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MARCOS MAYER
Serie Breves
dirigida por
ENRIQUE TANDETER
Por una historia
conceptual
de lo político
Lección inaugural
en el Collége de France
~ rCESI BIBLIOTECA
1/11111111111111111
065333
Señor director,
mis queridos colegas:
7
!!
8 9
110s a los que debo agradecer sería
cotirador intelectual y en una situa-
muy grande, me lin1itaré a citar a ~se
ción un tanto precaria. También me
gran medievalista que fue Paul Víg-
permitió encontrar una cierta uni-
nauX. En efecto, fueron p~obable-
dad en mi vida y realizar aquello a lo
mente los lazos de amistad frater~al
que aspira todo hombre o mujer: ha-
que mantuve a comienzos de los anos
cer de su pasión un oficio. Fue con él
setenta con quien fuera uno de los
y con Claude Lefort, uno historiador
padres fundadores del sindicalismo
y el otro filósofo, que aprendí a tra-
democrático en Francia los que hi-
baj ar sin caer en rutinas académicas
cieron que el joven militante que era
y en modas intelectuales. Ambos fue-
yo por entonces pudiera tomar pro-
ron grandes maestros para mí, ade-
gresiva conciencia -a contramano del
más de inseparables amigos y compa-
recorrido de una gran parte de la ~e-
ñeros de trabajo. Los miembros del
. , de 1968- de que una vida
Centro de Investigaciones Políticas neraClon .
consagrada a la comprensión ~iguro-
Raymond Aron, con quienes nos pro-
sa del mundo implica la capaCldad de
pusi .ros hace veinte años renovar el
cambiarlo; que hay una complem~n-
estu lío tanto tiempo aletargado de
tariedad absoluta entre la vita actIva
lo ; .olítico, saben también cuánto le
debo a cada uno de ellos. Me siento y la vita contemplatíva.
feliz de que esta pequeña comuni-
dad de historiadores, sociólogos y fi- ***
lósofos vea de algún modo reflej ada
Historia moderna y contemporánea
la originalidad de su trabajo en el mío.
de lo político. Aun de manera lateral,
Aun cuando la lista de todos aque-
11
10
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en La Révolution, 5a ed P . 1°t::8
corresponde a la vez a un campo Y a
mo 1 1\ '1 ans, o o to-
I
I p. . 15
14
un trabajo. Como campo, designa un adopte un punto de vista falsamente
lugar donde se entrelazan los múlti- reduccionista. En efecto, la compren-
ples hilos de la vida de los hombres sión de la sociedad no podría limi-
y las mujeres, aquello que brinda un tarse a la suma y a la articulación de
I
I marco tanto a sus discursos como a sus diversos subsistemas de acción (el
,1
sus acciones. Remite al hecho de la económico, el social, el cultural, et-
existencia de una "sociedad" que apa- cétera) que están lejos de ser inme-
rece ante los ojos de sus miembros diatamente inteligib1es salvo cuando
formando una totalidad provista de son relacionados dentro de un marco
sentido. En tanto que trabajo, 10 po- interpretativo más amplio. Más allá
lítico califica el proceso por el cual de la toma de decisiones culturales y
un agrupamiento humano, que no es sociales, de las variables económicas
en sí mismo más que una simple "po- y de las lógicas institucionales, la so-
blación", toma progresivamente. los ciedad no puede ser entendida en
rasgos de una verdadera comunidad. sus núcleos esenciales si no se actua-
Una comunidad de una especie cons- liza 'ese centro nervioso del cual
tituida por el proceso siempre con- procede el hecho mismo de su insti-
flictivo de elaboración de las reglas tución. Uno o dos ejemplos bastarán
explícitas o implícitas de lo partici- para convencernos.
pable y lo compartible y que dan Para comprender la especificidad
forma a la vida de la polis. de un fenómeno como el del nazis-
No se puede aprehender el mun- mo, se ve claramente que no alcanza
do sin darle un lugar a este orden sim- con analizar las diferentes tensiones
bólico de lo político, salvo que se y los múltiples bloqueos de la Ale-
16 17
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implícitamente del ejercicio de la po- cen en ella. Si después de más de dos
,. --------- lítica. Referirse a lo político y no a la siglos sigue apareciendo como el in-
política es hablar del poder y de la ley, dispensable principio organizador de
del Estado y de la nación, de la igual- todo orden político moderno, el im-
dad y de la justicia, de la identidad y perativo que traduce esa evidencia es
, I de la diferencia, de la ciudadanía y de también tan intenso como impreci-
la civilidad, en suma, de todo aque- so. Dado que es fundadora de una ex-
" I llo que constituye a la polis más allá periencia de libertad, la democracia
,
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..! I del campo inmediato de la competen- no deja nunca de constituir una solu-
I
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cia partidaria por el ejercicio del po- ción problemática para instituir una
der, de la acción gubernamental del polis de hombres libres. En ella se unen
día a día y de la vida ordinaria de las desde hace mucho tiempo el sueño
instituciones. del bien y la realidad de 10 confuso.
Esta coexistencia tiene de particular
Esta cuestión adquiere la mayor im- que no se trataría de un ideal lejano
portancia en las sociedades democrá- con el cual estaría de acuerdo todo
ticas, es decir, en aquellas donde las el mundo. Las divergencias sobre su
condiciones para la vida en común no definición remiten al orden de me-
están definidas a priori, establecidas dios empleados para realizarla. Sólo
por una tradición o impuestas por una por esto, la historia de la democracia
autoridad. En efecto, la democracia no es una experiencia fracasada o
constituye a la política en un campo una utopía traicionada.
sumamente abierto a partir de las ten- Bien lejos de corresponder a una
siones e incertidumbres que subya- sim ple incertidumbre práctica sobre
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11 23
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las formas adecuadas del poder so-
acabo de definirlo más que restitu-
cial, pues la soberanía popular trata
yendo de manera evidente el espe-
de expresarse a través de institucio-
sor y la densidad de las contradic-
nes representativas que no logran en-
ciones y ambigüedades que subyacen
, .,¡ contrar la manera de llevarla a la prác-
en ello. Por 10 tanto, mi ambición es
. , tica. Finalmente, una dualidad que
, pensar la democracia retornando el
convive en la idea moderna de eman-
hilo de su historia. Pero es necesario
cipación entre un deseo de autono-
precisar enseguida que no se trata so-
mía de los individuos (con el derecho
lamente de decir que la democracia
como vector privilegiado) y un pro-
tiene una historia. Hay que conside-
yecto de participación en el ejercicio
rar más radicalmente que la demo-
del poder social (que, en consecuen-
cracia es una historia, indisociable
cia, pone a la política en el lugar de
de un trabajo de investigación yex-
mando). Una dualidad entre la liber-
perimentación, de comprensión y de
tad y el poder, o entre liberalismo y de-
elaboración de sí misma.
mocracia, para decirlo de otro modo.
Entonces, el objetivo es rehacer
la genealogía extensa de las cuestio-
*** nes políticas contemporáneas para
que resulten totalmente inteligibles.
Esta concepción de lo político con-
La historia no consiste solamente en
duce a que el enfoque histórico sea la
apreciar el peso de las herencias, en
condición necesaria para su comple-
"esclarecer" simplemente el presen-
ta comprensión. En efecto, no se pue-
.te a partir del pasado, sino que in-
de aprehender lo político tal como
tenta hacer revivir la sucesión de
24
25
•
pasos de los publicistas e historia-
presentes tomándolos como otras ex-
dores del siglo XIX -como Guizot ,
periencias que informan sobre la nues-
Quinet o Tocqueville, por no citar
--- ----- tra. Se trata de reconstruir la mane-
más que tres nombres- que inten-
ra corno los individuos y los grupos
taron concienciar a' sus contemporá-
han elaborado su comprensión de las
neos desarrollando aquello que ha-
situaciones, de enfrentar los recha-
bían definido como una historia de la
zos y las adhesiones a partir de los
civilización. Comparto con ellos una
cuales han formulado sus objetivos,
misma preocupación, que es la de es-
de volver a trazar de algún modo la
cribir una historia que se pueda cali-
manera como su visión del mundo
ficar como global.
ha acotado y organizado el campo de La historia así concebida es ellabo-
sus acciones. El objeto de esta historia
ratorio en actividad de nuestro pre-
para decir las cosas de otra manera' ,
sente y no solamente el esclarecimien-
es seguir el hilo de las experiencias
to de su trasfondo. Por esta misma
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y de los tanteos, de los conflictos y las razón, la atención a los problemas con-
controversias, a través de los cuales
ternporáneos más explosivos y más
la polis ha buscado encontrar su for-
urgentes no puede disociarse de una
ma legítima. Para dar una imagen,
meticulosa reconstrucción de su gé-
consiste en publicar el texto real de
nesis. Partir de una cuestión contem-
la pieza en la cual se insertan las pues-
poránea para reconstruir su genealo-
tas en escena sucesi vas de la vida en
gía antes de hacerla regresar al final
común. Además, al tratar de encon-
de la investigación, rica en enseñan-
trar este hilo conductor, este reco-
zas del pasado, ése debe ser el me-
rrido me lleva en parte a seguir los
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todo a desarrollar para alcanzar la En efecto, hay que ir por partes, de
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profundidad indispensable en un aná- manera estructural, entre la búsque-
I I lisis político. Es en ese diálogo per-
'!-¡ - ----- - da apasionada de la actualidad y la
I manente entre el pasado y el pre- atención escrupulosa a la historia.
I sente que puede volverse legible el Se trata, por lo tanto, de una historia
proceso instituyente de las socieda- que tiene como función restituir pro-
des y que puede surgir una compren- blemas más que describir modelos.
sión sintética del mundo, Esto im- Su trabajo termina en cierta manera
plica postular una historia a la que por mezclarse con el de la filosofía
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se podría calificar de comprensiva: política .
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intelección del pasado e interroga- Antes que nada, entonces, la his-
ción del presente participan en ella toria de lo político enfocada con es-
de un mismo recorrido. Actualiza las te espíritu se distingue por su propio
resonancias entre nuestra experien- objeto de la historia de la política
cia de lo político y la de los hombres . propiamente dicha. Esta última, ade-
y mujeres que nos han precedido, dan- más de la reconstrucción de la suce-
do de esta manera su sentido más sión cronológica de los aconteci-
fuerte a la fórmula de Marc Bloch: "La mientos, analiza el funcionamiento
incomprensión del presente nace fa- de las instituciones, desmenuza los
talmente de la ignorancia del pasado") mecanismos de toma de decisiones
públicas, interpreta el resultado de
3 Marc Bloch, Apologie pour l'histoire ou mé-
las elecciones, echa luz sobre las ra-
tier d'historien t» ed., París,Armand Colin, ]974, zones de los actores y el sistema de
p.47.
sus interacciones, describe los ritua-
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29
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les y los símbolos que organizan la vi-
:1 da. La historia de lo político incorpo- aprehender más que examinando las
, I contingencias ordinarias, envueltas co-
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1
ra, obviamente, esos diferentes apor-
I
tes. Con todo lo que puede acarrear mo siempre están en la minucia de
de batallas subalternas, rivalidades en- los acontecimientos. Esto debe decir-
tre personas, confusiones intelectua- se con claridad. Pero al mismo tiem-
I les, cálculos de corto alcance, la activi- po hay que subrayar con fuerza que
,¡ no se puede permanecer allí si se pre-
I dad política stricto sensu es, en efecto,
aquello que limita y permite en la tende resolver el enigma de lo políti-
práctica la realización de lo político. co. Por ejemplo, no se podría com-
Es inseparablemente una pantalla y prender la inestabilidad estructural
un medio. Las deliberaciones racio- de un régimen conformándose con
nales y las reflexiones filosóficas ele- hacer el relato de las crisis ministe-
vadas no se pueden disociar de las riales que pueden llegar a ocurrir en
pasiones y de los intereses. El majes- la zona visible de la escena."
tuoso teatro de la voluntad general
está atravesado permanentemente por 4 Recordemos que es exactamente por esta
razón que los historiadores de los Annales no se in-
escenas tomadas en préstamo a los teresaban en la política. Notemos también que es
pasos de comedia más habituales del por ese mismo motivo que Durkheim no conside-
poder. Refugiarnos en el cielo supues- raba que la política stricto sensu fuera un objeto
tamente apacible de las ideas tampo- pertinente para el sociólogo. "Las guerras, los trata-
dos, las intrigas, los gabinetes o las asambleas, los
co nos garantizará comprender los actos de los hombres de Estado", escribe, "son com-
mecanismos y las dificultades de la binaciones que jamás se parecen a sí mismas; no se
institución de la polis. No se lospuede puede hacer otra cosa que contarlas, no parecen
surgir de ninguna ley definida" ("Sociología y cien-
30
31
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De una manera más general, se
I
,
En principio, la historia social. Ella
do practicarla se nutre de los aportes pone el acento sobre la interpreta-'
de diferentes ciencias sociales y que ción de los conflictos de poder y de
procura unificar sus recorridos, pero, la oposición de intereses. Provee así
al mismo tiempo, investiga con una una grilla explicativa que establece
atención particular, un conjunto de un vínculo entre las posiciones y las
"
hechos y de problemas que se sitúan conductas dentro del campo propia-
en aquello que se podría llamar su mente político -el de las elecciones o
"ángulo muerto". Para poder compren- las filiaciones partidarias- y las varia-
derlo y no quedarse en consideracio- bles culturales, económicas o sociales
nes de método demasiado abstractas, que caracterizan a los diferentes gru-
'., puede ser útil mostrar, a partir de unos pos. El problema es que este enfoque
., !,
pocos ejemplos, la contribución a la no da cuenta más que de una parte
comprensión de nuestras sociedades de la realidad. Tomemos el ejemplo de
que propone esta perspectiva distinta la conquista del sufragio universal.
de los aportes de la historia social, de Una historia social reconstruirá el
conflicto entre las "impaciencias" del
pueblo y los "temores" de las elites,
cias sociales", texto de 1903 escrito en colabora-
ción con Paul Fauconnet, en Émile Durkheim, Tex-
describirá las estrategias de las fuer-
tes, París, Éd. de Minuit, 1975, tomo I, p. 147) (el zas cuya presencia resulta visible. Se
destacado es mío). [Trad. esp.: Obras completas, to- podrá analizar efectivamente en estos
mo I, Madrid, Planeta-Agostini, 1985.] términos al movimiento de la refor-
32 33
I 1
obra fundadora, muestra por su par- los modos de confiscación del poder,
te cómo el advenimiento y la am- las formas de manipulación que se
pliación de los partidos políticos con- desarrollan a la sombra del mecanis-
ducen en la práctica a transformar mo representativo. Pero no se ocupa
a fondo el conjunto del sentido de de comprender aquello que consti-
un gobierno representativo. Se po- tuye en cierta manera el núcleo del
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36 37
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por instituir un espacio común entre
hombres y mujeres muy diferentes.
más incierta la constitución
pueblo concreto. Aparece aquí mis-
de un
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estudia también la historia de las téc-
bólica el cuerpo artificial del pueblo.
! 1
! nicas electorales como una sucesión
: Pero también técnicamente, pues el
de intentos por dar una respuesta a
desarrollo de un Estado de derecho
este déficit originario de figuración.
presupone «generalizar lo social", vol-
Este enfoque presenta además la
verlo abstracto si se prefiere, para ha-
ventaja de superar una cierta contra-
cerla gobernable por medio de leyes
dicción estructural de la sociología po-
uni versales. Si esta formalidad es un
lítica y de las ciencias sociales en ge-
principio de construcción social en la
neral: en efecto, los términos con los
democracia, al mismo tiempo vuelve
cuales dan cuenta del funcionamien-
38 39
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Debo subrayar, en tercer lugar, en innegable renovación del pensamien-
qué difiere mi proyecto del de la teo- to político, llevando así a que en los
ría política, al menos tal como se la setenta sé acostumbrara a hablar de un
comprende hoy de manera dominan- "retorno de lo político". Pero, de cier-
te. Como para movernos con una re- ta manera, estos emprendimientos in-
ferencia accesible, se puede aludir aquí telectuales tampoco se ocupan de la
a las obras de Rawls y de Habermas esencia aporética de lo político. Lo
que durante los setenta y los ochen- demuestra el hecho de que su pers-
ta otorgaron una nueva centralidad a pectiva esencialmente centrada en los
este enfoque. Su característica es la procedimientos los ha llevado a acer-
de ser esencialmente normativas. Di- carse al derecho y a la moral. Se ad-
cen en qué debería consistir una de- vierte claramente en los autores que
liberación racional, lo que habría que acabamos de citar cómo el desplie-
40 41
gue de una visión racionalizadora del ción razonable a la cual no tendrían
establecimiento del contrato social otro remedio que adecuarse. Por 10
los l1eva a "formalizar" la realidad. En tanto , es también tomar un camino
Rawls, aquel que decide en estado de falso tratar de exorcizar la movediza
ignorancia adopta un punto de vista complejidad de la búsqueda demo-
acabadamente universal-racional aun- crática por medio de un ejercicio ti-
que disponga de poca información pológico. Lo interesante no es distin-
sobre los hechos del mundo real. La guir distintas maneras de gobierno
razón no se afirma en esta perspecti- representativo o de buscar cómo ha-
va sino pagando el precio de la abs- cer encaj ar en algunos casos bien de-
tracción, de la toma de distancia con finidos las posiciones de los actores o
los sonidos y las furias del mundo. las características de las institucio-
Por el contrario, partir de la com- nes. Por el contrario, hay que tomar
plejidad de lo real y de su dimensión como objeto el carácter siempre abier-
aporética conduce a interesarse por to y "bajo tensión" de la experiencia
la cosa misma" de lo político. Así, en
H
democrática. El objetivo no es ya so-
primer lugar, hay que considerar el lamente oponer banalmente el uni-
carácter problemático del régimen verso de las prácticas con el de las
político moderno para comprender su normas. De 10 que se trata es de par-
funcionamiento y no para buscar re- tir de las antinomias constitutivas de
solver su enigma imponiéndole una lo político, antinomias cuyo carácter
normatividad, como si una ciencia pu- se revela únicamente en el transcur-
ra del lenguaje o del derecho pudie- so de la historia. Si se toma el ej em - .
ra indicar a los hombres aquella solu- plo de la justicia social, se tratará de
42
43
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mostrar a través de una historia del sino en el trabajo histórico de su pues-
l'
Estado de bienestar cómo han evolu- ta a prueba y de sus intentos de elu-
I
44
I
texto más general de interpretación que las fe tia les romanas" -señala su- .
y de investigación. Dentro de esta pers- gestivamente Michel de Certeau-los
pectiva, las representaciones y las ideas relatos marchan por delante de las
constituyen una materia estructuran- prácticas para abrirles un territorio."6
te de la experiencia social. Lejos de Es un planteo que hago mío con pla-
poder ser comprendidas de manera au- cer. En efecto, los relatos y las repre-
tónoma, en estrechas genealoCTíascon- sentaciones tienen como una clara
b
sideradas dentro del circulo ce~rado función posible abrir "un teatro 'de le-
de sus relaciones o de sus diferencias , gitimidad a las acciones efectivas"."
estas representaciones constituyen rea- Contrariamente a la historia de las
les y poderosas lIinfraestructuras" de ideas, la materia de esta historia de
la vida de las sociedades. A diferencia lo político, a la que califico de "con-
de una visión desencarnada que se ceptual'" no puede por lo tanto limi-
desentiende de tomar en cuenta las tarse al análisis y comentario de las
, .'
fuerzas que modelan el marco de la grandes obras, aun cuando se las pue-
acción de los hombres, su objetivo es, da considerar habitualmente y con
por el contrario, enriquecer y com- justicia como "grandes momentos" que
plejízar la noción de IIdeterminación" cristalizan las preguntas que se plan-
Se trata de tener en cuenta todas las
representaciones "activas" que orientan 6 Michel de Certeau, L'lnventian du quoti-
la acción, que limitan el carripo de 10 dien, tomo 1, Arts de [aire, nueva edición, París,
Gallimard, 1990, p. 185. [Trad. esp.: La invención
posible a través del campo de 10 pen- de lo cotidiano, tomo 1, Artes de hacer, México,
sable y delimitan el marco de las con- ITESO/UIAlCFEMC, 1996.]
troversias y los conflictos. "Al igual 7 Ibíd., p. 183.
46 47
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tea una época y las respuestas que in- Es siempre en las condiciones de su
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ocasión de estudiar. Hay muchas del régimen representativo y perm1-
.,J'-I ,-----' otras que deben tomarse en conside-
ración. Pienso en especial en todo lo
tiría evaluar de manera diferente los
fundamentos de la legitimidad de-
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50
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la voluntad, es arraigo e invención. La afirmación de la voluntad gene-
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.--- - Desearía comprender a la democra- ral presupone para los revoluciona-
, '1
cia a partir del examen de sus apo- rios norteamericanos o franceses una
rías, partiendo de la tensión entre el capacidad permanente -al menos en
tiempo-recurso y el tiempo-obliga- cada generación- de invención del
ción. La pregunta está ejemplarmente futuro de manera tal que 10 que una
planteada desde los finales del siglo generación ha elegido libremente no
XVIII en el gran debate entre Ed- se convierta para las siguientes en
mund Burke y Thomas Paine sobre un destino inexorable. De allí el de-
el sentido de los derechos del hom- bate, central en ambos márgenes del
bre. Paine formula el programa mo- Atlántico durante el siglo XVIII, so-
derno de una emancipación radical de bre el buen uso de un texto constitü-
, .
.•.
!
52 ¡
•
cuando se lamenta de que "la tradi- introduciendo una temporalidad lar-
ción de todas las generaciones muer- ga en la vida comunitaria. Es también
tas pesa como una pesadilla sobre el evidente que vivimos en un mundo
cerebro de los vivos"." en el que la vitalidad económica está
La atracción actual por el corto ligada a la capacidad de las políticas
plazo que deploran muchos no provie- públicas de planificar sobre períodos
ne solamente de una especie de acele- cada vez más extensos (en materia
ración de la historia artificialmente de investigación, entre otras) y en las
impulsada por las impaciencias del cuales tomar en cuenta los proble-
mundo mediático. Se trata mas bien de mas del medio ambiente conduce a
un fenómeno estructural. En efecto, razonar con horizontes que no pue-
para dar fuerza visible a la voluntad den compararse con los de los ritmos
general, la democracia está constan- electorales. Los tiempos de la demo-
temente tentada de hacer prevalecer cracia aparecen así susceptibles de un
los "caprichos del instante" (la expre- doble desfase: demasiado inmediatos ,
sión es de Renan), que se imponen a para una preocupación de largo pla-
su vez como un amo destructor. zo, demasiado lentos para la gestión
Por otro lado, el derecho -percibi- de 10 urgente. En ambos casos, queda
do por todos como una necesaria pro- cuestionada la pertinencia de la idea
tección- no puede tomar forma sino de voluntad general.
Esta tensión entre temporalidades
9 Karl Marx, Le 18 Brumaire de Louis Na- no cesa de profundizarse y de ali-
poléon (1852), París, Éditions sociales, 1969, p. mentar un conjunto de perplejidades
15. [Trad. esp.: El 18 Brumario de Luis Bonapar- y de conflictos. Las posiciones pue-
te, Barcelona, Ariel, 1968.]
55
den oscilar entre una visión radical- Pero las formas de la democracia
mente instantaneísta de la democracia, mantienen también una relación con
presta en consecuencia a aferrarse a la pluralidad del tiempo. Lejos de to-
un poder ejecutivo que se autojustifi- da aproximación unívoca que se fo-
caría en la fuerza de 10 excepcional, calizaría únicamente en el procedi-
y una justificación opuesta de su po- miento de la legitimación electoral,
der por parte de los expertos, consi- se podría elegir subrayar de qué mo-
derados como los únicos aptos para do la perspectiva de una complejiza-
"representar" los intereses sociales de ción de las formas de soberanía (yen-
largo plazo en nombre del conoci- do desde la simple toma de posición
miento que pudieran llegar a poseer. contestataria a la institución de esa
La historia extendida de esos con- especie de memoria de la voluntad
flictos permitiría aclarar numerosos general que representa una constitu-
interrogantes contemporáneos. Abri- ción) va necesariamente unida al to-
!-; ría también el camino a una compren- mar en cuenta y ocuparse de la mul-
•
sión renovada de la democracia como tiplicidad de las temporalidades que
conjugación de tiempos. En efecto, constituyen la experiencia humana.
quisiera demostrar que el sujeto de la Estos diferentes aspectos de la in-
democracia debe ser comprendi- determinación democrática, me gus-
do como un sujeto indisociablemen- taría subrayarlo, se prolongan en una
te jurídico (el pueblo de los ciudada- crisis permanente dellenguaje polí-
nos-electores) e histórico (la nación tico. En efecto, definir esas nociones
que vincula la memoria con la prome- esenciales -la igualdad, la ciudada-
sa de un futuro compartido). nía, la soberanía, el pueblo, etcétera-
56 57
•
'l.il!
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10 eon d orcet, "S ur 1e sens du mot révolu- nan a su voluntad a los hombres y las cosas según
tionnaire", en Iournal d'instructuni sociale, núm. el odio o el amor del pueblo engañado" [ibíd.).
1,1° de junio de 1793, p. la. 12 Cf . B'rissot,. "D e que 1ques erreurs dans les
1 J Edme Petit, Discurso del 28 de fructidor idees et dans les mots relatifs a la Révolution Fran-
año" (14 de septiembre de 1794), Archives par~ caise", La Chronique du Mois ou les Cahiers Pa-
lamentaires, 1a serie , tomo XCVII ,..p 175 "'r.lras h a-
triotiques, vol. S, marzo de 1793.
ber desparramado el desastre en todas partes, la 13 Camille Desmoulins, Le Vieux Cordelier,
incertidumbre y la ignorancia +continúa- intro- núm. 7, edición establecida por Pierre Pachet, Pa-
dujeron en el lenguaje una infinidad de palabras
rís, Belin, 1987, p. 123.
nuevas, de denominaciones con las cuales desig-
59
58
mente perversa de un divorcio calcu- novelista y el poeta son a su singular
lado o consentido entre las palabras manera agrimensores de ambigüeda-
y las cosas. En efecto, llega para ne- des y descífradores de silencios. Per-
gar y disimular las contradicciones del manecen abiertos a las contradiccio-
mundo bajo la aparente coherencia de nes del mundo y jamás permiten que
las doctrinas. Se desentiende de la rea- el concepto escape a la carnadura de
.'¡ lidad poniendo en escena un orden 10 real. La historia de lo político, al
fantasmático y dejando en evidencia igual que la literatura, trabaja junto a
ella en los intersticios de las ciencias
"
10 forzado de su instauración.
••• ,¡III •
camino puede, además, cruzarse con quien supo decir mucho mejor a tra-
el de aquellos cuyo oficio es explorar vés de su lenguaje y su estilo aquello
las palabras y dominar por medio del que los documentos apenas podían
lenguaje una realidad opaca. Si la li- explicar.
teratura y la poesía tienen como fun-
ción abrirnos a la presencia del mun- Una historia de las aporías, pero tam-
do con la ayuda tambaleante de las bién una historia de los límites y los
palabras, encuentran una nueva ra- bordes. En efecto, es en estos momen-
zón de existir en medio de las incer- tos de equilibrio, en sus puntos de
tidumbres de la era democrática. El retroceso, que la democracia es cada
61
60 j
I •
vez esclarecida en su brutal desnu-
fectamente legible en su unidad ~ un
dez. Así, de Hanna Arendt a Claude
poder con el que se supone que está
Lefort, se ha operado toda una reno-
totalmente identificada, tratando de
vación del pensamiento de 10 políti-
resolver en su origen el hecho mis-
co' desde los años cincuenta a los se-
mo de la separación entre lo social y
tenta, a partir del análisis del hecho
10 político. El impulso de la empresa
totalitario. Lejos de los enfoques pu-
totalitaria deriva de esta pretensión
ramente descriptivos que no veían en
que se prolonga en la utopía de hacer
él más que el resurgimiento agrava-
existir un poder totalmente confun-
do de las figuras conocidas de la tira-
dido con la sociedad, no disociado
nía o la dictadura, la originalidad de
en absoluto de ella. Por esta razón, el
estos autores ha sido mostrar que los
poder totalitario está marcado por
regímenes implicados debían ser com-
una imperiosa lógica de la identifica-
prendidos como formas desviadas de
ción. Al radicalizar y erigir en abso-
la modernidad democrática, como una
luta la figura del partido de clase, pre-
especie de realización negativa de és-
tende superar las aporías primeras de
ta. En efecto, se puede analizar el fan-
la representación e instituir un po-
tasma activo de un poder que absor-
der que "represente realmente" a la
ba totalmente a la sociedad -que es
sociedad. Es el partido el que organi-
lo que caracteriza al totalitarismo- co-
za esta cadena imaginaria de identi-
mo una exacerbación utópica del
ficación que conduce a hacer del bu-
principio representativo, que en un
reau político e, incluso, del primer
mismo movimiento pretende cons-
secretario -ése al que Solzhenitsyn
truir artificialmente una sociedad per-
llamaba el egócrata- la perfecta en-
62
63
carnación del pueblo. Por lo tanto , el luntad y de un aumento paralelo en
partido excede en este caso la fun- potencia de las fuerzas de derecha o
ción de representación: es la sustan- del mercado. Las fronteras del gobier-
cia misma del pueblo. no y de la administración, de la ges-
La aprehensión de los límites mis- tión y de la política se han vuelto si-
mos de lo político ha consistido esen- multáneamente más débiles. Habría
cialmente hasta hoy en explorar las que precisar bien este diagnóstico. Pe-
zonas tempestuosas y de desvío en ro lo esencial es subrayar que tam-
las cuales se hunde la democracia. Es- bién desde ahora habrá que abordar lo
ta ((expedición por los abismos" sigue político partiendo de estas zonas gri-
constituyendo un camino de compren- ses, tomando en consideración estas
sión privilegiado. Naturalmente , de- escasas energías, estas derivas inmóvi-
ben continuarse las investigaciones les, estas descomposiciones discretas.
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por esta dirección, los acontecimien- Sin embargo, los sobresaltos del
tos nos obligan a hacerla de manera mundo contemporáneo no incitan so-
acuciante, me doy cuenta y hago mi lamente a reflexionar sobre las for-
parte. Sin embargo, hay que recono- mas límites de 10 político. También
cer que hoy nos enfrentamos también el espacio de lo político está hoy so-
a lo inverso, a un desgaste y ya no a metido a tremendas pruebas. Esta cues-
una exacerbación de lo político. Com- tión es abordada desde hace veinte
probamos una aparente disolución y años por múltiples autores que par-
un desvanecimiento: sensación de una tieron de la constatación de la diso-
declinación de la soberanía, percep- ciación y de la diferenciación cre-
ción de un desvanecimiento de la vo- cientes de las relaciones de fuerza y
64 65
de territorio, vinculadas en otra épo- ta y sesenta y de descomposición de
ca por la figura del Estado soberano. la Unión Soviética, en sentido amplio,
Estos trabajos de ciencia política o a partir de 1989, los que constituye-
jurídica sobre la descomposición ex- ron hasta hoy el vector de una for-
terna de la soberanía y su disemina- midable descomposición de Estados;
ción son bien conocidos. Pero no se· su número era de 118 en 1963 y de
le ha acordado aún demasiada aten- 196 en el año 2000. El movimiento
ción a la tendencia concomitante a continúa, agudizado por los muchos
la fragilización interna de los Esta- casos de conflictos étnicos y religio-
dos-nación a causa del debilitamien- sos. Los especialistas en relaciones in-
to del contrato social y del estrecha- ternacionales observan con preocupa-
miento de las identidades colectivas. ción este fenómeno. Pero convendría
La aceleración de los movimientos también analizarlo estableciendo un
de secesión constituye su rnanífesta- . vínculo entre este proceso de seg-
ción más evidente. En efecto, tiende mentación estatal y la dimensión de
a crecer el número de Estados al mis- la "secesión social" que parece jugar
mo tiempo que los motivos de esta ahora un papel determinante. En efec-
multiplicación han cambiado de natu- to , muchas de estas deconstruccio-
raleza. Las cifras son elocuentes. Los nes derivan de un rechazo por parte
cuarenta y cuatro Estados de 1850 no de ciertas entidades a continuar con
se habían convertido en más de se- la vida en común, con todo lo que es-
senta en vísperas de la Segunda Gue- ta última implicaba en materia de re-
rra Mundial. Fueron los procesos de distribución para manejar las dife-
descolonización de los años cincuen- rencias aceptadas. Estos mecanismos
66 67
de retracción de lo político correspon- mente consideradas como universos
"
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den entonces a una puesta a prueba de reducidos son sustituidas cada vez más
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1.
los límites del contrato social a la cual por especies de naciones restrictiva-
hay que darle su importancia. Este mente concebidas como particulari-
fenómeno crucial no siempre es bien dades ampliadas, Es un fenómeno que
evaluado.En efecto, la paradoja es que debe analizarse urgentemente y con
la declinación contemporánea del Es- precisión si se quiere intentar con-
tado-nación -como forma social- se jurar sus efectos deletéreos. También
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disimula detrás de la multiplicación se vuelve necesario articular un análi-
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de los Estados-nación como entidades' sis "interno" y un análisis "externo" de
soberanas. Los conflictos de reparto lo político, cambiar un enfoque en tér-
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que se resolvían normalmente den- minos de relaciones internacionales
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,tro de compromisos sociales "internos" por un análisis sostenido en el pun-
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" se transforman en ciertos casos en to de vista del contrato social yde
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dimensión trágica faltante, una gran- te las aspiraciones a su exaltación
deza que está cruelmente ausente. bajo el aspecto de toda una serie de
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toria de esta decepción así como la de esos ciclos está aún por hacerse. Esta
las tentativas por superarla: por un historia tiene indiscutiblemente una
lado, la búsqueda de políticas racio- dimensión que se puede calificar de
nales; por el otro, la exaltación de las "social", Los recuerdos del Terror de-
culturas del voluntarismo. El objetivo terminaron el horizonte mental de to-
1
11) es pensar la democracia partiendo de dos aquellos que aspiraban después
un análisis de la sensación de su au- de Termidor a un gobierno imperso-
sencia. De Roederer a Auguste Com- nal de la razón; por el contrario, fue-
te, de Auguste Jullien a Saint-Simon, ron la estrechez y la indecisión de un
se ve cómo se formula durante el régimen rutinario las que alimenta-
primer cuarto del siglo XIX el pro- ron las apelaciones a un vo1untaris-
grama de una ciencia social, de una mo creativo medio siglo más tarde,
ciencia del orden o de una política en 1848. Pero no podemos confor-
positiva que pretende pasar de un marnos con un enfoque simplifica-
difícil gobierno de los hombres a una dar como éste, aunque más no fuera
administración supuestamente pací- porque las mismas fuerzas expresa-
fica de las cosas. Al contrario de esas ron a veces las dos visiones simultá-
utopías "cientificistas" de un congela- neamente (ver en el comunismo del
miento radical de lo político, que con- siglo XX el elogio de los cocineros
sideran a su disolución como un fin expertos en gestión junto al volun-
deseable, se expresan periódicamen- tarismo más exacerbado). Hay que
72 73
mostrar también que la decepción escribir una historia negativa de la
nace de la dificultad de hacer vivir democracia.
el ideal democrático en la realidad
i
,r cotidiana: ese ideal no ha dejado de Esta tarea de una historia de lo políti-
oscilar entre el miedo al conflicto y co alcanza su mayor importancia en
la angustia ante su ausencia, entre la este despertar del tercer milenio, en el
aspiración a la autonomía individual momento en que percibimos con in-
y la búsqueda de una participación en quietud creciente que lila historia nos
,
11 ,
el ser colectivo. , muerde los talones", para decirlo con
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74 75
1
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76 77
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7 I
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serena del mundo allí donde dominan estas paredes, Michelet señalaba: "No
con tanta frecuencia el clamor de las es en absoluto una enseñanza 'pro-
pasiones, las versatilidad de las opi- piamente dicha. Es el examen de las
niones y la comodidad de las ideolo- grandes cuestiones realizado en pú-
'1,
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gías. Por 10 tanto, el trabajo científico blico. No se habla a alumnos sino a
más riguroso y las adquisiciones más iguales't " Hay seguramente algo de
pacientes de la erudición participan ilusorio en este enfoque del curso pú-
directamente de la actividad ciudada- blico, que no funciona igual para las
1111
na, nacen de la confrontación con el diferentes disciplinas. Sin embargo,
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I
acontecimiento y permanecen ligados corresponde a una visión saludable
a él. Pretendo inscribirme, con mo- de la prueba particular que constitu-
destia pero también con una firme de- ye el tipo de palabra que se arriesga
terminación, en la línea de aquellos entre estas paredes. Quizás es, ade-
sabios que lo fueron también por su más, en esta prueba que se halla el
propia obra de infatigables ciudadanos origen de la alegría que mencionaba
y que no se dieron tregua en maridar el al principio de esta lección sin poder
pesimismo de la inteligencia con el op- todavía definirla: participar de una
timismo de la voluntad, para retomar utopía académica que vale la pena
una expresión de Romain Rolland, po- mantener para hacer vivir la polis.
pularizada por Gramsci, que sirvió du-
rante mucho tiempo de guía a una
gran parte de mi generación.
Reflexionando sobre la especifici- 15 Michelet, Cours ílU CoLlege de France, to-
dad de los cursos que se daban entre mo 1, 1838-1844 , París, Gallimard, 1995, p. 20.
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