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Žižek Slavoj - en Contra de Los Derechos Humanos
Žižek Slavoj - en Contra de Los Derechos Humanos
Suma de Negocios
Vol. 2 N° 2,diciembre de 2011, 115-127
RESUMEN
Coartada para intervenciones militares, sacralización para la tiranía del mercado, fundamento
ideológico para el fundamentalismo de lo políticamente correcto: ¿puede la “ficción simbólica”
de los derechos humanos recuperarse para la politización progresiva de las actuales relaciones
socioeconómicas?
ABSTRACT
Alibi for militarist interventions, sacralization for the tyranny of the market, ideological foundation
for the fundamentalism of the politically correct: can the ‘symbolic fiction’ of universal rights be
recuperated for the progressive politicization of actual socio-economic relations?
RESUMO
Desculpa para intervenções militares, sacralizada pela tirania dos mercados e fundamento ideológico
para o fundamentalismo do politicamente correto: a “ficção simbólica” dos direitos humanos pode
ser recuperada por meio de uma politização progressiva das relações sócio-econômicas reais?
* Título original: Against Human Rights. Artículo publicado en New Left Review 34, july-aug 2005, pp. 115-131. Traducido al español por Juan
Pablo Bohórquez, -profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, Programa de Trabajo Social, Universidad de la Salle- y María
Carlota Ortiz, historiadora, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá. Correo electrónico: jubohorquez@unisalle.edu.co
Comencemos por el fundamentalismo. Aquí, el mal “degeneración” del Islam. El curioso destino de los
(por parafrasear a Hegel), reside con frecuencia en monjes trapenses de Etoile Marie es igualmente
la mirada que lo percibe. Tomemos los Balcanes diciente. Expulsados de Francia por el régimen na-
durante la década de 1990, sitio de extendida viola- poleónico, se establecieron en Alemania, de donde
ción de los derechos humanos. ¿En qué momento fueron expulsados en 1868. Puesto que ningún otro
los Balcanes –una región geográfica de la Europa Estado cristiano quería acogerlos, pidieron permi-
Oriental– se “balcanizaron”, con todo lo que ello so al Sultán para comprar tierras cerca de Banja
implica para el imaginario europeo de hoy en día? Luka, en la parte serbia de la actual Bosnia, donde
La respuesta es esta: a mediados del siglo XIX, vivieron felices hasta cuando quedaron atrapados
cuando los Balcanes comenzaron a exponerse en el conflicto balcánico entre cristianos.
plenamente a los efectos de la modernización
europea. La diferencia entre las percepciones ¿Cuándo entonces se originaron los rasgos funda-
tempranas de la Europa Oriental y la visión “mo- mentalistas de intolerancia religiosa, violencia étni-
derna” es notoria. Ya en el siglo XVI, el naturalista ca y fijación en traumas históricos que Occidente
francés Pierre Belon anotaba que “los turcos no asocia ahora con “la balcanización”? Claramente,
fuerzan a nadie a vivir como turcos”. Pequeña en Occidente mismo. A manera de un impecable
sorpresa, entonces, que tantos judíos encontrasen ejemplo de la “determinación reflexiva” de Hegel,
asilo y libertad religiosa en Turquía, y otros países aquello que los europeos occidentales observan y
musulmanes, luego de que Fernando e Isabel los deploran en los Balcanes es lo que ellos mismos
hubieran expulsado de España en 1492, con el introdujeron allí; y lo que combaten es su propio
resultado, en supremo giro de ironía, de que via- legado histórico transfigurado en amok1. Recor-
jeros occidentales se mostrasen perturbados por demos que los dos grandes crímenes étnicos im-
la presencia pública de aquellos en las grandes pugnados a los turcos en el siglo XX –el genocidio
ciudades turcas. He aquí, entre una extensa serie armenio y la persecución de los kurdos– no fueron
de ejemplos, un reporte de N. Bisani, un italiano perpetrados por fuerzas políticas musulmanas
que visitó Estambul en 1788: tradicionalistas sino por militares modernizadores
que pretendían liberar a Turquía del balasto de su
Un extranjero que haya presenciado la intolerancia de antiguo mundo y convertirla en un Estado-nación
Londres y París, debe sorprenderse grandemente al europeo.
ver una iglesia entre una mezquita y una sinagoga y un
derviche al lado de un fraile capuchino. No me explico La antigua observación de Mladen Dólar –susten-
cómo pudo este gobierno admitir en su seno religiones
tada en una minuciosa lectura de las referencias
tan opuestas a la propia. Debe ser por una degeneración
del mahometismo que este feliz contraste ha podido de Freud a la región–, según la cual el inconsciente
producirse. Es más asombroso aún encontrar que el europeo se halla estructurado del mismo modo que
espíritu de tolerancia prevalece de manera general entre los Balcanes, es literalmente cierta: bajo la guisa
la gente, puesto que aquí veis turcos, judíos, católicos, de la otredad de “balcanización”, Europa hace un
armenios, griegos y protestantes conversando juntos reconocimiento del extraño en sí misma, de su
en asuntos de negocios y placer con igual armonía y
propio reprimido. Pero debemos examinar también
buena voluntad que si perteneciesen a la misma nación
y religión. (2004, p. 233). las maneras en que la internalización “fundamen-
talista” de rasgos contingentes es en sí misma
una faceta de la democracia liberal capitalista.
El mismísimo rasgo que Occidente celebra hoy
como signo de su superioridad cultural –el espí- 1 Palabra de origen malayo que originalmente designaba a un elefante
ritu y la práctica de la tolerancia multicultural– es enloquecido y luego se generalizó a un ser preso u atacado de una
furia incontrolable. Para el caso, significa locura homicida vinculada
desestimado de este modo como un efecto de la a un comportamiento cultural (nota del traductor).
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Está en boga quejarse de que la vida privada está SIN LIBERTAD DE ELECCIÓN
amenazada e incluso evanesciéndose por causa
de la habilidad de los medios para exponer los Respecto de la libertad de elegir, he escrito en otra
más íntimos detalles personales a la luz pública. parte de la pseudo-elección ofrecida a los adoles-
Lo cual es verdad a condición que demos vuelta centes de las comunidades Amish, quienes tras
al asunto: lo que en efecto está desapareciendo padecer la más estricta de las formaciones son
es la vida pública, la propia esfera pública en la convidados, a la edad de 17 años, a zambullirse
que uno opera como un agente simbólico que no en cada exceso de la cultura capitalista contempo-
puede reducirse a la vida privada, a un manojo ránea: un remolino de autos veloces, sexo salvaje,
de atributos personales, deseos, traumas e idio- drogas, licor y demás (The constitution is…, 2005).
sincrasias. El lugar común de la “sociedad del Después de algunos años, se les permite elegir si
riesgo”, según el cual el individuo contemporáneo desean regresar a la forma de vida Amish. Puesto
se siente “desnaturalizado” y considera hasta sus que han sido educados en virtual ignorancia de
rasgos más “naturales”, desde la identidad étnica la sociedad americana, los jóvenes carecen de
a la preferencia sexual, como elegidos, histórica- preparación para lidiar con tal permisividad, que
mente contingentes, aprendidos, es profundamente en la mayor parte de los casos desata estados
engañoso. Lo que hoy estamos presenciando es violentos de intolerable ansiedad; la vasta mayoría,
el proceso inverso: una re-naturalización sin pre- por consiguiente, termina votando por regresar a
cedentes. Todas las grandes “cuestiones públicas” la reclusión de sus comunidades.
se traducen en actitudes destinadas a regular las
idiosincrasias “naturales” o “personales”. Esto ex- Este es un ejemplo perfecto de las dificultades
plica por qué, en un nivel más general, los conflictos que invariablemente acompañan la “libertad de
étnico-religiosos pseudo-naturalizados son la forma elección”: mientras que por un lado se ofrece de
de lucha que mejor conviene al capitalismo global. manera formal a los niños Amish el libre arbitrio,
En la era de las “pos-políticas”, cuando la propia las condiciones en que deben hacer uso de este
política viene siendo sustituida gradualmente por imposibilitan, del otro, la libre elección. La proble-
la administración social experta, las únicas fuen- mática de la pseudo-elección demuestra asimismo
tes de legitimación del conflicto son las tensiones las limitaciones de la actitud liberal convencional
culturales (religiosas) o naturales (étnicas). Y la respecto de las mujeres musulmanas que llevan
“valoración” es, precisamente, la regulación de la velo: es aceptable si lo portan por su libre voluntad
promoción social que se ajusta a esta re-natura- y no por imposición de sus maridos o su familia. Sin
lización. Quizá ha llegado el tiempo de reafirmar, embargo, cuando usan el velo como resultado de
como la verdad de la valoración, la lógica pervertida una decisión personal, su significado cambia por
a la que irónicamente se refería Marx al describir entero porque no expresa ya un signo de pertenen-
el fetichismo de la mercancía cuando, al final del cia a la comunidad musulmana sino una expresión
primer capítulo de El Capital, aludía al consejo de de individualismo idiosincrático. En otras palabras,
Dogberry a Seacoal: “Ser un hombre favorecido es una elección es siempre una meta-elección, una
un regalo de la fortuna; pero leer y escribir viene escogencia de la modalidad de elección en sí mis-
por naturaleza”. Hoy en día, ser un experto en ma: es tan solo la mujer que opta por no portar un
computadores o un administrador exitoso es un velo quien efectivamente elige. Esta es la razón por
obsequio de la naturaleza, mientras que labios u la cual, en nuestras seculares democracias libera-
ojos hermosos son una apreciación cultural. les, las personas que permanecen sustancialmente
fieles a una religión se encuentran en una posición segunda modernidad” le diagnosticará que usted
subordinada. Su fe es tolerada como elección per- desea “huir de la libertad”, que padece de una
sonal, pero al momento de evidenciar públicamente fijación inmadura en las antiguas formas de esta-
lo que esta significa para ellas, es decir, como un bilidad. Mejor aún: cuando lo dicho se inscribe en
asunto de pertenencia esencial, son acusadas de la ideología del sujeto como individuo “psicológico”,
“fundamentalismo”. Dicho de modo llano, “el sujeto preñado de habilidades naturales, usted tenderá
de libre arbitrio”, en el sentido “tolerante”, multicul- automáticamente a interpretar todos estos cambios
tural, puede emerger tan solo como consecuencia como un efecto de su personalidad y no como la
de un proceso violento de des-enraizamiento del consecuencia del desperdigamiento de su ser por
mundo particular de su existencia. obra de las fuerzas del mercado.
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musulmanas usar el velo en el colegio, uno puede se la limpia de sus excesos populistas y se limita
alegar que esta medida favorece el que dispongan su ejercicio a aquellos lo suficiente maduros para
de sus cuerpos como deseen. Pero uno puede practicarla.
argüir, por igual, que el aspecto realmente trau-
mático por el cual se criticaba a los musulmanes Atrapados en el círculo vicioso del imperativo del
fundamentalistas era que había mujeres que no placer4, la tentación consiste en optar por aquello
participaban en el juego de someter sus cuerpos a que aparece como su antípoda “natural”, la violenta
la seducción sexual o para el intercambio y la mo- renunciación al goce5. Este es, quizás, el patrón
vilización social inherentes a esto. De una manera subyacente a todos los así denominados funda-
u otra, todas las demás cuestiones –matrimonios mentalismos: el deber de contener (lo que ellos
homosexuales y adopción, aborto, divorcio– se perciben como) el excesivo “hedonismo narcisista”
relacionan con el mismo asunto. Lo que ambos de la cultura secular contemporánea haciendo un
polos comparten, si bien la orientación es distinta, llamado a la reintroducción del espíritu de sacrificio.
es su estricta aproximación disciplinar: los “fun- Una perspectiva psicoanalítica nos permite ver por
damentalistas” regulan la presentación personal qué tal tarea se malogra. El solo gesto de apartar el
femenina para evitar la provocación sexual y los placer –¡Basta ya de decadente auto indulgencia!
feministas liberales imponen una no menos severa ¡Renunciad y purificaos!– produce un goce sustan-
regulación de la conducta con el fin de contener tivo en sí mismo. ¿Acaso no todos los universos
las diversas formas de acoso. “totalitarios” que demandan de sus súbditos un
violento (auto) sacrificio a la causa exudan el mal
Las actitudes liberales hacia el otro se caracte- olor de la fascinación con un goce6 letal y obsce-
rizan tanto por el respeto hacia la alteridad, una no? Una vida orientada hacia la procura del placer
apertura hacia esta, como por un temor obsesivo requerirá, por el contrario, la ardua disciplina del
al hostigamiento. En síntesis, el otro es bienvenido “modo de vida saludable” –trotar, guardar el régi-
siempre y cuando su presencia no sea intrusiva, a men, practicar la relajación mental– si se la desea
condición de que no sea realmente el otro. Así, la disfrutar al máximo. El requerimiento del superego
tolerancia coincide con su opuesto. Mi obligación al disfrute se halla inmanentemente entreverado
de ser tolerante con el otro significa, en efecto,
con la lógica del sacrificio. Ambos conforman un
que no debo acercarme demasiado a él o ella,
círculo vicioso en el que cada extremo sostiene al
invadir su espacio, en breve, que debo respetar
otro. Así, la elección no consiste sencillamente en
su tolerancia a mi exceso de proximidad. Tal cosa
escoger entre cumplir el propio deber o procurarse
ha ido emergiendo hasta posesionarse como el
placer y satisfacción. Esta elección elemental es
derecho humano central de la sociedad capitalista
sobrepasada por otra más, que consiste en optar
de avanzada: el derecho a no ser hostigado, esto
por elevar las propias aspiraciones al placer a un
es, a mantenerse a una distancia segura de los
deber supremo o cumplir con el propio deber, mas
demás. E igual se aplica a la lógica emergente del
no por el deber en sí mismo sino por la gratifica-
militarismo humanitario o pacifista. La guerra es
ción que conlleva su cumplimiento. En el primer
aceptable siempre y cuando busque la prevalencia
caso, los placeres son mi deber, y la aspiración
de la paz, de la democracia, o las condiciones
“patológica” al placer se encuentra situada en el
para distribuir la ayuda humanitaria. ¿Y no aplica
ámbito formal de la obligatoriedad. En el segundo,
lo mismo, con mayor fuerza aún, a la democracia
el deber es mi placer y cumplir mi deber se halla
y los derechos humanos? Los derechos huma-
nos son pasables si se los “reconsidera” a fin de
incorporar a ellos la tortura y un estado de emer- 4 Jouissance, en el original.
5 Jouissance, en el original.
gencia permanente. La democracia está bien si 6 Jouissance, en el original.
localizado en la esfera formal de las satisfacciones intereses de la otra. El resto innominado de la república era el único
en que ambas facciones podían mantener, en igualdad de poder,
“patológicas”. el interés común de clase sin renunciar a su mutua rivalidad (Marx
& Engels, 1969, p. 83).
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quiere decir que mientras el líder se crea situado luz solar desde lo alto. La influencia política de los pe-
por encima de los intereses de clase, su inmedia- queños propietarios campesinos encuentra por tanto su
expresión última en el poder ejecutivo que subordina la
ta base social no puede ser otra que el residuo
sociedad (Marx & Engels, 1975, pp. 187-188).
excremental de todas las clases, los desclasados
rechazados de cada clase. Y, tal cual Marx lo revela
en otro pasaje, es este apoyo del abyecto social Estos tres elementos unidos forman la estructura
el que le permite a Bonaparte mudar su posición paradójica de la representación populista bona-
a conveniencia y representar por turnos una clase partista: la posición por encima de las clases y
en contra de otra. la habilidad de moverse entre ellas involucra una
dependencia directa del abyecto remanente de
Como autoridad ejecutiva que se ha hecho in- todas las clases más la apelación final a la clase
dependiente, Bonaparte siente que es su deber de quienes son incapaces, en calidad de agente
salvaguardar el “orden burgués”. Pero la fortaleza colectivo, de exigir representación política. Esta
de este orden burgués reside en la clase media. paradoja se basa en el exceso consustancial de la
En consecuencia, posa de representante de la representación sobre los representados. Al nivel de
clase media y promulga decretos en este sentido. la ley, el poder estatal representa tan solo los inte-
No obstante, es alguien tan solo porque ha roto el reses de sus súbditos: los sirve, se responsabiliza
poder de la clase media y continúa quebrantándolo de ellos y es en sí mismo sujeto de su control. Sin
a diario. Por tanto, se presenta como el adversario embargo, al nivel del superego, el mensaje público
del poder político y literario de la clase media (Marx de responsabilidad se complementa con el men-
& Engels, 1975, p. 194). saje obsceno del ejercicio incondicional del poder:
“Las leyes no me atan realmente, puedo hacer lo
que me plazca, puedo tratarte como culpable si
Pero hay más. Para que este sistema funcione, es
así lo decido, puedo destruirte a mi voluntad”. Este
decir, para que el líder permanezca por encima de
exceso obsceno es un componente necesario del
las clases y no actúe como un representante directo
concepto de soberanía. La asimetría es estructural:
de ninguna, debe actuar también como el represen-
la ley solo puede sostener su autoridad si los súb-
tante de una clase en particular: de la clase que,
ditos escuchan en esta el eco de la autoafirmación
precisamente, no se encuentra lo suficientemente
obscena e incondicional del poder.
cohesionada para actuar como un agente unificado
que exige una representación activa. Esta clase de
Este exceso de poder nos conduce al último argu-
personas que no puede representarse a sí misma
mento en contra de las “grandes” intervenciones
y solo puede ser representada es, por supuesto,
políticas que propenden por la transformación
la clase de los pequeños propietarios campesinos
global: las experiencias terroríficas del siglo XX,
quienes conforman
una serie de catástrofes que precipitó una funesta
una vasta masa cuyos integrantes viven en condiciones
violencia a una escala sin precedentes. De estas
similares sin establecer relaciones diversas los unos con catástrofes existen tres teorizaciones principales.
los otros. Su modo de producción los aísla entre sí en Primero, la visión tipificada por el nombre de Ha-
vez de propiciar su trato mutuo (…). Por consiguiente, bermas: la Ilustración es en sí misma un proceso
son incapaces de imponer sus intereses de clase en positivo y emancipador carente de un potencial
nombre propio, bien sea a través de un parlamento o de
“totalitario” inherente; las catástrofes que han
una asamblea. No pueden representarse a sí mismos,
deben ser representados. Su representante debe figurar
ocurrido indican tan solo que existe un proyecto
al mismo tiempo como su amo, como una autoridad inconcluso y nuestra tarea debería ser la de llevar
superior a ellos, como un poder gubernamental ilimitado este proyecto a su término. Segundo, la perspec-
que los proteja de las otras clases y les envíe lluvia y tiva asociada con la Dialéctica de la Ilustración de
Adorno y Horkheimer, y al presente con Agamben. Balibar aduce que, por razones estructurales ne-
La inclinación “totalitaria” de la Ilustración es in- cesarias, el Marxismo es incapaz de reflexionar o
herente y concluyente, el “mundo administrado” pensar sobre el exceso de violencia que no puede
es su verdadera consecuencia, y los campos de incorporarse a la narración del progreso histórico.
concentración y los genocidios son una especie Más específicamente, es incapaz de proveer una
de conclusión teleológica negativa de la historia teoría adecuada del fascismo y el estalinismo y sus
total de Occidente. Tercero, la óptica desarrolla- desenlaces “extremos”, shoah y gulag. Nuestra
da en las obras de Etienne Balibar, entre otros, tarea, por consiguiente, es doble: implica desple-
según la cual la modernidad ha abierto un campo gar una teoría de la violencia histórica como algo
de nuevas libertades, pero a la vez de nuevos que no puede ser instrumentalizado por ningún
peligros, y no existe garantía teleológica ulterior agente político, que amenaza con engolfar a ese
de su desenlace. El debate permanece abierto y mismo agente en círculo vicioso autodestructivo;
por ahora, irresoluto. e introducir el interrogante de cómo transformar el
proceso revolucionario en una fuerza civilizadora.
El punto de partida del texto de Balibar (2002) Como ejemplo contrario tomemos el proceso que
sobre la violencia es la insuficiencia del concepto condujo a la Masacre del Día de San Bartolomé.
paradigmático hegeliano-marxista de “convertir” El objetivo de Catalina de Médicis era limitado y
esta en un instrumento de la razón histórica, preciso: la suya era una confabulación maquia-
una fuerza que engendre una nueva formación vélica para asesinar al almirante de Coligny –un
social. La brutalidad “irracional” de la violencia poderoso protestante que alentaba la guerra contra
es así aufgehoben11, “superada”, en el estricto España en los Países Bajos– y hacer recaer la
sentido hegeliano, reducida a un “mancha” par- culpa en la influyente familia católica de Guise.
ticular que contribuye a la armonía universal del De este modo buscó precipitar la caída de las dos
progreso histórico. El siglo XX nos confrontó con casas que suponían una amenaza a la unidad
catástrofes –algunas dirigidas en contra de las del Estado francés. Pero su tentativa de enfrentar
fuerzas políticas marxistas, otras originadas en a sus dos enemigos degeneró en un frenesí de
el propio compromiso marxista– que no pueden sangre incontrolable. Su implacable pragmatismo
ser “racionalizadas” de esta manera. Su instru- la cegaba para ver la pasión con que los hombres
mentalización en herramientas de la astucia de se aferran a sus creencias. Las agudas reflexio-
la razón no solo es éticamente inaceptable sino nes de Hannah Arendt son cruciales para el caso
teórica, ideológicamente incorrecta, en el más puesto que enfatizan en la distinción entre el
poderoso sentido del término. En su estrecha poder político y el simple ejercicio de la violencia.
lectura de Marx, Bilbar logra percibir, no obstante, Las organizaciones regidas por un poder apolítico
una oscilación entre esta teoría teleológica de la directo –ejército, Iglesia, escuela– representan
conversión de la violencia y un concepto mucho ejemplos de violencia (Gewalt)12 mas no de poder
más interesante de historia como un proceso político en el sentido estricto del término (Arendt,
abierto de luchas antagónicas cuyo desenlace 1970). En este punto, sin embargo, debemos re-
positivo no se haya garantizado por ninguna cordar la diferencia entre la ley pública y simbólica
necesidad histórica todo incluyente. y su obsceno complemento. La idea del doble
complemento obsceno del poder implica que no
existe poder sin violencia. La esfera política no
11 Aufgehoben, del verbo alemán aufheben que significa trascender, es jamás “pura”, sino que involucra algún tipo de
elevar, abolir, es decir, conlleva significados contradictorios entre sí
que justifican su uso en la filosofía de Hegel, quien dota a la palabra
de la tensión dialéctica entre aquello que perece pero deviene a la 12 Del original en inglés. Gewalt es una palabra del alemán que sig-
vez en otro (nota del traductor). nifica violencia (nota del traductor).
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vinculación con la violencia pre-política. La relación se presenta a sí mismo como un asunto anti-político,
entre poder político y violencia pre-política conlleva, una defensa pura del inocente e impotente en contra del
poder, una defensa pura del individuo en contra de la
por supuesto, implicaciones mutuas. No solo es la
inmensa y potencialmente cruel o despótica maquinaria
violencia el complemento necesario del poder, sino de la cultura, el Estado, la guerra, el conflicto étnico, el
que el poder en sí mismo está presente siempre tribalismo, el patriarcado y otras movilizaciones o inme-
en la raíz de cualquier relación de violencia en diaciones del poder colectivo en contra de los individuos.
apariencia apolítica. La aceptación de la violencia
y la relación directa de subordinación al interior del
ejército, la Iglesia, la familia y otras formas sociales Sin embargo, la pregunta es: ¿Qué tipo de politi-
apolíticas, constituyen en sí mismas la concreción zación, en contra de los poderes a que se oponen,
de una lucha ético-política particular. La tarea del movilizan aquellos quienes intervienen a favor de
análisis crítico consiste en discernir el proceso los derechos humanos? ¿Están del lado de una
político oculto que sostiene todas estas relaciones formulación distinta de la justicia, o se oponen
apolíticas o pre-políticas. En la sociedad humana, a los proyectos de justicia colectiva? Está claro,
la política es el principio estructural general, de por ejemplo, que el derrocamiento de Saddam
modo tal que cada intento por neutralizar algún Hussein, liderado por Estados Unidos y legitimado
contenido parcial como apolítico constituye un en términos de conclusión del padecimiento del
gesto político par excellence13. pueblo iraquí, estuvo motivado no solo por inte-
reses político-económicos prácticos sino que se
sustentó en una idea particular de las condiciones
LA PUREZA HUMANITARIA políticas y económicas bajo las cuales debía lle-
varse la “libertad” al pueblo iraquí: el capitalismo
Es en este contexto que podemos ubicar la temática
liberal-democrático, la inserción en la economía
en derechos humanos más saliente: los derechos
de mercado mundial, etcétera. El humanitarismo
de quienes padecen hambre o están expuestos a
puro, la política apolítica de prevenir simplemente
la violencia homicida. Rony Brauman, quien coor-
el sufrimiento, conllevan así una prohibición implí-
dinó la ayuda para Sarajevo, ha demostrado que la
cita de elaborar un proyecto colectivo positivo de
sola presentación de la crisis como “humanitaria”,
transformación socio-política.
y la reconfiguración del conflicto político-militar en
términos humanitarios, se sustentó en una elección
eminentemente política, en esencia, tomar partido En un plano aún más general, podemos problema-
por los serbios en el conflicto. La celebración de la tizar la oposición entre los derechos humanos uni-
“intervención humanitaria” en Yugoslavia remplazó versales (pre-políticos) que posee el ser humano
el discurso político, según argumenta Brauman, “en cuanto tal” y los derechos particulares de un
descalificando así por anticipado cualquier debate ciudadano o miembro de una comunidad política
conflictivo (2004, pp. 398-399 y 416). específica. En este sentido, Balibar (2004, pp.
320-321) se inclina por la “reversión” de la relación
A partir de esta percepción particular podemos histórica y teórica entre “hombre” y “ciudadano”
problematizar, en un nivel general, la política apa- argumentando que es la ciudadanía la que hace
rentemente despolitizada de los derechos humanos al hombre y no el hombre a la ciudadanía. Balibar
y plantearla como la ideología del intervencionismo alude aquí a la apreciación de Arendt (1958, p.
militar que sirve finalidades político-económicas. 297) respecto de la condición de los refugiados:
Según ha sugerido Wendy Brown (2004, p. 453.)
a propósito de Michael Ignatieff, tal humanitarismo La concepción de los derechos humanos que descansa
sobre la supuesta existencia de un ser humano como
13 Por excelencia. tal, se derrumbó en el instante mismo cuando aquellos
quienes proclamaban creer en ella enfrentaron, por denomina el “derecho a la interferencia humanitaria”, el
vez primera, a personas que habían perdido todas las derecho que asumen algunas naciones para el supuesto
demás cualidades y relaciones específicas, excepto su beneficio de poblaciones victimizadas y, frecuentemente,
condición de humanos. en contra del consejo de las propias organizaciones
humanitarias. El “derecho a la interferencia humanitaria”
puede describirse como una especie de “devolución al
Esta línea conduce directamente, por supuesto, remitente”: los derechos inutilizados que han sido envia-
al concepto de homo sacer de Agamben, es decir, dos a quienes carecen de derechos son devueltos a sus
un ser humano reducido a la “nuda vida”. En una remitentes (Rancière, 2004, pp. 307-309).
dialéctica de lo universal y particular propiamente
Así, para expresarlo en términos leninistas, lo que
hegeliana, es justo cuando se priva a un ser huma-
“los derechos humanos de las sufrientes víctimas
no de la identidad socio-política particular que da
del Tercer Mundo” significan realmente hoy, en
cuenta de su ciudadanía específica –en un solo y
el discurso predominante, es el derecho de los
mismo movimiento– cuando deja de ser reconocido
poderes occidentales, en el nombre de la defensa
o tratado como humano14. Paradójicamente, soy
de los derechos humanos, de intervenir, política,
despojado de derechos humanos en el momento
económica, cultural y militarmente en los países
mismo en que se me reduce a un ser humano “en
del Tercer Mundo de su elección. La referencia a
general”. De este modo me convierto en el portador
la fórmula de comunicación de Lacan (en la que
ideal de aquellos “derechos humanos universales”
el remitente recibe de vuelta su propio mensaje de
que me pertenecen independientemente de mi
parte del receptor en su forma invertida, es decir,
profesión, sexo, nacionalidad, religión, identidad
verdadera) aplica grandemente al presente caso.
étnica, etcétera.
En el discurso reinante del intervencionismo hu-
manitario, el mundo desarrollado está recibiendo,
¿Qué sucede entonces con los derechos huma-
de parte del Tercer Mundo discriminado, su propio
nos cuando son los derechos del homo sacer, de
mensaje en su forma verdadera.
aquellos excluidos de una comunidad política, es
decir, cuando son inútiles porque son los derechos
de quienes, justamente, carecen de derechos y son En el momento en que los derechos humanos son
tratados cual inhumanos? Jacques Rancière pro- despolitizados de esta guisa, el discurso que trata
pone una inversión dialéctica destacable: “Cuando de ellos debe cambiar: la oposición pre-política
son inútiles, uno hace lo mismo que las personas entre el Bien y el Mal debe movilizarse de manera
caritativas con su ropa vieja: se la da a los pobres. distinta. El “nuevo imperio de la ética” del presen-
Aquellos derechos que parecen inútiles en su lugar, te, claramente invocado, por ejemplo, en la obra
se envían al extranjero, junto con medicamentos de Ignatieff, descansa en un gesto violento de
y ropa, a gente privada de medicamentos, ropa despolitización que priva al otro discriminado de
y derechos”. Sin embargo, no se tornan vacuos, cualquier subjetivización política. Y, según señala
porque “las denominaciones políticas ni los luga- Rancière, el humanitarismo liberal a lo Ignatieff
res políticos jamás logran volverse enteramente enfrenta inesperadamente la postura “radical” de
hueros. El vacío es ocupado, en vez, por algo o Foucault o Agamben respecto de esta despolitiza-
alguien distintos: ción y su concepto de “biopolítica”, como culmen
del pensamiento occidental, termina apresado en
si aquellos que padecen de inhumana represión son in- una especie de “trampa ontológica” en la cual los
capaces de promulgar los derechos humanos que cons- campos de concentración aparecen como destino
tituyen su último recurso, entonces algún otro deberá ontológico: “cada uno de nosotros estaría en la
heredarlos para esgrimirlos en su lugar. Esto es lo que se
situación del refugiado en un campo. Cualquier
14 See (véase) Agamben, G. (1998). Homo sacer. Stanford. diferencia entre democracia y totalitarismo se
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en que esta se cimenta. En este nivel, la argumen- colonizadores pasa súbitamente bajo el control
tación contraria, esgrimida, entre otros autores, por de sus súbditos como un medio para articular
Lefort y Rancière, de que la forma jamás es “pura” sus “legítimas”15 reclamaciones. Un caso clásico
forma sino que involucra dinámicas propias que sería el de la Virgen de Guadalupe en el México
dejan rastros en la materialidad de la vida social, es recientemente colonizado: tras su aparición a un
enteramente válida. Fue precisamente la “libertad humilde indio, el cristianismo, que hasta entonces
formal” burguesa la que puso en marcha las muy había servido como herramienta de imposición
“materiales” demandas y prácticas políticas del ideológica de los colonizadores españoles, fue
feminismo o el asociacionismo obrero. Rancière apropiado por la población indígena como un medio
enfatiza básicamente en la extrema ambigüedad de para simbolizar su atroz condición.
la idea marxista de una brecha entre la democracia
formal –los Derechos del Hombre, las libertades Rancière ha propuesto una muy elegante solución
políticas– y la realidad económica de explotación y a la antimonia entre derechos humanos que per-
dominación. Esta diferencia puede interpretarse a tenecen al “hombre como tal” y la politización de
la manera “sintomática” convencional: la democra- los ciudadanos. Si bien los derechos no pueden
cia formal es una expresión necesaria más ilusoria presentarse a la manera de un Más Allá esencialis-
de una realidad social concreta de explotación y ta y ahistórico respecto del ámbito contingente de
dominación de clase. Pero puede leerse, también, las luchas políticas, como “derechos naturales del
en el sentido más subversivo de una tensión en la hombre” de carácter universal y ajenos a la historia,
cual la “apariencia” de égaliberté no es “mera apa- tampoco deben descartarse cual si se trataran de
riencia” sino una ficción simbólica que, como tal, un fetiche re-cosificado, el resultado de procesos
posee una eficacia propia que le permite movilizar históricos particulares de la politización de los
la rearticulación de relaciones socioeconómicas ciudadanos. La brecha entre la universalidad de
reales a través de su “politización” gradual. ¿Por los derechos humanos y los derechos políticos de
qué no se debía permitir a las mujeres votar tam- los ciudadanos no supone, por consiguiente, una
bién? ¿Por qué no deberían elevarse asimismo brecha entre la universalidad del hombre y una
las condiciones de trabajo a un asunto de interés esfera política en particular sino que, por el con-
público? trario, “enajena a toda la comunidad de sí misma”
(Rancière, 2004, p. 305). Lejos de ser pre-políticos,
Deberíamos aplicar aquí el viejo término, acuñado los “derechos humanos universales” señalan el
por Lévi-Strauss, de “eficiencia simbólica”: la apa- ámbito preciso de politización propiamente dicha
riencia de égaliberté es una ficción simbólica que y pueden equipararse al derecho de universalidad
posee, como tal, una eficiencia real propia. Por como tal, al derecho de un agente político de afir-
tanto, es preciso resistirse a la cínica pero com- mar su disensión consigo mismo (en su identidad
prensible tentación de reducirla a una pura ilusión particular), de asumirse como el “supernumerario”
que encubre una realidad diferente. No basta tan o aquel quien carece de un lugar adecuado en la
solo con proponer una articulación genuina de edificación social y, por tanto, como un agente de
una experiencia de la vida y el mundo de la que universalidad de lo social en sí. La paradoja es,
luego se apropian nuevamente quienes detentan por consiguiente, bien precisa, y proporcional a
el poder a fin de servir sus intereses particulares o la paradoja de los derechos humanos universales
convertir a sus súbditos en dóciles eslabones de la como los derechos de aquellos quienes han sido
maquinaria social. El proceso opuesto resulta más reducidos a la condición de inhumanidad. En el
interesante en el sentido que algo que originalmen-
te fue una estructura ideológica impuesta por los 15 O auténticas, no falseadas por el otro.
Slavoj Žižek
En contra de los derechos humanos* 127
preciso momento en que intentamos concebir los The constitution is dead. Long live proper politics (2005, 4 June). The
Guardian.
derechos políticos de los ciudadanos sin referen-
Balibar, E. (2002). Gewalt. in Fritz Haug, W. (ed.) Historisch-Kritisches
cia alguna a los derechos humanos universales Wörterbuch des Marxismus, vol. 5. Hamburg.
“meta-políticos”, perdemos la política en sí misma, Arendt, H. (1970). On Violence. New York.
es decir, la reducimos al juego “pos-político” de Brauman, R. (2004). From Philanthropy to Humanitarianism. South
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Slavoj Žižek