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traducción
Iv1A.RCELO CANOSSA
EL MITO DE LA DESTERRJTORIALIZACIÓN
DEL "FIN DE LOS TERRITORJOS"
A LA MULTITERRITORJALIDAD

por

ROGÉRIO HAESBAERT

siglo
veintiuno
editores

MExlCO
ARGENTINA
grupo editorial
siglo veintiuno
siglo xxi editores, s. a. de c. v. siglo xxi editores, s. a.
CERRO DEL AGUA 248, ROMERO DE TERREROS, GUATEMALA 4824, C 1425 BUP,
04310, MEXlCO, DF BUENOS .AJRES, .ARGENTINA

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ALMAGRO 38, 28010, ALMAGRO 38, 28010,
MAOR!O, ESPAÑA MADRID, ESPAÑA
Para Doreen Massey -quien, además de su gran aliento inte-
lectual, me enseñó a admirar el rocío de la mañana en iVIilton
GF491.7
Keynes-, con reconocimiento y cariño.
C6718
2011 Costa, Rogério Haesbaert da
El mito de la desterrítorialización .' del ''fin de los terrítoríos" a la Para Galib y Antónío, que hicieron de la Biblioteca Británica
multíterrítonalidad / por Rogério Haesbaert ; traducción Marcelo Canossa. un territorio-mundo de poesía y amistad.
- México : Siglo XXI, 2011.
328 p. - (Ambiente y democracia)
Traducción de: O mito da desterrítonalizar;ao: do "fim dos terrítóríos"
a multíterntorialidade.
ISBN-13 : 978-607-03-0308-1

l. Territorialidad humana. 2. Geografía humana. 3. Globalización.


4. Geopolítica. I. Canossa, Marcelo, traductor. II. t. III. Ser.

primera edición en español, 2011


© siglo x.xi editores, s. a. de c. v.
isbn 978-607-03-0308-1

pnmera edición en portugués, 2004


© rogério haesbaert
© editora bertrand brasil, río de janeíro
título original: o mito da desterritoríalizar;ao. do ''fim dos terrítóríos" a multiterrítorialidade

derechos reservados conforme a la iey


impreso en impresora gráfica hernández
capuchinas 378,
coL evolucíón,
57700 estado de méxico
INTRODUCCIÓN

l. INTRODUCCIÓN ciclad que los transportes le permiten a nuestro desplazamiento físico,


como por la instantaneidad que proporcionan las comunicaciones,
especialmente Internet.
(Como geógrafos, estamos preocupados por elucidar las cuestiones
atinentes a la dimensión espacial y a la territorialidad, en tanto com-
ponentes indisociables de la condición humana. Decretar una deste-
rritorialización "absoluta" o el "fin de los territorios" sería paradójico,
.. .la aceleración, ya no más de la historia [ ... ] sino la aceleración de la propia
realidad, con la nueva importancia de este tiempo mundial en que la instan-
comenzando por el simple hecho de que el propio concepto de socie- 'Ji
taneidad borra efectivamente la realidad de las distancias, de estos intervalos dad implica, de cualquier modo, su espacialización o, en un sentido
geográficos que organizaban, aún hasta ayer, la política de las naciones y sus más limitado, su territorialización. Sociedad y espacio social son di-
coaliciones [ ... ]. Si no hay un fin de la historia, a lo que asistimos, pues, es al mensiones gemelas. No se puede definir al individuo, al grupo, ni a la
fin de la geografía (VIRILIO, 1997:17). comunidad o a la sociedad, sin insertarlos a la vez en un determinado
No adaptado a los nuevos datos de la economía, impotente para poner
en orden la proliferación contemporánea de las reivindicaciones identitarias,
contexto geográfico, "territorial". j
Es interesante empezar por recordar que, aunque muy presente en
abatido por los progresos del multiculturalismo, [el territorio] fue superado
por los avances de una mundialización que pretende unificar las reglas, los el debate de las ciencias sociales, al menos desde la década de 1970
valores y los objetivos de toda la humanidad (BADIE, 1996:13). (con los filósofos Gilles Deleuze y Félix Guattari), el término desterrito-
rialización todavía no ha sido reconocido por los grandes diccionarios.
¿El mundo se estaría "desterritorializando"? Bajo el impacto de los El conocido Oxford English Dictionary, por ejemplo, reconoce territoria-
procesos de globalización que "comprimieron" el espacio Y el tiempo, lización como un término antiguo, pero nada comenta sobre deste-
erradicando las distancias por la comunicación instantánea y promo- rritorialización. En geografía, el primer registro de este vocablo, de
viendo la influencia de los lugares más distantes unos sobre los otros, nuestra autoría, es muy reciente, pues apareció en 2003, publicado en
el debilitamiento de todo tipo de frontera y la crisis de la territoria- el Dictionnaire de la géographíe et de l'espace des sociétés (Lévy y Lussault).
lidad dominante, la del Estado-nación, en que nuestras acciones se En el Oxford English Dictionary sólo consta el término territorializa-
encuentran gobernadas más por las imágenes y representaciones que ción, derivado del verbo territorializar, que significa convertirse en
hacemos que por la realidad material que nos rodea, en que nuestra territorial, situar en bases territoriales o incluso asociar a un territo-
vida está inmersa en una constante movilidad, concreta y simbólica, rio o distrito particular. Lo más interesante es observar las citas que
¿qué quedaría de nuestros "territorios", de nuestra "geografía"? Según incluye: una, de 1848, comenta que "recientemente el papa territo-
el urbanista-filósofo francés Paul Virilio, incluso la geopolítica estaría rializó su autoridad en una gran área"; otra, de 1897, se refiere a la
siendo superada por la cronopolítica, ya que seria estratégicamente "territorialización del servicio militar" (y del ejército), y una, de 1899,
mucho más importante el control del tiempo que el del espacio. El habla de la "territorialización de los ferrocarriles" (p. 819). Es posible
mundo de las divisiones territoriales de los estados-naciones, bajo la percibir la estrecha vinculación con procesos político-institucionales
forma de una colcha hecha de retazos, estaría condenado frente al de construcción de territorios, al hacer viables, a través del territorio,
mundo de las redes, la "sociedad en red", como la denominó Manuel intereses de orden político-cultural (Iglesia), político-militar ( ejérci-
Castells. to) y político-económico (redes técnicas).
Si pensamos en nuestras propias experiencias personales, por lo Aunque el término desterritorialización sea nuevo, no se trata de
menos aquellos que participan más ampliamente de la globalización una cuestión o de un argumento e~actamente inédito. Muchas po-
en curso, con frecuencia el mundo parece ciertamente haberse "en- siciones de Marx en El capital y en el Jvíanifiesto comunista revelaban
cogido" de manera sustancial. Se ha diseñado así un mundo "sin fron- claramente su preocupación por la "desterritorialización" capitalista,
teras", en el cual se decretó el "fin de las distancias", tanto por la velo- tanto la del campesino expropiado, transformado en "trabajador li-
20 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN
21
bre", y su éxodo hacia las ciudades, como la del burgués que lleva una
sintetiza bien dicha perspectiva materialista histórica sobre los efectos
vida en constante movimiento y transformación, en que "todo lo sóli- desterritorializadores/ globalizadores del capitalismo:
do se desvanece en el aire", según la conocida expresión popularizada
por Berman (1986(1982]):
La producción capitalista unificó el espacio, que ya no es limitado por socie-
dades exteriores. Esta unificación es, al mismo tiempo, un proceso extensivo
La burguesía no puede existir sino a condición de revolucionar incesante- e intensivo de banalización. La acumulación de las mercaderías producidas en ,,
mente los instrumentos de producción, y con ello todas las relaciones so- 7
serie por el espacio abstracto del mercado, al mismo tiempo en que debería
ciales. [ ... ] Una revolución continua en la producción, una incesante con- quebrar todas ias barreras regionales y legales, y todas las restricciones corpo-
moción de todas las condiciones sociales, una inquietud y un m~miento rativas de la Edad Media que mantenían la calidad de la producción artesanal,
constantes distinguen la época burguesa de todas las anteriores. ¡Todas las debía también disolver la autonomía y la calidad de los lugares. Este poder
y
relaciones estancadas y enmohecidas, con su cortejo de creencias de ideas de homogenización es la pesada artillería que hizo caer todas las murallas de
veneradas durante siglos, quedan rotas; las nuevas se hacen añejas antes de China (Débord, 1997:111) (cursivas del autor).
haber podido osificarse. Todo lo sólido se desvanece en el aire, todo lo sagra-
do es profanado, y los hombres al fin se ven forzados a considerar serenamen-
te sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas/ (Marx y Engels, En el anterior cambio de siglo, del XIX al xx, otro clásico, el soció-
-.__,
1998[1848] :43). logo Émile Durkheim, a pesar de no usar explícitamente el término
"desterritorialización" y dentro de una perspectiva teórica e ideológi-
Al contrario de las interpretaciones que se ciñen a la perspectiva ca muy diferente, comentaba respecto al debilitamiento de las divi-
económico-política, Berman enfatiza el enfoque cultural en el ma- siones territoriales a partir del creciente papel de las "corporaciones"
terialismo histórico de Marx, cuya "verdadera fuerza y originalidad" (en sentido amplio):
provendría de la "luz que lanza sobre la moderna vida espiritual"
(1986:87). En este sentido, se trata de una lectura más amplia que todo permite prever que, si el progreso se sigue realizando en el mismo senti-
proyecta la desterritorialización (aunque sin el uso explícito de este do, ésta [la corporación] deberá asumir en la sociedad una posición cada vez
término) como una de las características centrales del capitalismo y, más central. [ ... ] la sociedad, en vez de seguir siendo lo que es aún hoy, un
agregado de distritos territoriales yuxtapuestos, se volvería un vasto sistema
más aún, de la propia modernidad.
de corporaciones nacionales. [ ... ]~eremos, de hecho, cómo a medida que
Ciertamente, podemos afirmar que es intrínseca a la reproducción avanzamos en la historia, la organización que tiene por base agrupaciones
del capital esta constante alimentación del movimiento, sea a través territoriales (aldea o ciudad, distrito, provincia, etcétera) va desapareciendo
de los procesos c:l.~-"!:_~lación, en los que la transformación técnica cada vez más. Sin duda, cada uno de nosotros pertenece a una comuna, a
y la paralela reinvención del consumo aceleran el ciclo productivo, un departamento, pero los vínculos que nos ligan a ellos se vuelven cada
sea por la dinámic~-~e._e_x_clu~~§-~, que arroja a una enorme masa de día más frágiles y más laxos. Esas divisiones geográficas son, en su mayoría,
personas a circuitos_de movilidad obligatoria en su lucha por la super- artificiales y ya no despiertan en nosotros sentimientos profundos. El espíri-
tu provinciano desapareció irremediablemente; el patriotismo de parroquia
vivencia cotidiana. (Tenemos así, por lo menos, dos interpretaciones
ha llegado a constituir u~arcaísmo que no es posible restaurar (Durkheim,
muy diferentes de lo que se percibe como desterritorialización, que 1995 [1930] :xxxvi-xxxvii). ) -1<-::? o--~_:"
muchas veces lo~~rsos corrientes confunden: una, a partir de los ~

grupos hc;:g~IQ..Qnicos, efectivamente "globalizados"; otra, a partir~ '-,


A pesar de sus profundas diferencias teoncas e ideológicas, !,
·Ios~p~s subordinados o precariamente incluidos en la dinámica Durkheim, tal como Marx, profetizaba también la globalización, ei fin
giobáli~;.do~~
de las identidades territoriales regionales-locales (el "espíritu provincia-
Guy Débord, en su clásico La sociedad del espectáculo ( originalmen-
no") y el surgimiento de una sociedad en -la que las bases territoriales
te publicado en 1967), retoma a Marx (incluso en la misma alusión
de organización serían remplazadas por la "organización ocupacional"
que éste hizo sobre la destrucción de "todas las murallas de China") y
y por un patrón general de corporaciones [trans]nacionales. Tal como
::::: ------"'-'~ .,_, ,:::;,_ "'l..c::_ ~ (';.;;::Q _¡;
-------or~---·-
22 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN

diversos autores contemporáneos, él creía también en la extinción de este ca:o, .territoriales) y el control (estatal, principalmente) sobre el espacio.
los provincianismos y parroquialismos, como si las identidades más tra- La raz~n mstrumental, a través de sus redes técnicas globalizadoras, se haría
dicionales estuvieran siendo sencillamente eliminadás del mapa. cargo Clel mundo ... Como si la propia formación de una conciencia-mundo
De manera semejante a ese "final de época" (o mejor. de afirma- no pudiera reconstruir nuestros territorios (de identidad, inclusive) en otras
ción de la modernidad) y al cambio de siglo durkheimiano, el final escalas, incluyendo la planetaria ... (Haesbaert, 1994:210)..
del siglo xx (y del segundo milenio) y el advenimiento de la llamada
posmodernidad trajeron una cantidad aun más sorprendente de fi- Más recientemente, agregamos que "hoy se puso de moda afirmar
nes: el fin de la modernidad (Lyotard, 1986) vino acompaüado por el que vivimos una era dominada por la desterritorialización, confun-
ocaso de aquello que, se creía, eran sus términos básicos -el Estado- diéndose muchas veces la desaparición de los territorios con el simple de-
nación (Ohmae, 1996), el trabajo, las clases sociales, la democracia bilitamiento de!:!__ mediació1}:_EJ_~acial en las relaciones sociales" (Haesbae;t,"
(Guehénno, 1993)-; hubo incluso quien decretó,junto con la muerte 1999:171), (en cursivas en el original). O sea, se trata de la ya antigua
del socialismo (real), el "poscapitalismo" (Drucker, 1993). Para com- confusión resultante, principalmente, de la no explicitación del con-
pletar, se planteó abolir la propia idea maestra del mundo moderno, cepto de territorio que se está utilizando, considerado muchas veces
la idea de "histori~en tanto dinámica social que acumula "progreso" como sinónimo de espacio o de espacialidad o, en una visión aún
-~olució~ku~~ 1992)~-~---- más problemática, como la simple y genérica dimensión material de
(Í>ero, com;-argumenta Virilio en la cita que encabeza este inciso, la realidad.
para algunos no se trata del fin de la historia sino de la geografía misma, Con mayor rigor, podemos afirmar que es cuestionable incluso
confundida con frecuencia con la simple distancia, superada a partir del este debilitamiento de la dime~n (más que simple "mediación")
avance tecnológico de los transportes y las comunicaciones. Según el es~/material en las relaciones sociales, en su sentido más ele-
discurso de O'Brien (1992), en su calidad de econornistajefe del Ame- mental y concreto, ya que no faltan procesos que vuelven a poner el
rican Express Bank, el fin de la geografía se refiere, más que nada, a los énfasis en una base geográfü::o-materi_al, empezando por los aue se
circuitos financieros, los que muchos consideran el loc~Qor excelencia relacionan con las cuestiones ambientales (deforestación er;sión
de la glo})aliz.<:J:cj~n. Aquí, el argumento de la desterritorialización y el contaminación, efectoT~:;:~~~ad~ro)-y de acceso a nuevo; recurso~
pr{:¡y~c~_?_1.1:~<?Jiberal caminan juntos, uno al servicio del otro) ~t:_u!ales (como los vinculados a la biodiversidad); los apect¡;s lÍ;;;;a-
De cualquier forma, el discurso de la desterritorialización ganó volu- dos _cl:~~g:.:~~ y de difusión de ep!_9~_1!1i_~; los asuntos asociados
men y terminó propagándose por las esferas más diversas de las ciencias a ~as_ fr°-.~_!~~~- Y _<:l __<:=<?g-~9j_ de la icc~;;ibilid¡id (como en los flujos
sociales, desde la desterritorialización política con la llamada crisis del m1gratonos); las nuevas luchas nacional-regionalistas de fuerte base
territorial, etcétera. · ··· - ·- ---~----·-
' Estado-nación hasta la deslocalización de las empresas, en la economía,
y el debilitamiento de las bases territoriales en la construcción de las
identidades culturales, en la antropología y en la sociología.
Este trabajo corresponde a la reanudación y profundización de una
temática que hemos desarrollado hace varios años (Haesbaert, 1994, 1. 1. LAS CIENCIAS SOCIALES REDESCUBREN EL TERRITORIO
1995, 1999). Ya en 1994, al ironizar acerca de esta era "pos" -del pos- PARA HABLAR DE SU DESAPARICIÓN
' tindustrialismo al posfordismo, del postsocialismo al poscapitalismo-,
cuestionábamos el "mito" (desde el sentido común, corno "fábula") La mayor parte de los autores que defienden un mundo en proce-
de la desterritorialización y afirmábamos: so de desterritorialización,. como s~ría previsible, proviene de otras
áreas diferentes de la geografía. Es- como si la dimensión geográfica
generalmente se cree que los "territorios" (geográficos, socíológicos, afecti- o espacial de la sociedad hubiese sido súbitamente "redescubierta"
vos ... ) se están destruyendo, juntamente con las identidades culturales (o, en por las otras ciencias sociales, pero, de modo paradójico, más para
INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN

afirmar su debilitamiento -y en relación con el territorio incluso su A medida que nos acercamos al fin del siglo xx [ ... ] las observaciones pre-
desaparición- que para demostrar su relevancia.<ío que se percibe monitorias de Foucault sobre el surgimiento de una/'eradcl e-spacio" asumen
es que durante largo tiempo los filósofos y científicos sociales, con una forma más razonable. [ ... ] La geografía tal vez-nohaya~~ado a la
~
raras excepciones, descuidaron el espacio en sus análisis, y sólo la re- historia del núcleo principal de la teoría y de la crítica contemporáneas, pero
hay una nueva y estimulante polémica en la agenda teórica y política, una po- 71
ciente crisis "posmoderna" contemporánea, empezando por Michel
lémica que anuncia formas significativamente diferentes de ver el tiempo y el
Foucault, habría puesto nuevamente en alerta sobre la importancia espacio juntos, la interacción de la historia con la geografía, las dimensiones
de la di~ensión espacial de la sociedad. Existe un texto de Foucault "verticales" y "horizontales" del ser-en-el-mundo, libres de la imposición del
(1986[1967]) que se transformó ya en referencia obligatoria en rela- privilegio categórico intrínseco (pp. 18-19).
ción con la defensa de la "fuerza del espacio", principalmente cuando
este autor afirma, desde el comienzo: l Filósofos como Foucault (1984), en el ámbito del poder, y Jame-
son ( 1996 [ 1984]), en el de la cultura, son emblemáticos por haber
La gran obsesión del siglo XIX fue, como sabemos, la historia [ ... ] La época p-ercibido, a través del espacio, nuevas lecturas del movimiento de la
actual quizá sea sobre todo la época del espacio. Estamos en la época de lo soci~g. Otros, como Deleuzeyc~;;."tt";.ri~-~e hl~Í-~~~;:;-d-~-¡-~-;,d~~¡;_-
simultáneo, estamos en la época de la yu,-xtaposicíón, en la época de lo próxi-
rritorialización" uno de los términos centrales e incluso definido-;;;-
mo y lo lejano, de lo uno al lado de lo otro, de lo disperso. Estamos en un --------~··-··-----

momento en que el mundo se experimenta, creo, menos como una gran vía de su filosofía, terminaron por ampliar tanto la noción de territorio
que se desarrolla a través del tiempo que como una red que une puntos y se que a veces se hace difícil transitar por ~_:_g~~fil()_s~fí~:' (título de
entreteje. Tal vez se pueda decir que algunos de los conflictos ideológicos que capítulo del libro ¿Qué es la.filosofía?, 1991). Aun así, en vista de que
animan las polémicas actuales se desarrollan entre los piadosos descendientes fueron los autores que más utilizaron el término y contribuyeron a
del tiempo y los habitantes encarnizados del espacio (p. 22). su teorización, ellos serán objeto de un tratamiento específico en el
tercer capítulo de este libro con el propósito de abrir perspectivas
Diversos sociólogos y antropólogos, que hace varias décadas igno- para desarrollos teóricos posteriores, aunque no concordemos con
raban o criticaban las lecturas geográficas o sobre la territorialidad algunos de sus presupuestos postestn1cturalistas ni con muchas de las
humana,* redescubren la importancia de la dimensión espacial de la implicaciones políticas de sus discursos.
sociedad -ahora, sin embargo, en especial para diagnosticar la po- La mayor parte de los autores re~urre a la lectura espacial o geo-
lémica desterritorializacíón "moderna" o "posmoderna" del mundo. gráfica a fin de visualizar mejor no dI surgimiento de lo nuevo, sino la
Como si también allí no estuviesen siempre, conjugadas, la destruc- desaparición de lo antiguo. Así, el politólogo francés Bertranc!__-!?ad~
ción y la producción de nuevos territorios, tanto los más abiertos y (1995) osa hablar del "fin de los territorios", título de un libro dedica-
flexibles como los más cerrados y segregadores. Esta "dimensión más do en especial a la discusión del debilitamiento del Estado territorial y
concreta" en que se desarrollan los procesos sociales podría incluso el surgimiento de_ espacios dominados por las organizaciones en red.
proporcionar, en periodos de crisis como éste, una mejor percepción Algunos estudiosos aun más osados y algo visio~;ri-;;~--~o Virilio
de la intensidad real de los cambios. ( 1982), llegaron incluso a defender que "la cuestión de fines de este si-
Según Soja (1993[1989]), la citada transformación propuesta por glo" (XX) sería la de la desterritorialización. Guattari, más crítico, alertó
Foucault de una era centrada en el tiempo en una que privilegia el en cuanto al peligro por la fascinación que la desterritorialización puede
espacio, ubicada en el paso del siglo XIX al xx, en verdad debería ser ejercer sobre nosotros: "en vez de vivirla como una dimensión -impres-
trasladada hacia fines del siglo xx: cindible- de la creación de territorios, la tomamos como una finalidad
en sí misma. Y enteramente desprovistos de territorios, nos debilitamos
hasta desaparecer irremediablemente'; ( Guattari y Rolnik, 1986:284).
*Véase, por ejemplo, la fuerza casi puramente simbólica (o identitaria) de la "región"
de Bourdieu (1989) y su crítica algo simplista a las interpretaciones de algunos geógrafos, En Brasil, a lo largo de la última década, es posible registrar la pre-
que indican desconocimiento de las producciones más recientes en esta temática. sencia deti"na serie de científicos sociales que dedicaron cuantiosas
lll

INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN
21"7I

páginas al debate de la desterritorialización. Sólo para ejemplificar, Ianni ( 1992) también asocia globalización, desarraigo y desterrito-
véanse los trabajos de I~i (1992), quien escribió un capítulo de su rialización: "La globalización tiende a desarraigar las cosas, las gentes
libro La sociedad global acerca de la desterritorialización, y Ortiz ( 1994, y las ideas ... " (p. 92). Así se desarrolla el nuevo y sorprendente pro-
1996), que dio el sugestivo título de Otro territorio a una de sus obras. ceso de desterritorialización, una característica esencial de la socie-
Ortiz (1994) habla de una desterritorialización que sería dominan- dad globalizada (p. 93), se alteran estas nociones, se desterritorializan
te en la modernidad contemporánea (véanse especialmente las pp. "cosas, personas e ideas" (p. 99); la literatura misma se desenraiza en
105-111). Para él, uno de los elementos estructuran tes de la moderni- genios como Nabokov, Borges v Beckett, en un universal que desdeña
dad es "el principio de la 'circulación'" (p. 48), puesto que "moderni- la estabilidad. Para el autor, "la desterritorialización aparece como un
dad es movilidad" (p. 79); movilidad que llega a transformarse, en la momento esencial de la posmodernidad, un modo de ser carente de
misma línea de Bauman (1999), en "signo de distinción", al separar espacios y tiempos ... " (1992: 104); paradójicamente, sin embargo, ésta
a los "sedentarios" de los "que salen mucho", los "que aprovechan la revela, por otro lado, nuevos horizontes de la modernidad.
vida" (p. 211). Se percibe aquí una de las interpretaciones proble- Concordemos o no con Ianni, en especial con sus referencias a la;
máticas de la desterritorialización, aquélla que la asocia con la movi- "disolución" o "carencia" de espacios y tiempos, se advierte que es im- ·

\ lidad en un sentido amplio, bajo la inspiración del "todo lo sólido se


desvanece en el aire", de Nlarx. Cuestionaremos específicamente este
punto en el capítulo 6 de este libro.
presciná.ible discutir el trasfondo "moderno-posmoderno" que despun-
ta en el debate sobre los procesos de desterritorialización (en relación
con esto, véase el capítulo 4). Para los científicos sociales que abordan
[La sociedad moderna es vista por Ortiz como "un c01'"Úunto deste- el tema, o bien es la modernidad la que carga un sesgo profundamente
rritorializado de relaciones sociales articuladas entre sf" (1994:50) e desterritorializador, o bien la posmodernidad es la que se encarga de
incluso la nación es "un primer momento de desterritonalización de promover la destrucción de los territorios o la -muy polémica y ya un
las relaciones sociales" (1994:49). El autor parece menospreciar, al lugar común- "supresión del espacio por el tiempo", al disociar el es-
menos en este momento, la permanencia de los conflictos que genera pacio y el tiempo a través de las nuevas tecnologías y de los procesos en
la contradicción entre una nación moderna, "de~!_e_r:rüori_ajiza_cJ.o_ra" "tiempo real".
en nombre de una ciucl._a,c!;::t11ía que se pretende universal, y ei parti- Finalmente, al mostrar la amplitud (y relevancia) que adquiere la
cularismo de los (neo)nacionalismos de base étnico-culturaj:-su libro cuestión de la desterritorialización, es importante recordar que entre
posterio;, Otro territorio (1996), rectifica algunos puntos y profundiza los mismos geógrafos hay quienes, de una u otra forma, decretan si no
en varias de esas proposiciones. Probablemente su diálogo con otros el "fin" de los territorios y la fuerza de la desterritorialización (lo que
científicos sociales, especialmente con geógrafos como Milton Santos, significaría decretar el fin de la propia geografía), al menos la necesi-
haya influido en este cambiol
' __, dad de cambiar de categorías, como lo hace Chivallon ( 1999) cuando :
A propósito, Santos fue el geógrafo que más alentó el debate sobre propone _(:spacialidad en lugar de territorialidad. ;
territorio y desterritorialización en la década de 1990. como bien lo También se puede hallar una especie de aterritorialidad de nuestro
atestiguan sus obras colectivas (Santos et al., 1993, 1994) e individua- tiempo en análisis más específicos, como el de las diásporas (véase el
les (Santos, 1996). Aunque pocas veces haya utilizado el término de capítulo 8). fv!a_lV;1_1:1_!?-g (1995, 1999), uno de los principales geógrafos
manera explícita, en La naturaleza del espacío amplía la noción hasta en abordar esta temática, afirma que los migrantes en diáspora com-
el punto de incorporar su dimensión cultural, ya que _·'desterritoria- par_ten una "extraterritorialidad". Como veremos en nuestr; ;_;,á_ü;is
lización es, frecuentemente, una palabra más para significar extraña- p;;:~~am:~s que~ por- elC:ü;tr;;~io, se trata de uno de los ejemplos má~
miento, que es, también, desculturización" (p. 262). Además, hay una ricos en términos de que lo que deneminamos multite:ITito-ri~Üdad.
asociación (discutible) entre "or~en __g!_~~~~', que "dester:rj_tgrjajiza" De esta forma, elaboramos nuest~as reflexiones a partir d~-l;s-si­
(al separar el centro y la sede de la acción), y "()¡:-den soci._a~~ q~e "re- guientes cuestiones básicas sobre los discursos y la "práctica" de la
terri~~~aliza" (p. 272). des terri torialización:
INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN

{i) Generalmente
1
no hay una definición clara de territorio en los texto. El dualismo más amplio, el relativo a la relación entre espacio
'----'debates acerca de la desterritorialización; el territorio aparece y tiempo, se abordará más directamente en el capítulo dedicado a la
como ~!g_~"dado", un concepto implícito o referido a priori a un posmodernidad (capítulo 4). Éste tiene implicaciones directas sobre
espacio absoluto, o bien se lo define en forma negativa, o sea, a los demás: los razonamientos binarios entre fijación y movilidad (ca-
partir de lo que no es. pítulo 6) y entre territorio y red (puntos 6.3 y 7.1). Dicotomías tales
~La desterritorialización se concibe casi siempre como un proc_esQ_ como la existente entre sociedad y naturaleza, espacio y sociedad, glo-
genéric_o (y uniforme), en una relación dicotómica y no intrínse- bal y local, se tratarán de manera más difusa a lo largo del texto.
camente vinculada a su contraparte, la re-territorialización; este Como propuestas conclusivas, defenderemos la idea de que buena
dualismo más general se encuentra vinculado a varios otros, como parte de lo que los autores denominan desterritorialización es, en
las disociaciones entre espacio y tiempo, espacio y sociedad, ma- verdad, la intensificación de la territorialización en el sentido de una
terial e inmaterial, fijación y movilidad. "multiterritorialidad" (capítulo 8), proceso concomitante de destruc-
-----
QUDesterri torialización, con el significado de "fin de los territorios", ción y construcción de territorios que mezcla diferentes modalidades
aparece asociada sobre todo con la predominancia de las redes, territoriales (como los "territorios-zona" y los "territorios-red"), en es-
completamente disociadas de u opuestas a los territorios; y como calas múltiples y nuevas formas de articulación territorial.
si la creciente globalización y movilidad fueran siempre sinónimos Podemos decir, anticipando algunas consideraciones finales, que
de desterritorialización. muchas veces el discurso de la desterritorialización se plantea como
un discurso eurocéntrico o "primermundista" (si es que aún se puede
Estas cuestiones serán retomadas a lo largo del texto, estructurado de hablar de Primer Mundo), atento sobre todo a la realidad de las éli-
\ manera que discutamos, inicialmente, las diferentes concepciones de te- tes efectivamente globalizadas y ajeno a la ebullición de la diversidad -"'
rritorio a lo largo de la tradición del pensamiento geográfico y sociológi- de experiencias y reconstrucciones del espacio en curso no sólo en
co (e incluso etológico) y que sirven de trasfondo, explícito o no, para las llamadas periferi~_-del planeta, sino en el interior de las propias
el debate sobre la dest~rritorialización (capítulo 2) .(La concepción metrópolis centrales. ~iertamente, el desprecio de algunas corrientes
1

- -
teóricamente más elaborada sobre desterritorialización proviene de filosóficas por la materialidad del mundo (todas éstas elaboradas en
la filosofía, como uno de los conceptos centrales del postestructura- países "centrales") contribuyó a difundir la idea de un mundo carac-
lismo de Gilles Deleuze y Félix Guattari (capítulo 3).)Se trata de un terizado por la extinción de los territorios o sumido en una dinámica
/
debate que se ha transformado, de este modo, en una de las marcas creciente de desterritorialización. En este sentido, no es de sorpren-
de la llamada posmodernidad, en donde se confunde con las nuevas der que, en la gran variedad de dimensiones con la que se aborda el
experiencias de espacio-tiempo: la "compresión" o el "desanclaje" del tema, justamente la gran ausente es la concepción más estrictamente
espacio-tiempo y las nuevas _geometrías de poder allí implicadas (ca- social de la desterritorialización, o sea, la que vincula desterritoriali-
pítulo 4). Tal como la noción misma de territorio, los discursos de la zación y vida_, material bajo condiciones de "exclusión" socioespacial
desterritorialización abarcan las dimensiones más variadas, desde lo (capítulo 7) .__;
económico hasta lo político y lo cultural (capítulo 5). Aquí cuestiona- Como colofón, una advertencia: como se trata de un tema vasto y
remos algunos de los presupuestos "desterritorializadores", como la multi o transdisciplinario, no anhelamos de ninguna manera alcan:-
deslocalización económica, el debilitamiento de las fronteras políticas zar la exhaustividad, y algunos asuntos aquí discutidos presentarán
y el hibridismo cultural. lagunas o se abordarán de forma más superficial que lo requerido;
Las principales dicotomías que, creemos, están sobreentendidas de allí también nuestro compromiso ..de continuar el debate en traba-
en la mayoría de los debates sobre la des-territorialización -término jos posteriores, profundizando algunas de esas temáticas. Además, es
que muchas veces utilizamos con guión, ya que se trata siempre de pertinente resaltar que nuestro razonamiento y nuestra crítica parten
una desterritorialización- serán analizadas en diferentes partes del siempre de una mirada más específica, la mirada geográfica. Como
111

INTRODUCCIÓN

tal, por lo menos a partir de esta perspectiva, c:ee~os est~r c~ntrib;i­


9 DEFINIR TERRJTORIO PARA ENTENDER
yendo sustancialmente a una mayorproblemauzac10n y a'ª busquecta U DESTERRJTORIALIZACIÓN 1

de respuestas 0 , cuando menos, de algunas pistas importai:tes para el


tratamiento más riguroso y menos dicotómico de la cuest1on.

Finalmente, ¿de qué territorio hablamos cuando nos referimos a


"desterritorialización"? Si la desterritorialización existe, está siempre
referida a una problemática territorial y, consecuentemente, a una de-
terminada concepción de territorio. Para algunos, por ejemplo, la des-
territorialización se vincula a la fragilidad creciente de las fronteras, en
especial de las estatales: allí el territorio es, sobre todo, un territorio
político. Para otros, la desterritorialización está vinculada a la hibridi-
zación cultural que impide el reconocimiento de identidades clara-
mente definidas: aquí el territorio es, ante todo, un territorio simbóli-
co 0 un espacio de referencia para la construcción de identidades.
Nuestra definición de desterritorialización cambiará, en conse-
cuencia, de acuerdo con la concepción de territorio que tengamos.
De esta forma, es posible percibir la enorme polisemia que acompaña
su utilización entre los diversos autores que la discuten. Como ya lo
hemos subrayado, muchos ni siquiera hacen explícita la noción de
territorio con la que están lidiando, y debemos deducirla nosotros
mismos. De allí la importancia de aclarar, de entrada, las principales
líneas teórico-conceptuales en las que se utiliza o se puede utilizar el
término, sin la menor pretensión de imponer la conceptuación a la
problemática, pero mostrando siempre la diferenciación y transfor-
mación de los conceptos en función de las cuestiones priorizadas.
A pesar de la relativa negligencia de las ciencias sociales con re-
lación al debate sobre el espacio y, más específicamente, sobre la
territorialidad humana, 2 por lo menos desde la década de 1960 se
viene planteando la polémica sobre la conceptuación de territorio y
territorialidad. Ya en 1967, Lyman y Scott, en un incitante artículo,
hacían un balance sociológico de la noción de territorialidad, consi-

1
Algunas partes de este capítulo toman corno referencia el artículo con el mismo
útulo publicado en la antología Terrítórío, terrítónos (Haesbaert, 2002a).
2
"Territorialidad" aparece en la bibliografía tanto señalando el presupuesto general
para la formación de territorios (consútuídos concretamente o no), como privilegian- ~
do su dimensión simbólico-ídenútaria.
DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN 33
32
derada de modo sistemático como "una dimensión sociológica que tiene una cierta tradición también en otras áreas, cada una con un
ha sido descuidada"< A través de este texto se evidencia no sólo la enfoque centrado en una perspectiva determinada. Mientras el geó-
poca consideración de la sociología respecto a la dimensión espacial/ grafo tiende a poner el énfasis en la materialidad del territorio, e~~~~­
territorial, sino sobre todo la falta de diálogo entre las diversas áreas dimensiones múltiples (que debe [ríafirl.~fll.ir la inte~a~ciÓ~ciedad­
de las ciencias sociales. La geografía, por ejemplo, a la que le debería naturaleza), la _c:ie_rH::ia _políti~;:¡_ pone el acento en su construcción a
corresponder el papel principal, estaba completamente ausente de partir de rel~<::iones de poder (la mayoría de las veces vinculada a
dicho debate. la concepción de Estado); la economía, que prefiere la noción de
Sin contar con los trabajos más puntuales deJean Gottman (1952, esp~<:.=~? a la de territorio, con frecuencia lo percibe como un factor
1973, 1975), podemos considerar como la primera gran obra escrita locacional o como una de las bases de la producción (en tanto "fuerza
de modo específico sobre el tema del territorio y la territorialidad productiva"); la ,an~r-opología destaca su dimensión simbólica, prin-
en la geografía al libro Ie.r:ritorja:lidad humana, de Torsten Malmberg cipalmente en el estudio de las sociedades llamadas tradicionales
(1980, escrito originalmente en Üf76), obra de referencia, pero cuya (pero también en el abordaje del "neotribalisrno" contemporáneo);
fundamentación teórica conductista fue motivo de fuertes críticas. la sociología lo enfoca a partir de su intervención en las relaciones
Aunque haya establecido las bases de un diálogo más frecuente con soc:::iaj~~, en sentido amplio, y la psicología, finalmente, lo incorpor~
otras áreas, su propósito fue sobre todo el de la refutación, ya que el al debate sobre la construcción< efe la siibjetividad o de la identidad
fundamento del concepto implica una asociación demasiado estre- personal, ampliándolo hasta la escala del individuo.
cha entre territorialidad humana y territorialidad animal, siguiendo Una idea nítida de la amplitud con la que el concepto de territorio
la estela de la polémica tesis del "imperativo territorial" biológico de se trabaja en nuestros días puede surgir de esta lectura, que va de la
RobertArdrey (Ardrey, 1969[1967]). perspectiva etológica (o sea, vinculada al comportamiento animal) a
Además de las perspectivas externas a las ciencias humanas, en es- la psicológica:
pecial las vinculadas a la etología, de la cual surgieron las primeras
teorizaciones más consistentes sobre territorialidad, la antropología, El "territorio» en el senúdo etológico es entendido como el ambiente [en-
la ciencia política y la historia (con incursiones menores también de la vironment] de un grupo [ ... ] que no puede por sí mismo ser objetivamente
localiz<1do, sino c¡ue está constitllido por patrones ele interacción a rran":' de
psícología) son los ocros campos en los que, junto con la geografía v
los cuales el grupo o banda garanuza una cierta estabilidad y localización.
la sociología, encontramos el debate conceptual, lo que demuestra
Exactamente del mismo modo el ambiente de una sola persona (su ambiente
su enorme amplitud y, a la vez, refuerza nuestra percepción sobre la social, su espacio personal de vida o sus hábitos) puede ser visto como un
_precariedad del diálog?J:~~er?-iscif>linario, que es por donde intenta- "territorio", en el sentido psicológico, en el cual la persona actúa o al cual
remos, dentro de lo posible, conducir nuestras reflexiones. recurre.
En este sentido ya existen procesos de desterritorialización y reterritoria-
lización en curso -como procesos de dicho territorio (psicológico)-, que de-
signan el status de la reiación interna al grupo o a un individuo psicológico
(Gunzei, s/d).
2 .1. LA AMPLITUD DEL CONCEPTO

A pesar de ser un concepto central para la geografía, territorio (y Partiendo de la etología, donde minimiza el valor de las bases ma-
territorialidad), por estar relacionado con la espacialidad hurnana,
3 teriales, objetivas, de la constitución del territorio, el autor propone
la construcción de un territorio a niv<;:l psicológico. Es interesante ob-
3 Algunos autores distinguen "espacio", como categoría general de análisis, y "te- servar que reconoce el carácter metafórico de la noción al utilizarla
rritorio", como concepto. Según Moraes (2000), por ejemplo, "desde el punto de vista entre comillas, aunque, corno veremos en el próximo capítulo, no sea
epistemológico, se transita de la vaguedad de la categoría espacío al concepto preciso
exactamente corno la metáfora con que Gilles Deleuze y Félix Guatta-
de territorio" (p. 17).
rn

DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRJTORIALIZACIÓN DEFil'<J:R TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORB.LIZACIÓN 35
34
ri abordan el territorio, en especial en ¿Qué es la filosofía? (De!~l1ze Y fa( nuestra sín~5_.de las diferentes nociones de territorio (Haes-
Guattari, 1991). . . baert, l9-"91'>-yi997; Haesbaert y Limonad, 1999), agrupamos estas con-
-Estos autores se refieren a una noción aún más amplia ~é!.!é!~~o~o, cepciones en tres vertientes básica:::
como uno de los conceptos clave de la fi}()_s?E.<:i: en dimensiones que van
io
de fi~i.;o a lo ment:ál, de lo social a lo psicológico y de escalas que pasan ., Política (referida a las relaciones espacio-poder en general) o
de una rama de árbol "desterritorializado" a las "reterritorializaciones ab- jurídico-política (relativa también a todas las relaciones espacio-
solutas del pensamiento" (1991:66). Dicen ellos: poder institucionalizadas): es la más difundida, en la que el terri-
torio es concebido como un espacio delimitado y controlado, a
Ya en los animales, sabemos de la importancia de las actividades que consisten través del cual se ejerce un determi~ado poder-:-la-más de las veces
en formar territorios, en abandonarlos o en salir de éstos, e íncluso en r_:ha- -aunque no exclusivamente- asociado con el poder político del
cer territorio sobre algo de otra naturaleza (el etólogo dice ~t~e el con;_ran~ro Estado.
0 el amigo de un animal "equivale a un hogar", o que la fan:-1ha es un t:n:ito- .. Cultural (muchas veces culturalista) o simbólico-cultural: prioriza
rio móvil"). Con más razón aún, el homínido, desde su registro de nac1m1en-
to desterritorializa su pata anterior, la arranca de la tierra para hacer de ella la dimensión simbólica y más subjetiva, en la que el territorio es
u~a mano, y la reterrit;rializa sobre ramas y utensilios. Un cayado es, a su v:z, visto, sobre todo, como el PI-9_<!1:1~1:_<:l-~(': !;:;¡._a__prop_iación/valoración
una rama desterritorializada. Es necesario ver cómo cada uno, en cualquier simbólica de un grupo en relación con su espado--V!Vido.
edad, tanto en las menores cosas como en los mayores desafíos, pr~cu~a ~n .. :Económica <con frecuencia economicista) :--menosºdifundida,
territorio para sí, soporta o carga desterritorializ~ciones, y~s'! retemtonahza destaca la dimensión espacial de las relaciones económicas, el
casi sobre cualquier cosa, recuerdo, fetiche o sueno (1991 :oo) · territorio como fuente de recursos o incorporado al conflicto
entre clases sociales~-y-én_Ia_reiadó~ capital-trabajo como produc-
Pero no pensemos que esta polisemia termina cuando nos aden- de ra
to ·é:iíVísión "territorial" del trabajo, por ejemplo.
tramos en el campo de la geografía. Se hace muy visible _en la en~ada
correspondiente del diccionario Les_Mq_t:;_~~!_o,__C?!ogra-fhze, orgamzado ~ Posteriormente, agregamos otra interpretación, la._ i:_;:tt:ural (ista),
por Roger Brunet y otros (1993:480-481). ~ste reúne nada me~~s que más antigua y poco difundida hoy en día en las ciencias sociales. que
seis definiciones para territorio. 4 Una de estas se refiere a la ,ed de se vaie de una noción de territorio basada en las relaciones entre so-
gestión del espac,io", de apropiación todavía n~ p_lenamente r~aliz~­ ciedac! y nat11r::i.leza, de manera especial en lo concerniente al com-
da· otra habla de "espacio apropiado, con senum1enw o conc1enc1a portamiento "natural" de los hombres en relación con su ambiente
de' su apropiación"; una tercera remite a la noción al mismo ~empo físico. Brunet et al. (1992) recuerdan la acepción de territorio apli-
'jurídica, social y cultural, e incluso afectiva", aludiendo ademas a un cada al mundo animal en cuanto a su "equilibrio" entre el grupo y
carácter innato 0 "natural" de la territorialidad humana; finalmente, los recursos del medio. Como veremos un poco más adelante, dicha
se alude al sentido figurado, metafórico, y al sentido "débil", como acepción muchas veces terminó por extenderse hacia la esfera social
sinónimo de un espacio cualquiera. Una definición diferente evoca la (en particular a través de los debates que generó la ya citada obra
distinción entre red, lineal, y territorio, "areal" (de área), en verdad de Robert Ardrey), discutiéndose la parte que le corresponde "a lo
dos caras de un mismo todo, ya que el espacio geográfico es siempre innato y a lo adquirido, a lo natural y a lo cultural, en la noción de
areal 0 zonal y lineal o reticular, en tanto el territorio está compuesto territorialidad humana" (p. 481).
por "lugares, que están interconectados" (p. 481). Aun si se reconoce la importancia de la distinción entre las cuatro
4 En una obra más reciente, de carácter semejante, Jacques Lévy (Lévy y Lussault, dimensiones con las que usualmente:'se enfoca el territorio -la políti- .,.
2003) idenúfica un número aún mayor: nueve definiciones, incluyendo la suya, corre: ca, la cultural, la económica y la "natural"-, es conveniente organizar 1
pondiente a ~un espacio de métrica topo~ca", con~nua: !rente a los ~spac~s de me-
trica topológica o de las redes, y que será objeto de discus1on en el capitulo 1, cuando
nuestro punto de vista a partir de una base diferente, más amplia,
abordemos 1a relación entre territorio y red. en ia cual dichas dimensiones se l1.ª1l~IÜP.§~rtas dentro de la furnia-
36 DEFINIR TERRITORIO PARA ENTEi'l"DER LA DESTERRITORIALIZACIÓN DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORL'\.LIZACIÓN
37
.mentación filosófica de cada abordaje. De esta manera, optamos por 2.2. TERRITORIO DESDE LAS PERSPECTIVAS MATERIALISTAS
;dopt;_;-;q~Í ~~ -~onjui=;t;- de-- per¿pectivas teóricas, con base en un
artículo reciente (Haesbaert, 2002a) en el que discutimos la concep- Si percibimos al territorio como una realidad efectivamente existente,
tuación de territorio según: de c:_ar~c:::_t<::~~tológico, y no como un simple instrumento de análisis,
en el ~C::?:t!-.~?__~p!~~t:::r!J:?~~~<::_()_, como recurso conceptual formulado y
a] El bi?_()!_!lÍ~ma,te:Oalismo-idealismo, desarrollado en función de utilizado por el investigador, tenemos tradicionalmente dos posibili-
otras dos perspectivas: í. la visión que denominamos "p~r,~i~" de dades, difundidas por aquellos que priorizan su carácter de realidad
territorio, al resaltar una dimensión (ya sea la "natural", la econó- físico-material o de realidad "ideal", en el sentido de mundo de las
mica, la política o la cultural); ii. la perspectiva "integradora" de ideas. A muchos les puede resultar un contrasentido hablar de "con-
territorio, en respuesta a problemáticas que, "coñdensád~s" a cepción idealista de territorio", si partim?s de la carga de materialidad
través del espacio, o de las relaciones espacio-poder, abarcan en que parece tener "naturalmente" incorporada, pero, como veremos,
conjunto todas esas esferas. incluso entre geógrafos encontramos también a aquellos que defien-
b] El binomio espacío-tiempo, en dos sentidos: i. su carácter más den el territorio definido, en primer lugar, por la "conciencia" o por
absoluto o rdador;:al: -tanto en el sentido de incorporar o no la el "valor" territorial, en el sentido simbólico.
dinámica temporal {relativizadora), como en la distinción entre Dentro del par materialismo-idealismo, podemos pues afirmar que
entidad físico-material (como "cosa" u objeto) y social-histórica la vertiente predominante es, de lejos, aquella que ve el territorio desde
(como relación); ii. su historicidad y geograficidad, o sea, si se una perspectiva materialista, aunque no por fuerza "determinada" por
trata de un componente o condición general de cualquier socie- las relaciones económicas o de producción, como en la lectura marxista
dad y espacio geográfico o si está históricamente circunscrito a más ortodoxa que se difundió en las ciencias sociales. Esto se debe, muy
determinado (s) periodo (s), grupo (s) social( es) o espacio (s) probablemente, al hecho de que el territorio, desde su origen, tuvo una
geográfico ( s) . connotación fuertemente vinculada al espacio físico, a la tierra.
Etimológicamente, la palabra territorio, terrítorium en latín, deriva
Parece evidente que la respuesta a estos referentes dependerá, so- de modo directo del vocablo latino terra, y la empleó el sistema jurídi- j!
bre: [odo, de la 2os1ción hlosófica adopLacla por el Í11Yc::sLÍgaclor. A.;;Í, co romano dentro d':'I lbn1ado JUS tP1-rp11rfi (en e! IhgPstn, del siglo YT,
un( marxista;; desd~--.;-~ate-ri~Ü~~o histórico o dialéctico, podrá de- según Di Méo, 1998:47) como el pedazo de tierra que fue apropía-
"----
fender una noción de territorio que: i. privilegia su dimensión mate- do, dentro de los límites de una determinada jurisdicción político-
rial, en especial en el sentido económico; ii. aparece contextualizada administrativa. Di Méo comenta que el Jus terrendi se confundía con el
históricamente, y iii. se define a partir de las relaciones sociales en las "derecho de aterrorizar" ( terrifier, en francés).
cuales está inserta, o sea, tiene un sentido claramente relacional. Si recurrimos al Dictionnaire Étimologique de la Langue Latine, de
Debemos reconocer, sin embargo, que actualmente experimenta- Ernout y Meillet (1967[1932]:687-688), y al Oxford Latín Dictionary
mos un entrecruzamíento de proposiciones teóricas y muchos, por ( 1968: 1929), se percibe la~~J2.roximidad etimológica existente entr~
ejemplo, se oponen a que la lectura materialista sea la responsable terra-territorium y terreo-territor (aterrorizar, aquel que aterroriza). Según
de los fundamentos primarios de la organización social. Una vez más, el Díctzonnaire Etimologique, ~!~~-~1:;lrí21. lig~'::1_()a la "etimol°-gí;;¡._:e_opll_lc.1!
nos vemos tentados a tratar de superar la dicotomía material/ideal, qu~ rr:~terr~'_y__ ~t~_!Teo"'(p. _68~), ~~io dela tierrayti=rrQ:C:: Te-
en la que el territorio abarca, al mismo tiempo, la dimensión espacial rntorium, en el Digesta del emperadorjustiniano (50, 16, 239), se define
material de las relaciones sociales y el conjunto de representaciones como unzversitas agrorum intra fines cujusque civitatis ("toda tierra com-
sobre el espacio o el "imaginario geográfico", que no sólo mueve sino prendida en el interior de límites de cualquier ju..risdicción").
que integra o forma parte indisociable de estas relaciones. El Oxford English Dictionary presenta como dudoso este origen eti-
mológico latino a partir del término terra (que habría sido modificado

- ---~-----------------
rn

DEFINIR TERR.l""TORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN DEFL"l\flR TERRITORIO PARA. ENTENDER LA DESTERRITORlA.LIZACIÓN 39
popularmente para terratorium) 5
o terrere (asustar, derivado a territorium 2. 2.1. Las concepciones naturalistas
vía territor, como se señaló antes). Roby (1881), en su Gramática de la
/,engua latina, citado por el Diccionario Oxford, también coloca un Aquí se trata de discutir en qué medida es posible concebir una defi-
signo de interrogación junto al término que habría dado origen a la nición naturalista de territorio, tanto en el sentido de su vinculación
palabra territorium: "terrere, i.e., a placefmm which peüp/,e are warned off con el comportamiento de los animales (el territorio restringido al
(p. 363), lugar de donde las personas son expulsadas o donde se les mundo animal o entendido dentro de un comportamiento "natural"
advierte que no entren. de los hombres), como en la relación de la sociedad con la naturaleza
De cualquier forma, dudosa o no, es interesante destacar esta ana- -(el territorio humano definido a partir del nexo con la dinámica -o
logía, ya que mucho de lo que se difundió más tarde acerca de terri- incluso el "poder"- natural del mundo).
torio, incluso en el ámbito académico, en general albergó directa o Según Di Méo, la concepción más primitiva de territorio es la de
indirectamente estos dos sentidos: uno, predominante, relacionado un "espacio defendido por todo animal confrontado con la necesidad
con la tierra y, por lo tanto, con el territorio como materialidad; otro, de protegerse" (1998:42). Para la etología,
minoritario, referido a los sentimientos que el "territorio" inspira (por
ejemplo, de miedo para quien queda excluido de él, ele satisfacción el territorio es el área geográfica en los límites de la cual la presencia perma-
para quienes lo usufructúan o se identifican con él). Para nuestra sor- nente o frecuente de un sujeto excluye la permanencia simultánea de con-
presa, incluso uno de los conceptos más ¡-espetados hoy en día, el géneres pertenecientes tanto al mismo sexo (machos), a excepción de los
jóvenes (territorio familiar), como a los dos sexos (territorio individual) (Di
concebido por Robert Sack (1986), de territorio como área de acceso Méo, 1998:42).
controlado, está claramente presente en la acepción comentada por
HenryRoby.
Los estudios referentes a la territorialidad animal son relativamen-
Entre las concepciones materialistas tenemos, en un extremo, las
te antiguos en el ámbito de la etología. Trabajos clásicos como el de
posiciones "naturalistas", que reducen la territorialidad a su carácter
Howard (1948, original: 1920) lanzaron el debate a partir del estudio
biológico hasta el punto de que la propia territorialidad humana está
del territorio de ciertos pájaros. Ya en esa ocasión se discutía la ampli-
moldeada por un comportamiento instintivo o genéticamente deter-
tud de la concepción y las dificultades de extenderla, como regla, al
minado. En el otro extremo encontramos, inmersos pnr completo en
mundo animal en su conjunto. No obscante, aun con la dificuir.ad de
una perspectiva social, aquellos que, como muchos marxistas, con-
generalizarla a todo el mundo de los animales, se realizaron numero-
sideran la base material, en especial las "relaciones de producción",
sas extrapolaciones hacia el campo humano o social. El propio Howard
como el fundamento para comprender la organización del territorio.
afirmaba que no podrían existir territorios sin algún tipo de límite (o
En un punto intermedio tendríamos, por ejemplo, la lectura del te-
frontera), que a su vez no podría existir sin algún tipo de disputa, de
rritorio como fuente de recursos. Destacaremos aquí. en tres ítems
manera análoga a lo que ocurre en el mundo de los hombres.
diferentes, las concepciones que denominaremos naturalista~ econó-
El autor que llevó más lejos esta tesis de la extensión de la territo-
mica y política de territorio, aun a sabiendas que se trata de divisiones
rialidad animal al comportamiento humano fue Robert Ardrey, re-
arbitrarias y que en algunos momentos, en especial en el caso de la
ferencia clásica en lo que respecta a la lectura neodarwJ.nista de la
llamada concepción política, también dialogan directamente con el
territorialidad, al afirmar que no sólo el hombre es una "especie terri-
campo simbólico.
torial", sino que este comportamiento territorial corresponde al mis-
mo que se puede percibir entre los animales. Ardrey ( 1969 [ 1967]: 1 O)
define territorio como:
5 Según el Dicionárío EtimológícO da Língua Pr.rrtuguesa (Machado, 1977), la palabra

"territorio" se utilizaba con la graffa terratorium en los Documentos gallegos de los siglos -'ªII un área del espacio, sea de agua, de tierra o de aire, que un animal o grupo de i
al XVI (1422). animales defiende como una reserva exclusiva. También se utiliza la palabra 1~
DEFINIR TERRITORIO PAR-'\ ENTENDER LA DESTERRITORL-'\LIZACIÓN DEFINIR TERRITORIO PAR-'\ ENTENDER LA DESTERRITORL-'\LIZACIÓN
41
para describir la compulsión interior en seres animados de poseer y defender Lorenz (1963) sobre la asociación amplia entre la defensa del territorio
dicho espacio (p. 15). y el instinto de agresividad se encuentre hoy en día superada,6 algunas
consideraciones de este autor merecen ser mencionadas. Por ejemplo,
Al extender la noción a todos "los seres animados", entre los cuales es interesante percibir que entre los animales el territorio puede ser
se encuentra el hombre, Ardrey promueve la argumentación comple-
una cuestión de control no sólo del espacio, sino también del tiempo.
tamente equivocada de que los hombres, como los animales, poseen Al comentar el trabajo de Leyhausen y Wolf, Lorenz afirma que:
una "compulsión íntima" o un impulso tendiente a la toma y defensa
de territorios, y de que todo su comportamiento estaría moldeado de La distribución de animales de una determinada especie sobre el biotopo
manera idéntica: disponible puede verse afectada no sólo por una organización del espacio
sino también por una organización del tiempo. Entre los gatos domésticos V
Actuamos de la forma como actuamos por razones de nuestro pasado evoluti- que viven libres en una zona rural, muchos individuos pueden hacer uso de
vo, no por nuestro presente cultural, y nuestro comportamiento es tanto una la misma área sin entrar nunca en conflicto, por su utilización de acuerdo con
marca de nuestra especie cuanto lo es la forma del hueso de nuestra cadera o un horario (p. 27).
la configuración de los nervios en un área del cerebro humano. [ ... ] si defen-
demos el título de nuestra tierra o la soberanía de nuestro país, lo hacemos Incluso entre animales "sólo gobernados por el espacio" (como
por razones no menos innatas, no menos inextirpables que las que hacen que algunos mamíferos carnívoros), "el área de caza no debe imaginar-
la cerca del propietario obre por un motivo indistinguible del de su dueño
se como una propiedad determinada por confines geográficos; está
cuando la cerca fue construida. !:-~_p._a_E~~~~~-t~_::?to1i_~ldel h(?_1!1!=>I~~s_gené­
tica e- -inextirpable (p. 132). determinada por el hecho de que en cada individuo la preparación
--
~--· -·---·
~ .-~

para luchar es mayor en el lugar más familiar, o sea, en el medio de


Según Taylor (1988), a pesar de que muchos consideran las tesis de su territorio". Cuanto más apartado de su "núcleo territorial de se-
Ardrey por completo superadas, han surgido adeptos de su principal guridad", más evita el animal la lucha, la disputa, por sentirse más
tesis -"la de que la territorialidad se aplica a los comportamientos en inseguro (Lorenz, 1963:28).
escalas muy diferentes, desde interacciones entre dos pueblos hasta Aunque las analogías con el contexto social sean siempre muy pe-
choques e:itre naciones, y la de que la territorialidad es un instinto ligrosas, citamos estos ejemplos por el simple hecho de que a través
básico, incluso recientemente, entre escritores reputados" (p. 45). El de ellos es posible reconocer la no exclusividad de algunas propie-
trabajo del geógrafo sueco T. Malmberg, Territorialidad humana, publi- dades que muchos consideran prerrogativas de la territorialidad hu-
cado en 1980 (pero escrito en 1976), es uno de los mejores ejemplos. mana. Incluso si se trata de mera coincidencia, sin posibilidad alguna
Malmberg propuso la siguiente definición: de establecer correlaciones con el comportamiento humano, estas
características muestran que algunas de nuestras constataciones para
La territorialidad comportamental humana es principalmente un fenómeno 6
Según Lorenz, "podemos afirmar con certeza que la función más importante de
de ecología etológica con un núcleo instintivo, que se manifiesta como esp;i- la agresión íntraespecífica es la distribución uniforme de los animales de una especie
cios más o menos exclusivos, a los cuales están vinculados emocionalmente particular sobre una zona habitable" (p. 30). De acuerdo con Thorpe (1973:251), "Lo-
individuos o grupos de seres humanos y que, por la posible evitación de otros, renz comete el error de extrapolar fácil y acríticamente el comportamiento de los ver-
se los distingue por medio de límites, marcas u otros tipos de estructuración tebrados inferiores tales como peces y muchos pájaros al comportamiento de animales
con manifestaciones de adhesión, movimientos o agresividad (pp. 10-11). superiores e incluso al propio hombre. Lorenz considera que la agresión es algo espon-
táneo, que encuentra expresión, inevitablemente, en la violencia, independientemente
de ios estímulos externos". Waal (2001), aunque tambíén defienda la relación entre
Sin embargo, él advierte que, contrariamente a las lecturas como la agresión animal y humana, afirma que hoy el pensamiento sobre la temática es mucho
del etólogo Konrad Lorenz, el aspecto cotidiano del territorio es más el más flexible y se abandona el concepto lorenziano, que ve la agresión como algo inevi-
table, y se buscan "determinantes ambientales". "En esta visión, la violencia [animal y
de uso de recursos que el de defensa y agresión. Algunas semejanzas, no
humana, se puede deducir] es una opción, que se expresa solamente bajo condiciones
obstante, son cuando menos sorprendentes. Aunque la tesis de Konrad ecológicas [sociales, en el caso de los hombres] especiales" (p. 47).
DEFINIR TERRITORIO PARA E1'1-rEJ'.'fl)ER LA DESTERRITORIALIZACIÓN 43
DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN
42
la territorialidad humana no son privilegio de la sociedad. A partir
.. la protección de las crías durante el crecimiento, para evitar a los
predadores.
de diferentes estudios sobre la territorialidad animal, dásicos o más
recientes, es posible constatar que el te_~tO~<:)__;:¡.niII1_~ (o en él):
Además de una especie de juego costo-beneficio que la territo-
rialidad proporciona a través de ese sentido funcional, para algunos
e en términos de tiempo, puede ser cíclico o temporal;
autores como Deleuze y Guattari habría también otra dimensión, la
.. en lo que se refiere a sus fronteras o límites, puede ser gradual a
de la "expresividad". Se trata probablemente de la característica más
partir de un núcleo central de dominio del grupo y contar con
sorprendente de la territorialidad animal, o mejor dicho, de ciertos
diversas formas de demarcación, con delimitaciones no siempre
grupos de animales específicos, como algunas aves y peces, inusitada
claras o rígidas;í
y polémica, ya que muchos la consideran la más exclusivamente hu-
.. la diversidad de comportamiento es la norma, e incluso existen
mana de las características de la territorialidad.
aquellos animales que los etólogos llaman "no territoriales", en el
Según Deleuze y Guattari (2002), el territorio, más que ser funcio-
sentido de que "vagan más o menos de forma nómada, como los
grandes ungulados, las abejas de tierra y muchos otros" (Lorenz, nal, "posesivo", es "un resultado del arte", expresivo, dotado de cuali-
da~es de expresión. Esta expresividad estaría presente en los propios
1963:31). 8
anrmales, representada en la marca o "póster" de un color (en el caso
Como ya lo hemos afirmado, es difícil generalizar respecto a la te- d_e ciertos peces) o de un canto (en el caso de algunas aves),9 por
rritorialidad animal porque ésta "sirve a diferentes funciones en dife- ejemplo. Para los autores, esta constitución o liberación de materias
expresivas sería "arte bruto'', lo que haría que el arte no fuese "un
rentes especies y tiene un gran número de desventajas" (Huntingford,
1984:189). De allí la importancia de analizar la contextualización de privilegio de los seres humanos" (p. 316). Concordar con Deleuze v
cada comportamiento territorial. Entre los "beneficios" más generales Guattari significaría ampliar la lista de semejanzas entre las territori~­
de la territorialidad animal, que varía de modo sustancial según la lidades animal y humana hasta un nivel probablemente muy proble-
mático, en donde podríamos aproximarnos de manera peligrosa a las
especie, tenemos:
tesis de los que defienden una correspondencia casi irrestricta entre
e la base de recursos que ésta ofrece para la supervi.vencia de los el mundo animal y el humano.
A pesar de todas estas posibilidades de encontrar analogías, sor-
animales ("territorios alimentarios");
e las facilidades que proporciona para el apareamiento y la repro- prende que las discusiones de los geógrafos sobre el territorio abor-
ducción (algunos animales sólo definen territorios durante la den poco o nada el tema de la territorialidad animaL Ello resulta tanto
época de reproducción: "territorios de apareamiento"); más sorprendente cuando recordamos que uno de los debates cen-
trales imputados al geógrafo es el de la relación sociedad-naturaleza.
7 Según Kruuk (2002), algunas "fronteras" son en realidad zonas en disputa cons- No obstante, se ha abierto un campo muy novedoso, principalmente
tante, y otras, cercas o carnínos bien definidos. Para prevenirse de ía violencia en sus a través de lo que algunos geógrafos anglosajones denominan "geo-
territorios, muchos anímales, como los carnívoros, utilizan sistemas de señalización
grafías animales", un debate serio sobre las formas de incorporación
muy diversificados, a través <le gestos o marcas: "levantar la pierna, arrastrar e! trasero,
refregarse las mejillas, arañar el suelo o un árbol... Orina, heces, glándulas anales ... de los animales al espacio social. 10 Los pocos geógrafos que osaron
restregarse contra objetos o en el suelo, o rascarse" (p. 38). Para LoC"enz (1966), los tender el puente entre territorialidad humana v territorialidad ani-
límites, más que estar marcados en el suelo, pueden seC" resultantes móviles .de una mal cayeron en la interpretación, ya comentada ~quí, según la cual la
"balanza de poder" (p. 29).
s Kruuk (2002), citando tesis de Pemberton y Jones, comenta el caso de ciertos g -
Genosko (2002) afirma que, para Deleuze y Guattari, "ei devenir-expresivo de un
carnívoros que no poseen una territorialidad definida, como algunos marsupiales de
componente tal como la coloración marca un territorio" (p. 49).
Tasmania, que pueden organizarse "perfectamente bien en un. sistema no territoC"ial" 10
Es posible obtener un panorama sintético de los avances en esta temática a través
(p. 36). No patrullan ninguna frontera y con frecuencia tienen un comportarníento
del artículo "Animatíng Cultural Geography" (Wolch, Emel y Wilbert, 2003).
espacial totalmente caótico.
DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN 45
44
territorialidad humana puede ser tratada como una simple extensión plio. El serio riesgo que corremos es, una vez más, el de atribuirle todo,
del comportamiento animal, en un sentido neodarwinista. o el fundamento de todo, al campo biológico, natural. A tal punto que
Pero ·suele ocurrir que la señal de alerta en cuanto al riesgo de la ecuación puede incluso invertirse: si la "naturaleza natural" del hom-
pensar nuestra territorialidad de igual forma que la animal proviene bre no explica comportamientos como los relacionados con nuestra
de los propios biólogos. Thorpe ( 197 4), por ejemplo, advierte sobre múltiple territorialidad, las manipulaciones genéticas podrían realizar
los serios daños que provocaron (y continúan provocando) algunos lo que esta biología socialmente "no manipulada" no logró hacer, o sea,
investigadores (como Ardrey) "al concluir que nuestra propia territo- dirigir el comportamiento humano, aun en su relación con el espacio.
rialidad es totalmente comparable a la de los animales" (p. 252). Peor Las afirmaciones del antropólogo José Luis García, realizadas ya en
que esto, se cita el origen de los hombres entre los predadores para 1976, sin duda mantienen su actualidad:
justificar un instinto no sólo agresivo, sino que conlleva también la
necesidad "biológica" de dominar un pedazo de tierra. no sabemos, y difícilmente podremos llegar a conocer algún día, hasta qué
(A pesar de todas estas criticas, no se trata de tesis que hayan sido punto las observaciones extraídas del comportamiento animal pueden ser
aplicadas, aunque sea analógicamente, al hombre. Nos faltan datos objetivos
se'pultadas definitivamente; por el contrario, la tendencia es que éstas
sobre el significado real de la conducta animal, sobre todo si nos introduci-
ganen nuevo aliento, en especial a partir de los avances en el campo mos en el mundo motivacional, y naturalmente el antropólogo, que ha expe-
biogenético. Recientes descubrimientos en el ámbito de la etología y el rimentado en sus estudios transculturales el grave peligro del etnocentrismo,
crecimiento de campos como el de la sociobiología han llevado a consi- difícilmente puede convencerse de que salvará el íncógníto espacio que sepa-
deraciones muy polémicas y a un retorno de la "tra.xp¡:>~~~ol~~s~". ra ia especie animal de la humana sin sumergirse, a su vez, en el antropocen-
Waal (2001) permite que percibamos con claridad este riesgo al trismo más descarado. No queremos con eso dejar de considerar los estudios
comentar las dos formas de abordar la relación entre el hombre y dei comportamíento animal, sino simplemente prevenir sobre la inadecuada
aplicación de sus conclusiones al mundo-humano (García, 1976:17-18).
los otros animales: la que descarta todo tipo de comparación y que
"aún es lugar común" en las ciencias sociales, y la que, a partir de
Si tomamos la crítica por el otro extremo, el de los abordajes que
la teoría darwinista, percibe "el comportamiento humano como pro-
excluyen por completo cualquier discusión sobre la relación sociedad-
ducto de la evolución, sujeta, por lo tanto, al mismo esquema expli-
naturaleza y abrevan del antropocentrismo señalado por García, frente:,
cativo del comportamiento animal" (p. 4). Percibimos, en efecto, que
a algunos fenómenos como el de los conflictos por el dominio de recur-
la distinción es relevante y que las dos proposiciones son criticables.
sos (como el petróleo, las tierra cultivables y, en algunos casos, aunque
La cuestión es que Waal va demasiado lejos al optar por la segunda
de forma más indirecta, la propia agua), parece quedar otra lección: la
perspectiva, cuya respetabilidad y ampliación, según él, han sido cre-
de que, más que nunca, separar naturaleza y sociedad, comportamien-
cientes, principalmente en función de los avances de la teoría sobre
to biológico y comportamient~~ociaJ,es teme~riO:co~o-~Í;;:;:;;-;.-----
los comportamientos de los animales:
- Al hui;d~¡ tan-ériticado "d<:~<:~i~!~ªQ:~iii.!Jle;-~í;;-~ografico",
Comprensiblemente, académicos que han empeñado su vida condenando la se hizo muy común, incluso entre los geógrafos, restar importancia a
idea de que la biología influencia el comportamiento humano son reacios a la relación entre sociedad y naturaleza 11 en la definición de espacio
cambiar de rumbo, pero están síendo superados por el público en general, geográfico o de territorio. Por tal visi§n a_i::i!~~p_()~_~p-~Ij._ca del mundo,
que parece haber aceptado que los genes se hallan presentes en casi todo lo t-¡ c-p,::"L:z.: ? ¿:J~'7
7

que somos y hacemos (p. 2) [ ... ] inclusive los orígenes de la política humana, 11 Es importante recordar que muchos autores consideran el térrrilno "naturaleza"
del bienestar y de la moralidad se están discutiendo a la luz de la observación en un sentido muy amplio, que se torna así prácticamente en un sinónimo de "ma-
de los primates (Waal, 2001:4) .--1 terialidad" o de "experiencia sensorial" vVhitehead (1993(1920], por ejemplo, en su
__./ libro El concepto de naturaleza, la define como "aquello que observamos en la percepción
mediante íos sentidos" \p. 7). Optamos aquí por una interpretación más estricta, con el
En lugar del comportamiento, o de modo más específico, de instin- único objetivo de resaltar la existencia de una dinámica de la naturaleza de algún modo
tos contra la agresión, ahora es el turno de la genética en sentido am- diferente {aunque no disociada) de la dinámica de la sociedad.
DEFINIR TERRJTORIO PARA E.i.'TTENDER LA DESTER..-iüTORlALIZACIÓN DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN

menospreciamos o sencillamente ignoramos la dinámica de la nan1- la capacidad de las relaciones sociales de poder de imponerse sobre la
raleza que, calificada hoy en día como indisociable de la acción hu- dinámica de la naturaleza.
mana, la mayoría de las veces termina perdiendo por completo su Desde una perspectiva diferente, una especie de territorio "natu-
especificidad. ral" al revés (nada "natural") es aquel que- se define a partir de las
Si se exagera, podríamos incluso discutir si no existiría también una llamadas reservas naturales o ecológicas. Obligado a reinventar la na-
especie de "desterritorialización natural" de la sociedad, en la medi- tural_eza a ~avés de concepciones como la ecología, la biosfera y el
da que fe?_Ó!E._c::_I_l_os naturales corno vulcanismos y terremotos suelen medio ambiente, el hombre se vio en la contingencia de producir
provocar cambios radicales en la organización de muchos territorios. concretamente una separación que nunca habría existido entre es-
Las recientes erupciones de un volcán en el Congo, que obligaron a pacios "humanos" y "naturales'', como en una lectura de la geografía
decenas de miles de personas a abandonar la ciudad de Goma, y en la que separaba paisajes naturales y paisajes culturales o humanizados
isla Strómboli, en Italia, figuran entre los varios ejemplos de este pro- (Sauer, 1926).
ceso. Aun sabiendo que los efectos de esta "desterritorialización" son De esta forma, la reclusión a la que fueron relegadas algunas zonas
muy variables de acuerdo con las condiciones sociales y tecnológicas del planeta, en función de su condición de zonas "protegidas", pro-
de las sociedades, no hay dudas de que tenemos allí ot~ _'.'.~1:1:~r_za", .z:i.o. voca la reproducción de territorios que son una especie de clausura
humana, que interfiere en la construcción de nue~tr_os !erritorios. en sentido inverso, ya que con frecuencia tienen casi vedadas la inter-
Incluso si no convenimos con el térmT~1.o "desterritorializadó;\ en venci?n y la movilidad humana en su interior. Es evidente que allí las
sentido estricto, para caracteiizar dichos procesos -ya que, como aca- cuestiones de orden cultural, político y económico involucradas son
bamos de ver, sería absurdo considerar la existencia de territorios "na- tan importantes como los asuntosllamados ecológicos. De cualquier
turales" desvinculados de las relaciones sociales- no podemos ignorar modo, se trata de un ejemplo más, muy rico, de un territorio inter-
este tipo de intervención por el simple hecho de que el hombre, por pretado desde ~na -~erspectiva_mat~::1_~ y que, aunque entrecruce
más que haya desarrollado su aparato técnico de dominio de las condi- estrechamente areas como la antropología, la sociología y la ciencia
ciones naturales, no ha logrado ejercer un control efectivo sobre una política, también está muy focalizado a partir de perspectivas como
serie de fenómenos vinculados de forma directa a la dinámica de la las de la ecología.
naturaleza o, incluso, con su aplicación provocó reacciones completa- Dentro de la dimensión material del territorio, por lo tanto, de
mente imprevisibles. alguna manera es necesario considerar esa dimensión "natural", que
Además, si tomamos en cuenta la discutible tesis de aquellos au- en algunos casos todavía se revela como uno de sus componentes
tores que amplían de forma tal la noción de poder que éste termina fundamentales. Pero es claro que nunca en forma disociada. En el
superando los límites de la sociedad, es posible extrapolar y decir que fondo, la razón está del lado de autores como Bruno Latour (1991),
el territorio, aun en la lectura más difundida en las ciencias sociales, para quien nos movemos mucho más en el campo de los "híbridos"
que privilegia su vinculación con las relaciones de poder, también in-
corpora una dimensión "natural" en su constitución, 1" o por lo menos para 1V1arx son sinónimos de fuerzas productivas, confluven con los de la naturaleza
como la fertilidad natural del suelo y la capacidad de procrear del mundo animal'.
12
Reconocer la importancia de una dimensión "natural" en la composición de los Lo~ poderes destructivos de la naturaleza inciuyen la entropía, los terremotos y los
territorios no significa, pues, concordar con la posíción de aquellos autores que llegan relampagos; sus poderes preservadores y restauradores abarcan sistemas de inmunidad
a ampliar la noción de poder hasta la esfera de ia naturaleza. Para Blackburn, por ejem- biológica, coberturas forestales y lava solidificada. La historia humana se ha venido de-
plo,"[ ... ] es posibie acruibuírle el 'poder' a propiedades de la naturaleza tanto como a sarrollando en una tensión creativa con esos poderes fundamentales de transformación
propiedades de la especie humana, tales como el poder múltiple del medio ambiente Y preservación". El autor define, además, el "poder humano" como "la habilidad de
sobre las comunidades humanas. De hecho, el surgimiento de nuestra especie y de la [llevar a cabo las intenciones o potencialidades humanas de] crear, destruir, consumir
propia evolución de la vida demostró el poder de la selección natural. Se puede definir o preservar c~sas, tales como independencia y autoridad en-la esfera política, riqueza
provisoriamenté-.poder'·, en un sentido general, como la habilidad de crear, destruir, en la econom1a o poder en la esfera militar, a través de la intervención en esos poderes
consumir, preservar-o"reparar. Los poderes productivos accesibles a la sociedad, que de la naturaleza" (Blackburn, 1992(1989):287).
DEFINIR TERRITORIO PARA ENTE:N"TIER LA DESTERRITORIALIZACIÓN DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN 49

sociedad-naturaleza. La cuestión central, entonces, no es cuestionar área "defendida" en función de la disponibilidad y garantía de los re-
la existencia de las visiones naturalistas (como las nociones de territo- cursos necesarios para la reproducción material de un grupo. Es im-
rio aquí discutidas), sino cómo desarrollar instrumentos conceptuales portante recordar, sin embargo, que no se trata de una característica
para repensarlas dentro de ese complejo hibridismo en el que cada genérica de las sociedades tradicionales, como interpretan de forma
vez más se están transformando. apresurada diversos autores. Existe una distinción muy nítida entre
las diferentes formas de construcción del territorio y de la territoria-
lidad en relación con sus recursos, dependiendo de factores como el
2.2.2. La concepción de base económica tipo de movilidad al que el grupo se halla sujeto.
Lancaster y Lancaster (1992), por ejemplo, al analizar tribus de
La opción de la dimensión material, analizada aquí en su perspectiva Omán, en la península Arábiga, parten de la constatación de que no
más extrema, la que comprende la concepción naturalista de territo- existe la propiedad de los recursos naturales, ya que éstos son compar-
rio, dominante en la etología y en algunas posiciones de las ciencias tidos por todos, como es tradicional entre los pueblos nómadas del
sociales, se expande, no obstante, por varias otras esferas que van des- desierto arábigo. Hay un sistema de acceso a los recursos dotado de
de la ciencia política hasta la propia antropología. Es corno si muchos flexibilidad, que depende de factores tales como preferencias basadas
antropólogos, aun priorizando el mundo simbólico, al referirse a la en el conocimiento de los recursos en la zona donde se halla cada fa-
dimensión material apelaran a una categoría corno la de territorio, milia o grupo y quién alcanzará primero determinada zona. "Lo que
viéndolo fundamentalmente desde esta perspectiva. Con frecuencia se defiende es la idea de acceso", su legitimidad, "el concepto más que
se trata de autores influidos por el marxismo, como es el caso de Mau- el objeto, ya que el objeto siempre puede ser renovado o desplazado"
rice Godelier, que en su libro Lo ideal y lo material: pensamiento, eco- (p. 343), en términos aproximados, agregaríamos, con lo que se esta-
nomías, sociedades, define territorio a partir de procesos de control y blece así un "patrón flexible de uso territorial" (p. 352).
usufructo de los recursos: O sea, algo de la "flexibilidad" territorial que reivindicamos como
característica de la territorialidad (o incluso, para algunos, de la ate-
Se designa como territorio la porción de la naturaleza, y por lo ~anto del es- rritorialidad) de nuestros tiempos "posmodernos" encuentra refu-
pacio, sobre el que una sociedad determinada reivindica y garanuza a todos o gio, de manera muy diferente en su forma, pero dentro de principios
a parte de sus miembros derechos estables de acceso, de control y de uso con de convivencia social igualmente ricos, entre grupos sociales vistos de
respecto a la totalidad o a parte de los recursos que allí se encuentran Y que
modo genérico como dotados de territorios estables y bien delimi-
dicha sociedad desea y es capaz de explotar ( Godelier, 1984: 112).
tados. En relación con el trabajo de Lancaster y Lancaster, Casimir
(1992) afirma que:
Godelier mantiene en su definición una fuerte referencia a la na-
turaleza, algo muy presente en el trabajo de antropólogos e historia- Por no ser animales territoriales, pero poder, si es necesario, comportarse
dores que, con frecuencia, cuando analizan el territorio y los procesos territorialmente, la mejor estrategia general para garantizar el acceso a los
de territorialización, se refieren al análisis de las sociedades tradicio- diversos tipos de recursos, bajo variadas condiciones sociales y/ e naturales,
nales, corno la sociedad indígena, que económicamente dependen es la flexibilidad (p. 16).
mucho más de las condiciones físicas de su entorno o que hacen uso
de referentes espaciales de la propia naturaleza en la construcción de En la mayor parte de los lugares, actualmente estarnos bien dis-
sus identidades. De allí la importancia que Godelier otorga al tenito- tantes de una concepción de territorio como "fuente de recursos" o
rio en tanto fuente de recursos, a su acceso, control y uso. como simple "apropiación de la naturaleza'', en sentido estricto. Ello
Al1ZUnos antropólorros en trabaios más recientes, todavía mantie- no significa, sin embargo, corno lo acabamos de demostrar, que di-
º b ' :J
nen esa idea de territorio de basamento económico-materialista corno chas características se encuentren superadas. Dependiendo de las ba-
111

50 DEF1NIR TERRITORIO PARA EJ.'-rTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN 51
ses tecnológicas del grupo social, su territorialidad aún puede cargar El territorio usado se constituye como un todo complejo donde se teje una
profundas marcas de una vinculación con la tierra, en el sentido físico trama de relaciones complementarias y opuestas. De allí el vigor del concep-
to, invitando a visualizar como un proceso las relaciones establecidas entre el
del término.
lugar, la formación socioespacial y el mundo (p. 3). El territorio usado, visto
Lo mismo ocurre en las zonas donde algunos fenómenos naturales
como una totalidad, es un campo privilegiado para el análisis porque, por un
(vulcanismos, movimientos sísmicos, huracanes) ejercen influencias lado, nos revela la estructura global de la sociedad y, por el otro, la propia
profundas en la vida social. Además, como ya hemos comentado, el complejidad de su uso (p. 12).
agravamiento de las cuestiones ambientales ciertamente llevará a una
valoración cada vez mayor del control de recursos como el agua o En una distinción muy interesante, probablemente inspirada en
los suelos cultivables, lo que puede generar nuevos conflictos por el Jean Gottman, entre _!:ce_ri2~9ri<?._c_<:l?1-~Te_~E~°-Y territorio C~J:?-~ _a.:}:)rig?
dominio territorial (como viene ocurriendo ya en diversas regiones o refugio, Santos afirma que mientras "para los actores hegemónicos
como el valle del Nilo, el Sáhel o la cuenca del Tigris y del Éufrates). ei territorio usado es un recurso, garantía de realización de sus intereses
Aunque hayamos comenzado nuestra discusión sobre el abordaje particulares", para los "actores hegemonizados" se trata de "un refu-
que privilegia la dimensión económica del territorio con el ejemplo gio, buscando constantemente adaptarse al medio geográfico local,
más extremo, en el sentido de asimilación de una perspectiva ma- a la vez que recrean estrategias que garanticen su supervivencia en
terialista de territorio por parte de aquellos que, por las divisiones los lugares" (pp. 12-13). En la interacción territorio-sociedad, el te-
académicas del trabajo, estarían menos propensos a asumirla, o sea, rritorio participa en un sé"~tid.o explíciram~-;;_t~-crtji~i_9~ª1, tanto en
los antropólogos, es evidente que otras áreas, especialmente la econo- su calidad <:J._e. ':_actor" como en la de ~~ac?:1a.<:l.<:>" u '~objet<:> _9-<:.!.::i:_;:i._c_9.__~~"
mía, han producido abundantes obras dentro de esa perspectiva.(ba (p. 13).
cuestión es que la mayoría de los trabajos, en especial en el área de En uno de los textos más consistentes en términos de discusión
la economía regional o espacial, hace un uso mucho mayor de con- conceptual sobre territorio, "O retorno do território", Santos (1994a)
ceptos como espacio, espacialidad y región que de territorio, siendo comienza por criticar el legado moderno de los "conceptos puros",
por lo tanto temerario "forzar" a partir de allí una interpretación del que hizo del territorio un concepto ahistórico al ignorar su carácter
concepto. Aunque se utilicen ampliamente términos como división "híbrido" e históricamente mutable. Así, "lo que éste tiene de perma-
territorial del trabajo, se trata sobre todo de una división espacial del nente es que se trata del marco de nuestra vida" y "lo que lo trans-
trabajo (Massey, 1984), ya que en contadas ocasiones se alude a la forma en objeto del análisis social" es su uso, "y no el territorio en sí
concepción de territorio allí incorporadaJ mismo" (p. 15).
Entre los geógrafos, encontramos algunas posiciones que, aun- Este énfasis en cuanto al "uso" del territorio, al punto de distinguir
que minoritarias y casi siempre impregnadas de fuertes vínculos con entre el "territorio en sf' y el "territorio usado" (lo cual recuerda so-
otras perspectivas, pueden ser consideradas, con cierta simplificación, bremanera la distinción de Raffestin entre espacio y territorio), a la vez
como abordajes que privilegian la dimensión económica en la cons- que explicita una priorización de su dimensión económica, establece
trucción del concepto de territorio. Es probable que la concepción una distinción discutible entre el territorio como "forma" y el territorio
más relevante y teóricamente más consistente sea h defendida por usado como "objetos y acciones, sinónimo de espacio humano" (San-
el geógrafo brasileño Milton Santos, en la que el "uso" (sobre todo tos, 1994a:l6). De cualquier modo, no se trata nunca solamente de un
económico) es el definidor por excelencia del territorio. territorio-zona (una superficie delimitada con claridad) como el de los
En defensa de un abordaje geográfico integrador y "totalizador", estados-naciones modernos, sino también de lo que aquí denominare-
Santos utiliza la controvertida expresión "territorio_usado" como co- mos territorio-red: "el territorio, hoy en día, puede estar formado de
rrelato directo de "espacio geográfico" (Sm:rtos et al., 2000:2), objeto lugares contiguos y de lugares en red" (Santos, 1994a:l6).
de la disciplina geográfica: La amalgama tenitorial, que en el pasado estaba dada por la~
gía, proveniente de los propios procesos naturales'', a lo largo del
52 DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN 53
tiempo fue cediendo espacio gradualmente a la información, "hoy en nicas (1996:19), e incluso, con el reconocimiento,junto a la "tecnoesfe-
día el verdadero instrumento de unión entre lasdiferentes partes de ra", de una "psicoesfera" vinculada al "reino de las ideas, creencias, pa-
un territorio". El territorio reúne informaciones definidas de manera siones" (p. 204), dicha noción aparece de manera mucho más sutil en
local y externa, vinculadas a un contenido técnico y a un contenido el conjunto de su obra. El énfasis puesto en la "funcionalización" y en el
político, una dialéctica que "se afirma mediante un control 'local' de contenido técnico de los territorios permite incorporar la lectura de te-
la técnica de la producción y un control remoto de la parte política de rritorio elaborada por Santos en el marco de una perspectiva económi-
la producción" (p. 17). El mando "local" del territorio depende de su ca. Debemos reconocer, sin embargo, el rico proceso de ampliación y
densidad técnica o funcional-informacional (p. 18), mientras que el complejización del concepto, verificado en particular en sus últimos
"control distante", global, la "escala de la política", al revés de lo que trabajos, 14 además del hecho, en extremo relevante, de que el autor
ocurría "antes del debilitamiento del Estado territorial" (p. 19), está nos alerta para que nunca concibamos la des-re-territorialización sólo
disociado por completo, lo que agudiza los conflictos entre "un es- a partir de la perspectiva político-cultural, incluyendo de forma indi-
pacio local, espacio vivido por todos los vecinos, y un espacio global" sociable los procesos económicos, especialmente la dinámica capita- '
racionalizador y en red. 13 lista del "medio técnico-científico informacional".
Santos distingue así un "territorio de todos", también denomina-
do, retomando a Frarn;ois Perroux, "espacio banal", "frecuentemente
contenido en los límites del trabajo de todos", y un espacio de las 2.2.3. La tradición jurídico-política de territorio
redes, vinculado a las "formas y normas al servicio de algunos". Existe
allí una diferenciación entre "el territorio en su totalidad y algunas de Por la amplitud de la temática espacial, ciertos conceptos en geografía
sus partes, o puntos, o sea, las redes" (p. 18). Esta distinción, algo pro- terminaron por priorizar un determinado tipo de cuestión y una di-
blemática, debe ser relativizada por el hecho de que el autor afirma mensión social específica, como por ejemplo el tratamiento de asun-
de igual modo que "son los mismos lugares que forman redes y que tos económico-políticos a través del concepto de región, o de pro-
forman el espacio banal. Son los mismos lugares, los mismos puntos, blemáticas del campo de las representaciones cultura:Ie..s del espacio
pero que contienen simultáneamente funcionalizaciones diferentes, mediante el concepto de paisaje. En este sentido, no es equivocado
quizá divergentes u opuestas" (1994a:l6). afirmar que, ~~ºde una enorme diversidad de perspectivas,
AJ definir el espacio geográfico -que, como vimos, puede ser sinóni- el territorio ganará su más amplia tradición en el campo de las cues-
mo de territorio (o por lo menos de "territorio usado")- como la in- tiones políticas.
teracción entre un sistema de objetos y uno de acciones, Santos explicita Por la importancia de este abordaje, la trataremos aquí en un pun-
la base materialista de ~ndamentación económica en su trabajo. A pesar to separado dentro de las posiciones materialistas, aun a sabiendas de
de criticar las limitaciones del abordaje analítico en torno a la dialéc- que varios de esos enfoques no se restringen al terreno de la materia-
tica de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción, asocia, lidad de las relaciones sociales o de poder. Por lo menos entre algunos
aunque "en forma simplista'', como él mismo lo reconoce, un sistema de autores, se trata, de manera aproximativa, de una especie de acuerdo
objetos con un conjunto de fuerzas productivas y un sistema de acciones tácito, a fin de dar mayor rigor a sus conceptos, cada uno ocupado
con un cortjunto de relaciones sociales de producción (1996:52). en problemáticas específicas. Como veremos en el punto siguiente, la
La aplicación de las "categorías analíticas internas" a la noción de
14 Véase, por ejemplo, la asociación planteada entre territorialidad y cultura, te-
espacio supone, como primer "proceso básico", el estudio de las téc-
rritorialidad y memoria ("efímera" y "longeva"), en La naturaleza del espacio (Santos,
13 Esta distinción entre global y local también debe ser problematizada, principal- 1996:262-263). Al asociar movilidad y desterritorialización, el autor llega incluso a afir-
mente debido a que el autor, en una obra más reciente (Santos, 1996:272), asocía "or- mar, como ya lo hemos destacado en la "Introducción", que "desterritorialización es,
den global" con desterritorialización, en tanto separa el centro y la sede de la acción, y frecuentemente, otra palabra para significar extrañamiento, que es, también, descul-
"orden local" y espacio banal, "irreductible", con reterritorialización. turización" (p. 262).
54 DEFINIR TERRITORIO PARA ENTE:N""°DER LA DESTERRJTORIALIZACIÓN DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER Lo\. DESTERRITORLA.LIZACIÓN 55
geografía cultura_l, al privilegiar la dimensión simbólica o el campo de Aunque su origen etimológico se encuentre asociado a la idea de :
las representaciones, utiliza mucho más otros conceptos como paisaje apropiación o hasta de dominación (política) del espacio por los
o lugar que el de territorio. En lo que respecta a la geografía política, hombres, las bases conceptuales de territorio y territorialidad fueron
~~-~torio, e incluso territorialidad, son considerados co~¿ c"émcep- elaboradas por primera vez, como hemos visto, en el campo de la eto- ·
tos-fundamentales. Según Cox (2002), "los conceptos centrales de la logía. En verdad, podemos considerar que, en general, a lo largo de
ge()~ª _p()lític:a': son, para simplificar, "territorio y territorialid~d;~­ los siglos XIX y xx, los debates académicos sobre la territorialidad en
(p. 3). Territorialidad, como veremos más adelante, aun estando más la biología y en las ciencias sociales corrieron paralelos. De forma sutil
frecuentemente asociada a fenómenos de orden político (véase, por 0 enfática, según el contexto histórico, político o ideológico, en algu-
ejemplo, Sack, 1986), también aparece vinculada a cuestiones socio- nos momentos esas propuestas se cruzaron, sea en el sentido de hacer
culturales, como la identidad social. valer, unilateralmente, los paradigmas de la territorialidad animal so-
El vínculo más tradicional en la definición de territorio es el que bre la humana, sea para que prevaleciera el sentido social, humano,
realiza la asociación entre territorio y los fundamentos materiales del de la territorialidad (como en la gran mayoría de los estudios llevados
Estado. En geografía, el autor clásico en tal discusión es el alemán a cabo en las ciencias sociales).
_Friedrich RatzeL Según Moraes (2000:19), "en la óptica ratzeliana, De este modo, no siempre quedó claramente establecida la dis-
el territorio es un espacio cualificado por el dominio de un grupo tancia entre una visión naturalista de territorio y un abordaje polí-
humano, estando definido por el control político de un determinado tico. Corrientes teóricas materialistas fundamentadas en analogías
ámbito espacial. Según él, en el mundo moderno constituyen áreas con las ciencias biológicas tendieron puentes, a veces inusitados,
de dominación 'estatal' y, más recientemente, 'estatal nacional"'. De entre las construcciones política y biológica de territorio. Al reivin-
esta forma, para Ratzel: dicar para la sociedad el derecho "natural" a un espacio o incluso a
la propiedad privada de la tierra, transformado en un derecho casi
Aunque induso la ciencia política frecuentemente haya ignorado las rela- obligatorio, en tanto correspondería al "espacio vital" sin el cual no se
ciones de espacio y la posición geográfica, una teoría del Estado que hiciera daría el "progreso" social, algunos estudiosos desarrollaron la asocia-
abstracción del territorio no podría, jamás, tener ningún fundamento seguro ción que hizo del territorio político -de manera principal el territorio
(p. 73). Sin territorio no se podría comprender el incremento de la potencia
del Estado-, en mayor o menor grado, una extensión de la dinámica
y de la solidez del Estado (Ratzel, 1990:74).
que ocurría en el ámbito del mundo biológico, más específicamente
en el mundo animal.
Freund (1977), por otro lado, al analizar la sociología de Max We-
Aunque la rica perspectiva teórica de Ratzel no se pueda reducir, en
ber, afirma de una manera todavía más amplia (que asocia territorio y
absoluto, a la visión organicista y "determinista" que muchos le atribu-
"actividad política" en sentido amplio):
yeron, no hay dudas de que él se inspiró en la naturaleza biológica del
La actividad política se define, en primer lugar, por el hecho de desarrollarse
hombre para presentar algunas de sus conclusiones más importantes
en el interior de un territono delimitado. [ ... ] las fronteras [ ... ] pueden ser en relación con el espacio y el territorio. El autor comienza la prime-
variables; no obstante, sin la existencia de un territorio que particularice el ra sección de su libro Geografía política, denominada "De la relación
agrupamiento, no se podría hablar de política. [ ... ] Se puede, pues, definir entre el suelo y el Estado", discutiendo la "concepción biogeográfica
la política como la actividad que reivindica para la autoridad instalada en un del Estado" (Ratzel, 1988[1897]). Él recuerda que el movimiento de
territorio el derecho de dominio, que es la manifestación concreta y empírica los hombres sobre la Tierra es de avances y retrocesos, contracciones
del poderío. [ ... ] Ese poderío y ese dominio, según Max ·weber, sólo se vuel-
y expansiones. Reconoce allí una analogía con la biogeografía:
ven políticos cuando la voluntad se orienta significativamente en función de
un agrupamiento territorial, con vistas a realizar un fin, que sólo tiene sentido
por la existencia de dicho agrupamiento (pp. 160-161). Existen, para la biogeografia, espacios vitales, islas de vida, etcétera, y según
ésta el Estado de los hombres es, también él, una forma de propagación de la
DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN DEFINIR TERRITORIO PARA El'<'TENDER LA DESTERRITORLt\LIZACIÓN
57
vida en la superficie de la Tierra. Está expuesto a las mismas influencias que aquella que, valorando la dimensión económica, concibe el territorio
la vida en su conjunto. Las leyes particulares de propagación de la vida hu- como fuente de recursos para la reproducción de la sociedad, ya que
mana sobre la Tierra determinan igualmente el surgimiento de sus estados.
es también con base en la disponibilidad de recursos que Ratzel va a
No hemos visto la formación de estados ni en las regiones polares, ni en los
desiertos, y éstos permanecieron pequeños en las regiones poco pobladas de construir su concepto. El "espacio vital" sería, así, el espacio óptimo
los trópicos, de las selvas vírgenes y de las más altas montañas (p. 11). para la reproducción de un grupo social o de una civilización, toman-
Las transformaciones incesantes de los estados, internas y externas, son tes- do en cuenta los recursos allí disponibles que, según la lectura del
timonio precisamente de su vitalidad. Sea en las fronteras, que sólo sabríamos autor, deben tener una relación de correspondencia con el tamaño
aprehender, científicamente, como una expresión del movimiento tanto inor- del agrupamiento humano existente en él.
gánico como orgánico, sea en las formaciones estatales elementales, en las que Es interesante percibir, sin embargo, que el enfoque de Ratzel no
la semejanza con un tejido celular salta a la vista [ ... ], en todo lugar se constata
se reduce a una perspectiva materialista, en sentido estricto. Relectu-
una analogía formal de todos los seres vivientes, en el sentido de que éstos ex-
traen del suelo su vitalidad. Esta vinculación, de hecho, constituye para todos ras relativamente recientes han subrayado la relevancia del lado "espi-
ellos, sean líquenes, corales u hombres, la característica universal, característi- ritual" y más subjetivo de su obra. Dijkink (2001), por ejemplo, alude
ca vital pues constituye la propia condición de su existencia (p. 12). a variantes del "espíritu universal" hegeliano y de una concepción
idealista de la naturaleza presentes en su interpretación del Estado y,
Losc'~~p~acio;--\3.~de la biogeografía son trasladados a la reali- como consecuencia, podemos decir, del territorio.
dad territorial del Estado, el cual también es "una forma de propaga- El concepto idealista de naturaleza se refiere más a un estado ideal
ción de la vida en la superficie de la Tierra". Éste tiende a expandir- de la propia sociedad que a las cosas externas al hombre. La naturale-
se como se expanden las células y los organismos vivos, "extrayendo za se expresaría a través de los humanos, en su creación artística. En
del suelo su vitalidad". Raffestin, en el comentario agregado a esta este sentido, el Estado mismo sería "un trabajo de arte similar" (Dij-
obra de Ratzel, reconoce que la "ontología ratzeliana es de esencia kink, 2001:125). En palabras del propio Ratzel: "[ ... ] con y a través
ecológica y funda la concepción biogeográfica del Estado" (Ratzel, de su pueblo y país [Land] se torna individualizado y así desarrolla el
1988:379). Esta relación íntima entre suelo (naturaleza o, en la lectu- organismo político-geográfico del Estado, el cual crea [!] su propia
ra más amplia de Raffestin, "espacio", sustrato material) 15 y Estado (o área natural [Naturgebiet] [ ... ]. El todo nacional pretende tornarse un
territorio), lleva a Ratzel a reconocer que: todo natural[ ... ]" (Ratzel, en Dijkink, 2001:125).
La "ligazón espiritual con la tierra" que Ratzel defiende hace de
El suelo favorece u obstruye el crecimiento de los estados, según el modo ese territorio estatal mucho más que una entidad material. El sentido
como éste favorece u obstruye los desplazamientos de los individuos y de las orgánico "óptimo" deseado por el Estado se expresaría a través de la
familias[ ... ]. No se puede concebir al hombre sin el suelo terrestre, así como
idea de que gracias al territorio, o mejor dicho, al "suelo'', la nación
la principal obra humana: el Estado. [ ... } El Estado vive necesariamente del
supera sus miserias y alcanza las condiciones para la proyección de su
suelo (p. 13).
"poder creativo" (Dijkink, 2001:125).
Más de medio siglo después, otro geógrafo que marcó el debate
De cualquier forma, en Ratzel, el territorio queda definido en el
de la geografía política y su concepción de territorio fue J.e__~
eslabón indisociable que hay entre una dimensión natural, física, y
man (1952). Para el autor, en el mundo "compartimentado" de la
una dimensión política (que aquí se confunde con estatal) del es-
pacio. Esta concepción acaba, de alguna manera, por aproximarse a geografía, ~l~--~aj_c!::i:~.12.()_l~ti<:=~ es el territorio". Hay aquí una amplia-
ción del concepto que, a pesar-de--mantener- su carácter jurídico-ad-
15
ministrativo, va mucl!_?_má~~llá _?_~1 ~~tado-nªci§11_y__~expande hacia
Raffestin, en su "Epílogo", afirma que Ratzel está tanto en el origen del concepto
~ni!¿E_to de tierras agrupadas en unaunidad que depende de-~na
de centro-periferia (atribuido más tarde a Lenin) como en la distinción entre espacio
y territorio (vulgarizado actualmente por autores anglosajones y, sobre todc, por el autoridac!
-- ·- ----- -- qlie goz-a-<li.uñ
---común-y det~n:llinad.~ ~é~~en;'-:En-Cüar--
·- ------·-·· ------------=-
propio Raffestin en Por -uma Geografia do Poder). quier caso, se trata de "un compartimiento del espacio políticamente
DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN DEFI:NJ:R TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN 59
distinto" y de una "entidad jurídica, administrativa y política" (p. 71). pecial la del neorrealismo en el análisis de las relaciones internacio-
O sea, el carácter político-administrativo del territorio sigue siendo su nales. Cox (2002), por ejemplo, define los tenitorios como "espacios
característica fundamental. que las personas defienden por la exclusión de algunas actividades
A pesar de ese enfoque centrado en las entidades "compartimen- y la inclusión de aquellas que realzan más precisamente lo que ellas
tadas" concretas de la geografía, o más bien, en la idea de territori? quieren defender en el territorio" (p. 3).
como "compartimiento", Gottman también incorpora una dimensión Si acudimos a autores más recientes, pero que ya son clásicos,
más idealista al tratar de entender los territorios, en especial los esta- como Claude Raffestin y Robert Sack, parece haber consenso en que
tales, al mismo tiempo en torno de lo que él denomina "sistemas de la dimensión política, más allá de su perspectiva jurídica y estatal, es la
movimiento" o circulación y "sistemas de resistencias al movimiento" que mejor define al territorio. 16 Dada la importancia de ese carácter
o "iconografías". político, y a partir del amplio sentido relacional que damos al concep-
Los sistemas de movimiento, más concretos, estarían vinculados a to de poder (que incluye el propio poder simbólico), dedicaremos a
"todo lo que llamamos circulacíón en el espacio", en tanto que los sis- continuación un punto específico al análisis del pensamiento de Sack
temas de resistencia al movimiento serian "más abstractos que mate- y Raffestin.
riales", "una serie de símbolos", que el autor denomina "iconografías"
(p. 214). Además de una asociación entre mundo material e ideal,
aquí encontramos también, tal vez por primera vez de modo tan ex-
plícito, al territorio vinculado a la idea de movimiento, y no sólo de 2.3. TERRITORIO DESDE LAS PERSPECTIVAS IDEALISTAS

fijación, "enraizamiento" y estabilidad.


Es interesante cómo, aun si se asume una posición de corte ma- Tomemos el ejemplo de muchas _§__c:>~i-~ades indígenas. Fácilmente
terialista, se produce la valoración de una dimensión más abstracta podemos afirmar que construyen su terri-u;·ri;~o~o ;{~--;,_controlada
y simbólica en la composición de los territorios. Gottman reconoce para el usufructo de sus recursos, sobre todo los naturales (algo bas-
la relevancia de un "cemento sólido" que una a los miembros de la tante genérico y, por lo tanto, variable entre los diferentes grupos).
comunidad política. Más que en las fronteras físicas, "las divisiones Pero los referentes espaciales también allí forman parte de la vida de
[ cloisons] más importantes están en los espíritus" (p. 220). Y, al con- los indígenas como elementos indisociables, en la creación y recrea-
cluir su libro, prácticamente le concede prioridad a este mundo de ción de mitos y símbolos, e incluso pueden ser responsables de la
las ideas, condena a la geografía "materialista" y rec.::moce que los ma- propia definición del grupo como tal.
yores hechos políticos no se dieron por la violencia sino por el poder Incluso la definición de Maurice Godelier, citada aquí en nuestra
simbólico, la "conversión de los espíritus": discusión sobre las perspectivas materialistas de territorio, presenta
importantes matices y reivindica también la incorporación de una di-
La geografía no debe tratar de ser materialista en las escuelas: ésta de ningu- mensión ideal o "apropiación simbólica", pues:
na manera lo es en la realidad viva v cotidiana. La política de los estados es sin
duda materialista en sus fines: debe retirar de la geografía ciertos elementos lo que reivindica una sociedad al apropiarse de un territorio es el acceso, el
que la liberarán de esta influencia.~os grandes éxitos de la política nunca control y el uso, tanto de las realidades visibles como de los poderes invisibles que
fueron obtenidos por la fuerza armada, sino por la conversión de los espírims los componen, y que parecen compartir el dominio de las condiciones de
(pp. 224-225)./ reproducción de la vida de los hombres, tanto la propia de ellos como ia de
los recursos de los cuales dependen (p. 114, cursivas nuestras).
La relación entre territorio y defensa, que se encuentra en los orí-
16 Souza (1995), por ejemplo, destaca "el carácter específicamente político" del te-l
genes del término y se difundió también por medio de la visión neo- rritorio (p. 84), definiéndolo como "un campo de fuerzas, ~n que las rela~iones de poder ¡
darwinista de territorialidad, no es una característica superada sino están delimitadas espacialmente y operan, pues, sobre un sustrato referencial" (p. 97,
que está presente en diversas concepciones contemporáneas, en es- cursivas del autor).
60 DEFINIR TERRITORIO PARA E:N~NDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN
DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORLA..LIZACIÓN 61
A lo largo de las últimas décadas han aparecido referencias bas- convierte así en un análisis de la actividad humana en lo que respecta
tante más enfáticas a estos '.:_poderes invisibles" que forman parte a la semantización del espacio territorial" (García, 1976:94). _
del territorio en varios trabajos de la antropología. Hall, por ejem- La geografía, como sería de esperar, al contrario de la antropolo- 1
plo, en su conocido libro La dimensión oculta (Hall, 1986), señalado gía, tiende a poner más el énfasis en la dimensión material del terri- '
como el primer antropólogo que emprendió un estudio sistemático. torio. Incluso la llamada geografía cultural -de surgimiento relativa-
sobre el tema de la territorialidad, afirma que "el territorio es consi- mente reciente pero que algunos ya llegaron a erigir como un nuevo
derado como un signo cuyo significado solamente es comprensible paradigma, asociado también a las corrientes humanista o idealista
a partir de los códigos culturales en los cuales se inscribe (en García, de la geografía- prefiere utilizar otros conceptos, como lugar y pai-
1976:14). saje, para analizar fenómenos vinculados a la dimensión cultural del
Uno de los trabajos antropológicos que se concentraron en forma espacio. 17 Aun así, existen algunos autores que dan una importancia
más directa e;-la disc{¡siÓi-l-sobre este tema fue Antropología del territo- mayor a la perspectiva ideal-simbólica del territo_d_o_: Entre ellos se en-
rio, de José Luis García, escrito en 1976. Además de defender la idea cuentran losgeógrafos Irané:ese·s-:Büñfi(;-;;;_;rison y Ca~br€;zy-(f9éi6).
de que el territorio en la antropología no tiene por qué coincidir con (Í>ara Bon--;;_:ema:i'soii-yT;aiñbr~zy;1a:-fógíca·tern.10riai·-c:artesíanaffio­
otras concepciones, como la de territorio político o "legal" y geográ- derna, pautada en el "rompecabezas" de los estados-naciones, que no
fico, agrega: admite superposiciones y acentúa poco los flujos, el movimiento, hoy
en día se ve suplantada por la "lógica culturalista o, si lo preferimos,
Si el territorio es susceptible de un estudio antropológico, y no meramente posmoderna, que la geometría no permite medir ni la cartografía,
geográfico o ecológico, es precisamente porque existen indicios para creer
menos aún, representar. Dentro de esta[ ... ] perspectiva, la pertenen-
en el carácter subjetivo del mismo o, dicho de otra forma, porque [ ... ] entre
cia al territorio implica la representación de la identidad cultural y ya
el mecliofÍsic~-y elh¿~bre se interpone siempre una idea, una concepción
determinada (p. 21). no más la posición en un polígono. Ésta supone redes múltiples, se
refiere a geosímbolos más que a fronteras, se inscribe en los lugares y
caminos que superan los bloques de espacio homogéneo y continuo
García cita el "posibilismo" geográfico de Vidal de La Blache, la
de la 'ideología geográfica"' (término de Gilles Sautter para definir la
"morfología social" de Marcel Mauss (en donde las condiciones del
visión cartesiana moderna de espacio). J
medio so~ un mero "sustrato de la vida social") yQos indios del Brasil
Par.9:_<=:stos autores, actu<i.!1_!1~ un enfr:entamiento entre la
Central en Lévi-Strauss (cuyo miedo a la sequía sería una creación
lógica funcional estatal moderna y la lógica identitaria posmoderna,
de sus mitos, más que resultado de la sequía real a la que estaban
con tradicto~elad~~~~-de do;;iste~as-de"'vaTores y--ae-cíoseticas-
sujetos), para sostener su tesis de que no son las características físicas
distintas frente al territorio. Aunque no sea una simple cuestión de
del territorio las que "determinan" la creación de significados, su "se-
cambio de escala, también hay una __i::~va1oras_i.§E: ~~-!.~_-ª'i!Ilt:!1_5>ió~__!o- _
mantización". "Dicho de otra forma'', afirma, "la semantización del
~El territorio refuerza su dimensión en tanto representación, valor
territorio puede explicarse parcialmente a partir del medio, pero la
simbólico. El abordaje utilitarista del territorio no explica los princi-
investigación del medio físico nunca nos permitirá concluir que debe
darse un tipo determinado de semantización" (p. 52). J pales conflictos del mundo contemporáneo. Por ello, "el territorio es
primero un valor", ya que "la existencia, e incluso la imperiosa nece-
El territorio "semantizado" para García significa, en un sentido am-
plio, u;--t~~rit;;ri~--"social!zado y cu!_~~-r<:l:l~~<:<:l:_~·:., ya que todo lo que 17
Lo que no quiere decir que muchos de los debates sobr:e paisaje y, especialmente,
se encuentra en el -é"~torno def hombre está dotado de algún signi- sobre lugar, no encuentren varios puntos de correspondencia con los relativos al tem-
ficado. "Es precisamente este significado o 'idea' que se interpone torio y, en particular, la territorialidad, como lo veremos poco después. Más que marcar
entre el medio natural y la actividad humana lo que, con relación al diferencias, los conceptos deben revelar su multiplicidad, los posibles eslabones con
territorio, tratamos de analizar [ ... ].El estudio de la territorialidad se otros conceptos que permiten expresar la complejidad de las cuestiones que buscan
responder.
62 DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN DEFINIR TERRITORIO PARA E~~ENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN

sidad para toda sociedad humana de establecer una relación fuerte, o espiritual y no material es exponerse a no comprender la violencia trágica de
hasta una relación espiritual con su espacio de vida, parece claramen- muchas luchas y conflictos que afectan al mundo de hoy: perder el territorio
es desapa~~':_~~- (Bonnemaison y Cambrezy, 1996: 13-14). ··-------·· - --- ··· ····-·
te establecida" (p. 10).
' A continuación, Bonnemaison y Cambrezy afirman:
-
El poder de los lazos territoriales revela que el espacio está ínvestido de valo-
Aunque se refieran en especial a las sociedades tradicionales, Bon-
nemaison y Cambrezy dejan en claro la primacía que conceden a la
res no sólo materiales sino también éticos, espirituales, simbólicos y afectivos. naturaleza simbólica de las relaciones sociales en su definición "pos-
\ Es así que el territorio cultural precede al territorio político v con más razón moderna" de territorio. !:<i_fu~rz~-~~ ~~J;a_c:;_ªrg::i,__sill1()ólica es ta,nta que
aún precede al espacio económico (1996:10).J
--------
el territo!:i_2_~e__c:_g~<jJ:?<=cop:i()_'.\1::f!. constructor de identid;;¡.~, tal vez el
más eficaz de todos" (p. 14).
. . . . ...... -·····-···------. -- ····-
.

En las sociedades agrícolas preindustriales y en las sociedades "pri- (g:s-impo;t~t~~-~in embargo, volver a subrayar que incluso en las
mitivas" de cazadores y recolectores, "el territorio no se definía por sociedades tradicionales, como las indígenas citadas inicialmente,
un principio material de apropiación sino por un principio cultural existen diferentes formas de incorporar a su mundo los referentes
de identificación o, si lo preferimos, de pertenencia. Este principio espaciales. El grado de centralidad del territorio en la concepción del
~ explica la intensidad de la relación con el territorio. Éste no puede ser mundo de los grupos sociales puede ser muy variable. 19 Por ello se
percibido tan sólo como una posesión o como una entidad exterior debe tener siempre sumo cuidado con el "trasplante" y la generaliza-
a la sociedad que lo habita. Es un fragmento de identidad, fuente de ción de conceptos como el de territorio, forjados en nuestra realidad,
una relación de esencia afectiva o incluso amorosa con el espacio" .18 para contextos distintos, como el de las sociedades genéricamente
Los autores enfatizan que la ligazón de los pueblos tradicionales denominadas tradicionales. Además de nuestra distancia en relación
con el espacio de vida era más intensa porque, además de territorio- con éstas, se trata de sociedades muy diversificadas y también distan-
fuente de recursos, el espacio era "ocupado" de manera aún más in- tes entre sí, en donde el único contacto entre ellas suele ser a través
~
tensa a través de la apropiación simbólico-religiosa: de nuestros conceptos. J
Un aspecto importante a recordar en este debate es que, más que
Pertenecemos a un territorio, no lo poseemos, lo guardamos, lo habitamos, el de territorio, el concepto utilizado para resaltar las cuestiones de
nos impregnamos de ésté. Además, los seresVi.vos no son los únicos que ocu-
orden simbólico-cultural es el de territorialidad. Territorialidad, ade-
pan el territorio, la presencia de los muertos lo marca más que nunca con
el signo de io sagrado. En conclusión, el territorio ri_o e!>tá relacionado sola- más de su acepción genérica o sentido lato, por la cual se la entiende
mente con la función o éon el tener, sino con el ser. Olvida·r-este prlncipíc) como la simple "cualidad de ser territorio'', muchas veces se concibe
en sentido estricto como la dimensión simbólica del territorio.
18 La gran influencia empírica recibida por Bonnemaíson en sus reflexiones es pro- Cuando se habla de territorialidad, se destaca el carácter simbó-
ducto de su trabajo en la isla de Tanna, en el archipiélago de Vanuaru, donde, según lico, aunque éste no sea el elemento dominante ni agote las carac-
él, "el grupo local no 'posee' el territorio sino que se identifica con éste. El principio
terísticas de territorio. Es posible establecer numerosas relaciones a
de identificación prevalece sobre el principio de apropiación [en contraposición a la
distinción lefebvriana entre apropíación y dominación, aquí se trata de distinguir iden- partir del propio sufijo de la palabra, corno la noción de identidad
tificación y apropiación]. No existe entre la sociedad y su espacio una simple relación territorial (a ese respecto, véase Haesbaert, 1999c).CEsto significa que
de territorialidad, sino también una ideología de territorio. [ ... ] ésta se evidencia en el territorio cargaría siempre, de forma indisociable, una dimensión
todos los conflictos agrarios y geopolíticos, actuales o pasados, tal como se la destaca en
simbólica, o cultural en sentido estricto, y una material, de carácter
su mitología: los hombres de la isla son, como ellos mismos dicen. man-ples', hombres-
lugares" (Bonnemaison, 1997:77, cursivas del autor). Se trata realmente, dice el autor, predominantemente económico-polític0Este abordaje "integrador"
"al menos en el caso de Tanna, del territorio no como producto ele su sociedad sino
como una entidad que precede y funda la sociedad. Su espacio es vivo, es un 'personaje 19 La propia diferenciación de formas que adquieren las fronteras entre esas socie-
político', un lugar de meditación entre él y el cosmos [ ... ] Su territorio es un espacio dades, ya sean más nítidas v cerradas o más abiertas y flexibles, demuestran daramente
encantado" (1997:78). esta diversidad de papeles de los referentes espaciales en la definición del grupo.
64 DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN DEFINIR TERRITORIO PARA El'\i-rENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN 65

del territorio, para diversos autores difícil de encontrar en extremo ciones de poder y la antropología aborda el tema de la creación de
en las prácticas sociales contemporáneas, es la temática que abordare- símbolos a través del territorio. ¿No le cabría, pues, a la geografía, por
mos en el próximo punto. privilegiar la mirada sobre la espacialidad humana, tener una visión
"integradora" del territorio, capaz de evidenciar la riqueza o la con-
densación de las dimensiones sociales que el espacio manifiesta?
Una de las cuestiones más serias es que, al revés de la región en la
2.4. TERRITORIO DESDE UNA PERSPECTIVA INTEGRA.DORA versión lablacheana de comienzos del siglo xx, difícilmente encontre-
mos hoy en día un espacio capaz de "integrar" en forma cohesionada
(Encontramos aquí otro debate trascendente: el que encara la lectura las múltiples esferas o lógicas económica, política, cultural, natural.
del territorio como un espacio que no puede considerarse ni estricta- De allí que algunos defensores de una visión totalizadora o integrado-
mente natural, ni solamente político, económico o cultural. El territo- ra del territorio aboguen por su superación. Es el caso de Chivallon
rio sólo podría ser concebido a través de una perspectiva integradora (1999), que defiende el uso de la noción de espacialidad para susti-
entre las diferentes dimensiones sociales (y de la sociedad con la pro- tuir a la de territorio, definido como:
pia naturaleza). El territorio desempeñaría, de esta manera, un papel
similar al que le cabía a la región como el gran concepto integrador una especie de "experiencia total" del espacio que hace que se co:ajuguen
en un mismo lugar los diversos componentes de la vida social: espacio bíen
en la perspectiva de la geografía clásica) , .,
circunscrito por el límite entre el exterior y el interior, entre el Otro y el se-
Entre los conceptos geográficos, se puede afirmar que et de regton
mejante, y donde se puede leer, en la relación funcional y simbólica con el
fue el más pretencioso, principalmente en el análisis lablacheano. extenso material, un conjunto de idealidades compartidas (p. 5).
Aunque también exista la tradición de privilegiar los procesos eco-
nómicos en la construcción de regiones, sin duda la idea de fondo
es que siempre habría, si no la conocida y difícilmente alcanzable
Nos quedan, pues, dos posibilidades: admitir varios tipos de territo-
rios, que coexistirían en el mundo contemporáneo, dependiendo de
l
"síntesis" geográfica, cuando menos un elemento diferenciador es- 1
los fundamentos vinculados al control o apropiación del espacio, es ¡\\
tructurante, especie de fundamento que serviría de amalgama en la
decir, territorios políticos, económicos y culturales, cada uno de ellos
organización del espacio regional, ya fuera la naturaleza (para el "pri-
con su dinámica propia, o trabajar con la idea de una nueva forma de
mer" La Blache), la economía (urbana, en el "segundo" La Blache) 20
construir el territorio, si no de modo "total'', por lo menos de manera
o la cultura. ---..
articulada/ conectada, o sea, integrada.
Un poco de estas lecturas d -"Ía reción';clásica todavía se reproduce
~ . Si se parte de un punto de vista más pragmático, podríamos afir-
en la actualidad en los debates sobre el territorio, algunos centrados
mar que los aspectos vinculados al control, "ordenamiento" y gestión
en el poder político, otros en los símbolos de la cultura y unos más en
del espacio, en donde caben también las cuestiones ambientales, han
la base técnico-económica, a fin de demostrar los fundamentos de la
sido cada vez más centrales para alimentar este debate. Nos ayudan,
organización territorial de la sociedad. Como se vio en los puntos ante-
en cierta forma, a repensar el concepto~~~t;Q_rio~ La)n~men­
riores, privilegiar una de dichas dimensiones sucede principalmente en
tación de las llamadas políticas deCÚrd~n~:::~~_!:~ tei:2~.~:i.~D torna
fundó~ de nuestros recortes disciplinarios o de las problemáticas a las
más clara la necesidad de considerar dos características básicas del
que se pretende responder. ., ,
territorio: en primer lugar, su carácter político en el juego entre los
De esta forma, si la etología tiende a poner en cuesuon por que
macropoderes políticos institucionalizados y los "micropoderes", con
diversos animales se comportan "territorialmente", la ciencia política
frecuencia más simbólicos, producidos y vividos en la vida cotidiana
procura analizar el papel del espacio en la construcción de las rela-
de la población; en segundo lugar, su carácter integrador: el Estado,
20 Sobre las diversas etapas del pensamiento labiacheano en relación con la región,
en su papel gestor-redistributivo, y los individuos y grupos sociales,
" véase Robic y Ozouf-Marignier (1995).
IU

66 DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN DEFINIR TER-.lUTORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN 67

en su vivencia concreta como los "ambientes" capaces de reconocer y giamos las cuestiones políticas y, dentro de éstas la del Estado, el te-
abordar el espacio social en todas sus múltiples dimensiones. rritorio puede quedar limitado a las sociedades modernas, articuladas
Sintetizando, se abren al menos tres perspec~v-~: en torno a los estados-naciones. En este caso, la crisis del Estado sería
la principal responsable de los procesos actuales de desterritorializa-
a] Una, más tradicional, que reivindica el territorio como áI~~ de_ ción (véase, por ejemplo, el análisis ya citado de Badie, 1995). Se trata
formas o, por lo menos, de relaciones de poder relativamente de una de las lecturas más limitadas y restrictivas del territorio.
h~~;;géneas, en que las modalidades de territorialización como Para otros, el territorio forma parte indisociable de la reproduc-
"control del acceso" de un área (Sack, 1986) serían fundamenta- ción de los grupos sociales, en el sentido de que las relaciones sociales
les, tanto para sacar provecho de sus recursos como para contro- están espacial o geográficamente mediadas, y de que la territorialidad
·ir
lar los flujos, especialmente, de personas y bienes. 0 la "contextualización territorial" son inherentes a la condición hu-
b] Otra que, al contrario de la visión más estable de territorio implí- mana. Se trata de una noción más amplia de territorio que suele con-
cita en definiciones como la de Chivallon, anteriormente citada, fundirse con la propia noción de espacio geográfico (como parece
promueve una relectura basada en el territorio en tanto_ _!"~-~ (los ocurrir en Santos, 1996).
"territorios-red" comentados en el capítulo 7), centrado en el El territorio, de cualquier modo, se define ante todo con referencia
movimiento y la conexión (lo que incluye la conexión en diferen- a las relaciones sociales (o culturales, en sentido amplio) y al contexto
tes escalas), un poco en la línea que Massey (1994) propuso en histórico en el que está inserto. Este sentido relacional del territorio
su reconceptualización de lugar. 21 se observa también, de alguna manera, en el abordaje más materialis-
e] Una tercera -que incluye a la vez la concepción ~1:1-_ltit_:~c::;~ar y la ta de Maurice Godelier (1984). Para él, "las formas de propiedad de
no exclusivista del territorio (territorios múltiples y multiterrito- un territorio son a la vez una relación con la naturaleza y una relación
rialidad, como se subraya en el capítulo 8)- que trabaja con la entre los hombres'', siendo esta última "doble: una relación entre las
idea de territorio como un híbrido, tanto entre el mundo material sociedades y al mismo tiempo una relación en el interior de cada so-
e ideal como entre naturaleza y sociedad, en sus múltiples esferas ciedad entre los individuos y los grupos que la componen" (p. 115).
(económica, política y cultural). Es imprescindible, por lo tanto, que contextualicemos histórica-
mente el "territorio" con el cual trabajamos. Si nuestra lectura fuera in-
Así como puede ser o no un concepto capaz de responder a cues- tegradora, en la que el territorio responde por el conjunto de nuestras
tiones que integran todas las esferas sociales (aunque sea a través de la experiencias o, en otras palabras, relaciones de dominio y apropiación
vertiente del poder en sentido lato), el territorio, desde la perspectiva en elí con/ a través del espacio, los elementos-clave responsables de di-
histórica, puede también ser amplio, generalizable al punto de abar- chas relaciones difieren considerablemente a lo largo del tiempo. De
car toda la historia humana -y constituir así uno de sus componentes esta manera, al contrario de Chivallon, podríamos decir que si ya no es
"ontológicos"-, o ser entendido en forma más limitada, relacionado posible la idea de territorio como "experiencia total del espacio'', que
solamente con determinados contextos histórico-sociales. conjuga en un mismo iugar los principales componentes de la vida
Todos estos abordaies se encuentran e11trecruzadQ_s.
.... ----· -· -----·----------.--.... --------·- -------------------·· . ·-
Así, si privile- social, no se debe meramente a que no existe dicha integración, ya que
no existe vida sin haber al mismo tiempo actividad económica, poder
21 Massey {2000( 1991]) entiende ei.~como proceso y sin "fronteras en el sentido de
divisiones demarcatorias". Su consrrucción se da "a partir de una constelación particular
político y creación de significado, de cultura. Lo que hay, en efecto, es
de relacíones sociales, que se encuentran y se entrelazan en un locus particular". El lugar un cambio de forma, una especie de "desplazamiento".
es "un punto particular, único, de esta intersección. Se trata, en realidad, de un lugar de Podríamos afirmar, hoy en día, que la "experiencia integrada" del
:~.: encuen-tro. A.sí, en vez de pensar los lugares como zonas con fronteras alrededor, es posible
espacio (aunque nunca "total'', como en la antigua conjugación íntima
imaginarlos como momentos articulados en redes de relaciones Y entendimientos socia-
les, pero donde una gran parte de estas relaciones( ... ] se consrruve en una escala mucho
entre las esferas económica, política y cultural en un espacio continuo
mayor de lo que solíamos definir para ese momento como ei lugar en sí" (p. 184). y relativamente bien delimitado) sólo es posible si estamos articulados
68 DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN
DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN 69
(en red) a través de múltiples escalas, que muchas veces se extienden la comprensión del mundo, por ejemplo en la visión kantiana del espa-
de lo local a lo global. No hay territorio sin una estructuración en red cio y el tiempo, como en la acepción materialista mecanicista de eviden-
que conecta diferentes puntos o áreas.{éomo veremos con más deta- cia ~mpírica o "cosa" (objeto físico, sustrato material), disociada de una
lle en el capítulo 7, antes vivíamos bajo ~l dominio de la lógica de los dinámica temporal.@l territorio construido a partir de una perspectiva
"territorios-zona", que difícilmente admitían superposiciones, mientras relacional del espacio se concibe como totalmente inmerso dentro de
que hoy rige el dominio de los "territorios-red", discontinuos a nivel relaciones sociohistóricas o, de modo más estricto, de podeSJ
espacial pero conectados y articulados entre sí de modo intens0 Aunque muchos materialistas, en especial los más mecanicístas, sim-
Sin embargo, con la acepción que fuere, una lectura integrada del lifiquen al afirmar que el territorio se restringe a la base espacio-ma-
espacio social es hoy en día relativamente poco común, como se pue- ~erial sobre la cual se reproduce la sociedad, otros, en especial diversos
de desprender de los propios abordajes "unidimensionales" comenta- materialistas dialécticos, dirán que el territorio es ante todo un conjun-
dos aquí.(É.esulta evidente en este punto la necesidad de una visión de to de relaciones sociales. Sin embargo, aquí las divergencias también
territorio a partir de la concepción de espacio como híbrido: híbrido pueden ser notables, desde ~quellos que l~ conceden a la mate.rialida~
entre sociedad y naturaleza, entre política, economía y cultura, y en- del territorio, su sustrato físico, un papel simplemente accesono o casi
tre materialidad e "idealidad", en una compleja interacción tiempo- nulo (una especie de escenario, reflejo o producto) ante las relaciones
espacio, como nos inducen a pensar geógrafos como Jean Gottman socio-históricas (vistas en general en forma dicotómica con respecto a
y Milton Santos, en la no disociación entre movimiento y (relativa) la materialidad a través de la cual se realizan), hasta los que plantean
1') e,:, ~stabilidad, tanto si éstos reciben los nombres de fijos y flujos, cir- este sustrato físico como mediador, corn.ponente fundamental o inclu-
,\ . ..,,_;;L_ culación e "iconografías" o lo que más nos agrade. Teniendo como so determinante de dichas relaciones (por ejemplo, el espacio como
'-) , telón de fondo es; noción "híbrida" (y, por lo tanto, múltiple, nunca instancia social en Santos, 1978, y Morales, 1983).
indiferenciada) del espiCio-geowáficQ, el t~~tor:i._Q P.1:1_<:_~-~~-~_JJ.Cebirse Entre los autores que subrayan el sentido relacional del territorio,
a partir_de la i:r:ri~ri.C:~~-i2g_ <;l~ .IP..~!!:i:E!.<::~-~e._la,<;!_Q_lle.s ~<= p()d<=_r, del poder destacamos a Souza (1995) en su crítica a R.affestin:
mat~rial de las relaciones económico-políticas al poder simbólico de
las relaciones de orden más estrictamente culturaf.J Según parece, ~<=_~n no exploró suficientemente el filón que ofrece un abor-
El problema es que en los discursos sobre la cfesterritorializacíón daie reladonal, ·ya que no logró_ dtsce:!!lir que el te!Titorio no es_ e_! SU§º"~
esa noción "hibrida" de territorio en general está ausente o, cuando espacio social en sí, sino un caiilpo de fuerzas, las relacíones de poder espacialmente
aparece, es para justificar la propia pérdida del territorio (como en que
d&lírñítadas y operan, pür7()ianc0,· sá!ffe;;:n$mtrato referencial (Sin lugar a dudas,
el eiercícío del poder puede depender muy directamente de la organización
el hibridismo cultural, abordado en el capítulo 5), y los estudiosos
esp;cíal, de las formas espaciales; pero en este caso hablamos de la preeminen-
todavía siguen echando mano, cada uno a su manera o de acuerdo cia espacial en la defensa del territorio, y no del concepto de territorio en sí.)
con el compartimiento disciplinario al que están vinculados, implícita (Souza, 1995, p. 97, cursivas del autor).
o explícitamente, de las concepciones sectoriales o fragmentadas del
tema a las que hicimos alusión en este capítulo. Souza pone el énfasis en el carácter relacional, teniendo cuidado
de no caer en el extremo opuesto, el de dejar de lado el papel de la
espacialidad en la construcción de las relaciones sociales. Ante la pre-
ocupación por la "espaciología" o por el determinismo de las formas
2.5. LA VISIÓN RELACIONAL DE TERRITORIO EN SACK Y RAFFESTIN espaciales (revelada de modo contundente en Souza, 1988), debemos
justamente estar atentos para no sugerir un exceso de "sociologización"
Otro debate central sobre el territorio y, consecuentemente, sobre la o de "historización" (en el-sentido-ahora de sobrevalorar la dimensión
desterritorialización, tiene que ver con su carácter absoluto o relacional. temporal, la dinámica socio-histórica), de alguna manera "desgeografi-
Absoluto se abordará aquí tanto en el sentido idealista de un a priori de~ zando" el territorio, abstraído de la base socio-geográfica como candi-
lll

70 DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORLA..LIZACIÓN DEFINIR TERRITORIO PARA E:N1ENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN

ción/ componente indispensable para la realización de estas relaciones. al tiempo, a la movilidad- y territorio -que estaría en ese caso más
Si aquí también la virtud está "en el justo medio", no es nada fácil en- ligado a la estabilidad, a la noción estática de espacialidad.
contrarla ni, menos aún, traducirla en términos conceptuales. .., En tanto relación social, una de las características más importantes
Proponemos una lectura un poco más condescendiente de Ra- del territorio es su historicidad. Volviendo a este atributo, aun si se
ffestin, en tanto, también para él, el espacio puede ser una "carta de considera el territorio o la territorialidad como un constituyente in-
triunfo'', una situación ventajosa, y el territorio, "el campo ae acción herente a todo grupo social a lo largo de toda su historia, 22 es impres-
<leTa.S-cartas de triunfo": cindible diferenciarlo en la especificidad de cada periodo histórico.
Esta preocupación, de maneras diferentes, aparece en dos de las in-
El espacio y el tiempo son soportes, o sea condiciones, pero a ia vez son "car-
terpretaciones más consistentes sobre territorio, las de los geógrafos 1/
tas de triunfo". Es por ello que Lefebvre tiene toda la razón cuando dice que
"el espacio es político". En todo caso, el espacio y el tiempo son soportes, pero Claude Raffestin y Robert Sack, las cuales trataremos a continuación
es raro que no sean también recursos y, por lo tanto, cartas de triunfo (p. 4 7). más detalladamente, por su importancia_] . . .,
El territorio es una carta de triunfo particular, recurso e impedimento, conti- Entre las diversas definiciones de territorio, como ya hemos visto,!,
nente y contenido, todo al mismo tiempo. El territorio es el espacio por exce- las más difundidas y que marcan la tradición del concepto son las¡;
lencia, el campo de acción de las cartas de triunfo (Raffestin, 1993:59-60). que destacan su vinculación con las relaciones de poder, o sea, su di-_:
mensión política. Claude Raffestin, en Pour une Géographie du Pouvo-ir'
El hecho de ser una carta de triunfo deviene, en orimer lucrar se- (editado en Francia en 1980 y en Brasil en 1993), y Robert Sack, en
" o '
gún Raffestin, de la constatación de que el espacio es finito. "Noción Human Territoriality (publicado en Inglaterra en 1986), son dos auto-¡
banal", sin duda, pero cuya consideración es relativamente reciente, res fundamentales dentro de este enfoque, pero que no rest.."'ingen la;
vinculada a lo que los politólogos denominan "cercado [cloture] del dimensión política al papel de los estados, ni ignoran la indisociabili-¡
espacio". El espacio, al estar compuesto por "dos caras'', "expresión" dad con. las dimensiones económica y cultural de la sociedad. J
'\ material y "contenido" significativo, simbólico, es un "espacio relacio- Raffestin, al caracterizar lo que entiende por naturale~~Lpo-_
nal, 'inventado' por los hombres" (Raffestin, 1993:48). Aquí el autor ~ sintetiza las proposiciones de ~iche~--~:.1:~~?.l~- (1979, 1984,
supera la diferenciación estanca propuesta en otro momento entre 1985):
esp~ci_o_-::''.prisión original"- y territorio -la "prisión que los hombres
construyen-p-:3:raS!"- (Raffestin,-1993: 144). ----------- ---------------------
1. El poder no se adquiere: es ejercido a partir de innumerables
- Podemos afi~ar que el territorio es relacional no sólo desde la puntos;
perspectiva de que siempre se lo define dentro de un conjunto de 2. Las relaciones de poder no están en posición de exterioridad en
relaciones histórico-sociales, sino también en el sentido, resaltado por cuanto a otros tipos de relaciones (económicas, sociales, etc.),
Godelier, de incluir una relación compleja entre procesos sociales y pero son inmanentes a ellas;
espacio material, sea éste visto como la primera o la segunda naturale- 3. El poder [también] viene de abajo; no hay una oposición binaria
za, para utilizar los términos de Marx. Además, otra consecuencia muy y global entre dominador y dominados [ ... ] (Raffestin, 1993:53).
importante cuando subrayamos el significado relacional del territorio
es la percepción de que ello no implica una lectura simplista del espa- Podríamos resaltar las características foucaultianas de que el poder
. 9--ºcomo enraizamiento, estabilidad, delimitación o "frontera". no es un objeto o cosa sino una relación, y que ésta, aunque desigual, no y
1
· L._]ustamente por ser relacional, el territorio es tambíén movimiento, tiene un "centro" unitario del cual emana el poder (como el Estado
fluidez, interconexión; en síntesis y en sentido amplio, temporalidad. en algunas posiciones marxistas muy ortodoxas). Además, es también
Como veremos en los capítulos finales, este aspecto es decisivo en la
22
Para Soja (1971), por ejemplo, el hombre es un "animal territorial", al que Raffestin
crítica a algunas posiciones recientes sobre el dominio de los procesos
(1988) agrega también un "animal semiológico", en la medida que "la territorialidad se
de desterritorialización, en especial la que disocia red -más vinculada ve condicionada por los lenguajes, por los sistemas de signos y por .los códigos" (p. 264).
72 DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN DEFINIR TE..."lffi.ITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORI.ALIZACIÓN 73
"productivo", como en el poder disciplinario estudiado por el autor gfa e información, puesto que se apropiaron de la "unidad-trabajo",
en relación con las prisiones, con las fábricas, con la sexualidad ... ;lienando al trabajador, acaban por privilegiar la dimensión simbólica
@asada en esta lectura del poder, la concepción del territorio en Ra- de esas cartas de triunfo del poder:
ffestin se hace bastante más amplia, como el que la "prisión" que los
hombres construyen para sí, o mejor dicho, el espacio socialmente apro- Por su acción, la organización que apunta a la extrema simplicidad, a la ex-
piado, producido, dotado de significado. La idea de control del espacio presión jamás alcanzada del poder absoluto, tiende a interesarse sólo por los
símbolos de las cartas de triunfo. El ideal del poder es jugar exclusivamente
se torna muy evidente a través del término "prisión", pero la tenitoriali-
con símbolos. Es tal vez lo que, finalmente, vuelve frágil al poder, en el senti-
dad no se restringe a un conjunto de relaciones de poder, o más bien, la do de que crece la distancia entre carta de triunfo real -el referente- y carta
noción de poder de Raffestin es suficientemente vasta como para incluir de triunfo imaginario -el símbolo (Raffestin, 1993:60).
también la propia naturaleza económica y simbólica del poder.
Citando aJean-William Lapierre, Raffestin afirma que "el poder se En verdad, más que fragilidad, de lo que se trata es de "fuerza'',
enraíza en el trabajo. El trabajo sería ese segmento mínimo y original, ya que esa "distancia" entre referente y símbolo, que hoy suele ser
definido por dos dimensiones: la energía y la información. El trabajo indiscernible al confundir completamente "realidad" y representa-
es la energía informada". Pero, más que energía, el trabajo es "fuerza ción, transforma la dimensión "concreta" del poder y lo inserta en
dirigida, orientada, canalizada por un saber" (1993:56). Al apropiarse una maraña de relaciones simbólicas en las que el propio territorio
\, del trabajo, la sociedad capitalista lo destruye, al separar la energía de pasa a "trabajar" más por las imágenes que producimos de él que por
la información, el trabajo manual del intelectual, e impide al hom- la realidad material-concreta que construimos en él.
bre disponer de una y de otra concomitantemente. De esta forma, Robert Sack, en vez de poner el acento en la "semiotízación" del
"por ese mecanismo, los hombres perdieron su capacidad original de territorio (el dominio de los "territorios informacionales") efectuada
transformación, que pasó a las organizaciones'', a las empresas: por Raffestin, trabaja sobre todo en el plano material. Para Sack, la
noción de territorialidad (que él emplea más frecuentemente que terri-
La destrucción de la unidad-trabajo se realizó por la alienación, o sea, por el torio) es más limitada: la territorialidad, esta "cualidad necesaria" para
hecho de que los productos del trabajo se vuelven output cristaiizados, de los la construcción de un territorio, se incorpora al espacio cuando éste
que se apropia una organización específica que proyecta sus cartas de triunfo
media una relación de poder que, en efecto, lo utiliza como forma para
estructurales para obtener la equivalencia forzada. [ ... ] Con todo, los hom-
' bres pueden desear retomar el control de su poder original [ ... ], lo que sígni-
influir y controlar personas, cosas o relaciones sociales: se trata, para
~ fica entrar en un universo conflictivo, cuya naturaleza es puramente política. simplificar, del control de las personas o de los recursos por el control
[ ... ] De esta forma, la posibilidad del poder, y no el poder, se construye sobre de un área. La frontera y el control del acceso son, pues, atributos fun-
la apropiación del trabajo en su cualidad de energía informada. El poder no damentales en la definición_de territorialidad defendida por el autor.
puede ser definido por sus medios, sino cuando se da la relación en el inte- Por otro lado, Sack mantiene de igual modo una escala muy amplia
rior de la cual éste surge (Raffestin, 1993:57-58) (1993:56). de territorio, que va del nivel personal, de una sala, al internacional,
sin restringirla nunca, como lo hacen algunos politólogos, al nivel del
Raffestin considera, entonces, como "cartas de triunfo" del poder Estado-nacfón. (!anto Sack como Raffestin proponen una visión de
la población, los recursos y el territorio. Si retomamos la crítica de territorialidad eminentemente humana, social, por completo distinta
\ Souza, aquí es mejor adoptar "materialidad del espacio" en vez de "te- de la difundida por los biólogos, que la relacionan con un instinto
rritorio'', ya que no existe territorio sin recursos y, mucho menos, sin natural vinculado al comportamiento propio de los animalesJ
"población". 23 Las "organizaciones'', que son capaces de combinar ener- rA pesar de que Sack reconoce que la territorialidad es una "base
23
depoder", no la encara como parte de un instinto y mucho menos
Hecho, por otro lado, reconocido por ei propio Raffestin, ya que, "sin la pobla-
\, ción, éste [el territorio] se resume a tan sólo una potencialidad, un dato estático [ ... ]'' asocia poder exclusivamente con agresividad. Otro aspecto impor-
(1993:58). tante es que no toda relación de poder es "territorial" o incluye una
111

74 DEFI.l"'T!R TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITOR.IALIZACIÓN DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERR!TORIALIZACIÓN 75
territorialidad. La territorialidad humana implica "el control sobre son específicos de una época. En la modernidad, por ejemplo, la terri-
un área o espacio que debe ser concebido y comunicado", pero ésta es torialidad tiende a ser más ubicua y bastante mutable.
"mejor entendida como una estrategia espacial para obtener, influir o Por lo tanto, un lugar puede ser utilizado como un territorio en
controlar recursos y personas, por el control de un área y, como estra- un momento y no en otro; en un enfoque muy diferente de Raffestin,
tegia, la territorialidad puede ser activada y desactivada" (p. 1). El uso aquí no todo espacio que ha sido socialmente apropiado/dominado
de la territorialidad "depende de quién está influyendo y controlando se transforma en territorio, ya que:
a quién y de los contextos geográficos de lugar, espacio y tiempo". A
pesar de centrarse en la perspectiva política, Sack también reconoce circunscribir cosas en el espacio, o en un mapa, como cuando un geógrafo
la trascendencia de las dimensiones económica ("uso de la tierra") delimita un área para ilustrar dónde se localiza el cultivo del maíz o dónde j'
y cultural ("significación" del espacio) de la territorialidad, "íntima- está concentrada la industria, identifica lugares, áreas o regiones en el sen-
mente ligada a la manera como las personas utilizan la tierra, cómo tido común, pero no crea por sí mismo un territorio. Esta delimitación se
transforma en un territorio sólo cuando sus fronteras se usan para afectar el
ellas mismas se organizan en el espacio y cómo le dan significado al comportamiento por el control del acceso (Sack, 1986:19).
lugar":)
De modo más explícito, Sack define la territorialidad como "la ten- Una región como el "Cinturón del Maíz'', en Estados Unidos, sólo se
tativa, por parte de un individuo o grupo, de llegar a afectar, influir o vuelve un territorio si, por ejemplo, el gobierno la transforma en una
controlar personas, fenómenos y relaciones, mediante la delimitación re!rión-programa de inversiones: "en este caso las fronteras de la región
o ,
y afirmación del control sobre un área geográfica. Esta área se llamará están afectando el acceso a los recursos y al poder. Estas están moldean-
territorio" (1986:6). En tanto, Raffestin, en una visión más amplia, do el comportamiento y así el lugar se vuelve territorio" (1986:19).
considera como territorialidad al "conjunto de relaciones estableci- El autor reconoce también la existencia de diversos niveles de te-
das por el hombre en tanto perteneciente a una sociedad, como la rritorialidad, conforme los diferentes grados de acceso a las personas,
exterioridad y la alteridad a través del auxilio de mediadores o instru- cosas y relaciones, o sea, sus niveles de permeabilidad, desde una pri-
mentos" (1988:265). sión de máxima seguridad casi "impermeable" hasta la sala de espera
Al afirmar que la territorialidad puede ser activada y desactivada, de una estación de tren, noche y día accesible al público.
Sack nos muestra la movilidad inherente a los territorios, su relativa Sack reconoce tres relaciones interdependientes que están conte-
flexibilidad. O sea, echa por tierra la concepción tradicionalmente nidas en la definición de territorialidad:
difundida de territorio como algo estático o dotado de una gran es-
tabilidad en el tiempo. Tal como ocurre con las identidades territo- " la territorialidad implica una forma de clasificación por área (lo
riales, en Sack la territorialidad vinculada a las relaciones de poder que restringe su noción de territorio a lo que aquí llamaremos
es una estrategia, o mejor aún, un recurso estratégico que puede ser territorios-zona, pautados por una lógica zonal o areal, excluyen-
movilizado de acuerdo con el grupo social y su contexto histórico y do los territorios-red o de lógica reticular);
geográfico. 0
la territorialidad debe contener una modalidad de comunicación
¡" Las formas más familiares de territorialidad humana son los terri- por el uso de una frontera ("una frontera territorial puede ser la
'i' torios jurídicamente reconocidos, empezando por la propiedad priva- única forma simbólica que combina una proposición sobre direc-
da de la tierra, pero la territorialidad se manifiesta también en otros ción en el espacio y una proposición sobre posesión o exclusión"
contextos sociales diversos. En algunos aspectos, Sack se aproxima a [1986:21]);
Raffestin; por ejemplo, al afirmar que "la territorialidad es una expre- .. la territorialidad debe implicar una tentativa de mantener el con-
sión geográfica básica del poder social. Es el medio por el cual espacio trol sobre el acceso a un área y a las cosas que hay dentro de ella,
y sociedad están interrelacionados" (1986:5). Aunque existan efectos o a las que se hallan afuera a través de la represión de aquellas
territoriales universales, independientes del contexto histórico, otros que están en su interior (1986:22).
DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN "11/
76 DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN I I

Sintetizando, "la territorialidad debe proporcionar una clasifica- De esta forma, incluso en la sociedad estadunidense se crean "pai-
ción por área, una forma de comunicación por frontera y una forma sajes históricos" que fortalecen la idea de patria y de nación y la vida
de coacción o control" (p. 28). El territorio se vuelve, así, uno de los cotidiana de las personas no implica sólo un "espacio vaciable", "frío y
instrumentos empleados en los procesos proclives a algún tipo de es- abstracto", donde el acto mismo de consumir "propone crear contex-
tandarización -internamente a este territorio-, y de clasificación -en tos de afecto y significación". En síntesis, "la territorialidad, como un
la relación con otros territorios. Todos los que viven dentro de sus componente del poder, no es tan sólo un medio para crear y mante-
límites tienden pues, en cierto sentido, a ser vistos como "iguales", ner el orden, sino una estrategia para crear y mantener gran parte del
tanto por el hecho de estar subordinados a un mismo tipo de control contexto geográfico a través del cual experimentamos el mundo y lo
(interno al territorio) como por la relación de diferencia que, de al- dotamos de significado" (p. 219).
guna manera, se establece entre quienes se encuentran en el interior Tal como en Raffestin, se trata aquí de una visión ampliada del
y quienes se hallan fuera de sus límites. poder que incluye, por lo menos de forma indirecta, la concepción
Por ello, toda relación de poder mediada territorialmente es tam- de poder simbólico tal como la entiende Bourdieu (1989). No obs-
bién generadora de identidad, ya que controla, distingue, separa y, al tante, esta relación, digamos indirecta, entre poder en sus efectos más
separar, de algún modo nombra y clasifica a los individuos y a los gru- materiales y poder en un sentido simbólico, que abarca la llamada
pos sociales. Y viceversa: todo proceso de identificación social es tam- "semiosfera" o esfera de la producción de significados, aparece de
bién una relación política, accionada como estrategia en momentos manera más explícita en Raffestin ( 1988). Este autor se refiere a una
de conflicto o negociación. Volveremos a este punto más adelante. modernidad más "temporalizada" que "espacializada", en la que "el
(Mientras los "primitivos" usaban la territorialidad para delimitar y territorio concreto se volvió menos significativo que el territorio in-
defender la tierra como abrigo y como fuente de recursos (aunque formacional en materia de territorialidad" (p. 183). Raffestin no con-
en contadas ocasiones la utilizaban para definirse a sí mismos, destaca cibe una "materialidad neutra", sino inmersa en nuestros sistemas de
un poco apresuradamente el autor), en el mundo moderno la dura significación:
competencia se da tanto sobre el propio espacio (en la expansión
colonial, por ejemplo), como sobre las cosas y las relaciones llevadas El territorio es un reordenamiento del espacio en el cual el orden está en
a cabo en éste.~l Estado-nación surge para promover una territoriali- busca de los sistemas informacionales de los cuales dispone el hombre en
dad, tanto en el sentido de control del acceso, como en el de clasificar tanto perteneciente a una cultura. El territorio puede ser considerado como
el espacio informado por la semiosfera (p. 177). [ ... ] El acceso o no acceso a
e incluso nombrar a las personas según su lugar de nacimiento. Toda la información dirige el proceso de territorializacíón, desterritorialización de
existencia "legal" de los individuos dependerá de su condición terri- las sociedades (p. 272). Es la teoria de la comunicación la que comanda en
torial nacionalJ nuestros días la ecogénesis territorial y el proceso de T-D-R (p. 182).
Es importante recordar que, aunque siempre hace hincapié en el
territorio en tanto instrumento concreto de poder, Sack no ignora Esta discusión, que muchas veces contrapone la dimensión material
su dimensión simbólica. No desconoce el papel de la cultura en la y la inmaterial del territorio, es sumamente relevante. Podemos decir
definición de la territorialidad, en especial al comparar los contex- que hay dos lecturas posibles: primero, dentro de la esfera ontológica,
tos sociales del Primer y del Tercer Mundo. Pide cautela en cuanto entre los que admiten la existencia efectiva del territorio, tanto en la vi-
a asociar por completo los cambios territoriales con las transforma- sión materialista del espacio geográfico concreto, delimitable de modo
ciones económicas y políticas. "Así como la cultura, la tradición y empírico, como en la óptica idealista de territorio, como representa-
la historia median el cambio económico", afirma él, "éstas también ción presente en la conciencia de determinada cultura o grupo social;
median el modo como las personas y los lugares están vinculados, el segundo, desde la perspectiva epistemológica, entre quienes promue-
modo como las personas usan la territorialidad y el modo como éstas ven la noción de territorio básicamente en tanto instrumento analítico
valorizan la tierra".
lll

DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERR!TORL>\.LIZACIÓN DEFIN"IR TERRITORIO PARA ENTE.i.'TDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN 79
para el conocimiento. 24
En este caso, como resulta obvio, el territorio Mientras la economía globalizada vuelve los espacios más fluidos,
no es "la" realidad y no puede ser delimitado ni en el "terreno", mate- la cultura, la identidad, muchas veces resitúa a los individuos en micro
rialmente hablando, ni en la "cultura", en su realidad simbólica. Consti- 0
incluso mesoespacios (regiones, naciones) en torno de los cuales
tuye tan sólo un apoyo o instrumento, aunque indispensable, utilizado ellos se unen en defensa de sus especificidades histórico-sociales y
por el geógrafo en el camino del entendimiento de la realidad (como geográficas. No se trata solamente de que, de modo genérico, estemos
en el abordaje de región propuesto por Hartshorne, 1939). "actuando más sobre las imágenes, los simulacros de los objetos, que
Según nuestro punto de vista, el territorio no debe ser considerado sobre los propios objetos", como afirma Raffestin. La exclusión social
simplemente como un objeto en su materialidad, evidencia empírica que tiende a disolver los lazos territoriales termina produciendo, en
(como en las primeras perspectivas lablacheanas de región), ni ~orno diíerentes momentos, el efecto contrario: las dificultades cotidianas
un mero instrumento analítico o concepto (en general a priori) ela- por la supervivencia material llevan a numerosos grupos a aglutinarse
borado por el investigador. Así como no es tan sólo el fruto de un des- en torno a ideologías e incluso a espacios más cerrados, con el fin de
cubrimiento frente a lo real, presente de modo inexorable en nuestra poder mantener su identidad cultural, último refugio en la lucha por
vida, tampoco se trata de una simple invención, sea como instrumen- preservar un mínimo de dignidad.
to de análisis de los estudiosos o bien como parte de la "imaginación • De cualquier modo, una noción de territorio que minimice su di-
geográfica" de los individuos. mensión simbólica, aun las que resaltan su carácter eminentemente
Aun si nuestro análisis se dirigiera a dichas "invenciones" o repre- político, está destinada a comprender sólo una parte de los comple-
sentaciones espaciales, éstas también son instrumentos/estrategias de jos meandros de los lazos entre espacio y poder. El poder no puede
poder, dado que con frecuencia actuamos y desarrollamos relaciones restringirse de manera alguna a una lectura materialista, como si se
sociales (de poder, por lo tanto) en función de las imágenes que tene- lo pudiera localizar y "objetificar" debidamente. 25 En un sentido re-
mos de la "realidad". Como afirma Raffestin: lacional también aquí, el poder como relación, y no como una cosa
que poseemos o de la cual somos expropiados, no sólo abarca las re-
la imagen o modelo, o sea, toda construcción de la realidad, es un instrumen- laciones sociales concretas sino, además, las representaciones de las
to de poder, y ello desde los orígenes del hombre. Una imagen, una guía para que éstas son portadoras y que, de cierta forma, también producen.
actuar, que tomó las formas más diversas. Hasta hemos hecho de la imagen
De este modo, no hay cómo separar el poder político, en su sentido
un "objeto" en sí mismo, y con el tiempo hemos adquirido el hábito de actuar
más sobre las imágenes, simulacros de los objetos, que sobre los propios ob- más estricto, y el simbólico.
jetos (1993:145). Crear nuevos recortes territoriales -nuevos estados o municipios,
por ejemplo- es a la vez un acto de poder, en su acepción más concreta,
Hay quien afirma que el carácter simbólico del territorio se está ha- y el reconocimiento o la creación de novedosas reíerencias espaciales
ciendo cada vez más presente, en detrimento de su dimensión material, de representación social. Con un nuevo recorte o "frontera", se puede
más objetiva. Se trata de uno de los principales argumentos en favor de legitimar ciertas identificaciones sociales previamente existentes o, lo
los procesos denominados de desterritorialización, como si el territorio que es más común, al mismo tiempo crear o fortalecer otras. Como
y, por extensión, el propio poder en él incorporado, pudiera definirse todo proceso de representación territorial es sumamente selectivo,
única y exclusivamente por su dimensión más concreta. sólo algunos espacios serán "representativos" de la(s) identidad(es)
que éstos ayudan a producir o reforzar.
24
Lévy (Lévy y Lussault, 2003) habla de la "opción epistemológica" como una de Así, podemos afirm~ue el territorio, en términos relacionales, o
las nueve definiciones posibles de territorio: "aquí se trata de distinguir lo real del se;l, e;;--tanto componente esfq~{i:.[~J.f!.o~, es efresultado-de la constitu-
ción_@'~renc,§gi:ii~I~.~úl!:i:e!~~~,9imensío~ñes~~~~-E~~~5-i~
concepto. El 'territorio' corresponde al espacio socializado, al 'espacio geográfico', a
la construcción intelectual que permite pensarlo. El objetivo es ;:il mismo tiempo el de
afirmar el carácter social del objeto y de evitar confundir lo real con el discurso que 25
Para un valioso análisis de las concepciones de poder y su relación con el espado,
trata de construir la inteligibilidad" (Lévy y Lussault, 2003:907). con la geografía, véase Allen, 2003.
So DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓ.N DEFINIR TERRITOR10 PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN

su naturaleza más estrictamente política hasta su carácter en rigor sim- "[ ... ] los jardines y los parques que simbolizan la naturaleza absoluta, . ,
bólico, pasan_do_p()rJ~!_~l~C~()!l~~~~ntr:<:>_c!~l_ l!~ad_9 pQ4er e~onómi­
0 los edificios religiosos que simbolizan el poder y el saber, o sea, lo
CO,i;;_-disodables de la esfera juridico-política. En ciertos casos, como absoluto puro y simple" ( 1986:423).
el dé"los·-grancfés"confflctos i:erntorlaies de cariz étnico o religioso, la Alo largo de LaProductíon de l'Espace, encontramos varias asociacio-
dimensión simbólico-cultural del poder se impone con gran fuerza, en nes entre dominación y apropiación, así como otros binomios como
tanto en otros, probablemente los dominantes, se trata más bien de una cantidad y calidad, diferencia inducida y diferencia producida, Logos
forma de tenitorialización a fin de regular conflictos dentro de la pro- y Eros (deseo) y, especialmente, cambio y uso. Sobre estos últimos,
pia esfera política o de ésta con determinados agentes económicos. Lefebvre comenta:
Por ello, con base en lª-_Q_i~ti-~~~9-!:l~ntre domi_~~o y_ apropiación del
espaci~~_:-~~~:_!?~_L:\:_~-ª-?2, propusimos que: ------ El uso reaparece en un acentuado conflicto con el cambio en el espacio,
ya que aquél implica "apropiación" y no "propiedad". Ahora bien, la propia
El territorio implica siempre, al mismo tiempo [ ... ], una dimensión simbó- ~propiación implica tiempo y tiempos, un ritmo o ritmos, símbolos y una
lica, cultural, a través de una identidad territorial atribuida por los grupos práctica. Cuanto más el espacio es funcionalizado, cuanto más éste se ve do-
sociales, como forma de "control simbólico" sobre el espacio donde viven minado por los "agentes" que lo manipularon transformándolo en unifun-
(siendo también, por lo tanto, una forma de apropiación), y una dimensión cional, menos se presta a la apropiación. ¿Por qué? Porque se coloca fuera
más concreta, de carácter político-disciplinario [y político-económico, debe- del tiempo vivido, el de ios usuarios, un tiempo diverso y complejo (Lefebvre,
ríamos agregar]: ia apropiación y ordenamiento del espacio como forma de 1986:411-412, cursivas del autor).
dominio y disciplinación de los individuos (Haesbaert, 1997:42).
El autor identifica otra dura lucha entre las fuerzas racionalizado-
(!:ef~~~~caracteriza la dominación_deLespª&_ig_a partir de la ras del "Logos":-~E_~uf;ª-~~-~¡~<!.2min~ión¿~J~~E~~-~~~~~~-tivas
transformación técnica, práctica, de la naturaleza. Según él, para do- del "Eros", liga<;!_~a ~-~J?E<?Ei°:.~.iiH: Mientras el Lagos "inventaria, cla-
minar un espacio, especialmente en la sociedad moderna, en general sifi~asoéTando saber y poder, Eros o "el gran deseo nietzscheano"
la técnica impone formas rectilíneas, geométricas, "brutalizando" el trata de superar las separaciones entre obra y producto, repetitivo y
paisaje. La dominación, que nace con el poder político, se perfeccio- diferencial, necesidad y deseo. [)el lado del Lagos se presentan las
na de modo continuo. Pero el concepto de dominación sólo adquiere fuerzas que tienden a controlar y dominar el espacio: "la empresa y
significado cuando se lo contrapone, de manera dialéctica, con el de el Estado, las instituciones y la familia, el establecimiento y el orden
apropiación, distinción que el propio Marx, a pesar de haber diferen- establecido, las corporaciones y los cuerpos constituidos". Del lado
ciado apropiación de propiedad, no había definido con claridad. del Eros actúan "las fuerzas que intentan la apropiación del espacio:
En relación con la ~E~~pi_~c_i§_~_del ~spacio, Lefebvre afirma: las diversas formas de autogestión de las unidades territoriales y pro-
ductivas, las comunidades, las élites que quieren cambiar la vida y que
De un espacio natural modificado para servir a las necesidades y a las posibili- tratan de ir más allá de las instituciones políticas y los partidos" (p.
dades de un grupo, se puede decir que este grupo se apropia de él. La posesión 451) y que se colocan de modo franco a favor de la idea de crear con-
(propiedad) no fue sino una condición y más frecuentemente un desvío de traespacios efectivamente autónomoD _
esta actividad "apropiadora" que alcanza su cumbre en la obra de arte. Un Podriamos decir que el territorio, en tanto relación de dominación \
espacio apropiado se asemeja a una obra de arte, lo que no significa que sea y apropiación sociedad-espacio, se reproduce a lo largo de un conti- -<
su simulacro (p. 192, cursivas del autor).
nuum que va desde la dominación político-económica más "concreta" ,
y "funcional" hasta la apropiación más subjetiva o "cultural-simbólica")
Por otra parte, la relación entre apropiación y dimensión simbólica Aunque sea totalmente equivocado separar estas esferas, cada grupo
se hace todavía más evidenle cuando Lefebvre se refiere a los espacios social, clase o institución puede "territorializarse" a través de proce- ~
"apropiados" de forma más efectiva, como los ocupados por símbolos: sos de carácter más funcional (económico-político) o más simbólico
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DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN DEFINIR TERRITORIO PARA ENTENDER LA DESTERRITORIALIZACIÓN

(político-cultural) en la relación que desarrollan con "sus" espacios, der que es siempre multiescalar y multidimensional, material e inma-
dependiendo de la dinámica de poder y de las estrategias que están terial, de "dominación" y "apropiación" al mismo tiempo. ¿Qué sería
en juego. No es necesario decir que son incontables los conflictos po- fundamental "controlar" en términos espaci::>les para construir nues-
tenciales que pueden surgir dentro de ese juego de territorialidades. tros territorios en el mundo contemporáneo? Además de su enorme
Para LefebvTe, dominación y apropiación del espacio deberían ca- variación histórica, debemos considerar su variación geográfica: ob-
minar juntas, "pero la historia (la de la acumulación) es también la viamente, territorializarse para un grupo indígena de la Amazonia no
historia de su separación, de su contradicción. El que vence es el do- es lo mismo que para los grandes ejecutivos de una empresa transna- i.1 rn·
minante" (1986:193). Aunque al principio haya existido apropiación cional. Cada uno desarrolla relaciones con el espacio, o por medio
sin dominación, gradualmente, con el papel creciente de los ejérci- de él, a través de las formas más diversas. Para unos, el territorio está
tos, de la guerra y el poder político del Estado, aumentan las contra- construido más en el sentido de una zona-refugio y fuente de recur-
dicciones y los conflictos entre esos dos procesos y es la dominación sos, a nivel dominantemente local; para otros, interesa como articula-
la que termina por imponerse, disminuyendo de manera drástica los dor de conexiones o redes de carácter global.
espacios efectivamente "apropiados". Así, de acuerdo con el grupo o Volvamos, pues, hacia la especificidad histórica del territorio y,
la clase social, el territorio puede desempeñar los múltiples roles de más estrictamente, de la territorialidad contemporánea en la cual, se
abrigo, recurso, control o referencia simbólica. Mientras que algu- afirma, proliferan más los procesos de desterritorialización que de
nos grupos se territorializarían en una integración razonable entre re-territorialización. ¿Qué cambió con relación al mundo moderno
dominación y apropiación, otros pueden estar territorializados bási- y a las sociedades más tradicionales? ¿Hay, finalmente, una "deste-
camente por el sesgo de la dominación, en un sentido más funcional, rritorialización posmoderna" que va superando la "territorialización
no apropiativo. moderna", o estamos en presencia más bien de una nueva forma de
El hecho de considerar el territorio en una acepción amplia, territorialización, que convive junto a otras diversas formas, distintas
multidimensional y multiescalar, sin restringirse jamás a un espacio e históricamente acumulativas?
~ uniescalar como el del Estado-nación, no implica menospreciar sus Una de las propuestas más interesantes es la que plantea la posi-
especificidades geohistóricas, su diferenciación de acuerdo con los bilidad de construir, hoy en día, territorios en el y por el movimien-
contextos históricos y geográficos en que se produce. to, "territorios-red" discontinuos y superpuestos, que trascienden en
Aun si privilegiáramos la definición más estricta de Sack, de terri- parte la lógica político-territorial zonal más exclusivista del mundo
torio como control de procesos sociales por el control de la accesibi- moderno. Las propuestas innovadoras de territorio y desterritorializa-
lidad a través del espacio, sería imprescindible verificar cómo dicho ción en la filosofía de Deleuze y Guattari, a pesar de nuestros reparos
"control" cambia de configuración y de sentido a lo largo del tiempo. a una parte de su fundamentación postestructuralista y a la a veces
Gv1ientras en las sociedades modernas "clásicas", o sociedades disci- excesiva amplitud de sus conceptuaciones, pueden brindar algunas
'-plinarias, como afirmó Foucault, dominaban los territorios-zona que pistas para la articulación de esas nuevas lecturas.
implicaban la dominación de áreas (la expansión imperialista por el
mundo hasta "cerrar" el mapamundi en términos de un gran mosaico
""\ · estatal es el ejemplo de mayor amplitud), lo que predomina hoy en
día es la importancia de ejercer el control sobre los flujos, redes, co-
nexiones (la "sociedad de control", como la denomina Deleuze, a la
que nos dedicaremos en el capítulo 6)J
Territorializarse, pues, significa crear mediaciones espaciales que
no;--p~oporciorien un efectivo "poder" sobre nuestra reproducción
\j como grupos sociales (para algunos también como individuos), po-

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