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Sanidad Física por la Expiación.

Término que aparece en el AT, generalmente en relación con diversos


sacrificios y servicios del sistema ceremonial. El término griego refleja la idea
fundamental de restablecer la armonía en una relación, de modo que cuando
hubo una separación ésta pueda ser eliminada por el proceso de cubrir el
problema, producir la reconciliación. La palabra "expiación" adquirió el
significado teológico y técnico de "propiciación", y cuando se la usa así implica
que el sacrificio de Cristo en la cruz constituyó una reparación para un Dios
ofendido.
El Señor sanó a un leproso Mateo 8:2
"Y he aquí, se le acercó un leproso y se postró ante El, diciendo: Señor, si
quieres, puedes limpiarme."
Aquel hombre tenía fe y reconoció la autoridad de Cristo. En base a ello,
simplemente dijo: "Si quieres, puedes limpiarme". Lo que pedimos a Dios, no
siempre coincide con Su Voluntad. Pero si, en efecto, fuese Su Voluntad, Él
puede concederlo. Es sumamente importante que demos prioridad a la
Voluntad de Dios. Puede que esto sea fácil para ti; a mí me resulta difícil poner
en primer lugar a la Voluntad de Dios.
Hoy en día hay personas que casi exigen a Dios que haga algo a su favor.
Debiéramos dejar que El decida porque, de todas maneras, irá a suceder así.
Continuemos leyendo el último versículo de nuestro estudio de hoy, el 17:
"Para que se cumpliera lo que fue dicho por medio del profeta Isaías cuando
dijo: El mismo tomó nuestras flaquezas y llevo nuestras enfermedades."
Esta cita pertenece al libro del profeta Isaías 53:4. Posiblemente este versículo
sea utilizado por algunos que, en la actualidad, sostienen que la sanidad física
estuvo incluida en la expiación. Y apoyan su posición en este versículo.
Retrocedamos por las páginas de la Biblia hasta el libro de Isaías para
examinar esta cita Bíblica, porque yo creo que ella no autoriza en absoluto al
movimiento de sanidad contemporáneo. Leamos en 53:4 y 5:
"Ciertamente El llevó nuestras enfermedades, y cargó nuestros dolores; con
todo, nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y afligido. Mas El
herido fue por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El
castigo, por nuestra paz, cayó sobre El, y por sus heridas hemos sido
sanados."
¿De qué hemos sido sanados? Este pasaje de Isaías afirma claramente que
fuimos sanados de nuestras transgresiones y maldades. Y el apóstol Pedro, en
su primera carta, 2.24 dice.
"El mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, a fin de que
muramos al pecado y vivamos a la justicia, porque por sus heridas fuisteis
sanados."
¿Sanados de qué? Pedro afirmó claramente que estaba hablando del pecado. El
profeta Isaías afirmó además, en 53:6,
"Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por
su camino; pero el Señor hizo que cayera sobre El la iniquidad de todos
nosotros. "
Fueron tu iniquidad o maldad y la mía las que fueron colocadas sobre El en la
cruz. Evidentemente, Isaías se estaba refiriendo al hecho de que Cristo se
ocuparía de resolver el problema del pecado. En esta época en la que Satanás
todavía domina, no hay liberación de la enfermedad como un resultado
imperativo de la expiación. ¿Por qué el apóstol Pablo aconsejó a Timoteo que
tomase un poco de vino para su estómago? ¿Por qué no le instó a obtener su
sanidad apoyándose en la expiación? ¿Por qué el apóstol Santiago en su libro,
5:13 al 15, no insistió en que los creyentes reclamasen la salud en base a la
expiación, cuando les pidió que, en caso de enfermedad, llamasen a los
ancianos de la iglesia para orar? ¿Por qué el apóstol Pablo no pidió la sanidad
de la expiación cuando oró para ser liberado de una dolencia que sentía como
una espina clavada en su cuerpo? Y hay más casos por el estilo; por ejemplo el
de Epafrodito, mensajero del apóstol Pablo, que por su enfermedad estuvo a
punto de morir.
Tenemos que enfrentarnos con la realidad de que no siempre será la voluntad
de Dios sanar una enfermedad. Sin embargo, en algunas ocasiones, él quiere
hacerlo. Y en vez de acudir a una reunión pública, ¿por qué no te diriges, en
oración, directamente al Gran Médico, el Señor Jesucristo? Averigua si tu
sanidad está incluida en Su Voluntad para ti. Esa es la sanidad divina en la que
yo creo. En vez de acudir a un individuo que manifiesta tener tal poder,
prefiero presentar mi caso al Gran Médico y decirle, como el leproso: "Señor, si
quieres, puedes limpiarme". Entonces, seamos o no sanados, Él se llevará el
mérito y la gloria que le pertenecen.

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