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2007
Abstract:
At the early of the 20th Century, the lack of roads was one of the main factors
that favored the territorial scattering in Venezuela, cornered by its economical
underdevelopment and social, political and economical troubles. During the
Gomez Regime (1908-1935), the idea of order and progress was represented
by two big instruments which supported the strong political centralism: The
National Army and the Roads; both of them from the perspective of a fast
military movement and to cut down distances among the regions. Under that
premise, the regime took a group of measures into the National Roads area by
the June 24th, 1910 Decree, concerning the building of central roads in the
States of the Republic. On the other hand, the opening and expansion of the
cars market in the world aroused interest to incorporate this lightweight motor
machine in the Venezuelan territory. It offered comparative advantages to these
opulent monopoly of the expensive and rudimentary railroads
Résumé:
Aun en 1910 justo cuando se cumplían los primeros cien años del inicio de la
gesta independentista, la fisonomía general del país conservaba los principales
rasgos sobre los cuales se comenzó a levantar la institucionalidad republicana.
Hasta entonces no se había podido consolidar del todo una estructura política y
económica uniforme, capaz de extender el principio de autoridad de un Estado
nacional no subordinado a los arrebatos altisonantes del caudillaje provinciano
ni a los grupos de poder vinculados a las casas comerciales de ultramar.
El eje costero donde se situaban los principales puertos del país era la puerta
franca para la salida al mar de un sin fin de pueblos y caseríos que se
encontraban aislados del mundo exterior. De allí que la predominante
ocupación del espacio central costero, heredado de la colonia se haya
mantenido prácticamente inalterable a lo largo de los años.
Por otro lado, pero sin el empeño colocado en las anteriores, estuvo la gran
carretera oriental. Inicialmente proyectada como una continuación del tramo
carretero entre Caracas y Guatire, para de allí remontar hacia el valle de
Capaya y girar su rumbo a los llanos orientales con destino a la población de
Soledad, situada al norte del río Orinoco. Pero en vista de las abruptas
condiciones topográficas que separan el valle de Guatire y la depresión de
Unare su itinerario fue modificado.
Gran parte de las obras eran abiertas por mano de obra no especializada,
utilizándose como herramientas básicas de trabajo picos y palas en jornadas
de hasta diez horas semanales, recibiendo un jornal diario de Bs.3,50. Este
monto era comparativamente superior al que recibían en las haciendas por las
labores agrícolas que oscilaban entre Bs. 0,75 y 1,50 no recibidos en metálico
sino en forma de fichas o vales cambiados en las pulperías de los hacendados.
Esta notable diferencia hizo que muchos campesinos se fueran incorporando a
las cuadrillas de construcción de carreteras y otras obras públicas,
contribuyendo a generar un paulatino movimiento migratorio de unos estados a
otros, en donde los nuevos pobladores empezaron a arraigarse dedicándose a
otras faenas en establecimientos comerciales o fundando pequeñas tiendas de
artesanía.
Ya en 1929 el uso del automóvil se había vuelto accesible para las capas
medias de la población, atrás había quedado su uso solo para un puñado de
hombres privilegiados apasionados por el lujo y la aventura. Ese año
funcionaban en Caracas dieciséis distribuidoras de automóviles importados y
varios agentes distribuidores de piezas y accesorios. Venezuela ya se situaba
en las estadísticas de los fabricantes norteamericanos como el séptimo país
importador de automóviles en Latinoamérica (Revista El Automóvil, 1926: s/p).
El uso permanente del automóvil se vio favorecido por la decisión de la
empresa Caribean Petroleum Co., concesionaria de los pozos petroleros del
estado Zulia de producir envases de gasolina con el nombre de venzoleo a fin
de cubrir la naciente demanda en el mercado venezolano.
Los usuarios del ferrocarril notaron las ventajas del nuevo medio de transporte
al compararlos con los pingues beneficios que deparaban los ferrocarriles.
Frente a los precios estandarizados de las compañías, estaba el sistema de
tarifas libres ofrecidas por los dueños de camiones, generalmente mucho más
bajas en comparación al ferrocarril, amén de una reducción de las molestias
que ofrecía la lenta movilización de los vagones, las largas distancias entre las
estaciones muy diferente al camión que podía estacionarse en cualquier paraje
para las operaciones de carga y descarga.
"Las compañías ferrocarrileras del país atraviesan una crisis por demás
seria, crisis que, a no dudarlo, las llevará en no lejano tiempo a la
suspensión del servicio, sino se logra resolver el problema de la
competencia..." (Kettner, 1932: 5485).
La presión ejercida surtió efecto en las altas esferas oficiales, siendo designada
por el Ministerio de Obras Públicas una comisión para el estudio de una
reglamentación del tráfico por las carreteras el 16 de junio de1932. Entre tanto
las empresas ferrocarrileras se habían visto en la necesidad de asumir una
serie de medidas para contrarrestar la arrolladora competencia automotora.
Una de ellas fue la rebaja de los fletes de carga y otra fue la organización de
líneas regulares de camiones pertenecientes a las propias compañías de
ferrocarriles para ofrecer un servicio intermedio de transporte entre los lugares
distantes y las estaciones más lejanas. Pero la competencia fue tal que en
ocasiones paradójicamente estos servicios también se prestaron a lo largo de
las carreteras paralelas a las líneas de hierro.
http://www2.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-
00492007000100013&lng=es&nrm=i
Carreteras y autopistas
Sin duda las obras de vialidad y transporte fueron prioritarias en la
actuación del MOP a lo largo de sus cien años de vida. El Decreto
del 24 de junio de 1910, referido a la construcción de “carreteras
centrales” en los estados de la República, definió la construcción de
una o más de estas vías en cada estado del país, la jerarquía de la
red y los estudios necesarios para su construcción, reparación o
mejora, así como las inversiones requeridas. A partir de ese plan
vial, al cual se destinó desde 1910 el 50% del presupuesto de obras
públicas, quedó marcada la hegemonía —en funciones y poder—
del Ministerio de Obras Públicas en cuanto a la definición de
procedimientos y normativas para la licitación y la construcción de
las obras de carácter nacional y, en consecuencia, el desarrollo y el
destino de algunas de las especialidades de la ingeniería
venezolana.
http://carreterasenvenezueladurantegomez.blogspot.com/