Está en la página 1de 2

“Todo cuanto sé con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo

debo al fútbol". Lo dijo Albert Camus. La reflexión del escritor, filósofo y premio Nobel de
literatura francés se recupera después de la polémica montada por la mano de Henry que
facilitó la clasificación de Francia, y la eliminación de Irlanda, para el Mundial 2010 de
Sudáfrica.
 
¿A qué se refería Camus? Porque la frase queda muy bonita y no cuesta nada buscarla en
'Google' y colocarla en un artículo. ¿Es un amoral Henry por haberla dado con la mano?
¿Atenta contra la ética por haberse saltado el reglamento para ayudar a su selección a
clasificarse al Mundial 2010? ¿Hay moral en el fútbol, debe haber ética en el deporte?
 
Porque seguro que Camus aprendió en el fútbol de compañerismo, de solidaridad, de hacer y
trabajar en grupo. Pero el fútbol también se ha planteado como una guerra, con su
propaganda incluida y utilizada también a través de los medios de comunicación. El fútbol se
ha planteado como un enfrentamiento en el que los adversarios se ven como enemigos y
cualquier treta es buena si se consigue la victoria.
 
Thierry Henry fue, como dicen los argentinos, tribunero, se mostró muy populista al decir
que lo mejor y lo suyo era repetir el partido. El internacional francés sabe que eso no se
puede hacer, que las reglas del fútbol no lo permiten. Y los medios de comunicación que lo
reclaman saben que repetir un partido porque el árbitro no haya visto un lance del juego es
imposible.
 
El debate eterno de por qué no se introduce la tecnología para que se pare el partido y,
en un periquete, se decida al comprobar que Henry la dio, dos veces, con la mano ha
arreciado en los últimos días. No le interesa ni a los muy futboleros, porque esa polémica,
aseguramos, es la salsa del balompié. Pero tampoco les interesa en absoluto a los que
mandan en el fútbol, porque si entra la tecnología no contarían con el margen de maniobra del
que disponen en todas las competiciones. Porque quien controla a los árbitros controla las
competiciones.
 
El debate de si en el fútbol entra la moral y la ética se cerraría en el 'Fair Play', que tanto
impulsa la UEFA y la UEFA, que se busca y se exige a los contendientes, así como en el
espíritu olímpico en el caso de las disciplinas olímpicas. Pero lo cierto es que el juego limpio
es una utopía, que la máxima de Maquiavelo se impone en la mayoría de los deportes y el
fin, la victoria, justifica los medios. El más listo es el que se salta el reglamento y no le
pillan, eso es el otro fútbol, el saber competir.
 
Y sabiendo historias de lo que sucede en FIFA y en UEFA, secretos de alcoba que los
dirigentes se guardan para siempre, se pierde un poco la confianza en que exista la ética y la
moral en el deporte, en este caso en el fútbol, porque si los que manejan la competición no se
guían por unos valores éticos, cómo lo van a hacer los futbolistas.
 
A saber: cuando un importante club del mundo negociaba con el máximo organismo del fútbol
europeo si continuaba una reclamación, que tenía ganada su club, por la vía judicial ordinaria,
mejor dicho, por el Tribunal de Arbitraje en el deporte, los mandamases del fútbol empezaron
a hablar de "halcones y palomas" y se referían a los árbitros. Halcones para pitar al equipo de
visitante y palomas para los partidos de local. Parecía que hablaban de un documental de
'National Geographic', pero estaban hablando de árbitros caseros y anticaseros. Estaban
hablando de algo feo, pero que sucede. Por no hablar de la irrupción de las casas de apuestas
que ya se está investigando.
 
Por eso, lo de Henry sucedió y sucederá. Porque no interesa, porque el fútbol es un deporte
primitivo, como dice Valdano, pero todo va más allá del romanticismo. No interesa cambiar las
13 reglas del balompié porque así hay polémica. Y porque así se puede controlar la
competición. Seguro que el árbitro que no pitó la mano de Henry no quería favorecer a
Francia. Seguro que no la vio. Ojalá fuera así. Porque por más que se pueda controlar la
competición, el fútbol es un juego tan maravilloso y espectacular que ni así lo pueden dominar
del todo.

Javier Gómez Matallanas.

También podría gustarte