jugado más recientemente Mauri-
dose así a toda ceguera y a todo fa-
ce Agulhon con su estudio de las men-
cilismo. En muchos aspectos, la pers-
talidades y culturas políticas del siglo
XIX francés. pectiva de mi investigación no está
muy alejada de esa "filosofía de la
12
t 13
análisis del presente con la compren-
historia
dí contemporánea" a 1a que pre- sión de las desdichas del pasado.
ten 1~ llegar ..~inalmente, Edgar Qui- Con la apreciable diferencia de que
neto El también entra al College de la cuestión sólo tendría hoy sentido
F~ance, en 1841, a cargo de una mate- dentro de un cuadro comparativo
na tradicional. Pero los cursos d lTIucho más vasto.
t di e es-
e ar lente republicano se aventuran
;uy pronto en tierras más arriesga- ***
as,.pue.s se ocupa sucesivamente de
los J esurtas (al igual que Michelet) No es la primera vez, stricto sensu,
..
del ultramontanismo ,asde 1 re laci
aClO- que el término "política" figura en el
nes d el cristianismo con la R evo 1ucion
F . I
título de una cátedra del College de
b
rancesa. Me siento muy a gusto con France. Pero ahora se considera alo -
uno de los célebres planteas del au- jeto político moderno y contempo-
tor. fde La Réuolution: . "L a d emocra- ráneo como lo central de un progra-
cia
E rancesa . ha perdido su equIpaJe.
.. ma. Al inscribirse plenamente en la
s .necesano
d que rehaga t o d o su b a- continuidad que acabamos de men-
gaje
d e ideas"." Adopto d e b uen gra- cionar, el proyecto de una historia
.o este programa de Q uinet . y m de lo político tiene a ese solo título
SIento
d próximo a su intento por ayu-e
o. una originalidad. Conviene precisar-
ar a fundar el futuro vinculando el la ateniéndose a la propia definición
de su objeto.
Lo político, tal como lo entiendo,
2 Edgar
(1867) , Quinet
. Cr!itique d e la Réuolution
.
I
I

en La Révolution, 5a ed P . 1°t::8
corresponde a la vez a un campo Y a
mo 1 1\ '1 ans, o o to-
I

I p. . 15

14
un trabajo. Como campo, designa un adopte un punto de vista falsamente
lugar donde se entrelazan los múlti- reduccionista. En efecto, la compren-
ples hilos de la vida de los hombres sión de la sociedad no podría limi-
y las mujeres, aquello que brinda un tarse a la suma y a la articulación de
I
I marco tanto a sus discursos como a sus diversos subsistemas de acción (el
,1
sus acciones. Remite al hecho de la económico, el social, el cultural, et-
existencia de una "sociedad" que apa- cétera) que están lejos de ser inme-
rece ante los ojos de sus miembros diatamente inteligib1es salvo cuando
formando una totalidad provista de son relacionados dentro de un marco
sentido. En tanto que trabajo, 10 po- interpretativo más amplio. Más allá
lítico califica el proceso por el cual de la toma de decisiones culturales y
un agrupamiento humano, que no es sociales, de las variables económicas
en sí mismo más que una simple "po- y de las lógicas institucionales, la so-
blación", toma progresivamente. los ciedad no puede ser entendida en
rasgos de una verdadera comunidad. sus núcleos esenciales si no se actua-
Una comunidad de una especie cons- liza 'ese centro nervioso del cual
tituida por el proceso siempre con- procede el hecho mismo de su insti-
flictivo de elaboración de las reglas tución. Uno o dos ejemplos bastarán
explícitas o implícitas de lo partici- para convencernos.
pable y lo compartible y que dan Para comprender la especificidad
forma a la vida de la polis. de un fenómeno como el del nazis-
No se puede aprehender el mun- mo, se ve claramente que no alcanza
do sin darle un lugar a este orden sim- con analizar las diferentes tensiones
bólico de lo político, salvo que se y los múltiples bloqueos de la Ale-

16 17
I I

I
J

I mania de los años treinta -salvo que


¡ lificar como "globalizante" para es-
se lo banalice paradójicamente, con- clarecer de manera fructífera mu-
.,
1
siderándolo como una simple respues- chas de las más acuciantes preguntas
i
ta exacerbada a la crisis del régimen contemporáneas. Ya sea que se trate
de Weimar-. El objetivo del nazismo de pensar las formas futuras en Eu-
de hacer surgir un pueblo Uno y ho- ropa, de analizar las transformacio-
mogéneo no es comprensible si no se nes de la democracia en la era de la
lo relaciona con las condiciones de mundialización, de aprehender el des-
resimbolización y de recomposición tino de la forma nación, de compren-
perversas de este orden global de lo der las mutaciones del Estado de
político que trató de establecer. Para bienestar, de evaluar las condiciones
tomar otro ejemplo, la crisis que atra- en que se tornen en cuenta los pro-
viesa hoy un país como la Argentina blemas de largo plazo en las socieda-
no puede interpretarse simplemente. des que están sometidas a la dictadura
a partir de factores económicos y fi- del presente, es siempre a esa cues-
nancieros que son su causa inmedia- tión clave de lo político que regresan
ta. No tiene sentido a menos que se nuestras perplejidades e inquietudes
I
la sitúe en la historia prolongada de actuales.
I
una declinación ligada a la dificultad
recurrente en hacer existir una na- Al hablar sustantivamente de lo po-
ción fundada en el reconocimiento lítico , califico también de esta mane-
de las obligaciones compartidas. ra a una modalidad de existencia de la
Por lo tanto, conviene analizar las vida comunitaria y a una forma de
cosas en un nivel que podríamos ca- la acción colectiva que se diferencia

18
'.r-, 19
" !
implícitamente del ejercicio de la po- cen en ella. Si después de más de dos
,. --------- lítica. Referirse a lo político y no a la siglos sigue apareciendo como el in-
política es hablar del poder y de la ley, dispensable principio organizador de
del Estado y de la nación, de la igual- todo orden político moderno, el im-
dad y de la justicia, de la identidad y perativo que traduce esa evidencia es
, I de la diferencia, de la ciudadanía y de también tan intenso como impreci-
la civilidad, en suma, de todo aque- so. Dado que es fundadora de una ex-
" I llo que constituye a la polis más allá periencia de libertad, la democracia
,
¡ I I

..! I del campo inmediato de la competen- no deja nunca de constituir una solu-
I
I I
cia partidaria por el ejercicio del po- ción problemática para instituir una
der, de la acción gubernamental del polis de hombres libres. En ella se unen
día a día y de la vida ordinaria de las desde hace mucho tiempo el sueño
instituciones. del bien y la realidad de 10 confuso.
Esta coexistencia tiene de particular
Esta cuestión adquiere la mayor im- que no se trataría de un ideal lejano
portancia en las sociedades democrá- con el cual estaría de acuerdo todo
ticas, es decir, en aquellas donde las el mundo. Las divergencias sobre su
condiciones para la vida en común no definición remiten al orden de me-
están definidas a priori, establecidas dios empleados para realizarla. Sólo
por una tradición o impuestas por una por esto, la historia de la democracia
autoridad. En efecto, la democracia no es una experiencia fracasada o
constituye a la política en un campo una utopía traicionada.
sumamente abierto a partir de las ten- Bien lejos de corresponder a una
siones e incertidumbres que subya- sim ple incertidumbre práctica sobre
. .,-

21
, 1
I
,1
I
1

1
!
!
1

i sus distintos modos de funcionamien- de tensiones que estructuran desde


-1 -

to, el sentido flotante de la democra- su origen a la modernidad política,


cia participa fundamentalmente de como lo muestra el estudio de las re-
su esencia. Alude a un tipo de régi- voluciones inglesa, norteamericana y
n1en que no ha dejado de resistirse a francesa. En principio, un equívoco
una categorización que resulte libre sobre el sujeto mismo de esta demo-
de discusiones. De allí procede, ade- cracia, pues el pueblo no existe sino
más, la particularidad del malestar a través de representaciones aproxi-
que subyace en su historia. El corte- mativas y sucesivas de sí mismo. El
jo de decepciones y la sensación de pueblo es un amo indisociablemen-
traición que la han acompañado des- te imperioso e inapresable. Es un "no-
de siempre han sido tan intensos co- sotros" o un "se" cuya figuración es-
mo consecuencia de que su defini- tá siempre en disputa. Su definición _
ción no ha logrado completarse. Una constituye un problema al mismo
vacilación como ésta constituye el tiempo que un desafío. En segundo
impulso de una búsqueda y de una lugar, una tensión entre el número y
insatisfacción que pugnan simultá- la razón, entre la ciencia y la opi-
neamente por explicitarse. Hay que nión, pues el régimen moderno ins-
partir de este hecho para compren- tituye la igualdad política a través
der la democracia: en ella se encabal- del sufragio universal al mismo tiem-
gan la historia de un desencanto y la po que plantea su voluntad de cons-
historia de una indeterminación. truir un poder racional cuya objeti-
Esta indeterminación se inserta en vidad implica la despersonalización.
un sistema complejo de equívocos y En tercer lugar, incertidumbre sobre

11 23
I, '
las formas adecuadas del poder so-
acabo de definirlo más que restitu-
cial, pues la soberanía popular trata
yendo de manera evidente el espe-
de expresarse a través de institucio-
sor y la densidad de las contradic-
nes representativas que no logran en-
ciones y ambigüedades que subyacen
, .,¡ contrar la manera de llevarla a la prác-
en ello. Por 10 tanto, mi ambición es
. , tica. Finalmente, una dualidad que
, pensar la democracia retornando el
convive en la idea moderna de eman-
hilo de su historia. Pero es necesario
cipación entre un deseo de autono-
precisar enseguida que no se trata so-
mía de los individuos (con el derecho
lamente de decir que la democracia
como vector privilegiado) y un pro-
tiene una historia. Hay que conside-
yecto de participación en el ejercicio
rar más radicalmente que la demo-
del poder social (que, en consecuen-
cracia es una historia, indisociable
cia, pone a la política en el lugar de
de un trabajo de investigación yex-
mando). Una dualidad entre la liber-
perimentación, de comprensión y de
tad y el poder, o entre liberalismo y de-
elaboración de sí misma.
mocracia, para decirlo de otro modo.
Entonces, el objetivo es rehacer
la genealogía extensa de las cuestio-
*** nes políticas contemporáneas para
que resulten totalmente inteligibles.
Esta concepción de lo político con-
La historia no consiste solamente en
duce a que el enfoque histórico sea la
apreciar el peso de las herencias, en
condición necesaria para su comple-
"esclarecer" simplemente el presen-
ta comprensión. En efecto, no se pue-
.te a partir del pasado, sino que in-
de aprehender lo político tal como
tenta hacer revivir la sucesión de

24
25


pasos de los publicistas e historia-
presentes tomándolos como otras ex-
dores del siglo XIX -como Guizot ,
periencias que informan sobre la nues-
Quinet o Tocqueville, por no citar
--- ----- tra. Se trata de reconstruir la mane-
más que tres nombres- que inten-
ra corno los individuos y los grupos
taron concienciar a' sus contemporá-
han elaborado su comprensión de las
neos desarrollando aquello que ha-
situaciones, de enfrentar los recha-
bían definido como una historia de la
zos y las adhesiones a partir de los
civilización. Comparto con ellos una
cuales han formulado sus objetivos,
misma preocupación, que es la de es-
de volver a trazar de algún modo la
cribir una historia que se pueda cali-
manera como su visión del mundo
ficar como global.
ha acotado y organizado el campo de La historia así concebida es ellabo-
sus acciones. El objeto de esta historia
ratorio en actividad de nuestro pre-
para decir las cosas de otra manera' ,
sente y no solamente el esclarecimien-
es seguir el hilo de las experiencias
to de su trasfondo. Por esta misma
¡ ; ,
y de los tanteos, de los conflictos y las razón, la atención a los problemas con-
controversias, a través de los cuales
ternporáneos más explosivos y más
la polis ha buscado encontrar su for-
urgentes no puede disociarse de una
ma legítima. Para dar una imagen,
meticulosa reconstrucción de su gé-
consiste en publicar el texto real de
nesis. Partir de una cuestión contem-
la pieza en la cual se insertan las pues-
poránea para reconstruir su genealo-
tas en escena sucesi vas de la vida en
gía antes de hacerla regresar al final
común. Además, al tratar de encon-
de la investigación, rica en enseñan-
trar este hilo conductor, este reco-
zas del pasado, ése debe ser el me-
rrido me lleva en parte a seguir los

26 27
I
I

" i
i i
, ,1
todo a desarrollar para alcanzar la En efecto, hay que ir por partes, de
,
I
I
profundidad indispensable en un aná- manera estructural, entre la búsque-
I I lisis político. Es en ese diálogo per-
'!-¡ - ----- - da apasionada de la actualidad y la
I manente entre el pasado y el pre- atención escrupulosa a la historia.
I sente que puede volverse legible el Se trata, por lo tanto, de una historia
proceso instituyente de las socieda- que tiene como función restituir pro-
des y que puede surgir una compren- blemas más que describir modelos.
sión sintética del mundo, Esto im- Su trabajo termina en cierta manera
plica postular una historia a la que por mezclarse con el de la filosofía
I
.. ,. ' I

:
se podría calificar de comprensiva: política .
, I
intelección del pasado e interroga- Antes que nada, entonces, la his-
ción del presente participan en ella toria de lo político enfocada con es-
de un mismo recorrido. Actualiza las te espíritu se distingue por su propio
resonancias entre nuestra experien- objeto de la historia de la política
cia de lo político y la de los hombres . propiamente dicha. Esta última, ade-
y mujeres que nos han precedido, dan- más de la reconstrucción de la suce-
do de esta manera su sentido más sión cronológica de los aconteci-
fuerte a la fórmula de Marc Bloch: "La mientos, analiza el funcionamiento
incomprensión del presente nace fa- de las instituciones, desmenuza los
talmente de la ignorancia del pasado") mecanismos de toma de decisiones
públicas, interpreta el resultado de
3 Marc Bloch, Apologie pour l'histoire ou mé-
las elecciones, echa luz sobre las ra-
tier d'historien t» ed., París,Armand Colin, ]974, zones de los actores y el sistema de
p.47.
sus interacciones, describe los ritua-

28
29
I
i '

; i

I
les y los símbolos que organizan la vi-
:1 da. La historia de lo político incorpo- aprehender más que examinando las
, I contingencias ordinarias, envueltas co-
, "'o-r
1
ra, obviamente, esos diferentes apor-
I
tes. Con todo lo que puede acarrear mo siempre están en la minucia de
de batallas subalternas, rivalidades en- los acontecimientos. Esto debe decir-
tre personas, confusiones intelectua- se con claridad. Pero al mismo tiem-
I les, cálculos de corto alcance, la activi- po hay que subrayar con fuerza que
,¡ no se puede permanecer allí si se pre-
I dad política stricto sensu es, en efecto,
aquello que limita y permite en la tende resolver el enigma de lo políti-
práctica la realización de lo político. co. Por ejemplo, no se podría com-
Es inseparablemente una pantalla y prender la inestabilidad estructural
un medio. Las deliberaciones racio- de un régimen conformándose con
nales y las reflexiones filosóficas ele- hacer el relato de las crisis ministe-
vadas no se pueden disociar de las riales que pueden llegar a ocurrir en
pasiones y de los intereses. El majes- la zona visible de la escena."
tuoso teatro de la voluntad general
está atravesado permanentemente por 4 Recordemos que es exactamente por esta
razón que los historiadores de los Annales no se in-
escenas tomadas en préstamo a los teresaban en la política. Notemos también que es
pasos de comedia más habituales del por ese mismo motivo que Durkheim no conside-
poder. Refugiarnos en el cielo supues- raba que la política stricto sensu fuera un objeto
tamente apacible de las ideas tampo- pertinente para el sociólogo. "Las guerras, los trata-
dos, las intrigas, los gabinetes o las asambleas, los
co nos garantizará comprender los actos de los hombres de Estado", escribe, "son com-
mecanismos y las dificultades de la binaciones que jamás se parecen a sí mismas; no se
institución de la polis. No se lospuede puede hacer otra cosa que contarlas, no parecen
surgir de ninguna ley definida" ("Sociología y cien-

30
31
'1, I
I
I

I
De una manera más general, se
I

la sociología y de la teoría política


puede además considerar que la his- tanto como de la historia de las ideas.
toria de 10 político tal como preten-
.¡ •••••.• -t .-- --_

,
En principio, la historia social. Ella
do practicarla se nutre de los aportes pone el acento sobre la interpreta-'
de diferentes ciencias sociales y que ción de los conflictos de poder y de
procura unificar sus recorridos, pero, la oposición de intereses. Provee así
al mismo tiempo, investiga con una una grilla explicativa que establece
atención particular, un conjunto de un vínculo entre las posiciones y las
"
hechos y de problemas que se sitúan conductas dentro del campo propia-
en aquello que se podría llamar su mente político -el de las elecciones o
"ángulo muerto". Para poder compren- las filiaciones partidarias- y las varia-
derlo y no quedarse en consideracio- bles culturales, económicas o sociales
nes de método demasiado abstractas, que caracterizan a los diferentes gru-
'., puede ser útil mostrar, a partir de unos pos. El problema es que este enfoque
., !,
pocos ejemplos, la contribución a la no da cuenta más que de una parte
comprensión de nuestras sociedades de la realidad. Tomemos el ejemplo de
que propone esta perspectiva distinta la conquista del sufragio universal.
de los aportes de la historia social, de Una historia social reconstruirá el
conflicto entre las "impaciencias" del
pueblo y los "temores" de las elites,
cias sociales", texto de 1903 escrito en colabora-
ción con Paul Fauconnet, en Émile Durkheim, Tex-
describirá las estrategias de las fuer-
tes, París, Éd. de Minuit, 1975, tomo I, p. 147) (el zas cuya presencia resulta visible. Se
destacado es mío). [Trad. esp.: Obras completas, to- podrá analizar efectivamente en estos
mo I, Madrid, Planeta-Agostini, 1985.] términos al movimiento de la refor-

32 33
I 1

sión entre el sufragio como símbolo


ma electoral que polariza en sucesi- de la inclusión social, expresión de la
.... ~r---+- vas oportunidades la atención duran-
igualdad entre los ciudadanos (y que,
te la monarquía de Julio. Pero la in- por lo tanto, exige imperativamente
terpretación sigue siendo parcial. No su universalización) y el sufragio co-
da cuenta de la posición de los ultras mo expresión del poder social, forma
ni de los legitimistas que se erigen en del gobierno de la sociedad (y que,
ese momento en campeones de la so- esta vez, invita a plantear la pregun-
beranía del pueblo. Tampoco explica la ta por la relación entre número y ra-
vacilación de una gran parte del cam- zón, entre derecho y capacidad). Es
po republicano que se percibe a tra- esta última historia, a la que podemos
vés de la defensa que algunos de ellos calificar de "interna", la que también
hacen del sufragio en dos niveles o hay que reconstruir.
incluso la reticencia permanente a em- La sociología, por su parte, se pro-
plear el término sufragio universal, pone "desenmascarar" a la política, ha-
prefiriendo la fórmula de reforma cer manifiestos los mecanismos so-
electoral y traduciendo así una incer- ciales reales que estructuran su campo,
tidumbre sobre el objetivo inmediato más allá de las doctrinas explícitas,
a alcanzar y no sólo una prudencia de los discursos de los actores y del
táctica. En este caso, la historia no es- funcionamiento visible de las insti-
tá únicamente atravesada por un con- tuciones. A comienzos del siglo xx,
flicto entre 10 alto y lo bajo de la so-
algunas obras pioneras trazaron el mar-
ciedad; está igualmente estructurada co de esta disciplina. Roberto Mi-
por una tensión subyacente en la no- chels fue el primero en desarrollar
ción misma de sufragio político: ten-
35
34
una exposición minuciosa de las con- nas cosas. Tomemos como ejemplo
diciones en las cuales un poder olí- el análisis del funcionamiento real del
-- ---- gárquico se instala inevitablemente gobierno representativo, que es el
dentro de las organizaciones demo- núcleo de la mayoría de estas obras.
cráticas. Moisei Ostrogorski, en otra La sociología política va a develar"
II

obra fundadora, muestra por su par- los modos de confiscación del poder,
te cómo el advenimiento y la am- las formas de manipulación que se
pliación de los partidos políticos con- desarrollan a la sombra del mecanis-
ducen en la práctica a transformar mo representativo. Pero no se ocupa
a fondo el conjunto del sentido de de comprender aquello que consti-
un gobierno representativo. Se po- tuye en cierta manera el núcleo del
'1 ,

dría nombrar la obra de Max Weber problema de la representación mo-


1
I y de otros si hubiera que reconstruir derna: es decir, la dificultad de figu-
la formación de esta disciplina. Na- ración de la democracia. Al sacrali-
die se atrevería a discutir su fecundi- zar la voluntad por sobre el orden de
dad científica y su importancia ciu- la naturaleza o de la historia, la polí-
dadana; algunos de estos "pesimistas tica moderna confía efectivamente
públicos" (la expresión es de Michels) el poder al pueblo, al mismo tiempo
que acabamos de citar han sido muy que el proyecto de emancipación que
útiles profesores de lucidez. Yo mis- vehicula conduce a convertir a 10 so-
mo he trabaj ado durante los años se- cial en abstracto. El desarrollo de las
tenta para que vuelvan a estar dispo- convenciones y ficciones jurídicas es-
nibles algunas de estas obras. Pero este tá así ligado a la búsqueda por asegu-
enfoque también deja escapar algu- rar una igualdad de tratamiento y

36 37
i
' ! ,.1'. "1

:¡ "l i; I
por instituir un espacio común entre
hombres y mujeres muy diferentes.
más incierta la constitución
pueblo concreto. Aparece aquí mis-
de un

'¡I--C-~- En este sentido, la abstracción es una mo una contradicción que se instala


condición necesaria de la integración entre el principio político de la demo-
I social en un mundo de individuos, cracia y su principio sociológico: el prin-
I
!

;I mientras que, por el contrario, en las


cipio político consagra el poder de
sociedades tradicionales son las dife-
: I1 un sujeto colectivo cuyo principio
, rencias concretas las que constituyen
!ll sociológico tiende a disolver su con-
el factor de inserción (el orden jerár-
",1
sistencia y a reducir su visibilidad.
quico tiene por principio reunir tan-
Es desde el punto de vista de esta
to las particularidades como las com-
otra "contradicción interna" que el
; :'1 plementariedades). La democracia se
historiador de 10 político tal como 10
!:¡
'1
inscribe doblemente en el régimen
; 1,1 !
propongo aborda la cuestión del go-
, 1 de la ficción. En principio sociológi-
I bierno representativo. Por ejemplo,
camente, al reformar de manera sim-
!

I
!
estudia también la historia de las téc-
bólica el cuerpo artificial del pueblo.
! 1
! nicas electorales como una sucesión
: Pero también técnicamente, pues el
de intentos por dar una respuesta a
desarrollo de un Estado de derecho
este déficit originario de figuración.
presupone «generalizar lo social", vol-
Este enfoque presenta además la
verlo abstracto si se prefiere, para ha-
ventaja de superar una cierta contra-
cerla gobernable por medio de leyes
dicción estructural de la sociología po-
uni versales. Si esta formalidad es un
lítica y de las ciencias sociales en ge-
principio de construcción social en la
neral: en efecto, los términos con los
democracia, al mismo tiempo vuelve
cuales dan cuenta del funcionamien-

38 39
I I

. ,,

to social conducen implícitamente a entender por soberanía del pueblo,


considerarlo en un estado estable , es aquellos que podrían ser los criterios
decir, en sus regularidades. Por 10 tan- universalmente aceptables de justi-
to, para comprender el cambio hay que cia o aquellos sobre los cuales debe-
apelar a otros conceptos. La historia de ría reposar la legitimidad de las reglas
10 político entrelaza las dos dimensio- jurídicas. Todos conocemos el papel
nes, estructura e historia (al margen, saludable que cumplieron estas obras
se puede señalar que esta característi- al plantear como actuales estas cues-
ca formal ha constituido por mucho tiones que las ciencias sociales no ha-
tiempo uno de los principales atrac- bían considerado útil abordar. Tam-
tivos analíticos del marxismo). bién constituyeron el núcleo de una
"

:i
Debo subrayar, en tercer lugar, en innegable renovación del pensamien-
qué difiere mi proyecto del de la teo- to político, llevando así a que en los
ría política, al menos tal como se la setenta sé acostumbrara a hablar de un
comprende hoy de manera dominan- "retorno de lo político". Pero, de cier-
te. Como para movernos con una re- ta manera, estos emprendimientos in-
ferencia accesible, se puede aludir aquí telectuales tampoco se ocupan de la
a las obras de Rawls y de Habermas esencia aporética de lo político. Lo
que durante los setenta y los ochen- demuestra el hecho de que su pers-
ta otorgaron una nueva centralidad a pectiva esencialmente centrada en los
este enfoque. Su característica es la procedimientos los ha llevado a acer-
de ser esencialmente normativas. Di- carse al derecho y a la moral. Se ad-
cen en qué debería consistir una de- vierte claramente en los autores que
liberación racional, lo que habría que acabamos de citar cómo el desplie-

40 41
gue de una visión racionalizadora del ción razonable a la cual no tendrían
establecimiento del contrato social otro remedio que adecuarse. Por 10
los l1eva a "formalizar" la realidad. En tanto , es también tomar un camino
Rawls, aquel que decide en estado de falso tratar de exorcizar la movediza
ignorancia adopta un punto de vista complejidad de la búsqueda demo-
acabadamente universal-racional aun- crática por medio de un ejercicio ti-
que disponga de poca información pológico. Lo interesante no es distin-
sobre los hechos del mundo real. La guir distintas maneras de gobierno
razón no se afirma en esta perspecti- representativo o de buscar cómo ha-
va sino pagando el precio de la abs- cer encaj ar en algunos casos bien de-
tracción, de la toma de distancia con finidos las posiciones de los actores o
los sonidos y las furias del mundo. las características de las institucio-
Por el contrario, partir de la com- nes. Por el contrario, hay que tomar
plejidad de lo real y de su dimensión como objeto el carácter siempre abier-
aporética conduce a interesarse por to y "bajo tensión" de la experiencia
la cosa misma" de lo político. Así, en
H
democrática. El objetivo no es ya so-
primer lugar, hay que considerar el lamente oponer banalmente el uni-
carácter problemático del régimen verso de las prácticas con el de las
político moderno para comprender su normas. De 10 que se trata es de par-
funcionamiento y no para buscar re- tir de las antinomias constitutivas de
solver su enigma imponiéndole una lo político, antinomias cuyo carácter
normatividad, como si una ciencia pu- se revela únicamente en el transcur-
ra del lenguaje o del derecho pudie- so de la historia. Si se toma el ej em - .
ra indicar a los hombres aquella solu- plo de la justicia social, se tratará de

42
43
,
! ) I

,
1,
mostrar a través de una historia del sino en el trabajo histórico de su pues-
l'
Estado de bienestar cómo han evolu- ta a prueba y de sus intentos de elu-
I

cionado en la práctica las percepcio- cidación. Me siento cercano en este


nes de una re distribución considera- sentido al proyecto de "fenomcnolo-
da como legítima y cuáles fueron las gía empírica" recientemente plantea-
determinaciones de esas percepcio- do por Anne Fagot-Largeault.>
nes. Así, habrá que partir de la con- Por último, en cuarto lugar, esta
tradicción que está en la matriz del historia de lo político se sitúa bien
problema: por un lado, el principio lejos de la historia de las ideas y de
de ciudadanía impone el reconoci- las doctrinas. Por cierto, ambas histo-
miento de una deuda social "objeti- rias se interesan por las mismas obras
¡ I
va"; mientras que, por el otro, los fundamentales. Pero estas obras no
ll' ,
,i!
" :
I
principios de autonomía y de res- pueden seguir siendo comprendidas
ponsabilidad personales conducen a en sí mismas como simples "teorías"
,:,1
, I
valorar los comportamientos indivi- autónomas, imponentes carcasas de
duales, "subjetivos", Es únicamente navíos naufragados en las costas del
la historia, una vez más, la que pue- pasado. Deben ser analizadas como
de en este caso conducir al concep-
1/
elementos de un imaginario social
to". Es por esto que la historia es la más global. Constituyen "casos testi-
materia y la forma necesaria de un go" que hay que recolocar en un con-
pensamiento total de 10 político. Los
5 College de France, cátedra de filosofía de
conceptos políticos (se trate de la
las ciencias biológicas y médicas: "Lección inau-
democracia, la libertad, la igualdad, gural impartida el jueves 10 de marzo de 2001 por
etcétera) no pueden comprenderse Anne Fagot-Largeault", p. 29.

44

I
texto más general de interpretación que las fe tia les romanas" -señala su- .
y de investigación. Dentro de esta pers- gestivamente Michel de Certeau-los
pectiva, las representaciones y las ideas relatos marchan por delante de las
constituyen una materia estructuran- prácticas para abrirles un territorio."6
te de la experiencia social. Lejos de Es un planteo que hago mío con pla-
poder ser comprendidas de manera au- cer. En efecto, los relatos y las repre-
tónoma, en estrechas genealoCTíascon- sentaciones tienen como una clara
b
sideradas dentro del circulo ce~rado función posible abrir "un teatro 'de le-
de sus relaciones o de sus diferencias , gitimidad a las acciones efectivas"."
estas representaciones constituyen rea- Contrariamente a la historia de las
les y poderosas lIinfraestructuras" de ideas, la materia de esta historia de
la vida de las sociedades. A diferencia lo político, a la que califico de "con-
de una visión desencarnada que se ceptual'" no puede por lo tanto limi-
desentiende de tomar en cuenta las tarse al análisis y comentario de las
, .'

fuerzas que modelan el marco de la grandes obras, aun cuando se las pue-
acción de los hombres, su objetivo es, da considerar habitualmente y con
por el contrario, enriquecer y com- justicia como "grandes momentos" que
plejízar la noción de IIdeterminación" cristalizan las preguntas que se plan-
Se trata de tener en cuenta todas las
representaciones "activas" que orientan 6 Michel de Certeau, L'lnventian du quoti-
la acción, que limitan el carripo de 10 dien, tomo 1, Arts de [aire, nueva edición, París,
Gallimard, 1990, p. 185. [Trad. esp.: La invención
posible a través del campo de 10 pen- de lo cotidiano, tomo 1, Artes de hacer, México,
sable y delimitan el marco de las con- ITESO/UIAlCFEMC, 1996.]
troversias y los conflictos. "Al igual 7 Ibíd., p. 183.

46 47
, '
I
tea una época y las respuestas que in- Es siempre en las condiciones de su
• I

tenta darse. Imprime claramente a la puesta a prueba que puede descifrar-


historia de las ideas la preocupación se 10 político. Su historia es poresto
J

por incorporar el conjunto de elemen- en principio} atención al trabajo de


tos que componen ese objeto com- sus antinomias} análisis de sus límites
plejo que es una cultura política: el y sus puntos de equilibrio} examen
modo de lectura de los grandes tex- de las decepciones y los desarraigos
tos teóricos} la recepción de las obras que suscita.
literarias} el análisis de la prensa y de Por esta razón} mi trabajo toma co-
los movimientos de opinión} el des- mo objetos privilegiados lo inacaba-
tino de los panfletos} la construcción do} las fracturas} las tensiones} los lí-
de los discursos de circunstancias la}
mites y las negaciones que dibujan la
presencia de las imágenes} la impron- imagen en huecograbado de la de-
ta de los ritos e}incluso} el rastro efí- mocracia. En efecto} el fondo de lo po-
mero de las canciones. Pensar lo po- lítico no se dej a realmente aprehender
lítico y hacer la historia viviente de más que en esos momentos y situacio-
las representaciones de la vida en co- nes que subrayan que la vida en demo-
mún se superponen en este enfoque. cracia no es una vida de confrontación
Pues es a un nivel "bastardo" que hay con un modelo ideal sino la investi-
que aprehender siempre lo político} gación de un problema a resolver.
en los entrelazamientos de las prác-
ticas y las representaciones. Ya he hecho breve mención de algu-
nas de las antinomias estructurantes
de la democracia que he tenido la
***
49
.,.•..••...,.~.--y ,.. _0.
48
I

i
.
·!,1 I
,I
ocasión de estudiar. Hay muchas del régimen representativo y perm1-
.,J'-I ,-----' otras que deben tomarse en conside-
ración. Pienso en especial en todo lo
tiría evaluar de manera diferente los
fundamentos de la legitimidad de-
;

que se vincula con las "contradiccio- mocrática.


nes de forma". Hasta hoy no han si- Pero sobre todo desearía llamar la
do investigadas. Habría que aprehen- atención sobre otra contradicción de
der sobre todo de manera minuciosa forma que me parece que no ha sido
aquello que llamé el problema del tomada demasiado en cuenta: la de
"tercer organizador". Nombro de es- la cuestión de las relaciones de la de-
ta manera el hecho de que la expre- mocracia con el tiempo. En efecto, el
sión colectiva es prácticamente incon- estudio de 10 político es generalmen-
cebible sin que intervenga una cierta te focalizado sobre el análisis de los
exterioridad. Por ejemplo, no hay co- actores de los procedimientos y de
,.
:"1 .
micios posibles sin la existencia de las inst:tuciones considerando al tiem-
I
, ,1
candidaturas que obliguen automá- po como una variable esencialmente
,"1: I
ticamente a los ciudadanos a elegir. neutra (la duración). Si la dem~cr~-
Esta imposibilidad lógica de una de- cia define un régimen de autolnstl-
mocracia inmediata y directa ha sido tución de lo social, me parece nece-
objeto desde hace dos siglos de múl- sario considerar al tiempo como una
tiples interrogantes cuya historia me- variable activa y constructiva. En efec-
recería ser reconstruida. Esta historia to, la política está también armada
conduciría a una mejor apreciación en forma de tiempo social, marcado
del sentido que conviene atribuir al simultáneamente por el trabajo de la
carácter consecuentemente reflexivo memoria y por las üupaciencias de

51
50
: : ¡'!':
, , 10
1

i o

'1

l'
la voluntad, es arraigo e invención. La afirmación de la voluntad gene-
.,'¡°HH-
I
1
.--- - Desearía comprender a la democra- ral presupone para los revoluciona-
, '1
cia a partir del examen de sus apo- rios norteamericanos o franceses una
rías, partiendo de la tensión entre el capacidad permanente -al menos en
tiempo-recurso y el tiempo-obliga- cada generación- de invención del
ción. La pregunta está ejemplarmente futuro de manera tal que 10 que una
planteada desde los finales del siglo generación ha elegido libremente no
XVIII en el gran debate entre Ed- se convierta para las siguientes en
mund Burke y Thomas Paine sobre un destino inexorable. De allí el de-
el sentido de los derechos del hom- bate, central en ambos márgenes del
bre. Paine formula el programa mo- Atlántico durante el siglo XVIII, so-
derno de una emancipación radical de bre el buen uso de un texto constitü-
, .
.•.
!

. la tradición al oponerse a las opinio- , cional a fin de que no tome la forma


o"
.'
. ,': nes de Burke: "Es imposible que exis- de 10 que se asemejaría a un precon-
trato (el problema sigue vigente hoy,
1"\

ta alguna vez o en algún país un Par-


lamento que tenga derecho a atar a la como 10 muestran los términos en
posteridad hasta el final de los siglos los cuales suele seguir siendo abor-
[ ... ]. Cada siglo, cada generación de- dada la cuestión del carácter demo-
be tener la misma libertad de acción , crático del control de la constitucio-
en todos los casos, que los siglos y nalidad). Todas las democracias han
generaciones que la precedieron"." hecho suyas las inquietudes de Marx

8 Thomas Paine, Les Droits de l'homme


rechos del hombre, Madrid, Alianza, 1984.)
(1791), París, Belin, 19R 7, p. 74. [ Trad. esp.: De-
,

52 ¡


cuando se lamenta de que "la tradi- introduciendo una temporalidad lar-
ción de todas las generaciones muer- ga en la vida comunitaria. Es también
tas pesa como una pesadilla sobre el evidente que vivimos en un mundo
cerebro de los vivos"." en el que la vitalidad económica está
La atracción actual por el corto ligada a la capacidad de las políticas
plazo que deploran muchos no provie- públicas de planificar sobre períodos
ne solamente de una especie de acele- cada vez más extensos (en materia
ración de la historia artificialmente de investigación, entre otras) y en las
impulsada por las impaciencias del cuales tomar en cuenta los proble-
mundo mediático. Se trata mas bien de mas del medio ambiente conduce a
un fenómeno estructural. En efecto, razonar con horizontes que no pue-
para dar fuerza visible a la voluntad den compararse con los de los ritmos
general, la democracia está constan- electorales. Los tiempos de la demo-
temente tentada de hacer prevalecer cracia aparecen así susceptibles de un
los "caprichos del instante" (la expre- doble desfase: demasiado inmediatos ,
sión es de Renan), que se imponen a para una preocupación de largo pla-
su vez como un amo destructor. zo, demasiado lentos para la gestión
Por otro lado, el derecho -percibi- de 10 urgente. En ambos casos, queda
do por todos como una necesaria pro- cuestionada la pertinencia de la idea
tección- no puede tomar forma sino de voluntad general.
Esta tensión entre temporalidades
9 Karl Marx, Le 18 Brumaire de Louis Na- no cesa de profundizarse y de ali-
poléon (1852), París, Éditions sociales, 1969, p. mentar un conjunto de perplejidades
15. [Trad. esp.: El 18 Brumario de Luis Bonapar- y de conflictos. Las posiciones pue-
te, Barcelona, Ariel, 1968.]

55
den oscilar entre una visión radical- Pero las formas de la democracia
mente instantaneísta de la democracia, mantienen también una relación con
presta en consecuencia a aferrarse a la pluralidad del tiempo. Lejos de to-
un poder ejecutivo que se autojustifi- da aproximación unívoca que se fo-
caría en la fuerza de 10 excepcional, calizaría únicamente en el procedi-
y una justificación opuesta de su po- miento de la legitimación electoral,
der por parte de los expertos, consi- se podría elegir subrayar de qué mo-
derados como los únicos aptos para do la perspectiva de una complejiza-
"representar" los intereses sociales de ción de las formas de soberanía (yen-
largo plazo en nombre del conoci- do desde la simple toma de posición
miento que pudieran llegar a poseer. contestataria a la institución de esa
La historia extendida de esos con- especie de memoria de la voluntad
flictos permitiría aclarar numerosos general que representa una constitu-
interrogantes contemporáneos. Abri- ción) va necesariamente unida al to-
!-; ría también el camino a una compren- mar en cuenta y ocuparse de la mul-

sión renovada de la democracia como tiplicidad de las temporalidades que
conjugación de tiempos. En efecto, constituyen la experiencia humana.
quisiera demostrar que el sujeto de la Estos diferentes aspectos de la in-
democracia debe ser comprendi- determinación democrática, me gus-
do como un sujeto indisociablemen- taría subrayarlo, se prolongan en una
te jurídico (el pueblo de los ciudada- crisis permanente dellenguaje polí-
nos-electores) e histórico (la nación tico. En efecto, definir esas nociones
que vincula la memoria con la prome- esenciales -la igualdad, la ciudada-
sa de un futuro compartido). nía, la soberanía, el pueblo, etcétera-

56 57


'l.il!
,: '

mientras que Brissot, por su lado,


genera problemas. Esta franja de pa-
apostrofa con encono a aquellos a los
labras ha sido significativamente
que llama "ladrones de palabras" .12
considerada como dramática duran-
Es por esta razón que Camille Des-
te la Revolución Francesa. En el mo-
moulins se fij a como programa, en
mento en que lanza junto a Sieyes su
Le Vieux Cordelier, hacer de la liber-
Iournal d'instruction sociale (1793),
tad de prensa, con la confrontación
Condorcet comprueba que "la alte-
permanente entre las palabras y las
ración del sentido de las palabras ha-
cosas que implican, la clave de la cons-
bla de una alteración en las propias
trucción de la experiencia democrá-
cosas" .10 Uno d e 1os ob servadores más
tica. "El carácter de la democracia
perspicaces del Terror puede llegar
-subraya entonces- es llamar a los
también a señalar a propósito de Ro-
hombres y a las cosas por su norn-
bespierre y de sus amigos que "le
bre".13 Por el contrario, la ideología
sustraen a todas las palabras de la len-
es la manifestación más evidente-
gua francesa su verdadero sentido" ,11

10 eon d orcet, "S ur 1e sens du mot révolu- nan a su voluntad a los hombres y las cosas según
tionnaire", en Iournal d'instructuni sociale, núm. el odio o el amor del pueblo engañado" [ibíd.).
1,1° de junio de 1793, p. la. 12 Cf . B'rissot,. "D e que 1ques erreurs dans les
1 J Edme Petit, Discurso del 28 de fructidor idees et dans les mots relatifs a la Révolution Fran-
año" (14 de septiembre de 1794), Archives par~ caise", La Chronique du Mois ou les Cahiers Pa-
lamentaires, 1a serie , tomo XCVII ,..p 175 "'r.lras h a-
triotiques, vol. S, marzo de 1793.
ber desparramado el desastre en todas partes, la 13 Camille Desmoulins, Le Vieux Cordelier,
incertidumbre y la ignorancia +continúa- intro- núm. 7, edición establecida por Pierre Pachet, Pa-
dujeron en el lenguaje una infinidad de palabras
rís, Belin, 1987, p. 123.
nuevas, de denominaciones con las cuales desig-

59
58
mente perversa de un divorcio calcu- novelista y el poeta son a su singular
lado o consentido entre las palabras manera agrimensores de ambigüeda-
y las cosas. En efecto, llega para ne- des y descífradores de silencios. Per-
gar y disimular las contradicciones del manecen abiertos a las contradiccio-
mundo bajo la aparente coherencia de nes del mundo y jamás permiten que
las doctrinas. Se desentiende de la rea- el concepto escape a la carnadura de
.'¡ lidad poniendo en escena un orden 10 real. La historia de lo político, al
fantasmático y dejando en evidencia igual que la literatura, trabaja junto a
ella en los intersticios de las ciencias
"

10 forzado de su instauración.
••• ,¡III •

El trabajo del historiador es ac- sociales. Comparten un movimiento


.,
i ,
tualizar estas cuestiones y los inten- constante de desciframiento. N o po-
1
""1',:1
,
I

tos por comprender el movimiento dría además olvidar el papel ocupa-


"!
de la democracia en su problemática do por Ia escritura en tantos historia-
, .'
--,,1 definición. Es en esta medida que su dores del siglo XIX, siendo Michelet
~. '1'

camino puede, además, cruzarse con quien supo decir mucho mejor a tra-
el de aquellos cuyo oficio es explorar vés de su lenguaje y su estilo aquello
las palabras y dominar por medio del que los documentos apenas podían
lenguaje una realidad opaca. Si la li- explicar.
teratura y la poesía tienen como fun-
ción abrirnos a la presencia del mun- Una historia de las aporías, pero tam-
do con la ayuda tambaleante de las bién una historia de los límites y los
palabras, encuentran una nueva ra- bordes. En efecto, es en estos momen-
zón de existir en medio de las incer- tos de equilibrio, en sus puntos de
tidumbres de la era democrática. El retroceso, que la democracia es cada

61
60 j

I •
vez esclarecida en su brutal desnu-
fectamente legible en su unidad ~ un
dez. Así, de Hanna Arendt a Claude
poder con el que se supone que está
Lefort, se ha operado toda una reno-
totalmente identificada, tratando de
vación del pensamiento de 10 políti-
resolver en su origen el hecho mis-
co' desde los años cincuenta a los se-
mo de la separación entre lo social y
tenta, a partir del análisis del hecho
10 político. El impulso de la empresa
totalitario. Lejos de los enfoques pu-
totalitaria deriva de esta pretensión
ramente descriptivos que no veían en
que se prolonga en la utopía de hacer
él más que el resurgimiento agrava-
existir un poder totalmente confun-
do de las figuras conocidas de la tira-
dido con la sociedad, no disociado
nía o la dictadura, la originalidad de
en absoluto de ella. Por esta razón, el
estos autores ha sido mostrar que los
poder totalitario está marcado por
regímenes implicados debían ser com-
una imperiosa lógica de la identifica-
prendidos como formas desviadas de
ción. Al radicalizar y erigir en abso-
la modernidad democrática, como una
luta la figura del partido de clase, pre-
especie de realización negativa de és-
tende superar las aporías primeras de
ta. En efecto, se puede analizar el fan-
la representación e instituir un po-
tasma activo de un poder que absor-
der que "represente realmente" a la
ba totalmente a la sociedad -que es
sociedad. Es el partido el que organi-
lo que caracteriza al totalitarismo- co-
za esta cadena imaginaria de identi-
mo una exacerbación utópica del
ficación que conduce a hacer del bu-
principio representativo, que en un
reau político e, incluso, del primer
mismo movimiento pretende cons-
secretario -ése al que Solzhenitsyn
truir artificialmente una sociedad per-
llamaba el egócrata- la perfecta en-
62
63
carnación del pueblo. Por lo tanto , el luntad y de un aumento paralelo en
partido excede en este caso la fun- potencia de las fuerzas de derecha o
ción de representación: es la sustan- del mercado. Las fronteras del gobier-
cia misma del pueblo. no y de la administración, de la ges-
La aprehensión de los límites mis- tión y de la política se han vuelto si-
mos de lo político ha consistido esen- multáneamente más débiles. Habría
cialmente hasta hoy en explorar las que precisar bien este diagnóstico. Pe-
zonas tempestuosas y de desvío en ro lo esencial es subrayar que tam-
las cuales se hunde la democracia. Es- bién desde ahora habrá que abordar lo
ta ((expedición por los abismos" sigue político partiendo de estas zonas gri-
constituyendo un camino de compren- ses, tomando en consideración estas
sión privilegiado. Naturalmente , de- escasas energías, estas derivas inmóvi-
ben continuarse las investigaciones les, estas descomposiciones discretas.
,,,
"
por esta dirección, los acontecimien- Sin embargo, los sobresaltos del
tos nos obligan a hacerla de manera mundo contemporáneo no incitan so-
acuciante, me doy cuenta y hago mi lamente a reflexionar sobre las for-
parte. Sin embargo, hay que recono- mas límites de 10 político. También
cer que hoy nos enfrentamos también el espacio de lo político está hoy so-
a lo inverso, a un desgaste y ya no a metido a tremendas pruebas. Esta cues-
una exacerbación de lo político. Com- tión es abordada desde hace veinte
probamos una aparente disolución y años por múltiples autores que par-
un desvanecimiento: sensación de una tieron de la constatación de la diso-
declinación de la soberanía, percep- ciación y de la diferenciación cre-
ción de un desvanecimiento de la vo- cientes de las relaciones de fuerza y

64 65
de territorio, vinculadas en otra épo- ta y sesenta y de descomposición de
ca por la figura del Estado soberano. la Unión Soviética, en sentido amplio,
Estos trabajos de ciencia política o a partir de 1989, los que constituye-
jurídica sobre la descomposición ex- ron hasta hoy el vector de una for-
terna de la soberanía y su disemina- midable descomposición de Estados;
ción son bien conocidos. Pero no se· su número era de 118 en 1963 y de
le ha acordado aún demasiada aten- 196 en el año 2000. El movimiento
ción a la tendencia concomitante a continúa, agudizado por los muchos
la fragilización interna de los Esta- casos de conflictos étnicos y religio-
dos-nación a causa del debilitamien- sos. Los especialistas en relaciones in-
to del contrato social y del estrecha- ternacionales observan con preocupa-
miento de las identidades colectivas. ción este fenómeno. Pero convendría
La aceleración de los movimientos también analizarlo estableciendo un
de secesión constituye su rnanífesta- . vínculo entre este proceso de seg-
ción más evidente. En efecto, tiende mentación estatal y la dimensión de
a crecer el número de Estados al mis- la "secesión social" que parece jugar
mo tiempo que los motivos de esta ahora un papel determinante. En efec-
multiplicación han cambiado de natu- to , muchas de estas deconstruccio-
raleza. Las cifras son elocuentes. Los nes derivan de un rechazo por parte
cuarenta y cuatro Estados de 1850 no de ciertas entidades a continuar con
se habían convertido en más de se- la vida en común, con todo lo que es-
senta en vísperas de la Segunda Gue- ta última implicaba en materia de re-
rra Mundial. Fueron los procesos de distribución para manejar las dife-
descolonización de los años cincuen- rencias aceptadas. Estos mecanismos

66 67
de retracción de lo político correspon- mente consideradas como universos
"
"
den entonces a una puesta a prueba de reducidos son sustituidas cada vez más
.....".~---
1.
los límites del contrato social a la cual por especies de naciones restrictiva-
hay que darle su importancia. Este mente concebidas como particulari-
fenómeno crucial no siempre es bien dades ampliadas, Es un fenómeno que
evaluado.En efecto, la paradoja es que debe analizarse urgentemente y con
la declinación contemporánea del Es- precisión si se quiere intentar con-
tado-nación -como forma social- se jurar sus efectos deletéreos. También
I
~I"¡ tI,
disimula detrás de la multiplicación se vuelve necesario articular un análi-
I
;i
de los Estados-nación como entidades' sis "interno" y un análisis "externo" de
soberanas. Los conflictos de reparto lo político, cambiar un enfoque en tér-
,"
que se resolvían normalmente den- minos de relaciones internacionales
i '

i'l
,tro de compromisos sociales "internos" por un análisis sostenido en el pun-
:;1,1
" se transforman en ciertos casos en to de vista del contrato social yde
",1\
·J'I

conflictos de identidad que se "ex- las formas de identidad colectiva y


':,.!
ternalizan" atravesando las fronteras. de solidaridad percibidas como per-
En otros términos, la lógica agregati- tinentes.
va de los tiempos de la conquista y de Las antinomias, los límites, enton-
la defensa de los derechos suele con- ces, pero también las decepciones. Me
vertirse en segregativa.La eclosión ac- parece aun más necesario abordar la
tual de los nacionalismos demuestra comprensión de lo político bajo un
en el mismo movimiento un retroceso tercer aspecto: explorando el fenóme-
y ya no una difusión del modelo histó- no de la decepción democrática. Una
rico de nación. Las naciones original- gran parte de los interrogantes con-

68 69


j'

temporáneos se concentra alrededor el prisma de los intereses y condena-


del diagnóstico de una desaparición da a las diferencias de opinión.
- que se percibe como peligrosa: decli- Nace así, alrededor de 10 político,
nación de la voluntad, descomposi- una demanda que no puede ser satis-
ción de la soberanía, desagregación de fecha de una manera determinada.
las figuras de 10 colectivo, etcétera. Todo ocurre como si hubiera al mis-
Estos interrogantes, me gustaría recor- mo tiempo demasiada y no suficien-
darlo, no son del todo inéditos, aun te política, expresión de una espera y
cuando impliquen formulaciones re- manifestación de un rechazo. Deseo
novadas cada vez. En principio, es en de política junto a la aspiración a un
la imposibilidad de disociar lo políti- dominio de la colectividad por sí mis-
co y la política que encuentra su ori- ma, conviviendo con la ilusión de ver
gen una cierta decepción ante el ré- tomar forma a una comunidad en la
gimen moderno. En efecto, -nunca es cual haya lugar para todos. Peró tam-
simple separar 10 noble de 10 vulgar, bién rechazo a los enfrentamientos es-
los pequeños cálculos egoístas y las tériles y a la búsqueda simultánea de
grandes ambiciones, el lenguaje filo- una felicidad únicamente privada.
so de la verdad y las astucias de la se- Sentimos al mismo tiempo una exas-
ducción y la manipulación, la aten- peración ante un "demasiado lleno" y
ción al largo plazo y el sometimiento una nostalgia ante lo que percibimos
a las urgencias. Si debe ref1exionarse como una declinación. A la vez, la po-
y trazarse una frontera entre ellos, lítica se nos aparece como una suerte
ésta permanecerá siempre móvil y de residuo vergonzante, al que habría
fluctuante, determinada como está por idealmente que eliminar y como una

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dimensión trágica faltante, una gran- te las aspiraciones a su exaltación
deza que está cruelmente ausente. bajo el aspecto de toda una serie de
·
l'lloi
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Iili
.•." -'_ .• --

Me ocuparé de reconstruir la his- cultos de la voluntad. La historia de


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1
toria de esta decepción así como la de esos ciclos está aún por hacerse. Esta
las tentativas por superarla: por un historia tiene indiscutiblemente una
lado, la búsqueda de políticas racio- dimensión que se puede calificar de
nales; por el otro, la exaltación de las "social", Los recuerdos del Terror de-
culturas del voluntarismo. El objetivo terminaron el horizonte mental de to-
1
11) es pensar la democracia partiendo de dos aquellos que aspiraban después
un análisis de la sensación de su au- de Termidor a un gobierno imperso-
sencia. De Roederer a Auguste Com- nal de la razón; por el contrario, fue-
te, de Auguste Jullien a Saint-Simon, ron la estrechez y la indecisión de un
se ve cómo se formula durante el régimen rutinario las que alimenta-
primer cuarto del siglo XIX el pro- ron las apelaciones a un vo1untaris-
grama de una ciencia social, de una mo creativo medio siglo más tarde,
ciencia del orden o de una política en 1848. Pero no podemos confor-
positiva que pretende pasar de un marnos con un enfoque simplifica-
difícil gobierno de los hombres a una dar como éste, aunque más no fuera
administración supuestamente pací- porque las mismas fuerzas expresa-
fica de las cosas. Al contrario de esas ron a veces las dos visiones simultá-
utopías "cientificistas" de un congela- neamente (ver en el comunismo del
miento radical de lo político, que con- siglo XX el elogio de los cocineros
sideran a su disolución como un fin expertos en gestión junto al volun-
deseable, se expresan periódicamen- tarismo más exacerbado). Hay que

72 73
mostrar también que la decepción escribir una historia negativa de la
nace de la dificultad de hacer vivir democracia.
el ideal democrático en la realidad
i
,r cotidiana: ese ideal no ha dejado de Esta tarea de una historia de lo políti-
oscilar entre el miedo al conflicto y co alcanza su mayor importancia en
la angustia ante su ausencia, entre la este despertar del tercer milenio, en el
aspiración a la autonomía individual momento en que percibimos con in-
y la búsqueda de una participación en quietud creciente que lila historia nos
,
11 ,
el ser colectivo. , muerde los talones", para decirlo con
1;

Los interrogantes contemporáneos un lugar común. Nos alcanzará aquí,


sobre la disolución de la política no para dar una breve imagen, con aludir
podrían ser aprehendidos solamente a las condiciones en las cuales la glo-
a partir del análisis, muy rápidamen- balización económica modifica el es-
te aludido, de las formas de disemina- pacio de la democracia y hace más di-
ción y recomposición de la soberanía. fícil la realización del interés general y
Éstas están igualmente inscriptas en con constatar el advenirniento de un
una historia continua de desencanta- universo en el cual las formas de "go-
miento democrático que no es más, bernabilidad" estalladas y diseminadas
tal vez, que la otra cara de una histo- son sustituidas cada vez más por un
ria del odio a la democracia, odio que ejercicio legible y responsable de la so-
suele crecer enmascarado bajo la pre- beranía, o con mencionar las perturba-
tensión de poner en la picota sólo a ciones causadas por la presión de los
su forma llamada «liberal" o "burgue- tiempos mediáticos, con recordar los
sa". Eso sería, si se quiere, tratar de conflictos vinculados a la crispación

74 75
1
j,
1'·

de las identidades nacionales o con "En materia de ciencias -señalaba Mar-



1,
aludir a los problemas planteados por cel Mauss- ninguna lentitud es sufi-
la entrada a un universo en el que ca- ciente; en materia de 10 práctico, no se
da día se afirma más el peso de pode- puede esperar."14 No me preocupa ol-
res tan inasibles como tremendamente vidar que esta diferencia no podría abo-
amenazantes. Es alrededor de interro- lirse sin perjuicios. Considerando que
gantes acuciantes como éstos que se se trata de problemas contemporáneos
organizan hoy numerosas investiga- universalmente debatidos, es muy gran-
ciones en las ciencias sociales. La his- de el riesgo de ver desaparecer la dife-
toria de 10 político, tal como intenté rencia entre el trabajo paciente y el co-
definir sus características, puede, me mentario apresurado, en una palabra,
parece, aportar una contribución espe- entre la ciencia y la opinión. Pero la
cífica a la comprensión de estas cues- historia moderna y contemporánea de
tiones colocándolas en una perspectiva 10 político no sabría desentenderse del
amplia y de largo plazo. Debe también mundo y encerrarse en un recinto pre-
permitir superar las hoy tan extendi- servado pero inaccesible a los movi-
das tentaciones de refugiarse en la po- mientos de la vida. Por el contrario, su
sición de un retiro desengañado o aban- ambición es descender a la arena cívi-
donar perezosamente el gobierno del ca y aportar allí un suplemento de in-
mundo a los automatismos, considera- teligibilidad, un aumento de la lucidez.
dos como suficientes, del mercado o a Debe proponerse una lectura crítica y
la sola fuerza del derecho.
14 Mareel Mauss, CEuvres, tomo lII, París, Éd.
*** de Minuit, 1969, p. 579.

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.. 1

7 I
l'

serena del mundo allí donde dominan estas paredes, Michelet señalaba: "No
con tanta frecuencia el clamor de las es en absoluto una enseñanza 'pro-
pasiones, las versatilidad de las opi- piamente dicha. Es el examen de las
niones y la comodidad de las ideolo- grandes cuestiones realizado en pú-
'1,
i
gías. Por 10 tanto, el trabajo científico blico. No se habla a alumnos sino a
más riguroso y las adquisiciones más iguales't " Hay seguramente algo de
pacientes de la erudición participan ilusorio en este enfoque del curso pú-
directamente de la actividad ciudada- blico, que no funciona igual para las
1111
na, nacen de la confrontación con el diferentes disciplinas. Sin embargo,
i[
I
acontecimiento y permanecen ligados corresponde a una visión saludable
a él. Pretendo inscribirme, con mo- de la prueba particular que constitu-
destia pero también con una firme de- ye el tipo de palabra que se arriesga
terminación, en la línea de aquellos entre estas paredes. Quizás es, ade-
sabios que lo fueron también por su más, en esta prueba que se halla el
propia obra de infatigables ciudadanos origen de la alegría que mencionaba
y que no se dieron tregua en maridar el al principio de esta lección sin poder
pesimismo de la inteligencia con el op- todavía definirla: participar de una
timismo de la voluntad, para retomar utopía académica que vale la pena
una expresión de Romain Rolland, po- mantener para hacer vivir la polis.
pularizada por Gramsci, que sirvió du-
rante mucho tiempo de guía a una
gran parte de mi generación.
Reflexionando sobre la especifici- 15 Michelet, Cours ílU CoLlege de France, to-
dad de los cursos que se daban entre mo 1, 1838-1844 , París, Gallimard, 1995, p. 20.

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