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Expediente N° 17-0452
El 28 de abril de 2017, se dio cuenta en Sala del presente expediente y se designó ponente al
Magistrado Luis Fernando Damiani Bustillos, quien con tal carácter suscribe el presente fallo.
El 7 de julio de 2017, el ciudadano Alfredo Rivas, debidamente asistido por la abogada Senovia
Urdaneta, suscribió diligencia mediante la cual manifestó que tiene interés en la presente causa.
Revisados los recaudos que acompañan a la presente solicitud, pasa esta Sala a pronunciarse sobre la
base de las siguientes consideraciones.
I
DE LA SOLICITUD DE REVISIÓN
La parte accionante fundamentó la solicitud de revisión constitucional en los términos que esta Sala
sintetiza de seguido:
Que “(…) el día 25/04/2016 [su] patronal CERVECERIA (sic) POLAR C.A., de manera
inconstitucional e ilegal [le] negó el acceso a las instalaciones de operaciones donde
prestaba [sus] servicios laborales, mediante una ilegítima paralización de parte de sus operaciones, bajo la
excusa de una supuesta falta de materia prima que -a su decir- constituyó una circunstancia de fuerza mayor
que le impedía el normal funcionamiento de sus operaciones laborales, y de forma unilateral y sin el
concurso de la masa de trabajadores y del órgano administrativo del trabajo (Inspectoría del Trabajo),
procedieron a considerarse en una suspensión de la relación de trabajo, como cual estado de sitio y en
violación del Estado de Derecho, que en la primacía de la realidad no fue otra cosa que el apego a una
guerra económica que ha sido denunciada y constatada por el propio Gobierno Nacional” (Mayúsculas,
negrillas y subrayado del texto original).
Que “(…) el Juzgado Sexto de Primera Instancia de Juicio del Trabajo del Circuito Judicial del
Estado Zulia, siguiendo en forma autentica (sic) la doctrina expuesta por esta Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia N° 428 de fecha 31 de abril de 2013, expediente N° 12-0674,
(…) dictó sentencia definitiva declarando Con Lugar (sic) el amparo incoado (…)” (Negrillas y subrayado
del texto original).
Que “[l]a sentencia dictada por el Juzgado Sexto de Primera Instancia de Juicio del Trabajo del
Circuito Judicial del Estado Zulia, (...) es revocadapor el Juzgado Superior Cuarto del Trabajo del Circuito
Judicial del Estado Zulia, el día 09 de febrero de 2017 (…)” (Negrillas del texto original).
Que “(…) en los procedimientos de inamovilidad la Ley Orgánica del Trabajo, las Trabajadoras y
los Trabajadores (LOTTT), tiene previsto un procedimiento expedito establecido en el artículo 508 y
siguientes, para lograr la ejecución de las Providencias Administrativas, (sic) pero el mismo fue agotado tal
y como consta de las pruebas documentales e informativas que constan en las actas procesales, y reconocido
por la propia recurrida en su decisión” (Subrayado del texto original).
Que “(…) no hay dudas que en el supuesto que no se haya hecho uso de vía expedita administrativa
con fundamento en la (…) sentencia N° 428 de la Sala Constitucional, el amparo resulta ser inadmisible,
pero en el caso de autos, se hizo uso de la vía expedita y no se logró el restablecimiento de la situación
jurídica infringida, estando lesionados los derechos constitucionales denunciados, lo que indefectiblemente
habilita la vía de amparo constitucional como acertadamente lo señaló el Juzgado Sexto de Primera
Instancia de Juicio del Trabajo del Circuito Judicial del Estado Zulia, en una interpretación auténtica y
lustrosa de la referida sentencia” (Subrayado del texto original).
Que “(…) la Juzgadora Superior Cuarta del Trabajo, (…) reconoc[ió] en forma expresa que la
Inspectoría del Trabajo se trasladó para ejecutar el reenganche, que hubo desacato de la patronal a la orden
de reenganche, que se aperturó un procedimiento de multa, y que se hizo la participación pertinente al
Ministerio Público, e incluso el órgano administrativo se hizo acompañar de la fuerza pública, no obstante,
afirma -personalizando con la decisión de la primera instancia- que ‘la jueza a-quo se apart[ó] totalmente
del criterio vinculante de la sentencia por ella misma citada emanada de la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, donde el punto fundamental está en la aplicación o no de los efectos del
nuevo cuerpo normativo laboral a un asunto que se inició bajo el ámbito de aplicación de la anterior Ley
Orgánica del Trabajo’” (Negrillas y subrayado del texto original).
Que “[c]omete un yerro en cuanto a los hechos la Juzgadora Superior Cuarta del Trabajo, al dejar
por sentado que el expediente administrativo que da causa al amparo, esto es, el asunto 059-2016-01-
00491 de donde surge la Providencia Administrativa N° 00441-16, de fecha 12 de agosto de 2016, ‘se inició
bajo el ámbito de aplicación de la anterior Ley Orgánica del Trabajo’, pues el mismo se inició el día 02 de
mayo de 2016, ante la Inspectoría del Trabajo ‘General Rafael Urdaneta’ de los Municipios San Francisco,
La Cañada de Urdaneta, Jesús Enrique Lossada, Rosario de Perijá y Machiques de Perijá del Estado Zulia,
estando en plena y absoluta vigencia la Ley Orgánica del Trabajo, las Trabajadoras y los Trabajadores
(LOTTT), a partir del 07 de mayo de 2012. Este [a su decir] es uno de los varios errores de congruencia en
los motivos que comete la recurrida, y [aduce] que lo ejecuta por la rapidez que la llevó el tomar la decisión,
lo que la encaminó a tener una inexacta y falsa apreciación de los hechos y de las actas; y que por el
contrario, sirvieron de verdadero, responsable y fidedigno soporte al Tribunal Sexto de Primera Instancia a
la hora de dictar el fallo que declaró con lugar el amparo, el cual como -se dijo- terminó siendo revocado
por la recurrida” (Negrillas y subrayado del texto original).
Que “(…) tanto el de la primera instancia como el superior, emplean como fundamento de su
decisión para llegar a conclusiones disimiles, la sentencia N° 428 de fecha 31 de abril de 2013, expediente
N° 12-0674, caso: Alfredo Esteban Rodríguez, en amparo, con ponencia del Magistrado Dr. Juan José
Mendoza Jover, el Juzgador Sexto de Primera Instancia de Juicio del Trabajo declaró admisible la acción
de amparo constitucional, al considerar que al haberse agotado la vía expedita por ante el órgano
administrativo del trabajo y (…) por el contrario, el Juzgado Superior Cuarto del Trabajo, consideró que al
existir una vía expedita para logar la ejecución y sin importar que se haya agotado la misma, anula la
posibilidad del amparo constitucional, declarando (…) la inadmisibilidad de la pretensión
constitucional” (Negrilla y subrayado del texto original).
Que “[se] violentó la doctrina jurisprudencial sobre admisión del amparo, expuesta por este alto
tribunal de justicia en Sala Político-Administrativa de la extinta Corte Supremo (sic) de Justicia, desde la
sentencia añeja de fecha 14/08/90, en el caso: Pedro Francisco Grespan Muño, y en particular interpretó de
forma errada y sesgada la sentencia N° 428 de fecha 31 de abril de 2013, expediente N° 12-0674, caso:
Alfredo Esteban Rodríguez en amparo (…)” (Negrilla y subrayado del texto original).
Que “(…) se agotó la vía administrativa completa hasta su ejecución, por demás reconocida en la
propia sentencia por la recurrida, admitido por todas las partes, incluso por el Ministerio Público, y la
patronal sigue violando los derechos constitucionales AL TRABAJO, AL SALARIO SUFICIENTE Y A LA
INAMOVILIDAD LABORAL, previstos en los artículo 87, 89, 91 y 93 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, es decir, se agotó todo el procedimiento señalado por la Sala Constitucional en la
N° 428 de fecha 31 de abril de 2013, que fue la ejecución conforme al 508 y siguientes de la LOTTT, tal y
como consta de los recaudos acompañados” (Mayúsculas, negrillas y subrayado del texto original).
Que “[l]a Jueza (…) NO le dio la interpretación correcta (…) a la sentencia de la Sala
Constitucional N° 428 de fecha 31 de abril de 2013, expediente N° 12-0674, caso: Alfredo Esteban
Rodríguez en amparo, lo que la coloca en un Desacato (sic) de la doctrina del TSJ, y dado los derechos
constitucionales AL TRABAJO, AL SALARIO SUFICIENTE Y A LA INAMOVILIDAD LABORAL que
están siendo violados, y la naturaleza de urgencia del procedimiento de amparo constitucional, constituye
un error grotesco e inexcusable en derecho, y así pid[ió] sea considerado por este Tribunal Supremo de
Justicia” (Mayúsculas, negrillas y subrayado del texto original).
Que “(…) en el presente caso, la vía administrativa que es la diseñada por el nuevo legislador del
trabajo (LOTTT), fue usada y agotada, y resultó ser ineficaz amén de que tampoco existe en el elenco
procesal venezolano vía jurisdiccional y/o judicial ordinaria para tutelar los derechos fundamentales
violados (cual sentido filosófico para negar el amparo del art. 6.5 de la LODASDGC), por lo que -se insiste-
se habilita indefectiblemente la vía de amparo constitucional” (Mayúsculas, negrillas y subrayado del texto
original).
Que “(…) por otra parte, pareciera que [la sentencia objeto de revisión] deja entrever que la
Inspectoría tiene que ir a ejecutar una y tantas veces sea posible, será que (...) [se] pretende que el
Trabajador y la Inspectoría después de agotado el procedimiento de ley, el establecido por la
jurisprudencia, tienen que ir mil y una vez, y esperar (…) que la patronal ofrezca una suerte de regalía
como si la justicia la tiene en sus manos, o decida de manera indefinida violentar el Estado de Derecho y
nuestra Constitución, y concretamente los Derechos Sociales y Laborales. De ser así, no existe en nuestra
Patria respeto por la Inamovilidad laboral, ni mecanismo eficaz para su protección (…)” (Negrillas y
subrayado del texto original).
Que “(…) en un caso similar en el Circuito Judicial Laboral del Estado Zulia (Asunto: VP01-R-
2017-000035, en la acción de amparo constitucional incoada por DANIEL REYES ROMERO LÓPEZ
contra CERVECERIA (sic) POLAR. C.A.), el Juzgado Superior Primero del Trabajo, sin duda en respeto
al Estado Democrático y Social (sic) de Derecho y de Justicia (sic) de [la] Patria, (sic) interpretó de manera
clara la referida sentencia N° 428, (…) [que procedió a citar]” (Mayúsculas, negrillas y subrayado del texto
original).
Que “(…) ha[ce] uso de esta vía extraordinaria, convencido de la conciencia de Justicia Social de la
cual está impregnada su función pública jurisdiccional, apremiado de una decisión oportuna y adecuada,
toda vez que [es] un humilde trabajador, de tantos que reclaman justicia frente a patronos que juegan con el
hambre y el dolor de muchas familias, al forzarlos a hacer uso de vías administrativa y judiciales,
enfrentando a un poder económico desmedido como es el caso de la entidad de trabajo
CERVECERIA (sic) POLAR, C.A., que [lo] tiene en lo particular desde hace más de once (11) meses por no
decir doce (12) en [su] casa y sin poder mantener de forma adecuada a [sus] familia sin un salario digno y
suficiente, bajo la excusa de una suspensión de la relación de trabajo que nunca fue autorizada por la
Inspectoría del Trabajo, y que no es otra cosa que la utilización de la fuerza y de la justicia por propia mano
por estar inmersos en una Guerra Económica (sic) contra el Pueblo de Venezuela (sic) (…)” (Mayúsculas, y
subrayado del texto original).
Que “(…) la Juzgadora Superior Cuarto del Trabajo (…) lesiona la doctrina expuesta por esta Sala
en sentencia N° 428 de fecha 31 de abril de 2013, expediente N° 12-0674, caso: Alfredo Esteban
Rodríguez, (…) además vulnera gravemente la Constitución de la República de Bolivariana de Venezuela, al
dejar sin efecto el valor Republicano ‘justicia’ consagrado en el artículo 2 de nuestra Carta Magna, así
como la supremacía constitucional que debe ser observada por todos los órganos que ejercen el Poder
Público conforme lo dispone el artículo 7 de la CRBV, (…) y en particular, lesionando [los]derechos sociales
y laborales y los de [su] familia, que vienen siendo conculcados por [su] patronal desde hace más de once
(11) meses por el deseo y capricho de CERVECERIA (sic) POLAR, C.A. de jugar con el hambre y la
necesidad de su masa trabajadora” (Mayúsculas y subrayado del texto original).
Que pide se declare que “(…) la Jueza Superior Cuarto del Trabajo del Estado Zulia, en su actuar
jurisdiccional (…) violent[ó] de manera grotesca e inexcusable la interpretación expuesta por este Tribunal
Supremo de Justicia en Sala Constitucional en sentencia N° 428 de fecha 31 de abril de 2013, expediente N°
12-0674, caso: Alfredo Esteban Rodríguez (…)”.
Que “[c]omo argumento normativo de la anterior conclusión, [se] permit[ió] citar extracto de la
doctrina expuesta por esta Sala Constitucional en la decisión N° 93 caso Corpoturísmo, (sic) del 6 de
febrero de 2001 (…)”.
Igualmente pidió “(…) se emita criterio orientador a los órganos jurisdiccionales, en especial en
esta causa, y en una cantidad importante de casos similares donde la patronal CERVECERIA (sic) POLAR,
C.A., desde el 25 de abril de 2016, ha venido de manera continuada lesionando los derechos
constitucionales AL TRABAJO, AL SALARIO SUFICIENTE Y A LA INAMOVILIDAD LABORAL, y no
han sido restablecidos ni por la autoridad administrativa, ni por los órganos jurisdiccionales” (Mayúsculas
y negrillas del texto original).
Finalmente en su petitorio expuso que “(…) de conformidad con lo dispuesto en los artículos 7 y
336, numeral 10 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, solicit[a] sea revisada la
sentencia dictada el día 09 de febrero de 2017 por el Juzgado Superior Cuarto del Trabajo del Circuito
Judicial del Estado Zulia, mediante la cual declaró Con Lugar el Recurso (sic) de apelación interpuesto por
el (sic) sociedad mercantil CERVECERIA (sic) POLAR, C.A., e Inadmisible el amparo incoado
por [su] persona contra la referida sociedad mercantil, y una vez encontrada la violación a la doctrina
vinculante de la Sala y/o violaciones de normas o principios constitucionales, se proceda con
la anulación de dicha sentencia, y se remita orden expresa de que un nuevo juzgado superior que resulte
competente proceda a dictar nueva sentencia en el Recurso de Apelación (sic) que intentó
CERVECERIA (sic) POLAR, C.A. contra la sentencia dictada por el Juzgado Sexto de Primera Instancia de
Juicio del Circuito Judicial Laboral del Estado Zulia, en la acción de amparo constitucional incoada por el
hoy recurrente en revisión ALFREDO JOSÉ RIVAS” (Mayúsculas, negrillas y subrayado del texto original).
II
DEL FALLO OBJETO DE REVISIÓN
III
DE LA COMPETENCIA
Debe esta Sala determinar su competencia para conocer la solicitud de revisión planteada, y al
respecto observa que de conformidad con lo establecido en el artículo 336, numeral 10, de la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela, la Sala Constitucional tiene atribuida la potestad de “(…) revisar las
sentencias definitivamente firmes de amparo constitucional y de control de constitucionalidad de leyes o
normas jurídicas dictadas por los tribunales de la República, en los términos establecidos por la ley
orgánica respectiva (…)”.
Tal potestad de revisión de sentencias definitivamente firmes, abarca tanto los fallos dictados por los
Tribunales de la República, como los dictados por las otras Salas del Tribunal Supremo de Justicia, tal como
lo prevé el artículo 25 numeral 10 y 11 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia,
respectivamente, y el fallo N° 93, del 6 de febrero de 2001, caso: “Corpoturismo”, en el cual esta Sala
determinó su potestad extraordinaria, excepcional, restringida y discrecional, de revisión constitucional.
Ahora bien, dado que en el caso de autos se pidió la revisión de una sentencia definitiva dictada el 9
de febrero de 2017, por el Juzgado Superior Cuarto del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado
Zulia, esta Sala declara su competencia para el conocimiento de la misma. Así se decide.
IV
MOTIVACIONES PARA DECIDIR
Determinada la competencia, pasa esta Sala a pronunciarse sobre la solicitud interpuesta y, al efecto,
observa lo siguiente:
Como premisa inicial, esta Sala Constitucional debe reiterar que en su sentencia Nº 93, del 6 de
febrero de 2001 caso: “Corpoturismo”, señaló que la facultad de revisión es “(…) una potestad estrictamente
excepcional, extraordinaria y discrecional (…)”, por ello “(…) en lo que respecta a la admisibilidad de tales
solicitudes de revisión extraordinaria esta Sala posee una potestad discrecional de admitir o no admitir el
recurso cuando así lo considere”, de tal manera que “(…) la Sala puede en cualquier caso desestimar la
revisión ‘(…) sin motivación alguna, cuando en su criterio, constate que la decisión que ha de revisarse, en
nada contribuya a la uniformidad de la interpretación de normas y principios constitucionales’ (…)”.
En este sentido, la revisión constitucional no debe entenderse como una nueva instancia y, por lo
tanto, la solicitud en cuestión se admitirá sólo a los fines de preservar la uniformidad de la interpretación de
normas y principios constitucionales o cuando exista una deliberada violación de preceptos de ese rango, así
como cuando se contraríen los criterios vinculantes de esta Sala Constitucional del Máximo Tribunal, lo que
será determinado por la Sala en cada caso, siendo siempre facultativo de ésta su procedencia.
Expuesto lo anterior, se observa que la parte solicitante requiere que esta Sala ejerza la facultar de
revisión de la sentencia definitiva dictada el 9 de febrero de 2017, por el Tribunal Superior Cuarto del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia, que declaró: i) con lugar el recurso de apelación
interpuesto por la apoderada judicial de la sociedad mercantil CERVECERÍA POLAR, C.A., en contra de la
decisión proferida el 25 de enero de 2017, dictada por el Juzgado Sexto de Primera Instancia de Juicio para el
Nuevo Régimen Procesal y Transitorio del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia; ii)
inadmisible la acción de amparo constitucional incoada por el ciudadano Alfredo José Rivas Portillo, en
contra de la entidad de trabajo CERVECERÍA POLAR, C.A., todo conforme lo dispone el artículo 6, ordinal
5 de la ley orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales; revocó el fallo apelado y; no
hay condenatoria en costas procesales.
Ante tales pronunciamientos, el solicitante presentó solicitud de revisión constitucional ante esta Sala,
la cual fundamentó en la presunta vulneración de sus derechos al trabajo, al salario suficiente y a la
inamovilidad laboral por parte del Juzgado Superior Cuarto del Trabajo de la Circunscripción Judicial del
Estado Zulia, por cuanto presuntamente se: “(…) agotó todo el procedimiento señalado por [esta Sala] en la
N° 428 de fecha 31 de abril de 2013, que fue la ejecución conforme al 508 y siguientes de la LOTTT (…)” en
tal sentido “(…) la vía administrativa (…) fue usada y agotada, y resultó ser ineficaz amén de que tampoco
existe en el elenco procesal (…) para tutelar los derechos fundamentales violados (cual sentido filosófico
para negar el amparo del art. 6.5 de la LODASDGC), (sic) por lo que -se insiste- se habilita
indefectiblemente la vía de amparo constitucional” (Mayúsculas, negrillas y subrayado del texto original).
Ahora bien, para determinar si la sentencia proferida por el Tribunal Superior Cuarto del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Estado Zulia el 9 de febrero de 2017, vulneró los derechos denunciados, esta
Sala considera oportuno reforzar su criterio en relación al alcance de la causal de inadmisibilidad establecida
en el numeral 5, artículo 6 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, el
cual prevé que no se admitirá la acción de amparo:
“5) Cuando el agraviado haya optado por recurrir a las vías judiciales ordinarias o hecho uso de
los medios judiciales preexistentes. En tal caso, al alegarse la violación o amenaza de violación de
un derecho o garantía constitucionales, el Juez deberá acogerse al procedimiento y a los lapsos
establecidos en los artículos 23, 24 y 26 de la presente Ley, a fin de ordenar la suspensión provisional
de los efectos del acto cuestionado” (Negrillas de la Sala).
Del artículo parcialmente transcrito se desprende que constituye una causal de inadmisibilidad de la
acción de amparo el que se recurra a las vías judiciales ordinarias o se haya hecho uso de los medios
judiciales preexistentes, lo cual no incluye los procedimientos administrativos, (Cfr. Sentencia de esta Sala
N° 422/2013) ya que no tienen carácter judicial, al respecto esta Sala ha establecido de manera reiterada que:
“(...) la Sala estima pertinente señalar que la norma prevista en el artículo 6, numeral 5 de la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, consagra simultáneamente el
supuesto de admisibilidad e inadmisibilidad de la acción de amparo.
Así, en primer término, se consagra claramente la inadmisión de la acción cuando el agraviado haya
optado por recurrir a la vías ordinarias o a los medios judiciales preexistentes, sobre el fundamento
de que todo juez de la República es constitucional y, a través del ejercicio de los recursos que ofrece
la jurisdicción ordinaria, se pueda alcanzar la tutela judicial efectiva de derechos o garantías
constitucionales.
No obstante, la misma norma es inconsistente, cuando consagra que, en el caso de la opción por la
vía ordinaria, si se alega violación o amenaza de violación de un derecho o garantía
constitucionales, la acción de amparo será admisible, caso en el cual el juez deberá acogerse al
procedimiento y a los lapsos previstos en los artículos 23, 24 y 26 de la Ley Orgánica de Amparo
sobre Derechos y Garantías Constitucionales, y su decisión versará exclusivamente sobre la
suspensión o no, de manera provisional, sobre el acto cuestionado de inconstitucionalidad.
En otras palabras, la acción de amparo es inadmisible cuando el agraviado haya optado por recurrir
a vías ordinarias o hecho uso de los medios judiciales preexistentes; por argumento a contrario es
admisible, entonces, si el agraviado alega injuria constitucional, en cuyo caso el juez debe acogerse
al procedimiento y a los lapsos establecidos en los artículos 23, 24 y 26 de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, a fin de ordenar la suspensión provisional de
los efectos del acto cuestionado. Ahora bien, para que el artículo 6.5 no sea inconsistente es
necesario, no sólo admitir el amparo en caso de injuria inconstitucional, aun en el supuesto de que el
agraviado haya optado por la jurisdicción ordinaria, sino, también, inadmitirlo si éste pudo disponer
de recursos ordinarios que no ejerció previamente. De otro modo, la antinomia interna de dicho
artículo autorizaría al juez a resolver el conflicto de acuerdo con las técnicas integrativas de que
dispone el intérprete (H. Kelsen, Teoría Pura del Derecho, Buenos Aires, Eudeba, 1953, trad, de
Moisés Nilve)” (Vid. Sentencia de esta Sala Nº 2369 del 23.11.2001, caso: “Mario Téllez García y
otros”).
Ahora bien, esta Sala observa de la norma y sentencia citada que en el presente caso la sentencia cuya
revisión se solicita desconoció la doctrina vinculante de esta Sala, al declarar “(…) la
INADMISIBILIDAD (…omissis…) CONFORME LO DISPONE EL ARTÍCULO 6, ORDINAL 5 DE LA LEY
ORGANICA (sic) DE AMPARO SOBRE DERECHOS Y GARANTIAS (sic) CONSTITUCIONALES (…)” de
allí que resulta evidente el error en el cual incurrió el Tribunal Superior Cuarto del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Estado Zulia, ya que confundió la solicitud de reenganche y pago de salarios
caídos instaurada en la Inspectoría del Trabajo con un recurso judicial (Cfr. Sentencia N° 422/2013)
(Mayúsculas, negrillas y subrayado del texto original).
En virtud de las anteriores consideraciones, esta Sala declara ha lugar la solicitud de revisión
constitucional interpuesta por Alfredo José Rivas, asistido por la abogada Senovia del Carmen Urdaneta
Guerra, ya identificados; y, en consecuencia, anula la decisión dictada el 9 de febrero de 2017, por el Juzgado
Superior Cuarto del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia, ordena a otro Juzgado Superior
del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia pronunciarse sobre la apelación ejercida contra la
decisión dictada el 25 de enero de 2017, por el Tribunal Sexto de Primera Instancia de Juicio del Nuevo
Régimen y Procesal Transitorio del Circuito Judicial del Trabajo de la misma Circunscripción Judicial,
atendiendo al criterio establecido por esta Sala en la sentencia N° 428 del 30 de abril de 2013, en el que se
estableció que: “(…) en los casos que se susciten bajo la vigencia de la nueva Ley Orgánica del Trabajo, los
Trabajadores y las Trabajadores, publicada en la Gaceta Oficial (Extraordinaria) n.° 6076, del 7 de mayo de
2012, se aplica el procedimiento que expresamente debe seguirse para la ejecución de providencias
emanadas de la Inspectoría del Trabajo (Ver artículos 508 y siguientes)” Así se decide.
V
OBITER DICTUM
Con ocasión a la resolución de la presente solicitud de revisión, esta Sala considera necesario
formular un conjunto de consideraciones vinculadas con el tema subyacente en la controversia planteada por
el trabajador, vale decir, la posibilidad de lograr una efectiva tutela de sus derechos fundamentales en el
marco de la actual regulación, en materia laboral.
Para ello, la Sala debe destacar que con la entrada en vigor de la Constitución de 1999, la garantía de
los derechos sociales resulta cardinal en el modelo de Estado Social de Derecho y de Justicia, lo cual se ha
materializado progresivamente en el desarrollo de políticas públicas que han sido implementadas por el
Estado venezolano en diversos ámbitos, con especial trascendencia en lo que se refiere a los derechos
laborales, entre los cuales se encuentran la protección de la inamovilidad, el derecho a percibir un salario
justo, la garantía a recibir pensiones y jubilaciones, y en general a la inclusión y resguardo de los derechos de
los trabajadores.
En ese sentido, esta Sala en sentencia N° 790 del 11 de abril de 2002 –ratificada recientemente en
las sentencias N° 327/2016, 5/2017– señaló en relación a la importancia del régimen jurídico del trabajo que:
“la Constitución de 1999 pretende reforzar las conquistas que –de forma progresiva– se han
alcanzado en nuestro país, en el régimen jurídico del trabajo, tanto público como privado, dada la
universalidad de los derechos fundamentales y su condición expansiva, que no excluye, sino por el
contrario, integra, a grupos o comunidades en el disfrute de éstos, y que viene a sumarse al poco más
de medio centenar de Convenios Internacionales del Trabajo, que se han suscrito; en especial, los
relativos a la libertad del trabajo (Convenios números 29, de 1930 y 105, de 1957, sobre el trabajo
forzoso u obligatorio), a la igualdad (Convenios número 100, sobre igualdad de remuneración, 1951
y número 111, sobre la discriminación-empleo y ocupación-, 1958) y a la libertad sindical (Convenios
número 87, sobre la libertad sindical y protección del derecho de sindicación, 1948, y número 98,
sobre el derecho de sindicación y protección colectiva, 1949), así como los demás Convenios que
cubren una amplia gama de materias, que van desde el empleo, política social, administración del
trabajo, relaciones profesionales, condiciones de trabajo, hasta la seguridad social. (Vid. Enrique
Marín Quijada y Francisco Iturraspe, Ob.cit, p.49).
Apunta esta Sala, que la intención manifiesta en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela (1999), es la de consagrar una serie de principios y derechos (Artículos 87 al 97), que
procuran resguardar un ámbito de seguridad para los trabajadores, indistintamente del régimen al
cual estén sometidos, por cuanto no establece distinción alguna; incluso, en el caso del derecho a la
negociación colectiva o del derecho a la huelga (Artículos 96 y 97), se niega expresamente la
posibilidad de tratamientos diferenciales, al precisar, reforzando lo obvio, que todos los trabajadores
y las trabajadoras del sector público y del privado gozan de los mismos derechos.
De allí que, el derecho al trabajo haya sido considerado en nuestra Constitución como un hecho
social, al ser el conductor a través del cual el Estado puede perfeccionarse y brindar una mayor
satisfacción al conglomerado social, y la tutela protectiva al trabajador de cualquier clase, se
convierte en uno de los pilares que sostiene el derecho social constitucional”.
De manera que los derechos laborales vistos como hecho social constitucional y como derecho
humano, gozan del carácter progresivo que los distingue, así lo indicó la sentencia de esta Sala N° 1771 del
28 de noviembre de 2011, en el siguiente tenor:
“…La Constitución de 1999 le da una gran importancia al derecho al trabajo, dedicando de forma
específica alrededor de una docena de artículos, los cuales buscan definir desde distintos ámbitos,
individual y colectivo, las características y los fundamentos esenciales de ese hecho social que se
constituye en un deber y un derecho para todos los ciudadanos en condiciones de coadyuvar en
términos de corresponsabilidad, solidaridad e igualdad, entre otros principios, al desarrollo de los
fines esenciales del Estado y con ello de la nación, no pasando inadvertido para nuestro constituyente
la importancia del hecho social trabajo al señalar en sus principios fundamentales la Constitución
que ‘la educación y el trabajo son los procesos fundamentales para alcanzar dichos fines’. Es por
ello que el derecho al trabajo, conjuntamente con la educación, está ligado a todos los aspectos del
desarrollo de ésta y de cualquier sociedad, tanto desde el punto de vista productivo, como de su
relación con los distintos elementos que concurren para lograr mayor suma de felicidad en la
población como lo son la salud, la vivienda, el desarrollo familiar, entre otros.
Esta valoración de orden social de los derechos fundamentales guarda una estrecha vinculación con
el derecho al trabajo, el cual debe considerarse de total relevancia debido a sus connotaciones
socioeconómicas, pues, el mismo ha sido de especial consideración en los instrumentos jurídicos
constitucionales. Su origen como tal data de principios del siglo pasado y su evolución, a partir de
ese momento, ha sido rápido, dividiéndose, según el entender de la doctrina, en tres etapas de
evolución histórica, las cuales se entretejen, sobreponiéndose en el mismo curso del tiempo. En una
primera fase, la legislación social se presentó, fundamentalmente, como excepción respecto del
derecho privado común; la segunda fase implicó la incorporación del derecho del trabajo en el
sistema de derecho privado; y en la tercera, se produce en la Constitucionalización del derecho al
trabajo (vid. GHERA, Edoardo. Diritto del Lavoro. Ediciones Cacucci. Bari. 1985, pág. 15) (…).
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela discriminó por primera vez y con rango
de derecho humano los elementos que conforman el derecho al trabajo, como lo son, la
intangibilidad, progresividad e irrenunciabilidad de los derechos de los trabajadores (artículo 89,
numerales 1 y 2); la interpretación más favorable al trabajador (artículo 89, numeral 3); nulidad de
actos inconstitucionales (artículo 89, numeral 4); prohibición de la discriminación (artículo 89,
numeral 5); prohibición del trabajo para los adolescentes (artículo 89, numeral 6); jornada de
trabajo y derecho al descanso (artículo 90); derecho al salario y a las prestaciones sociales (artículos
91 y 92); derecho a la estabilidad laboral (artículo 93); derecho a la sindicalización (artículo 95);
derecho a la negociación colectiva (artículo 96); y el derecho a la huelga (artículo 97).
Es evidente que nuestra máxima norma jurídica avanza en la tradición constitucional de consagrar
el derecho al trabajo y con ello el derecho de los trabajadores, incorporando también a éste en el
Título III de la Constitución , referente a los Derechos Humanos, específicamente en el Capítulo V:
De los derechos sociales y de las familias, por lo que pasa a formar parte de aquellos derechos que se
encuentran relacionados al atributo social del Estado democrático y social de derecho y de justicia
que establece nuestra Constitución”.
Esta particular tendencia a lograr un debido y eficaz resguardo de los derechos laborales, si bien
parte de la protección constitucional, legal y jurisprudencial que se ha venido desarrollando desde 1999, no
constituye un hecho aislado o un simple ejercicio interno de aplicación de las normas que integran el
ordenamiento jurídico, sino que atiende a una verdadera reacción institucional –como resultado de conflictos
históricos en la sociedad venezolana– frente a la pretensión de centros de poder fácticos que responden a
corrientes ideológicas que propenden a lograr la reproducción de las relaciones de poder y subordinación en
el actual contexto mundial de globalización y que requieren desmontar o reducir al mínimo el Estado Social
(Cfr. SOTELO, IGNACIO. El Estado Social. Antecedente, origen, desarrollo y declive. Trotta, Madris, 2010,
pp. 296-317).
El logro de tales cometidos en contra del Estado Social, comporta fundamentalmente garantizar un
marco jurídico que impulse y resguarde la desregularización de los sectores económicos o si se quiere
liberalización económica, lo cual no se limita a medidas directas en materias como la arancelaria, sino que se
manifiesta de forma menos evidente en medidas indirectas, como la concepción orgánica y funcional de
instituciones estatales o públicas que no puedan eficazmente “armonizar intereses antagónicos de la
sociedad, sin permitir actuaciones ilimitadas a las fuerzas sociales, en base al silencio de la ley o a
ambigüedades de la misma, [que conduzca] a que los [sectores] económicos y socialmente más fuertes
establezcan una hegemonía sobre los débiles, en la que las posiciones privadas de poder se convierten en
una disminución excesiva de la libertad real de los débiles, en un subyugamiento que alienta perennemente
una crisis social” (Cfr. Sentencia de esta Sala N° 85/02, corchetes añadidos).
Por ello, esta Sala insiste que en la consecución del Estado Democrático, Social de Derecho y de
Justicia, cada uno de los órganos que ejercen el Poder Público, deben tutelar los principios y valores
amparados por la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, pero para que tal postulado pueda
constituirse en una verdadera garantía que permita que los conflictos de derechos que subyacen y emergen
por la necesaria interrelación que se produce en una sociedad, es necesario que el arquetipo institucional
pueda potenciar efectivamente un desarrollo fluido de los intereses antagónicos en la sociedad (Cfr. Sentencia
de esta Sala N° 794/11), lo cual no sólo comporta la claridad teórica necesaria para el establecimiento del
ordenamiento jurídico, sino además la posibilidad de perfeccionar o replantear el mismo para el logro de los
cometidos del Estado.
“Con razón se ha dicho que el derecho es una teoría normativa puesta al servicio de una política (la
política que subyace tras el proyecto axiológico de la Constitución), y que la interpretación debe
comprometerse, si se quiere mantener la supremacía de ésta, cuando se ejerce la jurisdicción
constitucional atribuida a los jueces, con la mejor teoría política que subyace tras el sistema que se
interpreta o se integra y con la moralidad institucional que le sirve de base axiológica (interpretatio
favor Constitutione). En este orden de ideas, los estándares para dirimir el conflicto entre los
principios y las normas deben ser compatibles con el proyecto político de la Constitución (Estado
Democrático y Social de Derecho y de Justicia) y no deben afectar la vigencia de dicho proyecto con
elecciones interpretativas ideológicas que privilegien los derechos individuales a ultranza o que
acojan la primacía del orden jurídico internacional sobre el derecho nacional en detrimento de la
soberanía del Estado (…).
(…)
La interpretación constitucional hace girar el proceso hermenéutico alrededor de las normas y
principios básicos que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela ha previsto. Ello
significa que la protección de la Constitución y la jurisdicción constitucional que la garantiza exigen
que la interpretación de todo el ordenamiento jurídico ha de hacerse conforme a la Constitución (ver-
fassungskonfome Auslegung von Gesetze). Pero esta conformidad requiere el cumplimiento de varias
condiciones, unas formales, como la técnica fundamental (división del poder, reserva legal, no
retroactividad de las leyes, generalidad y permanencia de las normas, soberanía del orden jurídico,
etc.) [Ripert. Les Forces créatrices du droit, Paris, LGDJ, 1955, pp. 307 y ss.]; y otras axiológicas
(Estado social de derecho y de justicia, pluralismo político y preeminencia de los derechos
fundamentales, soberanía y autodeterminación nacional), pues el carácter dominante de la
Constitución en el proceso interpretativo no puede servir de pretexto para vulnerar los principios
axiológicos en que descansa el Estado constitucional venezolano. Interpretar el ordenamiento
jurídico conforme a la Constitución significa, por tanto, salvaguardar a la Constitución misma de
toda desviación de principios y de todo apartamiento del proyecto político que ella encarna por
voluntad del pueblo.
Esto quiere decir, por tanto, que no puede ponerse un sistema de principios, supuestamente absoluto y
suprahistórico, por encima de la Constitución, ni que la interpretación de ésta llegue a contrariar la
teoría política propia que la sustenta. Desde este punto de vista habrá que negar cualquier teoría que
postule derechos o fines absolutos y, aunque no se excluyen las antinomias intraconstitucionales entre
normas y entre éstas y los principios jurídicos (verfassungswidrige Ver- fassungsnormen) [normas
constitucionales inconstitucionales] la interpretación o integración debe hacerse ohne
Naturrecht (sin derecho natural), según la tradición de cultura viva cuyos sentido y alcance dependan
del análisis concreto e histórico de los valores compartidos por el pueblo venezolano. Parte de la
protección y garantía de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela radica, pues, en
una perspectiva política in fieri, reacia a la vinculación ideológica con teorías que puedan limitar, so
pretexto de valideces universales, la soberanía y la autodeterminación nacional, como lo exige el
artículo 1° eiusdem” (Cfr. Sentencia de esta Sala N° 1309/01).
En ese contexto, la Sala considera necesario destacar en esta oportunidad en la cual se resolvió un
asunto de naturaleza laboral, que la función que cumplen las Inspectorías del Trabajo, es fundamental en la
salvaguarda de los derechos laborales, más aún cuando esta constituye la instancia a la que acude el
trabajador ante la amenaza o situación irregular en el ejercicio de su oficio.
Es por ello que la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras y ante las
limitaciones con las que contaban las Inspectorías del Trabajo para el logro de sus competencias en la
legislación derogada, estableció diversas y novedosas funciones en orden a de garantizar la protección de los
derechos de los trabajadores y la solución en sede administrativa de la respectiva controversia, pudiendo en
todo caso al ordenar reenganches y pagos de salarios caídos, tal como lo establece el artículo 425 eiusdem,
dar pleno cumplimiento al principio de ejecutividad y ejecutoriedad que caracteriza a los actos
administrativos haciendo uso de la facultad de solicitar tanto el apoyo de la fuerza pública, como la actuación
del Ministerio Público en los casos que ocurra obstrucción por parte del patrono, tal como lo establece el
artículo 512 del texto legal en referencia.
En ese mismo orden, esta Sala respecto a la ejecución de providencias emanadas de la Inspectoría del
Trabajo, estableció mediante sentencia N° 428 del 30 de abril de 2013, con carácter vinculante que:
“(…) esta Sala aprecia que, en los casos que se hubieren iniciado bajo la vigencia de la derogada
Ley Orgánica del Trabajo, el amparo es, sin lugar a dudas, la vía (excepcional y restringida) con la
que cuenta el accionante para exigir la ejecución de una providencia administrativa, siempre y
cuando se haya agotado el procedimiento de multa; mientras que, en los casos que se susciten bajo la
vigencia de la nueva Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadores, publicada en la
Gaceta Oficial (Extraordinaria) n.° 6076, del 7 de mayo de 2012, se aplica el procedimiento que
expresamente debe seguirse para la ejecución de providencias emanadas de la Inspectoría del
Trabajo (Ver artículos 508 y siguientes). Así se declara”.
De manera que no pasa inadvertido para esta Sala, que la eficacia en la ejecución o materialización de
las providencias administrativas que ordenan el reenganche y pago de salarios caídos, resulta fundamental
para la satisfacción de la pretensión del trabajador, ya que en caso contrario se atentaría directamente con el
derecho a percibir el salario previsto en el artículo 91 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, el cual constituye uno de los elementos esenciales para garantizarle al trabajador y a su familia
una subsistencia digna, siendo que su pago oportuno constituye una eficaz protección del trabajo como hecho
social fundamental para el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la
voluntad popular basado en el esfuerzo conjunto, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz y
la promoción de prosperidad moral y económica del pueblo (Cfr. Sentencia de esta Sala N° 5 del 19 de enero
del 2017).
Asimismo, esta Sala observa por notoriedad judicial que ante la imposibilidad de ejecutar eficazmente
las providencias administrativas, los trabajadores acuden a interponer solicitudes de cumplimiento de las
mismas ante los Juzgados de la jurisdicción laboral –cfr. Sentencias de la Sala Político Administrativa Nros.
278 del 29 de marzo de 2017, y N° 1026 del 28 de septiembre de 2017, entre otras–, pero la falta de
ejecución de las providencias administrativas dictadas por la Inspectoría del Trabajo se erigen materialmente
en una afectación de los derechos fundamentales de los trabajadores, tal como se
señaló supra particularmente el derecho al salario al que tiene todo trabajador, el cual será inembargable y
pagado periódica y oportunamente en moneda de curso legal, (artículo 91 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela), con lo cual cuando el trabajador que es beneficiario de una medida de protección
dictada por un órgano competente como lo es la Inspectoría del Trabajo, no logra o se le priva por la negativa
del patrono de pagar los salarios caídos y su reenganche en definitiva se le impide recibir oportunamente esos
conceptos con lo cual se le vulneran sus derechos constitucionales.
Es por lo que considera esta Sala que la aplicación del artículo 512 de la Ley Orgánica del Trabajo,
los Trabajadores y las Trabajadoras, si bien constituyó un importante avance en la materia, en las actuales
circunstancias podría complementarse con la ampliación o revisión de las competencias legalmente
establecidas a favor de las Inspectorías del Trabajo, con el propósito de establecer una normativa dirigida a
lograr el efectivo cumplimiento de las providencias administrativas respectivas, pero particularmente
aquellas que ordenen el pago de salarios caídos de los trabajadores, pues el derecho al salario afecta o incide
directamente en la garantía de otros derechos fundamentales, ya que es por medio de este ingreso que el
trabajador debe satisfacer sus necesidades básicas de alimentación, vivienda, salud, educación, entre otras, y
en muchos casos no solo para sí mismo, sino también para su aquellos que dependen económicamente de él.
En ese contexto, si la jurisprudencia de este Alto Tribunal y la legislación vigente optó por otorgarle
la competencia a las Inspectorías del Trabajo para la tutela inmediata de dichos derechos fundamentales, el
ordenamiento jurídico debe articularse en orden al logro efectivo de tal cometido, estableciendo mecanismos
legales idóneos mediante los cuales se le adjudiquen al Inspector facultades que permitan la efectiva
materialización de actos administrativos dictados por él, lo cual considera esta Sala se podría alcanzar con
una reforma legislativa que en el marco de la garantía del principio de legalidad desarrolle además de los
procedimientos establecidos en la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras,
mecanismos que conlleven a forzar el cumplimiento mediante el apremio sobre el patrimonio de los patronos,
como medio directo de ejecución forzosa de los actos administrativos que dictan las Inspectorías del Trabajo,
los cuales perfectamente pueden coexistir con medios de ejecución subsidiaria –entre otros– como han sido
los procedimientos de multa recogidos en la legislación vigente y derogada en la materia.
Todo ello en orden a procurar el afianzamiento de las medidas necesarias para asegurar el disfrute
pleno de los derechos en el marco de la actual situación política y económica que atraviesa la República
Bolivariana de Venezuela, respecto de la cual la Sala ha señalado recientemente que:
“Observa esta Sala Constitucional que el Decreto n° 3.074 del 11 de septiembre de 2017, mediante el
cual se decreta el Estado de Excepción y de Emergencia Económica en todo el Territorio Nacional,
atiende de forma prioritaria aspectos de seguridad económica, que encuentran razón, además, en el
contexto económico latinoamericano y global actual, y resulta proporcional, pertinente, útil y
necesario para el ejercicio y desarrollo integral del derecho constitucional a la protección social por
parte del Estado, ineludibles para la construcción de una sociedad justa y amante de la paz y para la
promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo, conforme a lo previsto en el artículo 3
Constitucional.
De allí que se estime ajustado al orden constitucional y por ende procedente, que el Ejecutivo
Nacional, constatadas las circunstancias suscitadas y que se mantienen en el espacio geográfico de la
República, emplee las medidas amparadas por el decreto bajo estudio, en cumplimiento del deber
irrenunciable e ineludible del Estado Venezolano de garantizar el acceso oportuno de la población a
bienes y servicios básicos y de primera necesidad, así como el disfrute de sus derechos en un
ambiente pleno de tranquilidad y estabilidad, asegurando el derecho a la vida de todos los habitantes
de la República Bolivariana de Venezuela.” (Cfr. Sentencia de esta Sala N° 727/2017).
Por las consideraciones expuestas, esta Sala considera oportuno remitir mediante oficio, copia
certificada de la presente decisión a la Asamblea Nacional Constituyente y al Presidente de la República
Bolivariana de Venezuela, a los fines que ponderen el contenido de este Obiter Dictum.
VI
DECISIÓN
Por las razones precedentemente expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, administrando justicia en nombre de la República por autoridad de la ley, declara:
1.- HA LUGAR la solicitud de revisión constitucional interpuesta por el ciudadano Alfredo José
Rivas, asistido por la abogada Senovia del Carmen Urdaneta Guerra, ya identificados.
2. ANULA la decisión dictada el 9 de febrero de 2017, por el Juzgado Superior Cuarto del Trabajo de
la Circunscripción Judicial del Estado Zulia.
3.- ORDENA a otro Juzgado Superior del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia
pronunciarse sobre la apelación ejercida contra la decisión dictada el 25 de enero de 2017, por el Tribunal
Sexto de Primera Instancia de Juicio del Nuevo Régimen y Procesal Transitorio del Circuito Judicial del
Trabajo de la misma Circunscripción Judicial.
4.- ORDENA remitir mediante oficio, copia certificada de la presente decisión a la Asamblea
Nacional Constituyente y al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela a los fines que ponderen el
contenido de este Obiter Dictum.
Dada, firmada y sellada en la Sala de Audiencias de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, en Caracas, a los 27 días del mes de Octubre de dos mil diecisiete (2017). Años: 207º de la
Independencia y 158º de la Federación.
El Presidente de la Sala,
Los Magistrados,
La Secretaria,