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INTRODUCCIÓN.................................................................................................................I
MONOGRAFÍA..................................................................................................................04
LA CRISIS PARADIGMÁTICA......................................................................................04
REVOLUCIÓN CIENTÍFICA..........................................................................................07
CONSECUENCIAS METODOLÓGGICAS...................................................................08
CONSECUENCIAS FILÓSOFICAS................................................................................08
CONSECUENCIAS RELIGIOSAS..................................................................................09
CONCLUSIÓN....................................................................................................................18
BIBLIOGRAFÍA.................................................................................................................19
INTRODUCCIÓN
En este trabajo se busca una reflexión sobre paradigmas utilizados en las ciencias , lo que
invita a discutir sobre las ciencias y lo científico. En este sentido el presente artículo tiene
como objetivo hacer un análisis de dos paradigmas clásicos de las ciencias sociales En esta
reflexión se pretende mostrar que cualesquiera sean los procedimientos de investigación
existentes, los paradigmas no pueden dejar de lado las dinámicas que ahí se construyen, que
ayudan a comprender el por qué y el cómo de ciertos fenómenos y/o problemas sociales en
vista del cambio social.
Asimismo, lleva como objetivo el hacer un análisis sobre las ponencias de un gran
investigador y científico, y a la vez inventor de dos grandes reflexiones a las que el mismo
denominó revoluciones científicas; dando estos movimientos grandes esperanzas a la
ciencia para que a través de los cambios en la tecnología la misma vida del ser humano
fuese beneficiado de alguna manera. No sin antes hacer una reflexión en el curso que
llevamos ya que la humanidad misma, de no hacer cambios sustanciales en el uso de la
tecnociencia tendrá grandes repercusiones sobre su propia humanidad.
Hago énfasis en que nuestras generaciones deben de ser guiados de manera correcta y
responsable para que no hayan repercusiones que pueden afectar de manera directa o
indirecta y que estos pueda ocasionar el deterioro de las sociedades mundiales.
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MONOGRAFÍA.
El presente trabajo se propone mostrar con algunos ejemplos tomados del lenguaje
aparentemente común, hasta qué punto esta problemática nos envuelve y puede llegar a
tener las implicaciones que sea ha mencionado. Se hace un alto especial en la palabra
“paradigma”, en su doble contexto lingüístico y epistemológico.
Probablemente sea ya demasiado tarde para lograr establecer acuerdos o normativas, pero
La crisis paradigmática
La primera persona que atrajo la atención sobre el concepto de paradigma fue el filósofo de
la ciencia Thomas Kuhn en 1961, en su libro La Estructura de las revoluciones científicas,
resaltando de los paradigmas su estructura coherente en forma de red de conceptos y red de
creencias teóricas y metodológicas entrelazadas, que crea un compromiso entre los
miembros de una comunidad científica y que se expresa en una tradición orgánica de
investigación (Kuhn, 1978)
Lo que importa destacar aquí es el énfasis que hace Kuhn en algunas ideas fundamentales
que vinculan el paradigma a un período de “crisis”; así, por ejemplo, Kuhn expresa que el
cambio científico del paradigma no está gobernado por reglas racionales sino que es algo
histórico, ligado y explicado en términos de psicología social: “un paradigma no gobierna
un tema de estudio, sino antes bien, un grupo de practicantes” (Kuhn,1978: 276); es por
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ello, que el paradigma sintetiza un conjunto de creencias, compromisos comunitarios y
maneras de ver compartidos por una comunidad científica, llevando en sí mismo un proceso
de sustituciones que emergen en períodos de “crisis”, obligando a revisarlo y rehacerlo
todo.
La tesis de Kuhn podría resumirse diciendo que “nuestras verdades de hoy serán los errores
del mañana” y ya esta frase conduce a la idea de cambio, cuando se encuentran fenómenos
que simplemente no encajan dentro de la idea “científica” aceptada por todos los
practicantes de ese paradigma.
Kuhn define la ciencia normal como una actividad altamente acumulativa que cumple sus
objetivos con éxito, extendiendo con precisión el alcance del conocimiento científico. Sin
embargo, la actividad científica no se reduce a la ciencia normal. La historia de la ciencia
está llena de acontecimientos científicos novedosos, provocados por el descubrimiento de
fenómenos inesperados, que llevan a los investigadores a formular nuevas teorías.
La percepción de una anomalía abre un período de crisis. Pero, no todas las anomalías
provocan graves conflictos. La ciencia normal siempre enfrenta dificultades y sin embargo,
estas no siempre producen una crisis paradigmática; la mayoría de ellas se resuelven tarde o
temprano por medio de procesos que se ajustan al paradigma vigente. Una anomalía crítica
es aquella que pone en tela de juicio aspectos fundamentales de la tradición.
Así por ejemplo, muchos científicos que compartían una plena confianza en la teoría
astronómica de Tolomeo dedicaron mucho tiempo a corregir las discrepancias entre las
predicciones de esta teoría y las observaciones disponibles.
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Con el paso del tiempo, estos continuos ajustes aumentaron la complejidad de la teoría
astronómica, sin conseguir eliminar las diferencias que surgían ininterrumpidamente. A
principios del siglo XVI, estas diferencias comenzaron a detectarse como anomalías
críticas, llevando a la mayor parte de los mejores astrónomos europeos a reconocer que el
paradigma astronómico tolemaico fallaba en sus aplicaciones tradicionales. Este
reconocimiento fue concluyente en la decisión de Copérnico de rechazar el paradigma
astronómico de Ptolomeo y lanzarse en la búsqueda de uno nuevo57.
Sin embargo siempre hay un grupo de científicos más geniales, o más jóvenes y por ello
menos acostumbrados a la tradición, que son los primeros en reconocer las anomalías como
tales y abrirse al cambio. Los científicos más arraigados a la tradición anterior
frecuentemente se oponen a la transición seguros de que el paradigma más antiguo,
finalmente, resolverá todos sus problemas. Esta tenacidad
contra el cambio tiene también una función importante: hace posible el progreso de la
ciencia en su período normal.
Aunque la resistencia sea inevitable y legítima, llega un momento en que quien se opone al
cambio queda fuera de la ciencia. Porque, si bien es cierto que el cambio de paradigma no
pueda justificarse por medio de pruebas concluyentes, existen argumentos razonables que
favorecen su aceptación; es decir que es posible persuadir a los científicos para que
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modifiquen su manera de pensar, aunque a veces, esto requiera el paso de una generación
entera.
“(...). Las conversiones no ocurren a pesar del hecho de que los científicos sean humanos,
sino debido a que lo son”. Sin embargo, un paradigma no puede ser rechazado mientras no
surja un rival lo suficientemente fuerte, que sea capaz de reemplazarlo. Este momento llega
cuando el nuevo paradigma logra ajustarse de tal forma que lo anormal se convierte en lo
esperado.
Revolución científica:
Conceptos
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Consecuencias metodológicas:
• Desconfianza ante las "intuiciones" ingenuas del sentido común como intérprete de
la realidad.
Consecuencias filosóficas
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Consecuencias religiosas
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Newton señalaba que las leyes fundamentales de la naturaleza son descripciones de las
fuerzas de interacción que se aplican universalmente. Estas leyes nos permiten explicar la
estructura de los fenómenos en la medida en que, por lo menos es posible derivar las
regularidades a las que tenemos acceso en la experiencia a partir de esas leyes
fundamentales.
Parte del éxito de la propuesta de Newton se debió a que la ley de la gravitación universal
salió a relucir a partir de cierta reformulación matemática de los fenómenos conocidos. Por
esto Newton pudo hablar de "deducción", aunque el término no fuera estrictamente
correcto. Pero el punto es que dadas ciertas restricciones, que no introducen hipótesis
adicionales a los fenómenos, en el sentido de que no introducen otros principios
explicativos, es posible deducir la ley de la gravitación a partir de los fenómenos en un
sentido matemático estricto.
Newton mostró como, en algunos casos especiales pero importantes, y bajo ciertos
supuestos, es posible "deducir" de la estructura de los fenómenos ciertas leyes generales
que describen esa estructura y que pueden utilizarse como puntos de partida, como
premisas de las explicaciones.
habla de los cambios paradigmáticos como revoluciones porque son cambios que provocan
una reestructuración de los acuerdos de la comunidad científica, de naturaleza análoga a las
revoluciones políticas.
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Cualquier revolución política tiene como uno de sus objetivos principales cambiar las
instituciones políticas del modo en que la tradición anterior prohibía hacer. El éxito de la
revolución exige, entonces, el abandono, al menos parcial, de un conjunto de instituciones
para dar paso a otro. Mientras dure el proceso de transición, la sociedad no reconocerá a
ninguna estructura institucional como capaz de poner fin al conflicto revolucionario. En
estas circunstancias, las mismas estructuras en competencia deberán acudir a la persuasión
de las masas e incluso a la fuerza para conseguir el dominio.
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astronomía, que modificaba, también, la concepción esencial de la Tierra y de su
movimiento. Sin estos cambios, el movimiento de la Tierra era efectivamente una locura.
Esta posición sostiene que los productos de las ciencias, y las prácticas responsables de
producirlos, deben quedar sujetos al mismo tipo de análisis que se realiza sobre textos y
otros productos culturales. A esta concepción suele llamársele “constructivismo social”.
Tal es la línea defendida desde los años 70 por los representantes de la Escuela de
Edimburgo, como Barnes y Bloor.
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Autores como Latour y Woolgar también parten de este punto de vista, pero llevan su
posición a un extremo que los separa de la posición kuhniana. Boyd llama a esta última
concepción “constructivismo devastador” (debunking). Desde una perspectiva filosófica,
Philip Kitcher incorpora muchas tesis centrales del constructivismo social en uno de los
más ricos y sugerentes análisis de la ciencia publicado en años recientes.
Uno de los grandes méritos de la obra de Kuhn fue el impulso que dio a la idea de regresar
a las comunidades científicas, o a las comunidades epistémicas, al corazón de la
epistemología. En el curso de ese regreso se ha apreciado la importancia epistemológica de
las prácticas sociales, así como sus implicaciones metafísicas.
Pero la concepción kuhniana es mucho más rica que el mero constructivismo social. Tiene
un interés epistemológico más profundo, radicado en la revitalización de una posición
constructivista de filiación kantiana, en donde la construcción de la que se habla no se
refiere sólo a la de artefactos como los textos científicos, los instrumentos, los diseños
experimentales, las instituciones, y si se quiere las teorías científicas, sino que se trata en
sentido literal de la construcción social del mundo al que se refieren las teorías científicas, y
con el que interactúan los científicos. Esto resalta el importante papel de los presupuestos
epistemológicos y metafísicos de los métodos y las teorías, las actividades y las prácticas
científicas, en la constitución de los objetos reales. (Al respecto, véanse por ejemplo los
trabajos de Pérez Ransanz.) Las consecuencias son importantes tanto para la filosofía como
para la sociología de la ciencia.
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determinante para el contenido de las teorías científicas, pero también lo es el esquema
conceptual, o el paradigma, desde el cual se trabaja. Añadamos, para distinguir al
constructivista del realista, e incluso del empirista, que el mundo de cuya estructura se está
hablando no es un mundo que exista con plena independencia de los esquemas
conceptuales. Para este tipo de constructivismo, los paradigmas o los marcos conceptuales
hacen una contribución determinante para las estructuras causales y para la constitución de
los objetos en el mundo, que si bien necesaria, no es suficiente para la constitución del
mundo. Por eso, desde esta óptica no se sostiene que el mundo sea un mero artificio, o
completamente un producto de los esquemas conceptuales.
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El constructivismo devastador está presente en la obra de autores como Latour y Woolgar,
cuando afirman, por ejemplo: “Si los hechos se construyen por medio de operaciones
diseñadas para lograr la supresión de modalidades que califican a un enunciado dado, y si
—lo que es más importante— la realidad es la consecuencia más que la causa de esta
construcción, quiere decir que la actividad de los científicos está dirigida, no hacia ‘la
realidad’, sino a estas operaciones y a estos enunciados”. Para los autores, el término
construcción “se refiere al lento y artesanal trabajo por medio del cual se sobreponen
inscripciones y se respaldan o se rechazan los relatos”. Y por medio de sus análisis
sostienen haber mostrado “que la realidad es la consecuencia de la estabilización de las
controversias, y no su causa” (subrayado en el original).
Debería ser claro, entonces, que este tipo de constructivismo es diferente del de inspiración
kantiana que Kuhn retomó e impulsó.
Intentemos entender más a fondo la tesis constructivista que es fiel a la visión kuhniana,
así como sus implicaciones relativistas en el terreno epistemológico. En particular,
revisemos las objeciones que frecuentemente se hacen a la perspectiva constructivista.
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establece las limitaciones y los constreñimientos acerca de las creencias que es posible
concebir”.
También abordaré la crítica que afirma que este tipo de constructivismo, si no adopta
compromisos universalistas a la manera de Kant, cae en un relativismo extremo, pues
sostiene que el mundo cambia de un paradigma a otro, y si los paradigmas son
inconmensurables, entonces no puede haber traducción de uno a otro ni comunicación entre
los usuarios de esos distintos paradigmas.
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Por ejemplo, dice Boyd, los biólogos del siglo XIX que construyeron “diferencias raciales”
justificatorias de tratos raciales diferenciales, no pueden ser criticados desde el punto de
vista constructivista, pues ese es el “mundo que construyeron”. En cambio, para el realista
la primera es una construcción teórica que sirve a intereses sociales y políticos, y en
relación con la cual no hay contribución significativa de las estructuras reales del mundo.
Así queda libre la vía para criticar esas teorías y, más aún, para mostrar su falsedad.
Existe una manera de entender la tesis constructivista que resulta compatible con una cierta
concepción relativista, no extrema, acerca del conocimiento y de la ciencia. Revisemos
cómo es posible que por medio del conocimiento científico los seres humanos tengamos
acceso epistémico a la realidad (si bien esto no podrá entenderse a la manera del realismo
tradicional). Como corolario, veremos también que el constructivismo “devastador” no está
respaldado por las tesis kuhnianas.
En este trabajo se busca una reflexión sobre paradigmas utilizados en las ciencias sociales,
lo que nos invita a discutir sobre las ciencias y lo científico. En este sentido el presente
artículo tiene como objetivo hacer un análisis de dos paradigmas clásicos de las ciencias
sociales: el positivismo y el constructivismo. En esta reflexión se pretende mostrar que
cualesquiera sean los procedimientos de investigación existentes, los paradigmas no pueden
dejar de lado las dinámicas que ahí se construyen, que ayudan comprender el por qué y el
cómo de ciertos fenómenos y/o problemas sociales en vista del cambio social.
Protágoras afirmaba: En todas las cosas hay dos razones contrarias entre sí. Respecto de
cada situación pueden hacerse distintos argumentos, a favor y en contra. Nada nos amarra si
podemos dar una nueva mirada y lograr un nuevo enfoque. Con ello no sólo afirma la
potencia del pensamiento creativo, sino que refleja una dimensión profunda de la libertad
humana.
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CONCLUSIÓN
Además, puedo concluir, que con el estudio del presente curso y por quien lo impartió nos
dio un punto de partida hacia la tecnociencia, pero nunca apartar la mirada de la dimensión
en donde solamente un Soberano y Eterno Creador puede hacer, sin embargo queda
comprobado que los hombres de ciencia seguirán investigando campos que se creían muy
lejos de ser sometidos a distintos escenarios de estudios científicos.
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BIBLIOGRAFÍA.
CHALMERS, ALAIN: "¿Qué es esa cosa llamada ciencia?", Siglo XXI, Madrid, España,
1998.
KUHN, THOMAS: "La estructura de las revoluciones científicas", FCE, México, 1971
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