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1 S{D QUÉ ES EL PUNTO A Y POR QUÉ DEBES
BUSCARLO ANTES QUE EL PUNTO G

1.1 EL PUNTO A PERMITE ORGASMOS MÚLTIPLES Y UNA MAYOR


LUBRICACIÓN, AUNQUE LAS EXPERTAS INSISTEN EN QUE LOS PUNTOS
DE PLACER PUEDEN FUNCIONAR PARA ALGUNAS MUJERES SÍ Y PARA
OTRAS NO. LO IMPORTANTE ES EXPLORAR PARA TENER UN MAYOR
AUTOCONOCIMIENTO DE NUESTRA ANATOMÍA.
SILVIA C. CARPALLO | 19 NOV 2018 23:59

 


 


 

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El punto A, el gran desconocido. FOTO: GETTY

La sexualidad femenina estaba en un segundo plano hasta no hace tanto tiempo.


Nuestras abuelas no tenían entre sus necesidades vitales llegar a ser
multiorgásmicas, y pocas se habían parado a mirarse su vulva en un espejo. La
pregunta es si realmente hoy sabemos mucho más que entonces. Porque la
realidad es que la mayoría de personas desconoce que el clítoris es mucho más
que el garbancito que se ve, y que sus raíces internas siguen siendo responsables
de gran parte de nuestro placer. Otro ejemplo obvio es el debate, aún abierto,
sobre el punto G, ya que muchas mujeres (y sus parejas) no tienen claro si es que
el mismo no existe, o simplemente el problema es que no son capaces de
encontrarlo.
Como explica Raquel López Álvarez, coautora de Tu suelo pélvico, ese gran
desconocido  y conocida en redes como MAMIfit, “todo el mundo sabe dibujar un
pene, pero muy pocas personas sabrían dibujar una vulva”. ¿Por qué?
Simplemente porque conocemos la parte reproductiva de los genitales, pero no la
parte dedicada al placer sexual. Además, la experta señala que “nuestros
genitales pasan por las manos de los profesionales sanitarios antes que por las
nuestras, y es que no nos autoexploramos, porque nunca se nos ha animado a
ello”.

De hecho, parece que han tenido que ser los sanitarios los que han explorado la
vagina y la vulva en busca de esos “puntos de placer”, que tampoco son
exactamente cómo pensamos.

Cuando se habla del conocimiento de la vagina y de placer, en seguida sale a


relucir el punto G. El mismo recibe su nombre en los años 80 del ginecólogo
alemán Ernst Gräfenberg, que se centró en el estudio de los genitales femeninos y
su relación con el orgasmo. Desde entonces, mucho se ha hablado y escrito sobre
este supuesto “punto mágico”.

Lo primero que aclara Irene Aterido, sexóloga, es que el punto G “en verdad no es


ningún punto anatómico somático concreto con unas coordenadas exactas, no es
un órgano, es un área de tejidos de la vagina y fascias (una zona de músculo)
cercanas a la uretra”. En líneas generales, podría decirse que para encontrarlo, la
mejor postura es boca arriba, con las piernas flexionadas y metiendo los dedos en
la vagina haciendo un movimiento de llamada. “Estaría debajo del hueso púbico, a
2 cm de la entrada de la vagina”, expone Aterido, matizando que no siempre es
fácil encontrarlo de la misma manera, puesto que “lo que ocurre es que el placer
es subjetivo, dependiente de cada encuentro sexual, y la zona, pliegue o anillo
vaginal que activa en cada momento”.
Igualmente, como expongo en el libro Sexo para ser feliz (Libros Cúpula) el debate
no está en su existencia, sino en que no provoca las mismas sensaciones en
todas las mujeres. “Si bien para algunas mujeres su estimulación es muy
placentera, para otras puede resultar poco reseñable, y para otras, directamente
molesta e incómoda, por esas sensación asociada como de ganas de orinar”.

Y es que, mientras todo el mundo sigue obsesionado con el punto G, lo cierto es


que hay otros puntos mágicos que parece ser que se asocian mucho más al
placer. Por ejemplo, el llamado punto A, o más científicamente Punto AFE
(Anterior Fornix Erotic Zone).  De nuevo, este “punto” fue descubierto por un
médico, el malayo Chua Chee Ann, en la década de los noventa (y aún seguimos
sin conocerlo demasiado), en un estudio sobre sequedad vaginal,  en el que se
descubrió que al estimular esta zona las mujeres se excitaban especialmente e
incluso algunas experimentaban por primera vez un orgasmo, o un orgasmo
mucho más intenso que los habituales.

¿Por qué  el punto A nos puede hacer disfrutar más?

La también sexóloga Zoraida Granados  expone que “el punto A se localiza a unos


7’5 centímetros de los labios vaginales, ubicado en la parte más interna de la
vagina que se encuentra cerca de la vejiga”. Teóricamente, “es una zona propicia
para producir rápidamente el orgasmo y la eyaculación femenina”, aunque cabe
tener en cuenta que encontrarlo no es tan fácil, porque igual que no hay dos caras
iguales, no hay dos vaginas gemelas.

Sin embargo, centrándose en los efectos de su estimulación, al igual que en caso


del punto G hay mujeres que definen la sensación como demasiado intensa o
molesta, la ventaja del punto A es que parece que el placer aumenta según se
sigue estimulando. “La estimulación de este punto desencadena lubricaciones
copiosas y más duraderas, así como orgasmos múltiples. Puede ser estimulado en
plena relación coital, digital (juguetes sexuales con vibración, oscilación y/o
rotación) o por la misma mujer”, insiste Granados.

La otra ventaja respecto al punto G, es que hay diversas posturas que ayudan a
estimularlo. Según Granados, habría que destacar tres: “la mujer boca abajo y su
pareja detrás de ella, de forma que los dedos toman mayor movilidad por la parte
superior; la mujer sentada en el borde de la cama y la pareja sexual arrodillada
delante; y la mujer en posición de ‘4 patas’ y su pareja sexual tras ella, con la
misma ventaja que en la primera, aunque con mayor profundidad”.

Respecto a su utilización desde un punto de vista clínico, como una forma de


mejorar la lubricación, Gema García Gálvez,  ginecóloga responsable de la Unidad
Suelo Pélvico QuirónSalud Madrid, aporta que “la lubricación ese produce por el
trasudado plasmático de los vasos de la mucosa vaginal, por lo que las únicas
glándulas que segregan moco en el coito son las de Bartolino”. Así la experta
insiste en que la forma más efectiva de estimular las mismas, más que una zona
anatómica concreta, pasa tan solo “por pensar en una fantasía lubrica”.

El juego del reloj

La anatomía genital femenina, de hecho, parece ahora una forma de aprenderse


el abecedario. Desde el punto U de uretra, que se busca acariciando la zona entre
el clítoris y la vagina, o el punto K, casi en el cuello del útero, que resulta
placentero solo si la mujer está especialmente excitada. Pero en lo que todas las
exp

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