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UNIVERSIDAD DEL ATLÁNTICO

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS

ASIGNATURA
HISTORIA ECONÓMICA

¿DEBERÍA UN ECONOMISTA ESTUDIAR HISTORIA ECONÓMICA?

POR
LUYEND CARPIO PÉREZ

BARRANQUILLA, ATLÁNTICO
AGOSTO DE 2017
Como es bien sabido por cualquiera, el objetivo de todas las ciencias, es estudiar y explicar
los diferentes fenómenos acaecidos en cada una de sus áreas. Si es un suceso de la
naturaleza, entonces debemos recurrir a las ciencias naturales; y, si dicho suceso ocurre en
los elementos que componen la materia, podemos recurrir, ya sea a la física o a la química,
dependiendo si dado fenómeno ocurre al interactuar una sustancia con otra o la misma con
el ambiente. Entonces, si dicho suceso es un fenómeno económico, ¿de dónde partimos a la
hora de explicarlo?

Tal como en las otras ciencias, a la hora de estudiar un determinado suceso económico, se
procede a un análisis fragmentario y detallado de cada una de las posibles variables,
análisis que, tarde o temprano nos llevará a hallar una respuesta lógica a la aparición de
dicho fenómeno. Pero, y aquí es necesario aclarar, a diferencia de las ciencias naturales,
donde el estudio de dichos acontecimientos nos lleva descartar gran cantidad de variables
externas y dejar sólo los elementos envueltos en el mismo, en el caso de las ciencias
sociales, cuyo comportamiento es esencialmente distinto, requieren de un contexto de
estudio mucho más amplio y tomar en cuenta las “variables externas”(contexto histórico,
cultura de la sociedad donde ocurre el suceso a analizar, sucesos ocurridos en poblaciones
que interactúan, directa e indirectamente con la colectividad a analizar, etc…) y es
necesario tener en cuenta las mismas a la hora de llegar a una conclusión acerca de si un
fenómeno económico es o no causado por las variables analizadas.

Tal como ocurre en el resto de las ciencias, el ignorar una variable importante, puede
llevarnos a un colosal fracaso a la hora de explicar dicho caso, y en la economía ocurre lo
mismo. En la actualidad, la gran mayoría de las escuelas económicas enseñan a los futuros
economistas de nuestra sociedad que, para tener una medición exacta de la situación
económica de las diversas situaciones que afronta un país o una compañía, es necesario
dejar de lado la historia y el contexto social actual y enfocarse únicamente en las
estadísticas, postura que economistas de la talla de Robert Sollow, tachan de inacertada, e
inclusive cegadora. Este error de apreciación hace a muchos de estos economistas, desechar
las variables que, de X o Y manera afectan a los fenómenos a investigar, nos llevan a
cometer un titánico fracaso a la hora de explicarlos, generando inexactitudes imperdonables
a la hora de documentarlos y diseñar modelos económicos, que en cierto tiempo llevarán a
una historia económica mal organizada, cosa que nos dificulta en sobre medida la
investigación y la toma de decisiones acertadas al darnos una apreciación incorrecta de la
situación económica actual, dando como posible consecuencia grandes fracasos estatales y
corporativos, cerrando la visión futura de los directivos y limitando el progreso económico
de nuestra sociedad.

Luis Bértola compara a esta corriente de pensamiento que busca separar a la historia
económica y a la economía como disciplinas distintas como un divorcio entre una pareja de
seres que se complementan entre sí. Hacer una separación entre el estudio de la economía
actual y la historia económica, es como tratar de pelear una guerra sin consultar primero las
batallas anteriores a ésta… simplemente está condenada al fracaso. Para empezar, la
sociedad, aunque pasa por cambios constantes de tipo tecnológico, cultural y económico, a
través del tiempo y los siglos; en esencia, sigue siendo la misma con el pasar del tiempo, y
fenómenos y situaciones que alguna vez ocurrieron, pueden repetirse de manera similar en
un futuro, claro está, con sus diferencias, pero en esencia con una solución muy similar.
Robert Sollow asegura que una medición económica en la que no se tiene en cuenta la
historia económica para crear o diseñar un modelo, es una “teoría económica que no
aprende nada de la historia económica, y que la historia económica es tanto corrompida
como enriquecida por la teoría económica” así formulada.

En conclusión, es errado pensar que sólo con estadísticas, o únicamente con el contexto
social, lograremos una comprensión y medición acertada de las condiciones económicas a
investigar. Es necesario llegar a un equilibrio y, aunque suene mal, quitarle un poco de
importancia a las estadísticas y mediciones matemáticas a la hora de tomar decisiones y
diseñar modelos económicos, e incluir esa atención en el contexto social e histórico en que
nos encontramos si queremos llegar a una comprensión, si bien no 100% acertada, al menos
mucho más coherente que si únicamente tenemos en cuenta uno de estos factores. De esta
manera, podemos asegurar una historia económica más útil en el futuro para una lectura
aceptable de la economía, garantizando una optimización del conocimiento como recurso
monetario y una sociedad humana futura mucho más progresista.
BIBLIOGRAFÍA

bértola, l. (2013). ensayos de historia económica. montevideo: imprenta nacional.

cameron, r. (2001). historia económica mundial. desde el paleolítico hasta el presente. buenos
aires: alianza editorial.

Solow, R. M. (2006). historia económica y economía. revista asturiana de economía(37), 15-21.

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