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Cap. XII Págs 1 - 38


Cap. XIII Págs 39 - 87

CAPÍTULO XII
LA APERTURA PETROLERA, LOS CAMBIOS MUNDIALES
Y LA ECONOMÍA VENEZOLANA ...................................................... 225
Introducción ............................................................................................... 225
El contexto internacional: tiempos de conflictos y transformaciones ........ 225
Las perspectivas del petróleo en el mundo ................................................ 227
Surgimiento de las empresas estatales petroleras en América Latina ........ 230
Desmoronamiento de las empresas estatales ............................................. 230
¿Qué va a ocurrir en Venezuela? ................................................................ 231
El papel de Pdvsa ....................................................................................... 233
¿Hacia dónde va Pdvsa? ............................................................................. 233
Grave error histórico .................................................................................. 235
La propuesta del proceso de apertura ......................................................... 236
Fundamentos para la apertura .................................................................... 236
La apertura y la OPEP ................................................................................ 238
Necesaria reflexión ..................................................................................... 240
Redimensionar el Plan de Expansión de Pdvsa ......................................... 242
Análisis del “Marco de condiciones propuestas” ....................................... 243
Sin prejuicios ni silencios interesados ....................................................... 257
Conclusiones .............................................................................................. 258
CAPÍTULO XII
LA APERTURA PETROLERA, LOS CAMBIOS
MUNDIALES Y LA ECONOMÍA VENEZOLANA*

Introducción

La propuesta formulada por Petróleos de Venezuela, en relación con la llamada


apertura petrolera, contiene elementos importantes vinculados con la problemá-
tica económica, política y social de nuestro país. Es por eso que los objetivos y la
proyección de esa apertura requieren de un estudio sistemático para emitir opinio-
nes sobre esa materia lo más acertadas posibles.

A nuestro juicio, el examen de la política petrolera debe formar parte de la estrate-


gia global de desarrollo, por lo que no debe ser considerada de una manera parcial.
Así, antes de abordar el estudio de las cláusulas que están contenidas en el “Marco
de condiciones propuestas”, evitando al máximo el reduccionismo y la localiza-
ción del análisis, es procedente referirse al escenario internacional y examinar
si realmente la estrategia que se está formulando en Venezuela, con la apertura
petrolera, es conveniente o no para los intereses nacionales. Si en verdad se trata
de orientar la actividad petrolera al servicio de la economía nacional con el fin de
impulsar la transformación del proceso económico y social del país, si se pretende
fortalecer la nacionalización o, por el contrario, se intenta de manera inaplazable
y urgente rectificar a fondo esa política, y de esa forma permitir la dominante pre-
sencia del capital transnacional en la planificación, desarrollo y aplicación de la
estrategia energética del país, con mengua de la soberanía nacional.

El contexto internacional: tiempos de conflictos y transformaciones

En ese marco general debemos abordar el nuevo dogma de la globalización que


pretende la homogeneización de todos los factores que intervienen en el proceso
productivo, la cultura, los valores de la conducta humana, la actividad científica,
las necesidades y, en general, los estilos de desarrollo.

También se procura, desde un “centro matriz” –“el monopoder mundial”–, dirigir


todo ese proceso en el cual los países subdesarrollados no serán otra cosa que sim-
ples piezas dentro de ese complejo engranaje internacional.

*  Texto ampliado y revisado de la conferencia dictada en la Facultad de Ciencias Económicas y


Sociales, el 21/03/95.
Se proclama la tesis del “Fin de la historia” y, por supuesto, la eternidad del ca-
pitalismo. Hasta el año 1989 coexistían dos polos de desarrollo dominantes con
distintos modos de producción, que constituían, de cierta manera, un factor de
equilibrio del poder mundial.

Se sostiene que con el colapso del socialismo real y dada la conformación y de-
sarrollo de los bloques mundiales de poder, se ha pasado de un mundo bipolar a
otro multipolar.

Esos bloques de poder comprenden el europeo, encabezado por Alemania e in-


tegrado por los países de la Unión Europea (UE) y la posible incorporación de
los países de Europa oriental, así como los de la ex Unión Soviética; el bloque
asiático, que lidera Japón e integran los cuatro tigres (Corea del Sur, Hong Kong,
Taiwan y Singapur) y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Tailandia,
Malasia, Indonesia y Filipinas), y el bloque formado por EE UU, Canadá y Méxi-
co, con la posible incorporación de otros países de América Latina.

Sostengo la opinión de que el paso ha sido el de una estructura bipolar a otra uni-
polar. Ciertamente, en los tres bloques mundiales predomina el modo de produc-
ción capitalista. Y ello es de vital importancia para la concepción y desarrollo de
una auténtica estrategia que adoptarían los países subdesarrollados.

Y precisamente el bloque norteamericano ha formulado propuestas a países como Chi-


le, Argentina, Colombia, Brasil y Venezuela para que se incorporen a la Asociación
Norteamericana de Libre Comercio (North American Free Trade Agreement). Para
Estados Unidos, el Nafta es un objetivo estratégico para el desarrollo y consolidación
de sus políticas económicas, en función de sus intereses, sobre todo en un mundo
cambiante y con la presencia del poderío de otros bloques económicos. De esa manera
se extiende y afianza el dominio sobre los países de América Latina. Esto significa el
entierro definitivo de las metas formuladas en el Congreso de Panamá por nuestro
Libertador al proponer crear una unidad geopolítica de nuestra América Latina.

Creo que esto sería un gravísimo error para nuestros países, porque ello significa-
ría la liquidación de una auténtica integración latinoamericana.

Dolorosamente, muchos de nuestros gobernantes latinoamericanos han solicitado


la posibilidad de adherirse al Tratado de Libre Comercio, como lo han hecho, en-
tre otros, Chile, Argentina, Venezuela y Perú. En ese sentido, en nuestra opinión,
se actuaría de manera contraria, ya que lo pertinente es provocar una auténtica
integración latinoamericana, por lo menos desde el punto de vista institucional,
para tener mayor poder de negociación y enfrentar con coraje, valentía, seriedad y
racionalidad a esos tres bloques de poder y fomentar condiciones más ventajosas
y favorables para América Latina.

En realidad, el mapa geopolítico internacional está conformado por tres blo-


ques de poder, que confluyen en un centro de dominio mundial, desde donde

226 De la nacionalización a la apertura petrolera


se planifica, desarrolla, aplica y ejerce la estrategia económica, política, social,
tecnológica, militar, cultural, comunicacional y de toda índole, cónsona con los
intereses muy particulares, que son la razón de ser del modo de producción capi-
talista, cuya ineludible tendencia es hacia la concentración y centralización del
proceso productivo.

Ese monopoder mundial lo integran Estados Unidos, Japón, Alemania, Inglaterra,


Italia, Canadá y Francia (G-7). Este grupo representa más del 50% de la produc-
ción mundial, el 65% de las exportaciones y el 57% de las importaciones, cuenta
con los mayores recursos financieros, controla el mercado mundial de los servi-
cios, posee la fuerza militar, domina los medios de comunicación, ostenta el 93%
del total de los gastos en investigación y desarrollo realizados por las primeras 400
corporaciones transnacionales y absorbe el 88% de las ventas, el 92% de los bene-
ficios, el 88% de los activos, el 85% del capital y el 88% de la fuerza de trabajo,
del total arrojado por las 100 más grandes corporaciones mundiales.

Para el desarrollo y aplicación de todas esas actividades, producto de la estrategia


centralizada, el G-7 cuenta con las empresas transnacionales, que constituyen la
forma de organización empresarial de ese modo de producción. Así mismo, el fiel
cumplimiento de la estrategia concebida, tienen a su disposición instituciones y or-
ganismos internacionales, tales como: Fondo Monetario Internacional (FMI), Ban-
co Mundial, el Acuerdo General sobre Aranceles Aduanales y Comercio (GATT),
convertido luego en la Organización Mundial del Comercio, y la Organización del
Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Esta estructura económica y política internacional constituye para otros países una
limitación en la práctica al impedir el desarrollo de auténticas políticas nacionales.
Por tanto, resulta conveniente conocer esa realidad con la finalidad de actuar y
seleccionar el camino más apropiado.

Las perspectivas del petróleo en el mundo

Además de esta concepción de la estructura económica, política y social mundial,


que considero esencial para el tema que vamos a abordar, no puede perderse de
vista cuáles son las perspectivas del petróleo en el mundo.

El petróleo constituyó el producto fundamental del modelo de acumulación mun-


dial. La producción y el consumo de petróleo eran vitales para el proceso pro-
ductivo mundial y Venezuela tuvo un lugar privilegiado en ese modelo, ya que el
proceso económico internacional requería de esta materia prima, cuya demanda
crecía significativamente para garantizar así el proceso de la industrialización in-
ternacional de los países desarrollados.

Pero, últimamente ha ocurrido una declinación del modelo basado en el petróleo,


aspecto que no guarda relación con la desaparición de las reservas físicas del

La apertura petrolera, los cambios mundiales y la economía venezolana 227


recurso, sino que está vinculado con las actividades que debe cumplir el petróleo
como insumo dentro del proceso de la transformación económica mundial. De allí
que sea necesario tomar en cuenta la revolución tecnológica o las hipervelocida-
des, como las llama Alvin Toffler, porque esa revolución tecnológica, que signifi-
ca, entre otras cosas, la sustitución de aquellas otroras industrias dinámicas, como
las denominara la Cepal, han venido siendo sustituidas por las llamadas industrias
de punta como la robótica, la cibernética, la biotecnología, la microelectrónica, la
informática, que requieren cada vez menos del petróleo y, por tanto, su utilización
tiende a disminuir.

Otro elemento de vital importancia, que por cierto no se recoge en el marco de


condiciones que presentó el Ejecutivo Nacional a la consideración del Congreso
de la República, son las destrucciones ecológicas de amplitud continental que ha
producido el petróleo, lo cual ha originado la fortaleza del llamado frente ecologis-
ta (“la revolución ecologista”), para enfrentarse a esos desmanes y destrucciones,
productos de la explotación petrolera.

También hay que tomar en cuenta la llamada eficiencia energética. Ciertamente,


se observa una disminución del papel de las materias primas, como el petróleo, en
términos de su participación por unidad de producción industrial. El coeficiente
petrolero de la producción ha venido descendiendo sustancialmente.

De igual manera, es necesario tomar en consideración las otras fuentes energé-


ticas, tales como: la solar, eólica, hidráulica, geotérmica, la biomasa, la nuclear,
entre otras, donde existen cuantiosas inversiones realizadas por el propio “cartel
energético” mundial. Si bien es cierto que ello no sucederá en el corto plazo, dados
los desastres nucleares ocurridos, que han limitado en el tiempo el desarrollo de la
energía nuclear, no es menos cierto que esos proyectos no han sido abandonados
y se prosigue con el propósito de evitar los males que han ocasionado hasta los
momentos y lograr resultados positivos.

La energía nuclear genera 16% de la electricidad mundial. De acuerdo con el pro-


pio órgano informativo de Pdvsa, Perfil Energético, de mayo de 1994, se afirma
que existen 426 reactores nucleares conectados a la red eléctrica mundial, con una
capacidad de generación de 318.271 MWE. Además, hay 96 reactores en cons-
trucción que elevarán la capacidad generadora de casi 400 MWE. Éstos son los
hechos que son necesarios analizar.

Planificar una estrategia económica basada en un incremento sustancial de la de-


manda mundial de petróleo es de un elevado riesgo.

La demanda internacional de petróleo durante los últimos años ha sido la


siguiente1:

1  Véase OPEP. Bulletin, abril de 1995.

228 De la nacionalización a la apertura petrolera


1991 65,01 millones de b/d
1992 65,28 ´´ ´´ ´´
1993 65,09 ´´ ´´ ´´
1994 66,03 ´´ ´´ ´´

Para 1995, según cálculos de la OPEP, la demanda alcanzará a 66,95 millones de


barriles diarios, y para el año 2010 será de 76 millones de barriles diarios2.

Es importante señalar que la demanda de petróleo de los países de la OCDE (G-7


y otros OCDE), con los cuales Venezuela tiene una elevada concentración geográ-
fica de exportaciones e importaciones, el crecimiento anual es muy modesto. Así,
por ejemplo, durante el período de 1991 a 1994 la demanda fue la siguiente:

1991 36,73 millones de b/d


1992 37,27 ´´ ´´ ´´
1993 37,39 ´´ ´´ ´´
1994 38,31 ´´ ´´ ´´

Para 1995 se estima una demanda de 38,59 millones de barriles diarios y el creci-
miento de la demanda petrolera de la OCDE para los próximos años (2020) será
muy moderado.

Esos factores y otros inciden fuertemente, querámoslo o no, en la reducción re-


lativa del consumo mundial del petróleo. El modelo de crecimiento económico
mundial no descansará de manera privilegiada en este producto.

Si esto es cierto, ¿existe, entonces, justificación para que la estrategia de la eco-


nomía venezolana siga trazándose predominantemente en función de la actividad
petrolera?

Antes de abordar ese tema que es, a mi manera de ver, trascendental, debemos
señalar que existen nuevas ilusiones. Nuevos gobernantes sustentan la tesis de que
para acabar con la crisis y emprender el rumbo hacia otros caminos, la solución
está en el retorno del capital transnacional y, fundamentalmente, del capital trans-
nacional petrolero. Así, por ejemplo, se señala lo que acontece en países como Ru-
sia, Azerbaiyán, Vietnam, China, Australia, Angola, etcétera, que han desarrollado
una aguda competencia por atraer capitales externos. Existe una gran ofensiva,
es decir, se nos quiere vender la idea de que los recursos naturales agotables o no
agotables deben estar en función de intereses muy particulares, de la unidad de
producción capitalista y no en beneficio de la sociedad.

De igual modo, se propugna la idea de que las inversiones extranjeras y el modo de


producción existentes tienen un nuevo papel que jugar dentro de esta problemática

2  Ibíd., junio de 1993 y abril de 1994.

La apertura petrolera, los cambios mundiales y la economía venezolana 229


y a menudo se señala que el capital transnacional ha afluido hacia esos países,
antes opuestos furibundos a la apertura del capital extranjero.

También, se ha desarrollado una fuerte ofensiva contra los países de la OPEP para
tratar de desnaturalizar el proceso nacionalista y, en efecto, muchas empresas estata-
les han desaparecido como tales y se han transformado en corporaciones privadas.

Así ha ocurrido en países como Inglaterra, Francia, España (British Petroleum,


Elf, Total, Repsol, etcétera). En Italia, el primer ministro Lamberto Dini anunció
recientemente la privatización de ENI,3 la empresa estatal petrolera de Italia, cu-
yos activos ascendían para 1993, a 51.912 millones de dólares.

Surgimiento de las empresas estatales petroleras en América Latina

En el caso de América Latina, durante muchos años se luchó por conseguir que
nuestros recursos naturales fuesen utilizados para el beneficio de la sociedad lati-
noamericana, es decir, nacionalizados, para que no pudieran seguir siendo maneja-
dos y administrados al antojo de las empresas transnacionales del petróleo.

Así, surgieron muchas empresas estatales petroleras en América Latina, tales co-
mo Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) en Argentina, 1923; Administración
Nacional de Combustibles, Alcohol y Portland (Ancap) en Uruguay (1931); Ya-
cimientos Petrolíferos Fiscales de Bolivia (YFPB) en 1936; Petróleos Mexicanos
(Pemex) en 1938; Petróleo Brasileiro (Petrobras) en 1952; la Empresa Colombia-
na de Petróleos (Ecopetrol) en 1951; Petróleos del Perú (Petroperú) en 1968. En
Venezuela, en 1960, fue creada la Corporación Venezolana del Petróleo (CVP), y
en 1976 se puso en vigencia la Ley Orgánica que Reserva al Estado la Industria y
el Comercio de los Hidrocarburos.

Ello fue producto de una lucha incansable, que costó muchos sacrificios a hombres
a quienes hay que rendirles homenaje por su rectitud, valentía, convicción y por
la defensa de los intereses nacionales de nuestro país. En el caso venezolano se
destaca la labor desempeñada por Salvador de la Plaza, entre otros.

Desmoronamiento de las empresas estatales

Ese proceso en la búsqueda de la estatización, del surgimiento de empresas estata-


les petroleras, dolorosamente se ha venido desmoronando. Se propicia el retorno
del capital transnacional, otorgando cuantos privilegios e incentivos sean solicita-
dos por los inversionistas foráneos.

Así ha ocurrido en países como Argentina, que en 1985 traspasó las propiedades
petroleras a las transnacionales, en asociación con Yacimientos Petrolíferos Fisca-
les, y el actual presidente Carlos Menem, recientemente privatizó a Yacimientos

3  Véase el diario Panorama, 26/01/95.

230 De la nacionalización a la apertura petrolera


Petrolíferos Fiscales, vendiendo las acciones en la Bolsa, tal como algunos están
proponiendo ocurra en Venezuela.

En Perú, su Presidente acaba de anunciar, después de una serie de múltiples priva-


tizaciones, que no le va a temblar el pulso para privatizar a Petroperú. En 1993 fue
vendida la filial Petromar y entró en vigencia la nueva Ley de Hidrocarburos, me-
diante la cual se suprime la prohibición de la exploración privada. En Colombia está
la presencia de las empresas transnacionales, pero subsiste todavía Ecopetrol, aun-
que se planifica la organización de varias empresas que se dedicarían cada una, espe-
cíficamente, a una fase de la actividad petrolera. De esa forma, surgirá una empresa
para la exploración, otra para la explotación y, así sucesivamente, con el objetivo de
propiciar la asociación de algunas de esas empresas con el capital extranjero.

El Gobierno de Ecuador, en su afán por atraer inversiones extranjeras, trata de


liberalizar el sector petrolero, permitiendo asociaciones de producción compartida
con empresas nacionales e internacionales. En el caso de Bolivia, la Constitución
prohíbe la privatización, pero se están incrementando las empresas transnaciona-
les. En Brasil, su presidente, Fernando Henrique Cardoso, sociólogo latinoameri-
cano que abordó muchos de los problemas sociales de América Latina, tan pronto
asumió el poder, anunció la participación del capital extranjero en las distintas
fases de la industria petrolera y, en efecto, envió al Congreso un paquete de pro-
yectos de reformas constitucionales en el área económica, entre las cuales figura
la flexibilización de Petrobras4.

En México, la Constitución prohíbe que empresas extranjeras puedan manejar la


industria petrolera. Sin embargo, a través del tiempo, esto se ha venido desfigu-
rando. Empresas conexas como la petroquímica han sido transferidas al capital
transnacional. Y ante la situación actual de crisis económica, se ejerce presión, por
parte del capital internacional, para privatizar a Pemex. Actualmente un equipo
jurídico y financiero de Petróleos de México trabaja en los preparativos para pri-
vatizar la división petroquímica5.

Todo esto revela cómo se ha planificado el retorno del capital transnacional, para
que nuevamente administre, maneje y planifique la estrategia de nuestras indus-
trias básicas.

¿Qué va a ocurrir en Venezuela?

¿Qué puede ocurrir en Venezuela?

Sobre esto es importante señalar que en 1959 se adoptó en nuestro país la política
de no más concesiones petroleras.

4  Véase Economía Hoy, 08 de junio de 1995.


5  Véase El Nacional, 08 de mayo de 1995.

La apertura petrolera, los cambios mundiales y la economía venezolana 231


En 1967, el Ejecutivo, en reconsideración de aquella política de no más concesio-
nes y dada la presión que se venía ejerciendo desde el exterior por parte del capital
transnacional y de las clases sociales venezolanas asociadas a ese gran capital que
ejercía esa presión –repito–, fue anunciada la fórmula alternativa de los contratos
de servicio para sustituir a la política de no más concesiones petroleras.

El 29 de agosto de 1975 se promulgó la Ley Orgánica que Reserva al Estado la


Industria y el Comercio de los Hidrocarburos, y a partir de 1976 se puso en marcha
lo que se ha dado en llamar la nacionalización de la industria petrolera.

Pero las presiones internacionales y las internas no tardaron mucho tiempo y vol-
vieron de nuevo a fomentar la idea de que era necesario regresar al capital trans-
nacional para el mejor desarrollo de la industria petrolera, y a tal efecto se han
venido desarrollando diversas políticas por parte de Pdvsa, tales como los contra-
tos de asistencia técnica, de comercialización, la internacionalización petrolera,
etcétera, hasta llegar hoy a la llamada apertura petrolera, proceso de apertura de las
actividades de exploración y producción en nuevas áreas con la participación de
capitales privados como parte integral de la estrategia de consolidación del sector
petrolero venezolano.

Sustentamos la tesis de que así como surgió esa figura de los contratos de servicio,
como política sustitutiva a la de no concesiones petroleras, ahora, la “apertura pe-
trolera” es la figura creada para sustituir a la nacionalización petrolera.

¿No podrá correrse el riesgo de que Pdvsa, en vez de ser el instrumento directo para
el desarrollo de todas las fases de la industria, se convierta en un simple intermediario
del Estado venezolano para permitir, bajo fórmulas diversas, la presencia de las em-
presas privadas en el negocio petrolero y con ello el derrumbe de una esperanza?

Ciertamente, en 1985 se propuso la presencia del capital extranjero. En este senti-


do, el doctor Gonzalo Barrios, presidente de Acción Democrática en aquella opor-
tunidad, manifestó que no era deseable “...porque constituía una violación de un
principio general que reserva al Estado la actividad en esa materia”6.

Con el objetivo de promover y afianzar la privatización de la industria petrolera


venezolana, Pdvsa propone modificar el artículo 5 de la Ley Orgánica que Reserva
al Estado la Industria y el Comercio de los Hidrocarburos, para vender acciones al
capital transnacional. Después surgieron las asociaciones estratégicas, que fueron
aprobadas por el Congreso de la República, y con fecha 10 de agosto de 1993 fue
firmado el Convenio “Cristóbal Colón”. Se firmaron otros convenios como el de
asociación entre las empresas Maraven, S.A. y Conoco, Inc., el convenio de aso-
ciación entre las empresas Maraven-Total-Itochu y Marubeni y el convenio de
asociación entre Lagoven, S.A. con empresas como la Exxon, Shell y Mitsubishi.

6  El Nacional, Caracas, 11 de abril de 1985, p. D-8. Citado por Irene Rodríguez Gallad, en “El dis-
curso de la nacionalización petrolera en Venezuela” (tesis doctoral mimeografiada).

232 De la nacionalización a la apertura petrolera


Y ahora se presenta el proyecto denominado de “Apertura petrolera”, mediante el
cual se propone la participación de los capitales privados extranjeros en las acti-
vidades de exploración y producción en nuevas áreas, como parte integral de la
estrategia de consolidación del sector petrolero venezolano.

El papel de Pdvsa

¿Cuál ha sido el papel que Pdvsa ha jugado en la vida económica, política y social
de Venezuela?

Cuando se anunciaron las modificaciones al Proyecto de la Ley de Nacionaliza-


ción que presentó en el año 1974 la Comisión Presidencial de la Reversión Petro-
lera se propuso la constitución, por decreto del Ejecutivo Nacional, de la empresa
estatal que se encargaría del negocio petrolero.

Los hombres que iban a dirigir esa industria eran los mismos que hasta el 31 de
diciembre de 1975 se encontraban en la mesa de negociaciones, discutiendo, adu-
ciendo, dando argumentos en favor de las empresas transnacionales, para que el
Estado les mejorara las condiciones, y a partir del 1º de enero de 1976 la mayoría
de ellos pasaron a dirigir y administrar la industria petrolera venezolana.

A este respecto, conviene subrayar que un organismo como las Naciones Unidas,
en su Informe sobre las corporaciones multinacionales en el desarrollo mundial,
1973, destacan cómo:

muchos gerentes y técnicos pasan de las filiales extranjeras a las empresas del país. Sin
embargo, los conocimientos especializados adquiridos pueden ser más apropiados a las
actividades de las empresas extranjeras que al desarrollo nacional. Asimismo, pueden
relacionarse con tecnologías inapropiadas para las condiciones del país.

En el trabajo La nacionalización petrolera. ¿Para quién y para qué?7 afirmé que


el surgimiento de Pdvsa y el organigrama que se presentaba constituían la puntilla
de muerte para una auténtica nacionalización petrolera.

¿Hacia dónde va Pdvsa?

Después de veinte años del proceso de nacionalización, dolorosamente se ha com-


probado que Pdvsa, desde el mismo instante, se dio a la tarea de desfigurar el
proceso de la nacionalización. De esa manera surgieron los convenios de asisten-
cia técnica y los convenios de comercialización, la transacción con las empresas
transnacionales, respecto de los llamados reparos petroleros, las actas de indem-
nización para el pago a las compañías petroleras, la internacionalización, las aso-
ciaciones estratégicas y ahora la apertura petrolera. Así Pdvsa fue preparando el
terreno para el retorno del capital transnacional.
7  Publicaciones de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de La Universidad del Zulia.
Maracaibo, 1974.

La apertura petrolera, los cambios mundiales y la economía venezolana 233


¿En qué nos fundamentamos para esta afirmación? Analicemos ciertos hechos.
Durante algunos años Pdvsa propalaba la tesis de que el Estado, en su interés por
obtener mayores ingresos, estaba sacrificando a la “gallinita de los huevos de oro”
del país, es decir, a la industria petrolera.

Se aducía que la carga fiscal era excesiva para Pdvsa. Que era conveniente que
el Estado venezolano disminuyera la tasa impositiva para la industria petrolera.
También argumentaba: ¿Qué tenía de malo sacar dinero del bolsillo del Estado
para meterlo en el bolsillo de Pdvsa, cuando de todos modos era la República ve-
nezolana? Y muchos, lamentablemente, creyeron que era cierto.

Desde un principio manifestó que no se trataba de dos bolsillos nacionales, sino


que en realidad se ocultaba un tercer bolsillo adonde iba a ingresar un gran porcen-
taje de esos beneficios y que era el de las empresas transnacionales.

Se olvida que cuando se nacionalizó la industria petrolera, el Estado otorgó ali-


cientes a Pdvsa. Hasta 1975 la tasa impositiva, aplicada a las ex concesionarias,
era del 72% y en el primer año de la nacionalización petrolera fue disminuida a
65,7%. A partir de 1977 se aplicó la tasa del 67,5%.

Desde 1981 a 1994 la tasa efectiva fue de 65,70%, de manera que el Estado vene-
zolano redujo la tasa impositiva desde el primer año de la nacionalización a Pdvsa.
¿Es eso o no un incentivo a la empresa petrolera?

Además de ello, Pdvsa continuaba insistiendo en que debería disminuirse aún más.
Y así logró, cuando el Congreso de la República aprobó las asociaciones estratégi-
cas, que la tasa impositiva del 67,7% se redujera al 30% para el caso de que Pdvsa
tenga que asociarse al capital extranjero y, específicamente, cuando se trate de
petróleos pesados, medianos y gas.

Pdvsa desarrolló una campaña en torno de la necesidad de eliminar los valores


fiscales de exportación, argumentando que era demasiada carga fiscal para la in-
dustria petrolera. Se alegaba la conveniencia de lograr la independencia financiera.
Con esa política Pdvsa consiguió disminuir los valores fiscales de exportación. En
la época de las concesiones el porcentaje aplicado sobre el precio de realización
llegó al 30%, y en los primeros años de nacionalización fue de 13% y se había
mantenido alrededor de 18 y 20% durante los últimos años.

En el tránsito por la Presidencia de la República del doctor Ramón J. Velásquez


–05 de junio de 1993/02 de febrero de 1994–, se aprobó, dentro de las medidas
adoptadas y conforme con la Ley Habilitante, la disminución progresiva de los
valores de exportación, de tal manera que a partir de 1996 no estarán en vigencia
los valores fiscales de exportación.

¿Qué significa eso? Significa que a partir de 1996 el Estado venezolano dejará
de percibir, de acuerdo con nuestros cálculos, ciento cincuenta mil millones de

234 De la nacionalización a la apertura petrolera


bolívares (Bs. 150.000.000.000). ¿Es esto o no un sacrificio fiscal en aras de lo
que se ha dado en llamar la “gallinita de los huevos de oro”?

Pero, además de ello, se han otorgado incentivos monetarios. Como se conoce, el


valor de las exportaciones petroleras debe ser cambiado en nuestro país a través
del Banco Central de Venezuela al tipo de cambio vigente. Durante la presidencia
de Jaime Lusinchi se estableció que la tasa de cambio sería la del mercado. De esa
forma se le dio a Pdvsa mayor poder de compra interno y el Estado dejó de percibir
ingresos por concepto de operaciones cambiarias. Asimismo, Pdvsa, en los últimos
convenios, logró que se le otorgaran garantías a las empresas extranjeras, tales co-
mo las de mantener el régimen fiscal. En estos convenios de asociación, aprobados
por el Congreso de la República, como en el caso del Proyecto “Cristóbal Colón”,
se establece que de efectuarse modificaciones al Impuesto sobre la Renta, elevan-
do la tasa impositiva, las transnacionales no lo pagarán, es decir, la diferencia por
cancelar deberá ser asumida por Pdvsa. Esto es muy importante porque lo mismo
se propone en el marco de estas condiciones de la llamada apertura petrolera.

Mientras todos estos incentivos se le otorgaban a la empresa petrolera nacional, sus


costos crecían exageradamente hasta tal punto de que los mismos pasaron de 17,55%
respecto del ingreso total en 1976 a 66,23% en 1994; y conforme con los informes de
la Contraloría General de la República, existe irracionalidad de los gastos de Pdvsa8.

Hay necesidad de una política de racionalización de los costos de la industria


petrolera y ello, sin duda alguna, daría mayor capacidad financiera, sin tener el
Estado que continuar otorgando incentivos, que significa un sacrificio fiscal.

¿Cuál ha sido el objetivo de Pdvsa? ¿Con qué fin? El de abrir paso al capital trans-
nacional y, de esa forma, ofrecer todas las garantías legales, jurídicas, económicas
y cuanto sea necesario para atraer inversiones para la exploración y explotación
del petróleo.

Todos esos incentivos fueron debidamente planificados. Realmente se preparaba


el camino hacia la privatización, a la participación del capital extranjero en la
industria petrolera nacional.

Grave error histórico

Con la tesis de una infundada racionalidad económica y bajo el manto de una


predicación modernizadora y la algarabía aguda de una necesaria e imprescindible
inserción en el proceso globalizador, se comete el grave error histórico de permitir
la participación del núcleo empresarial transnacional en la planificación, desarro-
llo e instrumentación de la política energética nacional, es decir, en la estrategia
económica, política, tecnológica, cultural, social del país y, con ello, la liquidación
de la nacionalización petrolera.

8  Véase el Informe de la Contraloría General de la República correspondiente a 1992.

La apertura petrolera, los cambios mundiales y la economía venezolana 235


Si alguna justificación tendrían los incentivos otorgados a Pdvsa, bajo el argu-
mento de lograr mayor solidez monetaria e independencia financiera, sería la de
fortalecer la nacionalización petrolera, desarrollando todas las fases de la indus-
tria: exploración, explotación, refinación, comercialización, y teniendo facultades
para acordar convenios operativos. Todas esas inversiones, por supuesto, deberían
realizarse de manera racional.

De igual forma, conviene acometer un auténtico proceso de industrialización en el


país, provocando la diversificación del aparato productivo nacional. Pero en vez
de pensarse de esa forma, se prefirió desarrollar toda una estrategia encaminada al
abandono del proceso nacionalizador, promoviendo abiertamente la participación
del capital transnacional. A ello obedece la política de la “apertura petrolera” y el
camino definitivo hacia la privatización. De esa manera, se consolida y acrecienta
la pérdida de soberanía del país.

¿Cuál es, después de este análisis, la justificación para la apertura petrolera?

La propuesta del proceso de apertura

Con fecha 7 de diciembre de 1994 el ministro de Energía y Minas, Erwin Arrieta


Valera, se dirigió al vicepresidente del Congreso de la República, diputado Carme-
lo Lauría Lesseur, en los siguientes términos:

Tengo el honor de dirigirme a usted, en la oportunidad de cumplir con la remisión a su


despacho del documento base para la consolidación del desarrollo del sector petrolero
venezolano, aprobado por el ciudadano Presidente de la República en Consejo de Ministros,
en su sesión ordinaria número 55, celebrada hoy 7 de diciembre de 1994, el cual contiene la
propuesta de iniciar un proceso de apertura de las actividades de exploración y producción
de nuevas áreas a la participación de capitales privados, como parte integral de la estrategia,
bajo el esquema de Ganancias Compartidas, todo de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 5
de la Ley Orgánica que Reserva al Estado la Industria y el Comercio de los Hidrocarburos.

Y anexa la certificación de la Resolución del Ciudadano Presidente de la Repúbli-


ca, adoptada en Consejo de Ministros, autorizando dicha propuesta; de igual ma-
nera, el documento base Circunstancias pertinentes (“B”) y la propuesta del Marco
de condiciones (“C”). El secretario del Congreso Nacional, con fecha 12-12-94,
remitió a la Comisión de Energía y Minas de la Cámara de Diputados el documen-
to base para la consolidación del desarrollo del sector petrolero venezolano y los
otros documentos para estudio e informe.

Fundamentos para la apertura

En el documento “Circunstancias pertinentes”, que puede considerarse la exposi-


ción de motivos o los fundamentos para la apertura (anexo B), se afirma:

236 De la nacionalización a la apertura petrolera


Venezuela cuenta con la base de recursos petrolíferos más abundantes del hemisferio oc-
cidental, lo cual, unido a oportunidades crecientes de mercado durante los próximos años,
permite sustentar una estrategia de crecimiento de su sector petrolero a largo plazo, que ten-
drá importantes efectos en el logro de un mayor desarrollo económico tan necesario después
de dos años consecutivos de contracción, así como también en el incremento de ingresos
de divisas, a objeto de restaurar la salud de nuestras cuentas externas. Dicha estrategia de
crecimiento constituye la base de la política petrolera definida por el Ejecutivo Nacional.

Pero todo ello:

requiere de un enorme esfuerzo –se afirma– de inversión durante los próximos años. Por
una parte, en el aumento de la capacidad de producción están implícitos los crecientes
esfuerzos para compensar la declinación de los yacimientos y sostener la producción en
las áreas tradicionales, así como la necesidad de desarrollar nuevas áreas productivas,
tales como los nuevos yacimientos de crudos livianos y medianos y en la Faja del
Orinoco, además, se requiere adecuar nuestras refinerías a las estrictas exigencias de
calidad en los productos de nuestros principales mercados.

Es por ello que: “...el plan de Pdvsa contempla que, además de las actividades que
desarrollará la corporación por sí sola, será necesario promover la participación
de otras empresas asociadas a ella para que, conjuntamente, se logren importantes
metas de crecimiento y se consolide el desarrollo del sector petrolero venezolano
en el plazo más corto posible”.

De esa manera, se continúa pensando que la fuente fundamental del dinamismo


productivo seguirá siendo el petróleo. Y sobre esta base pueden cometerse muchos
errores. No se toman en consideración todos los hechos que han venido dándose
en el mundo, tales como la revolución tecnológica, los problemas ecológicos, la
eficiencia energética, las fuentes alternas al petróleo, las reales perspectivas de la
demanda del petróleo, tal cual lo analizamos al principio.

Además, esa tesis entra en contradicción con lo expuesto en el propio IX Plan de


la Nación, denominado “Un proyecto de país”, al señalar que “la causa económica
más profunda de la crisis venezolana está en el colapso del modelo de acumula-
ción... basado en la renta petrolera” y enfatiza en la “necesidad de una reestructu-
ración del aparato productivo hacia actividades de exportación no petroleras y de
abrir otras oportunidades de inversión”.

Si esto es así, cómo explicar la posición de Pdvsa. ¿O es acaso que existen y se man-
tendrán dos estrategias: la del Estado venezolano y la de Pdvsa? “En su conjunto
–se señala– estas metas estiman niveles de producción superiores a los 4 millones de
barriles diarios a principios de la próxima década, lo cual representa un incremento
importante en relación a la producción actual de 2,6 millones de barriles diarios”.

Remata el documento: “Estamos en el momento propicio para llevar a cabo la estra-


tegia de apertura al capital privado de las actividades de exploración y producción
de hidrocarburos”, y cuando se afirma que “Venezuela tiene una clara oportunidad

La apertura petrolera, los cambios mundiales y la economía venezolana 237


para acometer un crecimiento firme y sostenido de su sector petrolero” se advierte
con certeza, “el cual debe tener solamente como límite lo que acepten los mercados
mundiales sin afectar de manera drástica los precios”, pero, lamentablemente, este
segmento del diagnóstico no forma parte de las metas de expansión.

Señalan los apologistas de la apertura que las reservas de petróleo alcanzan a 64


mil millones de barriles; que el 75% son crudos pesados y extrapesados.

Existen abundantes recursos por descubrir que permite sustentar una estrategia de
desarrollo a largo plazo. Existen volúmenes potencialmente adicionales por 310 mil
millones de barriles, constituidos por unas expectativas de descubrimientos por 40
mil millones de crudos livianos y medianos, y de ésos unos 23 mil millones podrían
encontrarse en las áreas prospectivas y, además, se cuenta con 270 mil millones de
barriles de crudo pesado en la faja.

Se sostiene que hay enormes oportunidades de mercados, que el crecimiento de la


demanda será, aproximadamente, del 2% anual, que el consumo en los países de-
sarrollados será mayor. Para Pdvsa la demanda potencial de hidrocarburos estará
alrededor de 76 a 83 millones de barriles diarios para el año 2003.

Y si ello es tan halagador, ¿por qué Pdvsa decide entregar todas esas oportunidades
al capital transnacional?

La justificación para la apertura petrolera, elaborada por Pdvsa, es necesario ana-


lizarla muy seria y rigurosamente, porque en nuestro juicio se está cometiendo un
gravísimo error.

La apertura y la OPEP

¿Cuál es el error? De acuerdo con las propias estimaciones de la Secretaría de la


Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el consumo y la deman-
da de petróleo a fines de siglo será de 69 millones de barriles diarios y para el año
2010 se estima en 66 millones de b/d.

Si estas cifras se corresponden con la realidad del mercado petrolero internacional


y si Venezuela desea seguir defendiendo la tesis de permanecer en la Organización
de Países Exportadores de Petróleo y, por supuesto, no violentar las cuotas de pro-
ducción asignadas por la OPEP, no es posible ni conveniente alcanzar la meta de
producción propuesta por Pdvsa.

Si el consumo de petróleo para el 1994 fue de 66,03 millones de barriles diarios y


para 1995 se estima una demanda de 66,95 millones de b/d, y si la OPEP tiene una
cuota de producción de 24,5 millones de barriles diarios, que significa, aproxima-
damente, una participación del 37 al 38% respecto de la demanda mundial, ¿cómo
se pretende producir 4 millones de barriles diarios?

238 De la nacionalización a la apertura petrolera


Para producir cuatro millones de barriles diarios tendría que ocurrir que la partici-
pación de la OPEP, en vez de ser de 24,5 millones de barriles diarios, se elevara a
40 millones de barriles.

¿Es esto una ilusión? ¿Cómo incrementar la capacidad técnica de producción a 4,5
millones de b/d? y algunos hasta pretenden elevarla a 5 millones de barriles.

Incrementar el potencial de producción a esos niveles debe ser –no habría otra
explicación– para aumentar la producción de petróleo.

Si Venezuela decide aumentar la producción, bajo este esquema que hemos anali-
zado, incurre en una violación de las cuotas asignadas por la OPEP.

Sin embargo, hay quienes sostienen que ello sería conveniente para el país y hasta
han propuesto que Venezuela debe abandonar la OPEP. Y en el fondo hay mucho
de ello.

De esa manera se provoca, se incentiva el desmoronamiento de un organismo ins-


titucional como la OPEP, que por lo menos, mal que bien, ha logrado rescatar cier-
ta dignidad para los países propietarios de esos recursos naturales. Históricamente
se estaría cometiendo un gravísimo error. No se trata de defender la OPEP, única y
exclusivamente, por el hecho de que Venezuela propició su creación, por romanti-
cismo o sentimentalismo; es que nos conviene desde el punto de vista comercial.

El objetivo de producir y vender más allá de la cuota asignada por la OPEP puede
ser contraproducente. Existen ventajas comparativas y competitivas muy superio-
res en otros países, como es el caso de Arabia Saudita.

Pero, en todo caso ¿a qué conduce una guerra de esa naturaleza? A un colapso de
los precios del petróleo. A una disminución de los precios del petróleo y entonces
tendremos que producir a como dé lugar, 4 o 5 millones de barriles diarios, des-
capitalizando al país, acabando con un activo, con un patrimonio, para tratar de
mantener los ingresos que hoy se reciben.

¿Es esto lo que se persigue? Si estamos en lo cierto –ojalá estemos equivocados–,


los riesgos para el país son gravísimos. Por otra parte, se sostiene que la coyuntura
es favorable para captar inversiones privadas y que es necesaria la asociación para
acelerar el ritmo de crecimiento, porque “petróleo que no se utilice en el presente
será inútil en el futuro...”.

De igual manera, se argumenta la conveniencia de la eliminación del costo asocia-


do al riesgo exploratorio de las áreas que van a entrar en licitación.

A ese respecto, conviene señalar, tal cual lo afirma el Grupo de Reflexión “Juan
Pablo Pérez Alfonzo”9, que esa tesis

9  Documento mimeografiado. Caracas, 27/03/95.

La apertura petrolera, los cambios mundiales y la economía venezolana 239


es efectiva y además absurda...

Un aprovechamiento apresurado, estimulado por la idea de que hay que producirlo todo
ahora mismo, resultará dañino para los países cuyas economías, al igual que la nuestra,
dependen en alto grado de la explotación petrolera.

La mejor manera de obtener financiamiento adicional para incrementar razonablemente


el potencial de producción y para aumentar la calidad de los productos, es propiciando
una estructura de los precios más favorables, que permita la obtención de ingresos
suficientemente remunerativos y racionalizando los costos de producción.

Los panegiristas de la apertura señalan que la inversión directa mínima será de,
aproximadamente, 500 millones de dólares para la exploración en los próximos tres
años y las inversiones totales para el desarrollo de la producción en nuevas áreas al-
canzarán a 11 mil millones de dólares durante la vida de los diferentes proyectos.

En cuanto a los ingresos fiscales, estiman que por la exportación de crudo se ge-
nerarán entre 15 a 20 mil millones de dólares, dependiendo, por supuesto, de los
volúmenes y precios.

La participación del fisco oscilará entre el 75% y 85% respecto de los ingresos
totales.

Necesaria reflexión

Todo eso llama a reflexión. Si las empresas transnacionales y la propia Pdvsa han
venido insistiendo en que el gravamen, el régimen fiscal mediante el cual se pecha
a la industria petrolera es elevado, ¿por qué ahora se desea vender el proyecto de
“apertura petrolera”, argumentando que el Estado venezolano continuará perci-
biendo entre el 75% y 85% de los ingresos totales?

Esto es dudoso, ya que del análisis del “Marco de las condiciones propuestas”
para la apertura, se observa que se otorga grandes ventajas fiscales y privilegios
a los inversionistas extranjeros, incluso superiores, en algunos casos, a los otor-
gados en la época de las concesiones. Pero, además de ello, existe la posibilidad
de ofrecer aun mayores ventajas a las formuladas hasta los momentos, tal como
podría ser la de modificar la actual Ley de Impuesto sobre la Renta para permitir
disminuir la tasa impositiva, aun tratándose de petróleos livianos y medianos y de
áreas prospectivas, con excelentes perspectivas de encontrar petróleo.

Existen presiones externas que así lo confirman. Así, por ejemplo, el Informe
“Morgan Stanley” sobre la economía venezolana, al abordar la privatización e
inversiones extranjeras, fue categórico al afirmar que: “...Además, el Gobierno
también tiene que darle los toques finales a la legislación que permite la incursión
foránea en el sector petrolero”10 (destacado nuestro).

10  El Nacional, Caracas, 20/03/95.

240 De la nacionalización a la apertura petrolera


Y el subsecretario de Energía de Estados Unidos, William Whaite, en una breve
visita al país para conversar con el Ministro de Energía y Minas y con el Presidente
de Pdvsa, afirmó:

Si Venezuela decide promulgar una apertura petrolera con tasas impositivas, contratos
a largo plazo y otras condiciones que compiten a nivel mundial, las empresas petroleras
estadounidenses no vacilarán en ofrecer su tecnología, capital y acceso a los mercados.

Y de manera más directa dijo:

La manera en que Venezuela decida tratar estas cuestiones es asunto suyo; pero EE UU
ha llegado a la conclusión, por experiencia propia, de que los reglamentos demasiado
estrictos y la presencia de tasas impositivas excesivas son contrarias a nuestras metas
(destacado nuestro).

Y agregó:

Aun los países con inmenso potencial geológico y bajos riesgos de exploración como el
Reino Unido, Kazajstán y Azerbaiyán, ofrecen condiciones competitivas para atraer un
monto limitado de capital de inversión11.

Pero, además de esas presiones externas, en el propio IX Plan de la Nación12 se


advierte que:

La participación de capitales privados en los diversos espacios del negocio petrolero,


incluida la industrialización de hidrocarburos, será respaldada por la adecuación de la
legislación petrolera cuando ésta sea requerida, manteniendo en todo caso el principio
de soberanía sobre el recurso (destacado nuestro).

Todo ello induce a pensar que además de las cláusulas establecidas en el “Marco de
condiciones propuestas” para la apertura, presentado al Congreso de la República,
se negocian otras, como la correspondiente a la rebaja de la tasa impositiva.

Se propician incentivos, garantías, prerrogativas al capital transnacional bajo el in-


fundado argumento de que para acometer el Plan de Expansión de Pdvsa se requiere
de un enorme esfuerzo de inversión durante los próximos años. Y para lograr que
el capital afluya a nuestro país es necesario tomar en consideración las condiciones
que ofrecen países como Rusia, Kuwait y otros. A este respecto, es de subrayar que
las áreas que se ofrecen en Venezuela son de elevada prospectividad y cuentan con
una importante ventaja, como es la situación geográfica. Además, en países como
Arabia Saudita, Irán, Irak, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, China y algunos países
de la ex Unión Soviética (Rusia, Kazajstán y Turkmenestán) existen complicaciones
de índole política, legal, económica y administrativa, tal cual se reconoce en el pro-
pio documento B, “Circunstancias pertinentes”, elaborado por Pdvsa.

11  El Globo, Caracas, 03/04/95.


12  Un proyecto de país. Venezuela en consenso. Documentos del IX Plan de la Nación. Caracas:
Oficina Central de Coordinación y Planificación de la Presidencia de la República (Cordiplan). 1995.

La apertura petrolera, los cambios mundiales y la economía venezolana 241


Redimensionar el Plan de Expansión de Pdvsa

No se discute en la industria la posibilidad de redimensionar el Plan de Expansión


de Petróleos de Venezuela. Si ello se hiciera cónsono con la situación del mercado
petrolero internacional, en el mediano y largo plazo, así como con la situación de
la crisis que padece el país, no existiría duda alguna de que las metas propuestas
podrían ser mucho menores y de esa forma el monto de 48.500 o 55.000 millones
de dólares previsto para la inversión total, podría ser reducido sustancialmente y
ello permitiría que Pdvsa asumiera de manera racional, por sí sola, el desarrollo de
las áreas que se someterán a licitación, que son las mejores y que constituyen uno
de los grandes atractivos del capital extranjero.

La política de internacionalización debe ser revisada con la mayor rigurosidad.


Así, por ejemplo, durante el año 1994 las ganancias de Pdvsa fueron de 2.013
millones de dólares; de ésos, 1.800 millones fueron producto de las exportaciones
desde Venezuela, cuyo valor fue de 11.435 millones de dólares; en cambio, los
negocios en el exterior que produjeron un ingreso de 10.722 millones de dólares,
solamente generaron 213 millones de dólares13, es decir, menos del 2%.

Es indudable que parte de las inversiones realizadas en las operaciones en el exterior po-
drían destinarse al desarrollo de las actividades nacionales, por ser más productivas.

Pero, Petróleos de Venezuela se aferra a sus planes de manera dogmática y se ufana de


ser una de las grandes empresas petroleras internacionales que desde hace tiempo se
puso los “pantalones largos”. Venezuela –afirman– debe ser una potencia petrolera.

Así que, además de las asociaciones estratégicas aprobadas por el Congreso Nacional,
los convenios de los campos marginales, ahora se propone sacar a licitación diez (10)
áreas exploratorias ubicadas en el territorio nacional, desde el estado Zulia hasta el
estado Delta Amacuro (véase en el mapa anexo la selección de las áreas), que contie-
nen fundamentalmente petróleos livianos y medianos, y con una extensión de 2.000
kilómetros cuadrados cada una, para sumar un total de 20.000 kilómetros cuadrados.

La producción podría llegar a 500 mil barriles de petróleo por día a principios de
la próxima década, y se estima que las “expectativas de recursos petrolíferos por
descubrir estén en el orden de 7 mil millones de barriles”.

Para acometer el desarrollo de las actividades de exploración, explotación, manejo,


transporte y comercialización correspondiente a las áreas geográficas por licitar, Pdvsa
estima conveniente adoptar el esquema de “ganancias compartidas”, que constituye
un convenio de asociación no societaria (en que las partes, en juicio de los proponen-
tes, no supeditan ni condicionan su participación en el negocio común a su partici-
pación en el capital accionario de una empresa, sino que aseguran tal participación

13  Informe preliminar del Ministro de Energía y Minas. El Universal, 29/03/95. Véase, también, el
Informe de Petróleos de Venezuela, S.A. correspondiente al año 1994. Copia mimeografiada.

242 De la nacionalización a la apertura petrolera


directamente a través de las estipulaciones de un convenio), y se asevera que todo ello
tiene fundamento legal. Y al efecto, se presentó para la consideración y aprobación del
Congreso Nacional el llamado “Marco de condiciones”, conformado por 24 cláusulas,
mediante las cuales se regirá el convenio por establecerse.

Sin embargo, se observa que los convenios de asociación para ser formalizados
por las empresas solamente se remitirán al Congreso de la República, en la medida
de lo requerido, para su conocimiento y, por ende, no para su discusión y debida
aprobación. En este caso, el soberano Poder Legislativo debería asumir una posi-
ción más definida.

Análisis del “Marco de condiciones propuestas”14

Estudiemos, específicamente, en qué consisten las condiciones de la llamada aper-


tura petrolera.

En la primera cláusula del “Marco de condiciones propuestas” al Congreso de la


República, se establece que:

14  Con fecha 04/07/95 el Congreso de la República autorizó la celebración de los convenios para la
exploración a riesgo de nuevas áreas y la producción de hidrocarburos, bajo el esquema de ganancias
compartidas, conforme con el Marco de condiciones propuestas por la Comisión Bicameral de Energía
y Minas, con ciertas modificaciones tanto del proyecto original elaborado por Pdvsa como por el pre-
sentado por la propia Comisión Bicameral de Energía y Minas (véase la Gaceta Oficial Nº 35.754 del
17/07/95, anexa en esta obra). En la decisión salvaron sus votos: La Causa R, el MEP y el PCV.
Las cláusulas que fueron modificadas las indicaremos al pie de página al estudiar cada una de ellas.
Las modificaciones efectuadas por el Congreso Nacional en determinadas cláusulas tienden a mejorar
algunas de ellas, pero, en líneas generales, obedecieron más a los aspectos formales que a cambios sustan-
ciales. Ciertamente, para Pdvsa las cláusulas clave, sobre las cuales se formularon innumerables críticas,
fueron intocables. Así lo precisó el Coordinador de Planificación Estratégica de Petróleos de Venezuela
(véase Economía Hoy, 29/06/95).
Además, el Congreso Nacional introdujo tres cláusulas referentes al impacto ambiental, al ahorro nacio-
nal y a la aprobación de cada uno de los convenios.
En ese sentido, la cláusula vigesimosegunda estipula que “El convenio establecerá condiciones destina-
das a la preservación y conservación ambiental, a fin de minimizar el impacto de las operaciones sobre el
medio ambiente, todo ello, sin perjuicio de lo establecido en las disposiciones legales aplicables”. ¿Pero
cuál será la garantía para que realmente se apliquen las medidas necesarias que impidan la destrucción del
medio ambiente, que sin duda alguna ocurrirá?
La cláusula decimoquinta especifica que “La filial arbitrará, tan pronto como sea factible, mecanismos
que hagan posible la participación de ahorristas e inversionistas en el país, en la cuota que corresponda
a la filial o a la filial designada en los resultados de la explotación comercial de las áreas de desarrollo,
todo ello sin perjuicio de la obligación financiera originalmente asumida por la filial o filial designada”. A
nuestro juicio, ello es ilusorio. En la redacción de la cláusula se observa el énfasis en que la participación
de los ahorristas e inversionistas nacionales sea respecto de la cuota que corresponda a la filial, es decir,
que de ningún modo podrá disminuirse la participación del capital extranjero (65%) y, además, la partici-
pación del ahorrista nacional se condiciona a la voluntad de la filial.
Y la cláusula XXIII reza que “Para la celebración de cada convenio, la filial enviará su forma final al
Ministerio de Energía y Minas, a fin de que éste, en un lapso de ocho (8) días consecutivos, lo someta a
la consideración de las cámaras legislativas nacionales para que éstas procedan a su autorización previa
con carácter prioritario”. Con ello se modifica la tesis expuesta en el documento de Consolidación del de-
sarrollo, anexo B, de las Circunstancias pertinentes, donde se establecía que los convenios de asociación
por ser formalizados con las empresas se enviarían al Congreso para su conocimiento.

La apertura petrolera, los cambios mundiales y la economía venezolana 243


Petróleos de Venezuela designará una o más de sus filiales para que liciten entre di-
ferentes empresas inversionistas, debidamente calificadas, la celebración de las áreas
que respectivamente se determinen, de conformidad con lo estipulado en la condición
vigésima.

La cláusula 2 reza:

La filial designada por Pdvsa celebrará un Convenio de Asociación con la o las empre-
sas inversionistas que resulten favorecidas en cada proceso de licitación. Los convenios
tendrán por objeto la exploración de las áreas designadas en búsqueda de yacimientos
de hidrocarburos susceptibles de explotación comercial; el desarrollo y explotación de
tales yacimientos; el manejo, transporte y comercialización de la producción provenien-
te de los mismos y la distribución de los beneficios derivados de dicha comercialización
entre los inversionistas y la filial.

Tercera: “Los inversionistas, tan pronto como sea factible y conveniente, consti-
tuirán una sociedad mercantil”.

Señala la cláusula 4 que el control de la empresa se ejercerá a través de la constitu-


ción de un comité de control (el comité), conformado por igual número de miem-
bros designados por “Las inversionistas” y “La filial” que presidirá un miembro
nombrado por esta última y cuyas deliberaciones y decisiones requerirán, para su
validez, la presencia y consentimiento de los miembros elegidos por la filial15.

15  A la cláusula se le agregó lo siguiente: “Teniendo el presidente doble voto para resolver los casos
de empate”, tal cual se argumenta en este trabajo, lo realmente importante reside en las relaciones de
poder y su grado de influencia en escala nacional e internacional. Esa modificación no es rechazada
por el capital transnacional.
Al efecto, el doctor Julio Sosa Rodríguez, en declaraciones a la prensa, el 20 de julio de 1975, decía:
“En este tipo de empresas, aun cuando el capital privado se encuentre en minoría, su participación a
nivel directivo, en donde se maneja información y se definen acciones y estrategias, lo más probable
es que con frecuencia sea fuente de conflictos de intereses y de ineficiencia de la operación, pudiendo
llegar incluso a mediatizar en una u otra forma el poder decisorio del Estado”.
Entre las decisiones fundamentales, relacionadas con la ejecución del convenio para su debida apro-
bación por el Comité de Control, se incluyó la extensión de los lapsos de exploración y explotación y
la ejecución de reducciones en la producción de acuerdo con los compromisos internacionales de la
República de Venezuela. Estos aspectos aparecen en otras cláusulas del Marco de condiciones, pero
aquí se trata de precisar a quién corresponde ejecutarlas.
Entre los mecanismos de control se agrega que los inversionistas y la filial o una filial designada
por ella para cada convenio, constituirán, antes de iniciar las actividades del convenio, una sociedad
anónima en Venezuela (en lo adelante la “mixta”), en la cual la filial o la filial designada poseerá el
35% del capital social y los inversionistas el 65%. “La empresa mixta tendrá por finalidad dirigir, co-
ordinar y supervisar las actividades de exploración, producción, transporte y comercialización objeto
de convenios... La participación de la filial o la filial designada se hará mediante acciones doradas, las
cuales conferirá prerrogativas a sus representantes en las decisiones sobre materias de trascendencia
que, conforme al respectivo Convenio de Asociación, deban ser decididos por la Asamblea y la junta
directiva de la empresa mixta...”.
De esa forma, se institucionaliza la empresa mixta y ello es incompatible con una nacionalización
integral. Además, se autoriza al núcleo empresarial transnacional a participar directamente en la plani-
ficación, desarrollo y aplicación de la estrategia energética.

244 De la nacionalización a la apertura petrolera


No tengo ninguna duda de que ello viola el artículo 5 de la Ley Orgánica que Re-
serva al Estado la Industria y el Comercio de los Hidrocarburos. Porque en esa Ley,
recordemos brevemente, se establece que las actividades de exploración, explota-
ción, refinación, transporte, comercio, etcétera, serán ejercidas por el Estado.

Y el artículo 5, después de señalar que esas actividades podrán ser ejercidas direc-
tamente por el Ejecutivo Nacional o por medio de entes de su propiedad, pudiendo
celebrar los convenios operativos necesarios, expresa que:

En casos especiales y cuando así convenga al interés público, el Ejecutivo Nacional


o los referidos entes podrán, en el ejercicio de cualquiera de las señaladas activida-
des, celebrar convenios de asociación con entes privados, con una participación tal
que garantice el control por parte del Estado y con una duración determinada. Para la
celebración de tales convenios se requerirá la previa autorización de las Cámaras en
sesión conjunta....

A esto último obedece que el Marco de condiciones propuestas para la asociación


se haya enviado al Congreso de la República.

Tal cual se especifica en el artículo 5, el Estado o el ente creado deberá tener el con-
trol de la empresa y ese control podrá ejercerse por lo menos desde el punto de vista
legal, cuando se posee más del 50% de las acciones de capital. Pero para Pdvsa ello
no es requisito indispensable y, por tanto, no hay por qué tener la mayoría de las
acciones, sino que basta y es suficiente con crear un comité paritario, en el que se
someterán las decisiones fundamentales más significativas de la empresa.

La marcha de los negocios internacionales no resiste que un comité de esa natu-


raleza esté difiriendo y obviando decisiones que se requieren tomar de inmediato.
Además, es de advertir que, en todo caso, el veto es un derecho para ejercer no só-
lo por uno de los socios, sino por ambos. Para la toma de esas decisiones también
hay que tomar en consideración las relaciones de poder y su grado de influencia en
escala nacional e internacional. Es conveniente evitar que el ente contralor técni-
camente se convierta en un ente controlado por quien tiene que ser controlado por
aquella célebre frase de “Quien pone los reales en la casa es quien manda”.

Tal cual expresa el actual presidente de la Cámara de Diputados, doctor Carmelo


Lauría Lesseur, al referirse al ámbito nacional:

Resulta que todos los entes que tienen que controlar la parte impositiva del Estado están
en este momento dirigidos y manejados por funcionarios o empleados que vienen de
Pdvsa, es decir, nuestras instituciones impositivas con respecto a Pdvsa, presentan el
pernicioso fenómeno que unas mismas personas se cobran y se dan el vuelto16.

Pero algo más grave aún es que los llamados gerentes de Pdvsa se encuentran
prácticamente en todas las instituciones del Estado. Se cree que ésa es la solución.

16  Economía Hoy, Caracas, 20/03/95.

La apertura petrolera, los cambios mundiales y la economía venezolana 245


Si hay un problema en el Instituto de los Seguros Sociales, se llama a los gerentes
de Pdvsa.

Los gerentes de Pdvsa están presentes en la Corporación Venezolana de Guayana,


en la Oficina Técnica de Administración Cambiaria, asesoran al Gabinete eco-
nómico y financian a organismos públicos y privados. Si esto es así, ¿qué podrá
pensarse de un comité de la fuerza, del poder que se requiere para las negocia-
ciones internacionales? Y en ese manejo del poder las empresas transnacionales
tienen una amplia experiencia y cuando necesitan ejercerlo lo hacen sin ninguna
inhibición.

Petróleos de Venezuela ha venido propalando la tesis de que la participación se


asegura directamente a través de las estipulaciones de un convenio, tal cual está
implícito en la figura de las “asociaciones no societarias”. Y, en efecto, ha hecho
uso del criterio sustentado por el doctor Román José Duque Corredor, quien en
su obra El derecho de la nacionalización petrolera, apunta que la Comisión Per-
manente de Minas e Hidrocarburos interpretó que el “convenio de asociación” de
que habla el proyecto (se refiere al Proyecto de Ley de Nacionalización) “lejos de
significar necesariamente la figura de la empresa mixta, es suficientemente am-
plio como para incluir toda una gama de contratos mediante los cuales, cuando
lo aconseje la conveniencia nacional, el Estado pueda obtener la asistencia tec-
nológica o de cualquier otra índole requerida para asegurar la sana marcha de la
industria”. Pdvsa, en el documento “Circunstancias pertinentes” (p. 29) afirma que
“esta interpretación ha sido avalada por la Corte Suprema de Justicia, en sentencia
de fecha 23 de abril de 1991”. De ser así, esto sería grave y allí no hay nada que
hacer. Santa palabra.

Esa afirmación no se corresponde con la verdad de los hechos. La decisión de la


Corte de esa fecha no se refiere a ese particular.

En verdad, la decisión de la Corte, de fecha 23 de abril de 1991, expresa:

Por toda la motivación anteriormente expuesta, la Corte Suprema de Justicia en pleno,


administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, en relación
con el recurso de colisión de leyes ejercido por Lagoven S.A., anteriormente identifica-
da, declara que el artículo 5 de la Ley Orgánica que Reserva al Estado la Industria y el
Comercio de los Hidrocarburos, de 29 de agosto de 1975, prevalece sobre los artículos
1, 2do. y 5to. de la Ley que Reserva al Estado la Industria del Gas Natural, de 26 de
agosto de 1971, y sobre el artículo 3 de la Ley de Hidrocarburos, de 7 de agosto de
1967, al quedar derogados conforme a lo previsto en los artículos 1 último aparte, y 28,
respectivamente, de la mencionada Ley Orgánica.

Como se observa, no se refiere al control. Esa decisión obedece a la consulta for-


mulada en torno de qué ley debería privar en la asociación del Proyecto “Cristóbal
Colón”, la Ley del Gas Natural, la Ley Orgánica que Reserva al Estado la Industria
y el Comercio de los Hidrocarburos o la Ley de Hidrocarburos.

246 De la nacionalización a la apertura petrolera


Lo que en verdad aparece en el texto de la ponencia presentada por el doctor Ro-
mán J. Duque Corredor, es su personal criterio, al afirmar que “de acuerdo con el
artículo 5 de la Ley Orgánica citada, lo determinante es el control del convenio, que
es una noción más jurídica que económica o patrimonial, y por ello se refiere a ‘par-
ticipación’, sin calificarla de alguna manera”17. Criterio que no se había solicitado y
que no forma parte de la decisión adoptada por la Corte Suprema de Justicia.

Pero Pdvsa insiste en su posición y, por tanto, todo lo referente a la interpreta-


ción con el control está dirimido. Esa tesis, que no se corresponde con la verdad,
tal cual hemos demostrado, se trata de vender en el exterior. Así, el doctor Julio
Sosa Rodríguez, ministro de Estado para Asuntos de Economía Internacional, en
la reunión anual de la Natural Gas Supply Association (NGSA), explicó que los
contratos de asociación pueden tener la forma de empresas mixtas o pueden ser
contratos de asociación sin necesidad de participación accionaria del Estado, y al
referirse al marco legal afirmó que “hay una sentencia de la Corte Suprema sobre
el artículo 5 que define, en líneas generales, el universo que cubre ese artículo y
allí hay una serie de posibilidades”18.

Afirmaciones como éstas las calificamos de graves por no corresponder a la verdad


y obedecer al afán de atraer inversiones a cualquier costo. Se sigue desarrollando
toda una campaña en ese sentido. El objetivo es sembrarlo como verdad.

Para abundar con mayor claridad sobre el control que realmente debe poseer el
Estado, estudiemos cuál fue el espíritu, propósito y razón de ser de la redacción del
artículo 5. El señor Carlos Andrés Pérez, como presidente de la República, en el
discurso que pronunció en el Salón Elíptico del Congreso Nacional, en referencia
con los convenios y modificación del artículo 5, dijo que él “se hacía responsable
ante el país de esas modificaciones”, y señaló que “Se ha criticado por partidos de
oposición la posibilidad de que la industria nacionalizada pueda ser ejercida por
el Estado con participación minoritaria de empresas transnacionales”19 (desta-
cado nuestro). O sea, que el propio Presidente de la República, cuando introdujo
por intermedio del Ministro, para ese entonces, de Minas e Hidrocarburos, en el
Congreso de la República las modificaciones al Proyecto de Ley elaborado por
la Comisión de Reversión Petrolera, establecía que la participación de los socios
sería minoritaria, y en la exposición de motivos de la vigente Ley Orgánica que
Reserva la Estado la Industria y el Comercio de los Hidrocarburos se expresa que
la participación del Estado en las asociaciones por constituirse, deberá ser mayo-
ritaria. Por lo tanto, no hay duda alguna de que al forzar una asociación con las
características presentadas por Pdvsa se incurre en una violación clara del artículo
5 de la ley, y ello puede tener graves consecuencias20.

17  Decisión de la Corte Suprema de Justicia. Caracas, 23/04/91. Copia mimeografiada.


18  El Universal, Caracas, 31/03/95.
19  El Nacional, Caracas, 06/08/75.
20  En efecto, al referirse a los convenios de asociación con entes privados, precisa “en forma tal que

La apertura petrolera, los cambios mundiales y la economía venezolana 247


En la cláusula 5 del Marco de condiciones propuestas al Congreso, se hace énfasis
en que los inversionistas exploren las áreas por su cuenta y riesgo, con base en un
plan previamente establecido en el convenio y dentro de un plazo que acordarán
las partes21.

Pero, ¿qué tiene esto de innovación? Esto no es nada nuevo. En las leyes de 1928,
1936, 1943, 1967 se lee textualmente: “Se otorgan concesiones a todo riesgo del
interesado”. Ahora pareciera ser que se nos quiere vender la idea de que es una
conquista de Pdvsa.

En la cláusula 6 se señala que Pdvsa podrá adquirir hasta 35% de las acciones de
la empresa, es decir, como opción Pdvsa puede o no adquirir el 35%.

Es “el inversionista el que deberá definir la comercialidad y características de los


yacimientos con base en un plan de evaluación, el cual se someterá a la consulta del
comité de control para establecer su idoneidad técnica y su compatibilidad con los
objetivos del convenio”, y se precisa que “el inversionista deberá definir la viabilidad
de su explotación comercial y someter a la aprobación del comité de control un plan
para desarrollar la producción de esos yacimientos”.

¿Por qué se deja algo tan fundamental, de tanta trascendencia a la única responsa-
bilidad, a la facultad casi absoluta del inversionista y no de Pdvsa, del Estado?; y
por último, si Pdvsa decide no participar en la empresa, ¿estaremos en presencia
de una concesión petrolera?22.

de acuerdo con su participación mayoritaria, el Estado conserve en todo caso, el control de las decisiones
que se adopten conforme al convenio en cuestión”.
21  En el Marco de condiciones, aprobadas por el Congreso, se precisa, en cuanto a las actividades ex-
ploratorias, que cada área estará dividida en sectores geográficos de igual superficie. De igual manera,
se establece que “Aquellos bloques que no esté incluidos en el esfuerzo exploratorio adicional que fuese
aprobado o en un área de desarrollo... quedarán excluidos del objeto del convenio. Igualmente, al culminar
el esfuerzo exploratorio adicional, quedarán excluidos de las previsiones del convenio los bloques que no
sean objeto de un área de desarrollo. Los bloques que queden excluidos del convenio volverán a la filial
para su administración directa”.
22  Al texto de esta cláusula, que en el nuevo Marco de condiciones es la séptima, se le agregó lo siguien-
te: “La explotación de los yacimientos de crudos pesados que fuesen descubiertos, estará supeditada al
resultado de los estudios de factibilidad que se realicen para determinar su viabilidad comercial y al plan
de desarrollo correspondiente.
La explotación, uso y comercialización del gas asociado a la producción de crudos en un área de desa-
rrollo, se efectuará en conformidad con las disposiciones legales aplicables y mediante la utilización de
normas y técnicas de general aceptación en la industria petrolera internacional”.
En caso de que sean descubiertos yacimientos de gas libre, su evaluación, desarrollo y comercialización
estarán sujetos, dentro de la asociación, a los acuerdos específicos que se concierten entre las partes, en
función de las características de los yacimientos y las circunstancias de su futura explotación.
Después de realizada “la evaluación, los inversionistas definirán la viabilidad de la explotación comercial
del descubrimiento y someterán al Comité de Control un plan de desarrollo. En este caso, se constituirá un
consorcio financiero, en el cual la filial adquirirá una participación que dependiendo del atractivo comercial
del descubrimiento, variará entre 35% y 1%”. Con razón, Alí Rodríguez Araque, presidente de la Comisión
de Energía y Minas de la Cámara de Diputados afirmó irónicamente: “La patria le debe un tempestuoso
aplauso al Congreso...” (intervención en el Congreso en ocasión de debatirse la apertura petrolera).

248 De la nacionalización a la apertura petrolera


La cláusula 7, al abordar la creación o constitución de otras sociedades o moda-
lidades asociativas, señala que “las partes podrán establecer, de mutuo acuerdo,
distintos regímenes de participación”. ¿A qué regímenes de participación se re-
fiere? ¿Serán discutidos y aprobados por el Congreso? ¿Lo aprobará el Congreso
sin conocer, específicamente, de qué se trata, de manera general y darle facultad a
la empresa creada para que establezca la participación desde el punto de vista del
régimen fiscal?

En la cláusula 8 se señala, entre otros aspectos, que “Los inversionistas se asegu-


rarán de que la ‘empresa’ disponga de los recursos financieros, técnicos y humanos
que se requieran para el cabal cumplimiento de las actividades señaladas”23.

A ese respecto, sería conveniente precisar el papel que jugaría Intevep.

Tener que recurrir frecuentemente a las empresas extranjeras para operar los pozos
petroleros no es lo más indicado. Si después de veinte años continuamos atados a
la tecnología que suministran las transnacionales, ahora con los convenios de aso-
ciación se afianza la dependencia tecnológica, se consolidará y acrecentará. Hay
necesidad de realizar los esfuerzos suficientes para tener tecnología propia.

En cuanto a los recursos humanos, se observa que no se precisa de qué recurso


humano se trata, si es nacional o extranjero. Es importante recordar que en los
“contratos de servicio” se establecía que:

el personal de la contratista deberá ser venezolano. Sólo en casos en que se requiera


personal técnico especializado y no disponible en Venezuela, podrá dejando a salvo
lo dispuesto en los contratos colectivos correspondientes, y previa la autorización de
los organismos competentes, contratar extranjeros por tiempo limitado y a condición
de que entrenen simultáneamente a venezolanos en la especialización correspondiente.

Deberá insistirse en la formación de recursos humanos nacionales capacitados pa-


ra determinadas áreas de la industria petrolera, por ejemplo, en yacimientos.

La cláusula 9 es de suma importancia; allí se expresa que “la producción resultante


del convenio será comercializada por la empresa en los mercados internacionales,
a precios de exportación”24.

23  En la cláusula decimocuarta del Marco de condiciones, aprobadas por el Congreso Nacional, se
detalla que “El convenio establecerá condiciones para maximizar el uso de la mano de obra nacional
y de servicios prestados por empresas venezolanas, entre otros, servicios técnicos, de ingeniería y
de consultoría. De igual manera, se preverán estipulaciones tendientes a la capacitación y adiestra-
miento de personal nacional en las especialidades en que fuere menester y al logro de una eficaz
transferencia de tecnología foránea”.
24  Conforme con lo aprobado por el Congreso, véase la cláusula 8: En vez de decir “la producción
resultante del convenio será comercializada por la empresa en los mercados internacionales”, se sus-
tituye por: “...será comercializada por los inversionistas y la filial o la filial designada en proporción a
su participación en el consorcio...”.

La apertura petrolera, los cambios mundiales y la economía venezolana 249


En los “contratos de servicio” se obligaba a que el 10% de la producción debía
pasar a la CVP. Pero, ¿qué ocurrirá cuando Pdvsa no participe como accionista? Y,
en segundo lugar, ¿qué se va a entender por precio de exportación? Esto da pie a
manipulaciones por parte de las empresas transnacionales.

La cláusula 10 se refiere a la participación del Estado en las ganancias (PEG)25,


como contraprestación por haber permitido el ejercicio de las actividades objeto
del contrato. Y se precisa la fórmula para el cálculo correspondiente. Se considera
que ello es muy conveniente. Se asegura que es una de las grandes ventajas que
tiene este convenio.

En nuestro juicio, la inclusión del PEG en el Marco de condiciones no es sólo sino


para justificar la asociación, sin necesidad de la participación de acciones en el
capital, es decir, de justificar la llamada “sociedad no societaria”.

Si lo que se quiere es gravar a las compañías o a la empresa por excesivas ganan-


cias, por hacer uso de un patrimonio del Estado, ese gravamen debería recaer sobre
la ganancia neta. Pero al cancelarse el PEG, antes del impuesto, significa incluirlo
como costo y, por tanto, la masa monetaria gravable será menor.

Recordemos que Gumersindo Torres, ministro en la época de Gómez, luchó por


establecer un impuesto selectivo a las concesionarias petroleras, con el objetivo
de pechar las excesivas ganancias obtenidas por las compañías petroleras. Murió
Gumersindo Torres. Llegó la nacionalización petrolera y ello no fue posible.

En 1966 el Ejecutivo Nacional introdujo al Congreso de la República un proyecto


de reforma tributaria donde se establecía un impuesto selectivo a las petroleras, en
relación con los beneficios obtenidos con el activo fijo neto. Y, en efecto, se propu-
so que por la fracción de la renta libre fiscal se aplicaría la siguiente escala:

25  La modificación realizada a la cláusula 10 consistió esencialmente en que, en vez de decirse que
la cuota parte de la filial de propósitos especiales, en lo adelante PEG, se calculará aplicando a las ga-
nancias antes de impuesto sobre la renta de la asociación, el porcentaje licitado por los inversionistas...
Ahora se sustituye por: “La cuota parte de la filial en un bono sobre la rentabilidad neta del proyecto
PEG”... Es decir, en vez de utilizarse la frase “a efecto del cálculo del PEG”, es sustituida por “Al
efecto del cálculo del bono sobre rentabilidad del PEG. Impuestos municipales”.
Un aspecto nuevo incluido en el nuevo Marco de condiciones aprobado por el Congreso, dispone que
“en atención a lo establecido en el artículo 136, ordinal 10 de la Constitución Nacional, el Congreso
de la República establecerá un sistema de beneficios económicos especiales con cargo al bono sobre la
rentabilidad ‘PEG’ y en favor de los estados y municipios en cuyos territorios se realicen las referidas
actividades y a otros fines que considere conveniente”. Es decir, que nuestros legisladores prefieren
continuar sacrificando al Estado. Ese gravamen, en todo caso, ha debido establecerse directamente a
la unidad productiva.

250 De la nacionalización a la apertura petrolera


Cuadro 1
1. Hasta el 15% del activo fijo neto Exenta
2. Después del 15% y hasta el 20% del activo neto 10%
3. “ “ 20% “ “ “ 25% “ “ “ 12%
4. “ “ 25% “ “ “ 30% “ “ “ 14%
5. “ “ 30% “ “ “ 40% “ “ “ 19%
6. “ “ 40% “ “ “ 50% “ “ “ 26%
7. “ “ 50% del activo fijo neto y hasta la conveniencia
con el monto de la renta libre fiscal

Las petroleras se lanzaron a la calle. Planificaron toda una estrategia comunica-


cional y lograron que el Ejecutivo Nacional retirara el Proyecto de Ley y en el
nuevo, que fue presentado al Congreso, se excluyera el artículo correspondiente al
impuesto selectivo.

Y en las bases de los contratos de servicio (véase Gaceta Oficial Nº 1.430 extraor-
dinario del 09/09/1970) se acordó que la contratista pagaría anualmente a la CVP
una participación adicional sobre la base del nivel mínimo de utilidad por barril,
conforme con el siguiente cuadro:

Cuadro 2
Utilidad neta de la contratista por barril en Participación nacional de la CVP en centa-
centavos de dólar de América vos de dólar de los EE UU, de América por
barril en las utilidades netas por barril
Menor de 18 0,0
18 0,3
21 0,6
25 1,1
30 2,2
35 3,5
40 5,6
45 7,9
50 10,4

Si el nivel de utilidad llegare a exceder de 0,50 dólares por barril, la participación


adicional a que tendría derecho la CVP sería igual al 50% de tal excedente.

La apertura petrolera, los cambios mundiales y la economía venezolana 251


La cláusula 12 establece que “la filial” podrá requerirle a los inversionistas reducir
la producción, como resultado de los compromisos internacionales de la Repúbli-
ca de Venezuela (OPEP); “tal disminución no excederá el porcentaje de reducción
de la producción petrolera nacional como un todo”.

¿Qué quiere decir esto? Aparentemente, se asume la defensa de las cuotas de la


OPEP. Como nuestro Estado tiene el compromiso de respetar las cuotas de pro-
ducción asignadas por la organización, no debe, de manera unilateral, aumentar
la producción, en caso de mantenerse firme esa posición, pero la propia cláusula
tiene una vía de escape y ella consiste en que “los inversionistas podrán exigir una
extensión26 del plazo estipulado en el convenio, que le permita obtener el volumen
que se haya dejado de producir, con motivo de la reducción impuesta”.

De acuerdo con esa cláusula también puede ocurrir que el inversionista exija que
las operadoras de Pdvsa disminuyan su producción hasta un límite determinado,
con la finalidad de proceder la “empresa inversionista” a aumentar la producción
en las áreas asignadas por licitación. Una situación de esa naturaleza tendría efec-
tos desfavorables de índole financiera para Pdvsa y, por supuesto, para el Estado.

Esa cláusula puede constituirse en un serio obstáculo para los compromisos de Ve-
nezuela en la OPEP. Las empresas transnacionales presionarían, en todo caso, para
que el país formulase, con carácter permanente, solicitudes ante la OPEP, para que
se le permita aumentar la cuota asignada. Ello podría ser fuente de conflictos.

En la cláusula decimotercera se indica que en:

circunstancias imprevistas que afecten el equilibrio económico del convenio en perjui-


cio de uno o cualquiera de los asociados, ambas partes buscarán renegociar los términos
económicos del convenio de forma de establecer el equilibrio económico vulnerado, en
un todo de acuerdo con lo estipulado en estas condiciones27.

Si las renegociaciones fracasan, la parte perjudicada podrá reclamar su salida del con-
venio y/o el fin de la asociación, dentro de las condiciones fijadas para la terminación
del convenio.

En otros términos, es claro que de llegar a ocurrir, deberá pagarse una


indemnización.

Esa cláusula puede constituirse en una limitación que impida al Estado modificar
las leyes impositivas. En el caso de que el Estado decida, dentro de sus faculta-
des, solicitar al Congreso de la República modificar el régimen fiscal aumentan-
do la tasa impositiva, la diferencia la tendrá que cubrir Pdvsa y no la empresa

26  En la cláusula autorizada por el Congreso se estipula que “la extensión no podrá exceder el plazo
máximo de duración”, es decir, de 39 años. Más o menos el mismo plazo que se otorgaba para las
concesiones petroleras (40 años).
27  Esta cláusula fue eliminada en el texto final aprobado por el Congreso.

252 De la nacionalización a la apertura petrolera


inversionista. Igualmente, si se produjeran modificaciones desde el punto de vis-
ta monetario, operará la compensación. ¿Será ésa la fórmula para restablecer el
equilibrio económico vulnerado?

La cláusula decimocuarta reza que “En cualquier caso de terminación el inversio-


nista deberá transferir a la filial designada los activos y contratos requeridos para
continuar la explotación de los yacimientos objeto del convenio o a opción de ésta,
las acciones de la empresa inversora”28.

Esta condición se establece en el artículo 80 de la vigente Ley de Hidrocarburos y


en la Ley sobre Bienes Afectos a Reversión en las Concesiones de Hidrocarburos,
promulgada en julio de 1971. El legislador fue más preciso, con el objetivo de
evitar dudas, como en efecto lo estipulaban las concesionarias; pero además de
establecer esa cualidad, agregó que esos bienes

deben ser conservados y mantenidos por los concesionarios en comprobadas condiciones


de buen funcionamiento, según los adelantos y principios técnicos aplicables, con el fin
de asegurar la continuidad y eficiencia de las actividades concedidas y de garantizar el
derecho de la nación a reasumirlas en condiciones que permitan su adecuada prestación
o ejecución29.

Este último requisito no aparece en el convenio por celebrarse, al contrario, “si la


terminación obedece a incumplimiento del convenio por parte de la filial, el inversio-
nista recobra su inversión, más intereses, más un monto que compense la pérdida de
oportunidad, hasta un monto prefijado. Este pago podrá hacerse en dinero o en especie”.
Es decir, lucro cesante.

La cláusula decimoquinta se refiere a que “los bienes y servicios requeridos para


el cumplimiento de las actividades previstas en el convenio, serán adquiridos y/o
contratados mediante licitaciones competitivas públicas o privadas”. Y solamente
“en caso de existir oferta nacional comparable a ofertas internacionales en térmi-
nos de costos, calidad y tiempo de entrega, se contratará la oferta nacional”30.
28  En la nueva redacción de la cláusula, aprobada por el Congreso, se establece que “todos los bienes
propiedad del inversionista, de cualquier naturaleza, así como todos los demás derechos y acciones
adquiridos con destino al cumplimiento del objeto del convenio, deberan ser debidamente conservados
y entregados en propiedad, libres de todo gravamen, a la filial designada, según corresponda”.
“Si la terminación del convenio ocurre por vencimiento de su plazo, la transferencia se producirá sin
pago alguno. El convenio incluirá previsiones que establezcan y regulen las formas de su terminación
distintas a su vencimiento natural por la llegada del término pautado al efecto. En dichas previsiones
se velará por la protección de los intereses comerciales y derechos en general de la filial o la filial
designada”.
A este respecto, sería conveniente precisar cuáles son esas regulaciones.
La modificación efectuada en relación con el proyecto presentado por Pdvsa fue mejorada en su con-
tenido, conforme con lo establecido en el artículo 2 de la Ley sobre Bienes Afectos a Reversión en las
Concesiones de Hidrocarburos.
29  Ley sobre Bienes Afectos a Reversión en las Concesiones de Hidrocarburos, artículo 2.
30  En la nueva redacción de la cláusula se especifica que “en el caso de existir oferta nacional com-
parable a ofertas internacionales en costo, calidad y tiempo de entrega, se dará preferencia a la oferta

La apertura petrolera, los cambios mundiales y la economía venezolana 253


Esa condición podría ser racional desde el punto de vista mercantil y, por tanto,
para las empresas extranjeras en función de la capacidad instalada y utilizada; pero
esa política puede incidir negativamente para impulsar el crecimiento de la oferta
nacional de bienes y servicios y, por tanto, convertirse en una limitante para la
integración del petróleo a la vida nacional.

El Presidente de la Cámara Petrolera de Venezuela declaró que “entre 1992 y 1994,


el porcentaje de la participación nacional contra las compras hechas en el exterior
por Pdvsa y sus filiales pasó de 57% a 49%... y la participación de las empresas
consultoras profesionales locales pasó de 90% a 40%”31. Tal cual está redactada la
cláusula, la situación puede ser más crítica y, por tanto, conviene modificarla.

Respecto a la duración del convenio, la cláusula 16 determina un plazo de nueve


años para la exploración, veinte para la explotación y diez adicionales que podrían
otorgarse, según las partes convengan. En total, 39 años32.

Para el régimen de las concesiones, la duración para las actividades de exploración


era de tres años y de cuarenta para la explotación. Es decir, que la duración de los
convenios casi se iguala al de las concesiones. Si tomamos en cuenta el tiempo
histórico, ello es algo digno de considerar. Si realmente existe interés, apremio, tal
cual se trata de justificar por parte de Pdvsa, del Ministerio de Energía y Minas
y del Ejecutivo Nacional, de la necesidad de explorar, ¿por qué se incrementa el
plazo tres veces al que se otorgaba en la época de las concesiones? A ello habría
que agregarle el lapso de prórroga por otorgar, conforme con lo establecido en la
cláusula decimosegunda del convenio en referencia.

La Ley de Minas de 1918 establecía un plazo para la exploración de tres años y un


plazo para la explotación de treinta años, es decir, 33 años. La Ley de 1943, tres y
cuarenta años, respectivamente, y en los contratos de servicio, era de tres, para la
exploración y veinte para la explotación; en total, 23 años.

Otra de las cláusulas importantes de analizar es la atinente a que la empresa pueda


mantener en el exterior cuentas en institutos bancarios o de similar naturaleza,
para dejar allí depositado un porcentaje de las divisas obtenidas por la venta de
petróleo, con lo cual se disminuirá el “valor de retorno” y, por ende, el efecto neto
de una unidad exportada para el país.

nacional. Esta disposición se instrumentará a través de los respectivos convenios”. Como se observa, se
sustituyó la frase “la empresa contratará a la oferta nacional”, por la de “se dará preferencia”.
31  Economía Hoy, Caracas, 15/03/95.
32  En el Marco de condiciones aprobado por el Congreso, el plazo para la exploración oscilará entre
3 a 5 años, dependiendo del área y podrá ser extendido por un lapso entre 2 y 4 años, es decir, que el
plazo puede llegar a los nueve (9) años, tal cual se establecía en el proyecto elaborado por Pdvsa. La
duración del convenio continúa siendo de 39 años.

254 De la nacionalización a la apertura petrolera


En 1944, con el fin de evitar ese efecto desfavorable, el presidente de la Repú-
blica, Isaías Medina Angarita, promulgó el Decreto N° 178, mediante el cual se
establecía que las divisas originadas por concepto de las exportaciones de hidro-
carburos y demás minerales combustibles, deberían ser adquiridas exclusivamen-
te por el Banco Central de Venezuela, por cuenta del Gobierno nacional.

Ese decreto, en realidad, no se hizo efectivo. Las compañías petroleras lo eludie-


ron. Con la nacionalización petrolera, Pdvsa continuó depositando divisas en el
exterior, y en 1982 se estableció la centralización de las divisas; por cierto, no fue
bien manejada. Ahora, se propone que con la apertura y en el Marco de condicio-
nes propuestas, que:

la empresa podrá mantener en el exterior cuentas en institutos bancarios o de similar


naturaleza en las cuales depositarán dichas divisas, incluyendo las recibidas por el
producto de cualesquiera ventas o por concepto de fondos pagados o aportados por
“los inversionistas” o por instituciones crediticias, con el fin de efectuar los pagos y
desembolsos que corresponda realizar fuera de Venezuela33.

De acuerdo con esa disposición, la empresa que exporta el petróleo obtiene divisas
por la venta de ese producto y solamente regresará al país lo que necesita para
pagar impuestos, regalías, la compra de bienes y servicios y los sueldos y salarios,
es decir, el valor de retorno o precio de retorno.

¿Qué incidencias tiene ello para el país?

Significa, primeramente, que el valor de retorno no será pleno, es decir, el efecto


de una unidad exportada no tendrá un efecto 100% para la economía venezolana.
Segundo, se elude el control de cambio.

La cláusula del arbitraje reza:

El modo de resolver cualquier controversia que pudiere surgir será el arbitraje, de


acuerdo con las leyes de la República de Venezuela.

33  En las novísimas Normas sobre el régimen cambiario, publicadas en la Gaceta Oficial Nº 4.921
(Extraordinario), del 16/06/95, se convalida esta prerrogativa, es decir, se otorgan todas las garantías
legales y, por supuesto, se institucionaliza que el valor de retorno sea menor. En efecto, el artículo
47 reza: “Las empresas constituidas o que se constituyan bajo convenios de asociación celebrados
conforme el artículo 5 de la Ley Orgánica que Reserva al Estado la Industria y el Comercio de los
Hidrocarburos o celebren contratos de interés nacional previstos en el artículo 126 de la Constitución
Nacional o en leyes especiales, podrán mantener en el exterior cuentas en institutos bancarios o de
similar naturaleza, en las cuales podrán depositar las divisas que perciban por cualquier título en eje-
cución de los convenios de asociación o de los contratos de servicios de operación o de interés nacional
antes indicados, tales como las que obtengan por las ventas que efectúen por exportaciones de bienes
y servicios que realicen, por los préstamos o financiamiento que obtengan o por los aportes de capital
que le realicen sus socios extranjeros” (destacado nuestro).

La apertura petrolera, los cambios mundiales y la economía venezolana 255


El modo de resolver cualquier controversia que pudiere surgir será el arbitraje, de
acuerdo con las reglas procedimentales que las partes elijan de común acuerdo34.

¿Y cómo queda el artículo 127 de la Constitución Nacional y el artículo 4 de la Ley


de Hidrocarburos? En las bases de los contratos de servicio se establecía que “las
dudas y controversias que puedan suscitarse... serán decididas por los tribunales
competentes de Venezuela...”.

Pero en este marco de condiciones, ello se deja a la voluntad de las partes, es decir,
que pueden recurrir al arbitraje internacional, y ello es contrario a lo estipulado en
la Constitución Nacional.

En la cláusula vigésima no se especifica la extensión de las áreas por licitar. Se


señala que “la ‘empresa’ desarrollará sus operaciones y actividades... en las áreas
específicas dentro del área general determinada a la ‘filial’ y autorizada por el Mi-
nisterio de Energía y Minas...”.

En las concesiones, la superficie correspondiente por otorgar era de 10.000 hec-


táreas y se estipulaba que en lapso establecido se solicitarían las parcelas de con-
cesiones, las cuales no podrán ser superiores al 50% a las otorgadas y no podrá
exceder cada una de 500 hectáreas.

La diferencia, es decir, el otro 50%, constituía las reservas nacionales. Incluso, en


la Ley de 1938 se precisaba que:

las parcelas serán de forma rectangular con sus lados dirigidos de Norte a Sur y de Este
a Oeste, excepto las que tengan por lado el del mismo lote, cuando éste se halle en el
caso previsto en el aparte del artículo 10. En todo caso, las parcelas elegidas deberán
quedar separadas entre sí por espacios libres de igual superficie, que se reputarán
reservas nacionales.

En el documento “B” Circunstancias pertinentes, página 19, se detalla que cada


área tendrá una extensión de dos mil kilómetros cuadrados, lo que significa que la
extensión total podría llegar a los 20.000 kilómetros cuadrados, y según algunas
informaciones oficiales, la extensión total es de 18.000 kilómetros cuadrados.

En las concesiones otorgadas durante el período 1956-1957, el total otorgado


fue de ocho mil kilómetros cuadrados, y en los contratos de servicio la extensión
era de dos mil kilómetros cuadrados. Y ahora, con una tremenda facilidad y en-
vueltos en la trampa de la globalización, de insertarse en la economía mundial,
a cualquier costo, se ofrecen veinte mil kilómetros cuadrados.

34  Esta redacción fue sustituida por la siguiente: “El modo de resolver controversias en materia que
no sean de la competencia del Comité de Control y que no puedan dirimirse por acuerdo entre las par-
tes, será el arbitraje, el cual se realizará según las reglas de procedimiento de la Cámara Internacional
de Comercio, vigentes al momento de la firma del convenio”. Estimamos que pese a la idea de tratar de
atenuar lo establecido en la cláusula original, redactada por Pdvsa, se continúa violando el artículo 127
de la Constitución Nacional, así como lo establecido en el artículo 4 de la Ley de Hidrocarburos.

256 De la nacionalización a la apertura petrolera


Otro aspecto crucial lo constituye lo estipulado en la cláusula vigesimocuarta, que
trata sobre la regalía petrolera. Se propone que:

por excepción, con base en lo dispuesto en el artículo 41 de la Ley de Hidrocarburos,


el Ejecutivo Nacional podrá establecer un régimen que permita ajustar el impuesto de
explotación aplicable a uno o más yacimientos, en la medida en que su explotación no
alcance los márgenes mínimos de rentabilidad, determinados entre la Filial de Propósitos
Especiales y el Ejecutivo Nacional para asegurar la comercialidad de tales yacimientos.

A ese respecto, debemos dejar claro que la regalía petrolera, tal como lo demostró
el doctor Salvador de la Plaza, no debe considerarse como un impuesto, sino como
un activo que se extingue con la explotación.

En la Ley de Hidrocarburos vigente se establece que en determinadas circunstan-


cias puede autorizarse una disminución de la regalía petrolera. Pero, esa facultad
casi nunca se ha ejercido. Más bien, en la época de Pérez Jiménez se aumentó, se
elevó el porcentaje sobre el 16,2/3%, y se obtuvieron ventajas especiales, pero aho-
ra se planifica y así se procederá a una drástica disminución de la regalía petrolera,
con tendencia a su eliminación.

En la historia de la regalía petrolera en Venezuela, se observa que en la Ley de Hi-


drocarburos de 1920-1921 se permitía una rebaja de la regalía, pero no menos del
10% del valor mercantil. En las leyes de 1925-28 y 35 se admitía su rebaja, pero
que “no podrá bajar de dos bolívares por tonelada de petróleo”.

Y tanto en la Ley de Hidrocarburos de 1943 como en la vigente, se acoge la posi-


bilidad de que el Ejecutivo Nacional puede rebajar la regalía... pero puede también
elevarlo de nuevo hasta restablecerlo en su monto original. Esta última parte no
se toma en cuenta.

Lo que persiste es el interés de cercenar al Estado su pleno derecho de percibir la


remuneración que legítimamente le corresponde, por ser propietaria del recurso
natural.

Sin prejuicios ni silencios interesados

¿Cuál es el afán de conceder tan desproporcionadas ventajas al inversionista ex-


tranjero? ¿Por qué tales privilegios? En todo caso, si existe tanto apremio por
asociarse, como intenta justificarlo Pdvsa, ¿no se encontraron formas equitativas
y ponderadas para acometer tal acción? En nuestro juicio, es necesario provocar,
de manera rigurosa, el análisis, la revisión justa, no solamente de las 24 cláusulas
que integran el documento denominado Marco de condiciones propuestas, sino
también la concepción y fundamentación de todo ese proceso, pero con la mayor
amplitud posible, sin prejuicios ni silencios interesados35.

35  La concepción y fundamentación del llamado proceso de apertura no fue abordado por el Congre-
so Nacional. Se limitaron específicamente a las 24 cláusulas que integraban el “Marco de condiciones

La apertura petrolera, los cambios mundiales y la economía venezolana 257


Con toda esa política se viene consolidando lo que ya advertíamos desde 1975: el
derrumbe de la nacionalización petrolera. Ya no es solamente una nacionalización
mediatizada o pactada, sino el derrumbe de la nacionalización petrolera. Todo esto
significa que se ha puesto el ejecútese al proceso de la desnacionalización. ¿Hemos
perdido la esperanza? ¿Se ha desmoronado un propósito? ¿Hemos llegado al final
de la historia? Pienso que no.

En ese sentido, deseo seguir siendo optimista. La lucha continúa por el rescate de
los recursos naturales de nuestro país y para ponerlos en función de los auténticos
beneficios de la sociedad venezolana.

Conclusiones

A manera de conclusión, queremos puntualizar algunas de las ideas expuestas en


este trabajo y que recogen, en líneas generales, nuestra posición acerca de la lla-
mada apertura petrolera.

En 1970 fue creada la modalidad de los contratos de servicio para reemplazar la


política de no más concesiones petroleras. Y en 1995, con la apertura petrolera,
se sustituye el proceso de la nacionalización del petróleo. Ello significa una total
rectificación de la política de los hidrocarburos. Se trata de un cambio radical. Pero
reconocer ese hecho representa un elevado costo político, que los protagonistas
estiman conveniente no asumir.

Con el efugio de una infundada racionalidad económica, bajo el manto de una


predicación modernizadora y la algarabía de una necesaria e imprescindible in-
serción en el proceso globalizador –otorgando cuantos incentivos y privilegios
soliciten los inversionistas extranjeros–, se corre el riesgo cierto de que el país se
transforme en una simple empresa subsidiaria del dogma de la globalización. De
esa forma, Venezuela no tendrá facultad para planificar, desarrollar e instrumentar
una estrategia propia, en beneficio de la sociedad venezolana.

Todo ello conllevará mayor dependencia económica, política, social, cultural, tec-
nológica, comunicacional y militar, con un alto grado de vulnerabilidad.

En nuestro modo de ver, se afianzará el modelo primario-exportador y se estrangu-


lará el proceso productivo-diversificador de carácter nacional.

Tal cual está concebida la nueva etapa en la apertura petrolera, se consolida la


vieja y triste tesis de que el Estado sea un simple recaudador de impuestos, con
el grave riesgo de ceder mayor dominio a los mecanismos de acumulación y, por
ende, de una desigual distribución del ingreso nacional.

propuestas”, anexo A del documento de consolidación del desarrollo. La exposición de motivos que
aparece en el informe presentado por la Comisión Bicameral de Energía y Minas del Congreso para
justificar los convenios de asociación para la exploración a riesgo de nuevas áreas y la producción de
hidrocarburos bajo el esquema de ganancias compartidas, es la misma que elaboró Pdvsa.

258 De la nacionalización a la apertura petrolera


Petróleos de Venezuela actúa más como núcleo empresarial que como ente del
Estado venezolano.

Con el modelo de asociación propuesto de ganancias compartidas se hiere mortal-


mente a la nacionalización petrolera, que al decir de algunos pasó de moda y no
cónsona con los tiempos actuales.

Además de todas las ventajas y privilegios que se pretende otorgar a los inver-
sionistas extranjeros, tal cual se evidencia del análisis realizado al “Marco de
condiciones propuestas”, para la apertura petrolera, todo induce a pensar, dadas
las presiones externas y lo contemplado en el IX Plan de la Nación, en la posi-
bilidad de propiciar la modificación de la Ley del Impuesto sobre la Renta, con
el objetivo de disminuir la actual tasa impositiva, aun tratándose de petróleos
medianos y livianos y de áreas de elevada prospectividad. ¿Aprobará el Congreso
de la República una modificación de esa naturaleza?

Pdvsa debería asumir el desarrollo de las áreas petroleras que hoy propone sean
licitadas al capital extranjero. Para ello, nos fundamentamos en los siguientes
hechos:

a. Se trata de áreas con elevada prospectividad, que contienen petróleos livia-


nos y medianos.

b. El Estado ha venido otorgando a Pdvsa incentivos muy significativos, tales


como eliminación de los valores fiscales de exportación, disminución de la
tasa impositiva cuando se trata de convenios de asociación para la explota-
ción, refinación, industrialización, emulsificación, transporte y comerciali-
zación de petróleos crudos extrapesados, bitúmenes naturales y gas natural
costa afuera. De igual manera, se han concedido estímulos monetarios.

Es de suponerse que al sacrificarse el Estado, al darle a Pdvsa alicientes


de tal magnitud, sean para el desarrollo de la industria petrolera nacional,
en beneficio de la sociedad venezolana y no para otorgárselos al capital
extranjero.

c. El Plan de Negocios de Pdvsa debe ser razonable, cónsono con la situación


del mercado petrolero internacional, con las transformaciones económicas
que acontecen y la realidad de la economía nacional.

Pretender realizar una inversión de 48.500 o 55.000 millones de dólares en


el lapso de 1994-2003, para convertirse en una potencia petrolera, es un
craso error.

d. Es necesario racionalizar los costos de la industria petrolera.

e. Tomando en consideración la bajísima rentabilidad obtenida en el negocio de


la internacionalización petrolera, resulta conveniente destinar determinado

La apertura petrolera, los cambios mundiales y la economía venezolana 259


porcentaje de esas inversiones por realizarse en el futuro, al desarrollo de las
actividades dentro del territorio nacional.

Todos esos elementos permitirían una liberación de recursos monetarios que faci-
litarían a Pdvsa emprender, por ella misma, el desarrollo de las fases del negocio
petrolero, sin que ello excluya la posibilidad y necesidad de celebrar convenios
operativos.

Por último, conviene subrayar que todo este proceso, llamado de “apertura petro-
lera”, de lo que se trata es de permitir la participación del núcleo empresarial trans-
nacional en la planificación, desarrollo e instrumentación de la política energética
nacional y con ello la liquidación de la nacionalización petrolera. Si actualmente
existe pérdida de soberanía para el desarrollo de una estrategia propia, ahora, con
la política establecida, se consolida y acrecienta esa pérdida de soberanía nacional.
Y sobre ese particular quizá no exista testimonio más fiel que el expresado por el
actual presidente de la República, doctor Rafael Caldera, cuando en su discurso en
el Senado de la República, en ocasión de debatirse la Ley Orgánica que Reserva al
Estado la Industria y el Comercio de los Hidrocarburos, afirmara: “Quienes hemos
tenido que luchar con las empresas transnacionales, sabemos que una rendija que
se les abra será aprovechada, con todos sus recursos y poderes, para convertirla en
una puerta abierta”.

260 De la nacionalización a la apertura petrolera


CAPÍTULO XIII
PDVSA Y EL DOMINIO TRANSNACIONAL ..................................... 261
Hacia la desnacionalización petrolera ........................................................ 261
Introducción ............................................................................................... 261
El proceso de licitación de las áreas para la exploración
y explotación de hidrocarburos .................................................................. 262
La apoteosis de la desnacionalización ....................................................... 263
Resultados del proceso de licitación .......................................................... 264
Debate parlamentario sobre los convenios de asociación ........................... 264
Acuerdos previos a la licitación ................................................................. 272
Ajuste de la regalía petrolera ..................................................................... 273
Recuperación acelerada de las inversiones ................................................ 276
El ajuste por inflación ................................................................................ 279
Aumento de la tasa de crédito fiscal por inversión .................................... 280
Presiones transnacionales ........................................................................... 281
Contenido de las principales cláusulas de los ocho (8) convenios
aprobados por el Congreso......................................................................... 283
Del Comité de Control ............................................................................... 283
De la transferencia tecnológica .................................................................. 285
Del medio ambiente natural ....................................................................... 286
De la contabilidad en dólares ..................................................................... 288
Consolidación y desarrollo de la desnacionalización en Venezuela .......... 290
De la apertura del mercado interno ........................................................... 292
Promulgación de la nueva Ley Orgánica de Apertura del
Mercado Interno ......................................................................................... 296
La Tercera Ronda de Convenios Operativos. Licitación
de las nuevas áreas petroleras .................................................................... 299
La venta de acciones de Pequiven y pérdida de fuerza
del Estado-nación ....................................................................................... 301
La venta de acciones de Pdvsa y el dominio transnacional ....................... 304
CAPÍTULO XIII
PDVSA Y EL DOMINIO TRANSNACIONAL

Hacia la desnacionalización petrolera

Introducción

En el trabajo “La apertura petrolera, los cambios mundiales y la economía


venezolana”1 afirmábamos que la propuesta formulada por Petróleos de Venezuela
en relación con la llamada apertura petrolera, contenía elementos importantes vin-
culados a la problemática económica, política y social de nuestro país y advertía-
mos –producto del estudio sistemático realizado– que tal como había sido formula-
da la mencionada propuesta, no era conveniente para la sociedad venezolana y que
en verdad de lo que se trataba era de despojar al Estado venezolano de la facultad
de planificar y desarrollar una estrategia energética propia en beneficio del país,
avanzándose de esta manera hacia la privatización petrolera.

En Venezuela se ha acentuado la política de apertura ilimitada al capital transna-


cional, subordinando los intereses nacionales a los externos, en nombre de esa
trampa semántica denominada “globalización”.

Una vez más el Ejecutivo Nacional, bajo la presión de la cúpula gerencial de


Petróleos de Venezuela, aceptó las condiciones establecidas por los monopolios
transnacionales del petróleo, al otorgarles grandes ventajas fiscales y numerosos
privilegios, que exigían como requisito indispensable para participar en el proceso
de licitación de las diez áreas para la exploración y explotación de los hidrocarbu-
ros venezolanos.

Con la autorización del Congreso de la República de los ocho (8) convenios de


asociación para la exploración a riesgo de nuevas áreas y la producción de hi-
drocarburos, presentados por el Ejecutivo Nacional y suscrito por la Corporación
Venezolana del Petróleo (CVP), filial de Pdvsa designada a tal efecto, y las corpo-
raciones petroleras internacionales, en nuestro criterio se completa una etapa más
dentro de la estrategia, acciones y medidas adoptadas por Petróleos de Venezuela

1  Gastón Parra Luzardo, La apertura petrolera, los cambios mundiales y la economía venezolana.
Nueva Economía, año 4, no 5, octubre de 1995. Caracas: Academia Nacional de Ciencias Económicas.
para consolidar y acrecentar el proceso de la desnacionalización de la industria
petrolera venezolana.

Pero los ideólogos y panegiristas de la transnacionalización del patrimonio públi-


co, no satisfechos aún con los logros obtenidos promueven y propalan, utilizando
sus formidables recursos constituidos por el dominio de los medios de comunica-
ción de masas, nuevas acciones para que la apertura petrolera sea conducida a la
venta de acciones de Petróleos de Venezuela al capital privado extranjero y, en de-
finitiva, concluya en la metamorfosis de la propiedad pública-colectiva (dominio
del Estado) en propiedad privada transnacional.

El presente ensayo parte de una concepción sobre las cuestiones señaladas, trata de
esclarecer las condiciones y los significados de la apertura petrolera e intenta rea-
lizar un examen exhaustivo de los hechos acontecidos, que son los que realmente
construyen la historia económica, política y social de un país en una permanente
búsqueda de su interpretación cabal y de auténticas perspectivas, incidencias y
desafíos para el bienestar de la sociedad venezolana.

El proceso de licitación de las áreas para la exploración


y explotación de hidrocarburos

De acuerdo con la cláusula segunda del Marco de condiciones que fijó el Congreso
de la República el 4 de julio de 1995, se autorizó la celebración de los convenios
de asociación para la exploración a riesgo de nuevas áreas y la producción de hi-
drocarburos bajo el esquema de ganancias compartidas. Petróleos de Venezuela,
S.A. (Pdvsa), a través de la Corporación Venezolana del Petróleo (CVP), filial
designada para tal efecto, dio inicio al proceso de licitación con el objeto de selec-
cionar a las empresas inversionistas privadas interesadas en celebrar convenios de
asociación para ejecutar las actividades inherentes a la exploración y explotación
de hidrocarburos.

Acorde con la cláusula primera del “Marco de condiciones”, el Ministerio de


Energía y Minas, con fecha 16 de enero de 1996, dictó la Resolución N° 00022,
mediante la cual se determinan las áreas geográficas en favor de la CVP, con el fin
de realizar las actividades especificadas en esa misma cláusula.

En el lapso comprendido entre el 5 de julio de 1995 y el 16 de enero de 1996, Pdvsa


desarrolló un conjunto de actividades para dar a conocer a las empresas transnacio-
nales del petróleo, interesados en participar en el proceso de licitación, los términos
generales establecidos en los convenios de asociación, las características técnicas
de las áreas determinadas, así como todos los incentivos, privilegios y garantías,
más favorables aún que los términos fijados por el legislador que estaban en dispo-
sición de otorgar a los inversionistas.

2  Véase Gaceta Oficial de la República de Venezuela N° 35.881 del 17 de enero de 1996.

262 De la nacionalización a la apertura petrolera


Ochenta y nueve (89) empresas manifestaron su vivo interés de participar en el
proceso de licitación, de las cuales precalificaron setenta y cinco (75), conforme
con las condiciones técnicas y financieras exigidas por el Comité de Licitación
de Pdvsa. Las compañías entregaron una fianza de fiel cumplimiento por 500.000
dólares y asumieron el compromiso de firmar el convenio de asociación tan pronto
como el Congreso le diera su aprobación.

Todas aquellas empresas que cancelaron la cuota (50.000,00 dólares) de participa-


ción tuvieron acceso a información geológica y geofísica de las áreas. En el mes
de octubre de 1995 se participó a las empresas la posibilidad que tenían de ahon-
dar en “todos los aspectos técnicos y comerciales de la información previamente
proporcionada”3.

La apoteosis de la desnacionalización

El llamado proceso de licitación se llevó a efecto desde el 22 al 29 de enero de


1996. El mismo fue calificado por algunos columnistas como el “hito más impor-
tante en la historia de la industria nacional de los hidrocarburos, desde que ésta
fuera nacionalizada, hace dos décadas, porque consolida el retorno de grandes
compañías internacionales”4. El presidente de Pdvsa, Luis Giusti, declaró: “Esta-
mos muy contentos con los resultados y lo más importante es que se ha ratificado
la confianza de los inversionistas en el sector petrolero del país, con la presencia
masiva de todas las compañías pequeñas, grandes y medianas”5. En realidad, ese
proceso de licitación y adjudicación de las áreas para la exploración y subsiguiente
explotación de hidrocarburos es un acto más hacia el fortalecimiento de la privati-
zación de Petróleos de Venezuela. A nuestro juicio, entre otros aspectos por consi-
derar, ello propende a la pérdida de los valores que le dan fisonomía a la nación.

Los actos de licitación fueron precedidos de un despliegue publicitario de tal mag-


nitud que podríamos calificar de la apoteosis de la desnacionalización. En efecto,
en ocasión de cumplirse el 1º de enero de 1996 veinte años de haberse puesto en
vigencia la Ley Orgánica que Reserva al Estado la Industria y el Comercio de los
Hidrocarburos, no hubo, por parte de Pdvsa ni del Ministerio de Energía y Minas
un acto central significativo para conmemorar el trascendental hecho histórico. El
propio presidente de la República, doctor Rafael Caldera, en su alocución de fin de
año, pronunciado el 1° de enero de 1996, ignoró tal acontecimiento.

3  Resumen ejecutivo de la CVP, en torno a los convenios de asociación. Véase la documentación


enviada por el MEM al Congreso Nacional. Copia mimeografiada, 1996.
4  Últimas Noticias, Caracas, 28/01/1996.
5  El Nacional, Caracas, 28/01/1996.

Pdvsa y el dominio transnacional 263


Resultados del proceso de licitación

Las diez áreas seleccionadas para el proceso de licitación fueron: La Ceiba, Gol-
fo de Paria Oeste, Guanare, Golfo de Paria Este, El Sombrero, Guarapiche, San
Carlos, Punta Pescador, Catatumbo y Delta Centro (véase cuadro 1), las cuales
tienen una extensión de 1.795.284,08 hectáreas y expectativas de reserva de 6.975
millones de barriles. Existen posibilidades de agregar 500 mil barriles diarios de
producción en los primeros años de la próxima década, y se estima una inversión
total de 11.151 millones de dólares. La tasa máxima establecida para el PEG fue
del 50%, acorde con la cláusula 9 del Marco de condiciones, lo cual se logró pa-
ra la mayoría de las áreas, y resultaron las de San Carlos, Golfo de Paria Este y
la de Delta Centro con menos participación, situándose en el 40%, 29% y 41%,
respectivamente.

En aquellas áreas para las cuales los inversionistas ofrecieron el máximo del 50%
por concepto del PEG y que arrojaron empate, el mismo se resolvió sobre la ba-
se de ofertas por bonos en efectivo, pagaderos en dólares de Estados Unidos de
América, cinco días hábiles después de la firma del convenio de asociación (véa-
se cuadro 1). Las áreas El Sombrero y Catatumbo6 resultaron desiertas, con lo
cual la extensión de las ocho áreas otorgadas es de 1.377.401,86 hectáreas (véase
cuadro 1). En las ocho áreas que fueron adjudicadas en el proceso de licitación,
participaron 14 empresas provenientes de diferentes países (EE UU, Argentina,
Alemania, Canadá, Francia, Japón y Reino Unido) (véase cuadro 1). En cuan-
to a la participación de empresas nacionales, solamente resultó preseleccionada
Inelectra, que conjuntamente con la empresa Enron de EE UU resultó ganadora
en el área Golfo de Paria Este.

Debate parlamentario sobre los convenios de asociación

De acuerdo con la cláusula vigesimotercera de los “convenios de asociación...”


aprobados por el Congreso de la República, se especifica que “Para la celebra-
ción de cada Convenio, la filial enviará su forma final al Ministerio de Energía y
Minas, a fin de que éste, en un lapso de ocho (8) días consecutivos, lo someta a la
consideración de las cámaras legislativas nacionales, para que éstas procedan a su
autorización previa con carácter prioritario”. Y, en efecto, la filial CVP presentó
dichos convenios a la evaluación del Ministerio de Energía y Minas (MEM) y,
conforme a lo aprobado en Consejo de Ministros en su sesión ordinaria número
125, celebrada el 6 de marzo de 1996, se autorizó el Ministerio de Energía y Minas
para que presentara ante el Congreso de la República los mencionados convenios.
Y, en consecuencia, con fecha 11 de marzo de 1996 el Ejecutivo Nacional, por ór-
gano del ministerio competente, consignó ante las cámaras legislativas nacionales

6  El área El Sombrero, se afirma, contiene más gas que hidrocarburos líquidos. En el área Catatumbo
la profundidad de perforación es considerable, lo cual incide en los costos. Además, se señala que la
situación geográfica del área no es nada halagadora.

264 De la nacionalización a la apertura petrolera


ASOCIACIÓN PARA EXPLORACIÓN
Y PRODUCCIÓN CON TERCEROS
SELECCIÓN DE ÁREAS 1994

Norte

Océano Atlántico

Maracaibo

Caracas 7 8
2 Barcelona 6 9
4 5 10
5 3

Río Orinoco
Zona en
reclamación
0 100 200

1 Catatumbo MRV KM
2 La Ceiba MRV
3 Frente Sur Andino-Portugués CPV
4 San Carlos CPV
5 Sombrero-Ortiz CPV
6 Norte Maturín-Bloque 1 LGV
7 Golfo de Paria Oeste LGV
8 Golfo de Paria Este LGV
9 Punta Pescador Oeste LGV
10 Delta Centro LGV

Pdvsa y el dominio transnacional 265


los ocho (8) convenios de asociación adjudicados a los ganadores en el proceso
de licitación.

El Secretario del Congreso Nacional remitió toda esa documentación a la Comi-


sión Bicameral de Energía y Minas para su estudio y consiguiente elaboración del
informe respectivo.

Para llevar a cabo esa tarea la Comisión Bicameral de Energía y Minas solicitó de la
Oficina de Investigación y Asesoría Jurídica del Congreso de la República, así como
a notables juristas especialistas en la materia, su análisis y opinión de los referidos
ocho (8) convenios en relación con el cumplimiento de su contenido en el Marco de
condiciones aprobado por el Congreso Nacional en el mes de julio de 1995.

Con fecha 4 de junio de 1996 el doctor Carlos Leáñez Sievert, en su carácter de


Jefe de la Oficina de Investigaciones y Asesoría del Congreso Nacional, en comu-
nicación dirigida al senador Virgilio Ávila Vivas, presidente de la Comisión Bica-
meral de Energía y Minas, formuló una serie de observaciones de fondo y forma a
los mencionados proyectos de convenios de asociación.

Entre esas advertencias cabe señalar las siguientes:

1. Las observaciones de forma se fundamentan principalmente en que los Proyectos de


Convenios fueron escritos en inglés y luego traducidos al castellano, al calco. Esto plan-
tea diversos problemas: es más difícil entender el texto, a ser aplicado principalmente
por autoridades venezolanas; y lo que es más grave, a veces la traducción literalista
simplemente no se entiende. Todo esto incide negativamente en la interpretación de los
Proyectos de Convenio.

2. Además de lo dicho, ocurre que en distintas partes de los Proyectos de Convenios se


aprecia la presencia de otra mentalidad jurídica, distinta a la nuestra, lo cual también
dificulta la comprensión de los textos y se explica igualmente por la original elaboración
anglosajona7.

Y concluye señalando las diversas observaciones, objeciones y dudas de fondo


sobre las distintas cláusulas que conforman los mencionados proyectos de asocia-
ción, las cuales algunas de ellas estudiaremos más adelante.

El personal de abogados de la Oficina de Investigación y Asesoría Jurídica estimó


conveniente, previa participación a la Comisión Bicameral del Congreso, reunirse
con el consultor jurídico de Pdvsa, doctor Carlos Padrón Amaré, y sus auxiliares,
los doctores Juan Ignacio Lessman, Luis Ignacio Moreno y Orestes Parilli, a quie-
nes se les hizo entrega con anticipación de un memorándum-borrador de 39 pági-
nas contentivas de las dudas, observaciones y algunas objeciones respecto de los

7  Congreso de la República. Comunicación del 4 de junio de 1996, firmada por el doctor Carlos
Leáñez Sievert. Copia mimeografiada, pp. 1-2.

266 De la nacionalización a la apertura petrolera


contratos de asociación8. Del análisis en conjunto se llegó a determinados acuerdos en
relación con varias de las cláusulas en discusión y en otras no fue posible, como
en el caso específico de la cláusula 4.7, que se refiere “a las decisiones fundamen-
tales que deberán ser sometidas al Comité de Control, cuya redacción propuesta
tiende a confundir el interés del Estado venezolano con la inversión privada”.

En el aludido Informe de la Oficina de Investigación y Asesoría Jurídica, se afirma


que:

La eliminación de los problemas de redacción, de estilo y vestidura legal y de irrupción


de otra mentalidad jurídica en estos Proyectos de Convenios, debe hacerse mediante su
revisión integral para escribirlos en un buen castellano, que facilite su comprensión
y evite problemas de interpretación, todo según el estilo propio del parlamento de un
Estado que se expresa en castellano, y se realice así un mejoramiento de los textos, leal
a nuestra tradición jurídica neolatina (destacado nuestro).

Las observaciones jurídicas, presentadas a la consideración de la Comisión Bica-


meral de Energía y Minas, en nuestro juicio muy atinadas, y que constituían un
valioso aporte para la discusión sobre un tema de trascendental importancia para
el país, incomodaron a la mayoría de los integrantes de la mencionada Comisión
Bicameral, así como a los representantes de la Corporación Venezolana del Petró-
leo (CVP), que en su carácter de invitados asistían a dichas reuniones. El diputado
Leonardo Montiel Ortega intervino para manifestar que ciertamente los contratos
generalmente se hacen en inglés, pero ello no es criticable hoy día. Y en la sesión
conjunta de las cámaras legislativas del Congreso de la República, celebrada el
19/06/96, en ocasión del debate sobre los convenios de asociación, afirmó:

No hay contrato comercial en este planeta que se llama Tierra, en esta nave espacial
que se llama Tierra, que no se haga en inglés, así como el lenguaje de los diplomáticos
en el siglo decimonono fue el francés. Es cuestión de traducir bien; y enfatizó: sí, todos
los contratos comerciales se escriben en inglés. Ahora, ¿debemos hacerlo en un español
que lo entiendan los abogados? Bien, es mejor que lo entienda todo el mundo, pero no
criticar que se pueda escribir en inglés. Ese nacionalismo patriotero debía utilizarse en
otras cosas9 (destacado nuestro).

El punto central expuesto por el doctor Leáñez consiste en que al ser redactados
los contratos en referencia por abogados anglosajones y ser traducidos al calco,
se corre el grave riesgo de que en cualquier controversia jurídica, ello incida ne-
gativamente para el país en la interpretación de los convenios. Y tal cual afirma el
propio doctor Leáñez: “Acaso el estilo denunciado sea el uso frecuente de sectores
internacionales dedicados a estos asuntos, pero constituye una razonable y mode-
rada reivindicación imponer no sólo el fondo del asunto (la legislación propia),

8  Véase el estudio realizado por la Oficina de Investigación y Asesoría Jurídica, de fecha 11/06/96,
enviado al Presidente de la Comisión Bicameral de Energía y Minas. Copia mimeografiada.
9  Congreso de la República. Diario de Debates, Caracas, 19/06/96, p. 57.

Pdvsa y el dominio transnacional 267


sino también el estilo propio”10. Además, ello constituye un irrespeto a lo nacio-
nal y revela el grado de dependencia y vulnerabilidad estructural del país. Todo
pareciera indicar que el uso adecuado del idioma nacional y recurrir al genuino
pensamiento de los juristas venezolanos resultan contraproducentes e inconve-
nientes ante los objetivos de las empresas transnacionales. Si bien es verdad que
la forma en que está ocurriendo la globalización del capitalismo lleva consigo esa
tendencia, aunque la idea de aldea global implique esa connotación, es innegable
que las más diversas modalidades de organizar la vida y el trabajo, las herencias
y las tradiciones, las hazañas y las derrotas o los trabajos y los días, continuarán
produciendo y desarrollando las diferencias, las diversidades y las polifonías11.

La hegemonía que va conformándose junto con la globalización, resulta totalitaria


y, por tanto, no da cabida a la defensa de la identidad nacional. Admitir la impor-
tancia de la internacionalización no significa de ninguna manera que debemos
renunciar a todo lo nacional. Ciertamente, no son excluyentes lo internacional y lo
nacional, pero es innegable que hay necesidad de mantener y rescatar los valores
permanentes de la nación.

En realidad, el informe presentado por la Oficina de Investigación y Asesoría del


Congreso no fue debatido suficientemente, tal como correspondía, en el seno de
la Comisión Bicameral de Energía y Minas. Asimismo, se desestimaron valiosas
opiniones emitidas por calificados expertos e instituciones universitarias, que re-
flejaban serias y razonadas divergencias respecto de la mayoría de las cláusulas
que conforman los ocho convenios presentados por el Ejecutivo Nacional.

No corresponde a la verdad y al desarrollo de los acontecimientos observados, la


afirmación hecha por miembros de la Comisión Bicameral de Energía y Minas, en
el sentido de haberse “realizado un detenido análisis del contenido de los referidos
convenios presentados por el Ejecutivo Nacional, por órgano del Ministerio de Ener-
gía y Minas”. En realidad, no hubo el análisis exhaustivo que en materia de tanta
trascendencia para la vida económica, política y social del país se requería y exigía.

De igual manera, no es cierto, tal cual se asevera en el informe presentado al


Congreso Nacional, que “existe una exacta concordancia entre los convenios de
asociación y el Marco de condiciones aprobado por el Congreso de la República,
el día 4 de julio de 1995”, ni mucho menos que “está muy bien concebido en estos
convenios el esquema de control por parte del Estado exigido por la Ley Orgánica
que Reserva al Estado la Industria y el Comercio de los Hidrocarburos”. Antes,
por lo contrario, la mayoría de las cláusulas que conforman los ocho (8) conve-
nios, altera y desnaturaliza sustancialmente el propósito, razón y espíritu de lo
establecido en el propio Marco de condiciones.

10  Documento citado, 1996, p. 11.


11  Octavio Ianni. Teorías de la globalización. México: Edit. Siglo XXI. 1ra. edición, 1996, p. 91.

268 De la nacionalización a la apertura petrolera


Y en cuanto se refiere al control de las actividades de asociación a ejercer por
parte del Estado, mediante el “Comité de Control”, hemos sostenido la tesis que lo
consagrado en la cláusula cuarta de los convenios de asociación para la explora-
ción a riesgo de nuevas áreas y la producción de hidrocarburos bajo el esquema de
ganancias compartidas, viola el artículo 5 de la Ley de Nacionalización Petrolera
y autoriza al núcleo empresarial extranjero a participar directamente en la planifi-
cación de la estrategia energética del país12, y estos excesos se afianzan, amplían y
acrecientan aún más con serias lesiones a la soberanía del país al establecerse en
los ocho (8) convenios en referencia, condiciones impropias, tal cual lo demostra-
remos en el punto “Del Comité de Control”.

No obstante, la Comisión Bicameral de Energía y Minas, al argumentar que se


había realizado un detenido análisis sobre la materia objeto de estudio, con el voto
calificado de sus integrantes, llegó a la conclusión de que los ocho (8) convenios de
asociación para la exploración a riesgo de nuevas áreas y producción de hidrocar-
buros bajo el esquema de ganancias compartidas, cumplen con el Marco de condi-
ciones aprobado por el Congreso de la República, en fecha 4 de julio de 1995.

Asimismo, la Comisión Bicameral concluye en la necesidad de resaltar explícitamente


en dichos convenios que, tal como lo establece el Marco de condiciones, las decisiones
de interés nacional, las cuales son competencia del Comité de Control, no estarán sujetas
a arbitraje, y que cada una de las reuniones del Comité de Control, tanto las ordinarias
como las extraordinarias, estarán respaldadas por su respectiva acta formal.

Finalmente, la Comisión concluye que:

dada la importancia de las atribuciones del Presidente del Comité de Control como
representante de los intereses del Estado venezolano, la Comisión Bicameral es de la
opinión que la designación del Presidente del Comité de Control, la cual es atribu-
ción de la Corporación Venezolana del Petróleo (CVP), según lo establece el Marco
de condiciones bajo el cual se realizan estos convenios, deberá realizarse de común
acuerdo con el Ministerio de Energía y Minas. Al efecto, la Corporación Venezolana del
Petróleo (CVP) deberá designar como presidente del respectivo Comité de Control de
cada asociación, a la persona postulada por el Ministerio de Energía y Minas.
En fuerza de la anterior conclusión, esta Comisión Bicameral, igualmente por el voto
calificado de sus integrantes, recomienda a las Cámaras Legislativas:
1. Autorizar la celebración de los ocho (8) Convenios presentados por el Ejecutivo
Nacional13.

12  Para un estudio detenido sobre el particular, véase el trabajo “La apertura petrolera, los cambios
mundiales y la economía venezolana”, de Gastón Parra Luzardo. Ob. cit.
13  Congreso de la República. Comisión Bicameral de Energía y Minas. Informe para la autorización
previa de los ocho (8) convenios de asociación sometidos por el Ejecutivo Nacional a las cámaras
legislativas nacionales para la exploración a riesgo de nuevas áreas y la producción de hidrocarburos
bajo el esquema de ganancias compartidas. Junio de 1996. Copia mimeogafiada.

Pdvsa y el dominio transnacional 269


En sesión conjunta de las cámaras legislativas, celebrada el 19 de junio de 1996,
se dio inicio al debate en torno al informe presentado por la Comisión Bicameral
de Energía y Minas, en relación con los ocho (8) convenios de asociación para la
exploración a riesgo de las nuevas áreas y la producción de hidrocarburos bajo el
esquema de ganancias compartidas.

Dada la trascendencia del tema por considerar para la vida económica, política
y social de nuestro país, era de esperarse que en el seno del Congreso Nacional
se desarrollara un intenso y fructífero debate, donde aflorara las concepciones
doctrinarias, producto de los estudios rigurosos y sistemáticos sobre la materia
objeto de análisis. Pero desdichadamente, esa expectativa fue frustrada y de una
vigorosa y rica polémica tal cual ha debido ser, se evidenció en líneas generales
una controversia caracterizada por el empobrecimiento de las ideas y ausencia de
aportes sobre una materia de capital importancia para el país.

En el desarrollo del debate –que apenas duró 4 horas y 43 minutos– intervinieron


los congresistas Virgilio Ávila Vivas, Juan Francisco Sosa Maury, Alí Rodríguez,
Henry Ramos Allup, José Albornoz, Juan Páez Ávila, Nelson Chitty La Roche,
José Miguel Uzcátegui, Gustavo Tarre Briceño, Elvin Quero, Pedro Cardier Ga-
go, Leonardo Montiel Ortega, Ricardo Gutiérrez, Nelson Carrasquero, Lelis Páez,
Augusto Ortega Lima, Carlos Melo y Cruz Ramón Galíndez14.

El primero en participar en el debate fue el senador Virgilio Ávila Vivas, en repre-


sentación de la fracción parlamentaria de Acción Democrática, para explicar los
aspectos más importantes de los convenios de asociación, destacando el trabajo
realizado por la Comisión Bicameral de Energía y Minas que él presidía. Al final
de su intervención, sometió a la consideración de los miembros del Congreso el
proyecto del acuerdo, en el cual se recomendaba la aprobación de los ocho (8)
convenios de asociación para la exploración de nuevas áreas y la producción de
hidrocarburos bajo el esquema de ganancias compartidas.

El diputado Juan Francisco Sosa Maury, en representación de la fracción de Con-


vergencia, propuso que el proyecto del acuerdo presentado por el senador Ávila
Vivas fuera votado en conjunto. Esta propuesta fue considerada por el Presidente
del Congreso con carácter previo. El objetivo era muy claro: se trataba de impedir
el análisis de cada uno de los ocho (8) convenios y de las diversas cláusulas que lo
integran. Así se había decidido en la cúpula gerencial de Petróleos de Venezuela
y acogido por la mayoría de los partidos políticos. Las transnacionales exigían
prontitud en la toma de decisiones, con la finalidad de actuar con plena seguridad
jurídica y, de esa forma, evitar riesgos e inconvenientes en el desarrollo sin límites
de sus actividades en el país. De allí que los juicios atinados y plenos de razón,
aludidos por el diputado de la Causa R, Alí Rodríguez, fueran desatendidos por la

14  Congreso de la República. Documento citado. Caracas, 19/06/96.

270 De la nacionalización a la apertura petrolera


mayoría de los diputados y senadores, resultando aprobada la propuesta formulada
por el diputado Sosa Maury.

Gran parte de los oradores, que sin objeción alguna apoyaban los convenios de
asociación, en una u otra forma intervino más que para exponer razones y juicios
rigurosos de orden doctrinario y plenos de conocimientos sobre la materia obje-
to de discusión, para expresar trivialmente su posición favorable al proyecto del
acuerdo presentado por la Comisión Bicameral de Energía y Minas. Y, ciertamen-
te, ello ocurrió así, entre otras razones –ya señaladas– por el hecho insólito de que
la mayoría de los congresistas no recibió a tiempo el informe presentado por la
Comisión Bicameral de Energía y Minas; y mucho menos las copias de los ocho
(8) convenios de asociación por ser autorizados. Testimonio de ello fueron las in-
tervenciones de los diputados Ricardo Gutiérrez y Nelson Carrasquero. Todo ello
significa que hubo un desconocimiento total por parte de la mayoría de los con-
gresistas del contenido y alcance de los referidos convenios, tal cual lo aseveró el
diputado Alí Rodríguez al participar en el debate: “Tengo la absoluta certidumbre
que la mayoría de quienes votaron esos convenios no conocen el contenido de los
mismos”; y lo que es más grave –afirmó–­, “Tengo la convicción profunda, por la
experiencia vivida en la Comisión Bicameral, que ni siquiera todos los miembros
de la Comisión los leyeron”15.

Los parlamentarios –en evidente minoría en el Congreso– que adversaron los con-
venios de asociación presentados por el Ejecutivo Nacional, manifestaron razones
de política económica, jurídica y éticas bien fundadas que advertían sobre los al-
cances e incidencias desfavorables que para el país tendrían esos convenios. En
ese orden de ideas, se desarrollaron las intervenciones de Alí Rodríguez, José Al-
bornoz, Ricardo Gutiérrez, Nelson Carrasquero, Lelis Páez, Cruz Ramón Galíndez
y la del senador Augusto Ortega Lima.

Al final del debate fue sometido a votación el informe presentado por la Comisión
Bicameral de Energía y Minas, en relación con los ocho (8) convenios de asocia-
ción para la exploración a riesgo de nuevas áreas y la producción de hidrocarbu-
ros bajo el esquema de ganancias compartidas, resultando, en medio de aplausos,
aprobada. En la decisión salvaron sus votos la Causa R, el MEP, el PCV y el
diputado independiente Cruz Ramón Galíndez.

Como consecuencia de la decisión aprobada por el Congreso de la República fue-


ron suscritos los ocho (8) convenios de asociación por los representantes del Mi-
nisterio de Energía y Minas (MEM), Petróleos de Venezuela (Pdvsa), la Corpora-
ción Venezolana del Petróleo (CVP) y los catorce (14) consorcios internacionales
(véase el cuadro 1).

15  Ibíd., p. 15.

Pdvsa y el dominio transnacional 271


La firma de los ocho (8) convenios de asociación fue calificada por Luis Giusti,
presidente de Petróleos de Venezuela, de “sumamente importante dentro de la es-
trategia de apertura de una página de la historia petrolera venezolana, comparable
sólo con la promulgación de las leyes de Hidrocarburos y de Nacionalización Pe-
trolera en 1943 y 1975”16. El propio presidente de la República, doctor Rafael Cal-
dera, destacó que la firma de los convenios “ha sido la culminación de un proceso
diáfano en el cual se consultó a fondo la opinión y el sentimiento de los venezola-
nos”; y remató que los acuerdos eran una gran noticia para los venezolanos pero
“también para nuestros amigos en el hemisferio y en el mundo”17, expresando a los
inversionistas petroleros que ellos eran portadores de la confianza en Venezuela.

Cuán lejos y contradictoria resulta esta afirmación respecto de aquella advertencia


imbuida de principios y conceptos doctrinarios, formulada por el propio doctor
Rafael Caldera, cuando a propósito del debate sobre la Ley de Nacionalización
Petrolera, señalara en la Cámara del Senado: “Quienes hemos tenido que luchar
con las empresas transnacionales sabemos que una rendija que se les abra será
aprovechada, con todos sus recursos y poderes, para convertirla en una puerta
abierta”18. Y, precisamente, lo aprobado por el Congreso Nacional es aceptar la
intromisión plena e injerencia del capital extranjero en la planificación, desarrollo
e instrumentación de la política petrolera venezolana, fortaleciendo a las empresas
transnacionales del petróleo que, sin duda alguna, decidirán el rumbo de la econo-
mía petrolera nacional. Es el camino hacia la consolidación y acrecentamiento del
proceso de privatización de esa industria y la inevitable pérdida de la soberanía
nacional.

Acuerdos previos a la licitación

Conviene referir que antes de procederse a los actos de licitación de las diez (10)
áreas para la exploración y subsiguiente explotación de hidrocarburos y a que
el Congreso diera inicio al debate en torno de los ocho (8) convenios de asocia-
ción, Petróleos de Venezuela y el Ejecutivo Nacional, por órgano del Ministerio
de Energía y Minas, llegaron a determinados acuerdos con las corporaciones pe-
troleras internacionales, mediante los cuales se otorgaban excesivos incentivos,
garantías y privilegios a los inversionistas, que incluso, desbordan el contenido de
alguna de las cláusulas de los convenios de asociación. Las resoluciones adopta-
das no fueron conocidas y, por supuesto, mucho menos debatidas por las cámaras
legislativas del Congreso, lo cual, sin duda alguna, es un hecho de suma gravedad,
dado que no es posible concebir en un régimen democrático que el máximo orga-
nismo del Poder Legislativo ignorara hechos de tal magnitud, que de una u otra
forma eran de indispensable estudio por parte de los diputados y senadores para

16  El Nacional, Caracas, 11 de julio de 1996.


17  Ibíd.
18  Rafael Caldera. La nacionalización del petróleo. Caracas: Ediciones Nueva Política, 1975, p. 64.

272 De la nacionalización a la apertura petrolera


participar con pleno conocimiento en el desarrollo del debate y, en consecuencia,
votar con conciencia sobre una materia de tanta magnitud.

Por otra parte, resultaría aún más injusto acceder a las presiones que de manera
sistemática desarrollan las corporaciones petroleras con el fin de que el Congre-
so de la República discuta y apruebe de manera inminente la modificación de la
Ley de Impuesto sobre la Renta, con el objetivo de consagrar la reducción de las
tasas impositivas vigentes que recaen sobre la actividad petrolera.

Pretendemos evaluar los alcances y posibles efectos que esas decisiones y las vir-
tuales modificaciones del régimen jurídico que rige a la industria de los hidro-
carburos, integrados, por supuesto, al acuerdo que sobre los ocho (8) convenios
de asociación aprobara el Congreso Nacional, tendrán para la vida económica,
política y social del país, fundamentalmente, al evidenciarse, entre otros aspectos,
la plena participación de los monopolios transnacionales en la estrategia petrolera
y, en general, del país, con graves perturbaciones a las decisiones propias y con
evidente merma de la soberanía nacional.

Petróleos de Venezuela, en el apremio por asociarse con el capital foráneo, una vez
más confiere desproporcionadas ventajas al inversionista extranjero. En efecto,
antes de proceder a los actos de licitación de las diez (10) áreas de hidrocarburos
para la exploración y subsiguiente explotación, se adoptaron medidas como la
de autorizar la depreciación y amortización acelerada de las inversiones para los
contribuyentes dedicados a la explotación de hidrocarburos, así como proceder a
una drástica disminución de la participación del Estado por concepto de la regalía
petrolera.

Ajuste de la regalía petrolera

En las presentaciones que realizaron los altos directivos de Pdvsa en Caracas,


Houston, Nueva York y Londres, para exponer todos los aspectos inherentes al
proceso de licitación por llevarse a efecto en el mes de enero de 1996, se adelan-
taron algunos documentos mediante los cuales quedaba suficientemente claro el
firme propósito de Petróleos de Venezuela de garantizar el otorgamiento de consi-
derables incentivos fiscales a favor de las empresas transnacionales.

En relación con el ajuste de la regalía petrolera, Petróleos de Venezuela presentó


los documentos “Consideraciones de la fórmula de ajuste para desarrollos de baja
rentabilidad y determinación de un factor fiscal por área para el cálculo del valor
mercantil”19, en los que se determina y precisa la reducción de la regalía petrolera.
Pdvsa notificó a los posibles inversionistas el monto exacto de cuánto se rebajaría
el llamado impuesto de explotación o, más propiamente, la participación del Esta-
do, por ser propietario del recurso natural por explotar.

19  Convenios de asociación. Exploración/Producción áreas nuevas. Regalías (solicitud de aprobación


del Ministerio de Energía y Minas para convenios de asociación por firmarse). Copia mimeografiada.

Pdvsa y el dominio transnacional 273


En nuestro criterio, ello constituye un exceso por parte de los directivos de Pdvsa,
ya que si bien es cierto que la cláusula vigesimaprimera del Marco de condiciones
de la apertura señala que el Ejecutivo Nacional podrá establecer un régimen que
permita ajustar el impuesto establecido en el artículo 41 de la Ley de Hidrocarbu-
ros, se precisa que ello será viable:

Cuando se le demuestre, en cualquier momento, que no es posible alcanzar los márgenes


mínimos de rentabilidad para la explotación comercial de una o más áreas de desarrollo
durante la ejecución del convenio. A estos efectos, la filial realizará las correspondientes
comprobaciones de costos de producción por parte del Ministerio de Energía y Minas.

Y en el ordinal único del mismo artículo se especifica que, de igual manera, el


Ejecutivo Nacional puede elevar de nuevo el impuesto de explotación ya rebajado
hasta ubicarse en su monto original. Todas esas condiciones fueron obviadas con
alborozo. Existía apremio por demostrar a los futuros inversionistas que el Estado
no escatimaría esfuerzos en adoptar medidas de cualquier naturaleza para confe-
rirles todas las ventajas que solicitaban.

De esa manera, en el documento “Consideraciones de la fórmula de ajuste para de-


sarrollos de baja rentabilidad” se establece que la tasa de regalía estará en función
de la variación de la rentabilidad del proyecto y se especifica que para proyectos
con costos que no resulten comerciales o tengan una rentabilidad marginal, se ba-
sará en la tasa interna de retorno (TIR). Y “en función de ese indicador económico
se determina la tasa inicial de regalía”, en los términos siguientes:

1. Del 1% para proyectos cuya TIR sea menor de 12%.

2. Entre 1% y 16,67% para proyectos que se encuentren entre 12% y 20%.

3. Se aplicará el 16,67% para proyectos cuya TIR sea mayor o igual a 20%.

Es indudable que, dada la experiencia que tienen las empresas transnacionales en


las manipulaciones contables y financieras, se las ingeniarán para obtener el ma-
yor beneficio posible con la aplicación de ese instrumento.

Otra fórmula ideada por Pdvsa para otorgarle mayores incentivos a los inversio-
nistas se encuentra en el documento “Determinación de un factor fiscal por área
para el cálculo del valor mercantil”20, en el cual “se analiza y evalúa el efecto de
considerar un factor fiscal por área que permita calcular el valor mercantil del
crudo para el pago de la regalía” ... “Esta evaluación se realiza, considerando muy
especialmente las grandes inversiones y gastos requeridos en infraestructura, man-
tenimiento y conservación para el transporte de los hidrocarburos desde el campo
de producción hasta el terminal de embarque”. Y se deslinda que “el factor fiscal

20  Para un análisis exhaustivo del cálculo del valor mercantil de la regalía petrolera, véase el libro
El despojo de Venezuela. Los precios del petróleo, de Gastón Parra Luzardo. Ediluz, 1979.

274 De la nacionalización a la apertura petrolera


actualmente aplicado de 0,94521 no permite reflejar estos desembolsos”, y, por
tanto, se decide establecer nuevos factores fiscales inferiores para ser aplicados a
las siguientes zonas geográficas:

Occidente (La Ceiba, Catatumbo) 0,793


Centrooccidente (Guanare, San Carlos, El Sombrero) 0,852
Oriente (Punta Pescador, Golfo de Paria Este, Golfo
de Paria Oeste, Guarapiche y Delta Centro) 0,763

La aplicación de esos factores fiscales tendrá efectos en el resultado de la fórmula


para determinar el valor mercantil de la regalía petrolera y, por supuesto, se pro-
ducirá una drástica disminución de la tasa de regalía aplicable a la producción de
petróleo crudo extraído con incidencias favorables en la participación del Estado
en las ganancias (PEG). El propio Presidente de Corpoven declaró que el 16,67%
que debería obtenerse por la regalía petrolera se reduciría al 5%22.

Todos esos incentivos al capital externo petrolero, solicitados por Pdvsa al Mi-
nisterio de Energía y Minas, fueron incorporados en cada uno de los ocho (8)
convenios de asociación que resultaron aprobados por el Congreso Nacional. Así,
por ejemplo, conviene señalar que el Convenio de Asociación para la exploración
y subsiguiente explotación del área La Ceiba, acordado por la CVP y los inver-
sionistas (Mobil Venezolana de Petróleos, Inc.; Veba Oil Venezuela Explotation
GMBH y Nippon Oil Exploration [Venezuela], Inc.), en el capítulo I de las De-
finiciones, al referirse al “impuesto de explotación” aclara que el mismo “será
calculado de acuerdo con el artículo 41 de la Ley de Hidrocarburos y del Con-
venio entre el Ministerio de Energía y Minas y la CVP respecto a la alícuota del
impuesto de explotación sobre los hidrocarburos producidos en el área, celebrado
de acuerdo con el mismo artículo y la condición vigesimoprimera” (del Marco de
condiciones para la celebración de los convenios), y en el capítulo X (Impuesto de
explotación), de los aspectos atinentes a los procedimientos contables del referido
convenio,23 se expresa lo siguiente: “Para la fecha de este Convenio, el operador
calculará el Impuesto de Explotación sobre la base (i) del artículo 41 de la Ley de
Hidrocarburos y (ii) el convenio de fecha 5 de diciembre de 1995 entre CVP y el
Ministerio de Energía y Minas (el Convenio sobre Impuesto de Explotación)”.

El Congreso Nacional no solicitó a la CVP y al Ministerio de Energía y Minas la


entrega del convenio acordado para discutir a fondo todos los aspectos inherentes
a este caso y poder, en conocimiento de causa, esclarecer si lo allí establecido
excedía o no a lo estipulado en el artículo 41 de la Ley de Hidrocarburos y en la

21  Ese factor fiscal (0,945) es lo establecido en los convenios suscritos en el año 1988 entre el
Ministerio y las empresas.
22  Economía Hoy, Caracas, 24/01/96.
23  Véase Convenio de Asociación acordado por la CVP y los inversionistas por el Consejo de Mi-
nistros con fecha 06 de marzo de 1996. Copia mimeografiada del documento enviado al Congreso de
la República.

Pdvsa y el dominio transnacional 275


cláusula vigesimoprimera del Marco de condiciones para la apertura y, por tanto,
precisar si ello tomaba en cuenta el interés nacional del Estado venezolano.

Recuperación acelerada de las inversiones

Es lógico y razonable que las inversiones realizadas para el desarrollo de las ac-
tividades económicas se recuperen, a través de las asignaciones de consumo de
capital (depreciación, amortización, etcétera), dentro de un plazo razonable. Se
trata de distribuir la inversión en el número probable de años de la vida útil de
los bienes de capital a utilizarse en la producción. De allí que la propia Ley del
Impuesto sobre la Renta, en su numeral 5 del artículo 27 del capítulo III (De las
Deducciones y del Enriquecimiento Neto) establece como deducible para el pago
de impuestos,

una cantidad razonable para atender la depreciación de los activos permanentes y la


amortización del costo de otros elementos invertidos en la producción de la renta,
siempre que dichos bienes estén situados en el país y tal deducción no se haya imputado
al costo...

Para proceder con tales fines existen, desde el punto de vista de los procedimientos
contables, varios métodos para calcular la cantidad por depreciar y amortizar.

Pero, sin duda alguna que, dadas las incidencias que tales deducciones tienen para
la percepción fiscal del Estado, resulta de crucial importancia para la nación ve-
nezolana, deslindar el alcance de los conceptos de amortización y depreciación,
como elementos de costos para la determinación de la masa gravable. Y en el caso
específico de la industria petrolera, es básico, dentro de la estructura de costos,
la aplicación correcta y adecuada de las asignaciones de consumo para el capital.
De allí que resulta imperativo el análisis, evaluación y formulación de criterios
adecuados para la elaboración de un sistema de contabilidad y procedimientos
financieros para la industria petrolera.

La experiencia histórica vivida por nuestro país constituye un fiel testimonio de


cómo las corporaciones petroleras internacionales, durante la etapa de las conce-
siones, manipularon descaradamente las partidas correspondientes a la deprecia-
ción, amortización y agotamiento y, en líneas generales, de los costos con el fin de
pagar menos impuestos al fisco nacional. Para nadie es un secreto que las inversio-
nes realizadas por las transnacionales petroleras en Venezuela fueron recuperadas
en varias oportunidades24 y aun hoy, con el manejo de la industria petrolera por
Pdvsa, no se aplican los controles adecuados y necesarios que se requieren para

24  En el propio Estados Unidos, de acuerdo con “un estudio del año de 1947 hecho por el Departa-
mento de Tesorería, mostró que las compañías petroleras con activos de más de 100 millones dedujeron
por la vía del por ciento de agotamiento 16 veces más de lo que hubieran podido deducir si hubieran
seguido los métodos normales de depreciación sobre la base de costo original”. Véase el libro de En-
gler, Robert. Política petrolera. México: FCE, 1era. edición en español, 1966, p. 165.

276 De la nacionalización a la apertura petrolera


verificar si los costos declarados corresponden realmente a los factores utilizados
en el proceso productivo y a su uso racional. Actualmente existe ausencia de esos
controles. Sin embargo, el Ejecutivo Nacional, con la finalidad de conferir a los
inversionistas foráneos más incentivos fiscales, tendentes a otorgar seguridades y
privilegios para defraudar aún más la participación nacional, autorizó la acelera-
ción de las asignaciones para el consumo de capital, es decir, permitir que las in-
versiones por realizarse en las actividades petroleras, de acuerdo con los convenios
de asociación, se recuperen en cinco (5) años, en vez de 15 años25 y, por supuesto,
que disminuyan los flujos de pagos por concepto de Impuesto sobre la Renta.

En efecto, con fecha 17 de enero de 1996, el señor Presidente de la República


promulgó el Decreto N° 1.02826, mediante el cual se decretó el Reglamento Par-
cial de la Ley de Impuesto sobre la Renta en Materia de Depreciación y Amor-
tización de Inversiones para los contribuyentes dedicados a la explotación de
hidrocarburos. En el capítulo III, artículo 4, se precisa:

La depreciación de los activos a que se contrae el artículo 2 de este Reglamento, se


efectuará de acuerdo al método de la línea recta. A tales efectos, corresponderá al con-
tribuyente la determinación de la vida útil probable a ser aplicada, la cual en ningún
caso podrá ser menor de cinco (5) años (destacado nuestro).

Se consagra en ese decreto que la amortización “se hará mediante el sistema de


agotamiento, para cuyos efectos se tomará como base de cálculo el total de las
reservas probadas a ser explotadas en cada área de desarrollo, durante la vigencia
del convenio de asociación correspondiente. La alícuota a ser amortizada en cada
ejercicio será igual al cociente del monto total de la inversión menos la amortiza-
ción acumulada, entre las reservas probadas remanentes a ser explotadas durante
la vigencia del convenio de asociación de que se trate”, y se agrega que

los gastos directos incurridos en los pozos que resultaren secos, durante la etapa explo-
ratoria, podrán capitalizarse y amortizarse conforme al método previsto en ese artículo
o de acuerdo al método de línea recta, para un período de amortización que en ningún
caso podrá ser inferior a tres (3) años (destacado nuestro).

A este respecto, no debe olvidarse que sido práctica contable de las compañías pe-
troleras trasladar los gastos realizados en los pozos que resultan secos a los pozos
productivos. Y el artículo 7 reza que:

la amortización de los gastos de perforación de pozos de explotación y otros gastos de


desarrollo, tangibles o intangibles, se hará mediante el sistema de agotamiento, a cuyo
efecto servirá de base de cálculo el total de las reservas probadas a ser explotadas en

25  En 1968 se otorgaron estímulos a la Creole Petroleum Corporation para la construcción de la


planta de desulfuración, entre ellos el de autorizar una depreciación acelerada sobre la inversión, en
cinco años, que a juicio de algunos funcionarios del MMH, la vida útil ha debido ser de 15 años (véase
el libro de Francisco Álvarez Chacín. Secretos petroleros contra Venezuela. Caracas, 1970).
26  Véase Gaceta Oficial N° 35.882 del 18 de enero de 1996.

Pdvsa y el dominio transnacional 277


cada área de desarrollo, durante la vigencia del Convenio de Asociación correspon-
diente (destacado nuestro).

La autorización de aplicar una depreciación acelerada de tal alcance no puede atri-


buirse a ninguna conveniencia nacional, ni significa el simplismo de admitir que
si bien la medida adoptada implica un sacrificio fiscal durante los cinco (5) años
de vida útil probable del bien, a partir del sexto (6) año, tanto la renta neta como
los impuestos por cancelarse, se incrementarán y, por tanto, el sacrificio fiscal se
verá compensado. Ésa es una vieja trampa para incentivar una mayor inversión
que, según pasadas experiencias, no genera ahorro interno en la medida en que
casi siempre es anunciada, con las nefastas consecuencias que se conocen para
nuestros países.

En la historia petrolera venezolana son “innumerables los casos verdaderamente


increíbles que se presentan y las prácticas de que se valen las grandes corporacio-
nes para defraudar los derechos fiscales”27.

Medidas de esa naturaleza significan ceder más ventajas a los mecanismos de


acumulación de las corporaciones foráneas, denotan ilimitada complacencia y
quebrantan el genuino interés fiscal de la nación. Además, es importante precisar
que la recuperación del capital mediante asignaciones aceleradas hace totalmente
nulos los efectos externos de la inversión, la cual queda convertida en una auto-
inversión; el hecho económico pasa a constituir una autofinanciación, una contri-
bución propia, que se traduce en beneficio de los que nominalmente figuran como
realizando la inversión externa.

Materia que amerita un análisis particular lo constituye lo referente al hecho de


establecer que la amortización se hará mediante el sistema de agotamiento y que
la alícuota por ser amortizada será igual al cociente del monto total de la inversión
menos la amortización acumulada, entre las reservas probadas remanentes por ser
explotadas. La multiplicación del volumen de hidrocarburos por la alícuota deter-
minará la amortización relativa28.

Es indudable que para el cálculo real de la amortización permitida se requiere de


serios controles por parte del Estado, que lamentablemente no se puede ni convie-
ne dejar en manos exclusivas de Pdvsa, dado que su actuación, como parte de la
empresa mixta por formarse, es más como núcleo empresarial que como empresa
estatal que administra directamente la industria petrolera nacional.

Todas las variables que intervienen para el cálculo de la amortización serán pro-
vistas por empresas y, por tanto, podrán ser manipuladas en favor de sus intereses
muy particulares. Así, por ejemplo, el monto de las reservas probadas remanentes

27  Juan Pablo Pérez Alfonzo. Petróleo y dependencia. Caracas: Editorial Síntesis Dos Mil, 1971, p. 148.
28  De acuerdo con algunos tratadistas, el concepto de agotamiento sólo y únicamente debe ser admi-
tido como un método para amortizar algunos bienes.

278 De la nacionalización a la apertura petrolera


por ser explotadas, que constituye el denominador en la fórmula, queda prácti-
camente a la libre decisión de la empresa, lo cual le permite manipular para su
beneficio los resultados, disminuyendo, por supuesto, la participación fiscal del
Estado.

Por otro lado, conviene delimitar que por ser la nación venezolana propietaria
del recurso natural por ser explotado, no procede el agotamiento en beneficio de
la empresa, en todo caso, ello le correspondería con pleno derecho al Estado, en
virtud de la extinción de la riqueza nacional, de la disminución de su activo. De
allí que en las bases de contratación para los convenios en los cinco (5) bloques
seleccionados en la zona sur del lago de Maracaibo, aprobadas por el Congreso
de la República el 5/8/70, se estableció que “La contratista pagará a la CVP por
concepto de agotamiento una cantidad equivalente a un cinco por ciento (5%) de
la regalía pagada”29, aspecto este, por cierto, que no fue tomado en consideración
en los “convenios de asociación”.

De tan capital importancia se estima la consideración del agotamiento de las ri-


quezas naturales, así como la conveniencia de tratar de ponerle cese a los excesos
cometidos, por parte de los inversionistas foráneos, en su afán de lograr una mayor
transferencia del excedente económico que el “régimen común de tratamiento a
los capitales extranjeros y sobre marcas, patentes, licencias y regalías”, conocido
como Decisión 24 del Acuerdo de Cartagena, aprobado el 31 de diciembre de
1970. En el artículo 40, correspondiente al capítulo III de las Normas Especiales
por sectores, se dispone que “Los países miembros no autorizarán deducciones por
agotamiento para fines tributarios a las empresas que inviertan en este sector”.

Ha sido tan impúdico la utilización de la llamada “cuota de agotamiento”, por


parte de las empresas transnacionales del petróleo, con fines de la evasión fiscal,
que el presidente de los Estados Unidos, señor Harry S. Truman, en su mensaje
final de 1950, afirmó: “No conozco otra escapatoria tan inequitativa en las leyes
fiscales como las exenciones excesivas por agotamiento de que ahora disfrutan los
intereses petroleros y mineros”30.

El ajuste por inflación

En Venezuela se permite con fines de la determinación de la renta gravable, el


“ajuste por inflación”31. Se trata de proteger al inversionista del proceso de la in-
flación. Y ello en un país como el nuestro, donde los factores estructurales de ese
mal resultan difíciles de subsanarse, de erradicarse, sin que se lleve a efecto una

29  Gaceta Oficial N° 1.430 extraordinario, Caracas, 09/09/1970.


30  Reimpreso en Revenue revision of 1950. Audiencias ante la Comisión de Medios y Arbitrios,
Citado por Robert Engler en su libro La política petrolera. FCE, 1966, p. 169.
31  El adoptar esta tesis suscitó encendidas polémicas en el país, por estimar algunos que no era con-
veniente. La misma se presta a serias manipulaciones.

Pdvsa y el dominio transnacional 279


transformación del sistema y, por tanto, que los elementos propagadores perduren
en el tiempo, reviste alcances ilimitados y de mucha significación.

En el caso de las actividades petroleras y, específicamente, en los convenios sus-


critos por la CVP con los inversionistas, se establece en la parte correspondiente
de los procedimientos contables que “Las partidas de los libros en bolívares del
operador serán ajustadas por inflación y devaluación en bolívares, de acuerdo con
los ajustes por inflación y devaluación aplicables a los efectos del Impuesto sobre
la Renta venezolano”, y más adelante se especifica que “Los costos operativos
permitidos y los costos de capital permitidos para cualquier área de desarrollo... se
calculará después de aplicar cualquier ajuste por inflación o devaluación”32.

Es indudable que el ajuste por inflación tiene incidencias desfavorables en la re-


caudación fiscal33. Ciertamente, durante el ejercicio contable-financiero de Pdvsa,
correspondiente a 1995, la aplicación del ajuste por inflación significó una rebaja
del 18,7% respecto de la tasa nominal para la actividad petrolera. De este beneficio
participarán ahora, a través de los convenios, las empresas transnacionales.

Aumento de la tasa de crédito fiscal por inversión

También se tiene información en torno al posible acuerdo para incrementar la tasa


de crédito fiscal por inversión, que actualmente es de 8%. De igual manera, se
concede una rebaja adicional de impuesto de 4% sobre el costo total de las nuevas
inversiones hechas en exploración, perforación, transporte y almacenamiento has-
ta el punto de embarque o lugar de refinación en el país; recuperación secundaria,
aprovechamiento, conservación y almacenamiento de gas, incluido el licuado y la
valoración de hidrocarburos y los egresos por concepto de investigación.

Conforme a lo dispuesto en el parágrafo único del artículo 57 de la Ley de Impuesto


sobre la Renta, las rebajas contempladas no podrán exceder en el ejercicio del 2% del
enriquecimiento global neto del contribuyente. Así mismo, se especifica que “cuan-
do el total de las rebajas previstas en este artículo sea mayor del 2% del enriqueci-
miento global neto del contribuyente, el excedente podrá traspasarse hasta los tres
(3) años siguientes del ejercicio respectivo”. De forma tal que, como la tasa nominal
para gravar los enriquecimientos obtenidos por los contribuyentes que se dedican a

32  Véase el Convenio de Asociación suscrito por la CVP con las compañías extranjeras. Copia mi-
meografiada, p. D-7.
33  “El procedimiento de ajuste por inflación hace una gran diferencia en una compañía como Pdvsa,
en la cual en números redondos la depreciación ajustada por inflación representó, aproximadamente,
Bs. 425.000 millones el año pasado en comparación con apenas Bs. 148.000 millones al cálculo sobre
la base de su costo histórico. El procedimiento de ajuste por inflación le permitió a Pdvsa generar
un flujo de caja adicional de Bs. 180.000 millones (igual a 65,5% de la diferencia entre Bs. 425.000
millones y Bs. 148.000 millones)”. Estudio de Veneconomía. El Universal, 16/05/96. De todos esos
beneficios adicionales, y aún más, disfrutará el inversionista extranjero. Beneficio que, por concepto
de ajuste por inflación, no perciben las corporaciones petroleras en los propios EE UU, por no estar
permitido por la ley.

280 De la nacionalización a la apertura petrolera


la explotación de hidrocarburos y demás actividades conexas, es del 67,7%, en rea-
lidad, al aplicarse la rebaja contemplada en el parágrafo único del artículo 57, la tasa
efectiva por ser adoptada será del 65,7%, es decir, una rebaja del 2%.

Al aumentarse las rebajas a las cuales hemos hecho referencia, se sacrifica de nue-
vo al fisco nacional, dado que la tasa efectiva por ser aplicada disminuirá y, por
otra parte, el contribuyente gozará del beneficio de poder trasladar el excedente
acumulado, que en este caso será mayor, durante un lapso superior a los tres (3)
años establecidos en la vigente Ley de Impuesto sobre la Renta.

Como resultado de la aplicación del conjunto de liberalidades otorgadas al capital


transnacional petrolero, en el mejor de los casos, la participación del fisco nacio-
nal, en términos porcentuales, tal cual propalan con euforia los apologistas de la
apertura, podría alcanzar a 85%34. En relación con este aspecto, abrigamos serias
dudas por las razones expuestas en el trabajo “La apertura petrolera, los cambios
mundiales y la economía venezolana”35. La verdad es que en cifras absolutas la
participación fiscal tiende a disminuir significativamente respecto del total de in-
gresos generados, por efecto del incremento exagerado de los costos, producto,
entre otros factores, de los incentivos concedidos.

Presiones transnacionales

A raíz de haberse declarado desiertas las áreas El Sombrero y Catatumbo, surgió


una serie de comentarios dignos de resaltar. Por ejemplo:

Los representantes de las compañías extranjeras recordaron sus viejos fantasmas en cuanto
al elevado régimen impositivo y a la necesidad de ofrecer un impuesto diferenciado para
campos como El Sombrero, donde se presume existen grandes yacimientos de gas36.

El presidente de la CVP, Juan Szabo, al comentar las posibles razones por las
cuales las áreas El Sombrero y Catatumbo quedaron desiertas, señaló que “Los
estudios que realiza la CVP es ver qué se puede hacer con estas áreas, para ha-
cerlas más atractivas y despertar el interés de los inversionistas privados”; y más
adelante precisó:

Entre las posibilidades que maneja la petrolera estatal puede añadirse la creación de
un régimen especial para las mismas, similar al que impera para los convenios de

34  La tasa efectiva para el sector petrolero ha venido disminuyendo durante los últimos años. En
1992, fue de 91,1%, en 1993 de 80,4%, en 1994 de 70,0%, en 1995 de 57,8% y en 1996 se incrementó
muy levemente, al ubicarse en 59,7%; y la tasa efectiva consolidada del Impuesto sobre la Renta, cal-
culada sobre los estados financieros en dólares, pasó de 78,4% a 58,1% –después de haberse situado en
44,1% en 1995– durante el lapso 1992-1996. Véase el Informe Anual de Petróleos de Venezuela, 1994,
1995 y 1996; pp. 68, 77 y 91, respectivamente.
35  Véase el trabajo “La apertura petrolera, los cambios mundiales y la economía venezolana” de
Gastón Parra Luzardo. Ob. cit.
36  Economía Hoy, Caracas, 30-01-96.

Pdvsa y el dominio transnacional 281


campos marginados en el cual goza de una regalía mucho más baja a la convencional37
(destacado nuestro).

Precisamente, en el caso de la reactivación de los campos marginales de Uracoa


y Pedernales, la tasa de regalía se redujo al 1%; en vez de aplicarse el 16,2/3%, y
Ronald Wilson, vocero de la Mobil, comentó que “la disposición de la Compañía a
invertir en mayor proporción en Venezuela dependerá de una serie de cambios que
se produzcan, sobre todo, en el área fiscal”38 (destacado nuestro). Y en carta del
16/02/96, enviada por Wilson al presidente de Petróleos de Venezuela, ingeniero
Luis Giusti, le solicitaba

mejoras sustantivas adicionales esenciales en áreas claves como: 1º Reformar la Ley


Orgánica del Impuesto; 2º Reformar la Ley de Nacionalización, para aclarar que las
compañías comprendidas en el artículo 5 de la Ley están exentas del pago de impuestos
municipales; 3º Modificar las regulaciones del control de cambios; y 4º Exención
del impuesto de las ventas al mayor para las fases de exploración y desarrollo de los
proyectos39.

En este orden de ideas, el vicepresidente y director de Exxon Corporation, señor


Harry Longwell, en la conferencia sobre petróleo: Apertura al Siglo xxi, en foro
organizado por el Centro Internacional de Educación y Desarrollo (CIED), mani-
festó que en relación con los convenios de asociación existentes en la política de
apertura petrolera en Venezuela, “se requiere un nuevo marco jurídico y legal que
estimule a los consorcios y empresas que toman parte en este proyecto y, sobre
todo, que se respeten los contratos ya firmados”40. En igual sentido declaró a la
prensa el señor Pierre Marie Argand, director general de Elf Aquitaine, y el Presi-
dente de Amoco advirtió que “los términos y condiciones del régimen impositivo
son duros y críticos...”41. Todas estas declaraciones demuestran, sin duda alguna,
que los inversionistas extranjeros, en fe de que lo obtendrán, procuran la pronta
modificación de la legislación tributaria petrolera.

De igual manera, se afirma que la verdadera razón por la cual la Exxon y la Shell
no obtuvieron áreas para explotar y explorar fue la de considerar muy elevado el
régimen fiscal. Todo ello confirma que existen presiones externas e internas para
obligar al Ejecutivo Nacional a proponer ante el Congreso de la República la in-
mediata modificación de la Ley de Impuesto sobre la Renta, con el objeto de que
se disminuya la tasa impositiva para las actividades petroleras, aun tratándose de
petróleos livianos y medianos y de áreas de elevada prosperidad, como lo son las
diez (10) áreas que fueron licitadas.

37  Ibíd.
38  El Globo, Caracas, 22-01-96.
39  Copia mimeografiada. El texto de la carta puede consultarse en el libro Clientes negros, de José
Enrique Arrioja. Colección Ares. Libros de El Nacional, 1998, pp. 149-150.
40  El Universal, Caracas, 22/11/96.
41  Economía Hoy, Caracas, 21/11/96.

282 De la nacionalización a la apertura petrolera


Y, ciertamente, cónsono con las exigencias y presiones ejercidas por las empresas
transnacionales del petróleo, la cúpula gerencial de Petróleos de Venezuela ha ve-
nido trabajando en la propuesta sobre la modificación de la actual Ley de Impuesto
sobre la Renta y de la Ley de Hidrocarburos, con el objeto de otorgar a los inver-
sionistas extranjeros mayores ventajas fiscales42. Con esa concepción, el presiden-
te de Pdvsa, ingeniero Luis Giusti, anunció que “En algunas de las actividades
petroleras el esquema tributario actual no favorece inversiones rentables”43.

Contenido de las principales cláusulas de los ocho (8) convenios


aprobados por el Congreso

En ocasión de discutirse en el Congreso Nacional el proyecto del Marco de condi-


ciones a los fines de la celebración de los convenios de asociación para la explo-
ración a riesgo de nuevas áreas y la producción de hidrocarburos bajo el esquema
de ganancias compartidas, advertíamos que la apertura petrolera, en los términos
propuestos por Pdvsa, no era conveniente para el país y que, en verdad, de lo que
se trataba era de despojar al Estado de la facultad de planificar y desarrollar una
estrategia propia en beneficio de la sociedad venezolana, avanzándose de esa ma-
nera hacia la privatización petrolera. Con esa concepción fue elaborado el Marco
de condiciones, aprobado por el Congreso de la República el 4 de julio de 1995,
mediante el cual se rigen los convenios de asociación.

Pero ahora resulta que en los ocho (8) convenios de asociación, firmados con los
monopolios petroleros internacionales para el desarrollo de las actividades de hi-
drocarburos, se profundiza aún más hacia la desintegración de la industria petro-
lera nacional, desbordándose el propio contenido de las principales cláusulas que
conforman el referido Marco de condiciones, tal como lo precisamos en el caso
específico de la regalía petrolera.

Del Comité de Control

Hemos sustentado la tesis de que lo establecido en la cláusula cuarta del Convenio


de Asociación, aprobado por el Congreso de la República el 4 de julio de 1995,
viola el artículo 5 de la Ley Orgánica que Reserva al Estado la Industria y el Co-
mercio de los Hidrocarburos. Pero, ocurre que la deformación de los aspectos le-
gales para consolidar la pérdida del control por parte del Estado de las actividades
petroleras, llega a extremos increíbles y humillantes, que entristecen la verdad. No

42  En la propuesta elaborada por Pdvsa, según Ramón Espinasa, se determina que: “En la fase de
producción habría que ir a un esquema lineal de acuerdo con la rentabilidad; en segundo término,
definir un sistema de precios de transferencia, que hoy en día es posible, pues el mercado es muy trans-
parente; y aplicar 34% del ISLR a la refinación de los hidrocarburos”. Y en referencia a la posibilidad
de instituir un trato diferencial de la regalía petrolera, manifestó que: “Eso está en discusión”, en todo
caso el objetivo es establecer “un impuesto específico al petróleo que sustituirá a los actuales”. El
Nacional, Caracas, 19/01/1997.
43  Economía Hoy, Caracas, 19/11/96.

Pdvsa y el dominio transnacional 283


otra consideración puede inferirse de lo acordado por los representantes de la CVP,
filial de Pdvsa y del Ejecutivo Nacional al suscribir un convenio de asociación con
las corporaciones petroleras internacionales para la exploración, descubrimiento,
evaluación, desarrollo y explotación de yacimientos comerciales de hidrocarburos
en el área de La Ceiba, donde se especifican las decisiones fundamentales que de-
berán ser sometidas al Comité de Control para su aprobación, determinando que en
el caso de que:

Los representantes de la CVP voten en contra de una propuesta que sea votada favora-
blemente por los representantes de las inversionistas, dichos representantes de la CVP
proveerá a la brevedad una declaración por escrito a los representantes de los inver-
sionistas contentiva de la razón por la cual votaron contra la propuesta, identificando
la manera en la cual tal propuesta es inconsistente con el interés nacional del Estado
venezolano44.

Con penas y razones jurídicas y nacionales, el doctor Carlos Leáñez Sievert, jefe
de la Oficina de Investigación y Asesoría del Congreso, opinó que

...la impropiedad de lo señalado se acentúa porque está orientada a preparar acciones


judiciales. Y en todo caso –precisó– que se requiere hacer una manifestación así, sería
ante la CVP, Pdvsa, el Ministerio de Energía y Minas, una comisión parlamentaria
investigadora o la Contraloría General de la República45.

Pero no satisfechos con el terreno cedido, se exigió más, llegándose al extremo de


admitir el hecho inusitado de que:

Los inversionistas tendrán derecho de someter dichas decisiones a la Corte Suprema


de Justicia de la República de Venezuela, o a cualquier otro tribunal venezolano com-
petente, mediante cualquier acción que fuere procedente, a fin de determinar si los
representantes de CVP tomaron en cuenta el interés nacional del Estado venezolano al
decidir cómo votar46.

Es indudable que condiciones como éstas, impuestas por los inversionistas extran-
jeros y aceptadas por la cúpula gerencial de Petróleos de Venezuela y el Ejecutivo
Nacional, han debido ser rechazadas por el Congreso de la República, en razón de su
inconveniencia, por conllevar una dosis de coerción y, en definitiva, por ser lesivas
a los intereses nacionales. Además, la dinámica del negocio petrolero no tolera el
diferimiento, en el tiempo, de las decisiones que deben ser asumidas con celeridad.

44  Véase Convenio de Asociación entre la Corporación Venezolana del Petróleo, S.A. y Mobil Vene-
zolana de Petróleo, Inc., Veba Oil Venezuela Exploration GMBH y Nippon Oil Exploration (Venezue-
la), Inc. La Ceiba. Copia mimeografiada, p. 14.
45  Documento presentado al Presidente de la Comisión Bicameral de Energía y Minas del Congreso
Nacional. Copia mimeografiada, 1996, p. 4.
46  Convenio de Asociación. Documento citado, p. 14.

284 De la nacionalización a la apertura petrolera


De la transferencia tecnológica

Otra de las condiciones que aparece en los ocho (8) convenios de asociación es la
referente a la transferencia de tecnología. Así, en el contrato firmado para el desa-
rrollo de las actividades en el área de La Ceiba, la cláusula 26.1 señala que:

Toda la información adquirida o desarrollada durante la ejecución de actividades


relacionadas con el proyecto, así como todos los borradores y la versión final de
cualesquiera dibujos, diseños, planos de ingeniería y otros planos, modelos, resulta-
dos de perforación, núcleos, riesgos, reportes, archivos, estudios u otra información,
materiales y documentos elaborados u obtenidos durante el transcurso de operaciones
relacionadas con el proyecto (...) serán propiedad conjunta de las partes, siempre y
cuando los costos correspondientes se paguen directa o indirectamente de una cuenta
bancaria conjunta, de acuerdo con los procedimientos contables, excepto por aquellos
desarrollos de información tecnológica y comercial que puedan ser objeto de propiedad
y de documentos relacionados con tales desarrollos, los cuales serán propiedad de la
parte o de las partes que desarrollan tal información...47 (destacado nuestro).

Esta condición restringe, sin lugar a dudas, la posibilidad de que pueda darse una
genuina transferencia tecnológica –cuando más técnica– que realmente coadyu-
ve al desarrollo del país. De esa forma no se logra una “eficaz transferencia de
tecnología foránea”, tal cual se contempla en la cláusula decimocuarta del propio
“Marco de condiciones” mediante el cual se rigen los convenios de asociación,
ni mucho menos lo consagrado en la cláusula vigésima, en cuanto a que la em-
presa nacional “tendrá pleno acceso a toda información, datos y recaudos que se
produzcan por o para los inversionistas con ocasión de las actividades amparadas
por el Convenio”.

Todo eso revela que la cúpula gerencial de Pdvsa y el Ejecutivo Nacional se


extralimitaron en el contenido de lo establecido en los convenios de asociación
aprobados por el Congreso el 4 de julio de 1996 y, por supuesto, la mayoría de
senadores y diputados incurrieron en una gran contradicción y error al darle su
aprobación.

En la cláusula 31.2 del mismo contrato de La Ceiba se establece que “Los in-
versionistas y CVP acuerdan facilitar en términos razonables, sus experticias
técnicas y tecnología más avanzada para que sean usadas en las actividades del
Proyecto...”48 (destacado nuestro). ¿Cómo explicar que en un contrato de tanta
trascendencia para el país no se precisen los términos mediante los cuales se daría
la transferencia tecnológica? Con razón y en defensa de los auténticos intereses
nacionales, la diputada Lelis Páez, al intervenir en el debate escenificado en el
Congreso para considerar los ocho (8) convenios en referencia, formuló las si-
guientes interrogantes:

47  Ibíd., p. 74.


48  Ibíd., p. 84.

Pdvsa y el dominio transnacional 285


¿Es que Pdvsa no tenía términos razonables para incluirlos allí de manera explícita
y firme en lugar de tan ambigua y frágil expresión? ¿Es que acaso Intevep no co-
noce cuáles son los términos razonables en que puede establecerse contractualmente
la transferencia tecnológica en ese ámbito? ¿Qué relevancia tiene la misma en las
posibilidades de hacer transferencia tecnológica?49.

Todo eso confirma que con la apertura petrolera se está muy lejos de lograr una
auténtica transferencia tecnológica en beneficio del país, y que la industria pe-
trolera nacional continuará carente de tecnología propia y, por tanto, amarrada
a los paquetes técnicos contratados en los países industrializados que la han
monopolizado.

Del medio ambiente natural

Venezuela es un buen ejemplo fidedigno de cómo las empresas transnacionales, a


través de la exploración y explotación irracional de los hidrocarburos, ocasionaron
daños irreversibles y catastróficos al medio ambiente natural del país.

¿Será posible que con el proceso de la apertura petrolera, y con ello, el regreso de
las corporaciones petroleras internacionales, se apliquen realmente las medidas
eficaces para prevenir, conservar y evitar la destrucción del ambiente?

Si bien en los contratos firmados para el desarrollo de las actividades petroleras


en las ocho (8) áreas adjudicadas a los inversionistas, se especifica que deberá es-
tablecerse “un programa de protección ambiental relativo a todas las operaciones
llevadas a cabo en relación con el proyecto...”, debe advertirse que con ello no se
logra simplemente a través de un enunciado de carácter general. Se requiere de
procedimientos adecuados, operar en forma segura, utilizar las tecnologías más
limpias, apropiadas y seguras desde el punto de vista ambiental e instrumentar
verdaderos programas de mantenimiento y permanente vigilancia y todo ello está
ausente en el contenido de las cláusulas 24,1 y 24,2 del Convenio de Asociación
para la Exploración y Explotación del Área La Ceiba.

De igual manera, resulta inconveniente para el país lo establecido en la cláusula


24,3 en la cual se afirma que después de la fecha de celebración del conve-
nio “...los inversionistas, a su opción podrán preparar o hacer que se prepare
un estudio ambiental para evaluar las condiciones ambientales existentes en
el área”50. ¿Qué argumentos y razones privaron en los mentores de la apertura
petrolera para dejar un asunto de vital importancia para el país a la conveniencia
de los inversionistas? Realizar la evaluación adecuada de los efectos ambien-
tales y sociales derivados de las actividades por desarrollar debe constituir una
imperativa necesidad y así ha debido establecerse.

49  Congreso de la República. Diario de Debates. Documento citado, p. 80.


50  Ibíd., p. 72.

286 De la nacionalización a la apertura petrolera


Todo induce a pensar que la depredación del ambiente natural del país se acentuará
aún más con la apertura petrolera. Así se desprende del “Informe técnico ambien-
tal. Daños al río Morichal Largo”, que la Comisión Permanente del Ambiente y
Ordenación Territorial del Senado de la República presentó a la consideración del
Congreso.

En este informe se deja claro que la actividad petrolera marcará un hito en la his-
toria del estado Monagas, “ya que el Gobierno nacional con la apertura cedió su
patrimonio natural a las transnacionales”, y:

en donde están comprometidos gran parte de los ecosistemas más frágiles de nuestro
país; estas empresas y Pdvsa ya están ejecutando las primeras fases de investigación de
campo y ejecutan labores sísmicas de 2 y 3 dimensiones, así como también las fases de
exploración sin tomar medidas mitigantes y haber realizado estudios de línea de base
para determinar la fragilidad de estos ecosistemas51.

De igual manera, se enfatiza en el informe sobre las permanentes violaciones a


la Ley Penal del Ambiente y las disposiciones contenidas en la Ley Forestal de
Suelos y Aguas y Normas de Protección. Hechos que ocurren con la complacencia
y autorización del Ministerio del Ambiente.

Los ideólogos y ejecutores de la apertura petrolera, en una u otra forma, han da-
do seguridad a los inversionistas de que no deben ni tienen por qué preocuparse
por las medidas ambientalistas. Así, por ejemplo, “Pdvsa preparó un (Convenio
Paraguas) con el Ministerio del Ambiente para que las compañías arranquen sin
mayores trámites los procesos de búsqueda de petróleo”52. Y Claus Graff, primer
vicepresidente de Pdvsa, advirtió que “el actual crecimiento económico se afecta-
ría negativamente por un impulso desproporcionado de introducir nuevas medidas
de protección ambiental, tal cual ocurrió a principios de la presente década, algunas
de ellas sin asidero científico”, agregando que “El manejo subjetivo de considera-
ciones de protección ambiental no debe convertirse en nuevas herramientas obs-
truccionistas al libre comercio, tal cual ocurrió en el caso de la comercialización de
gasolinas en Estados Unidos”53.

De lo anterior se desprende que no se acometerán las verdaderas políticas e instru-


mentos eficientes para proteger, prevenir y evitar la destrucción del medio ambiente
natural del país. Las empresas transnacionales y Pdvsa, a través de la explotación
del petróleo, continuarán, en nombre de la apertura petrolera, de la moderniza-
ción, del pragmatismo más atroz y de la teología del mercado, con la depredación
de los recursos naturales renovables, de la flora y de la fauna, de los lagos y ríos,

51  Comisión Permanente del Ambiente y Ordenación Territorial del Senado: Informe técnico am-
biental. Daños al río Morichal Largo, 1996, p. 2.
52  Taynen Hernández y José E. Arrioja, “Con expectativas de producción temprana se firmaron con-
venios de apertura”. Economía Hoy, Caracas, 11/07/96.
53  El Universal, Caracas, 30/06/1996.

Pdvsa y el dominio transnacional 287


morichales, quebradas y ocasionando serios daños a las tierras de las comunida-
des aborígenes. Es innegable que de esa forma no se logra el desarrollo del país.

De la contabilidad en dólares

Ronald Wilson, representante de la Mobil, en ocasión de haberse obtenido conjun-


tamente con las empresas Veba Oil y Nippon el área La Ceiba, declaró: “Creemos
que debe producirse una serie de modificaciones. Por ejemplo, en cuanto a la de-
preciación acelerada de activos, llevar la contabilidad en dólares y una definición
de los impuestos municipales”, y en el interés de crear incentivos para ello, agre-
gó que la “Mobil estaba dispuesta a invertir hasta 1.000 millones de dólares en
Venezuela”54. Después de estas declaraciones, el presidente de Pdvsa, Luis Giusti,
aclaró: “Ya el tema de la depreciación acelerada quedó resuelto recientemente, y
en cuanto a las cuentas en dólares se está trabajando aceleradamente”55.

El aspecto inherente a la depreciación acelerada fue analizado anteriormente, pero


interesa precisar que tanto en los convenios de asociación, acordados entre la CVP
y Pérez Companc, S.A., para la exploración del área de San Carlos, así como el co-
rrespondiente al de La Ceiba, a los cuales hemos tenido acceso, se convino en lle-
var dos juegos de libros y registros contables: uno en bolívares y otro en dólares.

En el Convenio de Asociación para el Desarrollo de las Actividades de Explo-


ración, Subsiguiente Explotación para el Área La Ceiba, se especifica que “los
libros en bolívares se usarán a los efectos de determinar las ganancias operativas
utilizadas para calcular los montos PEG, para determinar la tasa PEG (pero no el
valor agregado de la producción)”56 (destacado nuestro). En cambio, al referirse
a los libros en dólares, se especifica que los mismos “se usarán para establecer el
precio que pagará CVP por su participación en cualquier consorcio, determinar
el valor agregado de la producción en cualquier trimestre...”, etcétera. Dada la
exclusión del valor agregado en el registro de los libros en bolívares, conviene
aclarar su significado.

El valor agregado de producción es equivalente a la suma de:

i) El valor de producción de toda la producción del área de desarrollo


que esté disponible para ser levantada, conforme a la cláusula XIX
del convenio, y

ii) Valor de producción de toda la producción temprana del área de


evaluación, incluido en el área de desarrollo.

54  Economía Hoy, Caracas, 23/01/1996.


55  Ibíd.
56  Convenio de Asociación. Documento citado, p. D-6.

288 De la nacionalización a la apertura petrolera


¿Cuál puede ser el interés de las corporaciones internacionales en haber solicitado
llevar la contabilidad en dólares? ¿Por qué permitir que en los libros en dólares se
determine el valor agregado de la producción y se excluya del registro contable
en bolívares?

Es indudable que de esa manera las corporaciones petroleras tendrán mayores li-
bertades y posibilidades de manipulaciones contables y financieras para lograr sus
objetivos fiscales.

El Directorio Nacional de la Federación de Colegios de Contadores Públicos de


Venezuela, en documento57 entregado a la Comisión de Planificación de la Cáma-
ra de Diputados del Congreso Nacional, formuló serias objeciones a los estados
financieros consolidados de Petróleos de Venezuela, correspondientes al año 1995,
fundamentándose, entre otras razones, “en que los procedimientos contables en
dólares y en bolívares difieren”, con efectos en los resultados contables financieros
y por no cumplir con los principios de contabilidad de aceptación general en Vene-
zuela y, por tanto, no reflejan la situación financiera de la empresa.

Todo induce a pensar que el registro contable en dólares será el predominante y


que la mención del registro de los libros en bolívares es la simple manera de cubrir
las formalidades establecidas en el artículo 32 del Código de Comercio Venezola-
no que al efecto dice: “Todo comerciante debe llevar en idioma castellano su con-
tabilidad...”, y de esa manera evitar futuras demandas de nulidad por violaciones
expresas de las leyes nacionales.

De esa forma se acrecientan y consolidan los privilegios fiscales, de manera des-


medida, al capital extranjero y se confirma una vez más, tal cual lo señaló Robert
Engler que “Este historial de subsidios y privilegios fiscales esclarece que no es al
poder público lo que temen los petroleros. Más bien a que le temen es a un gobier-
no positivo, consecuente con el bienestar de las mayorías”58.

Y cuando se esperaba que el Congreso de la República procediera al examen ri-


guroso sobre esta materia, con la finalidad de precisar los alcances y efectos que
para la nación tendría el aprobar una condición como la propuesta por la CVP y
los inversionistas, resultó que la mayoría de los diputados y senadores le dio su
conformidad sin el análisis que tal materia amerita.

Por todos esos hechos, cada día cobra más fuerza y vigencia la solicitud de demanda
de nulidad de algunas de las cláusulas que conforman los convenios de asociación
para la exploración a riesgo de nuevas áreas y la producción de hidrocarburos bajo
el esquema de ganancias compartidas, que un grupo de prestigiosos y honorables

57  Análisis y evaluación de los Estados Financieros de Pdvsa al 31 de diciembre de 1995. Copia
mimeografiada, 1996.
58  Ob. cit., p. 191.

Pdvsa y el dominio transnacional 289


venezolanos, encabezado por el ilustre rector de la Universidad Central de Venezue-
la, doctor Simón Muñoz Armas, introdujeron ante la Corte Suprema de Justicia59.

Consolidación y desarrollo de la desnacionalización en Venezuela


La presencia y la influencia del poder petrolero transnacional no desapareció con
la promulgación de la Ley Orgánica que Reserva al Estado la Industria y el Co-
mercio de los Hidrocarburos. “El artículo 5 preanunciaba hace veinte (20) años la
llamada apertura petrolera ahora de actualidad”60. Desde el inicio de la promulga-
ción de la Ley de Nacionalización surgieron los contratos de comercialización y de
asistencia técnica, mediante los cuales las ex concesionarias conservaron su domi-
nio sobre la actividad petrolera. Continuaron los contratos para la formulación de
los llamados megaproyectos para explotar el petróleo extrapesado de la Faja del
Orinoco, firmados con la Bechtel Corporation, que al final resultó en un rotundo
fracaso con significativas pérdidas de millones de dólares para el país.

Posteriormente, fueron firmados contratos con empresas privadas internacionales


para la “reactivación de campos marginales o inactivos”, con la denominación de
“convenios operativos”, con lo cual se evitaba tener que recurrir al Congreso de la
República para su aprobación. Conviene precisar que los llamados “campos mar-
ginales” fueron calificados así, dada la baja productividad de sus pozos, cuando
el precio del barril del crudo era inferior a los dos (2) dólares, pero a los precios
actuales esos campos dejan de ser marginales. De igual manera, bajo la modalidad
de “convenio operativo” fue suscrito un acuerdo con la empresa Chevron, con el
objeto de iniciar actividades de producción en Campo Boscán del estado Zulia.

Con la finalidad de poner en práctica una mayor apertura petrolera, cónsona con
el proceso de la globalización del sistema capitalista, Pdvsa impulsó las llama-
das “asociaciones estratégicas”, y para la realización de las mismas el Congreso
Nacional aprobó las condiciones por las cuales deberán regirse los contratos por
firmarse. De esa manera fueron autorizados los convenios de asociación entre las
empresas Maraven, S.A. y Conoco, Inc.; entre Maraven-Total-Itochu y Marubeni;
y entre Lagoven con Exxon, Shell y Mitsubishi. Los dos (2) primeros convenios
tienen como finalidad la explotación y mejoramiento de petróleos extrapesados de
la Faja Petrolífera del Orinoco, y el tercero con el objeto de explotar y comercia-
lizar el gas natural proveniente de los yacimientos ubicados costa afuera al norte
del estado Sucre. Este proyecto denominado “Cristóbal Colón”, fue calificado por
reconocidos expertos sobre la materia, de inviable e inconveniente para el país.

59  Con fecha 14/12/1995 se introdujo ante la Corte Suprema de Justicia la primera demanda de
nulidad por ilegalidad de las cláusulas segunda, cuarta, décima y decimoseptima. Posteriormente, se
solicitó la nulidad por inconstitucionalidad de las cláusulas primera, segunda, cuarta, sexta, décima y
vigésima primera. Véase Las demandas de nulidad, copias mimeografiadas.
60  Maza Zavala, D.F. Crisis y política económica 1989-1996. Caracas, 1996, p. 54.

290 De la nacionalización a la apertura petrolera


Dos años después de haber sido suscrito ese convenio (1994), las empresas Shell,
Exxon, Mitsubishi y Lagoven anunciaron su decisión de postergarlo. En un docu-
mento interno de Pdvsa se reveló que para el momento de su aprobación el Proyecto
“Cristóbal Colón” tenía un índice de rentabilidad financiera penosamente de 1,35
por cada bolívar invertido (véase cuadro). Pero las transnacionales lograron su obje-
tivo de contar con un texto legal que les permitiese regresar oportunamente al país.

ECONÓMICAMENTE INVIABLE
Un documento interno de Pdvsa reveló para el momento de su aprobación, que el Cristóbal Colón
era el proyecto de menor rentabilidad financiera de toda la industria petrolera.
Jerarquización de negociación de Pdvsa

Proyecto Índice de rentabilidad


Producción Cosechar ##################################### 5,98
Crecimiento de áreas nuevas ############################# 4,47
Crecimiento de áreas tradicionales ############################ 4,24
Orimulsión adicional ######## 1,92
Orimulsión actual ######## 1,77
Carbón actual ####### 1,75
Refinación de proyectos ####### 1,67
GLP adicional ####### 1,60
Asociación Conoco ###### 1,54
Asociación HDH ###### 1,53
Asociación Total ###### 1,43
Carbón adicional ##### 1,40
CRISTÓBAL COLÓN ##### 1,35
Petroquímica actual #### 1,32
Petroquímica adicional #### 1,13
Ref. sistema referencia ### 1,00
Mercado interno ### 0,9

Fuente: Pdvsa. Plan Anual de Negocios, 1993-2003. El Nacional, 02/12/96.

Otos proyectos asociados a la Faja del Orinoco, tales como los acordados entre
Lagoven con la Mobil y Corpoven con la empresa Atlantic Richfield (ARCO), se
encuentran en proceso.

Y para completar una fase más en el avance progresivo y sin límites de la priva-
tización petrolera, se firmaron los “convenios de asociación” para la exploración

Pdvsa y el dominio transnacional 291


a riesgo de nuevas áreas y la producción de hidrocarburos bajo el esquema de
ganancias compartidas.

La privatización de Petróleos de Venezuela se desarrolla a toda velocidad. Cier-


tamente, además de las acciones acordadas y ejecutadas hasta el presente, se aco-
meten con apremio otros proyectos destinados a consolidar y desarrollar la parti-
cipación del sector privado internacional en la industria petrolera del país. Tal cual
afirmaba el propio presidente de Pdvsa, ingeniero Luis Giusti: “La apertura petro-
lera deberá apuntar hacia una política de privatización de Petróleos de Venezuela
y sus empresas filiales”61. Meses más tarde, afirmó, además, que se trataba de “una
estrategia global de apertura de espacio para el capital privado”62.

Dentro de esa concepción fue creada Deltaven, empresa comercializadora que in-
tegra y coordina todas las actividades de mercadeo al detal de Pdvsa, con el interés
de privatizar la comercialización interna de los hidrocarburos. Para alcanzar este
objetivo, Pdvsa consideró conveniente derogar la Ley de Mercadeo Interno de
Hidrocarburos y a tal efecto presentó al Ejecutivo Nacional, para su debida revi-
sión al Congreso de la República, un nuevo proyecto de ley para la apertura del
mercado venezolano al capital privado transnacional63.

De la apertura del mercado interno

El móvil esencial del Proyecto de Ley consiste en eliminar la reserva que actual-
mente posee el Estado venezolano sobre todas las actividades económicas desa-
rrolladas por el mercado nacional de los productos derivados de hidrocarburos, así
como la de derogar la facultad que la ley promulgada el 21/06/197364 confirió al

61  Economía Hoy, Caracas, 25/01/1996.


62  El Globo, Caracas, 14/11/1996.
63  Ramón Mantellini Quintero, presidente de Deltaven, afirmó que “Ellos serán los agentes de la
apertura y desregulación del mercado interno de hidrocarburos, dando impulso a la participación orde-
nada del sector privado, para contribuir con el proceso de dinamización de la economía”. Petrofinan-
zas, diciembre de 1996, p. 13.
64  Con fecha 21/06/1973 fue promulgada la Ley que Reserva al Estado la Explotación del Mercado
Interno de los Productos Derivados de Hidrocarburos. Véase la Gaceta Oficial N° 1.591 extraordina-
rio, publicada en Petróleo y otros Datos Estadísticos, del Ministerio de Minas e Hidrocarburos, 1973.
Como antecedente a la mencionada ley, debe señalarse que en el año 1964 fue promulgado el Decreto
N° 187 (Gaceta Oficial N° 27.583, del 03/11/1964), mediante el cual se establecen las normas para
que la Corporación Venezolana del Petróleo (CVP) logre un porcentaje significativo de la venta de los
productos refinados en el mercado interno. Posteriormente, con el objeto de complementar el aludido
decreto, el Ministerio de Minas e Hidrocarburos dictó varias resoluciones, entre las que se destaca
la N° 266, del 23/03/1965, y la N° 860, del 29/07/1966. El objetivo por lograr era que la CVP fuera
cubriendo las cuotas del mercado interno que le fueran asignadas en los planes de la nación. De esa
manera, el Plan de la Nación, 1963-1968 le fijó a la CVP porcentajes del mercado interno de gasolina
y otros productos que debían alcanzar el 33% para 1968; y el Plan de la Nación 1970-1974 incrementó
el porcentaje de participación de la CVP al 50%. En la práctica, ese fin no fue logrado. Como es bien
conocido, hasta esa fecha las empresas transnacionales del petróleo ejercían el monopolio de las ventas
de todos los productos comercializados en el país. Y, en el interés de mantener esa prerrogativa, ejercie-

292 De la nacionalización a la apertura petrolera


Ejecutivo Nacional de fijar los precios de los productos por comercializarse en el
mercado interno.

En efecto, el artículo 1 del Proyecto de Ley, elaborado por la cúpula gerencial de


Pdvsa, establece que “...el ejercicio de las actividades atinentes al mercado interno
de los productos derivados de hidrocarburos queda abierto a la libre concurrencia
y ejercicio por los particulares”65 (destacado nuestro).

En la exposición de motivos del mencionado Proyecto de Ley se hace énfasis en que


“Esta iniciativa de Ley del Ejecutivo Nacional, que el Congreso ha acogido, debe
entenderse como un elemento o paso dentro de un esfuerzo sistemático para darle
un nuevo rumbo a la economía de Venezuela...”. Y más adelante precisa que dentro
de los fundamentos básicos de la política económica está “...la reestructuración o
racionalización del Estado y el programa de privatización de empresas públicas que
vienen produciendo ingentes pérdidas a la nación...”. Se realza la importancia, en
los fundamentos generales, de la conveniencia en lograr “...la real execración del
monopolio y la promoción y protección de la libre competencia, la sinceración
de las tarifas de los servicios públicos...”. “Los fundamentos básicos –prosigue la
exposición de motivos– fueron objeto de los planes y estrategias concertadas entre
Venezuela y el Fondo Monetario Internacional, con base en el documento denomi-
nado ‘Agenda Venezuela” (destacado nuestro).

Una vez más la cúpula gerencial de Pdvsa, al tratar de justificar el Proyecto de


Ley, afirma:

Lo que viene sucediendo en realidad, en contra de lo que se pretendía con la instau-


ración de la reserva del Estado en el área económica en mención, es que la industria
petrolera nacional ha acumulado, durante los últimos 20 años, pérdida de oportunidades
de ingreso en el mercado interno, en magnitud aproximada a los USD 42.000 millones.
El mecanismo para que esto haya ocurrido ha sido el subsidio de otros sectores de la
economía y de la sociedad en su conjunto.

Lo anterior debe ser objeto de reflexión. Si esa afirmación se correspondiera con


la realidad, ¿cómo explicar el interés que han demostrado las empresas transnacio-
nales de participar en la apertura del mercado interno? ¿O es que existe el pleno
acuerdo entre Pdvsa y las corporaciones petroleras de aumentar los precios de los

ron toda clase de presión para impedir el objetivo propuesto por el Estado. De esa manera se negaron
a traspasar las estaciones de servicio a la CVP. Exigieron el lucro cesante y solicitaron ante la Corte
Suprema de Justicia la nulidad del decreto, por considerar que era inconstitucional. De igual forma, al-
gunos organismos nacionales se pronunciaron al respecto. En tal sentido, Fedecámaras señaló que...“el
decreto que regula la distribución de derivados del petróleo, se limita el derecho de libre comercio”.
Para un análisis sobre este asunto, véase del autor el libro Economía minera y petrolera. Facultad de
Ciencias Económicas y Sociales de La Universidad del Zulia, 1976.
65  Véase Proyecto de Ley Orgánica de Apertura del Mercado Interno de los Productos Derivados de
Hidrocarburos a la Participación de los Particulares. Copia mimeografiada.

Pdvsa y el dominio transnacional 293


combustibles, para aproximarlos a los prevalecientes en el mercado internacional?66
¿Cuál sería el precio internacional que se debe tener como referencia?

A nuestro juicio, carece de justificación económica, política y social pretender


elevar los precios internos a los niveles mencionados. No es razonable el criterio
sustentado por el Fondo Monetario Internacional y acogido fervorosamente por la
alta dirigencia de Petróleos de Venezuela y del Ejecutivo Nacional, de considerar
que el costo de oportunidad debe entenderse “...en relación con los precios a que
los productos se podrían vender en el mercado mundial”. Este discernimiento es
errado y engañoso; lo correcto es considerar el costo de oportunidad como aquel
que permite a la unidad productiva recuperar el costo de producción de la unidad
marginal en el mercado interno. “Sólo cabe calificar como subsidiado a aquel ni-
vel de precios que no remunera adecuadamente al capital y al trabajo, amén de no
permitir la normal reposición de los medios de producción”67.

En trabajo anterior publicado en el libro ¿Hacia dónde va América Latina?68, se-


ñalábamos que al proceder a examinar los resultados contables-financieros de la
industria petrolera, se constata que por concepto de la venta de productos derivados
de hidrocarburos en el mercado nacional, los resultados no arrojan pérdidas. La
Contraloría General de la República, en informes presentados a la consideración
de la Cámara de Diputados, en torno a los resultados económicos de la función del
mercado interno, concluye que “...del análisis practicado, tanto a la metodología
como a la fuente de información utilizada en las estimaciones de Pdvsa, se aprecia
que la pérdida –a que alude Pdvsa– no se corresponde con la realidad”. Además,
en los estudios realizados por la Contraloría “se precisan deficiencias relacionadas
con la inclusión de partidas de gastos, que por su naturaleza, no deberían influir en
los resultados de la función del mercado interno”69. De igual manera, se efectuaron
serios reparos a la metodología utilizada por Pdvsa para determinar los costos.

El Proyecto de Ley, elaborado por la alta dirigencia de Pdvsa, constituye un paso


más hacia la progresiva privatización de Petróleos de Venezuela. En verdad, la
perseverancia demostrada por los apologistas de la apertura petrolera, de lograr el
debilitamiento del Estado, es la de provocar definitivamente, en este caso, la des-
nacionalización del mercado venezolano de hidrocarburos y, en general, la venta

66  Sobre este particular, Bernard Wheelahan, presidente de la Corporación Shell en Venezuela, afir-
mó: “Hay posibilidades para lograr ganancias: primero, precios más altos en la calle o precios de
suministro más bajos por parte de PDV y, en segundo lugar, más subsidios, pero no creo que ésa sea la
política de este gobierno” (destacado nuestro). El Nacional, Caracas, 10/03/98.
67  Asdrúbal Baptista, Integrar el petróleo. “Fundamentos de una nueva política petrolera”, en el libro
Ideas sobre el porvenir de Venezuela. Varios autores. Asociación Venezuela, Sociedad y Economía.
Caracas: Talleres gráficos de Joaquín Ibarra, 1993.
68  Varios autores. Gastón Parra Luzardo (Coordinador). Maracaibo: Publicaciones del Centro Expe-
rimental de Estudios Latinoamericanos de LUZ, 1996.
69  Véase los estudios elaborados por la Contraloría General de la República durante los años 1989 y
1990. Copia mimeografiada. Caracas.

294 De la nacionalización a la apertura petrolera


del patrimonio público. Al traspasar las actividades inherentes al mercado interno
de los referidos productos, fundamentalmente, el sector privado transnacional, se
fomentará un oligopolio que en la práctica desembocará en un “monopolio” y, por
tanto, la fijación de los precios de los productos estará en función de sus intereses
muy particulares, contraria, por supuesto, a razones de conveniencia nacional y
del genuino provecho público. La abominación del monopolio, al cual se hace
referencia en la exposición de motivos elaborada por Pdvsa, no se corresponde
con la verdad. Lo que realmente se persigue es la sustitución del monopolio pú-
blico por el monopolio privado-lucrativo, con lo cual se horada, de esa forma, las
verdaderas posibilidades de llevar a cabo políticas esenciales para el país. Y se le
otorgan facultades a los inversionistas extranjeros para planificar, desarrollar y
aplicar las estrategias que más convengan a sus intereses.

El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, al analizar los siete (7) peca-
dos mortales de la privatización, alude, precisamente, aquel que corresponde a la
sustitución de los monopolios públicos por monopolios privados. “En este caso, se
trata de un simple traspaso de rentas del sector público al sector privado, con todas
las secuelas de arbitrariedades e iniquidades que los monopolios engendran”70.

El Proyecto de Ley concebido por la tecnoestructura de Pdvsa, mediante el cual se


pretende regular las actividades atinentes al mercado interno de los productos deri-
vados de hidrocarburos, permitiría a las empresas transnacionales obtener moneda
nacional, con lo cual se les posibilita el financiamiento de las futuras inversiones
por realizar; de esa manera disminuirán o anularán los efectos de los probables
ingresos de divisas provenientes del exterior y, al mismo tiempo, las empresas
podrán transferir a sus países de origen el 100% de las utilidades netas en divisas
libremente convertibles, conforme con el Reglamento del Régimen de Tratamien-
to a los Capitales Extranjeros y sobre Marcas, Patentes y Regalías.

Es importante precisar que de acuerdo con el artículo 2 del mencionado Proyecto


de Ley, se permitirá la importación de productos con destino al mercado interno.
Ciertamente, en la propia exposición de motivos se aclara que el artículo “define
el ámbito del mercado interno a partir de las refinerías propiedad de las filiales de
Pdvsa o de la importación de productos con destino a dicho mercado”.

El Congreso Nacional acordó que la discusión en torno del Proyecto de Ley Orgá-
nica de Apertura del Mercado Interno de los Productos Derivados de Hidrocarburos
se llevará a efecto durante las sesiones ordinarias por celebrarse en 1998. Ante ese
hecho y dado el apremio e interés manifestados por la cúpula gerencial de Pdvsa, de
hacer realidad lo más pronto posible el ingreso de las transnacionales petroleras en el
mercado nacional, logró que el Ministerio de Energía y Minas dictara la Resolución

70  Véase, de Diego Luis Castellanos. La pandemia del privatismo. Nueva Economía, no 10, año 7.
Caracas: Academia de Ciencias Económicas, 1998.

Pdvsa y el dominio transnacional 295


N° 43871, de fecha 18 de noviembre de 1997, mediante la cual se autoriza la partici-
pación de las empresas privadas, extranjeras y nacionales en el mercado interno.

Conforme con esa resolución, durante el mes de febrero de 1998 fueron concedi-
dos permisos de distribución de combustibles a través de estaciones de servicio a
la Corporación Trébol Gas, C.A. y a la Corporación de Combustibles Monagas.
De igual forma, se firmó el contrato de distribución de combustibles entre la Shell
y Petróleos de Venezuela. Y, según declaraciones de Adolfo Fernández, gerente
de la División de Combustibles de la Corporación Shell, “...para este año (1998)
se establecerán 100 estaciones en todo el país. (...) La idea es tener, al pasar unos
cinco años, cerca de 400 estaciones y una cuota de 20% del mercado”72.

A esos permisos continuaron los otorgados a las empresas transnacionales: Mo-


bil de Venezuela, C.A., Texaco y la British Petroleum, para ejecutar actividades
de distribución de combustibles a través de estaciones de servicio en el mercado
interno. Las tres corporaciones estiman realizar una inversión, para los próximos
cinco años, de 90, 250 y entre 250 y 350 millones de dólares, respectivamente,
con el fin de poseer 250, 360 y de 300 a 400 estaciones de servicio, cada una, en
el mercado nacional. Todo esto revela que hasta los momentos las cuatro empresas
transnacionales tendrán en su poder 1.240 estaciones de servicio73.

A esto es preciso agregar que empresas como Exxon, Shell, Mobil, Texaco, Amoco,
Repsol y Castrol, venden, desde 1996, sus combustibles en el mercado interno.

Promulgación de la nueva Ley Orgánica de Apertura


del Mercado Interno

El Congreso de la República, durante 1998, analizó el referido Proyecto de Ley, y


después de hacer importantes y significativas modificaciones al mismo, acordó su
aprobación; y el Presidente de la República, en fecha 11/09/98, le puso el ejecútese
a la Ley Orgánica de Apertura del Mercado Interno de la Gasolina y Otros Com-
bustibles Derivados de los Hidrocarburos para Uso de Vehículos Automotores74.

Producto del estudio efectuado por los miembros de la Comisión Permanente de


Energía y Minas, de las cámaras de Diputados y de Senadores, así como la par-
ticipación activa desarrollada por la directiva de Fenegas y los juicios críticos
emitidos por destacados expertos en la materia, se llegó a la conclusión de que el
Proyecto de Ley elaborado por la tecnoestructura de Pdvsa, no era el más conve-
niente para el país y, por lo tanto, procedía realizar sustanciales cambios.

71  Véase la Gaceta Oficial N° 36.337 del 19/11/97. Posteriormente, fue dictada la Resolución N° 075,
en fecha 13/03/98.
72  Economía Hoy, Caracas, 05/03/98.
73  El Nacional, Caracas, 25/03/98; El Universal, Caracas, 26/03/98; El Globo, Caracas, 23/04/98.
74  Véase la Gaceta Oficial de la República de Venezuela N° 36.537 del 11/09/1998.

296 De la nacionalización a la apertura petrolera


En breve consideración de los artículos que integran la nueva Ley, se establece que
la empresa privada nacional e internacional participe en el mercado interno de los
hidrocarburos, con lo cual se ratifica y se le da plena vigencia legal al derecho emi-
tido por el Ministerio de Energía y Minas, mediante el cual se autorizó el regreso
de las empresas transnacionales al mercado nacional, tal cual ya se ha analizado.
Esto significa que el Estado, a través de su ente empresarial (Pdvsa), no será el úni-
co oferente en el mercado, lográndose con ello, al decir de algunos, ciertos grados
de competencia que podrían coadyuvar en beneficio del consumidor, en cuanto se
refiere a la calidad del servicio.

En el artículo 3, al abordar las actividades que se realizarán en el mercado interno


de la gasolina y otros combustibles derivados de los hidrocarburos, se prevé la
importación para satisfacer la demanda interna.

Como se podrá observar, tanto la participación del capital extranjero como la im-
portación de productos de la naturaleza indicada, estaban contenidos en el proyec-
to original presentado por el Ejecutivo.

En el texto del artículo 5 se reconocen ciertos derechos preferenciales a las per-


sonas naturales o jurídicas que actualmente ejerzan las actividades de transpor-
te, almacenamiento, distribución y el expendio de los productos en el territorio
nacional.

La modificación de fondo efectuada por los legisladores consistió en incorporar


al texto el parágrafo único del artículo 3, mediante el cual se consagra que “El
Ejecutivo Nacional establecerá por decreto los precios de la gasolina y otros com-
bustibles derivados de los hidrocarburos que se expendan en el mercado interno,
objeto de esta Ley”.

El contenido de ese artículo debe valorarse en sus justos términos, por racional,
prudente y por constituir una prevención de cierta eficacia para la toma de la
decisión lo más equitativa y ponderada, por parte del Ejecutivo Nacional, por
referirse a un aspecto de vital importancia, como lo constituye la determinación
de los precios de los productos antes señalados, que verdaderamente correspon-
dan a los factores reales que intervienen en el proceso productivo, incluyendo,
por supuesto, el beneficio normal. Al actuar de esa manera, con el respaldo del
marco jurídico, se evitará la voracidad de los monopolios privados en función de
sus propios intereses, sin importarles las incidencias sociales y hasta políticas que
puedan desatarse en el país.

El haberse ratificado la potestad que tiene el Ejecutivo Nacional para fijar los
precios de la gasolina y otros productos derivados de los hidrocarburos en el
territorio venezolano, suscitó encendidas protestas y disconformidades de parte
de aquellos sectores que abogaban por despojar al Ejecutivo de esa facultad. El

Pdvsa y el dominio transnacional 297


propio Presidente de la empresa estatal venezolana, tan pronto como fue sancio-
nada la Ley por el Congreso, dijo:

Aspiro a que el Ministro de Energía y Minas y el Presidente de la República la devuelva


para su revisión, porque en los términos en que fue aprobada, prácticamente otorga total
discrecionalidad al ejecutivo para la fijación de los precios75.

Un día después, quizás convencido de la dificultad para el presidente Rafael Cal-


dera de devolver la Ley al Congreso y, probablemente, luego de reflexionar sobre
el particular y percatarse de las posibles vías de escape que se encuentran en la
nueva Ley, en cuanto se refiere a la fijación de los precios, expresó, en discurso
pronunciado en la XXVIIII Convención Nacional de Fenegas:

Hoy tenemos ese instrumento. Creo que se ha dado un paso al frente en ese sentido. Ya
hay muchas cosas buenas en la Ley que fueron muy bien descritas por el presidente de
Fenegas. Yo los invitaría, en esta asamblea, a que discutan a fondo los detalles de esta
Ley, para que nos ayuden a proponer al Ejecutivo un reglamento que pueda cumplir
con los propósitos que animaron la propuesta original del Ejecutivo Nacional. Creo
que va a haber que trabajar un poco en la cadena de precios, para evitar que vayamos
a caer o retrotraernos a lo que ha sido la discusión secular de márgenes que ha llevado
a una cantidad de problemas y desinversión76 (destacado nuestro).

En similar sentido opinó el ministro de Energía y Minas, ingeniero Erwin Arrieta


Valera, al señalar:

Esta Ley nos permitirá empezar un nuevo camino en función de que el precio deje de ser
una decisión forzada del Estado para que el mismo mercado, a través de su propia fuerza,
dé lineamientos y dimensión a ese precio (...) Más adelante, cuando el mercado esté pre-
parado, apuntará hacia el libre juego de la oferta y la demanda77 (destacado nuestro).

Por supuesto, las presiones de las empresas transnacionales también han aflorado;
así, por ejemplo, el gerente general de la División de Combustibles de la Shell
Venezuela, Adolfo Fernández, señaló que a la empresa le preocupan los futuros
márgenes de comercialización del combustible, como consecuencia de la nueva
Ley... El representante de la petrolera angloholandesa reiteró su confianza en que
el decreto del Ejecutivo establecerá los márgenes necesarios para las inversiones e
incrementará los esquemas de competencia78.

Esas opiniones dadas por los más altos representantes de la dirigencia oficial pe-
trolera, constituye un fiel testimonio de las presiones que ejercerán sobre el Presi-
dente de la República para tratar de desfigurar, a través del reglamento, el espíritu,

75  El Globo, Caracas, 05/09/1998.


76  El Nacional, Caracas, 06/09/1998.
77  Ibíd., 07/09/1998. Declaraciones del Ministro en el acto de clausura de la Asamblea Anual de
Fenegas, en Porlamar, estado Nueva Esparta.
78  Véase Economía Hoy, Caracas, 24/09/98.

298 De la nacionalización a la apertura petrolera


propósito y razón del contenido del parágrafo único del artículo 3 de la referida
Ley. El compromiso asumido –por ellos– con los representantes de las empresas
transnacionales de darles plena libertad, en nombre de la “invisible mano de Dios”,
para manipular los precios, tal cual se establecía en el artículo 1 del Proyecto de
Ley preparado por la alta gerencia de Pdvsa, con la conformidad del Ministerio de
Energía y Minas, llevará sin duda alguna a la búsqueda y puesta en práctica, a través
de los abogados que forman parte de la unidad corporativa, denominada Consul-
toría Jurídica de Pdvsa, de todos los artilugios a su alcance para lograr el cometido
propuesto. Y hasta en un gesto que calificarán ellos de colaboración, redactarán el
Reglamento de la Ley para que el Consejo de Ministros le dé su aprobación.

La Tercera Ronda de Convenios Operativos. Licitación


de las nuevas áreas petroleras

De nuevo, dentro de la modalidad de “Tercera Ronda de Convenios Operati-


vos”, se ofrecieron al capital privado extranjero y nacional 20 campos petroleros
“marginales”-“maduros” (véase el cuadro 2), que cubren un área de 7.699 kiló-
metros cuadrados, y comprenden cerca de tres mil (3.000) pozos, de los cuales,
alrededor de 700, producen 73.680 barriles diarios de crudos, en su mayoría,
livianos y medianos79, y con posibilidades de alcanzar 516 mil barriles por día,
durante los próximos cinco años. Las expectativas de reservas probadas están
cercanas a los 4.600 millones de barriles de crudo, que las empresas operadoras
obtuvieron a un costo unitario mínimo. Es importante subrayar que según los cál-
culos realizados por el grupo interdisciplinario de Pdvsa y las filiales de Maraven,
Corpoven y Lagoven, los 20 campos aportarán a la producción 350 mil b/d80. En
cambio, los representantes de las empresas transnacionales que resultaron ganadoras
en el proceso de licitación, consideran que la producción podría alcanzar a los 650
mil b/d81, y se estima una inversión aproximada a 407 millones de dólares, durante
los próximos cinco años, para el desarrollo de las actividades exploratorias, a lo que
sería necesario agregar las inversiones por realizar en la fase de explotación, con lo
cual la inversión total estimada en un período de 20 años, según cálculos de Pdvsa,
alcanzaría a 5 mil millones de dólares. Las cuotas de participación oficialmente
denominadas “factores de valorización”, requisito establecido para la obtención de
la buena pro, para operarla en los campos petroleros licitados, llegaron a la suma de
2.171.719.344 dólares, declarados como “ingresos operativos”, con el fin de pagar
lo que corresponda por concepto de la aplicación de la tasa impositiva. Las áreas que
resultaron con mayor participación fueron las de Dación, ubicadas al este del estado
Anzoátegui, y la de Mene Grande, situada en la costa oriental del lago de Maracaibo,
que alcanzaron la suma de 453.005.256 y 330.012.345 dólares, respectivamente.

79  Respecto de esto, el gerente de planificación de la Coordinación de Exploración y Producción


de Pdvsa, Vicenzo Paglioni, declaró que “...los crudos de estos campos son principalmente livianos y
medianos...”. El Globo, Caracas, 19/09/1997.
80  El Nacional, Caracas, 02/06/1997.
81  Ibíd., 08/06/1997.

Pdvsa y el dominio transnacional 299


Las áreas Cretácico Sur y Bachaquero resultaron desiertas82, con lo que la exten-
sión de las 18 áreas otorgadas es de 6.875 kilómetros cuadrados. El consorcio ga-
nador del Campo Mata presentó problemas financieros que le impidieron entregar
a tiempo la suma de 90 millones 777 mil 777 dólares, correspondientes al “factor
de valorización”, lo cual obligó a proceder a la descalificación de las empresas
PBE Trading y Pivensa, que habían resultado ganadoras en el proceso de licitación;
de tal manera que hubo necesidad de convocar una segunda licitación, pero la em-
presa que resultó ganadora renunció. En definitiva, Campo Mata fue adjudicado a
las empresas Pérez Companc de Argentina y la empresa nacional Jantesa. El FDV
fue de 115.5 millones de dólares.

La Tercera Ronda de Convenios de los campos “maduros” se llevó a efecto en el


lapso del 2 al 6 de junio de 1997, en la que participaron 131 empresas precalificadas,
tanto extranjeras como nacionales. Es de subrayar que los consorcios participantes
fueron provistos de una información muy detallada de la condición de cada campo,
lo cual les permitió calcular reservas, costos y productividad, con fines de elaborar
las ofertas sobre las áreas más convenientes para sus particulares intereses.

En el proceso de licitación (véase cuadro 2) participaron empresas de diferentes


países (Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Alemania, China, Noruega, España,
Arabia Saudita y Argentina). Al sector nacional le fueron reservados cinco cam-
pos, que adjudicaron a las empresas Inelectra, Arco Polar Uno, Cosa, Cartera de
Inversiones, Phoenix, Pivensa y Jantesa. En este sentido, importa precisar que con
la excepción del área de Casma Anaco, donde la participación accionaria corres-
pondió en 100% a las empresas nacionales, en los otros campos otorgados a los
empresarios nacionales fue en asociación con empresas extranjeras (véase cuadro
2). Al respecto, es de vital importancia considerar la advertencia formulada por
Alan J. Viergutz, ex presidente de la Cámara Petrolera,

...el objetivo es que lo operen venezolanos con experiencia en la materia. La idea no es


tener testaferros (en anglosajón frotment o front companies) para que, por detrás operen
empresas extranjeras. (...) Si van a operar los campos, disimuladamente, técnicos del
exterior, entonces mejor agregamos estos cinco campos a los 15 que no tienen restric-
ciones nacionalistas y promovemos una licitación abierta83.

Las 18 áreas fueron otorgadas como las anteriores, con tasas impositivas fuertemen-
te disminuidas. La regalía petrolera, en la práctica, se redujo del 16,66%, establecido
en la Ley de Hidrocarburos, al 1%, para los casos en que la tasa interna de retorno
sea inferior del 12%; y en un intento por otorgar más incentivos, en claro detrimento
de la percepción de los beneficios que debería recibir el propietario, con el infundado

82  A este respecto, el Presidente de Pdvsa declaró “...se trata, por lo general, de campos con proble-
mas complejos, que ameritan el uso de capital y tecnología de gran calibre para su explotación”. El
Universal, Caracas, 07/06/97.
83  Alan J. Viergutz. “Apertura sí, peaje no”. El Nacional, Caracas, 12/01/97.

300 De la nacionalización a la apertura petrolera


argumento de ser más rentables algunos proyectos petroleros, se ha estimado conve-
niente establecer una tasa de impuesto de 34%, sin pago de regalías84.

La alta dirigencia de la empresa estatal también dio a conocer al país la decisión


de adjudicar tres campos petroleros (marginales o maduros) a las universidades
nacionales. Por estimarlo de suma importancia, realizamos un análisis sobre el
particular, que formará parte del próximo libro que está en imprenta La venta de
Pdvsa. Metamorfosis de un proceso.

La venta de acciones de Pequiven y pérdida de fuerza


del Estado-nación

También fue programada por la alta dirigencia de Pdvsa la privatización de la


Petroquímica de Venezuela, S.A. (Pequiven)85.

En efecto, el Congreso de la República, con fecha 01/09/98, sancionó la nueva


Ley de Estímulo al Desarrollo de las Actividades Petroquímicas, Carboquímicas
y Similares,86 a la cual le puso el ejecútese el Presidente de la República para que
entrara en vigor a partir del 11 de septiembre de 1998.

El nuevo instrumento legal que deroga la Ley de Conversión del Instituto Venezo-
lano de Petroquímica en Sociedad Anónima, sancionada el 06/07/1977, permite la
enajenación y gravamen de las acciones de Pequiven –que estaban expresamente
prohibidas–, y de esa forma se autoriza la participación significativa del sector
privado transnacional y nacional, del capital social de la compañía filial de Pdvsa.
Ciertamente, el parágrafo único del artículo 3, reza:

La colocación de acciones del capital de Petroquímica de Venezuela, S.A. (Pequiven),


en ningún caso se hará por cantidades que representen en todo momento, más del cua-
renta y nueve por ciento (49%) del total de su capital social. En todo caso, el Estado, a
través de Petróleos de Venezuela, S.A. (Pdvsa), garantizará la suscripción del cincuenta
y uno por ciento (51%) de las acciones cuando se produzcan incrementos de capital.

A este respecto conviene referir que el Proyecto de Ley sobre la materia, introduci-
do ante el Congreso con fecha 18/06/1996, establecía, en el artículo 3, que:

“Las acciones representativas del capital social, de Petroquímica de Venezuela, S.A.


(Pequiven), podrán ser enajenadas y gravadas a terceros y serán de libre suscripción,
tanto por personas jurídicas como por particulares, nacionales o extranjeros”. Y en

84  Véase Ramón Espinaza. “El negocio petrolero: de un enclave foráneo a industria nacional”. De-
bates, vol. 2, no 2, octubre-diciembre de 1996, p. 7, IESA.
85  En el Informe Anual de Petróleos de Venezuela, 1995, en el mensaje del Presidente se lee: “En
1995 avanzamos en otras iniciativas de apertura, cuyos resultados se verán en el corto plazo como la
reforma del marco legal petroquímico, destinado a una mayor apertura del sector, incluyendo la even-
tual privatización de Pequiven”, p. 11.
86  Véase Gaceta Oficial de la República de Venezuela Nº 36.537 del 11/09/98.

Pdvsa y el dominio transnacional 301


el artículo 4 se señalaba que Pequiven... “Podrá enajenar y gravar bienes y acciones
de su propiedad en empresas filiales, cualquiera que sea el porcentaje accionario
que posea y en empresas mixtas de carácter privado, donde Petroquímica de Vene-
zuela, S.A. (Pequiven) tenga cincuenta por ciento (50%) o menos del capital social
de dichas empresas”. Ante semejantes propuestas reaccionaron algunos parlamen-
tarios, entre ellos: Carlos Canache Mata, Alí Rodríguez, Carmelo Lauría, Manuel
Alfredo Rodríguez. De igual manera, mostraron su disconformidad, instituciones
como Fundapatria (Luis Vallenilla), Pro Venezuela (Ernesto Sabal) y personalida-
des como Diego Luis Castellanos y Kotepa Delgado, que, dada su perseveración
conjuntamente con otros, lograron que los congresistas produjeran modificaciones
a los artículos propuestos en el proyecto original, que de alguna forma mejoraron,
relativamente, su contenido, aun cuando se autorizó de forma parcial la privatiza-
ción de Pequiven.

Todo ello revela que el verdadero objetivo por parte de los parlamentarios no era
el de impedir la venta de las acciones de Pequiven, sino que de lo que realmente se
trataba era de establecer ciertos límites a la participación del capital privado, con
la creencia de que con ello se garantiza el control de la empresa por parte del Esta-
do, olvidándose que dada la dependencia estructural que caracteriza a nuestro país
(comercial, financiera, económica, cultural, comunicacional, militar y política),
realmente demuestra, como en efecto ha ocurrido, que ello es una simple ilusión.

Es de subrayar que en la exposición de motivos de la Ley en vigor se hace énfasis


en la necesidad de:

Adecuar las condiciones actuales de la industria con relación al régimen de participa-


ción estatal de la misma, constituir el instrumento legislativo que permita la captación
de capitales privados, la mayor utilización de los recursos existentes para favorecer
el crecimiento del sector y la creación de alianzas estratégicas a fin de promover el
desarrollo, modernización y consolidación de la empresa en el ámbito nacional, para
hacer posible la expansión y competitividad de Pequiven en el mercado global.

La exposición de motivos también consagró la:

Exención especial a Pequiven y a sus filiales de derechos de registro y de otros im-


puestos y tasas sobre las operaciones de aumentos de capital, ya sean éstos por vía de
revaluación de activos y su capitalización. Ello obedece a que, a los fines de adecuar
a Pequiven y a sus filiales para captar nuevos capitales en condiciones favorables de
mercado, las mismas deben realizar varios pasos previos de revaluación de activos y su
posterior capitalización.

La actividad económica desarrollada por Pequiven posee significativas ventajas


comparativas, con posibilidades ciertas para contribuir con el fortalecimiento y
diversificación de la economía venezolana, generar divisas para el país y, que ha
arrojado, por lo menos durante los últimos años (1994-1997), resultados financie-
ros altamente satisfactorios que indican que Pequiven es una empresa rentable. En

302 De la nacionalización a la apertura petrolera


efecto, las ganancias obtenidas pasaron de 11 mil 314 millones de bolívares, en
1994, a 114 mil 552 millones de bolívares, en 1996. Así mismo, la producción, las
ventas y las exportaciones, a través de esos años, han crecido de manera constante
y significativa. Los estudios realizados hacia el futuro son altamente halagadores.
Es decir, que no estamos en presencia de una empresa ineficiente e insolvente, con-
diciones estas exigidas en el decálogo del llamado Consenso de Washington, para
justificar la ola de privatizaciones. Entonces, ¿cómo explicar el pase de una pro-
piedad pública, con la venta de acciones del capital de Petroquímica de Venezuela,
hasta por un porcentaje como el antes indicado, al capital privado? ¿Cómo justifi-
car tanto interés en impulsar un incontenible y sospechosa privatización? ¿Acaso
se cree, de buena fe, que el avance de la política privatizadora significa estabilidad
y desarrollo para el país? Y que, por tanto, ¿es necesario renunciar a todo lo nacio-
nal? Infaliblemente, tal como afirma el notable economista venezolano Diego Luis
Castellanos, “El poderío privado adquiere, con la empresa transnacional y con la
transnacionalización, una preponderancia insospechada sobre los estados87”.

Es indudable que la decisión adoptada de vender el 49% de las acciones de Pe-


quiven tendrá serias implicaciones económicas, políticas y sociales. ¿Cuál será el
curso que la industria emprenderá a partir de ahora y hacia el futuro, considerando
que uno de los aspectos prioritarios del aperturismo unilateral es el proceso de la
desregulación? No sólo están en juego asuntos de financiamiento, sino que, en
verdad, se trata de una política desnacionalizadora que propende a un proceso de
desintegración de la actividad económica, se fortalece la subordinación al capital
transnacional y a los organismos financieros internacionales. La ola privatizadora
conduce a la transnacionalización del patrimonio público y, por tanto, el Estado-
nación pierde fuerza, retrocede y deja de intervenir aun en actividades productivas
que eran, de alguna forma, propias del sector público y se renuncia a la función
reguladora en beneficio de las empresas privadas que, en nombre de la supremacía
de las fuerzas del mercado, desatan el más feroz intervencionismo económico.

Entre las otras opciones de apertura fue anunciada por Pdvsa la creación de la
Sociedad de Fomento de Inversiones Petroleras (Sofip) con el atractivo objetivo
de fortalecer el ahorro interno y promover la participación directa del venezolano
en el sector petrolero a través de títulos ofrecidos en el mercado de capitales. La
intención es ampliar las opciones de financiamiento de la industria en proyectos
petroleros, petroquímicos, gas, carbón, orimulsión, así como la participación de
empresas mixtas en asociaciones con filiales privadas nacionales y extranjeras.

En el mensaje del Presidente de Petróleos de Venezuela, correspondiente al Infor-


me Anual de 1995, se anunció, entre otras alternativas de apertura, la “creación del
Fondo de Inversiones Petroleras, mediante el cual el ciudadano común, por prime-
ra vez en nuestra historia, podrá invertir en los proyectos del sector petrolero”. En
nuestro criterio, ese propósito es pura ilusión e incita al engaño. Lo cierto es que

87  Diego Luis Castellanos. “La pandemia del privatismo”. Nueva Economía. Ob. cit.

Pdvsa y el dominio transnacional 303


se trata de ganar terreno para imponer las ideas profundamente privatizadoras en
perjuicio de los intereses verdaderamente nacionales. En un país como Venezuela,
donde predomina una desigual distribución del ingreso, con 80% de la población
sumida en la pobreza y con un valor de la canasta alimentaria que se ubicó para
julio de 1998, en Bs. 192.169, y el de la cesta básica en Bs. 384.338, mientras el
salario mínimo es, actualmente, de Bs. 100.000, no es posible concebir realmente
una capacidad de ahorro del venezolano común, por lo menos de la gran mayoría
de la población, para destinarlo a los fines de invertir a través de títulos en el mer-
cado bursátil en la industria petrolera. De hecho, será el sector con altos ingresos,
que constituye la minoría y el transnacional, los que se beneficiarán con la compra
de tales títulos.

La apertura petrolera no concluye con esos proyectos. Los mentores y ejecutores


de la “transnacionalización globalizadora” trabajan permanentemente para lograr
la reforma radical de la Ley Orgánica que Reserva al Estado la Industria y el Co-
mercio de los Hidrocarburos y del marco legal que rige el funcionamiento de la
empresa estatal con el propósito de proceder a la venta de acciones de Pdvsa. De
igual modo, se pretende (vieja aspiración) modificar la Constitución de la Repúbli-
ca, en especial, el artículo 97, donde se establece que “El Estado podrá reservarse
determinadas industrias o servicios de interés público por razones de conveniencia
nacional, y propenderá a la creación y desarrollo de una industria básica pesada
bajo su control”.

La venta de acciones de Pdvsa y el dominio transnacional

En ese orden de ideas, el propio presidente de Pdvsa, Luis Giusti, afirmó: “Yo creo
que para cualquier empresa como Pdvsa, sin menoscabo para nada del control de
la autonomía nacional, sería muy saludable tener 15% en el mercado de capitales”
y agregó: “Todo esto va en la dirección de la mayor participación de los privados
en la industria petrolera88”. Dos años después afirmó:

Si una vez abierto el camino para la privatización parcial de Pdvsa –que requiere la
intervención del Congreso para modificar la Ley de Nacionalización– se busca una
forma de hacerlo, yo estaría de acuerdo de que se emitieran acciones por el 10% del
valor patrimonial de la industria petrolera venezolana89.

Por supuesto, declaraciones de esta naturaleza revelan una vez más, a lo largo de los
23 años de haberse puesto en vigor la Ley Orgánica que Reserva al Estado la Indus-
tria y el Comercio de los Hidrocarburos, que la cúpula de Petróleos de Venezuela
no solamente se limita a las funciones para las cuales fue creada, sino que impone
la política petrolera por desarrollar, desplazando al Ministerio de Energía y Minas,
aunque el titular de este Ministerio declarara que: “Los yacimientos ni se prestan,

88  El Universal, Caracas, 24/04/96.


89  El Universal, Suplemento Especial, Caracas, 29/05/98.

304 De la nacionalización a la apertura petrolera


ni se venden, ni se regalan”90. Pero lo realmente importante es que este juicio se
mantenga en el tiempo y no aducir, en el futuro, interpretaciones de otra índole.

De hecho, una propuesta como la formulada por los defensores de la apertura,


requiere de la modificación de la Ley de Nacionalización y, específicamente, del
decreto mediante el cual fue creada la empresa estatal (Petróleos de Venezuela,
S.A.). En el propio Informe anual de Pdvsa de 1996 se señala, cónsono con lo
establecido en la cláusula sexta de los estatutos de la empresa, que “El capital
social está dividido en acciones de Bs. 25 millones cada una, que no pueden ser
enajenadas ni gravadas en forma alguna” (destacado nuestro).

Pero es innegable, dado el poder que ejerce Pdvsa y la actual afirmación del domi-
nio transnacional, que no debe extrañar ni sorprender que el Ejecutivo Nacional,
por solicitud de la industria petrolera, modifique el decreto91 mediante el cual se
rige el funcionamiento de la empresa estatal petrolera y someta a la consideración
del Congreso Nacional la reforma de la vigente Ley de Nacionalización Petrole-
ra92. Infaliblemente, en el país existe una arremetida contra los intereses nacio-
nales, de forma tal que representantes de la clase dirigente transnacionalizada,
políticos, intelectuales, desde hace tiempo, se han dedicado a la siembra de la
desnacionalización.

La privatización de Pdvsa no es conveniente para el país, no solamente por razones


estratégicas, políticas y sociales, que constituyen esencia de la soberanía nacional,
sino también por razones económicas y comerciales que consideran la industria
como instrumento de negocio válido para continuar defendiendo la tesis de una
auténtica nacionalización petrolera y de los verdaderos intereses nacionales.

En todo caso, ¿por qué propiciar la disminución de ingresos por concepto de im-
puestos y dividendos? ¿Por qué compartir con los inversionistas extranjeros, el
sacrificio fiscal que hace el Estado, al otorgar extraordinarios incentivos fiscales y
monetarios a Pdvsa, con el propósito de promover supuestamente su desarrollo?

Se entiende que es lógico plantear cuál es el valor real de las acciones de Pdvsa.
Según los libros, el valor nominal de cada acción es de 25 millones de bolívares
que, a la tasa de cambio actual, equivalen a 42.662.116 dólares. Al venderse el 10
o el 15% de las acciones, se obtendría un ingreso de 157.167.235 o de 235.750.853
dólares. Pero el valor real de esas acciones es mucho mayor. Así, por ejemplo,
según Luis Giusti, Petróleos de Venezuela, S.A. tiene un valor de 100 mil millones

90  El Nuevo País, Caracas, 25/04/96.


91  Véase la Gaceta Oficial de la República de Venezuela Nº 1.770 extraordinario del 30/08/1975.
92  En ese sentido, el Presidente de Petróleos de Venezuela ha propuesto reformar el artículo 5 de la
Ley Orgánica que Reserva al Estado la Industria y Comercio de los Hidrocarburos, con el objeto de
permitir una mayor participación del capital privado en la ampliación de la industria. A su juicio, la
interpretación del artículo 5 está llegando a su límite “pues nos impone la participación en todos los
proyectos que se inicien”. El Nacional y El Universal, Caracas, 03/07/98.

Pdvsa y el dominio transnacional 305


de dólares93, lo que significa una recaudación, por la venta del 10% o el 15% de
las acciones, de 10 mil millones o 15 mil millones de dólares. De lograrse la venta
de las acciones en el mercado financiero internacional –dependiendo de varios
factores­94– cabría preguntarse ¿cuál sería el destino de esos recursos monetarios?
¿Se podría realmente estimular el desarrollo sostenido del país dentro de la concep-
ción de una estrategia económica y social propia? o ¿Acaso serían para atender las
exigencias interesadas para el pago de la deuda externa que asciende a más de 40
mil millones de dólares? ¿Se destinarían a enjugar el déficit financiero, satisfacer
el nivel de gastos por parte del sector público, sin atreverse, en verdad, a acometer
la reforma fiscal a fondo que se requiere? En nuestro criterio, de lo que se trata es
de considerar simples problemas coyunturales sin atender los rasgos estructurales
del país. Todo ello revela que los resultados positivos que a menudo invocan los
defensores de la privatización, son verdaderamente cuestionables.

No se trata de obtener unas cuantas divisas más a cualquier costo. En todo caso, lo
que más debe importar es que a través de esas negociaciones las transnacionales
del petróleo se queden, mediante la propiedad privada, con la capacidad de control
de la industria petrolera nacional, horadando la efectividad de la toma de decisio-
nes propias para llevar a cabo políticas esenciales que, en nombre del aperturismo,
privan al Estado nacional de su soberanía a favor de poderes privados.

Es evidente que el objetivo es cercenar el poder de decisión del Estado en su


industria fundamental, impedirle planificar, desarrollar y aplicar soberanamen-
te la auténtica estrategia económica, política y social que el país requiere para
satisfacer las necesidades esenciales y actuar de modo propio en sus relaciones
internacionales.

La propuesta de la venta de acciones de la empresa petrolera nacional y su privatiza-


ción integral no sólo es defendida por la cúpula gerencial de Petróleos de Venezuela
y, por supuesto, de los monopolios energéticos internacionales, sino también por
dirigentes de la clase política95 y económica del país, que de igual manera sustentan
la posición de vender parcial o totalmente las acciones de Pdvsa. Por supuesto,
que ante ese concierto de opiniones, también han surgido otras provenientes de las

93  El Nacional, Caracas, 06/09/1998. De acuerdo con información aparecida en la revista Fortu-
ne, del 03/08/1998 (las 500 mayores corporaciones mundiales) el valor de los activos de Pdvsa, al
31/12/1997, es de 47 mil 148 millones de dólares.
94  Existen innumerables ejemplos en los que se ha constatado que el monto que se ofrece en el mer-
cado por la compra de ciertas empresas estatales es mucho más bajo que el que se cotiza como valor en
libros. Así, por ejemplo, en México la industria petroquímica tiene un valor en libros de 17.000 millones
de dólares y la suma ofrecida por las transnacionales oscila entre 1.600 a 5.000 millones de dólares.
Véase el trabajo de Arturo Bonilla Sánchez. México: crisis acentuada y privatización. A propósito de la
Petroquímica. Problemas del Desarrollo, no 104, 1996, p. 73. México.
95  Dirigentes políticos y ex candidatos presidenciales como Eduardo Fernández, Oswaldo Álvarez Paz,
Claudio Fermín, Humberto Calderón Berti y organismos empresariales como Fedecámaras. En el proceso
de elecciones para la Presidencia de la República, por efectuarse el 06/12/1998, los candidatos, Miguel
Rodríguez y Claudio Fermín, en sus programas de gobierno, proponen la venta de acciones de Pdvsa.

306 De la nacionalización a la apertura petrolera


universidades, instituciones, organizaciones sociales y de alguno que otro partido
político que ha manifestado públicamente su rechazo a la privatización de Petróleos
de Venezuela96.

En igual sentido, se pronunció la Cámara de Diputados del Congreso de la Re-


pública, al acordar, después de la exposición de incuestionables y razonables
argumentos:

Primero: Rechazar, como un hecho inconveniente desde el punto de vista


de los intereses económicos y políticos del país, la posible priva-
tización parcial o total de Pdvsa y sus filiales.

Segundo: Exhortar al Ejecutivo Nacional, a la luz de debate planteado, a


fijar y definir públicamente las líneas fundamentales de su polí-
tica de hidrocarburos97.

Pero es indudable, en razón de la verdad, que el proceso de privatización de la


industria petrolera marcha con celeridad y todo conduce, en definitiva, a la me-
tamorfosis de la propiedad pública-colectiva (dominio del Estado) en propiedad
privada transnacional, dando muerte de esa manera al Decreto del Libertador en
Quito, el 24 de octubre de 1829, donde se establece que: “Conforme a las leyes, las
minas de cualesquiera clase corresponden a la República”.

Ciertamente, existe el firme propósito de que el Estado se despoje de los derechos


y atribuciones que le otorga la Constitución Nacional. Dentro de esa concepción
se sustenta la tesis de que los yacimientos petroleros deben pasar de la propiedad
del Estado a la propiedad de la nación. Así, por ejemplo, Alberto Quiros Corradi
sostiene que “...a lo que no tiene derecho el Estado es a convertirse en propietario
de lo que es de todos...” y enfatiza: “Yo quisiera sustituir el modelo de estatifica-
ción centralista, por una verdadera nacionalización de los recursos del país, en
cabeza de sus ciudadanos. Pasando la producción de esos recursos del Estado a la
nación, de bienes estatales a bienes comunes”98; y advierte de manera categórica
que “Pasar del Estado propietario a la sociedad propietaria (los venezolanos), será
el próximo paso a dar. Cuando ese paso se dé, habrá comenzado el verdadero pro-
ceso de nacionalización del petróleo venezolano”99.

De igual forma, Andrés Sosa Pietri, ex presidente de Pdvsa, sostiene que “...la in-
dustria petrolera debería pasar de empresa pública a una de acciones de derecho

96  En tal sentido, se pronunciaron la Universidad Central de Venezuela, La Universidad del Zulia e
instituciones como Pro-Venezuela, Fundapatria y los partidos políticos Acción Democrática y Causa R.
97  Véase la Gaceta Oficial Nº 35.991 del 1º de junio de 1996.
98  El Nacional, Caracas, 27/10/1996.
99  El Globo, Caracas, 22/11/96.

Pdvsa y el dominio transnacional 307


privado, en la que todos los venezolanos tengamos acceso a través de la Bolsa de
Valores”100.

Esas argumentaciones corresponden a la tesis de que “achicar el Estado es agrandar


la nación”; es la de tratar de enfrentar al Estado contra la nación y considerarlos co-
mo contrapuestos. El objetivo es que la función del Estado sea subsidiaria y dejar
en manos de los agentes privados transnacionales las actividades más redituables
del país. En realidad, lo que se persigue es que la nación como soberana y como
mayoría sea cada vez más gravemente afectada. Que el Estado pierda capacidad de
resolver los problemas nacionales de la nación y reducir cada vez más al Estado-
nación en su carácter dependiente101.

Con el pretexto de que los yacimientos petrolíferos deben ser propiedad de la na-
ción, es decir, de los venezolanos, con separar a la nación del Estado –cosa falsa
e incomprensible ya que el Estado es la representación jurídica de la nación y, por
tanto, no puede existir esa separación102–, lo que se persigue es arrebatarle a los
venezolanos –ya sin representación jurídica como un todo– su derecho inalienable
de disponer de su propiedad y cederla a las grandes corporaciones internacionales
con la participación de la clase social transnacionalizada, constituida por empresa-
rios venezolanos en evidente inferioridad de poder. Reducir y debilitar al Estado,
disminuir su capacidad de acción, en realidad lo que conduce es a la desintegra-
ción de la nación. Por esto es necesario recordar la frase del general De Charles
Gaulle: “Sin Estado no habría Francia”103.

Ahora bien, sin duda alguna que una seria y conveniente reflexión nacional, debe
estar fundamentada en el destino que debería dársele a los ingresos derivados de la
actividad petrolera. En ese sentido, sustentamos la tesis de que el ingreso petrolero,
por provenir de un recurso natural agotable, de la liquidación de un activo nacional,
debería ser destinado, dentro de una auténtica estrategia económica, política y so-
cial, a las actividades de inversión, para la producción de bienes de capital y al in-
cremento del potencial productivo nacional104. De lo contrario, se estaría dilapidan-
do el patrimonio público. El objetivo es el de utilizar racional y eficientemente los
ingresos derivados por la explotación petrolera y de avanzar hacia la integración

100  Idem, 26/12/96.


101  Véase de Pablo González Casanova. El Estado y la política en América Latina, hoy. México:
Siglo XXI y la Editorial de la Universidad de las Naciones Unidas, 1990.
102  Tal cual afirma Ramón Escovar Salom, “...hacer distinciones artificiales o caprichosas entre el
Estado y la nación puede resultar altamente riesgoso. El Estado venezolano es la más alta asociación
política de los venezolanos. El petróleo en manos del Estado es de los venezolanos”. Véase “Claridad
sobre el petróleo”. El Nacional, Caracas, 19/04/98.
103  Citado por Alfredo E. Calcagno y Alfredo Fernando Calcagno. El universo neoliberal. Recuento
de sus lugares comunes. Alianza Editorial, 1995, p. 31.
104  Esta tesis ha sido sostenida, desde hace años, por Salvador de La Plaza, D.F. Maza Zavala, T.E.
Carrillo Batalla, Héctor Malavé Mata, Armando Córdova. Véanse los libros La dinámica del petróleo y
Evaluación del ingreso fiscal petrolero en Venezuela. Colección Foros y Seminarios. UCV, 1965.

308 De la nacionalización a la apertura petrolera


del petróleo en la economía venezolana, a la transformación estructural de la ac-
tividad petrolera y, por supuesto, de la economía en general. “El problema –como
dice Carlos Fuentes– no es más Estado o menos Estado, sino mejor Estado”105.

En torno a esa tesis debería conformarse un gran consenso nacional, con vocación
verdaderamente nacionalista en procura de que el Estado, como propietario de las
riquezas del subsuelo y como único representante de la nación, cumpla cabalmen-
te con el objetivo del desarrollo integral del país, que en nuestro criterio, no puede
ni debe dejarse en manos del sector privado. Recojamos el testimonio del papa Pío
XI, en la Encíclica Cuadragésimo Anno, 1931 (párrafo 123):

Hay ciertos bienes respecto de los cuales se puede sostener con razón que deben estar
reservados a la colectividad, porque ellos confieren un poder tal que no se puede, sin
peligro para el bien común, dejarlos en manos de personas privadas106.
En efecto, “corresponde al Estado, en cuanto representante de la sociedad, señalar
el rumbo estratégico de la nación, perfilar sus objetivos, presentar los desafíos y
movilizar las energías sociales para encaminar el país en una cierta dirección”107.
Al cumplir el Estado con esa función esencial, el país podría, mediante la plani-
ficación y aplicación de políticas auténticamente nacionales, transformarse en un
plazo razonable y lograr un desarrollo firme, autosostenido para el bienestar de la
sociedad venezolana.
Para que todo eso sea factible se requiere con urgencia de una sensata reflexión
y de las necesarias rectificaciones sobre el presente y futuro del país, se precisa
que realmente se democratice el Estado y se garantice una verdadera democracia,
donde el pueblo sea quien gobierne y ejerza efectivamente sus designios.
Creo, tal cual lo afirmara Mario Briceño Iragorry, “que todo venezolano aspira a
que el desarrollo material de la patria no llegue a desfigurar los valores que le dan
fisonomía”108.
Inspirados en juicios como éste, debemos trabajar y luchar incansablemente por el
rescate de los recursos naturales y ponerlos en función de los retos y realizaciones
de la sociedad venezolana. Para esto es necesario impedir la privatización de la
industria petrolera nacional.

105  Carlos Fuentes. Tres discursos para dos aldeas. Argentina: FCE, 1993, p. 99.
106  Citado por Eduardo Novoa Monreal. Nacionalización y recuperación de recursos naturales ante
la ley internacional. México: Edit. FCE, 1974, p. 33.
107  Gustavo Fernández. Pobreza, democracia y economía de mercado. Tomado del libro: Reforma
política, gobernabilidad y desarrollo social. Retos del siglo xxi. Carlos Contreras (compilador). Nueva
Sociedad, 1ra. edición, 1996, p. 46.
108  Mensaje sin destino. Obras selectas. Madrid-Caracas: Ediciones Edime, 1954, p. 514.

Pdvsa y el dominio transnacional 309

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