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LA CARRERA ESPACIAL

La carrera espacial fue una competencia entre Estados Unidos y la Unión Soviética que duró
aproximadamente desde 1957 a 1975. Supuso el esfuerzo paralelo entre ambos países
de explorar el espacio exterior con satélites artificiales, de enviar humanos al espacio y de posar a
un ser humano en la Luna.

Aunque sus raíces están en las primeras tecnologías de cohetes y en las tensiones internacionales
que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, la carrera espacial comenzó de hecho tras el
lanzamiento soviético del Sputnik 1 el 4 de octubre de 1957. El término se originó como analogía de
la carrera armamentística. La carrera espacial se convirtió en una parte importante de la rivalidad
cultural y tecnológica entre la URSS y Estados Unidos durante la Guerra Fría. La tecnología espacial
se convirtió en una arena particularmente importante en este conflicto, tanto por sus potenciales
aplicaciones militares como por sus efectos psicológicos sobre la moral de la población.

Influencias militares iniciales

Los cohetes han interesado a científicos y aficionados desde hace siglos. Los chinos los utilizaron
como armas ya en el siglo XI. El científico ruso Konstantín Tsiolkovski teorizó en la década de 1880
sobre cohetes multi-fase propulsados por combustible líquido que podrían llegar al espacio, pero
no fue hasta 1926 que el estadounidense Robert Goddard diseñara un cohete de combustible
líquido práctico.

Goddard realizó sus trabajos sobre cohetería en la oscuridad, ya que la comunidad científica, el
público e incluso The New York Times se burlaban de él. Hizo falta una guerra para catapultar la
cohetería a la notoriedad. Esto resultó ser un precursor del futuro, ya que cualquier "carrera
espacial" quedaría inextricablemente vinculada a las ambiciones militares de las naciones
implicadas, a pesar de su carácter mayoritariamente científico y de su retórica pacifista.

Contribuciones alemanas

A mediados de la década de 1920, científicos alemanes empezaron a experimentar con cohetes


propulsados por combustibles líquidos que podían alcanzar altitudes y distancias relativamente
altas. En 1932, el Reichswehr, predecesor de la Wehrmacht, mostró interés por los cohetes como
artillería de largo alcance. Wernher von Braun, un científico de cohetes que empezaba a destacar,
se unió a la investigación y los desarrolló para su uso en la Segunda Guerra Mundial por la Alemania
nazi. Von Braun adoptó muchas ideas de la investigación original de Robert Goddard; estudió sus
cohetes y los mejoró considerablemente.

El cohete A4 alemán, lanzado en 1942, fue el primer proyectil balístico de combate1 y el primer
artefacto humano conocido que hizo un vuelo suborbital.2 En 1943, Alemania inició la producción
de su sucesor, la bomba volante V2, con un alcance de 300 km y portando una cabeza de guerra de
1000 kg. La Wehrmacht disparó miles de cohetes V-2 contra las naciones aliadas, causando daños y
muchas muertes. Fue el origen de todos los cohetes modernos.3

Raíces en la Guerra Fría

Tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y la Unión Soviética se embarcaron en una amarga
Guerra Fría de espionaje y propaganda. La exploración espacial y la tecnología de satélites
alimentaron la guerra fría en ambos frentes. El equipamiento a bordo de satélites podía espiar a
otros países, con cámaras de fotos y señales de radar, mientras que los logros espaciales servían de
propaganda política, para demostrar la capacidad científica y el potencial militar de un país.

Los mismos cohetes lanzadores que podían poner en órbita un satélite, a un hombre o alcanzar
algún punto de la Luna podían enviar una bomba atómica a una ciudad enemiga cualquiera, en
misiles militares que tenían el nombre de ICBM. Gran parte del desarrollo tecnológico requerido
para el viaje espacial se aplicaba igualmente a los cohetes de guerra como los misiles balísticos
intercontinentales. Junto con otros aspectos de la carrera armamentística, el progreso en el espacio
se mostraba como un indicador de la capacidad tecnológica y económica de cada país en
competencia, demostrando la superioridad de la tecnología, ideología, política y gobierno del país
en competencia. La investigación espacial tenía un doble propósito: podía servir a fines pacíficos,
pero también podía contribuir en alcanzar objetivos militares.

Las dos superpotencias trabajaron para ganarse una ventaja en la investigación espacial, sin saber
quién daría el gran salto primero y qué adelantos tendrían en el futuro. Habían sentado las bases
para una carrera hacia el espacio, y tan solo esperaban el disparo de salida, con el desarrollo de la
tecnología al límite en la segunda mitad del siglo pasado, con la construcción de satélites cada vez
más grandes y pesados, naves orbitales y cohetes más grandes, pesados y con mayor capacidad de
carga.

Satélites artificiales

En 1955 tanto EE. UU. como la URSS anunciaron públicamente su intención de lanzar en los años
siguientes satélites artificiales al espacio, como contribución al Año Geofísico Internacional (1957-
1958).45

Sputnik

La Unión Soviética alcanzó un liderazgo temprano en la carrera espacial al poner en órbita al primer
satélite artificial, el Sputnik 1, en 1957.

El 4 de octubre de 1957, la URSS lanzó con éxito el Sputnik 1, el primer satélite artificial en alcanzar
la órbita, y comenzó la carrera espacial. Por sus implicaciones militares y económicas, el Sputnik
causó miedo y provocó debate político en Estados Unidos. Al mismo tiempo, el lanzamiento del
Sputnik se percibió en la Unión Soviética como una señal importante de las capacidades científicas
e ingenieriles de la nación.
En la Unión Soviética, el lanzamiento del Sputnik y el subsiguiente programa de exploración espacial
fueron vistos con gran interés por el público. Para un país que se había recuperado recientemente
de una guerra devastadora, era importante y esperanzador ver una prueba de las capacidades
técnicas de la nueva era.

Antes del Sputnik, el estadounidense medio asumía que Estados Unidos era superior en todos los
campos de la tecnología. El homólogo de von Braun en la Unión Soviética, Serguéi Koroliov, fue el
ingeniero jefe que diseñó el cohete R-7 con el objetivo de enviar cosmonautas a la Luna. En
respuesta al Sputnik, Estados Unidos emplearía un enorme esfuerzo para recuperar la supremacía
tecnológica, incluyendo la modernización de los planes de estudio con la esperanza de producir más
von Brauns y Korolevs. Esta reacción se conoce hoy en día como crisis del Sputnik.

Lyndon B. Johnson, vicepresidente del presidente John F. Kennedy, expresó la motivación de los
esfuerzos estadounidenses de la siguiente manera:

A los ojos del mundo, el primero en el espacio significa el primero, punto; el segundo en el espacio
significa el segundo en todo.6

El público estadounidense, inicialmente desanimado y asustado con el Sputnik, quedó cautivado por
los proyectos estadounidenses que siguieron. Los escolares seguían la sucesión de lanzamientos, y
la construcción de réplicas de cohetes se convirtió en una afición popular. El presidente Kennedy
pronunció discursos para animar a la gente a apoyar el programa espacial y para intentar superar el
escepticismo de los muchos que pensaban que todos esos millones de dólares estarían mejor
empleados en la construcción de armas probadas y existentes, o en la lucha contra la pobreza.

Casi cuatro meses después del lanzamiento del Sputnik 1, Estados Unidos consiguió lanzar su primer
satélite, el Explorer I. Durante ese tiempo se habían producido varios lanzamientos fallidos y
publicitariamente embarazosos de cohetes Vanguard desde Cabo Cañaveral.

Los primeros satélites se utilizaron con fines científicos. Tanto el Sputnik como el Explorer I fueron
lanzados como parte de la participación de ambos países en el Año Geofísico Internacional. El
Sputnik ayudó a determinar la densidad de la atmósfera superior y los datos de vuelo del Explorer I
llevaron al descubrimiento del cinturón de radiación de Van Allen por James Van Allen.

Satélites de comunicaciones

El primer satélite de comunicaciones, el Project SCORE, lanzado el 18 de diciembre de 1958, reenvió


al mundo un mensaje de Navidad del presidente Eisenhower. Otros ejemplos notables de satélites
de comunicaciones durante (o engendrados por) la carrera espacial, son:

1962: Telstar: el primer satélite de comunicaciones "activo" (transoceánico experimental)

1972: Anik 1: primer satélite de comunicaciones doméstico (Canadá)

1974: WESTAR: primer satélite de comunicaciones doméstico estadounidense

1976: MARISAT: primer satélite de comunicación móvil

Otros satélites dignos de mencionar.


Estados Unidos lanzó el primer satélite geoestacionario, el Syncom-2, el 26 de julio de 1963. El éxito
de este tipo de satélites significaba que una antena parabólica ya no necesitaba seguir la órbita del
satélite, ya que la órbita permanecía geoestacionaria. Desde entonces, los ciudadanos de a pie
podían hacer uso de las comunicaciones por satélite en las emisiones de televisión, tras una
instalación inicial.

Seres vivos en el espacio

Animales en el espacio

El primer animal que se puso en órbita, la perra Laika, viajó a bordo de la nave soviética Sputnik 2
en 1957. En esa época no existía la tecnología para recuperar a Laika tras el vuelo, y murió de estrés
y sobrecalentamiento poco después de llegar al espacio. En 1960, las perras rusas Belka y Strelka
orbitaron la Tierra y regresaron con éxito. El programa espacial estadounidense importó chimpancés
de África y envió al menos a dos al espacio antes de lanzar a su primer ser humano. En junio de
1997, la Fuerza Aérea anunció que se desharían de sus últimos chimpancés mediante una subasta
pública autorizada por el Congreso. Dos meses después de su transferencia a la "Coulston
Foundation", un laboratorio de investigación de Nuevo México, la "Save the Chimps Foundation"
inició un pleito para liberarlos. En 1999 [cita requerida], esta acción permitió finalmente su
"liberación" en condiciones semisalvajes en un santuario del sur de Florida. Las tortugas que
lanzaron los soviéticos a bordo de la Zond 5 se convirtieron en los primeros animales en volar
alrededor de la Luna (septiembre de 1968).

Humanos en el espacio

El soviético Yuri Gagarin se convirtió en el primer cosmonauta con éxito cuando entró en órbita en
la nave rusa Vostok 1 el 12 de abril de 1961, un día que hoy es fiesta en Rusia y muchos otros países.
23 días después, a bordo del cohete Mercury Redstone 3, Alan Shepard fue el primer
estadounidense en entrar en el espacio, en una misión suborbital. John Glenn, en la Friendship 7, se
convirtió en el primer estadounidense en orbitar la Tierra, completando tres órbitas el 20 de febrero
de 1962.

El primer vuelo con dos tripulantes también tuvo su origen en la URSS, entre el 11 y el 15 de agosto
de 1962. La soviética Valentina Tereshkova se convirtió en la primera mujer en el espacio el 16 de
junio de 1963 en la Vostok 6. Korolev había planeado más misiones Vostok con duraciones mayores,
pero tras el anuncio del Programa Apolo, el primer secretario Jrushchov demandó más primeros
puestos. El primer vuelo con más de dos tripulantes, la Vosjod 1 de la URSS, una versión modificada
de la Vostok, despegó el 12 de octubre de 1964 llevando a bordo a Komarov, Feoktistov y Yegorov.
Este vuelo también marcó la primera vez que una tripulación no llevó trajes espaciales.

Alexei Leonov, en la Vosjod 2, lanzada por la URSS el 18 de marzo de 1965, llevó a cabo el primer
paseo espacial. Esta misión casi termina en desastre; Leonov estuvo cerca de no poder regresar a la
cápsula y, debido a una deficiencia en el retropropulsor, la nave aterrizó a 1600 km de su objetivo.
Por aquel entonces Jrushchov había abandonado el cargo y el nuevo liderazgo soviético no se iba a
comprometer a un esfuerzo.

Misiones lunares

Aunque los logros tecnológicos y políticos, conseguidos por el éxito de la Unión Soviética y Estados
Unidos proporcionaron mucho orgullo a sus respectivas naciones, el clima ideológico entre estos
países, aseguró que la carrera espacial continuaría al menos hasta que el primer humano caminara
sobre la Luna. Antes de este logro, hizo falta que naves sin tripular exploraran primero la Luna
mediante fotografías y demostraran su habilidad para alunizar con seguridad.

Sondas no tripuladas

Tras el éxito soviético de colocar el primer satélite en órbita, los estadounidenses centraron sus
esfuerzos en enviar una sonda a la Luna. Llamaron programa Pioneer al primer intento de conseguir
esto. El programa Luna soviético empezó a funcionar con el lanzamiento de la Luna 1 el 4 de enero
de 1959, convirtiéndose en la primera sonda en llegar a la Luna. Además del programa Pioneer,
había tres programas estadounidenses específicos: el programa Ranger, el programa Lunar Orbiter
y el programa robótico Surveyor, con el objetivo de buscar lugares de alunizaje potenciales para el
Programa Apollo, considerado el mayor logro de la carrera espacial, el de más alto costo y mayor
riesgo, con el cohete más grande y pesado jamás construido.

Los Alunizajes

Aunque los soviéticos ganaron a los estadounidenses en casi todos los hitos de la carrera espacial al
inicio, no consiguieron ganar al programa Apolo estadounidense a la hora de posar un hombre en
la Luna. Tras los primeros éxitos soviéticos, especialmente el vuelo de Gagarin, el presidente
Kennedy y el vicepresidente Johnson buscaron un proyecto estadounidense que capturara la
imaginación del público. El nuevo Programa Apollo cumplía muchos de sus objetivos y prometía
vencer a los argumentos, tanto de la izquierda (que defendían programas sociales) y la derecha (que
defendía un proyecto más militar). Las ventajas del programa Apollo incluían:

beneficios económicos en varios estados clave para la próxima legislatura;

cerrar la “brecha de misiles” reclamada por Kennedy durante las elecciones de 1960 mediante un
uso doble de la tecnología;

beneficios técnicos y científicos derivados

En una conversación con el director de la NASA, James E. Webb, Kennedy dijo:


Todo lo que hagamos debería estar realmente vinculado a llegar a la Luna antes que los rusos... de
otra manera no deberíamos gastar todo ese dinero, porque no estoy interesado en el espacio... La
única justificación (para el coste) es porque esperamos ganar a la URSS para demostrar que, en lugar
de estar por detrás de ellos por un par de años, gracias a Dios, les hemos adelantado.7

Kennedy y Johnson consiguieron cambiar la opinión pública: en 1965, el 58% de los estadounidenses
apoyaban el proyecto Apollo, en contraste con el 33 % de 1963. Después de que Johnson se
convirtiera en presidente en 1963, su apoyo continuo permitió el éxito del programa.

La URSS mostró una mayor ambivalencia sobre la visita humana a la Luna. El líder soviético Jrushchov
no quería, ni ser "vencido" por otra potencia, ni los gastos de un proyecto así. En octubre de 1963,
afirmó que la URSS "no planeaba en la actualidad ningún vuelo de cosmonautas a la Luna", al tiempo
que añadía que no habían abandonado la carrera. Pasó un año antes de que la URSS se
comprometiera a intentar un alunizaje no tripulado y luego uno tripulado.

Kennedy propuso programas conjuntos, como el alunizaje de astronautas soviéticos y


estadounidenses y una mejora de los satélites de monitorización del clima. Pero Jrushchov,
percibiendo un intento de robar la tecnología espacial superior de la Unión Soviética, rechazó estas
ideas. Korolev, el diseñador jefe de la agencia espacial rusa, había empezado a anunciar que sus
naves Soyuz y el cohete de lanzamiento N-1 tenían la capacidad de hacer un alunizaje tripulado, al
poder transportar pesadas cargas con un impulso transplanetario.

Jrushchov ordenó a la oficina de diseño de Korolev que consiguiera nuevos primeros puestos en el
espacio modificando la tecnología Vostok existente, mientras que un segundo equipo empezó a
construir un lanzador y una nave completamente nuevos, el cohete Protón y el Zond, para un vuelo
sublunar tripulado en 1966. En 1964, la nueva cúpula soviética le dio a Korolev el respaldo para el
proyecto de alunizaje tripulado y pusieron todos los proyectos tripulados bajo dirección suya. Con
la muerte de Korolev y el fracaso del primer vuelo de la Soyuz en 1967, la coordinación del programa
de alunizaje soviético se deshizo rápidamente. Los soviéticos construyeron un módulo de alunizaje
y seleccionaron cosmonautas para la misión que habría colocado a Alexei Leonov sobre la superficie
lunar, pero con los sucesivos fracasos de lanzamiento del cohete N1 en 1969, los planes para el
alunizaje tripulado sufrieron primero retrasos y más tarde la cancelación.

Aunque las sondas sin tripular soviéticas habían llegado a la Luna antes que cualquier nave
estadounidense, el estadounidense Neil Armstrong se convirtió en la primera persona en poner el
pie sobre la superficie lunar el 20 de julio de 1969, tras haber alunizado el día anterior. Como
comandante de la misión Apollo 11, Armstrong recibió apoyo del piloto del módulo de mando
Michael Collins y del piloto del módulo lunar Buzz Aldrin en un evento presenciado por 500 millones
de personas de todo el mundo. Los cronistas sociales reconocen ampliamente al alunizaje como uno
de los momentos clave del siglo XX, y las palabras de Armstrong al poner el primer pie sobre la
superficie de la Luna se han hecho igualmente memorables:

Es un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad.


A diferencia de otras rivalidades internacionales, la carrera espacial no estaba motivada por el deseo
de expansión territorial. Tras sus exitosos aterrizajes en la Luna, Estados Unidos renunció
explícitamente al derecho de propiedad de cualquier parte de la Luna.

En 1970, la sonda soviética Lunojod 1 se posaría sobre la Luna. Su finalidad principal estaba en la
investigación del suelo lunar. La energía de la sonda provenía de un panel solar durante el día lunar,
y que almacenaba energía para la noche lunar, en la cual esta energía se combinaba con un reactor
nuclear incorporado al vehículo.

El Lunojod 1 estaba siendo controlado desde la Tierra y el mayor problema al que se enfrentaba el
controlador era el retardo de la señal, con el que la imagen solo se podía refrescar cada 30 segundos.

La URSS incorporaría algunas mejoras al Lunojod 1 y mandaría una nueva versión (Lunojod 2) en
1973. Estos avances no tuvieron una gran repercusión mediática, pero sí aportó datos de relevancia
para futuras investigaciones o para el posterior lanzamiento de las sondas estadounidenses a Marte.

Competencia militar

Sin público, pero no por eso menos competición, la campaña para desarrollar la tecnología espacial
para usos militares, secundó en paralelo a los esfuerzos científicos de la Carrera espacial. Bastante
antes del lanzamiento del Sputnik 1, tanto Estados Unidos como la Unión Soviética empezaron a
desarrollar planes para lanzar satélites de reconocimiento con los misiles ICBM.

La nave soviética Zenit, que por el uso doble diseñado por Serguéi Koroliov acabó finalmente siendo
la nave Vostok, empezó como satélite de fotografías al pasar sobre territorios de Estados Unidos y
Europa. Compitió con la serie Discoverer de las Fuerzas Aéreas estadounidenses. La misión
Discoverer XIII supuso la primera recuperación del espacio de una carga útil en agosto de 1960 - un
día antes de la primera recuperación soviética de una carga útil, con las películas de fotografías
tomadas sobre territorio enemigo.

Tanto EE. UU. como la URSS desarrollaron importantes programas espaciales militares, que a
menudo seguían un patrón por el que EE. UU. solo completaba maquetas al finalizar el programa,
mientras que la URSS construía e incluso ponía en órbita las suyas:

Misil de crucero intercontinental supersónico: Navaho (programa de prueba cancelado) vs. misil de
crucero Buran (plan)

Nave espacial con alas pequeñas: X-20 Dyna-Soar (maqueta) vs. MiG-105 (vuelo probado)

Cápsula de inspección de satélites: Blue Gemini (maqueta) vs. interceptor Soyuz (plan)

Estación espacial militar: MOL (plan) vs. Almaz (lanzada con alguna modificación en las misiones
Salyut 2, 3 y 5)

Cápsula militar con escotilla en el escudo térmico: Gemini B (probada sin tripulación en el espacio)
vs. nave VA TKS, también conocida como cápsula espacial Merkur (probada sin tripulación como
parte de la TKS)
Ferry a la estación espacial militar: Gemini Ferry (plan) vs. TKS (probada sin tripulación en el espacio,
y acoplada a una Salyut)

El "final" de la carrera espacial


Mientras que el lanzamiento del Sputnik 1 se puede considerar claramente como el inicio de la
carrera espacial, su final es más debatible. La carrera espacial fue más candente durante los años
60, pero continuó con rapidez más allá del alunizaje del Apolo en 1969. Aunque llevaron a cabo
cinco alunizajes tripulados además del Apolo 11, los científicos espaciales estadounidenses
buscaron otros objetivos. La estación espacial Skylab recogería datos de las estancias prolongadas
de astronautas en el espacio, y el transbordador espacial serviría para devolver las naves espaciales
intactas desde órbita.

Los estadounidenses afirmaron que, al haber sido los primeros en poner un hombre sobre la luna,
habían ganado esta "carrera" no oficial. Mientras tanto, los científicos soviéticos siguieron adelante
con sus propios proyectos, y probablemente no admitieron nada parecido a una derrota. En
cualquier caso, al enfriarse la guerra fría y al ir otras naciones desarrollando sus propios programas
espaciales, la noción de una "carrera" continua entre las dos superpotencias se hizo menos real, los
planes para una misión tripulada al planeta Marte fueron aplazadas por falta de una competencia
soviética y por el desinterés de mantener el alto financiamiento de la NASA, que conllevo al corte
de presupuesto por parte del gobierno Nixon que pospuso el proyecto8

Ambas naciones habían desarrollado programas espaciales militares tripulados. La Fuerza Aérea de
los Estados Unidos (USAF) había propuesto utilizar el misil ICBM Titán para lanzar el planeador
hipersónico Dyna-Soar instalado en la punta del misil, para interceptar satélites enemigos, en el
primer plan para el desarrollo de un programa espacial de la Iniciativa de Defensa Estratégica
conocida también como la Guerra de las Galaxias en el futuro. El plan para el laboratorio orbital
tripulado (utilizando hardware basado en el programa Gemini para llevar a cabo misiones de
vigilancia) reemplazó al Dyna-Soar, pero este también quedó cancelado. La URSS encargó el
programa Almaz para una estación espacial militar tripulada similar, que se fundió con el programa
Salyut, la estación militar Polyus se quedó solamente como un proyecto.

La carrera espacial se ralentizó tras el alunizaje del Apolo, lo que muchos expertos describen como
su punto culminante o incluso su final. Otros, incluyendo al historiador espacial Carole Scott, piensan
que su fin se sitúa más claramente en la misión conjunta Apolo-Soyuz de 1975. La nave soviética
Soyuz 19 fue al encuentro y se acopló con la nave estadounidense Apollo, permitiendo a los
astronautas de naciones "rivales" pasar a la nave de los otros y participar en experimentos
combinados. Aunque persistieron las empresas espaciales de ambos países, fueron en gran parte
en distintas "direcciones", y la noción de una "carrera" continua entre dos naciones enfrentadas, se
quedó anticuada tras el Apollo-Soyuz.

Incluso en este momento de cooperación, los líderes soviéticos estaban alarmados ante la
perspectiva de que la USAF se implicara en el programa del Transbordador Espacial y lanzaron los
proyectos del transbordador Burán y del cohete Energía. A principios de los 80, el nacimiento de la
Iniciativa de Defensa Estratégica del presidente Ronald Reagan intensificó más la competencia, que
solo se resolvió con el colapso del bloque soviético en 1989.
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