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cambiar?
Cuando quiero cambiar y no puedo.
Muchas veces fracasamos una y otra vez en el intento de conseguir un cambio en nosotros: bien
sea cambiar un hábito, mejorar una habilidad, una manera de responder... etc.
Pero hay veces que queremos cambiar y no podemos, algo nos arrastra hacia otro lado.
En el artículo de hoy os quiero hablar sobre el proceso de cambio, y cómo se consiguen los
cambios duraderos.
Pensamiento irracional Sentimos malestar en el estado actual, sabemos que "no estamos bien
así", vemos cosas que no nos gustan de nosotros mismos, pero todavía no estamos realmente
decididos a movernos hacia el cambio.
Los motivos pueden ser diversos, pero no estamos decididos realmente a cambiar. Si es tu caso
puedes intentar analizar si se trata de creencias limitadoras (de las que hablo más adelante) que
impiden tomar la decisión, o analizar qué necesitas para tomar la decisión.
El ser humano tiene mucha "capacidad de aguante", y aunque a veces sepamos que "no estamos
bien", la disonancia cognitiva no es aún suficiente para querer el cambio.
Por ejemplo: "estoy gordito, pero no tanto... Soy "fofisano" (por cierto ¿quién ha inventado ese
término? ¡¡Qué horror!!) .. O "soy un poco irascible pero "lo normal", o "mi trabajo no me gusta,
pero voy tirando...”, "no soy feliz con mi pareja, pero bueno...me conformo". El malestar es
todavía soportable y postergo la posibilidad de cambiar. Mientras el malestar que te produce no
cambiar sea "soportable" en relación al esfuerzo que implica el cambio, no hay un verdadero
compromiso.
En estos casos la gente suele utilizar condicionales en referencia al cambio: "a lo mejor debería"
dejar de fumar, "debería" ir al gimnasio, "debería" comunicarme mejor con mi pareja... etc.
Cuando esos "debería" se transformen en realmente en un "quiero" o en un "necesito
cambiar", cuando lleguemos al punto de "basta ya! no aguanto esto más, necesito un cambio."
entonces es cuando se decide realmente cambiar.
Para comprometernos con la decisión de cambiar, el cambio debe ser realmente una necesidad.
Se trata de definir el "Qué significaría un cambio positivo y Cómo voy a hacer para llegar a él"
(Puede que sepamos lo que ya no queremos, pero no hayamos pensado qué poner en su lugar.) A
veces es fácil como en el "dejar de fumar", o "tener hábitos más saludables", pero otras no lo es
tanto, como en los objetivos de: “mejorar la relación con mi hijo", "ser más paciente", "mejorar
mis habilidades sociales", etc. Hay que trazar un plan de acción, buscar el método que seguirás
para el cambio. (En este artículo hablo un poco de ello en relación a nuevos hábitos)
Es necesario tener también un propósito de cambio claro en nuestra mente: recordarnos el "por
qué" queremos el cambio, y que ello nos guíe.
Es importante definir bien tus objetivos y trazar un buen plan de acción. Puedes incluso pedir
ayuda, o buscar un método, por ejemplo si deseas mejorar tu habilidad de hablar en público
puedes seguir un curso, o buscar orientación de un profesional, etc. (Si deseas que yo te ayude
personalmente a diseñar tu plan de acción.
A lo largo de nuestro desarrollo vamos elaborando y afianzando una serie de creencias basadas en
nuestras experiencias o aprendidas a través de nuestro entorno. Las creencias son
interpretaciones y valoraciones que hacemos de la realidad, teniendo en cuenta nuestras
experiencias y lo aprendido a lo largo de nuestra vida. Muchas de estas creencias pueden ser
motivadoras como "si me esfuerzo puedo conseguir buenos resultados", pueden tener que ver con
valores morales " el hombre es bueno por naturaleza", o pueden ser creencias limitantes como
"nadie se va a enamorar de mi" o "no soy lo suficientemente inteligente...”
Es decir: en las creencias limitantes interpretamos la realidad de una manera que limita el
desarrollo de nuestras potencialidades. Las creencias limitantes pueden surgir por aprendizaje
desde la infancia o por experiencias vividas (¿recordáis el tema de la Indefensión Aprendida?) y
pueden dañar nuestra autoconfianza y autoestima. Por ejemplo, una mala experiencia amorosa
puede hacerme creer que "todos son iguales", o puede ser algo aprendido por prejuicios sociales
como "soy demasiado mayor para cambiar de trabajo", o adquiridas por confianza hacia alguien
que consideramos experto (profesor, padres, religiosos, medios de comunicación)... Si en el
periódico dicen que comer huevos a menudo es malo para mi salud, me lo creo y adopto esa
creencia.
Creencias Limitadoras:
Cuando buscamos un cambio, a veces los impedimentos para el mismo pueden venir de nuestras
propias creencias limitadoras. A veces ni siquiera somos conscientes de ellas. Por lo que hemos de
analizar nuestras creencias y valores, y detectar si existe alguna creencia limitadora que nos está
saboteando.
Los que han conseguido el éxito han tenido suerte o un enchufe, esforzarse no sirve de nada. Me
gustaría aprender a bailar tango, pero eso es para gente más joven y ágil que yo, yo ya estoy
mayor para eso. Mi matrimonio no me hace feliz, pero he de conformarme y aguantar, sobre todo
por mis hijos. Ya no estoy enamorado de mi pareja, pero es peor estar sólo, si me separo no voy a
encontrar a otra persona mejor o que quiera estar conmigo. No está bien que yo gane más dinero
que el que gana mi marido.
La gente es egoísta e interesada, siempre hay una intención oculta y no te puedes fiar de nadie.
Los hombres sólo te quieren para una cosa, no son capaces de amar como las mujeres.
Mi pasado ha sido horrible, por lo que estoy condenado a ser un desgraciado toda mi vida. Si pido
ayuda se aprovecharán de mi o me rechazarán. No tengo tiempo. (¡Esta es muy habitual!) Si
cambias tus creencias limitadoras por potenciadoras tu experiencia vital será completamente
diferente.
No son las circunstancias de nuestra vida las que nos configuran, sino nuestras creencias acerca de
lo que significan para nosotros esas circunstancias.
Por ejemplo: ante una misma situación o ambiente, dos personas pueden actuar de manera
completamente diferente según sus creencias y el significado que atribuyan a dichas situaciones.
Una mujer como Hulda Crooks puede creer que la edad no es un impedimento para desarrollar
nuevas actividades físicas, y decide hacer montañismo a sus 70 años, convirtiéndose en la mujer
más anciana que ha escalado el monte Fuji. Otra persona puede pensar que a sus 70 años debería
dejar de practicar deporte, por riesgo de lesiones o porque "ya no está para esos trotes" (aunque
físicamente se encuentre bien) y abandona los deportes que solía practicar, pues cree que "ya no
tiene edad para eso".
Detecta tus creencias limitadoras y deshazte de ellas:
2. Reflexiona sobre el origen de esa creencia ¿de dónde he sacado esta creencia? puede que lo
hayas aprendido por experiencias vividas (como me ha pasado antes, me pasará siempre o me
volverá a pasar...), puede que te lo haya dicho alguien en quien crees o confías: amigos, familia,
experto, medios de comunicación, etc. Puede que esta creencia sea una creencia moral referida a
tus valores y a lo que consideras que es lo correcto.
3. Cuestiona. Es importante cuestionarnos las creencias, no dar todo por cierto, ser críticos,
cuestionarnos la veracidad de las cosas y verificar las fuentes: ¿de acuerdo con quién esta
creencia es verdad? ¿Es verdad sólo porque esta persona lo diga?
4. Racionaliza, elije en qué creer (si, puedes elegir en qué creer de manera consciente) y
promueve tus creencias potenciadoras. Trabájalo tal como lo harías con los pensamientos
irracionales: céntrate en identificarlos y darles el argumento objetivo en contra.
He tenido mala suerte una vez, pero esto no me condiciona, otras veces puedo tener buena.
Soy capaz de resolver los problemas que se me presenten, aunque al principio no vea la solución
claramente, confío en que al final encontraré la manera.
Me merezco ser feliz / amado/ respetado... al margen de mis errores pasados o de mi historia
personal.
Ser objetivo y realista es ser capaz de ver lo malo y también lo bueno de cada situación, y vivirla lo
mejor posible sin negar ninguna de las dos cosas.
A veces hay que tomar decisiones dolorosas (como dejar un trabajo / o a una pareja) para poder
seguir adelante, avanzar y ser más felices.
Es bueno pedir ayuda o consejo cuando lo necesito, puedo aprender de los demás.
Cuando nos liberamos de las creencias limitantes y fomentamos las potenciadoras, el proceso de
cambio despega con fuerza.
La Motivación:
Los Refuerzos positivos y negativos.
Nos movemos instintivamente para buscar el placer y evitar el dolor.
El problema es que muchas veces los cambios no implican una consecuencia positiva inmediata,
sino una recompensa a largo plazo, e implican esfuerzo. Por eso es importante recordarnos por
qué queremos cambiar, y auto motivarnos durante todo el camino.
Lo malo de lo bueno:
Puede que asociemos la conducta o dinámica que queremos adquirir con algo malo o negativo, o
que implique una incomodidad o posible consecuencia negativa, por ejemplo:
Aprender me llevará tiempo y esfuerzo y pocas recompensas- Aquí veo el esforzarme como un
"refuerzo negativo", "!ufff que duro!”... He de intentar desanclar esto y asociar cosas positivas al
esfuerzo y al dedicarle tiempo al estudio, disfrutar del proceso, recordar las metas, motivarme y
premiar cada pequeño avance. Si cambio mis malos hábitos puede que tenga que cambiar de
amigos y eso me dará pena. - Puede que sí, si mis amigos tienen esos malos hábitos puede que
sean un "refuerzo positivo" del hábito, y tenga que poner límites, puedo intentar verles en otros
contextos, pedirles que me apoyen en mi proceso de cambio, y también puedo conocer gente
nueva con hábitos saludables. Además de reforzar y recordarme todo lo negativo de este hábito.
Si mejoro mi autoconfianza puede que discuta más con mi pareja. - No lo puedo saber de
antemano, pero si es así será porque estoy dando más mi opinión y enfrentando los conflictos en
lugar de evitarlos, he de confiar en que sabré resolver las dificultades que se presenten.
Lo bueno de lo malo:
Normalmente las conductas o pensamientos que queremos cambiar suelen aportarnos algo
positivo de alguna manera, la intencionalidad de nuestras conductas y pensamientos siempre
busca nuestro beneficio, por ejemplo:
El comer compulsivamente me calma, me relaja, me da satisfacción.- La satisfacción que me da
es sólo momentánea, después me siento mal, por lo que necesito encontrar otras formas de
calmarme, de darme satisfacción, manejar mi ansiedad o de relajarme. Si adelgazo seré el único
flaco en mi familia y eso me hará sentir excluido. -Mi familia siempre me va a querer, y además
puedo servirles de inspiración para llevar un estilo de vida más saludable.
Cuando tengo ansiedad recibo atención de mi familia, y eso me hace sentir querida. (He de
reforzar mi autoconfianza y buscar el cariño de mi familia de otra manera, sin necesitar estar mal
para que me cuiden.)
Cuando grito la discusión se termina - Si, pero no es la solución definitiva, la discusión se termina
sin resolverse y sin diálogo, y la otra persona puede alejarse de mí o cansarse de mi actitud. No se
trata de "dejar de gritar" y punto, he de aprender a ser asertivo, trabajar mis habilidades de
comunicación, y resolver los conflictos afrontándolos de una manera no agresiva.
Pasar a la Acción:
He aquí el "quid" de la cuestión, empecemos hablando de los factores fisiológicos implicados en el
cambio:
El principio de un hábito es como un hilillo invisible, que reforzamos cada vez que repetimos el
acto, añadiendo un nuevo filamento, hasta que se convierte en un gran cable que nos ata
irremisiblemente en pensamiento y obra. (O.S. Marden)
En cuanto a hábitos y dinámicas de pensamiento, los "cables gordos" que hemos creado con el
tiempo son los que nos dominan primordialmente, son aquellos que nuestro cerebro considera
como los patrones "normales": va por ahí de manera automática.
El problema es cuando esos "cables gordos" no son el mejor camino: pueden tratarse de malos
hábitos que nos perjudican, pensamientos irracionales o negativos, respuestas poco asertivas ante
determinadas situaciones, creencias limitantes... etc. Cuando nos damos cuenta de ello y
buscamos cambiarlo, el cable suele ser ya bastante gordo. Por eso decimos que muchas veces
hay que "desaprender lo aprendido", y: hasta que se conviertan en nuevos cables gordos y los
anteriores vayan adelgazando hasta que el "cable más gordo" gane y sea el camino por donde
se desencadenen nuestras acciones automáticamente.
La Importancia de la Repetición:
Cambiar requiere esfuerzo y motivación: hemos de realizar esa nueva conexión de manera
consciente, con atención, motivación y esfuerzo para ser constantes... Hasta que consigamos un
cable suficientemente grueso. (Y en su caso también es importante dejar de reforzar los cables
que nos llevan por otro lado... a "lo de siempre", lo que queremos cambiar.)
Recordemos que la repetición es la madre de toda habilidad, repetir refuerza las conexiones
hasta conseguir un cable lo suficientemente fuerte. No hay otro secreto que practicar y practicar.
Si yo el martes trabajo en detectar mis pensamientos negativos y los racionalizo con éxito, (con el
ejercicio y directrices que me ha dado mi psicóloga por ejemplo 😉 habré dado un paso, pero no
habré cambiado ya mi dinámica de pensamiento definitivamente. Necesito hacerlo más veces,
entrenarlo.
Hay diversos estudios sobre la adquisición de nuevos hábitos que vinculan el aprendizaje y
automatización, a repetir la acción un número determinado de veces. Según el estudio este
tiempo de repetición puede variar de 21 días a 66 días. Por ejemplo, dependiendo el nuevo
hábito que deseemos incorporar.
Pero lo que está claro es que es la repetición la que crea el hábito y hace que incorporemos a
nuestro repertorio nuevo patrones conductuales o de pensamiento. (Te invito a leer un artículo
sobre crear nuevos hábitos aquí)
También es verdad que el no fortalecer determinadas conexiones hace que se debiliten: cuando
no utilizamos un conocimiento que en su día adquirimos, acabamos por olvidarlo. Cuanto más
automaticemos un conocimiento más difícil será olvidarlo (como andar en bici por ejemplo, las
tablas de multiplicar, o aquella poesía que aprendí de pequeño) Lamentablemente esto juega en
nuestra contra también en los hábitos negativos y es la razón por la que es fácil volver a una
dinámica que habíamos cambiado: por ejemplo la gente que vuelve a fumar después de un tiempo
de haberlo dejado, es fácil volver a caer en el hábito.
Estrategias para "reforzar el cable":
¿Por qué no consigo cambiar? Para conseguir constancia en la repetición hemos de entrenar
nuestra Autodisciplina. La autodisciplina es una habilidad que podemos desarrollar, es importante
tener un plan de acción y un método. Es decir, definir el CÓMO vamos a cambiar, nuestra
estrategia, y los pasos que daremos para ello.
Necesitamos:
Definir la Estrategia de cambio.
Auto motivarnos.
Por ejemplo, si se trata de cambiar dinámicas de pensamiento negativas los pasos serían:
Estrategia: Detectar los pensamientos negativos y sus componentes irracionales cada vez que
aparecen para racionalizarlos.
Acción: Parar ese pensamiento cuando aparece y contestarle con la opción racional (reforzar el
cable del "pensamiento racional")
Auto motivarnos: recordarme por qué quiero cambiar. Recordarnos los beneficios de pensar de
manera racional, y los inconvenientes de quedarnos atrapados en las trampas de los pensamientos
negativos. Visualizar mi "yo racional", que se enfrenta a las situaciones de manera realista,
optimista y resolutiva.
Revisar: evaluar cómo va yendo el trabajo sobre mis pensamientos, si noto un retroceso o veo que
no avanzo, revisar la estrategia y detectar dónde está el problema para buscar una solución.
Esto al principio lo hemos de hacer de manera consciente, disciplinada y repetida.. Hasta que poco
a poco notaremos que el pensamiento racional surge de manera automática y ya no tendemos a ir
hacia el "lado oscuro"
Podemos poner ejemplos similares con otros procesos de cambio como abandonar hábitos
negativos (fumar, sedentarismo...) o incorporar nuevos hábitos (ejercicio, dieta sana, aprender un
idioma, mejorar mis habilidades de comunicación... etc.)
Tu Plan de Acción al cambio debe incluir repetición, debes entrenarte, si el cambio no llega a
instaurarse es porque no lo has trabajado y entrenado lo suficiente.
El foco de atención:
Mira a la carretera mientras conduces. Encontrar mi vocación Es importante poner el foco de
atención en mis objetivos, no perder de vista la carretera hacia el cambio, el cómo van a ser las
cosas a partir de ahora. Es decir: centrarme en las cosas que haré día a día, en cómo voy a
cambiar. Por ejemplo, planificar el cómo voy a dejar este trabajo que me hastía y enfocarme en
otra cosa que me llene, diseñando los pasos que seguiré: a lo mejor una formación, empezar un
proyecto personal compatibilizándolo con el trabajo actual y cuando empiece a dar beneficios dar
el salto... etc.
Este foco de atención será muy útil a la hora de afrontar posibles "recaídas", puede haber baches
en el nuevo camino, pero es importante seguir avanzando. Tener un "mal día" puede pasar, pero
no debe detenerte. (Ejemplo: si un día me salto la dieta por un evento especial, al siguiente la
retomo, se trata de ser constante, no perfecto.)
Lleva un registro, toma nota de los pasos que estás siguiendo, de las acciones que estás llevando
a cabo, de tus pensamientos, de las "recaídas" o días malos: trabaja de manera consciente y haz
una revisión de cómo está yendo el proceso. De esta manera podrás tanto reforzar los logros
como atajar posibles dificultades en el momento. Recuerda que la clave es la constancia y la
repetición, puede haber días malos, pero si sigues el plan establecido continuarás avanzando hacia
el nuevo patrón que quieres incorporar en tu vida.
Recuerda: el camino a un cambio personal no es en línea recta: tiene baches, altibajos, retrocesos
y avances... El camino es sinuoso, es normal que así sea, tenlo en cuenta y adelante!