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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO.

FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES.

SISTEMA DE UNIVERSIDAD ABIERTA Y A DISTANCIA.

Materia:
Teoría de las Relaciones Internacionales II.

Tema 4
Visiones Alternativas ante la Crisis en el Sistema Internacional.

Actividad de Aprendizaje 1.
Ensayo.
“El conocimiento colonizado”.

Alumno: Márquez Rivera Héctor Manuel


No. De Cuenta.- 403086674

Fecha de Entrega: 12 de enero de 2020


El conocimiento colonizado.
Ensayo.

Introducción.
La primera palabra que viene a mi mente después de analizar el tema del conocimiento
colonizado, a través de Grosfoguel y el breve acercamiento con De Souza, es
“eurocentrismo”, es apenas hace unos cuantos años que tuve conocimiento de este término
y por supuesto de la mano de la obra de Enrique Dussel, principalmente por sus
concepciones teóricas sobre marxismo y la reinterpretación que realizo a través de años de
estudio de los textos escritos por el propio Marx, pero sobre todo por la teoría de la
liberación que aunque no estudie en profundidad en aquel entonces, si dejo una huella en
mi mente, pues la simple posibilidad de negar lo europeo o lo anglosajón como el
paradigma occidental, parecía muy compleja.
Tiempo después llego a mis manos un texto introductorio sobre las “Epistemologías del
Sur”, de Boaventura de Souza Santos, en el apuntaba a la idea de la colonización del
pensamiento y la posibilidad de construir conocimientos propios por parte de los pueblos
del sur, así parece que el proceso descolonizador en mi propia mente, comienza a tomar
sentido, pues como latino considero, que nuestros pueblos poseen la fortaleza para
determinar su propio camino, alejado de la mano del sistema imperial que aún subsiste.
Este breve ensayo apunta a tratar de responder dos interrogantes que tienen base en la
investigación de Ramón Grosfoguel, ¿por qué el conocimiento está colonizado y cuáles son
las propuestas de estos autores para descolonizarlo?
Grosfoguel debate entonces aquel privilegio (monopolio inclusive) que tiene el hombre
occidental sobre las estructuras mediante las cuales el conocimiento se crea, en virtud de la
institucionalización, en las universidades occidentales, principalmente de cinco países,
cuatro Europeos y uno Americano; así determina que esta facultad deriva de la eliminación
sistemática de poblaciones y la destrucción metódica de la cultura de estas mismas, para lo
cual realiza un recuento de cuatro eventos históricos interrelacionados.
Para superar el paradigma opresivo que consolidaron estos procesos, se propone un
proyecto novedoso, aunque no nuevo, el de la “transmodernidad”, que buscará romper el
cerco epistémico noroccidental, en el afán de permitir la construcción de conocimiento
propio que permita un pluriverso de manifestaciones, con mayor grado de libertad e
inclusión.
El debate está abierto y el rigor académico de los autores mencionados es sobrado, por lo
que la validez de las teorías que se desarrollan a continuación construyen ya de por si,
nuestras propias “epistemologías del sur”.
Desarrollo.
El “eurocentrismo” es un concepto que -aunque suene redundante-, se refiere a Europa
como centro, es decir que Europa, más allá del sentido geográfico, es el “centro”, el punto
inicial, la génesis y sentido principal del todo, basta darnos cuenta de la definición que
proporciona la Real Academia de la Lengua Española:
“Tendencia a considerar los valores culturales, sociales y políticos de tradición europea
como modelos universales” (RAE, 2020).
Esta idea de centro va de la mano con el concepto de lo “universal” que, desde siempre, nos
han inculcado como la “totalidad”, si pensamos en la lógica matemática, en un diagrama de
Venn por ejemplo, podemos apreciar lo claro que es este concepto, el universo es aquello
que contiene todo. Pero este concepto, tan concreto, adquirido a través de años de
formación en escuelas occidentalizadas, parece en estos momentos una falacia completa,
pues como lo veremos, lo universal posee una connotación diversa.
Como internacionalistas en formación, se nos entrena para aplicar una serie de métodos,
teorías y procedimientos útiles que auxilian en el análisis de la realidad internacional,
además de los acontecimientos concretos que la conforman, con base en este estudio
realizar prospección y proponer rutas de acción para los actores internacionales, pero estas
concepciones también parecen dominadas por corrientes bien establecidas que se
manifiestan en un discurso muy homogéneo, genérico y unívoco, propuesto por apenas un
puñado de instituciones.
Es por ello que cuestionar el conocimiento, su origen, sus aplicaciones y las implicaciones
de su uso, se convierte en tarea de la epistemología, es válido entonces preguntar: ¿quiénes
y cómo construyen el conocimiento que reciclamos día a día en las instituciones educativas
y reproducimos cotidianamente en nuestras propias estructuras sociales, tanto a nivel
interno como internacional?
Grosfoguel propone la idea del hombre occidental, un ser privilegiado, que se conforma
bajo las ideas filosóficas de René Descartes (crítica que retoma de las interpretaciones de
Enrique Dussel), y traslada a las universidades las concepciones de superioridad occidental
sobre diversas poblaciones conquistadas durante el “largo siglo XVI” (siglos XV y XV),
cuyo choque representó el cambio de paradigma europeo feudal, a la modernidad
capitalista basada en el colonialismo con base patriarcal; tal cual lo señala el autor, estos
procesos históricos “[…] son constitutivos de las estructuras de conocimiento del sistema
mundo” (Grosfoguel, 2013, pág. 34)
Estos procesos están marcados por el término “epistemicidio”, que el mismo Grosfoguel
denomina “destrucción de conocimientos ligada a la destrucción de personas” (Grosfoguel,
2013, pág. 34), pues el proceso de colonización de conocimiento pasa por un periodo de
“limpieza”, en el que el viejo paradigma debe ser conquistado para que pueda imponerse el
nuevo; el problema es que el presupuesto de la nueva epistemología fundadora de las
Universidades occidentales es la conquista de los pueblos colonizados.

Dentro de la concepción de Boaventura De Souza el pensamiento teórico de occidente es


producto de tan solo cinco países europeos, que si pensamos en un mundo de más de 100
países (en la actualidad son casi 200) es mínimo realmente, pero a través de los procesos de
genocidio/epistemicidio, trascienden el pensamiento provincial rumbo a uno “universal”,
que argumenta tener la capacidad de interpretar y explicar la realidad del mundo. Esta
realidad se transmite como un absoluto en las ciencias humanas occidentalizadas, al tiempo
que el conocimiento de otras latitudes es contextualizado como inferior o simplemente
invisibilizado (Grosfoguel, 2013, pp. 34-35)
¿Pero como se dio este proceso de colonización del conocimiento?, como ya lo señalamos,
el antecedente se encuentra en la filosofía cartesiana, que marcó el inicio de la modernidad
filosófica y científica, que desligó el conocimiento como producto de la divinidad per se, y
estableció “el método” con el fin de desterrar la duda y allegarse de mayores niveles de
verdad, pero nunca se desligo completamente del concepto de “Dios”, así el paradigma
cristiano se ve desafiado por el “Pienso , luego existo” de Descartes, donde el hombre es el
centro del conocimiento que produce con afanes de universalidad.
Con el fin de lograr un conocimiento de esta calidad Descartes defiende el dualismo
ontológico, que divide el cuerpo de la mente que se ubica a nivel divino, lo que le permite
generar conocimiento universal; y el solipsismo en el cual “[…] el sujeto plantea y
responde preguntas en un monólogo interno hasta que llega a la certidumbre en el
conocimiento” (Grosfoguel, 2013, pág. 37), esto abre la puerta para asegurar la certeza de
un conocimiento monológico, pues el dialogo con otros seres seria terrenal y no tendría la
certeza de lo divino; el conocimiento en Descartes es la producción divina del “yo”, del
sujeto, sin lazo social que lo ate, así Descartes “[…] pretende reemplazar a Dios y producir
un conocimiento que sea equivalente a Dios” (Grosfoguel, 2013, pp. 38), este conocimiento
esta determinado por “[…] la condición de posibilidad del «yo pienso» idolátrico que
seculariza todos los atributos del Dios cristiano y reemplaza a Dios como nuevo
fundamento del conocimiento” (Grosfoguel, 2013, pág. 38),
Esta sustitución de Dios y la cristiandad como base del conocimiento humano proviene de
la conquista del mundo por parte de los europeos, centralidad que les permitió alzarse sobre
los demás pueblos de la tierra, no solo en sentido militar, sino también sobre el
pensamiento y el ser mismo. La lógica fundamental tras el reemplazo de la cristiandad es el
genocidio/epistemicidio del mundo moderno colonial, la base de la estructura capitalista,
colonial y patriarcal que critica De Souza es entonces, el exterminio de los pueblos y su
pensamiento, sus formas tradicionales de conocimiento y de cultura (Grosfoguel, 2013, pp.
38-40).
¿Y cuáles son los procesos históricos que se desarrollaron durante el largo siglo XVI y
consolidaron el proceso colonizador del conocimiento a los que hace referencia
Grosfoguel?
1.- La conquista del Al-Ándalus contra los pueblos musulmán y judío por parte del Imperio
Español; 2.- La conquista de los pueblos indígenas en América y los pueblos aborígenes de
Asia; 3.- El comercio y esclavización de africanos para satisfacer la mano de obra en el
continente americano; 4.- La persecución y condena de las mujeres que transmitían el
conocimiento indo-europeo en Europa, principalmente por la inquisición (Grosfoguel,
2013, pp. 39).

Estos procesos de exterminio no solo afectan la vida humana, sino la misma construcción
espiritual y teórica que da fundamento a la identidad de los pueblos. La expulsión de
territorios, la conversión obligatoria, la destrucción del patrimonio cultural que se llevó a
cabo en el Al-Ándalus derivado de la “pureza de sangre” , se extrapolo a los pueblos
americanos, con algunas diferencias en las motivaciones pero con un claro sentido religioso
y discriminatorio, por ejemplo, en el caso de los musulmanes y judíos, se ponía en duda la
fe del contrario, pero se reconocía su humanidad; para el caso de los indígenas americanos,
el proceso fue devastador, desde las primeras crónicas de Colón se aprecia un halo de
condescendía sobre “la gente sin religión” y la obligación de salvarlos porque “[…] no
tener religión en el imaginario cristiano de la época era equivalente a no tener alma, es
decir, a ser expulsado del reino de lo humano” (Grosfoguel, 2013, pág. 44).

La idea de “pureza de sangre” en la conquista de América paso a convertirse en un debate


sobre los grados dentro del concepto de humanidad, se es más humano si eres religioso y
mucho más si eres cristiano, en caso contrario puedes reducirte al nivel de un animal. La
discriminación religiosa se convirtió en discriminación moderna, que bajo la lógica
capitalista impone a las personas, en virtud de la división del trabajo y la necesidad de
acumulación, labores de acuerdo a su estatus, esta calidad es derivada de los discursos
racistas biológico y culturalista producto del debate entre Bartolomé de las Casas y Ginés
de Sepúlveda, respectivamente; la idea de humanos distintos se convierte así en el concepto
de raza, institucionalizando el racismo, los seres más primitivos (bajo la concepción
cristiano europea), los africanos fueron esclavizados al punto de la barbarie
considerándolos animales, a través del rapto con motivos económicos se produjo un
genocidio masivo, al trasladarlos y despojarlos de su humanidad, cultura, cosmologías y
cosmogonías, se permitió el epistemicidio de los pueblos del continente madre, eliminando
todo atisbo de pensamiento autónomo; en el caso de los pueblos musulmanes, esta
segregación llego a finales del siglo XVI, ajustando la discriminación religiosa tras la
conquista y expulsión del Al-Ándalus que ahora los juzgaba como “sujetos sin alma”.
(Grosfoguel, 2013, pp. 44-48).
El ultimo genocidio/epistemicidio hace referencia a la conquista de las mujeres que
transmitían en forma oral el conocimiento indígena en Europa, personas líderes de
sociedades basadas en formas tradicionales y comunales, que protegieron la propiedad
comunal frente al embate de la propiedad privada capitalista, que con ayuda de la
institución denominada “Inquisición”, fueron “quemadas vivas bajo acusaciones de brujería
en el periodo moderno inicial” (Grosfoguel, 2013, pág. 50).
El epilogo de estos hechos históricos es la idea manifiesta de inferioridad, que se trasladó
de la propia humanidad de los sujetos conquistados, a todas sus manifestaciones, incluido el
conocimiento. El hombre blanco occidental se convierte en el único productor de la verdad,
así las universidades reprodujeron la idea del eurocentrismo, transcribiendo las estructuras
de dominación que excluían a los americanos, los africanos, los aborígenes del pacifico, los
musulmanes, los judíos y las mujeres. Lo que surge a continuación solo es una transferencia
del “privilegio epistémico” que parte del Imperio Español, hacia otros pueblos que
inclusive, en un acto de congruencia estructural de lógica capitalista, colonialista y
patriarcal, excluyen a España del proceso epistemológico y de la modernidad en general,
como lo señala Grosfoguel:
“Desde finales del siglo XVIII, solo hombres de cinco países (Francia, Inglaterra,
Alemania, Italia y los EE.UU.) son quienes monopolizan el privilegio y la autoridad del
conocimiento en la universidad occidentalizada” (Grosfoguel, 2013, pág. 53).
¿Cuál entonces es la salida para nuestros pueblos latinoamericanos? Grosfoguel retoma a
Enrique Dussel, teórico de la liberación, y la idea – proyecto, de la “transmodernidad” en
evolución de la modernidad y la posmodernidad, pues argumenta que aun hoy sobreviven
distintas perspectivas de las culturas originales que proporcionan la base para luchar contra
el eurocentrismo y la colonización de las ideas occidentales. El mismo De Souza expone
en este sentido la tesis de las “Epistemologías del Sur”, que pretenden descolonizar el
pensamiento crítico, Dussel inclusive pretende reconstruir los elementos básicos de las
sociedades desde el análisis de sus categorías fundamentales, apuntándolos en multiplicidad
de direcciones:
“La transmodernidad implica redefinir estos elementos en diferentes direcciones
transoccidentales según la diversidad epistémica del mundo hacia un pluriverso de sentidos
y hacia un mundo pluriversal” (Grosfoguel, 2013, pág. 54).
La idea de Universo, es decir, un solo discurso está lejos del sentido que se le ha impuesto a
la dicha categoría. Lo que se trata, bajo la idea Dusseliana, es generar diversidad de
discursos, con múltiples soluciones que vaya más allá de la lógica presente y se atreva a
trascender la modernidad; pero esta colonización requiere entre otras acciones:
-Reconocer la estructura actual capitalista, racista, provincial, como resultado de un
proyecto genocida / epistemicida.
-Romper la categoría Universalismo, del hombre occidental.
-Esparcir la multiplicidad epistemológica como ley de pensamiento y promover la
diversidad de conceptos (Grosfoguel, 2013, pág. 55).

Sera entonces la transmodernidad, la encargada de liberar el conocimiento de la opresión


colonizante del sistema occidental universal actual.
Conclusiones.
La colonización del conocimiento, al igual que la de los pueblos en general es un proceso
violento, agresivo, que busca la eliminación de la identidad humana con fines de
aprovechamiento.
El conocimiento colonizado se basa en una serie de categorías que en conjunto buscan
mantener la idea de superioridad de los pueblos anglosajones y europeos, que esparcen de
formas diversas sus culturas en un ejercicio de reprogramación colectiva masiva. Es por
ello que la deconstrucción y reestructuración de dichas categorías y la inclusión de nuevas
con sentido, no universal, sino pluriversal, donde quepan todo tipo de conocimientos, es
básico para eliminar la liberación del pensamiento.
La existencia de la producción de la verdad con base en Descartes debe ser desligado de la
concepción religiosa que el filósofo pudo sostener. Lo que al parecer no elimina del todo la
trascendencia epistemológica de la duda metódica y el método cartesiano.
Los procesos histórico sociales a los que se vieron sometidos distintos pueblos consolidaron
de forma inequívoca la escritura capitalista, colonialista y patriarcal, la sucesivas luchas y
corrientes criticas como el marxismo hacen referencia precisamente a la división
internacional del trabajo y el sometimiento de los pueblos, pero desde el punto de vista
europeo, lo cual mantiene en muchos de sus escritos un velado racismo que hasta bien
entrado el siglo XX se mantuvo inclusive en las ciencias exactas.
El proceso emancipatorio del feminismo se invierte entonces en una respuesta a la
dominación de las estructuras patriarcales, retomando las visiones comunitarias de las
mujeres en el mundo con fines de igualdad, lamentablemente tanto en este particular, como
con el caso de los afrodescendientes y mestizos, la opresión del sistema patriarcal no se
limita a las propias féminas, pues es un asunto cultural y de estructura que afecta la
economía, la política y el mismo desarrollo histórico de los pueblos, en pocas palabras, el
sistema patriarcal no solo oprime mujeres y las desliga de sus propias capacidades, sino que
reproduce este sistema con cualquiera que no pertenezca a los pueblos, clases y sexos
privilegiados.
Con el genocidio se busca el exterminio de los pueblos diversos, con el epistemicidio se
busca la eliminación del conocimiento de los mismos, consideramos este último mucho
más brutal, pues representa la lógica del capital que, deshumanizada a las sociedades
diversas con el afán de convertirlas en herramientas, en recurso de gran capital.
El modelo que representa la universalidad occidental es caníbal y autodestructivo, basta ver
el ejemplo de España, que, al decaer como imperio, es excluido de forma abrupta y salvaje
de los procesos históricos y epistemológicos de los pueblos noroccidentales europeos, este
poder sería trasladado con posterioridad a Inglaterra y después a Estados Unidos.

Es increíble que tras 500 años la resistencia del conocimiento las cosmovisiones y el
sentido de vida de los pueblos originarios se ha convertido en una lucha plena contra el
eurocentrismo que, a pesar de profunda penetración, no logro destruirlas por completo. La
transmodernidad que Dussel propone, manifiesta alcances suficientes para la estructuración
de procesos verdaderamente completos de construcción teórica en nuestros pueblos latinos,
pero se enfrenta no solo a resistencias críticas en el ambiente académico, sino en sentido
real y material, en procesos económicos y políticos que sacuden de forma constante a
América Latina.
Unas de las consecuencias de la globalización ha sido precisamente la venta de productos
culturales occidentales en todo el mundo, fruto de la transculturización, esto no solo se
refiere a entretenimiento, también el ámbito académico se ve afectado e inclusive el ámbito
escolar y de casa, por ejemplo, al concluir estas líneas lo hacemos bajo los estándares de la
American Psychological Association (APA); los modelos más avanzados del
constructivismo educativo son fruto de los trabajos de Piaget entre otros, y en casa tenemos
múltiples modelos de crianza que se adoptan, derivados de nuestra cercanía con la cultura
anglosajona, el punto no es la utilidad o valor que tienen , sino que de una u otra forma,
cada ámbito de nuestra vida se mantiene colonizado.
REFERENCIAS.

-Grosfoguel, R. (2013, julio-diciembre). Racismo/sexismo epistémico, universidades


occidentalizadas y los cuatro genocidios/epistemicidios del siglo XVI. Tabula Rasa (19),
31-58.
-Marchand, M. H. (2014). Género y Relaciones Internacionales: Una Mirada Feminista
"Postcolonial" desde América Latina. En T. Legler, A. Santa Cruz y L. Zamudio (Eds.).
Introducción a las Relaciones Internacionales: América Latina y la Política Global (pp. 62-
73). Mexico: Oxford University Press.
-Real Academia de la Lengua Española (2020) Diccionario en línea. Consultado de
https://dle.rae.es/

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