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Presentación de los datos:
La presentación de los resultados de la auditoría debe hacerse de forma sucinta y clara. Esto
suele incluir gráficos cuidadosamente construidos para transmitir claramente las
conclusiones y resultados. En una gráfica bien elaborada, es posible apreciar tendencias y
correlaciones, que facilitan la interpretación de hallazgos. La visualización de datos
también debe aprovecharse al principio del proceso de análisis, ya que permite la
identificación de patrones.
No todo son datos:
No siempre los datos son la mejor opción. Hay que tener presente cuales son los objetivos
de auditoría y en ese orden de ideas, evaluar si se requieren cifras u otros elementos. Hay
ocasiones en que el instinto y la experiencia son las mejores herramientas para auditar un
área determinada. Además, de la misma manera que ocurre con la correlación frente a la
causalidad, los datos a menudo pueden parecer tener más significado del que realmente
tienen. En todo caso, hay que tener cuidado de llegar a conclusiones que, en última
instancia, pueden no ser apoyadas por los datos.
Es importante en todo caso, dado el crecimiento del volumen y complejidad de los datos,
mantenerse atentos en las técnicas de análisis de datos para no estar rezagados. Se requieren
diversas habilidades, para una debida comprensión y análisis de cifras. Cada vez más se
requiere conocimiento especializado y originado en la estadística, la arquitectura de datos y
al análisis de datos, por lo que resultará conveniente, dadas las circunstancias, incorporar
especialistas a las áreas de auditoría. Hasta entonces, es fundamental que los auditores al
menos agreguen habilidades fundamentales de análisis de datos a su conjunto de
herramientas y que los directores de áreas de auditoría consideren dentro de su planeación,
una estrategia integral de análisis de datos.