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TEMA 1 PROGRAMA GENERAL

LA CONSTITUCIÓN DE 1978. CARACTERÍSTICAS Y ESTRUCTURA.


DERECHOS Y LIBERTADES DE LOS CIUDADANOS. LOS PODERES DEL
ESTADO: LEGISLATIVO, EJECUTIVO Y JUDICIAL. LA CORONA Y LOS
ÓRGANOS CONSTITUCIONALES.

1.- LA CONSTITUCIÓN DE 1978. CARACTERÍSTICAS Y ESTRUCTURA.

1.1 Características.

En las sociedades actuales, incluida la española, la organización del Estado se


encuentra establecida de una forma expresa en un documento específico que recibe el
nombre de Constitución. Pues bien, para que el documento llamado Constitución sea
reconocible como tal, es preciso que cuente con cuatro rasgos básicos:

- Reconocimiento del principio de separación de poderes (ejecutivo,


legislativo y judicial) y asignación de esos poderes a diferentes órganos.
- Establecimiento de un sistema de relaciones entre los diferentes poderes.
- Regulación del proceso de reforma constitucional.
- Reconocimiento de libertades individuales y de un sistema de protección
frente a eventuales intromisiones ilegítimas en ese ámbito por los poderes
públicos.

La Constitución española vigente, de 29 de diciembre de 1978, recoge esos


cuatro rasgos, y a continuación vamos a desarrollar su normativa fundamental.

Siguiendo a los profesores Jorge de Esteban y Luis López Guerra, se pueden


señalar como caracteres esenciales de la Constitución de 1978 los siguientes:

1. Es una Constitución poco original. Se consagran en nuestra Constitución buena


parte de las soluciones obtenidas por otras Constituciones, especialmente las
europeas. Es de advertir que no se sigue un modelo único, sino que integran
soluciones pertenecientes a Constituciones muy diversas.
2. Es una Constitución excesivamente larga, como indica el que por número de
artículos (169) es la segunda más larga en la historia constitucional española,
después de la de Cádiz (que tenía 384).
3. Es un Constitución superrígida. Son llamadas Constituciones rígidas (por
contraposición a las flexibles) a aquellas Constituciones que establecen un
procedimiento especial de reforma. Nuestra Constitución introduce tal
procedimiento que, para determinadas zonas del texto constitucional, es
especialmente estricto.
4. Es una Constitución imprecisa en muchos puntos. Esta ambigüedad, con todo,
no ha sido especialmente criticada por la doctrina, puesto que es precisamente
esta indefinición la que permite que, en varios aspectos, puedan desarrollarse
opciones políticas de diferente signo.
5. Es una Constitución adecuada. A diferencia de otras Constituciones españolas,
la de 1978 ha sido considerada desde tempranas fechas, y el tiempo así lo ha
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demostrado, como un documento adecuado a la sociedad que pretendía regir. La


Constitución ha sido capaz de lograr el acuerdo en temas históricamente
conflictivos (soberanía, cuestión religiosa, regionalismo, etc…), adecuándose
perfectamente a la realidad sociológica española y europea.
6. Es una Constitución potencialmente transformadora, en el sentido de que
permite el desarrollo de programas políticos diversos que pueden transformar la
sociedad.
7. Es una Constitución inacabada. A pesar de su larga extensión, la Constitución no
agota ni puede agotar la regulación de las materias que contempla. Son pues
necesarias varias Leyes que la desarrollen y actualicen constantemente.
8. Pero, probablemente la característica fundamental de la Constitución es su
conceptuación como norma jurídica. La idea de que la Constitución es la norma
superior del ordenamiento jurídico no es sólo un postulado doctrinal, sino que ha
sido expresamente reconocida en el artículo 5.1 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial. Así, se establece expresamente que “la Constitución es la norma
suprema del ordenamiento jurídico, y vincula a todos los Jueces y Tribunales,
quienes interpretarán y aplicarán las Leyes y los Reglamentos según los
preceptos y principios constitucionales, conforme a la interpretación de los
mismos que resulte de las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional
en todo tipo de procesos”. Y, otro aspecto fundamental en el cual se manifiesta
la cualidad de la Constitución como norma jurídica, y norma jurídica superior a
todas las demás, es el de su capacidad de privar de validez a todas las normas
que se le opongan. Quien aprecia la contradicción entre una Ley y la
Constitución es el Tribunal Constitucional, el cual tiene el monopolio de la
declaración de inconstitucionalidad.

1.2 Estructura.

La Constitución española de 1978 se inicia con un Preámbulo que, aunque


carece de fuerza de obligar, es una importante declaración solemne de intenciones.

A continuación, la Constitución se estructura siguiendo unos moldes ya clásicos,


propios del especial respeto por las formas que tenía el siglo XIX, distinguiéndose una
parte dogmática y otra parte orgánica divididas en 11 Títulos, uno de ellos Preliminar,
que constan de 169 artículos, cuatro Disposiciones Adicionales, nueve Transitorias, una
Derogatoria y una Final.

La parte dogmática incluye el Título Preliminar, en el cual se recogen una serie


de principios fundamentales de la organización y de las actividades de los poderes
públicos que la Constitución propugna, y el Título I, que se dedica a regular los
derechos y deberes de los ciudadanos -esto es, se ocupa de lo más importante de toda la
Constitución: los ciudadanos españoles-. Este Título I se divide, a su vez, en cinco
Capítulos (“De los españoles y extranjeros”, “Derechos y libertades” -a su vez, dividido
en dos secciones-, “De los principios rectores de la política social y económica”, “De las
garantías de las libertades y derechos fundamentales” y “De la suspensión de los
derechos y libertades”).

Tras ello, la Constitución pasa a la regulación de la parte orgánica, la que


estructura los poderes del Estado:

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Esta regulación comienza por el primero de todos: la Corona (Título II).


Determina que el Rey es el Jefe del Estado, con un poder moderador, que, sin embargo,
carece de fuerza política. Por ello, su figura es inviolable y no está sujeta a
responsabilidad, debiendo estar refrendados todos sus actos, salvo excepciones, por la
autoridad que corresponda. Además se contemplan reglas relativas a sus competencias,
y respecto a la sucesión, tutela y regencia.

Después, se aborda la regulación del órgano representativo de los españoles, las


Cortes Generales, en un Título III que se estructura en tres Capítulos (“De las Cámaras”,
“De la elaboración de las Leyes” y “De los Tratados internacionales”). Constan de
Congreso y Senado y ejercen la potestad legislativa del Estado, aprueban sus
presupuestos, controlan la acción del Gobierno y tienen las demás competencias que se
les atribuyan. Además se precisan sus normas de funcionamiento interno.

El Título IV regula el Gobierno (normas de composición, nombramiento y cese)


y la Administración. Al Gobierno le corresponde la dirección de la política interior y
exterior, de la Administración Civil y Militar y de la defensa del Estado; así como la
función ejecutiva y la potestad reglamentaria. A la Administración le compete servir
con objetividad los intereses generales de acuerdo con unos principios de actuación. Por
su parte, el Título V se ocupa de las relaciones entre el Gobierno y las Cortes Generales,
fijando unos mecanismos de conexión entre ambos poderes.

El Título VI se dedica al Poder Judicial. Está integrado por Jueces y Magistrados


independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley;
predeterminados por ésta, y, a los que les corresponde exclusivamente el ejercicio de la
potestad jurisdiccional, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado.

Posteriormente, la Constitución pasa a regular otras cuestiones distintas de los


poderes clásicos en los que se divide el Estado. Así, el Título VII se dedica a la
Economía y Hacienda, fijando los rasgos básicos de la actividad financiera del Estado,
mientras que el Título VIII regula la Organización Territorial del Estado (dividido a su
vez en tres Capítulos “Principios generales”, “De la Administración local” y “De las
Comunidades Autónomas”). Se crea el Estado de las Autonomías basado en los
principios de autonomía y solidaridad financiera, y en una descentralización territorial,
política y/o administrativa, en Municipios, Provincias y en las Comunidades Autónomas
que se constituyan.

Para acabar con los Títulos de la Constitución, se dedica su Título IX al Tribunal


Constitucional, órgano jurisdiccional especializado de defensa de la misma; y su Título
X, a la Reforma Constitucional, estableciendo un procedimiento simple y otro agravado.

Por último, la Constitución se cierra con cuatro Disposiciones Adicionales y


nueve Transitorias (que se ocupan preferentemente de problemas de estructura territorial
y de la transición del régimen anterior al nuevo régimen constitucional), una
Disposición Derogatoria (que deroga cuantas disposiciones se opongan a lo establecido
en la Constitución) y una Disposición Final (que determina su vigencia inmediata y
ordena su publicación en las distintas lenguas de España).

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2.- DERECHOS Y LIBERTADES DE LOS CIUDADANOS.

2.1 Los derechos fundamentales y las libertades públicas en la Constitución.

2.1.1 Panorámica general.

Nuestra Constitución regula los derechos y deberes fundamentales en su Título I.


Este Título se abre con el fundamental artículo 10, en cuya virtud “La dignidad de la
persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la
personalidad, el respeto a la Ley y a los derechos de los demás son fundamento del
orden político y de la paz social”. Por otra parte, el párrafo 2º establece que las normas
relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce -y
por lo tanto no crea por ella misma-, se interpretarán de conformidad con la Declaración
Universal de Derechos Humanos y los Tratados y acuerdos internacionales sobre las
mismas materias ratificados por España.

Tras dedicar el Capítulo 1º a la regulación de los españoles y los extranjeros


(artículos 11-13) el Capítulo 2º de este Título I regula los “Derechos y Libertades”.
Consta de un artículo introductorio -el 14, que consagra el principio de igualdad- y dos
secciones (“De los derechos fundamentales y de las libertades públicas” y “De los
derechos y deberes de los ciudadanos”). Existe después un Capítulo 3º que trata “De los
principios rectores de la política social y económica” (aquí se contienen los derechos
sociales). Por último, hay dos Capítulos dedicados a la protección (4º) y a la suspensión
de los derechos en los estados de excepción y sitio o en relación a bandas armadas o
elementos terroristas (5º). Este esquema tiene su importancia en la medida en la cual
derechos contenidos en diferentes ubicaciones sistemáticas van a tener una diferente
garantía y, en consecuencia, una diferente naturaleza.

2.1.2 Los derechos fundamentales y las libertades públicas.

El Capítulo II de la Constitución, como hemos apuntado, consta de dos


secciones. La primera de ellas regula los derechos fundamentales y libertades públicas1.
Como primeras características generales de los mismos podemos señalar que de su
regulación se desprende un origen iusnaturalista; la Constitución los reconoce pero no
los crea. Además, tienen la particularidad de que se interpretan de conformidad con la
Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales

1
Estos derechos fundamentales y libertades públicas, entre otros, son los siguientes:
- Derecho a la vida y a la integridad física y moral (artículo 15).
- Libertad ideológica, religiosa y de culto (artículo 16).
- Derecho a la libertad y seguridad (artículo 17)
- Derecho al honor, la intimidad personal y familiar y la propia imagen (artículo 18).
- Derecho a elegir libremente la residencia y a circular por el territorio nacional (artículo 19).
- Derecho a la libertad de información y opinión (artículo 20).
- Derecho de reunión (artículo 21).
- Derecho de asociación (artículo 22).
- Derecho a la participación en los asuntos públicos (artículo 23).
- Derecho a la tutela judicial efectiva (artículo 24).
- Derecho a no ser condenado o sancionado por acciones que en el momento de cometerse no fueran
delito o infracción administrativa (artículo 25).
- Derecho a la educación (artículo 27).
- Derecho a la libre sindicación (artículo 28).
- Derecho de petición (artículo 29).

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ratificados por España. Por último hay que señalar que la Constitución no establece
límites de carácter general a los derechos que proclama, aunque no por ello son
derechos absolutos (el ejercicio de un derecho fundamental no puede impedir a otra
persona el ejercicio de otro derecho fundamental).

Pero sin duda la caracterización más importante de los derechos fundamentales y


las libertades es la realizada por el propio Tribunal Constitucional, en su sentencia de 14
de julio de 1981, donde sostuvo que los derechos fundamentales tienen un doble
carácter: “En primer lugar, los derechos fundamentales son derechos subjetivos,
derechos de los individuos no sólo en cuanto derechos de los ciudadanos en sentido
estricto, sino en cuanto garantizan un “status jurídico” o la libertad en un ámbito de
existencia. Pero al propio tiempo, son elementos esenciales de un ordenamiento objetivo
de la comunidad nacional, en cuanto ésta se configura como marco de una convivencia
humana justa y pacífica, plasmada históricamente en el Estado de Derecho y, más tarde,
en el Estado social de Derecho o el Estado social y democrático de Derecho, según la
fórmula de nuestra Constitución (artículo 1.1)”.

2.2 Referencia a otros derechos constitucionales.

2.2.1 Derechos y deberes de los ciudadanos (Sección 2ª del Capítulo II del Título I).

La sección 2ª del Capítulo II del Título I (“De los derechos y deberes de los
ciudadanos”) contiene otra serie de derechos y, en este caso, deberes, de los españoles2.
Debe entenderse que estos derechos son también derechos subjetivos. Aunque no existe
recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional, sí pueden alegarse en el curso de
cualquier procedimiento jurisdiccional, siendo normas jurídicas perfectamente
aplicables al caso.

2.2.2 Los derechos sociales (Capítulo III del Título I).

El Capítulo III del Título I regula los llamados “principios rectores de la política
social y económica”, más conocidos como “derechos sociales”3.

Estos derechos sociales no son derechos subjetivos; esto es, no pueden invocarse
ante un Juez o Tribunal por sí mismos, sino sólo en los términos de las Leyes que los
desarrollen. De este modo, se configuran como mandatos a los poderes públicos cuya
naturaleza es sumamente discutida.

2
Ejemplos de estos derechos son el derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica (artículo
32), el derecho a la propiedad privada y a la herencia (artículo 33), el derecho de fundación (artículo 34),
el derecho a la negociación colectiva laboral (artículo 37) o el reconocimiento de la libertad de empresa
en el marco de la economía de mercado (artículo 38). Se establece el deber de contribuir al sostenimiento
de los gastos públicos de acuerdo con la capacidad económica respectiva (artículo 31). Se configuran de
forma simultánea como derechos y deberes la defensa de España (artículo 30) y el trabajo (artículo 35).
3
Ejemplos de estos derechos son la protección social, económica y jurídica de la familia (artículo 39), el
progreso social y económico y la distribución más equitativa de la renta regional y personal (artículo 40),
el mantenimiento por parte de los poderes públicos de un régimen público de Seguridad Social (artículo
41), la salvaguardia de los derechos económicos y sociales de los españoles en el extranjero (artículo 42),
el derecho a la protección de la salud (artículo 43), el acceso a la cultura (artículo 44), la conservación y
el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico (artículo 46), el derecho a disfrutar de una
vivienda digna y adecuada (artículo 47), o la participación libre y eficaz de la juventud en el desarrollo en
el desarrollo político, social, económico y cultural (artículo 48).

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2.3 Su protección y garantía.

Desde el punto de vista de las garantías que protegen a los derechos recogidos en
la Constitución española, hay que diferenciar tres distintos niveles de protección
(artículo 53 de la Constitución):

a) Derechos que vinculan a los poderes públicos, protegidos ante los Tribunales
ordinarios por un procedimiento basado en los principios de sumariedad y preferencia,
y, en su caso, por el recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional4 (artículo 53.2 de
la Constitución). El ejercicio de tales derechos y libertades sólo puede regularse por Ley
Orgánica, que, en todo caso, deberá respetar su contenido esencial, citándose
expresamente como medida de protección el recurso de inconstitucionalidad
contemplado en el artículo 161.1.a de la Constitución (artículo 53.1). Dentro de esta
categoría están los derechos y libertades comprendidos en el artículo 14, en la sección 1ª
del Capítulo II del Título I, es decir, los derechos fundamentales y las libertades
públicas (artículos 15 a 29, ambos inclusive), y el derecho a la objeción de conciencia
del artículo 30 párrafo 2º.

b) Derechos que también vinculan a todos los poderes públicos, cuyo ejercicio sólo
puede ser regulado por Ley ordinaria, que en todo caso deberá respetar su contenido
esencial, citándose expresamente el recurso de inconstitucionalidad del artículo 161.1.a
de la Constitución (artículo 53.1 de la Constitución), pero sin que exista respecto a ellos
recurso preferente y sumario ni el de amparo. Estos derechos son los recogidos en la
sección 2ª del Capítulo II del Título I (“De los derechos y deberes de los ciudadanos”),
que comprende los artículos 30 a 38, excepto la objeción de conciencia.

c) Por último, están los derechos que sólo pueden ser alegados ante la jurisdicción
ordinaria de acuerdo con las leyes que desarrollan. El reconocimiento, el respeto y la
protección de estos derechos informarán la legislación positiva, la práctica judicial y la
actuación los poderes públicos (artículo 53.3). Estarán comprendidos en esta categoría
los derechos comprendidos en los artículos del Capítulo III del Título I (los llamados
“Principios rectores de la política social y económica”), es decir, del artículo 39 al 52.

Además, es de tener en cuenta que el artículo 54 de la Constitución establece la


figura del Defensor del Pueblo, como alto comisionado de las Cortes Generales, para la
defensa de todos los derechos comprendidos en el Título I de la Constitución, el cual
podrá a tales efectos supervisar la actividad de la Administración, dando cuenta a las
Cortes Generales. Por tanto, no estamos ante un mecanismo de protección de los
derechos comprendidos en el Capítulo II del Título I, sino de todos los derechos del
Título I. En cumplimiento del mandato constitucional, que exigía su regulación
mediante Ley orgánica, se promulgó la Ley Orgánica 3/1981 de 6 de abril.

4
El procedimiento ante los tribunales ordinarios basado en los principios de preferencia y sumariedad se
reguló inicialmente en la Ley 62/1978, de protección jurisdiccional de los derechos fundamentales, bajo
tres modalidades: penal, civil y contencioso-administrativo. Posteriormente, el procedimiento contencioso
administrativo fue regulado por la Ley de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa de 1998 y el
procedimiento civil por la Ley de Enjuiciamiento Civil de 2000, que han derogado en este punto a la Ley
62/1978, la cual, en consecuencia, sigue vigente sólo para el procedimiento penal.
Por su parte, el recurso de amparo constitucional sólo podrá fundarse en la infracción, por una resolución
firme, de los preceptos constitucionales que reconocen los derechos o libertades susceptibles de amparo, y
no pueden hacerse valer otras pretensiones que las dirigidas a restablecer o preservar los derechos o
libertades por razón de los cuales se formuló el recurso.

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3.- LOS PODERES DEL ESTADO: LEGISLATIVO, EJECUTIVO Y JUDICIAL.

3.1 El Poder legislativo.

3.1.1 Características definitorias y composición.

El Poder legislativo reside en las Cortes generales reguladas en el Título III de la


Constitución y, siguiendo al profesor Sánchez Agesta, se pueden señalar las siguientes
características básicas:
1. Es el órgano típicamente representativo del pueblo español a través del
cual los ciudadanos participan en los asuntos públicos.
2. Es un órgano de poder político.
3. Es un órgano deliberante. Sus decisiones se toman a través de un proceso
de discusión.
4. Su estructura es bicameral.
5. Es un órgano de acción continuada, que ejerce sus funciones incluso
durante las vacaciones parlamentarias o en los supuestos de disolución o
extinción del mandato, a través de la Diputación Permanente.
6. Las Cortes son un poder legislativo creador de Derecho.

La estructura actual de las Cortes es bicameral, compuestas por un Congreso de


los Diputados y por un Senado.

Dispone el artículo 68 de la Constitución que el Congreso se compone de un


mínimo de 300 y un máximo de 400 Diputados, elegidos por sufragio universal, igual,
libre, directo y secreto, en los términos que establezca la ley. La circunscripción
electoral es la provincia. Las poblaciones de Ceuta y Melilla estarán representadas cada
una de ellas por un Diputado. La ley distribuirá el número total de Diputados, asignando
una representación mínima inicial a cada circunscripción y distribuyendo las demás en
proporción a la población. La elección se verifica en cada circunscripción atendiendo a
criterios de representación proporcional.

El Congreso es elegido por cuatro años. El mandato de los Diputados termina


cuatro años después de su elección o el día de la disolución de la Cámara. Son electores
y elegibles todos los españoles que estén en pleno uso de sus derechos políticos. Las
elecciones tendrán lugar entre los treinta días y sesenta días desde la terminación del
mandato. El Congreso electo deberá ser convocado dentro de los veinticinco días
siguientes a la celebración de las elecciones.

El Senado, dispone por su parte el artículo 69 de la Constitución, es la Cámara


de representación territorial. En cada provincia se elegirán cuatro Senadores por
sufragio universal, libre igual, directo y secreto por los votantes de cada una de ellas, en
los términos que señale una ley orgánica. En las provincias insulares, cada isla o
agrupación de ellas, con Cabildo o Consejo Insular, constituirá una circunscripción a
efectos de elección de Senadores5. Las poblaciones de Ceuta y Melilla elegirán cada una
de ellas dos Senadores.

5
Correspondiendo tres a cada una de las islas mayores -Gran Canaria, Mallorca y Tenerife- y uno a cada
una de las siguientes islas o agrupaciones: Ibiza-Formentera, Menorca, Fuerteventura, Gomera, Hierro,
Lanzarote y La Palma.

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Las Comunidades Autónomas designarán además un Senador y otro más por


cada millón de habitantes de su respectivo territorio. La designación corresponderá a la
Asamblea legislativa o, en su defecto, al órgano colegiado superior de la Comunidad
Autónoma, de acuerdo con lo que establezcan los Estatutos, que asegurarán, en todo
caso, la adecuada representación proporcional. El Senado es elegido por cuatro años. El
mandato de los Senadores termina cuatro años después de su elección o el día de la
disolución de la Cámara.

3.1.2 Funciones de las Cámaras.

La posición constitucional de las Cortes puede definirse a través del artículo 66.2
de la Constitución que afirma que “las Cortes Generales ejercen la potestad legislativa
del Estado, aprueban sus presupuestos, controlan la acción del Gobierno y tienen las
demás competencias que les atribuya la Constitución”. Dentro de estas últimas pueden
citarse, por ejemplo, las de autorizar los tratados internacionales, autorizar los acuerdos
de cooperación entre Comunidades Autónomas, competencias relacionadas con la
reforma constitucional, o la distribución del Fondo de Compensación Interterritorial:

- El control parlamentario del Gobierno. La Constitución dedica el Título V a las


relaciones entre el Gobierno y las Cortes Generales, regulándose los diversos
mecanismos de control de que éstas disponen para fiscalizar la actividad de aquél.

En el artículo 108 se comienza sentando el principio general: el Gobierno


responde solidariamente de su gestión política ante el Congreso de los Diputados.
Dispone el artículo 109 que las Cámaras y sus Comisiones podrán recabar, a través de
los Presidentes de aquéllas, la información y ayuda que precisen del Gobierno y de sus
Departamentos y de cualesquiera autoridades del Estado y de las Comunidades
Autónomas. El artículo 110, establece que los miembros del Gobierno tienen acceso a
las sesiones de las Cámaras y a sus Comisiones y la facultad de hacerse oír en ellas, y
podrán solicitar que informen ante las mismas funcionarios de sus Departamentos. Y,
dice el artículo 111 que el Gobierno y cada uno de sus miembros están sometidos a las
interpelaciones y preguntas que se les formulen en las Cámaras.

El artículo 112 entra ya en la regulación de las más importantes figuras de


control parlamentario. El Presidente del Gobierno, previa deliberación del Consejo de
Ministros, puede plantear ante el Congreso la cuestión de confianza sobre su programa o
sobre una declaración de política general. La confianza se entenderá otorgada cuando
vote a favor de la misma la mayoría simple de los Diputados. Por su parte, determina el
artículo 113 que el Congreso de los Diputados, puede exigir la responsabilidad política
del Gobierno mediante la adopción por mayoría absoluta de la moción de censura. La
moción de censura deberá ser propuesta al menos por una décima parte de los
Diputados, y habrá de incluir un candidato a la Presidencia del Gobierno (es
constructiva). La moción de censura no podrá ser votada hasta que transcurran cinco
días desde su presentación. En los dos primeros días de dicho plazo podrán presentarse
mociones alternativas. Si la moción de censura no fuere aprobada por el Congreso, sus
signatarios no podrán presentar otra durante el mismo período de sesiones.

El artículo 114 contempla los efectos de las figuras examinadas. Si el Congreso


niega su confianza al Gobierno, éste presentará su dimisión al Rey, procediéndose a
continuación a la designación de Presidente del Gobierno según el procedimiento

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constitucionalmente previsto. Si el Congreso adopta una moción de censura, el


Gobierno presentará su dimisión al Rey y el candidato incluido en aquélla se entenderá
investido de la confianza de la Cámara. El Rey le nombrará Presidente del Gobierno.

El Gobierno cuenta también con un instrumento que equilibra su situación con


respecto a las Cortes Generales. Dispone el artículo 115 que el Presidente del Gobierno,
previa deliberación del Consejo de Ministros y bajo su exclusiva responsabilidad, podrá
proponer la disolución del Congreso, del Senado o de las Cortes Generales, que será
decretada por el Rey. La propuesta de disolución no podrá presentarse cuando esta en
trámite una moción de censura. No procederá nueva disolución antes de que transcurra
un año desde la anterior, salvo el caso de que no se haya elegido Presidente del
Gobierno, siendo constitucionalmente procedente hacerlo, después de dos meses de la
primera votación de investidura.

- La elaboración de las leyes. Según el artículo 87 de la Constitución, la iniciativa


legislativa corresponde al Gobierno, al Congreso y al Senado, de acuerdo con la
Constitución y los Reglamentos de las Cámaras. Las Asambleas de las Comunidades
Autónomas podrán solicitar del Gobierno la adopción de un proyecto de ley o remitir a
la Mesa del Congreso una proposición de ley, delegando ante dicha Cámara un máximo
de tres miembros de la Asamblea encargados de su defensa. Una ley orgánica regula la
iniciativa popular para la presentación de proposiciones de ley. En todo caso, se exigen
no menos de 500.000 firmas acreditadas6.

Observemos que siempre que la iniciativa se ejerce por el Gobierno el nombre


técnico que define al documento enviado a las Cortes es el de proyecto de ley. En
cualquier otro caso, ha de hablarse de proposición de ley. La tramitación de unos y otras
se regula por los Reglamentos de las Cámaras, sin que la prioridad debida a los
proyectos de ley pueda impedir el ejercicio de la iniciativa legislativa a los órganos
legitimados para ello.

Una vez aprobado un proyecto de ley por el Congreso, su Presidente dará cuenta
inmediata del mismo al Presidente del Senado, el cual lo someterá a la deliberación de
éste. El Senado en el plazo de dos meses7, a partir del día de la recepción del texto,
puede, mediante mensaje motivado, oponer su veto o introducir enmiendas al mismo. El
veto deberá ser aprobado por mayoría absoluta. El proyecto no podrá ser sometido al
Rey para sanción sin que el Congreso ratifique por mayoría absoluta, en caso de veto, el
texto inicial, o por mayoría simple, una vez transcurridos dos meses desde la
interposición del mismo, o se pronuncie sobre las enmiendas, aceptándolas o no por
mayoría simple.

El Rey sancionará en el plazo de quince días las leyes aprobadas por las Cortes
Generales, y las promulgará y ordenará su inmediata publicación.

3.1.3 Funcionamiento de las Cámaras.

Las Cámaras establecen sus propios Reglamentos, aprueban sus presupuestos y


de común acuerdo regulan el Estatuto del Personal de las Cortes Generales.
6
No puede ejercerse iniciativa popular en materias propias de ley orgánica, tributarias o de carácter
internacional, ni en lo relativo a la prerrogativa de gracia.
7
El plazo de dos meses se reducirá al de veinte días naturales en los proyectos declarados urgentes.

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Las Cámaras funcionarán en Pleno y por Comisiones. Como órganos del Pleno
hay que señalar: la Mesa, el Presidente, los Vicepresidentes y las Secretarías. Por su
parte las Comisiones son grupos de trabajo integrados por un mínimo de parlamentarios.
Los Presidentes de las Cámaras ejercen en nombre de las mismas todos los poderes
administrativos y facultades de policía en el interior de sus respectivas sedes.

Las Cámaras se reúnen anualmente en dos períodos ordinarios de sesiones: el


primero de septiembre a diciembre, y el segundo, de febrero a junio. No obstante podrán
reunirse en sesiones extraordinarias a petición del Gobierno, de la Diputación
Permanente o de la mayoría absoluta de los miembros de cualquiera de las Cámaras.
Con carácter especial, las Cámaras se reunirán en sesión conjunta para ejercer las
competencias no legislativas que el Título II de la Constitución (la Corona) atribuye
expresamente a las Cortes Generales. Las sesiones conjuntas estarán presididas por el
Presidente del Congreso y se regirán por un Reglamento de las Cortes Generales.

En cada Cámara habrá una Diputación Permanente compuesta por un mínimo de


veintiún miembros, que representarán a los grupos parlamentarios y estarán presididas
por el Presidente de la Cámara respectiva. Entre sus funciones se encuentran la de pedir
la convocatoria de la Cámara a sesión extraordinaria sobre un orden del día determinado
y asumir las funciones de la Cámara una vez expirado su mandato o haber sido disuelta.

Para adoptar acuerdos las Cámaras deben estar reunidas reglamentariamente y


con asistencia de la mayoría de sus miembros. Dichos acuerdos para que sean válidos
deberán ser aprobados por la mayoría de los miembros presentes, sin perjuicio de las
mayorías especiales que establezcan la Constitución o las leyes orgánicas. El voto de los
Diputados y Senadores es personal e indelegable. Las sesiones plenarias de las Cámaras
serán públicas, salvo acuerdo en contrario de cada Cámara.

3.2 El Poder ejecutivo.

3.2.1 Concepto.

El Poder ejecutivo está compuesto por dos bloques fundamentales: el Gobierno y


la Administración. Pero en realidad Gobierno y Administración deben ser considerados
como instituciones separadas que, aunque íntimamente conectadas, tienen una
sustantividad propia. La cuestión es entonces averiguar qué papel tiene asignado cada
una de estas figuras dentro del cuadro de las funciones generales del Estado.

Pues bien, el papel constitucional del Gobierno es esencialmente político, de


intérprete de la sociedad, con una función ejecutiva y de “gobierno” que conlleva
adoptar decisiones. Para cumplir estas funciones, el Gobierno precisa de un aparato
administrativo, esencialmente no político, sometido a su dirección y que, dentro del
servicio objetivo al interés general, ejecuta las políticas gubernamentales y tiene un
cometido de naturaleza técnica: la Administración Pública.

3.2.2 Composición del Gobierno.

El Gobierno, según el artículo 98 de la Constitución, se compone del Presidente,


de los Vicepresidentes en su caso (inciso que indica que su existencia no es obligatoria),
de los Ministros y de los demás miembros que establezca la ley. El Presidente dirige la

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acción del Gobierno y coordina las funciones de los demás miembros del mismo, sin
perjuicio de la competencia y responsabilidad directa de éstos en su gestión. Los
miembros del Gobierno no podrán ejercer otras funciones representativas que las
propias del mandato parlamentario, ni cualquier otra función pública que no derive de
su cargo, ni actividad profesional o mercantil alguna. La ley regulará el estatuto e
incompatibilidades de los miembros del Gobierno.

En la actualidad, es la Ley 50/1997, de 27 de noviembre, de organización,


competencia y funcionamiento del Gobierno la que se ocupa de resolver todas las
cuestiones referentes al mismo y fijar sus tres principios informadores:
1. El de dirección presidencial.
2. El de colegialidad y consecuente responsabilidad solidaria de todos sus
miembros
3. El principio departamental, que otorga a cada Ministro titular de un
Departamento amplia autonomía en su gestión.

3.2.3 Formación: nombramiento y cese.

Hay que distinguir el nombramiento del Presidente del Gobierno y del resto de
miembros del Gobierno. En cuanto a la designación del Presidente del Gobierno, el
régimen ordinario, previsto en el artículo 99 de la Constitución, es el siguiente:
- Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los demás
supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta con
los representantes designados por los Grupos políticos con representación
parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un
candidato a la Presidencia del Gobierno.
- El candidato propuesto conforme a lo previsto en el apartado anterior
expondrá ante el Congreso de los Diputados el programa político del
Gobierno que pretenda formar y solicitará la confianza de la Cámara.
- Si el Congreso de los Diputados, por el voto de la mayoría absoluta de sus
miembros, otorga su confianza a dicho candidato, el Rey le nombrará
Presidente. De no alcanzarse dicha mayoría, se somete la misma propuesta a
nueva votación cuarenta y ocho horas después de la anterior, y la confianza
se entenderá otorgada si obtuviese la mayoría simple.
- Si efectuadas las citadas votaciones no se otorgase la confianza para la
investidura, se tramitarán sucesivas propuestas en la forma prevista
anteriormente.
- Si transcurrido el plazo de dos meses, a partir de la primera votación de
investidura, ningún candidato hubiere obtenido la confianza del Congreso, el
Rey disolverá ambas Cámaras y convocará nuevas elecciones con el refrendo
del Presidente del Congreso.

La designación extraordinaria del Presidente del Gobierno es la que se produce


con ocasión del triunfo de la moción de censura. Los demás miembros del Gobierno,
preceptúa el artículo 100 de la Constitución, serán nombrados y separados por el Rey, a
propuesta de su Presidente. El Gobierno cesa tras la celebración de elecciones generales,
en los casos de pérdida de la confianza parlamentaria previstos en la Constitución, o por
dimisión o fallecimiento de su Presidente. El Gobierno cesante continuará en funciones
hasta la toma de posesión del nuevo Gobierno.

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3.2.4 Funciones.

Según el artículo 97 de la Constitución, “el Gobierno dirige la política interior y


exterior, la Administración civil y militar y la defensa del Estado. Ejerce la función
ejecutiva y la potestad reglamentaria de acuerdo con la Constitución y las leyes”. En
desarrollo de este precepto constitucional se han regulado las más destacadas
competencias que se pueden citar como propias del Gobierno.

3.2.5 Responsabilidad del Gobierno.

Establece la Constitución que la responsabilidad criminal del Presidente y los


demás miembros del Gobierno será exigible, en su caso, ante la Sala de lo Penal del
Tribunal Supremo. Si la acusación fuese por traición o por cualquier delito contra la
seguridad del Estado en el ejercicio de sus funciones, sólo podrá ser planteada por
iniciativa de la cuarta parte de los miembros del Congreso, y con la aprobación de la
mayoría absoluta del mismo. La prerrogativa real de gracia no será aplicable a ninguno
de estos supuestos. La responsabilidad política del Gobierno ya ha sido tratada.

3.3 El Poder judicial.

El Poder judicial se encuentra regulado en el Título VI de la Constitución y tiene


encomendado la solución de los conflictos intersubjetivos que puedan originarse en el
seno de cualquier sociedad organizada. Su régimen jurídico se estructura en torno a los
siguientes principios:

- Principios esenciales. El artículo 117 de la Constitución establece los principios


básicos que sirven para la conceptuación del Poder judicial:

1. La justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por Jueces y
Magistrados integrantes del Poder judicial, independientes, inamovibles,
responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley.
2. Los Jueces y Magistrados no podrán ser separados, suspendidos, trasladados ni
jubilados, sino por alguna de las causas y con las garantías previstas en la ley.
3. El ejercicio de la potestad jurisdiccional en todo tipo de procesos, juzgando y
haciendo ejecutar lo juzgado, corresponde exclusivamente a los Juzgados y
Tribunales determinados por las leyes, según las normas de competencia y
procedimiento que las mismas establezcan.
4. Los Juzgados y Tribunales no ejercerán más funciones que las señaladas en el
apartado anterior y las que expresamente les sean atribuidas por la ley en
garantía de cualquier derecho.
5. El principio de unidad jurisdiccional es la base de la organización y
funcionamiento de los Tribunales. La ley regulará el ejercicio de la jurisdicción
militar en el ámbito estrictamente castrense y en los supuestos de estado de sitio,
de acuerdo con los principios de la Constitución.
6. Se prohíben los Tribunales de excepción.

Además, ha de destacarse el principio de responsabilidad, ya que el artículo 121


de la Constitución establece que los daños causados por error judicial, así como los que
sean consecuencia del funcionamiento anormal de la Administración de Justicia, darán
derecho a una indemnización a cargo del Estado, conforme a la ley.

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- Principios organizativos del Poder judicial:


1. El Tribunal Supremo con jurisdicción en toda España, es el órgano
jurisdiccional superior en todos los órdenes, salvo lo dispuesto en materia de
garantías constitucionales. El Presidente del Tribunal Supremo será nombrado
por el Rey, a propuesta del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), en la
forma que determine la ley8.
2. El Ministerio Fiscal promueve la acción de la justicia en defensa de la legalidad,
de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la ley, de
oficio o a petición de los interesados, y vela por la independencia de los
Tribunales, procurando ante éstos la satisfacción del interés social. El Ministerio
Fiscal ejerce sus funciones por medio de órganos propios conforme a los
principios de unidad de actuación y dependencia jerárquica y con sujeción, en
todo caso, a los de legalidad e imparcialidad. El Fiscal General del Estado es
nombrado por el Rey, a propuesta del Gobierno, tras haber sido oído el CGPJ.
3. La Constitución prevé la posibilidad de que los ciudadanos ejerzan la acción
popular y participen en la Administración de Justicia mediante la institución del
Jurado, en la forma y con respecto a aquellos procesos penales que la ley
determine, así como en los Tribunales consuetudinarios y tradicionales.
4. La policía judicial depende de los Jueces, de los Tribunales y del Ministerio
Fiscal en sus funciones de averiguación del delito y descubrimiento y
aseguramiento del delincuente, en los términos que la ley establezca.
5. Los Jueces y Magistrados, así como los Fiscales, mientras se hallen en activo, no
podrán desempañar otros cargos públicos, ni pertenecer a partidos políticos o
sindicatos. La ley establecerá el régimen de incompatibilidades de los miembros
del Poder Judicial, que deberá asegurar la total independencia de los mismos.
6. El CGPJ es el órgano de gobierno del mismo. La ley orgánica establecerá su
Estatuto, el régimen de incompatibilidades de sus miembros y sus funciones, en
particular en materia de nombramientos, ascensos, inspección, y régimen
disciplinario. Está integrado por el Presidente del Tribunal Supremo, que lo
presidirá, y por 20 vocales nombrados por el Rey por un período de cinco años9.

- Principios procesales. Son mandatos de carácter procesal: Las sentencias y demás


resoluciones firmes de los Jueces y Tribunales son de obligado cumplimiento, así como
también es obligatorio prestar la colaboración requerida por éstos en el curso del
proceso y en la ejecución de lo resuelto. Por otra parte, se afirma que la justicia será
gratuita cuando así lo disponga la ley, y, en todo caso, respecto de quienes acrediten
insuficiencia para litigar. Salvo las excepciones que prevean las leyes de procedimiento,
las actuaciones judiciales serán públicas. El procedimiento será predominantemente oral
-sobre todo en materia criminal- y las sentencias serán siempre motivadas y se
pronunciarán en audiencia pública. Además, los principios constitucionales del proceso
se encuentran contenidos en el artículo 24 de la Constitución10.

8
La organización de la Justicia en España se contiene en la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder
Judicial, y en la Ley 38/1988, de 28 de diciembre, de Demarcación y Planta Judicial.
9
Los vocales son propuestos por el Congreso de los Diputados y por el Senado por mitad, por mayoría de
tres quintos. Es de destacar que el CGPJ sólo gestiona asuntos de tipo administrativo relacionados con la
actividad jurisdiccional.
10
Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los Jueces y Tribunales en el ejercicio
de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda producirse indefensión. Asimismo,
todos tienen derecho al Juez ordinario predeterminado por la Ley, a la defensa y asistencia de Letrado, a
ser informados de la acusación formulados contra ellos, a un proceso público sin dilaciones indebidas y

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MINISTERIO DE MEDIO AMBIENTE

4.- LA CORONA Y LOS ÓRGANOS CONSTITUCIONALES.

4.1 La Corona.

El artículo 1.3 de la Constitución española determina que la forma política del


Estado español es la Monarquía parlamentaria. En ella, la soberanía reside en el pueblo.
El Rey es ciertamente un poder del Estado, pero un poder que también está por debajo
de una Constitución de la que él mismo ya no es, ni directa ni indirectamente, fuente de
legitimidad. La Monarquía parlamentaria es así la forma de organización de la
Monarquía en la cual se parte de que la soberanía dentro del Estado reside en el pueblo
(artículo 1.2 de la Constitución). Como gráficamente se ha dicho, el Rey reina, pero no
gobierna. Desde esta filosofía, dice el artículo 56.1 de la Constitución que “El Rey es el
Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el
funcionamiento regular de las instituciones, asume la más alta representación del Estado
Español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su
comunidad histórica, y ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la
Constitución y las leyes”.

En coherencia con lo anterior, la propia Constitución española atribuye al


Monarca una serie de funciones específicas desarrolladas en su Título II11.

Por otra parte, los actos del Rey estarán siempre refrendados, careciendo de
validez sin dicho refrendo, salvo casos puntuales. Con base en que la persona del Rey
no está sujeta a responsabilidad, aparece la figura del refrendo, que en el régimen
parlamentario supone una limitación material del poder regio. De los actos del Rey
serán responsables las personas que efectúen el refrendo, las cuales son el Presidente del
Gobierno o en su caso los Ministros competentes, salvo la propuesta y el nombramiento
del Presidente del Gobierno y la disolución de las Cortes, que deberán ser refrendados
por el Presidente del Congreso.

con todas las garantías, a utilizar los medios de prueba pertinentes para su defensa, a no declarar contra sí
mismos, a no confesarse culpables y a la presunción de inocencia.
11
Así, el artículo 62 establece expresamente que corresponde al Rey:
a) Sancionar y promulgar las leyes.
b) Convocar y disolver las Cortes Generales y convocar elecciones en los términos previstos en la
Constitución.
c) Convocar a referéndum en los casos previstos en la Constitución.
d) Proponer el candidato a Presidente de Gobierno y, en su caso, nombrarlo, así como poner fin a sus
funciones en los términos previstos en la Constitución.
e) Nombrar y separar a los miembros del Gobierno, a propuesta de su Presidente.
f) Expedir los decretos acordados en el Consejo de Ministros, conferir los empleos civiles y militares y
conceder honores y distinciones con arreglo a las leyes.
g) Ser informado de los asuntos de Estado y presidir, a estos efectos, las sesiones del Consejo de
Ministros, cuando lo estime oportuno, a petición del Presidente del Gobierno.
h) El mando supremo de las Fuerzas Armadas.
i) Ejercer el derecho de gracia con arreglo a la ley, que no podrá autorizar indultos generales.
j) El Alto Patronazgo de las Reales Academias.
Por su lado, el artículo 63 enumera como funciones en las relaciones internacionales:
- El Rey acredita a los embajadores y otros representantes diplomáticos. Los representantes extranjeros en
España están acreditados ante él.
- Al Rey corresponde manifestar el consentimiento del Estado para obligarse internacionalmente por
medio de tratados, de conformidad con la Constitución y las leyes.
- Al Rey corresponde, previa autorización de las Cortes Generales, declarar la guerra y hacer la paz.

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Finalmente, la Constitución establece en el Título II un amplio régimen jurídico


destinado a regular diferentes aspectos referentes a la Corona como Jefatura del Estado.

En lo relativo a la designación del Rey, la Constitución en el artículo 57


establece el siguiente régimen: la Corona de España es hereditaria en los sucesores de S.
M. Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica. La sucesión
en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida
siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al
más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de
más edad a la de menos. Extinguidas todas las líneas llamadas en Derecho a la sucesión,
las Cortes Generales proveerán a la sucesión en la Corona en la forma que más
convenga a los intereses de España12.

En cuanto al régimen general para la Regencia, se disponen dos supuestos13:


1. Cuando el Rey fuere menor de edad, el padre o la madre del Rey y, en su
defecto, el pariente mayor de edad más próximo a suceder en la Corona, según el
orden establecido en la Constitución, entrará a ejercer inmediatamente la
Regencia y la ejercerá durante el tiempo de la minoría de edad del Rey.
2. Si el Rey se inhabilitare para el ejercicio de su autoridad y la imposibilidad fuere
reconocida por las Cortes Generales, entrará a ejercer inmediatamente la
Regencia el Príncipe heredero de la Corona, si fuere mayor de edad. Si no lo
fuere, se procederá de la manera prevista anteriormente, hasta que el Príncipe
heredero alcance la mayoría de edad.

Por último, en materia de Tutela, será tutor del Rey menor la persona que en su
testamento hubiere nombrado el Rey difunto, siempre que sea mayor de edad y español
de nacimiento; si no lo hubiese nombrado, será tutor el padre o la madre mientras
permanezcan viudos. En su defecto, lo nombrarán las Cortes Generales, pero no podrán
acumularse los cargos de Regente y de tutor sino en el padre, madre o ascendientes
directos del Rey. El ejercicio de la tutela es incompatible con el de todo cargo o
representación política.

4.2 Los órganos constitucionales.

Además de lo visto en los poderes del Estado regulados en la Constitución, ésta


también regula los aspectos esenciales del Tribunal Constitucional y menciona al
Defensor del Pueblo y al Tribunal de Cuentas.

4.2.1 El Tribunal Constitucional.

Aparece regulado en el Título IX de la Constitución y desarrollado por la Ley


Orgánica 2/1979, de 3 de octubre.

12
Se añade que aquellas personas que teniendo derecho a la sucesión en el trono contrajeran matrimonio
contra la expresa prohibición del Rey y de las Cortes Generales, quedarán excluidas en la sucesión a la
Corona por sí y sus descendientes. Y por último, se concluye estableciéndose una reserva de Ley al
disponer que las abdicaciones y renuncias y cualquier duda de hecho o de derecho que ocurra en el orden
de sucesión a la Corona se resolverán por una Ley orgánica.
13
Si no hubiere ninguna persona a quien corresponda la Regencia, ésta será nombrada por las Cortes
Generales, y se compondrá de una, tres o cinco personas. Para ejercer la Regencia es preciso ser español y
mayor de edad. La Regencia se ejercerá por mandato constitucional y siempre en nombre del Rey.

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Desde el punto de vista organizativo, el Tribunal Constitucional español se


configura como un órgano ubicado fuera del poder judicial ordinario pero dotado de
naturaleza jurisdiccional, con jurisdicción en todo el territorio español. Se compone de
12 miembros nombrados por el Rey; de ellos, cuatro a propuesta del Congreso por
mayoría de tres quintos de sus miembros; cuatro a propuesta del Senado, con idéntica
mayoría; dos a propuesta del Gobierno y dos a propuesta del CGPJ. Los miembros del
Tribunal Constitucional serán designados por un período de nueve años y se renovarán
por terceras partes cada tres. El Tribunal en Pleno elige de entre sus miembros por
votación secreta a su Presidente y propone al Rey su nombramiento por un periodo de
tres años, expirado el cual podrá ser reelegido una sola vez.

El Tribunal Constitucional actúa en Pleno o en Sala. El Pleno está integrado por


todos los Magistrados del Tribunal y conoce de los asuntos más importantes, quedando
para las Salas el conocimiento de los recursos de amparo. Para el despacho ordinario y
la decisión sobre la admisibilidad o inadmisibilidad de los recursos, el Pleno y las Salas
constituirán Secciones, compuestas por el respectivo Presidente y dos Magistrados.

Finalmente, las funciones del Tribunal Constitucional se sintetizan en la garantía


del Estado de Derecho y del sistema de distribución de los poderes establecidos por la
Constitución, destacando su papel como Intérprete Supremo de la Constitución. Así:
1. Control de constitucionalidad de las leyes y de las disposiciones normativas con
fuerza de ley a través del recurso y de la cuestión de inconstitucionalidad.
2. Control de amparo por violación de los derechos fundamentales y libertades
públicas a través del recurso de amparo.
3. Conflictos competenciales entre el Estado y las Comunidades Autónomas o de
los de éstas entre sí y cuestiones de competencias.
4. Otras competencias previstas en la Constitución o en las Leyes Orgánicas.

4.2.2 El Defensor del Pueblo.

Ya hemos señalado que es el alto comisionado de las Cortes Generales para la


defensa de todos los derechos comprendidos en el Título I de la Constitución, y podrá a
tales efectos supervisar la actividad de la Administración, dando cuenta a las Cortes
Generales.

4.2.3 El Tribunal de Cuentas.

El Tribunal de Cuentas es conceptuado por el artículo 136 de la Constitución


como el supremo órgano fiscalizador de las cuentas y de la gestión económica del
Estado, así como del sector público. Dependerá directamente de las Cortes Generales y
ejercerá sus funciones por delegación de ellas en el examen y comprobación de la
Cuenta General del Estado. Las Cuentas del Estado y del sector público estatal se
rendirán al Tribunal de Cuentas y serán censuradas por éste. El Tribunal de Cuentas, sin
perjuicio de su propia jurisdicción, remitirá a las Cortes Generales un informe anual
donde comunicará las infracciones o responsabilidades en que, a su juicio, se hubiere
incurrido. Los miembros del Tribunal de Cuentas gozarán de la misma independencia e
inamovilidad y estarán sometidos a las mismas incompatibilidades que los Jueces. Y,
finaliza el artículo 136.4 de la Constitución señalando que una Ley Orgánica regulará la
composición, organización y funcionamiento del Tribunal de Cuentas. Ésta, es la Ley
Orgánica 2/1982, de 12 de mayo.

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