Está en la página 1de 26

1.

REFERENTE TEÓRICO

2.1. MARCO HISTÓRICO

El cáncer de próstata es una de las enfermedades no transmisibles que


mayormente afecta la salud y calidad de vida de los hombres a nivel mundial,
quien, asociado con diversos factores como los niveles de ingreso, los contextos
socioeconómicos, los hábitos y estilos de vida, las creencias, percepciones y
actitudes que adoptan las personas permite crear un tejido complejo para el
abordaje de dicha enfermedad.

Para iniciar esta reflexión, hay que partir del hecho de que los seres
humanos han convivido con diversas enfermedades que a través del tiempo han
ido regenerándose y perdurando hasta la actualidad, por lo tanto, para autores
6
como Claudio Castelán entender el cáncer de próstata es regresar 200 años
en la historia cuando se empezaron a reportar casos esporádicos de esta
enfermedad en 1817, los cuales era analizados en la autopsia de los pacientes a
través de análisis macroscópicos de los efectos que generaba la metástasis de
dicha enfermedad.

En la primera mitad del siglo XIX se empezaron a documentar casos aislados de


dicha enfermedad en Europa, los cuales fueron descubiertos con las
limitadas herramientas médicas que se poseían en la época y
desafortunadamente muy tarde para realizar intervención alguna, lo cual
configuró un cimiento importante para comprender en la actualidad el
proceso evolutivo de esta enfermedad.
Llegada la segunda mitad del siglo XIX, se pudo determinar por medio de un
examen histológico el primer caso de cáncer de próstata en un hombre
británico de 59 años, el cual murió 3 años después de la detección de la
enfermedad y cuyo diagnóstico inicial de los médicos correspondió a que el
paciente tenía un tumor escirroso de la glándula prostática con afección de los
7
ganglios pélvicos, este caso fue debidamente reportado por el cuerpo médico a
la Asociación Real Médica y Quirúrgica de Londres. El siglo XIX concluyó con un
reporte muy bajo de esta nueva y extraña enfermedad que estaba afectado a
los hombres en distintas partes del mundo, pero principalmente en
Europa.

El siglo XX inició con los resultados de investigaciones médicas de mayor


trascendencia basadas en el análisis de esta enfermedad que resultaba ser
confusa en su momento, entre esas investigaciones se puede resaltar la realizada
8
por Albarrán, J. y Halle, N. quienes desarrollaron un trabajo de investigación
profundo para su época, tomando una muestra de 100 exámenes de próstatas las
cuales fueron analizadas a través del método histológico lográndose como
resultados que 14 de ellas experimentaron cambios malignos en su estructura y
composición.

Los avances tecnológicos y científicos permitieron que el siglo XX fuese


clave para abordar con mayor exactitud el cáncer de próstata y sus implicaciones,
pero a su vez fue el siglo en donde la documentación de pacientes con cáncer de
próstata aumentó exponencialmente y esto se produjo por las dinámicas sociales
y comunitarias, pero también obedeció a la exposición desmedida a factores que
complican la salud, así como el aumento del promedio de años de vida para los
hombres.

La segunda mitad del Siglo XX reporta debates y disertaciones académicas sobre


el cáncer de próstata, que giraron en torno a la producción de métodos o
tratamientos eficaces que pudiesen contrarrestar los síntomas de la enfermedad y
la enfermedad en sí, haciendo uso de las nuevas herramientas tecnológicas al
servicio de la salud, a esto se suma el compromiso de las organizaciones
internacionales con miras a garantizar los derechos humanos y mejorar la calidad
de vida de las personas.

En lo que va transcurrido del siglo XXI se muestran avances en las formas de


encarar el cáncer de próstata, pese a que este ha presentado una curva de
crecimiento constituyéndose en una enfermedad de salud pública que ha
generado retos y desafíos para los sistemas de salud a nivel mundial y
nacional.

Desde que las organizaciones internacionales y los centros de medicina


empezaron a considerar el cáncer como un inminente problema de salud pública
en la segunda mitad del siglo XX, las acciones afirmativas para combatirlo
no se hicieron esperar, por ello a continuación se hace una aproximación general
de las principales referencias desde lo legal y normativo que han marcado o
influenciado directamente la lucha contra el cáncer de próstata:

- Organización de las Naciones Unidas (ONU): Declaración Universal de los


Derechos Humanos, 1948: Con este hito histórico las políticas públicas a nivel
mundial dieron un vuelco hacia la transformación de sus métodos y estrategias,
para así poder garantizar lo estipulado en dicha declaración, es decir, los seres
humanos vistos como sujetos de derecho. De igual forma, la declaración permitió
que los gobiernos se preocuparan por el bienestar de las personas,
específicamente por aspectos de la salud.

- Convenio N° 139 de 1974, sobre cáncer profesional: este convenio fue


emitido por la Organización Internacional del Trabajo y fue ratificado por
múltiples países de todos los continentes del planeta, en este se aborda las
implicaciones que tienen determinados agentes o sustancias cancerígenas
presentes en las actividades laborales de las personas y cómo los Gobiernos, los
empleadores y demás entidades que intervienen en los procesos de producción y
manejo de estas sustancias perjudiciales para la salud de los trabajadores debe
aunar esfuerzos y actuar para minimizar dicho impacto.

- Resolución WHA53.17, Asamblea Mundial de la Salud:


Estrategia mundial para la prevención y el control de las enfermedades no
transmisibles: Este documento es producto de la 53° Asamblea Mundial de la
Salud, en la cual se realizó un análisis detallado de las cuatro principales
enfermedades no transmisibles que están afectando la población, entre ellas
destaca el cáncer. Las autoridades concuerdan que estas enfermedades son
evitables y se originan por los malos hábitos de vida que llevan las personas, por
tanto, se acordaron medidas conjuntas de carácter transnacional a través de
los organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud-
OMS-, asumiendo la creación de políticas y planes urgentes que permitiesen
9
disminuir el impacto de dichas enfermedades .

- Resolución WHA58.22 de 2005 de la Asamblea Mundial de la Salud:


Prevención y control del cáncer. Esta Resolución establece lineamientos
específicos que permiten tomar medidas asertivas para luchar contra el
cáncer, armonizando las disposiciones internacionales con el ordenamiento
10
jurídico, político y cultural de los países miembros .

2.2. MARCO CONCEPTUAL

Para el desarrollo de los procesos investigativos también se hace necesario tener


un marco de conceptos claro, el cual corresponde a los términos principales que
se van a abordar en el transcurso de la investigación. Para este proceso en
particular, se han considerado como relevantes las siguientes apreciaciones
conceptuales:

2.2.1. Cancer de próstata


El cáncer de próstata es definido por la comunidad científica como un tumor
maligno constituido por células de la próstata que han crecido sin control, el cual
es causado por una serie de mutaciones o cambios que se dan a lugar en el
ácido desoxirribonucleico (ADN), que activan los oncogenes o desactivan a los
genes supresores de tumores que pueden ser heredados de uno de los
padres o pueden ser adquiridos durante la vida de una persona.

La evolución de este tipo de cáncer es lenta en el tiempo y es importante resaltar


que no se desarrolla en todos los hombres, además la sintomatología
comprende dolor óseo en la pelvis, la espalda, anemias, edemas en los
miembros inferiores e insuficiencia renal que suelen aparecer en estadios
avanzados de la enfermedad, entre otros síntomas tales como:

- Urgencia miccional, imperiosidad miccional o incluso pérdida involuntaria


de la orina.
- Aumento de la frecuencia de orinar.

- Nicturia (necesidad de levantarse a orinar durante el descanso nocturno).

- Disuria (micción dolorosa).

- Retardo en el inicio de la micción. Disminución del chorro miccional o


intermitencia del mismo.

- Goteo post-miccional

- Sensación de vaciamiento incompleto de la vejiga

- Emisión de orina o semen sanguinolento.

- Disminución del semen eyaculado.

11,12,6
- Disfunción de erección
Este tipo de cáncer se puede diagnosticar a través de medios como el tacto rectal
(del cual se han configurado una serie de aversiones y mitos respecto a su
influencia en la masculinidad), Antígeno específico de próstata o PSA por sus
siglas en inglés el cual es una proteína producida normalmente en la próstata y si
se detecta abundancia de esta en la sangre puede ser porque el paciente ha
desarrollado el cáncer. De igual forma existen las ecografías transrectales, por la
cual se puede observar la glándula prostática que se realiza a partir de un
ultrasonido que permiten determinar el estado de dicha glándula, y por último
pero no menos importante, biopsia de próstata que extrae a través de una aguja
13
muestras de la glándula prostática para ser analizada.

2.2.2. Percepciones

La percepción puede ser definida de diversas formas que se ajustan a escuelas


de pensamientos que han variado en la historia. En la presente investigación se
14
acogen los planteamientos de Vargas Melgarejo quien plantea este concepto
como una cuestión mediada por la biocultura (mezcla entre estímulos físicos y
sensaciones culturales) que va a marcar las reacciones y actitudes adoptadas por
los sujetos.

Las percepciones son las reacciones previas mediadas por la experiencia y


saberes de las personas frente algo en específico, resulta ser una forma de
predisponer a las personas ante algo en concreto, así mismo Vargas plantea que
la percepción depende de la ordenación, clasificación y elaboración de sistemas
de categorías con los que se comparan los estímulos que el sujeto recibe.

Para comprender la definición de percepción a utilizar, es importante entenderlas


como el sentimiento previo que se tiene de algo, es lo que las personas pueden
sentir de una acción, un momento, un objeto e inclusive es necesario verla como
el sentimiento que puede predisponer a los sujetos frente a cuestiones concretas
de la cotidianidad, por ejemplo, la percepción de afectación a la masculinidad
que tienen desarrollada los pacientes con cáncer cuando les hablan del examen
de tacto rectal conduciendo a la adopción de prácticas inadecuadas que los lleva
a que muchos hombres decidan no hacerse dicho examen, inclusive estando en
riesgo su salud.

2.2.3. Saberes

Suele entenderse como aquellos hechos o información que han sido adquiridos
por una persona a través de la experiencia o desde la educación recibida, para
comprender una teoría o práctica de un asunto concerniente a la realidad,
dependiendo de la perspectiva de cada quien. Por ejemplo, el conocimiento que
tiene un paciente sobre lo que es el cáncer de próstata, los factores por los que
desarrolla la enfermedad, entre otros.

Los saberes hacen alusión al cúmulo de conocimientos adquiridos durante las


experiencias vividas por las personas, no solamente aquellos que se adquieren
teórica o conceptualmente sino también las vivencias y experiencias. Los
saberes están estrechamente relacionados con las prácticas, sin embargo,
son ámbitos que los pacientes con cáncer de próstata desarrolla distinto.

2.2.4. Prácticas

Según Gumuci15, las prácticas o los comportamientos son acciones


observables de un individuo en respuesta a un estímulo; es decir que son el
aspecto concreto o la acción que los sujetos realizan. Por ejemplo, una práctica
en pacientes con cáncer de próstata, es lo que ellos realizan cuando no pueden
orinar o sienten molestia al hacerlo, lo que lleva a que el sujeto realice
determinadas acciones, bajo el supuesto de que estas contribuirán a mejorar su
estado de salud.
Los hombres que desarrollan cáncer de próstata pueden padecer ciertas
quebrantos de salud, es decir pueden presentar incontinencia urinaria,
diarrea, disfunción eréctil llevando esto afectar la autoestima y verse perturbada
las relaciones de pareja y el entorno social en que se desenvuelve, es aquí
donde se ve la importancia de las prácticas funcionales de afecto, de bienestar
psicológico relacionadas con el apoyo en el control de la ansiedad, el estrés, la
desadaptabilidad, la cognición y la angustia que genera la enfermedad como
16
respuestas individuales del paciente .

Por último, es importante señalar que para los fines pertinentes del proyecto, las
prácticas son aquellas acciones que ejecutan los pacientes con cáncer de
próstata movidos por sus creencias culturales o por el conocimiento construido a
lo largo de su vida con miras a mejorar su condición médica o dar solución al
cáncer.

2.3. MARCO TEÓRICO

La presente investigación tiene como pilar o sustento teórico, el Modelo de


Creencias en la Salud -MCS- desarrollada por Hochbaum, Rosenstock, Becker y
otros autores, quienes en conjunto e individualmente hicieron grandes aportes a
la consolidación de esta perspectiva teórica que busca analizar ciertos factores
relacionados con la salud.

Como complemento del MCS, es necesario traer a colación otros apartados


teóricos que se relacionan entre sí y permiten sustentar la discusión de los
resultados a obtener, así como la esencia de ser de esta investigación.

2.3.1. Generalidades del Modelo de Creencias en salud

El MCS nace en la década de 1950 como un aporte de un grupo de psicólogos


sociales estadounidenses conformado por Godfrey Hochbaum, Stephen Kegeles,
Hugh Leventhal e Irwin Rosenstock, quienes desarrollaron la arquitectura y
descripción original del modelo. Es de resaltar que este modelo es uno de los
más utilizados para explicar o sustentar iniciativas de prevención de factores
que afecten la salud, así como también la comprensión de las causas de
determinadas enfermedades que pese a que ha recibido innumerables críticas se
convierte en una herramienta guía de gran importancia en el campo de la salud.

El MCS permite comprender en mayor medida las creencias y conductas


desarrolladas por los sujetos a partir de las interacciones sociales en la
comunidad donde habitan, y cómo estas creencias y conductas se reflejan en
ámbitos de la salud que se pueden traducir en aspectos de la prevención en
riesgos de la salud, así como también los comportamientos y creencias
desarrolladas por los pacientes durante el desarrollo de la enfermedad que
favorece o afecta la evolución de la misma.

Este modelo posee carácter pragmático que en sus primeras fases estuvo
orientado a las creencias sobre prevención y más tarde a las creencias que
17
desarrollan los pacientes mientras transcurre la enfermedad . Para comprender
18
la aplicabilidad del MCS, Rosenstock , planteó tres puntos sobresalientes que
son:

Percepciones individuales, son las emociones o sentimientos que se producen


en los sujetos frente a una enfermedad determinada, según el modelo original de
creencias en la salud, estas percepciones se pueden identificar a través de la
susceptibilidad percibida por el paciente o sujeto, es decir, es la creencia previa
sobre si puede padecer o no determinada enfermedad, en este caso la
susceptibilidad percibida en pacientes con cáncer de próstata, es la creencia
que ellos tienen previo a conocer su resultado, en otras palabras, si el sujeto es
consciente que esta patología puede desarrollarse en su organismo a partir de los
factores de riesgo que la producen o en su defecto si pueden seguir sanos ante
dichos factores.
El otro aspecto fundamental de las percepciones individuales, es lo que se
considera como Severidad Percibida de la enfermedad (el cáncer de
próstata en este caso), es decir, la creencia que tienen los sujetos, referente a
las consecuencias que trae dicha enfermedad, el impacto a su vida, el imaginario
de cómo será el proceso de tratamiento, o cómo afectará las relaciones en el
núcleo familiar, entre otros.

Estas percepciones o creencias que construyen los sujetos, son producto en


muchos casos de lo que escuchan o aprenden en la interacción social en su
comunidad, así como los patrones culturales hegemónicos arraigados, como las
creencias propias del machismo en torno a lo que significa construirse como
hombre y las implicaciones que conllevaría realizarse chequeos médicos para
prevenir patologías como el cáncer en la próstata.

Los factores modificadores, son todas las variables individuales que permiten
definir y construir al sujeto en su particularidad, que para esta teoría son vistos
como elementos que pueden interferir en el desarrollo de las enfermedades.

Uno de estos factores o variables modificadoras son los aspectos demográficos


de los sujetos, por ejemplo el sexo, la raza, la edad, nivel de educación, etnicidad,
entre otras, que en muchas ocasiones son importantes para que los individuos
accedan a los servicios de salud, así como comprender determinado resultado
respecto a la presencia de patologías como el cáncer de próstata por ejemplo, el
cual se desarrolla sólo en los hombres, cuyas edades principalmente superen
los 45 años y que de manera diferenciada puede producirse en hombres que
provienen de etnias culturales que no desarrollan ciertos hábitos de cuidado
masculino o no tienen el nivel de educación acorde para identificar los factores
de riesgo y las implicaciones de las enfermedades.
Paralelo a los aspectos demográficos existen las variables sociales y psicológicas,
las cuales pueden intervenir o modificar la atención en salud que requiere el
paciente, por ejemplo, un hombre de estrato socioeconómico cinco puede
acceder a un tratamiento de mayor calidad que un hombre de estrato
socioeconómico uno, lo mismo sucede con las relaciones sociales de poder o de
influencia.

El conocimiento de la enfermedad, la percepción de amenaza de


determinada enfermedad a la integridad del individuo y las señales de
acción, que son todas las estrategias de prevención de enfermedades que se
desarrollan en las comunidades, también se constituyen como factores
modificadores de la enfermedad.

La probabilidad de acción son los factores que influyen en los pacientes para
que tomen medidas o acciones que permitan restaurar su estado de salud. Dentro
de esta categoría del modelo de Creencias de la Salud, se pueden encontrar los
beneficios que creen los pacientes pueden obtener a la hora de someterse a
determinado tratamiento, por lo general el principal beneficio que se busca es la
restauración de la salud, a su vez, los sujetos se ven enfrentados a barreras
percibidas para una acción, que no son más que todas aquellas situaciones
que impiden al individuo tomar acciones preventivas o de acción ante el
padecimiento de determinada enfermedad.

En el caso de aquellos pacientes con cáncer de próstata que se rehúsan a


realizarse el tratamiento para combatirlo, pues perciben la barrera del factor
monetario que en la mayoría de las ocasiones escasea o tienen la sensación de
vergüenza o pena producto de sus creencias culturales se consideran estos
como barreras que impide que muchos hombres se realicen los exámenes de
detección temprana de este cáncer, mientras que otros rehúsan someterse a
tratamientos porque creen que les generará mucho dolor.
Por último, el análisis y balanceo de estos dos factores mencionados
anteriormente, van a dar como resultado la probabilidad de tomar determinadas
acciones respecto a decidir qué tratamiento o medidas para afrontar el
padecimiento, es decir, que el paciente luego de procesar los beneficios y las
barreras percibidas toma una decisión que considera y cree es la correcta.

La anterior es la estructura básica propuesta por Rosenstock en 1966, pero es


necesario aclarar que este diseño original obedecía principalmente para
determinar las creencias de las personas respecto a la prevención de
enfermedades, pero posteriormente ha sufrido una serie de transformaciones y
adecuaciones en algunos aspectos ampliando su aplicabilidad.

Ahora bien, en el desarrollo del MCS existen varios conceptos que se remontan a
los años cincuenta y que han sido usados como referentes en muchas
investigaciones, en busca de explicar la estrecha relación entre la percepción que
existe ante la manifestación de sintomatología, diagnóstico y tratamiento médico
y la actitud que toman las personas al enfrentarse a ciertas patologías.

Dentro de esas investigaciones se destaca la desarrollada por Nieto¸ en su


19
trabajo denominado: Comportamiento humano ante la enfermedad , haciendo
referencia al modelo basado en actitudes de Ajzen y Fishbein de 1980, en la
que diseñaron y dieron un nuevo enfoque en la formulación de la teorías sobre
las actitudes que involucran la dimensión cognitiva de la conducta y actitud frente
al suceso salud/enfermedad, además del impacto positivo y negativo que esta
tiene en el ser humano, integrando los elementos de creencias,
percepciones, motivos personales o sociales y la manera cómo se comportan
estos en la aplicación del modelo a la promoción de la salud y prevención de las
enfermedades en la población.

Para que exista una creencia o comportamiento en salud, el individuo ha tenido


que vivir una experiencia que lo lleve a crear una percepción frente a una
situación determinada. La caracterización del MCS se presenta a través de
abstracciones teóricas en la que el individuo necesita creer varias cosas, como
son las que puede contraer la enfermedad; que si llega a contraer la enfermedad
tendría cambios significativos en su vida, tomar medidas que lo ayuden a un
20
diagnóstico oportuno o acciones preventivas , o por el contrario el individuo hace
caso omiso a los síntomas y debe enfrentarse a un tratamiento riguroso por la
severidad de la enfermedad.

Las creencias en la salud indistintamente como se puedan clasificar desde las


diversas perspectivas teóricas o formas de categorizarlas, deben ser
concebidas como características intrínsecas producto de las relaciones humanas,
por lo cual tienen todos los méritos para ser consideradas en las diferentes
investigaciones.

Por último, según los aportes críticos que hacen Moreno & Gil21 a esta teoría,
desde la psicología de la salud se puede entender las creencias de salud
como relaciones arbitrarias entre conductas generadas socialmente (por ejemplo
realizarse el examen de la próstata afecta la masculinidad), o creencias
relacionadas con conductas de salud o de riesgo (realizarse el examen de
próstata para prevenir afectaciones futuras o no hacerlo), relaciones que
planteaban los autores en mención como dependientes de las funciones
contextualmente proporcionadas.

De este último apartado teórico se puede concluir que en dichas investigaciones


donde se utilice esta teoría, el análisis debe trascender de las creencias o
conductas en salud de los sujetos mirados aisladamente, e integrar o crear un
análisis de las diferentes funciones que se produzcan a partir de la relación entre
ambas.

2.3.2. Actitudes y percepciones en el campo de la salud


El enfoque teórico-conceptual de las actitudes y percepciones, resulta
fundamental en esta investigación, pues el MCS se complementa con las
percepciones y actitudes, que, para el caso concreto de la investigación, han
desarrollado los pacientes diagnosticados con cáncer de próstata sobre esta
enfermedad.

Las percepciones para esta investigación adquieren un significado arraigado a la


predisposición e imaginarios que tienen los pacientes sobre el cáncer de próstata,
es decir, lo que logran sentir o experimentar. Es un proceso perceptivo y cognitivo
que no solamente se debe ver como una cuestión psicológica de los pacientes,
sino una realidad que puede determinar o influir en las decisiones que este elija.
De igual forma, es importante señalar que las emociones que logran
experimentar los pacientes a través de su percepción, soportadas en sus
8
creencias, va a estimular una conducta determinada .

Para el caso de las actitudes, la forma práctica de comprenderlas es viendo cómo


reacciona el individuo frente a determinadas percepciones o imaginarios.
También se ha considerado como la forma en que los sujetos proceden a liberar
lo que está en su mente respecto a situaciones o realidades provenientes
22
del exterior .

Desde el MCS se considera que las creencias son en esencia la percepción


subjetiva sobre un fenómeno determinado, que para efectos del presente trabajo
sería el cáncer de próstata; las actitudes, por su parte, corresponden a la
evaluación que las personas realizan frente a los resultados de una conducta en
especial, dichas actitudes llegan a convertirse en los insumos que esta toma para
poner en práctica el tipo de conductas saludables requeridas para superar la
enfermedad.

Cuando se aborda el concepto de conductas saludable en el marco del MCS, se


ha tener presente que estas se producen en torno a dos tipos de factores: La
percepción de amenazas contra la salud que la integran los valores que el sujeto
va construyendo frente a qué elementos le producen una buena salud; la
percepción de vulnerabilidad que no es más que la percepción subjetiva que
poseen las personas del riesgo de enfermar y cuando se presenta en personas
diagnosticadas corresponde a aquellos sujetos que aceptan el diagnóstico y
perciben lo vulnerable que están frente a nuevos procesos de deterioro de la
salud si no se actúa con los elementos necesarios para contrarrestar la
enfermedad presente. El tercer elemento de la percepción de amenaza la
constituyen aquellos sentimientos que surgen del sujeto frente a qué tan serio
puede ser el hecho de poder enfermar que no deja de lado las consecuencias
médicas, socio-culturales entre otros.

El segundo factor está integrado por una gama de características que son el
sustrato de las creencias que construye el sujeto frente a la posibilidad de reducir
la amenaza. Cuando se trata de comprender todas las expectativas positivas que
generan las conductas de protección se refiere específicamente a la percepción
de los beneficios; por otro lado, cuando se aborda la percepción que tienen los
sujetos acerca de las implicaciones para desarrollar una conducta preventiva se
está haciendo alusión a la percepción de los costos de acción, y finalmente se
encuentran las creencias en la eficacia de los medios concretos que son
aquellas habilidades que la persona cree que tiene en su haber y que le permite
desarrollar determinada conducta..

En este orden de ideas, el MCS sostiene que los elementos que orientan la
conducta humana se encuentran íntimamente relacionados con las expectativas y
los incentivos; siendo las primeras de tres tipos: las ambientales, que son los
eventos que se encuentran relacionados entre sí, las de resultado, que
constituyen las conductas que contribuyen al logro o no de los resultados
deseados por las personas y las de tipo de autoeficacia que son las competencias
que la persona percibe de sí misma como punto de soporte para poder ejecutar la
conducta que se requiere para enfrentar el problema.
2.3.3. La dimensión cultural del cáncer de próstata

Existen diversas formas teóricas o perspectivas de ver la cultura, para los fines de
esta investigación, se acogerán los aportes de las ciencias sociales pero en
especial aquellos realizados por los estudios culturales los cuales introducen
una perspectiva crítica para entender la cultura como un producto de las
relaciones de poder imperantes en la sociedad, así como la articulación de
las concepciones hegemónicas que se han construido a partir de estas relaciones.

Wallerstein23, afirma que los seres humanos poseen ciertas características o


rasgos generales que comparten entre sí; pero que también se pueden evidenciar
una serie de rasgos que comparten con un grupo en particular, y más aún que
existen rasgos particulares que solo le competen a determinada persona. Así,
cuando se hace referencia a los rasgos que se comparten con un grupo
determinado de personas se está haciendo alusión a la cultura.

Desde otro escenario, la cultura se comprende como una realidad que refleja la
esencia de los sistemas sociales normativos que determinan los saberes y las
prácticas humanas; es decir, las creaciones humanas se inscriben en los
procesos de subjetivación que son los elementos permanentes de nuevas
producciones culturales que poco a poco van transformando la propia
cultura, porque se parte del supuesto que el hombre no ha de verse como simple
producto de la cultura sino que este promueve los cambios culturales necesarios
para forjar nuevas identidades que se configuran en el marco de las
subjetividades alejándose de la racionalidad. 24

La cultura es subjetiva porque guarda estrecha relación con la imaginación y


todas aquellas creaciones humanas que producen las personas, pero no hay que
olvidar que esas producciones son parte de sistemas socio-políticos que se van
tejiendo en el marco de esas configuraciones humanas convirtiéndose en
vivencias particulares que hacen parte del suprasistema que organiza la vida
social24

En el campo de la salud, la cultura determina el sistema de creencias que las


personas construyen en torno al proceso de salud enfermedad, así como también,
los patrones de respuestas que estos asignan al dolor, los cuidados de la salud,
las fuentes de apoyo y el significado que las personas establecen a los
síntomas de las enfermedades y todos aquellos tratamientos no
convencionales que responden a los imaginarios sociales actuando como
mecanismos curativos eficientes, aun cuando la ciencia no lo haya demostrado.

El cáncer de próstata o cualquier otro tipo de afección del cuerpo humano visto
desde la cultura genera una valoración subjetiva en el sujeto, por la expectativa
que este produce frente al tratamiento y control. Esto quiere decir, que el
valor asignado por los sujetos del presente estudio se convierte específicamente
en el deseo que estos tienen de evitar efectos mayores; entre tanto, la
expectativa se refiere a las creencias en torno al tipo de acción que se ha de
emprender para mejorar dicho proceso.

Ante todo lo expuesto, se tiene la convicción de que las diferencias culturales se


han de tomar en cuenta al momento de emitir un tratamiento específico, porque
los significados que las personas le otorgan a los mecanismos curativos podrán
determinar la eficacia o no de los mismos. Pareciera que estos aspectos no
tienen valor pero el hecho de que una persona acepte una enfermedad facilitará
algunas condiciones para la adherencia al tratamiento, porque desde la
psicooncología se contempla que en la medida en que las personas asumen su
condición favorecen el tratamiento; pero el tipo de convencimiento que esta
genere ha de ser pleno para que interconecten sus creencias, percepciones y
saberes en pro del mejoramiento de la salud.
El temor que se ha construido en torno al cáncer, trasciende las diferencias
culturales, porque en la mayor parte de las culturas han unificado criterios en
cuanto a que este es sinónimo de muerte, deterioro físico y dolor; sin
embargo la actitud y los saberes que las personas adoptan al momento de
enfrentarse al diagnóstico y tratamiento varía según el entorno cultural en el que
25
estas se desarrollen, al respecto Salazar, Benavides y Puerto reafirman la
importancia de concebir el proceso de salud enfermedad mediante la
identificación de las similitudes en las diferencias, la complejidad de los actos
humanos y la potenciación del pensamiento complejo como un tipo de
racionalidad que promueve la incertidumbre como base para dar respuesta a las
hipótesis y supuestos que se han construido del cáncer a lo largo del Planeta.

La salud encierra una gama de factores que convoca la mirada hacia nuevas
conceptualizaciones, estas, incluyen un cambio de perspectiva que construye una
ruta de pensamientos cargada de emociones, sentimientos, creencias,
significados y representaciones que permiten elegir las estrategias idóneas para
atender integralmente los problemas de salud, dado que en la actualidad las
acciones de salud son muy limitadas porque surgen de ideales de estados
saludables que no se ajustan a las realidades de los territorios en el que las
personas nacen, crecen y se desarrollan.

Esta visión de cultura, lleva a esta investigación a cuestionarse por qué existen
determinadas creencias sobre el cáncer de próstata, o a qué se debe que en
determinados espacios geográficos culturizados se desarrolle en mayor medida
este tipo de cáncer, así como también esta perspectiva permite cuestionar la
influencia que ejercen entre otras categorías el género, la etnia y las condiciones
sociales en la comprensión de las diversas manifestaciones culturales. Es
importante resaltar que este enfoque teórico, permite entender que la cultura se
convierte en un escenario de interacción de los sujetos a partir del cual se
moldeará la construcción de la identidad y por consiguiente las percepciones,
saberes y prácticas de cada uno de los sujetos.
26
Ahora bien, desde el punto de vista de la antropología Díaz, Aguilar & Linares ,
manifiesta que la cultura aplicada a la salud es un área estudiada por la
antropología médica, ya que esta es la encargada de analizar cómo las personas
de una sociedad experimentan día a día los problemas de salud, bajo los
diferentes sistemas, creencias y prácticas relacionadas al proceso salud-
enfermedad- atención.

En lo que respecta a la concepción teórica de género que se empleará en


esta investigación, se puede agregar que esta es aquella que considera al género
como una construcción individual de cada sujeto, mediado por las
relaciones sociales y culturales en las que se desenvuelven, renunciado así a las
definiciones biológicas o binarias.

En definitiva, este enfoque es crítico en cuanto considera la necesidad de aportar


al entendimiento y posterior deconstrucción de las creencias falaces que tengan
los hombres sobre el cáncer de próstata que se han infundado bajo lógicas
machistas que están afectando el proceso de recuperación de los pacientes. El
género es una categoría de análisis transversal que pasa por todos los niveles
de esta investigación.

2.4. MARCO LEGAL

En Colombia la principal normatividad que existe respecto a la salud, es la


27
Constitución Política de 1991 , la cual establece en el Artículo 49, que el Estado
debe garantizar a todas las personas el acceso a los servicios de promoción,
protección y recuperación de la salud, siendo quien organice, dirija y
reglamente la prestación de servicios de salud a los habitantes y de saneamiento
ambiental conforme a los principios de eficiencia, universalidad y solidaridad.
28
Posteriormente, la Ley 100 de 1993 , constituye el Sistema General de
Seguridad Social en Salud-SGSSS-, el cual tiene como objetivo ajustar el servicio
público de salud, bajo unas condiciones en los que todos los individuos del
territorio colombiano accedan a los servicios en todos los niveles de
atención, cubriendo el riesgo de enfermedad en general tanto de sus afiliados
como beneficiarios, y contempló además la calidad como un atributo fundamental
de la atención integral en salud que se le brinda a la población.

Ante la desigualdad de género en cuanto a la atención en salud que se


estaba viviendo en los países de América, el Consejo Directivo de la Organización
Panamericana de la Salud aprobó en el año 2005, la Política en materia de
29
igualdad de género de la OPS (Resolución CD46.R16) para una igualdad de
género en cuanto a la atención, planificación, ejecución, seguimientos de
programas que logrará un estado de salud óptimo y equitativo entre hombres y
mujeres.

30
En el año 2010 con la Ley 1384 , se establecen las acciones para la
atención integral del cáncer. Esta normativa tiene como objeto primordial reducir
la mortalidad y la morbilidad por cáncer adulto y el mejoramiento de la calidad de
vida de los pacientes oncológicos; los pacientes diagnosticados con cáncer
tendrían un control integral basados en apoyo constante con las sociedades
científicas clínicas y/o quirúrgicas relacionadas directamente con temas de
oncología, el Instituto de Nacional de Cancerología, asociaciones de pacientes
debidamente organizadas y respaldado por el Ministerio de la Protección Social,
que establecerán acciones de promoción y prevención, detección temprana,
tratamiento, rehabilitación y cuidados paliativos.

31
La Ley 1438 en el año 2011 , permitió replantear las deficiencias y
consolidar los planes integrales de manejo del cáncer teniendo en cuenta
acciones de prevención, diagnóstico, tratamiento, rehabilitación y cuidados
paliativos, como un servicio de mayor calidad, incluyente y equitativo.
32
Así mismo, la Resolución 1383 del año 2013 , posiciona el cáncer como un
problema de salud pública en Colombia y se crea el Plan de Salud Pública para
los años 2012- 2020; cuya finalidad es reducir la prevalencia de factores de
riesgos modificables y muertes evitables mediante la detección oportuna con alta
calidad en la atención, para tener como resultado el mejoramiento de la calidad
de vida de los sobrevivientes de esta enfermedad y cumplir con los Objetivos de
Desarrollo del Milenio en cuanto al control integral del cáncer y otras
enfermedades no transmisibles.

33
El Plan Decenal para el Control del Cáncer , infiere y actúa a partir de la
evidencia científica de que los modelos de atención existentes ayuden a controlar
los diversos factores de riesgo en pro de disminuir la mortalidad e incrementar el
mejoramiento de la calidad de vida en pacientes diagnosticados con
cáncer en Colombia; en cuanto al cáncer de próstata la meta era que en año
2016, se desarrollaría un Programa Nacional de Detección Temprana y se
desarrollaría la Guía de atención integral para cáncer de próstata en la que se
incluyera las recomendaciones clínicas, las diferentes pruebas de tamización
incluidas en el Plan Obligatorio de Salud y las rutas de atención y garantías del
acceso a los servicios de diagnóstico oportuno en cáncer de próstata.

2.5. MARCO DE ANTECEDENTES INVESTIGATIVO

Los estudios e investigaciones desarrolladas sobre el cáncer de próstata,


principalmente se concentran en los factores clínicos de la enfermedad, los
mecanismos o protocolos utilizados para intervenirlo y las implicaciones
emocionales que ocasiona en los sujetos, evidenciándose la falta de
abordaje de variables de gran importancia en el análisis y la comprensión de tan
compleja patología como los patrones culturales en los que se desenvuelve el
sujeto, las dinámicas sociales de las que procede y los imaginarios o
creencias que tienen respecto a la salud, específicamente sobre este tipo de
cáncer.

Para poder comprender la fundamentación y el motivo de ser de esta


investigación, resulta fundamental realizar previamente un recorrido general por
el mundo de la academia trayendo a colación las principales
disertaciones que más se familiaricen con el tema central de la presente
investigación, partiendo desde el plano contextual general (investigaciones
internacionales) hasta llegar el contexto micro, es decir, el Departamento de
Córdoba, lugar donde se realiza la investigación.

El trabajo de Rivero, El cáncer de próstata y la construcción social de la


34
masculinidad realizado en la ciudad de Puerto Rico, contempla el impacto de
la cultura en la negatividad que experimentan los hombres a la hora de
practicarse el examen de detección para el cáncer de próstata. Los
resultados de la investigación reflejan que los personas sujeto de estudio,
experimentaron efectos secundarios como la incontinencia, la disfunción
eréctil y la impotencia para tener relaciones coitales, siendo este último el
que de manera notoria afecta más su creencia de masculinidad (creencia
falocéntrica que concibe la masculinidad desde lo biológico, específicamente con
la tenencia de un pene y lo que pueden hacer con ello).

En este estudio se reveló que cuando los hombres con cáncer de próstata
experimentan aflicción, la manifiestan a través de ansiedad y depresión,
donde la ansiedad es el foco primordial de desequilibrio en la parte psicológica;
así mismo se observa en la discusión de los resultados que los participantes del
estudio coincidieron en que la adaptación de los modelos de intervención
psicológica debe tener presente que la masculinidad la constituyen una serie de
mandatos contradictorios y nocivos que en muchas ocasiones se transforman en
ideas y esquemas de pensamiento disfuncionales.
El estudio concluye acerca de la necesidad de facilitar nuevas opciones de
tratamiento para la recuperación emocional de los hombres y sus parejas, que
incluyan consejería y apoyo a través del cuidado primario.

De igual modo, el trabajo Conocimientos, actitudes y prácticas de hombres


creole del barrio Beholdeen sobre el cáncer de próstata. Realizado por
35
Hodgson y Kelly , trabajaron con un grupo étnico en un barrio de Nicaragua, con
el objetivo de estudiar los conocimientos, actitudes y prácticas que poseen
hombres en relación al cáncer de próstata, bajo la aplicación de una
metodología descriptiva de corte transversal mixta (cuantitativa y cualitativa)
obteniéndose que los individuos creoles poseen un nivel de conocimiento bajo
sobre el cáncer de próstata, de igual forma consideran que la promiscuidad es
la causa del cáncer de próstata, entre la sintomatología que conocen denotan
problemas al orinar, sangre en la orina, problemas para lograr la erección y dolor
de cadera.

Los hallazgos sobre las actitudes que presentan los hombres creoles frente al
cáncer de próstata, son hasta cierto grado ambiguos. Por una parte, manifiestan
actitudes positivas al estar de acuerdo que es de gran importancia poseer
los conocimientos adecuados y recibir atención médica oportuna al presentar
síntomas asociados y hacer uso de pruebas diagnósticas de prevención; sin
embargo al momento en que se les indaga sobre su disposición a realizarse el
examen digital rectal refieren una actitud negativa asociadas a temor, vergüenza
y percepciones arraigadas de generación en generación en este contexto y que
conllevan a acciones preventivas casi nulas en este grupo de hombres

36
La investigación realizada por Henríquez , se constituye en un excelente
referente nacional, especialmente porque su estudio sobre el Efecto del
envejecimiento para la carga de cáncer en Colombia: proyecciones para las
primeras cinco localizaciones por departamento y sexo en
Colombia, 2020 y 2050, reveló que de acuerdo a las proyecciones establecidas
por nuevos casos de cáncer se estima que a nivel nacional, existe la posibilidad
que se incremente la tendencia en 28% en los hombres y un 25% en las mujeres
para el 2020, haciendo la salvedad que para el año 2050 el incremento sería del
58% en ambos sexos.

Conforme a los datos suministrados por el estudio, la población más susceptible a


enfermar por cáncer la comprenden los individuos mayores de 65 años, y más
de las tres cuartas partes de estos serían de próstata, estómago y pulmón en
hombres, y en las mujeres sobresale el cáncer de mama, cuello uterino y
colorrectal, en la mayoría de los departamentos del país. Por lo tanto, las
entidades de salud están llamadas a aumentar la capacidad para lograr una
detección oportuna, y poder brindar un cuidado integral ante el aumento que
puede acarrear esta enfermedad.

Otro estudio de gran relevancia para contextualizar esta investigación, es el de


Creencias populares acerca de la curación del cáncer de próstata y cérvico
uterino y experiencias de aplicación en pacientes de una institución de
37
salud, Bogotá, realizado por Vanegas , en el Centro Javeriano de Oncología. El
estudio contó con una población de siete pacientes: cinco hombres y dos mujeres
entre las edades de 40 y 65 años, procedentes de distintos municipios de
Colombia, y tuvo con objetivo conocer las creencias en salud y las experiencias
que tenían los pacientes acerca de la curación de estas enfermedades y el rol
que desempeñaba el entorno cultural en el momento de enfrentar la
enfermedad, que sirviera como apoyo en la atención en salud brindada a los
pacientes ligadas a estas patologías.

Es un estudio de tipo cualitativo, bajo un enfoque fenomenológico, que


empleó la técnica de la entrevista semiestructurada para recolectar la información,
el cual arrojó como hallazgos que los pacientes han desarrollado
algunas prácticas propias basadas en sus creencias en salud, como los
tratamientos complementarios a base de plantas y sustancias extraídas de
animales.

Las creencias religiosas tienen un papel importante en los imaginarios de los


pacientes dado que estos fundamentados en la fe, la espiritualidad, en los
milagros hechos por un ser supremo habían repercutido favorablemente en la
mayoría de los casos. Es por eso, que el aspecto cultural de los pacientes debe
ser visto como una dimensión fundamental a la hora de estos enfrentar el
diagnóstico, la evolución y el tratamiento curativo del cáncer.

Para el caso del departamento de Córdoba, no se hallaron investigaciones que


abordaran directamente el cáncer de próstata, pero si se lograron identificar
algunos estudios sobre cáncer orientados a otras áreas del conocimiento como
38
es el caso de la investigación realizada por Isaza y Macea , los cuales se
trazaron como objetivo determinar el nivel de depresión en 70 pacientes
diagnosticados con cáncer mediante un estudio descriptivo con enfoque
cuantitativo.

Los resultados de este estudio muestran que las personas entre 20 y 50


años diagnosticadas con cáncer en su mayoría califican como sujetos
normales o sin depresión, donde 4 de cada 10 sujetos presentó algún tipo de
depresión observándose el predominio de la depresión leve y
moderadamente deprimido. Entre los tipos de cáncer más frecuentes se
encontró el de colón y leucemias; seguidos en igual proporción del cáncer de
estómago, mama, útero y próstata.

Finalmente el estudio de Navarro y Vega 39 , aborda otra perspectiva del cáncer


cuando se interesan en conocer la percepción de los pacientes oncológicos en
etapa terminal sobre los cuidados paliativos, para lo cual realizan una
investigación de tipo descriptivo con enfoque cualitativo con una muestra de 12
pacientes a quienes les aplicaron una entrevista estructurada.
Los resultados señalan a los hombres como mayorías y las edades se
encontraron entre los 23 a 43 años, en cuanto a los tipos de cáncer
predominó el cáncer de estómago, hígado, mama, próstata, vejiga y sistema
respiratorio. En lo que respecta a la percepción sobre los cuidados paliativos se
obtuvo que esta depende de la edad, porque entre más joven mayor es el deseo
del disfrute.

Como puede observarse, el cáncer de próstata en Córdoba está presente en las


diferentes investigaciones como uno de los tipos más frecuentes de cáncer, lo
que conduce a reflexionar sobre la importancia de seguir investigando sobre este
aspecto en particular del cáncer, por considerarse que es uno de los más
comunes en la población masculina.

También podría gustarte