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Magistrado Ponente:
Dr. ALFREDO BELTRÁN SIERRA.
I. ANTECEDENTES
1. Hechos
Los fundamentos fácticos en los cuales sustenta sus peticiones, son los
siguientes :
1.1 Que entre el Banco Ganadero –sucursal La Ceja- y las señoras María
Mercedes Toro de Orrego, Claudia Elena y Jacqueline Orrego Toro, se
celebró un contrato de mutuo por el valor de $250.000.000, pagadero en
tres años, con abonos trimestrales, obligación garantizada con el pagaré
No. 496 del 2 de octubre de 1995 y, con hipoteca contenida en la Escritura
Pública No. 90 de marzo 2 de 1995 de la Notaría Unica de El Retiro,
mediante la cual se gravaron varios apartamentos ubicados en el Municipio
de Bello, calle 54 No. 52-12
1.5. A pesar del acuerdo al que habían llegado las partes, el Banco
Ganadero –sucursal La Ceja- procedió a entablar demanda ejecutiva con
título hipotecario, el que por reparto correspondió al Juzgado 12 Civil del
Circuito de Medellín, quien notificó personalmente el mandamiento de
pago a Jacqueline y, designó curador ad litem para las otras ejecutadas. El
apoderado de Jacqueline propuso las excepciones de exceptio pacto
conventi, petición antes de tiempo y mora creditoris, de las cuales el juez
declaró probada la primera. Ante esta decisión el Banco apeló y el Tribunal
Superior de Medellín, Sala Civil, revocó el fallo de primera instancia y, en
su lugar, declaró no probadas las excepciones propuestas por la
coodemandada y ordenó seguir adelante la ejecución.
1.12. Por último, expresa la demandante que, respecto a las facultades que
tiene el gerente de la sucursal del Banco Ganadero en la Ceja-Antioquia
para efectuar reestructuraciones, es preciso señalar que dentro del proceso
no existe ninguna prueba que demuestre que los gerentes de sucursales
tienen alguna limitación para reestructurar créditos, entonces para la señora
María Mercedes era imposible suponer que el gerente con quien negoció el
día 25 de abril de 1996 no contaba con facultades para negociar a nombre
del Banco Ganadero, a pesar de ser su representante legal.
Si bien el ausente del artículo 318 del C.P.C. puede enterarse de que se ha
iniciado un proceso en su contra y, en consecuencia acudir al proceso
cuando tenga conocimiento de él, el secuestrado o desaparecido se
encuentran en imposibilidad de acudir un proceso “pensar de otro modo es
vivir en Suiza o en un país muy diverso”.
III. Impugnaciones.
Añade, que las demandadas María Mercedes y Claudia Elena, tuvieron más
de dos semanas para concurrir voluntariamente al proceso antes de ser
retenidas y no lo hicieron, cosa que sí hizo Jacqueline quien se presentó al
proceso haciendo uso de todos los medios de defensa que se encontraban a
su alcance, por lo tanto, no se puede hablar de una vulneración del derecho
de defensa de las secuestradas o “desaparecidas” porque éste fue
celosamente protegido, no por el curador ad litem que se les había
designado, sino por su propia hija y hermana, quien prácticamente agenció
los derechos de las codemandadas.
Así mismo, señala que no encuentra razón que sustente la decisión del juez
constitucional de primera instancia, relativa a conceder la tutela respecto de
las otras demandadas distintas a la accionante, porque aparte de que se trata
de un tema ajeno al amparo que se pide, se toman determinaciones que
nadie ha solicitado, adelantándose a situaciones susceptibles de ser
saneadas y, con argumentos “de dudosa fuerza”.
1. La competencia
Esa es la razón por la cual para evitar así mismo la arbitrariedad en las
decisiones del Estado, el proceso ha de organizarse conforme a unos
principios generales, que constituyen lo que la doctrina universal conoce
como el “debido proceso”.
4.2. Como se ve, son dos los requisitos exigidos para la prosperidad de la
agencia oficiosa: la manifestación de que se actúa como agente oficioso de
otra persona y, la imposibilidad de ésta de promover directamente la acción
constitucional. ¿Pero que sucede si en el escrito de tutela no se manifiesta
en forma expresa que se están agenciando derechos de personas que se
encuentran imposibilitadas para acudir a un proceso que afecta sus
derechos, circunstancia ésta que se encuentra debidamente acreditada en el
caso sub examine, pero, del contenido mismo de la demanda de tutela, se
concluye que se actúa en nombre de otro?
4.5. Es decir, que si por una circunstancia ajena por completo a la voluntad
del demandado emplazado, como es la de ser víctima de un secuestro,
delito que por antonomasia atenta contra la libertad personal, no puede
darse una aplicación mecánica y literal a lo dispuesto por el artículo 318 del
Código de Procedimiento Civil a pretexto de que se ignora su paradero,
pues, en una hipótesis de tal naturaleza, al padecimiento propio de ese
delito, se sumaría el de tener que soportar el adelantamiento de un proceso
sin ninguna posibilidad de ejercer el derecho de defensa en forma real,
personal y efectiva. Es claro que, aun en el supuesto de que el secuestrado
se entere por una transmisión radial o por la lectura de un periódico del
emplazamiento respectivo, y aunque tuviese la determinación de trasladarse
al juzgado a recibir la notificación personal no podría hacerlo por
encontrarse privado de su libertad y sometido a la voluntad de los
secuestradores, o sea en una circunstancia grave y anormal de tal
magnitud, que anula cualquier posibilidad de una actuación suya para
acudir al proceso de que se trate, pues una fuerza extraña se lo impide.
4.6. En este caso, como puede observarse a folio 6 del cuaderno principal,
esas circunstancias fueron de manera expresa expuestas por quien ejerció la
acción de tutela, para poner de presente cómo María Mercedes Toro de
Orrego no podía acudir al proceso por encontrarse secuestrada, lo que
reitera luego a folio 8 del mismo cuaderno, no sólo con respecto a ésta
demandada, sino también en relación con Claudia Elena Orrego Toro. Es
más, a folio 9 se transcribe una constancia expedida por el Grupo de
Indentificación de la Dirección Seccional del Cuerpo Técnico de
Investigación de la Fiscalía General de la Nación, en la cual se lee :
“Se trata una vez más de asegurar la vigencia efectiva de los derechos por
encima de formalidades externas, en una manifestación de la prevalencia
del Derecho sustancial, de conformidad con lo previsto en el artículo 228
de la Carta.
“En tal sentido, la agencia oficiosa –que tiene expresión también en los
procesos ordinarios pero que adquiere mayor valor e importancia en la
medida en que contribuye a la concreción de los derechos fundamentales-
se concibe como un instituto de Derecho Procesal que busca el acceso a la
administración de justicia para quien se halla imposibilitado de hacerlo
personalmente por cualquier motivo.
“Es por ello, una forma de lograr que opere el aparato judicial del
Estado, aun sin la actividad de quien tiene un interés directo.
VII. Decisión
RESUELVE